Albio Tibulo, Elegías (selección)

Anuncio
y en los fructiferos huertos
se ponga un rojo custodio:
un Priapo que a las aves
con su cruel hoz a terre;
tambien vosotros, custodios,
de un campo ha tiempo fecundo,
i oh Lares!, vuestros clones;
hoy pobre,. recibis,
muerta, una ternera entonces
expiaba a muchos becerros,
hoy una parva oveja es
don de un pequefio campo;
caera. por vos Ia oveja en
torno a la cual unos j6venes
rusticos clam en: "i Ea,
dad mieses y buen vino !"
Albio Tibulo ( 54 -19 a. C.) Elegías, México,
Unam, 1973, (Col. Lecturas Universitarias,
6)
ELEG1AS
[La sencillez y refinamiento de la expresi6n.
Orden o desord~n en la composici6n.
El valor de la intimidad.
La sencillez y sinceridad como fundamento de la conducta.]
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I, 1
Que otro para si amontone
riquezas de oro leonado
much as yugadas tenga;
y de tierra labrada
y que lo aterre el temor constante, cercano e1 ladr6n,
y el toque de las beticas
trompas le ahuyente el suefio.
Que a mi me guie mi pobreza
por una vida apacible,
brill a con fuego asiduo:
mientras mi chimenea
Siendo yo labrador, siembre
tiernas en tiempo maduro
las vides, y habilmente
siembre frutales grandes;
ni la Esp€ranza me deje,
mas me de siempre los frutos
a montones, y vinos
pingiies en cuba llena.
Pues, si floridas coronas
sostiene un tronco en el trivio
lapida, los venero;
dejado, o alguna antigua
y ci.Ialquier fruto que el afio
aun tierno me proporcione,
en ofrenda ante el dios
del labrador es puesto.
Rubia Ceres, para ti
sea una corona de espigas
de mi campo, que penda a
las puertas de tu templo;
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Ya pronto, ya pueda yo
vivir contento con poco
y no estar entregado
siempre a. un camino largo,
sino los estivos ortos
del Can evitar en la sombra
de un arbol, junto al cauce
del agua que se escapa;
mas ni a veces sostener
el azad6n me apenara
o incitar con la pica
a los pesados bueyes;
no huiria, en el manto, al lech6n
o a rezagada cabrilla,
por su madre olvidados,
llevar de vuelta a casa.
Mas vosotros a un ganado
breve, ladrones y lobos,
perdonad: sea tomada
la presa en gran des greyes.
Aqui yo purificar a
mi pastor todos los afios
a la apacible Pales.
suelo, y rociar con leche
Acudid, dioses: los clones no
despreciareis de una mesa
pobre ni los de unos
vasos de barro simples:
de barro para si hizo
primero el rustico antiguo
y las copas, y form6las
con la flexible arcilla.
ni las ganancias requiero
Yo ni riquezas paternas
que la mies recogida
diole a mi antiguo abuelo:
me basta un campo pequefio,
si descansar puedo en !echo
sabido y restaurar en
la cama usual los miembros.
i Cuanto place a uno, acostado, los
vientos oir implacables
y sobre un tierno pecho
estrechar a la amada
o, cuando el Austro invernal
aguas heladas derrame,
suefios seguir seguro
con la ayuda del fuego!
Que ;esto me toque: sea rico
por derecho el que pudiere
soportar el furor del
mar y las tristes Jluvias.
i Oh, que cuanto existe de oro
y de esmeralda perezca,
antes que una muchacha
llore pot nuestros viajes!
Guerrear a ti te conviene
en mar, Mesala, y en tierra,
porque tu casa ostente
de3pojos de enemigos:
A mi, de hermosa muchacha
los lazos preso retienen,
y ante sus duras puertas
me asiento cual portero.
495
Ser alabado, rni Delia,
)'C) no procurn~ en rstando
contigo, )'O suplico me Uumcn torpf' o incrte;
que pueda )'O <ontemplart.e
al llcgor lo hora suprrma,
que, al morir, te sostenl!'a
con vacilantt mano,
Y me lloror~• t<ndido en
el !echo qut ha de ardor, Delia,
y, con ru~ tri5te5 13.grima:s, besos dad.s mezclados;
Jloraris; qu~ ru~ entra"as no est3.n con un duro hierro
a tad a~, ni rn tu tierno coraz6n se ha lla un silex.
No podra dt tal entierro joven alguno ni virgen
rraer la5 lumbres secas al regresar a casa.
