INSTITUTO DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS DE BUENOS AIRES LAS GUERRAS DEL SIGLO XXI EN NUESTRA ARGENTINA “ENCAPSULADA” Marzo de 2007 Conjeturas emergentes de trascendidos periodísticos. Informaciones periodísticas de las últimas semanas, referidas a la “modernización” de la Defensa Nacional, parecieran surgir de trascendidos del ministerio del ramo o de sus dependencias. Ellas deberían constituir, por la desorientación extemporánea que exhiben, una seria preocupación socio-política de la ciudadanía y de sus dirigencias, pues afectan severamente a la Seguridad Nacional. Es decir, a nuestra vida colectiva e individual, en estos primeros años de un nuevo siglo conflictivo. Nuestra seguridad, responsabilidad primaria del Estado, transita una severa crisis, común al resto de las obligaciones constitucionales del Estado. Sus consecuencias son observables en la situación diaria e inmediata que nos rodea y en el marco más amplio de la región y del mundo globalizado, convulsionados por una nueva “guerra mundial” que nos afecta, aquí y ahora, cada vez con mayor intensidad. Ya sabemos que la Defensa Nacional -en el ámbito mayor de la Seguridad Nacional- está impedida por la legislación vigente (1). Estas normas han anulado, desde 1988, al planeamiento estratégico. Desplazaron a las FF.AA. a meras responsabilidades de Policía Militar en el exterior, al servicio de Organismos Internacionales. Internamente pueden ser eventual apoyo de las actividades policiales, en la seguridad pública. Nuestro país ha declarado que no reconoce a los riesgos estratégicos que retiene la mayor parte de la comunidad internacional. La previsión, ante probables agresiones estratégicas, riesgos y amenazas hoy presentes en el interior de nuestros límites geográficos, quedaron en manos de nadie. En el caso de que éstas desbordaran al empleo de los medios de la “seguridad interior” –“el esfuerzo nacional de policía”- podría dictarse el estado de sitio y convocarse, recién entonces, a las FF.AA. Pero la ley indica, con enérgica precisión, que ello no debe traducirse en previsiones de planeamiento, inteligencia, organización, equipamiento o adiestramiento alguno de las FF.AA. Estas deberán improvisar a partir del momento en que se las convoque y, consecuentemente, asumir la situación terminal que justamente provocará el llamado a las armas. El Comando Estratégico que se designe en esa emergencia, tendrá que resolver en la contingencia, con los medios que hayan quedado en las FF.AA. Será el “cabeza de turco”, inexorable y legal. Ese ha sido el eje de la sesuda ley de nuestros polemólogos de las Comisiones de Defensa de ambas cámaras y del poder ejecutivo que las propuso, cuando acumulábamos las experiencias de dos derrotas estratégicas recientes. Actualmente el 99,5 1 % de las guerras en acto, son internas. Podemos afirmar que nuestros legisladores -y sus asesores- cargaban la “carabina de Ambrosio”. Esta legislación nos coloca en una situación altamente riesgosa. La arrastramos a lo largo de las últimas dos décadas pero, desde el año pasado -2006- el desatino conceptual y legal se ha profundizado. La legislación del ’88, que nació “muerta” y que se la justificó “porque era necesaria, ante una transición imprevista” (¿!?), en el 2006, cuando era imprescindible la necesidad de su reemplazo y rectificación, fue reglamentada. Por simple decreto se profundizaron los desconceptos absurdos que impuso la ley. Podemos afirmar que hoy tenemos una nueva ley de defensa, mucho más retrógrada que la anterior pues se ha ido, en la reglamentación, mucho más allá de lo que prescribían los exabruptos de la ley original, en su letra y en su espíritu. Sin embargo, éste paso reglamentario era necesario para justificar los “cambios” que pareciera se avecinaban, o los que ya están en pleno desarrollo. Así llegamos al Editorial del diario “La Nación” del pasado 5 de Marzo, titulado: “Absurda Hipótesis de conflicto”, que en rigor debió titularse “Absurda Hipótesis de Guerra”, toda vez que la fuente de la información periodística no fue el ministerio de relaciones exteriores, sino el de defensa, según se informa. La Ley de Defensa del ’88 -y su complementaria, la de Seguridad Interior que en la presidencia Menem fue desprendida de uno de sus artículos- si bien fue promulgada por Alfonsín a fines de la Guerra Fría, se apoyaba en conceptos extemporáneos, vigentes hasta el siglo XIX. En 1989/1991, cuando la Guerra Fría terminó, al igual que