situaciones sinópticas y tipos de tiempo característicos en españa

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1.-FACTORES GEOGRÁFICOS BÁSICOS
TIEMPOS Y CLIMAS DE ESPAÑA
DE
LOS
Trataremos en este apartado, fundamentalmente, los factores denominados
"geográficos", es decir los que no dependen de la dinámica atmosférica. Éstos
últimos, se analizarán, de modo integrado, en el apartado 3º
1.1.-La latitud
- La península Ibérica se enmarca entre los 43º 47’ N (Estaca de Bares) y
los 36º 00’ N (Tarifa). Las Islas Canarias se extienden entre los 29º 24’
N (Alegranza) y los 27º 38’ N (S de Hierro). En ambos casos se trata de
latitudes subtropicales, muy cercanas a los trópicos en el caso de
Canarias, y a las latitudes medias en el caso del N de la península.
- El intervalo latitudinal peninsular, de casi 8º, equivalente a unos 850km,
es un factor importante en la isolación y en las temperaturas.
- El principal efecto de la latitud subtropical es un régimen térmico
moderado, sobre todo, en las temperaturas mínimas invernales, que no
descienden de los 5ºC (a nivel del mar).
- Otro efecto es la casi total ausencia de heladas y nevadas a nivel del
mar: Las masas que ocasionan estos procesos, llegan ya muy
modificadas.
1.2.-Posición en costa occidental
- En las clasificaciones climáticas, este es un factor de gran importancia.
Habitualmente se distingue entre climas de fachada oriental y occidental. Dentro de
los climas subtropicales, el clima “chino” (subtropical húmedo), es un clima de
fachada oriental (SE de EEUU, SE DE China, Pampa argentina...) mientras que el
clima “mediterráneo”, es claramente un clima de fachada occidental (S de Europa,
California, franja central de Chile, región de Perth (Australia)...).
- En el caso del clima mediterráneo, la influencia de la exposición occidental
en el tiempo y en el clima se debe a tres mecanismos principales:
1
a) Los westerlies (vientos del Oeste) aportan influencia atlántica. Este proceso
alcanza su máxima intensidad en invierno, estación en la que la circulación de los
westerlies y de las borrascas atlánticas es más meridional. Es el principal factor
responsable de que el semestre invernal sea lluvioso.
b) El anticiclón de las Azores genera estabilidad en verano. La dinámica
atmosférica del semestre estival está dominada por la subsidencia subtropical
(dominio de movimientos verticales descendentes del aire troposférico) lo que
genera estabilidad. Esta subsidencia se manifiesta sobre las superficies oceánicas en
forma de anticiclones (como el de las Azores), que refuerzan la estabilidad
atmosférica de las zonas subtropicales más cercanas al océano (como es el caso de
la Península Ibérica). Esta estabilidad sólo se ve alterada parcialmente por las bajas
presiones térmicas estivales, aunque éstas son incapaces de generar tormentas
convectivas.
c) Los anticiclones subtropicales generan corrientes cálidas en su parte más
occidental (que aportan calor y humedad a las fachadas orientales), y corrientes frias
en su parte más oriental (en las fachadas occidentales). Estas corrientes frías son
otro factor añadido de estabilidad atmosférica, pues enfrían las capas bajas de la
atmósfera. La influencia refrescante y estabilizadora de la “corriente de las Canarias”,
en la parte oriental del Anticiclón de las Azores, alcanza desde Galicia hasta cerca de
las Islas de Cabo Verde.
- En consecuencia, las características pluviométricas de un clima mediterráneo
ofrecen claros contrastes estacionales: influencia oceánica y precipitaciones en
otoño, invierno y primavera, frente a estabilidad atmosférica y ausencia de lluvias en
verano. Esta es la tendencia general aunque, como ser verá en otros apartados, el
mosaico de regímenes pluviométricos estacionales es muy variado.
1.3.-El relieve
España es un país con un relieve formado básicamente durante la Orogenia
Alpina. Como otras tierras circummediterráneas de origen alpino, el relieve
2
tiene dos características básicas: es enérgico y variado espacialmente, y
presenta desniveles altitudinales bastante acusados. A estas dos
características se les une el que tiene una elevada altitud media, debido a
la estructura en forma de meseta interior y cordilleras periféricas que
minimizan la extensión de las tierras bajas litorales. La altitud media llega
a alcanzar los 650m, la segunda de Europa después de Suiza.
Los principales efectos de estas características del relieve sobre el clima son
los siguientes:
- Los rangos de temperatura entre los lugares más cálidos del país y las cimas
de las montañas más elevadas superan los 22ºC. Esto es aplicable para la
Península,
que
presenta
un
gradiente
térmico
vertical
de
unos
0'6ºC/100m. En Canarias este gradiente no sirve, debido a la presencia de
la inversión térmica de los alisios, que hace que por encima de los 8001000m de altitud aparezca una capa de aire más cálido, pero debido a la
gran elevación del Teide (3718m), el rango térmico es semejante.
- Las sierras y valles tienen notables efectos de "umbria" y de "solana", que se
reflejan claramente en la vegetación.
- Las precipitaciones se ven muy afectadas por la exposición del relieve y
también en parte por la altitud. En general, el gradiente pluviométrico con
la altitud es positivo (llueve claramente más en los macizos montañosos,
tanto más cuanto más elevados), pero presenta muchas variaciones
locales. En algunos lugares, incluso, se pueden presentar situaciones
invertidas. Es el caso, por ejemplo, de las comarcas costeras del S de
Valencia y N de Alicante en las que el factor litoralidad es más fuerte que
el factor altitud, de modo que llueve más en el piedemonte montañoso
que en las partes altas del macizo de Alcoi.
- Todavía es más variable el efecto de exposición, pues en cada sierra o
conjunto de sierras, la dirección de los flujos inestables es diferente. En
algunas sierras, las dos fachadas estan bien expuestas a algún tipo de
flujo inestable (ej. en los Pirineos orientales y en los occidentales), pero lo
normal es que en la mayoría de macizos y cordilleras, sea más húmeda
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una fachada que otra. Entre las más claras disimetrías pluviométricas por
efecto del relieve tenemos: Las Islas Canarias más altas y occidentales
(Tenerife, Gran Canaria, La Palma...), en su cara N (húmeda) y S (seca);
la Cordillera Cantábrica, muy húmeda en Asturias y más seca en los
Montes
de
León;
el
macizo
de
Alcoi,
muy
húmedo
al
NE
y
extremadamente seco al SE, con uno de los gradientes pluviométricos más
bruscos de toda la Península; los Montes Universales, húmedos en Cuenca
y relativamente secos en el sector turolense (Albarracín)...
- Hay otros parámetros climáticos menos importantes que también se ven
afectados por el relieve. Quizá el más importante sea el viento, que
registra cambios de dirección y de velocidad al ser encauzado por el
relieve.
1.4.-La continentalidad
La forma compacta de la Península Ibérica hace que en ciertas ocasiones
tenga el efecto de un minicontinente. Evidentemente, las reducidas
dimensiones hacen que este factor sea en general poco importante, pero
llega a tener efecto, sobre todo en:
- Los tipos de tiempo fríos anticiclónicos, que registran un plus de
enfriamiento que se traduce en temperaturas mínimas algo más bajas,
mayor número de días de helada, etc
- El desgaste de las situaciones atmosféricas lluviosas de componente W. Se
puede decir que la influencia Atlántica apenas llega al Mediterráneo. Al
margen de las Islas Baleares, el punto menos atlántico de toda la
peninsula, posiblemente sea el extremo NE de Alicante (Cabo de la Nao y
de San Antonio. Allí, sólo el 5% de la lluvia cae con situaciones
atmosféricas asociadas a vientos del W.
- El hecho de que las cubetas del interior peninsular sean estepas frías: es el
caso de Valladolid, de Los Monegros, del valle del Jiloca o de Albacete.
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- Como se verá en otros apartados, la continentalidad también se hace notar
en las amplitudes térmicas anuales (diferencia entre las temperaturas
medias del más más frío y del más cálido. Albacete, Cuenca y Teruel, en
conjunto son las tierras con mayor amplitud térmica, lo que equivale a
decir que son las más alejadas, a la vez, de la influencia atlántica y de la
mediterránea.
1.5.-El Mediterráneo
La presencia de un gran mar interior es un rasgo exclusivo de la fachada
euroasiática. En ningún otro lugar del mundo se da una situación
geográfica semejante. Este rasgo tiene una singular importancia en el
tiempo y el clima de las Islas Baleares y de toda la fachada levantina de la
Península, incluso de la Costa del Sol.
Potencialmente, el Mediterráneo es una fuente de inestabilidad, pues, al ser
un mar cálido proporciona las dos componentes básicas de la inestabilidad
atmosférica: el calor y la humedad. Esta situación, por inercia térmica,
alcanza el máximo exponente desde finales del verano hasta diciembre,
pero en realidad está presente todos los meses del año. El único requisito
que hace falta es que se produzca un "forzamiento sinóptico" que
desencadene el proceso, en especial una situación atmosférica que haga
que el viento tenga componente E, para que proceda de este mar y que, a
la vez, presente inestabilidad dinámica en capas medias y altas de la
atmósfera. Es de notar que este tipo de situaciones son anómalas en las
latitudes medias, dominadas por los vientos del oeste. El marco sinóptico
que puede dar lugar a que el Mediterréneo tenga una influencia efectiva
en la Peninsula es el de los temporales de levante acompañados de "gotas
frías" en altura. El responsable del temporal de levante suele ser un
anticiclón centroeuropeo o una pequeña borrasca norteafricana (o ambos
a la vez). La responsable de la inestabilidad en altura es la "gota fría",
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tanto por su efecto termodínámico (aire frío en altura) como sobre todo el
puramente dinámico (ciclogénesis en altura).
