y a los hombres la fuerza de sus miembros. Anacreonte, (ca. 485 a. de C.) “Poemas”, en Antología de textos clásicos grecolatino, México, Unam, 1978, pp 81-103 ¿Tal vez a la mujer dejó olvidada? ¿Cuál arma le ha entregado? La belleza: LA LIRA el escudo más fuerte; Quiero ensalzar cantando a los Atridas, la espada más aguda; quiero cantar a Cadmo, pues la mujer con ella mas de mi lira los sonoros nervios domina los aceros y las llamas. tan sólo amores dicen. Otra lira pulsar en otro tono EL AMOR quise, con nuevas cuerdas Cuando la media noche se acercaba y al pretender cantar al fuerte Heracles, y el signo de la Osa se volvía tan sólo amores respondió mi lira. a la mano de Bootes; Héroes, dejad de enardecer mi mente, cuando los hombres en el blando lecho porque mi lira, sólo amores canta. yacían, del trabajo fatigados, el Amor a mi puerta cauteloso DE LAS MUJERES llegose, golpeando las aldabas. Naturaleza, a los feroces toros -¿Quién a estas horas – dije- dio temible defensa con sus astas, hasta mi puerta viene, a turbarme el sueño? cascos a los caballos, -Ábreme – contestome el caminante-; rápidos pies a las veloces liebres, soy un niño; no temas por tu vid: a los leones dientes poderosos, azotome la lluvia, el volar a las aves, y en la cerrada noche me he perdido. el nadar a los peces Al escuchar sus quejas, 1 de compasión se estremeció mi pecho con una cinta el palio recogido, y encendiendo mi lámpara, escancie el vino en mi profunda copa. abrí la puerta y penetró el muchacho. La breve vida pasa dando vueltas Traía el arco al hombro cual la rueda de un carro, colgado, y el carcaj lleno de flechas. y cuando se deshagan nuestros huesos Sentados junto al fuego, yaceremos en polvo convertidos. calentaba sus manos con mis manos ¡Para qué entonces derramar ungüentos y le enjugaba el húmedo cabello. sobre la tierra helada? ¿De qué sirve Mas él, quitado el frío libar sobre la tierra que nos cubra? quiso probar el arco, y si la cuerda Mejor úngeme ahora, rota del agua estaba. coróname de rosas perfumadas Tendiolo, y con el dardo, y haz que se acerque la mujer que adoro... me hirió en el corazón, con venenosa Mientras llega el momento herida, como un tábano rabioso. de acudir a las danzas infernales, -¡Alégrate, amigo, quiero vivir ajeno de cuidados. huésped –dijo riendo-; el arco estaba sano, LAS ROSAS mas tú quedas herido para siempre! Derramemos el vino sobre las frescas rosas, DE SÍ MISMO que es flor de los amores. Sobre los verdes mirtos recostado Apuremos las copas quiero brindar, y sobre tiernos lotos, ciñendo nuestras sienes y que al Amor, al cuello con floridas coronas. 2 Entre todas las flores danzará sobre flores la más bella es la rosa: al compás de la lira, ríe la primavera agitando en el aire al romper su corola: los tirsos enlazados con ella se complacen con guirnaldas de hiedra, los dioses, y ella adorna y un hermoso mancebo del hijo de la diosa Citerea de cabellos de oro la cabellera blonda la cítara armoniosa cuando va con las Gracias tañera, mientras dulce danzando en las praderas olorosas. brotará de sus labios Ciñamos nuestras sienes, ¡oh Dionisos! una canción de amores. con floridas coronas, Y Eros, el de la rubia y yo, cantando al eco de la lira, cabellera, y Lieo, danzaré ante las aras con la moza y la gentil Citeres, de más alivio seno, coronado reinarán en la fiesta, de guirnaldas de rosas. regocijo de viejos y de mozos. LA FIESTA DEL AMOR Apuremos los vasos El importuno Eros, ciñéndonos las sienes azotando mi rostro de coronas de rosas. con olorosa rama de jacintos, Una gentil doncella me mandaba correr tras de sus pasos. de blancos pies ligeros El ardiente sudor me fatigaba, 3 atravesando selvas, en cosas de gran cuenta. torrentes y profundas cortaduras. Ora, cual ves, le llevo Mi corazón a la nariz subía a Batilo estas letras, y sin aliento me dejaba. Entonces, y ha dicho que me haría tocándome la frente con las alas, libre cuando volviera. “¡Tú no puedes amar!”, dijo riendo. Mas quedaré su esclava, aunque me diere suelta, LA PALOMA que vagar no me place Amable palomilla, por montes y por selvas, ¡ay!, ¡ay! ¿de dónde vuelas? ni andar de rama en rama ¿De dónde por los aires posándome y, hambrienta, caminas tan ligera? manteniéndome sólo ¡Qué fragantes aromas de las frutillas secas, espiras y goteas! cuando con pan ahora, ¿Quién eres, di, quién eres que en sus manos me muestra y qué cuidados llevas? y yo se lo arrebato, “Mandome Anacreonte mi dueño me alimenta, que a su Batilo fuera, y del vino que él bebe al muchacho tirano me da también que beba, que a todos hoy sujeta. y ya que estoy beoda Comprome de Dione le bailo con mil fiestas, por una cantilena; y le hago sombra luego desde entonces le sirvo con mis alitas tiernas, 4 y en su lira me pone DEL AMOR Y LA ABEJA para que en ella duerma... No vio Cupido una abeja Todo lo sabes, vete que, escondida entre unas rosas, pues más que la corneja para labrar su colmena con tu pregunta, amigo ingeniosamente