Los Totalitarismos del siglo XX IV medio, Ficha de Trabajo LOS TOTALITARISMOS DEL SIGLO XX, ¿ESTÁN MUERTOS? Totalitarismo es el sistema político en el cual todas las actividades, todos los aspectos de la vida, sean de orden social, político, económico, intelectual, cultural o espiritual, se hallan subordinados a los intereses e ideología de los gobernantes. En este régimen, derechos y libertades no merecen ninguna consideración: perturban los propósitos del líder. Cualquier tipo de oposición o crítica al Estado y a la ideología de los gobernantes es reprimida y tildada de traición. En los totalitarismos, nada se puede poner en tela de juicio; la voz de la argumentación y de la crítica queda Es frecuente que - sobre todo desde fuentes marxistas - se utilice el término fascismo anulada frente como equivalente al totalitarismo; especialmente para tratar de identificar todos los al poder regímenes totalitarios con las concepciones políticas e ideológicas opuestas al mediático de la comunismo y sus sistemas políticos derivados organización totalitaria. El arte se ponía a disposición de objetivos propagandísticos: el arte podía -y debía- enseñar, informar y inculcar el sistema de valores del Estado. El totalitarismo del siglo XX se diferencia de otras formas autocráticas como el despotismo, el absolutismo, la tiranía o la dictadura. En éstas, pagando el precio de abstenerse de política, es generalmente factible vivir y trabajar con cierta autonomía. Pero en el totalitarismo moderno esta parcela de autonomía o independencia no es posible; la organización hace que todo el mundo dependa por completo de los deseos y obsesiones del partido político y de su líder. Los totalitarismos menosprecian y se oponen a las concepciones liberales y democráticas de la vida política. Es el líder y el partido quién organiza directamente tanto la vida privada como la vida pública. Toda la sociedad está sujeta a una organización jerárquica en la cual, incluso los miembros del partido que ocupan lugar con un determinado poder, se hallan sometidos a la imprevisible «voluntad del líder». Los dos totalitarismos que más profundamente han marcado el siglo XX han sido el nazismo y el comunismo. Tras la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial, las democracias liberales mostraban una fuerte pérdida de credibilidad. Movimientos extremistas de extrema derecha y de extrema izquierda menospreciaban y debilitaban las democracias liberales, parlamentarias y pluralistas. En este contexto, el movimiento nazi, arraigando en la crisis social y económica del momento, creció hasta obtener mayoría de votos; así, el 1933, Adolfo Hitler y su partido, el «Partido Obrero Nacionalsocialista Alemán» (NSDAP), consiguieron, por vía democrática, el gobierno de Alemania: las disposiciones totalitarias previstas en el libro de Hitler Mein Kampf no se hicieron esperar. Pero no fue hasta el 1939, con el estallido de la Guerra, cuando el totalitarismo se mostró en toda su dominación. En Rusia, la Revolución de Octubre de 1917, liderada porLenin, abriócamino a la instauración del comunismo; el 1922, se transformaba en URSS. Con la muerte de Lenin, en el 1924, Joseph Stalin inició el proceso de liquidación de toda oposición convirtiéndose en dictador absoluto. Su comunismo estaba alejado del ideal comunista soñado por Marx y Engels. Desde 1936 hasta el 1953, año de la muerte del líder, la URSS sufrió el mayor totalitarismo comunista. Los dos sistemas totalitarios se desafiaron mutuamente luchando por la hegemonía en Europa. 1 Los Totalitarismos del siglo XX IV medio, Ficha de Trabajo Actitudes que fomentan el totalitarismo… ¿soy nazi???? Hoy el totalitarismo no es la forma de gobierno de nuestro entorno, pero actitudes totalitarias a menudo rebrotan como si las semillas de éste perdurasen arraigadas en nuestra sociedad. ¿Qué actitudes totalitarias? Podemos preguntarnos en qué medida tienden al totalitarismo las siguientes: 1. Miedo a la diferencia. Los movimientos totalitarios no aceptan las diferencias; los que manifiestan alguna son considerados intrusos que es preciso marginar o eliminar. La diferencia no es entendida como signo positivo y enriquecedor de diversidad. ¿Por qué, en determinadas circunstancias, rebrota el racismo? 