el ensayo en el siglo xx

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RESUMEN TEMA 20 – EL ENSAYO EN EL SIGLO XX
0. Consideraciones previas.
Def.: El ensayo es el texto en prosa, de extensión indeterminada y de amplia variedad temática
que posee un carácter reflexivo.
Recordemos que entre las características que tenemos que recordar de este género literario
destacan las siguientes:
a)
Carácter subjetivo: el autor aborda desde un punto de vista personal el tema y elabora su
reflexión de un modo individual y original.
b) Posee una estrecha vinculación con el contexto histórico y cultural dentro del cual se
escribe, ya que el asunto sobre el que reflexiona implica necesariamente cierta actualidad, de
ahí que los ensayos escritos durantes el siglo XX se ajusten bastante bien a los
acontecimientos históricos y movimientos ideológicos que lo determinaron.
1. Principales orientaciones ensayísticas del siglo XX.
El ensayo situado entre los últimos años del siglo XIX y principios del XX constituye el modelo
de lo que consideraremos el “ensayo moderno”. Ya hemos estudiado los precedentes del siglo XVIII y
otros en los que se puede encontrar el origen de este género: los diálogos de la Antigüedad, los del
Renacimiento y las obras epistolares que se emplearon durante la Ilustración como medio de transmisión
de las ideas que impregnaron el siglo de la luces.
Cronológicamente, el ensayo español lo vamos a estudiar en cada uno de los siguientes
contextos:
a)
Autores de finales del siglo XIX y principios del XX: los que hemos llamado autores de la
Generación del 98, inmersos en la crisis ideológica, política y social de la época. Son autores
que abordan en sus ensayos los problemas españoles, mostrando así su honda preocupación
social y política. En muchos casos, estos escritores elaboraron sus ensayos de forma paralela
a su actividad periodística, como es el caso de Unamuno, o Azorín.
b) Autores del novecentismo: son los intelectuales que apostaron por la modernización del
país, pero desde situaciones personales y sociales diferentes, que van desde la defensa de la
formación científica a la creación de un estado moderno y liberal. En este grupo de
escritores hallamos a José Ortega y Gasset y a otros intelectuales, tales como Manuel Azaña,
Eugenio d’Ors, Américo Castro, Pérez de Ayala, Claudio Sánchez Albornoz, Américo
Castro, Salvador de Madariaga o Gregorio Marañón. El espectro temático del ensayo de la
llamada Generación del 14 es amplísimo: asuntos como la historia, la filosofía, la filología o
la ciencia llenarán las páginas publicadas por estas fechas.
c) El ensayo posterior a la guerra civil: durante las décadas de los cuarenta y cincuenta la
situación de postguerra condicionará el ensayo español. En estas décadas encontramos
algunas obras donde los autores se sitúan en sintonía con los valores del nuevo régimen,
aunque hacia finales de los cincuenta surjan una serie de escritores que difieran críticamente
respecto de sus antecesores: Julián Marías (discípulo de Ortega), Pedro Laín Entralgo, José
Luis López Aranguren o un joven Enrique Tierno Galván.
d) Décadas de los años sesenta y setenta: destaca la aparición de nuevas corrientes de
pensamiento que coinciden con los años del aperturismo franquista. Se trata de un
ensayismo más activo, donde la historia es analizada críticamente y donde se dan pie a
asuntos de índole política.
e) Décadas de los años ochenta: con la llegada de la democracia, los escritores ejercen en sus
textos una libertad plena que transforma el modelo ensayístico habido desde la guerra civil.
Estos ensayos reflejan los cambios de la sociedad española y apuestan por un discurso más
original, que sea comprensible para la mayoría de los lectores, que se acercan más que nunca
a la literatura, provocando una mayor indeterminación del género.
2. El ensayo en el primer tercio del siglo XX
Los ensayistas que inician el siglo XX tendrán como tema predilecto la reflexión sobre
España, debido a la crisis colectiva que afecta al país. La búsqueda de una identidad nacional así como
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la elaboración de un proyecto liberal para España serán los temas principales del ensayo durante estos
años.
