EL SIGLO DE PERICLES - Universidad Católica Argentina

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Universidad Católica Argentina
Facultad de Teología
Historia de la Filosofía I
Grupo 1 – 1er. Año.
TEMA:
EL SIGLO DE PERICLES.
Luego de las guerras médicas, nombre que se conoce el enfrentamiento entre el
Imperio Persa y algunas ciudades-estado griegas, este nombre se debe a que los
griegos usaban los términos medos y persas como sinónimos, comienza en la ciudad
griega de Atenas lo que se denomina como el Siglo de Pericles, el Siglo V antes de
Cristo.
Pericles, nacido en Atenas aproximadamente el 495 a.C. y falleció el 429 a.C.,
Político y orador ateniense, hijo de Jantipo, artífice de la victoria sobre los Persas en la
batalla de Micala (479 a.C.) y Agariste, sobrina del prestiogoso legislador Clístenes y
miembro de la familia aristocrática alcmeonidas, fue discípulo de los filósofos
Protágoras de Abdera y Zenón de Eleo.
Se lo denomino el siglo de oro ya que en el se fomentaron las artes y las letras y
le dio a Atenas un esplendor que no se volvió a repetir a lo largo de su historia, también
se destacaron en política, filosofía, arquitectura, escultura, historia y literatura.
Con relación al ambiente histórico político, según Touchard, comienzan las
grandes ideas de la Atenas democrática.
El pensamiento político griego conoce un considerable desarrollo, condicionado
en gran parte por las transformaciones económicas y sociales que se operan en la
Grecia continental y especialmente en Atenas.
Esta ciudad es la que domina el movimiento de las ideas a través de sus
pensadores.
Efialtes y Pericles realizan la democracia con hechos y no nos han dejado
ningún escrito teórico, como tampoco ningún otro demócrata. Para reconstruir la
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ideología de estos se utiliza las obras de los historiadores Herodoto y Tucidides y de
los dramaturgos Esquilo, Sófocles, Euripides, Aristofanes y por ultimo de los restos que
se conservan de las grandes obras de la sofistica.
Asimismo intento fundar una ciencia de la política. En este aspecto se organiza
en torno de algunos centros principales de reflexión: la democracia y la igualdad, la
libertad, la ley.
La vida política de los griegos esta enteramente condicionada por la existencia
de la Ciudad, la polis, que desempeña en el universo político de los griegos casi la
misma función de los estados modernos.
La ciudad es una organización política y social unitaria de un territorio limitado
que puede comprender una o varias ciudades.
1. La democracia: Este es el término oficial que designa el estado político que
prevalecía en Atenas durante el presente siglo y Pericles lo emplea en la
admirable Oración Fúnebre, según Tucidedes, y que podía servir como
manifiesto.
La palabra democracia designa, en principio el gobierno del pueblo.
a) La igualdad política: Pericles invoca en primer lugar a la igualad en la Oración
fúnebre. Así en un estado democrático es aquel donde la ley es la misma para
todos (isonomia) y donde es igual también la participación en los negocios
públicos (isegoria) y en el poder (isocratia).
En esta igualdad protege a las clases populares de una reacción oligárquica, que
las expulsaría fuera de las Asambleas y a las grandes familias de una tiranía
apoyada en el pueblo que las anularía políticamente.
La igualdad desempeña en el universo político la misma función que la medida en
el orden moral.
b) La igualdad social: El partido democrático adopto algunas medidas de carácter
social: indemnizaciones destinadas a favorecer la participación en la vida publica,
medidas de asistencia pública a los indigentes.
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Los discursos de Demóstenes muestran suficientemente que la democracia toma en
consideración ante todo, el interés global de la Ciudad y que en nombre de la salud del
Estado se pide a los ricos que no regateen en los pagos que deben hacer para
sostener la vida de la Republica y a los pobres que no crean que el tesoro del Estado
debe servir para su propio sustento. La fortuna de los ricos es el tesoro del estado.
c) Gobierno del Pueblo: La soberanía reside por partes iguales en el conjunto del
cuerpo cívico, y cada cual esta obligado a ejercitar esa soberanía. Ser ciudadano
es ya una función. El ideal de la época de Pericles consiste en un hombre
comprometido ante todo en los negocios de la ciudad, bien para mandar, bien para
obedecer. Pues somos los únicos que consideramos no hombre pacifico, sino inútil,
al que nada participa en ella.