2. Rechazo de los desacuerdos. Los desacuerdos son tildados de traiciones: desviaciones que se han de evitar. Pero los desacuerdos, en una sociedad democrática, son nuevas perspectivas que pueden conducir a nuevas soluciones. Forzar acuerdos no tolerando desacuerdos, ¿es una actitud que fomenta el totalitarismo? 3. Sospecha ante la cultura. Se atribuye a Goebbels, el grande propagandista nazi, la declaración: «Cuando siento la palabra cultura, saco mi revólver». La cultura, cuando comporta una actitud crítica, siempre será sospechosa para los totalitarismos. 4. Léxico pobre y gramática elemental. Los textos escolares nazis se construían con un léxico muy pobre y una gramática elemental con el objeto de limitar los instrumentos del razonamiento complejo y de la crítica aguda. Cuando empobrecemos nuestro lenguaje, debilitamos los recursos que nos pueden proteger. 5. Duda con respecto a la legitimidad de los parlamentos. Buscando la aclamación popular, no el debate, los totalitarismos pronto hacen desaparecer toda tipo de instituciones parlamentarias. Con la información presentada en el texto, responde lo siguiente, relativo a los totalitarismos: I.- CONCEPTOS CLAVES. Define: a) Del Fascismo: Camisas negras, Marcha sobre Roma, Estado Corporativo, Pacto o Concordato de Letrán. b) Del Nazismo: Tercer Reich, Reichstag, SA/SS, Gestapo, Leyes de Nüremberg, Lebensraum. II.- CUADRO COMPARATIVO DE LOS TOTALITARISMOS: Fascismo Italiano Antecedentes económicos de Italia/Alemania que favorecieron los totalitarismos Antecedentes sociopolíticos de Italia/Alemania que favorecieron los totalitarismos Año de llegada al poder Forma en que llega al gobierno Grupos o partidos políticos que apoyan al régimen Título y/o poderes que asume el líder Logros económicos del régimen Medidas represivas del régimen Principio fundamental del régimen Factor de éxito del sistema (opinión) 2 Nazismo Alemán Comunismo Soviético Los Totalitarismos del siglo XX IV medio, Ficha de Trabajo ¿Por qué el fascismo fue un fenómeno que generó tanta adhesión en su tiempo? Para entender esta pregunta, debemos considerar que desde fines del siglo XIX las sociedades liberales habían desarrollado corrientes críticas que cuestionaban el materialismo, el igualitarismo democrático y el internacionalismo socialista. Postulaban, en cambio, un radical voluntarismo de corte nacionalista, que exaltaba la voluntad del poder, el vigor de la juventud y, lo que se podría llamar el “principio masculino”, entendiendo por ello la decisión de imponer los propios términos. Así como los movimientos fascistas eran anti-liberales, desafiaban a los conservadores, a quienes acusaban de debilidad, mediocridad y conformismo. Apelaron a las masas, utilizando lenguajes retóricos propagandísticos que exaltaban tanto a las masas como al líder, su conductor. Con la propagando y los actos de masas, mostraban detentar un poder imbatible, y de este modo imprimieron un sello de seguridad a aquellos sectores medios vulnerables frente a las desestabilizadoras condiciones socioeconómicas de la crisis del ’29. También resultaron atractivos para amplios sectores sociales que añoraban orden y seguridad, valores que sentían amenazados por los brotes revolucionarios de izquierda. Además, siguiendo al líder carismático, decidió, voluntarista, irracional, las masas lograron sentirse protagonistas de la historia. En conjunto, todos estos elementos hicieron posible que, en un mundo inestable, el fascismo se ofreciera moderno y con la voluntad necesaria para imponer un orden nuevo. De: Materiales para la clase de Historia III, Grupo Germania, 1979. Documento: UNA TRAGICA AMISTAD La relación que mantuvieron durante varios años Benito Mussolini y Adolf Hitler quizás no encuadre en el concepto tradicional de amistad. La elevada posición que ambos ocuparon en sus respectivos países, con una imagen de mito a nivel popular, impide hablar de una relación “normal” de amistad entre dos hombres. Sin embargo, existió una estrecha conexión sentimental que supera largamente el típico trato diplomático entre dos jefes de estado. Analizando los hechos, parece que se trató de una vinculación en sentido único: Hitler con su devoción casi enfermiza hacia Mussolini, quedó envuelto en