Dificultades de la visión y causas del problema

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DIFICULTADES DE LA VISIÓN
1.PRESENTACIÓN
Si preguntásemos a un conjunto cualquiera de personas, cuál es el sentido más preciado que poseen,
probablemente nos contestarían que la vista. Y es que la visión es algo muy importante para todas y cada una
de las personas. A través de los ojos percibimos las imágenes y como bien expresa el dicho vale más una
imagen que mil palabras.
La ceguera es una de las cuatro enfermedades más temidas en la actualidad después del SIDA, el cáncer y el
Alzheimer.
Pero también es verdad que aunque sin la vista nos sentiríamos privados de muchas cosas, las personas
invidentes consiguen desarrollar, en ocasiones, habilidades que suponen un gran logro para ellos, es decir,
consiguen desempeñar papeles que desarrollarían normalmente las personas que pueden ver.
Para que estas habilidades se desarrollen es necesario que los individuos con deficiencias visuales obtengan
una educación adecuada a sus posibilidades que le permita desarrollarse y conseguir autonomía y validez por
sí mismos.
2. DEFINICIÓN
A la hora de definir el problema de las dificultades de la visión hay que hablar de dos términos, el de ceguera
y el de deficiencia visual.
La ceguera se delimita en función de dos parámetros básicos, la agudeza visual y el campo de visión:
a) Agudeza visual: grado de resolución del ojo, es decir, la capacidad para discriminar entre dos estímulos
visuales distintos a una determinada distancia. Podemos distinguir dos elementos: 1) distancia a la que se
distingue un objeto y 2) distancia del ángulo formado por los ojos al mirar al objeto.
b) Campo visual: grado de mayor excentricidad que puede abarcar el ojo humano en cada dirección. El campo
visual normal tiene unos límites en su parte externa o temporal de 90º, en su parte superior de 50º y en la
inferior de 70º.
A la luz de los datos anteriores, la OMS considera ciego a quien no sobrepasa con su ojo mejor la agudeza
visual de 1/10, o que, sobrepasándola, padece sin embargo una reducción del campo visual por debajo de 35º.
La O.N.C.E. utiliza un criterio más restrictivo y considera ciego a quién no conserve con ninguno de sus ojos
1/20 de la visión normal de acuerdo con la escala de Wecker y consiga contar los dedos de la mano a una
distancia de 2'25 m con corrección de cristales.
Aquellas personas que mantienen un resto visual útil por debajo de los criterios legales de ceguera y que por
tanto se consideran ciegos legales aunque no funcionales se les denomina genéricamente ambíoples o
deficientes visuales.
Es importante esta distinción, porque la ceguera y la ambliopía tienen tratamientos psicopedagógicos
diferentes. Asimismo, el momento de aparición de la ceguera es otra variable importante en cuanto a su
tratamiento psicopedagógico.
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3. CAUSAS DEL PROBLEMA
La deficiencia visual puede aparecer por diferentes motivos, en función de la parte del proceso u órgano de la
visión que se vea afectado, aunque generalmente, las más frecuentes son las que afectan al globo ocular,
destacando como más importantes las que a continuación se citan:
Hereditarias
Ceguera de colores (acromatopsia)
Carencia de pigmento (Albinismo)
Ausencia o atrofia de iris (Aniridia)
Atrofia del nervio óptico
Cataratas congénitas
Deformaciones del ojo
Lesiones por presión ocular
Miopía (pérdida de agudeza visual)
Córnea en forma de cono (Queratocomo)
Perdida pigmentaria retinal
Congénitas
Carencia de globo ocular
Degeneración nerviosa
Cataratas congénitas
Escaso desarrollo del globo ocular
Rubeola (infección vírica − todo el ojo)
Toxoplasmosis (infección vírica − retina)
Adquiridas accidentales
Insuficiencia de vitaminas
Cataratas traumáticas
Desprendimiento de retina
Diabetes
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Estasis papilar (estrangulamiento del nervio óptico)
Afecciones en retina
Lesiones por presión ocular
Acumulación de líquido en el encéfalo
Infecciones diversas del sistema circulatorio
Traumatismos en el lóbulo occipital
Víricas/Tóxicas/Tumorales
Infección por hongos de heces
Infecciones diversas del sistema circulatorio
Meningitis
Neuritis óptica (infección nervio óptico)
Rubeola
Toxoplasmosis
Según la ONCE, se pueden reducir a ocho las posibles causas de la ceguera: 1)anomalías heredadas o
congénitas, 2)daños en el nervio óptico quiasma o centros corticales, 3)disfunciones de la refracción de las
imágenes, 4)enfermedades infecciosas, endocrinas e intoxicaciones, 5)lesiones en el globo ocular,
6)parasitosis, 7)trastornos de los órganos anexos al ojo, y 8)traumatismos.