La influencia del Mediterráneo en la pluviometría de los climas peninsulares se
deja ver, sobre todo, en los máximos pluviométricos otoñales. Un buen
criterio para delimitar hasta dónde es predominante la influencia
mediterránea y a partir de qué lugar predomina la influencia atlántica es
trazar la línea que separa los máximos estacionales primaverales y los
otoñales. El la Comunidad Valenciana, esta línea coincide bastante con los
límites provinciales entre Castellón y Teruel y entre Valencia y CuencaAlbacete.
1.6.-La corriente fría de las Canarias
El clima de las Islas Canarias tiene unos rasgos mediterráneos, pero unos
factores
geográficos
muy
especiales.
Sus
lluvias
proceden
casi
exclusivamente de las gotas frías, al igual que las del Mediterráneo, pues
las borrascas atlánticas son casi incapaces de llegar a latitudes tan bajas.
Pero al margen de unos pocos días al año en los que se dan condiciones de
inestabilidad atmosférica, durante el resto predomina la estabilidad
atmosférica. El factor geográfico fundamental de esta estabilidad es la
presencia de una corriente marina "fría", que contrasta con el aire cálido
tropical. La combinación entre unas capas bajas de la atmósfera frescas,
por efecto de unas aguas marinas con temperatura más baja de lo normal
y unas capas medias y altas cálidas produce una inversión térmica (la
inversión térmica de los alisios) que estabiliza totalmente la atmósfera.
Tanto los alisios (vientos del NE al sur de los anticiclones subtropicales -como
el de las Azores-) como los temporales de "gota fría" afectan sobre todo a
la mitad norte de las islas. Si las "gotas frías" aportan lluvias, los alisios
aportan otra fuente de humedad nada despreciable: la precipitación
"horizontal" del mar de nubes (pequeñas gotitas de condensación de las
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nubes cuando éstas entran en contacto con el relieve). Se estima que la
formación vegetal de la "laurisilva" canaria recibe más aportación hídrica
de las gotículas nubosas que de la propia precipitación.
2.-LOS ELEMENTOS DEL CLIMA
2.1.- Las precipitaciones
España es un territorio de grandes contrastes climáticos basados, sobre todo, en grandes
contrastes pluviométricos, no tanto en los termométricos. La distribución espacial de esta
precipitación presenta las siguientes características:
-
La precipitación llega a alcanzar en algunos lugares cantidades cercanas o superiores a los
1500-2000mm. Se trata de cantidades equivalentes a los máximos europeos de clima oceánico,
sólo superadas por los máximos alcanzados en ciertas montañas mediterráneas, como los Alpes
Dináricos. Los tres núcleos de máxima precipitación son: las montañas de la primera alineación
del Macizo Galaico (ej. en el interior de Pontevedra), las estribaciones más litorales del Pirineo
navarro y la Sierra de Grazalema, en Cádiz. En cada uno de estos lugares concurren similares
factores geográficos: En Galicia las primeras alineaciones montañosas son el óptimo
pluviométrico de una región que es la mejor expuesta a la influencia oceánica. En Navarra se
conjuga también la cercanía al litoral y el refuerzo orográfico. En Cádiz, la sierra de Grazalema
es la alineación montañosa mejor expuesta a los flujos del SW, muy inestables cuando aportan
masas polares marítimas “de retorno”, es decir, que han bajado del paralelo 40ºN en el océano
y atacan la Península no con la componente W o NW habitual, sino con componente SW
-
En contraste con esta generosidad pluviométrica, tenemos lugares con gran indigencia de
lluvias, inferiores a 250mm. Se trata en general del extremo SE peninsular, y en especial del
“desierto de Almería”, las tierras bajas más suroccidentales. Este sector árido no es, como se
ha interpretado a veces, la avanzada del desierto del Sáhara, es decir, la orla esteparia que
rodea todo núcleo desértico. Algo más hacia el S, en el N de África tenemos tierras con
precipitaciones cercanas a los 800mm y con bastantes sectores que superan los 1000 y los
1500mm. Almería, por tanto es una zona esteparia “intramediterránea”. Su explicación regional
es la misma que la de otros sectores esteparios dentro del clima mediterráneo: es una costa
que mira a levante dentro de un mar dominado por la circulación del W, por tanto con fuertes
efectos de barrera que desgastan las situaciones atmosféricas que ocasionan lluvias antes de
llegar allí. A escala local, la clave de este sector estepario es que no dispone de recorridos
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marítimos suficientemente largos para los flujos del cuadrante sudoriental que permitan que el
aire procedente del mediterráneo se cargue de humedad en capas bajas.
-
El resto de la Península Ibérica presenta cantidades de precipitación entre los 400 y los
1000mm. Los núcleos más húmedos coinciden con los principales sistemas montañoso: Macizo
Galaico, Cordillera Cantábrica y Pirineos centrales, con cantidades máximas cercanas a
1500mm; Pirineos orientales, Sistema Central, Sierra de la Demanda y Montes Universales en el
Sistema Ibérico, Sierra de Cazorla en el Sistema Bético, con cantidades ligeramente superiores
a los 900-1000mm.
-
Otros núcleos secos peninsulares son el interior de la depresión del Duero, el centro del Valle
del Ebro y la Mancha más sudoriental, con cantidades en torno a los 300-500mm. Sobre la
media pluviométrica peninsular o algo por arriba (500-800mm) tenemos los diferentes sectores
de transición entre los núcleos húmedos montañosos y los núcleos secos (vgr. el Prepirineo, el
piedemonte castellano al sur de la Cordillera Cantábrica...) y otras regiones como Sierra
Morena, Extremadura, Andalucía -salvo Almería-, etc.
El Profesor J. Martín Vide sintetiza las características principales de estas precipitaciones mediante
un "decálogo", que en resumen dice lo siguiente:
1.- Una pluviometría modesta (o el problema del "seiscientos") : En general, las cantidades de
precipitación son modestas (comparadas a escala planetaria), a caballo sobre la isoyeta de 600mm,
salvo los escasos y aislados núcleos húmedos mencionados.
2.- Una elevada variabilidad y disparidad pluviométricas (o la escasa significación de los
promedios): La variabilidad interanual de los totales de lluvia es muy grande. Los promedios son
fruto de cantidades totales anuales muy dispares, con variaciones que alcanzan normalmente
proporciones de 1 a 5 o más entre el año más lluvioso de la serie y el más seco.
3.-Una gran irregularidad pluviométrica diaria (o el desmesurado peso de unos pocos días muy
lluviosos): Los totales anuales de precipitación se consiguen con muy pocos días de lluvia. En
Valencia, por ejemplo, el 25% de días más lluviosos (poco más de una decena), aportan más del
77% de la precipitación total anual.
4.-Una alta intensidad pluviométrica diaria y horaria (o "la lluvia no sabe llover") : En la práctica
totalidad de España pueden registrarse lluvias diarias superiores a 100mm, pero en los núcleos
lluviosos es fácil llegar a superar los 300. En los sectores de mayor torrencialidad de la Península
(comarcas de la Safor y de la Marina Alta, se han llegado a superar los 800mm en 24 horas.
5.-Largos periodos secos (o la otrora socorrida expresión de "la pertinaz sequía" : Esta alta
irregularidad diaria, anual e interanual de las lluvias hace que el fenómeno de las sequías sea muy
frecuente en España, tanto si las analizamos como secuencias de días sin llover (perniciosas sobre
todo para la España atlántica), como si se trata de varios años consecutivos con pluviometría
modesta (lo más pernicioso para la España mediterránea).
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6.-Una diferencia entre precipitación y evapotranspiración potencial negativa (o el problema de la
aridez y la España parda): Excepto en los sectores lluviosos de Galicia, cornisa cantábrica y
Pirineos, así como las partes más elevadas de otros sectores montañosos lluviosos, la
evapotraspiración potencial, o cantidad máxima que se podría evaporar del suelo o consumir por las
plantas en función del régimen térmico, siempre es mayor que la precipitación. Ello provoca aridez
permanente o, al menos, estacional, en los meses centrales del año.
7.-Diversidad de regímenes pluviométricos estacionales (o la inexistencia de una estación lluviosa y
otra seca en general): En España se producen numerosísimas excepciones a la idea generalizada
para el clima mediterráneo de que el invierno es la estación más lluviosa y el verano la más seca.
De entrada, la mayor parte de la península tiene máximos primaverales (la Meseta sobre todo) u
otoñales (la fachada mediterránea oriental). Sólo los sectores de mayor influencia atlántica son más
lluviosos en invierno. La estación más seca suele ser el verano, aunque esta estación puede llegar a
ser, en algunos sectores, paradójicamente la más lluviosa (ej. valle del Jiloca) o al menos, la
segunda más lluviosa.
