Fiscalía de Sala de Medio Ambiente

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Fiscalía de Sala de Medio Ambiente
C/ Ortega y Gasset, nº 57-3ª
28006 Madrid
En………….., a ….de marzo de 2013
Asunto: Cría y comercio de variedades exóticas de esturión en España.
Estimados Sres. de la Fiscalía:
Nos ponemos en contacto con Vds. con el fin de informarles de la existencia de diferentes
instalaciones de acuicultura industrial en España que crían un número incierto de ejemplares
de esturiones alóctonos, del Adriático y siberiano, (respectivamente Acipenser naccarii y
Acipenser baerii), al menos en Granada, Sevilla, Lérida y Navarra, existiendo un proyecto de
nueva creación en Asturias.
Dicha cría comercial no estaría amparada por el ordenamiento jurídico nacional, pues de
acuerdo con la “Resolución de 8 de febrero de 2013, de la Secretaría General de Pesca, por la
que se establece y se publica el listado de denominaciones comerciales de especies pesqueras
y de acuicultura admitidas en España” (BOE de 28. de febrero de 2013), sólo se permite la
cría de la variedad autóctona “Acipenser sturio” (pág. 16316 de dicho BOE). Por tanto, si se
habla de especies pesqueras “admitidas”, las no incluidas esta Resolución han de entenderse
que están prohibidas.
Las variedades exóticas siberiana y del Adriático se recogen a su vez en el “Listado de
especies exóticas con potencial invasor” del Real Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre, por
el que se regula el listado y catálogo español de especies exóticas invasoras. Asimismo, la
variedad autóctona está considera en “peligro de extinción” por el Real Decreto 139/2011, de 4
de febrero, para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección
Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas. Recordamos los problemas de
sanidad animal, competencia e hibridación que pueden darse por esta circunstancia, además
de la afección al resto de la fauna fluvial. En relación con esto último, el art. 52.2 de la Ley
42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, bajo el epígrafe
“Garantía de conservación de especies autóctonas silvestres” ordena: Las Administraciones
públicas competentes prohibirán la introducción de especies, subespecies o razas
geográficas alóctonas cuando éstas sean susceptibles de competir con las especies
silvestres autóctonas, alterar su pureza genética o los equilibrios ecológicos. En cuanto a la
actividad ícticola, el art. 62.3 e) de dicha Ley ordena, además: En relación con la actividad
cinegética y acuícola, queda prohibida la introducción de especies alóctonas. En el caso
de introducciones accidentales o ilegales, no se podrá autorizar en ningún caso su
aprovechamiento cinegético o piscícola, promoviendo las medidas apropiadas de control de
especies para su erradicación.
Esta Resolución tiene su origen en el artículo 4 del Reglamento (CE) n.º 104/2000, del
Consejo, de 17 de diciembre de 1999, por el que se establece la Organización Común de
Mercados en el sector de los productos de la pesca y de la acuicultura, dispone que los
estados miembros deberán establecer y publicar la lista de las denominaciones comerciales
admitidas en su territorio. Esta Resolución de 2013 no es nueva, sino que cuenta con
antecedentes en el mismo sentido en la Resolución de 28 de mayo de 2012, de la Secretaría
General de Pesca (BOE de 21 de junio de 2012), la Resolución de 22 de marzo de 2011, de la
Secretaría General del Mar (BOE de 6 de abril de 2011) y la Resolución de 24 de marzo de
2010, de la Secretaría General del Mar (BOE de 5 de abril de 2010), entre otras. A lo dicho se
le suma el Reglamento (CE) nº 708/2007 del Consejo, de 11 de junio de 2007, sobre el uso de
las especies exóticas y las especies localmente ausentes en la acuicultura
Por esta serie de razones, le pedimos que investigue la realidad de esta situación no solo
desde el punto de vista ambiental (actividades clasificadas, espacios naturales protegidos,
vertidos, licencia urbanística, entre otras) y concesional de aguas (concesión de dominio
público hidráulico y afección a zonas inundables) por la introducción y comercio supuestamente
sin amparo jurídico, sino también desde el punto de vista de la entrada de estas variedades
exóticas a través de las fronteras españolas, el consumo humano, el transporte interior en
España y la sanidad animal, regulados esta por el RD 1082/2009, de 3 de julio, sobre
requisitos sanitarios para el movimiento de animales de explotaciones cinegéticas y
piscícolas y el RD 1614/2008, de 3 de octubre, relativo a los requisitos zoosanitarios de los
animales y de los productos de la acuicultura, así como a la prevención y el control de
determinadas enfermedades de los animales acuáticos, reformado por el Real Decreto
1590/2009, de 16 de octubre.
Sobre los escapes de ejemplares al medio natural, estos constituyen el objeto del
Reglamento (UE) 304/2011, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 9 de marzo de 2011,
que modifica el Reglamento (CE) 708/2007 del Consejo sobre el uso de las especies
exóticas y las especies localmente ausentes en la acuicultura, cuyas disposiciones de
aplicación se desarrollan por el Reglamento (CE) 535/2008, de la Comisión, de 13 de junio de
2008. En efecto, en estas normas se recoge el importantísimo concepto de instalación
acuícola cerrada, en la que se asegure que es imposible el escape de ejemplares. Estas
normas se aplican a todas las actividades de acuicultura situadas bajo la jurisdicción de los
Estados miembros, con independencia de su tamaño o características. Abarcará todos los
organismos acuáticos exóticos y localmente ausentes que se críen en las instalaciones
acuícolas, y regulará las actividades acuícolas en cualquier forma de medio acuático (art. 2.3
del Reglamento 708/2007). Con la obligación de los Estados de que adopten todas las medidas
adecuadas con vistas a evitar cualquier efecto adverso para la biodiversidad y, especialmente,
para las especies, los hábitat y las funciones de los ecosistemas que quepa esperar como
consecuencia de la introducción o la translocación de organismos acuáticos y especies
localmente ausentes en la acuicultura y de la propagación de esas especies en el medio
natural (art. 4 del Reglamento 708/2007).
También nos interesamos por el buen destino de los fondos públicos que presuntamente
pudieran destinarse o haberse destinado ya a estas explotaciones de acuicultura, pues si esta
actividad no encuentra amparo jurídico tampoco lo tendría la actividad de fomento o
subvención, ya sea tanto con origen en fondos estatales o autonómicos (art. 2.1 b) y c) de la
Ley 38/2003, General de Subvenciones) como en el Fondo Europeo de la Pesca (arts. 7 y 45
de la misma norma). Lo mismo en le caso de que las empresas de acuicultura tengan parte de
su accionariado en manos de la Administración, ya sea directa o indirectamente.
Sin más y la espera de sus gratas noticias, se despide atentamente:
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