META DEL MES: COMPAÑERISMO Al comenzar la escolarización, el niño se encuentra con un ámbito más formal que el de la familia, en el que existen reglas de comportamiento, horarios de clase, calificaciones… Este hecho ofrece numerosas oportunidades para que amplíe su campo de relación social: en su clase se encuentra con chicos muy distintos con los que tendrá que convivir, en situaciones (normas, horarios) más exigentes que las de la vida familiar. A los padres suele interesarles saber si, en el colegio, su hijo juega con otros, si habla con otros, si se lleva bien con sus compañeros, si va haciendo algunos amigos. Es un tema muy importante para hablar en las conversaciones con el maestro de grado o tutor. LOS PRIMEROS GRADOS El niño siente la necesidad de agruparse. Los juegos colectivos sustituyen a los individuales, que tienen ahora menos atractivo. Hacia los seis años, los grupos de juego (con un claro predominio de los juegos de competición, en los que ponen a prueba sus capacidades y nuevas destrezas) suelen ser más grandes y más estables que en el Jardín, lo que ofrece mayores posibilidades para una correcta adaptación social. En el trato con los demás, empieza a reconocer su papel dentro del grupo, qué puede aportar y qué puede recibir. Lo habitual en los seis y siete años es que la camaradería no sea aún muy sólida y que el grupo esté dirigido por un cabecilla que imponga una auténtica dictadura. Los chicos de carácter débil, tímidos, o que han sido sobreprotegidos por sus padres encontrarán más dificultades de adaptación: desconfianza de sus compañeros, temores. GRUPOS DE CLASE Conviene explicar a los niños con frecuencia en qué consiste ser un buen compañero y porqué hay que serlo. También hay que favorecer oportunidades para que los chicos se traten y se conozcan, como por ejemplo: Grupos pequeños o equipos para estudiar o jugar; Encargos compartidos por varios compañeros de clase (por ejemplo, colocar láminas, noticias, anuncios, etcétera en el corcho de la clase); Facilitar que algunos compañeros vengan a jugar a casa; Ayudar a superar la timidez. IMPORTANCIA DE LAS REGLAS A partir de los ocho años se comprende mejor el sentido de las reglas y la necesidad de ajustarse a ellas, así como la conveniencia de sacrificar los gustos personales en interés del grupo. El respeto a las reglas favorece el sentido de la justicia, de la lealtad, del orden, del derecho y del deber. UN BUEN REGALO ES JUGAR CON TU HIJO Entre los nueve y los doce años aumenta la necesidad del compañerismo y la actitud de solidaridad hacia el grupo. Un buen ejemplo de elloes que los chicos ya no se acusan entre sí. A la vez, los grupos son más selectivos y reducidos que antes, dando lugar a la pandilla infantil. La convivencia con sus compañeros de pandilla puede suponer un estímulo muy positivo para el desarrollo de las virtudes sociales, como la lealtad, la generosidad, el contar con los demás. Además se siente juzgado por sus compañeros por lo que dice y hace cada día, de un modo distinto que por sus padres, lo que contribuye a la formación de un autoconcepto más realista. TAREA DE LOS PADRES Los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar el compañerismo intentando que los hijos tengan tiempo para jugar con sus compañeros, y no sólo para ver televisión o hacer tareas escolares. Conviene dar facilidades para que sus compañeros vengan a casa a jugar, o a celebrar el cumpleaños. En los juegos, los padres pueden estar pendientes de enseñarles a ganar y a perder, a que no hagan trampas ni se retiren del juego si van perdiendo. Debe aclararse a los chicos que quienes actúan así difícilmente tendrán compañeros y amigos. Así como que no deben despreciar a nadie, aunque no sea de su pandilla. Además de explicar a los niños la importancia del compañerismo y los modos prácticos de vivirlo en el colegio, interesa alabar las conductas positivas de compañerismo y corregir las faltas que se produzcan con delicadeza, para no provocar rechazos. INICIO DE LA AMISTAD Entre los once y los doce años empiezan las primeras relaciones de amistad desinteresada de los hasta entonces compañeros de clase o de juegos. Las chicas van por delante en la madurez y hacia los diez u once años empiezan ya a buscar la amistad. Es el momento de enseñarles a portarse bien con los amigos. Para conocerlos mejor y poder ayudarlos, interesa que los traigan a casa. También conviene conocer a los padres, por ejemplo, intentando coincidir en alguna fiesta del colegio. No se trata de ser pesados insistiéndoles continuamente en qué tipo de amigos les convienen. Se les puede explicar, y pueden entenderlo, pero conviene respetar sus preferencias, sin imposiciones directas, salvo casos de claro peligro. LOS TÍMIDOS Algunos hijos, más introvertidos y menos sociables, no ponen empeño en hacer su grupo de amigos, y pueden perder toda la riqueza educativa que tiene el contacto con otras personas de su edad. Sin forzar la relación con alguien en concreto, interesa contactarlo con grupos deportivos, animarlo a que traiga a casa a algún compañero para estudiar, motivarlo a que comparta con algún conocido una de sus aficiones. A la vez, si es el caso, habrá que limitarle las horas de videojuegos, playstation, computadora, televisión u otras actividades que potencien su aislamiento. Lo habitual es que seleccionen bien sus amistades., pero podemos facilitárselo procurando que se mueva en unos ambientes en los que trate chicos de su edad que puedan hacerle bien, de familias sanas y que tengan modos de divertirse sanos. PLANES DE ACCIÓN Ayudar a los compañeros, al que no entiende una lección o no sabe hacer un problema, al que no puede correr en el patio; Visitar y tomar las tareas a un compañero enfermo; Traer algún día (o ir a casa de otros) a casa compañeros para trabajar o jugar; Explicar la importancia que los buenos compañeros y amigos tienen en la vida; Participar en las actividades de un club; Compartir aficiones Desarrollar los valores de la amabilidad, la cortesía y la delicadeza en el trato.