LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA

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LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA
El día 13 de septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera se sublevó en Barcelona. El rey, Alfonso XIII,
acepta el golpe y destituye a García Prieto.
El directorio militar
Primo de Rivera hizo un Manifiesto, de carácter regeneracionista, intentando mentalizar a la sociedad
española de la necesidad de el golpe de Estado. En él afirmaba que había llegado el momento de acabar con
las desdichas e inmoralidades que comenzaron en el 98 y anuncia que los militares se iban a hacer con el
poder e imponer un nuevo orden. Para ello suspendió la Constitución de 1876 e impuso censura a todos los
medios de comunicación, especialmente de masas, que atentaran contra el rey, la dictadura o los militares.
Estaba convencido de que quien tuviese la masculinidad perfectamente caracterizada estarían con él.
En un principio el pronunciamiento fue bien recibido entre la opinión pública, los partidos políticos
mantuvieron una actitud pasiva e incluso algunos dirigentes socialistas y republicanos llegaron a colaborar
con él. La razón fundamental de esto reside en que parecía que la regeneración podía hacerse posible en la
figura del general que fue recibido como un mesías.
Manuel Azaña, que nunca estuvo de acuerdo con el régimen dictatorial, reconocía que este había sido bien
recibido porque el país estaba presidido por la impotencia y la imbecilidad.
Ortega y Gasset trató inútilmente de adoctrinar al dictador desde las páginas del diario El Sol.
El problema caciquil
Inmediatamente de hacerse con el poder, el general Primo de Rivera declaró que los males de España
radicaban en el caciquismo rural (la persecución de los caciques trajo problemas porque eran los dueños de la
tierra y al abandonarla esta dejó de producir). Ejerció un poder autoritario y actuó como el cirujano de hierro
del que había hablado Joaquín Costa. Quiso poner en marcha lo que Costa había denominado una política
quirúrgica: se disolvieron los ayuntamientos y diputaciones provinciales; los gobernadores civiles (ahora
militares) se encargaron de detectar irregularidades en los pequeños municipios; los ayuntamientos fueron
investigados por delegados del gobierno de carácter militar. Se dieron casos de corrupción en sustitutos de los
caciques. Primo creó un juzgado especial para perseguir las delitos de conspiración y corrupción.
La creación de la Unión Patriótica
En 1924 se creó un partido denominado Unión Patriótica. Primo de Rivera hizo un llamamiento a las gentes
de ideas sanas, no vinculadas en la política anteriormente, para que se unieran al partido; procuró que todos
los ayuntamientos estuviesen gobernados por la UP; enunció un programa constitucional con una sola cámara
y aprobación de las leyes mediante plebiscito (se aprobaba sectorialmente). En su política se mezclaba el
autoritarismo y un cierto aire tecnocrático (se juzgan los resultados, fijándose en las cifras y estadísticas de la
eficacia de su gestión).
La aplicación de la mano dura a la oligarquía y al caciquismo fue un fracaso porque habían desaparecido
algunos caciques pero, en muchos casos, habían sido sustituidos por otros nuevos.
El problema regional
En un principio, un número importante de miembros de la Lliga Catalana apoyaron al dictador porque
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pensaban que daría más autonomía a Cataluña. Pero no fue así, sino que prohibió el catalán en los actos
oficiales (incluso la predicación en las Iglesias) y la propaganda política del catalanismo. En 1925 publicó
Estatuto Provincial (normas de carácter generalizador para regir las provincias de toda España) y suprimió la
Mancomunidad de Cataluña, además de algunas de las instituciones de la Lliga Catalana. En las demás
regiones donde existían movimientos autonomistas (Galicia, Valencia y País Vasco) tuvieron lugar
acontecimientos similares.
Todo ello provocó una progresiva separación entre los nacionalismos periféricos y la Dictadura, que condujo a
una radicalización de sus posturas (profundización en la identidad cultural propia) y la adhesión de los
nacionalistas al republicanismo.
La solución del problema de Marruecos
El asunto de las responsabilidades del desastre de Annual acabó en una amnistía.