No hjeras t\l a. mis Mam.-s,
pero pcrdona a tus suf'ltos
cabellos, pc~rclona a tus
tiernas mejillas, Delia.
En tanto, mirntras los hados
d(:jannos, unamos amorcs:
vendra Ia .\luene, ocuha
en sombms Ia cabeza;
ya filtrar3S<' Ia incrte
ed:t.d, ni amar ser{l justo
ni pronunciar halagos con la cnbt2a cana.
I Ia)' que lratar a la )eve Venus, en tanto las pticrtas
romper no ap~·na 1 y rifias empl"t'nder nos comp1ace.
Soy buen soldado aqui y jefe; insignias y tubas, ,·osotros
idos lejos, a avaros
hombres llevad heridas,
llevad rique'l...."'.~i yo, en paz con el caudal recogido,
dospreciarc a los ricos y dcspreciare cl hambrc.
I, 3
Os irCi~ sin nt'i, Mesala,
sobre las ondns egeas.
1Ah, ojala nlt recuerdrn
ttl mismo y tu cohorte!
Ftada me ha retcnido enftrmo en sus titrras ignotu.
Conten tus manos avld:tl
por ahora, negra Aluene;
contenlas, ~1ucrte terrible,
ruego; no C$t1l aqul mi madre
que en tristc manto acoja
mis calcinados hues08;
no mi hermana que a mis cenizas brinde asirios aromns
llore ante mi sepulcro;
y, esparcido el cabello,
no en pane alguna Delia, quien al d.,.pedinne de Ia Urbe,
los dioses todos antes:
dicen qur consult6 a
ella tom6 dl• un muchi'lc-ho
las sacras sucrtes trc, vrces:
el chico cullcjcro todruo volvi61e cicrtas;
todo indie:.ba tl retorno; mas nunca fue disuadida
de lamentarse por mi
viaje y de rccelarlo.
496
Yo mismo, tl ronsolador,
cuando ya hubla dado 6rdcne>,
buscaba, atormcntado, Jentn.s demoras siempre;
yo acusaba, ora. a las aves1
ora a 1os crurles presagios
o a que me detenia el '-1Cro dia saturnio.
i Ah, cuintas vcce3, tornado ya cl
camino, dije qut tristcs
sefiales c1 pie dabame
purs tropez6 en Ia puertal
Nndie se atrcva ;l partir
cunndo Amor so halle renucntc,
o <epa que ha salido cuando un dios lo prohibia.
l Ahora de que me sir...e, Delia, tu Isis, de qut csos
bronees que tantas veces
bntiste con tu mano,
o de que, micntrr.u~ pia honra$ lo sacro, honesta lavarte
1
-bien lo r<cucrdo-- y sola dormir en casto !echo?
Ahora, diosa, ahora soc6JTeme (pues, qur t6 curar puedes,
lo muesttan muchas tablas pintadas en tus trmplos),
para que mi Delia, curnpliendo sus palabras votivas,
ante tus sacrns pucrtas !lC siente envuelta en lino
y, "uclto cl pclo, dos veccs,
:ll dia dcbn dccirte
loores, descollantc
entre Ia turba en Faros.
A m(, ce:lebrar me toque, en cambio, a los patrios penates
y ofrecer un incicnso mensual al Lar antiguo.
1Qu~ bien se vi via cuando era Saturno el rey antto~
1
de que en largos caminos
Ia t.ierra se extendiera!
Aun no habia desprcciado el
pino las ondas cerulea$,
ni, a los •ientos t.endida, Ia vela habia entregado,
ni cl nauta, errante por tierras remotas, buscnndo ganancins,
su barco habin agobiado
<·.on mercandn cxtranjera.
En "se tiempo no al yugo se humi116 el toro robusto,
no con boca domada
mordi6 el caballo el freno
no tenian puertas las casas, no piedras hubo en los camJlO'
fij;u, que en riertos limites
las siembras dividieran;
daban las encinas mismas
rnicl1 y de suyo ofrecian
las ovcjas al pl:\cido sus lactcas ub"'s f:iciles.
No habia ej~rcito, no iras, aun no Ia espada
habia el fiero artcsano forjado con cruel ane.
Ahoro, bajo el amo Jove,
muertes y herid:l.l hay siempre,
ahora hay mor, ahora hay mil
sendas de muerte al punto.
Pcrd6n, Padrr: no a mi timido estan aterrando perjuriOJ
no impias palabras dichas contra los santos dioses.
