LA NARRATIVA EN EL SIGLO XX

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LA NARRATIVA EN EL SIGLO XX
Prof. Ma.del Huerto Prato
1. Introducción
2. Panorama histórico
2.1 Acontecimientos políticos
2.2 Acontecimientos culturales
3. De la novela tradicional a la novela del siglo XX
3.1 La novela del siglo XIX: producto de un mundo estable
3.2 La novela del siglo XIX: formas tradicionales de narrar
3.3 La novela del siglo XX: reflejo de un mundo inquietante
3.4 La novela del siglo XX: innovaciones en la forma de narrar
1. Introducción
El siglo XX fue una época de crisis de la civilización, una época compleja, por lo
tanto, no es de extrañar que la literatura que produjo refleje esas características.
Progresos técnicos y científicos fabulosos, guerras monstruosas, población mundial
en veloz aumento, son fenómenos que modifican la visión que tiene la humanidad
de sí misma, del universo, del futuro y del sentido mismo de todas las cosas.
La desconfianza hacia la razón y sus creaciones es uno de los signos que señalan un
cambio de actitud al iniciarse el siglo. Durante el siglo XVIII y gran parte del XIX,
existía la convicción de que la inteligencia solucionaría los problemas de la
humanidad, respondería a todas y cada una de sus preguntas. El romanticismo minó
esta confianza y el golpe de gracia lo dio la constatación empírica de que la ciencia
continuaba haciendo avances increíbles, pero eso no implicaba verdadero progreso ,
sino que abría caminos hacia una posible autodestrucción. Surge así un fuerte
impulso irracionalista y una búsqueda de nuevas convicciones.
“La religión había constituido durante largo tiempo esta especie de seguro que
representa una doctrina comúnmente aceptada; más tarde, la razón la reemplazó en
ese papel (...) Hasta comienzos del siglo XX (...) existía una confianza común en la
posibilidad de arreglar las cosas y de comprender el mundo; los valores admitidos,
a título de tradición o a título de ideal, dependían de esta confianza (...) Todo lo
contrario ocurre ahora. Está abierta la puerta a todos los misticismos,a todas las
angustias, a todos los individualismos, a las búsquedas más diversas de un absoluto
que no está ya en el templo de lo colectivo; va a nacer la idea de que el hombre
debe inventar lo que lo justifica, sin ningún socorro exterior y el existencialismo
ateo la formulará con rigor, más tarde”1
En la literatura, esta búsqueda recorrió los más diversos derroteros. A lo largo del
siglo, algunos escritores valorizaron la fe (Claudel, Greene); otros el instinto sexual
(D.H. Lawrence); otros exaltaron lo estético (Gide); otros confiaron en la aventura y
1
Alberes, R – La aventura intelectual del siglo XX. Peuser. Bs. As. 1952
1
la acción como formadoras del individuo (Saint Exupery). Como no hay una
convicción común que alimente las esperanzas de todos los hombres, cada cual
busca “su” verdad, “su” ética, “su” concepción de la vida.
Otros escritores, simplemente expresan en sus obras la desesperanza, la angustia
provocada por la experiencia de que la vida no sólo es trágica, sino que también es
absurda, sin sentido.
Alberes, en su obra La rebelión de los escritores de hoy, sostiene que existen épocas
apolíneas y épocas prometeicas.
Las épocas apolíneas son aquellas donde existe un sólido andamiaje de valores y
autoridades colectivas. Las épocas prometeicas, en cambio, son aquellas “donde
cada uno debe encender solo su llama o tiritar en las tinieblas. Ningún dios común
dispensa a los hombres su luz y calor y el fuego es entonces, una conquista personal
de cada hombre, cada chispa representa un frágil tesoro...” 2
El siglo XX pertenecería al segundo grupo y cualquier estudio mínimamente
profundo de su arte lo demuestra.
2. Panorama histórico.
No es ninguna novedad que el arte, como creación y expresión humana, es producto
de un momento histórico y por lo tanto, no es ajeno a los acontecimientos políticos,
sociales y culturales.