La posición española en Marruecos se dividía entre los africanistas que defendían la presencia de España en
África y los abandonistas, partidarios del abandono del territorio marroquí, por la impopularidad y el costo de
la guerra. Primo de Ribera era partidario del abandono e intentó un acuerdo con Abd−el−Krim ofreciéndole la
autonomía y unas fuerzas militares propias. No aceptó.
La política del dictador cambió a partir de 1924. Asumió el papel de Alto Comisariado en Marruecos y ordenó
la retirada desde Xauen, que evitó un posible desastre. El líder rifeño, apoyado por la Internacional
Comunista, desarrolló una estrategia expansiva de dominio del Rif que lo enfrentó con España y Francia. Esto
provocó una alianza militar entre ambos países que hizo posible el desembarco de Alhucemas (8 de
septiembre de1925), con el que se logró dividir la zona rifeña en dos parte y derrotar a Abd−el−Krim, quien se
entregó a los franceses.
El fin de la guerra de Marruecos le proporcionó una gran popularidad a Primo de Rivera.
El directorio civil
Tras solucionar el problema de Marruecos se constituyó un Directorio civil con el objetivo de volver a la
normalidad. Formó un nuevo gobierno en el que convivían ministros militares, que se ocupaban de asuntos
políticos y orden público, con ministros civiles, como Aunós, Calvo Sotelo y el conde de Guadalhorce, que se
ocuparon básicamente de los ámbitos de gestión. La constitución de este gobierno afirmaba la voluntad de
permanencia en el poder de Primo de Rivera.
Las obras públicas
Se impulsaron las obras públicas: se crearon por todo el territorio nacional confederaciones hidrográficas
destinadas al aprovechamiento integral de las cuencas fluviales, tanto para el regadío como para la obtención
de energía; y las comunicaciones, en especial las carreteras (creación, en 1926, de el Circuito Nacional de
Firmes Especiales, mejorando 7000Km de carreteras) y los ferrocarriles (la política intervencionista concluyó
en su nacionalización).
La producción industrial
Aumento en la producción de acero y lingotes de hierro. La política intervencionista intentó regular la
producción mediante el Consejo de Economía Nacional.
La emisión de Deuda pública propició la expansión industrial. La peseta tuvo que devaluarse a causa de la
inflación, ya que los gastos eran superiores a los ingresos.
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Se concedieron monopolios para la exportación de ciertos productos considerados exóticos. Se creó la
compañía Telefónica (1924) y la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos (CAMPSA, 1927).
Balance de la política económica de la Dictadura
La Dictadura se vio favorecida por el auge económico en todo el mundo (felices años veinte), benefició a la
banca privada y la pública, pero en sus últimos años sufrió una crisis económica debida a la devaluación de la
peseta a causa de las malas cosechas, la reducción de remesas enviadas por los emigrantes españoles y la falta
de medios para sufragar los programas de inversión pública.
Corporativismo y movimientos obreros
En 1924 se creó el Consejo Nacional de Trabajo, Comercio e Industria y el Instituto de Reformas Sociales.
También se crearon escuelas sociales (hospicios y casas−cuna) y se ocuparon de la vivienda popular y la
protección del emigrante. En 1926 se publicó el Código de Trabajo que resumía las disposiciones relativas a
contratos de trabajo, accidentes y tribunales industriales.
Se creó un sistema corporativo que agrupaba, de forma piramidal, los comités paritarios de cada uno de los
oficios, donde existía igual representación de patronos y obreros, y cuya misión era regular las condiciones de
trabajo y evitar la conflictividad social.
Durante los primeros años de la Dictadura descendieron las huelgas y los atentados, PSOE, cuyo líder era Fco
Largo Caballero, colaboró aunque dentro del partido habían sectores anticolaboracionistas, como el partido
humanista y liberal de Fernando Ríos o los que estaban en contacto con el republicanismo (Indalecio Prieto).
A partir de 1927 se rompió la colaboración.
El régimen colaboró con la UGT, pero marginó a los sindicatos católicos y obligó a la CNT a la
semiclandestinidad, cerrando muchos de sus locales y periódicos. Esto fomentó su radicalismo. En 1927 se
fundó la FAI (Federación Anarquista Ibérica).