Existe otra clasificación diferente según la Asociación Internacional para la Prevención de la Ceguera:
• Enfermedades infecciosas
• Accidentes, intoxicaciones y traumatismos
• Agentes directos de los accidentes
• Enfermedades generales del cuerpo humano
• Enfermedades propias del ojo
• Enfermedades del nervio óptico, vías ópticas y centro cerebral de la visión.
4. CARACTERÍSTICAS DEL PROBLEMA
Las características de los estudiantes con deficiencias visuales recorren una amplia gama. En muchas
instancias, dependiendo del área a la que nos referimos, sus características pueden oscilar desde la normalidad
hasta importantes deficiencias observables. Las características de los deficientes visuales difieren en función
de muchos factores, por ejemplo el ciego congénito difiere considerablemente del ciego adventicio o
adquirido con posterioridad al nacimiento, o por ejemplo, los sujetos también difieren en función del resto
visual del sujeto.
En sentido clínico, ya que la deficiencia visual puede presentar diferentes grados de variabilidad, desde la
ceguera hasta deficiencias visuales mínimas, para catalogar todo ese abanico de posibilidades, las diferentes
naciones han tomado como normotipo, exclusivamente la agudeza y el campo visual, variando los criterios de
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evaluación de un país a otro; aunque en general, distinguen entre visión parcial, visión escasa, ceguera
parcial, ceguera:
a)Visión parcial: Cuando la persona afectada muestra dificultades para percibir imágenes, con uno o ambos
ojos, siendo la iluminación y la distancia adecuadas, necesitando lentes u otros aparatos especiales para
normalizar la visión.
b)Visión escasa: Cuando el resto visual de la persona (visión residual) tan sólo le permite ver objetos a
escasos centímetros.
c) Ceguera parcial: Cuando el resto visual tan sólo permite captar la luz, aunque sin formas, sólo bultos, y
algunos matices de colores.
d) Ceguera: Desde el punto de vista legal, se considera ciega a la persona cuya agudeza visual, con corrección
óptica, no supera un décimo en el ojo más sano o cuyo campo visual es inferior a 20º
En general son ciegos quienes padecen ceguera o no perciben nada o apenas algo de luz; No obstante sería
conveniente distinguir entre ceguera de nacimiento y ceguera adquirida, pues el haber tenido la oportunidad
de percibir colores, formas, tamaños etc., facilita enormemente la posibilidad de autonomía y aprendizaje.
Las principales dificultades que suelen presentar los sujetos pacientes de baja visión son:
Autoimagen alterada y deficiencias en el vínculo madre−hijo.
Distorsión en la percepción de la realidad con integración pobre o confusa de la misma.
Infrautilización del resto visual que poseen.
Imposibilidad de imitar comportamientos, gestos y juegos.
Problemas en el control del mundo que les rodea.
Ritmo más lento de maduración y desarrollo, particularmente motor.
Trastornos en la atención e hiperactividad y necesidad de una estimulación lo más precoz posible.
5.DIMENSIÓN EVOLUTIVA
Después de unos pocos estudios sobre ciegos de diferentes edades, se ha podido comprobar que sus pautas
evolutivas están sometidas a las mismas leyes de desarrollo que las de aquellos que no tienen afectada su
visión; aunque eso sí, modificando sustancialmente su ritmo y sus características, en función de su
problemática específica.