La Generación del 98 será la encargada de hacer más patente la preocupación por España,
especialmente interesada por lo que constituye el carácter español. Se afirmó la originalidad de Castilla
por su función unificadora y por su trascendencia histórica, como un elemento clave de la esencia
española, muchas veces encarnada en El Quijote. Los autores de la Generación del 98 desarrollaron
espectacularmente el género ensayístico plasmando en ellos sus diferentes opiniones sobre España, casi
siempre en relación con la identidad cultural de nuestro país. Hay en ellos un análisis histórico de la
realidad española y una continua reflexión crítica que se une a la subjetividad y a elementos
autobiográficos.
Casi todos los autores de este periodo estuvieron directamente influidos por el
regeneracionismo, ideología que buscaba la modernización del país y una reorganización de las
instituciones del estado con el fin de solucionar los conflictos y problemas españoles, que se arrastraban
desde el siglo XIX. Joaquín Costa será el ideólogo de este modelo modernizador, cuya tesis bien podría
resumirse en el lema “despensa y escuela”, como motor del cambio.
Entre los principales ensayistas de este periodo destacarán:
a)
Ángel Ganivet (1865-1898), autor previo a la Generación del 98 y que, junto con Joaquín
Costa, es padre del regeneracionismo. Su obra más importante es el Idearium español
(1897).
b) Ramiro de Maeztu (18975-1936): Ensayista y periodista, que evolucionó hacia posturas
ultraconservadoras, y que escribió Hacia otra España (1899), Don Quijote, Don Juan y La
Celestina (1926) y Defensa de la Hispanidad (1934).
c) Antonio Machado (1875-1939): no sólo su poesía encarna parte del espíritu de la
Generación del 98 (recuérdese su libro de poemas Campos de Castilla), su producción
ensayística se recoge en dos obras con sus artículos y textos en prosa: Los complementarios
y Juan de Mairena, con ensayos de temática diversa y mucha de ella de carácter filosófica.
Mención especial requieren Unamuno y Azorín, autores clave del pensamiento noventayochista.
2.1. Ensayos de Miguel de Unamuno.
Se considera su obra ensayística una auténtica autobiografía espiritual, marcada toda ella por sus
razonamientos subjetivos y la expresión de todo su mundo personal.
Ideológicamente, en su juventud simpatizó con el socialismo, aunque a partir de 1897, tras una
crisis de índole religiosa, se alejó de sus inclinaciones políticas para comenzar su debate interior entre la
razón, la fe y la necesidad de una vida ulterior a la muerte. Se sitúa en posiciones idealistas y conforma su
obra ensayísita una de las primeras manifestaciones de cierto pensamiento existencial. Destacaremos tres
de sus obras:
a)
Entorno al casticismo (1895): obra ensayística en la que Unamuno sostiene que la identidad
nacional española se halla representada en Castilla, cuna de la grandeza de España, espíritu
que se percibe a través de las manifestaciones literarias y espirituales que han trascendido
hasta nuestros días. Es en la España rural de Castilla, de tradiciones eternas, donde
encontramos representado su concepto de intrahistoria, o historia de los pueblos a través de
la historia de sus gentes sencillas.
b) Vida de Don Quijote y Sancho (1905): en este ensayo se centra en el problema individual y
recoge la expresión de la angustia vinculada al pensamiento en torno a la muerte. Don
Quijote representa el espíritu inmoral del alma castellana, así como la inmortalidad aun en
contra de la verdad racional.
c) Del sentimiento trágico de la vida (1913): es una obra que aborda el problema de la
necesidad de creer, de la necesidad de trascendencia que tienen todos los hombres. La
problemática a la que se enfrenta el autor es claramente el debate entre fe y razón, oposición
entre nuestra conciencia de la muerte y nuestro anhelo de inmortalidad que es la esencia del
ser humano. De ahí es donde surge ese sentimiento agónico que condiciona nuestra
existencia. La agonía a la que alude el título de su obra posterior La agonía del cristianismo
(1925) ya se trasluce en este texto.