La crisis de la Dictadura
El fracaso de la institucionalización del régimen
El Dictador no sabía cómo volver al régimen constitucional y en septiembre de 1927 convoca una Asamblea
Consultiva para preparar un gobierno, una legislación y la vuelta de la monarquía lo antes posible. Esto fue un
fracaso porque no consiguió integrar a los opositores del régimen.
Los opositores al régimen
Los políticos de la vieja guardia en un principio estuvieron a la expectativa porque pensaron que el régimen
duraría poco. Posteriormente se opusieron por: la actuación de la Dictadura contra la oligarquía y el
caciquismo y las acusaciones colectivas de inmorales y corruptos hacia los políticos anteriores. Sánchez
Guerra se convirtió en el representante más importante de la vieja política.
Los republicanos formaron en 1926 la Alianza Republicana, encabezada por Azaña, Lerroux y Blasco Ibáñez,
pero a pesar de ello cada grupo actuaba por su cuenta.
Para acabar con el régimen los representantes de la vieja política y los republicanos necesitaban la
colaboración del ejército. Fue en junio de 1926 cuando militares y políticos se unieron en la manifestación de
la Sanjuanada. Fueron detenidos personajes influyentes: Weyler, Romanones, Melquíades Álvarez...
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El enfrentamiento con el ejército fue debido a las reformas militares de Primo de Rivera que era partidario de
los ascensos por méritos de guerra en vez de por antigüedad, lo que favorecía a los militares africanistas frente
a los peninsulares. En 1927 se creó la Academia General Militar.
Los intelectuales, grupo con una gran influencia sobre la opinión pública, como Miguel de Unamuno, Eduardo
Ortega y Gasset y Vicente Blasco Ibánez que escribieron en contra de la monarquía y la dictadura, también se
enfrentaron al régimen.
Se cerró el Ateneo de Madrid y la revista España y se censuró la obra de Valle−Inclán. Otros, como Ramiro
de Maetzu y Eugenio D'Ors sirvieron al régimen.
La disposición que favorecía algunos centros universitarios privados provocó los incidentes estudiantiles de
marzo de 1928 conllevaron el cierre de las universidades de Madrid y Barcelona, la sustitución de sus
rectorados y la pérdida de matrícula de los alumnos. Las críticas del dictador contra la universidad provocaron
el abandono de la docencia de catedráticos, como Ortega y Gasset, Fernando de los Ríos y Jiménez de Asúa.
En enero de 1929, Sanchez Guerra, apoyado por el ejército, dio un golpe de Estado en Valencia, el golpe
fracasó pero demostró la inestabilidad del régimen.
La crecida de las oposiciones, la infrenable caída de la peseta y el aumento de la conflictividad social (huelgas
y conspiraciones) hizo que el 28 de enero de 1930 Primo de Rivera presentara su dimisión y se marchase a
París, donde moriría al poco tiempo.
El rey Alfonso XIII fue el más perjudicado porque la opinión pública le culpó a él de todos los males del
régimen dictatorial.
Los últimos gobiernos monárquicos
El rey nombró a Berenguer jefe del gobierno. Éste pretendió la vuelta a la Constitución de 1876 y devolvió
sus cátedras a los profesores. Su lenta vuelta a la normalidad hizo que su régimen recibiese el nombre de
dictablanda y sus deficiencias en sus planteamientos de gobierno hicieron que fuera criticado duramente por
Ortega y Gasset.
Los españoles se empezaron a interesar por la política. Se acusó al rey de haber sido infiel a la Constitución y
se fortalecieron los partidos republicanos (Lerroux, Niceto Alcalá Zamora, Miguel Maura, Manuel Azaña).
En agosto de 1930 se llegó a al Pacto de San Sebastián, que supuso una alianza entre los republicanos y las
fuerzas políticas excluidas del sistema, que crearon un gobierno provisional presidido por Alcalá Zamora.
Muchos intelectuales se unen (Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Pérez de Ayala). Esto supuso la crisis del
gobierno de Berenguer (finales de 1930), que dimite en 1931 y es sustituido por el almirante Aznar. En su
gobierno estuvieron representados todos los políticos de los partidos de turno.
