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REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN PLENARIA DE LAS COMISIONES DE SISTEMAS, MEDIOS DE
COMUNICACIÓN Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN, DE ASUNTOS
CONSTITUCIONALES, DE PRESUPUESTO Y HACIENDA Y DE INDUSTRIA Y
COMERCIO
Salón “Azul” — H. Senado de la Nación
28 de septiembre de 2009
Presidencia del señor senador Jenefes
28/09/2009
Reunión plenaria de comisiones
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─ En el Salón Azul del H. Senado de la Nación, a las 10 y 28 del
lunes 28 de septiembre de 2009:
Sr. Presidente (Jenefes). ─ Continuamos con las reuniones del plenario de las comisiones de
Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión; Asuntos Constitucionales;
Presupuesto y Hacienda e Industria y Comercio.
Previo a iniciar el debate con las distintas asociaciones gremiales, hará su exposición, en
primer lugar, el secretario de acción política de la Asociación de Radios Bonaerenses y del
Interior de la República Argentina, el señor Juan Manuel Rapacioli, a quien le doy la palabra.
Sr. Rapacioli. — Vengo a exponer ante ustedes para manifestar nuestro apoyo al proyecto de ley
de Servicios de Comunicación Audiovisual; centralmente, porque es una ley que contiene al
sector que represento, que es el sector pyme de la comunicación. Dicho sector, desde hace un
cuarto de siglo, viene padeciendo su falta de regulación. Hemos vivido distintos avatares a lo
largo de todo este tiempo.
Lo que me interesa puntualizar es la lógica que se ha venido manifestando a través de la
inacción en todo este tiempo por parte del Estado, por la cual no hemos sido contemplados. Es
una lógica extraña la que se ha aplicado a nuestro sector, que ha sido muy distinta a la de otros
sectores que necesitan desarrollare dentro de la vía comercial comunicacional en el país. Para
cualquier ciudadano que lleve una actividad adelante, sea cual fuere la misma, siempre está el
Estado para decirle que debe estar dentro de una normativa y que debe cumplir con determinados
compromisos.
En cuanto a la lógica aplicada a nuestro sector desde hace 25 años, que es la que se intenta
y se va a cambiar a través de esta ley, nosotros, los ciudadanos que nos venimos desarrollando
hace un largo tiempo en la comunicación, hemos reclamado en forma permanente al Estado poder
tener una cuadratura legal, estar dentro de los parámetros legales, para desarrollarnos mejor, para
tener más potencialidad, para poder acceder a créditos y para poder expandirnos en nuestra
pequeña y mediana empresa. Y el Estado, sistemáticamente, en estos 26 años, ha dicho que no.
Esta es la lógica que se ha planteado para nuestro sector y es esto lo que venimos
manifestando desde hace un tiempo largo. Venimos reclamando, también por cuestiones de orden
político, que exista una ley de la democracia; pero además hemos hecho una enorme cantidad de
gestiones como para que esto sea encuadrado dentro del marco legal.
Esto es lo que hemos pretendido durante tanto tiempo. Llega esta instancia y entendemos
que esto da la posibilidad de cambiar la lógica. Ciudadanos que golpean la puerta al Estado para
estar dentro de una cuadratura legal y éste dice que esperen, por una cosa o por la otra, y así
sucesivamente durante 25 años. Esto genera la incomodidad del trabajo, en donde las reglas no
terminan siendo claras para una enorme cantidad de sectores pyme de las comunicación, que, en
definitiva, son lo que llevan las voces de origen más popular. La radio que se instala en el barrio
cuenta los problemas del barrio y va más allá de los problemas que pueden contarse a través de la
concentración de la comunicación.
Centralmente, esta ley nos está conteniendo a nosotros. La estamos defendiendo y
apoyando. Esto es lo que hace al aspecto técnico, ya que algunos artículos de la ley nos
contemplan.
Esto data de una vieja lucha. Hemos estado durante más de 20 años reclamando ante los
poderes que esto suceda. Han pasado cosas que están en el anecdotario por parte de nuestro
sector; pero algunas de orden muy valedero para demostrar la lucha que hemos tenido. Al
momento en que, por ejemplo, el ex presidente Adolfo Rodríguez Saá estuvo en la Casa Rosada,
nosotros, en esos siete días que estuvo en la presidencia, fuimos a golpearle la puerta una vez más.
Ejerciendo nuestro derecho a peticionar, le decíamos justamente que queríamos y necesitábamos
un nuevo marco legal. Hasta en esa instancia en la cual el país estaba en esa enorme dificultad
nosotros aún insistíamos porque entendíamos que este es un instrumento de alto valor para el
desarrollo democrático.
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Esa ha sido nuestra lucha y, afortunadamente, hemos concluido, desde el trabajo de
ARBIA, integrados a la Coalición, bregando por Los 21 Puntos y, específicamente, por la lucha
del sector donde, justamente, los sectores pyme hemos logrado imponer hasta esta terminología
para que se comprenda que hay una fracción no comprendida dentro de la comunicación en la
República Argentina.
Eso es lo que hace a la cuestión de orden técnico por la cual nosotros podríamos tomar una
posición de defensa. Sin embargo, hay otras cuestiones de orden de político y pido permiso para
plantearlas. Al ser este el ámbito de la política en el que ustedes llevan la palabra y, por
consiguiente, son quienes más saben de esto, como ciudadano debo manifestar que en esta
instancia, al llegar al momento de este debate, hemos logrado, desde la representación política y
desde la insistencia, la posibilidad del acercamiento entre representantes y representados. Se ha
cortado una brecha y esto nos ha beneficiado mucho a los sectores y, aunque existan diferencias
en nuestros pensamientos, esta instancia de acercamiento entre los representantes y los
representados, superando aquel lejano y cercano “que se vayan todos”, nos da la posibilidad de
visualizar la política de otro modo.
Pero es sencillo estar representados por aquellos que llevan nuestra idea, por aquellos que
representan nuestra idea. Sin embargo, mi cercanía y mi respeto se han manifestado aún más en
estas jornadas con los señores senadores que no están de acuerdo. En este sentido, quiero poner
como ejemplo lo sucedido el día viernes, con la enorme buena voluntad y la participación
decidida del señor senador Marino que, ante esta circunstancia, pensando absolutamente distinto,
como estamos pensando, ha logrado el respeto mío y el de mi sector; un respeto que estaba
distante. Entonces, este es un logro de la política. Mencioné al señor senador Marino, pero me
refiero también a los señores senadores que estuvieron presentes. Pero la lógica comunicacional
imperante nos cuenta que se destaca más a aquellos que no están que a aquellos que sí están y
participan.
Realizo esta manifestación, que me permite este ámbito y a través del cual declaro que
necesitamos otro sistema comunicacional que también cuente esto, para que haya más cercanías.
La política logra un espacio entre la sociedad, pero no hay mecanismos ni medios masivos que
cuenten esta novedad. La posibilidad de esta ley dará esa visualización: existen otras cosas y
pasan otras cosas. Y estas otras cosas que pasan son el acercamiento de los sectores, es decir, el de
los representantes y de los representados. Y aunque este acercamiento es muy beneficioso, no está
contado.
El sistema comunicacional imperante no nos termina de manifestar las alegrías. Si en este
momento yo tuviera un tono crispado y estuviera a los gritos con el señor senador y el señor
senador a los gritos conmigo, esto sería transmitido, pero es difícil transmitir el respeto que se ha
despertado por parte de mi sector hacia todos los señores senadores que no piensan como
nosotros, pero que sabemos que de buena fe están trabajando a fin de lograr un sistema
comunicacional nuevo en la Argentina. Es verdad que se transmite claramente la crispación, pero
necesitamos otras voces que transmitan otro tipo de cosas, que transmitan al pueblo en forma
masiva que existe el triunfo de la política y el acercamiento entre la representación y el
representado. Esta pequeña digresión me pareció necesaria, ya que es la política justamente la que
nos une, como así también, la necesidad de que exista un marco comunicacional distinto.
Los distintos signos que la sociedad va dando marcan a las claras la necesidad de una
nueva forma comunicacional. Asistimos exaltados —a veces— cuando en un programa de
formato de entretenimiento o en cualquier otro tipo de formato alguien salta de la tribuna y
vocifera algo, grita algo destempladamente ante esas cámaras porque sabe que llegará
masivamente. Reitero: grita algo relacionado con una problemática social y ese algo es corrido y
puesto en pantalla simplemente por la exacerbación de alguien que ya no pudo más y,
militantemente, fue a un lugar que ya no le correspondía y el formato no daba.
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Estas manifestaciones sociales que se están dando en forma tan reiterada marcan a las
claras la necesidad que tiene justamente la población de tener otras voces; necesidades de
expresiones más profundas. En este sentido, necesitamos que se cuenten las cosas de otra manera,
necesitamos un nuevo marco comunicacional. Por lo tanto, aquí estamos haciendo un ejercicio. Y
concluyo agradeciendo con enorme orgullo de representación del sector PyME por estar en este
ámbito, que era el último al que nos faltaba llegar para desarrollar estos temas.
Reitero: estamos desarrollando un ejercicio y queremos seguir haciéndolo camino al
Bicentenario, y para ello, si nos ayudamos entre todos, tengamos la posibilidad de abundar en un
mejor instrumento para todos. Nos referimos a que en la escena podría estar un grupo de personas
enfrente de un cabildo, vociferando, a los gritos, con vehemencia: “el pueblo quiere saber de qué
se trata”. El ejercicio es qué piensa cada uno de nosotros que serán los titulares al otro día en los
medios concentrados de la comunicación y de la riqueza. Ante esa escena, ante esa imagen, el
título principal sería “Caos de tránsito”. Esa lógica imperante en la que las manifestaciones de esa
índole, donde el pueblo se estaba liberando y buscando su libertad, es la que tenemos largamente
compenetrada; es decir, manifestar ese tipo de cosas.
San Martín desobedeciendo a los bandos centrales para libertar América y el título sería:
“Crece el riesgo país”. Que eso exista, pero que también existan las voces populares para
manifestar otro tipo de cosas.
Por ese motivo, de manera centralizada, estamos apoyando la ley. Porque sabemos que no
vemos desarrollado a nuestro sector desde hace mucho tiempo, además de tener una enorme
cantidad de dificultades.
Entendemos que esta es una oportunidad extraordinaria para darle este marco legal a una
actividad que se viene desarrollando desde hace mucho tiempo. Y otras voces, voces populares,
que tengan la posibilidad de contar su tiempo, su problemática, su inseguridad; no la inseguridad
de otro lugar sino la suya. Es decir, los problemas en sus barrios, con sus luces, con sus baches;
los problemas con sus políticos, su cultura y poder incidir en el imaginario. Esto nos da la enorme
felicidad de estar en este camino de la lucha en este ámbito.
Quiero reiterar el agradecimiento al señor presidente y a los señores senadores. Insisto,
más allá de las diferencias, nuestro sector ha logrado un enorme respeto sabiendo que aquellos
que nos representan lo hacen por nuestros intereses, por nuestros deseos, por nuestra pasión y no
están tan distantes de aquellos que pueden no representarnos, pero simplemente es una
diferenciación política.
Reitero nuestro agradecimiento a todos ustedes.
Para concluir, quiero decir que el apoyo a la ley se da después de un largo debate de 25
años, en donde tenemos registrados cada uno de los pasos dados por nuestro sector. No es una
cuestión oportunista, es claramente una cuestión oportuna.
Muchas gracias señor presidente, muchas gracias, señores senadores. (Aplausos.)
Sr. Presidente. — A continuación, realizaremos las preguntas al expositor ya que después serán
los sindicatos los que expongan. Por lo tanto, una vez que hablen todos ellos, realizaremos otra
ronda de preguntas.
Entonces, el que desee formularle una pregunta al señor Rapacioli lo puede hacer ahora, de
lo contrario, le agradecemos su presencia.
Tiene la palabra el señor senador Morales.
Sr. Morales. — Señor presidente: disculpe, ¿a quién representa el señor Rapacioli?
Sr. Rapacioli. — ARBIA, Asociación de Radios Bonaerenses y del Interior de la República
Argentina.
En nuestra asociación tenemos 150 asociados directos y somos integrantes, columna
vertebral de la CORAMECO, que es la Confederación de Radios y Medios de Comunicación de
la República Argentina, una confederación donde los sectores PyMEs estamos nucleados y que
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llega, aproximadamente, a 5 mil medios distintos. ARBIA, específicamente, tiene que ver con las
radios.
La CORAMECO es la integración de todos los medios de comunicación audiovisuales y
radiofónicos.
Sr. Morales. — Con nuestro bloque, el Bloque de la Unión Cívica Radical, compartimos todo lo
que ha dicho.
También creemos que debemos tener una ley de radiodifusión de la democracia. Deseo
señalar que algunos de los cambios que se están intentando son buenos y otros son objetados por
nuestra bancada.
Seguramente, ha visto el artículo 76 que se refiere a la cuestión de la pauta publicitaria.
Entonces, me gustaría saber si no cree que sería bueno ser más específicos y redactarlo de una
mejor manera. Usted representa a radios de la provincia de Buenos Aires que, seguramente, van a
querer tener una norma que no sólo diga que tiene que ser razonable y equitativa —no recuerdo
las textuales palabras—, sino que sería interesante que podamos avanzar en un texto que genere
mayor equidad y parámetros objetivos específicos para que los funcionarios de turno de los
futuros gobiernos, de aquí a treinta años, se ajusten a una normativa específica y la pauta, con
recursos que son públicos y, en consecuencia, de todos los argentinos, se aplique adecuadamente a
todos los medios. Reitero, me gustaría saber si no considera que habría que generar, tal vez,
alguna ampliación, modificación o precisión en el mencionado artículo.
Sr. Rapacioli. — Sé que ustedes, desde siempre, han querido un marco regulatorio. He estado
muy cerca de los reclamos que Raúl Ricardo Alfonsín hizo en su momento. Como he sido
militante de esto toda mi vida, he estado cerca y militando. No sólo eso sino que he festejado cada
uno de los 73 proyectos que se presentaron, que después no pudieron avanzar. Sin embargo,
rescato la figura de Raúl Ricardo Alfonsín como un hombre claro de la democracia, que fue quien
insistió largamente en la posibilidad de un marco regulatorio. Por lo tanto, entiendo su
manifestación partidaria y créame que adhiero.
He participado y he defendido mucho los proyectos que ustedes han presentado.
En este momento, está hablando con un joven viejo peleador de este asunto.
Respecto del tema de la pauta oficial o no oficial, deseo señalar que lo hemos debatido
largamente como hemos podido, con nuestras habilidades, potencialidades, llegada e insistencia.
Contar con una ley en la que figure un artículo que contemple esta posibilidad y que enmarque
justamente lo que habíamos pedido —que sea razonable, abierto, que haya una posibilidad para
todos y que sea para siempre— y el hecho de que exista un marco legal en donde, basamentados
en una ley, podamos ir a golpear la puerta de aquellos que nos otorgan las pautas, nos da una
enorme alegría.
La decisión de modificarlo o ponerle más o menos especificaciones ya es un trabajo de
ustedes y yo lo respeto. Estoy muy conforme con que se esté tratando este tema.
Desde donde vengo, y por todo el tiempo en que nos hemos desarrollado en estas
circunstancias, el hecho de que exista una ley que tenga un artículo que sea específico y que diga
específicamente algo sobre la ley, nos da mucha conformidad. Le manifiesto que vengo de un
sector en donde este territorio sin ley nos ha dejado siempre indemnes. Al tener una ley que nos
de la cuadratura de un marco legal y que además en dicho marco legal tengamos la posibilidad de
que en un articulado esté la posibilidad de la pauta —obviamente está en ustedes mejorar el texto
o no—, a nosotros nos conforma ampliamente.
Sr. Presidente. — Le agradecemos por su presencia.
— Se retira el señor Rapacioli.
Sr. Presidente. — Vamos a continuar con las distintas organizaciones sindicales. Invitamos al
señor Gustavo Granero de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa.
─ Ingresa el señor Gustavo Granero.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor Gustavo Granero.
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Sr. Granero. — La Federación Argentina de Trabajadores de Prensa ha luchado desde el año
1986 por una ley que democratice los medios de comunicación, que reemplace la ley de la
dictadura y, por sobre todas las cosas, que ponga los medios al servicio del pueblo y no de las
corporaciones.
El debate del proyecto de ley se realizó en congresos nacionales de trabajadores de prensa
de todo el país durante todos estos años. En ese trayecto, ya vemos como un sueño para el gremio
de prensa argentino que el proyecto se debata en el Senado y observamos a todos ustedes que
velen por los trabajadores de los medios de comunicación y por los habitantes de nuestro suelo
patrio y no por las corporaciones.
Esta ley tiene una estructura central, que es el proyecto de ley que los gremios de la
COSIMECO elaboramos. Realizamos modificaciones y hasta pudimos sumar a más actores en la
discusión. Pero estriba en Los 21 Puntos de la Coalición por la Radiodifusión Democrática,
organización de la que participamos desde su armado.
Claro está que sabemos que hay intereses económicos de por medio, pero también el
interés de distribuir el poder mediático de la Argentina en más voces, canales y diversidad
ideológica.
Trabajamos Los 21 Puntos de la Coalición por la Radiodifusión Democrática y el debate
fue profundo entre aquellos que originamos esta posibilidad de que un poder ejecutivo nacional
ponga en su agenda una ley de medios de la democracia y que la impulse. No es un proyecto que
fue escrito con intencionalidades, sino que fue en base al pedido de más de una centena de
organizaciones, entre ellas la que represento con orgullo porque es la que agremia también a los
periodistas de la República Argentina, ese país federal que a veces no se ve con una mirada real.
En el armado del proyecto de ley del Poder Ejecutivo, los dirigentes de los sindicatos de
base que componen esta federación han participado de todos los foros en los que se pudo debatir
la propuesta, la que —reitero— este gremio como otras organizaciones, empresarios,
organizaciones sociales, etcétera, plantearon sus necesidades para conformar el anteproyecto.
Esto fue invisible para los medios de comunicación, sobre todo, de Buenos Aires porque
en el interior se dio amplia cobertura. Pero la realidad es que en el gremio de prensa, en la
Federación de Prensa, se militó muchísimo tiempo para que se logre esto. Sin embargo, a veces, el
espejo con el cual se mide la agenda noticiosa en Capital Federal es diferente al que tenemos en el
interior. También colaboramos con los legisladores de todo el arco político que se interesaron en
ir a la fuente del origen de este proyecto de ley, que son las organizaciones sociales.
Vimos con zozobra que el vicepresidente de la Nación se reunió primero con sectores
políticos antes de, al menos, llamar a alguna de estas organizaciones o a los sindicatos que
realmente tenemos la fuente, que son todas las carpetas de todos los proyectos en los cuales
militamos.
Esta es una presentación que armamos para la Cámara de Diputados y que la estuvimos
trabajando en el gremio de prensa. Pero voy a resumir la posición de la Federación en cuanto a
por qué apoya este proyecto de ley.
El documento del Congreso de San Juan del 21 de marzo de 2009, donde congresales de
todos los gremios votaron un documento único que decía lo siguiente: “Reivindicamos nuestro
compromiso con los valores de libertad y la democracia en contraposición al miedo que pretenden
instalar algunos adictos a procesos políticos totalitarios.
“No nos asustan algunos pícaros que insisten en la libertad de prensa, pero en sus críticas
nunca mencionan a la evasión y a la seguridad en que incurren muchas empresas periodísticas,
por lo que realmente buscan impunidad para poder licuar sus pasivos.
“Tenemos en claro que son los eternos intereses avaros y egoístas que quieren crecer sólo
ellos por encima de cualquier expresión u opinión, practican la censura previa encubierta,
disfrazada de línea editorial, e impiden al trabajador de prensa ejercer el derecho a la información.
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“Rechazamos los intentos de dominación que se sirven de la corrupción y la connivencia
de algunos empresarios, en procura de: mantener el control de los medios de comunicación;
dividir a la población en grupos antagónicos, incitando a las discusiones sobre asuntos sociales;
destruir la confianza del pueblo en sus representantes, potenciando los lock outs patronales en
producciones vitales del país.
“No confiamos en aquellos que hoy hablan de democracia y Estado de derecho pero,
cuando tuvieron la oportunidad y algún beneficio de por medio, no dudaron en ser amigos de los
golpistas de turno.
“Por todo ello, los trabajadores de prensa de todo el país, reunidos en el congreso nacional
extraordinario de FATPREN, en la ciudad de San Juan, por unanimidad, manifestamos nuestro
pleno apoyo al proyecto de comunicación audiovisual presentado por el Poder Ejecutivo nacional,
con especial referencia a Los 21 Puntos que, como principios básicos, sostienen al nuevo
instrumento, porque garantizan a la sociedad el derecho a la información, la libertad de expresión
y el pluralismo, al ponerle un cerco a los monopolios informativos, a la vez que defiende la
producción local y propicia el resguardo de nuestra identidad cultural. No puede haber libertad de
expresión si los trabajadores de prensa ejercen su profesión en un entorno de corrupción, pobreza
y temor.”
Desde el gremio de Prensa hicimos un resumen con los motivos por los cuales apoyamos
el proyecto: porque garantiza el ejercicio universal para todos los ciudadanos del derecho a
recibir, difundir e investigar informaciones y opiniones, y con las actuales modificaciones —que
ya son más de 200— creemos que está satisfecho; porque constituye un verdadero pilar de la
democracia, asegurando la pluralidad, la diversidad y una efectiva libertad de expresión; porque el
COMFER sustituye a un viejo esquema de gobierno, a través de un comité militar por otro nuevo,
de plena representación y de origen democrático; porque pone límites a los monopolios con
normas que evitan la concentración de los medios en pocas manos; la democratización de la
propiedad de los medios abre puertas a la pluralidad y a la diversidad, al tiempo que favorece un
federalismo real; porque protege nuestros bienes culturales y defiende a los trabajadores de las
comunicaciones, a los creadores, productores y, en general, a quienes construyen dinámicamente
nuestra identidad cultural; porque el proyecto sigue un proceso verdaderamente democrático, con
una conducción de abajo hacia arriba y viceversa; así se fue gestando la Coalición por la
Radiodifusión Democrática, con la participación de más de cien organizaciones sindicales,
académicas, sociales y comunicacionales; el Poder Ejecutivo hizo lo suyo, lo bajó nuevamente
para que se siga debatiendo en los foros, donde cada ciudadano interesado pudo aportar
libremente sobre el tema; porque en su articulado presenta un trabajo serio, medular, con estudio
de legislación de otros países, como la de los Estados Unidos, Australia, India, España y Canadá;
porque establece cuotas que garantizan contenidos de producción local, nacional y propia, lo que
implica el trabajo para periodistas, actores, músicos, directores, artistas, investigadores y técnicos
argentinos.
Quiero destacar algo importante: en el interior perdimos muchos puestos de trabajo en el
proceso de concentración de los medios de comunicación. Al fusionarse los canales de cable,
también fusionaron a los noticieros, dejando a muchísimos trabajadores en la calle, que se
quedaron con nada y nadie les avisó lo que ocurriría.
Nosotros creemos que también hay una posición empresaria —los que hablan de la
legalidad—, que aluden a la libertad de expresión y de prensa. La realidad es que muchos de ellos
—estos medios de comunicación convencionales— no cumplen las leyes fiscales y de seguridad
social. En este punto, nosotros denunciamos a ocho medios de comunicación ante la AFIP por
evasión a los aportes de la obra social, e iniciamos ejecuciones a ocho medios de comunicación en
otra provincia por evasión a los convenios colectivos locales.
Después de veintiséis años de discutir esto en el gremio de Prensa, tenemos en claro que
ya hay una necesidad imperiosa por parte de los trabajadores de prensa de que realmente se
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empiece a diversificar la palabra, de que exista la posibilidad de tener más medios de
comunicación y de que el empresariado nacional también tenga una ley en la que se represente a
todos los actores sociales, que somos quienes militamos en este armado. Gracias.
Sr. Presidente. — Seguimos con los expositores, y después le hacemos preguntas.
Estaba invitado el Sindicato Argentino de Televisión, que no confirmó su asistencia. La
Asociación Argentina de Trabajadores de la Comunicación me informó que hoy, lunes, no podía
concurrir y que viéramos otro día en la agenda. La Confederación de Trabajadores de los Medios
de Comunicación tampoco podrá asistir. Está presente el señor Alejandro Demichelis, por la
Unión de Trabajadores de la Educación. No tenemos confirmado si viene o no el señor Héctor
Barbarino, que fue un ex dirigente del Sindicato Argentino de la Televisión, y que estaba dentro
del listado de invitados solicitados por la Unión Cívica Radical.
Dicho esto, le doy la palabra al señor Alejandro Demichelis.
Sr. Demichelis. — Buenos días, senadoras y senadores de la Nación.
En nombre de la Unión de Trabajadores de la Educación, entidad de base de CTERA –
Capital Federal, agradezco poder participar de esta audiencia.
La Unión de Trabajadores de la Educación CTERA – Capital Federal expresa su apoyo a
esta Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que se está debatiendo en el Senado.
La apoya porque cree necesario terminar con la ley de la dictadura y porque es una deuda
pendiente que tiene la democracia argentina. Además, creemos que esta nueva ley es el fruto del
esfuerzo de muchísimas organizaciones sociales, de derechos humanos, de comunicación,
sindicales, universidades nacionales, comunicadores sociales, pueblos originarios y un sinfín de
organizaciones no gubernamentales, y de un trabajo que empezó hace muchísimos años, y cuyo
objetivo era dar a luz a una nueva normativa democrática sobre medios de comunicación.
Nuestra organización formó parte de la Coalición por una Ley de Radiodifusión
Democrática, cuyos 21 puntos se ven reflejados en este proyecto de ley, que tiene sanción en la
Cámara de Diputados y que hoy debate el Senado.
¿Cuáles son algunos de esos puntos que creemos esenciales? Terminar con los grupos
monopólicos que controlan la comunicación; terminar con el poder hegemónico que tienen esos
grupos concentrados; empezar a democratizar la comunicación otorgándole la palabra a distintos
sectores de la sociedad y empezar a distribuir la comunicación, que es una forma de distribuir el
conocimiento.
Esta ley tiene el reflejo de muchos de Los 21 Puntos que se vienen trabajando en foros,
debates, charlas y encuentros: libertad de expresión, universalización, desconcentración,
pluralidad, diversidad, protección de los bienes culturales, de los trabajadores y de los creadores,
accesibilidad a la información a los ciudadanos.
Ante algunas expresiones y opiniones de algunos comunicadores y medios queremos decir
que, en un sistema diversificado, la libertad de prensa es un instrumento de la democracia, la
comunicación es un derecho y un patrimonio público.
Se tomaron los parámetros de la legislación de los Estados Unidos y Canadá y de los
dictámenes del Parlamento Europeo. Lo que afecta a la pluralidad de voces es la concentración,
no la multiplicación.
Es una ley que pone límites a cierta concentración de licencias y afecta más a quienes más
están concentrados. Reserva el 33 por ciento de las licencias del espectro radioeléctrico para el
sector social sin fines de lucro. Esto producirá la desmonopolización tanto del Estado como del
sector privado con fines de lucro. Cuando hay monopolio de la sociedad quiere decir que hay
democracia.
Estamos esperanzados en que esta ley se sancione. La educación y la comunicación con
sus fabulosos avances tecnológicos son herramientas fundamentales para la formación de
ciudadanos. Pero la comunicación sólo servirá para formar ciudadanos libres y pensantes si
existen múltiples voces e imágenes que relaten los hechos; es decir, la historia.
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Hemos sido cautivos de un mensaje hegemónico durante mucho tiempo. Nuestras niñas,
niños y adolescentes, nuestros pueblos, tienen el derecho a recibir una información plural y
diversa que ayude a construir un sentido común acorde a la cultura de cada comunidad.
Hay mucha riqueza cultural e histórica en las distintas provincias de nuestro país y el 80
por ciento de los mensajes que reciben los compatriotas se elabora y distribuye desde la Capital.
Esto, además de discriminatorio, es un ocultamiento a la riqueza y a las vivencias de las distintas
partes y culturas de nuestros hermanos del interior.
Ya lo nombró el primer orador, pero para poner dos ejemplos de cómo, a veces, se
transmite cierta información, cierta comunicación, en este caso de trabajadores u organizaciones
sociales que no tenemos el privilegio de contar con medios de comunicación, voy a poner dos
ejemplos nada más. Uno, los asesinatos de Kosteki y Santillán, que los grandes medios de
comunicación titularon como un ajuste de cuentas y matanza entre sectores sociales. Y, gracias al
coraje de reporteros gráficos, se pudo demostrar luego de dos días que habían sido asesinados por
fuerzas policiales. El otro es cuando los trabajadores o sectores sociales salimos a la calle en
democracia a reclamar nuestros derechos y en cuatro palabras los grandes medios titulan esas
jornadas de demandas: “Caos en el tránsito”. Ni una palabra de las demandas, ni una palabra de
los problemas que tanto las organizaciones sociales o trabajadores expresamos en esas jornadas.
Para los grandes medios eso es: “Caos en el tránsito”. Falta un poco de objetividad en esos
titulares o análisis de las noticias.
La información y la comunicación es poder y el poder es riqueza. Queremos entonces que
se distribuya el poder y la riqueza que otorga el conocimiento. Queremos el acceso a la
información para las organizaciones libres del pueblo. Citando a Paulo Freire podemos
transformar su frase “educación como práctica de la libertad” en “comunicación como práctica de
la libertad”. Una comunicación diversa, plural y democrática.
Para terminar, quisiéramos expresar que esta nueva ley de servicios de comunicación
audiovisual cuenta con el respaldo de distinguidas personalidades y organizaciones.
Vamos a mencionar algunas de ellas: Estela de Carlotto, Abuelas de Plaza de Mayo; Tati
Almeida, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la
Paz, Servicio Paz y Justicia; Hugo Yasky, secretario general de la Central de Trabajadores
Argentinos; Estela Maldonado, secretaría general de CTERA; Néstor Busso, presidente de
FARCO; Juan Gelman; Leonardo Fabio; Alfredo Alcón; Luis Alberto Spinetta; Víctor Hugo
Morales; Alejandro Apo; Miguel Ángel Estrella; Adrián Paenza y la lista sigue.
Además, apoyan esta ley, FARCO, SICA, Trabajadores de Cine, Asociación Argentina de
Actores, universidades nacionales, pueblos originarios, trabajadores de la comunicación y, por
supuesto, CTERA, Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina.
Esta ley, como la nueva Ley Nacional de Educación, son un ejemplo, ya que se sancionan
con foros y debates, la participación de distintos sectores y son el fruto de consensos amplios.
Así como la educación es un derecho social que debe garantizar el Estado, creemos que la
comunicación también es un derecho que debe garantizar el Estado, desmonopolizándola,
garantizando pluralidad y diversidad. En definitiva, democratizándola. No hay verdadera
democracia sin una comunicación democrática.
El oficio de escribir es doblemente hermoso, hermoso como exigencia cuando tiene que
denunciar, cuando dice palabras que nacen por una impostergable necesidad de decir. Palabras
que quieren ser mejores que el silencio. Estas son frases de Eduardo Galeano en la entrega de
premios Roberto Walsh en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad
de La Plata. Queremos terminar con el silencio de muchos sectores y creemos que la sanción de
esta nueva ley de comunicación es un paso adelante y es una deuda pendiente de la democracia.
Muchas gracias.
— Se retira de la mesa el señor Alejandro Demichelis.
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Sr. Presidente. — Como el señor Héctor Barabino no llegó, invito a quienes han expuesto que
vengan aquí para que los senadores les hagamos preguntas.
Recuerdo que en la agenda estaba prevista la asistencia del Sindicato Argentino de
Televisión, la Asociación Argentina de Trabajadores de las Comunicaciones, la Federación
Argentina de Trabajadores de Prensa, la Confederación de Trabajadores de los Medios de
Comunicación Social, la Unión de Trabajadores de la Educación y Héctor Barabino.
De quienes tenían que exponer han venido el señor Alejandro Demichelis, de la Unión de
Trabajadores de la Educación y el señor Gustavo Granero de la Federación Argentina de
Trabajadores de Prensa.
Habilito la ronda de preguntas a quienes están presentes.
Tiene la palabra el señor senador Morales.
Sr. Morales. –– Quiero hacer un par de preguntas al titular de FATPREN. Antes que nada,
comparto los conceptos que planteó sobre la necesidad de contar con una nueva ley de
radiodifusión así como esto que afirma, desde la conducción del gremio, respecto de que no es
posible que los trabajadores puedan convivir con una situación de corrupción, de presión y de
temor. Tal vez, el Congreso y el Estado debieran establecer normas claras y específicas para
tutelar los derechos de los trabajadores.
En primer lugar, ¿no cree que el texto del proyecto que ha sido aprobado por la Cámara de
Diputados se olvida de la labor periodística? ¿No sería conveniente, sin perjuicio de una
normativa específica, el agregado de un par de artículos que aborden la temática de la cláusula de
conciencia para el periodista? Porque este es un tema que tiene que ver no ya con cuestiones de
injerencia del poder político, sino especialmente con los propietarios de los medios, y esto no
sólo se ve en los medios importantes. Tal vez, usted tenga un mejor diagnóstico acerca de lo que
sucede, pero en las provincias los propietarios de los medios muchas veces generan una gran
injerencia sobre la actividad periodística de los trabajadores. Entonces, ¿no cree que sería
saludable incluir un par de artículos que planteen la cláusula de conciencia para el periodista y tal
vez algunos otros principios que debieran estar establecidos en la ley? Con eso creo que
cerraríamos y democratizaríamos mucho más el texto del proyecto que ha sido aprobado por la
Cámara de Diputados. Ese es el esfuerzo que tenemos que hacer como Cámara revisora; debemos
garantizar mayores herramientas que democraticen una nueva ley que creo vamos a tener. No sólo
me refiero a la cláusula de conciencia, sino específicamente a los principios deontológicos y
profesionales para establecerlos en la ley. Debiéramos crear un capítulo específico con un par de
artículos que garanticen y tutelen la actividad de los trabajadores de la prensa.
En segundo término, con relación al artículo 76, a nosotros nos parece muy pobre que
dentro de esta ley, que es tan importante, haya sólo un artículo para la pauta publicitaria oficial. Y
allí está la corrupción en esta materia. Nosotros hemos visto muchas materias en donde hay
aspectos de corrupción de este gobierno, pero en esta materia, en la pauta publicitaria, en la causa
Albistur y en una serie de cosas se da una situación no sólo de corrupción sino de discriminación
en la que a través del uso de los dineros públicos, que son de todos, el gobierno ha venido
haciendo mal las cosas. El artículo 76 establece que solamente hay que contemplar criterios de
equidad y razonabilidad y esto nos parece muy poco.
Entonces, ¿no cree que sería saludable un cambio? Tengo varios proyectos que han sido
presentados por legisladores oficialistas y opositores en ambas Cámaras. Para nosotros debería
tener un texto mucho más específico. Más que un artículo, habría que establecer un capítulo
porque es un tema central a partir de la lógica que trae la media sanción acerca de un cambio
estructural en el espectro de la radiodifusión.
Concretamente, quisiera saber si no ve saludable la incorporación de una norma que tutele
la actividad profesional de los trabajadores de prensa y, por otro lado, el establecimiento de
normas más específicas para que sea mucho más restrictivo el uso discrecional de los fondos
públicos para la pauta publicitaria.
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Sr. Granero. –– Respecto de la cláusula de conciencia, ya hay un proyecto presentado en la
Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados por la diputada Morandini, pero
no estamos de acuerdo con ese proyecto de cláusula de conciencia porque si bien tiene que ser una
legislación totalmente separada no debe violar los pactos internacionales. Por eso, cabe señalar
que nosotros presentamos otro proyecto de ley que surgió de un congreso de FATPREN, por el
cual se modifica el Estatuto para que el periodista pueda resolver el contrato de trabajo en caso de
que lo presionen para escribir cosas contra su ideología, que le firmen la nota o que utilicen la
nota para reproducirla ilimitadamente en los medios de comunicación. Además, le otorga una
protección con respecto a la posibilidad de no ser, como se utiliza normalmente en base a la
publicidad, un mercenario de la noticia; ese es el gran problema.
