Se estima que en el mundo hay más de 120... básicamente en la incapacidad, parcial o absoluta, del páncreas para...

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Se estima que en el mundo hay más de 120 millones de personas que padecen diabetes. Consiste
básicamente en la incapacidad, parcial o absoluta, del páncreas para producir insulina, la hormona
encargada de introducir la glucosa en la célula. Esta situación provoca un aumento peligroso de los
niveles sanguíneos de este azúcar. En España existen más de 1,5 millones de diabéticos; de ellos, el 10
por 100 se ve obligado a inyectarse a diario una o varias dosis de insulina para intentar paliar su
deficiencia.
La diabetes es un mal causado por la batalla que establecen las células de defensa del individuo y las células
beta productoras de insulina de los islotes de Langerhans, en el páncreas. Cerca de 300 proteínas y un número
de genes aún por determinar, muchos de ellos de respuesta medioambiental, están implicados en este
mecanismo destructor. Las complejas rutas por las que discurre la génesis de esta enfermedad son la causa
última de que aún no se haya logrado diseñar un remedio que la cure.
Además de la terapia con insulinas, los científicos bajaran otras posibilidades, como el transplante de células
pancreáticas y la terapia génica. La terapia génica tiene un objetivo que es introducir en células humanas el
gen que dirige la síntesis de insulina. Más prometedora es, la vía de transplantes de páncreas, aquí la batalla
consiste en evitar que el implante no sea devorado por el sistema inmune del receptor.
Cuando el páncreas no fabrica la insulina adecuadamente o las células no pueden usarla, el metabolismo del
cuerpo se desequilibra. Las células, hambrientas de glucosa, comienzan a morirse de hambre, dejando a los
músculos con muy poco o nada del combustible productor de energía. Se siente cansancio, y la glucosa no
usada comienza a depositarse en el torrente sanguíneo, originando una condición llamada hiperglicemia, hasta
que finalmente es expulsada a través de la orina. Desgraciadamente, el exceso de glucosa puede ser tóxico y a
la larga, puede destrozar el delicado y equilibrado ecosistema del cuerpo.
Hay muchos tipos diferentes de diabetes, pero los más comunes son el Tipo I (juvenil o insulino−dependiente)
y Tipo II (adulta o no insulino−dependiente.). Los expertos coinciden al señalar que realmente son dos
enfermedades distintas con causas y problemas diferentes.
Diabetes de Tipo I
Aproximadamente una de cada diez personas con diabetes tiene el Tipo I. A pesar de que se puede desarrollar
la diabetes Tipo I a cualquier edad, los niños tienen muchas más probabilidades de desarrollarla que los
adultos. Los científicos no tienen la certeza de lo que causa la diabetes Tipo I, la herencia juega un importante
papel, pero hay estudios que sugieren que hay algo del medio ambiente, como un virus o toxinas, que puede
causar <<el enloquecimiento>> del sistema inmunitario del cuerpo y que ataque al propio cuerpo. Los
anticuerpos atacan y destruyen erróneamente las células productoras de insulina del páncreas del mismo modo
que haría un virus. Una vez que el páncreas deja de producir insulina, las personas que sufren diabetes Tipo I
deben inyectarse diariamente la hormona que ayuda a transportar la glucosa a las células.
Debido al control del equilibrio de azúcar y energía al inyectarse insulina, inmediatamente se deben
compensar los cambios metabólicos producidos por el ejercicio reduciendo la cantidad de insulina que se
inyectaría normalmente o comiendo hidratos de carbono adicionales.
Diabetes tipo II
Si se pertenece a este grupo, probablemente no se requerirá inyectarse insulina ni medicación oral para bajar
los niveles de glucosa. Probablemente se será obeso, aproximadamente unos 10 Kilos o más por encima del
peso normal, y seguramente se habrá adquirido la enfermedad en algún momento después de haber cumplido
los 40 años. Y teniendo en cuenta que el Tipo II es hereditario, probablemente se tendrá un historial familiar
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de la enfermedad.