después de 1945 -cuando finalizó la 2da guerra civil europea -GMII- se produjo una gran revolución en los ambientes académicos que tratan acerca de los complejos temas de la Gran Política, cuando esta se encamina por los senderos de la fuerza. Surgieron, desde una gran confusión y perplejidad, nuevas teorías -no menos de sesenta- y varias doctrinas, a lo largo de los diez años de posguerra fría -1991/2001- (2). En el 2001 comenzó una nueva guerra mundial, el 11S -con la agresión del “terrorismo global”- que en el 2007 cumplirá su sexto año y que promete ser “muy larga”. Ninguno de estos hechos sísmicos, de profundidad tectónica en el área de la Polemología y de la Estrategia, conmovió a nuestros estrategas nativos. Todo siguió igual y, desde el año pasado, la regresión conceptual se ha acentuado de un plumazo, pseudo-legalmente (3). Llegamos así a la versión de las “absurdas hipótesis”, absolutamente ajenas a las probabilidades reales y perceptuales retenidas en la amplísima bibliografía existente hoy en esta disciplina interna de la Ciencia Política o en lo que trasciende desde Brasil, Chile y Perú, que modernizan sus sistemas con varios miles de millones de dólares invertidos en Defensa, atendiendo a los riegos estratégicos reales y aceptados unánimemente en los documentos estratégicos que han dado a conocer, en los últimos años, la UE, la NATO y el Pentágono (4) (5) (4’) y (5’). 2 "Es una doctrina nueva ideada por nosotros, que no es una copia de doctrinas de otros países, como antes", explicó un general. (La Nación – 25 de Febrero de 2007). Por lo que se deduce de éste artículo periodístico, la “doctrina nueva”, “ideada por nosotros” es un nuevo plan estratégico, muy exclusivo, es decir totalmente nacional y no copiado, “como antes” y ese “nosotros” es, aparentemente, el EMGE, siempre que nuestra deducción conjetural fuese acertada. En ese mismo artículo de “La Nación”, bajo el título “Drástico cambio en las FF.AA.: nuevas hipótesis de amenazas hasta 2025”, se nos informa que “La guerra por los recursos es el nombre oficial de la nueva doctrina militar”. Reiteramos que en éste nivel, una doctrina es siempre emergente de un plan estratégico que, en éste caso -por su objetivo- “es interior”, la hipótesis se desarrolla dentro de nuestros límites geográficos, estando ello específicamente vedado en la ley. Esta conjetura nos pone en guardia. ¿Por qué es tolerado un plan estratégico ilegal, en un terreno puntualmente hipersensible para la “progresía” vernácula? Si por tener recortes de diarios “con datos interiores”, hubo recientemente relevos de Oficiales Superiores en el área de Inteligencia, ¿cómo sería posible -y además anunciado por el propio ministerio- semejante desliz ilegal? Hay algo en la noticia que no cierra. Pero además, retiene hoy todo su vigor la afirmación de Clausewitz en “De la Guerra”: “el primero, el supremo, el acto de juicio de mayor alcance del hombre de estado y del comandante, tiene que establecer el tipo de guerra en la cual se están embarcando. No equivocarlo ni tratar de cambiarlo por algo que sea extraño a su naturaleza” (6). En el Editorial ya citado más arriba, se agregaba: “El surgimiento de la nueva versión doctrinaria que aquí comentamos parece más bien encaminado a satisfacer un planteo ideológico que reorienta la identificación del enemigo militar en las grandes potencias”. Hoy queda una sola Gran Potencia: EE.UU. Pero, nuestra deducción es solo una conjetura, ya que no encontramos en los trascendidos de la prensa la claridad expresiva con que los “bolivarianos” identifican al “imperialismo”. ¿Será solo un eufemismo? Habrá que retenerlo en análisis. Además, esta fundada presunción se complementa con otra, contenida también en el mencionado artículo del 25 de Febrero: “En el trabajo se recomienda que la Argentina deberá desarrollar organizaciones militares con capacidad para defender a la Nación de un enemigo convencional superior. Para ello deben prepararse los elementos para hacer frente a operaciones dinámicas, sin frentes, sin tiempo suficiente de preaviso, con organizaciones de pequeña magnitud, con apoyo territorial preparado de antemano y capaces de organizar los recursos humanos y materiales locales en función del conflicto". (7) 3 ¿Se estará describiendo en éste largo párrafo la organización de milicias, actuando con las tácticas de partisanos en las “guerras asimétricas”, como las que postula y organiza Chávez Frías en Venezuela? No nos queda muy claro. John Sweeney, en el “Diario Las Américas” de Miami -EE.UU.