III) La presencia de William Burke A) Antecedentes: su vinculación con Francisco de Miranda William Burke1 fue veterinario, escritor e ideólogo de la independencia hispanoamericana. Realizó un papel similar al que asumió el publicista y político inglés Thomas Paine (1737-1809), que realizó una labor como promotor y difusor de las ideas radicales y anticolonialistas en las posesiones británicas de América del Norte a donde había emigrado hacia 1774. Su obra más conocida en la opinión pública de las trece colonias fue un folleto titulado: “El Sentido común”, publicado en enero de 1776. En éste folleto abogaba por la inmediata declaración de la independencia de Estados Unidos. Cuando estalló la guerra el escritor sirvió por un tiempo en las filas del Ejército Continental, y entre 1776 y 1783 editó una serie de 12 folletos titulados: “Crisis, para defender la causa de las colonias británicas rebeladas contra su metrópoli”. Posteriormente defendió las ideas de la revolución francesa2. El primer antecedente de William Burke se encuentra cuando participó como médico veterinario del Ejército Británico, en el regimiento Nº 22 de Dragones Ligeros, entre 1807 y 18083. En 1806 publicó en Londres su libro titulado: “History of the campaing of 1805 in Germany, Italy, and Tyrol”, ésta historia se refirió a la guerra que sostuvo Napoleón Bonaparte en contra de las potencias aliadas, entre las cuales figuraba Inglaterra; éste año también publicó una pieza teatral titulada. “The armed Briton, or the invaders vanquished”. Esta pieza de teatro de intención patriótica, tuvo el propósito de incitar a la 1 Diccionario de Historia de Venezuela, Fundación Polar, Caracas, 1988. Manuel Pérez Vila no señaló un dato exacto acerca de su procedencia, Irlanda: ?. Mario Rodríguez señaló que fue escocés. Ver en: Correspondencia entre Mario Rodriguez y Pedro Grases, University of Southern California, Department of History, Los Angeles, EE.UU, (1982-1991). Esta correspondencia me fue suministrada gentilmente por el Señor Pedro Grases. 2 PEREZ VILA, MANUEL, Periódico: El Nacional, 11 de marzo de 1980. 70 población inglesa en su defensa, ante una posible invasión por parte del ejército napoleónico. Este hecho fue evidente en el siguiente epígrafe: “Pero todos nosotros, al ser atacados, tenemos el deber de levantarnos en justa defensa, la lucha, entonces, es gloriosa, y Dios está de nuestro lado”4. Existieron otras piezas teatrales de William Burke que representaron las caricaturas patrióticas de Thomas Rowlandson y de Isaac Crulkshank. En 1807 se hallaba retirado del ejército británico cuando entró en contacto en Londres con Francisco de Miranda, y publicó un libro titulado: “La Independencia o Emancipación, de América del Sur, la gloria e interés de Inglaterra”5. Este libro contiene en primer lugar una advertencia acerca del fracaso de la expedición inglesa, que intentó invadir Buenos Aires en 1806. Para evitar el fracaso de la anterior expedición inglesa, recomendó la elaboración 3 de un plan GRASES, PEDRO, Historia de la Imprenta de la Primera República, Ediciones de la Presidencia de la República, Caracas, 1967, pp. 197--198. 4 op.cit., 2. 5 op.cit., 2. BURKE, WILLIAM, South American Independence, or the Emancipation of South America, the Glory and Interest of England, London: Printed for J.Ridgway, Opposite Bond Street, Picadilly, 1807. Author of the History of the Campaign of 1805 in Germany, Italy, the Tyrol: “This interesting History of the above extraodinary Campaign, besides exhibiting a faithful picture of the operations of the contending Powers, both in the cabinet and in the field, discloses much useful information, respecting the causes of failure of the third coalition; and further affords new light, for enablinf us to trace the sources of the present disasters of the continent, and to judge of its future probable condition”. Author of the Armed Briton; or the Invaders Vanquished. A play in four Acts. “While this play is written with the view of rousing the national energies to a successful defense of our liberties and home, the philanthropist will not have to lament false erlogues on the horrid system of indiscriminate war”. El interés de Inglaterra por la América Hispana, no fue un hecho novedoso a partir de William Burke. El interés de los ingleses por los territorios hispánicos fue evidente a partir de su intromisión a través de la piratería infiltrada en la Corona Inglesa a fines del siglo XVI, cuando se inició la decadencia del imperio español. En Venezuela destacaron las incursiones de Amyas Preston que devastó a Caracas en 1595, y de Sir Walter Raleigh que realizó una expedición a Trinidad y Tobago, y a la región de Guayana a través del río Orinoco; 200 años después, los ingleses invadieron la isla de Trinidad y Tobago, perdiendo la Capitanía General de Venezuela este territorio en una forma definitiva. A principios del siglo XIX, fue conocido el apoyo militar inglés a la fracasada expedición de Francisco de Miranda hacia Coro en 1806, en contra de la monarquía española. Después de este incidente, Inglaterra cambió su estrategia con respecto a Venezuela, y decidió intrometerse económicamente, a partir del agotamiento definitivo del poder español, cuando se inició la guerra de independencia. 71 militar de conquista pacífica que fuera llevado a cabo por Francisco de Miranda: “...Advertisement: The reported re-captured of Buenos Aires, if unfortunately true, in an additional proof, that to render our operations against Spanish America, success fully efficient without great exhaustion to our own strength and resources. We should combine with our plans, the all powerful principles of emancipation and independence. (...). With this view, there fore, and under the above circumstances, the Americans would require the assistance of only a comparative trifling foreign British troops, assisted by our powerful navy, and supported and accelerated in their operations by scientific and civil commissioners, would be fully sufficient to emancipate all Spanish America in a very few years. This force may be divided into four principal corps to be directed against the four grand divisions, into which the Spanish possession in America separated, (...). The second corp consisting of five thousand men, should be sent immediately in patriotic Miranda, and would, no doubt, be perfectly sufficient, to enable that patriotic general, in a very short time and with but few efforts, to over turn the Spanish domination in New Granada, and to erect that immense country into a free and independent empire; which would serve as a center and main support to the operations, to be carried on against the other Spanish Governments. ...” En esta obra justificó el derecho de los territorios hispánicos para separarse de España. En 1808 publicó varios artículos en los periódicos de Londres y Dublín, bajo la inspiración de Francisco de Miranda, cuya finalidad fue esclarecer las verdaderas causas del fracaso de la expedición de 1806, que había producido en Inglaterra una impresión muy desfavorable para aquellos individuos que fueron partidarios de la independencia de España, como Francisco de Miranda, que manifestó el interés de Inglaterra por la causa emancipadora. En 1808, William Burke publicó otro libro titulado: “Razones adicionales para que nosotros emancipemos inmediatamente a Hispanoamérica” 6.En esta 6 BURKE, WILLIAM, Additional Reasons, for our immediately emancipating Spanish America, “Deduced, from the New and Extraordinary Circumstances, of the Present Crisis and containing valuable information, respecting the late important events, both at Buenos Ayres, and Caracas: as well as with respect to the present disposition and views of the Spanish 72 obra señaló aspectos semejantes a la anterior, aunque con un tono más decisivo, cuando manifestó que los territorios hispánicos necesitaban emanciparse de la monarquía siguiente argumento tiránica existente en España. En el manifestó su primera razón acerca de la conveniencia de Inglaterra para emancipar a los territorios hispánicos: “...After the severe lesson, which we have lately received from experience, few, I should hope, will be so hardy, us to persist in the scheme of conquering, rather, than of emancipating Spanish America: as, however, the recent migration of the court of Lisbon on the Brazils, connected with other circumstances unnecessary at present to state, induces a more than supposition, that another attempt will be made, and speedily against the Spanish settlements in South American, it may not be wholly useless, even in the present state of apathy of the public mind, to warm the nation in time, from rushing to fresh and accumulated disasters and disgrace, by engaging in a second ruinous and inglorious attempt to subdue Spanish America by force, and which attempt, however it may succeed for a time, must, in the present circumstances, inevitably lead, before long to augmented losses and disappointment...” 7 : No hay duda que William Burke se refirió al peligro inminente que presentaba la invasión francesa en España como una amenaza en contra de la seguridad de los territorios hispánicos. Cuando España fue invadida por las tropas militares francesas, Inglaterra se mantuvo alerta ante el posible riesgo de una invasión francesa hacia los territorios hispánicos, de allí que el gobierno inglés vislumbró la posibilidad de realizar una expedición militar hacia Hispanoamérica. Después del fracaso de la expedición mirandina en 1806 hacia Coro, el Gobierno Inglés no perdió su interés en apoyar otra expedición militar encabezada por Francisco de Miranda, a pesar de su fracaso anterior; ésta posibilidad cambió cuando la invasión francesa fue un hecho declarado en España en 1808. En una segunda edición publicada Americans “being intended as a supplement to “South American Independence”. London: Printed for J. Ridgway, No. 170, Opposito old Bond Street, Picadilly, 1808. 7 op.cit., 6. 73 también en 1808, advirtió este hecho, cuando la expedición británica acantonada en Cork, se disponía ayudar a Francisco de Miranda, en su segundo intento emancipador, hasta que cambió de posición cuando recibió ordenes de dirigirse a España, a causa del cambio de alianzas que se había producido a raíz de la invasión de la península por el ejército napoleónico. En la primera edición de ésta obra elaboró una reseña acerca de la fracasada expedición mirandina de 1806 con varias proclamas de Francisco de Miranda traducidas al inglés, junto con una traducción de “La carta dirigida a los españoles americanos”8 del Abate Juan Pablo Viscardo y Guzmán. En sus “razones adicionales” señaló que la aplicación de una nueva Constitución dirigida a los territorios hispánicos ofrecería a sus pobladores una existencia civil desconocida anteriormente; libre de las exacciones y de la tiranía de la clase noble; y que consagraría la prosperidad y la paz necesaria bajo el estimulo de la libertad religiosa: “...The new acts of constitution will give them a civil existence before unknown, they will at once rescue and secure them from the tyranny and exactions of the priests and nobles; security will beget industry, wealth and prosperity; which consecrated by internal peace and the spirit of improvement and of just and enlightened religious “La carta dirigida a los españoles americanos” constituyó un primer antecedente en Hispanoamérica de un exjesuita peruano, que concibió la posibilidad de una emancipación de España, a partir de un cuestionamiento con respecto a la monarquía española, sin renunciar a su origen hispano. Llama la atención que algunos de los planteamientos expresados por William Burke en la Gaceta de Caracas, tienen bastante semejanza con respecto a las ideas planteadas por Viscardo y Guzmán en su carta. Se tiene conocimiento de que esta carta fue publicada primero en francés en 1799, y en inglés en 1801. Un estudio exhaustivo acerca de este documento se encuentra en: VARGAS UGARTE, RUBEN, La Carta a los Españoles Americanos de Don Juan Pablo Viscardo y Guzmán, Librería e Imprenta Gil, Lima - Perú, segunda edición, 1964. 