8.-Mal reparto estacional de la precipitación (o "nunca llueve a gusto de todos") : A la variación de
los regímenes pluviométricos estacionales anteriormente expuesta hay que añadir la gran variación
de la distribución anual que se produce de un año para otro. Ello contribuye a que las cantidades
de precipitación, normalmente exiguas, no estén en absoluto garantizadas.
9.-Existencia de anomalías pluviométricas de distinto signo en las regiones españolas (o la realidad
de las teleconexiones climáticas en España): La cada vez más clara evidencia de teleconexiones
climáticas a nivel mundial (por ejemplo, las de la influencia del fenómeno de El Niño con diversos
comportamientos meteorológicos de regiones alejadas, también se producen en España. Una de las
más evidentes es la del comportamiento pluviométrico de signo opuesto que tiene el Norte
peninsular y el resto de la Península Ibérica, en función de que el anticiclón de las Azores esté en
una posición más al N (periodos secos en el N peninsular y lluviosos en el resto de España) o bien
centrado o algo más al sur (comportamiento pluviométrico justo al revés).
10.-El complejo mapa pluviométrico español (o la existencia de numerosos "islotes lluviosos" y
"sombras pluviométricas": Como se señalaba al comienzo lo más característico de la distribución
espacial de las precipitaciones españolas es la existencia de polos de pluviosidad, ligados casi
siempre a sectores montañosos, y polos de sequedad, casi siempre asociados a efectos de barrera
orográfica, incluso el de Almería y Murcia, en buena medida a la sombra de los flujos mediterráneos
inestables del NE por el efecto de las estribaciones béticas del N de Alicante.
2.2.- Las temperaturas
Los contrastes termométricos, aunque no tan acusados como los pluviométricos, también son
bastante grandes. Es lo que cabe esperar de un país montañoso, como es España. En
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definitiva, nuestro país participa de una de las características comunes a casi todas las tierras
que rodean el Mediterráneo, que se traduce en un mosaico climático muy variado y complejo.
a) Las temperaturas medias
Son propias de un país subtropical, de carácter templado en general, pero cercanas al límite mínimo
de 18ºC que caracteriza el mundo de los climas cálidos. Podríamos caracterizar el mosaico
térmico del siguiente modo:
- Las tierras costeras alcanzan valores entre los 14ºC del Cantábrico y Galicia y los 18ºC de la Costa
del Sol (o los 20ºC de las Islas Canarias). En la Península, esta amplitud térmica es debida en
parte a la diferente temperatura del Atlántico y del Mediterráneo, éste más cálido, y en parte a
la diferencia latitudinal (compárese los 16ºC de las costas gerundenses con los 18ºC de las
almerienses.
- En el interior de la Península las diferencias vienen marcadas fundamentalmente por la altitud. Las
tierras más bajas (ej. Valle del Guadalquivir) están en torno a los 18ºC. El valle del Ebro y la
Mancha registran unos 14-16ºC de media anual y las tierras de la depresión del Duero, unos
12ºC.
- En los macizos montañosos, por encima de los 1000m de altitud, se baja de 14ºC en el Sur
(Sistema Bético y Penibético) y de los 12ºC en el resto. En las partes más elevadas de estos
macizos puede llegarse a medias inferiores a los 4ºC, sobre todo en las tierras por encima de
los 2500m de los Pirineos.
b) Las temperaturas medias de julio y enero y la amplitud térmica anual.
Las temperaturas medias de los meses más fríos y más calurosos del año contribuyen a perfilar
mejor las características térmicas pues, a menudo, una misma media anual es el producto de
situaciones extremas bien distintas.
- Durante los momentos más fríos del año (en general el mes de enero y en particular su segunda
quincena) se alcanzan valores térmicos en torno a los 9-10ºC en las costas gallegas y
cantábricas y de 12ºC en la costa del Sol. El interior peninsular es mucho más frío, por efecto
de la continentalidad, salvo el cuadrante SW (Andalucía occidental y Extremadura, más abierto
a las influencias atlánticas subtropicales. En las llanuras altas de la Mancha oriental, Aragón y
submeseta Norte la continentalidad es máxima y las medias de enero bajan a 2-4ºC. Sólo las
partes más altas de los sistemas montañosos, por encima de los 1800-2000m registran
temperaturas más bajas, pues el aire frío, más pesado, tiende a acumularse en los altiplanos y
valles y produce fuertes inversiones térmicas.
- Durante los meses más cálidos del año (indistintamente julio y agosto), las temperaturas medias
más elevadas se registran en el interior del valle del Guadalquivir (más de 28ºC) y en general
en la submeseta sur (unos 26ºC). Las costas mediterráneas son algo más frescas (24ºC) y las
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gallegas y cantábricas todavía más (menos de 18ºC). El efecto altitud hace que los núcleos
montañosos sean también lugares claramente más frescos, sobre todo por el efecto de las
bajas temperaturas nocturnas.
- Todo ello hace que las amplitudes térmicas anuales (diferencia entre las medias de los meses más
cálido y más frío del año), dentro de la moderación que supone el pertenecer a la franja de
climas templados, tenga un rango de variación bastante grande, que va desde menos de 9ºC
en las costas más noroccidentales (La Coruña), a más de 21ºC en la Mancha más oriental (ej.,
Albacete).
c) Las temperaturas extremas
Estos valores anteriormente señalados no dejan de ser promedios entre temperaturas diarias
bastante variables. De todos es conocido que en un día de enero puede darse un ambiente
primaveral o una situación con una rigurosísima helada. Si analizamos estos momentos
extremos, vemos que en enero y febrero los altiplanos de la submeseta Norte, Teruel o
Albacete,
pueden
registrar
regularmente
temperaturas
inferiores
a
-15ºC
y
más
excepcionalmente -20ºC. Estas temperaturas son propias de las olas de frío más rigurosas. Son
tierras en las que el número medio de días de helada al año es superior a 50 días (más de 100
en sus sectores montañosos, por encima de los 1500m de altitud. En las costas, tanto las
atlánticas como las mediterráneas el número medio de días de helada se reduce prácticamente
a 0.
Las olas de calor afectan sobre todo al SW peninsular, y sobre todo a las tierras más bajas e
interiores del valle del Guadalquivir. Allí se registran casi todos los años temperaturas
superiores a 40ºC, y más excepcionalmente temperaturas superiores a 44-45ºC. Son olas de
calor producidas por invasión de aire sahariano en todos los niveles de la atmósfera. El resto de
la Península, salvo las tierras gallegas costeras, pueden llegar a rozar los 40ºC en momentos
excepcionales. Al margen de las tierras meridionales y canarias, otro sector que puede llegar a
ser muy cálido son las tierras costeras del Golfo de Valencia. En este caso el mecanismo que
puede llegar a hacer que se superen los 40ºC es el efecto föhn, que genera un aire muy seco y
recalentado por el hecho de producir precipitación y liberar calor latente en la fachada atlántica
de la Península y sierras interiores.
2.3.- Otros elementos del clima
Aunque temperaturas y precipitaciones son los principales elementos que configuran el clima de
una región, existen otros elementos, como la insolación, los vientos, la humedad, etc., que
contribuyen a perfilar las características del clima, y a definir las sensaciones de confort o
11
disconfort de las situaciones atmosféricas. A grandes rasgos, las principales características de
estos elementos secundarios del clima son:
a) La insolación
Este parámetro del clima tiene bastante importancia en algunos aspectos: como factor directo de la
entrada de radiación afecta a las temperaturas y al confort/disconfort humano; también como
parámetro fundamental para la mayor parte de actividades turísticas...
En España, a pesar de las reducidas dimensiones del territorio (a escala global), las diferencias en
el número medio de horas de sol al cabo del año son bastante grandes. En la cornisa cantábrica
es donde luce menos el Sol, con valores medios en torno a las 1700 horas. Galicia, otro lugar
de clima atlántico, presenta valores algo superiores, sobre las 2000 horas, debido a que el
verano es claramente más soleado que el del Cantábrico. La mayor parte de la Meseta se sitúa
en torno a las 2500 horas, lo mismo que las costas catalanas. El resto del litoral supera
normalmente las 2700 horas y los máximos se alcanzan en la costa de Huelva y en las Islas
Canarias, con más de 3000 horas (excepto la mitad norte de las islas más altas, en donde el
mar de nubes de los alisios disminuye notablemente la insolación).
b) La humedad:
Es otro elemento climático de segundo orden, aunque también muy importante para determinar el
confort humano. Normalmente, el parámetro que se utiliza es el de los valores porcentuales de
la humedad relativa. Desde este punto de vista, hay que señalar que, aunque solemos
considerar nuestro país como un espacio relativamente seco en precipitaciones y semiárido en
cuanto a evapotranspiración, es bastante húmedo en términos de contenido de vapor de agua
en el aire. Es lo que corresponde a un territorio situado en climas templados con fuerte
influencia marítima.
La humedad relativa se distribuye espacialmente en forma concéntrica, con los valores más bajos
en el interior peninsular (en trono al 65% de media), y los más altos en el litoral. En las costas
gallegas y cantábricas se supera ampliamente el 75%, mientras que las mediterráneas se
sitúan sobre el 70%. Es evidente que el mecanismo atmosférico que provoca esta distribución
es el régimen de brisas. En Canarias es donde se dan los valores más contrastados, con valores
cercanos al 50% por encima de la inversión de los alisios y muy altos dentro del "mar de
nubes".
