Unidad 6: Recursos Naturales. 6.1 Recursos naturales. 6.2 El aire. 6.3 El agua. 6.4 El suelo. 6.5 Recursos biológicos. Bibliografía. 6.1 Recursos naturales. Se denominan recursos naturales a todos aquellos elementos de la naturaleza que podemos utilizar para satisfacer nuestra subsistencia y bienestar. Según el tiempo de formación o regeneración se pueden clasificar en: Recursos renovables. Son aquellos que pueden regenerarse después de su uso. Son de este tipo el agua, el suelo, los recursos forestales o la energía que tiene su origen en la radiación solar. Recursos no renovables. Son los que, una vez consumidos, no pueden volver a regenerarse. De este tipo son el petróleo, el gas o el carbón, recursos que han tardado miles o millones de años en formarse y otros tantos en regenerarse. 6.2 El aire. El aire de la atmósfera terrestre está formado, fundamentalmente, por una mezcla de gases con componentes mayoritarios y minoritarios. Componentes mayoritarios son el nitrógeno (78%), oxígeno (21%) y argón (1%). Componentes minoritarios son los restantes (0,04%), dióxido de carbono, resto de gases nobles, ozono,… Además, hay cantidades variables de vapor de agua y polvo atmosférico. El aire como recurso natural tiene una importancia fundamental por varias razones: Hace posible la vida. Sin oxígeno y dióxido de carbono no es posible la existencia de plantas, de animales y de seres humanos. Toda la materia orgánica se produce con estas dos sustancias y la energía solar. Es la fuente de materias primas para las industrias que extraen de él oxígeno, nitrógeno y otros gases como argón, neón, etc. Es una fuente de energía por medio del viento. 6.3 El agua. El agua es el componente mayoritario de los seres vivos, y es un recurso imprescindible para la vida. Aproximadamente, un 70 % de la corteza terrestre está cubierta por agua; su cantidad es invariable y se halla sometida a cambios de estado y desplazamientos. Sin embargo, el 97 % por ciento de esa cantidad es agua salada. El 3 % restante es agua dulce, distribuidos entre los glaciares (la mayor parte), aguas superficiales y aguas subterráneas. Ciclo hidrológico. El agua, mediante sus cambios de estado, interrelaciona atmósfera, litosfera, hidrosfera y biosfera en lo que se denomina el ciclo hidrológico. Mediante este ciclo, el agua en estado líquido de los océanos se evapora y recarga la atmósfera de vapor de agua, que precipita nuevamente en forma líquida sobre la litosfera o el propio mar. En estado sólido se acumula en los casquetes polares, glaciares y cimas de las montañas y con el deshielo vuelve al estado líquido para concentrarse sobre la superficie terrestre en forma de lagos , bajo ella como aguas subterráneas o fluir en forma de arroyos y ríos que la devuelven al mar. Recursos hídricos. La cantidad de agua dulce de que se dispone mediante procesos naturales en un determinado momento y lugar constituye los recursos hídricos. Los recursos hídricos se distribuyen de manera irregular por toda la superficie del planeta. Existen regiones en las que se dispone de agua dulce en abundancia y en otras, sin embargo, es un recurso escaso o inexistente. Las sociedades humanas necesitan un suministro continuo de grandes cantidades de agua, pues esta interviene de modo directo en casi todos los procesos productivos. Usos del agua. Agropecuarios. Industriales. Domésticos. Energéticos. Ecológicos. Recreativos. La mayoría de los usos del agua alteran sus propiedades y por tanto, la posibilidad de ser reutilizada sin un tratamiento adecuado. Aunque es muy abundante el agua no es un recurso inagotable porque se contamina con facilidad. Una vez contaminada es muy difícil que el agua pueda recuperar su pureza original 6.4 El suelo. El suelo es la capa superior de la superficie terrestre, formada por la meteorización de la roca madre, y restos orgánicos. Su formación es muy lenta, por lo que las alteraciones que sufra serán difíciles de recuperar. Usos del suelo. Agropecuarios. Forestales. Industriales. Para emplazamiento de infraestructuras y construcciones. Extracción de recursos minerales y energéticos. Ecológicos. Recreativos. 