El día 12 de abril de 1931 de convocan unas elecciones municipales que significaron un plebiscito a favor o
en contra de la Monarquía.
LA II REPÚBLICA
La victoria electoral de los republicanos
La victoria de los republicanos se debió a que los resultados de los núcleos urbanos tenían mayor importancia
que los del medio rural. La victoria de la izquierda en las capitales de provincia y la ausencia de votaciones en
los medios rurales produjo el cambio de régimen.
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El monarca abandonó el trono y se exilió.
Problemas que se encuentra la II República
• Militar: la participación de los militares en la vida civil, la ley del as Jurisdicciones que permitía
juzgar los hechos civiles por lo militar y la macrocefalia (había más oficiales que soldados).
• Religioso: el Estado español era confesional (católico) lo cual suponía un problema grave para los
republicanos, dada la gran influencia de la Iglesia.
• Agrario: agricultura repartida injustamente (en pocas manos), muy atrasada técnicamente, existencia
de grandes latifundios y miseria de los jornaleros.
• Regional: auge nacionalista y problema con las autonomías.
• Cultural: población analfabeta y muy mediatizada por el clero (amor y miedo al mañana).
Otros problemas de la República: la crisis económica. Causas.
• Constante devaluación de la pta.
• 1930: época de sequía y paro.
• Crac de la Bolsa de Nueva York en 1929:
· Economía española más aislada, lo que redujo el impacto de la crisis.
· Agudizó las tensiones, violencia y disturbios.
· Hundimiento del comercio exterior. Las regiones de productos de exportación y la industria
siderometalúrgica y la del cemento fueron las más perjudicadas, mientras que la textil y la química
mantuvieron una relativa prosperidad.
· Desconfianza: gran disminución de las inversiones en Bolsa.
· Incremento del paro: crecimiento de la población elevado, reducción del número de emigrantes, no existía el
seguro de desempleo.
· Aumento de las huelgas: pedían mejoras de las condiciones de vida del obrero, inspiradas por razones
políticas, afectaron gravemente a la producción (pérdida de jornadas laborales).
El gobierno provisional se hizo cargo del poder el 14 de abril de 1931 estaba formado por varios grupos:
• Conservadores: Derecha Liberal Republicana. Liderada por Miguel Maura (versátil, vehemente, gran
orador y escritor) y Niceto Alcalá Zamora (memoria prodigiosa y sólida formación jurídica), ambos
católicos y liberales conservadores. Estaba formado por antiguos caciques y no tenían una base social
precisa ni un ideario político claro.
• Partidos Republicanos: Acción Republicana, encabezada por Manuel Azaña (gran intelectual, escritor
y capaz de elaborar un programa político de reforma del país. Actitud poco propicia para el consenso
con el adversario). Partido Radical, liderado por Alejandro Lerroux, al que se le adjudicaron dos
carteras de escasa importancia. Partido Radical−Socialista: Álvaro de Albornoz y Marcelino
Domingo.
• Socialistas: PSOE: Fernando de los Ríos (gran intelectual de raíz humanista y liberal), Francisco
Largo Caballero (carente de formación universitaria, protagonista de la radicalización del PSOE) e
Indalecio Prieto (gran talento para la política y el gobierno, partidario de colaborar con los
republicanos).
Desde abril de 1931 hasta la reunión de las Cortes Constituyentes, la unanimidad empezó a desaparecer, sobre
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todo por las cuestiones de orden público y religioso (quema de conventos). El ministro de Gobernación,
Miguel Maura, creo el Cuerpo de Asalto para la represión de los disturbios.