Teniendo en cuenta que valores de humedad superiores al 75% empiezan a causar problemas de
confort, podemos señalar que la combinación de calor y humedad que se produce en las costas
mediterráneas hace que sean los lugares de mayor disconfort por calor húmedo. Por contra, su
elevada insolación y sus temperaturas invernales suaves hacen de estos espacios, y todavía
más Canarias, los más confortables.
12
c) El viento
La mayor parte de España no puede considerarse un territorio excesivamente ventoso, sino todo lo
contrario. Con la práctica total ausencia de mecanismos que producen las rachas más fuertes
(tornados, huracanes, vientos catabáticos bruscos...), el régimen de rachas máximas depende
casi exclusivamente de las profundas borrascas que bajan más de lo normal en latitud. Dado
que estos mecanismos afectan sobre todo a las tierras del NW, allí tenemos el régimen más
ventoso de la Península, tanto en valores medios como en rachas máximas, pudiéndose
alcanzar valores cercanos a los 200km/hora. En el resto de la península los valores máximos de
viento disminuyen algo, situándose entre los 160 y los 180km/hora (ej. el record en la
Comunidad Valenciana corresponde a los 167km/hora registrados en el Aeropuerto del Altet).
Con todo, y al margen de las tierras del Norte peninsular, hay algunos sectores de España
especialmente ventosos, por efecto de la disposición del relieve o de la configuración
geográfica. Uno de ellos es el Valle del Ebro, que canaliza muy bien los vientos del NW (el
cierzo). Cuando se aboca al mediterráneo hace del litoral de Tarragona uno de los sectores más
peligrosos. Otro espacio singularmente ventoso es el Estrecho de Gibraltar, que concentra los
vientos procedentes del Mediterráneo (también los oestes) y hace que se produzcan temporales
de vientos que pueden durar varios días e interrumpir el tráfico marítimo. En Tarifa han sabido
aprovechar el viento como recurso, tanto en la generación de energía eólica, como en el
desarrollo de un turismo específico, el windsurf.
En tierras del litoral y prelitoral, el régimen anual de vientos es cambiante: en invierno predomina
de modo generalizado el régimen del Oeste; en verano, desde marzo hasta octubre, cambia a
un régimen dominado por las brisas, de orientación diferente (incluso contrario, en el caso de
las costas mediterráneas levantinas.
3.-MASAS DE AIRE, SITUACIONES ATMOSFÉRICAS
Y TIPOS DE TIEMPO EN ESPAÑA
3.1.-Conceptos básicos
-El clima puede definirse como el ambiente permanente que percibe el
hombre, deriva de la sucesión, más o menos rítmica, de situaciones
atmosféricas que desplazan masas de aire desde sus hogares hacia
otras latitudes (las tierras ibéricas, Baleares y Canarias en nuestro
caso).
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-Por su propia ubicación geográfica, España se encuentra, como se ha
señalado, en posición meridional de la zona de circulación general del
oeste y, por tanto, recibe influencias de la dinámica atmosférica
atlántica, pero asimismo de la dinámica atmosférica de carácter
subtropical, por la proximidad de su territorio al cinturón de altas
presiones subtropicales.
-La Península Ibérica es una de las áreas planetarias donde resulta
mayor la variedad de situaciones atmosféricas y, asimismo, la
diversidad de tipos de tiempo, es decir, de la temperie percibida en
cada región, debido a la singularidad de su entramado geográfico.
-La caracterización de tipos de tiempo se realiza a partir del análisis de las
situaciones sinópticas que se ofrecen en el Boletín meteorológico
diario, que en España elabora el Instituto Nacional de Meteorología.
-Es importante no confundir las expresiones situación sinóptica y tipo
de tiempo, manejadas a veces como sinónimas, cuando cada una tiene
una definición precisa y diferenciada. Una situación sinóptica es,
pues, la plasmación gráfica –mapa de superficie o de altitud- de la
circulación atmosférica existente en un momento concreto sobre una
región determinada. Cada situación sinóptica refleja los movimientos
que experimentan las masas de aire y determina un tiempo
atmosférico de rasgos diversos según la época del año en que se
presenta. Si un territorio es regularmente afectado, en cada estación
del año, por una misma situación sinóptica y, por ende, un tiempo
atmosférico similar, podremos afirmar que los rasgos climáticos de
dicho espacio geográfico estarán caracterizados por la aparición
frecuente de un determinado tipo de tiempo. Un tipo de tiempo es un
patrón de circulación atmosférica caracterizado por un ambiente de
rasgos similares en cada una de las estaciones del año, es decir, por
unas determinadas temperatura, humedad, viento, etc. El clima de un
región viene presidido, pues, por la ocurrencia habitual de varios tipos
de tiempo que con regularidad diversa afectan a dicho ámbito.
14
3.2.-Masas de aire que afectan a España
3.2.1.-Masa de aire ártico/polar continental (Ac/Pc)
-Masa de aire muy fría que tiene su manantial en la extensa cuenca
siberiana, para el aire ártico continental, o en las llanuras rusas y
polacas, en el segundo caso. En origen son masas de aire con
temperaturas muy bajas en superficie (-25 ó –30 ºC) y muy
escaso contenido de humedad. Se generan en el seno de la vasta
construcción anticiclónica que se sitúa en invierno en el espacio
eurosiberiano con ápice en las tierras siberianas, prolongándose en
apófisis hacia Europa oriental.
-Su protagonismo corresponde al invierno. La llegada de estas masas de
aire se produce a través de vaguadas con su eje tendido de noreste a
suroeste –las denominadas vaguadas de evolución retrógrada, en
virtud del mecanismo dinámico que las origina-. Los efectos en el
tiempo atmosférico se manifiestan en un descenso importante de las
temperaturas con algunas precipitaciones de nieve en cotas bajas
durante la estación invernal.
3.2.2.-Masa de aire ártico marítimo (Am)
-Aire muy frío que tiene su fuente en el océano Glacial Ártico. En origen
es una masa de aire muy fría (-10 ºC o menos), con una escasa
humedad absoluta y gran estabilidad. Cuando el aire ártico marítimo
pierde latitud, a favor de una circulación meridiana muy acusada,
es habitual que origine fuerte inestabilidad atmosférica en las tierras
ibéricas, produciendo nevadas en invierno y fenómenos tormentosos,
incluso con precipitaciones en forma de granizo, en las restantes
estaciones del año. A ello se suma el descenso notable de temperaturas
todo el año, con registros mínimos muy bajos en invierno.
15
3.2.3.-Masa de aire polar marítima (Pm)
-Tiene su origen en el Atlántico norte, en el espacio oceánico
comprendido entre Groenlandia, Islandia y las islas Británicas. Se trata
de una masa de aire frío y elevada carga higrométrica. A diferencia de
las masas de aire continentales, las marítimas, cuando alcanzan Europa
occidental, lo hacen con registros térmicos notoriamente más suaves,
con valores en torno a 5 ºC.
- Su llegada a las latitudes ibéricas se produce a través de dos
situaciones sinópticas: vaguadas de gran amplitud y circulaciones de
tipo zonal. En uno y otro caso la situación atmosférica en superficie
viene presidida por la penetración de borrascas con estructura frontal
que van desgastándose a medida que atraviesan el territorio ibérico. El
paso de las superficies frontales limpia la atmósfera y el cielo adquiere
una tonalidad intensamente azul.
3.2.4.-Masa de aire tropical marítima (Tm)
-Se trata de un aire en origen cálido y húmedo que tiene su manantial
en el anticiclón subtropical de las Azores. Este máximo es un centro de
acción permanente con reducida o escasa circulación horizontal, es
decir, un área de calma donde el aire permanece suficiente tiempo en
contacto con aguas relativamente cálidas como para que éstas le
comuniquen su impronta. Esta huella se traduce en una temperatura
relativamente alta durante todo el año. En verano su llegada a tierras
ibéricas se manifiesta con un incremento de temperaturas que se
mantiene durante varias jornadas; los registros llegan a superar los 3035 ºC.
-La masa de aire tropical marítima llega a las latitudes peninsulares a
través de configuraciones de dorsal o bien en circulación zonal
tendida desde el suroeste. El patrón atmosférico en superficie está
condicionado por la instalación del anticiclón de las Azores.
16
3.2.5.-Masa de aire tropical continental (Tc)
-La masa de aire tropical continental que afecta a las latitudes
peninsulares y a Canarias es el denominado aire sahariano, debido a
que su región manantial se encuentra en el desierto del Sahara. Se
trata de un aire muy cálido y seco. En verano provoca olas de calor que
provocan registros de temperatura máxima que en algunas regiones
rebasan los 40 ºC.
-El aire sahariano que gana latitud accede a las tierras ibéricas a través de
crestas apuntadas de sur a norte en altitud y configuraciones de
baja presión en superficie.
3.2.6.- La denominada “masa de aire mediterránea”
-El aire mediterráneo resulta de la desnaturalización de masas de
aire polar o tropical tras una prolongada estancia sobre las aguas del
Mediterráneo. La aparición de la masa de aire mediterránea sería el
resultado del enriquecimiento energético a expensas de ese enorme
reservorio de agua y calorías que es el Mediterráneo occidental. Su
radio de acción queda ceñido a la cuenca del Mediterráneo Occidental.