El problema no es sólo la publicidad oficial, sino la publicidad privada y esto se viene
dando tanto en los medios nacionales como en los medios locales. Hay mucha injerencia respecto
de la publicidad y la necesidad de cambiar la visión mercantilista que tiene la noticia dentro de la
ley. Entonces, creo que con esta ley se cambia la óptica que tiene la noticia o el tratamiento de la
noticia en los programas periodísticos.
En cuanto a la injerencia que hay en el respeto del estatuto del periodista o de las
convenciones colectivas, hay un artículo que establece que tienen que estar cumpliendo con los
convenios colectivos, con los aportes a la AFIP, con los aportes a la seguridad social que nosotros
creemos que satisfacen, pero hay que tener en claro que para que esta ley sea totalmente
abarcativa tendrían que venir las cámaras empresarias a discutir convenios colectivos. No
solamente a través de la sanción de una ley se modifican las cosas: arriba de esta ley queremos
concretar el convenio colectivo de prensa que realmente es un sueño que tenemos desde el año 56
y que no logramos. Los empresarios en este momento hablan de la libertad de expresión y de la
libertad de prensa, pero cuando discutimos salarios dignos y derechos de los trabajadores tenemos
la contraposición y no tenemos posibilidad de discutir en este momento porque existe una
renuencia por parte de las cámaras justamente que están negándose a esta ley.
Respecto de la publicidad oficial, creo que tiene que estudiarse el tema pero
separadamente. Me parece que dentro de lo que puede abarcar este proyecto de ley, está satisfecho
lo que refiere a la publicidad oficial, pero tengamos en claro que en la torta publicitaria uno de los
que se lleva la mayor cantidad de publicidad oficial en este momento es el grupo más concentrado
de la comunicación; entonces, no sé si no es una quimera. No sé cómo se tendría que distribuir la
torta publicitaria del Estado nacional en el interior del país para que realmente se conozcan las
políticas de Estado o los hechos de gobierno. Pero, a su vez, tenemos que tener en cuenta que, por
ejemplo, en agosto de este año en la provincia de Corrientes se gastaron 21 millones de pesos de
publicidad oficial en los medios de comunicación. Y son los mismos medios de comunicación que
recibieron esa pauta publicitaria los que no cumplen con los salarios básicos de un convenio
salarial y los que fijan 2.200 pesos para un redactor, que es el sueldo promedio de la profesión.
Entonces, considero que debe haber un compromiso de todos los sectores políticos para hablar de
este tema, pero desde una óptica de ley de medios audiovisuales que marque la democracia, que
arme la democracia y que a partir de ello se haga. Debemos cambiar la óptica de la visión
mercantilista que en los años 90 se impuso dentro de esta ley porque los cambios que se hicieron
—creo que modificando 90 decretos— sólo giraron esta ley de la dictadura a ser una versión
neoliberal de una ley de radiodifusión de la dictadura. Lo único que generó fue pérdida de puestos
de trabajo; además, cualquiera podía hacer cualquier cosa respecto a la ley de radiodifusión y,
además, no había protección para los trabajadores, que ahora tenemos las posibilidad de decir sí o
no; y hay que revisar los pliegos porque no cumplen con los convenios colectivos, no cumplen
con los aportes de las organizaciones sindicales. Existen casos en los que se exprime a los gremios
de prensa, se les restringen hasta las cuotas sindicales, y esto es para desfinanciarlos cuando están
en protesta. En igual sentido, para los medios de comunicación son invisibles los conflictos
gremiales de los trabajadores de prensa. En estos momentos hay 147 pedidos en el diario Crónica.
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La situación es parecida al problema de Terrabussi pero acá los compañeros no tienen el mismo
nivel de protección.
Con esta ley, al menos en lo que se refiere a medios audiovisuales y radiodifusión,
tendremos una protección respecto a poder acceder a los pliegos para saber si cumplen los
convenios colectivos, al menos en esta empresa.
Sr. Morales. — Me pide una interrupción la señora senadora Negre de Alonso.
Sra. Negre de Alonso. — Gracias, senador Morales.
Señor: le hago una pregunta. Usted habló que incorporar la cláusula de conciencia dentro
de esta ley implicaría violación de tratados internacionales. ¿De qué tratado o lo interpreté mal?
Sr. Gravero. — No en esta ley. Creo que en este proyecto de ley es una materia aparte la cláusula
de conciencia, que tendremos que tratar profundamente en una modificación del Estatuto del
Periodista. Tenemos que separar a la ley 12908 de esta discusión porque no puede ser mezclada
con la cláusula de conciencia. Hay un proyecto de la diputada Morandini donde al intentar fijar
como un código de ética al periodismo se viola el derecho a la libre expresión, que es un tratado
internacional.
Entonces, lo que tenemos que hacer, si vamos a discutir una cláusula de conciencia para
los trabajadores de prensa, es fijarnos al menos en lo que requieren los trabajadores de prensa.
Nosotros, en Necochea, votamos el paquete de ley “Cabezas” donde estaba el proyecto de
cláusula de conciencia con todos los fundamentos. Tenemos una modificación al Código Penal
que declara de lesa humanidad los delitos contra los trabajadores de prensa cuando cumplen
funciones periodísticas, y con esa partecita tendríamos satisfecha una gran parte de los reclamos
del gremialismo de la prensa en la República Argentina.
Sra. Negre de Alonso. — No le entendí.
Señor presidente: ¿me permite un segundo pedido de aclaración?
Sr. Presidente. — Sí.
Sra. Negre de Alonso. — Es con respecto al tema de los convenios colectivos: usted manifestó
que a partir de ahora se van a poder controlar en los pliegos el cumplimiento de los convenios
colectivos. En realidad, el convenio colectivo en nuestra Constitución es supralegal, tiene un
origen constitucional directo, no está provocado por el Congreso de la Nación, pero tiene mayor
valor —según la parte de la doctrina— que la propia ley. Inclusive, como usted sabe, algunos
sostienen que ni el legislador tiene derecho a tocarlo.
Entonces, con respecto a esa locución que usted hizo de situaciones concretas, que no
conozco fácticamente, creo que en realidad lo que necesitan esas situaciones —si hay violación a
los convenios colectivos— es solicitar ante el Poder Judicial el cumplimiento de la convención,
más allá de la posibilidad de controlar o no un pliego. Creo que el cumplimiento del convenio
colectivo está por encima de esta norma y más allá de las vicisitudes de una ley.
Sr. Morales. — Nosotros tenemos decidido incorporar algunos artículos sobre el tema de la
cláusula de conciencia; así que les vamos a circular los textos. Porque la verdad es que como no le
creemos al gobierno...; inclusive, cuando tuvo sanción la ley de acceso a la información pública
fue vetada por el Poder Ejecutivo y el decreto de acceso a la información pública que hemos
utilizado se ha restringido bastante con otras normas reglamentarias. Pero digo esto como un
antecedente. Nosotros descreemos que después pueda haber una norma específica. Entonces,
nuestra decisión es incorporar algunos artículos en nuestro dictamen que en los próximos días le
vamos a circular a FATPREN y a todos los gremios, y esperamos contar con su apoyo. Porque lo
que pretenden estos dos artículos es cuidar y velar por el derecho de los trabajadores de prensa y
de todos los que trabajan en los medios de comunicación. Quería decirles esto. Después se lo
vamos a hacer llegar. Esperamos el apoyo de FATPREN en la incorporación de esto. Sin perjuicio
de que después pueda haber un proyecto de ley, pero en este momento, cuando se están
debatiendo estos temas, y como nosotros creemos que de acá salimos con una ley de la
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democracia que reemplazará a la de la dictadura, vamos a proponerlo. Por lo tanto, le haremos
llegar un par de textos.
Sr. Gravero. — Por eso digo que tiene que ser una ley abarcativa y no sólo de medios
audiovisuales. Por eso tenemos que tratar ese tema como materia separada, si lo vamos a tratar en
profundidad. Ya el diputado Recalde presentó en la Cámara de Diputados este proyecto de
cláusula de conciencia. Creo que se impone la necesidad de debatir esto seriamente.
Sr. Morales. — Sí, pero supongo que no se opondrán a que incluyamos un par de artículos
destinados a proteger la actividad laboral. ¿No se opondrán?
Sr. Gravero. — No, para nada. No nos vamos a oponer.
— Varios oradores hablan a la vez.
Sr. Fernández. — Perdón. ¿Me permite una aclaración, señor presidente?
Sr. Presidente. — Sí, pero antes voy a hacer yo una aclaración. Esta ley no es un arbolito de
Navidad: no le vamos a ir agregando pelotitas, adornitos o cosas por el estilo. Vamos a hablar de
los medios.
Comparto que todo lo que tenga que ver con la actividad del periodismo y de quien hace
periodismo tendrá que ser tratado en una ley independiente de esta que trata de los medios. Pero
esa es, simplemente, una opinión personal.
Senador Fernández: en realidad, le corresponde hacer uso de la palabra a la señora
senadora Osuna. Si ella no se opone a su interrupción, queda usted en uso de la palabra.
Sr. Fernández. — En principio, me parece bien la posibilidad de efectuar un aporte. Ahora bien,
de ahí a incorporar dentro de la ley... Creo que el disertante fue claro: cree que esto debe
abordárselo en una ley separada. Existe un proyecto en la Cámara de Diputados presentado por el
diputado Recalde sobre el tema de la libertad de conciencia; creo que hubiera sido muy bueno,
quizá, hacerse cargo con anterioridad.
Me parece que esta es una ley que tuvo mucho debate. En principio, el disertante cree que
hay que tratarlo por separado, y creo que fue claro en su respuesta. Entonces, habría que ver,
después de sancionada esta ley, cuál es el proyecto que tiene el diputado Recalde y si hay
posibilidad como para mejorar ese proyecto a través del tratamiento de una iniciativa por
separado. Creo que lo va a apoyar, pero fue claro diciendo “nosotros necesitamos esta ley, y si
efectivamente trataremos la libertad de conciencia, hagámoslo en un proyecto separado.”. Lo dijo
claramente. Seguramente, después de la sanción del proyecto de ley y si hay una iniciativa sobre
el particular se debatirá, pero no en esta ley.
Sra. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Osuna.
Sra. Osuna. — Voy a plantear algunas cuestiones: la primera es con respecto a una consideración
que hizo el senador Morales en relación a que en el interior podemos ver o se puede comprobar el
impacto que tienen las pautas publicitarias en las voces de algunos periodistas. Me parece que —
si así se expresó— no es una cuestión del interior, senador Morales, sino que efectivamente...
— No se alcanzan a percibir algunas expresiones del señor senador
Morales, porque se manifiestan a viva voz y sin uso del micrófono.
Sra. Osuna. — No pero usted se refirió especialmente, porque tomé nota, que era del interior. No
es un problema del interior, sino de todo el país. Cuanto más concentrado estén los medios, más
posibilidades hay de que efectivamente eso suceda. Por eso estamos acompañando esta iniciativa
que desconcentra los medios e instala la regulación del Estado, que creemos que debe ser cuidada.
Como en realidad coincido en las consideraciones que ha hecho el señor de FATPREN,
me reservaré las preguntas porque creo que ya están contestadas con su posición.
De todos modos creo que vale y es buena esta oportunidad para plantear que uno de los
aportes valiosos de esta ley es el desencadenamiento de oportunidades para abrir un debate más
profundo sobre cuestiones tales como el Estatuto de Periodistas y la regulación de la pauta oficial,
la la publicidad y el impacto que eso tiene en los trabajadores de prensa en general y en la calidad
del servicio que tienen que brindar los medios de radiodifusión y televisión.
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Creo que efectivamente —entiendo que lo planteó recién el senador Fernández— esta es
una ley que habla de recursos audiovisuales y a eso tenemos que atenernos. Porque ,si no,
podríamos proponer, por ejemplo —y es nuestra preocupación—, un capítulo sobre no
discriminar a las personas con discapacidad —es una realidad claramente palpable— con relación
al goce del derecho de acceder a los medios. Pero me parece que no es este el objetivo y eso
distorsionaría absolutamente el sentido de la ley, lo que no quiere decir que en su oportunidad no
abordemos también esa cuestión.
Por último, quiero hacer una pregunta al señor Demichelis. Una de las preocupaciones que
hemos manifestado acá guarda relación con el impacto de los medios en la formación de la
identidad y de la subjetividad de las personas, particularmente de niños, niñas y adolescentes. El
texto que estamos analizando lo establece expresamente en algunos artículos, pero entiendo que
todavía —lamentablemente— los senadores no nos hemos abocado a esta cuestión con toda la
fuerza que el tema merece.
Por eso aprovecho para preguntarle si dentro del articulado de la ley usted cree está
determinado o han planteado, desde la organización que usted representa, alguna propuesta
puntual con respecto a quiénes, dentro de la estructura institucional que define la ley, deberían
hacerse cargo de proveer un aporte concreto a esos sujetos en cuanto a a su educación, a su
formación y a la calidad de los contenidos.
Sr. Demichelis. — Creo que hay hasta leyes internacionales que cuidan lo que usted decía, el
tema del mensaje o el contenido con relación a la niñez y contra la discriminación.
Nosotros creemos que en los 21 puntos se expresa algo de este cuidado que hay que tener
en los medios. Nos parece que ese conjunto de personalidades que van a formar el ente regulador
podría tener algún tipo de injerencia en este tema. Porque cuando hablamos de contenidos nos
referimos no a censurar opiniones, sino al resguardo de niñas, niños y adolescentes frente a
algunos temas en determinados horarios.
Así que nos parece importante, aunque creemos que está contemplado en muchas
legislaciones internacionales, el tema que usted plantea.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la senadora Parrilli.
Sra. Parrilli. — Buenos días.
Quiero agradecer la presencia de ustedes. Es bueno escuchar a los trabajadores que tienen
un rol tan importante en esta cuestión.
Quiero hacer una pregunta al representante de FATPREN y, después, otra que quizá
podrían responder los dos y que tiene que ver, fundamentalmente, con la instalación de bajadas
satelitales que se hace por intermedio de las radios y que ha provocado, por lo menos en mi
provincia, Neuquén, que estemos enterados de lo que pasa en Buenos Aires, pero no de lo que
está sucediendo en nuestras localidades. Y esto tiene que ver tanto con la radio como con la
televisión. Uno va a un hotel y resulta que sigue viviendo en Buenos Aires, porque prende el
televisor y aparecen todas las noticias de Buenos Aires. Y de pronto no se entera de la fiesta o del
festival que se va a realizar en el lugar, en esa ciudad turística. Y ni hablar de otro tipo de noticias
que pueden estar circulando en el lugar.
Entonces pareciera que todos estamos viviendo una realidad virtual. Estamos en una
localidad del interior pero, sin embargo, no nos desapegamos de lo que está pasando en Buenos
Aires.
Por eso quiero preguntar a ustedes cómo creen que deben promoverse el empleo y la
producción de contenidos a nivel local y si están de acuerdo con el tope del 30 por ciento a la
retransmisión en red.
Y la otra pregunta tiene que ver con el tema de la publicidad. Porque nosotros escuchamos
a los integrantes de FARCO, quienes nos decían que el tema de la publicidad debía ser una ley
aparte, porque tenían que incorporarse también otros medios que no están contemplados en esta
ley, como los gráficos.
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Quiero saber si ustedes también están de acuerdo o si piensan que el tema de la publicidad
debería estar incluido en esta ley.
Sr. Granero. — Respecto de la publicidad, sostengo que esto tiene que ser una ley aparte porque,
si no, serían demasiadas materias que se quieren encargar de una ley de medios audiovisuales. Y
realmente esta ley tiene el tope que dan las organizaciones sociales que la apoyan, que la
construyeron. La columna vertebral, el esqueleto, es de las organizaciones sindicales; el cuerpo es
de las organizaciones sociales. Y después, lo que se agregó de los foros. Pero si seguimos
agregando materias que son externas, es posible que se cometa un error. Debe estar por separado.
Esto de la publicidad oficial va a dar muchísimo para discutir entre ustedes, los políticos, y
entre los trabajadores y los empresarios.
Está satisfecho hasta acá como se redactó lo que se refiere a la publicidad, porque es
general, pero nosotros, desde el gremio de prensa, vemos que es una pelea empresaria con los
sectores del poder.
Normalmente, lo que nos afecta cuando cortan la publicidad oficial es que nos callan la
boca o nos echan. Es así en el interior. Y en Capital Federal también están las empresas, los pools
empresarios, o los grupos de poder que concentran la economía, generan mucha publicidad y
también callan de un lado o del otro.
Con relación al tope del 30 por ciento, creemos que debería ser aún más restrictivo para
que haya más producción local. Pero sabemos que es increíble la cantidad de puestos de trabajo
que destruyó esta forma de ver la radiodifusión en la Argentina.
En una FM está dividida la torta de la programación y se alquilan pedazos de hora a
compañeros a quienes no alcanzan los salarios que discute la Federación. Son sueldos de 2.300
pesos; tenemos uno de los más bajos del mundo laboral. Y lo que vemos es que se repite la
situación donde hay empresarios muy ricos y periodistas siempre pobres.
Entonces, si vamos a discutir la publicidad oficial y los topes es para que los trabajadores
de prensa tengan un trabajo digno. Por eso en la negociación colectiva se deben fijar salarios
dignos. Y los empresarios deben darse cuenta de ello. Nosotros creemos que la producción local
va a tener dos desafíos: que los empresarios empiecen a tener gente en relación de dependencia en
sus empresas Cese es un desafío muy grandeC y que los trabajadores de prensa del interior se
capaciten para poder competir entre ellos y con los medios de comunicación nacionales.
Nosotros, en el interior, estamos perdiendo identidad. )Qué significa esto? Nos
acostumbramos a que nos lean sobre los problemas de tránsito y no sabíamos qué ordenanza o qué
ley se sancionaba en la Cámara de Diputados de una provincia o en un Concejo Deliberante, o
quién era el diputado o senador provincial o nacional que estaba discutiendo algo en cierto
momento. Esta es la realidad.
El impacto cultural que tiene la concentración de los medios de comunicación es terrible.
Yo estudié en Córdoba durante los años >80 y puedo decir que había compañeros que se
iban quitando el acento cordobés para, de a poco, parecerse al periodista de la Capital Federal. Así
sucede en todo el interior del país, y entonces vamos perdiendo identidad hasta en la forma de
hablar, nuestra identidad cultural.
Habíamos perdido hasta el fútbol. Esto siempre lo repito. En la República Argentina hay
pibes de 18 años que no habían visto un gol en directo. O sea, hay gente que no tenía la capacidad
de pagar un abono de cable y, por lo tanto, no tenía la posibilidad de ver un partido en directo.
Hay pibes que nunca vieron un gol en directo. Y nosotros nos acostumbramos a ir a ver los
partidos de fútbol a los bares porque no podíamos pagar el abono del cable en nuestras casas.
Nos fuimos acostumbrando a estas cosas. Fuimos bichos de costumbre. Y la realidad es
que los trabajadores de prensa también fuimos bichos de costumbre, porque nos acostumbramos a
darnos cuenta de que era más fácil escuchar a Magdalena Ruiz Guiñazú que hacer el programa de
las 6 de la mañana, ya que al empresario le era más barato conectarse a Radio Mitre, a
Continental, a Cooperativa o a cualquier radio que generar un puesto de trabajo digno o fuentes de
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trabajo para brindar un servicio informativo a las 6 de la mañana. Pero atrás de eso los
empresarios reciben publicidad oficial y empresaria, y de esa forma concentran la riqueza.
Entonces, en el interior se repiten empresarios muy ricos con periodistas muy pobres, o
directamente sin periodistas, por eso la cuota de programación está bien; esperemos hacerla
respetar.
Sr. Presidente (Jenefes). C Antes de darle la palabra al senador Sanz le voy a hacer una pregunta
yo.
)Cuántos afiliados tiene FATPREN en radios abiertas, en AM, en FM, y en canales
abiertos y en canales de televisión paga?
Sr. Granero. C La cantidad de trabajadores de prensa que representa la Federación Argentina de
Trabajadores de Prensa y los sindicatos adheridos y no adheridos llega a 17 mil. Se calcula que
más o menos el 40 por ciento corresponde a los medios de comunicación.
Nosotros creemos que con esta ley vamos a crear aproximadamente 3 mil puestos de
trabajo en forma directa. Esto significaría un impacto muy grande para las empresas periodísticas;
pero, claro, la discusión de las empresas periodísticas es saber que al tener producción local van a
tener que distribuir la riqueza entre los trabajadores. )Cómo van a hacer un servicio mínimo
informativo con tres Alaburantes@ a los que por lo menos les tienen que pagar 1.560 pesos, que es
el Mínimo, Vital y Móvil. El problema es que las empresas ni siquiera pagan eso, y entonces
también tenemos un problema de intereses.
Nosotros tenemos en claro que son muchos los intereses que se tocan en esta ley. Con un
formato totalmente abierto, y estableciendo la posibilidad de tener varias vías Ccomo la Justicia o
el Ministerio de TrabajoC, esta ley nos da atribuciones para poder mirar los libros y pedir que las
empresas tengan un libre deuda del Sindicato, lo cual es un avance importantísimo para un gremio
que en el año 1959 hizo la última negociación colectiva a nivel nacional con los diarios del
interior, algo que se repitió en el año 2008.
Imagínense el poder que tienen los empresarios de los medios de comunicación que
todavía no podemos discutir salarios nacionales con radio ni con televisión por aire ni con
televisión por cable.
Se cree que los periodistas somos poderosos porque tenemos voz y porque tenemos la
posibilidad de hacer entrevistas, pero la realidad es que somos uno de los gremios más
desnutridos del mundo laboral respecto a la negociación
Acá hay compañeros a los cuales les usan sus notas en un portal de internet, en la radio, en
la televisión, y a los que les publican sus imágenes y lo que graban y les pagan el mismo sueldo.
Quienes dicen que esta es una ley K contra Clarín se olvidaron todo el resto del
abecedario, porque fueron todos los que construyeron esta ley.
En ese medio de comunicación hay videoredactores; un videoredactor aparte de escribir
para el portal hace el video, arma el copete para la radio y sale en el noticiero central, y gana
5.600 pesos, pero de esa manera destruyó a por lo menos ocho puestos de trabajo.
Esta es la realidad de los medios de comunicación de la República Argentina. No hay otra.
Sra. Osuna. C Señor presidente...
Sr. Presidente (Jenefes). C Había pedido la palabra el senador Sanz.
Sr. Sanz. C No hay problema, presidente.
Sr. Presidente (Jenefes). C Tiene la palabra la señora senadora Osuna.
Sra. Osuna. C Gracias, senador Sanz.
Solamente quiero hacer una referencia.
En la reunión de trabajo de estas comisiones celebrada el día jueves se planteó por parte de
la senadora Estenssoro la preocupación de que en esta ley no se hacía referencia a los trabajadores
de prensa.
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Entonces, creo que es oportuno ratificar que en esta ley está incluida y comprendida la
realidad de los trabajadores de prensa, en tanto y en cuanto se abren las posibilidades para que,
efectivamente, en un tiempo no lejano se pueda abordar el Estatuto como objetivo Ccomo usted
planteóC y para que además se puedan habilitar y recuperar puestos de trabajo de periodistas y de
trabajadores de prensa perdidos a raíz de la concentración.
Sr. Presidente (Jenefes). C Tiene la palabra el señor senador Sanz.
Sr. Sanz. C La primera reflexión es que me hubiera gustado que viniesen los otros sindicatos,
porque la verdad es que podríamos haber tenido un panorama completo. Por ejemplo, sobre la
pregunta que recién le hizo el presidente, en cuanto a la cantidad de trabajadores que estaban
involucrados en su sindicato, a mí me hubiese gustado hacérsela también a los otros para tener un
panorama más abarcativo e, inclusive, hacer algunas consideraciones.
Igualmente le voy a hacer algunas preguntas al representante de FATPREN, atento a que
es el único representante específico del sector.
Si me permite, presidente, quiero hacer las preguntas puntualmente.
Sr. Presidente. C Adelante.
Sr. Sanz. C )Cuántos sindicatos hay que están involucrados en la ley? )Cuántos son los que están
en la actividad?
Sr. Granero. C La Federación Argentina de Trabajadores de Prensa tiene 32 gremios, 32
sindicatos. Es lo que representa. Es el gobierno nacional de los sindicatos.
Hay 8 sindicatos entre Capital Federal y Mar del Plata que militan en el CTA...
Sr. Sanz. C Perdón. No pregunto solamente de FATPREN. Lo de FATPREN lo tengo claro.
Sr. Granero. C Tiene músicos, actores, cineastas, iluminadores, locutores, televisión, técnicos y
operadores de radio, administrativos de las radios; digamos, toda la estructura de la Confederación
y Sindicatos de Medios está incluida en esta ley.
Lo que tenemos que tener en claro es que dentro de la COSIMECO nosotros venimos
discutiendo desde el año 2002 y que hubo dos diputados que presentaron un proyecto de ley de
COSIMECO con una estructura central de esta ley.
Sr. Sanz. C )Cuáles son los artículos en donde, como dijo la senadora Osuna, usted considera que
están contemplados los derechos de los trabajadores en esta ley?
Sr. Granero. C La cuota de programación es algo que va a crear muchísimos puestos de trabajo.
Y también el tema de que al renovar sus licencias las empresas deban presentar los libre deuda,
los aportes y toda la documentación en regla respecto a sus trabajadores. Esto nos da un panorama
nuevo.
A nosotros nos gustaría que se copie y se pegue todo el Estatuto del periodista. Acá hay
compañeros que tienen que trabajar seis horas por día, como dice el Estatuto del Periodista
Profesional, y trabajan de ocho a diez horas.
La realidad es que esto nos da un poder muy grande a nosotros para poder tener control
respecto de las empresas. Nosotros lo tenemos muy claro eso.
Sr. Sanz. — ¿Usted se refiere concretamente al artículo 25 inciso g)?
Sr. Granero. — Exactamente.
Sr. Sanz. — Inciso g): “No ser deudor moroso de obligaciones fiscales, previsionales, sindicales,
de seguridad social o de las entidades gestores de derechos, ni ser deudor del gravamen y/o multas
instituidas en la presente ley”.
¿Qué pasa con el fenómeno de las cooperativas de trabajo? ¿Es muy usual en esta
actividad?
Sr. Granero. — Creemos que hay cooperativas de trabajo y hay un trabajo encubierto de las
mismas, o sea, hay fraude laboral. Pero las cooperativas de trabajo que están incluidas en esta ley,
si tuvieran un trabajador, tendrían que cumplir con el convenio colectivo.
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La realidad es que el cooperativismo en la República Argentina había dejado de funcionar.
El diario de Villa María es una cooperativa de trabajo y la pelea que dieron esos trabajadores por
tenerla fue mundial para el gremio de prensa, porque nosotros defendemos la forma de
cooperativismo. Pero sufrían también hasta la restricción del papel en la cooperativa de trabajo de
Villa María y tenían que ir a comprarlo a otro diario porque acá se lo restringían.
Sr. Sanz. — Yo me refiero a las cooperativas de trabajo como fraude laboral, no como auténticas.
¿Es algo común en esta actividad?
Sr. Granero. — No; no hay muchas cooperativas de trabajo en los medios de comunicación que
nosotros tengamos denunciadas. Sí hay cooperativas donde estamos mirando si tienen a los
trabajadores en relación de dependencia.
Sr. Presidente. — Aclaro que el inciso g) está vigente. Está en la Ley 22285, con la modificación
que introdujeron el Senado de la Nación y la Cámara de Diputados.
Sr. Sanz. — Estaba conduciendo el interrogatorio en ese sentido. Usted me ganó de mano.
Sra. Parrilli. — Solicito una interrupción al senador Sanz.
Sr. Sanz. — Adelante, senadora.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Parrilli.
Sra. Parrilli. – El artículo 50, extinción de licencias, amplía el artículo 40. Hay varios incisos:
por vencimiento del plazo, por fallecimiento del titular, por la incapacidad del licenciatario, por la
no recomposición de la sociedad, por renuncia a la licencia, por caducidad, por quiebra, por no
iniciar las emisiones regulares, por pérdida y por suspensión; y habla de la continuidad del
servicio. En el artículo 51 se habla del fallecimiento del titular; y en el 52 de recomposición
societaria.
O sea, me parece que hay algunos artículos que amplían lo que usted estaba diciendo.
Sr. Sanz. — Yo preguntaba exclusivamente sobre el tema de las garantías laborales.
Sra. Parrilli. — Por eso. Pero estas garantías laborales también están garantizadas en cuanto a
que nosotros hablamos de cuándo se extinguen las licencias o no.
Sr. Sanz. — No entiendo, realmente.
Creo que los artículos mencionados son causales de extinción de licencia, entre los cuales
hay muchos casos: vencimiento del plazo, fallecimiento, incapacidad, etcétera. Pero mi
interrogatorio hacia el representante del sindicato era específicamente para que me diga en qué
lugares de la ley, concretamente, hay una garantía laboral.
Sra. Parrilli. — El artículo 52 dice: “En los casos de fallecimiento o pérdida de las condiciones y
requisitos personales exigidos por la presente norma por los socios de sociedades comerciales, la
licenciataria deberá presentar ante la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación
Audiovisual una propuesta que posibilite recomponer la integración de la persona jurídica”.
Creo que ahí está, de alguna forma, garantizado.
Sr. Sanz. — Si lo que usted me quiere decir tiene que ver con la garantía de la continuidad dentro
de la empresa, donde obviamente está el derecho de los trabajadores, está aceptado. Agradezco el
aporte. Pero insisto en una cuestión vinculada con la defensa de los derechos de los trabajadores
con la empresa en actividad en cualquier momento.
La pregunta tiene que ver con lo que decía el presidente —y que yo también había
advertido— en cuanto a que este inciso está también en la ley actualmente vigente. ¿Cuál es la
garantía nueva de la ley si, en definitiva, esto pasa por una autoridad de aplicación que, como
usted ha reconocido hoy, es incapaz de cumplir con la ley actual, el Ministerio de Trabajo?
Sr. Granero. — Porque se van a dar licencias nuevas o se van a actualizar las mismas.
Sr. Sanz. — Licencias nuevas que van a seguir violando la ley, como hoy, y donde el Ministerio
de Trabajo no va a hacer nada.
Sr. Granero. — No; está “freezado” en este momento. No es el Ministerio de Trabajo…
Sr. Sanz. — ¿El derecho laboral de los trabajadores está “freezado”?
Sr. Fernández. — Solicito una interrupción al senador Sanz.
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Sr. Sanz. — No se la concedo.
¿Dijo que está “freezado”?
Sr. Granero. — Porque cada vez que dan una licencia, a nosotros nos notifican. Normalmente,
no tenemos ni convenio colectivo para pedir, si está moroso.
Sr. Sanz. — ¿Quién es la autoridad de aplicación hoy de los convenios colectivos y qué garantía
tiene usted de que esa misma autoridad de aplicación va a fiscalizar los convenios colectivos el
día de mañana? ¿No es la misma autoridad: el Ministerio de Trabajo hoy?
Sr. Granero. — Pero esa es la realidad. Aparte de la representación, nosotros vamos a tener una
posibilidad de ingresar en el otorgamiento de las licencias, posibilidad que en la actualidad no
poseemos porque no tenemos ni siquiera convenio colectivo.
Voy a relatar una pequeña historia. El convenio colectivo nacional de prensa se firmó en el
año 1959 y, vaya a saber por qué, lo atomizamos en 33 convenios colectivos locales, los cuales
tratamos de unificar, durante décadas; porque realmente, en la época en que se atomizaron los
sindicatos —a propósito, para quitarles poder— se hizo atomizar la negociación colectiva.
Tratamos de fusionarlo durante una década. Lo logramos en 2008 para los diarios, en una vasta
zona del país, y unificamos convenios colectivos. En radio y televisión todavía no quieren unificar
ni discutir los salarios de aquellos 33 convenios colectivos locales. ¿Con qué papel va uno a decir
qué es lo que tiene que cumplir del convenio? Algunas radios no cumplen ni siquiera con la
cantidad de programación diaria que deben tener.
Sr. Sanz. — Para concluir, ¿no le parece a usted que, con esta realidad actual, con la misma
redacción que va a tener este artículo en la nueva ley, no debería este proyecto incluir una
condición mucho más dura, más fuerte en su redacción, para el otorgamiento de licencias, en
defensa de los trabajadores que usted representa?
Sr. Granero. — ¿Qué más duro puede ser tener que cumplir con el Estatuto del Periodista que
tener que cumplir con un sindicato? Aparte, los trabajadores vamos a tener la representación
dentro del organismo. Nosotros mismos vamos a decir cuál está en regla o y cuál no. Esa es la
realidad. Nosotros también vamos a poder tener una voz dentro del COMFER.
Sr. Sanz. — ¿Dentro del COMFER?
Sr. Granero. — O del instituto que va a entregar las licencias.
Sr. Sanz. — Lo que he leído de la ley es que ustedes van a tener tres representantes, o sea que van
a tener que discutir entre los diez o doce sindicatos que usted mencionó para ponerse de acuerdo y
elegirlos. Pero en el Consejo Federal, que no es el que otorga la licencia, ¿usted ha leído bien la
ley? ¿Sabe quién otorga la licencia?
Sr. Granero. — Sí. Se le sigue otorgando, pero la realidad es que el Consejo Federal…
Sr. Sanz. — ¿Sabe que en las ciudades de más de 500 mil habitantes no la otorgará ni siquiera esa
autoridad sino el Poder Ejecutivo? ¿Cómo podrá influir desde la representación gremial?
— El señor senador Fernández pide una interrupción.
Sr. Sanz. — Si el señor senador Fernández quiere ser exégeta e interpretador del señor, es una
cosa, pero si me quiere interrumpir para hacer una aclaración, no; porque cada vez que interrumpe
es para ser exégeta de los invitados.
Sr. Presidente. — Señor senador Sanz, por una cuestión de orden, le pido que le conceda la
interrupción al señor senador Fernández.
Sr. Sanz. — Señor presidente: sí, yo se la doy, pero quiero dejar sentada esa aclaración.
Sr. Fernández. — Yo no soy exégeta, pero entiendo que el señor no está en una indagatoria en la
que usted es el inquisidor. El señor está contestando y usted está repreguntando antes que él
termine.
Sr. Sanz. — ¿Usted quiere fijar las reglas de juego?
Sr. Fernández. — No, pero hay reglas de juego que tenemos que respetar. Es decir, si el señor
fija una posición —ya nos pasó—, usted podrá estar o no de acuerdo, pero él le ha contestado en
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representación de los trabajadores respecto de su posición y de cuál será la defensa que tendrá con
esta nueva ley, defensa que actualmente no existe.
Yo no soy exégeta, pero pongamos las cosas en su lugar. Además, le manifestó que la
participación de la estructura sindical en la República Argentina le permitirá a él condicionar las
nuevas licencias y que eso es muchísimo más de lo que tienen en la actualidad; asimismo, dijo
que efectivamente él no tiene ningún control y que en los lugares en los que ellos trabajan, la
patronal no discute ni convenciones colectivas ni salarios porque no tienen necesidad, ya que no
tienen la posibilidad de renovar licencia, pero ahora, en la renovación de licencias, la estructura
sindical sí tendrá participación.
Yo entiendo que él ha fijado una posición, que podrá o no compartirse, pero pensar que la
estructura sindical defenderá peor los derechos de los trabajadores que nosotros, me parece que es
a dónde usted quiere llegar. Y yo creo que no es así. Su respuesta fue concreta, puntual: con la
nueva ley, la estructura sindical tendrá posibilidad de tener injerencia en la nueva renovación de
licencias que, en la actualidad, no sucede.
Por otro lado, que pueda haber un compromiso nuestro para ver si efectivamente los
derechos laborales del sector son cumplidos y se respetan puede ser una opinión. Pero no
podemos repreguntarle al invitado si no nos gusta lo que dice hasta que diga algo.