Por otra parte, desde el mismo inicio de la vida, en el bebé ciego se da un especial desequilibrio en su relación
afectivo−materna que le lleva a mantener un meno contacto y un peor clima relacional, a diálogos más pobres
y desnaturalizados y a continuas frustraciones por no poder controlar lo que les rodea. La imitación le resulta
bastante difícil, y en el proceso de adquisición del lenguaje, presenta serias dificultades al no poder
comprender con exactitud el significado de palabras o sonidos que pronuncia. En cuanto al proceso de
pensamiento, en la conceptualización le cuesta más generalizar que a aquellos cuya visión no está mermada.
Ateniéndonos a las pautas de Piaget, a grandes rasgos, y comparando su modelo de desarrollo intelectual con
el proceso de construcción de un edificio, el de la personalidad, podríamos observar los siguientes extremos:
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1º Función o pilares básicos: parte biológica, sustentadora de toda la obra, que, en el mundo del deficiente
visual, podría partir con determinadas carencias que repercutirían decisivamente en su futuro.
2º Estructura o plantas del edificio: parte psicológica que permite, distribuye y potencia las posibilidades de
utilización de recursos propios a lo largo de toda la vida y que, de soportar deficiencias, se verá frenada
notablemente en cada una de sus intervenciones y manifestaciones.
3º Contenidos o muebles y enseres: parte experiencial y, por tanto, de aprendizaje.
Pero vamos a centrarnos en el estudio del desarrollo de la estructura de las personas con deficiencias visuales.
Como pueden saber aquellos que tengan unas nociones básicas de psicología, la estructura del pensamiento
puede dividirse, según Piaget, en cuatro estadios: sensoriomotor, preoperacional, estadio de las operaciones
concretas y estadio de las operaciones formales. Pero nosotros vamos a reducirlo a tres uniendo el estadio
preoperacional al de las operaciones concretas.
PERIODO SENSORIOMOTOR (0−2 años)
En su desarrollo psicomotor los bebés ciegos suelen ser más tranquilos, indiferentes y pasivos, y con escasa
curiosidad por todo lo que les rodea, debido a la falta de estimulación e interés que les despierta su mundo y el
mundo exterior, a lo que hay que añadirle su dificultad en la orientación espacial, lo que propicia una
distorsión de su imagen corporal.
Los retrasos motores se manifiestan desde sus primeros meses de vida en el mantenimiento de la cabeza, el
gateo, al andar, en la habilidad manual y hasta en su entorno muscular. Asimismo aparecen determinadas
estereotipias autoestimulativas en sus movimientos que de no corregirse, llegan a convertirse en hábitos
repetitivos y rítmicos.
PERIODO DE LAS OPERACIONES CONCRETAS (2−12 AÑOS)
Este periodo se inaugura con la aparición de la función simbólica y el inicio de la interiorización de los
esquemas sensoriomotores en forma de representaciones. Ahora predominará la lógica basada en el dominio
de las acciones interiorizadas que, paulatinamente, evolucionará hasta culminar en el pensamiento formal.
−Subperiodo preoperacional (2−6 años): El niño irá pasando gradualmente de conocerse a dominarse a
conocer y dominar su hábitat natural, mejorando su movilidad, su relación y familiaridad con los objetos,
diferenciando sus constantes perceptivas identificativas e iniciando el juego simbólico, que le llevará al
manejo de imágenes mentales y del lenguaje.
−Subperíodo de las operaciones concretas (6−12 años): Cuando llega este momento, el predominio de las
operaciones cada vez más complejas de la inteligencia marcan el rumbo del desarrollo, se produce el trasvase
de la imitación directa a la diferida, de operar con los objetos delante a tenerlos presentes tan sólo en la mente
y se dan los primeros pasos del lenguaje escrito formal, siendo especialmente necesarios para el niño ciego los
apoyos educativos especiales.
Según Bateman, las posibilidades del procesamiento de la información no disminuyen en el caso de la ceguera
total o parcial, heredada, congénita o adquirida, sino que las limitaciones por falta de contacto de la
experiencia directa, la falta de movilidad y la falta de interrelación−interactuación con y en el medio son los
condicionantes decisivos de la cognición, de forma que con las atenciones, estimulaciones y recursos
adecuados (personales, materiales y funcionales), y proporcionando los mecanismos educativos
compensatorios convenientes, se pueden paliar estos déficits.