3.3.-Situaciones
sinópticas
características
y
tiempos
asociados
El cuadro adjunto resume los rasgos básicos de los tipos de tiempo
característicos que se dan en la Península Ibérica. La caracterización de
17
éstos se realiza en función de la masa de aire que está en el origen de las
diferentes situaciones atmosféricas tipo.
Para comprender la caracterización sinóptica de estos tipos de tiempo, puede
resultar interesante la lectura de la práctica “Cómo comentar un mapa de
tiempo” (vid. dossier)
18
TIPOS DE TIEMPO CARACTERÍSTICOS EN ESPAÑA
RASGO
GENERAL DE
LA
TEMPERIE
MASA DE AIRE
(y época del año de aparición
más frecuente)
ÁRTICO MARÍTIMO
(otoño, invierno y primavera)
SITUACIÓN SINOPTICA EN
ALTITUD Y SUPERFICIE
RASGOS ESTACIONALES DE
LOS TIPOS DE TIEMPO
ALTITUD
Vaguadas (y depresiones frías) de rumbo norte de
escasa longitud de onda y gran amplitud. “Coladas”
de aire ártico
(Advección del Norte)
-INVIERNO: Temporales de nieve con volúmenes
importantes en los sistemas montañosos, sobre todo de
la mitad septentrional. Acusados descensos térmicos.
Valores de temperatura muy bajos en toda la Península
Ibérica y Baleares, con mínimas inferiores a 5º C.
Aragón y Cataluña registran lluvias (y nieves)
considerables. Si a la colada ártica suceden jornadas
anticiclónicas (dorsales de aire tropical), se producen
fuertes heladas de irradiación.
Si el eje de la vaguada se sitúa en el meridiano 0º el
área afectada por esta configuración es la fachada
mediterránea peninsular y Baleares
SUPERFICIE
Potentes anticiclones de bloqueo con eje mayor
orientado de norte a sur sobre el Atlántico Norte y
Europa occidental
Cierzo en el valle del Ebro y tramontana en el litoral
catalán
POLAR/ÁRTICÓ CONTINENTAL
(invierno)
ALTITUD
Vaguadas (y depresiones frías) de evolución
retrógrada dispuestas desde Rusia hasta las tierras
ibéricas y, alguna vez, el archipiélago canario.
(Advección del Noreste)
TEMPERIE BÁSICAMENTE INESTABLE
La posición latitudinal del eje de la vaguada
determina el área peninsular más afectada por esta
situación atmosférica.
SUPERFICIE
Alta de bloqueo sobre Europa tendida de suroeste a
noreste. Bajas presiones sobre el Mediterráneo que
pueden alcanzar el Golfo de Cádiz (baja del Golfo
de Cádiz) hasta el archipiélago canario (temporales
de Canarias)
Gregal o Levante sobre la fachada mediterránea
peninsular. Levante en el Estrecho.
POLAR MARÍTIMO
(todo el año)
Es la masa de aire de configuraciones
meteorológicas más variadas sobre las tierras
ibéricas
ALTITUD
Vaguadas (y depresiones frías) de aire polar
marítimo.
(Advecciones del Noroeste, Oeste)
En verano son comunes las vaguadas de escasa
amplitud y gran longitud de onda (ondas cortas).
En ocasiones la llegada de la masa de aire polar
marítimo se produce con circulaciones de carácter
zonal.
Si se sitúa una depresión fría en el área del Golfo de
Cádiz con presencia de una borrasca en superficie la
entrada de los flujos húmedos y frescos se produce
desde el suroeste (Advección del Suroeste)
Si se sitúa una depresión fría sobre el sector
marítimo de Alborán-Argel, se produce la llegada de
vientos del sureste al litoral andaluz, murciano y sur
valenciano (Advección del Sureste)
-VERANO: Descenso térmico significativo para la
época del año (5-10º C de un día a otro). Inestabilidad
con formación de tormentas convectivas.
-PRIMAVERA y OTOÑO: Jornadas de inestabilidad
atmosférica. En primavera, formación frecuente de
tormentas con granizadas.
-INVIERNO: Descenso térmico muy acusado en toda
España. En las situaciones más intensas se desarrollan
olas de frío (“tren ruso” o “tren siberiano”). Las
grandes advecciones de aire siberiano ofrecen períodos
de retorno de 10 a 15 años. Nevadas importantes en
Baleares y la fachada mediterránea peninsular al
recargarse higrométricamente esta masa de aire sobre el
Mediterráneo occidental. Si la advección llega a
Canarias se desarrollan jornadas de lluvia abundante
con nieve en las cumbres del Teide.
-VERANO: Descenso térmico significativo para la
época del año. Desarrollo de tormentas. Si en el seno de
una vaguada del noreste se configura una depresión fría
sobre el Cantábrico, pueden producirse lluvias fuertes
en el sector oriental de la fachada cantábrica (agosto de
1983).
-PRIMAVERA Y OTOÑO: Fenómenos convectivos.
Frecuentes tormentas de granizo. En otoño la presencia
de ondas retrógradas suele motivar lluvias importantes
en el litoral mediterráneo, intensas o torrenciales en
algunas de sus comarcas; el fenómeno se agudiza en
presencia de un desarrollo ciclogenético sobre el mar de
Argel.
-INVIERNO: Descenso térmico menos acusado que
con advecciones de aire polar continental o ártico
marítimo. Jornadas de lluvia y, si la advección polar es
muy intensa (noroeste), nieves. Afecta sobre todo a la
mitad occidental de la península ibérica.
Si la
advección es del suroeste, el área más beneficiada por
las lluvias es Andalucía occidental y Extremadura. En
estos casos sopla el viento ábrego, que experimenta
efecto “foehn” a su paso por la Cordillera Cantábrica.
En ocasiones colas de frentes fríos intensos llegan a
afectar a Canarias (lluvias –y nieves- en las islas
occidentales)
-VERANO: Refrescan las temperaturas. Lluvias en la
franja cantábrica y Pirineos. Formación de tormentas en
áreas de montaña y regiones meseteñas.
-PRIMAVERA Y OTOÑO: Días lluviosos. En
función de la intensidad de la advección, formación de
tormentas. Cataluña y Baleares reciben abundantes
lluvias en otoño por el paso de frentes fríos vinculados
a vaguadas polares con eje entre 5º-10º Oeste.
SUPERFICIE
Lo más significativo es el paso de superficies
frontales asociadas a borrascas de procedencia
atlántica. Los frentes barren las tierras ibéricas de
oeste a este.
La entrada de frentes apenas tiene efectos
pluviométricos en las tierras levantinas y, sobre
todo, del Sureste tras haber descargado lluvias en el
oeste y centro peninsular. Los frentes pueden
revitalizarse sobre el Mediterráneo y producir lluvias
considerables en el archipiélago balear, sobre todo
en el sector de Tramuntana.
Vientos variables en relación con la posición de los
núcleos de las borrascas; los más frecuentes
proceden del noroeste u oeste.
Si se instalan depresiones frías sobre el Golfo de
Cádiz o el Estrecho de Gibraltar, se generan
desarrollos ciclogenéticos (de Cádiz o de Argel).
El paso de superficies frontales limpia la atmósfera
reduciendo los niveles de contaminación.
1
TIPOS DE TIEMPO CARACTERÍSTICOS EN ESPAÑA (y 2)
RASGO
GENERAL
DE LA
TEMPERIE
MASA DE AIRE
SITUACIÓN SINOPTICA EN
(y época del año de aparición más
frecuente)
ALTITUD Y SUPERFICIE
TROPICAL MARÍTIMO
(todo el año con elevada frecuencia en verano)
ALTITUD
Dorsales de aire tropical marítimo apuntadas desde
el Atlántico hacia el espacio sinóptico europeo
(Advección del Suroeste)
La masa de aire tropical marítimo puede acceder a
las tierras ibérica con circulaciones de carácter zonal
de sentido suroeste-noreste.
RASGOS ESTACIONALES DE
LOS TIPOS DE TIEMPO
-INVIERNO: Jornadas de intensa irradiación. Nieblas en
Castilla, La Mancha, valles del Ebro y Guadalquivir a
primeras horas del día. Sol a mediodía, que contribuye a
templar la temperie, y frío por la noche con fenómenos de
helada (cencelladas, escarchas) en las regiones señaladas.
Con la presencia de estos anticiclones invernales se
relaciona el refrán castellano “En febrero busca la sombra
el perro”, en alusión al ambiente soleado que proporciona
la subsidencia anticiclónica en las horas centrales del día.
TEMPERIE BÁSICAMENTE ESTABLE
SUPERFICIE
Altas presiones que abrazan todo el espacio
sinóptico desde Canarias hasta el Mediterráneo
Occidental (anticiclón centrado). Circulación de
brisas en la costa mediterránea.
La permanencia de esta configuración sinóptica
durante varias jornadas en invierno origina
estancamiento del aire y contaminación en grandes
ciudades del interior peninsular.
-VERANO: Jornadas de calor. Cielos despejados y
ausencia de precipitaciones, salvo que se generen
tormentas convectivas en zonas de interior o de montaña.