una espiral de desastres militares que, a la larga, le costaron la guerra. Mussolini, por su parte, nunca se cansó de denigrar y despreciar a Hitler a pesar de todo lo que éste hizo por él. Si existiera un monumento a la amistad nadie lo merecería más que Hitler en su relación hacia Mussolini. La admiración de Hitler hacia Mussolini ya era de índole fanática en los años ´20 cuando por todos los medios intentó acercarse al Duce. Pero éste se mostró inflexible durante muchos años e incluso llegó a negarle un autógrafo. Recién en 1934 Mussolini se dignó en recibir a Hitler, quien por entonces ya era jefe de estado. El primer encuentro entre ambos tuvo lugar en Venecia y los contrastes se hicieron evidentes desde el momento en que Hitler bajó del avión. Un Hitler con impermeable y de aspecto burgués fue recibido por un Mussolini que vestía su mejor uniforme. La personalidad arrolladora del Duce conmovió a Hitler mucho más de cuanto éste pudiera suponer. En su viaje de regreso a Alemania Hitler repetía en estado de trance que Mussolini era para él el hombre más importante que había nacido en los últimos mil años. Mussolini, por su parte, no quedó muy conforme con su huésped alemán y llegó a decir que Hitler era un histérico homosexual que no paraba de hablar. 3 Los Totalitarismos del siglo XX IV medio, Ficha de Trabajo Esta primera impresión se mantuvo en ambos hasta el final. Hitler nunca dejó de admirar a Mussolini, aún después de los desastres militares en cadena de su colega italiano. Mussolini, en vez de estarle agradecido, siempre se refería Hitler de un modo despectivo con epítetos como loco, histérico, afeminado, etc. Lo curioso es que muchos de éstos comentarios le llegaban a Hitler por medio de sus servicios de inteligencia y sin embargo nunca se ofendía. (…) Su afecto por Mussolini lo cegó por completo y alcanzó niveles enfermizos durante la guerra. Aún sabiendo que Mussolini hacía un doble juego tratando de establecer alianzas con los aliados, lo siguió apoyando; en 1943 los alemanes ocuparon Italia y descubrieron un arsenal de armas que jamás fueron usadas y depósitos llenos de combustible escondidos a nivel subterráneo. Durante tres años Mussolini no se había cansado de pedirle a Hitler todo tipo de recursos (carbón, nafta, gasoil y otros productos primordiales) cuando en realidad disponía de ellos. La idea de Mussolini era juntar la mayor cantidad recursos para luego desprenderse de la alianza con Alemania. Cuando los alemanes descubrieron este plan traicionero, tras la caída del Duce, en vez de fusilarlo, lo rescataron en un operativo espectacular. Goering, Goebbels y otros altos exponentes de la Alemania nazi quedaron indignados con la actitud del Duce y todos en fila le pidieron a Hitler que fusilara a semejante traidor. Goering que siempre había admirado a Mussolini no podía creer la ingenuidad de Hitler. Mientras sus aviones caían en el Canal de la Mancha por falta de combustible, cientos de trenes cargados de nafta y gasoil habían salido de Alemania para satisfacer las pretensiones de Mussolini. Y ahora resultaba ser que a los italianos les sobraba el combustible al punto de esconderlo en grandes depósitos subterráneos. Pero a pesar de las abrumadoras evidencias Hitler hizo caso omiso al consejo de sus hombres y siguió protegiendo a su "amigo" italiano hasta el final. Cuando en 1937 Mussolini pronunció un célebre discurso ante un millón de personas en Berlín, dijo que cuando se tiene un amigo había que marchar con él hasta el final. Sin embargo, fue Hitler quién se mantuvo leal a su amigo hasta el final. El Duce, en cambio, hizo lo imposible para perjudicar a Hitler y logró su objetivo con creces. Durante los dos últimos años de guerra el Duce siguió buscando la forma de traicionar a su aliado, firmando una rendición por separado con los ingleses. Sus devaluadas acciones no le permitieron ganarse el interés de los ingleses quienes finalmente decidieron negociar con los alemanes. En un último acto de ingratitud hacia Hitler, poco antes de morir, Mussolini repetía ante quien quisiera oírlo, que el Eje había perdido la guerra por culpa de ese loco homosexual de Hitler que no lo había escuchado(!!!) y con gran cinismo acusó a los alemanes de haberlo traicionado. 4