LA MASONERIA Y SU INFLUENCIA EN LA HISTORIA DE BOLIVIA Juan Carlos Loza Vélez El evocar la historia de la patria boliviana y sus actores, nos vienen a la memoria los sables en alto que cortaron el silencio del cielo mas puro en América, al redoble de tambores presagiando tormentas de fuego y metralla, guerreros de bronce cuyas figuras se expanden en los llanos, las selvas y los montes, con gritos de muerte y venganza, los fieros guerreros de Junín y Ayacucho cuyos paladines Bolívar y Sucre, insignes masones, ponen fin a la dominación de la corona Ibérica. Este gran acontecimiento, que tuvo estruendosa resonancia en todos los confines de América y más allá de los mares de otros continentes, fue el resultado, sin lugar a dudas y afanes polémicos, el justo epílogo de la tesonera e incansable misión que se habían impuesto aquellas sociedades secretas que aunaron sus principios ideológicos con miras a una noble causa, que fue la libertad de los pueblos altoperuanos. Así nace Bolivia, 1825, coronada de laurel y de olivo, suben a lo alto los cóndores saludando la libertad de los hijos de los incas, retumban en el firmamento el tañido de campanas anunciando el júbilo en la docta Charcas, um estado libre, independiente y soberano con el nombre de República de Bolívar acaba de inscribir su nombre en las Américas. Al iniciar el historial masónico en este primer período de la República de Bolivia, no podemos dejar de referirnos a los fueros de calificado masón que distinguió al gran libertador Simón Bolívar, sobre cuya identidad masónica se han promovido resonantes y apasionadas polémicas americanas. Sin mayores abundamientos, solamente con ánimo de reforzar la absoluta comprobación ya dilucidada de su condición de ilustre masón, venia legalmente como maestro de la Orden Masónica, por tanto, su condición de ilustre hermano de esta antigua institución debe figurar en la historia de la Masonería de Bolivia. El rol preponderante que tuvieron las logias masónicas y las juntas secretas durante la guerra de los quince años de epopeya libertaria en el Alto Perú, culminó con el más trascendental de los hechos que marca nuestro calendario histórico, haciendo una brillante realidad la creación de la República de Bolivia. Este gran acontecimiento, que tuvo estruendosa resonancia en todos los confines de América y mas allá de los mares de otros continentes, fue el resultado, sin lugar a dudas y afanes polémicos, el justo epílogo de la tesonera e incansable misión que se habían impuesto aquellas sociedades secretas que aunaron sus principios ideológicos con miras a una noble causa que fue la libertad de los pueblos altoperuanos. Es de dominio general, que la masonería se ha iniciado con los primeros albores de la gran cruzada de las gestas libertarias de la emancipación americana. Su creación y finalidad tuvieron como bases fundamentales la lucha contra la colonia, arraigada en más de tres siglos de esclavitud y so juzgamiento a que estaba sometida la América india. Los postulados de libertad, que es base y cimiento de lãs doctrinas masónicas, se enfrentaron contra la expoliación y la intolerancia del poder absolutista del régimen colonial. La Masonería abrió lucha franca y abierta, por una vida más humana y más digna de criollos y nativos del extenso territorio americano. Sus inmediatos propósitos y finalidades eran dar forma e impulso a la marcha de la revolución libertadora. La severidad de su credo masónico y su decidida influencia, no encontraron vallas ni fronteras, que les cerraran el paso para luchar por la independencia de los pueblos. La creación de estas logias, estuvieron inspiradas en forma general para rendir culto a la verdad y la justicia, en cualquier manifestación de los problemas de la vida americana, para sentar ejemplos de premisas de desprendimiento y sacrificio, en aras de la libertad general de todas las colectividades. La inmediata misión de estas