Sr. Sanz. — Señor presidente: no es así. Le he preguntado con todo respeto al señor de
FATPREN, tratando simplemente de encontrar al final del interrogatorio —y no con el fin de
acosarlo con mis preguntas— la posibilidad de mejorar la redacción de la ley en el tema laboral.
Y le digo la verdad, se ha reconocido acá que el artículo que habla de la defensa de los
trabajadores es el mismo de la ley de la dictadura. Y yo pretendo que él me diga, en
representación de los trabajadores que él defiende, si no sería mucho mejor tener un artículo
mucho más duro en términos de requisito de otorgamiento de la licencia. Y, en este sentido, él me
contesta diciendo que eso lo suplirán con la presencia de los gremios en la autoridad.
Entonces, yo le estoy diciendo —y ya termino acá— que, a diferencia de lo que ustedes
creen, no tendrán injerencia en el otorgamiento de esas licencias.
En primer lugar, porque los gremios, según la ley, están solamente en el Consejo Federal,
ni siquiera en la autoridad de aplicación.
En segundo lugar, porque gran parte de las licencias, en las ciudades grandes, las otorgará
directamente el Poder Ejecutivo.
Sr. Presidente. — El señor senador Ríos le solicita una interrupción a la señora senadora
Estenssoro.
Sra. Estenssoro. ─ De acuerdo, señor presidente.
Sr. Rios. — He pedido la palabra con motivo de dos o tres cuestiones que entiendo que están
siendo tergiversadas.
Primero: es el Consejo Federal el que elabora los pliegos.
Segundo: establece las condiciones y los requisitos para la defensa de los trabajadores.
Tercero: no dijo el representante de FATPREN que no quiere mayores requisitos, sino que
quiere involucrar a todo el mundo del trabajo —los trabajadores de los medios— en una ley por
separado que garantice otro tipo de objetivos diferentes a la confección exclusiva de las licencias.
Es decir, objetivos que involucren a otro tipo de derechos de los trabajadores, que no solamente se
relaciona con el problema de los aportes y con el problema de los aportes para las obras sociales.
Declaró otras cosas muy distintas de las traducciones que han sido realizadas en este último
momento.
Yo no voy a actuar como defensor de él, pero necesito también que no se involucren
términos que hablen de la modificación de la ley y de aspectos que, en realidad, se plantearon por
cuerdas separadas.
Por último, hay cosas que se modifican referidas a los trámites de retiro de licencias que
no estaban contempladas en la ley actual, aunque sí se contempla como requisito previo, no como
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requisito para mantenimiento de la licencia, lo cual sí aparece como novedad en esta ley. También
figura la representación de los trabajadores en la confección de los pliegos, lo que le da una
característica de obligación que no es solamente enunciativa, reitero, como sucede con la ley de la
dictadura, sino que fundamentalmente pasa a ser un requisito de pliego. Seguramente será
requisito de pliego para el otorgamiento de una licencia a ser incluida por los trabajadores. Y esos
pliegos involucran no sólo a las emisoras de baja potencia sino también a las emisoras para
ciudades de más de 500 mil habitantes, que creo que es un error que se está pretendiendo
introducir y que no es así. Los pliegos para el llamado a licitación de licencias en ciudades
grandes los sigue confeccionando el mismo organismo federal.
Sr. Presidente. — Señora senadora Estenssoro: la señora Negre de Alonso le solicita una
interrupción.
Sra. Negre de Alonso. — Simplemente, para no asentir con mi silencio quiero decir algo breve.
Usted habló del diario de Villa de María, del que reconozco que no tenía noticias de que se
tratase de una cooperativa, pero sí conozco el caso del diario “Comercio y Justicia” de Córdoba,
ya que usted habló de las cooperativas y el fraude laboral, que es una cooperativa de trabajadores
que sacó adelante un medio de comunicación que, además, involucró a la comunidad jurídica
nacional y que es un ejemplo exitoso y sin fraude.
Sra. Estenssoro. — Señor presidente: muchas gracias a los dos representantes de FATPREN y de
UTE por estar aquí esta mañana.
En representación de la Coalición Cívica y del ARI quiero decirles que, desde hace
muchísimos años, hemos presentado proyectos e iniciativas para la modificación de la Ley de
Radiodifusión vigente. El tema de los monopolios o de los multimedios con posiciones
monopólicas o dominantes nos ha preocupado desde siempre, aún más cuando se permitió la
fusión de Cablevisión y Multicanal con un decreto firmado por el ex presidente Kirchner. En esa
oportunidad, hicimos la denuncia correspondiente y, desde hace unos años, hemos pedido la
modificación del artículo 96 de la norma vigente ya que, así como fueron modificados muchos
artículos durante la democracia, queríamos que también ese fuese modificado a fin de que el
COMFER fuera un organismo colegiado, democrático y transparente del Estado y no del partido
gobernante. Ojalá este debate lo hubiésemos realizado hace mucho tiempo porque, asimismo, lo
hubiéramos podido hacer en otras condiciones, ya que ha demostrado y está demostrando a lo
largo del país que la sociedad argentina, los políticos, los sindicalistas, los periodistas, todos los
actores, estamos maduros para discutir estos temas que estuvieron cancelados hasta hace un mes.
Porque, en realidad, esta ley entró hace un mes, cuando este gobierno permitió que pudiéramos
hablar del tema.
Dicho esto, sólo para refrendar nuestro compromiso desde la Coalición Cívica con una
buena ley de medios de difusión o de comunicación, quisiera saber qué le impide hoy a un
sindicato, a una asociación de derechos humanos, a una organización sin fines de lucro o a alguna
asociación de pueblos originarios tener hoy un medio de comunicación audiovisual. Porque me da
la impresión de, que después de la modificación del artículo 45 en el 2005, esa puerta fue abierta,
esa tranquera se abrió, y, entonces, ese entusiasmo de que esta ley permitirá algo que estaba
cancelado no es así ya que desde hace 4 años que está habilitado. Y hay sindicatos que tienen
medios de comunicación, como así también iglesias, como la Evangélica, que tiene varias
frecuencias.
Entonces, ¿por qué creen que será un gran cambio si, en realidad, ese cambio se dio en
2005?
Creo que radio Belgrano pertenece SUTEGBA y que hay varios sindicatos que tienen
radios, ¿verdad?
Sr. Demichelis. — Puede ser.
Quiero decir dos cosas: en primer lugar, por el debate que se viene dando, creo que la
gentileza de abrir el debate en la Cámara de Senadores a distintos sectores no sólo forma parte de
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un diálogo sino de mejorar lo presente. No creo que ningún representante del pueblo deba
expresarse como interrogando a alguno de los compañeros que venimos a exponer aquí; hemos
venido a dialogar; el interrogatorio suena muy feo.
En segundo lugar, deseo señalar que todas las modificaciones y las sugerencias que hacen
algunos señores senadores hubieran sido muy positivas si en la Cámara de Diputados se hubieran
quedado al debate y hubieran modificado los artículos que hoy están planteando. Un trabajador no
puede decir que cuando no le gusta determinado trabajo no lo hace o se va. Los trabajadores de la
salud, de la educación, etcétera, trabajan todos los días y hacen el trabajo concientemente y con
dignidad. Considero que hubo oportunidad de un diálogo y de realizar muchas modificaciones en
la Cámara de Diputados. Tengo la sensación de que esa ausencia quieren enmendarla ahora
cuando, en realidad, se hubiera podido hacer en ese momento en la Cámara de Diputados.
Respecto de lo que usted señala, señora senadora, pienso que lo que está pautando esta
nueva normativa es un porcentaje que quedará de la siguiente manera: para empresas privadas,
creo que el 33 por ciento; para empresas del Estado, el 33 por ciento y para sectores sin fines de
lucro otro 30 por ciento de espacio. Eso no existe hoy en día. Venía a colación de lo que decía la
señora senadora por Neuquén; cuando uno va a una provincia y prende la televisión se encuentra
con que, aproximadamente, el 80 por ciento de los contenidos o la programación provienen de la
Ciudad de Buenos Aires. Entonces, creemos que además de tener una programación local —desde
la ficción, los noticieros, hasta pautas, lo decía la señora senadora Osuna respecto del artículo
17—, también debería haber un tratamiento de temas educativos, de la niñez, etcétera. Asimismo,
deseo señalar que el Estado deberá garantizar un 30 por ciento para las ONG’s, organizaciones
sociales, de derechos humanos, etcétera; es decir, esto lo que hace es reglamentarlo.
Hay un apoyo de la Iglesia también a una nueva ley de medios de comunicación. Sabemos
que muchas iglesias tienen aproximadamente mil radios comunitarias y que las villas tienen radios
comunitarias. No sé mucho de potencia y de frecuencias, pero creo que esta ley al poner esos
porcentajes va a democratizar este tema. Además, habrá un comité consultivo o federal que le
dará la palabra a muchos que, quizás, lo hacen como usted dice, pero no con la calidad o potencia
que merecerían tener. Esta segmentación en tres partes de la comunicación, de la información, de
los contenidos culturales, de respetar las idiosincrasias y la cultura de cada pueblo y provincia
creo que es un avance para que no quede en manos solamente de grupos que tienen el poder o los
recursos económicos para montar medios.
Sra. Estenssoro. — En el debate nos hemos encontrado con dos visiones: una se refiere a que
esta ley va a generar más trabajo y la otra visión es que, por el contrario, va a generar menos
empleo porque las condiciones van a hacer que muchas empresas tengan que vender y, después,
los nuevos dueños, en realidad, no van a retener la misma cantidad de personal. Si bien la ley
obliga a producir contenidos locales, a veces no está la sustentabilidad económica con esos
objetivos y se puede dar el caso de que haya despidos de trabajadores.
En realidad, se trata de una estimación que cada uno hace según su visión. Entonces, me
gustaría saber si no le parece que en el texto debería haber una cláusula que diga que se garanticen
los puestos de trabajo porque, en realidad, son suposiciones, pero no figura nada en el proyecto
que nos asegure que la visión que algunos tenemos de que esto va a llevar a la reducción de
puestos de trabajo no sea una posibilidad cierta. Reitero, mi pregunta se refiere a si no habría que
incluir una cláusula diciendo que la venta de medios o el traspaso de medios a nuevos propietarios
debe tener una condición de que se mantengan las fuentes de trabajo.
Sr. Demichelis. — Voy a leer algo que expresó Damián Loreti: “Puestos de trabajo se pierden
cuando en el interior una emisora le pone el chupete al satélite, como se dice en la jerga, y sólo
con un operador reproduce 24 horas de programación de otro lado y ahí pierden el trabajo los
operadores, los productores, los periodistas. En el interior del país, gracias a las cadenas, hay cero
ficción y si se abre la producción local, lo que va a pasar es que se van a abrir posibilidades para
los actores del interior, por ejemplo.”
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Por eso, yo señalaba al principio el por qué del apoyo de la Asociación Argentina de
Actores, de las radios comunitarias, del SICA, etcétera, es decir, un montón de sectores que hacen
a la vida de la comunicación. No creo que ningún sector que esté involucrado profundamente en
esta ley apoye o exprese un respaldo explícito si sabe que se van perder fuentes de trabajo.
Sra. Estenssoro. — Esa es la opinión de Loreti. Pero como hay dos visiones…
Sr. Demichelis. — Yo opino lo mismo, por eso lo leí.
Sra. Estenssoro. — Dije esto porque los periodistas me han hecho esta pregunta y realmente creo
que, tal vez, este proyecto —sería una propuesta— debería tener un artículo que diga que se
garantizan las fuentes de trabajo, si el objetivo es crear más trabajo. Así como está la ley,
pensamos que habrá menos.
Sr. Granero. — ¿Puedo responder desde el gremio de prensa?
Sr. Presidente. — Sí.
Tiene la palabra el señor Granero.
Sr. Granero. — Vamos a hablar específicamente de dos ejemplos: Canal 13 y TN. Los
periodistas de Canal 13 salen por Canal 13 y TN. Los periodistas de América 24 salen por
América 24 y América. ¿Qué se destruyeron? Fuentes de trabajo.
La realidad es que todo proceso de concentración de una empresa elimina puestos de
trabajo y estos compañeros no tienen dos recibos de sueldo. Es más, se le violentan las relaciones
de trabajo, los convenios colectivos, para que trabajen en diferentes medios por la misma o menos
plata que la que tendrían que cobrar.
Si logramos tener más actores, más empresas y más gente trabajando tendremos más
puestos de trabajo dignos. La realidad nos muestra que no se va a poder reproducir infinitamente
el material y el trabajo de los compañeros que en este momento están trabajando. Los canales
como Telefe o Canal 13 de Córdoba realmente estructuran sus noticieros con el material que
hacen los compañeros de la Capital Federal. Asimismo, hay canales de noticias que se hacen con
las noticias de los compañeros que trabajan en el aire. Después, esa misma noticia, que
videofilmaron e hicieron la entrevista, la cuelgan en una página de Internet.
Creemos que la defensa de los puestos de trabajo será irrestricta. Para los procesos de
fusión no tuvimos respuestas. La verdad es que no tuvimos respuesta. Ahora, en San Juan se están
fusionando un canal de aire con uno de cable; hace una década, esto era algo impensado. Pero
ahora sabemos que se puede hacer. Si en Capital Federal se puede hacer, ¿por qué no se va a hacer
en San Juan? Y se están quedando doce compañeros sin puestos de trabajo, que irán a la calle.
Todo proceso de concentración nos generó eliminar puestos de trabajo; tras que no tenemos
salarios dignos, eliminamos puestos de trabajo. De modo que tenemos graves problemas en el
gremio de prensa.
La otra realidad es que en Capital Federal, cuando ocurra esto, nosotros vamos a garantizar
que no se eliminen puestos de trabajo porque vamos a tener muchos más poder de decisión, en
algunos momentos, dentro del Consejo Federal ya que tendremos la posibilidad de redactar los
pliegos. Eso, por un lado.
Por otro lado, hay que tener en claro que hay intereses. Hay compañeros a quienes les
bajan una línea desde la empresa. Nosotros estamos haciendo todo lo posible para que no cierren,
estamos haciendo todo lo posible para que no los echen. Esta es la realidad. Hay compañeros que
trabajan con ese temor todas las mañanas y todas las noches cuando toman los turnos porque les
están bajando esa línea desde la dirección.
La realidad es que nadie les dijo “estamos viendo cómo vamos a amparar a todos los
trabajadores del resto de los canales que fusionaron” o a los mismos compañeros que echaron
cuando pudieron ver la posibilidad de reproducir la misma nota en el aire que en el cable. Ahora
va a haber un límite.
Sra. Estenssoro. — Muchas gracias. Creo que las cuestiones de reclamos laborales hay que
hacerlas en el ante el Ministerio de Trabajo.
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Si bien ustedes, por esta ley van a poder participar en la elaboración de los pliegos, según
los distintos artículos, las licencias de las ciudades grandes, de más de 500.000 habitantes, las va a
otorgar en forma directa el Poder Ejecutivo. Asimismo, las frecuencias de baja potencia también
las podrá adjudicar de forma directa el Poder Ejecutivo.
Ahora puede que sea un Poder Ejecutivo al que ustedes ven con agrado, pero después de
dos años puede ser ocurrir lo contrario.
Por eso, la ley tendrá que ser una norma que dé garantías. Creo que la garantía de los
puestos de trabajo que ustedes dicen no es tan así. También su influencia en la adjudicación de
licencias es limitada porque esta ley le dará una enorme libertad al Poder Ejecutivo, a la
presidenta o al futuro presidente, para adjudicar licencias sin ni siquiera considerar esos pliegos.
Sr. Fernández. — Perdón…
Sr. Presidente. — ¿Terminó senadora?
Sra. Estenssoro. — Sí.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Fernández.
Sr. Fernández. — Primero, el artículo 32 es muy claro. Quiero hacer la primera pregunta porque
se está diciendo algo que no es cierto.
El artículo 32 dice: “Adjudicación de licencias para servicios que utilizan espectro
radioeléctrico. Las licencias correspondientes a los servicios de comunicación audiovisual no
satelitales que utilicen espectro radioeléctrico, contemplados en esta ley, serán adjudicadas,
mediante el régimen de concurso público abierto y permanente.…”.
Entonces, la primera pregunta tiene que ver con el sector de los trabajadores porque
nosotros tenemos una sola preocupación. Este proyecto de ley podría llegar a tener alguna
modificación si, efectivamente, desde el sector trabajador creen que es un retroceso. Si no hay
ningún retroceso para el sector trabajador, y ustedes entienden que están contemplados los
derechos de los trabajadores —en lo personal, con respecto al artículo, no tengo dudas—, les
pregunto si ustedes creen, tanto los sectores periodísticos como los de la educación, que el artículo
32 vulnera los derechos de los trabajadores. A su juicio, ¿son o no vulnerados?
Sr. Morales. — (El senador Morales realiza manifestaciones fuera del alcance del micrófono.)
Sr. Fernández. — Perdón, senador Morales, cuando usted pregunta, que lo hace argumentando y
haciendo comentarios, yo no le digo cómo tiene que preguntar.
Sr. Presidente. — Les pido que no dialoguen.
Sr. Fernández. — ¿El artículo 32 vulnera los derechos de los trabajadores, sí o no?
Sr. Demichelis. — Desde la CTA, la CTERA y la Unión de Trabajadores de la Educación vuelvo
a ratificar que apoyamos la sanción de la ley de la Cámara de Diputados tal cual ha sido aprobada.
Reitero la ratificación desde la Central de Trabajadores Argentinos, la CTERA y la Unión
de Trabajadores de la Educación.
Sr. Fernández. — Una pregunta más.
Sr. Granero. — La realidad es que nosotros, al haber intervenido tanto las organizaciones
sociales, tenemos muy en claro que esta ley no es para este gobierno ni la escribió este gobierno,
sino que es una ley que nosotros la queremos para los próximos veinte, treinta o cincuenta años.
Lo que tenemos en claro es que la mejor legislación es la que emana desde la base.
¿Qué necesitamos nosotros en ese momento histórico del país? Una ley de la democracia
porque habíamos agotado todo. Veíamos que el neoliberalismo inyectaba cambios en una ley, en
una norma viciada desde el comienzo, que seguía manteniendo el poder en una sola persona de
todo, el COMFER.
Ahora vemos que construimos el esqueleto en base a las organizaciones sindicales, al
famoso proyecto COSIMECO y todo el cuerpo que se da con las organizaciones sociales.
Nosotros a través de eso tenemos estructurado el proyecto de ley. Con la sanción de la Cámara de
Diputados hasta vimos con temor las modificaciones que estaban haciendo porque, en realidad,
cada momento que se modifica algo, cada vez que se estiran los plazos, nosotros vemos que se
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nos aleja la posibilidad de volver a tener ese sueño que tenemos todos los gremios de la
comunicación, todas las organizaciones sociales que están dentro de la comunicación. Me refiero
a tener una ley de la democracia que la hayamos discutido todos, desde los representantes del
pueblo hasta los pequeños sindicatos.
Aquí hubo representantes de los pueblos originarios que fueron reconocidos y estaban al
lado de nosotros discutiendo sus cosas, y vemos que es un actor social al que nunca hemos tenido
en cuenta en el gremio de prensa, por ejemplo. Nosotros qué íbamos a saber que había una radio
que transmitía en mapuche, que lo usaba como idioma para decir la temperatura, la humedad y la
noticia del día. Nosotros decíamos que eso no era parte de los trabajadores de prensa solamente
porque hablan en mapuche.
En realidad, este proyecto de ley se estructura con todas las voces que habíamos incluido
en el texto, y esto fue lo que nos dio como resultado.
Creo que es un momento en que se tiene que definir porque si nosotros seguimos
introduciendo modificaciones vemos que cada vez se aleja más la posibilidad de tener una ley, de
tener todo lo que repetí durante esta mañana y que impulsamos con mucha historia.
Recuerdo a “Quique” Paz, el diputado nacional por Jujuy, que presentó un proyecto de ley
de la democracia que era de nuestro gremio, del gremio de prensa, y que desapareció porque no se
lo vio más. Él, que tuvo la capacidad de intentar modificar la cuota de poder de los medios de
comunicación en la Argentina durante varias décadas, desapareció de la agenda pública.
Ahora veo que hay varias personas, y nosotros desde las organizaciones, que estamos por
primera vez en la agenda pública, y ustedes están discutiendo no en los pasillos sino frente a la
gente la cuota de poder que tienen que tener los medios de comunicación en la Argentina.
Creemos que democratizando los medios de comunicación vamos a tener más libertad ideológica
de un lado y del otro, no habrá tanto interés económico como hay ahora. Nosotros estamos
viendo en este momento que al periodismo argentino tenemos que cambiarle mucho de la cultura
que fue drenando durante los años 90, porque se ha hecho cualquier cosa del periodismo en
muchos medios de comunicación a favor de tener más dinero y sin importar las noticias.
Nosotros también vemos que los conflictos sociales se están informando en la Argentina
como si fueran problemas de tránsito y, por ejemplo, en el interior, desde el sindicalismo y el
gremialismo, los secretarios generales, los delegados, tienen mucha más voz en los diarios del
interior que en Capital Federal. Pareciera que aquí no hay trabajadores reclamando.
Por eso, estamos de acuerdo con la sanción de la Cámara de Diputados, tal como dijeron
los compañeros de todas las organizaciones sociales que han hablado.
Cuando se sancionó en la otra Cámara estuvimos hasta el final y veíamos que cada artículo
que se quería modificar era para extender plazos, tiempos, etcétera.
Ahora vemos que con todas las modificaciones que se introdujeron en la Cámara de
Diputados solucionamos el 90 por ciento de las dudas. Falta solamente la aprobación en el
Senado, que trate el proyecto en el recinto y que apoye esta iniciativa porque la reclaman varios
actores sociales y organizaciones que representan a los trabajadores.
Sr. Fernández. — La estructura sindical tiene en el Consejo Federal tres integrantes. Además,
dentro de las obligaciones, el Consejo debe brindar informes a la Comisión Bicameral
Permanente. Además, el Consejo Federal tiene dos representantes en la autoridad de aplicación.
Esto lo digo en aras de poner arriba de la mesa todos los elementos donde la estructura sindical
argentina participa en el tema de adjudicación de licencias.
Le hago dos preguntas: ¿cree que se contemplan las expectativas de la estructura sindical y
de los trabajadores en este diseño normativo? ¿Alguna vez usted tuvo acceso a algún proyecto de
cualquier bancada que haya sido tan abarcativo de la participación laboral y sindical en la
República Argentina como éste que estamos tratando?
Sr. Granero. ― La realidad es que, al ser quienes impulsamos varios de estos artículos para tener
la representación sindical, realmente lo apoyamos. Porque era un impulso de una política de la
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representación sindical que debíamos tener dentro de un organismo que otorgue las licencias de
los medios de comunicación.
El proyecto de ley COSIMECO, en el que se trabajó muchísimo durante muchísimo
tiempo y con la participación de muchos letrados y sindicalistas, no alcanzó a cubrir todas las
expectativas de todas las organizaciones que integramos la COSIMECO. Este proyecto de ley es
más abarcativo que aquel de la Confederación de Sindicatos de los Medios de Comunicación.
Sr. Fernández. ― Le agradezco por la respuesta. Fundamentalmente —al menos en la gran
mayoría—, una de las motivaciones que teníamos con la participación de ustedes, no era
justamente preguntarles otra cosa que si, efectivamente, esta ley contemplaba la defensa de los
trabajadores y de la estructura sindical.
En realidad, en la bancada oficial esa es una de las grandes preocupaciones.
Estando contemplada la defensa irrestricta de los trabajadores y de la estructura sindical
argentina, creo que nosotros hemos cubierto una etapa que efectivamente endereza el camino a
respaldar la sanción de la Cámara de Diputados. Muchísimas gracias.
Sr. Presidente. ― Tiene la palabra el señor senador Morales.
Sr. Morales. ― Quiero hacer un par de observaciones. Hace un rato hice un planteo sobre el tema
de los medios del interior. A partir de la aclaración de la señora senadora Osuna, quiero manifestar
que comparto que esta situación se da en los centros urbanos más importantes. Nosotros creemos
que esta ley trae aspectos positivos, pero hay algunos temas que no resuelve.
Por lo menos, en 18 provincias del país está feudalizado el sistema de información.
Cuando voy a Santiago del Estero, en mi calidad de presidente del radicalismo, aparecen dos FM
que, normalmente, se financian solas. En Formosa y Salta ocurre lo mismo. Nosotros creemos que
la media sanción puede producir, si no se maneja el tema de la pauta publicitaria y no se escribe
bien el artículo 76 o se agrega un capítulo, una feudalización del sistema nacional de información
pública. Así que la referencia tenía que ver con esto.
Después, con relación al tema de la participación en los pliegos, comparto totalmente la
visión que tiene el representante de FATPREN con relación a la situación precaria de los
trabajadores en todo el país y que los esquemas de concentración o posición dominante actúan en
contra, perjudicando más la situación de los trabajadores.
Ahora bien, cuando el Consejo Federal trabaje en los pliegos, no se puede apartar de los
requisitos exigidos en la ley para el otorgamiento de las licencias. No puede ir más allá de lo que
establezca la ley.
Por eso, a partir de lo planteado por el señor senador Sanz, nosotros creemos que el texto
no agrega mayores garantías en términos de resolver la situación de precariedad laboral de los
trabajadores. Es lo mismo; se repite la legislación actual. No se puede resolver por los pliegos. Por
eso, será importante trabajar sobre el artículo 25 y, tal vez, agregar algún inciso más que tenga que
ver con que quienes quieran acceder a licencias tendrán que comprometerse a cumplir con los
estatutos o con la cláusula de conciencia, y comprometerse —o que sea una causal— a no tener
trabajadores en negro. Me parece que en la ley debe estar claro. Y allí sí la ley tendrá un esquema
de tutela del derecho de los trabajadores.
Hoy creemos que se repetirá la misma situación porque es posible —como dice el
representante de FATPREN— que haya más medios y tres mil o cuatro mil puestos de trabajo más
—Dios quiera—, pero el tema es que por el texto no se resuelve la situación de precarización
laboral.
Yo quería hacer esta aclaración con relación a los pliegos. Los pliegos no se pueden
apartar del texto de la ley, y por eso es importante que hagamos esfuerzos para modificarla. La
clave para ver cómo se redactan los pliegos es la modificación del artículo 25, y por eso es que
haremos un par de propuestas para que después las evalúen.
Sr. Presidente. ― Tengo el pedido de la palabra de los senadores Negre de Alonso, Vera,
Quintela, Osuna y Corradi.
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Tiene la palabra la señora senadora Negre de Alonso.
Sra. Negre de Alonso. ― Es para hacerle una aclaración al señor Demichellis porque queda
como si asintiéramos.
Usted recién, en contestación a alguno de los senadores —no recuerdo si era el senador
Morales o la senadora Estenssoro—, dijo que hubiera sido distinto si estas modificaciones se
proponían en la Cámara de Diputados.
Nuestro sistema constitucional es bicameral. Nosotros somos Cámara revisora, lo que no
implica ser Cámara de adhesión. Por lo tanto, tenemos el derecho y la obligación de realizar,
proponer, sugerir y hacer todas las modificaciones para sacar un proyecto mejor. No tenemos que
levantar la mano y aprobar directamente lo que viene de la Cámara de Diputados, así como ellos,
cuando se aprueba un proyecto en el Senado, le hacen modificaciones y regresa a esta Cámara.
Eso nos tiene que quedar claro porque hace al fortalecimiento de las reglas democráticas.
Le pedí que me volviera a leer ese artículo porque yo soy de San Luis y nuestro canal
provincial tiene más del 80 por ciento de la programación local, a partir de 2009, cuando
incorporamos lo que se llama San Luis Satélite.
Entonces, en definitiva, es una voluntad política hacer conocer o no los contenidos locales.
Esto lo digo, inclusive, con respecto a lo que decía la señora senadora Parrilli, referido a que le
preocupaba que iba a una provincia, encendía la televisión en un hotel, y sólo emitían
programación nacional. Creo que eso es voluntad política del gobierno local. Nosotros tenemos
programas para las capacidades diferentes, de capacitación, de eventos locales, de música local,
de producción de cine, etcétera.
También quiero hacer alguna referencia a lo que viene sosteniendo la señora senadora
Osuna desde la semana pasada: la preocupación de los contenidos.
En realidad, en la legislación actual, el COMFER tendría que velar por los contenidos que
afectan a las niñas, niños y adolescentes. Y no sólo me refiero a los contenidos pornográficos —el
señor Demichellis o Granero referenció a los convenios internacionales que protegen a la niñez—,
sino también a todo el tema de la violencia. Sin embargo, hay una ausencia y un silencio absoluto
del COMFER en este sentido. Eso también se relaciona a una voluntad política de hacer
operativas o no las normas vigentes.
Finalmente, me parece muy bien que usted diga que estamos discutiendo frente a la gente.
Pero le quiero decir que todos los proyectos de gran relevancia se discuten así. Escuchamos,
preguntamos, atendemos las sugerencias y, con mucho respeto, en nuestras diferentes posiciones
escuchamos a la gente. No es una excepcionalidad. Gracias.
Sr. Granero. ― Quiero hacer una aclaración. No era por excepción. Solamente en esta materia
sensible no podía no ser discutido frente a la gente. Hay cosas que, habiendo más medios de
comunicación, serían invisibles, como ser plenarios para tratar otros temas que no le interesan a la
agenda de los grandes medios de comunicación.
Teniendo más oportunidades de crear más medios de comunicación y más diversidad
ideológica, quizá pueda haber más interesados en la agenda noticiosa de ese medio de
comunicación.
Sra. Negre de Alonso. — ¿Me permite, señor presidente?
Sr. Presidente. — Sí, adelante.
Sra. Negre de Alonso. — A lo mejor, no han sido temas que hayan interesado tanto a los medios
pero, por ejemplo en el tema de las AFJP, hicimos audiencias y teníamos el salón lleno de medios
de comunicación.
En el tema de Aerolíneas Argentinas también teníamos medios de comunicación.
Con la disposición 125 y los distintos proyectos que la modificaban y de política
productiva para el país también los discutimos. En ese caso, con algunos de los que presiden hoy
esta comisión presentes e, incluso, presidiendo esa comisión. Siempre hemos tenido la
participación de los medios.
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Quiere decir que tratamos los temas de cara a la gente y le abrimos las puertas a quienes
quieran venir y los escuchamos con mucho respeto, más allá de que compartamos sus posiciones.
Muchas gracias.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Vera.
Sr. Vera. — Señor presidente: agradezco la presencia de los representantes gremiales.
A raíz de las expresiones del representante gremial de UTE, creo que viene al caso —
aunque ya lo hizo la senadora de San Luis recién— hacer referencia a que en la Cámara de
Senadores tenemos el deber de revisar la ley que vino con sanción de la Cámara de Diputados. No
lo aclaro para quienes somos de la casa sino para quienes escuchan desde afuera, porque esta
audiencia tiene mucha difusión.
Es bueno que se sepa que, aunque se haya creado una mala tradición respecto de que una
ley que se sanciona en Diputados debe ser sancionada sin modificaciones en el Senado, en esta
oportunidad —como en otras—, este Cuerpo ha decidido revisarla. Sería sano y razonable y haría
al prestigio, envergadura y a la importancia que tiene el Senado de la Nación que se hagan todas
las modificaciones que, según el sano juicio y las mayorías parlamentarias, se impongan.
Debo decir también que entendemos y tomamos nota de la conformidad de los
representantes gremiales y, seguramente, si mañana la aprobación del texto que salga no es buena
en la cuestión vinculada a los derechos de los trabajadores, ustedes tendrán que dar las
explicaciones ante sus afiliados. Desde ese punto de vista, tomamos nota de sus dichos.
Lo que más me importa es que no vaya a quedar la confusión en cuanto a las potestades
que tiene la Cámara de Senadores de revisar, modificar y aprobar o rechazar la ley según lo
indiquen los números de la Cámara.
Sr. Demichelis. — Primero, quiero repetir lo que dijimos los tres oradores hoy. Queremos
agradecer la invitación de la Cámara de Senadores para poder expresarnos.
Claro que los senadores tienen, como decía el señor senador, esa misión: revisar,
modificar, volver a analizar y debatir el proyecto de ley. Lo que quiero decir es que, como dijo el
compañero, esta ley, además de tener 25 años y ser la ley de la dictadura, hace muchos años que
muchos sectores están trabajando y debatiendo en foros su respectiva modificación. Por ejemplo,
los compañeros de los pueblos originarios me comentaron que hicieron más de 10 foros por todo
el país.
Entonces, cuando uno escucha: “hace un mes que aparece esta ley, no hay tiempo”, no es
que la historia empieza cuando a uno le llega un texto. Esta historia de una nueva ley de servicios
audiovisuales fue parida por muchísimas organizaciones y ya fue debatida y discutida.
Por eso, cuando uno sabe que en la Cámara de Diputados se hicieron modificaciones
sustanciales a la ley, y por eso fue acompañada por otros bloques, los sectores involucrados en
Los 21 Puntos dijimos: “esta ley es buena”. Por eso acá, por ahí se entiende mal, pero venimos a
ratificar que estamos conformes con la sanción de la Cámara de Diputados.
Esto, por favor no lo entiendan mal, no es una falta de respeto ni un cercenamiento al
Senado; nos invitan a hablar y decimos que estamos conformes con la sanción de la Cámara de
Diputados.
En el proyecto hay cosas comprensibles y otras no.
La nueva Ley Nacional de Educación también fue debatida y tuvimos la suerte de que
presidiera el último debate el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. Algunos senadores
no la aprobaron y, de todas maneras, derogó, por suerte, la Ley Federal de Educación. El proyecto
no hablaba del estatuto del docente. Una cosa es la ley y otra cosa son los derechos de los
trabajadores que se discuten en paritarias y tienen otras normativas.
Pongo el ejemplo de la Ley de Educación porque cada provincia tiene sus estatutos y los
trabajadores tienen su reglamentación con la patronal, que es el gobierno. Es decir que e tema
laboral no estuvo enmarcado en la ley.
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Por eso, creo que involucrar en la ley cuestiones que, como explicó el compañero de
prensa, están en otras normativas no tiene asidero, sí lo tienen otras cuestiones.
Pero, repito, estamos muy conformes con lo que se discutió en la Cámara de Diputados.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Quintela.
Sra. Quintela. — Buenas tardes a todos.
Quiero hacer una reflexión. Fíjense cómo, a veces, lo urgente deja de lado lo importante.
Me pregunto: ¿en un cuarto de Siglo quién se preocupó por el tema que estamos tratando
ahora? No me gusta decirlo, pero el año pasado causé malestar en el Cuerpo cuando realicé un
congreso, acá en el Senado, al que invité a todos los medios de comunicación a tratar lo que desde
el Poder Ejecutivo todavía no se tenía pensado enviar.
Me dio una gran alegría que asistieran los trabajadores, los dueños de las emisoras y de
medios de comunicación pequeños y que llegáramos a tener una clara imagen de lo vulnerables
que son los trabajadores de prensa, incluyendo a todos los medios de comunicación y demás.
Esto que ratifican los compañeros, que debería ser la columna vertebral de nuestra patria, a
mí me congratula. He estudiado la sanción de la Cámara de Diputados y estoy de acuerdo en que
habrá que hacer algunas modificaciones. Pero no hay nada más perjudicial e irrecuperable que el
tiempo. Creo que esta ley debe ser aprobada ya, de manera urgente. Recién escuché al compañero
decir que los trabajadores de prensa ganan dos mil y pico de pesos. En mi provincia el promedio
de sueldo, teniendo en cuenta que han sido mejorados los sueldos de los docentes, es de 450 a
500 pesos mensuales. Eso realmente me duele y me condena a decir y a hacer todo lo posible
para que las grandes corporaciones y multinacionales, a aquellos que nos dejan sin palabras y a
aquellos que impúdicamente hacen abuso de la libre expresión... Yo estoy de acuerdo totalmente
con la libre expresión pero, por ejemplo, estoy en contra de los monopolios de los alquileres y
hay algunos medios que ya me han denigrado e insultado, incluso, que me han subordinado a un
colega que es el presidente de mi bloque. Yo no soy subordinada de nadie, solamente de la gente
más vulnerable. Entonces, así como voy a seguir defendiendo a los inquilinos, porque hay un
abuso total hacia ellos, voy a defender a los trabajadores de prensa aprobando esta ley. En cuanto
a las modificaciones que haya que hacer, sean pequeñas o grandes, las haremos a su debido
tiempo porque tenemos todavía varios años de mandato y varios legisladores que se incorporarán
a este Parlamento.