Para el enfermo, la piedra angular del tratamiento de la diabetes y la normalización del nivel de glucosa es
algo duro, mantener una dieta baja en grasas y azúcares, perder peso y sobre todo, hacer ejercicio.
Diabetes mellitus
La diabetes Mellitus se produce por un déficit de insulina por:
• Disminución o ausencia total de su formación en el páncreas.
• Elaboración de una insulina menos activa.
• Bloqueo de la acción insulínica por la presencia de anticuerpos específicos.
• Neutralización de la acción hipoglucémica de la insulina por otras hormonas (cortisona, hormona de
crecimiento).
Diabetes agudas
Aparte de las remisiones espontáneas y transitorias de la diabetes juvenil o inestable, existen casos
excepcionales −pero de rigurosa observación− de diabetes agudas.
Denominamos diabetes aguda, aquella de comienzo aparentemente brusco y que −tras un breve período de
evolución aguda− termina en una curación clínica y metabólica, observada durante un período
suficientemente largo de años para considerar definitiva la curación.
CONTROL DE LA DIABETES
Una vez diagnosticada la diabetes mellitus y sometida a tratamiento, debemos pasar al control periódico de la
misma.
Que nos permitirá evitar:
• Hiperglucemia y glucosuria
• Evitar la ceto−acidosis, que suele preceder al grave coma diabético.
• Mantener un buen estado general.
Conseguir y mantener un buen estado general y sensación de plenitud vital es tan importante como lograr la
normalización de los datos de laboratorio. Un mal estado general nos aconseja pasar al tratamiento con
insulina.
• Si es un niño comprobar que su desarrollo evolutivo (peso, talla, desarrollo sexual y psicológico) es
normal.
• Prevenir las posibles complicaciones de la diabetes.
• Lograr una buena aceptación de la enfermedad.
Las cifras de glucemia son:
• Excelentes: hasta 110mg. Por 100 c.c.
• Aceptables: de 110 a 140 mg. Por 100 c.c.
• Mal controladas: superiores a 140 mg. Por 100 c.c.
Una vez controlada la diabetes con el tratamiento, suele ser suficiente la consulta con el médico cada uno−dos
trimestres, salvo las formas inestables que requieren un control más frecuente.
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Si los análisis de glucemia (bajón de azúcar) y glucosuria son frecuentes, conviene llevar una curva gráfica de
las distintas glucemias a lo largo de los meses y también de glucosurias.
Es más importante recordar que el trastorno metabólico y clínico de la diabetes puede atenuarse, incluso
desaparecer, por:
• Edad muy avanzada.
• Hipotiroidismo.
• Insuficiencia hipofisaria, no solo mejora la evolución de la diabetes en su aspecto clínico y
metabólico, sino que retrasa o alivia algunas complicaciones, como la retinopatía diabética.
• Cáncer evolutivo.
Insulina
Es una hormona segregada por las células beta de los islotes pancreáticos de Langerhans.
Se sintetiza a partir de una molécula gigante −proinsulina−, que contamina en pequeñas cantidades la insulina
comercial extraída de páncreas animales y explica la posibilidad de formar anticuerpos que la neutralizan en
algunos pacientes diabéticos tratados con insulina.
Las insulinas de diferentes animales superiores tienen la misma estructura molecular, diferiendo unas de otras
en la secuencia de los aminoácidos terminales.
Por ello, podemos usarlas en terapéutica humana.
La insulina interviene en al metabolismo de los tres principios inmediatos:
• Hidratos de carbono: Reduce la concentración de glucosa en sangre (glucemia).
Dentro de la célula contribuye a la fosforilización de la glucosa, que es el primer paso para convertirse en
glucógeno −un complejo polímero de glucosa apto para su almacenamiento en el organismo.
• Grasas: La insulina favorece la lipogénesis (formación de grasa) e impide la lipólisis ( movilización
de la grasa de depósito), a través del metabolismo de la glucosa.
• Proteínas: La insulina favorece la síntesis de proteínas. Cuando falta insulina, el metabolismo de las
proteínas se desvía hacia la formación de glucosa apareciendo un balance negativo de proteínas.