9 op.cit., 6. En este caso se puede apreciar en William Burke su interpretación anglosajona acerca de la tolerancia religiosa y el liberalismo. 10 RODRIGUEZ, MARIO, Revista Interamericana de Bibliografía, Washington, D.C, 1986., op.cit., 1: Correspondencia citada. 74 8 liberality, will hold out to the view of the Continent, a more flourishing and happy prospect than she had before enjoyed. ...”9 Después de la publicación de su segunda obra William Burke viajó a New York, donde se hallaba en Noviembre de 1809; posteriormente viajó a Caracas a los pocos meses de haberse iniciado el movimiento del 19 de abril de 1810. Su procedencia entra en cuestionamiento a partir de la correspondencia entre Mario Rodríguez y Pedro Grases. Los argumentos presentados por Rodríguez no tienen una posición definitiva al respecto, sin embargo es pertinente considerar sus observaciones para comprender el contexto en que estuvo ubicado William Burke. En la correspondencia de Mario Rodríguez, se encuentran dos manuscritos: el primero es un ensayo publicado en la “Revista Interamericana de Bibliografía”10; el segundo se titula: ”The Word and the Deed: Miranda and William Burke, in the Battle for Spanish America”11.Según la información aportada por Rodríguez, las dos obras publicadas por William Burke a partir de su vinculación con la labor propagandística de Francisco de Miranda, fueron enviadas por Andrés Bello cuando permaneció en Londres y su destinatario fue Juan Germán Roscio que residía en Caracas. Rodríguez expresó que el verdadero autor de “La gloria e interés de Inglaterra”, y de las “razones adicionales”, fue el filósofo inglés James Mill12,ofreció como pista la “ “, The Word and the Deed: Miranda and William Burke in the Battle for Spanish America. op.cit. 1: Correspondencia citada. Una apreciación de lo retórico en la fracasada expedición mirandina hacia Coro en 1806, se encuentra en: NAIPAUL, V.S, A way in the World, Alfred A.Knopf, New York, 1994, chapter 8: “In the Gulf of Desolation: An unwritten story”. 12 James Mill (1773-1836). Historiador, filósofo y economista inglés. Siguió las doctrinas de Hume y Bentham, y aplicó a las ciencias morales el método positivista. 13 El “Edinburgh Review” fue un medio de difusión periodística que existió en Londres en 1808. Permitió demostrar cuales fueron las posiciones que existieron en contra y a favor del Gobierno Británico, cuando se involucró en España a raíz de la invasión francesa, en vez de llevar adelante una expedición militar hacia América del Sur. Según Pedro Grases esta fuente permite comprobar la verdadera posición de William Burke en el contexto de la conspiración mirandina que se vio involucrada entre la crisis napoleónica y la política inglesa., op.cit., 1: Correspondencia citada. 75 11 semejanza que tienen estas dos obras, con respecto a la forma de escribir de éste personaje que publicó sus escritos en el “Edinburgh Review”13, y que estuvo vinculado con Francisco de Miranda. Mario Rodríguez expresó que las ideas manifestadas en éstas dos obras, siguen el planteamiento de James Mill, que sugirió que la política exterior inglesa debía ser llevada a cabo bajo una tendencia pacifista y de anti-conquista, que seguía la idea de convertir a Inglaterra en un “Invisible Empire” a partir de la figura de “laissez-faire economics”, que contiene la noción de un imperialismo nuevo de acuerdo al punto de vista de Adam Smith, sustentado en el principio del “free trade”. No hay duda de que Inglaterra tuvo interés en la emancipación de Hispanoamérica. Para los ingleses ésta condición podía representar una gran entrada de explotación económica; a medida que crecía su poderío, mientras se acrecentaba el agotamiento definitivo del poderío español en Hispanoamérica. Sin embargo en los albores de la guerra de emancipación, el interés de Inglaterra por Hispanoamérica tuvo sus limites. Después del fracaso de la expedición inglesa hacia Buenos Aires y Coro, la política inglesa cambió de estrategia: prefirió más bien apoyar la independencia de España, para poder aniquilar la amenaza francesa que se vislumbraba en contra de sus intereses económicos en Hispanoamérica. A medida que España quedaba exhausta por la guerra y perdía el control de su dominio sobre Hispanoamérica; la política inglesa se interesó en apoyar abiertamente la emancipación en Hispanoamérica, encontrando el mejor camino para introducir su imperialismo a través del “laissez-faire economics”, esto fue evidente por ejemplo en la gesta emancipadora en Venezuela, 76 cuando ofreció su apoyo militar a las fuerzas republicanas, en contra de las fuerzas españolas. 77 B) Vinculación de William Burke con la Gaceta de Caracas a partir de su obra: “Derechos de la América del Sur y de México”, (noviembre 1810-enero 1811) “...Hasta aquí la teoría es implacable. Todo el que se rebela contra la voluntad de los más, contra el derecho, es un caso de insociabilidad que debe excluirse de la comunidad, puesto, que al rebelarse y querer que su criterio prepondere sobre todo el conjunto, se constituye en dictador intencional, en déspota y antihumano, en super-hombre por propia estimación; se arrogaría para sí la verdad absoluta, y se erigiría en señor de vidas y haciendas. Así ha venido ocurriendo hasta la época constitucional, y ya hemos visto el resultado: la historia es un tejido de infamias en lo tocante a la gobernación de pueblos” 14 El 23 de noviembre de 1810, la Gaceta de Caracas, publicó el primer articulo bajo la autoría de Guillermo Burke, con el titulo: “Derechos de la América del Sur y de México”15 . Desde ésta fecha hasta el 20 de marzo de 1812 fueron publicados sus artículos en la Gaceta de Caracas. El primer articulo fue publicado antes de la llegada 14 CABEZAS, FELIPE A, Filosofía de la Tolerancia, Revista del Liceo Andrés Bello, Nº 1, Caracas, 1945. 15 BURKE, WILLIAM, Derechos de la América del Sur y de México, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, Sesquicentenario de la Independencia, Ediciones Guadarrama, Madrid, 1959, Tomo I: Nº 10; Tomo II: Nº 11. Contiene un estudio preliminar elaborado por Augusto Mijares. Es una recopilación de los artículos de William Burke publicados en la Gaceta de Caracas, desde el 23 de noviembre de 1810, hasta el 20 de marzo de 1812. Estos artículos fueron agrupados en dos volúmenes. Hay constancia de la publicación de la obra en dos tomos. En efecto, la Gaceta de Caracas del 28 de junio de 1811 publicó el siguiente aviso: “Tenemos la satisfacción de informar a los amigos de la libertad e independencia del Sur de América, que la primera parte, cerca de la mitad de la obra popular citada (de la que varios discursos han aparecido en la Gaceta de Caracas corregida y aumentada), y dedicada a los patriotas de Caracas, se imprimió en un libro que saldrá a la venta, el 4 de julio de 1811”. Se ha conservado un ejemplar incompleto de la primera parte de la obra en la Biblioteca del Congreso de Washington. En la Gaceta de Caracas del 20 de septiembre de 1811, se anunció la publicación del segundo tomo. Esta recopilación fue elaborada compaginando el volumen conservado en Washington, con las publicaciones de la Gaceta de Caracas. 78 de Francisco de Miranda a Caracas. Según Mario Rodríguez los artículos publicados entre noviembre de 1810 y principios de 1811, fueron enviados por Andrés Bello desde Londres, y fueron escritos por James Mill. También fueron incorporados algunos discursos de Juan Germán Roscio, Francisco Iznardi y Miguel José Sanz. Esta primera parte fue publicada en un tomo el 4 de julio de 1811. Posteriormente fueron incorporados otros artículos que fueron recopilados para la publicación de un segundo tomo el 1º de octubre de 1811, con la intención en crear un cambio republicano en Bogotá en contra del movimiento monárquico a favor de Fernando VII, bajo la influencia de Francisco de Miranda. Según Rodríguez; Pedro Gual conoció el proyecto de William Burke a principios de 1812, y que fue Antonio Muñoz Tebar16 el personaje que más asimiló los editoriales burkianos. Señaló que el artículo sobre la “libertad de cultos”17 publicado en la Gaceta de Caracas, el 19 de febrero de 1811, como una continuación de los primeros escritos, fue elaborado por José Maria Blanco White 18 , que fue el autor que publicó los artículos en la Gaceta de Caracas, a partir de septiembre de 1810, bajo el seudónimo de: “El Español”. 16 NAVARRO, NICOLÁS, Anales Eclesiásticos Venezolanos, Imprenta Nacional, Caracas, 1945. Según este autor, Antonio Muñoz Tebar fue un personaje apegado a discutir asuntos sobre la libertad de conciencia. 17 BURKE, WILLIAM, La libertad de cultos. Polémica suscitada por William Burke, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, Nº 12, Caracas, 1959. Contiene un estudio preliminar elaborado por Carlos Felice Cardot. 18 José Maria Blanco White (1775-1841). Sacerdote y poeta español. Pasó gran parte de su vida en Inglaterra donde publicó sus célebres “letters from Spain”. Compuso numerosos versos y poemas en inglés. Independientemente de la posición de Mario Rodríguez con respecto a la veracidad de la autoría del articulo sobre la “libertad de cultos”, hay un aspecto que llama la atención. En mayo de 1812, Francisco de Miranda envió una carta confidencial a través de un emisario francés a Blanco White, quien fue editor del periódico: “El Español” que se publicaba en Londres. En la carta le pedía que discutiera en secreto con el portador, el modo de reclutar voluntarios en Inglaterra para el ejército venezolano, agregando que se les daría a cambio la ciudadanía venezolana y se les concederían tierras y otras recompensas. Según Daniel Florencio O’Leary en sus memorias, Miranda se dirigió a Blanco White bajo el nombre de William. , LAMBERT, ERIC, Voluntarios Británicos e Irlandeses en la Gesta Bolivariana, tomo I, Edición de la Corporación Venezolana de Guayana, Caracas, 1981. 