6.5 Recursos biológicos. Agropecuarios. En sus orígenes, el ser humano era nómada, y se procuraba su alimento mediante la caza y la recolección de frutos silvestres. Posteriormente, aprendió a domesticar animales y cultivar plantas, cambiando a un estilo de vida sedentario. Este fue el inicio de la agricultura y la ganadería, que proporcionan los recursos agropecuarios. Agricultura. Por lo general, se consideran dos tipos de agricultura: Agricultura extensiva. Es la más practicada en los países subdesarrollados y también se denomina tradicional o de subsistencia. Los cultivos ocupan poca extensión de terreno y aseguran la producción básica para sobrevivir, con algunas buenas cosechas que permiten almacenar o vender el excedente. Agricultura intensiva. Es la mayoritaria en los países desarrollados. Suelen dedicarse grandes extensiones al cultivo de una única especie, y exigen el uso de grandes cantidades de energía, agua, fertilizantes y pesticidas. Desde mediados del siglo XX, la producción intensiva en los países desarrollados se ha centrado en el cultivo de especies de alto valor nutricional, especialmente, cereales. La agricultura es una fuente directa de alimentos, pero no solo cubre esta necesidad vital del ser humano, también es la fuente de fibras de origen vegetal con las que se confeccionan prendas, proporciona plantas ornamentales y medicinales y produce biomasa, que puede ser utilizada en la elaboración de combustibles no fósiles. Ganadería. La ganadería puede ser de dos tipos: Ganadería extensiva. Se trata de explotaciones familiares, tradicionales, que, como su equivalente en la agricultura, proporcionan el mínimo necesario para la subsistencia. Se da en los países en vías de desarrollo. Ganadería intensiva. Las explotaciones ganaderas emplean una única especie animal, con un buen número de individuos que permanecen estabulados. Requiere una gran cantidad de energía, piensos, vacunas, etc. La moderna ganadería trabaja con pocas especies. Al igual que ocurre en la agricultura, los productos obtenidos son fundamentalmente alimenticios —carne, huevos o leche—, pero también se obtienen productos secundarios, como pieles, plumas, grasas, jabones, etc. Marinos. Desde el inicio de la historia humana, los océanos han constituido una fuente muy importante de usos. Podemos destacar: Pesca. Navegación. Algas. Eliminación de desechos. Extracción de recursos minerales y energéticos. Ecológicos. Recreativos. Obtención de agua dulce por desalinización. La pesca es uno de los principales recursos y uno de los que más está alterando el ecosistema marino. La sobrepesca y la utilización de técnicas pesqueras muy agresivas han producido una caída en la cantidad y calidad de capturas. Además, la utilización de la harina de pescado para la alimentación animal ha añadido un problema más; esto se debe a que además de utilizar los desechos de la pesca, también se utilizan especies que antes no eran comerciales. Las algas se utilizan para alimentación, para obtener diversos productos (papel, cola, alcohol,…) y como fertilizantes. El vertido intencionado y accidental de múltiples sustancias, produce alteraciones globales que localmente pueden ser importantes, como es el caso del Mediterráneo, un mar cerrado. Paisajísticos. El paisaje está formado por los siguientes componentes: Geológico. Hidrológico. Biológico. Antrópico. El paisaje debe ser considerado un recurso porque satisface muchas necesidades humanas. El turismo hace cada vez más patente su valor. Forestales. Los recursos forestales corresponden a las masas boscosas del planeta. Los bosques proporcionan: Madera para viviendas, embarcaciones, muebles, combustible y papel. Productos alimenticios, como frutos y setas. Productos industriales, como latex, corcho, resinas,.. Ingredientes para medicamentos, como el taxol usado en quimioterapia. Animales para caza. Funciones ecológicas, como proporcionar oxígeno, absorber el anhídrido carbónico retener el agua de lluvia, moderar la temperatura,… Bibliografía. Ciencias para el Mundo Contemporáneo. F.J. Ortega Nieto y otros. Edelvives. 2008. ISBN 978-84-263-6503-3.