2.1 Acontecimientos políticos
Un estudio exhaustivo de la historia del siglo XX excede a los objetivos de este
trabajo, sin embargo, se hará un raconto de los hechos más relevantes organizados
en cinco períodos.
a) Período 1900 – 1914
Período de relativa paz que termina abruptamente con el estallido de la Primera
Guerra Mundial. Colonialismo de las grandes potencias europeas, que deciden a
nivel planetario.
b) Período 1914 – 1918
Primera Guerra mundial que enfrenta a Inglaterra, Francia, Rusia, Italia y desde
1917 los Estados Unidos contra Alemania, el Imperio Austro- Húngaro y el Imperio
Otomano. Como también participaron algunas colonias de las grandes potencias y
aliados menores, el conflicto alcanza carácter universales.
Por otra parte, en febrero de 1917 cae el zarismo en Rusia y se instala el primer
sistema socialista.
2
Alberes, R.- La rebelión de los escritores de hoy. Emecé. Bs. As. 1953
2
c) Período 1919 – 1939
Período entre las dos guerras. El discutido Tratado de Versailles sume en la miseria
a los países vencidos, especialmente a Alemania. A consecuencia del
desmembramiento del Imperio Austro- Húngaro aparecen nuevos países en el mapa
de Europa ( Checoslovaquia, Yugoesalvia).
Surge el fascismo en Italia y el nazismo en Alemania. Intentos falangistas en España
con José Antonio Primo de Rivera.
En 1929 se produce la quiebra de la bolsa de Nueva York y como consecuencia, una
profunda crisis económica. Primera presidencia del gran estadista nortemericano
Franklin Delano Roosevelt; cuya política del New Deal encamina al país hacia la
recuperación.
Tiene lugar la Guerra Civil española (1936 – 1939) que opone la derecha (
representada por Franco, Mola, Sanjurjo y otros) a la “izquierda”, representada por
el sistema liberal burgués asociado a sectores socialista,comunistas y anarquistas.
Finaliza con la imposisción de la dictadura franquista.
Italia invade Abisinia y Albania. Hitler anexa Austria y Checoeslovaquia
d) Período 1939 – 1945
Segunda Guerra Mundial de dimensión planetaria. Exterminio de seis millones de
judíos en los campos de concentración nazis. Explosión de las bombas atómicas en
Hiroshima y Nagasaki.
El final de la guerra trae como consecuencia, aparte de la caída de los regímenes
totalitarios, la muerte de 22 millones de rusos, 9.5 millones de alemanes, 5 millones
de polacos, 5 millones de polacos, 5 millones de yugoeslavos, medio millón de
franceses, medio millón de italianos, etc.
e) Período 1945 – 1980
Segunda post- guerra, que se convierte en guerra fría, con distintas etapas de
recrudecimiento (crisis de Berlín, crisis de los cohetes en Cuba, crisis de
Afganistán) y distensión (conferencias Salt I y Salt II, Tratado de Helsinki). Dos
colosos que representan dos sistemas socio –políticos opuestos se disputan el
liderazgo mundial: EEUU y URSS.
Se efectúa el Juicio de Nuremberg.
Se inicia la carrera espacial. URSS envía el primer satélite al espacio. EEUU envía
una nave tripulada a la luna.
En China vence la revolución socialista liderada por Mao Tse Tung.
Guerra de Corea.
Se produce el proceso de descolonización en África y Asia.
Triunfo de la revolución cubana. Instauración de la dictadura de Fidel Castro, de
signo marxista leninista.
Movimientos subversivos en toda América Latina.
En Chile es electo democráticamente un gobierno socialista (Salvador Allende) que
es derrocado por un cruento golpe militar.
Guerras reiteradas en medio oriente. La causa de estos enfrentamientos constantes es
la oposición del mundo árabe a la creación del estado de Israel (en 1948) en una
zona reivindicada por los palestinos.
Derrota de EEUU en Vietnam.
Muere Franco y se reinstala la democracia en España.
3
Caen algunos autócratas notorios y sanguinarios: el Sha de Persia, Idi Amin en
Uganda, Somoza en Nicaragua, Macías de Guinea Ecuatorial.
URSS invade Afganistán.