- el 7 de febrero de 2005, bajo el siguiente título: “Venezuela asume doctrina militar cubana”, expresa, entre otras cosas: “Caracas-Las fuerzas armadas venezolanas han concebido una nueva doctrina de seguridad nacional, bajo la cual Estados Unidos reemplaza a Colombia como la mayor amenaza externa a su seguridad y soberanía, según informó el general de División del ejército Venezolano Melvin José López Hidalgo, secretario del Consejo de Defensa de la Nación, en una Conferencia al Centro de Estudios de Información de la Defensa Cubana (CEID), denominada "Problemas globales que afectan la seguridad de la humanidad"; Dictada en el Teatro "José Martí"; de la Habana -Cuba- el pasado 8 y 9 de diciembre. Esta nueva doctrina de seguridad se basa en la excusa de que los militares estadounidenses acabarán por invadir a Venezuela, para asumir el control de su petróleo y gas natural. La anterior doctrina de seguridad preveía una respuesta militar convencional a posibles invasiones colombianas. Por el contrario, la nueva contempla una "respuesta asimétrica" a fuerzas invasoras estadounidenses superiores, mediante la combinación de personal militar venezolano, reservistas civiles y una red interna de grupos civiles de base. Estos componentes estarán encargados de ataques guerrilleros de baja intensidad, coordinados contra las fuerzas estadounidenses”. El Grl venezolano es claro: “fuerzas invasoras estadounidenses superiores”. Aquí no hay eufemismo alguno. La homología conceptual de lo expresado en los trascendidos de la prensa argentina en el 2007 y en el diario de Miami, en el 2005, pareciera existir y ello se complementa con noticias que nos llegan desde Córdoba, a través de “La Voz del Interior”: “Una fuente del Ministerio de Defensa salió de este modo a aclarar, ante una consulta de este diario, las versiones según las cuales el traslado del Tercer Cuerpo, así como del Segundo y el Quinto -de Rosario a Curuzú Cuatiá y de Bahía Blanca a Comodoro Rivadavia, respectivamente, es ya una decisión adoptada y puesta parcialmente en marcha. Las mudanzas son apenas parte de las propuestas presentadas el año pasado a la ministra Nilda Garré por el arma terrestre en un documento titulado "Plan Ejército Argentino 2025" y que está en evaluación en Defensa”. Los Comandos de Cuerpo de Ejército son núcleos naturales de mandos estratégicos a movilizar. Su desplazamiento del centro a la periferia geográfica indicaría que se anulan como tales, en la nueva y original doctrina de guerra. Este último trascendido, de ser cierto, es también ilegal, pues pareciera que el “Plan de Redespliegue” se origina en un Estado Mayor administrativo, el EMGE, al que la Ley de Defensa no le otorga esa función, exclusiva y excluyente del Estado Mayor Conjunto, que tiene responsabilidades Estratégico-Militares. 4 ¿Se estará realizando una “reforma” del “instrumento militar” sin el soporte de un Plan Estratégico? Si así fuere, toma legitimidad el Editorial de la Nación del 5 de Marzo, cuando señala: “El surgimiento de la nueva versión doctrinaria que aquí comentamos, parece más bien encaminado a satisfacer un planteo ideológico que reorienta la identificación del enemigo militar en las grandes potencias”. Si se diera éste supuesto, no es necesario contar con las necesidades emergentes de un Plan Estratégico. El modelo cubano, de raíz ideológica, está disponible vía Venezuela. Dejaría de ser exclusivo y nacional y vulneraría la razonabilidad organizacional, que debe quedar fundada en la relación entre fines y medios; transgrediría las funciones que la ley de defensa establece para los Estados Mayores y quebraría la profesionalidad intelectual de nuestros Oficiales de Estado Mayor. Una Argentina autista, se encapsularía. (8) Omitiría a su real circunstancia políticoestratégica y elaboraría, en su reemplazo, una utopía ideológica que nos llevaría a un mito ciertamente ridículo: ante la supuesta agresión de EE.UU. preveríamos tácticas “liliputienses” y responderíamos con la “guerra de las pulgas”. La conjetura periodística indicaría, si tuviere validez, que la ideología arrasaría una vez más con la razonabilidad, la profesionalidad y la ley. Sin embargo, lo que más llama la atención, es que se esté trabajando sobre una novedosa organización celular “territorial”, que sirve a una “hipótesis de amenaza interna” relacionada con los “recursos naturales” propios, decididamente fronteras adentro. Debemos