logias, era unificar el pensamiento revolucionario, procurar difundir los ideales que hicieron posible la independencia de los Estados Unidos, la gran Revolución Francesa y la tenaz resistencia a la invasión napoleônica a la integridad de España. Aquí es necesario hacer un pequeño análisis, de cómo consideramos la acción de las llamadas logias patrióticas, respecto del proceso de la independencia americana. Es pues la época la que juega un rol preponderante para que los masones, levantando las armas, pugnaran em una lucha abierta contra el conquistador español; es la época la que predispone al hombre para ejercitar la guerra, es la época la que da una certificación para la inspiración guerrera de los líderes masones que crean ejércitos, que luchan y mueren, que crean pueblos y dan la libertad a los mismos, que organizan las nacionalidades y luego desaparecen sin dejar alguna huella profunda del sentimiento masónico que por la injusticia de la guerra se ha perdido. Ante la ausencia de fuentes documentales de primera mano, me remito a los datos bibliográficos y menciones históricas que se relacionan con la fundación de estas logias masónicas de la independencia. El historiador Antonio R. Zuñiga, tiene escrito lo siguiente: "...Cuando llegó San Martín a Buenos Aires, empezó por buscar la Logia 'San Juan de Jerusalén', que habia abatido columnas desde el fallecimiento de su fundador en 1810. Entonces, en unión de Carlos María de Alvear y Matías Zapiola, que también se había iniciado en Cádiz, fundó lo que en términos masónicos se intitula un Triángulo; es decir, un Taller compuesto de tres luces, etc., etc. Esto ocurría a principios de Mayo de 1812 y en breve ingresaron al Taller: Cornelio Saavedra (boliviano, primer Presidente Argentino), Manuel Belgrano, Julián Alvarez, Alejandro Murguiondo, Manuel Pinto, Antonio Sáenz, Bernardo Velez y Tomas Guido. Poco tardó el Triángulo en convertirse en Logia de Maestros". El calificado historiador argentino Bartolomé Mitre, que fue alta dignidad masónica en el Oriente Argentino, en los acápites relacionados con las logias y masones de la Independencia, en su obra "Historia de San Martín", tiene asentadas estas versiones históricas: "La Logia de Lautaro se estableció en Buenos Aires a mediados de 1812, sobre la base ostensible de las logias masónicas reorganizadas, reclutándose en todos los partidos políticos y principalmente en el que dominaba la situación. La asociación tenia varios grados de iniciación y dos mecanismos excéntricos que se correspondían. En el primero, los neófitos eran iniciados bajo el ritual de logias masónicas, que desde antes de la revolución se habían introducido en Buenos Aires y que existían desorganizadas a la llegada de San Martín y de Alvear. Los grados siguientes, eran de iniciación política en los propósitos generales. Detrás de esta decoración que velaba el gran motor oculto estaba la Logia matriz, desconocida aún para los iniciados en los primeros grados. El objeto declarado de la logia era "trabajar con sistema y plan en la independencia de América y su felicidad, obrando con honor y procediendo con justicia". Sus miembros necesariamente debían ser americanos "distinguidos por la liberalidad de las ideas y por el fervor de su celo patriótico". En otro capitulo, que se refiere al gran venezolano don Francisco de Miranda, precursor de la emancipación sudamericana, dice: "...se fundó en Londres a fines del siglo XVIII la primera asociación política a la que se afiliaron todos ellos, con objeto de preparar la empresa de la emancipación sobre la base del dogma republicano con la denominación de "Gran Reunión Americana". En ella fueron iniciados en los misterios de la libertad futura, O'Higgins, de Chile; Marino, de Nueva Granada; Montufar y Rocafuerte, de Quito; Caso, de Cuba y representantes de los patriotas del Perú. Alvear, argentino y otros que debían ilustrarse mas tarde confesando