El sindicato obrero “Solidaridad” en Polonia,logra debilitar el poder socialista en
dicha nación.
2.2 Acontecimientos culturales
Simultáneamente con estos hechos de carácter político es necesario destacar una
serie de realizaciones en el campo de la ciencia, de la cultura y del arte que
contribuyeron a perfilar el siglo XX con características insólitas y obviamente
desconocidas en etapas anteriores de la humanidad. Este patrimonio va a ejercer su
gravitación en la literatura, un arte especialmente sensible a los problemas de su
tiempo.
A continuación, se enuncian brevemente aquellos más relevantes.
El cine, invento que coincide con los comienzos del siglo, se incorpora como la más
moderna y popular de las artes. Aparece una nueva forma de narrar que incluye,
además de la palabra, las imágenes, la música, otros sonidos. La ténica
cinematográfica ha influido mucho en varios narradores (Por ejemplo John Dos
Passos, Alain Robbe Grillet y Jorge Luis Borges). Arnold Hauser, uno de los
mejores historiadores de arte contemporáneo, titula “Bajo el signo del cine” al
capítulo correspondiente al siglo XX 3
Otra revolución cultural fue la valorización del inconsciente humano como parte
esencial de la personalidad a partir de las investigaciones de Sigmund Freud y sus
discípulos. La literatura encuentra en ellas una nueva veta para explotar al momento
de crear personajes.
La teoría de la relatividad enunciada por Albert Einstein, modifica la teoría de la
gravitación universal y afirma que el tiempo no es una entidad absoluta. Tendrá
amplias consecuencias filosóficas ( ver apuntes “arte de vanguardia” )
Afecta a la literatura, también, el pujante avance de las ideologías marxistas.
Algunas revoluciones triunfantes logran sustituir, en algunos países, la economía
liberal por una economía socialista de planificación; proclaman haber abolido la
lucha de clases y aspiran a sustituir el mundo de valores de la burguesía por un
mundo de valores socialistas. Muchos escritores, ya sea porque se pliegan a estas
propuestas o porque son críticos con respecto a ellas, siguen con atención la
evolución de los países donde se intenta ponerlas en práctica.
La liberación de la energía atómica hace tangible, por primera vez en la historia, la
posibilidad de la total aniquilación del mundo y por ende, de la humanidad. Con esta
amenza en el horizonte, la visión de los sistemas políticos, de la paz y de la vida
misma, sufre una fuerte sacudida.
Aparecen en escena los medios masivos de comunicación (radio, televisión, cine y
aumenta la difusión de la prensa escrita, que ya existía). Muchas veces, estos medios
3
Hauser, Arnold- Historia social de la literatura y del arte. Tomo III. Ed Labor. Colombia. 1994
4
son dirigidos por gobiernos o grupos de poder, lo que genera la difusión de un único
perfil ideológico y la manipulación de millones de personas. De este modo, la
verdadera literatura y el arte en general, pasan a cumplir la función de oponerse a
estos productos pasatistas y de consumo; invitan al cuestionamiento y a la reflexión,
al desenmascaramiento y la profundidad.
El proceso de industrialización, que no se puede detener a riesgo de traer la crisis y
el caos, genera la sociedad de consumo. La importancia de ciertos objetos de confort
como símbolos de status, colocan al “tener” por encima del “ser”. La
autorrealización personal parece quedar supeditada a la satisfacción de ciertas
“necesidades” materiales (cuidadosamente creadas por los medios masivos de
comunicación); esta carrera por comprar conduce obligatoriamente a la frustración,
ya sea por la imposibilidad de alcanzar los productos apetecidos o porque siempre
surgen otros nuevos.
En el terreno de la electrónica, las computadoras comienzan a sustituir a los seres
humanos , no sólo en procesos matemáticos o técnicos (cuyas repercusiones en la
reducción del mercado laboral son innegables) , sino también en otros roles;
empiezan a reemplazar a los compañeros de juego y al encuentro de amigos. El
dominio de la ciencia ficción comienza a perfilarse cada vez más en “ciencia” y
menos en “ficción”. Algo similar puede decirse del contacto con el espacio y el
sorprendente y ya cotidiano servicio de los satélites artificiales.