imaginarnos, en el caso de darse ese supuesto, que el imperio afectaría al poder nacional que hoy los controla. Para ello no actuaría sobre las fuentes de los recursos, sino sobre su control político. Esa hipótesis, totalmente peregrina y abstracta, carece de indicios conocidos y es ilegal. La ley de defensa prohíbe ese tipo de “hipótesis internas”, taxativamente. La entrega indirecta y homeopática de los trascendidos de prensa referidos a los procesos de cambios, mueve a conjeturas, pero hace inverosímil su validación. (9) Tenemos muy en claro la declaratoria del paracaidista tropical Chávez, que emplea a nuestro territorio como escenario de su discurso socialista, revolucionario y antinorteamericano, izando la bandera del “bolivarismo”, como lo ha hecho en Mar del Plata y más recientemente en Ferrocarril Oeste. Tenemos clara también la adscripción de Evo Morales –Bolivia-, de Correa –Ecuador- y de Ortega –Nicaragua-, al eje La Habana– Caracas, lo que conlleva los intentos de éste trío -hasta hoy fallidos- para clonar, en sus respectivos países a la constitución “bolivariana de Venezuela” e inaugurar así sus “modernas tiranías constitucionales” que, entre otras cosas, exigirán contar con “tropas populares del partido”, a crearse a través de lo que ellos llaman “hipótesis de amenazas imperialistas”. (10) Brasil y Chile, con ex-comunistas en las presidencias y Perú con un social-demócrata en la suya, refuerzan a sus instituciones armadas (4’ y 5’). ¿Qué estamos haciendo los argentinos? Como expertos en el tema, no lo vemos con claridad. Alguna vez Ferns nos dijo que “éramos amigos de todos y aliados de nadie”. ¿Seguimos en esa posición? o 5 ¿estamos trasegando hacia la figura de un Tartufo pragmático, con vuelo de mariposa? Las decisiones que se avecinan van a imponer la caída de muchos velos. Por el momento, solo conjeturamos. Nuestras conjeturas originadas en la información periodística y su confrontación con las nuevas doctrinas estratégicas en los primeros años el siglo XXI. Las guerras -según G. Bouthoul “el más espectacular de los fenómenos sociales”constituyen “nuestros puntos de referencia cronológicos más destacados y, quiérase o no, los límites que señalan los grandes giros de los acontecimientos”. “Es por la guerra que han perecido casi todas las civilizaciones conocidas. Es por la guerra que han hecho su entrada casi todas las nuevas civilizaciones”. “Es por la guerra que se establecen o se sancionan las supremacías que colocan, durante un tiempo más o menos largo, un cierto tipo de sociedad a la cabeza de la humanidad”. “En una palabra, la guerra es la más notable de todas las formas de transición de la vida social. Es una forma de transición acelerada” (11). En el año 2007 nos encontramos en la transición de la etapa de la civilización industrial a la posindustrial. En consecuencia, si aceptamos la teoría de Bouthoul, el orbe globalizado vive el proceso de su condigna “guerra mundial contraterrorista”. Jean Baudrillard, en su reciente e interesante trabajo "El espíritu del terrorismo", con su específica visión francesa, que es reflejo de una revolución fracasada, lo capta y a su vez lo distorsiona: “En este sentido, se puede hablar de una guerra mundial; no la tercera sino la cuarta y única verdaderamente mundial, pues lo que está en juego es la globalización misma. Las dos primeras guerras mundiales respondían a la imagen clásica de la guerra. La primera puso fin a la supremacía de Europa y a la era colonial. La segunda puso fin al nazismo. La tercera, que tuvo lugar bajo la forma de la Guerra Fría y la disuasión, puso fin al comunismo. De una a otra, nos hemos dirigido cada vez más hacia un orden mundial único, que hoy ha llegado virtualmente a su consumación. Un orden que se encuentra enfrentado a las fuerzas antagónicas diseminadas en el corazón mismo de lo mundial, en todas sus convulsiones actuales. Guerra fractal de todas las células, de todas las singularidades que se rebelan bajo la forma de anticuerpos. Enfrentamiento a tal punto inasible que cada cierto tiempo es necesario salvaguardar la idea de la guerra a través de puestas en escena espectaculares, como las de la Guerra del Golfo o la de Afganistán. Pero la Cuarta Guerra Mundial está en otra parte. Ella es la que inquieta a todo el orden mundial, a toda dominación hegemónica –si el Islam dominara al mundo, el terrorismo se levantaría en su contra–. El mundo mismo se resiste a la globalización” (12). El autor de éste