La Asamblea del Pueblo, y solo ella es omnipotente, el poder judicial esta en sus
manos, ningún cuerpo intermedio equilibra su poder, aunque los demócratas más
conservadores, inquietos por esta libertad sin freno, tratan de resucitar los que la
evolución democrática ha desmontado, el Areópago, por ejemplo.
El Poder Ejecutivo no sirve en modo alguno de contrapeso, la rotación acelerada
de los magistrados y la colegialidad de las funciones lo debilitan, el ostracismo
permite desterrar a cualquier personalidad que parezca cobrar demasiada
importancia. La preocupación esencial parece ser defender el régimen contra la
influencia particular de un individuo o de una camarilla.
Hay que añadir que, en esta época las magistraturas eran en su mayoría sacadas a
suerte.
Las magistraturas sometidas a elección, tales como la función de estratega,
durante un tiempo adquirieron importancia por el hecho de que eran las únicas en
las que un programa político o cualidades personales podían determinar la
elección.
Nada obstruye en la democracia al Poder Legislativo de la Asamblea, a no ser la
ley ya existente.
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2. La libertad: Es lo que distingue a un griego de un bárbaro. Los atenienses
conquistaron sucesivamente su libertad civil cuando Solon prohibió la prisión
por deudas, su libertad jurídica, con una legislación que protege la persona
física del ciudadano y anuncia por su espíritu el habeas corpus, su libertad
política definida por un griego como el derecho de obedecer la ley dentro de
la igualdad.
La libertad es un estatuto de doble aspecto: por una parte independencia respecto
a toda sujeción personal y por otra obediencia a las disposiciones generales,
libertad mediante la ley pero sujeción a la ley.
Como hemos visto, la soberanía de la ley es un descubrimiento común de todas las
ciudades griegas, la ley es el único soberano que vigila noche y día sobre las
democracias.
Todos les deben obedecer porque entre otras razones, toda ley es una invención y
un don de los dioses, al mismo tiempo que una prescripción de hombres sabios, el
contrato de una ciudad al que todos sus habitantes deben adaptar su manera
de vivir.
Las criticas de las ideas democráticas:
Aristofanes: Denigra la demagogia, que ha entregado el Poder a una criatura tan
inestable, ciega y exigente como Demos, el espíritu belicoso, censurado por el
campesino ático, las innovaciones filosóficas que ponen en peligro los valores
tradicionales, sumarios pero consagrados; la depravación de las costumbres
políticas.
Lo que principalmente censura al régimen, el haber transformado al ateniense de
antaño, vigoroso, frugal, entrenado en los deportes y en la guerra, cerrado a las
especulaciones disolventes, duro en el trabajo y vigoroso en las diversiones, en un
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rábula, débil, malsano, pedante, parlanchín, reclamador, enredador, preocupado
solo por gozar.
La Constitución de los atenienses del seudo-Jenofonte: del análisis científico
del régimen, dice que el autor animado por un lúcido odio, es conciente de la
coherencia del régimen democrático, y también de que este régimen lejos de ser
una degeneración fortuita, se encuentra en vinculación necesaria con la situación
social.
En esta sociedad es justo que todo el mundo, y no solo los antiguos
dirigentes,
tome parte en las magistraturas y es completamente natural que el pueblo se
beneficie de las ventajas ya que el partido democrático quiere reservar las
ganancias a su clientela.
Isocrates: Estos pensadores se encierran más en la especulación teórica. Se
produce lo que ha podido denominarse abandono interior de la democracia,
Isocrates representaría bastante bien a esa fracción de conservadores que
decididos a admitir el principio de la democracia, buscan en la Historia un punto de
equilibrio en el que alcanzó su perfección antes de comenzar a degenerar.
Sobre la base de la isonomia instrumento indiscutido dentro de la democracia,
Isocrates propone volver a quienes los merecen su influencia dentro del Estado
y moderar la igualdad matemática mediante una igualdad selectiva que daría a
cada cual lo que le es debido, restablecer el papel y la importancia del
Areópago aristocrático, que vigilia el orden, sustituir el sorteo por la elección.
En suma. Isocrates quiere una democracia en la que el pueblo como tirano y las
personas honradas como servidores, una democracia en la que el pueblo
ejercería su soberanía mediante la elección y en la que los notables se
ocuparían de los negocios.