Visibilidad reducida (calima), sobre todo si la situación
permanece durante varios días. Ambiente plomizo y
bochornoso en el litoral mediterráneo con altas
temperaturas, elevada humedad y calima
-PRIMAVERA Y OTOÑO: Días soleados de buen
tiempo. Ausencia de precipitaciones. Subida de las
temperaturas
En Canarias es la situación sinóptica más frecuente a
lo largo del año (tiempo de los alisios). Formación
del “mar de nubes” (estratocumulos) o “cielo de
panza de burro” en las laderas a barlovento de los
alisios.
TROPICAL CONTINENTAL (SAHARIANO)
(verano)
ALTITUD
Crestas de aire sahariano orientadas de sur a norte
desde el norte de África hacia las tierras ibéricas
(Advección del Sur)
Si la cresta coincide con una vaguada de aire polar
marítimo al oeste (situación mixta vaguada/cresta)
tienen lugar precipitaciones de barro en el sur y este
de España y tiempo inestable en la mitad occidental
con lluvias y granizo.
SUPERFICIE
En invierno el panorama sinóptico suele estar
presidido por un anticiclón sobre las tierras ibéricas
(anticiclón centrado). En verano por talwegs
apuntados desde el norte de África, bajas presiones
relativas (“baja meseteña”) o configuraciones de
pantano barométrico
INVIERNO: Subida anormal de temperaturas para la
época del año. Nieblas en las tierras interiores a primeras
horas del día.
VERANO: Días de intenso calor (“olas de calor”) con
máximas superiores a 30º C y en algunas comarcas del
centro y sur de España a 35º C. Si la advección es muy
intensa las temperaturas suben por encima de 40º C en el
valle del Guadalquivir, tierras de Murcia, Albacete y sur
de Alicante. Sol y cielos despejados. Perdida de visibilidad
(calima). Descenso muy acusado de la humedad relativa.
PRIMAVERA Y OTOÑO: Ascenso de temperaturas.
Sensación de jornadas estivales.
En Canarias el aire sahariano accede con vientos
procedentes del este o sureste (tiempo sur)
4.-CONJUNTOS Y VARIEDADES CLIMÁTICAS DE
ESPAÑA
-Los conjuntos y variedades climáticas de España pueden delimitarse a partir
de las repercusiones que los patrones de circulación atmosférica imprimen
en los elementos climáticos, sobre todo, en las precipitaciones, criterio a
partir del cual es posible distinguir 3 grandes conjuntos climáticos:
-climas con predominio de las influencias atlánticas,
-climas de marcada influencia mediterránea, y
2
-climas
en
los
que
influencias
atlánticas
y
mediterráneas
son
significativamente alteradas por la continentalidad.
-Y a ello se suman los climas de Canarias, donde altitud y exposición matizan
un condicionamiento dinámico predominantemente subtropical (régimen
de los alisios), ocasionalmente salpicado por advecciones invernales de
aire polar o ártico e invasiones de aire sahariano.
4.1.-Climas de influencia atlántica
4.1.1.--Clima fresco y lluvioso todo el año del litoral cantábrico (clima
oceánico)
-Se extiende por tierras litorales y prelitorales de Galicia, Asturias,
Cantabria, País Vasco y
extremo septentrional de la Navarra Alta.
Precipitaciones cuantiosas (1.000-2.500 mm.), recogidas en más de
150 días, acompañadas de
nubosidad y humedad ambiental elevada,
constituyen el principal rasgo distintivo de esta variedad, a la que
corresponde el observatorio más lluvioso de España, Artikutza, en el valle
de Batzán (2.661 mm.). Esta abundancia de lluvias obedece a la frecuente
presencia de borrascas atlántica de estructura frontal.
-Las temperaturas son suaves, con medias anuales entre 11 y 15 º C y
amplitudes muy moderadas que oscilan entre 8 a 12 º C, merced a la
influencia marina que templa inviernos y veranos. No son desconocidas
máximas diurnas de 25 º C en invierno ni de 35º C en verano, con
circulaciones del sur que experimentan efecto foehn en la cordillera
cantábrica y motivan bochorno en el litoral.
-Los vientos dominantes son ponientes de intensidad moderada, que en
ocasiones deviene en rachas fuertes o muy fuertes con borrascas
atlánticas profundas, que tornan la mar bravía; son las galernas, que más
frecuentes en los meses cálidos afectan, sobre todo, al litoral vasco.
3
4.1.2.-Clima suboceánico de transición
-Es el de las tierras bajas orensanas, franja septentrional en Castilla y León porción
inferior de la vertiente meridional de la cordillera Cantábrica, parte de la provincia
de Álava, cuencas intermedias navarras y tramo de Aragón y Cataluña en contacto
con las sierras pirenaicas y prepirenaicas hasta el sector oriental de la depresión
Central catalana donde limita con el clima lluvioso de influencia mediterránea de
las tierras de Gerona. Constituye una variedad de transición entre los climas
oceánicos de la fachada cantábrica y los del interior de Castilla y depresión del
Ebro; un conjunto de elevados relieves flanquean por el norte dicha área, con
notorias modificaciones en los valores de sus elementos climáticos.
-Las precipitaciones medias anuales se sitúan en torno a los 700 mm, pero
raramente superan los 1000 mm. El verano es seco en los sectores
occidentales, como en Orense, moderadamente lluvioso en las áreas
centrales y es la estación más lluviosa en el extremo oriental; las
precipitaciones de verano, a veces intensas, suelen producirse en forma
de tormenta. Las precipitaciones se deben básicamente a borrascas
atlánticas. Sólo en el extremo oriental, en tierras de Gerona la influencia
atlántica cede a la mediterránea.
-El invierno es crudo en la dilatada franja central a causa de la altitud y la
continentalidad y la nieve frecuente con advecciones de aire ártico o polar
marítimo. Las temperaturas anuales quedan entre 10-15º C.
4.1.3.-Clima litoral cálido con sequía estival y elevada insolación
-La franja costera andaluza abierta al Atlántico entre la Punta Marroquí
y el tramo bajo del Guadiana posee un clima de influencia marítima con
temperaturas elevadas todo el año y precipitaciones abundantes, que
tiene como principal elemento diferenciador
la insolación más alta de
España; es la “Costa de la Luz”, donde se asienta una actividad turística
4
en expansión y una agricultura rica e innovadora. Sierra Morena y las
Béticas establecen la frontera en sus extremos y tierra adentro se ingresa
en la variedad climática de rasgos progresivamente más continentalizados
del valle del Guadalquivir.
-Las temperaturas anuales (en torno a 18º C) no difieren de la costa
mediterránea andaluza o gran parte del valle del Guadalquivir, pero los
valores resultan aquí de una indudable bonanza térmica durante todo el
año, con inviernos muy suaves y veranos cálidos, pero no tórridos como
en los observatorios de la depresión bética. -Cádiz es el observatorio de
primer orden de España con el valor más elevado de insolación anual
(3.016 horas).
-Los valores de precipitación oscilan entre 500-900 mm., más elevados
hacia el extremo meridional de este espacio, en relación con el efecto
orográfico que imprimen las estribaciones béticas de Cádiz. Las lluvias se
asocian principalmente a la instalación de depresiones frías sobre el Golfo
de Cádiz, a las que se vinculan borrascas con circulación del suroeste en
superficie.
-Un elemento climático destacado es el viento del suroeste que, a favor de
determinadas configuraciones sinópticas, accede tierra adentro llegando a
afectar al interior peninsular (valle del Guadalquivir y Meseta). Estos flujos
del suroeste son los vientos ábregos,
que causan precipitaciones en
buena parte de España.
-Asimismo el viento de levante cobra gran significación climática en el
Estrecho de Gibraltar y en el litoral de Cádiz. La tradicional percepción del
mismo como viento desapacible y molesto se ha modificado en los últimos
años en las tierras del sur de Cádiz, sobre todo en Tarifa, que ha hecho de
él un importante recurso turístico para los aficionados a los deportes de
tabla y vela.
4.1.4.-Clima de veranos tórridos y progresiva continentalización del valle del
Guadalquivir
5
-La depresión del Guadalquivir, abierta al Atlántico, disfruta de un clima
de influencia marítima, progresivamente continentalizado tierra adentro,
con veranos tórridos.
-Este último es el rasgo más destacado de dicha variedad climática, que
registra las temperaturas máximas extremas más altas de España
(Écija, 47º C, Córdoba, 45,6º , Sevilla 45º C, todas ellas en julio de 1967)
y los períodos más prolongados con temperaturas máximas por encima de
25º C (más de 150 días).
-Para el conjunto de tierras con esta variedad climática las medias anuales
se mueven entre 17 y 18,5º C, con manifiesta degradación de valores
desde Sevilla hasta Jaén en virtud de la continentalización
-Los volúmenes medios de lluvia exceden los 500 mm., aunque, con notable
irregularidad interanual, combinan años muy húmedos con otros extremadamente
secos que ponen en peligro cultivos y crean dificultades de abastecimiento urbano.
El régimen de precipitaciones muestra pico principal en invierno (noviembre a
marzo), que contrasta con un verano muy seco. Las lluvias se asocian
principalmente a circulaciones atmosféricas del suroeste que traen flujos húmedos
del Atlántico.
4.1.5.-Clima templado de interior con sequía estival
-Gran parte de Extremadura tiene clima de influencia atlántica, con sequía estival.
