ANDRÉS SOLILOQUIO HIJO MAYOR DEL RELOJERO (entre 30 y 35 años)

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ANDRÉS
HIJO MAYOR DEL RELOJERO (entre 30 y 35 años)
SOLILOQUIO
“No crea mamá, yo casi se hablar. No como él, ¡claro!, pero… Él sabe hablar mejor, pero yo
lloro mejor que él. Y las lágrimas, aunque los crudos opinen lo contrario, son útiles: muchas
veces más que las palabras. ¿Verdad, papá? Él más palabras; yo más lágrimas. Los dos
estamos contentos con usted, mamá, y esta noche, aquí, en familia, de sobremesa en el
hogar, nos acariciamos mostrándonos tal cual somos. Yo sé por qué estudiás medicina vos.
Vos estudiás medicina embaucando a todos y a vos mismo con tu misión de genio… con tu
misión de genio incomprendido, para poder mañana, impunemente, cobrar al enfermo que
caiga en tus manos sabiondas, diez visitas en vez de una, aunque el pobre diablo grite de
dolor, rodeado de toda su familia. Cuanto más le duela, mejor para vos.”
DIÁLOGO
“Daniel: - Pst… ¿Adónde vas?
Andrés: - ¡Qué sé yo! Al frío.
Daniel: - Me recordás a esos perros que se ven a menudo por la calle. Caminan apurados,
moviendo sólo las patas, tieso el cogote y el rabo, contando las piedras… Parecen que
fueran a alguna parte y no, no van a ninguna parte. Che… ¿qué tenés?
Andrés: - Nada.
Daniel: - ¡Cuánto! Pst… Andrés… No bebas.
Andrés: - Yo no bebo.
Daniel: - No bebas. En nuestra familia ninguno bebió… que yo recuerde. ¿Por qué tomás?
Andrés: - Seré yo el primero en sentir su inutilidad. Relojero. A estas horas. ¡Qué modo
idiota de perder el tiempo.”
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