79 Según Rodríguez, el artículo que publicó José Maria Blanco White, en noviembre de 1810, cuando mencionó el principio de la tolerancia política, fue un anticipo de lo expresado en el articulo sobre “la libertad de cultos”, con respecto al principio de la tolerancia religiosa. Mas allá de las aseveraciones con respecto a la veracidad de William Burke, existe una prueba irrefutable y que se refiere al señalamiento de su nombre en las tres impugnaciones que originaron la polémica en contra del tratado sobre la “libertad de cultos”. Los derechos de América del Sur y de México, constituyeron un alegato a favor de la independencia y un proyecto para la organización política, militar, económica y religiosa de las futuras naciones que sufrirán el proceso de emancipación con respecto a España. William Burke que manifestó su apoyo al movimiento del 19 de abril de 1810, abordó varias materias en este sentido. La intención en considerar ésta parte es para tener un preámbulo del tratado sobre la “libertad de cultos”, como una continuación del orden del discurso planteado por el autor. Sus primeros escritos en la Gaceta de Caracas se caracterizaron por la predominancia de una retórica liberal que no está sometida bajo un principio ilustrado como en la retórica española; predomina principalmente el argumento jurídico dentro de su disertación histórica. En su primera materia se refirió al “Goce de los derechos” 19. Consideró que el sistema de monopolio implantado por España ha oprimido a la América con muchas injusticias durante 300 años, y que la necesidad de un comercio y una libre comunicación entre América y el resto del mundo es uno de los derechos absolutos e indubitables; señaló como un ejemplo que debe seguirse, el modelo aplicado por los Estados Unidos, considerando sus ventajas competitivas presentes en “Sobre el goce de los derechos”: op.cit., 15, tomo I, p.45, Gaceta de Caracas, 23 de noviembre de 1810. 80 19 el desarrollo de su población, agricultura y manufactura. Posteriormente hizo especial énfasis en la necesidad de una independencia económica llevada a cabo por razones políticas como morales. Cuando el autor se refirió al sistema de monopolio español opresivo, se refirió al bloqueo económico que ejerció la Regencia de Cádiz, en contra de los puertos venezolanos en 1811. Para William Burke existió la necesidad en disertar sobre el pasado reciente, para demostrar un ejemplo del comercio libre dentro de su doctrina liberal, para señalar los beneficios que existieron entre España e Hispanoamérica a fines del siglo XVIII; no lo hace para demostrar una posición contraria, sino para ejemplificar un aspecto del pasado, que podía ser beneficioso en el presente: demostrar el beneficio del comercio en tiempos de paz o de guerra: “...En el citado año de 1778, se permitió un comercio libre a siete de los principales puertos de España; entonces se despacharon para ciertos puertos de América 170 buques con artículos europeos, cuyo importe ascendió a 9 millones de pesos, de los que no correspondía ni aún la mitad a los productos de los de España, cuando en 1778 las exportaciones de España a América ascendieron cerca de 38 millones de pesos, de los cuales, la mitad eran de productos españoles, y las importaciones ascendieron a la suma extraordinaria de 112 millones pagando en ambas cerca de 7 millones, de pesos en derechos, (...) desde 1778 hasta 1788 es suficiente manifestar el grande aumento que había producido aún la libertad de comercio, (...) la apertura de los puertos de América para el comercio de España, que se completó hacia el año de 1785, la licencia dada en 1791, para extraer dinero y algunos otros artículos e introducir negros y utensilios de agricultura, y el permiso concedido por la primera vez en 1797, a los neutrales para negociar con las colonias españolas, tuvo también un directo y palpable efecto en promover los recursos mercantiles del país. Pero lo que ha contribuido quizás más que todo esto, a producir tal efecto, es el comercio de contrabando que se ha seguido entre la América española en general y las colonias vecinas e islas pertenecientes a otras naciones. Este comercio, que empleaba un largo capital y gran número de buques, se hacia tanto en tiempo de guerra (y con los enemigos, como en tiempo de paz; y surtiendo al cultivador americano de los artículos que necesitaba más baratos, y en más abundancia que los que le podía suplir el comerciante español, y pagándole, al mismo tiempo, mayor precio por sus productos, mitigó en alto grado los males 81 que producía el monopolio de España y los derechos opresivos que ésta imponía. ...”20 A continuación abordó como segunda materia: “La Defensa del Estado”21 como un principio liberal. Manifestó que los principios de una sana política y de la moral, pueden ser estimulados a partir del cultivo de las artes y las ciencias. Sugirió como posibilidad la conveniencia de recibir a los artistas irlandeses22 despojados de sus ocupaciones por las desgracias de la guerra de su patria, ya que podrían transmitir sus conocimientos tal como lo hicieron en los Estados Unidos. En el segundo aspecto señaló que la ciencia y el conocimiento estimulan la sabiduría, felicidad y fuerza de una población, y que sin ésta combinación la población sería una masa inerte. Posteriormente señaló como ejemplo el argumento antiguo, cuando señaló que la primacía de Grecia y de Roma sobre las naciones circunvecinas se debió al cultivo de las ciencias como el origen de su superioridad en conocimiento y fuerzas; señaló que la historia moderada hace ver igualmente la vasta preponderancia de las naciones que fomentan las ciencias y la debilidad comparativa de aquellas naciones que desprecian sus ventajas. En su señalamiento acerca de la educación pública propuso el 20 op.cit., 15, Tomo I, p.45. Un argumento semejante fue utilizado por Pedro de Urquinaona y Pardo, en su relación documentada, sin embargo a diferencia de William Burke, no apoyó el movimiento del 19 de abril de 1810, consideró que este hecho perjudicó la prosperidad económica que había existido desde fines del siglo XVIII hasta 1809. 21 “Sobre la defensa del Estado”: op.cit., 15, tomo I, p.65, Gaceta de Caracas, 21 de diciembre de 1810. William Burke propuso el alistamiento y disciplina de todos los hombres blancos, y de aquella porción de pardos que sea necesaria, de acuerdo al modelo de la milicia norteamericana, desde luego este hecho fue imposible de asumir en una sociedad donde existió profundas diferencias raciales y sociales. 22 A propósito de William Burke no existe un documento que confirme su llegada a Caracas. De acuerdo a las noticias de la Gaceta de Caracas, a fines de 1810, se tiene conocimiento de que llegaron a la costa venezolana varias corbetas inglesas. En Septiembre de 1810, llegó a Cumana una corbeta irlandesa procedente de Trinidad. En este sitio circularon impresos de irlandeses que tuvieron la intención de establecerse en Cumana. A propósito de Trinidad, hay que recordar que por esta época fue posesión inglesa, de allí que cualquier comunicación proveniente de Inglaterra que fuera dirigida a Caracas, tenia que pasar primero por Trinidad que había dejado de ser posesión española en 1797 a partir del mandato del inglés Tomas Pichón. 82 estudio de la filosofía moral y de la legislación como dos elementos que pueden cooperar con la religión, para estimular la dignidad del hombre con respecto a sus deberes con Dios y sus semejantes. En el último punto de ésta materia abordó su propuesta acerca de crear canales y caminos a lo largo de la extensa geografía hispanoamericana. En su tercera materia acerca de la “Organización de la Sociedad”23 ,consideró a la moral social y a la libertad política como principios que deben estar presentes en la existencia de los derechos de independencia. A partir de éste aspecto consideró la necesidad en iniciar una nueva materia acerca de los derechos de la independencia para la creación de un gobierno nacional: “Derecho a la Independencia”24. Manifestó su intención en no invalidar la figura del Rey Fernando VII; sin embargo en su disertación utilizó nuevamente al argumento histórico para demostrar que el derecho hereditario de los Reyes Españoles ha sido destruido: “...Sin ser mi intención ahora el invalidar los derechos de Fernando VII, es necesario, para tener una clara idea de los de la Nación, colocar los de aquel sobre su verdadera base, que es la voluntad del pueblo americano sobre la cual pueden únicamente descansar. Es evidente que la revolución de Aranjuez que privó de su corona a Carlos IV y la puso en la cabeza de su hijo, destruyó el derecho hereditario, como había sucedido en la persona del abuelo de Carlos, nieto de Luis XIV, quien impuso por la fuerza un Rey Francés a la Nación Española, con directo perjuicio de la línea hereditaria de la casa de Austria, y de la misma manera que Napoleón les ha impuesto ahora a su hermano. La diferencia en estos casos consiste en que Luis y Napoleón impusieron reyes a los españoles contra su consentimiento y que Fernando subió al trono por la voluntad del pueblo solamente. Pero, como quiera que sea, el hecho es que en todos estos casos se destruyó igualmente el derecho hereditario, pues el pueblo español, cuando eligió a Fernando por Rey, pudo haber elegido a otro o a 23 op.cit., 20. “Derecho a la Independencia”: op.cit., 15, tomo I, p.81, Gaceta de Caracas, 18 de enero de 1811. 83 24 ninguno. Lo mismo debe decirse con respecto a la América del Sur, que imitó la conducta de la España; la voz pública proclamó aquí igualmente por Rey a Fernando con perjuicio del derecho hereditario de su padre. De donde se sigue que Fernando VII deriva sus derechos sobre estos países de la voluntad del pueblo americano solamente y que cesando con él, en caso de muerte natural o política excluyen necesariamente toda pretensión hereditaria de parte de los otros, y se sigue igualmente que todo aquel que pretenda venir de España, de cualquier otra parte a gobernar, o más bien a desgobernar la América, en su nombre obrará contra los derechos del país. ...”25 A pesar de su reiterada posición en contra de la monarquía española, señaló mas adelante que el derecho que tiene cada pueblo para mudar su gobierno cuando lo exige sus intereses, fue un ejemplo memorable ofrecido por España, y que por consiguiente ésta ha abolido cualquier derecho que pudiese reclamar sobre los territorios hispánicos; no obstante, en su reiterada utilización del argumento histórico, cuestionó el derecho que otorgó el Papa Alejandro VI 26 a los Reyes Católicos con respecto a los territorios de ultramar, señaló que no fue legítimo ya que no le pertenecía, y que éste derecho fue aún peor cuando otorgó poderes especiales a gobernantes feroces y corruptos que oprimieron a la América. En una quinta materia señaló los elementos que deben estar presentes en un sistema de gobierno; concibió como un ejemplo el Congreso Provincial que se reunió en Caracas y el modelo de gobierno presente en Inglaterra y en los Estados Unidos, de acuerdo a la declaración de derechos presentes en 25 op.cit., 24. Las Bulas Papales o Letras Alejandrinas otorgaron a los Reyes Fernando II de Aragón y a Isabel de Castilla, el dominio jurídico sobre los nuevos territorios conquistados desde 1493 hasta principios del siglo XVI, fue un antecedente que contribuyó a expandir el poder político de España sobre el resto de Europa. Las Bulas Papales originaron varias tesis polémicas, la primera buscó su base argumental en contra de los títulos portugueses otorgados al Rey Juan II, justificando una doctrina conciliarista y nacionalista en contra de la concepción medieval del Papa como Jefe Supremo de la “República Cristiana”. Este aspecto sirvió de apoyo posteriormente a la tesis vicarial y