Jenofonte y las ideas monárquicas: El pensamiento de Jenofonte es
muy
diferente. Discípulo de Sócrates, se dedica a una áspera crítica a la democracia
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ateniense, caracterizada según él por la división, la indisciplina y la
incompetencia.
Jenofonte ilustra el aspecto del pensamiento autoritario, las ideas monárquicas.
La monarquía como tal era censurada por los griegos y considerada una
institución bárbara, la tiranía había dejado en Grecia dolorosos recuerdos.
En el lenguaje político del siglo IV rey es quien gobierna constitucionalmente y
con el consentimiento del pueblo, es tirano aquel cuya autoridad no se apoya ni
en las leyes ni en el consentimiento popular.
Jenofonte cree profundamente en la figura del jefe y en los meritos que posee el
gobierno de uno solo.
Esta doble superioridad de la competencia y la autoridad nunca es objeto de un
análisis riguroso por parte de Jenofonte.
Las ideas políticas de Platón: La obra política de Platón es de diferente riqueza y
amplitud. Si bien algunas de sus opciones personales pudieron estar cercanas la
las que acabamos de exponer fueron en cambio el punto de partida de reflexiones
que han hecho de Platón uno de los maestros de la filosofía política occidental.
a) La Republica: Lucha contra el amoralismo democrático o aristocrático. Ninguno
de los regimenes existentes, ninguna de las doctrinas que aquellos habían
hecho nacer, satisfacía a Platón. La democracia es el reino de los sofistas, que,
en lugar de ilustrar al pueblo, se contentan con estudiar su comportamiento y
con erigir en valores morales sus apetitos.
La política de estos demagogos no es más que el registro del hecho, el reflejo
de las pasiones de la masa.
En esa jungla que es la sociedad resulta natural que los apetitos de los
individuos fuertes por su superioridad física, intelectual o social se opongan a
las pasiones de la masa, fuerte por su peso.
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Política y moral: Justicia. Por consiguiente, la primera tentativa del filósofo es
constituir en ciencia la moral y la política, las cuales coinciden en su motor
común, el bien, que no es diferente de la verdad, así como sustraer la política
del empirismo para vincularla a valores eternos que las fluctuaciones del
devenir no perturben.
En ese sentido la tentativa de Platón esta encaminada a salvar la moral y la
política del relativismo a que las reducía Protagoras. La ciencia política debe
volver a encontrar las leyes ideales.
Platón rechaza la democracia ateniense, cualquier otro régimen, incluso la
constitución espartana, como empírico.
Platón funda la política como ciencia deduciéndola de la Justicia y no
ciertamente como descripción objetiva de los fenómenos políticos, sino como
estudio normativo de los principios teóricos del gobierno de los hombres.
El hombre y la Ciudad: El hombre es triple, compuesto de razón, de pasiones
generosas y deseos inferiores, pero en proporción variable. En cada uno de los
regimenes mencionados predominan una o dos de las últimas categorías, bajo
el control y la soberanía de la razón. Para obtener un hombre justo es preciso
construir una ciudad justa.
Su ciudad no estará formada por tres clases netamente distinta y cuya
cohabitación realizara una especie de perfección. La primera clase es la de los
jefes y tiene como virtud propia la sabiduría, la segunda es la de los auxiliares o
guerreros, dotados de valor y la tercera es la de los artesanos o labradores,
tanto patronos como obreros, que necesita la templanza y debe saber resistir a
los apetitos. Cada clase representa un aspecto del alma y el conjunto de la
ciudad, representa el alma entera. De esta forma la ciudad es justa porque cada
parte cumple su función en ella y los ciudadanos son justos en la medida de su
participación justa en una Ciudad justa.
Platón nos ofrece una sociedad, a la vez jerarquizada y unificada y en el fondo
esta doble exigencia explica toda la construcción platónica.
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Sus esfuerzos tienden en esencia a realizar una Ciudad que forme una unidad
política y moral. Sus concepciones son, diríamos nosotros, totalitarias.
Para sus ojos es sobre todo escandalosa esa democracia en la que el
individualismo permite las éticas personales. Por otro lado, esta absolutamente
convencido de que los hombres no están igualmente dotados por la naturaleza.