497
Que si cumpll ahora los afios
fatales ya, haz que una losa
quede sobre mis huesos
con este texto escrito:
Aqu£ yace, consumido
por impia muerte, Tibulo,
en tanto que a Mesala
por mar y tierra sigue.
!:.
Mas a mi, pues hacia el tierno
Amor soy siempre propenso,
guiara Venus misma
a los Elisios campos.
Danzas aqui y cantos triunfan y, doquier vagando, las aves
con su garganta tenue;
dulce canto resuenan
la tierra inculta, canela
da ahi, y por todos los campos
florece en aromadas
rosas la tierra amable;
y de j6venes un coro, con
tiernas muchachas mezclado,
juega, y asiduamente
entabla Amor sus luchas.
Alii se halla todo amante a
quien, rapaz, vino la Muerte,
y coronas de mirto
lleva en su £rente insigne.
Mas la mansion criminal
yace en la noche profunda
escondida, y en torno
resuenan negros rios;
y Tisifone, serpientes fieras por crines mes{mdose,
se ensafia, y la impia turba
aca y alia le huye;
el negro Cerbero entonces
aulla con boca de viboras
en la puerta, y se tiende
ante broncineas hojas.
Alii de Ixi6n, el que os6
tentar a Juno la diosa,
en veloz rued a vuelvense;
los criminales miembros
y Ticio, extendido por
nueve yugadas de tierra,
con sus entrafias negras
a aves tenaces nutre;
Tantalo esta ahi, y un lago
en torno; y cuando ya casi
va a heber, la ola
de su acre sed escapa;
que hiri6 de Venus el numen,
y la progenie de Danao,
en tinajas sin fondos
lleva leteas aguas.
Alii se encuentre quienquiera· mi amor hubiere violado,
me hubiere deseado.
y una lenta milicia
Mas tu perrr'ianece casta,
te ruego, y quede cual guardia
de tu santo pudor
siempre una anciana atenta.
Que ella te refiera fabulas y,
preparada la lampara,
extraiga largos hilos
de bien provista rueca;
y en derredor la muchacha, atada a sus graves tareas,
poco a poco, rendida
de suefio, la obra suelte.
Llegue yo entonces de subito,
y que nadie antes me anuncte,
mas parezca, del cielo
enviado, a ti llegarme;
entonces tal como estes, con los
largos cabellos revueltos,
tu corre a recibirme,
Delia, con pies desnudos.
Esto ruego: que ese dia
. en sus r6seos caballos,
resplandeciente la Aurora
candida, aqui nos traiga .
I, 5
Yo era aspero, y referia que
Ilevaba bien la ruptura;
mas ahara dista mucha
de mi jactancia fuerte.
Pues me agito raudo como el
trompo que en suelos iguales
con practico arte un chico
gira veloz con latigo.
TU. quema y tortura al bravo
para que nada ostentoso
guste decir tras esto:
doma sus voces rudas.
Pero disculpame por los
pactos de un lecho furtivo,
por Venus te lo ruego, y
por tu acercada frente.
Yo soy el que, al yacer tu
por triste morbo agobiada,
dicen que con mis votos
te libere de el,
y yo mismo con azufre puro en derredor te he lustrado,
tras conjurar la anciana
con un ensalmo magico;
yo mismo procure que no pudieran los suefios dafiarte
con una sacra harina;
crueles, que hay que ale jar
yo mismo, en lino cubierto
y con la tunica suelta,
nueve votos a Trivia
di en la silente noche.
Todo realice, y ahora
de tu amor otro disfruta,
y feliz hace uso
aquel de mis plegarias.
Pero yo me imaginaba,
loco, una vida dichosa,
si quedabas a salvo,
aunque era un dios renuei:tte.
Campos sembrare, y sus frutos
va a estar guardando mi Delia
mientras la era trille
la mies al sol ardiente,
en las henchidas tinajas
o para mi guardara uvas
0 los candidos mostos
con raudo pie prensados.
Habituarase a contar la grey;
habituarase el esclavo
hablantin a jugar en las
piernas de amante duefia.
Ella al dios rustico por las
vides sabra ofrecer la uva,
por la cosecha espigas,
por la grey una ofrenda.
Ella rija a todos, ella
tenga cuidado de todo;
a mi, en cambio, en la casa
toda, ser nada plazca.
Aca vendra mi Mesala a
fin de que dukes manzanas
Delia para el corte
de arboles escogidos;
y, venerando a tan gran var6n, afanosa lo atienda,
le prepare comidas
y las lleve ella -esclava-.
Estos votos formulabame,
y a ellos el Euro y el Noto
entre los aromados
Armenios ahora Ianza.