La insulina es una proteína, por lo que se degrada o digiere a través del tubo digestivo, perdiendo toda su
actividad.
Debe admitirse−por lo tanto− por vía inyectable.
Su dosis se mide en unidades (U.I).
Una U.I corresponde a la tercera parte dela cantidad de insulina cristalizada necesaria para reducir a la mitad
la glucemia de un conejo que lleva doce horas en ayunas.
La insulina disminuye la transitoria de visión: No es raro que al principio del tratamiento con insulina se
produzca una disminución de visión, que se corrige a los pocos días de normalizar la glucemia y desaparecer
el edema del cristalino.
Conviene evitar siempre que sea posible el:
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−Alcohol
−Cortisona y derivados.
−Anovulatorios.
−Anticoagulantes.
−Betabloqueadores ( muy útiles en el tratamiento de la hipertensión arterial)
−Guanetidina
Cuando la insulina requerida por el paciente sea superior a 50 unidades diarias, es aconsejable repartirla en
dos inyecciones: una antes del desayuno y otra antes de cenar. Es preferible utilizar jeringuillas y agujas de un
solo uso. Es decir, que se utilizan una sola vez.
El ejercicio
Para la gran mayoría de la gente con diabetes, el ejercicio correcto puede ayudar a controlar la enfermedad y a
reducir el riesgo de complicaciones que pongan en peligro la vida.
El ejercicio puede reducir niveles excesivos de azúcar en sangre, fortalecer los músculos y el corazón, mejorar
la circulación y reducir el estrés.
Es sumamente importante que cualquier programa de ejercicios esté diseñado de acuerdo con el tipo de
diabetes que se padece y su gravedad. A pesar del probado potencial del ejercicio para bajar los niveles de
azúcar en sangre, algunos expertos dicen que en algunos casos puede no ser beneficiosas. Dado que los
diabéticos tienden a tener la presión sanguínea alta, su rutina de ejercicios debe seguirse de cerca.
Antes de comenzar un programa de ejercicios, los expertos aconsejan que antes se visite a un especialista que
evalúe una posible enfermedad cardiaca, hipertensión arterial, daños en el sistema nervioso o renal. La prueba
permitirá al doctor evaluar la fuerza física y determinar qué nivel de actividad es mejor para cada persona. El
desconocimiento o falta de respeto a los límites marcados por el médico podrían ser fatales para la gente con
cualquier tipo de diabetes.
Las personas que tienen probabilidades de desarrollar la enfermedad debido a su obesidad o su predisposición
genética pueden disminuir su riesgo en un 75 por 100 gracias al ejercicio.
Algunos expertos recomiendan tomar insulina antes de realizar el ejercicio, por lo menos una hora antes de
empezar, y comer de una a tres horas después. Esto permitirá que los hidratos de carbono se absorban como
azúcar en la sangre.(Los hidratos de carbono metabolizan el azúcar.)
Mantener un equilibrio entre los niveles de insulina y azúcar en sangre durante el ejercicio puede parecer
complicado al principio, pero no lo es.
La única diferencia entre los diabéticos y los atletas no diabéticos es que ellos han aprendido a regular la
balanza insulina/glucosa que les permite realizar ejercicio a cualquier nivel. Los atletas han aprendido en qué
momento de su ejercicio sus niveles de glucosa están cayendo demasiado rápido. Algunos lo compensan
bebiendo una pequeña cantidad de zumo de frutas antes de comenzar el ejercicio.
Otros expertos sugieren no comenzar un programa duro de entrenamiento, como por ejemplo el levantamiento
de pesas, sin consultarlo con su médico. El entrenamiento duro está relacionado con el aumento de la presión
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arterial y podría, entre otras cosas, poner una excesiva presión en el corazón y en los pequeños vasos
sanguíneos de los ojos.
Obesidad
Cuanto mayor sea el grado de obesidad, mayor es el riesgo sumado a la diabetes.