El resultado de las elecciones celebradas en junio de 1931 supuso un aplastante triunfo de la izquierda
(Gobierno formado por: socialistas, Acción Republicana, radicales−socialistas y Esquerra Republicana de
Cataluña). La composición de la nueva Cámara mostraba algunos inconvenientes: debilidad de la derecha,
cuya representación parlamentaria era muy inferior a su fuerza real dentro de la sociedad; inexperiencia y falta
de altura intelectual de la mayoría de sus miembros, aunque fueron unas elecciones más veraces que en épocas
anteriores. Manuel Azaña se hizo cargo de la presidencia desde diciembre de 1931 hasta septiembre de 1933,
tras de las dimisiones de Alcalá Zamora y Miguel Maura en octubre del 31, a causa de la votación del artículo
26 de la Constitución, relativo a la cuestión religiosa. Aunque en diciembre el primero de ellos fue elegido
como presidente de la República.
Constitución de 1931
• Democrática e idealista, de izquierdas pero no socialista.
• Renuncia a la guerra como instrumento de relación internacional.
• Derecho de voto a la mujer.
• No fue una Constitución de consenso, sino sesgada.
• Nueva división de poderes: Parlamento unicameral; Tribunal de Garantías Constitucionales encargado
de resolver los conflictos entre los poderes; aparece el presidente de la República (elegido por un
periodo de seis años y con capacidad de veto)
• Los temas más polémicos fueron el de las nacionalidades y el de la cuestión religiosa. La Constitución
reconocía la autonomía de las regiones aunque dentro de la unidad de España (Estado integral). La
votación del artículo 26, que disolvía la compañía de Jesús y prohibía la enseñanza a las órdenes
religiosas, provocó agrios enfrentamientos.
Soluciones que se dan a los problemas durante el Bienio Reformista (1931−1933)
− Al problema militar: se evitó todo tipo de suntuosidad (desfiles), se suprimieron los cargos de capitán
general y se redujo a la mitad el nº de unidades. Se promulgó la ley de retiro de la oficialidad, por la cual los
oficiales podían retirarse con el sueldo íntegro o jurar fidelidad al régimen y permanecer en servicio.
Se sometió al ejército al poder civil, desaparecieron los tribunales de honor, se suprimió el Consejo Supremo
de Justicia Militar, se permitió el paso de la suboficialidad a la oficialidad. Azaña suprimió la Academia de
Zaragoza y los ascensos por méritos de guerra y vinculó durante 1 año la enseñanza militar a la Universidad.
− Al problema religioso:
Se identificaba al catolicismo con la derecha y la monarquía y al republicanismo con lo anticlerical. Los
obispos reaccionaron de manera diversa: unos, como el cardenal Segura, apoyaban a la monarquía y atacaban
a la República; y otros como el cardenal Vidal i Barraquer, apoyaban a la República. El Vaticano era
complaciente con la República.
El artículo 26 de la Constitución de 1931 promovía: separación de la Iglesia y el Estado, la enseñanza se
convierte en pública y laica, expulsión de los jesuitas (abduciendo a su cuarto voto de obediencia al Papa),
prohibición de la enseñanza por parte de las Órdenes religiosas, establecimiento de la ley del divorcio (se
permite el matrimonio civil), secularización de los cementerios, supresión del presupuesto del clero durante
dos años, ley de Congregaciones (1933) (exigía a las Órdenes existentes una inscripción en el registro, la
limitación de posesión de bienes, la posibilidad de disolución en caso de peligro para el Estado y el dominio
de éste sobre todos los bienes eclesiásticos. Cualquier acto externo necesitaba ser aprobado por el
Ayuntamiento. Pusieron impuestos: toque de campanas, procesiones, entierros...).
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− Al problema agrario: Ley de la Reforma Agraria (1932): fue un fracaso debido a la complejidad de la ley, la
carencia de medios suficientes para llevarla a cabo y la incompetencia del ministro de Agricultura (Marcelino
Domingo). Establecía: explotaciones colectivas o individuales, trece categorías de tierras expropiables,
reforma en todo el país (no sólo la zona sur), la expropiación con indemnización, salvo las tierras de los
nobles, lo que causó el descontento de éstos.
− A la cuestión autonómica:
La represión de los nacionalismos llevada a cabo por la Dictadura de Primo de Rivera había contribuido a su
radicalización y a su mayor exaltación.