Las artes plásticas se adelantan a la literatura en su revolución. Ya antes de la
Primera Guerra Mundial, el cubismo (Picassso, Bracque) y la pintura abstracta
(Kandinsky) rompen la tradición naturalista y las leyes de la perspectiva.
Igor Stravisnky, en 1912 con La consagración de la primavera inica la revolución
musical, quebrando la línea metódica tradicional.
3. De la novela tradicional a la novela del siglo XX
Todos los géneros literarios se vieron afectados con la llegada del siglo XX. Los
motivos pueden hallarse en el contexto socio político y cultural, al cual se refiere la
parte anterior de este trabajo, o al agotamiento de las formas artísticas practicadas
hasta ese momento y la necesidad de renovarlas.
En el caso de la novela, las innovaciones son notorias. Este género había alcanzado
una cumbre en el siglo XIX y continuar por ese camino hubiera conducido, sin
duda, a la repetición o a la pérdida de calidad. Por eso hacía falta una ruptura, tanto
en los temas tratados como en los procedimientos narrativos empleados para
hacerlo.
Michael Butor 4 sostiene que la novela “es una forma particular de relato. Es un
fenómeno que rebasa considerablemente el terreno de la literatura; es uno de los
elementos esenciales de nuestra aprehensión de la realidad”. En la novela, el lector
busca salir de sí mismo, escapar de sus límites, multiplicar su experiencia vital. Pero
4
Butor, Michael- Sobre literatura . Barcelona. Seix Barral.1967
5
más que nada, lee las historias de personajes para llegar a conocerse más a sí mismo;
para aprender a vivir, para ser más y mejor, uno mismo.
3.1 La novela del siglo XIX : producto de un mundo estable
La novela del siglo XIX responde a un mundo estable, cuyas bases filosóficas son
el racionalismo y el positivismo, con la consiguiente fe en el conocimiento
científico. Es un mundo relativamente tranquilo, comprensible, ordenado
jerárquicamente, basado en ciertas tradiciones que se transmiten y cuidan y en la
certeza de la existencia de verdades absolutas.
Los valores predominantes son los de la burguesía: la democracia, el liberalismo, el
individualismo, etc.
Según Jaime Rest 5, la novela como género se vincula estrechamente con el
surgimiento, evolución y crisis de la sociedad burguesa, que halló en ésta un
adecuado medio expresivo para sus ideales y modos de realización.
Según este autor, tanto en Inglaterra como en Francia, el desarrollo del género se
acelera cuando accede al poder la burguesía: en Inglaterra, después de la
Revolución gloriosa de 1688, momento a partir del cual se constituyó una sociedad
democrática, individualista y competitiva y en Francia, luego de la revolución de
1789.
A su vez, las cumbres más destacadas de la novela realista se alcanzan durante el
siglo XIX (Charles Dickens, George Eliot, William Makepeace Thackeray, en
Inglaterra y en Francia, Stendhal, Balzac, Flaubert y Zola), período de hegemonía
burguesa por excelencia.
En la mayoría de ellas, los conflictos giran en torno a tres factores claves de la
ideología burguesa: el matrimonio, el dinero y el prestigio social. El final feliz
ocurre cuando los personajes logran reunir los elementos.
Sobre el final del Siglo XIX comienza a esbozarse la crisis de los valores burgueses
y se prepara la ruptura en la narrativa.
En la novela monumental de Marcel Proust A la recherche du temps perdu (En
busca del tiempo perdido) se registra el breve instante en que los círculos escogidos
alcanzan la perfección apetecida ; pero en las últimas páginas de esta extensa
narración la crisis ya es inminente: la invasión de Francia en la Primera Guerra
Mundial y la destrucción de los vitrales en la Iglesia de Combray son los anuncios
del desastre; es el fin de una civilización, una civilización que Proust evoca en su
exquisitez y corrupción. La burguesía francesa ha completado el ciclo y afronta su
primera gran crisis, con ello parece comenzar el ocaso de la novela clásica.