párrafo, intelectual maduro, filólogo y profesor de filosofía de la cultura, no es un especialista en temas político-estratégicos. Ello se evidencia en su lenguaje y en sus conceptos errados sobre las guerras mundiales, pues computa solamente cuatro y le da la calidad de “mundial” a la que está en acto, porque es la primera de extensión planetaria. Y no es así. 6 Gastón Bouthoul, su paisano, sociólogo y profundo tratadista de la guerra, ha contabilizado doce guerras mundiales en los últimos cinco siglos y las define como aquellas por las que “se establecen o se sancionan las supremacías que colocan, durante un tiempo más o menos largo, un cierto tipo de sociedad a la cabeza de la humanidad”. Ergo, las guerras mundiales son guerras en las que se disputa el poder imperial, que determinará una “supremacía” durante un período más o menos largo, en la esfera de su alcance. No son “mundiales” por su mera extensión geográfica. Hacemos esta observación para demostrar cuán desconocido es el tema de la guerra, aun entre intelectuales de prestigio y contemporáneos, dentro de un mismo país. Ello nos da una pauta de lo que puede ocurrir entre aquellos que no lucen como hombres de pensamiento. En nuestro país, esa confusión conceptual ha traído graves consecuencias socio-políticas en el pasado reciente y al enfrentar los cambios cualitativos de esta nueva etapa de la civilización “del conocimiento”, las consecuencias pueden ser terminales, en varias naciones del amplio subdesarrollo cultural y político Iberoamericano (13). Hay todavía, entre nosotros, quienes entienden que la guerra es un fenómeno “militar”. Ya hemos señalado que G. Bouthoul la define como “el más espectacular de los fenómenos sociales” y podríamos sintetizar, recordando la clásica tesis clausewitziana: el más espectacular fenómeno socio-político (14). En el sencillo cuadro que agregamos a continuación observamos cómo el fenómeno sociopolítico se descompone en varios niveles de la acción. La extrapolación de ideas, entre niveles, que habitualmente reconocemos en el lenguaje coloquial del inexperto, puede ser la fuente de la gran confusión existente en éste delicado tema, en el que los errores siempre se pagan con sangre. Pero, a los fines de nuestro objeto, interesa detenernos particularmente en las columnas que señalan cuándo cesa cada una de las etapas y cual es su naturaleza, para alcanzar una mejor comprensión de éste fenómeno, unívoco y complejo. LA GUERRA, FENOMENO SOCIO-POLITICO NIVEL ACCIÓN NATURALEZA DE LA ACCIÓN CUANDO CESA LA ACCIÓN POLÍTICO GUERRA CONCEPTUAL CUANDOEL AGRESOR CESA EN SU ACTITUD HOSTÍL ESTRATÉGICO BATALLA CONCEPTUAL/OPERATIVA CUANDO FINALIZA LA EXPLOTACIÓN DEL ÉXITO ESTRATEGICO TÁCTICO COMBATE FISICA/VIOLENTA CUANDO FINALIZA LA ACCIÓN: VICTORIA Ó DERROTA Los argentinos aun transitamos, en el 2007, la etapa final de nuestra guerra civil revolucionaria, todavía inconclusa. Es la de la explotación estratégica de la batalla que dio el agresor y omitió el Estado Nacional, por históricas carencias institucionales, que se traducen en su extrema y evidente debilidad, en todos sus niveles. 7 Sus consecuencias han sido y son: el trastrocamiento de la victoria táctica de la nación argentina, en derrota estratégica y la continuidad de la explotación político-estratégica en el plano político -guerra-, por cuanto no ha cesado en él la “actitud hostil del agresor terrorista-revolucionario”. Lo evidencia la declaratoria diaria de sus personeros actuales. Cesaron los combates con la victoria táctica del las tropas legales. El Estado no dio batalla la “estratagema” que dirige a los combates- en el plano estratégico y el terrorismorevolucionario, que dio batalla bajo dirección internacional, explota hoy su éxito políticoestratégico por trastrocamiento, en la vía judicial (15’). La guerra está latente, como lo vivimos a diario a través de la actitud hostil –odio social- de las actuales dirigencias revolucionarias y sus simpatizantes o adherentes, que a través de la comunicación social y la educación controlan y desinforman a la opinión pública, es decir, al electorado. Esta situación socio-política de arrastre se origina en la guerra mundial pasada, la Guerra Fría -1947/1991- (15) que asoló al Hemisferio Sur con agresiones no convencionales, mientras el Norte vivía la Pax del Terror Nuclear. Su actual explotación política-judicial se solapa con las preliminares de la batalla iberoamericana de la presente Guerra Mundial Contraterrorista. Ambas