roba. me has hecho ser parlera.” Madrugó para hurtar lo que mañana borda, A UNA DONCELLA haciendo sus materiales En un tiempo, de Frigia en la ribera, de los llantos de la Aurora. en roca fue Niove transformada Fue a cortar un ramo dellas, y la hija de Pandión, como una alada y ella, que ve que la cortan golondrina, cruzó la azul esfera. jardín, sustento y riqueza, ¡Ay si en tu espejo yo me convirtiera al dios picó, venenosa. para poder gozar de tu mirada! Dio el niño licencia al llanto ¡Si trocándome, en túnica, abrazada soltó medroso las hojas, a ti toda la vida me estuviera! y en sus lágrimas y en ellas Onda quisiera ser para bañarte, dio al prado nácar y aljófar. ungüento y perfumar tu piel de nieve, -Muerto soy, madre- la dice-; banda y el alto seno sujetarte, mi vida será muy poca, perla y fulgir en tu garganta hermosa, porque una pequeña sierpe ¡o ser quisiera tu sandalia breve, y con alas, a quien nombran que, como tú la huellas, es dichosa! los jornaleros abeja, me ha picado. Mas la diosa 5 respondió: -Si una serpiente que disipa cuidados, de cuerpo y fuerza tan poca que el dolor adormece; puede dar dolor tan grande, y cuando el dulce vaso desarmada, humilde y sola, los jóvenes ofrecen ¿cuánto mayor le darás de su licor mezclado, tú con las flechas que arrojas? cual viento impetuosos Bien es que sepas lo que es van en tropel volando dolor, y que le conozcas, los tristes pensamientos; para que te compadezcas, bebamos, pues, bebamos, de muchos que por ti lloran. y en espumosas copas embriaguemos cuidados. EN UN FESTÍN ¿Qué utilidad te viene Alegres y gozosos, de los lamentos vanos? dulce vino bebamos, Lo por venir, ¿quién sabe? y en festivos cantares Pues al mortal no es dado celebremos a Baco, el saber de su vida al inventor del baile, el destinado a plazo. al amante del canto, Por eso, yo, por eso, del niño Amor amigo bebiendo dulces vasos, y de Venus amado. quiero danzas festivas De beodez amable y de esencias bañado, al padre soberano con hermosas doncellas de la risa y placeres, trabas lascivos lazos. 6 Tome pesar quien quiera, cantora dulce y sabia, aflíjanle cuidados, semejante a los dioses, y nosotros, contentos, no del dolor esclava. dulce vino bebamos, y en festivos cantares DE UN VASO DE PLATA celebremos a Dionisos. Fabrícame, maestro, fabrícame una taza, LA CIGARRA y el alegre Verano Dichosa te llamamos, por sus paredes graba; cigarra que, en las ramas, el Verano, que cría bebiendo del rocío, mil rosas y guirnaldas, como los reyes cantas. y haz que el licor exprese Tuyo es el campo todo, la reluciente plata. cuanto la selva abraza; No quiero que me grabes del labrador amiga, las ceremonias sacras, a los mortales cara, destrozos extranjeros anuncias el Estío, ni alguna cosa mala. las Piérides te aman, Ponme al hijo de Jove, te otorga el mismo Febo Lieo, que derrama la voz sonora y grata. mil plácidos licores ¡Oh hija de la Tierra! con Cipria venerada, No la vejez te acaba, con Cipria, que preside impasible, sin sangre, las bodas regaladas; 7 y luego un Cupidillo con ella se engalanan. desnudito y sin armas. De Cipris es recreo, Pon también que retocen asunto de mil fábulas, las tres alegres Gracias y del castillo coro a la agradable sombra la predilecta planta. de racimosa parra. ¡Qué gusto arriesgarse Añade unos mancebos por cogerla entre zarsas! jugando; pero guarda ¡Qué gusto entre las manos que entre ellos ande Febo saborear su fragancia! con bulla y algazara. En mesas y orgías la rosa es necesaria DE LA ROSA cual la luz; que no hay gusto Con la estación alegre donde las rosas faltan. de flores coronada, Los brazos de las ninfas cantemos, dulce amiga, y los dedos del Alba las rosas delicadas. son de rosa, y a Venus La rosa de los labios rósea los vates llaman. divinos es el ámbar; La rosa cura enfermos, la rosa es regocijo sepulcros embalsama, de las humanas almas. vence al tiempo, que siempre La rosa es el adorno su olor juvenil guarda. de las risueñas Gracias, Digamos ya su origen: que en la estación de amores Cuando la mar salda 8 de su bullente espuma y, mirándome torva, huyes ligera? parió a la hermosa Pafia; ¿Te parezco poltrón? Sabe, altanera, cuando de su cerebro, que te pondrá mi mano rienda y freno, de punta en blanco armada, y sobre ti, lanzándome sereno, Jove parió a Minerva, te haré girar en rápida carrera. que al vasto Olimpo espanta. Pace libre por hoy: alegre salta brotó el rosal primero sobre la hierba, en tu feraz retrete, Cibeles emulada, que con mil flores Primavera esmalta. cuajando de pimpollos No tardará en llegar hábil jinete las ramas delicadas. a domeñarte. Goza mientras falta Los inmortales dioses quien a la silla y carro te sujete. aplauden y lo bañan con el bermejo néctar porque las rosas nazcan. Y entonces entre espinas se desplegó gallarda del adorable Dionisos la flor más apreciada. A UNA YEGUA ¡Yegua de Tracia, honor de la pradera! Si llego a ti con palpitante seno, ¿por qué relinchas tú con vos de trueno 9