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2.2. Ensayos de Azorín.
Dedicado desde joven al periodismo, conservamos numerosos ensayos de José Martínez Ruiz.
En sus artículos se hace patente una ideología pragmática, escéptica y conservadora.
El ensayo azoriniano se caracterizará, sobre todo, por la descripción de paisajes, pueblos y vidas,
recreadas artísticamente y planteadas desde una observación melancólica y desasosegada, todo
manifestándose a modo de búsqueda de la esencialidad española. En algunos casos, las pequeñas
observaciones de la vida cotidiana de los pueblos son más interesantes que grandes reflexiones
abstractas. Al mismo tiempo, el autor realiza continuas evocaciones del pasado, con cierta nostalgia por el
imperio que se ha perdido.
Entre sus obras ensayísticas podemos destacar:
a)
Los pueblos (Ensayos sobre la vida provinciana) (1905): el autor incluye paisajes, tipos
humanos y recrea costumbres, así como hechos (microscópicos) de ambientes lejanos y
rurales.
b) La ruta de Don Quijote (1905): Se trata de una obra que desarrolla las ideas antes
mencionadas de experiencias vulgares y descripciones de paisajes físicos, como esencia de
lo nacional.
c) Castilla (1912): obra que aborda el problema del paso del tiempo, de la historia y de las
costumbres castellana, en la misma línea que las anteriores.
Además de éstas, Azorín destacó como crítico literario, una obra constituida por numerosos
artículos, reunidos en volúmenes como Lecturas españolas (1912), Clásicos y modernos (1913) o Al
margen de los clásicos (1915).
3. El novecentismo.
A partir de las primeras décadas del siglo XX y al margen de la Generación del 98, surgieron
escritores e intelectuales con el proyecto común de modernizar el país, sumido en su eterna crisis. El
objetivo de estos escritores, agrupados también bajo el epígrafe de Generación de 14, es proyectar
reformas desde sus escritos que sirvan para dar un nuevo impulso a la nación. Casi todos ellos pertenecen
a la burguesía y sus posturas han sido consideradas, en la mayoría de los casos, de elitistas.
Apuestan casi todos ellos por el europeísmo (incorporación de España al modelo europeo de
desarrollo), por el cientificismo (o la mejora de las instituciones de formación científica), así como por
reformas políticas encaminadas a profundizar en la democracia y por afrontar con una sensibilidad
nueva el mundo artístico y cultural.
Las personalidades más destacadas de este grupo de autores serán Ortega y Manuel Azaña, pero
también escritores e intelectuales de diversas tendencias (ver punto 1, apartado b).
3.1. José Ortega y Gasset.
Es quizás la figura española más influyente en el mundo de la filosofía y las artes de nuestra
historia. Se trata, para muchos, de un guía intelectual, y a él se debe la difusión de las corrientes de
pensamiento y artísticas más representativas del siglo XX, gracias a la “Revista de Occidente”, fundada
por él mismo.
Su producción ensayística se puede dividir en función de los tema que trata, de ahí estudiemos
sus obras de siguiente modo:
a)
Ensayos filosóficos: entres los que hallaremos conceptos fundamentales de su pensamiento,
como son la idea de razón vital, y el condicionamiento de las circunstancias y el
perspectivismo. Su obra es un análisis de la realidad radical de la vida humana individual, es
decir, de la realidad primaria de la que surge todo lo demás. En ello se conjuga el vitalismo
irracionalista y el racionalismo puro, ambos heredados del pensamiento anterior. En esta
línea se hallan Meditaciones del Quijote (1914) y el conjunto de artículos agrupados en ocho
volúmenes, denominados genéricamente El espectador (1916-1934).