están fuera de la atención ciudadana y dirigencial. Vale la pena detenernos en su explicitación. La explotación del éxito estratégico revolucionario, por vía judicial, se inició con el decreto alfonsinista 182/84, transitó con altibajos los diez años de posguerra fría hasta el 2001 e ingresa en el 2002, ya en el ámbito de la nueva “guerra mundial contraterrorista”, con renovadas energías ideológicas, logrando que el sistema judicial argentino, en ambos períodos y sucesivamente: acepte la formación de “comisiones especiales”; nombre jueces “a medida”; aplique leyes “ex-post-facto”, saque a los reos de sus jueces naturales, niegue la existencia misma de nuestra guerra civil revolucionaria -reconocida inicialmente por la Cámara Federal-; anule leyes constitucionales; quiebre la jurisprudencia argentina, no identifique al terrorismo revolucionario doméstico que nos agredió a lo largo de dos décadas; exhiba figuras penales inexistentes en nuestros códigos, etc. (15’, 15’’ y 15’’’). Dicha explotación ideológica en el plano político-estratégico se va profundizando en la misma medida en que el Estado pierde su calidad institucional y ambas se aceleran al aproximarse un acto electoral, retenidos los derechos humanos como banderas, para continuar con la maniobra desde el poder y facilitar las acciones revolucionarias del socialismo siglo XXI. Estamos en presencia de una profunda corrupción estructural del Estado Institucional y de la Gran Política, como inteligencia del Estado. Ingresaremos a un breve análisis teórico de los cambios cualitativos que la nueva etapa de la civilización a impuesto en la impronta de las guerras del siglo XXI, mientras nuestra cultura es vaciada sin prisa y sin pausa por la maniobra residual, iniciada en el período “guerra fría” y activada masivamente desde 1984. Progresivamente la humanidad globalizada ha ingresado a una nueva etapa de la civilización humana: hay una nueva forma de producir y hay una nueva forma de hacer la guerra (16). 8 Los argentinos, que aun no asimilamos ni cerramos nuestra guerra civil revolucionaria, subsidiaria de la Guerra Fría, debemos enfrentar inexorablemente a las consecuencias “internas”, ya presentes en la región, de la nueva “Guerra Mundial Contraterrorista Global”, absolutamente distinta en su naturaleza y acción -en todos los niveles- a las anteriores. Ello plantea una situación compleja y de difícil resolución (17). Hemos pasado, irresponsable e inconscientemente, desde la estrategia de la disuasión vigente en el Norte hasta el 2001 y desde las guerras no convencionales revolucionarias en el Sur, a una nueva etapa -común ahora a todos los actores internacionales- regresando a la antigua estrategia de la acción- por cuanto nos enfrentamos a un enemigo “no-estatal, complejo y extendido en red”, sin límites ético-jurídicos, que no recibe señales disuasivas. Nuevamente los argentinos, como ayer, lo hacemos sin previsiones estratégicas, con instituciones licuadas y, aparentemente, según lo que se desprende de los trascendidos periodísticos que hemos comentado en la primera parte de éste trabajo, sin los conceptos más elementales de actualización situacional en los niveles de decisión políticoestratégicos. Como lo expresamos alguna vez, “no hemos aprendido a aprender”. Reemplazamos a la Gran Política y su consecuente visión de futuro por la ideologización resentida del pasado y profundizamos así a la inmoralidad pública y privada: la corrupción estructural, que es la avenida directa hacia la auto-destrucción. Las Guerras de Cuarta Generación. En el mes de Octubre de 1989, cuando finalizaba la guerra fría, Oficiales Superiores y Jefes de la Infantería de Marina de los EE.UU. –Lind, Schmitt y Wilson- publicaban un trabajo en la “Gazeta Marinera”, que haría camino. Lo titularon: “El Rostro Cambiante de la Guerra: hacia la Cuarta Generación”, conocido universalmente por su abreviatura en inglés: 4GW –Fourth Generation War- (18). Los autores, fundados en un análisis teórico prospectivo y acertado establecían, para luego proyectarlo hacia el futuro, las siguientes etapas históricas del fenómeno guerra: 1ra. Generación: empleo de grandes masas de hombres en formaciones “ordenadas”, con el empleo central de armas de fuego de corto alcance. Su paradigma: el Archiduque Carlos. 2da Generación: emergente de la primera revolución industrial. El movimiento estratégico a través de ferrocarriles previamente trazados, la primacía del volumen de fuego y la “atrición” sobre el terreno. Sus paradigmas: Napoleón y Lüdendorff. 