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PERIODO DE LAS OPERACIONES FORMALES (>12 AÑOS)
Este periodo constituye el de mayor trascendencia en el desarrollo intelectual del hombre, con especial
incidencia en el área de los procesos cognitivos y sociales. El pensamiento formal actúa sobre el mundo de lo
posible, sobre las operaciones con las representaciones y, por tanto, sobre material simbólico.
Aunque pudiera pensarse que en este tramo evolutivo las personas con deficiencias visuales, especialmente
los ciegos, deberían tener mayores problemas que aquellos que pueden utilizar su visión sin dificultad, hay
que poner de relieve que no se dan diferencias significativas entre los dos grupos; eso sí, siempre que se
tengan consolidados, por ambas partes, los períodos y estadios anteriores. En este momento se produce una
igualdad en los procesos cognitivos, pues el verdadero problema del ciego se producirá en los periodos
anteriores, donde debe construir representaciones de la realidad con la falta de las imágenes que son tan
necesarias; pero cuando esto ya ha ocurrido, cuando se han abierto líneas y estrategias para obtener
representaciones por otros cauces sensoriales y se entra en el periodo más puro de abstracción, evidentemente,
no sólo se produce la equiparación, sino que, a nivel de procesamiento del pensamiento, tal vez, incluso lleve
ventaja el ciego.
Donde no se nota con tanta claridad esta igualdad es en el de los procesos sociorrelacionales, por razones
obvias, particularmente por inferioridad de posibilidades. Hay que pensar que la aparición de la ceguera coge
por sorpresa a la familia que no sabe cómo reaccionar adecuadamente, normalmente por falta de información,
con lo que se tiende a la sobreprotección, lo que genera dependencia de los adultos, falta de confianza en sí
mismos y bajo autoconcepto, especialmente en su componente afectivo: la autoestima. Por otra parte, nacen
temores, se desencadena una falta de apetencia intelectual y de competitividad casi generalizada,
retraimientos, complejos, etc; lo cual lleva a la incomunicación y a la falta de interés por la interacción con los
demás.
6.NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES DEL NIÑO DEFICIENTE VISUAL
Hasta el comienzo de la década de los setenta la única oferta de escolarización para los deficientes visuales de
España fue exclusivamente la de la ONCE, pero a partir del Real Decreto 384/85, la integración escolar
supuso un hito histórico jamás alcanzado, revalidado posteriormente por la LOGSE (1990), que en su capitulo
V: De la Educación Especial, en sus artículos 36 y37, pone de relieve que el Sistema Educativo dispondrá de
los recursos necesarios para que los alumnos con necesidades eductavias especiales puedan desarrollarse con
las mismas oportunidades que el resto del alumnado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), desde el punto de vista de la clasificación internacional,
manifiesta que los efectos de la deficiencia visual pueden describirse según tres apartados distintos; aunque
eso sí, interrelacionados:
• La deficiencia visual como anomalía de la estructura de la función visual.
• La discapacidad como merma en las habilidades para realizar una actividad en la forma o grado que se
considera normal para un ser humano.
• Las minusvalías como la desventaja ante el desempeño de aquel rol que se considera normal para ese
individuo en función de su edad, sexo, factores sociales y culturales.
Así pues, desde esta perspectiva, es imprescindible que cualquier intento de intervención en las necesidades
educativas especiales de la deficiencia visual tenga en cuenta estos tres apartados.
Habrá que diferenciar dos niveles de intervención, el puramente médico y el psicopedagógico.
El primero, mediante la Ortóptica. Y el segundo, mediante la adaptación adecuada del niño a la escuela, la
atención/estimulación precoz/temprana, la atención a otras posibles deficiencias asociadas, adaptaciones
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curriculares específicas enfatizando las áreas específicas de formación que más inciden en el proceso
educativo y las estrategias facilitadoras de la intervención docente.
Adaptación del niño a la escuela
Hay que destacar la importante misión de los padres para favorecer la adaptación del deficiente visual a la
escuela.