Mientras tanto, estoy absolutamente segura de que esto representa un gran paso. Soy
enemiga absoluta de la dictadura; de hecho, he sufrido persecuciones. He aprendido de monseñor
Angelelli que sostiene hay que tener un oído en el pueblo y otro en Dios. Entonces, como soy
cristiana, amo al prójimo y amo a todos pero más al que nos necesita. Como representantes de
cada una de nuestras provincias y de la Nación, estoy absolutamente segura de que esta ley es
muy buena comparada con lo que teníamos, cuando nadie hablaba de esa ley que estuvo
totalmente en vigencia. De la misma manera, también voy a hablar de la coparticipación que es
una ley vigente de la dictadura.
Entonces, queridos colegas, cada uno podrá tener sus razones y sus motivaciones, pero
estoy absolutamente segura de que no podemos tolerar más a aquellos que hacen uso y abuso de
su poder.
Con esto, quiero decirles que en todos nosotros van a tener verdaderos aliados en lo que
respecta a lo que nosotros —los peronistas— llamamos justicia social. Tengan la plena seguridad
de que así será porque consideramos que venimos desde hace tanto tiempo vulnerando una
sociedad y es hora de que empecemos a reconstruirla y eso es lo que vamos a hacer, aún con
falencias.
Sr. Presidente. –– Tiene la palabra la senadora Osuna. Están anotadas las senadoras Corradi de
Beltrán, Perceval y Fellner. Les pido por favor que hagamos preguntas a los invitados.
Aprovechemos la presencia de los representantes de distintos gremios aquí.
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Sra. Osuna. –– Hacemos preguntas, pero, si me permite señor presidente, también quiero hacer
alguna consideración sobre afirmaciones que aquí se hacen, porque para nosotros es importante
dejar en claro y bien establecido un punto de vista y el fundamento que nos lleva a la defensa y al
respaldo de este proyecto.
En cuanto al tema del trabajo, el senador Morales ha expresado su preocupación —que
creo que es la de todos— respecto de qué formato instrumental, qué herramienta, puede adoptarse
a partir de esta ley para la defensa de los trabajadores y de las fuentes de trabajo. En este sentido,
con respecto a la defensa de los trabajadores, si bien aquí se ha dicho que la ley vigente hace
referencia a normas laborales que tienen continuidad más allá de la aprobación de esta ley, en el
proyecto que estamos analizando se hace referencia a un aspecto que tiene que ver con la
elaboración de los pliegos. Precisamente, el artículo 3°, que define los objetivos de esta ley , en el
inciso a), dice lo siguiente: “La promoción y garantía del libre ejercicio del derecho de toda
persona a investigar, buscar, recibir y difundir informaciones...”, y continúa diciendo:
“...conforme las obligaciones emergentes de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
y demás tratados incorporados...” Esas normas, sobre todo las supranacionales, hacen referencia
explícita a las condiciones de los trabajadores de prensa.
Asimismo, el inciso c) de ese mismo artículo establece “la difusión de las garantías y
derechos fundamentales consagrados en la Constitución Nacional”. En ese caso hay una relación
directa que se vincula con el derecho de los trabajadores que, a nuestro juicio, deberá tenerse en
cuenta en la elaboración de los pliegos tanto por los aportes del Consejo Federal como por la
autoridad de aplicación; pero, asimismo, también deberá considerarse en el reglamento que la
autoridad de aplicación se dé. La garantía de que expresamente esté formulado lógicamente va a
estar dada por el aporte que hagan los trabajadores en su representación en el Consejo Federal,
pero también creo que es oportuno que quienes estamos aquí —que vamos a ser parte de la
autoridad de aplicación, la integraremos en la cuota parte que corresponda a primera, segunda y
tercera minoría— debemos garantizar que eso efectivamente se refleje. Me refiero a las garantías
de los derechos de los trabajadores, más allá de lo que hoy está vigente.
Con respecto a la defensa de las fuentes de trabajo, brevemente me permito leer una
declaración de trabajadores de prensa de la provincia de Entre Ríos, que represento. La
declaración dice así: “Los comunicadores de Buenos Aires, como siempre, desconocen la realidad
de las otras provincias y opinan sólo a partir de sus propios intereses...” Tomaré aspectos que
considero pertinentes al tema que hemos analizado. “...Más específicamente, para ser directo, no
hay que olvidar el desembarco de la firma Multicanal —que pertenece al grupo Clarín— a Paraná.
Muchos parecen haber perdido la memoria y olvidarse de las consecuencias que esta llegada
monopólica produjo. Ya en Buenos Aires habían empezado las presiones y persecuciones a
periodistas que no armonizaban con la idea editorial que el multimedio pretendía o criticaban a
quienes en determinado momento habían favorecido sus negocios”
“...Multicanal, ya instalada en nuestra ciudad en el año 1998, se dedicó en primer lugar a
atacar las producciones locales con una artimaña conocida: exigían a los realizadores de
programas pago de los espacios costosísimos, imposibles de cumplir. Así sólo se mantuvo un
magro noticiero para cumplir mínimamente con las exigencias que el COMFER pretendía. Hoy
hablan de dar trabajo pero su llegada a Paraná y la región también produjo gran cantidad de
despidos.
“...El abonado quedó esclavo de la empresa y pasó a ser un número. Esto no los conformó”
y dan otro ejemplo. “La llegada a la región de la empresa Gigared fue otro de los sucesos que hay
que recordar. Aquí también el grupo tuvo algo que ver: primero ejerció presión para que otra
empresa de cable no se instalara en la ciudad. Después su política fue la de bajar el costo del
abono en los lugares que Gigared aparecía, con la excusa de promociones, para que los
consumidores no se pasaran a la otra firma. Gigared tampoco pudo transmitir fútbol.”. “Hay
muchos que parecen malos actores, que salieron a defender estos grupos olvidándose del
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federalismo y de lo que en las provincias significa tener canal propio. No sé bien si esta ley es la
mejor, pero lo que sé es que no hay algo peor que la realidad que hemos vivido.”.
En fin, el texto que estoy leyendo y que firma un ex trabajador de Multicanal de Paraná, en
realidad, apunta efectivamente a describir cómo en el proceso de concentración cientos de
trabajadores de nuestra zona quedaron sin trabajo. Por eso la apuesta es que la diversificación en
este proceso permita habilitar más puestos de trabajo.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Corradi.
Sra. Corradi. — Muchas gracias. Agradezco a los invitados por estar presente. Nos hubiese
encantado escuchar al resto de los invitados, que no sé por qué razón no están presentes.
Creo que es muy importante lo que nos han aportado, sobre todo el hecho de haber
participado en la elaboración o en acercar sugerencias respecto a este proyecto de ley.
En lo referido al tema de las garantías de los empleados de prensa, de comunicación —que
es lo que ha preocupado a muchos senadores—, creo que vale la pena destacar, justamente, el
objetivo de este proyecto, que es el principal, y que es terminar con el monopolio y la
concentración de los medios o licencias en manos de unos pocos. Si bien nos hemos referido a la
precaridad en las relaciones laborales, a la no existencia o incumplimiento de convenios
colectivos, a la informalidad, creo que esto ha sido facilitado por esta concentración de los medios
de comunicación. Por lo tanto, y atendiendo a la posición del titular de FATPREN, respecto a la
necesidad —y coincido con esto— de que sea una ley especial la que se aboque al tratamiento y
seguramente les dé las garantías a los trabajadores de la prensa y de la comunicación —que tanto
ha preocupado a los senadores— quisiera preguntarle concretamente si es significativa la cantidad
de trabajo informal o de incumplimiento por parte de los empresarios, según usted haya podido
tener conocimiento. Porque me animo a pensar que mucho no vamos a conocer respecto al
incumplimiento con los trabajadores por el hecho de que estén concentrados los medios en manos
de unos pocos y esto le quita libertad o posibilidad a los trabajadores, sobre todo en las provincias
del interior del país donde no tienen otra alternativa que trabajar en el medio que tienen a su
alcance.
Sr. Gravero. — En marzo de 2006, el 41 por ciento de los trabajadores de prensa del país ganaba
menos del mínimo vital y móvil. En la actualidad, el Convenio Colectivo de Trabajo, firmado por
la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa y la Asociación de Diarios del Interior, declara
574 trabajadores de todo el país. Nosotros representamos a 17.000. Así que imagínense los niveles
de incumplimiento que hay de parte de la patronal de los medios de comunicación.
En la historia del gremialismo de prensa se hicieron muchas cosas con el movimiento
obrero, pero el gremialismo de prensa fue atacado profundamente, y por eso las consecuencias de
que llegamos al 2000 con un gremio atomizado y sin cuadros. En la época de la dictadura tuvimos
muchas muertes, pero no solamente de comunicadores sino de cuadros gremiales de la prensa. A
nosotros nos intervinieron la Federación Argentina de Prensa con una tanqueta, porque no nos
podía sacar de ahí. Al gremio de Mendoza lo bombardearon con balas de mortero, porque los
compañeros estaban resistiendo. A un delegado paritario en Necochea, que iba a discutir salarios,
lo hicieron desaparecer.
Entonces, el gremialismo de prensa fue atacado sistemáticamente. Nosotros llegamos a los
años 90 sin nada. La documentación del gremio de prensa la empezamos a recuperar en 1919 en
la República Argentina. Estamos tratando de rearmar toda la historia del gremialismo de prensa.
La realidad es que tuvimos tantos ataques y tanta destrucción dentro del gremio de prensa, que los
90 a nosotros nos agarró sin cuadros, sin gente, tratando de sostener a las organizaciones como
edificio. El único gremio que discutió salarios fue la UDA en 1993, y esa fue la última vez que
discutió salarios para la Capital Federal. La realidad es esa. Nosotros vemos que los niveles de
incumplimiento de la legislación son muy fuertes. Pero con esta ley, y subsanado lo que sería la
negociación colectiva con las cámaras empresariales que, justamente, son las que se oponen a esta
ley porque tienen que crear puestos de trabajo, y se oponen a pagar salarios dignos y a discutir un
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convenio colectivo de alcance nacional porque les conviene no tener reglas de juego en este
momento, porque simplemente —si se aprueba este proyecto de ley— ellos no tendrían necesidad
de declarar nada, por ejemplo, porque no hay convenio colectivo.
Entonces, la realidad es que sabemos que estamos en un momento donde discutimos con
poderes económicos, no con el poder político; ellos tienen un poder económico muy fuerte. Las
cámaras empresariales de la República Argentina, excepto ADIRA, que hay militantes, como por
ejemplo el diario La Arena, que fue uno de los impulsores del convenio ADIRA-Fatpren, porque
ven desde lo ideológico la necesidad de tener trabajadores reglamentados. Pero ese periódico se
tuvo que ir de ADEPA porque esta lo dejó de representar en este momento.
Entonces, nos tenemos que dar cuenta que es una discusión ideológica y de poder
económico, y esto último normalmente no pasa por los trabajadores sino que pasa siempre por las
empresas que son las que no se avienen a cumplir con la legislación. Pero con lo que está escrito
acá nosotros tenemos lo suficiente para tomar o retomar todas las herramientas.
El gremialismo de prensa dio muchísimo y fue la fuente ideológica del Movimiento de
Trabajadores Argentinos, el MTA, y ocupó la secretaría adjunta de la CGT de Brasil Rodolfo
Audi fue uno de los grandes militantes que tuvo la Capital Federal, pero la realidad es que la
Federación —pese a toda la historia que les cuento, 50 años desde que tuvo la personalidad
gremial— es invisible. Nosotros ni pensamos en tener —como dice el proyecto de ley— un medio
de comunicación que tiene que ser sin fines de lucro, porque no sé si lo podría gestionar la
Federación Argentina de los Trabajadores de Prensa; esa es la realidad. Esos son los niveles de
golpes que tuvo el sistema al gremialismo de prensa.
Por lo tanto, con esta ley nosotros podemos tener voz adentro del Consejo Federal que
tratará los pliegos. También dar los libres de deuda respecto a los convenios colectivos, a la obra
social, a las cuotas sindicales, a que cumplan con los servicios mínimos informativos. Y nosotros
lo que podemos decir con ese poder es que estamos tratando de dignificar a la familia del
trabajador de prensa. Y este proyecto de ley, como salió de la Cámara de Diputados, hasta ahí no
lo da y satisface a la Confederación de Sindicatos de Medios, y ahí está el SAT, locutores, todo,
porque lo estuvimos discutiendo desde adentro de las organización. Hago una aclaración: el
Sindicato Argentino de Televisión no pudo venir, simplemente, por tratar de analizar todo el
proyecto de ley completo, cómo quedaba. Pero no se trata de que no quiera venir ni que tuvo un
problema, sino que va a venir pero con todo desmenuzado, porque realmente el SAT ha trabajado
muchísimo acerca de este proyecto de ley.
Sr. Presidente. — Antes de darle la palabra a la señora senadora Fellner, quiero decir que vamos
a pasar luego a un cuarto intermedio hasta las 15 horas. Por la tarde, vendrán organizaciones de
derechos humanos y del sector civil. Fueron invitadas las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de
Carlotto, que no podrá estar porque se encuentra fuera del país; Madres de Plaza de Mayo, línea
fundadora, Tati Almeida; Servicio de Paz y Justicia —Pérez Esquivel, tampoco se encuentra en el
país—; en representación de la Asociación Civil para la Integración Social está confirmada la
presencia de Mónica Bianchi.; CIPPEC —Centro de Implementación de Políticas Públicas para la
Equidad y el Crecimiento—, que también está confirmado; el CELS —Cenrtro de Estudios
Legales y Sociales— y la Asociación de Derechos Civiles, que también están confirmados.
Tirne la palabra la senadora Fellner.
Sra. Fellner. — Señor presidente: después de escuchar el viernes —si mal no recuerdo— que al
señor Néstor Busso se le dijo que se fijara bien, porque esto no estaba en los 21 puntos de la
democracia, etcétera, tengo que hacer preguntas obvias, sumamente obvias.
Sr. Presidente. — Perdóneme, senadora. También me había pedido la palabra la senadora
Perceval,. Por lo tanto, cuando usted finalice, hablará ella antes de pasar a cuarto intermedio.
Sra. Fellner. — Ya son obvias las preguntas.
Quiero preguntar dos cosas a la gente de FATPREN.
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¿Ustedes estudiaron esta ley? ¿Tienen abogados que sepan mucho de derecho laboral para
que le hicieran notar algo que estaba mal?
Sr. Granero. — Nosotros fuimos participantes, a través de nuestra asesoría letrada, de hacer parte
del proyecto de ley.
Sra. Fellner. — Ahora quiero preguntar al representante de UTE. Porque ustedes son
representantes, ¿no es así? No vienen a hablar con voz propia sino que representan a todos los que
están detrás de ustedes. Porque también aquí se dijo “usted opina” y creo que debiera haberse
dicho “ustedes opinan”.
Qué lástima que se fue la senadora Estenssoro, que estaba tan preocupada por las
comunidades aborígenes. Entiendo que esta ley regula, da oportunidades, etcétera. ¿Por qué cree
usted que las comunidades aborígenes están tan preocupadas porque esta ley salga y sus voces
sean escuchadas?
Y una segunda pregunta: la senadora Negre de Alonso, quien tampoco está presente, dijo
que el que calla otorga. ¿Usted cree realmente que los contenidos, sobre todo los locales, tienen
que ver con una voluntad política? ¿No va mucho más allá esto?
Sr. Demichelis. — Como bien se dijo acá, la Coalición por una Radiodifusión Democrática que
planteó los 21 puntos está integrada por distintas organizaciones sociales de derechos humanos,
universidades, intelectuales, gente de la cultura, trabajadores, las dos centrales —CTA y CGT—,
numerosas organizaciones no gubernamentales y también representantes de los pueblos
originarios. En oportunidad de desarrollarse las audiencias en la Cámara de Diputados tuve
entrevistas con varios de ellos y me expresaron que habían hecho, a lo largo y a lo ancho del país,
más de diez encuentros y que era la oportunidad de acceder a una comunicación propia.
Generalmente, salvo honradas excepciones, cuando se habla de los pueblos originarios se
los toma como algo extraño o para mostrar algo —entre comillas, para no quedar maleducado—
pintoresco. Y creo que los pueblos originarios de este país —como otros sectores, pero ahora
estamos hablando de ellos— tienen una riqueza cultural e histórica. Ellos ven esta ley —y lo
expresaron así— como una herramienta que los va a contemplar para poder hacer escuchar sus
voces y relatar ellos mismos su historia y que no sean otros los que lo hagan.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la senadora Perceval.
Sra. Perceval. — Agradezco la presencia de los representantes de las organizaciones gremiales
de los trabajadores —federaciones, en realidad— y, especialmente, a los de UTE, porque
trabajamos muy cerca en los momentos de construcción, previa a la presentación por parte del
Poder Ejecutivo, de este proyecto. Trabajamos desde los organismos de derechos humanos, de
defensa de los derechos de niños, niñas y adolescentes y también de mujeres en consultas durante
varios años.
Quiero rescatar algunas cuestiones no para ratificarlas tontamente sino para compartirlas
lúcidamente. Porque este es un tema recurrente en cada una de las consultas que vamos teniendo.
Me queda claro también desde la posición de ustedes —y si no fuese así, por favor, corríjanme—
que, siendo imprescindible y urgente trabajar en una ley y en un marco regulatorio de publicidad
oficial, no se trata de incluir este tema dentro de este texto sino de trabajar otro proyecto.
Un segundo punto que pudé escuchar por Senado TV en el momento que venía llegando
hacia aquí es la necesidad de un proyecto de acceso a la información.
Quiero comentar —los senadores y las senadoras presentes van a recordarlo— que el 9 de
noviembre de 2004 aprobamos en el Senado un proyecto que había venido de la Cámara de
Diputados. Lo enriquecimos y perdió estado parlamentario en la Cámara Baja, por lo cual hay que
empezar a trabajar nuevamente en un proyecto integral de acceso a la información.
Y con relación al tema de los derechos de infancia, me parece que no se trata sólo del tema
de la prostitución. Sé que la senadora Negre de Alonso ha estudiado el proyecto venido de
Diputados y realmente nos hemos ocupado de que transverslamente esté presente el tema de
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niñas, niños y adolescentes, con un Consejo Asesor de la Comunicación Audiovisual y la Infancia
que tome específicamente esa cuestión.
Digo esto porque no se trata sólo del tema de pornografía. Inclusive, también está la ley
26061 como parte del texto de este proyecto que ha venido de Diputados.
Consultado y ponderado el proyecto del Consejo para la Consolidación de la Democracia
que impulsara el doctor Alfonsín y que recordáramos la semana anterior, en la junta asesora
también tenían dos representantes sindicales. Entonces, en este Consejo Federal de Comunicación
Audiovisual, indudablemente, tres representantes hacen a la diversidad y al crecimiento de estas
organizaciones de trabajadores.
Me queda claro que así como para nosotros es una deuda la sanción de una ley de
publicidad oficial y de acceso a la información, queda en ustedes el tema, no sólo por la presencia
en este Consejo sino porque esta ley facilitaría trabajar para un convenio colectivo que se adeuda
para los trabajadores y trabajadoras de radio y televisión. ¿No es así?
Sr. Demichelis. — Sí.
Sr. Granero. — Con respecto a la publicidad oficial, no sé si es mucho más rápido, más
necesario, o más urgente hablar de propiedad intelectual de los trabajadores de prensa y de los
periodistas. Porque el material que están sacando en este momento puede ser reproducido
ilimitadamente y hasta vendido al exterior; y las fotografías publicadas nuevamente, vendidas a
agencias y publicadas en anuarios. Y siempre los periodistas cobran siempre el mismo salario.
Nosotros queremos hablar de propiedad intelectual, porque estamos enfrentando una
modificación de la estructura de los medios de comunicación en la República Argentina y
necesitamos reactualizar la propiedad intelectual de los trabajadores de prensa respecto de los
derechos que tienen sobre el trabajo que realizan. Porque realmente se construyen agencias
noticiosas en la Argentina en base a los materiales que muchos compañeros hacen día a día. Por
ejemplo, con los diarios hacen los programas de radio de la mañana. Y, realmente, el trabajo del
periodista, que es informar también, se ve desvirtuado respecto de la paga. Yo creo que eso sería
una prioridad antes que la publicidad oficial, respecto de los intereses de los trabajadores de
prensa.
Realmente, a nosotros nos da una herramienta muy importante este proyecto de ley.
Tenemos la esperanza centrada en que esto se haga realidad para todo el gremio de prensa. Creo
que esto modificará la cuota de poder que tenemos frente a la patronal.
Nosotros somos un gremio tan rico y tan noble en muchas cosas para el resto y para
nosotros a veces nos cuesta trabajar, pero esto nos va a dar herramientas, porque creo que el
acceso al diseño de los pliegos y el hecho de tener que otorgar un libre deuda informando a las
empresas respsecto de lo que tienen que pagar o no para que accedan a un pliego, a nosotros nos
va a dar una cuota de poder diferente frente al empresariado de la República Argentina.
Sr. Demichelis. C Desde la Unión de Trabajadores de la Educación CCTERA CapitalC queremos
agradecer esta invitación para poder formular nuestras opiniones, aportar sugerencias y volver a
afirmar que apoyamos este proyecto de ley de radiocomunicación. Ojalá que pueda ser
sancionado prontamente para terminar de una vez por todas con la ley de la dictadura.
Muchísima gracias, porque Ccomo dije cuando intervineC la comunicación, la información
y la educación van de la mano para formar un ciudadano libre, crítico y responsable.
Muchísimas gracias a todas las senadoras y a todos los senadores.
Sr. Presidente. C Les agradecemos por su presencia.
Se pasa a cuarto intermedio hasta las 15 horas.
C Son las 13 y 37.
— A las 15:35.
Sr. Presidente (Ríos). — Continuamos con la reunión. En primer lugar, tiene la palabra la señora
Eleonora Rabinovich, por la Asociación por los Derechos Civiles; luego, Andrea Pochak por el
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CELS y, finalmente, Nicolás Ducoté, por el CIPPEC. Por lo tanto, tendrán unos minutos de
exposición y, luego, si les parece, realizaremos la ronda de preguntas.
Muchas gracias por su presencia y por aceptar la invitación.
Sra. Rabinovich. — Muchas gracias por la convocatoria.
Mi nombre es Eleonora Rabinovich y hablo por la Asociación por los Derechos Civiles.
En primer lugar, queremos decir que desde esta asociación consideramos que la sanción de una
nueva ley de radiodifusión que regule la comunicación audiovisual, de acuerdo con los estándares
internacionales en la materia, es necesaria e impostergable, como lo hemos venido diciendo en los
últimos tiempos.
En este sentido, desde la ADC celebramos que la discusión sobre una nueva ley de
servicios de comunicación audiovisual se haya colocado nuevamente en la agenda de debate
público, y esperamos su adecuado tratamiento en el Congreso, para que concluya en la sanción de
una norma que ─como dijimos con anterioridad─ respete los estándares internacionales.
Nosotros presentamos un documento ante los legisladores de la Cámara de Diputados con
algunas observaciones y sugerencias que teníamos con relación al proyecto original, muchas de
las cuales fueron receptadas en la aprobación de Diputados y otras no. Fundamentalmente, nos
abocamos al análisis de dos cuestiones que consideramos que son primordiales en cualquier ley de
medios audiovisuales, y sobre las cuales hemos venido trabajando con anterioridad y tenemos
cierta experiencia para poder hacer aportes vinculados con la conformación de la autoridad de
aplicación y con la estructura propuesta para los medios públicos. También, revisamos el régimen
de sanciones, que es una de las facultades cruciales de la autoridad de aplicación.
Con respecto a la autoridad de aplicación, queremos enfatizar una vez más que una
autoridad de aplicación autónoma que esté protegida contra las presiones tanto del gobierno como
de grupos privados es la única manera de garantizar un marco plural, diverso y democrático en las
comunicaciones audiovisuales. En este sentido, como hicimos en el documento, queremos
mencionar el informe anual 2008 de la Relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, donde se dispone que es esencial que todo el proceso de
asignación y regulación esté orientado por un órgano técnico, independiente del gobierno, que
goce de autonomía frente a presiones políticas coyunturales, que se encuentre sometido a todas las
garantías del debido proceso y que se someta al control judicial.
En general, nosotros creemos que la propuesta incluye muchas reformas positivas y
avances con relación a lo que es la situación actual de regulación del sector audiovisual. Por
ejemplo, la incorporación de minorías parlamentarias; la creación del Consejo Federal, por su
representatividad y carácter federal; la Defensoría del Público; el Consejo Asesor del Audiovisual
y la Infancia son, sin duda, adelantos con relación a la situación actual, donde existe una absoluta
discrecionalidad por parte del Poder Ejecutivo Nacional y del COMFER.
Nuestros cuestionamientos fundamentales al proyecto original tenían que ver con la falta
de autonomía que veíamos en la autoridad federal, que es la verdadera autoridad de aplicación.
Considerábamos que esta falta de autonomía opacaba al resto de los adelantos y de los avances
que incorpora el proyecto. En ese sentido, hay que remarcar que las reformas efectuadas en la
Cámara de Diputados, a través de su sanción, implican un avance sobre la estructura anterior
propuesta, en cuanto se quita la autoridad de aplicación del ámbito de la Secretaría de Medios,
convirtiéndolo en un órgano descentralizado y autárquico; se modifica su integración, evitando un
predominio automático del Poder Ejecutivo; se establece una garantía de estabilidad y se articula
la duración de los mandatos de los directores, de manera que no coinciden con el período del
presidente.
Sin embargo, consideramos que las modificaciones no son enteramente satisfactorias y que
existe todavía necesidad de hacer mejoras, que esperamos se hagan en esta instancia.
Específicamente, como principales observaciones al proyecto, pensamos que hay que equilibrar la
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conformación del directorio de la autoridad federal y establecer un sistema de designación
transparente y con consultas públicas.
En primer lugar, con respecto a la composición del directorio, si bien como dijimos antes
el Ejecutivo pierde el predominio automático ─lo cual es un adelanto─, existe todavía la
posibilidad de que la autoridad de aplicación esté conformada principalmente por miembros
designados por el Poder Ejecutivo. Se podría haber pensado una estructura superadora que
garantice un mayor pluralismo, por ejemplo con un solo miembro designado por el Poder
Ejecutivo o dándole una mayor participación a las minorías parlamentarias, disminuyendo el peso
del PEN, utilizando mayorías calificadas por parte del Congreso para confirmar directores,
etcétera. En este punto, vale la pena remarcar que, teniendo en cuenta la historia de
discrecionalidad en el manejo del sector con un organismo capturado por los gobiernos y por los
acuerdos realizados entre gobiernos y sector privado, es imprescindible elevar al máximo la
garantía de autonomía de este organismo. Por eso, solicitamos que se modifique la integración.
Por otra parte, el nombramiento debe incluir un sistema de consultas públicas, que es más
que un sistema de publicación de antecedentes como el que se estableció en la sanción aprobada
por Diputados. Podría pensarse un mecanismo similar al que se estableció con el Decreto Nº 222
para la designación de los miembros de la Corte. Creemos que un sistema de consultas públicas
contribuiría a otorgar mayor transparencia y darle mayor legitimidad al nombramiento de los
directores.
Por otra parte, como dijimos en el documento que presentamos oportunamente, las
incompatibilidades de los directores deberían ser más específicas que las propuestas en la ley e
incluir, por ejemplo: no ocupar ningún cargo público, no tener cargo electivo en un partido
político, no tener un cargo, recibir remuneración y tener directa o indirectamente —y esto es muy
importante— intereses en empresas de telecomunicaciones o en medios de comunicación en
general. Es decir, tan sólo con la referencia a la Ley de Ética Pública creemos que no alcanza. Por
otra parte, consideramos que es necesario establecer un régimen de mayorías calificadas para
algunas de las decisiones de la autoridad federal, dada la importancia de alguna de estas
decisiones, por ejemplo: la aprobación de pliegos; la adjudicación, prórroga y declaración de
caducidad de las licencias; la declaración de ilegalidad de las estaciones; la aplicación de algunas
sanciones; etcétera.
Por último, consideramos que la facultad y el proceso de remoción de los directores, si
bien está dotado de varias garantías de acuerdo con lo que establece el propio proyecto, debería
estar en manos del Congreso y no del Consejo Federal.
Con relación a la Comisión Bicameral, insistimos en que el proyecto no establece cómo
será la composición de este organismo. Tan sólo dispone que estará conformada por ocho
senadores y ocho diputados nacionales elegidos por cada Cámara. El silencio puede estar
remitiendo el modo en que tradicionalmente se componen las comisiones dentro del Poder
Legislativo, pero creemos no abundaría establecer una regla que asegure el pluralismo político
dentro de este organismo que tiene importantes funciones de control.
Por otra parte, teniendo en cuenta las importantes funciones de control que tiene este
organismo, los miembros deberían estar sujetos a un régimen más específico y riguroso de
incompatibilidades que lo que establece el proyecto para los legisladores, esto es que no pueden
ser titulares de licencias. El régimen de incompatibilidades debería ser más específico; y lo mismo
aplico para el Defensor del Pueblo.
En cuanto a la estructura de medios públicos, en primer lugar, quiero que decir que desde
la ADC consideramos que la construcción de medios públicos independientes es fundamental para
asegurar el derecho a la información de toda la sociedad. En ese sentido, celebramos el
reconocimiento de los medios estatales como actores complementarios y no subsidiarios de los
medios privados, tal cual establecía la ley vigente.
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Consideramos que la estructura propuesta es un avance con relación al sistema actual,
donde rige una absoluta discrecionalidad por parte del PEN, ya que se incorpora un mandato del
servicio público, del cual hoy carece, y se establecen organismos interesantes, como el Consejo
Consultivo Honorario de los Medios Públicos.
Sin embargo, sigue siendo necesario reforzar –como ya reclamamos– la autonomía del
directorio para asegurar su independencia, tanto del gobierno como de cualquier grupo de interés
particular. En ese sentido, reiteramos todo lo que hemos dicho con relación a la integración del
directorio de la autoridad federal, a fin de equilibrar su composición y establecer un mecanismo
transparente que incluya mecanismos de consultas públicas para la designación de los directores.
Por último, me voy a referir al régimen de sanciones, que es una de las principales
atribuciones de la autoridad de aplicación. Quiero mencionar dos puntos. Por un lado, existen
algunas conductas prohibidas que no se encuentran lo suficientemente descriptas en la norma.
Esta vaguedad puede contradecir el principio de legalidad, en la medida en que la acción
prohibida no aparece suficientemente descripta en la norma. Por ejemplo, en el artículo 108, que
se sanciona con caducidad de la licencia o registro, existe una indefinición con relación a cuáles
son los actos atentatorios contra el orden constitucional de la Nación y cuáles son los delitos
dolosos a los que alude el inciso i) de ese proyecto. Se trata de una conducta muy importante
porque da lugar a la caducidad de la licencia.
En segundo lugar, también creemos que correspondería especificar a qué se refieren varios
de los términos incluidos en el artículo 7°, donde se establece una serie de conductas que violarían
las disposiciones de protección a los menores. Por su vaguedad, puede dar lugar a la no aplicación
de sanciones en determinadas situaciones que se quieren sancionar o a una aplicación de
sanciones penalizando conductas que no se buscan sancionar. En este caso, lo que estamos
pidiendo es que se especifiquen y que se precisen mejor, por ejemplo, a qué se refieren las escenas
que contengan violencia verbal y física injustificada. ¿A qué se refiere este término
“injustificada”? Otro de los incisos hace referencia a desnudez y lenguaje adulto fuera de
contexto. También, habría que precisar a qué se refiere la norma con “fuera de contexto” o con la
utilización de “lenguaje obsceno sin una finalidad narrativa que lo avale”. Es decir,
correspondería precisar mejor algunas de las conductas que se están penalizando.
También, respecto a las sanciones, es importante tener en cuenta lo que se establece con
relación a los efectos no suspensivos de los recursos. El proyecto de ley establece que la
interposición de los recursos administrativos o de acciones judiciales contra la implementación de
sanciones no tendrá efecto suspensivo. Esta falta de efecto suspensivo creemos que es
especialmente grave en la esfera judicial, y en materia de recursos administrativos puede ser
problemática, sobre todo en los casos de caducidad de las licencias. En la sanción de Diputados se
modificó parcialmente este artículo para permitir que se aplique la suspensión o no de los
artículos de acuerdo a un análisis de las circunstancias del caso. Nos parece relativamente vago,
porque, en todo caso, también permite una discreción muy amplia por parte de la autoridad de
aplicación, en la medida en que tiene que decidir aplicar o no un efecto suspensivo a un recurso.
Por último, desde la ADC consideramos que existen otras leyes que también son
impostergables para garantizar el derecho a la libertad de expresión y a la información de toda la
sociedad, y que tendrían que complementar una agenda de protección de la libertad de expresión.
Nos referimos a una ley nacional de acceso a la información pública, a la despenalización de las
calumnias e injurias cuando se refieren a cuestiones públicas y, sobre todo, a la regulación de la
publicidad oficial con criterios y procedimientos transparentes y no discriminatorios.
Es decir, además de sancionar una ley de servicios de comunicación audiovisual, el
Congreso debería avanzar sobre el tratamiento y sanción de esas otras leyes que son
fundamentales para fortalecer nuestra democracia. Muchas gracias.
Sra. Pochak. – Soy directora adjunta del Centro de Estudios Legales y Sociales, CELS. En
nombre de éste, agradezco al Honorable Senado por esta invitación. La Fundación del CELS, en
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1979, hace treinta años, durante la última dictadura militar, respondió a la necesidad de encarar
acciones rápidas y decisivas para detener las graves violaciones de los derechos humanos.
A partir de 1983, el CELS inició una redefinición de su agenda para orientarla a la
protección de derechos humanos en democracia. En este nuevo contexto, comenzó a delinearse el
abordaje de los temas vinculados a la libertad de expresión y el derecho a la información,
entendidos como derechos humanos fundamentales.
El reclamo por una ley de radiodifusión de la democracia se transformó, desde entonces,
en uno de los pilares centrales de ese trabajo. Por eso, hace más de diez años que bregamos por la
sanción de una nueva normativa que regule la prestación de servicios de comunicación
audiovisual en sintonía con los estándares internacionales de derechos humanos y que reemplace
al Decreto ley N° 22285 promulgado en 1980.
Esta normativa ha sido reformada en diversas ocasiones. En la inmensa mayoría de los
casos, a partir de fuertes presiones empresariales con el objetivo de profundizar la estructura
comercial concentrada y trasnacionalizada del sistema de medios.
Sin embargo, tras más de veinticinco años de democracia, no se ha escuchado ningún
reclamo de parte de los sectores que hoy más se oponen a la reforma; por ejemplo, por la
sustitución de artículos como el 7°, 14 y 18 de la ley de radiodifusión, que instan a los medios a
colaborar con la seguridad nacional, contribuir al fortalecimiento de la fe y la esperanza de los
destinos de la Nación y a difundir las noticias relacionadas con hechos o episodios sórdidos,
truculentos o repulsivos con decoro y sobriedad. Todos estos artículos, postulados bajo la
Doctrina de la Seguridad Nacional que animó la sanción de esta normativa como un engranaje
más del terrorismo de Estado.
