PARA CELEBRANTE Ser santo es ser pobre. El pobre no es aquél que no tiene cosas, sino aquél que no tiene su corazón puesto en las cosas. Ser santo es ser bondadoso, tranquilo, paciente y manso. Ser manso no es ser una persona sin carácter, sin voluntad; el manso es suave por fuera pero fuerte en lo que cree y en lo que busca. Ser santo es ser humilde. Lo más opuesto a la humidad es la soberbia y el orgullo. Por el orgullo buscamos la superioridad ante los demás; el soberbio exigirá un trato especial porque se cree distinto. El hombre humilde, cuando localiza algo malo en su vida puede corregirlo, aunque le duela. Ser santo es sufrir por todos aquellos que no tienen consuelo ni esperanza, sufrir con Cristo por todo el dolor del mundo. Ser santos es buscar la justicia, hablar por los que no tienen voz. Ser santo es ser limpio de corazón, es ser una persona clara, sin dobleces, que busque siempre el bien del otro. Ser santos es buscar la paz, rehusar la violencia. Todos pedimos la paz del mundo, pedimos que los jefes de estado trabajen por ella, que no haya guerras, que desaparezca la violencia... Pero la paz se construye desde abajo, desde nuestra casa, desde nuestro trabajo... desde nosotros mismos. Ser santos es ser tolerante, es tener en cuenta la opinión de los demás, es saber escuchar. Solemnidad de Todos los Santos, Ciclo B «La santidad no es un lujo, es una necesidad» MONICIÓN DE ENTRADA Llevamos nuestra vida como un barco, guiados por las estrellas, pero no hay que ir a las estrellas, sino al puerto de destino. Cada uno de nosotros estamos en nuestro barco, personal e intransferible. Cada uno tenemos nuestro puerto de llegada. La Iglesia nos invita hoy a ser santos, a enderezar el rumbo en la medida de las posibilidades de cada uno. Quizá no seamos perfectos, pero hemos de tratar de hacer lo mejor posible con nuestra vida. Con sus dificultades. Con sus limitaciones. Pero intentándolo. Quizá no lleguemos a ser declarados santos canónicamente. Es lo de menos, pero Dios nos acogerá con un gran abrazo de misericordia y cariño cuando lleguemos a su Reino. Y de estos santos hay muchos. Ser santo es defender la causa de Cristo, no avergonzarnos de lo que somos, de los que creemos. Ser santos es conformar nuestra vida a la de Cristo, ser cristianos al cien por cien, en todo momento y en todo lugar. Las Bienaventuranzas son una declaración de felicidad para el ser humano, no es una norma o una regla, es una forma de vida. Estas palabras de Jesús en el monte nos lleva a preguntarnos: ¿dónde buscamos la felicidad?¿verdaderamente soy feliz? ¿qué es lo que me impide no serlo?¿vivo para hacer felices a los demás? La felicidad y la santidad está en formar parte de la familia de Dios, en dejarse amar por Él: "Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!" (1 Jn 3,1). La santidad consiste en amar como Él nos amó y actuar en consecuencia a ese amor entregado. Debemos ser santos no después de la muerte, sino ahora en este mundo. Necesitamos santos, nos decía el papa Francisco: "Necesitamos santos comprometidos con los pobres y los necesarios cambios sociales. Necesitamos santos que vivan en el mundo, se santifiquen en el mundo y que no tengan miedo de vivir en el mundo". La santidad es el compromiso de todos en favor de la creación de Dios, a fin de que todos como hijos suyos, "los 144.000 y la muchedumbre inmensa de la humanidad redimida por Cristo", puedan vivir de un modo feliz sobre la tierra. Como nos decía la Madre Teresa:"la santidad no es un lujo, es una necesidad". ACTO PENITENCIAL Porque descartamos de la vida a los pequeños y a los pobres. Señor, ten piedad. Porque no queremos ver que la gran mayoría de nuestros hermanos vienen de la gran tribulación. - Cristo, ten piedad. Porque las bienaventuranzas no son nuestro modelo de vida. - Señor, ten piedad. MONICIÓN A LAS LECTURAS Que el Espíritu Santo ilumine nuestras mentes y nuestros corazones, para que la escucha de la Palabra de Dios, oriente el camino de nuestras vidas hacia la santidad, hacia la vida con Jesús, haciéndonos dóciles a sus enseñanzas y a compartir la vida con los demás. Lectura del libro del Apocalipsis 7, 2-4, 9-14. Salmo 44, 1abc. 11-12ab. 16 Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 1-3 Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12 Guión litúrgico, Domingo de Cáritas 1 de noviembre de 2015 Solemnidad de Todos