regalista. Una información específica al respecto se encuentra en: GIMÉNEZ FERNÁNDEZ, MANUEL, Nuevas Consideraciones sobre la 84 26 sus respectivas Constituciones con respecto al modelo de tolerancia religiosa. En una sexta materia señaló una posición en contra de aquellos individuos que habiendo usurpado un poder ilegítimo, independiente de la voluntad de los pueblos, atribuyen un origen divino o de prescripción para ejercer el despotismo. En su séptima materia acerca de los “Derechos del hombre en Sociedad”27 expresó que los historiadores en general han preferido delinear los tiempos de guerra y desorden de la historia; en lugar de resaltar las facultades del hombre en su reposo doméstico: “... Es cierto que la historia, y en imitación de ella, la hipótesis, ha pintado sus progresos desde las primeras escenas de la naturaleza inculta, hasta el mayor estado de civilización actual, como una horrible serie de crímenes de violencia y de miseria, ¿Pero es éste un perfecto diseño?, (...),quizás se dice con razón que no puede describirse bien la felicidad, y parece que los historiadores en general, siguiendo esta regla, han preferido delinear los tiempos de Guerra y desorden de la historia humana, mas bien que pintar al hombre en el seno del reposo doméstico y hacer notar sus progresos en el desarrollo de sus facultades, en su propagación, conocimientos y prosperidad y la general destrucción que inevitablemente debía haber sucedido a tal disposición de cosas, habría impedido que aún una parte de la especie humana hubiese sobrevivido hasta nuestros días. No; la razón y la experiencia desmienten tan monstruosa imputación; y la verdad es que el corazón del hombre se inclina generalmente a lo justo porque su felicidad depende de su conservación. ...”28 A continuación no dejó de advertir que la política de la usurpación ha degradado al pueblo que intenta esclavizar, suponiendo que no tiene virtudes o que es ignorante, que no tiene religión, que es fanático y turbulento, fingiendo cualquier pretexto para usurparle sus Historia, Sentido y Valor de las Bulas Alejandrinas de 1493, referente a las Indias, Escuela de Estudios Hispanoamericanos de la Universidad de Sevilla, 1944. 27 “Derechos del hombre en sociedad”: op.cit., 15, tomo I, p.107, Gaceta de Caracas, 18 de enero de 1811. 85 derechos. Señaló posteriormente que la voluntad del Ser Supremo es el origen directo e inmediato del mundo moral, como un principio inmutable que debe estar presente en las leyes que rigen las acciones humanas. En su reiterada posición contra la monarquía expresó que ésta ha tenido un lenguaje insoportable y decrépito; desde la antigua tiranía del sistema feudal hasta el presente. Señaló que no ha existido una monarquía en Europa que no haya sido implantada por la fuerza o por la intriga, y que la doctrina del derecho de los reyes ha sido monstruosa a través de la historia. Posteriormente señaló el principio de representación como un elemento que debe estar presente en los ramos de los diferentes gobiernos de cada Estado en México y en América del Sur; no dejó de advertir a continuación que sin la existencia del principio de representación existe el riesgo de caer en guerras interiores, rivalidades y contiendas, como sucedió con las horribles escenas de sangre y devastación que ha ofrecido Europa por muchos siglos. Con respecto al derecho a la libertad, expresó que aquél que no perciba la total diferencia política y moral que hay entre las circunstancias del nuevo y antiguo mundo no puede tener una visión clara de la política justa y liberal, expresó que éste defecto estuvo presente en los griegos y romanos, y que ha estado presente a través de la historia de Europa; siendo los Estados Unidos una excepción. El resto de las materias señaladas por William Burke tuvieron la finalidad en seguir exaltando los aspectos presentes en las leyes americanas e inglesas, señalando con mayor importancia las primeras, con respecto a los principios fundamentales de representación, de libertad civil, particularmente la ley de Habeas Corpus, Cortes o 28 op.cit., 27. 86 Tribunales públicos, y viva voce, y el juicio por Jury, como las columnas de la libertad civil. En su materia acerca de la “Igualdad Civil”29, consideró que las distintas jurisdicciones del régimen español tuvieron su origen en la tiranía; y que en Estados Unidos se reputarían por intolerantes: “... Las distintas jurisdicciones o fueros del régimen español tuvieron su origen en la tiranía; y la estimación con que han corrido entre los pocos privilegiados, prueba la total falta y privación de libertad civil entre el pueblo. Es imposible que esto fueros, que en los Estados Unidos se reputarían por tiránicos, se pudiesen haber mirado como tolerables, y mucho menos haberse abrazado como benéficos, por un pueblo que tuviese sus derechos inviolablemente asegurados, para todos y cada uno, por leyes justas e iguales; que consagrasen los grandes principios de la libertad civil, y que fuesen administradas constitucionalmente e imparcialmente por el mismo. ...”30 Posteriormente señaló su posición intolerante en contra de “Los Asilos”, consideró que su establecimiento fue repugnante desde la antigüedad, a partir de los paganos; siendo transmitido a través de las edades oscuras, y que aún en el presente, se mantiene éste bárbaro privilegio en algunos países en contra de todo principio de justicia; así como en contra de toda ley divina, siendo un elemento destructivo de la moral y seguridad de toda sociedad; de allí que existió la necesidad en Inglaterra de suprimir éste privilegio desde los tiempos del Rey Enrique VII. Con respecto al derecho de reunión expresó que fue establecido en Inglaterra y en Estados Unidos, como un elemento para manifestar libremente el espíritu público, y los principios de la revolución; no obstante, advirtió el peligro que puede presentar este hecho cuando se ejecuta con miras ambiciosas y culpables como las que estuvieron presentes en las ideas jacobinas, ya que existiría la amenaza de un 29 30 “La Igualdad Civil”: op.cit., 15, tomo I, p.159, Gaceta de Caracas, 18 de enero de 1811. op.cit., 29. 87 segundo Robespierre, en donde el crimen y la tiranía pueden amenazar el principio de la representación nacional que debe ser respetada como sagrada. En la primera parte expresó la siguiente perspectiva: el liberalismo está unido con la libertad política, como principios que estimulan la ciencia y el conocimiento, principios que a su vez constituyen las bases para la Independencia y Constitución de una nación, como un aspecto que sustentó a partir del argumento jurídico. Diferirá en un momento en torno a la concepción de la historia, utilizando el argumento histórico como un punto de apoyo en su disertación. En la primera parte son evidentes dos posiciones: su intolerancia en contra de la monarquía española, y su tolerancia a favor del sistema de gobierno de Inglaterra y de los Estados Unidos. 88 C) El tratado sobre la “libertad de cultos”:origen de la controversia sobre la tolerancia política y religiosa “...Si el orden del discurso ha obligado al autor de estas páginas a tratar una materia tan delicada en este país como la tolerancia religiosa, lo hace con la esperanza de que el respetable Clero y Pueblo americano, no verán en sus raciocinios sino un deseo de restablecer la más pura caridad cristiana, y de promover la felicidad del país. Los textos sagrados de que usa, son claros y terminantes; el resto son hechos indubitables. El autor cree no estar errado; su conciencia le absuelve; pero se someterá voluntariamente al que demuestre su engaño. El no teme ser sindicado de irreligioso; además de haber nacido en un país católico, todo el mundo sabe cuanto cuesta serlo a los irlandeses y que para ello han sufrido mil vejaciones y las más duras privaciones políticas. (Nota del autor). ...” 31 En la Gaceta de Caracas, del 19 de febrero de 1811, fue publicado el tratado sobre “la libertad de cultos”, como una continuación de los artículos anteriores que había publicado desde noviembre de 1810. William Burke suscitó la primera polémica erudita acerca de la tolerancia religiosa, antes de la reunión del primer Congreso Venezolano, del 2 de marzo de 1811. Fue un tema escabroso que se originó bajo la ortodoxia católica impuesta por España y extendida a los territorios hispánicos, y que constituía la antítesis del tolerantismo. No todas las cuestiones planteadas por William Burke en materias de fe, 31 op.cit., 15, tomo I, pp. 183-189. , op.cit., 17, pp.193-199, Gaceta de Caracas, 19 de febrero de 1811. La Gaceta en donde apareció el tratado sobre la “libertad de cultos” de William Burke, desapareció. Cuando operó la reacción realista, y se ordenó que todo articulo, papel herético o contrario a la forma de gobierno existente, fuese llevado al fuego, bajo penas severas, seguramente este ejemplar fue destruido. Gracias al hallazgo del ejemplar del tomo I, que recopiló la Academia Nacional de la Historia se pudo localizar esta información. 89 estuvieron acordes con las doctrinas de la Iglesia, y dirigió su posición principalmente en contra del absolutismo católico español. Francisco de Miranda y Juan Germán Roscio estuvieron involucrados en su propuesta tolerante; éstos personajes tuvieron la intención de iniciar un debate religioso con la participación de un extranjero, con la intención de no producir escisiones profundas entre sus colegas, y para no exponer a peligros divisionistas de tipo religioso al futuro movimiento emancipador. A fines de 1810, a medida que aumentaba el cisma político entre el Gobierno Provisional de Caracas, y la Regencia de Cádiz, aparecieron en la prensa caraqueña predicaciones en contra de lo que estaba sucediendo; donde no faltaron cuestionamientos personales; algunos sacerdotes caraqueños consideraron que el futuro movimiento emancipador era una obra infernal; y Juan Germán Roscio señaló a Cortabarría un monarca al servicio de su majestad gaditana. Este tipo de opiniones, así como la lectura de periódicos extranjeros inquietaron a la población y al Gobierno Provisional de Caracas, que tomo medidas para evitar que la Gaceta de Caracas se abstuviera de publicar discursos y artículos antipolíticos. El interés de la opinión en ésta clase de disputas aumentó con los artículos de William Burke, y su tratado sobre “la libertad de cultos”, fue el punto máximo en éste contexto. Francisco de Miranda solicitó al Gobierno Provisional de Caracas, el permiso para publicar el tratado, en la Gaceta de Caracas, la primera reacción no se hizo esperar, cuando en las plazas y lugares públicos de Caracas, aparecieron panfletos en contra de William Burke; según el testimonio del Arzobispo Narciso Coll y Prat: “...Una de las materias que desde luego escogieron los periodistas para discutir en sus folletos, fue la tolerancia civil y religiosa y la libre admisión de toda clase de sectarios en las provincias de 90 Venezuela, cuya población, agricultura, industria y comercio, creían los innovadores aumentar instantáneamente con la inmigración indefinida de extranjeros. Así que en la Gaceta de Caracas del 19 de febrero de 1811 no sólo se atacó a la intolerancia religiosa, sino también el dogma de la visibilidad de la Iglesia; pero el pueblo católico de Caracas, a pesar de estar subyugado por unos pocos que deseaban trastornarlo todo, no pudo contener su indignación, y en la misma noche escribió en las plazas y lugares más públicos de la ciudad: “Somos católicos. Viva la religión y muera Burke”, porque así se llamaba el irlandés que empezaba a propagar las doctrinas que escandalizaban a los pueblos piadosos de Venezuela. ...” 