El ordenamiento que parecía tan sólido y definitivo se muestra perturbado por
hondas conmociones que responden al panorama histórico del siglo XX(capítulo 2
de este trabajo). Su estabilidad se ha deteriorado y su validez se ve fuertemente
5
rest, jaime – Novela, cuento, teatro: apogeo y crisis. Bs. AS CEDAL 1971
6
cuestionada. El hombre deja de vivir en un mundo estable, para descubrirse inmerso
en un mundo inquietante.Como la novela es una manera de aprehender el mundo, al
cambiar el mundo,cambia la novela.
3.2 La novela del siglo XIX: formas tradicionales de narrar
Si bien las técnicas narrativas evolucionaron mucho a lo largo de la historia, este trabajo
se limitará a describir las predominantes en la novela realista del siglo XIX, a los
efectos de contraponerlas a las innovaciones que trae la novelística del siglo XX.
La novela realista pretende reflejar la realidad lo más fielmente posible, por eso sus
relatos se desarrollan en la época contemporánea y emplean el lenguaje cotidiano. Las
acciones no se mueven dentro de lo verdadero, pero sí dentro de lo verosímil y se limita,
expresamente, la presencia de elementos fantásticos.
El novelista es un gran observador de su entorno. Multitud de anécdotas podrían
confirmar esta afirmación. Por ejemplo, Balzac, para distraerse después de su agotadora
jornada de trabajo, salía a pasear por París, elegía un desconocido y lo seguía, fijándose
bien en todos los detalles, para adivinar su nombre, profesión, carácter, familia, gustos,
domicilio.
Además de observador y testigo, el novelsita realista es un historiador social de las
distintas “especies” que pueblan nuestro mundo. Balzac, en el Prólogo a la Comedia
Humana utiliza una comparación con las ciencias naturales: “ He visto que (...) la
sociedad se parece a la naturaleza (...) Las diferencias entre un soldado, un obrero, un
administrador, un abogado, un vago, un sabio, un político, un comerciante, un marino,
un poeta, un pobre, un sacerdote son , aunque más difíciles de percibir, tan
considerables como las que distinguen al lobo, el león, el asno, el cuervo, el tiburón y el
cordero”
De este modo, el novelista se convierte en un pintor de las costumbres de su época. En
el mismo prólogo anteriormente citado, Balzac acota: “Haciendo el inventario de los
vicios y virtudes, reuniendo los principales hechos pasionales, pintando los caracteres,
escogiendo los acontecimientos principales, componiendo tipos mediante la reunión de
rasgos de muchos caracteres homogéneos, quizás podría llegar a escribir la historia
olvidada por tantos historiadores, la de las costumbres”.
Como consecuencia natural de todo esto, las novelas de este período están plagadas de
descripciones extremadamente minuciosas que al lector actual le resultan excesivas e
innecesarias.
La forma de comenzar la novela es característica. El novelista se preocupa de ubicar la
acción cuidadosamente en el espacio y el tiempo. Predominan los escenarios
aristocráticos o de clase media. La pobreza comienza a aparecer vista bajo el prisma
banal y regocijado del pintoresquismo. Camus se ha burlado agudamente del comienzo
normal de una novela clásica,que ejemplifica así: “Una hermosa mañana del mes de
mayo, una elegante amazona recorría, montada en un soberbio caballo alazán, los
floridos paseos del Bois de Boulogne...”
7
Los personajes suelen ser muy coherentes y predecibles. En general, persiguen una
finalidad determinada; buscan satisfacer la pasión que predomina en sus
temperamentos: codicia, vanidad, generosidad, lujuria, amor... Son, más que verdaderas
personas, resortes proyectados hacia un objetivo concretísimo. Una vez que el lector
sabe cuál es éste, las acciones del personaje son muy fáciles de comprender y aún de
adivinar. Justamente, Gide sostiene que “lo que hace artificiales a los personajes
literarios es su consistencia, el hecho de que obren siempre exactamente como uno lo
espera”.