499
498
Ji
.,i't
!\
Seguido yo procun' las ruitas expul<.>r ron 1'1 vino:
todo rl lkor "" lugrimas.
mas habia vurho el duelo
Srguido a otra cstrechC; mas ruondo )'0 ya acudb • los gozo•.
me rocord6 a mi amada y obondon6mc Venu•;
yCndost cntonces )a :\m:\n1~, me
dijo hechi1ado, 3.ptn6se
,abia ndandu cosa.~.
y narrO que mi amiga,
Es.to no hace con palabras: con
~u, titrnos braros y rostro
y su melena flova
me hechi1a mi muchacha;
tal una v~ al llc-mnnio
Pclf'O, Tf'ti.~ Nrn"ida
fue llevada, ccrulea, """"" enjarzado prt;
todo ello me dafi6. En cu3nto a que titn«> un rico amantr,
lo ha hecho para mi naina
una alcahueta astuta.
Como ella sanf!Ticnlas viandas
)' con s.u boca cruenta
beba de amarga• copa< con abundante hiel ;
revuelen en tomo a rlla iinimas lomrntando •u• hadoo
siempre, y de<dr los techoo cante un vampiro rispido:
ella, al azuzarla el hambre, btL«JUC cntre sepulcros las hierbas
y los huesoo dejadoo,
por Ia. .alvajes loboo,
y por las calle• a(alle,
y corra, drsnudo el virntre,
)a. empuje atr{\5, dtl trivio,
turba ftroz de perros.
Succderi; un dies lo indira:
para rl am:1nte hay un numen
y Venus, !i ~ dcjnda en forma injusta, cns.aiiase.
?via!.
t(l,
Jo m&s pronto, dr un!\
bruja rapaz los consejos
deja, pues con regalos
toclo amor <.-:s vrncido.
El pobre sicmprc cstar:\ di•puc.co, cl pobre a ti acudirfi
yen tu tierno J)("'<!ho cstart\ cl!\va.do;
el pobrc, como ficl gula en cl e"recho trope! de Ia turba,
tc brindar!t Sufi ma.nos y fonnnr~ cl camino;
tc guiara el pobre a escondidas hasta los arnig;os ocultos
y solt.."'.ri cadcnas
61 1ni~mo de un pic niveo.
primero,
i Ay!, que canta.rnos en b:-.lde y no
por palabras,
rnM
se ha de
sc abre la puerta, vencida
golpear con anano plena.
Mas tu que eres preferialo
ahora, ttmc mis hurtos:
vu•ha de una agil rueda.
Ia Suerte gira en r:\pida
No en vano alguno ya ahora
ante ~t~u umbral se dctiene
ansioso, y a menudo pone :uenci6n y huye:
)' simula atnl.s Ia casa dejar, lucgo pronto rtgn'!a
solo, y JCguido cscupe- ante las putrtal mismas.
Cieno amor fur1i\·o n·ama
no ~ qu~. Hat uso, te ruego,
en fluyc.nte agua e.l barco.
rnientras puedas, puts tienes
500
II, I
Atienda todo el que Mi,te:
lust rarna. I ruta. )' campoo,
como hay rito heredado dcllde un abuclo antiguo.
Acudc Baco, y que de Ius cucrno• Ia du lee uva penda
y diiete las sienes oh Ceres, con espigas.
tierra, dcscanse cl labric~o,
El dia sacro descanse Ia
y, colgado el arado, cese el trabajo grave.
Sol tad cadenas al yugo:
deben hoy junto a prsebres
llenos estar los but)fl con l...,ntes roronadas.
Todo se halle dedicado aJ
dios; que nin~~Una se at rev a
una hiladora mano.
a poner en Ia obra
mando : se aleje del ara
A voo tambien alejaros
aquel a quien anocl1e
Venus ha dado gocn;
lo casto place a los dioses:
venid con tunicas puras
y con las ma1101 puras
tomad de Ia fu•nte agua.
Mirad c6mo a las I ullt"ntcs
aras va el sac:ro cordero
y atra. Ia turha albrante
ceiiida con olivo.
agro, al agrtstt limpiamos ;
Dioses paterno<: limpiamos el
vosotros alejad lo\ m:tles de nu~trO! Hmites;
ni el campo eluda a Ia sicga con hi•rb:ls rngai\adora•,
lobos Ia oveja tarda.
ni tema a los veloce<
Entonces, a.seado el rUstiC"o,
conriando tn campo~ replet05,
aii.adir:i al ardicnte
fuego unos grandcs troncos,
y el grupo de esclavos, bueno
seflal de un pr6spero duciio,
jugar:i~ y con rarnita~
construira cnrrcnce chozas.