b) Ensayos sobre ideas estéticas: sin duda, aquí encontramos en gran motor del cambio que
supondría la irrupción posterior de las vanguardias y la influencia directa que supondría ello
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sobre los autores de la Generación de 27. Dos obras serán las principales: Ideas sobre la
novela y La deshumanización del arte, ambas publicadas en el año 1925. En La
deshumanización del arte, Ortega definende la creación desafecta de obras, un modelo de
arte inaccesible para la mayoría o impopular que no esté influido por las pasiones
románticas. De este modo, el arte se justifica sólo en sí mismo y no por su mensaje
emocional. Defiende también el concepto de arte artístico o el arte como irrealidad, que
evita representar el mundo en los términos del realismo.
c)
Ensayos sobre ideas sociopolíticas: sus pensamiento político lo encontramos en diversos
artículos, pero sobre todo en dos obras: España invertebrada (1922) y La rebelión de las
masas (1930). En el primero aborda el problema de la fragmentación social, que conforma
una España sin idea nacional propia. Así mismo, critica los grandes errores españoles, tales
como el fanatismo religioso, la incultura o los abusos políticos. El problema de las masas en
relación con sus minorías dirigentes es el asunto capital de la obra de 1930. Para Ortega,
sólo una minoría cualificada puede impulsar el perfeccionamiento social.
3.2. Otros autores novecentistas.
Entre las figuras clave de este momento, habrá que destacar los siguientes nombres:
a)
Manuel Azaña (1880-1940): Llegó a ser ministro y presidente de la II República española.
Es un intelctual liberal, que se inclinó durante sus últimos años de vida por la izquierda
moderada. Reflexionó por el presente histórico española y planteó medidas para modernizar
el país. Sus respuestas ante el llamado “problema español” se basaban en el desarrollo de la
democracia y la acción pública (participación ciudadana), criticando muy duramente el
caciquismo del campo. Entre sus obras destacan: Plumas y palabras (1930) y La velada de
Benicarló, libro de diálogos políticos.
b) Eugenio d’Ors (1882-1954): Ideológicamente vinculado con el nacionalismo catalán, sus
artículos, denominados glosas, se publicaron en prensa, principalmente en catalán. Desde el
punto de vista artístico, propugnó un nuevo clasicismo, un arte que se ajustase a las ideas de
proporción y belleza. Entre sus obras destacan: Tres horas en el Museo del Prado (1922),
Las ideas y las formas. Estudios sobre morfología de la cultura (1928).
c)
Gregorio Marañón (1887-1960): médico y divulgador, realizó una importante labor
ensayística, con bastante aceptación por parte del público. Realizó análisis sobre las
relaciones entre sexos, así como sobre el papel de la mujer en la sociedad. Elaboró también
biografías de figuras históricas a través de hipótesis médicas que intentaron explicar sus
comportamientos. Destaca su estudio Don Juan.
d) Salvador de Madariaga (1886-1978): periodista, desarrolló ensayos sobre asuntos
diversos, incluso en otras lenguas, y obtuvo así cierta proyección internacional. Destacan sus
obras Ingleses, franceses y españoles (1922) y Anarquía y jerarquía (1935).
4. El ensayo desde la guerra civil hasta nuestros días.
4.1. Década de los cuarenta y los cincuenta.
El ensayo durante los años cuarenta estuvo supeditado a las condiciones políticas e ideológicas
de la dictadura de Franco (sometido a la censura de la época y a las restricciones morales que impuso el
nacional catolicismo).
En general hay una continuidad del pensamiento anterior, con referencias históricas y
españolistas, a las que se sumaron elementos científicos. Perdura el pensamiento de Unamuno, Ortega y
Marañón, de entre otros.
Por el contrario, en los años cincuenta, se produjeron los primeros cambios ideológicos que
permitieron temas que discreparon de las posturas oficiales.