A pesar del afán realista de los autores del siglo XIX, según algunos autores
contemporáneos, como Max Aub “la manera tradicional de narrar es, tal vez la más
falsa”. Esta afirmación se basa en que este tipo de narraciones proporciona una realidad
fragmentaria, parcial, limitada a cierto tipo de asuntos, a ciertos personajes y a ciertos
mecanismos psicológicos. Una parcialidad tan grande corre el riesgo de caer en la
fasledad pura y simple.
La novela del siglo XX ha roto todas estas limitaciones una por una. Por eso significa
una desintegración de la novela tradicional y un nuevo intento, indudablemente
logrado, de captar más perfectamente la realidad. Una realidad que , por supuesto, ya no
es estable, sólida ni tranquilizadora.
3.3 La novela del siglo XX: reflejo de un mundo inquietante.
El mundo estable, tranquilizador, a la medida del hombre, es hoy sólo un recuerdo. Ha
cambiado el mundo, ha cambiado la novela. Los acontecimientos históricos
sorprendentes y desestabilizadores; las innovaciones tecnológicas; el terror ante la
posibilidad de la destrucción; la sociedad de consumo y otros hechos políticos y
culturales ya enumerados en este mismo trabajo, mueven los cimientos del hombre
contemporáneo.
El conocimiento es tan amplio que ya no es posible saber todo, abarcar todo. El mundo
deja de concebirse como algo racional y comprensible.
El ser humano pierde su fe, sus convicciones, incluso el sostén de sus tradiciones y
queda sin ningún asidero. Esto, en principio, puede dar sensación de libertad, pero esta
aparente liberación trae consigo, indisolublemente unida, la aterradora pregunta sobre el
sentido mismo de la existencia humana y muchas veces, la frustración y la angustia.
La novela del siglo XX refleja toda esta situación, tanto en los temas que trata como en
las técnicas que utiliza para narrar.
“El mundo aparece ya como algo esencialmente inquietante, inestable, en peligro. La
novela no nos da una lección completa, sino un enigma. Hay en ella desorden,
complejidad, caos (...) Una realidad oscura, contradictoria, exige ser expresada
también de una forma oscura, desconcertante. De ahí la dificultad que muchas novelas
contemporáneas presentan para el lector medio. Éste no recibe ya un mensaje
claramente expresado, sino que es invitado a penetrar en un laberinto sugestivo. Es
incompleta la presentación del escenario y de los personajes. Éstos actúan muchas
8
veces de forma inconexa o contradictoria. Como en la vida real. El lector cobra un
papel mucho más activo.”6
3.4 La novela del siglo XX : innovaciones en la forma de narrar.
Los narradores del siglo XX experimentan con distintas técnicas narrativas que los
alejan de las novelas tradicionales. En todos los casos, cuentan con un lector activo que
co- labore con ellos. Se parte de la base que existe un placer derivado de descifrar.
Estas innovaciones se presentan en forma muy variada y desordenada a lo largo de todo
el siglo, por eso es imposible agrupar a los novelistas en corrientes o movimeintos,
como sí puede hacerse en la poesía de vanguardia.
Los personajes de la novela del siglo XX pierden, por lo general, la importancia que
tenían de “protagonistas” o de “grandes personajes” o de “individualidades impares”
para convertirse en arquetipos de la conducta contemporánea ( por ejemplo, los
personajes de las novelas de Sinclair Lewis, o de John Dos Passos o de Aldous Huxley
o de Jean Paul Sartre) o en buscadores de claves existenciales o vitales (Kafka, Camus,
Saint Exúpery, Henry Miller) . En definitiva, no son más que peregrinos de un viaje
interior en búsqueda de la unidad consigo mismos.
Se comportan en forma incoherente, contradictoria; emprenden rutas acertadas y luego
las abandonan; saben elevarse a héroes en un capítulo y volver a la mezquindad en el
siguiente. Por ejemplo, Mrs. Dalloway, el personaje de Virginia Woolf, es un conjunto
de impresiones y sensaciones, de impulsos sueltos. Detrás de todo esto, yace en el fondo
el misterio de la personalidad.
E. M. Forster, importante novelista y crítico contemporáneo, hizo una distinción entre
“flat characters” y “round characters”. Los primeros son construidos alrededor de una
sola frase. Los personajes “round” , en cambio, tienen varias facetas, no se pueden
resumir en una frase, sorprenden al actuar. Estos últimos son los típicos de la novela del
siglo XX.