Platón se ve conducido a concebir una especie de unidad funcional en la que
cada parte, diferenciada como órgano, desempeñaría su papel separadamente,
pero en interés común.
Educación del ciudadano: Una educación estricta, dispensada por el Estado
esta Destinada a formar esta elite. Después de una selección se somete a los
jóvenes destinados a guerreros o jefes a un periodo de entrenamiento
deportivo, de los diecisiete a los veinte años.
De los veinte a los treinta se da a los futuros filósofos una visión de conjunto de
las relaciones que unen a las ciencias exactas.
De treinta y treinta y cinco años se les inicia en la teoría de las ideas.
Luego vuelven a las funciones políticas durante quince años y a los 50 años
vuelven a estudiar.
Nadie hizo más que Platón para sacar a la política del simple empirismo
oportunista.
1. Según Platón, las mujeres pueden, en la sociedad de los guardianes,
tener idéntico papel en las actividades públicas que los hombres,
recibiendo por ello la misma educación.
Se suprimen los vínculos matrimoniales y se instituye la comunidad de
mujeres, siendo los magistrados quienes regulan las uniones y fijan el
tiempo de procreación. El estado educa a los niños.
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2. Las leyes: las leyes, obras de vejez, tiene, aunque en apariencia,
intenciones más realistas. Las leyes deben tener un origen divino, y Dios
es la medida de todas las cosas.
Su estado es teocrático e intolerante, y en especial el ateismo será
perseguido severamente. Se garantiza así la unidad moral de la Ciudad,
se intentara corregir al contraventor y si esto no se consigue se les
ejecutara.
Una serie de cuerpos de funcionarios controlan la existencia de los
ciudadanos. El omnipotente Consejo Nocturno dirige la vida moral y
material de la Ciudad. El magistrado principal se ocupara de vigilar la
educación, que será estricta. El matrimonio es obligatorio, las comidas en
común,
la
prohibición
de
los
viajes
al
extranjero,
meticulosas
disposiciones sobre la moralidad privada, un estatuto duro para los
esclavos, todas las medidas tienen como objetivo mantener elevado el
nivel de las costumbres y sofocar cualquier veleidad de independencia.
Aquí Platón da libre curso a su desconfianza respecto a la diversidad. Así
muestra un Estado aristocrático, gobernado severamente, y ordenado en
forma militar, y que se asemeja mucho a una Esparta transformada en
sistemática y por así decirlo, filosóficamente totalitaria.
La democracia moderada de Aristóteles:
La obra política de Aristóteles representa también una tentativa de
detener la decadencia de la ciudad griega. Pero su espíritu es totalmente
diferente.
Aristóteles esta separado por una generación de Platón.
Para Aristóteles el hombre es un animal político, se distingue de los
demás animales por su pertenencia a una polis. Esta fruto de la
civilización es el término de un desarrollo de las asociaciones humanas
cuyos estadios han sido, la familia, la tribu, la aldea, la ciudad. Por otra
parte, la ciudad es, según él, la Constitución.
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La Constitución crea al estado hasta el punto que si la constitución
cambia, cabe preguntar si se trata del mismo estado. Esta visión
abstracta que limitara constantemente el pensamiento político de los
griegos clásicos, era ya de Platón e Isocrates.
Es el defensor de la Ciudad a doble titulo, en primer lugar la defiende en
el plano filosófico como forma natural de la vida humana y en segundo
lugar, aunque sabe muy bien que es sólo un modo, entre otros, de la vida
social, tiene a subrayar el valor particular de este sistema político, mas
aun precisa las dimensiones de la ciudad ideal que no debe ser
demasiado vasta.
Método. Aristóteles reconoce después de la diversidad de las politeiai.
Preocupado ante todo por establecer catálogos precisos, registro 158
constituciones de ciudades o de diferentes países, con ayuda de sus
discípulos. Estudio también el derecho usual de los bárbaros, las leyes
de Solon y las reivindicaciones de las ciudades griegas, entre otras
colecciones de investigación política.
Se entrego a un trabajo de encuesta considerable, buscando materiales
en los trabajos de los historiadores, de los logógrafos, de los técnicos y
de los viajeros. Por lo tanto su manera de proceder es totalmente
diferente a la de Platón, hoy en día la llamaríamos científica.
