ESTRATEGIA NACIONAL DE PARTICIPACIÓN SOCIAL EN EL SECTOR AMBIENTAL Sinergia y Coordinación Interinstitucional[1]1 Agenda de transversalidad de la Semarnat El medio ambiente es transversal desde cualquiera de sus abordajes. Por ejemplo el ambiente puede definirse como el encuentro de la naturaleza y la cultura expresada en un territorio, lo que implica reconocer la transversalidad entre lo natural y lo cultural (IMACH, 2000); o bien, mostrarse en la articulación de los subsistemas social, político, cultural, tecnológico – productivo, ecológico y ético (Cielito, 1999), y es transversal también al reconocerse que las necesidades fundamentales de los seres humanos, solo se pueden garantizar si existe la voluntad y capacidad de articular las diversas estructuras de gobierno y de las comunidades alrededor del interés público que representa conservar el patrimonio ambiental. A la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales le corresponde impulsar, desarrollar y acrecentar esa transversalidad para propiciar el desarrollo sustentable, objetivo principal de ésta secretaría. Ello implica, entre otros apartados, definir los principios de la política ambiental y los instrumentos para su aplicación; garantizar la participación corresponsable de las personas, en forma individual o colectiva, en el aprovechamiento sustentable, la conservación, restauración y protección de, en y para el ambiente. Así como el establecimiento de los mecanismos de coordinación, inducción y concertación entre autoridades, entre éstas y los sectores social y privado, así como con personas y grupos sociales, en materia ambiental. En el apartado de la participación corresponsable, y derivado de la implementación de la Agenda XXI acordada en la Cumbre de Río, se crea el Consejo Consultivo Nacional y los Consejos Consultivos Regionales para el Desarrollo Sustentable (instrumentados a partir de 1995 en México) con atribuciones para: asesorar en la formulación, aplicación y vigilancia de las estrategias nacionales en materia ambiental; recomendar las políticas, programas, estudios y acciones específicas en la materia; evaluar periódicamente los resultados de las políticas, programas, estudios y acciones específicas en materia de protección del medio ambiente y de aprovechamiento sustentable de los recursos naturales; analizar y emitir recomendaciones; elaborar recomendaciones para mejorar las leyes, reglamentos y procedimientos. Así como intercambiar experiencias que puedan resultar mutuamente beneficiosas y opinar sobre los lineamientos que deban regir la participación de la Secretaría en las representaciones y delegaciones mexicanas ante foros internacionales en la materia. Sin embargo, la coordinación y operación de estas funciones a más de 10 años de implementarse, deben evaluarse, pues ha sido frecuente la desarticulación de esta participación social y en apariencia poco efectiva, en parte porque hay 1 [1] Documento base: García Bátiz, ML. 2004. Planeación participativa; la experiencia de la política ambiental en México diversos consejos que aparentemente guardan una articulación operativa con visiones comunes de lo que es la integridad ambiental, la eficiencia económica y la equidad, que son los fines del desarrollo sustentable (MD Young,1992). También es frecuente la falta de constancia en la vinculación gobierno - sociedad a través de los Consejos Consultivos, lo que frecuentemente afecta la confianza de los mismos. La operación de la transversalidad como requisito para avanzar al desarrollo sustentable, quedó de manifiesto en la Cumbre Mundial para el Desarrollo Sostenible celebrada en Johannesburgo en 2002, donde se convoca la acción en cinco grandes temas que para su abordaje efectivo requiere un trabajo articulado: el agua, la salud, la energía, la alimentación y la biodiversidad; con un Plan de Implementación basado en tres ejes transversales: la erradicación de la pobreza, el cambio de los modelos de producción y consumo, y la protección y administración de la base de recursos naturales para el desarrollo económico y social. Para abordar las tareas antes señaladas resulta necesario desarrollar acuerdos entre las instituciones donde estén convocados y representados los nueve grupos principales de la sociedad presentados en la Agenda XXI (gobierno, empresa, ciencia, ong´s, sindicatos, productores de alimentos, mujeres, jóvenes e indígenas). El ejercicio de la transversalidad en los temas ambientales requiere de un diálogo permanente entre estos grupos principales, de ahí la importancia de los Consejos Consultivos para el Desarrollo Sustentable, que es la única experiencia que permite articular los conocimientos, emociones y acciones de los nueve grupos principales. Vinculación entre los niveles de gobierno y las instituciones El promover la transversalidad en México, debe partir de acuerdos institucionales impulsado desde la presidencia de la república que permitan y provoquen tanto a nivel interno como entre las estructuras de gobierno implementar un Acuerdo Nacional en materia ambiental, reconociendo que el medio ambiente no es solamente responsabilidad del sector ambiental, sino de todos los sectores articulados en los tres órdenes