La descripción se retira y da paso a la narración más pura. Por ejemplo, los personajes
no son presentados por el narrador, sino que se los muestra actuando y se definen,
entonces, por sus palabras y obras. Es lo que la crítica anglosajona denomina dar
prioridad al “showing” (mostrar) sobre el “telling”(decir).
En cuanto al argumento de las novelas, se destaca la revaloración de episodios
mínimos que la novelística anterior había desdeñado. Además, los hechos externos (y
sobre todo los grandes hechos externos) pierden protagonismo;lo significativo se
encuentra en la intimidad del individuo, no en sus hechos. Se explora lo inconsciente, el
ensueño, el recuerdo, la impresión fugaz (Henry James, Virginia Woolf), la atmósfera
de pesadilla (Kafka), la melancolía (Onetti)... La peripecia exterior es sustituida por la
peripecia interior.
6
Amorós, Andrés – Introducción a la novela contemporánea. Madrid Cátedra 1976
9
Este predominio del mundo interior sobre el exterior consagró el uso del monólogo
interior. Se llama así a la verbalización del flujo del inconsciente. El ejemplo más puro
del uso del monólogo interior es Ulises de James Joyce, en donde los recuerdos,
sentimientos y deseos de la esposa de Bloom son expuestos, sin signos de puntuación,
tal cual fluyen en su conciencia. En Virginia Woolf( Mrs. Dalloway) y en William
Faulkner pueden hallarse otros ejemplos. Si bien la complejidad que se alcanza
mediante este procedieminto es grande, se torna aún mayor si el narrador adopta la
variante de mostrar lo que pasa en varias conciencias simultáneamente.
En términos generales, puede afirmarse que el hilo anecdótico de la novela realista ha
desaparecido -cuando se habla de gran literatura y no de la literatura de fácil consumoy fue reemplazado por un encadenamiento fragmentado y distorsionado de los hechos.
Esto se vincula con una de las innovaciones más llamativas de la narrativa del siglo XX:
la alteración del orden cronológico. Son tan frecuentes los experimentos con el tiempo
que Banquero Goyanes dice que “el tiempo es muchas veces el único personaje de la
novela moderna” 7 . A partir de Proust, la novela es un reecuentro con el tiempo pasado.
Es tan íntima la conexión entre los recuerdos y las vivencias actuales de los personajes,
que el novelista pasa muchas veces de uno a otro plano sin anunciarlo claramente al
lector.
Un recurso habitualísimo es el “flashback” o vuelta atrás en el tiempo. Ford Maddox
Ford sostiene que el flashback es el modo natural de narrar, puesto que los seres
humanos no aprenden ni descubren la realidad, ni conocen a las personas en orden
cronológico, por lo tanto, para conseguir una fuerte impresión viva de un personaje “ no
se puede empezar por el comienzo y seguir su vida cronológicamente hasta el final.
Primero hay que tomarlo en un momento esencial y después marchar hacia delante y
hacia atrás en su vida”8
Otro experimento temporal es el “desorden con sentido”. Por ejemplo, en Ciego en
Gaza de Aldous Huxley, publicada en 1936, la acción de los primeros siete capítulos se
desarrolla en los siguientes años: 1933,1934, 1933, 1902, 1926, 1902, 1934. Estas
alteraciones y las de los capítulos siguientes no son caprichosas, sino que permiten
mostrar contrastadas las actitudes y circunstancias de varios personajes.
Otro modo particular de tratar el tiempo es pulverizar la biografía de un personaje y
reducirla a una serie de momentos discontinuos. La vida de cualquier ser humano tiene
tiempos muertos y la novela contemporánea los salta mediante una rápida elipsis. En el
uso de esta técnica se destaca Mario Vargas Llosa.