3ra Generación: emergente de la segunda y tercera revolución industrial. La maniobra – “la blitzkieg”- descentralizada, “desordenada” y la iniciativa en los mandos medios. Sus paradigmas: v.Manstein, Guderian y Rommel. 9 4ta Generación: un salto cualitativo -emergente de la revolución científica-tecnológicaapoyado en la “tecnotrónica”. Se amplían los espacios de maniobra en la concepción de la batalla y de los nuevos teatros de operaciones: las sociedades globales. • • • • • Toman singular importancia: las ideas creadoras, la innovación conceptual y las fracciones menores “autónomas”. El objetivo es abstracto, principalmente la cultura del enemigo. El flanco a localizar es la retaguardia civil, a través de la aproximación indirecta: la llave de judo. La condición ineludible: el apoyo de la población. Sus características más importantes: No hay frontera entre la guerra y la paz. No hay frentes identificables ni distinción entre civiles y militares. Las grandes instalaciones estratégicas y simbólicas, son la principal vulnerabilidad. La “asimetría” de los actores le quita relevancia a los niveles estratégicos y traslada importancia a los tácticos. El procedimiento corriente será la insurgencia terrorista. El arma predominante, la propaganda y la desinformación. El medio central: la infoesfera: los medios de comunicación. Así como las tres primeras generaciones surgieron desde la cultura occidental, la 4ta. Generación surge de otras culturas. Quien tiene actualmente el desafío de encontrar sus claves resolutivas, es el recientemente nombrado Comandante de la Coalición, en Bagdad, el Grl. David Petraeus. Para ello cuenta con una nueva Directiva Estratégica, una corta experiencia acumulada, su talento y dos Divisiones de refuerzo. En 1991, el Profesor Martin Van Creveld, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, publicó “La Transformación de la Guerra”, en línea con las ideas de los marinos estadounidenses de la 4GW (19). Plantea que la tríada clausewitziana “Pueblo-FF.AA.-Gobierno” queda superada por la evolución de la civilización. El concepto westfaliano del monopolio de la fuerza por el Estado, estaría obsoleto por cuanto la guerra, como la habíamos conocido, ya no es válida como recurso político. La existencia de los arsenales QBN la ha “transformado” y se desarrolla hoy como conflicto violento, disperso, de baja intensidad, fuera del marco del Derecho Humanitario, a través de bandas, guerrillas, mafias, etc. El proceso ha sido gradual, desigual y espasmódico y el Estado ha tardado en reconocerlo. La reflexión es acertada, pero, en nuestro entender, el prusiano Clausewitz sigue vigente. Solo hay que reemplazar la calidad de los actores y tener en cuenta que C.v Clausewitz escribió en abstracto, “para siempre” (14). El enemigo que enfrenta hoy al Estado, carece de personería jurídica, es irresponsable y los pueblos occidentales no han sido preparados para entenderlo. Gran parte de Occidente -el Occidente tránsfuga en particular- quiere enfrentarlo con las normas de la 3ra Generación y 10 desde las pautas de nuestra cultura. Ello impulsa a sus elementos de fuerza a actuar como “no estatales”. He allí el problema central, que los argentinos bien conocemos (20). Las “transformaciones” de la civilización presente, son cualitativas. La Gran Política y la Gran Estrategia están en su seno y deben evolucionar cualitativamente. Está presente una guerra de 4ta. Generación y actúan como agresoras otras culturas. ¿Cómo hacer para enfrentar el desafío desde la cobardía de las culturas relativizadas, evasivas y débiles? Es indudable que el Profesor Van Creveld elabora su trabajo teórico impresionado por las “intifadas” palestinas. Los argentinos tenemos larga experiencia en la lucha desigual del Estado frente a las bandas terroristas domésticas, pero no hemos capitalizado las consecuencias del drama. La Política no ha reaccionado inteligentemente desde el Estado agredido, en tiempo oportuno. El colapso gubernamental producido por la guerra limitada en el Atlántico Sur, en 1982, fue fatal. Las bases ético-jurídicas que debieron dictarse para enfrentar al desafío revolucionario interno, en el mismo decreto de movilización, nunca aparecieron y ese es el boomerang que hoy se somatiza, se ignora y el enemigo de ayer explota. EE.UU. luego del 11S dictó de inmediato el “Acta Patriótica”, demostrando una capacidad de reacción política acorde