Ruego que a\i pa.11e; i vei~ que en In& entr:d1os propicia.'i
Ia. libra anunciadora seiinla diose• pl:lcidos?
ahumaclos de un viejo c6nsul
Ahora sacadme falernos
y retirad los scllos
de un garraf6n de Qulos.
en dia lcstivo ernpaparsc
Celebrcn el ella los vino,.:
nO es vergiicnz.a, y mover
c~n fa.lso pies errantcs.
Mas bien diga ante sus copas cadr1 uno: "Salve, Mesala"
y el nombre del ausente
resuenc en cada phltica.
~·fesala,
ilustre porque has
vcncido nl putblo aquitano,
tus barbados abueloo,
y gran prestigio para
presf.ntate aqul. a inspirarme
en tanto que con mis cantos
doy mi agradecimien\0 a los agrestes diOSCJ..
Canto a los campos y diose>
del campo : por sus coruejoo
ya no se hart6 el vivientt con bellotai de encana ;
501
ellos, primero, mostraron
como, trabando las vigas,
una pequefia casa se
cubre con verdes frondas;
se dice que ellos tambien, los
primeros, han ensefiado
y al carro han puesto ruedas.
sumision a los toros
Asi olvidose el manjar agreste, asi frutas sembra.ronse,
bebio asi el huerto fertil
aguas en abundancia,
asi clio la uva dorada licores por pies exprimidos
y agua sobria afiadiose al
despreocupado vino.
Los campos producen mieses
cuando, al ardor de astro calido,
cada afio su melena
rubia la tierra deja;
en primaveral campo, agil,
la abeja ingiere en su vientre
flores con que henchir, provida,
su panal con miel dulce
El agricultor, hastiado de un continuo arar, fue el primero
en cantar voces rusticas
con un preciso rit~o
y, tras comer, el primero,
modulo un canto en la cafia
seca, para entonarlo
ante adornados dioses,
y el agricultor, bafiado
en polvo rojo, el primero,
guio, oh Baco, las danzas
con inexperto arte;
a el se entrego de un establo
lleno, en trofeo memorable,
un chivo, guia del hato,
que amplio sus cortos bienes.
En el campo tejio un nino,
el primero, una corona
de flores y la impuso
a los antiguos Lares,
tambien en el campo, para
dar tarea a tiernas muchachas,
lleva en la espalda un suave
vellon la blanca oveja:
y aqui surgio la labor femenina, los copos, la rueca
y el huso que da vueltas
con que lo toque el declo,
y una tejedora, atentamente aplicada a Minerva,
canta, y al ser golpeado el
borde, la tela suena.
Tambien dicen que Cupido
mismo ha nacido en el campo
en medio de ganados
y entre indomadas yeguas;
practico alii por primera
vez con un arco inexperto;
pero, i ay de mil i Que doctas
tiene ahora el las manos!
Y ya no ataca al ganado, como antes: herir a muchachas
. intenta, y dominar
a varones audaces;
este al joven arranco los bienes, mando este al anciano
decir pudendas voces
al umbral de una airada;
con este por guia, a escondidas
pas6 una joven los guardias
acostados, y a oscuras
llego a su amado, sola,
y Gon los pies el camino
tantea, en temor suspendida,
y sus manos, al {rente,
la ciega senda exploran.
502
i Ah, miseros a los que este
dios, fuerte asedia! Y dichoso
aquel sobre el que, placido, el Amor sopla quedo.
Ven, ser sagrado, al banquete
festive, pero tus flechas
deja, y tus teas ardientes,
te ruego, esconde lejos.
Vosotros, can tad al celebre
dios, por las greyes pidiendo:
por la grey pida fuerte
cada uno, y por si quedo,
o bien por si pida fuerte,
porque la turba gozosa y
tambien la curva flauta
de frigio son, aturden.
Gozad: ya junta la Noche
sus caballos, y acompafian
su carro en coro inquieto
rojizas las ·estrellas,
y detras viene, callado,
con negras alas cefiido,
el Suefio, y con incierto paso, los negros Suefios.
Del libro: Elegias, de Aibio Tibulo, Iibros I-III. Introducci6n, version ritmica y notas de T. Herrera Zapien. Mexico, Universidad Nacional Au79 pp. dobles. (Bibliotheca
t6noma de Mexico, 1976. CCXXVIII
Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana.)
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