Establecen la transición, a través del Alentejo, entre el clima de rasgos oceánicos
del litoral portugués y el e interior de la Meseta meridional. Las precipitaciones
se reducen de las estribaciones de la cordillera Central y sierra Morena al
descender a los valles del Tajo y Guadiana y se aprecia asimismo disminución
entre la parte occidental de estas tierras y la oriental, aledaña ésta del clima de
interior manchego. El máximo de lluvias es de invierno y primavera, que recogen
tres cuartas partes del total, con mínimo acusado de verano. Las precipitaciones se
vinculan a frentes procedentes del Atlántico, con flujos del oeste y suroeste en
superficie.
6
-Las temperaturas anuales, suaves, se mueven en torno a 16º C. El verano
caluroso, aunque no tan extremado como en el valle del Guadalquivir,
permite el cultivo del tabaco en la vega del Guadiana. El invierno resulta
fresco, con registros que se tornan fríos hacia el este (La Serena, La
Siberia) y en el contacto con los relieves montañosos.
-Topoclima peculiar es el del valle del Jerte, donde, a favor del incremento
de precipitaciones y temperaturas de primavera muy suaves, encuentra
condiciones favorables de desarrollo el cerezo.
4.1.6.-Climas de montaña de influencia atlántica
-Los climas oceánicos de montaña se extienden por buena parte del macizo Galaico,
montes de León, cordillera Cantábrica, montes Vascos, Pirineo navarro y el
aragonés occidental hasta los valles de Arán, del Valira y de Nuria. La altitud
condiciona el descenso de las temperaturas, sobre todo por encima de 1.000 m.,
y de unos valores pluviométricos muy elevados, más de 1.500 mm. y hasta los
2.500 mm. en algunas cumbres. Por encima de 1.500 m., en la cordillera
Cantábrica y el Pirineo, por encima de 1.500 m, la temperatura media anual es
inferior a 6ºC, con valores negativos de diciembre a febrero.
-La nieve es frecuente en invierno a favor de advecciones del norte (árticas) y
noroeste (polares), al extremo de mantener aisladas algunas comarcas de
los montes de León o del macizo astúrico varias jornadas. En general, la
nubosidad es abundante durante todo el año, cobrando gran importancia
las formaciones de vinculación orográfica en verano con tormentas a
menudo intensas. Son notables las diferencias pluviométricas en algunos
valles a causa de su orientación o posición de abrigo respecto a los flujos
dominantes del oeste.
-Variedad climática de montaña de influencia atlántica con sequía estival es la
existente en Sierra Morena, donde las circulaciones atmosféricas que
generan flujos del suroeste son las que aportan la mayoría de las
precipitaciones. Es muy significativo el contraste pluviométrico entre las
7
vertientes andaluza, a barlovento de dichos flujos,
y la extremeña y
meseteña, a sotavento. La sierra de Aracena es, por lo demás, uno de los
islotes más lluviosos de España.
4.2.-Climas de interior
4.2.1.-Clima de interior de inviernos largos y fríos y veranos moderados de
Castilla
-La cuenca sedimentaria de Castilla, enclaustrada por un rolde de
elevados relieves (montes de León, Cantábrica, Ibérica y Central), que
matizan los efectos de las advecciones de las masas de aire, tiene un
clima continental de un clima de inviernos crudos y prolongados y veranos
cortos, secos y calurosos, aunque no en exceso. Las medias de enero
varían entre 2º y 4º C, si bien las mínimas medias del mes quedan entre
0º y –2º C. En la génesis de estos valores intervienen tanto advecciones
de masas de aire polar o ártica como dorsales de aire tropical marítimo
que, en enero y febrero, favorecen el estancamiento de aire frío en las
capas bajas y crean condiciones de irradiación propicias a nieblas y
cencelladas, que suelen mantenerse varias jornadas prolongando la
sensación de frío.
-El verano es corto: el ambiente caluroso no se extiende más allá de julio y
agosto.
-Los valores de precipitación oscilan entre 325 y 600 mm., más menguados
en el centro de la cuenca. El verano es seco, con elevada aridez en el área
comprendida entre Zamora, Salamanca, Palencia y Valladolid. Las lluvias
invernales se relacionan con borrascas atlánticas que pierden eficacia
pluviométrica hacia el centro de la cuenca; volúmenes relativamente
considerables de lluvia provocan en toda estación las advecciones del
suroeste.
8
4.2.2.-Clima interior de veranos muy cálidos en la Meseta sur.
-Abarca la práctica totalidad de las comunidades autónomas de Castilla-La
Mancha y Madrid con áreas de transición en el Corredor de Almansa, La
Alcarria, Campo de Montiel, norte de Madrid, La Jara y valle de Alcudia-La
Serena. Común a este territorio es su carácter continental, con inviernos
fríos y veranos muy cálidos. Este último aspecto, junto al elevado valor de
las amplitud térmica anual, son las peculiaridades climáticas a las tierras
de la Meseta meridional.
-El rigor de los inviernos es similar al que se registra en Castilla, con más
de 60 días al año con registros iguales o inferiores a 0º C
-La niebla, aunque sin la incidencia de Castilla, es frecuente en invierno, con
más de 15 días en Madrid, Toledo, Ciudad Real y Albacete.
-El verano es muy caluroso. Las medias de julio y agosto alcanzan o rebasan los
22,5º C en la práctica totalidad del territorio y los 25º en gran parte de las
provincias de Ciudad Real, Toledo y Albacete.
-Las lluvias, como en Castilla, no son muy elevadas, entre 325 y 550 mm. El
reparto estacional muestra preferencia por invierno y primavera; el verano
es seco, mucho más que en Castilla, julio y agosto apenas alcanzan 10
mm en las tierras de La Mancha.
4.2.3.-Clima de interior árido, con cierzo, de la depresión del Ebro
-Este amplio espacio incluye, a lo largo del eje del río Ebro, tierras de La
Rioja, sur de Navarra, gran parte de Aragón, excepto los rebordes
montañosos, comarcas meridionales de Lérida e interiores de Tarragona
(Segriá, Garrigues, Conca de Barberá, Ribera de´Ebre, Priorat, Terra Alta).
-El clima de interior del valle del Ebro recibe en sus extremos influencias de
dinámicas atmosféricas atlánticas, por el norte, mediterráneas por el sur,
lo que enriquece la variedad de tipos de tiempo asociados a cada patrón
de circulación meteorológica en el conjunto de la Depresión.
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-Su condición de valle entre montañas es el que le otorga personalidad
climática, al alterar los valores de temperatura y precipitación en virtud de
la continentalidad. El régimen térmico es parecido
al de la Meseta
meridional, con frío invernal, prolongado pero no tan acusado como el de
Castilla, y veranos cortos pero muy cálidos. Para el conjunto de la
Depresión las medias anuales van de 13º a 15º C.
-Las precipitaciones no resultan muy elevadas (entre 500 y 300 mm.), algo
mayores en la periferia que en el centro de la cuenca.
-La niebla es un hidrometeoro significativo, con su mayor frecuencia de octubre a
febrero.
-El elemento que confiere mayor identidad a estas tierras es el cierzo, viento
del noroeste que sopla con elevada frecuencia y vigor a lo largo del año.
Es el viento del valle del Ebro por excelencia vinculado, en invierno, a
importantes
descensos
térmicos,
más
acusados
porque
reduce
notablemente la temperatura sensible.
4.2.4.-Climas de montaña interior
-Se incluyen aquí un conjunto de relieves montañosos que tienen en común su
situación en el interior peninsular, sirviendo de frontera climática entre dominios
o variedades que tienen en la continentalidad su rasgo climático más destacado.
Participan de esta variedad la cordillera Ibérica, el sistema Central y los montes de
Toledo. En todas ellas el volumen principal de las precipitaciones recibidas
procede del paso de borrascas atlánticas del NW, W y SW, aunque no faltan
lluvias de origen mediterráneo, sobre todo en otoño, con volúmenes elevados en el
sector meridional del sistema Ibérico y Maestrazgo.
-Las precipitaciones anuales se mueven, en función de altitud y exposición,
entre 400 y 1.000 mm. Las lluvias principales son de invierno y primavera.
El verano es seco en la cordillera Central y montes de Toledo. Por el
contrario, en la Ibérica son frecuentes las tormentas, a veces con
granizadas intensas.
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-En los espacios montanos de interior los inviernos son largos y muy fríos.
4.3.-Climas de influencia mediterránea
4.3.1.-Clima mediterráneo húmedo de tramontana
-Cubre las tierras litorales y prelitorales del norte de Cataluña –comarcas del
Empordà, Gironés y la Selva-, que tienen como elemento climático
significativo el viento de componente septentrional denominado de
tramontana (tramuntana en catalán). El efecto orográfico del Pirineo y el
propio trazado de la costa, favorable a la entrada de vientos de
componente marítima, motivan unas precipitaciones cuyos valores
anuales
(700-1.000
mm.)
sobresalen
en
el
conjunto
del
litoral
mediterráneo español
-Las temperaturas anuales (14º-15º C) son las menos elevadas del litoral
mediterráneo español, merced a veranos no excesivamente calurosos e
inviernos frescos. Los registros térmicos invernales deben matizarse en
virtud del soplo, algunas jornadas, de la tramontana que agrava la
sensación de frío.