32 Francisco de Miranda que había sido desterrado en 1810, fue considerado por sus enemigos como un jacobino que se mostró enemigo del clero y partidario de innovaciones peligrosas para la tranquilidad de las conciencias; y un antipolítico en la expresión de sus ideas filosóficas; sin embargo, el franciscano Fray Juan Antonio Navarrete33 señaló que fue un hombre instruido en el estudio de la Biblia. La publicación del tratado fue uno de los motivos principales para que el Congreso que se reunió en Caracas, el 2 de marzo de 1811, no eligiera a Francisco de Miranda como miembro del poder ejecutivo, ni de ningún otro de los poderes federales. Este hecho fue explicado por Juan Germán Roscio34 que tomó una posición en contra de Miranda, a raíz de la publicación del tratado; señaló que cuando Francisco de Miranda, apenas leyó la Gaceta, tuvo la intención de negociar por el camino de la religión, y por la vía de la hipocresía refinada, ya que se dirigió al Arzobispo con la intención de censurar la Gaceta, para 32 Esta información se encuentra en: GUTIÉRREZ, ALBERTO, La Iglesia que entendió el Libertador Simón Bolívar, Universidad Católica Andrés Bello, Colección Canoa, Nº 30, Caracas-San Cristóbal, 1981. 33 BECERRA, FRANCISCO, Vida de don Francisco de Miranda, General de los Ejércitos de la Primera República Francesa y Generalísimo de los de Venezuela, Editorial América, Madrid, 1918, p.212. Fraile Juan Antonio Navarrete fue mencionado en el primer capitulo, como cronista de la orden seráfica de la Provincia Franciscana de Caracas en 1811. 34 PARRA PÉREZ, CARACCIOLLO, Historia de la Primera República (1810-1812), Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, Sesquicentenario de la Independencia, 91 condenar el discurso elaborado por William Burke, acusando como promotores de éste discurso a los siguientes personajes: Liendo, Ustáriz, Tovar; y que con éste arbitrio excitó a eclesiásticos y doctores para impugnarlo, con la intención de tener adeptos que iban apoyar la instalación del Congreso, y que fueron defensores muy celosos de la religión. En su señalamiento contra Francisco de Miranda señaló que no conforme con éste hecho procuró que William Burke fuera rechazado de la Sociedad Patriótica, siendo una actitud extraña ya que en su plan incaico había apoyado un artículo que establecía la tolerancia religiosa. A continuación se va a señalar el tratado sobre la “libertad de cultos”, para realizar el análisis de su discurso: “...Desde que la conquista o la fatal casualidad reunieron en un solo imperio las varias monarquías de que estaba compuesta la península española, el pueblo perdió allí toda su libertad y a las sabias constituciones de Aragón y de Valencia se sustituyeron la voluntad y el capricho de autoridades desenfrenadas y arbitrarias. Yo el Rey y por ser así mi voluntad, fueron desde entonces los únicos fundamentos en que se apoyaban las leyes y mandatos, cuyo único objeto era lisonjear las pasiones de los gobernantes. Pero como el pueblo no podía ser tan indolente, que viese siempre con un ojo indiferente el yugo de hierro con que le tenían abrumado los tiranos, el primer cuidado de éstos fue poner sus iniquidades y su arbitrariedad bajo la salvaguardia de la religión. Se hizo creer que la autoridad de los reyes no era delegada por la sociedad, sino derivada del cielo; que las personas de ellos, aún cuando tiranizaban, eran inviolables; que su voluntad era la del mismo Dios y que no podía ser cristiano el que hablase de derechos del hombre y de la sociedad. Tales eran las execrables máximas de los déspotas y de sus Ministros. Pero en vano habrían trabajado los apóstoles de la tiranía si, induciendo al fanatismo, no hubiesen privado también la libertad de pensar y santificado la ignorancia. Allí, pues, se vieron prohibidos como Ediciones Guadarrama, Madrid, 1959, Tomo II, pp. 40-41. Esta información se encuentra en una carta que Juan Germán Roscio envió a Andrés Bello. 92 heréticos cuantos libros podían instruir a los pueblos de sus derechos; no se dejó oír sino la desfallecida voz del humilde vasallo y jamás se dio entrada al ciudadano, ni al sabio, y sólo para excluir a los extranjeros del país e impedir su comunicación y la introducción y el progreso de todo conocimiento útil y liberal en España, se vio por la primera vez en ella en 1478, un tribunal, que bajo el pretexto de defender la religión contra los moros y judíos, sostenía los tiranos y sancionaba la ignorancia y el despotismo. No importa que las miras de este tribunal fuesen enteramente distintas de las que tuvo el establecido en Roma por Inocencio III en 1204; bastaba que ellas fuesen conformes a la usurpación del poder y de los opresores; no importa que él arrancase a la España más de 70.000 artistas y agricultores; aunque los talleres quedasen desiertos y los campos incultos y despoblados, era suficiente que las tierras de sus habitantes fuesen luego conocidas como propiedad y herencia de los déspotas. No importa, finalmente, que un tribunal que aún se dice santo, hollase con los pies las leyes del Evangelio; se trataba de afirmar cada vez más a una autoridad opresora y usurpada y aquel código de libertad y de caridad fue prostituido hasta convertirlo en égida de los usurpadores. He aquí el origen que las más tristes páginas que la historia nos presentan de la intolerancia religiosa en España y de la exclusión de extranjeros. Pero es aquella conforme a los preceptos de Jesucristo, y ésta a la felicidad de los pueblos? No, por dondequiera que abramos aquel código de vida y de salud que nos dejó el Salvador del género humano, no encontramos otra cosa que consejos, benevolencia, amor fraternal y es imposible que el Evangelio, que es la ciencia de la caridad, pueda aconsejar la violencia ni la persecución para aumentar el número de los discípulos de la verdad. ¿ De qué medios usaron Jesucristo y sus Apóstoles para propagar su religión?, ¿Cuál fue la conducta de nuestro Divino Maestro, aún para con el que le negó y el que le vendió?. Una ojeada amistosa produjo el arrepentimiento de aquél, y éste no fue juzgado sino al fin de sus días. El inconcuso principio de que las leyes humanas no pueden tener por objeto sino las acciones y que cada hombre será responsable solo a su Criador del modo que haya juzgado más conveniente para adorarle, no es puramente una convención humana, sino que está fundado en el mismo texto sagrado. Cuando los discípulos Jacobo y Juan dijeron al Redentor que hiciese llover fuego sobre Samaria, en donde no les querían recibir, les reprendió aquel Dios de paz, diciéndoles: ¿Ignoráis cuál debe ser el espíritu que os anime? El Hijo del hombre no ha venido a perder a las almas, sino a salvarlas*. El, a cada paso, decía a sus discípulos: Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo; porque yo no he venido a juzgar al mundo, sino a salvarlo. El que me desprecia y no oye mis palabras, tienen quien le juzgue; ellas mismas le 93 juzgarán en el día final**. Dios no envió a su Hijo a juzgar al mundo, sino a que el mundo se salvase por él ***. Tales son los preceptos de tolerancia; tal la regla que dejó Jesucristo a sus Apóstoles y a sus ministros; y San Pablo, íntimamente persuadido de ellas, predicaba a sus fieles: Y ¿tú cómo te atreves a juzgar a tu hermano? y tú,¿cómo te atreves a despreciar a tu hermano? Todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Cada uno de nosotros dará cuenta a Dios de sí mismo. No nos juzguemos pues recíprocamente, sino cuidad sobre todo de no ofender o escandalizar a tu hermano****. No quieras perder a ninguno por quien Cristo ha muerto*****. Ofendiendo a vuestros hermanos, hiriendo la conciencia de aquellos que van errados, ofendéis a Cristo. Yo me abstendría eternamente de la comida si ella pudiese escandalizar a mi hermano. De otra manera jamás podría cumplir el gran precepto del Señor de amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos; jamás cumpliríamos la ley sublime de la justicia, de no hacer a otro lo que no queramos que se nos haga, y mereceríamos la indignación del mismo Dios que nos dice: yo castigaría los que ofenden el salario del mercenario; a los que injurian al extranjero; a los que oprimen a la viuda y al huérfano. Convengamos, pues, en que la ley del Señor reprueba la intolerancia y en que siendo el principal objeto del Evangelio establecer una santa unión entre los pueblos, y condena todas las empresas destinadas a turbar aquella unión. Pero aunque no se encuentra en el Evangelio ningún precepto que justifique la intolerancia, ni el sistema de la opresión, ¿podría decirse que toca al celo cristiano impedir la comunicación con los extranjeros, no sea que se mancille la santa y augusta religión que heredamos de nuestros mayores? Qué el error podrá jamás prevalecer delante de la verdad? ¡ Cuántas veces no hemos visto, dice San Pablo, santificado el varón infiel por la mujer fiel; y cuántas santificada la mujer infiel por el varón fiel! !Ni de dónde podrás saber tú ,oh mujer, si salvarás a tu marido; ni de dónde sabrás tú , oh marido, si salvarás a tu mujer!. Si el espíritu de intolerancia hubiese animado en todo tiempo a la Iglesia, la ilustre Mónica habría sido privada del triunfo que la inmortalizó y la religión cristiana de una columna como el grande Agustín. Es una verdad histórica que la secta de los Hugonotes se extinguió del todo en donde los trataron con dulzura y benevolencia y que la persecución de ellos en las demás partes, no hizo más que estimular su pertinacia y su obstinación en el error. No es sino con la tolerancia y la oración como el cristianismo ha hecho sus mayores progresos; el indiscreto celo de un Fr. Jacobo Clemente no puede confundirse con la piedad y ciencia de los Masillones y de los Calmet y jamás ha habido en los tiempos de persecución un pastor que pueda compararse al sabio y religioso Fleuri. No seamos intolerantes: el 94 cristianismo no hará progresos sólidos sino mientras que sus directores sigan las huellas de su Fundador y de sus Apóstoles. Cuando una lamentable y ciega obstinación hace perpetuar la división y el odio religioso, la experiencia ha demostrado que jamás se consigue el objeto del Evangelio, que es promover la moral y felicidad de la sociedad. Es por el bien común por lo que las leyes en Inglaterra permiten la tolerancia y es un principio en los Estados Unidos, reconocido por un derecho, que no debiendo cada hombre responder de su creencia sino a Dios, ninguna ley humana puede obligarle a esta o aquella creencia, ni dar culto a su Dios de un modo que no sea conforme a los sentimientos que animan su interior. Tampoco se puede privar a nadie de darle el culto que le dicte su corazón; derecho que corresponde igualmente a todos y que supone siempre una obligación de parte de otros, y una indulgencia recíproca. A pesar de esta libertad, en ningún país hay ciertamente una corporación