Existen numerosas tablas que nos permiten relacionar talla, peso ideal, sexo y edad.
Mantenerse en el peso ideal ayuda muchísimo al buen control de la diabetes y a disminuir o suprimir el riesgo
de padecer complicaciones.
Podemos calcular que la esperanza de vida de un diabético se reduce en un 1−2 por 100 por cada kilogramo
que excede del peso ideal.
La correlación estadística entre obesidad, diabetes, hipertensión arterial, arteriosclerosis y artrosis, hace de la
prevención de la obesidad uno de los capítulos más fascinantes de la Medicina Preventina, en el mundo
desarrollado.
La muerte por diabetes y sus complicaciones es cuatro veces más frecuente en el obeso que en la población
esbelta.
El estreñimiento −habitual en los obesos− multiplica por cinco el riesgo de padecer divertículos en colon y
cáncer de colon.
También aumenta la obesidad el riesgo del parto por:
−Sobrepeso de la madre, que puede llegar a producir insuficiencia cardiorrespiratoria.
− Atrofia de los músculos abdominales y perineales.
−Posible coincidencia con hipertensión arterial y/o arterial diabetes.
−Feto excesivamente grande.
En caso de accidente de tráfico, el impacto del gordo contra el cinturón o la estructura del automóvil es mucho
más grave que el del delgado. Y si requiere tratamiento quirúrgico, verá multiplicado su riesgo.
REGIMEN ALIMENTARIO
Aprender a comer bien es un buen negocio para toda la vida, especialmente si se trata de un diabético.
Las necesidades calóricas de un individuo sano y con una actividad física media oscilan en torno a unas 2700
calorías diarias, exigidas por:
Requerimiento basal: es decir, la energía calórica necesaria para mantener la temperatura corporal, conservar
un buen tono muscular en
reposo, y asegurar el metabolismo del corazón, riñón, cerebre, aparato digestivo y respiratorio.
El régimen de alimentación de un diabético varía según el tipo de diabetes, la edad, el peso, la talla, el sexo, el
régimen de vida que lleva y su actividad laboral.
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El régimen alimentario de un diabético se basa siempre en:
−Restricción de hidratos de carbono, con supresión absoluta de dulces.
−Restricción severa de grasas animales: mantequilla, embutidos, chocolate, etc...
−Libertad para ingerir verduras, carne, pescado blanco y azul, huevos, leche y quesos no grasos.
Si el peso del diabético es excesivo −como ocurre en la mayoría de los casos− es imprescindible perder los
kilos sobrantes.
La mitad de los diabéticos obesos corrigen su diabetes al bajar a su peso ideal y sin necesidad de seguir
tratamiento farmacológico alguno.
La otra mitad mejora notablemente su evolución, aunque requiere antidiabéticos orales o insulina.
El tratamiento de un obeso se reduce a aconsejar un régimen hipocalórico de alimentación y aumentar la
combustión de calorías a través de un mayor ejercicio físico.
ÍNDICE −−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−PÁG. 1
CONCEPTO DE DIABETES −−−−−−−−−−−−−−−−−− PÀG. 2
Diabetes tipo i −−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−− PÁG. 3
DIABETES TIPO II −−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−− PÁG. 3
DIABETES MELLITUS −−−−−−−−−−−−−−−−−−− PÀG. 3,4
DIABETES AGUDAS −−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−− PÁG, 4
CONTROL DE LA DIABETES−−−−−−−−−−−−−−− PÁG, 4,5
INSULINA −−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−− PÁG, 5,6
EL EJERCICIO −−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−− PÁG, 6,7
OBESIDAD −−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−− PÁG, 7
REGIMEN ALIMENTARIO−−−−−−−−−−−−−−−−−−−− PÁG, 8
BIBLIOGRAFÍA −−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−− PÁG, 9
EJERCICIO FÍSICO PARA MEJORAR LA SALUD−−− EDICIONES PIRÁMIDE, 1996, MADRID.
ANTE LA DIABETES−−−−−−−−−− ediciones temas de hoy,
Santiago Martínez Fornés,
6
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