Tampoco se ha avanzado, hasta ahora, en la creación de un organismo de control
autárquico, con una conformación democrática y plural. Por el contrario, parece que algunos se
olvidan que permanece vigente el artículo 96 de la ley que establece que el directorio del
COMFER deberá ser integrado por un miembro de cada uno de los comandos en jefe de las
Fuerzas Armadas, un miembro de la Secretaría de Información Pública –actual, Secretaría de
Medios–, un miembro de la Secretaría de Comunicaciones y dos representantes de las
asociaciones de licenciatarios privados de radio y televisión. Esto fue evitado, desde la
recuperación de la democracia, con un mal menor, como es la dirección del organismo por un
interventor nombrado de manera directa por el Ejecutivo.
En este escenario, los esfuerzos por lograr una regulación democrática de la radiodifusión
ponen de manifiesto la necesidad de reconocer la comunicación y la cultura como elementos
centrales en el marco de un Estado de derecho que, de ninguna manera, pueden quedar
supeditados de manera exclusiva a la lógica de la explotación comercial, en desmedro del
bienestar común.
El desafío que enfrenta nuestro país, al igual que muchos otros, es superar la limitación al
derecho a la información en su fase individual y social, derivada de la estructura concentrada del
sistema de medios actual y de la falta de controles claros a las facultades estatales. Así, por un
lado, se discrimina e impide que diversos sectores de la sociedad den a conocer sus ideas
libremente y, por el otro, se priva al resto de la sociedad del acceso a esas informaciones y
opiniones producidas por grupos diferentes de los grandes conglomerados mediáticos. Por lo
demás, la legislación actual no pone límites claros a las posibles arbitrariedades de los gobiernos
de turno.
A partir de este diagnóstico y con el objetivo de impulsar un cambio desde la sociedad
civil, nos sumamos en el año 2004 a las organizaciones sociales que dieron origen a la Coalición
por una Radiodifusión Democrática. Defendimos esos mismos principios contenidos en 91 puntos
frente a las políticas de la administración de Néstor Kirchner, cuando criticamos públicamente la
prórroga por diez años de las licencias de radiodifusión otorgada mediante el Decreto N° 527/05,
y, una vez más, cuando en diciembre de 2007 la Comisión Nacional de Defensa de la
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Competencia dio su aval para la operación conjunta entre las dos mayores empresas proveedoras
de televisión por cable del país, Cablevisión y Multicanal.
Al mismo tiempo, avanzamos a nivel regional. En 2008, presentemos junto a AMARC, la
Asociación Mundial de Radios Comunitarias, un petitorio ante la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, en el que solicitábamos a ese organismo que estudie la realización de
acciones para promover la adecuación de las normas y las prácticas en materia de radiodifusión en
América a los principios y estándares que se derivan de la Convención Americana y,
particularmente, del artículo 13 de la Convención.
Desde abril del año pasado, cuando se renovaron las autoridades del COMFER y la
presidenta Cristina Fernández asumió el compromiso público de elaborar un proyecto de ley,
hemos seguido de cerca este proceso, instando a los diferentes actores involucrados a cumplir con
sus responsabilidades institucionales para saldar esta asignatura pendiente de nuestra democracia.
Así, frente a la demora en la presentación del proyecto oficial, en octubre de 2008
realizamos un pronunciamiento público junto a la ADC, a CIPPEC, a la Federación Argentina de
Carreras de Comunicación Social, FADECCOS, al Foro de Periodistas Argentinos, FOPEA, y a
Poder Ciudadano, en el que reiterábamos la necesidad impostergable de sancionar una ley e
instábamos al Ejecutivo a dar a conocer su propuesta y someterla a un proceso de discusión
abierta y participativo.
En el mismo documento, aclarábamos que este requisito de ampliación de la participación
no puede convertirse en una excusa para la postergación indefinida de la sanción de una nueva
ley. Como sabemos, la propuesta del proyecto de ley se presentó públicamente el 18 de marzo
pasado. Luego, fue sometida a un proceso de consulta pública que incluyó la realización de
veintitrés foros en distintos lugares del país y permitió la incorporación de diversos aportes de la
sociedad civil. Este proyecto fue enviado al Congreso el 27 de agosto.
Al mismo tiempo, enfatizamos la responsabilidad internacional de los legisladores, en ese
momento, a la hora de debatir y sancionar una nueva ley. En este sentido, recibimos con agrado
las modificaciones realizadas por la Cámara de Diputados y el amplio consenso político que
permitió la aprobación en Diputados de esta ley y su actual tratamiento en el Senado.
Ahora bien, en primer lugar, vamos a dedicarnos a analizar este proyecto desde nuestra
perspectiva, que es la perspectiva de derechos humanos, que es la materia específica de trabajo del
CELS. Si bien hemos realizado consultas con especialistas y nos hemos interiorizado acerca de las
implicancias técnicas que trae consigo esta normativa, nuestra evaluación —repito— consiste en
analizar el nivel de adecuación que este proyecto presenta con relación a los estándares
internacionales en materia de derechos humanos y, particularmente, de libertad de expresión.
Lo primero que merece ser resaltado por el CELS es que este proyecto utiliza como
parámetro central de fundamentación y de definición de alcance de derechos y obligaciones el
derecho a la libertad de expresión de acuerdo con el alcance dado por los instrumentos
internacionales de derechos humanos y los órganos de aplicación, los órganos de interpretación de
estos instrumentos.
Para una organización como el CELS, dedicada a monitorear la implementación de
estándares internacionales de derechos humanos por políticas, leyes y sentencias, ello de por sí ya
es un punto que merece ser valorado; reconforta el esfuerzo en legislar teniendo en consideración
los mandatos de derechos humanos. Pero además de mencionarlos o referirlos, el proyecto con
sanción de la Cámara de Diputados, a criterio del CELS, respeta, en términos generales, los
estándares fijados por los instrumentos de derechos humanos y los pronunciamientos de los
órganos de protección, en particular del Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
Por supuesto, es perfectible, mejorable, pero definitivamente es una propuesta que implica
un avance respecto de la situación actual y que respeta en términos generales los estándares
internacionales de derechos humanos en materia de libertad de expresión. Asimismo, para el
CELS esta propuesta tiene una legitimidad incuestionable. Pocas han sido las leyes que tuvieron
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tanto debate, es decir, tanto involucramiento de los distintos sectores de la sociedad, como ésta.
Por estas tres razones —por ser un avance, por respetar en términos generales los estándares de
derechos humanos y por su legitimidad—, es que el CELS viene hoy al Honorable Senado para
solicitarle a los señores senadores y a las señoras senadoras que procedan a aprobar la ley.
En lo que sigue de esta presentación, puntearemos, por poco espacio de tiempo, los
estándares que hemos tenido en cuenta para llegar a la conclusión de que este proyecto los
respeta. Revisamos los estándares del sistema interamericano, la jurisprudencia de la Corte
Interamericana, las opiniones consultivas, los informes y los principios de libertad de expresión de
la Comisión Interamericana. Hemos revisado también las declaraciones conjuntas de los relatores
de Libertad de Expresión de la OEA, de Europa y de la ONU. Todos estos estándares son los que
hemos tenido en cuenta para llegar a esta conclusión.
Lo primero que quisiera aclarar es que, de acuerdo con la Comisión Interamericana y la
Corte Interamericana, los medios de comunicación son una de las vías a través de las cuales las
personas pueden hacer efectivo el derecho a la libertad de expresión y la forma, por excelencia,
mediante la cual las sociedades contemporáneas ven satisfecho su derecho a ser informadas. Por
este motivo, para la Comisión y para la Corte Interamericana, la actividad de los medios de
comunicación no sólo puede, sino que debe ser regulada por el Estado. Esta regulación, por
supuesto, debe ser guiada y protegida por los estándares del derecho a la libertad de expresión.
Además, la Comisión Interamericana ha reconocido que la potestad que tienen los estados para
regular esta actividad abarca no sólo la posibilidad de definir la forma en que se realizan las
concesiones, renovaciones o revocaciones de las licencias, sino también de planificar e
implementar políticas públicas sobre dicha actividad.
También, hay estándares sobre cuáles son los requisitos que debe tener la regulación para
ser legítimos, cuáles son los requisitos que debe cumplir esta ley para ser adecuada a los
estándares de libertad de expresión. Por un lado, han dicho los órganos del sistema interamericano
que debe estar prevista en una ley formal —esto es una ley formal dictada por el Congreso— y
que esa ley debe ser clara y precisa. ¿Qué tenemos que analizar cuando vemos la claridad en la
redacción? Lo que hay que revisar es cómo están reguladas las facultades de las autoridades
públicas, los procedimientos de asignación y revocación, los criterios, el régimen de faltas; se
debe procurar evitar vaguedades o ambigüedades que favorezcan potenciales actos de
arbitrariedades; también es importante que sea la ley la que establezca los aspectos sustantivos de
la política y que no derive esto en la regulación de la autoridad de aplicación.
Si bien, como dije, toda ley admite perfecciones y ésta también puede ser mejorada, puede
tener redacciones más claras, creemos que en términos generales esta propuesta cumple el
requisito del mandato de certeza derivado del principio de legalidad.
Por otro lado, para ser legítima, la regulación debe tener como finalidad —lo han dicho los
órganos del sistema— promover la mayor pluralidad y diversidad de voces posible, lo que implica
asegurar el derecho a la igualdad en el acceso al debate público. Los estados —han dicho los
órganos— no sólo deben abstenerse de realizar acciones o favorecer prácticas que de cualquier
manera se encuentren dirigidas directa o indirectamente a crear situaciones que discriminen o
excluyan arbitrariamente a ciertos grupos, sino que además están obligados a adoptar medidas
positivas, legislativas, administrativas o de cualquier carácter, para revertir o cambiar situaciones
discriminatorias existentes que comprometan el goce y ejercicio efectivo del derecho a la libertad
de expresión.
Esta propuesta ha tenido especialmente en consideración a grupos con dificultades para
hacer efectivo dicho acceso, asegurando una justa distribución del espectro entre todos los
sectores públicos, privados, comerciales y no comerciales, con reglas de juego claras y equitativas
que permitirán el acceso de sectores tradicionalmente marginados.
Asimismo, esta propuesta establece medidas antimonopólicas necesarias para asegurar
diversidad y pluralidad de voces. Es necesario aclarar que es un mandato del derecho
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internacional de los derechos humanos que los estados adopten medidas antimonopólicas; no es
un capricho, sino que —reitero— es un mandato derivado del derecho internacional de los
derechos humanos. Hace ya más de veinte años, la Corte Interamericana de Derechos Humanos
ha señalado que se encuentra prohibida la existencia de todo monopolio en la propiedad o en la
administración de los medios de comunicación, ya sea que se trate de monopolio público o
privado. Está prohibido.
La regulación también tiene que evitar que las facultades que tienen los estados se utilicen
con fines de censura o de modo discriminatorio. Por el contrario, creemos que esta propuesta
asegura previsibilidad y certeza jurídica en quienes poseen o adquieren una licencia. Las normas
que establecen derechos y obligaciones son claras y precisas. Se contemplan procedimientos
transparentes y respetuosos del debido proceso. Garantiza que mientras se usa la frecuencia no
serán exigidos más requerimientos que los establecidos en la ley. Asegura que no se tomarán
decisiones que afecten el ejercicio de la libertad de expresión por razón de la línea editorial o
informativa.
La regulación también debe establecer sólo aquellas limitaciones que sean necesarias,
idóneas y proporcionadas al fin que se persigan. En este sentido, esta propuesta no promueve para
nada la toma de decisiones que afectan el ejercicio de la libertad de expresión basadas en la línea
editorial o informativa; por el contrario, establece como objetivo general de toda la actividad el
respeto por la libertad de expresión. Y no excluye deliberadamente a un sector en el acceso a los
medios; al contrario, esta propuesta apunta a superar las desigualdades existentes en la sociedad.
En cuanto a los requisitos de la autoridad de aplicación y fiscalización, la protección de la
libertad de expresión exige que la autoridad de aplicación y fiscalización de dicha regulación
también respete ciertas condiciones básicas como garantía para el adecuado desarrollo del
derecho. Por un lado, establece que debería ser un órgano colegiado que asegure pluralidad. Por
supuesto, los Estados tienen un margen de discrecionalidad para resolver qué diseño institucional
adoptan. Sin embargo, lo importante es que sea un órgano colegiado que asegure pluralidad en su
composición.
Definitivamente, el avance que implica esta propuesta con relación a la situación actual,
incluso la que se advierte en muchos países de la región, es un factor a considerar. La diversidad
política con representantes de minorías legislativas; geográficas, por lo del Consejo Federal;
culturales también, por ejemplo, con el representante de Comunidades Indígenas del Consejo,
representa un cabal cumplimiento de este requisito de pluralidad.
Sobre el requisito de ser independiente, tanto de la influencia gubernamental como de los
grupos privados vinculados a la radiodifusión, deseo señalar que para el derecho internacional de
derechos humanos lo fundamental es que no esté sometido a injerencias políticas del gobierno,
aun cuando administrativamente pueda ser un órgano o entidad estatal que por diseño institucional
o constitucional dependa del Poder Ejecutivo. Tampoco puede estar sometido arbitrariamente a
injerencias del sector privado vinculado a la radiodifusión. En este sentido, no sólo hay que
analizar cómo se eligen a los miembros, sino también el régimen de incompatibilidades, la
duración de los mandatos, si son mandatos fijos o no, si coinciden con los mandatos
gubernamentales, si la autoridad tiene autarquía financiera, si cuenta con un presupuesto adecuado
al mandato que tienen.
Creemos que con los cambios introducidos por la Cámara de Diputados el proyecto
cumple, en términos generales, este requisito. Por supuesto, todavía pueden establecerse otras
reglas que contribuirán a asegurar la independencia de la autoridad de aplicación no sólo del
gobierno, sino del sector privado vinculado a los medios.
Procedimiento de nombramiento de los integrantes de la autoridad. Teniendo en cuenta el
involucramiento del CELS en el proceso de designación de jueces de la Corte Suprema y de
funcionarios judiciales en general ─hay que recordar que el CELS es uno de los autores del
documento Una Corte para la democracia, que dio lugar a los decretos 222 y 588 del Poder
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Ejecutivo─, por ejemplo, el Poder Ejecutivo podría dictar un decreto para que sus dos
representantes en la autoridad de aplicación sean elegidos mediante un proceso participativo y
transparente.
Asimismo, la Comisión Bicameral que se cree también puede, mediante su reglamento,
establecer un proceso participativo y transparente para la designación de sus representantes. Del
mismo modo, el Consejo Federal, al momento de dictar su propio reglamento, podría establecer
este procedimiento para elegir a su representante del directorio. O sea que no se necesita
modificar el proyecto para incorporar un procedimiento participativo y transparente, como no se
necesitó modificar la Constitución Nacional para hacerlo en el caso de los jueces.
Por su parte, la autoridad de aplicación debe estar sometida a reglas de transparencia y de
debido proceso. Aquí lo interesante es analizar si para la toma de decisiones importantes se
contemplan mecanismos públicos y transparentes. Y los artículos 32 ó 40 nos dan bastantes
garantías en ese sentido. Asimismo, se prevé que la autoridad debe rendir cuentas de sus actos y
hacerlo públicamente. Por ejemplo, el artículo 12 del proyecto somete a la autoridad federal bajo
el control de la SIGEN, de la Auditoría General de la Nación; también deberá responder ante los
requerimientos del Consejo Federal, de la Comisión Bicameral y de la Defensoría del Público.
Incluso, todos estos órganos pueden convocar a audiencias públicas para recibir los informes. En
el mismo sentido, el artículo 93 prevé la participación ciudadana en los procesos de transición a la
comunicación digital.
En cuanto a la asignación de las licencias, los estándares establecen que debe haber una
asignación justa de los tres sectores de la radiodifusión. Es claro que en este proyecto se
contempla una justa asignación de frecuencia para los tres sectores. Otro de los estándares
establece que se deben contemplar criterios democráticos y procedimientos transparentes para la
asignación de las licencias. En este sentido, nos parece que el artículo 34 del proyecto en
discusión establece procedimientos abiertos, transparentes que permiten el control social y
reducen las posibilidades de arbitrariedades.
También se deben establecer condiciones de uso de las licencias razonables y no
discriminatorias, porque el mero reconocimiento legal para acceder a una licencia no alcanza si
luego se establecen restricciones para usar esas licencias. Nos parece que este proyecto no
contempla este tipo de restricciones arbitrarias.
Con respecto a las sanciones, en especial la caducidad de las licencias o las revocatorias de
licencias, en términos generales dice el derecho internacional de los derechos humanos que para
ser legítimas las sanciones deben estar definidas en la ley, deben estar orientadas al logro de
objetivos imperiosos de la Convención, deben ser necesarias, proporcionadas. No puedo
detenerme en detalles, si quieren después podemos ampliar. Nosotros hemos analizado el
proyecto y nos parece que cumple con los requisitos establecidos en el derecho internacional de
los derechos humanos.
En cuanto a la renovación de las licencias, la Comisión Interamericana ha reconocido que
los Estados tienen la potestad de administrar el espectro radioeléctrico y, concretamente, de
establecer en forma previa términos de duración de las concesiones y decidir sobre su renovación
o no a la finalización de los plazos respectivos.
En el caso del proyecto, se establece que las licencias son susceptibles de ser renovadas.
La regulación sobre radiodifusión, incluso, puede contemplar o no que al término del plazo legal
ésta puede renovarse por un plazo igual o diferente. En el proyecto, se prevé que el plazo en caso
de renovación será de diez años.
La Comisión también ha enfatizado que la facultad de renovar o no las licencias deben ser
ejercidas tomando en cuentas las obligaciones internacionales en materia de libertad de expresión.
En el caso de que se contemplen renovaciones, éstas no pueden ser automáticas, sobre todo en
regiones como la nuestra ─la región latinoamericana─, marcada por una fuerte concentración de
la propiedad de los medios de comunicación. En todo caso, la renovación tendrá que estar
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regulada por la ley, ser transparente, estar guiada por criterios objetivos; todos aspectos que nos
parecen que están contemplados en el proyecto. Por ejemplo, el artículo 40 establece un plazo
para el aviso previo.
Con respecto a la transformación digital, el desarrollo tecnológico —dicen los órganos del
sistema interamericano— ofrecen una oportunidad fundamental para garantizar acceso a las
frecuencias a personas o sectores generalmente marginados o excluidos. En este sentido, el
desafío en estos tiempos y en el del futuro inmediato es convertir a la actual desigualdad en el
ejercicio al derecho a la libertad de expresión en una oportunidad digital para todas y todos. Al
respecto, creemos que los artículos 46 y 93 se inspiran en este principio.
En cuanto a los medios públicos, creemos que la regulación al sistema de medios públicos
establecidos por este proyecto, en los artículos 119 al 125, es un buen paso adelante, pero
insuficiente, que debería ser complementado con una ley específica que asegure el fortalecimiento
de medios públicos y estatales, no gubernamentales e independientes que actúen como espacios
informativos pluralistas y foros abiertos a la comunidad, contemplando la maximización de la
participación de los ciudadanos y de las ciudadanas en las distintas instancias de producción,
circulación y recepción de contenidos; que establezca que su función es irreemplazable a la hora
de asegurar principios como el pluralismo, la alta calidad y la producción de contenidos
articulados con las necesidades educativas, informativas, culturales de esparcimiento y sociales de
la población. El derecho internacional también tiene estándares sobre medios comunitarios, que
no voy a profundizar porque bastante se ha hablado en estas audiencias.
Sobre publicidad oficial y financiamiento, el artículo 76, con los cambios introducidos en
la Cámara de Diputados, establece un punto de partida para definir criterios previos y
transparentes de asignación de la publicad oficial, de manera que reconozca derechos para las
radiodifusoras y obligaciones para el Estado. Estos principios deberían ser especificados en una
regulación propia, que garantice a sí mismo que el Estado también asegurará fuentes de
financiamiento alternativas para fomentar la pluralidad de voces.
Para el CELS, en definitiva, este proyecto de ley respeta los estándares internacionales de
derechos humanos en materia de libertad de expresión. De modo que, por un lado, si esta ley se
sanciona dificultará las injerencias arbitrarias sobre la actividad de comunicación audiovisual y,
por otro lado, favorecerá la mayor pluralidad y diversidad de las voces del debate público.
Sin embargo, todos sabemos que una ley por sí sola no es garantía suficiente para el
efectivo respeto de los derechos. De modo que, como en todos los casos, el CELS estará
monitoreando su aplicación en la práctica y denunciando las irregularidades que se puedan
cometer en el futuro. Frente a la creciente complejidad de los procesos políticos y económicos
vinculados a la comunicación y a la cultura, y tomando en cuenta las lógicas de acumulación y
concentración que protagonizan los grandes conglomerados de medios, resulta alentador el debate
generado en torno a la aprobación de esta propuesta de ley.
No obstante, es necesario remarcar que desde la recuperación de la democracia el
tratamiento de esta cuestión ya ha atravesado instancias similares en las que diferentes iniciativas
democratizadoras avanzaron hasta desvanecerse una y otra vez, tanto frente a las presiones de los
actores de mayor peso económico ligados a la comunicación como ante la imposibilidad de los
poderes del Estado para lograr respuestas superadoras.
De cara al tratamiento de esta ley en el Senado, se plantea nuevamente la necesidad de
trascender las lógicas que han impedido a lo largo de estos últimos veinticinco años alcanzar
estándares básicos en materia de libertad de expresión y cumplir con los compromisos
internacionales asumidos por el país. El desafío histórico que enfrenta la sanción de esta ley tiene
que ver con alcanzar, después de muchos retrocesos en la materia, un marco normativo que
garantice el ejercicio pleno del derecho a la libertad de expresión.
Desde el CELS apostamos a que la aprobación de esta normativa no se convierta en un
argumento de clausura para el debate sobre la libertad de expresión y derechos fundamentales. Por
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el contrario, creemos que tiene que funcionar como un punto de partida que impulse en nuestro
país otra agenda de libertad de expresión, que contemple la reforma del Código Penal y del
Código Civil en materia de calumnias e injurias cuando involucren cuestiones de interés público;
o avanzar en una ley que regule la distribución transparente y no discriminatoria de la pauta
publicitaria oficial; la sanción de una ley nacional de acceso a la información pública ─hoy se
celebra el Día Internacional de Acceso a la Información Pública─ y una ley federal de
estadísticas, por ejemplo. Para ello es necesario alcanzar un amplio acuerdo social y político que
reconozca la información, la comunicación, la cultura, elementos centrales de una sociedad
democrática.
El fortalecimiento del Estado en su rol de garante del derecho a la información de todas y
todos es un aspecto fundamental para el avance de este proceso. Muchas gracias.
Sr. Presidente (Jenefes). — A continuación, hará uso de la palabra el señor Nicolás Ducoté,
director general del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el
Crecimiento, CIPPEC.
Sr. Ducoté. — Agradezco al Senado por esta invitación y convocatoria formal para participar de
la audiencia.
En el CIPPEC, como muchos de ustedes saben, tenemos un extenso acervo de
conocimientos en asuntos de política educativa, de salud, de justicia, de transparencia, de temas
presupuestarios y no tenemos un área específica dedicada a la radiodifusión,
a las
telecomunicaciones o a la libertad de expresión, como sí tienen la ADC y el CELS. Vale aclarar,
entonces, que nuestra experiencia en este tema y los comentarios que voy a hacer se refieren
estrictamente a los puntos que más nos preocupan del proyecto de ley.
Celebramos que tenga lugar en el Congreso de la Nación un debate que ha estado muy
postergado sobre la nueva ley que regulará la comunicación audiovisual en la Argentina.
Queremos que tenga los estándares internacionales en la materia y que éstos permitan que se
sumen más y nuevas voces al espectro radioeléctrico. Impulsamos, por eso, que tras un debate
profundo y plural se apruebe esta norma que reemplace la Ley 22285 y que respete los principios
del derecho a la información que garantiza nuestra Constitución.
Creemos que es fundamental para la calidad de la democracia argentina que la nueva ley
que se sancione establezca un marco regulatorio que favorezca la diversidad y asegure el
pluralismo informativo; que no limite las voces; que garantice la autonomía de la autoridad de
aplicación respecto a los gobiernos de turno; que fije límites a la concentración de la propiedad en
los medios de comunicación; que asegure el acceso a las licencias para organizaciones de la
sociedad civil y sin fines de lucro, sin discriminación ni favoritismos; que fomente la
conformación de un sistema nacional de medios públicos estatales que sean independientes y no
gubernamentales.
En el CIPPEC, al igual que en el CELS y en la ADC, consideramos que la aprobación de
una ley que regule la comunicación audiovisual debe complementarse con otras normas
imprescindibles para ampliar el horizonte, la libertad de expresión en el país y fomentar el
intercambio democrático de ideas y de información.
El Poder Ejecutivo nacional debería impulsar con igual fuerza ─y el Congreso sancionar─
una ley nacional de acceso a la información pública que garantice estándares internacionales en la
materia; una ley que garantice la conformación de un sistema nacional de medios públicos
independientes y no gubernamentales; una normativa que regule la distribución transparente y no
discriminatoria de la pauta oficial; y la despenalización de las figuras de calumnias e injurias del
Código Penal cuando estén involucradas cuestiones de interés público.
Puntualmente, desde el CIPPEC creemos que el Senado tiene la oportunidad y la
responsabilidad de mejorar el proyecto de ley que llega desde la Cámara de Diputados, y para ello
debería revisar y modificar la normativa que cuenta con aprobación. En especial, en el artículo 14,
respecto de la conformación de la autoridad de aplicación, queremos garantizar la autonomía y
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que esté protegida contra toda indebida interferencia política o de cualquier otra índole. Para hacer
eso, creemos que el Congreso de la Nación debería tener un rol más protagónico, ya sea en la
misma conformación de la autoridad o garantizando un mecanismo de transparencia en el
nombramiento de los miembros para asegurar su idoneidad, sea mediante consulta pública u otros
medios.
Ni el proyecto elaborado por el Poder Ejecutivo ni la modificación introducida por la
Cámara de Diputados satisfacen nuestras expectativas cabalmente en este criterio. Si bien la
propuesta incluye aspectos positivos, en los artículos siguientes quedan todavía opacados por una
cierta falta de autonomía que creemos que se puede mejorar.
El artículo 161, sobre los plazos y las disposiciones para que se adapten las actuales
licenciatarias, creemos que no es adecuado. Consideramos que el plazo debe ser más extenso —
deberá ser discutido cuál es el razonable—, dado que el contemplado actualmente no nos
satisface.
Después, hay algunos artículos que deberían complementarse con otras normativas. Por
ejemplo, en lo que hace a publicidad oficial, creemos que lo previsto en el proyecto de ley es un
avance importante, pero no alcanza. Tenemos que lograr que el Estado asuma más
responsabilidad para garantizar adecuadamente la publicidad oficial.
Por último, sería deseable que se regule en otra ley el Sistema Nacional de Medios
Públicos. Con los artículos que están acá es una mejora, pero todavía no alcanza. Sin mucho más,
dejo esos comentarios en nombre del CIPPEC. Los instamos y les pedimos que avancen en la
sanción de una ley que es fundamental para la Argentina. Necesitamos que esta ley sea la mejor
posible, pero “posible” es la palabra importante. Que sea una ley que ambas cámaras puedan
aprobar y que tengamos una normativa mejor para regular este tema.
Sr. Presidente. — Continúan en uso de la palabra los oradores. Después, los senadores podrán
hacer sus preguntas.
A continuación, tiene la palabra la señora Mónica Bianchi, por la Asociación Civil para la
Integración Social.
Sra. Bianchi. — Buenas tardes a todos y a todas. Yo dirijo una asociación civil llamada
“Asociación Civil para la Integración Social”. Además, estoy presente en nombre de once
asociaciones dedicadas a la temática de la discapacidad. También, en nombre del movimiento
“Juntos por la Integración”, que integramos y armamos con el Chango Farías Gómez ─a quien le
agradezco su presencia─ y como coordinadora de la Comisión de Discapacidad del Consejo
Consultivo de la Sociedad Civil, que funciona en el marco de la Cancillería argentina, y que está
integrada por más de ochenta y un asociaciones.
En ese sentido, vengo a exponer cuestiones fundamentales que hacen a esta ley, referidas
al tema de la integración. En realidad, este proyecto contempla desde sus inicios hasta ahora el
acceso a la información y garantiza dicho acceso para las personas con discapacidad, sobre todo
para las personas con discapacidad auditiva —como la mía— o con discapacidad visual.
En realidad, no hacía mucha falta garantizar esto, porque desde que la República
Argentina adhirió a los términos de la Convención Internacional de los Derechos de las Personas
con Discapacidad ─y este Congreso ratificó sus términos─ creo que el acceso a la información
para las personas con discapacidad auditiva o visual está claro y es obligatorio. De todas maneras,
lo que abunda no perjudica.
Ahora bien, todos los artículos del proyecto de ley que se refieren a las personas con
discapacidad fueron agregados a instancia y a propuesta de las asociaciones civiles. Me refiero a
asociaciones como la FAICA, “Los Invisibles” de Bariloche, la ATAM, la ACIS y la
Confederación Argentina de Sordos, que han hecho propuestas. Así que, con toda humildad y por
respeto a esa gente, pediría que se deje de denominar a esta iniciativa como “Ley K”, porque acá
intervino la sociedad civil. Participaron foros, se hicieron propuestas —la mayoría fueron
aceptadas y otras no—, por lo que todos contribuimos para que esto fuera factible.
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En realidad, en el artículo se garantiza el subtitulado de los programas de televisión y la
videodescripción. Como me manifestaron cuando se hizo la audiencia pública, ustedes pueden
decirme que, en verdad, es un artículo poco conflictivo y no creen que tenga problemas. ¿Y saben
qué, señores? Las asociaciones civiles que estamos trabajando en esto tenemos dudas. En
realidad, seré sincera: no lo creemos. Y les diré el porqué: porque desde 2001 venimos peleando
por esto. En 2001 se presentó el primer proyecto de ley para subtitulado. Se aprobó en la Cámara
de Diputados, pasó al Senado, cumplió el trámite administrativo y se archivó. En 2005, dije:
“Vamos a hacer al revés”. Entonces, lo presentamos en la Cámara de Senadores, se discutió y se
aprobó, pasó a la Cámara de Diputados y murió. En 2008, gracias a la señora diputada Vilma
Ibarra y al señor diputado Claudio Morgado, que tomaron conciencia —la tienen— con el tema de
la discapacidad, tomaron el proyecto y se discutió y aprobó en la Cámara de Diputados. Desde el
16 de diciembre de 2008 duerme acá.
¿Qué pasa? Les puedo contar un poquito qué pasa. Cuando se discutió en esta Cámara el
proyecto de 2005, discutimos mucho con aquellos medios poderosos que manejan la información.
En aquel proyecto, nosotros proponíamos específicamente veinticuatro meses para subtitular
todos los programas de televisión y así terminar con la discriminación que teníamos algunos
ciudadanos que no escuchábamos bien o que éramos sordos.
La ATA, Asociación Argentina de Teleradiodifusoras, después de mucha lucha, consiguió
que la ley que salió del Senado les diera diez años de plazo, diez años para seguir discriminando,
diez años para que cualquiera de ustedes que esté sentado en este recinto, excepto las personas
con discapacidad que nos acompañan, puedan encender el televisor y tengan derecho a mirar un
programa de televisión. Yo no. Salvando las distancias de los cargos, soy menos persona que
cualquiera de ustedes.
Aun así, la ATA sostiene ─lo dijo en un diario─ que hay que evaluar bastante porque los
programas de televisión tienden a la rentabilidad y, en realidad, esto afecta a la rentabilidad.
Seguimos poniendo la lógica del mercado contra las necesidades de la población. Cada hora o 48
minutos de transmisión cuestan 400 pesos, lo que para un programa de televisión no es nada.
Les pregunto: ¿qué pasaría si viene un medio poderoso que maneja información televisiva,
radial o escrita y les dice a cualquiera de ustedes “usted no va a poder ver tal programa porque es
rubio, usted no lo va a poder ver porque es bajito y usted no lo va a poder ver porque es sordo”?
Eso, en cualquier lugar, se llama discriminación. Por eso, esperamos que este artículo pueda ser
puesto en consideración y pueda seguir tal como está redactado. Es más, pedimos que la
reglamentación no sea tan escalonada como para darle diez años para poder subtitular un
programa de televisión.
Nosotros, por ejemplo, no podemos ver un debate televisivo. Cuando hay elecciones y se
presentan los candidatos, nosotros no lo podemos ver. El debate televisivo está lejos de nosotros.
Eso sí, votamos. Ahora, lo que debaten los candidatos va a depender de si Canal 9, Canal 11,
Canal 13 o a quien se le de la gana tenga ganas de gastar 400 pesos y subtitular el programa. En
definitiva, se trata del respeto por el otro. Siempre digo, y lo sigo sosteniendo, que una cosa es la
libertad de expresión y otra cosa es la ética. Una cosa es la verdad y otra cosa es toda la verdad.
Siempre le digo a la gente que me está escuchando cuando doy una conferencia que, en
realidad, no me puedo hacer cargo de lo que digo porque no me oigo. Ahora bien, cuando uno
habla con libertad de expresión, no quiere decir que hable con ética. Si hoy me hubieran puesto un
cartelito que me presente como “la sorda Mónica Bianchi”, eso es libertad de expresión. No
hubieran faltado a la verdad, porque la verdad es que soy sorda. No faltan a la verdad. Pero la
pregunta es si eso es ético. Tampoco es discriminatorio, porque que me digan sorda no es
discriminación. La pregunta es si tratar así a la gente que es diferente por credo, por raza, por
color, por religión o por capacidad, es tratarla con ética.
Por último, quisiera hacer hincapié en la televisión, la radio y los diarios digitales a los que
las personas ciegas no tienen acceso, porque hacer la versión accesible en forma digital es
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costoso. A lo mejor beneficia a un millón y medio de argentinos sordos, pero no importa, salvo
cuando se trata del voto. Son medios públicos y, en definitiva, acceder a esos medios públicos es
un derecho y no un privilegio.
Por lo tanto, quiero cerrar esta exposición pidiéndole a los señores senadores ─y si vuelve
a Diputados a los señores diputados─ que consideren que este proyecto de ley, en varios de sus
artículos, hablan de las personas con discapacidad. Nosotros somos personas de pleno derecho
como ustedes y queremos integrarnos en esta sociedad compartiendo todo, incluso los medios
audiovisuales. Solamente con la integración en igualdad, con equidad y respetando las diferencias
de todas las personas se consigue una sociedad justa. Muchas gracias. (Aplausos).
Sr. Presidente.─ Ahora, corresponde el uso de la palabra a los representantes de la Asociación
Argentina de Sordos, la señora Pilar García y el señor Walter Vázquez.
Sra. García. — Soy Pilar García, de la Asociación Argentina de Sordos. Colaboro con el
proyecto de Closed Caption desde hace diez años. Estuvimos acá y trabajamos muchas veces con
los senadores para el desarrollo de lo que sería su implementación y hemos conseguido, con el
tiempo, en estos diez años, algunas horas de programación en muchos canales.
El año pasado, el COMFER dictó la Resolución 679/08 donde decía y estipulaba cuáles
iban a ser los canales afectados a una primera etapa de implementación. Después, nos teníamos
que reunir para una segunda etapa de implementación, que es lo que está pendiente. Pero,
mientras tanto, se empieza a cumplir. Antes de la Resolución ya teníamos algunas horas a
voluntad de algunos privados y algunas horas en Canal 7.
Ahora, leeré algunas notas de la Asociación de Sordos que el señor Walter Vásquez,
sentado a mi lado, quiere que cuente. Luego, voy a detenerme en algunos puntos para ampliar o
aclarar algunas cosas.
El sistema de Closed Caption ─en adelante Subtítulos Ocultos─ consiste en la proyección
de textos escritos que reproducen sonidos, efectos sonoros, música, diálogos y mensajes hablados
que acompañan a las imágenes que se proyectan. En síntesis, es la exhibición visual de la
expresión oral. Se llaman Subtítulos Ocultos u Opcionales porque son optativos para el
espectador. De esta forma, no se obliga a todos los televidentes a ver todos los subtítulos, sino que
se puede elegir si se desea verlos o no. Este servicio opcional es el que se utiliza en países como
los Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Alemania, España, Italia, Australia, entre otros, además
de Venezuela, Cuba, Colombia, Chile, Brasil y México.