a la naturaleza de la agresión estratégica. En nuestro caso, la “actualización” de la legislación de defensa hizo exactamente lo opuesto. En 1994, Thomas X. Hammes, también en la “Gazeta del Cuerpo de Infantería de Marina”, hizo su aporte en apoyo a la 4GW, que había tenido gran difusión en los medios académicos internacionales de Polemología y Estrategia. Desarrolló, en particular, la descripción de los “nuevos protagonistas” e interconectó a la nueva teoría con “las guerras en red” que Arquilla y Rondfelt -"The advent of netwar"- desarrollaron en las publicaciones de la Fundación Rand. La 4GW reemplazó rápidamente a la “Revolución de los Asuntos Militares”, que en la posguerra fría había tomado cierta importancia, centrando sus análisis en cuestiones técnicas. Estas ideas volvían a orientar a la guerra en el campo de su natural reflexión socio-política y a impulsar los estudios estratégicos en lo sustantivo de los conflictos, tales como los presenta, dramáticamente, el nuevo siglo. Hasta el momento en que aparezca un competidor estatal e imperial de los EE.UU., estas ideas continuarán siendo elaboradas, cada vez con mayor profundidad. Su gran laboratorio experimental es el “bajo vientre euro-asiático” y nuestra Ibero América, que debería estar efectuando sus propias doctrinas combinadas-conjuntas, siguiendo el rumbo señalado en las “Guerras del Tercer Tipo o de la Tercera Especie”, enunciadas por Kal Holsti para el continente, en el marco más amplio de la 4GW. Las preliminares de esas nuevas batallas, están en pleno desarrollo (21). Los trascendidos periodísticos, que motivaron la primera parte de este trabajo, parecieran orientados en dirección opuesta a las doctrinas en elaboración en los grandes centros de pensamiento estratégico y que brevemente terminamos de enunciar. Ello es lo que nos ha impulsado a titular a este trabajo del modo en que lo hicimos. Nuestra Argentina pareciera 11 no reconocer a su circunstancia inmediata y mediata, no asumir nuestras mejores tradiciones históricas y no buscar el escenario lejano que nos una en el esfuerzo y en la armonía, para superar la decadencia, caldo de cultivo de estas nuevas guerras. La visión estratégica occidental, emergente de las doctrinas en acto. A modo de conclusiones, enumeraremos a continuación, muy sintéticamente, cuales son los factores básicos y comunes que inciden en la apreciación del ambiente estratégico militar que localizamos en los documentos públicos de los países relevantes de occidente: (23 y 24). Los efectos de la última globalización, de alcances planetarios. Las asimetrías impuestas por nuevos actores internacionales. Las grandes fluctuaciones demográficas regionales. Los cambios en el medio ambiente. Las consecuencias emergentes de los “estados fallidos”. Las ideologías radicales. Los fundamentalismos religiosos. El choque de las culturas. La decadencia moral de un sector social de Occidente. Si los trascendidos periodísticos se confirmaran en los hechos, la Argentina “encapsulada”, ignorando los factores citados, sin visión de futuro, sin una sana percepción de su circunstancia internacional y extremadamente debilitada en sus tradiciones culturales, se encamina hacia la profundización de su crisis-decadencia y a una multiplicidad de conflictos que quedan abarcados por las “guerras de cuarta generación” y de la “tercera especie”. Este sendero lleva al “Estado Fallido”, que precede a la disgregación social y política. El barómetro iberoamericano, que es la evolución interna boliviana y la sentencia de Kal Holsti: “…en éste tiempo, para conocer la situación internacional no hay que observar a las relaciones interestatales, sino al estado del Estado”, pueden servirnos en estos días de conveniente orientación y guía de análisis constante. CITAS: (1) H. J. Auel. "Política de Defensa o Estado de Indefensión Legal". Investigación. Jul 01. www.ieeba.com.ar (2) H. J. Auel. "La Guerra en la Civilización del Conocimiento". Investigación. Ene 02. www.ieeba.com.ar (3) H. J. Auel. "La Guerra en el Siglo XXI". Jul 02. Investigación. www.ieeba.com.ar (4) H. J. Auel. "El Nuevo Ordenamiento Internacional Posterior a la Intervención de EE.UU. y sus Aliados en Irak" – Conferencia en la AAAI. 21 May 03. www.ieeba.com.ar (4’) J. Cirino. “Claves del equipamiento bélico de Chile y Brasil”. 15 May 04. http://www.urgente24.info (5) E. de Vergara. "Los Conflictos en Ibero América". Investigación. 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