de gobierno, y de la sociedad en general. Esta acción permitiría resolver la patente falta de coordinación institucional que es considerada como una de las causas estructurales de deterioro ambiental en el país. La coordinación necesaria identificada no se limita en articular una secretaria con otra, sino todas las secretarias articuladas en la misión de preservar un ambiente sano como requisito del desarrollo social, político, económico, cultural y espiritual. Para generar sinergia y coordinación para la participación social en el sector ambiental se requiere lograr una participación democrática con representatividad y compromiso de asumir actitudes adecuadas que impliquen la concepción de proyectos de largo plazo y el interés por generar un capital social, definido éste último de acuerdo con Putman (citado por Flores y Rello, 2002), como el atributo o componente de una sociedad marcado por la confianza entre sus miembros, las normas de reciprocidad y sus redes de participación colectiva y compromiso común, que puede aumentar su eficiencia al facilitar acciones comunes y coordinadas. Así el capital social son todas aquellas organizaciones de tipo horizontal que forman el tejido institucional y que facilitan la democracia y el desarrollo económico. En otras palabras, el capital social se refiere a la capacidad que tienen las comunidades para actuar colectivamente y perseguir objetivos de beneficio común. Desarrollar capital social para detener y revertir el deterioro ambiental es una necesidad insoslayable del siglo XXI. Para lograr lo anterior se identifican dos problemas (World Bank, 1999): 1. El bajo desarrollo institucional que existe en los niveles de gobierno y que se manifiesta en diversos estados y municipios de México, en la limitada capacidad de operar esquemas poderosos de planeación ambiental como el ordenamiento ecológico del territorio que algunos visualizan como una pérdida de poder de los actores gubernamentales en turno, y 2. La escasa efectividad en la participación de los actores sociales relevantes en el proceso de desarrollo Otra manifestación de estas limitantes es que el debate crítico racional de los asuntos ambientales requiere una condición social entre personas e instituciones dispuestas a que sean los argumentos y no las posiciones sociales las que determinen las decisiones (Habermas) y esto no siempre se da por parte del grupos empoderados gubernamentales y/o industriales. La falta de información disponible para analizar a profundidad la naturaleza de los problemas del desarrollo, que a menudo se encuentra inaccesible para la discusión abierta y para el diseño de escenarios alternativos, así como la persistencia de sistemas corporativistas para la selección de participantes representativos de los intereses de la sociedad civil, son otras limitantes presentes. El Plan Nacional de Desarrollo y la participación social El desarrollo sustentable es considerado de interés público, así como toda la política ambiental ligada a la ordenación del territorio. Ello nos remite al artículo 27 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, que es la base de la gestión ambiental de México: “La Nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público, así como el de regular, en beneficio social, el aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de apropiación, con objeto de hacer una distribución equitativa de la riqueza pública, cuidar de su conservación, lograr el desarrollo equilibrado del país y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población rural y urbana”. De acuerdo con Julia Carabias (2005), la operación de la política ambiental de México basada en el freno y reversión de las tendencias de deterioro, uso sustentable de los recursos naturales y contribución al desarrollo nacional sustentable y a la superación de la pobreza, presenta diversas limitantes actuales: • La consolidación de la gestión ambiental coincide con el adelgazamiento del estado a nivel federal, y con las tendencias a descentralizar, para lo cual existe poca experiencia. • Resistencia de funcionarios federales a no perder poder y a no aumentar carga de trabajo. • Poca atención en los gobiernos locales al rezago institucional, la insuficiencia de información, la comunicación social, la pluralidad, la precariedad de lo mecanismos de consenso, de participación y fiscalización. • Falta de capacidades de los gobiernos locales para asumir las nuevas funciones. • Los recursos descentralizados pueden convertirse en botín potencial, político y económico. • Mecanismos insuficientes para la prevención y resolución de conflictos. • Para evitar conflictos se evaden responsabilidades. • Las autoridades locales difícilmente se enfrentan a los intereses de grupos de poder locales, que generan presiones y pueden inmovilizar las políticas ambientales. • La coerción entre distintos órdenes de gobierno es un problema político • Los gobiernos locales no suelen establecer los mecanismos de descentralización a los municipios, por lo que se repite el centralismo a nivel estatal. Los puntos críticos identificados por Carabias, que no deben desatenderse son: • En función del pacto federal, los intereses de la nación