más piadosa que el Clero de los Estados Unidos, ni un pueblo más religioso, moral y ordenado que los norteamericanos. En todas partes se han palpado igualmente los perniciosos efectos de la persecución y de la intolerancia y las grandes ventajas de una política justa, liberal e ilustrada. Inglaterra debe el proceso de sus más importantes manufacturas a la impolítica revocación del Edicto de Nantes que, arrojando de Francia a una numerosa industria y útil clase de ciudadanos, los obligó a refugiarse en aquel país con sus familias y propiedades, y a trasladar allí aquellas útiles y provechosas artes que su patria neciamente y para su eterno oprobio expelía de su seno. Es un hecho histórico que el origen e incremento de las grandes ciudades industriosas en Inglaterra ha sido el resultado de la mayor tolerancia política que en ellas se gozaba. Innumerables artistas y mecánicos se reunieron allí a participar de la libertad religiosa que se les negaba en otros lugares, y mientras que otras ciudades se precipitaron a su decadencia, aquéllas fueron luego abundantes fuentes de riqueza y de industria. No hay mejor prueba de los felices efectos que una temprana tolerancia produjo en el Estado de Pensilvania en el Norte de América que la superioridad de aquel Estado sobre los demás en población, comercio, artes, ciencias y prosperidad general. La relajación de las bárbaras leyes penales contra los desgraciados católicos de Irlanda, si no ha perfeccionado, ha aumentado considerablemente la prosperidad, de que se había privado a aquel lozano, pero maltratado y desgraciado país. Y la misma Roma, si siempre hubiese sido intolerante, habría perdido toda su gloria; y confundida con los demás pueblos incultos, no quedaría ni aun la memoria de lo que era cuando la ley de la caridad para con todo el género humano era allí la primera ley. Así es que dondequiera que se han derribado las barreras de la intolerancia, han corrido inmediatamente torrentes de población, 95 industria, ilustración, riquezas y felicidad a fertilizar y hermosear aquel país. ¿Por qué, pues no me ha de ser permitido dirigir mis débiles palabras al numeroso y augusto Clero de la América Meridional?. Yo les rogaré por los intereses de la patria de quien todos ellos son hijos, que no opongan el escrúpulo al espíritu de una apacible tolerancia. Les manifestaré que es necesario a este país el ingreso de muchos extranjeros, que, además de aumentar aquella población, que tanto exige, por varias razones, sus circunstancias, traerán consigo los elementos de la fortaleza y prosperidad nacional, las artes, las ciencias útiles, de que necesita, y que no puede recibir sino de afuera. Yo les suplicaré en nombre de la santa religión que profesan y de las lecciones de caridad y de benevolencia que su Divino Fundador dio a todos los hombres, que reciban a los extranjeros que vengan a vivir entre ellos no por haber una coincidencia de opiniones, sino como amigos, como hermanos, como hijos de un mismo Criador, y de un mismo Dios, que abandonan su país natural, sus más caras conexiones y amigos y que emprenden el dilatado viaje a este mundo Occidental, por contribuir con sus labores, su industria y sus talentos, de concierto con los hijos de la América, a elevar a ésta al alto grado de prosperidad que prometen su extensión y medios naturales bajo los auspicios de un gobierno sabio, patriótico y liberal. De esta manera el Clero de la América Meridional habría observado el espíritu del Evangelio, y habría seguido el precepto de San Juan que, agobiado ya con el peso de los años y con las consecuencias de una vida laboriosa y perseguida, no hacía más que predicar: Mis hijitos, mis muy amados, pues que Dios nos ama tanto a todos, amémonos también los unos a los otros. Y este respetable Clero verá también por los intereses de su país y dará a todas las creencias y a todos los cristianos que bajo distintas denominaciones hay en cada parte del mundo, un brillante ejemplo de generosidad, de amor fraternal y de verdadera cristiandad. ...” 35 En primer lugar se puede concebir a William Burke, como un orador; pretendió demostrar la tolerancia religiosa, a partir del orden de su discurso en una forma deliberativa, cuando pretende persuadir al 35 op.cit., 17, pp.193-199. *Lucas IX, V.55, 6; **San Juan XII, V, 47,48; ***VIII, V, 17; ****Ad.Rom.XIV, V.10, 12,15; *****Ad. Corintio.VIII, V.11,13. En opinión de Pedro Grases el tratado fue traducido del inglés al español, por Juan Germán Roscio. , op.cit., 1: Correspondencia citada. Llama la atención que William Burke no hizo ninguna referencia con respecto al catolicismo, este aspecto sirvió de pretexto a los impugnadores, para ser acusado de 96 clero y al pueblo americano de que la tolerancia religiosa es una forma de restablecer la caridad cristiana, considerando el ejemplo de las Sagradas Escrituras como un testimonio de la retórica sagrada. En su exordio, (como la parte principal de la oración inicial), consideró a la conquista española como producto de una fatal casualidad, cuando se reunieron las monarquías existentes en la península para formar un solo imperio a partir de la sustitución de las constituciones de Aragón y Valencia. En el orden de su discurso se percibe una primera circunstancia de su procedencia: el hecho de ser un individuo que ha sufrido las vejaciones en contra de los católicos de Irlanda. Su demostración está orientada a señalar varios ejemplos históricos, con la intención de crear un argumento judicial en contra de la monarquía española, aspecto que originó inevitablemente una controversia, de allí que su narración estuvo orientada a señalar varios argumentos, en contra de la monarquía española, y también en contra de la intolerancia religiosa. Desde un contexto general estableció una división a partir de varios planteamientos: 1) Una posición en contra de la monarquía española, a partir de 1478, cuando se presentó la persecución en contra de los moros y los judíos; 2) Una posición en contra de la intolerancia religiosa en España a partir de la citación de algunos textos sagrados; 3) El Edicto de Nantes como un ejemplo de la intolerancia religiosa en Francia; 4) El progreso de Inglaterra como un hecho histórico; 5) La tolerancia en Estados Unidos como un ejemplo que debe adoptarse; 6) Una pequeña referencia en torno a la intolerancia en la antigua Roma. Estos seis argumentos fueron utilizados por los tres impugnadores para demostrar una posición en contra de William Burke. “ateo”. Es difícil precisar hasta que punto William Burke fue fiel al catolicismo, a pesar de señalar su procedencia a partir de los maltratados católicos irlandeses. 97 ¿Hasta que punto fue retórico36 William Burke en su discurso?. En primer lugar se puede apreciar que existe un principio ilustrado; lo retórico se puede apreciar a partir de una intención demostrativa, deliberativa y judicial; a partir del uso de la memoria a través de la mención de hechos históricos; existe también la intención de una división que termina concluyendo su propósito principal: la conveniencia de la tolerancia religiosa; como elemento retórico también está presente el uso de la metáfora como ejemplo, cuando mencionó una cita de los textos sagrados, cuando señaló que los discípulos Jacobo y Juan, dijeron al Redentor que “hiciese llover fuego sobre Samaria”; no obstante la metáfora como argumento es anómala, la frase metafórica es una incongruencia lógica y semántica, y solamente en eficaz, como imagen del sentimiento, sin embargo el sentimiento está relacionado con el afecto, como una virtud que en el caso de William Burke como orador, puede representar la cualidad de una causa que puede motivar las afecciones de los oyentes. Lo retórico también está presente a partir de la utilización del argumento histórico, que para la época de William Burke, constituyó un ejemplo de adhesión hacia una posición determinada. En el inicio de su tratado no sometió su razonamiento a una prescripción formal; señaló un argumento histórico bajo el aspecto de una “casualidad”; descartando la utilización de un estado conjetural, como un elemento que debió utilizar para conocer la verdadera causa en la constitución de sus proposiciones. En éste caso no fue específico en la explicación de sus ejemplos históricos, y no mencionó la fuente de sus ejemplos, a excepción de los textos sagrados. También se puede apreciar la falta de un orden en la disposición de sus argumentos y razones en la 36 En el análisis de la retórica del discurso de William Burke y de sus tres impugnadores se utilizó como instrumento de orientación, la interpretación de Miguel de Salinas. Ver en: op.cit., 98 división de sus planteamientos; al pretender comparar hechos históricos muy distantes; así como también la falta de concordancia entre los textos sagrados y los ejemplos históricos. Si se observa con detenimiento el tratado, es posible percibir anomalías lingüísticas motivadas quizás por la falta de conocimiento del español por parte del autor, o posiblemente por fallas originadas a partir de su traducción, éste aspecto puede tener relación con la falta de consistencia en el orden de las palabras, y en la denominación de los vocablos. En el tratado se pueden apreciar argumentos débiles y de base no racional, como casos típicos que estuvieron presentes en un discurso propagandista que pretendió buscar una eficacia inmediata anteponiendo los fines a los medios, y que más que apoyarse en un diálogo; en una argumentación; y en la libertad de pensamiento de los lectores, pretendió establecer una relación de estimulo-respuesta en la manipulación de un significado para movilizar los ánimos del público en una determinada dirección, que en éste caso fue promover la tolerancia religiosa, omitiendo la premisa discutible en ésta época referente al movimiento emancipador. Los argumentos persuasivos en el tratado produjeron un efecto revulsivo en donde las razones a favor, se convirtieron, de hecho, en razones en contra. Este caso fue evidente en Francisco de Miranda, que desde un principio estuvo a favor de este tratado cuando promovió su publicación en la Gaceta de Caracas, y que después cambió su posición en contra, como primer promotor de su impugnación. Si se pretende indagar acerca de lo retórico en William Burke, se confirma en la conclusión de su tratado, la expresión de una retórica liberal: “La defensa de un gobierno sabio, patriótico y liberal”; con la intención de 31, Capitulo I. 99 crear una antítesis con respecto a una retórica ilustrada española a partir de la siguiente perspectiva: tolerancia religiosa y liberalismo; señalando como ejemplo el modelo de la Constitución de los Estados Unidos. VII) Derechos de la América del Sur y de México: Los escritos elaborados por William Burke entre marzo de 1811, y marzo de 1812 En marzo de 1811, William Burke continuó su labor propagandística a través de la Gaceta de Caracas con la manifestación de sus derechos sobre América del Sur y México. Esta nueva etapa de sus escritos, reflejó en primer lugar el cisma entre Cádiz y Caracas, en vísperas de la declaración de la Primera República. Después del tratado sobre la “libertad de cultos”, dedicó un duodécimo capítulo con respecto a otros derechos civiles, en donde señaló dos aspectos: en el primero manifestó la necesidad del principio de la libertad que debe estar presente en los electores, y en el segundo el derecho que debe tener el pueblo para alterar o enmendar su Constitución, como aspectos que deben estar enfocados bajo los principios de una justicia equitativa y de un derecho natural. A partir de éste punto Burke fue persistente en su condena contra la monarquía española; manifestó que aunque España recobrase su independencia, no se debía seguir manteniendo una dependencia caracterizada por rasgos de la más vil esclavitud, sin sacrificar los derechos y deberes de nuestro país8. Un primer aspecto en el cual mostró su inconformidad fue con respecto al bloqueo económico que la Regencia de Cádiz aplicó en la costa venezolana: 100 “...que bárbaramente os priva de toda comunicación con el resto del género humano, que niega a vuestro país los comunes beneficios de la manufactura cerrando vuestros puertos, suprimiendo vuestro comercio, impidiendo las manufacturas, extinguiendo la industria y paralizando la agricultura e incremento de la población, atacando directamente el origen de la fuerza y prosperidad de América, sin otro objeto que el de asegurar el monopolio de vuestras producciones...” 