Hay en la política dos intenciones diferentes, por una parte trata de
estudiar la mecánica de los Gobiernos existentes y por otra cuida, al igual
de Platón de describir un estado ideal, el mejor posible.
Estudio de los regimenes existentes: Aristóteles distingue tres tipos de
Constituciones, según el numero de los gobernantes, monarquía,
aristocracia y timocrática (democracia censitaria) teniendo cada una de
ellas una forma corrompida, tiránica, oligárquica y democrática. En las
buenas Constituciones el gobierno se ejerce en beneficio de los
gobernados: tal es el criterio que separa ambas partes.
Aristóteles desea hacer prevalecer una Constitución basada en la clase
media, esa clase que había intentado en varias ocasiones imponer en
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Atenas sus puntos de vista y que se definía como intermediaria entre los
ricos, llevados por el egoísmo y la ambición y los no propietarios, carga y
amenaza para el Estado, según Aristóteles esta clase es la que asegura
la estabilidad al Estado, permanece fiel a las leyes y desconfía de los
arrebatos pasionales, no trabaja solo para su interés sino para el de
todos. Sitúa la virtud en una especie de término medio, de vía media.
Intenta conciliar el principio democrático y el principio aristocrático,
Aristóteles cree en el valor de las mayorías.
Reserva las funciones para la virtud, defendiendo Aristóteles ahí la
doctrina de la igualdad proporcional al merito, tan apreciada por
Isocrates, frente a la igualdad aritmética. Todo el edificio tendrá como
garantía un censo razonable que asegurara a la clase media la
preponderancia política necesaria para arrastrar tras de si a las demás
clases por la camino de la moderación.
Si bien Platón deseaba lo absoluto, Aristóteles desea una conciliación,
una constitución concreta cuya denominación exacta no le preocupa.
Aristóteles se limita a pedir al buen gobierno que proteja al pobre de la
opresión y al rico de la confiscación, y a la clase media que gobierne lo
mejor posible los intereses de todos.
El estado Ideal: No expone un estatuto político preciso, solo manifiesta
su intención de exponer más bien las condiciones generales que
aseguran el buen funcionamiento de una Ciudad. Además trata de
establecer más que una Ciudad Justa, como Platón, una Ciudad feliz, la
felicidad en un uso perfecto de la virtud.
Condiciones generales: modesto tamaño, territorio reducido, fácil de
defender y escogido de manera que todo el mundo pueda conocerse, la
posición geográfica, próxima al mar y con fáciles comunicaciones, variara
con el tipo de Estado, ya que la oligarquía necesita de recinto amurallado
y en cambio la democracia se aviene a la llanura.
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Por ultimo las consideraciones prácticas sobre el urbanismo hacen
patente una preocupación por la organización práctica. Se le atribuye
corrientemente el merito de haber introducido en el pensamiento político
algunas consideraciones sobre el clima y la raza, tomadas de la ciencia
medica y destinadas a una gran celebridad.
Se puede señalar:
1. Aristóteles continua prisionero de las formulas tradicionales. Aun
cuando es el campeón de la clase media, se adhiere cuando define
Ciudad ideal al menos, el principio del ocio noble, debiendo estar el
ciudadano que él elogia totalmente liberado de ocupaciones manuales
o comerciales.
2. Se muestra incierto en sus puntos de vistas teóricos. Admite en mayor
y menor grado cualquier régimen menos la tiranía.
3. Por ultimo la impresión de esta diversidad política le lleva a buscar
explicaciones y determinaciones antes que definiciones normativas.
EL SIGLO DE PERICLES:
GOBIERNO:
En este siglo Atentas estaba gobernada por 10 estrategas (o generales) que eran
elegidos cada año por las 10 tribus ciudadanas. Se encargaban de la guerra
Medidas para los pobres:

Concesión de salario a los funcionarios públicos.

Buscar y proporcionar trabajo a los pobres.

Otorgar tierras a los campesinos desposeídos.

Asistencia pública para los inválidos, huérfanos e indigentes.

Hubo otras ayudas sociales más.
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LAS INSTITUCIONES:
Los magistrados eran aquellas personas que ocupaban un cargo público, aquellos
que formaban la administración del estado. Eran elegidos por el sistema de las habas.
Se disponía de unas habas blancas y otras negras y según el haba que saque la
persona obtenía si o no el cargo.