su credo o muriendo por él. Ante ella prestaron juramento de hacer triunfar la causa de la emancipación de la América Meridional, los dos grandes libertadores Bolívar y San Martín. En los primeros años del siglo XIX, habíase generalizado en España una vasta asociación secreta, con la denominación de Sociedad de Lautaro o Caballeros Racionales, vinculada con la sociedad matriz de Londres". Otras logias masónicas de América, que tuvieron una ascendencia en las proyecciones patrióticas de las confabulaciones revolucionarias de la independencia, fueron: la fundada en 1820 por el patriota colombiano Francisco de Paula Santander; la "Gran Orden Masónica" de Venezuela, fundada en 1825 por T. J. Sanabria; la "Gran Orden Masónica" del Perú, fundada en Lima en 1830, por J. Mariátegui; las logias argentinas: "Rito Azul", "San Juan de Jerusalén", "Estrella del Sur", "Los Hijos de Hiram", "Logia Independencia", "Orden de los Caballeros Templarios" y "La Grafton Scuare". Sumándose a estas, muchas otras bajo la denominación de "Juntas Patrióticas". Es imperioso también recordar con veneración, los nombres de los esclarecidos masones y próceres de la época de la independencia. Estos hombres seleccionados, unidos por el vínculo masónico y por idea y sentimientos, estuvieron siempre dispuestos al sacrificio de sus vidas en aras de la libertad y felicidad de sus pueblos. Imbuidos y familiarizados con las tradiciones esotéricas, y alentados por las enseñanzas revolucionarias, que asombraron al mundo a fines del siglo XVIII, iniciaron ventajosamente un proselitismo abiertamente masónico. Partidarios de las nuevas doctrinas, se alistaron como cultores de la justicia y de la libertad, se enfrentaron contra los dogmas erigidos en leyes invulnerables. Sobresale en primer lugar Francisco de Miranda, llamado el precursor de la independencia americana, quien encarna en su personalidad al paradigma de todas las virtudes patrióticas y masónicas, quien en su largo peregrinaje por el viejo y nuevo continente sentó las bases de las logias masónicas, para luego caer prisionero y encadenado ante la muda expectación de la patria americana, hasta rendir su vida el 19 de julio de 1816, víctima de las encrucijadas de la traición y de la incomprensi6n de la época. Siguieron su ejemplo muchos paladines de las ideas revolucionarias, enarbolando los mismos ideales, cuyas gloriosas trayectorias están configuradas en todas las páginas de la historia americana, y cuyos nombres, esculpidos en bronce y mármoles, son: Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Mariño, Bermúdez, Urdaneta, Santander, Caldos, Pérez, Alvear, Zapiola, Monteagudo, Moreno, San Martín, Pueyrredon, Hidalgo, Belgrano, Castelli, Rodríguez Peña, Saavedra, Passo, Las Heras, O'Higgins, Gamarra, Riva Aguero, Bello, Montúfar, Rocafuerte, Caro, Mitre, Urquiza, Sarmiento, y tantos otros próceres que dieron glorias al continente y consistencia a la institución masónica: Teodoro Murillo, Apolinar Valdivia, Pedro Reza, Sagarnaga, Lanza, Catacora, Loayza, los hermanos Rodriguez Palma, Aparicio, Herrera, Landavere, Esquivel, Casimiro Olañeta, Jaime y Manuel Zudañez, Bernardino Rivadavia, Jose Maria Urcullo, Anlonio Alvarez de Arenales, Emilio Rodríguez, el Cnl. Rudecindo Alvarado (enviado como emisario a las logias del Perú), Jose Mariano Serrano, Leandro Usin, Bernardo Monteagudo, Manuel Asencio Padilla y tantos otros mas, que mantuvieron estrechos contactos con las logias de todo el Alto Perú, y entre ellas cabe destacar la logia "Los Huaukes" (Hermanos en Aymara) cuyos miembros fueron los próceres chuquisaqueños de la independencia y su V:. M:. José Mariano Serrano. Por el año de 1806, en Chuquisaca se funda la "Sociedad de independientes" aparentemente con fines culturales, empero fue una logia masónica cuyo Venerable Maestro fue don Jaime Zudañez, prócer chuquisaqueño, quien mas tarde sería protagonista del grito libertario