En el país, los televisores a partir de 1999 cuentan con la función para ver Closed Caption. Quiero
aclarar que cuando nosotros empezamos en 1998, los televisores no dejaban ver el Closed
Caption. Entonces, antes de empezar a desarrollar el Closed Caption tuvimos que ir a tocarle la
puerta a cada uno de los fabricantes para decirles que existía una tecnología que era muy
económica y optativa. Un chip valía 50 centavos para NTSC y lo mismo para PAL, pero había
que saber que era para PAL, porque el 90 por ciento de los fabricantes compraba el que venía de
fábrica, que era NTSC. Entonces, por más que emitiéramos en Closed Caption, los sordos no
veían el subtitulado. Así que nos tomamos la molestia de ir uno por uno, fabricante por fabricante,
a comentarles que como estábamos lanzando esa tecnología necesitábamos que, por favor, el
parque de televisores estuviera preparado para eso.
La Asociación Argentina de Sordos ha sido mentora de este proyecto en la Argentina y en
la región, trabajando incansablemente en el desarrollo, implementación, prestaciones del servicio,
capacitación de sus recursos técnicos e inversiones, siendo el nuestro el primer país en
implementar el sistema en América Latina en 2000, a través de Canal 7 Argentina. Asimismo,
queremos reconocer el apoyo que tuvimos desde los distintos sectores y entidades, como la
Confederación de Sordos, Canal 7, Canal 13, Telefé, FundTV, INADI, Asociación de Ciegos,
Banco Interamericano de Desarrollo, FAICA, Asociación de Sordos de Uruguay, ASOCH de
Chile y ONCE de España.
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Desde 2000, cuando empezamos en Canal 7, muchas organizaciones y el resto de los
países de Latinoamérica empezaron a interesarse por este proyecto. Nosotros hicimos redes con
otras organizaciones de sordos y otras ONG de países limítrofes para que sea regional y para que
podamos tener más fuerza en el lanzamiento de este proyecto.
De 2001 a 2008, algunos canales privados, como Telefé y Canal 13, fueron incrementando
las horas del servicio de Closed Caption, llegando hasta aproximadamente seis horas diarias.
Actualmente, mediante la primera etapa de implementación del COMFER, Resolución 679/08,
brindan este servicio todos los licenciatarios cuyas estaciones de cabecera emiten desde la ciudad
de Buenos Aires y La Plata, es decir, Canal 13, Telefé, América, Canal 9 y Canal 7. Los dos
primeros, con obligatoriedad de seis horas diarias, y el resto con cuatro horas de lunes a viernes y
seis los fines de semana. Quiero decir que todos cumplen con esta Resolución, excepto Canal 7,
que sólo hace dos horas. Hace un año que salió esta Resolución y Canal 7 sigue sin cumplir.
En el interior, las provincias que brindan este servicio son Rosario, Córdoba y Mendoza.
Esto era lo que citaba la primera parte de la Resolución y se está haciendo. Además de hacer un
noticiero por provincia, se hace es lo siguiente: los canales que retransmiten señales de Buenos
Aires, como por ejemplo Canal 3 de Rosario que tiene programas como Valientes, a la hora en
que se emite Valientes en Capital con Closed Caption, ese Closed Caption debe ser guardado para
que llegue también en el mismo momento a esa provincia. Entonces, la provincia además de su
noticiero local estaría sumando toda la programación que se emite en la Capital.
Sería oportuno y coherente que la nueva ley que estamos discutiendo respetase el espíritu
de la Resolución, tendiente a llegar a brindar a la comunidad sorda el ciento por ciento de la
programación con accesibilidad de Subtítulos Ocultos. Quiero decir algo, la señora Bianchi
hablaba de los diez años, de lo de la ley y demás. Nosotros creemos que si hacemos un proyecto
como este, que tiene un costo de infraestructura muy grande para los canales y requiere de
recursos humanos para hacerlo, vale aclarar que esto no se hace de un día para el otro. Hay que
enseñarle a la gente. Hoy por hoy, no hay una universidad donde alguien pueda salir de la carrera
de Closed Caption. Hay que enseñar a hacer esto y se tarda dos o tres años en este proceso.
Entonces, creemos que los plazos se vinculan con que el canal pueda comprar los equipos,
que pueda tener la tecnología disponible y conseguir un operador que lo pueda hacer. De lo
contrario, yo pido cualquier cosa y mañana me dicen que no se puede hacer, que no es posible, y
terminamos en lo mismo. Partimos de cero, otra vez para atrás, sin poder avanzar nada y, de
hecho, retrocediendo. Por lo tanto, los plazos tienen que ver con eso. De hecho, Canal 7, por
ejemplo, no puede salir con Closed Caption. Sale solamente en la Capital Federal porque no tiene
el equipamiento para poder salir y ni siquiera tiene un plan de inversión a diez años para poder
cambiar todos los encoder de cabecera de cada repetidora para que llegue el Closed Caption.
Entonces, hablar así porque sí y decir cualquier barbaridad es fácil, pero hay que saber por qué.
Lo mismo sucede con el resto de los canales. Por ejemplo, no puedo decir que el día de mañana
todos andemos en helicóptero para que no haya tráfico, porque me van a decir que eso es
imposible. “¡Ah, pero yo ya di una solución! Comprate un helicóptero”. No es así. Entonces,
tenemos que ver de qué manera pedimos cosas que se puedan cumplir.
Nosotros solicitamos que sea por partes, que haya períodos de implementación cada dos
años y que se vayan sumando horas para así llegar al ciento por ciento de cobertura. Nuestra idea
es llegar a tener el ciento por ciento de la programación con accesibilidad.
Voy a referirme al tiempo de trabajo y su costo. Los costos varían dependiendo del tipo de
programa a subtitular, directo o diferido. En general, se calcula que para subtitular una sola hora
en un programa pregrabado se necesitan de 6 a 8 horas de trabajo. Esto es estimativo. Hay dos
tipos de servicios: on line y off line. El servicio on line implica tener una persona, como hay en el
Senado, un estenotipista, que toma el audio para que luego eso se encodifique en un encoder y el
texto salga por la televisión. Por ejemplo, Senado TV, tiene ese servicio. Los sordos ponen el
canal, activan y ven el subtitulado de las sesiones de los miércoles. En eso consiste el trabajo en
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vivo. No se tarda más que la hora de vivo, pero se necesita un personal altamente capacitado para
que pueda tomarlo. Además, no hay tiempo para la corrección, como hacen los taquígrafos. Es lo
que sale.
El servicio off line, que se utiliza en una ficción, una novela o en una película, se realiza de
la siguiente manera: el canal envía el material y se procede a desgrabar. Hay un desgrabador que
desgraba el texto crudo, otro que edita, que recorta y que lo hace más accesible y entendible para
los sordos. Por ejemplo, en algunas de las películas argentinas que alquilamos ponen: “agua
corriendo”. Walter Vásquez, el otro día me decía que no sabía a lo que se referían con “agua
corriendo”. “Si yo estoy viendo el agua corriendo, ¿para qué me ponen ‘agua corriendo’?” “Soy
sordo, no ciego. Veo que hay agua corriendo”. En una parte de la película Iluminados por el fuego
se mostraba un campo con ovejas y no ponían “balido” para que el sordo se pregunte qué significa
balido, sino que ponían “ovejas”. Pero el sordo ve las ovejas. Entonces, no se trata de poner
cualquier cosa. Hay una persona que estudió y que sabe cuáles son los sonidos que enriquecen y
cuáles son los que entorpecen. Después de eso, se pone en tiempo cada celda con cada subtítulo.
Entonces, se necesitan aproximadamente seis horas para hacer una hora.
Para la subtitulación literal existe la estenotipia y otro sistema que es el reconocedor de
voz que, en realidad, está en desarrollo. Hay muchas marcas, muchos modelos. De hecho, la BBC
lo ha incorporado y, en verdad, funciona muy bien en muchos lugares. Nosotros estamos
trabajando con ese recurso, pues nos fijamos mucho en los países que ya tienen experiencia en
esto y, en general, la vanguardia siempre la tiene la BBC.
En cuanto a los costos, aproximadamente para una hora de Closed Caption el costo es de
80 dólares. Digo 80 dólares porque los equipos y las licencias están valuadas en dólares. Por
ejemplo, si se compra un software para hacer Closed Caption hay una licencia y se paga un canon
de utilización que es del fabricante. Esos cánones se pagan en dólares. Entonces, en general, la
hora internacionalmente se estipula entre 80 y 100 dólares.
Conclusión: la Asociación Argentina de Sordos es conciente que para la implementación
es necesaria una resolución que respalde y avale nuestra lucha. Sin embargo, creemos
imprescindible, en el marco de la discusión, que sea incluida, sin restricciones, en la nueva ley de
medios, la implementación del subtitulado opcional, respetando estos diez años de trabajo
mancomunado en los diferentes sectores que han hecho que este proyecto sea una realidad, un
ejemplo de justicia y equidad en nuestro país. El artículo que nos convoca hace una mención
generalizada de la situación. Esperamos que todo lo antedicho sea tomado en cuenta cuando
llegue el momento de trazar la reglamentación.
En realidad, lo que más nos preocupa es que el artículo es muy amplio y si no tiene una
reglamentación sólida, esto quedará en la nada. De hecho, el artículo dice también que haya
lengua de señas. Ningún canal querrá poner lengua de señas. Esa fue una discusión que tuvimos
acá, en el Senado, con el senador Jenefes. Nadie quiere la lengua de señas. La lengua de señas es
la lengua natural de las personas sordas para el diálogo, es decir, para otro tipo de comunicación.
Para los medios, especialmente la televisión, no. En primer lugar, hay un montón de gente que no
sabe hablar con lengua de señas. La gente de la tercera edad que se quedó sorda, no sabe hablar
con lengua de señas. Los canales piensan que invade la pantalla. O sea, tiene un montón de
contras. Por ejemplo, es imposible utilizarla en una ficción, porque cuando en pantalla hay más de
dos personas la lengua de señas no sirve, porque la persona que traduce se reduce a un cuadro
micro, a una imagen chiquita, donde las señas del intérprete no se ven. Entonces, no lo pongamos
en esta ley, porque sinceramente no tiene sentido. O sea, para la televisión existe el Closed
Caption. De lo contrario, el resto del mundo haría lengua de señas. Aprendamos de los que ya
saben.
Le paso el micrófono a Walter Vázquez que quiere decirles algo.
Sr. Vázquez. – Hoy es un momento histórico para el largo recorrido de la Asociación Argentina
de Sordos, por el trabajo, por el desarrollo y la implementación del Closed Caption, Subtítulos
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Ocultos. Eso fue hace diez años, empezando en forma gradual y gracias al aporte de las
asociaciones, a los canales, a las entidades y a todos los que hicieron posible que los sordos
estemos disfrutando frente a la televisión. Es un cambio radical muy grande para todos, y un
crecimiento cultural e informativo para la igualdad de todos.
Cuando era chico, siempre miraba con mi padre la televisión argentina y me sentía aislado
porque él escuchaba y yo no. Entonces, siempre interrumpía a mi padre para que me dejara ver la
televisión. Pero él no podía disfrutar. Por eso me aislaba y me iba a otro dormitorio a mirar solo la
televisión. Ahora, tengo familia propia: tengo cuatro hijos oyentes y yo soy el único sordo, pero
comparto con ellos los programas porque tienen subtítulos. Entonces, ya compartimos todos el
mismo programa. Eso es algo que emociona a todos y podemos disfrutar ciento por ciento.
Por último, queremos que se tome conciencia de la importancia de la unión y de todos para
promover una igualdad en nuestra sociedad. (Aplausos.)
Sr. Presidente. – A continuación, le damos la palabra al señor Fortunato Malimachi del Conicet.
Sr. Malimachi. – Buenas tardes a todos y a todas.
Agradezco la posibilidad de expresarme en este espacio junto con amigos y conocidos.
Con Samuel, hemos compartido la Universidad de Buenos Aires en el Consejo Superior: él en la
Facultad de Filosofía y yo en la Facultad de Ciencias Sociales. Así que es bueno encontrarse con
gente amiga.
Vengo como profesor de la UBA, investigador del Conicet, pero también como miembro
de la Comisión Provincial de la Memoria de la Provincia de Buenos Aires, que la semana pasada
acaba de cumplir diez años. Desde allí, como ustedes saben, luchar contra el terrorismo de Estado,
lograr poner al servicio de los jueces nuestra Comisión y los archivos de inteligencia que allí se
encuentran, forma parte también de mis actividades.
Quiero compartir una reflexión con ustedes. En primera instancia, debemos valorar la
audiencia pública que se hace en nuestras sociedades para poder discutir leyes. En este caso,
mucho más, porque es discutir una ley que surgió del terrorismo de Estado. Esto no hay que
olvidarlo. Surgió en la última dictadura y fue modificada, entre gallos y medianoche, por
gobiernos anteriores, en democracia. Por eso es tan valioso esto. Espero que en otros momentos,
con este y los futuros gobiernos –sea quien sea–, exijamos estos mecanismos como manera de
hacer escuchar una múltiple cantidad de voces que existen en la sociedad argentina. Ojalá que
esto se repita y mucho más para esta y todas las leyes que vengan.
Aquí otra vez está en juego la legitimidad del Estado democrático, más allá del gobierno
de turno. Yo no vengo ni para apoyar ni para rechazar a un gobierno, sino, junto con otros, para
que se vote una ley que amplié nuestros derechos democráticos, en un lugar tan sensible y
formador de creencias e imaginarios como son los servicios audiovisuales. Vivimos en
democracia, pero ésta necesita ampliarse continuamente. Las democracias necesitan seguir
mirando mucho más lejos. Por eso, necesitamos una ley democrática votada por este Parlamento
elegido por el pueblo para que podamos ampliar, mirar, seguir en sociedades donde estos
imaginarios sociales, culturales y religiosos tengan no una impronta única ni determinante, pero sí
una impronta distinta de los medios audiovisuales a los cuales estamos acostumbrados. Debemos
recordar que esos medios, desgraciadamente en nuestro país, están concentrados en pocas manos.
Se trata de una ley de medios, y por provenir de la democracia y de gobiernos elegidos por
el pueblo, no habla nada de contenidos, como sí habla la ley de la dictadura vigente en este
momento. Por eso, continuar con la Ley 22285 atenta contra aquellos que anhelamos vivir en
sociedades plurales, justas, donde se ejerza y viva la libertad y la Justicia.
Les recuerdo que se modificó la ley de la dictadura en un gobierno posdictatorial, como
fue el del doctor Menem, y se hizo por decreto de necesidad y urgencia, no en audiencia pública
como esta. Y les recuerdo que en esos decretos de necesidad y urgencia se autorizó el surgimiento
de los monopolios mediáticos más agresivos que hubo en la historia de la Argentina mediática.
Por eso, vivir en democracia –lo estamos viendo en estos días con la crisis, con los problemas que
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nos pasan aquí y en otros lados del mundo– significa eliminar todo tipo de monopolio. Los
monopolios uniformizan y dificultan la diversidad cultural. Por eso esta ley es importante y
necesaria, porque la pluralidad de voces es fundamental para implementar y hacer respetar los
derechos de la ciudadanía, para todos y para todas. Los derechos humanos, comprendidos en
sentido amplio, tienen en la libertad de información y de expresión un núcleo básico a respetar, a
hacer respetar, a ser regulados y garantizados por un Estado que defienda el bien común.
El derecho a la información es un bien público y social. Tanto hemos naturalizado estas
leyes de la dictadura, que es muy difícil pensar en otro paradigma de medios audiovisuales, donde
haya pluralidad de voces y no exista un solo grupo que concentre la mayoría de los medios de un
país. Es cierto, es difícil. Muchos hemos nacido y vivido tanto en esta concentración, que nos
cuesta pensar de otra manera.
Los que vimos y conocimos otros países democráticos –en mi caso, pasé la mayoría del
exilio en Francia- sabemos que esto no es imposible. Otros países democráticos tienen leyes
antimonopólicas y leyes reguladas por el Estado; y esto, en países capitalistas y democráticos.
Uno no se puede imaginar a los accionistas y periodistas de Le Monde, o Le Figaro, o Libération
siendo dueños de un canal de televisión, de cable, de radios y de emisoras repetidoras en toda
Francia. No porque no les guste o no quieran, sino porque la ley no se los permite, porque el
Estado francés no se los permite.
Por eso, para garantizar este derecho humano central que es la libertad de prensa, es
necesario garantizar el acceso a la información, a los micrófonos, a los diarios, a las radios, a la
red de redes, a la mayor cantidad de voces, a la mayor cantidad de caras. No se trata de conseguir
medios a favor o en contra del gobierno, sino de generar un ámbito de pluralidad donde todas
estas ideas sean posibles. No se trata de negar la subjetividad ni las concepciones ideológicas de
ningún medio, que debe ser respetado y valorado, sino de multiplicar por miles esas
subjetividades, para que la pluralidad y la diversidad de nuestra sociedad que nos viene
enriqueciendo desde hace décadas y centurias tenga un espacio propio, libre, de derecho.
Necesitamos y debemos comenzar a valorar algo que la actual ley nos prohíbe y a lo cual
nos fuimos acostumbrando por tantos años de dictaduras cívico-militares y religiosas: que cada
una de esas subjetividades, en cada uno de sus registros y de sus códigos propios, converjan en un
espacio mediático común, porque son parte constitutiva y libertaria de nuestra vida cotidiana. Por
eso, la nueva ley defiende la redistribución de la propiedad de medios audiovisuales: sector
público, instituciones de la sociedad civil, empresas privadas.
Insisto, nos cuesta, porque hay que cambiar de paradigma, es decir, pensar que no sólo las
empresas tienen que ser dueñas de los medios. Y es cierto, toda redistribución de capitales amplía
y hace más creíbles a las actuales democracias. Por eso, esta ley permitirá participar de la
discusión mediática -lo estuvimos escuchando estos días- a grupos que fueron marginalizados
hasta hoy de ese derecho. Al mismo tiempo amplia la posibilidad y la libertad de opción para que
numerosos periodistas y comunicadores tengan nuevos espacios de trabajo y no sigan
dependiendo de pocos dueños a la hora de ejercer sus profesiones.
Vengo de la Facultad de Ciencias Sociales, la mayor carrera de Comunicación Social de
América Latina. Este es un clamor que brota todos los días. ¿Dónde están las posibilidades de
trabajo cuando hay alguien que monopiliza y se hace dueño de decidir sobre la vida y la obra de
los periodistas? ¿Cuántas veces escuchamos el clamor en esos propios medios de esos
trabajadores? Imposible, porque el monopolio imposibilita esa discusión. Conocemos las huelgas
de casi todos los gremios; no conocemos cuando los periodistas hacen huelga.
Un sistema de servicios audiovisuales más independiente sólo es posible sin monopolios
que controlen a sus trabajadores. Durante años, la ley vigente no permitía que las organizaciones
sin fines de lucro pudieran ser licenciatarias de medios. Luego, es cierto, el gobierno de Menem
abrió esto; pero se atenuó el espacio mediático en algo que varios autores llaman “mercado
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desregulado, salvaje y concentrador” y en el que ninguna organización sin fines de lucro puede
pensar en competir con éxito en el largo plazo.
Por eso son mentirosas esas propagandas del control remoto. Todo el mundo sabe lo que
es competir con mercados salvajes. Lo conocen los radicales, lo conocieron el gobierno de
Alfonsín, la Alianza, el actual gobierno. Porque cuando se deja al mercado desregulado, se da
paso al darwinismo social. Se nos dice: “Solo triunfan los mejores y los que tienen más dinero”.
Las experiencias de radios comunitarias y universitarias son un ejemplo de ese
darwinismo social de mercado mediático. Ustedes lo deben saber. La Universidad de Buenos
Aires tiene una radio. ¿Alguno la escuchó alguna vez? ¿Conocen la radio de la UBA, perdida en
el fondo del dial, sin recursos, sin posibilidades? Por eso, todas las universidades nacionales
firmamos el apoyo a esta ley. No podemos seguir así, no podemos dejar que alguien nos diga lo
que sucede en la universidad porque tiene dinero o posibilidades de concentrar.
Soy de Punta Alta, cerca de Bahía Blanca. Hubo cooperativas que intentaron dar batalla a
esos monopolios. ¿Y qué pasó? El resultado lo conoce cualquier legislador que recorra su
provincia. Esas cooperativas fueron destruidas en nombre de la libre competencia, del libre
mercado. Y ni les cuento en el servicio de cable. Esto es lo que no puede continuar. Al igual que
en otros campos, los servicios audiovisuales no pueden ser dejados al libre arbitrio del mercado.
Todo no puede ser mercancía. Por eso, se hace necesaria la regulación del Estado y la sociedad.
Hay ejemplos de resistencia de cooperativas de cable, de radios comunitarias, de
periódicos, de centros educativos, de organismos de derechos humanos y de organismos religiosos
que, pese a todo, han logrado sobrevivir en ese mercado desregulado y concentrado. Esto no es
para decir: si lo pudieron hacer, dejémoslo. Esto muestra las enormes capacidades presentes en
nuestro país para crear nuevas condiciones de libertad que la nueva ley potenciará ampliando
lazos sociales y solidaridades.
Es cierto, esta ley también merece ser cambiada porque es obsoleta. La revolución
tecnológica nos seguirá acompañando. Y por eso sólo puede y debe ser democratizada por la
única institución que tiene peso y poder real, que es el Estado y su Parlamento elegido por el
pueblo.
Déjenme decir algo que todos ustedes conocen: es imposible que las propias empresas
mediáticas se regulen y democraticen. La peor mordaza para los medios es dejar que los medios
decidan sobre su futuro. La lógica del mercado que concentra y sólo busca mayor poder y lucro
debe ser regulada por el poder democrático ciudadano –insisto-, como sucede en la enorme
mayoría de los países democráticos del mundo.
A su vez, en un mundo cada vez más globalizado debemos recordar que el espectro
mediático es propiedad de la humanidad y no de los que tienen dinero o poder, y debe estar al
servicio de todos los ciudadanos, de todas las ciudadanas y, en especial, de aquellos a quienes
históricamente, durante siglos, se les ha expropiado el capital simbólico, social, económico y
cultural.
Es responsabilidad, entonces, del Estado y del Parlamento promover leyes que sean
acordes a ese país que queremos y que soñamos. Decidir qué tipo de sistema de medios queremos,
es decidir qué tipo de país queremos.
Es cierto que hoy, como ayer, se hicieron muchas leyes que ampliaron ciudadanía, creando
derechos individuales, laborales, sociales y sexuales, y fueron el fruto de numerosas luchas,
avances, retrocesos y resistencia. Por eso, esta ley es el fruto de tantos años. Por eso, Los 21
Puntos han ido recorriendo el país a lo largo y a lo ancho. Por eso, esta ley tiene consenso en la
sociedad argentina. Fueron los organismos de derechos humanos, las universidades y los
numerosos grupos organizados los que la hicieron carne, los que la hicieron circular y los que
proponen otro paradigma: crear una nueva ciudadanía mediática democrática, que sólo puede
hacerse regulando el poder de los medios y avanzando más y más hacia la libertad de elección de
acceso a información.
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Esta no es una ley del Gobierno. Se equivocan los que la discuten por ese lado. Es una ley
trabajada, consensuada y discutida durante años por una multiplicidad de actores y de actrices de
la sociedad civil y de la sociedad política a lo largo y a lo ancho del país. ¿Cómo no mencionar la
cantidad de profesores de la Universidad de Buenos Aires que participaron? ¿Cómo no mencionar
la cantidad de profesores de mi Facultad, de Ciencias Sociales, y de profesores de la Facultad de
Filosofía, a los que Samuel conoce muy bien, que han participado en todo este trabajo? Todos
ellos hicieron posible que este proyecto de ley, venido desde abajo, fuese aprobado con amplios
consensos. La Cámara de Diputados lo demostró, numerosos partidos políticos lo hicieron. Espero
que hoy, este Senado, también compuesto por diversos partidos políticos, tenga esa visión de
aprobarlo.
Es un tema central para que sea decidido en el corto plazo. Todos nosotros lo sabemos. La
postergación de esta ley, tirarla para adelante, será visto por la ciudadanía no como un tiempo
para mejorarla, sino como una nueva claudicación del Parlamento ante los poderes de turno.
No seamos tontos, reconozcamos lo que hoy está sucediendo en nuestra sociedad. Si el
actual Parlamento es desprestigiado, es justamente por esos poseedores de capitales y de poderes,
sobre todo económicos y mediáticos, que la mayoría de los partidos políticos en la Argentina
conocen. Es antipolítica su manera de crear poder y capital para colonizar parlamentos y
ejecutivos.
Hoy, este Parlamento tiene la posibilidad histórica de mostrar la importancia de los
partidos políticos, de la representación política para construir una sociedad más justa. Y también
tiene la posibilidad de convertir en ley esta semilla que viene madurando de a poco, que es el
signo de una sociedad que desea romper viejas ataduras nacionales, provinciales y locales,
mirando lejos y soñando nuevas esperanzas.
Por eso, creo que esta ley buscará crear, generar, producir y distribuir numerosos capitales
educativos, culturales y simbólicos a nuevos y mil veces postergados actores y actrices sociales a
lo ancho y a lo largo de nuestro país.
Mucho se habla de la pobreza. ¡Cómo no saber que esta ley de servicios audiovisuales
brinda la posibilidad de que pobres, discriminados, estigmatizados, invisibilizados e innombrables
y sus movimientos sociales adquieran y hagan suyas identidades, propuestas y caminos que los
acerquen a una inclusión y una ciudadanía plena!
Hay una mirada posible y cercana: más medios diferentes, diversos e independientes que
incorporen todas las subjetividades posibles, sociales, de género, etáreas, étnicas, religiosas. No le
tengamos miedo. Va a dar mucha más riqueza a nuestra sociedad. Va a significar más voces, más
trabajo, más transparencias y, en fin, más libertad para cada una de las personas que viven, sueñan
y desean ser felices en nuestro país. Muchísimas gracias.
Sr. Presidente (Ríos). — Por último, tiene la palabra la señora Hebe de Bonafini en nombre de
las Madres de Plazas de Mayo.
Sra. Bonafini. — Buenas tardes. Gracias por haberme invitado. Las Madres hemos vivido y
sufrido en carne propia lo que es esta ley, esta ley que tenemos que sacar, esta ley que nos
prohibió hablar.
Cuando escuchaba los discursos anteriores, pensaba que después de 33 ó 34 años la gente
se olvidó de lo que pasaba. Cuando nos llevaban los hijos —uno, dos, tres—, estos medios que
estamos cuestionando decían: “Son terroristas. Está bien. Si los torturan y los matan no pasa
nada.” Vino a mi memora una tarde en la que me llamaron y me dijeron que habían matado a un
grupo grande de jóvenes, que no sabían cuántos eran y que estaban en el bosque. En aquel
momento, el diario de la tarde, decía “Muertos en enfrentamiento”. Nosotros corrimos al bosque y
vimos que habían sido fusilados y colgados de los árboles. Repito: fusilados y colgados de los
árboles. No sabíamos quiénes eran. No dejaron que nos acerquemos. Al otro día, todos los medios
replicaron: “Muertos en enfrentamiento”.
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Otro día, algunos de esas personas que nos ayudaban a buscar a maridos y hermanos,
encontraron un camión frigorífico con treinta y dos pibes colgados de los ganchos: “Muertos en
enfrentamiento”. Por otra parte, aquellos periodistas maravillosos que se animaron a decir la
verdad fueron secuestrados y corrieron la misma suerte que nuestros hijos. Desde acá, desde este
lugar, debemos reivindicarlos. Fueron 156 hombres que no se callaron, y por no callarse, no
aparecieron.
No teníamos ninguna manera de denunciar lo que nos estaba pasando. Nuestras casas eran
quemadas y desaparecían nuestros hijos. Empezamos a idear nuevas formas de hacer ver la
realidad. Lo primero que hicimos fueron unas tarjetas, que para que no fuesen volantes, cada una
hacía lo que podía en cartulina, le ponía una cruz o un corazón sangrando, denunciando que nos
faltaban nuestros hijos. Hacíamos cien, doscientas o trescientas, las que podíamos, y las
repartíamos en las esquinas para que la gente supiera: “Señores, no tenemos los hijos, nos faltan”.
No sé cuánto rindió eso ni cuánta gente se enteró, pero las entregábamos en las esquinas,
en el barrio o en el supermercado hasta que nos corrían. Después decidimos escribir los billetes de
dinero y en cada billete poníamos “tengo un hijo desaparecido”, o dos o tres, los que nos faltaran,
y a la misma hora íbamos a distintas ferias y los repartíamos, pagábamos con ese dinero. Ese era
el volante que corría rápido y nos poníamos contentas, porque más gente se estaba enterando que
había desaparecidos, que eran hombres y mujeres que querían un país distinto y que amaban la
Patria; la Patria que es nuestra, la tierra que es nuestra. Y ellos nos iban enseñando un camino
diferente, querían vivir y que otros vivieran, que otros soñaran y que otros comieran. Y ese
volante pasaba rápido, hasta que nos empezaron a correr y llegaron a nuestras casas, porque
escribir el dinero era un delito. Y luego fuimos a las iglesias y dentro de los cantos o en los
asientos colocábamos papeles, en 100 o 150 iglesias, 3 o 4 madres en cada iglesia, en distintas
partes, porque no había forma de que esta prensa canalla dijera otra cosa.
Por eso, apoyamos, queremos y manifestamos que tiene que salir esta nueva ley, que no es
de nadie, que no es de Kirchner, ni de Cristina; es de todos los que hemos vivido en carne propia
aquello y a los que todavía nos sangran las heridas. Esta ley es de todos nosotros y tiene que salir,
y no hay “tu tía” que valga. Si no estás con esta ley y querés la que está, es porque estás con la
dictadura sangrienta, la que no vamos a olvidar y tampoco vamos a perdonar.
En la actualidad, las Madres no tenemos medios. Por suerte, tenemos una radio. ¿Alguien
sabe lo que hacemos las Madres? Nadie lo sabe. Yo traje algunos cuadernillos para que algunos
que no lo saben, sepan lo que estamos haciendo, y cómo estamos construyendo esta Patria que
amamos y por la que nuestros hijos dieron su sangre.
La radio es una cosa impresionante, necesaria, indispensable, pero con una nueva ley, no
con una ley que amordace, no con una ley que te calle. Cuando las Madres conseguimos sacar
alguna solicitada en La Nación, en La Prensa o en Clarín, nos cobraban más caro que dos
departamentos juntos. Reitero: más caro que dos departamentos! Y teníamos que ir a la comisaría
a buscar un certificado de buena conducta de toda la familia, para que saliera en el periódico. Pero
la primera solicitada que salió con nuestros nombres, no sólo nos costó un montón de dinero, sino
que también nos costó la vida de tres de nuestras mejores Madres. Sí, sí, por culpa de la solicitada,
que era la voz de las Madres. Tenían nuestros nombres y nuestros domicilios y la prensa canalla
no aceptó, no soportó, y secuestró a tres de nuestras mejores Madres: Azucena Villaflor de
Vicenti, Esther Balestrino de Careaga y María Ponce. Ellas fueron secuestradas por la Escuela de
Mecánica de la Armada y tiradas al río y no salió nada.
Hoy mismo, decir que la Marina secuestró tres madres, estos medios —Clarín, La Nación,
La Prensa y no les cuento la televisión, de esa ni hablamos— no quieren hacerlo. No quieren
hablar de que hay tres Madres secuestradas. O sea, que no sólo cuesta lo que ustedes saben, sino
que también nos cuestan vidas todo el tiempo.
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Esta ley de la dictadura es una vergüenza, es una vergüenza para el mundo y no nos
tenemos que seguir avergonzando, tenemos que estar orgullosos de que hay 156 periodistas que
por decir la verdad prefirieron morir antes que estar sometidos a estos medios.
Mucho nos pegaron a las Madres por decir la verdad, muchas veces nos llevaron presas
por decir la verdad, pero no nos vamos a callar. Estamos convencidas, como alguien dijo antes,
que “la verdad nos hará libres”. Y la libertad es esta nueva ley que hemos propuesto, que hemos
trabajado desde hace mucho tiempo y que no le pertenece a nadie. En todo caso, se la podríamos
dedicar a los 156 periodistas desaparecidos que dieron su vida porque no estaba esta ley, sino esta
otra que muchos quieren seguir apoyando. Pero ya sabremos dónde van a quedar, porque estamos
acá, o estamos aquí. Quedará claro, cuando este Parlamento y este Senado vote a favor de la
nueva ley, quiénes son y dónde estamos cada uno de nosotros. Los que queremos la Patria, la
Patria verdadera, la Patria para todos, esta Patria que nos debemos, que es para todos. Y cuando
tengamos cada uno los medios, porque todos tenemos derecho, que vengan también Clarín y La
Nación, pero por cada diario de estos tiene que haber 10, 20 o 30 de los otros, en cada pueblo, en
cada pequeño lugar.
Las Madres hicimos un boletín en los ‘80 y un periódico en 1984 y hoy sacamos una
nueva revista, porque nuestra voz no se escucha en ningún lado y nadie sabe lo que hacemos, o no
se quiere saber; pero nosotros nos ocupamos de que se sepa.
Sueños compartidos son los únicos que se hacen realidad. Y con la ley de la dictadura,
seguramente no se puede compartir nada, porque el capitalismo te manda a eso, a que nos
ocupemos cada una de su propio hijo y nada más. Por suerte, las Madres tenemos mucha fuerza
todavía, aunque tengamos entre 80 y 95 años cada una.
Había traído algo para leer de la Radio Rebelde, donde le Che se comunicaba con Camilo
cuando estaban llegando a Cuba, una maravilla, pero preferí hablar de las Madres, de lo que
hacemos las Madres, de lo que amamos las Madres, de la pasión que ponemos en lo que hacemos.
Muchas de nosotras vamos dejando este mundo, por la edad, por el tiempo, pero también
estamos dejando una forma de vivir, de pensar y de decir, cueste lo que cueste. No importa
cuántas veces nos pegaron ni cuántas veces fuimos presas; no importa cuántos hijos nos faltan;
porque cada hijo nuestro nace en cada uno que trabaja, que lucha, que pelea, que está en la
universidad, que levanta una casa, que se levanta porque no quiere más opresión.
La ley es indispensable; no podemos seguir con la anterior. La ley anterior es de
vergüenza. Con ella se quemaron libros, universidades, casas, personas, niños. No podemos seguir
queriendo esa ley.
Pienso que el Senado y el Parlamento tienen hombres probos y mujeres valientes que
también quieren una Patria más grande, más linda, mejor; donde podamos vivir con libertad,
donde las comunidades y las universidades tengan su periódico y sus radios.
El otro día hablaba con la directora del Hospital Posadas. ¿Por qué los hospitales no
pueden tener su radio? Y también una televisora en los barrios, aunque sea para pasar los
casamientos, ¿por qué, no? Tenemos derecho y es el derecho a la libertad. Y la libertad empieza
con eso: con poder opinar y poder saber qué piensa el otro, ¿por qué no? Pero no que haya un
grupito que se adueñe de nuestros pensamientos y cuando encendemos la televisión vemos todo lo
mismo: los fachos, los fachos y los fachos. Estoy harta de eso y me hace acordar muchísimo a la
dictadura. No queremos más dictaduras en este país. No podemos aceptar más dictaduras en
Latinoamérica, no podemos aceptar más golpes de Estado, no podemos aceptar más las Madres
que nos saquen a nuestros hijos. Nuestros hijos nos enseñaron todo lo que somos y todo lo que
sabemos y, sobre todo, nos enseñaron a defender la libertad y aquí estoy para eso. (Aplausos.)
Sr. Presidente. — Hemos agotado la lista de expositores. Ahora invito a que se indique a cada
uno que desee iniciar la ronda de preguntas. No tengo anotado a nadie todavía.
— Luego de unos instantes:
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Escudero.