En Cataluña ganó las elecciones de abril de 1931 Esquerra Republicana (dirigida por Francesc Macià. Se
proclamó la República Catalana y constituyó un gobierno catalán (la Generalitat) que elaboró un Estatuto de
Autonomía. El Estatuto de Nuria tenía carácter federalista (no aceptado por la Constitución del 31. A pesar de
las discrepancias entre los partidos catalanistas y el gobierno de la República se llegó a un acuerdo gracias a la
intervención de Azaña, que decía que España era una, pero que aceptaba la pluralidad de culturas. Algunos
militares no aceptaron el Estatuto y se levantaron sin éxito en la Sanjurjada (1932).
Características del Estatuto de Nuria: Idiomas oficiales: castellano y catalán; Parlamento catalán; buena
convivencia debido a transacciones (no satisfacción por completo de ninguna de las dos partes).
En cuanto al País Vasco, se redactó el Estatuto de Estella de 1931, que permitía relaciones Iglesia− Estado
directas con Roma. El gobierno republicano se opuso al Estatuto y no consiguieron su autonomía, al igual que
las regiones valenciana y gallega.
− Otras reformas sociales:
Laborales: Ley de Términos Municipales (establecía la obligación de los patronos de contratar a obreros de la
localidad). Jurados Mixtos. Se llevaron a cabo inversiones en el ferrocarril que aliviaron el paro en la capital,
pero no los planes hidráulicos de Lorenzo Pardo.
Educativas: se crearon 10.000 escuelas, se incrementó en un 50% el presupuesto para la Educación y el sueldo
de los maestros. Falta de fondos al querer sustituir el gobierno la enseñanza impartida por las Órdenes
religiosas.
El Bienio Antirreformista o rectificador (1933−1936)
Los partidos de derechas se aprovecharon de la Ley Electoral vigente que favorecía las alianzas. La unión de
la CEDA y el partido Radical, la desunión de la izquierda y socialistas y el voto de las mujeres, supusieron la
victoria en las elecciones generales de 1933 de la derecha.
El Partido Radical defendía la democracia, la libertad, el laicismo y el antimarxismo. Su dirigente era
Alejandro Lerroux (carecía de un plan político efectivo).
La CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) defendía la religión católica, el orden y la
propiedad privada. Su líder era José María Gil Robles (gran orador, bien preparado y hábil en la maniobra
política).
Durante el primer gobierno de Lerroux se intentó solucionar el problema religioso mediante un Concordato
con la Santa Sede (no se llegó a nada) y la dotación del clero rural (medida anticonstitucional); la reforma
agraria fue suspendida, se intensificaron los cultivos, se produjeron más asentamientos; les fueron devueltas a
la nobleza las propiedades confiscadas y se suspendió la ley de Términos Municipales.
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Se produjo un enfrentamiento por motivos políticos entre Lerroux y el presidente de la República, por la ley
amnistía, a la que Alcalá Zamora se oponía. Lerroux fue sustituido por Samper Ibáñez.
Cada vez había un enfrentamiento mayor entre radicales y cedistas. Se descubrieron depósitos de armas, en
cuya ocultación habían tomado parte diputados, Companys proclamó el Estado catalán de la República
Federal Española en Cataluña tras el conflicto de los rabassaires (arrendatarios) que, por el contrato de la
rabassa morta (muerte de las cepas de la vid), pagaban una parte de las primeras cepas al propietario de las
tierras. La ley de contratos de cultivo permitió a los rabassaires el acceso a la propiedad de las tierras
arrendadas. También se agudizó el conflicto autonómico en el País Vasco.
Gil Robles solicita que la CEDA se incorpore al gobierno para controlar el Parlamento. Alcalá Zamora dio a
ésta las carteras de Justicia, Agricultura y Trabajo. Esto produjo un movimiento huelguístico de protesta en
toda España, conocido como la revolución de octubre del 34, que no fue unánime. La respuesta insurreccional
dada por los socialistas y republicanos catalanes a la entrada de la CEDA, significaba que preferían defender
la República antes que la democracia, aunque fuera de forma violenta. Los sucesos más graves tuvieron lugar
en Cataluña y Asturias. En Cataluña, había temores a un golpe de Estado y Companys proclamó la República
Catalana. En Asturias, los mineros se apoderaron de gran parte de la provincia y sitiaron Oviedo. El gobierno
solicitó la intervención del ejército, que acabó derrotando a los rebeldes. Murieron más de 1500 personas y
fueron torturadas, detenidas e incluso asesinadas otras tantas. Esto fomentó el auge de la extrema derecha.