Existen otros tratamientos del tiempo aún más atrevidos. Por ejemplo, el tiempo circular
de Finnegan’s Wake de Joyce, novela que no tiene un orden para ser leída, puede
comenzarse y dejarse en cualquier página. Gabriel García Márquez en Cien años de
soledad utiliza un tiempo recurrente o caleidoscópico. Narra un período dado en la
historia de algún personaje de Macondo y luego, vuelve atrás en el tiempo para narrar lo
que otro personaje vivió en ese mismo período.
La novela del siglo XIX, generalmente tenía un narrador omnisciente. Se ha dicho que
el narrador tradicional era como un dios que sabía todo lo que sus personajes hacían ,
7
8
Banquero Goyanes. Proceso de la novela actual. Madrid Rialp. 1963.
Fr, F. Maddox. Joseph Conrad: A personal remembrance. Boston 1924
1
0
pensaban y sentían en todo momento. En el siglo XX, en general, el narrador es
limitado; porque esto se acerca más a nuestra experiencia de la realidad. Ninguna
persona puede analizar la realidad desde todos los ángulos al mismo tiempo, sino que la
ve, la experimenta y la interpreta desde su punto de vista. Por lo tanto, es más realista
un narrador deficiente que uno omnisciente.
Esto se conecta directamente con el perspectivismo. Antes de empezar a escribir, el
novelista tiene que definir el punto de vista desde el cual va a narrar. Percy Lubbock
sostiene que “ toda cuestión de método, en el terreno narrativo, debe estar presidida
por la cuestión del punto de vista, de la relación en que se coloca el narrador ante su
historia”.Tanto es así que la misma historia, narrada desde otra perspectiva, es distinta.
Incluso, seleccionar la perspectiva equivocada puede hacer fracasar a un relato. Esto es
fácil de comprender si se hace una paralelismo con una fotografía. Un mismo lugar
fotografiado desde dos ángulos distintos parece muy diferente. Algunas fotografías son
muy bellas porque el fotógrafo halló el ángulo más adecuado.
Las alternativas al momento de elegir un punto de vista narrativo son variadas y la
selección que se haga, condiciona la información y los vacíos que tendrá el relato.Por
ejemplo,si el narrador coincide con un personaje del relato, ya sea principal o
secundario, utilizará la primera persona verbal y manejará únicamente la información a
la que acceda dicho personaje. Faltará la información que tengan los demás personajes
del relato o ninguno de ellos.
También existe la posibilidad de utilizar un perspectivismo múltiple y sucesivo; es decir
que los narradores se alternen. Por ejemplo, en la novela Las olas de Virginia Woolf
siete personajes (tres chicos, tres chicas y un amigo muerto) relatan sucesivamente los
acontecimientos de una historia que los une. Cada capítulo corresponde a un monólogo
de uno de ellos. Cada uno da un retazo de la historia, una perspectiva de lo que ocurrió.
En este caso, el lector puede armar, como un puzzzle, el relato global.
Finalmente, resta referirse al tema de la novela del siglo XX. Al respecto, Gide aclara
en su programa para la obra Los monederos falsos : “Mi novela no tendrá un asunto, un
tema. Los realistas toman un trozo de vida en el sentido temporal, en longitud. ¿por qué
no en anchura, en profundidad? Yo quisiera no cortar nada. Yo quisiera que todo
entrara en mi novela”. En nuestro mundo actual no se tratan únicamente problemas de
la vida, sino que se enfoca la vida misma como problema. El tema de la novela del siglo
XX es la condición humana, el problema del hombre. Cada novelista da su respuesta .
Todos intentan alcanzar un humanismo nuevo, puesto al día, que parte del dolor y del
fracaso; un humanismo no abstracto y teórico sino arraigado en las condiciones de vida
del hombre “aquí y ahora”.
1
1
BIBLIOGRAFÍA
Amorós, Andrés. Introducción a la novela contemporánea. Madrid. Cátedra. 1976.
Cánepa, Aldo. Narrativa del siglo XX. Montevideo. Técnica. 1987
Legido, Juan C. Literatura y arte del siglo XX Montevideo. Técnica 1999
Hauser, Arnold. Historia social de la literatura y el arte. Barcelona. Labor. 1994.
Rest, Jaime . Novela, cuento, teatro: apogeo y crisis. Buenos Aires. 1971.
1
2
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