9 Manifestó que dos naciones separadas a considerable distancia no pueden gozar de los mismos derechos, sin que cada una sea absolutamente independiente de la otra. Citó como ejemplo a Irlanda que a pesar de estar unida a Inglaterra como una de las pocas naciones libres del mundo, con igualdad de derechos y de beneficios; persisten aún los lamentos, quejas y peticiones de sus cuerpos políticos; a fin de que se repeliese ésta decantada unión y se restituyese en preferencia su anterior gobierno corrompido y suicida. En el decimotercer capitulo manifestó la legitimidad de la Independencia; en primer lugar cuestionó la pretensión de la monarquía española de trasladarse a Caracas, ya que sería un error peligroso suponer que los nuevos gobiernos porque están autorizados, para tomar medidas necesarias como la formación de una Constitución y el establecimiento de la Independencia que exige la conservación y los intereses del pueblo americano. A continuación señaló que el pueblo tenía derechos, desde antes que existiesen los reyes, y que éstos no pueden tener ningún derecho legítimo que no esté fundado en la conservación de los derechos de aquél; y que pensar de otro modo, sería caer en un absurdo monstruoso, al creer que el pueblo ha sido hecho para los reyes y no los reyes para los pueblos, siendo un error cometido por España. 8 No se puede concebir en William Burke una convicción nacionalista con respecto a Venezuela. A lo largo de su obra se dirigió en función de los habitantes hispanoamericanos, cuando señaló la conveniencia de crear el principio de una confederación. 101 Manifestó que un poder que no está reconocido sobre la voluntad del pueblo se hace cómplice de la usurpación y de la tiranía, en contra de la patria; de allí que manifestó la necesidad de rechazar el sistema del despotismo español para organizar en todo el continente un gobierno fundado en los derechos e intereses del pueblo americano. Posteriormente3 se dirigió a los patriotas de Caracas, con la advertencia de que el nuevo sistema de gobierno ha sido abrazado precipitadamente, y que solamente con la reflexión de varios años se pueden percibir los males que han ocasionado los sistemas de gobiernos opuestos. A partir de este contexto resaltó su recomendación para que fuera aplicado en el resto del continente americano, el sistema de gobierno representativo y confederativo de la república norteamericana, para lograr el incremento de su fuerza y prosperidad, ya que sin su reconocimiento sería imposible los principios de un buen gobierno que reconociera las necesidades físicas y morales del hombre. Manifestó la defensa del derecho de independencia; señalando como ejemplo, los principios fundamentales presentes en la representación de la República Norteamericana: “...Por tanto después de resolveros a morir, si el caso lo pide en defensa de su independencia y de sus justos derechos, atended en segundo lugar a los principios y práctica del gran edificio político que vais a erigir: estudiadlos bien, y divulgad el resultado de vuestras investigaciones y reflexiones entre vuestros compatriotas que carezcan de la misma información. Acordaos que la política es una ciencia que no se obtiene por intuición, y que de todos los sistemas políticos la forma representativa y confederativa de gobierno, es tanto la más sublime, como la más simple y la más ventajosa de todas. Merezcan, pues, vuestro particular cuidado y atención. Los grandes principios fundamentales de representación, de libertad civil, particularmente la ley 9 3 Gaceta de Caracas, 5 de marzo de 1811., op.cit., 15: Capitulo II, Tomo I. Gaceta de Caracas, 25 de junio de 1811. , op.cit., 15: Capitulo II, Tomo I. 102 de Habeas Corpus, Cortes, Tribunales públicos, y viva voce, y el juicio por Jury, que son las columnas de la libertad civil, como también los principios de confederación. ...” 4 En el decimosexto capitulo manifestó la ilegitimidad de Fernando VII, señaló que no puede ser aceptado ningún candidato monárquico; sin firmar el decreto de muerte de la libertad americana. En el decimoséptimo capítulo manifestó la necesidad de declarar la independencia5. Resaltó las condiciones físicas idóneas que presenta el continente americano con respecto a su población y riqueza en general; expresando que una absoluta y justa independencia representan la santa causa de la libertad americana. En el decimoctavo capitulo se refirió acerca del juramento a Fernando VII. Señaló que no debe oponerse a la declaración de independencia un gobierno que esté ligado por un juramento a Fernando VII, ya que como cualquier otra obligación política presenta una naturaleza implícita y necesariamente condicional. Advirtió que reconocer a Fernando VII, o a cualquier otro candidato real sería firmar la sentencia de muerte de la libertad de América y exponer todo su 4 op.cit., 3, pp. 40-44. Gaceta de Caracas, 29 de marzo de 1811. , op.cit., 15: Capitulo II, Tomo I. En la redacción de los fundamentos para una declaración de Independencia pudieron influir Juan Germán Roscio y Francisco Iznardi; hay que recordar que fueron redactores del Acta de Independencia, y los argumentos de William Burke se anticipan en este sentido. En el articulo de esta fecha apareció una nota de pie de página que manifestó que la declaración de independencia debía entenderse como una “teoría política”. Posteriormente este articulo fue publicado en el Nº 40 del “Argos Americano”, que se publicaba en Cartagena de Indias, y originó una protesta de un ciudadano que se identificó con el seudónimo: (P.G), se supone que su autor pudo ser Pedro Gual o un militar de Cartagena llamado Pantaleón Germán Ribón. Originó una polémica en donde manifestó que la Independencia no debía ser tratada sólo en teoría, sino que debía ser llevada a la práctica sin dilación: “No hay porque andarse con tapujos ni tartamudeos en una materia en que se encierra la vida”. Este escrito manifestó que los responsables de esta aseveración fueron los redactores del “Argos Americano”, éstos respondieron que su impugnación debía ser dirigida en contra de William Burke, o en contra del editor de la Gaceta de Caracas. Esta información se encuentra en: PÉREZ VILA, MANUEL, Una polémica sobre la Independencia, Periódico: “El Nacional”, Caracas, 29 de abril de 1980. 103 5 pueblo a la esclavitud, la guerra y a todas las demás calamidades de la presión doméstica y de la influencia extranjera. En el decimonoveno capítulo refutó el concepto de la “madre patria”, manifestó que ella ha sido el resultado de las falsas ideas. Señaló la opinión de Herrera6 cuando expresó que “todas las conquistas españolas se hicieron a expensas de los conquistadores sin ser del menor costo al gobierno”. Manifestó que América ha sido maltratada por España. A continuación examinó la idea sobre la “madre patria”: “...El origen y descendencia de los emigrantes transferidos a un nuevo país, constituye su maternidad sólo por lo que respecta al nacimiento de los individuos, pero no de la nación, la que se forma después sucesivamente por estos individuos, por su trabajo y el de sus descendientes. Todo género humano trae su origen de Adán hasta el diluvio, y luego, después del diluvio lo trae de Noé y de aquí es que toda nación, excepto la primera, debe haber descendido de alguna otra; con todo, ¿qué nos resta ahora del nacimiento, linaje o parentela de las naciones? ¿O qué otro uso hace hoy el mundo civilizado de este género de genealogía, fuera de traer a la memoria referir los nombres de algunas naciones madres y abuelas?. ...”7 Manifestó que la hipócrita idea de la “madre patria” adoptada por España desde hace 300 años por los primeros conquistadores no autoriza su tiranía que pretende usurpar los justos derechos de los descendientes de los primeros conquistadores. Hasta aquí finalizó la primera parte de los escritos de Burke hasta julio de 1811. En agosto de 1811 inició la segunda parte de su obra con un capitulo donde justificó la declaración de independencia del 5 de julio de 1811; con la propuesta 6 Antonio de Herrera y Tordesilllas (1559-1625). Historiador español y cronista de España y de Indias. Fue autor de las siguientes obras: “Historia general del mundo en tiempo del rey Don Felipe II”; “Décadas o Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y Tierra Firme del mar océano”, año: 1601, compuesta en cuatro volúmenes. 7 Gaceta de Caracas, 26 de julio de 1811. , op.cit., 15: Capitulo II, Tomo I. 104 de una confederación de estados. Fue reiterativo en señalar el principio de la confederación como un ejemplo a seguir y también en su condena con respecto a la monarquía española, aspecto en el cual no dejó de mencionar la existencia de un aspecto religioso. Consideró que la tiranía española es la melancólica consecuencia de toda revolución desgraciada, aún en aquellos países donde las preocupaciones políticas y religiosas, no enfurecían el espíritu de los agentes de la destrucción, como ha sucedido en las terribles escenas de Quito y México, como resultado del despotismo español. Bajo la figura de la interrogación pretendió señalar que una nación no tiene derecho de oprimir a otra que tiene los mismos derechos; y que las palabras del divino fundador no justifican la violencia, y mucho menos se puede afirmar que la religión sostiene el despotismo: “...¿Qué nación puede conducir los asuntos de otra también y tan ventajosamente como ella misma lo hará? ¿qué derecho tiene una nación de oprimir a otra que tiene los mismos derechos que ella? ¿Ha concedido el cielo o la religión semejante privilegio? El fanático que levante su brazo contra la libertad del país expone la nación bajo una guerra civil, bajo la falsa idea, de defender una fe que no esta en peligro, y bajo el nombre de un rey extranjero que no entiende los principios de la religión. ¿En donde se puede justificar la violencia, ya sea por la conducta o por las palabras del divino fundador de la religión cristiana, o de sus discípulos? ¿Cómo, pues, puede decirse que es conforme a la religión el sostener el despotismo? . ...” 