los Santos, Ciclo B, año del Señor 2015 www.caritas-sevilla.org PARA CELEBRANTE ORACION DE LOS FIELES MENSAJE PARA ANTES DE LA COLECTA En el día de Todos los Santos, junto a Jesucristo, les ponemos a ellos como intercesores ante el Padre, presentándoles nuestras oraciones. No hay ningún motivo social, moral o del tipo que sea que justifique las situaciones que llevan a tantos hermanos nuestros a vivir en pobreza y exclusión. Son situaciones injustas, pero sabemos que Dios está sufriéndolas también a su lado. Dios está en medio nuestro y su presencia nos moviliza a la caridad. Esa caridad que nace de la llamada de un Dios que sigue golpeando nuestra puerta, la puerta de todos para invitarnos al amor, a la compasión, a la entrega de unos por otros. Jesús sigue golpeando nuestra puerta en el rostro del hermano, en el rostro del vecino, en el rostro del que viene a nuestras cáritas. Avancemos en la santidad solidarizándonos con ellos, avancemos en la santidad siendo generosos en la colecta que para a aliviarlos en sus dificultades vamos a realizar. Muchas gracias. Respondamos diciendo: Escúchanos, Padre. - Por el papa, los obispos, presbíteros y diáconos de la Iglesia. Que vivan una vida santa en su propia persona y en su ministerio, que sea testimonio y reclamo para todos los creyentes. Oremos unidos. - Por el mundo y todos los pueblos de la tierra. Que haya personas libres y creativas que sean modelo de humanidad y generen esperanzas de un mundo nuevo en el que reine la justicia, misericordia y la solidaridad. Oremos unidos. - Por los cristianos perseguidos que viven en la tribulación y por quienes los persiguen. Que lleguen a vivir como hijos y hermanos por encima de otros intereses ajenos a su fe religiosa. Oremos unidos. - Por todas las comunidades cristianas, para que, además de llevar su nombre, vivan como hijos del Padre, discípulos de Jesús, cumplidores de las bienaventuranzas y creadores de paz. Oremos unidos. - Por los parados, empobrecidos, por los inmigrantes y las personas sin hogar. Por las mujeres y niños maltratados. Por los enfermos, los mayores y los que están solos. Por todos los que tienen en su vida sufrimiento y dolor. Oremos unidos. - Por todos nosotros, para que veamos la santidad como la meta propia de nuestro bautismo, viviendo como hijos del Padre en la cotidianidad de nuestra vida. Oremos unidos. Padre santo, que vengan en nuestra ayuda todos los santos, para que seamos capaces de vivir una vida verdaderamente santa como hijos de Dios. Guión litúrgico, Domingo de Cáritas 1 de noviembre de 2015 Solemnidad de Todos los Santos, Ciclo B, año del Señor 2015 www.caritas-sevilla.org REFLEXIÓN En este primer domingo de noviembre la Iglesia celebra el "Día de todos los Santos", de “una muchedumbre inmensa” de todas las naciones, los amados de Dios llamados a su gloria. Los santos que hoy recordamos son la muchedumbre de aquellos que como nos dice el Apocalipsis: "Vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la Sangre del Cordero" (Ap. 7,14), de aquellos que admitieron su pecado y confiaron en la misericordia de Dios. Santo no es el perfecto, sino el que toma los talentos que el Señor les dio y trata de multiplicarlos; el que aceptando sus dificultades y limitaciones, trata de hacer lo mejor posible con su vida. Los santos no son héroes a los que admirar pero imposible de imitar, la santidad no está reservada a una élite, pues todos estamos llamados a ser santos. Dios que es el "único santo", es "fuente de santidad" y buscarla deberá de formar parte de nuestra vida cristiana. La santidad es el compromiso decisivo de la vida de todo creyente en favor de la creación. Por ello, hoy celebramos el día de todos los santos, también de todos esos santos anónimos, desconocidos, aquellos que arriesgaron y arriesgan su vida por los demás, los mártires de la justicia y de la libertad. Hoy es el día de todos esos "felices, dichosos" que desde la sombra, en lo oculto, entregan su vida por hacer de este mundo un lugar mejor, más humano, más justo, de hacer de este mundo un verdadero Reino de Dios donde todos puedan ser dichosos. Jesús nos "enseña" que el hombre santo es aquel que vive no mirándose a si mismo sino con la mirada puesta en Dios y en sus hermanos. El bienaventurado, el santo, es el hombre pobre, humilde, misericordioso, constructor de paz, recto de corazón, perseguido por la justicia…