Cuando este niño llega al centro educativo percibirá, entre otras cosas, que ha dejado de ser el centro de
atención para pasar a ser uno más, sin la protección y las precauciones que los padres suelen dispensarle, casi
siempre excesivas.
La llegada del deficiente visual a la escuela y su posterior adaptación de be ser planificada a conciencia, de
manera que al menos, respete las siguientes pautas:
Se debe informar al niño de qué es el colegio
Una vez iniciada la escolaridad habrá que tener paciencia para que se adapte
La familia debe colaborar con la escuela constantemente
Debe haber naturalidad en el trato hacia el niño para que se sienta igual que el resto de los alumnos
Enseñar al niño las referencias espaciales dentro del aula
Formación de hábitos de orden y autonomía personal
Propiciar la máxima participación
Las intervenciones y el lenguaje deben ser sumamente explícitos
Sólo hay que prestarle la ayuda necesaria
Hay que tratarle como a cualquier otro niño de clase
Debe participar activamente en todas las actividades
Las reglas disciplinarias deben ser iguales para todos
Facilitarle la información visual oportuna cuando sea preciso: gestos, muecas, actitudes, hechos, sucesos...
Permitirle el uso de material adaptado en clase
Es preciso acostumbrarse a llamarle por su nombre, así como nombrar todo lo que le rodea
No hay actividad en la que él no pueda participar, con la ayuda conveniente
Atención/estimulación precoz/temprana
Podemos entender la atención/estimulación precoz/temprana a niños ciegos como el conjunto de experiencias
que hay que proporcionarle para que desarrolle al máximo sus potencialidades y que van dirigidas tanto al
niño como a su familia, escuela y entorno.
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Dado que el niño tiene o puede tener carencias experienciales importantes, bien por su propio déficit o debidas
a un entorno poco favorecedor, la atención precoz tiene como objetivo general colaborar al mejor y mayor
desarrollo global de la persona, de ahí que se requiera para esta tarea la colaboración de todos, especialmente,
de los padres y profesionales.
La mejor atención temprana es la que empieza cuanto antes, con el diagnóstico adecuado y la planificación de
las pautas de intervención a la medida de cada deficiencia.
Como normas generales de intervención precoz con deficientes visuales hay que destacar las siguientes: debe
tener una dimensión ecológica de interacción sujeto−medio, debe apoyarse en los padres y personas próximas,
debe favorecer la estimulación del resto visual respetando su nivel madurativo.
Atención a otras posibles deficiencias asociadas
Las principales y poco frecuentes apariciones de deficiencias asociadas a la ceguera son muy escasas , algo
menos de una millonésima, aunque, no obstante, las más frecuentes son las ligadas a la sordera y a la
deficiencia mental.
A la sordo−ceguera sólo le quedan disponibles dos canales sensitivo−perceptivos: el tacto y el olfato, siendo
la mano su proncipal órgano de comunicación.
Los niños sordo−ciegos en un nivel de desarrollo presimbólico suelen presentar además importantes retrasos
físico, motor y cardiaco, con lo que su psicomotricidad se ve gravemente afectada, siendo el nivel de
comunicación muy bajo.
Adaptaciones curriculares y áreas específicas
Como cualquier otro niño, el deficiente visual puede participar en las actividades habituales de clase, aunque
precisa de una adaptación curricular específica individualizada.. Su vida escolar transcurrirá como la de los
demás, si bien con el apoyo especializado en determinados momentos, siendo conveniente tener en cuenta el
tipo de centro educativo del que se trate: de enseñanza específica o de enseñanza integrada.
7.BIBLIOGRAFÍA
VV.AA(1998): Bases psicopedagógicas de la educación especial. Ed. Pirámide, Madrid
MOLINA GARCIA S. Y OTROS (1994): Bases psicopedagógicas de la Educación Especial. Ed. Marfil,
Madrid
• BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
BARRAGA, N.(1985): Disminuciones visuales y aprendizaje. ONCE, Madrid
CUTSFORTH, T.(1951): The blind in school and society.AFB, New York
FRAIBERG, S.(1982): Niños ciegos. INSERSO, Madrid
ROSA, A.(1986): Aspectos cognitivos del desarrollo psicológico de los ciegos. CIDE, Madrid
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