Entre los escritores que destacaron de estas dos décadas cabría hablar de Pedro Laín Entralgo
(1908-2001) que abordó cuestiones en torno a la perfección humana y a la relación entre conocimiento y
existencia. Una de sus obras de mayor repercusión fue la que dedicó a los escritores de principios de
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siglo, titulada La generación del 98 (1945). Julián Marías (1914) sigue la estela de Ortega y Gasset con
obras como Ortega y la idea de la razón vital (1949) y Ortega. Circunstancia y vocación (1960). Publicó
una brillante Historia de la filosofía (1940). Su escrito más personal es Antropología metafísica (1970).
José Luis López Aranguren (1906-1996) se caracterizó por su espíritu crítico y su atención a la realidad
social de cada momento histórico. Sus libros de mayor repercusión tienen componentes morales y
religiosos. Catolicismo y protestantismo como formas de existencia (1952), Catolicismo día a día (1955),
Ética (1958) o El marxismo como moral (1968) son sus obras más destacadas. Por su parte, Enrique
Tierno Galván (1918-1986) destacó sobremanera como personaje público. Fue profesor de universidad,
escritor y político (fue alcalde de Madrid en 1979 y 1986, fecha en la que murió). Apostó por defender el
cambio social y desarrolló su labor en la crítica dentro del campo de las ideas. Sus obras más reconocidas
son Sociología y situación (1955), La realidad como resultado (1955) o Humanismo y sociedad (1964).
Su obra Desde el espectáculo a la trivialización (1961) recoge ensayos diversos (sobre los toros, lo cursi,
las tertulias…)
4.2. El ensayo en el exilio.
Ya hemos estudiado lo que exilio representó desde el punto de vista cultural en nuestro país.
Entre los escritores del exilio cabe destacar la constante indagación que suponen sus obras sobre la
realidad histórica y cultural española. Entre los más representativos ensayistas destacan María Zambrano
y Francisco Ayala
María Zambrano (1904-1991) se exilió en 1939. También fue discípula de Ortega y autora de
una obra excepcional. Destaca la belleza de su prosa, fusión de filosofía y lírica. Aborda en sus obras
asuntos de carácter histórico y social, siempre en relación con España: la guerra civil, la literatura, los
problemas españoles. Entre sus obras más importantes se encuentran: Pensamiento y poesía en la vida
española (1939), Filosofía y poesía (1939), El hombre y lo divino (1955) y Claros del bosque (1977),
entre otras.
Francisco Ayala (1906) es autor de numerosos ensayos de índole variada: historia, filosofía,
crítica literaria, sociología… Desde su regreso a España a desarrollado una intensa labor intelectual,
especialmente a través de la prensa escrita. Entre sus obras cuenta con Tratado de filosofía (1947), El
escritor en la sociedad de masas (1955), España, a la fecha (1965) y La estructura narrativa (1970).
4.3. El ensayo hasta nuestros días.
Paralelamente al desarrollo de las ciencias humanas y del pensamiento europeo, el ensayo desde
los años sesenta en adelante ha vivido un notable auge, debido también a una mayor demanda de
conocimiento por parte de la población. A ello, hay que sumar una mayor libertad expresiva derivada de
la progresiva democratización del país y de la profundización en los derechos de prensa y medios.
Especialmente intensos, fueron los años ochenta, que profundiza en su género versátil y
moderno, al que se le añade un estilo cada vez más accesible y más rico en recursos expresivos. La
actualidad ofrece nuevos saberes y problemáticas (la genética, la bioética, la laicización, la ruptura
cultural de Internet…) que día a día suscitan cuestiones de interés. El desarrollo de los medios escritos ha
permitido que sean más los puntos de vista y los autores que buscan también expresarse.
Hoy en día destacan entre los más importantes los siguientes: Joan Fuster, Gustavo Bueno,
Agustín García Calvo, Eugenio Trías, Fernando Savater, Carmen Martín Gaite, Juan Benet, Francisco
Umbral, Javier Marías, Jon Juaristi, casi todos ellos dedicados al periodismo, lo que propicia la
“contaminación” fecunda de prensa, ensayo y literatura.
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