del 25 de mayo; en dicha logia se encontraban patricios bolivianos. La gesta de Murillo, de los Zudañez, los Montagudo, los Alvarez de Arenales, los Guames, el amor profundo a la tierra de la heroica Juana Azurduy de Padilla, estaban latentes en el objetivo máximo de ver a las tierras de Atahuallpa y Tupac Katari, libres del sojuzgamiento a que estaban sometidas las poblaciones regimentadas por la Audiencia de Charcas y los Virreinatos de Lima, de Nueva Granada y del Rio de la Plata. Es muy seguro que existían numerosas logias masónicas que volcaron su inspiración espiritual hacia las nuevas tendencias liberales que habían nacido con la Revolución Francesa de 1789 y que resumían el principio criptico de: LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD. Esas Logias pusieron la simiente en base a los lideres guerrilleros, que en continua pugna contra la injusticia trataron de llevar a la práctica los grandes principios masónicos desprendidos del tronco mismo de la filosofía del gran árbol masónico. Precisamente en un examen sincero y de interpretación conceptuamos a las logias masónicas anteriores al establecimiento de la Gran Logia de Bolivia, radicadas principalmente en el Bajo Perú y en la región de Chile y donde más tarde dominará la profusión de nuevas logias hacia las regiones del Alto Perú. En el proceso de la República varios fueron los exponentes masónicos que jugaron un rol preponderante en la administración y gobierno, importante en la administración y gobierno de la nueva REPUBLICA DE BOLIVAR, llamada más tarde REPUBLICA DE BOLIVIA; notables las personalidades de Antonio José de Sucre, de José Miguel de Velasco, de José de Ballivian y la sobresaliente figura de Andrés de Santa Cruz, que alcanzaron el mérito de poner en el libro de la historia el notable surgimiento de esta República, como uno de los países mas fuertes e importantes de los primeros años de nuestra vida independiente, bajo la docta dirección de Bolívar. Las décadas posteriores al establecimiento de la Gran Logia de Bolivia comienzan la ardua labor de una organización seria, capaz y eficiente, hasta el momento en que la segunda mitad del siglo XX contempla el crecimiento positivo y cultivado de más de cincuenta logias, que esparcidas a lo largo del territorio boliviano, presentan al concierto espiritual del universo nuevas formas especulativas del análisis masónico y a una profunda y provechosa institucionalización de la maravillosa herencia que nos dejaron los grandes masones de nivel mundial y nacional. Creado como fue el nuevo Estado Boliviano, la masonería continuó su labor por intermedio de insignes masones, como el Mariscal Andrés de Santa Cruz, quien asume el mando de la Presidencia de la República en mayo de 1829. La obra masónica continuó. En 1841, el Gral. José Ballivián subsiguiente sucesor de Santa Cruz se hace cargo de la Presidencia. En 1820 fundó en La Paz una Logia "patriótica". Durante la contienda del Chaco (1932-1934), la masonería también jugó un papel importante en defensa de los intereses de la Patria. En el período de gobiernos nacionalistas citamos a los Presidentes masones Dr. José María Linares (1857), Adolfo Ballivian (1873), el Dr. Tomás Frías (1874), Narciso Campero (1880), Gral. José Manuel Pando (1899), Ismael Montes (1904), Tcnl. Germán Busch (1937), Tcnl. Gualberto Villarroel (1943), Gral. René Barrientos (1966). Este último otorgó personalidad jurídica a la Gran Logia de Bolivia el 26 de abril de 1967 R.S. 137708 (ver Heraldo No.4 Sep/98). La Historia de Bolivia hace honor a los infatigables próceres y patriotas, así como a todos los patricios masones, que en esferas de gobierno, como residentes, senadores, diputados, prefectos y alcaldes, por el mérito de haber construido y cimentado la Patria, para que la verdad, el orden, la libertad, la justicia v la independencia perduren por siempre como patrimonio básico del pueblo boliviano.