4.3.2.-Templado-cálido con lluvias torrenciales
-Ocupa una extensa franja de tierras litorales y prelitorales de la costa
mediterránea peninsular entre la sierra del Montnegre en el Maresme y la
sierra de Bernia en la comarca alicantina de La Marina, que fija el límite
con la árida región climática del sureste peninsular. En esta variedad se
incluirían también las islas Baleares, con matices propios en cada una de
ellas. No es posible proponer sólo un umbral de precipitaciones dado que
en este conjunto de tierras los valores anuales resultan muy diversos de
unos lugares a otros. Por lo común oscilan entre 450-700 mm.
-El levante es el viento “llovedor” por antonomasia de este sector del litoral
mediterráneo español; las precipitaciones suelen relacionarse con él, por conducir
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aire mediterráneo con elevada carga higrométrica. En otoño,
a favor de
condiciones de elevada inestabilidad atmosférica sobre la fachada este de España
(vaguadas centradas de aire polar marítimo o depresiones frías en altitud sobre el
Golfo de Cádiz, mar de Argel o mar Balear) se desarrollan episodios de lluvia
torrencial coincidiendo con la entrada, en superficie, de vientos de levante. No son
raras precipitaciones en 24 horas superiores a 100 mm. 200 mm. e incluso más.
-Las temperaturas son suaves, con medias más cálidas hacia el sur (entre
15º y 18º C). Los inviernos son suaves.
-El soplo de la brisa es un elemento destacado en las localidades del litoral.
-Muy temido es el soplo del poniente (“ponent”) en tierras valencianas,
viento catabático que ocasiona súbitos ascensos térmicos y reseca el
ambiente; no en vano, durante el verano, violentos incendios forestales
encuentran en el ponent un aliado ideal para su propagación.
4.3.3.-Árido con acusada irregularidad pluviométrica del sureste peninsular
-La región climatica del sureste es la más seca de la península ibérica y de
Europa. Formarían parte de esta región climática las comarcas y unidades
siguientes: Marina Baja, Campo de Alicante, Bajo y Medio Vinalopó, Bajo
Segura, Campo de Cartagena, Vega Media del Segura, Alto Guadalentín y
costa aledaña, litoral almeriense, Medio y Bajo Almanzora, Campo de
Níjar, corredor de Tabernas-Sorbas, así como subcuencas inferiores de
los ríos Nacimiento, Antas y Aguas.
-Denominador
común
de
sus
observatorios
es
la
poquedad
de
precipitaciones, con duras y prolongadas sequías, sin perjuicio de
esporádicos diluvios de elevada, y hasta excepcional, intensidad horaria.
-La lluvia es escasa (inferior a 400 mm.) y los días en que se produce
también, ya que, en el mejor de los casos, exceden poco de medio
centenar, por doquier bajan de cuarenta y en algunos puntos no pasan de
treinta; menudean, por el contrario, los días despejados y sin apenas
nubosidad.
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-La temperatura media anual rebasa los 18º C
4.3.4.-Cálido de “costa tropical”
-Al oeste de Adra, los totales pluviométricos se recuperan y el paisaje pierde los
rasgos áridos del sureste. Entre dicha localidad y punta de Tarifa, por una estrecha
franja litoral, se extiende una variedad climática cálida de influencia mediterránea.
-Las medias anuales se sitúan entre 17º y 18º C, con medias invernales que
no descienden de 12,5º C y constituyen la particularidad principal de esta
variedad climática, ya que las temperaturas del resto del año apenas
difieren torios del litoral valenciano o murciano. Ello, unido al abundante
número de horas de sol al año y al carácter verdaderamente excepcional
de las heladas, en virtud de la posición meridional de estas tierras y del
efecto de abrigo de las sierras penibéticas, explica la expansión de cultivos
tropicales en las vegas de Motril, Salobreña y Almuñecar.
-Las lluvias anuales (500-750) muestran un pico principal de otoño-invierno.
El conjunto de relieves de las sierras del Zafalgar, Pinar y Endrinal, entre
las provincias de Málaga y Cádiz establece frontera con los climas
andaluces de influencia atlántica, beneficiándose de las lluvias asociadas a
dinámicas atmosféricas mediterráneas y atlánticas; no en vano Grazalema
es uno de los más destacados islotes pluviométricos de España (2.223
mm.), a 36º 45´ de latitud norte.
4.3.5.-De transición, interior, con inviernos fríos en el surco intrabético
-Las altiplanicies de Andalucía oriental, surco intrabético y las tierras del noroeste
en Murcia conocen una variedad climática, de influencias dinámicas
mediterráneas y atlánticas matizadas por la continentalidad. La región andaluza
de Los Montes, antigua frontera entre los territorios cristianos del Guadalquivir y
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el reino musulmán de Granada, y las tierras del nudo subbético de Cazorla marcan
el tránsito hacia los climas del valle del Guadalquivir o de la Meseta meridional.
-Los totales anuales de precipitación oscilan entre 300 y 600 mm.,
variables de unos lugares a otros en función de la ubicación de los
observatorios en valles, altiplanos o piedemontes de los espacios
montañosos periféricos. El verano es seco, aunque no faltan tormentas a
favor de la presencia de relieves periféricos. Las lluvias se producen por
entrada de nubosidad arrastrada desde el Mediterráneo por flujos del este
y sureste. Las circulaciones del suroeste originadas por depresiones frías
en el Golfo de Cádiz descargan gran volumen de lluvia en el surco
intrabético.
-Las temperaturas medias se mueven entre 13º y 15º C. El invierno es frío,
con una frecuencia de días de nieve entre 2 y 5 según los lugares. El
verano es, por el contrario, caluroso.
4.3.6.-Climas de montaña de influencia mediterránea
-Se incluyen en esta variedad una serie de relieves montañosos, de altitud
media, que disfrutan de climas donde lo esencial de las precipitaciones
procede de circulaciones sinópticas de raigambre mediterránea. Participan
de este rasgo el sistema costero-catalán, la sierra de la Tramuntana en
Mallorca, las estribaciones valencianas de la cordillera Ibérica, los relieves
prebéticos de Murcia y Alicante. A ellos se sumarían, con sus respectivas
peculiaridades, las estribaciones gerundenses del Pirineo, el nudo
subbético de las sierras de Cazorla y Segura y los relieves de Sierra
Nevada, insertos en territorios que participan de influencias de
circulaciones atmosféricas mediterráneas y atlánticas, estableciendo
tránsito o frontera entre dominios climáticos.
-Es la montaña mediterránea fresca-fría en invierno, soleada en verano,
donde se extienden la encina y el pino carrasco, con un rico cortejo de
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matorral de especies aromáticas, coriáceas, espinosas, adaptadas al hiato
de lluvias de estío.
-Las precipitaciones variables de unos espacios a otros, por la altitud y
exposición, se mueven entre 600 y 800 mm., aunque no faltan relieves,
por encima de 1.000 m., donde se rondan o rebasan los 1.000 mm.
-No es muy frecuente, pese a su condición de espacios de montaña, la
presencia invernal de nieve (5 días al año), algo mayores en el Montseny
donde rondan los 20; -Un rasgo climático destacado de los relieves de
influencia mediterránea es su condición de montañas que disparan en la
vertical los flujos húmedos que, en otoño, penetran tierra adentro en
situaciones de levante, favoreciendo la formación o mantenimiento de
estructuras nubosas muy enérgicas, con lluvias torrenciales sobre los
espacios aledaños.
-Las temperaturas medias son siempre inferiores a 16º C.
-Gran interés climático adquieren formaciones nubosas de toca, bandera
o capucha que suelen anclarse en la cima de las montañas
mediterráneas en relación con circulaciones del norte (bardas en el
Montseny), noroeste (cejas en los montes de Tortosa) o marinadas
estivales (capells en Montgó, Sierra de Bernia).
-Mención especial merece la variedad climática, lluviosa del núcleo de relieves
subbéticos de Cazorla, Segura, La Sagra, Taibilla, Alcaraz. Este conjunto
forma uno de los nudos pluviométricos de la península ibérica, cabecera de los
ríos Guadalimar, Guadalquivir, Guadiana menor y Segura. La disposición
estructural de estos relieves favorece la importante recepción de lluvias al año que
sobrepasa, pese a su ubicación meridional, los 1.200-1.300 mm. e incluso, en
algunos sectores alcanza 1.500 mm. El verano es seco, pero esa penuria de lluvias
estivales se ve ampliamente contrarrestada por las precipitaciones que se reciben
en otoño y, sobre todo, en invierno. Las temperaturas medias anuales se mueven
entre 13º-15º C en las planicies que superan los 1.000 m.
-Notoria singularidad reviste el clima de Sierra Nevada. Recibe influencias
dinámicas múltiples, mediterráneas y atlánticas, pero el rasgo geográfico
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que condiciona su ambiente es la altitud de sus cumbres que alteran
significativamente los elementos climáticos, permitiendo, pese a su
ubicación meridional, la caída de nieve, más de 20 días al año,
hidrometeoro que da nombre a este macizo y que es la clave del
importante desarrollo turístico experimentado en los últimos lustros. En
las altas cumbres de Sierra Nevada las precipitaciones anuales alcanzan
1.000-1.200 mm., para descender a 500-600 mm. en las localidades de
media montaña. El invierno es frío, con más de 60 días de helada al año.
El verano es corto, seco y no excesivamente cálido.
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