deben anteponerse siempre a los locales. • Los recursos comunes de la nación sólo pueden ser administrados por la Federación (especies migratorias, agua, costas...). • Las características inherentes a la biodiversidad obligan a definir una política de descentralización mucho más cautelosa y responsable, • Evitar que decisiones a nivel local afecten el patrimonio de los mexicanos y de la humanidad, de las presentes y futuras generaciones. Paul Ehrlich (2007) en su presentación el la Cátedra de Conservación, Desarrollo Sustentable y Biodiversidad Enrique Beltrán, auspiciada por la Universidad de Guadalajara y la SEMARNAT considera tres aspectos fundamentales para abordar la crisis ambiental: la población, el consumo y la tecnología. Sin embargo, en estos temas transversales críticos, se denota en el país una falta de integración de políticas dentro y fuera del propio sector ambiental y con los distintos órdenes de gobierno. La necesaria participación de los nueve grupos principales de la sociedad esta identificada en diversos instrumentos legales, como los siguientes: Mujeres (Artículo 2º Constitución, Artículo 15 LGEEPA). Pueblos Indígenas (Artículo 2º Constitución, Artículo 47.LGEEPA, Artículo 1o. Ley Forestal). Organizaciones obreras (Artículo 20. Ley de Planeación, Artículo 158.LGEEPA) Campesinos y productores agropecuarios, pesqueros (Artículo 20. Ley de Planeación, Artículo 158.LGEEPA) Instituciones académicas, educativas, profesionales y de investigación (Artículo 20. Ley de Planeación, Artículo 20 BIS.LGEEPA) Organismos empresariales (Artículo 20. Ley de Planeación, Artículo 20 BIS.LGEEPA) Gobiernos locales, diputados y senadores (Artículo 47.LGEEPA, Artículo 20. Ley de Planeación) Los dos grandes grupos no contemplados en las diversas leyes -pero si en la Agenda 21-, son los jóvenes y las Organizaciones no Gubernamentales. Adicionalmente, varias instituciones tienen como fines trabajar en los temas del desarrollo sustentable. Por ejemplo, las instituciones educativas que tienen como mandato el cumplir con lo señalado en el Artículo 7o. de la Ley General de Educación que dice: “La educación que impartan el Estado, sus organismos descentralizados y los particulares con autorización o con reconocimiento de validez oficial de estudios tendrá, además de los fines establecidos en el segundo párrafo del artículo 3o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los siguientes:… XI.- Hacer conciencia de la necesidad de un aprovechamiento racional de los recursos naturales y de la protección del ambiente,” O bien, el Artículo 4º de la Ley para el Fomento de la Investigación Científica y Tecnológica, que dice: “XIII. La actividad de investigación y desarrollo tecnológico que realicen directamente las dependencias y entidades del sector público se orientará preferentemente a procurar la identificación y solución de problemas y retos de interés general, contribuir significativamente a avanzar la frontera del conocimiento, permitir mejorar la calidad de vida de la población y del medio ambiente, y apoyar la formación de personal especializado en ciencia y tecnología;” Considerando lo anterior, un aliado al desarrollo de sinergias y coordinación interinstitucional lo son las universidades e instituciones de enseñanza superior, que pueden ser convocas vía ANUIES por la SEMARNAT a vincularse a una estrategia participativa como la que requieren los problemas estructurales que originan el estado de deterioro ambiental que se manifiesta con dinámicas crecientes. Las universidades pueden contribuir con la generación de conocimiento a través de la investigación que realizan en sus diferentes áreas y potencializar las capacidades institucionales a partir del diseño de programas de formación y capacitación a diferentes niveles en las áreas que requiere el desarrollo sustentable En resumen las acciones identificadas de mayor pertinencia en materia de sinergia y coordinación interinstitucional son: 1. Evaluar en un ejercicio ejemplar de corresponsabilidad, la política nacional y su impacto en los recursos naturales y el patrimonio natural y cultural del país. 2. Evaluar la efectividad de la participación social en materia ambiental, a través de los Consejos consultivos para el Desarrollo Sustenbtable 3. Implementar a partir de la generación de capital social en materia ambiental un acuerdo entre las capacidades sociales e institucionales para implementar un coordinación institucional y arribar a un ordenamiento territorial que permita transcender los intereses particulares de empoderados a un aprovechamiento, conservación protección y restauración del territorio que permita un cambio de timón de una realidad donde prevalece el deterioro y degradación ambiental irresponsable a una hacia el desarrollo sustentable. 4. Establecer un sistema de indicadores de desarrollo sustentable que permita que el tema ambiental deje de ser abordado primordialmente como una plataforma para generar opinión y pase a ser tema de análisis basado en información accesible a la sociedad que le permita conocer con objetividad el estado de sustentabilidad del territorio nacional. 5. Establecer una política de descentralización cautelosa y responsable.