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Sra. Escudero. – Señor presidente: en primer lugar hago un pedido a esa Presidencia, atento a
que desde el año 2004 tengo presentado un proyecto de ley de radiodifusión que tiene estado
parlamentario y que tiene un giro diferente del que estamos tratando. Solicito que se unifique el
giro para ser considerado en conjunto con los dictámenes que se emitan. Mi proyecto tiene giro a
su comisión y a la de Justicia y Asuntos Penales. No sé por qué razón.
Sr. Presidente. – Se va a tener a la vista a todos los proyectos que están en el Senado, al
momento del debate del presente, sin implicar, de ninguna manera, modificar el giro del actual...
Sra. Escudero. – No estoy pidiendo que se gire el proyecto...
Sr. Presidente. – Va a ser tenido a la vista. El cambio de giro no lo decido yo...
Sra. Escudero. – Quiero hacer tres preguntas, fundamentalmente al CELS, a la Asociación por
los Derechos Civiles y al CIPPEC.
Teniendo en cuenta la Convención Americana, nuestra Constitución y los informes de los
relatores especiales en materia de libertad de expresión en el proyecto, me preocupa todo aquello
que tienda a ser una mordaza a los medios y a los periodistas.
Entonces, uno de los temas que me preocupa mucho es, justamente, esta falta
administrativa que se crea en el artículo 108, inciso a) y que da lugar a la caducidad de la
concesión, que habla de la realización de actos atentatorios contra el orden constitucional o
utilización de los servicios para proclamar o incentivar la realización de tales actos. Esto, como
falta administrativa que va a ser analizada y decidida por la autoridad de aplicación, de esta forma
tan vaga, en un contexto de la Argentina de fuerte enfrentamiento del Poder Ejecutivo con los
medios y de gran agresividad con ciertos periodistas, me parece que es una mordaza. Creo que
hay que eliminarlo. Sobre todo, por el supuesto de la apelación. Porque si la autoridad de
aplicación decide que no le gustó que tal medio pasó tal programa o si reflejó con sus comentarios
lo que la presidenta llamó destituyente, por ejemplo, en tal caso alguien podría interpretar, desde
su subordinación al Poder Ejecutivo, que esa es la orden. Entonces, ¿a quién se apela? Al jefe de
Gabinete. Me parece que aquí hay algo que va en contra de lo que, justamente, los relatores para
la libertad de expresión están diciendo que hay que evitar.
Por eso, la Relatoría para la Libertad de Expresión exige que la autoridad de aplicación sea
independiente y que sus actos puedan ser revisados judicialmente.
Por eso, me parece que si se le están dando competencias tan vagas y tan graves, la
autoridad de aplicación debería ser más independiente y debería haber un recurso directo a la
Justicia, para que haya una revisión judicial y no la necesidad de un agotamiento de la vía
administrativa.
En segundo lugar, me parece que esta obligatoriedad de crear registros y de registrar a los
locutores, a los técnicos en radiodifusión y a las agencias de publicidad, significa otro
entorpecimiento a la libre circulación de las ideas y a escuchar todas las voces. Porque entonces,
va a hacer falta que los locutores vayan a la autoridad nacional para que ésta les pueda dar un
carnetcito. Y, además, esto avasalla las competencias provinciales.
También, respecto al tema de la publicidad oficial, la Relatoría para la Libertad de
Expresión de la Comisión Interamericana avanza mucho e identifica como modos de censura
indirecta al uso arbitrario de los recursos del Estado, especialmente, de la publicidad oficial. Por
lo tanto, considero que si estamos creando una Comisión Bicameral plural, la misma debiera
recibir mensual o bimestralmente una rendición de cuentas del Poder Ejecutivo sobre la
asignación de la publicidad oficial.
Finalmente, me preocupan dos cosas más. Una de ellas es la delegación en el Poder
Ejecutivo, a través del artículo 92, de las llamadas “nuevas tecnologías”. Hay nuevas tecnologías
que ya están con nosotros y que, sin embargo, no están reguladas en esta norma, y su regulación
está delegada ampliamente en el Poder Ejecutivo. Con lo cual, me temo que estemos discutiendo
cosas que ya no van a ser operativas, porque el avance tecnológico va a superar completamente
esta norma. Porque entre el avance de la radiodifusión satelital y de Internet, seguramente vamos
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a estar mirando todos sin tener en cuenta todas estas limitaciones de contenido que se están
poniendo en esta norma.
Y lo último, por supuesto, tiene que ver con el artículo 161, con el plazo de un año, porque
después de toda la historia de la Argentina y el decreto de necesidad y urgencia del año 2005 que
dispuso la prórroga por diez años exigiendo una actualización tecnológica, ahora nos están
llegando todos los días mails de pequeñas compañías de cable del interior del país diciendo que
tienen su patrimonio hipotecado, dado que hicieron el esfuerzo de efectuar los avances
tecnológicos y esta apertura de la norma a cooperativas que son prestatarias de servicios públicos
con clientes cautivos, las pondría inmediatamente fuera de carrera.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra la señora Pochak.
Sra. Pochak. – Tengo algunas respuestas.
A nosotros también, nos preocupa que la ley no actúe como una mordaza. Creemos que no
lo hará. A su vez, creemos que no viola los estándares interamericanos en materia de libertad de
expresión, que son con los que venimos trabajando hace treinta años, desde que el CELS se
formó. Los hemos estudiado, particularmente, para elaborar esta opinión.
En cuanto a las sanciones, y fundamentalmente en cuanto a la posibilidad de la caducidad
de la licencia, por supuesto que la redacción puede mejorarse, como en toda ley. Sin embargo,
creemos que está garantizado el derecho a la libertad de expresión, básicamente porque está
garantizado el recurso judicial. Porque a partir de la reforma que introdujo la Cámara de
Diputado, se establece que el recurso ante la Justicia tiene efecto suspensivo respecto de la
caducidad de la licencia. Eso cumple acabadamente con los estándares interamericanos. No hay
estándares sobre recurso judicial directo. No lo hay. Lo que han dicho los relatores de libertad de
expresión y la Comisión Interamericana en algunos pronunciamientos es que, al momento de
regularse, debe preverse el recurso administrativo y judicial. De ninguna manera se considera al
recurso administrativo jerárquico como un avasallamiento, sino como una instancia más de
protección judicial. Y por supuesto, se debe garantizar la protección judicial posterior. O sea, que
exista un recurso administrativo no es, per se, violatorio de la libertad de expresión, sobre todo
cuando hay un recurso judicial posterior. Eso nos ha generado bastante tranquilidad.
Por supuesto, la aplicación puede ser arbitraria. Lo aclaré. Vamos a estar monitoreando la
aplicación y no vamos a dar cheques en blanco. Nos parece que la ley tiene algunos obstáculos
importantes para evitar la utilización de la mordaza y la posibilidad de la censura. Por eso,
estamos convencidos que cumple con los estándares interamericanos. Eso es lo que puedo
responder desde el punto de vista de las sanciones.
Con respecto a la publicidad, coincidimos en que hay que hacer complementos. Creemos
que por las características de la publicidad y la pauta oficial y por los detalles con que se deben
regular los criterios, procedimientos y beneficiarios, sería correcto pensar en una ley
complementaria. Consideramos que eso es mucho mejor que seguir incorporando más detalles a
esta ley, que no tiene ese fin. Pero estamos convencidos de que se necesita una ley que establezca
criterios y procedimientos transparentes y democráticos para la asignación de la pauta oficial.
Sra. Rabinovich. — No voy a agregar mucho más. Nosotros también, desde la Asociación por
los Derechos Civiles, creemos que conjuntamente con esta ley tiene que discutirse y sancionarse
una ley integral de regulación de publicidad oficial, que no la regule únicamente para los servicios
de comunicación audiovisual, sino para todos los medios, gráficos, Intranet, vía pública, etcétera.
Hay muchos proyectos en el Congreso que podrían ser un punto de partida para esta discusión.
Definitivamente, una discusión sobre este tema contribuiría a ampliar la agenda de libertad de
expresión, como postulamos antes.
Con relación al régimen de sanciones, deseo señalar que es uno de los puntos que creemos
que podrían ser perfectibles en esta ley y es uno de los artículos que mencionamos como teniendo
una redacción que, a nuestro juicio, es vaga en relación con los actos atentatorios contra el orden
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constitucional. No consideramos que la doble exigencia de recursos sea un impedimento para el
ejercicio de la libertad de expresión. Por el contrario, es una doble instancia de protección.
Ahora bien, para el caso de caducidad de las licencias creemos que el efecto debería ser
suspensivo. Pero se trata de los puntos que nos parece que pueden mejorarse en la redacción de
esta ley.
En cuanto al registro, en principio, deseo manifestar que no es uno de los puntos que
analizamos. A priori, no creemos que un registro —por ejemplo, de las agencias de publicidad
que están haciendo publicidades o siendo proveedoras del Estado en este sentido o, mejor dicho,
no proveedoras del Estado, sino conjuntamente con las productoras o con las señales— viole un
estándar internacional de protección de la libertad de expresión.
Por otra parte, coincido con lo expresado por mi colega del CELS en cuanto a que, por
supuesto, la implementación de una ley puede dar lugar a arbitrariedades. Por eso es necesario no
solamente tratar de ajustar al máximo la redacción de la misma, sino tener un ojo muy atento en
cuanto a su aplicación.
Sr. Presidente. — Para una interrupción, tiene la palabra el señor senador Sanz.
Sr. Sanz. — Mi intervención se vincula con lo que acaban de señalar respecto de los recursos y la
caducidad. Estaba leyendo el artículo 112, que es el que establece este principio, y me gustaría
saber si ustedes estarían de acuerdo con que se eliminara el último párrafo que expresa lo
siguiente: “…en el que deberán analizarse las circunstancias del caso.”, quedando solamente
entonces el artículo con la parte final que dice: “…no tendrá efecto suspensivo salvo en el caso de
caducidad de licencia.” Hago esta pregunta técnica.
Sr. Presidente. — Léalo bien al artículo. Le falta un poquito para leerlo textual...
Sr. Sanz. — ¿El segundo párrafo?
Sr. Presidente. — “…en el que deberán analizarse las circunstancias del caso...”
Sr. Sanz. — El artículo 112, presidente...
Sr. Presidente. — Estoy de acuerdo con usted... Ese agregado no se tuvo que haber puesto...
Sra. Pochak. — Yo tengo otra interpretación del artículo.
Entiendo que donde se analizan las circunstancias del caso, son caso a caso, en los
recursos administrativos o judiciales que se interpongan; que obviamente van a ser caso a caso,
porque son recursos administrativos.
Sra. Escudero. — El efecto suspensivo depende de las circunstancias del caso. Esa es la
barbaridad. O sea, hago caducar la licencia porque no me gustó el programa que se emitió y de
acuerdo a las circunstancias del caso, no concedo el efecto suspensivo. El Estado se hace cargo
del medio hasta tanto se resuelva, con lo que queda consumada la censura...
Sra. Pochak. —Yo entiendo que la propuesta de la ley —de acuerdo con la redacción que
establece en el artículo 3° la protección de la libertad de expresión y que de ninguna manera
permite la caducidad de la licencia porque no me gusta el programa que se está emitiendo— no va
a permitir la caducidad de la licencia. Respecto de una autoridad de aplicación que establezca la
caducidad de una licencia porque no me gusta el programa que se está emitiendo, deseo decir que
no hay ninguna ley que pueda parar una arbitrariedad semejante. No creo que esta propuesta…
Sra. Escudero. — Considero que afecta el orden constitucional...
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora Rabinovich.
Sra. Rabinovich. — Efectivamente, no existe una sanción de caducidad de la licencia porque no
me gusta el contenido de…
Sra. Escudero. — No, no, no. La caducidad de la licencia existe porque a criterio de la autoridad
de aplicación se habría emitido algún programa que importa actos atentatorios contra el orden
constitucional. Vamos al ejemplo del conflicto con el campo. La señora presidenta ha dicho que
esto es destituyente. Entonces, está diciendo que es atentatorio contra el orden constitucional. En
base a esta norma y con esta arquitectura aprobada por la Cámara de Diputados, la autoridad de
aplicación podría hacer caducar una licencia; podría decir que de acuerdo con las circunstancias
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del caso —como dice el artículo 112—, el recurso no tiene efecto suspensivo y el Estado se hace
cargo del medio. Eso es lo que estamos viendo de acuerdo a la letra aprobada por la Cámara de
Diputados.
Sr. Presidente. — Para una interrupción, tiene la palabra el señor senador Torres.
Sr. Torres. — Muchos coincidimos con la opinión que tuvo la señora presidenta, pero se refería a
la actitud que tiene el campo y no a la actitud de los medios. La protesta del campo y la forma en
que la llevaron a la práctica ha sido calificada como una actitud de ese tipo y así lo hizo la señora
presidenta. ¿Qué tiene que ver esa definición con los medios y con quienes transmiten lo que
están haciendo los que protestan por el campo? Me parece que son cosas diferentes...
Sr. Fernández. — Estoy totalmente de acuerdo. Pero además, la autoridad de aplicación tiene,
entre otras cosas, una participación del Parlamento, salvo que entendamos que la autoridad de
aplicación con la participación del Parlamento no tiene ningún efecto y que en esa autoridad de
aplicación tampoco tiene ninguna razón de ser la gente del Consejo que participa. Estamos
minimizando el funcionamiento de la autoridad de aplicación en una interpretación sesgada y
caprichosa.
El artículo 112 es bastante claro porque, de lo contrario, le hacemos decir al artículo lo que
no dice. El artículo 112 expresa lo siguiente: “Una vez agotada la vía administrativa, las sanciones
aplicadas podrán ser recurridas ante los Tribunales Federales de Primera Instancia…” Y la parte
sustancial dice exactamente: “La interposición de los recursos administrativos y de las acciones
judiciales previstas en este artículo no tendrán efecto suspensivo salvo en el caso de la caducidad
de licencia…” Esto significa que la autoridad de aplicación deberá evaluar en cada caso en
particular efectivamente esta sanción. La autoridad de aplicación está integrada por el
representante del Poder Ejecutivo, los representantes del Parlamento —primera, segunda y tercera
minoría—, el Consejo de Administración y los dos representantes del Consejo Federal.
Es decir, el artículo no dice nada de lo que nosotros estamos queriendo decir. Y creo que la
reflexión expresada por el señor senador Torres es más clarificadora todavía.
Ahora bien, si hacemos una pregunta e indefectiblemente ponemos un ejemplo y le damos
la respuesta a quien en definitiva tiene que contestar...
Sr. Presidente. — En el artículo 108 figuran varias causales de caducidad de licencias, no sólo en
el inciso a). La verdad es que no comparto la interpretación efectuada por la señora senadora
Escudero en cuanto a que la autoridad de aplicación va a producir la caducidad de una licencia
porque un medio esté diciendo algo que no le guste al gobierno. Creo que el sentido de esa
normativa, del inciso a), es determinar la caducidad de una licencia cuando un medio de difusión
esté diciendo que nos levantemos en armas en contra del gobierno constitucional de la República
Argentina y tomemos este gobierno en un golpe de Estado. Más o menos, esa es mi interpretación.
A mí lo que me preocupa son otras causas de caducidad de licencias que figuran en ese
artículo, en donde una técnica correcta era que la sanción de caducidad —que es la más
importante de todas porque determina la existencia o inexistencia de una licencia— no debería
tener nunca efecto devolutivo, sino efecto suspensivo. La norma que se aprobó en la Cámara de
Diputados determina que va a tener, en el caso de caducidad, un efecto suspensivo, pero agrega
que se deberán analizar las circunstancias del caso.
Seguramente, a quien le decreten una caducidad de licencia va a renunciar a la vía
administrativa, porque en ese caso sí será quien va a analizar las circunstancias del caso la
autoridad de aplicación, para dar -o no- con efecto suspensivo la caducidad. Con seguridad, va a
recurrir a un juez, y éste determinará si están dadas las circunstancias para darla con efecto
suspensivo o devolutivo. Sabemos que si la damos con efecto devolutivo, a quien le han decretado
la caducidad, deberá cesar en sus transmisiones, y discutir diez años en tribunales o en una
instancia administrativa si tenía derecho a la caducidad de la licencias. De modo que es una
preocupación.
Sr. Fernández. — Perdón, quiero hacer una aclaración.
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Nosotros no podemos tomar el artículo 112 y analizarlo por separado de lo que es
concretamente el Título VI, porque de lo contrario estaríamos haciendo interpretaciones —vuelvo
a repetir— engañosas.
Vamos al Título VI, Régimen de Sanciones, artículo 101. ¿De qué son responsables,
concretamente, los titulares de las licencias? Los titulares de licencias o autorizaciones de
servicios de comunicación audiovisual son responsables por la calidad…
Sra. Escudero. — Señor presidente: solicito una interrupción...
Sr. Presidente. — Senador Fernández, la senadora Escudero le pide una interrupción. ¿Se la
concede o continúa en uso de la palabra..?
Sr. Fernández. — Termino yo y después concedo la interrupción...
Sra. Escudero. — Una pequeña interrupción, porque aquí estamos para hacer preguntas a los que
vinieron. Después, el debate interno nuestro lo haremos posteriormente.
Sr. Fernández. — Estoy de acuerdo, pero quiero hacer una aclaración, porque si no estamos
preguntando cosas que no existen en el proyecto de ley.
Los titulares de licencias o autorizaciones de los servicios de comunicación audiovisual
son responsables por la calidad técnica de la señal y la continuidad de las transmisiones y serán
sujetos —de esas dos obligaciones— a sanciones establecidas en el presente.
En el tercer párrafo dice que en cuanto a la producción y/o emisión de contenidos y el
desarrollo de la programación, los responsables de dicha emisión están sujetos a las
responsabilidades civiles, penales, laborales o comerciales. ¿Qué significa esto? Nosotros no
tenemos una ley que prohíba contenidos. Los responsables lo serán por la vía civil, penal, laboral
o comercial pero, en realidad, el artículo 101 —en su primer párrafo— pone en cabeza justamente
de los responsables el tema de la calidad técnica de la señal y la continuidad de las transmisiones.
Punto. Las demás responsabilidades están abarcadas en otros aspectos que no son de la autoridad
de aplicación. Señalo esto porque no estamos tratando un proyecto de ley que regule contenidos
de la información.
Este no es un proyecto de ley mordaza. Lo vuelvo a repetir. Nosotros no estamos
legislando sobre el contenido de de la información. No lo dice el artículo 101 y no se lo podemos
hacer decir al artículo 112, porque en realidad no lo dice.
Sr. Cabanchik. — Señor presidente: solicito una interrupción.
Sr. Presidente. — Me había pedido una interrupción la senadora Escudero.
No hagamos un debate entre nosotros. Los senadores vamos a tener la oportunidad de
debatir el proyecto de ley y, seguramente, expresaremos los distintos puntos de vista que tenemos
con relación al articulado de esta normativa en el plenario, porque si no hoy vamos a discutir entre
nosotros y no vamos a escuchar qué opinan de esta temática quienes han venido a exponer.
Senador Cabanchik, usted ha pedido la palabra, ya está anotado. Cuando ejerza el derecho
a realizar las preguntas, haga los comentarios que desee.
Sr. Ríos. — También había pedido la palabra el senador Sanz.
Sr. Presidente. — El senador Sanz había solicitado una interrupción. Y la senadora Escudero
estaba formulando preguntas. Si están agotadas sus preguntas, pasamos al senador Martínez....
Sra. Escudero. — No me respondieron el tema del plazo del artículo 161, teniendo en cuenta que
en el año 2005 se prorrogaron las licencias por diez años, con la exigencia de hacer inversiones en
actualización tecnológicas.
Este plazo estrecho de un año que establece el proyecto de ley sería un poco atentatorio
contra lo que hoy funciona bastante bien. Mi referencia, justamente, a los pequeños canales de
cable del interior del país, que nos están haciendo llegar sus reclamos, con el ingreso de las
cooperativas que prestan servicios públicos y que tienen clientes cautivos, que los van a dejar
absolutamente fuera de juego en las pequeñas localidades.
Me parece que esos temas que hay que tener en cuenta en cuanto a que la norma de
transición no es muy feliz en este proyecto aprobado por la Cámara de Diputados.
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Sra. Rabinovich. — Quiero señalar dos cosas.
El senador me había preguntado si estaba de acuerdo con una redacción en particular.
Queremos decir que nosotros, en primer lugar, no consideramos que este proyecto sea una ley
mordaza. Creemos, en cambio, que hay algunos aspectos vinculados con el régimen sancionatorio
que deberían especificarse mejor para una mejor comprensión, incluso de su articulado. Digo esto
respondiendo su pregunta en cuanto a la necesidad de eliminar esa frase en cuanto a los efectos
suspensivos.
Con relación al proceso de transición, nosotros nos pronunciamos sobre algunos aspectos
del proyecto de ley, que es muy compleja, diciendo que no tenemos una opinión formada sobre
todos los puntos. En ese caso, vinculado al plazo de transición, eventualmente, tendrán que
evaluar comparando, quizá, lo que establecen las leyes de defensa de la competencia de otros
países con el mercado argentino. Nosotros no tenemos una opinión formada sobre si un plazo de
un año es muy corto o muy largo o si es el mejor plazo posible...
Sra. Pochak. — Nosotros, sí. (Risas.) Hemos analizado el artículo a luz del estándar de plazo
razonable del Sistema Interamericano, que si bien no fija estándares acerca de cuál es el plazo
razonable para la adecuación o la desinversión en caso que eso corresponda. Por lo tanto, siempre
tiene que ser en abstracto.
Ahora bien, el proyecto de ley prevé que los titulares de licencias deberán ajustarse a las
disposiciones de la presente en un plazo no mayor a un año desde que la autoridad de aplicación
establezca los mecanismos de transición. Con lo cual, no es un año, sino que es un año desde que
la autoridad de aplicación establezca los mecanismos de transición. O sea que se tiene que
conformar la autoridad de aplicación y luego establecer los mecanismos de transición; por
ejemplo, para la transmisión de las licencias. De modo que no es un año. De todas maneras, es
difícil establecer en abstracto un plazo para todos los casos. Algunos son muy importantes, en los
que habrá cambios muy relevantes que hacer, transiciones muy importantes para llevar adelante.
En otros casos, los cambios no van a ser tan graves, tan dramáticos, tan fuertes.
De modo que para nosotros el plazo suena razonable, sobre todo porque no es un año, sino
que es un año a contar desde la conformación de la autoridad de aplicación. Entonces, suena
razonable.
Y, por otro lado, siempre está la posibilidad del control judicial para una persona que se
sienta particularmente agraviada porque en su caso particular considera que el plazo no fue
razonable por la inversión que hizo, por el medio pequeño de que se trata, por los pocos fondos
que tiene, etcétera. En estos casos, siempre existe la posibilidad de que el juez controle la
legalidad y la razonabilidad de esta norma en el caso puntual. De manera que no nos parece que,
en abstracto, la norma sea cuestionable, sino que siempre está abierta la posibilidad de que, caso a
caso, se determine su razonabilidad.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el senador Martínez.
Sr. Martínez (A.A). — Gracias, señor presidente.
Mi pregunta es para la gente de la Asociación por los Derechos Civiles, el CELS y el
CIPPEC, que estuvieron con un tono muy similar en las exposiciones. En el caso concreto de la
Asociación por los Derechos Civiles, yo diría que prácticamente les pediríamos que vengan y nos
hagan el dictamen, por lo menos el que nosotros pensamos.
Hizo muy fuerte hincapié —y me parece muy bien— en el tema de la autonomía que tiene
que tener la autoridad de aplicación. Inclusive, coincidimos con los mecanismos: la aplicación del
decreto 222, que garantiza un camino para tener absoluta seguridad, transparencia y participación
de la gente para las impugnaciones. O sea, sería un mecanismo idóneo —por definirlo de alguna
manera— que podría garantizarnos a todos que esa autoridad de aplicación tendrá la autonomía
necesaria del gobierno de turno para llevar adelante sus mecanismos. Después, será discutible
cuántos años, si más años que quien ejerce el Poder Ejecutivo, etcétera. Creo que esas son
cuestiones de forma, cuando la de fondo puede ser resuelta de esa manera.
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El tema de la Comisión Bicameral y las incompatibilidades que ustedes manifestaban,
realmente me parecen muy bien, como también que los medios públicos tienen que tener la
independencia y autonomía de quien está gobernando, para garantizar no solamente el derecho de
la libertad de prensa, sino uno de los más importantes —por lo menos, en el caso del interior—, el
derecho a la información. Ese es un derecho del ciudadano, humano —como lo definen ustedes—
que, por supuesto, lo compartimos absolutamente.
Y compartimos también el tema de que hay algunos puntos que deberían estar en esta ley
—podrán ser anexos—, como es la distribución de la pauta oficial, una ley de acceso a la
información y garantizarle a los periodistas que no serán corridos por la Justicia cuando ellos
emitan información en función de su deber de informar.
Yo quería hacerle dos preguntas. Nos parece muy claro y saludable que aquellas empresas
que prestan servicios públicos no puedan intervenir. Ahora bien, cuando le preguntábamos a la
gente del COMFER si podían ingresar aquellas empresas contratistas de obras públicas del
gobierno, tuvo que decirnos que sí, porque no estaba prohibido. Por ejemplo, quien maneja hoy
los casinos puede avanzar —no tiene ningún tipo de frenos— y comenzar a trabajar en el manejo
de medios de comunicación. Esto nos preocupa y mucho. De la misma manera que decimos que
está muy bien que las empresas proveedoras de servicios públicos no puedan ingresar, nos parece
que también ayudaría a evitar cualquier tipo de suspicacia que tampoco puedan hacerlo las
empresas contratistas de obras públicas del gobierno, más cuando uno empieza a ver el entretejido
que se puede dar en este proyecto de ley.
El artículo 41 habla de la transferencia de las licencias. Realmente, las licencias son
intransferibles. De lo que habla este artículo, en definitiva, es de que se puede incorporar la
transferencia del paquete accionario y no de la licencia. Esto nos estaría dando la posibilidad de la
entrada a alguien que pueda ser socio de este mecanismo, prácticamente sin darnos cuenta de
quiénes son los que realmente están entrando.
El título dice “Transferencia de licencias” pero, en definitiva, sabemos que las licencias no
se pueden partir. Da la excepcionalidad para que, a través de la venta de parte del paquete
accionario, algunas empresas puedan empezar a trabajar. Esto tampoco nos parece demasiado
saludable. Quería conocer la opinión de ustedes. Como bien decían ustedes, esta ley es muy
compleja y a veces no se puede tener la lectura de todo, pero si pudieran ustedes dar respuesta —
quizás no ahora, pero sí después—, nos vendría muy bien.
Otro artículo que nos preocupa mucho a nosotros es el 32. Allí se habla de lo que es el
mecanismo de adjudicación, estableciéndose que en las localidades de más de 500 mil habitantes,
con un rango de alcance de la televisión de aire o las radios AM, estas licencias serán otorgadas
directamente por el Poder Ejecutivo, sin siquiera pasar por la autoridad de aplicación. Así que ese
también es otro tema del que me gustaría escuchar su opinión.
Tendría otras preguntas más, pero realmente les agradezco que puedan darnos su opinión
sobre estas dudas que nos quedan a nosotros.
Sra. Rabinovich. - La pregunta era si nosotros estábamos de acuerdo en que sea intransferible...
Sr. Martínez (A.A.). — Digamos, estamos de acuerdo con eso, pero se da la excepción...
Sra. Rabinovich. — Deberíamos estudiarla en concreto...
Sr. Martínez (A.A.). — (Lee.) “Excepcionalmente se autoriza la transferencia de acciones o
cuotas partes de las licencias luego de cinco (5) años de transcurrido el plazo de la licencia y
cuando tal operación fuera necesaria para la continuidad del servicio”.
Sra. Rabinovich. — Entiendo que lo que se está tratando de conservar con la imposibilidad de la
transferencia de las licencias es que el plan y la propuesta comunicacional que fue aprobada en
origen, conjuntamente con todos los requisitos que tuvieron cumplir los licenciatarios, sea
mantenido a través del tiempo. Esto es algo que no ha ocurrido siempre en el caso de nuestro país
con la transferencia de licencias.
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Sr. Martínez (A.A.). — Estoy totalmente de acuerdo, pero acá se hace la excepción de poder
transferir. Dice: “Excepcionalmente se autoriza la transferencia de acciones o cuotas partes de las
licencias luego de cinco (5) años de transcurrido el plazo de la licencia y cuando tal operación
fuera necesaria para la continuidad del servicio, respetando que se mantenga en los titulares de
origen más del cincuenta por ciento (50 %) del capital suscripto...”
Sra. Rabinovich. — Claro.
Sr. Martínez (A.A.). — Lo que te estoy planteando es —si piensan lo mismo; tal vez esté
equivocado— que a través de este mecanismo, contratistas de obras públicas del Estado —daba el
caso de los casinos como ejemplo— pueda ingresar al negocio de las telecomunicaciones en una
manera que está burlando el espíritu con el cual nosotros queremos hacerlo.
Sra. Rabinovich. — No es un tema que hayamos analizado. Lo estoy viendo recién en este
momento, pero entiendo que lo que se intenta hacer con el artículo es mantener la propuesta y,
siempre y cuando sea mantenida y se cumplan los requisitos, la transferencia de una parte no
obstaría a la consecución de los motivos por los cuales se cumplieron esas licencias. Pero, por
supuesto, se puede estudiar más a fondo.
Sr. Martínez (A.A). — En eso también están relacionados el inciso e) del artículo 24, el inciso d)
del artículo 25, y el artículo 30 y 31, que hablan de este tipo de cosas. Hablamos siempre de que
aquellos prestadores de servicios públicos y/o contratistas de obras públicas —es lo que a
nosotros nos preocupa— tengan abierto el camino para poder acceder a tener parte de lo que son
los medios de comunicación.
Lo dejo como planteo. Por eso, les decía que es una ley compleja. Si pueden analizarlos y
darnos su opinión, sería muy importante para nosotros.
Sra. Rabinovich. — Lo mismo en relación a la adjudicación que establece el artículo 32.
Nosotros entendemos que existe concurso en ambos casos. En un caso, el instrumento de
adjudicación es un decreto del Poder Ejecutivo y, en otro caso, es la resolución de la autoridad de
aplicación, siempre previo concurso.
No entendemos tampoco muy bien la diferencia de por qué en un caso es un decreto del
Poder Ejecutivo y, en otro, la resolución de la autoridad de aplicación. En todo caso, como lo
decía mi colega del CELS, cuando esta ley se ponga en marcha, habría que seguir atentamente el
procedimiento de adjudicación y de las futuras licencias, a través de los mecanismos que esta ley
establezca, para que en todos los casos se cumplan todos los requisitos que aquí se plantean, que
tienen que ver con la sustanciación de los concursos y, luego, que el procedimiento final sea un
decreto o la resolución de la autoridad de aplicación.
Pero desconocemos los motivos por los cuales hay una diferencia de procedimientos en los
dos casos. Entiendo que quizás tiene que ver con la mayor importancia de una licencia en los
casos de poblaciones de más de 500 mil habitantes o que superen los 50 kilómetros, pero también
nos queda la inquietud de por qué esta diferencia.
Sr. Martínez. — Nosotros entendemos que hay una intencionalidad muy clara para estar
manejando aquellos lugares de mayor población. Por eso planteamos que debe ser la autoridad de
aplicación, como ente garantizado, autónomo y autárquico, el cual con las normas de juego
respectivas lleve esto con mucha más razón en aquellas localidades donde van a ser otorgadas
licencias de canal abierto y de radio AM, para seguir el procedimiento y las garantías necesarias.
Y que quienes lleven el procedimiento adelante, garanticen a través de mecanismos de elección
claros, transparentes, etcétera, la aplicación de la norma, para que no tengamos ningún tipo de
duda.
Sra. Rabinovich. — Nosotros planteábamos que en los casos en que la autoridad de aplicación
tiene algunas facultades, por su relevancia, también debería requerir la necesidad de establecer
mayorías especiales. Una es la adjudicación.
Sr. Martínez. — Por eso la pregunta es: ¿ustedes están de acuerdo con lo que nosotros estamos
planteando de que en este tipo de otorgamientos de licencias, en este tipo de localidades con estas
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características, debería actuar sí o sí la autoridad de aplicación, con más razón frente al tema de
las pequeñas localidades? ¿Ustedes comparten este criterio?
Sra. Rabinovich. — No estudiamos las razones por las cuales se dividieron las funciones. Para
contestar seriamente y con rigurosidad su pregunta sobre si estoy de acuerdo o no, debería
conocer las razones por las cuales se estableció esta división de funciones. A priori nos parece que
es una función que puede formar parte de las funciones de la autoridad de aplicación, en los dos
casos, todo el sistema de adjudicación de las licencias.
Sr. Presidente.— El senador Morales pide una interrupción. Adelante, señor senador.
Sr. Morales. — En este punto, no es un tema de razones. Lo que le pregunta el senador Martínez
y nosotros preguntamos es si está de acuerdo con el hecho de que el Poder Ejecutivo tenga que
adjudicar la licencia, no importan las razones. Lo que le preguntamos es si está de acuerdo en que
el Poder Ejecutivo intervenga y si la intervención del Poder Ejecutivo, desplazando la autoridad
de aplicación, no le quita la autonomía al órgano que tiene que administrar el sistema, el espectro
que es el que tiene que adjudicar las licencias.
Por eso es que hay tanto rigor y debate centrado en el artículo 14, con relación a la
autonomía, que está planteado también en los 21 puntos. No importan las razones. El tema es si
no le quita autonomía al procedimiento de adjudicación de las licencias la aparición del Poder
Ejecutivo. Esto es lo que le preguntamos; si está de acuerdo con eso o no.
Sra. Rabinovich. — Entiendo que la adjudicación, en este caso concreto, se refiere a la
adjudicación formal y al decreto del Poder Ejecutivo, y no a una intervención del Poder Ejecutivo
en la elección y la decisión sobre la adjudicación de la frecuencia. No sé si se entiende. Esta es mi
interpretación.
Si el artículo es vago y es de difícil interpretación, está mal. Debería ser muy claro. Pero
mi interpretación del artículo es que la autoridad de aplicación es la que sustancia el proceso de
adjudicación a través de los concursos, conjuntamente con el Consejo Federal y con todos los
controles que establece la ley. Y que el Poder Ejecutivo es el que dispone, a través del decreto, el
último paso formal para la adjudicación.
Quiero decir que, de todos modos, no entendemos las razones por las cuales se diferencia
en los procesos formales de adjudicación una resolución de la autoridad de aplicación y un
decreto del Poder Ejecutivo. Es nuestra interpretación.
Por eso, como usted lo está planteando, consideramos que definitivamente es uno de los
puntos que podrían ser modificados. No tenemos un reparo a priori. Nosotros establecimos una
serie de puntos sobre los que creemos que es necesario hacer ciertas modificaciones al proyecto
de ley para mejorarlo. Sobre este punto, consideramos que es uno de los puntos que pueden
evaluarse.
Entendemos que esto no significa poner en cabeza del Poder Ejecutivo la decisión sobre la
selección de los medios que van a ser adjudicados. Si esto fuera así, estaríamos en contra de este
artículo, porque creemos que la autoridad de aplicación debe ser un organismo autónomo que
tiene que sustanciar los procesos.
Sr. Presidente. — Me piden interrupciones el señor senador Torres y el señor senador Cabanchik.
Sr. Martínez. — Se las voy a conceder con mucho gusto, pero quiero primero leer una parte del
artículo, para mostrar por qué tenemos ciertas dudas.
El Artículo 32 dice: “Las licencias para servicios de comunicación audiovisual abierta
cuya área primaria de servicio supere los cincuenta (50) kilómetros y que se encuentren
localizadas en poblaciones de más de quinientos mil (500.000) habitantes, serán adjudicadas,
previo concurso, por el Poder Ejecutivo nacional”. Y si seguimos leyendo el artículo dice: “Las
correspondientes a los restantes servicios de comunicación audiovisual abierta y servicios de
comunicación audiovisual por suscripción que utilicen vínculos radioeléctricos no satelitales y
que se encuentren planificadas, serán adjudicadas por la autoridad de aplicación”.