Había dos cargos que no eran elegidos por este método; el estratega (general) y el
magistrado de las finanzas que lo elegía la Asamblea del pueblo.
Había más de 40 funcionarios de la hacienda y más de 60 policías.
La Asamblea fue el primer órgano de la democracia. Se reunían con una frecuencia de
40 veces al año. Dictaba leyes y decretos y los mandaba al Consejo o Bule.
Este estaba formado por 500 miembros, 50 de cada tribu y aprobaba las leyes o
decretos.
LAS ARTES Y LAS LETRAS:
Se trata de un siglo de oro para la escultura y la arquitectura. Algunos ejemplos:

Reconstrucción del templo Zeus en Olimpia.

Reconstrucción del templo de Apolo en Delfos.

Construcción de la Acrópolis, la ciudad de los mármoles para gloria de los
Dioses.
Escultores:
Fidias como el más grande es el autor de dos inmensas estatuas: criselefantinas y
atenea.
Otros escultores fueron Mirón y Policleto.
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El Teatro:
El teatro alcanzó su gran apogeo en el siglo V a.C. Pericles lo impulsó y favoreció con
una serie de medidas practicas y económicas. Las familias más ricas tenían la
obligación de cuidar y sostener los coros y a los actores. De esta manera Pericles se
ocupaba de mantener la tradición según la cual las piezas de teatro servían para
educar moral e intelectualmente al pueblo.
Atenas llegó a ser la gran ciudad del teatro griego. Hasta ese siglo existían solamente
teatros levantados en piedra, pero en el siglo de Pericles se organizaban las
representaciones en unos teatros provisionales, hechos de madera, que solo les
mantenían los diez días que duraban las representaciones.
Estas sesiones se daban durante ocho horas seguidas y eran una especie de concurso
que tenía su jurado encargado de proclamar su vencedor. Los mejores escritores
dramáticos de la época acudían a estos certámenes y estrenaban allí sus obras.
Debían actuar como máximo tres actores que llevaban la máscara que les identificaba
con el personaje que representaban, acompañaban a los actores un coro que cantaba
y los recitadores.
Escritores dramáticos:
Esquilo, cuyos temas versaban sobre la mitología.
Sófocles, cuyas obras suponían una critica acerba sobre los problemas religiosos y
políticos.
Aristofanes, que dominó el teatro cómico recurriendo a las críticas y caricaturas.
Pensadores:
Demócrito, fue quizás el más interesante de todos, con su teoría atómica del Universo
(imaginó el Universo como una inmensa combinación de átomos).
En la segunda mitad del siglo V se dio el nombre de sofistas a los maestros que daban
una instrucción sobre diversas ramas de la ciencia y el conocimiento a cambio de un
salario.
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Atenas fue en este siglo la “escuela de Grecia”. Pericles y su esposa se rodearon y
tuvieron como huéspedes no sólo a grandes hombres atenienses sino a grandes
personajes forasteros, lo más cultivados de Grecia y de fuera de Grecia. Frecuentaron
su casa el filósofo Anaxágoras, el historiador Herodoto y el arquitecto Hipódamo de
Mileto, que fue quien reestructuro El Pireo.
Destacaron los historiadores Herodoto, que describió las Guerras Médicas, Tucidides
que dejó escrita la obra más grande de la Antigüedad. Guerra del Peloponeso y
Jenofonte escritor parcial y mal documentado pero que en opinión de los estudiosos,
dejó una obra útil para consulta sobre los primeros años del siglo IV a.C.
Atenas fue también la capital de la elocuencia. Desde finales del siglo V la elocuencia
se había elevado a la categoría de arte. Existían los logógrafos que escribían los
discursos y que crearon una forma literaria nueva caracterizada por la claridad y pureza
del lenguaje. Llegó a ser una profesión lucrativa. Se sabe que el logógrafo Lisias hizo
una gran fortuna gracias a su profesión. Más tarde se hicieron famosos los oradores
Isócrates y Demóstenes.
FIN DEL SIGLO DE PERICLES.
La devastadora guerra del Peloponeso que da la victoria a Esparta, hizo estragos en la
ciudad ateniense que perdió definitivamente su independencia el 338 a.C. cuando el
rey de Macedonia Filipo II venció a los griegos y los sometió a sus supremacías.
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