En mayo de 1935 se formó un nuevo gobierno presidido por Lerroux en el que la CEDA ocupaba cinco
ministerios. No consiguieron realizar ninguna labor positiva, incluso elaboraron una contrareforma agraria que
supuso deshacer todo lo que se había avanzado desde 1931.
En septiembre de 1935, Alcalá Zamora, como quería que Lerroux saliese de la vida política por los escándalos
administrativos y la corrupción, puso a Chapaprieta de jefe de gobierno y permitió la participación de la Lliga
Catalana. El gobierno se vio afectado por el destape de dos grandes escándalos: el estraperlo (llamado así por
los apellidos de los dos sobornadores, Strauss y Perlo, en un negocio del juego de la ruleta) y el caso Nombela
(nombre del denunciante de un desvío de fondos públicos para pagos a una naviera). El gobierno presentó la
dimisión.
Alcalá Zamora se vio casi obligado a nombrar a Gil Robles como jefe de gobierno, pero como éstos eran
incompatibles, se nombró a Portela Valladares. Gil Robles se indignó, amenazó con un golpe de Estado y se
negó a participar en las Cortes, que supuso la disolución de las mismas.
Por todo lo anterior este periodo es conocido como bienio negro ya que se caracterizó por su esterilidad e
inestabilidad.
En este momento empezaron a fuerza partidos comunistas, que desean participar en la política. La figura más
importante fue Dolores Ibárruri, La Pasionaria. Tuvieron influencia en Andalucía y Asturias.
Hay una división dentro del partido socialista. Por un lado se encuentra Fco Largo Caballero (el Lenin
español) que es partidario de la revolución; por otro, Julián Besteiro que condena la revolución violenta en
España y dice que la dictadura del proletariado es solo para Rusia. También hay un grupo de socialistas más
moderados, centristas, representados por Indalecio Prieto, partidarios de lograr una alianza con los
republicanos.
Aparecen grupos de extrema derecha, como las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional−Sindicalista), fundada
por Ramiro Ledesma Ramos en 1931, el cual admiraba a Hitler y quería una revolución social. En 1933, José
Antonio Primo de Rivera fundó la Falange española, grupo político fascista que tendría importancia en la
España del futuro.
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El Frente Popular
En febrero de 1936 se convocan elecciones. Son ganadas por el Frente Popular, que se había constituido unos
meses antes con tres principios básicos de organización: amnistía general para los represaliados por los
sucesos del 34, autonomía para Cataluña y puesta en vigor y continuación de la reforma agraria. Estaba
formado por partidos republicanos de izquierdas (Izquierda Republicana, Unión Republicana), regionalistas
(Esquerra catalana, Partido Galeguista) y socialistas y comunistas (PSOE, PCE y POUM). Su programa
consistía en restablecer la República del 14 de abril frente a la corrupción y el reaccionarismo de los dos
últimos años del gobierno radical−cedista y en presentar una única candidatura de izquierdas para toda
España.
El Frente Popular obtuvo el 34,4% de los votos, frente al 32,2% de la derecha, que se presentó desunida a las
elecciones. Alcalá Zamora dimite y se elige a Manuel Azaña como presidente de la República y como jefe de
gobierno a Casares Quiroga. También se restaura la Generalitat de Cataluña, cuyo presidente era Companys.
La violencia vuelve a las calles: toma de conventos, ataques a la Guardia Civil, huelgas, atentados...
El IRA (Instituto de Reforma Agraria) es autorizado y muchos arrendatarios, jornaleros e inclinos asaltan las
tierras y atacan a sus propietarios. Los asesinatos de Calvo Sotelo (líder de la derecha) a manos de guardias de
Asalto y de el teniente Castillo por la extrema derecha, en julio de 1936, fueron el detonante del levantamiento
militar con el que comenzó la Guerra Civil.
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