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Es decir que la autoridad de aplicación no va a participar en el otorgamiento de las
licencias de 500.000 habitantes o más. Esa es nuestra interpretación. Por eso yo le hacía la
pregunta, para que ustedes pudieran opinar.
Sra. Rabinovich. — Insisto: había entendido que el término “adjudicación”, puntualmente en el
artículo 32, cuando hicimos el análisis en la Asociación por los Derechos Civiles, se refería al
aspecto formal de la adjudicación por medio de un decreto o por medio de una resolución de la
autoridad de aplicación, siendo los concursos y el procedimiento de adjudicación a cargo de la
autoridad de aplicación, porque eso es lo que estableció el articulado. Es un punto en el que puede
haberse...
Sr. Martínez. — La otra interpretación que tenemos nosotros es que como el Ejecutivo tiene la
facultad de otorgar, también tiene la facultad de no otorgar, sin intervención de la autoridad de
aplicación.
Sra. Rabinovich. — Puede ser confuso y puede dar lugar a una revisión.
Sr. Martínez. — No tengo la intención de seguir polemizando. Pero queríamos dejarlo planteado.
Sr. Presidente. — Solicitaron interrupciones el señor senador Torres y el senador Cabanchik.
Quiero aclarar que entre las facultades de la autoridad de aplicación están sustanciados los
procedimientos para los concursos.
Tiene la palabra el señor senador Torres.
Sr. Torres. — Quiero hacer una primera aclaración: en el artículo 33 se habla de que los pliegos
de licitación los va a aprobar la autoridad de aplicación. No es que los va a elaborar el Poder
Ejecutivo; los va a elaborar la autoridad de aplicación.
Y, por otro lado, con respecto a la participación de las empresas, que tanto preocupa a la
oposición, no me preocupan solamente las empresas contratistas de obras públicas. Me preocupan
los bancos y las entidades no financieras, por ejemplo. Y quiero decirles que más allá de los
casinos, en Internet existen hoy en la Argentina un millón y medio de páginas de juego a las que
cada argentino puede acceder en idioma extranjero, y un centenar en idioma castellano. El
problema no está en los casinos legalizados y que en algunos lugares aportan gran cantidad de
dinero, porque dependen exclusivamente de los gobiernos de las provincias, esto para aclararlo
definitivamente. En mi provincia los casinos pagan el 10 por ciento de ingresos brutos aparte del
canon. El problema en la Argentina está en el juego clandestino, que todas las provincias tienen.
De eso nos tendríamos que ocupar, porque cada vez que se cierra la puerta al juego legal, se está
abriendo la puerta al juego clandestino, que no aporta absolutamente nada. Por ejemplo, como
dije, el millón y medio de páginas de juego que existe hoy por Internet en nuestro país.
Sra. Pochak. — Quería aclarar la posición del CELS respecto de la cuestión de los concursos y
de la adjudicación. Creemos que la clave está en el procedimiento. Si una licencia fuera
adjudicada por la autoridad de aplicación sin concurso previo estaríamos en contra. El principio lo
establece el artículo 32. El primer párrafo establece el principio: “todas las licencias serán
adjudicadas mediante el régimen de concursos público, abierto y permanente”. Esto se
complementa con el artículo 12 inciso 8) que dice que corresponde a la autoridad de aplicación
sustanciar los concursos.
Luego, lo que hace el 32 en el segundo párrafo es darle mayor jerarquía política a la
adjudicación en los casos de licencias importantes. Quiero decirles que los estándares
interamericanos son consecuentes con esto y establecen que la asignación de licencias son
decisiones políticas de mucha importancia. Por supuesto, tienen que estar protegidas por un
procedimiento transparente y público, que es lo que establece el Artículo 32 en el primer párrafo.
Pero, en el caso de las licencias importantes, de más de 500 mil habitantes, deben estar protegidas
por un decreto del Poder Ejecutivo, lo cual le da mayor valor político a la decisión y mayor
certeza jurídica a la decisión. De manera que no nos parece que sea una injerencia por parte del
Poder Ejecutivo de turno, sino una mayor protección que está garantizada, de alguna manera, por
los estándares interamericanos, en cuanto a que reconoce que es una decisión política que debe
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estar nutrida de todo un procedimiento transparente y público como lo está en el caso del primer
párrafo del artículo 32, que es consecuente con el artículo inciso 8) del artículo 12. O sea que para
nosotros eso no permitirá una decisión arbitraria, sino que esto es el paso siguiente al concurso
público, no es un paso anterior. Esa es nuestra posición.
Sr. Petcoff Naidenoff. –– Pido la palabra para una interrupción.
Sr. Presidente. –– Primero había pedido la palabra para una interrupción el senador Cabanchik y
el senador Martínez la había concedido.
Sr. Petcoff. Naidenoff. –– Si el senador me permite, quiero hacer una aclaración. Una
interpretación es que puede otorgar mayor jerarquización al Poder Ejecutivo, pero la otra
interpretación es que puede otorgar mayor discrecionalidad, porque así como puede otorgar, el
Poder Ejecutivo puede no otorgar la licencia. Eso es materia de interpretación. El artículo 32 deja
las puertas abiertas a una materia de interpretación.
Los representantes del CELS quizás interpreten que este artículo otorga mayor
jerarquización. Nosotros interpretamos que este artículo otorga mayor discrecionalidad.
Sr. Fernández. –– Como estamos interpretando un artículo, quiero decir una cosa.
El sistema es de compulsa pública. Una vez que efectivamente pasó la barrera de
compulsa, estamos en un acto administrativo final; lo da la autoridad de aplicación, o lo da el
Poder Ejecutivo. No dice acá que lo puede no dar. Dice concretamente que el acto administrativo
final de cierre en un caso lo da la autoridad de aplicación y, en otro caso, lo da el Poder Ejecutivo.
Efectivamente, los sistemas para adjudicación no están condicionados y son para todos iguales.
En el final lo da la autoridad de aplicación y en el otro final, en determinado tipo, lo da el Poder
Ejecutivo. Es un acto administrativo de mayor jerarquía y por eso va vía decreto. Pero no dice que
puede no darlo, porque en definitiva, ganada concretamente en forma previa la compulsa, usted
está frente a un derecho y el Estado ni nadie le puede vulnerar un derecho. Ni la autoridad de
aplicación tampoco, salvo que haya reparos que estén objetivamente reglados en la ley.
––Murmullos en el salón.
Sr. Presidente. –– Senadores, por favor.
Este es un tema que seguramente vamos a debatir. Los invitados ya han dado su opinión.
Si le gusta, bien, y si no, cuando discutamos el proyecto de ley tendrán la oportunidad de
manifestarse respecto del artículos 32, por tales y cuales razones, y se originará el correspondiente
debate. Ahora tratemos de aprovechar a nuestros invitados, y cuando no estemos conformes con
una respuesta tratemos de plantear cual es, en realidad, la posición correcta.
Tiene la palabra el senador Cabanchik.
Sr. Cabanchik. –– Gracias, señor presidente. Tengo el pedido de palabra en este momento, pero
si la senadora Estenssoro quiere referirse a ese tema, preferiría que se invierta el orden de
exposición para luego plantear todas mis cuestiones, incluidas las del artículo 32.
Sr. Presidente. –– No la tengo anotada a la senadora Estenssoro. Si es un pedido de
interrupción...
––No se alcanzan a percibir las palabras pronunciadas por los señores
senadores.
Sr. Presidente. –– Está bien, pero tratemos de respetar las reglas porque con los pedidos de
interrupción constantemente nos metemos ...
Sra. Estenssoro. –– Es para terminar este tema y aclarar algo que me parece que no ha quedado
claro.
En primer lugar, agradezco a los senadores Cabanchik y Martínez por esta interrupción.
En el artículo 12, inciso 8), están las atribuciones de la autoridad de aplicación. Voy a leer
ese inciso completamente, porque recién la representante del CELS, a quien sugerí que se
convocara porque me interesaba su opinión, solamente leyó una parte de ese inciso. Y entre sus
atribuciones, se dice: “Sustanciar los procedimientos para los concursos, adjudicación directa y
autorización, según corresponda, para la explotación de servicios de comunicación audiovisual”.
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O sea que hay tres mecanismos: uno es el concurso, otro la adjudicación directa y otro la
autorización. Esta misma facultad el Consejo Federal también...
–– Varios señores senadores hablan a la vez.
Sra. Estenssoro. –– Me estaba refiriendo al inciso 8) del artículo 12. Ahora voy a leer el inciso b)
del artículo 15.
El Consejo Federal de Comunicación Audiovisual también propone pautas para la
elaboración de los pliegos de bases y condiciones para los llamados a concurso o adjudicación
directa de licencias. Esto quiere decir que en este proyecto hay varias licencias y frecuencias que
se asignan en forma directa, entre ellas, las mencionadas en el artículo 32. Es decir, las
frecuencias de poblaciones con más de 500.000 habitantes se pueden adjudicar por un concurso
pero, a su vez, el Poder Ejecutivo puede no estar de acuerdo con esa asignación y no asignarla,
porque si no, ¿para qué se establece en este artículo que el Poder Ejecutivo las asigna?
–– No se alcanzan a percibir palabras pronunciadas por el señor senador
Fernández.
Sra. Estenssoro. –– Perdón, yo estoy dando mi interpretación.
En el artículo 37 también hay autorizaciones directas para las universidades nacionales,
los institutos universitarios nacionales, los pueblos originarios y para la Iglesia Católica. En el
artículo 49, que hace referencia a un régimen especial para emisoras de baja potencia, la autoridad
de aplicación establecerá mecanismos de adjudicación directa para los servicios de comunicación
audiovisual abierta de muy baja potencia. Esto puede ser para las radios de AM o FM o de
televisión de una ciudad como Río Cuarto. O sea que en las grandes ciudades adjudica el Poder
Ejecutivo y en las pequeñas adjudica en forma directa la autoridad de aplicación. Como vemos,
gran parte de las licencias se adjudican sin concurso previo.
–– Murmullos en el salón.
Sr. Presidente. –– El senador Vera ha pedido la palabra para una moción de orden.
Sr. Vera. –– Pido disculpas al señor presidente y al resto de las senadoras y senadores, pero veo
que haciendo un diálogo entre nosotros. Deberíamos procurar que se hagan las preguntas, se
contesten y si a alguien no le gusta la respuestas, le pido que se abstenga de abrir el diálogo
porque de lo contrario, no vamos a terminar y la verdad que la jornada se hace muy larga
innecesariamente. Seguramente, el pleno se tomará los días necesarios para discutir entre nosotros
donde ahí sí es correcto que podamos hacer los intercambios de opinión. Gracias, señor
presidente.
Sr. Presidente. –– Tiene la palabra el senador Cabanchik.
Sr. Cabanchik. –– En primer lugar, agradezco a los invitados por haber asistido a esta audiencia
en nombre de sus instituciones y personalmente a darnos su visión acerca de este proyecto de ley.
A lo largo de estas audiencias públicas se ha visto la importancia de que el Congreso
nacional ponga en debate los proyectos; y cuanto más público lo haga mejor. Es claro que
tenemos una visión más completa y compleja del proyecto respecto de la que tuvimos cuando
pasó por la Cámara de Diputados, con un accidentado trámite parlamentario.
En segundo término, quiero aclarar que estoy haciendo uso de la palabra en el orden que se
me adjudicó; no estoy haciendo ninguna interrupción. Además, cuando a esta altura de la soirée –
–por decirlo así–– las presidencias han permitido tantas interrupciones, es muy difícil evitar ya
ahora el debate, porque no puedo reprimirme a mí mismo de opinar sobre otras opiniones que se
han vertido. Así que es todo o nada, por decirlo de alguna manera. Ya está abierto el debate. De
todas maneras, aviso que seré moderado; me autocontendré.
Respecto del artículo 32, para aprovechar que ya estuvimos en este tema recién, pienso
que la única cuestión que está abierta a interpretación en el segundo párrafo de dicho artículo, es
la fuerza que se le quiere adjudicar a la expresión “serán adjudicadas”. Si se la interpreta en el
sentido de que deberá ser así, o sea, en el sentido más fuerte -serán adjudicadas, porque no dice
serían adjudicadas o podrían ser adjudicadas, sino “serán adjudicadas”-, debiera entenderse
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entonces que el acto administrativo del Poder Ejecutivo nacional no puede si no hacerse. Pero si
este es el punto, sería mejor evitar toda ambigüedad retocando ligeramente el texto, porque esta
distinción parece no obedecer a ninguna razón. Porque, en efecto, concurso público hay en los dos
casos: con menos de quinientos mil, o con quinientos mil o más. Con menos de cincuenta
kilómetros, o con cincuenta kilómetros o más. En ambos casos, hay concurso público.
Pero, entonces, si interpretamos que la expresión será adjudicada es taxativa, está de más
la distinción, porque en los dos casos hay concurso público y un acto administrativo final.
Entonces, ¿para qué distinguir entre unos y otros, generando una brecha al menos remota e
interpretativa que no parece cumplir ninguna razón, excepto que haya alguna que no se ha dicho
todavía aquí y sería bueno escucharla? Y si no la hay, propongo directamente ahora -me parece
que en consonancia con lo que ha dicho la representante de la Asociación de Derechos Civilesevitar toda ambigüedad aquí. Incluso la representante del CELS ha dicho que, si fuera posible
interpretarlo en este sentido, aunque sea remotamente, no lo compartiría.
Sra. Pochak. – Si lo dijera, no lo apoyaría.
Sr. Cabanchik. – Justamente, no quiero entrar en un debate tan puntual.
Sra. Pochak. – Entonces, no me interprete.
Sr. Cabanchik. – Lo que algo dice, justamente sometido a interpretación, no sabemos qué dice o
qué no dice. Siempre hay que agregar: si lo dijera según una interpretación. Creo que es lo único.
Entonces, es una propuesta que ya dejo planteada: ¿para qué poner esta distinción si al mismo
tiempo decimos que es nula? ¿Si al mismo tiempo decimos que es insustancial? ¿Si al mismo
tiempo decimos que el Poder Ejecutivo no podría no hacerlo? Estaría de más. Eso en cuanto al
artículo 32.
Quiero volver a concentrarme en el artículo 108, inciso a), porque la representante del
CELS ha considerado que en esta formulación se entiende claramente que está en consonancia
con la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Yo escuché que esto fue
afirmado por la representante del CELS.
El artículo 108, inciso a), expresa lo siguiente: Caducidad de la licencia o registro.
“Realización de actos atentatorios contra el orden constitucional de la Nación o utilización de los
Servicios de Comunicación Audiovisual para proclamar e incentivar la realización de tales actos”.
O sea, actos atentatorios contra el orden constitucional.
Creo haber entendido que usted se refirió en la discusión sobre el inciso a) a que estaba, de
acuerdo a la evaluación de ustedes, en consonancia con la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. Si no lo dijo, le pregunto ¿si cree que está?
Sra. Pochak. – Yo lo que digo es que la propuesta por supuesto admite mejoras en su redacción.
Lo que estoy analizando es si es compatible o no con los estándares interamericanos en materia de
libertad de expresión. Entonces, lo que digo es que esta ley no establece sanciones por contenido.
En todo caso, sí por expresiones, y eso nos reconforta. Lo que hace la regulación de esta sanción
es establecer una falta gravísima, como es la caducidad de la licencia ante casos gravísimos que
incluso son tipo penales que no son declarados inconstitucionales, como la realización de actos
atentatorios contra el orden constitucional.
Quiero decir: no es una expresión que no nos gusta o una opinión que nos desagrada, sino
son actos atentatorios. Esto está en consonancia con el artículo 13, que permite ciertas
restricciones en caso de violencia, es decir, de casos graves. Estamos hablando de actos
atentatorios. No digo que la redacción no pueda mejorarse, sino que no es incompatible con el
artículo 13 de la convención americana.
Sr. Cabanchik. – Quisiera, entonces destacar este acuerdo de que es mejorable el pasaje de este
artículo.
Ahora bien, acá dice “actos atentatorios”, pero luego dice “o utilización de los servicios
para proclamar e incentivar”. Eso ya no es cometer el acto, sino proclamar e incentivar. Yo quiero
recordar que el artículo 36 de la Constitución Nacional que refiere al incumplimiento de la
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Constitución, al acto de atentar contra el orden institucional y el sistema democrático. Habla de
actos de fuerza. Es decir, el artículo 36 de la Constitución Nacional es claro al respecto: son actos
de fuerza. Pero el 108, inciso a), expresa que para hacer caducar una licencia es una causal en
principio suficiente, porque en ninguna parte del articulado dice que todas deben darse. O sea que
debo pensar que cada una de ellas es suficiente.
Entonces, así leído el 108, inciso a), está afirmando que basta conque un servicio de
comunicación –en la interpretación del órgano de aplicación, porque es quien va a interpretar
esto– interprete que está incentivando un acto atentatorio –sin decir en qué consiste– contra el
orden constitucional, se puede hacer caducar la licencia. Hoy tenemos un gobierno del cual yo no
tengo por qué sospechar que se valdría de una cosa así para abusar del poder, pero esto es una ley
que legisla para muchos años más. Y un gobierno podría valerse –gobierno aún elegido
democráticamente, sabemos que el orden institucional puede pervertirse en su sustancia por
muchos mecanismos complejos– de una formulación semejante para hacer caducar licencia, para
perseguir voces plurales, que son tan necesarias en una situación determinada.
Fíjense que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha tenido un fallo en el caso
Baena por una ley de Panamá. La sentencia es del 2 de febrero de 2001. El artículo 1° de la ley
que consideró expresa algo como esto, y cito textualmente: con el fin de preservar el orden
constitucional, se autoriza al órgano ejecutivo... “El fin de preservar el orden constitucional”.
¿Qué dice la Corte? En lo que concierne al principio de legalidad, la ley en cuestión sólo contenía
un concepto muy amplio e impreciso sobre posibles conductas ilícitas, cuyas características
específicas no se establecían puntualmente y que sólo se caracterizaban bajo el concepto de
participación en actos contrarios a la democracia y el orden constitucional. Y hay otras
consideraciones similares en este fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Creo que podría darse un caso similar con esta ley si se ventilara en la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, que tiene para nosotros un estatuto constitucional y
efectivamente cierta jurisprudencia para nosotros. Esta figura es tan amplia como la incluida en
esa ley de Panamá que fue objetada por la Corte. Como también, en un caso que sí tiene que ver
con la Argentina en forma directa, en el caso Kimel –que ahora estamos teniendo que tomar en
cuenta justamente para la cuestión de calumnias e injurias–, donde también se señalaban los tipos
vagos punibles para fallar en contra de una figura legal. Imaginemos si en el Código Penal
aceptáramos figuras tan vagas. Es decir, si coincidimos en que es mejorable la redacción, ¿por qué
no la mejoramos y listo? Y esta es la instancia para hacerlo en cuanto al 108, inciso a).
Sr. Presidente. – Hagamos la pregunta, senador. Se perdió la compañera.
Sra. Pochak. – Quiero contestar. ¿La redacción es mejorable si digo que es incompatible con la
Convención Americana? A criterio del CELS, no es incompatible con la convención americana.
Por supuesto es un parámetro establecido por la Corte Interamericana que el principio de
legalidad debe respetarse incluso para las sanciones impuestas por la administración. De manera
que no es que consideramos que es válida una legislación que no respete el mandato de certeza
impuesto por el principio de legalidad. Coincidimos y hemos revisado el fallo Baena de 2001. Lo
que decimos es que este tipo de sanción establecido por el artículo 12 no es incompatible, porque
el propio artículo 13 de la Convención Americana establece que se pueden establecer restricciones
a la libertad de expresión por motivo de incitación a la violencia. Nos puede gustar o no el
estándar, pero no podemos decir que una gravísima como es atentar contra el orden constitucional
o incitar a hacerlo es contrario a la Convención Americana porque no es, ya que el artículo 13
establece que se pueden establecer restricciones a la libertad de expresión por la incitación a la
violencia.
Esta ley no establece limitaciones por contenido. No es verdad. En el artículo 13 establece
el principio general. De manera que cuando hay una falta tan grave, que incluso establece la
sanción de caducidad de la licencia, como es atentar contra el orden constitucional nos parece que
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debemos pensar en una interpretación razonable y, si no, siempre vamos a tener el control judicial
que nos va a dar la tranquilidad de que se va a estar preservando la libertad de expresión.
Y, con respecto a los concursos, la lectura —no la interpretación— que hace el CELS del
párrafo sobre la adjudicación del Poder Ejecutivo es que nos puede gustar o no la redacción, pero
ésta no es vaga. Porque el principio del artículo 32 es el del concurso previo...
Sr. Cabanchik. — Yo no discutí eso.
Sra. Pochak. — Coincido con usted en cuanto a la claridad.
A nosotros no es que nos parece que no tiene sentido la adjudicación del Poder Ejecutivo;
como usted admitió, el párrafo es “será adjudicado”, no admite “podrá”, “no podrá” o “me
gustará” sino que dice “será adjudicado por el Poder Ejecutivo”.
Lo que nosotros decimos es que sí le encontramos un sentido, y es jerarquizar la decisión
política. No es que no tiene sentido. Nos puede gustar o no nos puede gustar, pero tiene un
sentido, y es jerarquizar la decisión política. Y, nuevamente, hay una coherencia con los
estándares interamericanos que establecen que la asignación de licencias de radios y televisión
implica, por la importancia de la libertad de expresión y por la importancia que tienen los medios
masivos de comunicación, una decisión política de suma envergadura. De manera que si el
legislador pretende jerarquizar eso con una asignación por parte de un decreto nos parece que es
coherente con un estándar interamericano en la materia.
Sr. Cabanchik. — Tengo dos preguntas para Fortunato Malimachi.
¿Qué tal Fortunato? ¿Cómo estás? Un gusto verte.
Vos utilizaste la expresión “espectro mediático en tu exposición, y yo quisiera preguntarte
cuál es el significado que le otorgás a la expresión “espectro mediático”, porque por un lado
tenemos el espacio radioeléctrico, que podríamos definir como un bien público, y por otro lado
tenemos todo lo atinente al cable como una de las vías de transmisión de lo audiovisual.
¿Vos estás englobando ambos aspectos? Querrías referirte sólo al radioeléctrico?
Sr. Malimachi. — No. Me quiero referir al de los servicios audiovisuales, que es el que estamos
discutiendo en la ley.
Sr. Cabanchik. — O sea que incluís también al cable.
Sr. Malimachi. — Sí.
Sr. Cabanchik. — Quería entonces preguntarte si a tu juicio no hay una diferenciación
importante, sustantiva, entre legislar sobre un bien público que nos pertenece a todos —lo relativo
al conjunto de las frecuencias y a cómo se adjudican y dividen— y la transmisión por cable.
Quisiera que me digas si no hay una diferencia cualitativa que debiera implicar un tratamiento
legislativo diferenciado.
Esa es una de las preguntas que te quiero hacer. Después te hago la otra.
Sr. Malimachi. — Escuchando a los compañeros del CELS y a quienes hablan de otros derechos
me quedó una buena idea: hay otras leyes que el Parlamento puede seguir produciendo para
regular. No puede estar todo en una sola ley.
Los que hacemos historia social o historia del Parlamento en la Argentina sabemos que no
hay una ley que pueda tener el conjunto de las regulaciones que son necesarias. Por eso me
pareció importante aquello que se ha discutido y ustedes tendrán que seguir discutiéndolo más allá
de los aportes técnicos que cada uno puede hacer.
Como se dijo, es una ley compleja y es una ley que hay que leerla desde el principio hasta
el final. Cada uno de nosotros sabe que cada artículo hay que leerlo encuadrándolo en el artículo
general de la ley. Igualmente, a mí me parece que se puede seguir avanzando sin ningún
problema.
Sr. Cabanchik. — La pregunta tenía que ver no con lo que pueda avanzarse más allá sino que en
esta ley ya está incluida la legislación sobre el cable y sobre el aire. Mi pregunta era no sobre algo
que estaría fuera de esto sino sobre algo que está incluido y no merecería separarse en una
legislación diferente.
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Sr. Malimachi. — Hasta ahí llego.
Sr. Cabanchik. — ¿Hasta ahí llegás? Bueno.
También quiero preguntarte si considerás que está ley es mejorable y, si no, quisiera que
me des el argumento de por qué te parece perfecta.
Sr. Malimachi. — Samuel es filósofo.
Sr. Cabanchik. — Ya saben. (Risas.)
Sr. Malimachi. — Yo les podría decir que ninguna ley es perfecta, y ya lo sabés.
Sr. Cabanchik. — Muy bien. Gracias.
Entonces, ¿te parece que sería bueno, ya que considerás que es mejorable, que el Senado la
mejorara si pudiera?
Sr. Malimachi. — Lo que yo creo es que si el Senado la deja más tiempo, si el Senado no es
capaz de ir adelante, si el Parlamento no es capaz de decir “la votamos” la gran mayoría de la
sociedad argentina va a decir “¿Cuánto les pagaron?”, “¿Cuáles fueron los grandes grupos de
poder...?”
Sr. Cabanchik. — No...
Sr. Malimachi. — Lo pienso yo, lo digo yo; déjenme decirlo. Así como sucedió con la Banelco.
Los que estaban en el gobierno de la Alianza se acuerdan.
Hay una sociedad que, con respecto a los partidos y a la sociedad política es ultrasensible:
es la sociedad argentina. Es una sociedad que cuando ve que el Parlamento no avanza, no aprueba,
supone quién será el que tiene ese poder económico, simbólico, social, que nos lleva a que las
leyes salgan adelante.
Conozco muy bien otros temas, porque los vengo investigando, como las leyes de
educación sexual, las leyes de salud reproductiva o las leyes que tienen que ver con despenalizar
ciertos temas.
Es decir, toda ley es perfectible. Espero que haya Parlamento por 100 años que las pueda ir
perfeccionando, como se perfecciona la Constitución, porque se perfeccionó en 1994. De la
misma manera se puede modificar esta ley. Habrá nuevas regulaciones que tendrán que venir.
La idea central, o por lo menos lo que yo quería decir, es que hay una intención de regular,
de que haya una intervención activa del Estado sobre nuevos desafíos mediáticos, tecnológicos, o
simplemente creemos que las empresas por ellas mismas van a resolver los problemas.
Esta mañana estuve con Graciela Michetti —no sé quién será del grupo de ella—
discutiendo con colegas franceses sobre la crisis internacional y el papel indelegable del Estado de
regular. Había franceses, holandeses y latinoamericanos. Es decir, me parece que esa es la
discusión de fondo: o se piensa que el Parlamento es capaz de regular y de tener una presencia
activa frente a los grandes grupos de poder —y en este caso los mediáticos son un grupo de
poder— o se piensa que el mercado y las empresas mediáticas por sí solas van a crear las leyes. Si
dejamos hacer esto déjenme decir que la representación y la credibilidad política se va a caer por
el suelo.
Sr. Cabanchik. — Yo lamento tener que opinar sobre la opinión, porque no es sólo una respuesta
sino que tiene apreciaciones complejas. Porque, aunque vos le atribuyas a la sociedad esa posible
creencia debido a que hagamos esto o lo otro —y en eso coincido con la hipersensibilidad—
también podemos decir que la mitad de la sociedad va a decir una cosa y la otra mitad
exactamente lo contrario. Si aprobamos la ley tal cual está podrían decir exactamente lo mismo,
nada más que con la dirección contraria.
Es decir que si apelamos a una hipersensibilidad social por un juicio de valor que
sobrevendría a nuestra votación estamos eliminando la soberanía que nuestra representación debe
consagrar y honrar en el ejercicio del cargo. Y eso, al decirlo aquí en tu discurso y dándole
cuerpo al decirlo de esta forma, lamentablemente funciona como algo... Ahora se me ocurre una
palabra que es un poco grosera y no quiero personalizar, porque sabés que no es así, pero eso
podría resultar como un efecto chantaje. Tanto como lo que dijo la señora Hebe de Bonafini,
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quien me merece el mayor de los respetos por muchas razones, cuando de alguna manera lo puso
en los siguientes términos: quien vote a favor de esta ley estará dentro de los buenos, y el que lo
haga en contra será parte de la dictadura.
Ahora usted dice: “quien vote en contra, se habrá sometido a la Banelco, eso pensarán
muchos. Y para que no lo piensen, mejor no lo hagan.” Eso es no respetar al Congreso nacional...
Sr. Malimachi. – Samuel: no dije eso. Acá no hay taquígrafos...
Sr. Presidente. – Se graba todo...
Sr. Malimachi. – Estuve hablando sobre la sensibilidad que hay en la sociedad. Y no por esa
sociedad, sino por lo que se viene diciendo históricamente. Cada vez que salió una ley, la
oposición o el oficialismo utilizaron justamente ciertos criterios. Puse el ejemplo de la Banelco,
porque la mayoría lo conoce. Algunos fueron ministros de ese gobierno y están acá presentes.
Entonces, me parece importante recordarlo, porque forma parte de una cultura política en
la Argentina que es necesario transformar. Y creo que estamos todos de acuerdo. Hay que aceptar
que cada uno vota por su libre conciencia. Ayer, hoy y mañana. Porque si la ley que me gusta se
vota por libre conciencia, pero la que no me gusta no se votó así, me parece que estamos en un
problema.
Mi idea era hacer una reflexión global. Las leyes son votadas por libre conciencia. Ahora,
he visto históricamente que algunas veces, dependiendo de la ley que se trate, se dice que hubo
presión de “a” o de “b”. Entonces, me gustaría, porque así creo que la democracia y el Parlamento
se fortalecen, que no salgamos a decir: se votó la ley a favor porque pasó tal o cual cosa con las
provincias o no se votó a favor porque pasó tal o cual cosa con los grupos mediáticos.
Esto es lo que me parece importante: debate de ideas, de posiciones, donde cada uno vote
por su libre conciencia. Esto le hace muy bien al Parlamento y a la sociedad Argentina. Pero
muchas veces, insisto, se habla de oficialismo u oposición. Y me parece…
Sr. Vera. – Señor presidente: pido una moción de orden. Y pido disculpas. Insisto en que
procedamos a efectuar preguntas y respuestas. Las opiniones y las digresiones personales que
tenga cada uno de nosotros, hay que evitarlas. Me permito decir que muchos de los senadores y
senadoras que estamos acá tenemos cosas para decir, pero debemos respetar el debate normal.
Porque si no, esto no termina nunca, se nos desordena y nos vamos para un lugar que no tiene
nada que ver. En todo caso, si hay que hacer estos debates será en el ámbito que corresponda pero
no en este.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra la señora senadora Osuna.
Sra Osuna. - Insistentemente pedí interrupciones y he sido comprensiva con algunos legisladores
que querían redondear. Pero pido esta vez la palabra, porque quiero hacer una consideración.
Quiero marcar una diferencia con lo expresado por mi comprovinciano Vera. Si bien es
verdad que el tiempo se puede estirar en las consideraciones que vamos haciendo en torno a
cuestiones muy puntuales del articulado de la ley, las razones por las cuales nosotros sostenemos
esta iniciativa están fundadas. Entonces, no es una derivación inútil que se hagan aclaraciones con
respecto a esto. No solamente las preguntas hacen al debate. Reivindico que podamos hacer
consideraciones sobre el texto o algunas afirmaciones que de algún modo sientan una posición
que algunos podemos no compartir.
Acuerdo con el senador Vera acerca de que seamos más cortos en nuestras intervenciones.
Eso puede ser. Pero no evitemos las consideraciones
Acá se ha hablado acerca de cuestionamientos y de causales de caducidad. No quiero
volver in extenso sobre ese artículo, pero sí dejar en claro la actual situación.
En el artículo 18 de la ley hoy vigente se establece lo siguiente: “La libertad de
información tendrá como únicos límites los que surgen de la Constitución Nacional y de esta ley.
La información deberá ser veraz, objetiva y oportuna. El tratamiento de la información por su
parte, deberá evitar que el contenido de esta o su forma de expresión produzca conmoción pública
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o alarma colectiva.” La verdad es que hasta ahora no he escuchado una critica puntual sobre esta
cuestión que hoy nos rige.
Continúo: “La información no podrá atentar contra la seguridad nacional ni implicar el
elogio de actividades ilícitas o la preconización de la violencia en cualquiera de sus
manifestaciones. Las noticias relacionadas con hechos o episodios sórdidos, truculentos o
repulsivos deberán ser tratadas con decoro y sobriedad dentro de los límites impuestos por la
información estricta.”
Y no sólo eso dice la actual ley, sino que, además, en el artículo donde se establecen las
causales de caducidad, en el inciso f) hay una remisión directa a este artículo 18, lo cual nos
plantea que si hay dudas sobre posibilidades de caducidad, este gobierno no ha echado mano a
ninguna de ellas.
Estoy viendo si está la gente del Comfer. Sería bueno disponer de información sobre
caducidad operada en razones que establecen estos artículos, el 18 y el 85, inciso f), como para
tener una referencia concreta de las posibilidades que abre el actual artículo 108 en el inciso
específico que estamos tratando.
Sr. Presidente.- Tengo agotada la lista de las preguntas, con lo cual doy por concluida la jornada
de hoy...
Sr. Fernández. – El senador Martínez había pedido una interrupción.
Sr. Martínez. – Simplemente había pedido una interrupción para plantear al señor Marimachi que
debemos ser todos sumamente cuidadosos con el lenguaje que utilizamos.
Yo también diría que pude haberme sentido molesto cuando usted, al hablar de la
aprobación de la ley, manifestó que no debíamos ser tontos los legisladores. Lo interpreto en la
buena voluntad de que debemos trabajar y hacerlo. Pero cada uno de nosotros que se presenta
frente a un micrófono o a una cámara debemos ser cuidadosos.
Y el tema de la banelco y ese tipo de cosas enturbian este debate que creo que es bueno.
Hemos dicho que vemos con muy buena cara lo que el oficialismo ha llevado delante al generar
un debate amplio, transparente, permitiendo que yo participara de él sin ser miembro de ninguna
de estas comisiones, por ejemplo.
Tanto a mí como a todos los que estamos debatiendo pido que tengamos un poco de
cuidado en el lenguaje. Porque comparto con usted que hay una sociedad que está sensibilizada,
que tiene niveles de violencia.
Cuando uno de los periodistas me preguntó cómo iba a encarar esta ley, le respondí que
debíamos hacerlo sin los ojos de Clarín y sin los de Kirchner. Tenemos que encararla como una
ley, en la cual todos trabajemos con el fin de alcanzar el mejor resultado posible. Simplemente,
quería realizar esa aclaración.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Parrilli.
Sra. Parrilli. — Quiero referirme a eso de “ser cuidadosos”. He estado muchas horas sentada acá,
como muchos de los señores senadores. Y quiero pedir que seamos respetuosos con la gente que
nos viene a visitar.
— Varios señores senadores realizan manifestaciones fuera de
micrófono.
Sra. Parrilli. — Si tenemos invitados en la Casa, los primeros que debemos ejercer el respeto
somos nosotros si queremos que se nos respete. Hoy, he sentido que, en algunos momentos, se le
ha gritado a la gente porque no estaba de acuerdo. Esto también sucedió en las jornadas de la
semana pasada, el día viernes. Pareciera que se los reta como si fueran niños, porque no están de
acuerdo. Entonces, reitero, debemos respetar a nuestros invitados, estemos o no de acuerdo con
ellos.
Con relación a lo que decía el señor senador Martínez sobre el lenguaje, quiero decirle que
si se sintió agraviado por lo que dijo aquí el señor respecto de la Banelco y de que debemos
fijarnos en los términos que usamos, quiero señalarle que seguir manifestando en este recinto que
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esta es una Ley K también es una ofensa. Es una ofensa para todos los que han trabajado durante
todo este tiempo por esta ley, estemos de acuerdo o no. Así que pido que, por lo menos, en este
recinto, no llamemos a esta ley “Ley K”. Gracias.
Sr. Presidente. — Muchas gracias.
— Son las 18 y 57.
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