8 En el segundo capitulo se refirió a las bases naturales de la libertad. Señaló a los opositores de la declaración de independencia como hombres extraviados que no conciben la religión como justicia, y 8 op.cit., 15: Capitulo II, Tomo II, p.13. 105 que no conciben tampoco que las expresiones injuriosas son contrarias a los divinos preceptos de la religión. A partir del quinto capitulo inició su extensa información en su propósito de explicar el modelo de la República de los Estados Unidos a partir de la experiencia histórica. Agregó que Estados Unidos fue la primera nación que fundó su sistema político sobre los principios de justicia y de los derechos del hombre. Señaló como ejemplo histórico el sistema de gobierno que adoptó Europa, después de la caída del Imperio Romano, y señaló como segundo ejemplo el reconocimiento de Gran Bretaña con respecto a la Independencia de los Estados Unidos. A partir del quinto capitulo Burke concentró su explicación en las siguientes materias: 1) Organización del Ejercito Norteamericano; 2) Sus Rentas Públicas; 3) Sus empleos públicos; 4) El desarrollo de su comercio. Abordó esta información hasta el duodécimo capitulo, señalando que éstos ejemplos pueden ser asimilados en la creación de una Confederación Americana integrada por toda la población existente desde México hasta Argentina; para lograr la independencia y la libertad civil. En el decimotercer capitulo abordó el controvertido asunto de la propiedad eclesiástica. Manifestó su posición contra el lujo y la profusión de la Corte Española, en la cual la voracidad de sus rentas no fue suficiente para satisfacer los gastos de Godoy, de Maria Luisa, y de Carlos IV; mientras crecía enormemente la deuda nacional; y aumentaba los arbitrios impuestos sobre las propiedades de América y de la Península. Este aspecto fue aprovechado por Burke para 106 manifestar también su posición contra una real cédula 9 que ordenó la venta de propiedades pertenecientes a las obras pías, para la amortización de una corte que consideró corrupta. Expresó que bajo la independencia absoluta de Venezuela, cesó la representación de Fernando VII, y por consiguiente todas las deudas que habían sido contraídas en el gobierno de Carlos IV no deben ser asumidas por los nuevos gobiernos libres. En pocas palabras consideró que los nuevos gobernantes de Venezuela no deben pagar las deudas contraídas después de 300 años del dominio despótico español. En este capitulo Burke también aprovechó la oportunidad de señalar la controvertida proclama de la Regencia de Cádiz 10 que fue enviada a los noveles caraqueños, y que declaró libres a los americanos. Expresó que ésta proclama no justifica el hecho intolerable de que las rentas de la Provincia de Caracas contribuyan con el 5 % de su capital; para contribuir con los desordenes de la Corte Española y de los eclesiásticos enemigos o indiferentes a la buena causa. A partir del decimocuarto capitulo continuó su explicación acerca del modelo de la República de los Estados Unidos, abordando las siguientes materias: 1) El Sistema de Finanzas; 2) Valor de los inmigrantes; 3) Desarrollo de la Agricultura; 4) Las tierras públicas y su utilización; 5) El Crédito Público; 6) Establecimientos de Bancos y fijación de moneda; 7) Bases económicas de la Independencia Nacional. En el decimonoveno capitulo explicó el ejemplo de cómo debe ser asumida la organización constitucional. Señaló el ejemplo de la 9 26 de diciembre de 1804, S.A. Gaceta de Caracas, 14 de febrero de 1810. 10 107 “Confederación”11 con varias disertaciones a partir de la historia antigua. También fue reiterativo en la aplicación de una Confederación Americana, con la finalidad de lograr los siguientes aspectos: 1) Necesidad de la Unión; 2) Estrategia Geográfica; 3) El Poder representativo. En su parte final señaló como advertencia los peligros del exceso del poder. Extendió su explicación acerca del modelo representativo de los Estados Unidos hasta el vigésimo primer capitulo. Esta materia desde un contexto general fue el aspecto más importante a lo largo de su obra. Los “derechos de la América del Sur y de México” fue la obra maestra en la campaña propagandística que insistió en la aplicación y extensión del sistema de gobierno de los Estados Unidos en el territorio hispanoamericano. El punto de referencia fue la Constitución norteamericana de 178712 que fue considerada por varios individuos que apoyaron la declaración de independencia como un ejemplo que debía imitarse en la creación de la Constitución Federal Venezolana. La influencia de Francisco de Miranda13 fue notoria en este sentido y fue el 11 op.cit., 15: Capitulo II, Tomo II, pp.155-190. Las Constituciones y textos legales de Estados Unidos fueron traducidos al español por un venezolano llamado Manuel García de Sena que estuvo en Filadelfia en 1811. Esta traducción se tituló: “La Independencia de la Costa Firme justificada hace treinta años”. Esta traducción incluyó un extracto de las obras de Thomas Paine, y García de Sena la encomendó a su hermano Ramón, quien tuvo notable participación en los hechos políticos en Venezuela entre 1810 y 1811. Dentro de la voluminosa obra de Thomas Paine cabe mencionar su obra: “Derechos del hombre y del ciudadano”, en la cual estudió y defendió la Declaración de los Derechos del Hombre, de la Asamblea Nacional Francesa de 1789. Esta obra de polémica con William Burke fue condenada en Londres por sus teorías radicales. , op.cit., 55: Capitulo I, La conspiración de Gual y España y el ideario de la Independencia, p.60. 13 Debido a las diferencias raciales en Venezuela, Francisco de Miranda consideró pertinente formar un gobierno fuerte y unitario. Su modelo se fundamentó en el ejemplo del imperio romano, y fue apoyado por su amigo inglés Thomas Pownall que fue gobernador de Massachussets. El plan fue concebido bajo el nombre de Colombia, bajo la égida de Gran Bretaña. El plan final fue la combinación del modelo romano e inglés. Este gobierno sería ejecutado por dos “Incas”, elegidos por un periodo de 10 años. Antes de la instalación del Congreso del 2 de marzo de 1811, Miranda presentó su plan de gobierno a sus colegas entre los 108 12 resultado de la experiencia que adquirió en Londres en 1808, y en los Estados Unidos. Juan Germán Roscio también se mostró solidario en ésta posición. En la sesión del Congreso del 4 de julio de 1811 14, en el tratamiento de la declaratoria de independencia se permitió que el diputado Briceño presentase la Constitución de los Estados Unidos de 1787, para comprobar la reunión de poderes que tuvo su primer Congreso, y el desenvolvimiento que tuvo George Washington en la parte ejecutiva. De hecho la traducción que realizó Manuel García de Sena, de la obra de Thomas Paine influyó en una forma notoria en la redacción de algunos artículos de la Constitución Federal Venezolana; esto fue evidente en la sección sobre los derechos del hombre en sociedad en los siguientes artículos: 160, 162, 165, 170, y 178 15 . Los “derechos de la América del Sur y de México” demostraron los mejores aspectos de la experiencia norteamericana a partir de hechos evidentes como el crecimiento de su población a través de la inmigración; y el crecimiento de su economía a través del desarrollo de la agricultura y la industria. No hay duda que los miembros del primer Congreso Venezolano, como Miranda y Roscio, consideraron que la imitación del modelo norteamericano podía generar los mismos beneficios en Venezuela. Desgraciadamente la realidad fue otra. La primera República Venezolana se convirtió en la “La Patria Boba”16 . que estuvieron presentes Roscio y Ustáriz. Posteriormente éstos consideraron que su plan de gobierno era anticuado y no tenía sentido. , RODRÍGUEZ, MARIO, The First Venezuelan Republic and the North American Model, University of Southern California, Manuscrip submitted on September 2, 1986, pp. 21-22. op.cit., 1: Capitulo II, Correspondencia entre Mario Rodríguez y Pedro Grases. 14 op.cit., 2: Capitulo III. , Documentos para la historia de la vida pública del Libertador, Tomo III, p.144. 15 op.cit., 12. 16 op.cit., 13. , p.1. Nunca se presentó una condición idónea para que España considerase la aplicación del modelo norteamericano en los cambios que debían producirse en Venezuela. Después que la Regencia de Cádiz declaró el bloqueo económico en las costa venezolana; 109 Un primer factor que puede explicar esta realidad es que España no permitió que fuera imitado el modelo norteamericano; un segundo factor más determinante fue que las características y condiciones de la próspera nación protestante no estuvieron presentes en la población venezolana. Si la imitación del modelo norteamericano no fue posible, menos probable fue la posibilidad de un consenso en el territorio venezolano para lograr cambios en una forma pacifica. Cuando las provincias rebeldes no aceptaron finalmente incorporarse bajo la égida de la Primera República comenzó una “fragmentación” 17 que posteriormente se reflejó en el resto de Hispanoamérica. Esto fue evidente poco antes de empezar la guerra de emancipación en una forma declarada en Venezuela, y en el resto del territorio hispánico; por consiguiente el modelo que intentó aplicar Burke para crear una Confederación de Estados a semejanza de los Estados Unidos terminó siendo un fracaso. delegados americanos y filipinos se reunieron en las Cortes de Cádiz y posteriormente en Madrid bajo la asistencia de una fuerza militar venezolana. El asunto a discutir fue con respecto a la igualdad del dominio marítimo; se originó una controversia que contó con la exagerada hostilidad del parlamento español por parte de los delegados peninsulares, canarios, y de las islas Baleares. El Diario de las Cortes y otros periódicos en Europa y América registraron las posiciones contrarias. La delegación americana se sustentó en “la leyenda negra” para manifestar la crueldad de España en la conquista; el maltrato hacia la población nativa, y su exagerado monopolio político y económico. La “leyenda blanca”por otra parte fue el punto de sustentación de la delegación americana para defender su fervor religioso y humanitario. Se originaron discusiones ofensivas sobre racismo en las delegaciones marítimas, y los delegados americanos y filipinos acusaron a los españoles cómo hipócritas en su pretensión de defender a los negros por razones humanitarias. Este agravio estuvo enmarcado en la discusión sobre la “cuestión americana” con respecto a la influencia de la constitución americana en el mundo hispánico; op.cit., 13, p.4. La “leyenda negra” fue difundida por los ingleses a mediados del siglo XVII cuando empezó la decadencia del imperio español. Los ingleses manifestaban que el imperio español estaba predestinado al camino de su propia destrucción. Un análisis detallado acerca de este asunto se encuentra en: JUDERÍAS, JULIÁN, La leyenda negra, Editorial Araluce, Barcelona, España, 1917. Esta obra contiene varios estudios acerca del concepto de España en el extranjero, y de la tolerancia religiosa y política en Europa partir del periodo de colonización. Es una defensa histórica en contra de la “leyenda negra” a favor de España, y fue dedicada a Alfonso XIII. 17 op.cit., 13, p.8. 110 111 112