Documento pdf, La Eutanasia

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Dra. Rosalina Rocha Manzano
farmacia actual
noviembre 07
¿Tenemos derecho a decidir sobre la manera en como queremos morir?
¿Hay que hacer hasta lo último para vivir un poco más?
¿Debemos prolongar la vida de una persona cuyas posibilidades de vida
independiente son nulas? ¿Qué se entiende por sufrimiento y
dolor intolerables? ¿Cómo distinguir entre el deseo real de morir y
el miedo, la ansiedad o la depresión? ¿Se vive mejor cuando se
prolonga la vida? ¿Deberíamos tener un testamento vital para que
nuestros familiares lo respeten? Éstos son algunos de los cuestionamientos bioéticos que rodean a un añejo debate en
torno a la vida y la muerte.
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E
n nuestra civilización actual, la eutanasia sigue
siendo un tema de fuerte debate entre los diferentes
actores sociales, debido a las implicaciones de carácter ético y legal que tiene. Se cree que la discusión
respecto al derecho de decidir sobre la muerte data
de épocas muy antiguas; en el periodo grecorromano, por ejemplo, ya se hablaba del felici vel honesta
morte mori (morir con una muerte feliz y honesta), lo
que significa morir bien y sin dolor. Sin embargo, el
uso de la palabra “eutanasia” aparece hasta el siglo
XVII, cuando el filósofo renacentista Francis Bacon la
concibió para referirse a la aceleración de la muerte
en un hombre enfermo.
Más adelante, durante la Edad Media, Tomás
Moro (abogado, escritor, político y humanista inglés)
afirmaba que, por una parte, se debía prestar a los
moribundos todo cuidado y solidaridad, pero por
otro lado, en casos de dolores extraordinarios se
podía recomendar poner término a su vida, si éste
estaba de acuerdo, privándole de los alimentos o
administrándole un veneno; aunque también refería
que era necesario pedir el permiso de las autoridades
y de los sacerdotes para evitar posibles abusos.
Los pensamientos en contraposición se han hecho presentes a lo largo de la historia; como ejemplo
cabe mencionar la visión de Hipócrates plasmada
en su juramento (en el siglo IV antes de Cristo), el
cual dice: “Jamás daré a nadie una medicina mortal
por mucho que me lo soliciten”. Por su parte, otros
filósofos de la antigüedad como Platón, Epícteto y
Séneca pensaban de una manera distinta; este último aseguraba que “es preferible quitarse la vida, a
una vida sin sentido y con sufrimiento”.
Eutanasia es un término cuya raíz griega significa “bien morir” (eu, buena y thanatos, muerte). En
nuestros días, la eutanasia es concebida como la
acción u omisión que facilita la muerte de una persona enferma que ha pedido terminar con su dolor
y sufrimiento. Sin embargo, existen muchas controversias en torno a conceptos como “derecho a
disponer de la propia vida”, “derecho a una muerte
digna” o “morir con dignidad”.
Algunas definiciones
Eutanasia: es provocar la muerte de una persona, a petición de ésta, (independientemente de que quien lo practique esté o no de acuerdo con la decisión),
que padece una enfermedad incurable o un sufrimiento insoportable, causándole así un beneficio (a juicio del paciente), por medio de la administración de
una droga o un tóxico en dosis mortales.
Suicidio inducido/asistido: se organiza la propia muerte, pero el enfermo no
tiene control sobre esa ejecución. En las leyes federales mexicanas está
penalizado, pues es considerado como homicidio, y puede tener una pena de
ocho a 20 años de prisión, mientras que en el Distrito Federal la pena va de
dos a cinco años.
Muerte encefálica: es el cese irreversible de la actividad vital del encéfalo en su
totalidad, incluido el tallo cerebral (estructura encargada de la gran mayoría de
las funciones vitales), y comprobada por medio de protocolos clínicos neurológicos bien definidos y soportada por pruebas especializadas.
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Estado vegetativo persistente: pérdida crónica e irreversible de todas las funciones cognitivas. Se incluye en esta categoría cualquier grado de coma que no
reúne todos los criterios de muerte cerebral, sin interacción con el medio (aun
cuando pueda parecer despierto), sin evidencia clínica de actividad de la corteza cerebral, pudiendo haber respuestas reflejas, apertura ocular espontánea
y ciclos de sueño-vigilia.
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Homicidio consentido: se organiza la propia muerte y el enfermo es quien tiene
el control de la inyección letal. En las leyes federales mexicanas no está penalizado, pero en el Distrito Federal sí y las penas son de dos a cinco años.
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Formas de eutanasia
Al haber tantas circunstancias particulares alrededor de la eutanasia, ha
sido necesario diferenciar algunas variantes de la misma. En términos
generales, cuando la eutanasia se lleva a cabo por una acción directa, se
dice que ésta es “activa”; mientras que al tratarse de una omisión (dejar
morir a alguien), implica una forma”pasiva”. Además, se han introducido
otros conceptos como los siguientes:
Eutanasia directa: es la acción inmediata e intencionada para
desencadenar la muerte.
La eutanasia –bien morir–
es la acción u omisión
que facilita la muerte de
una persona enferma,
con el fin de aliviar su
dolor y sufrimiento.
Eutanasia indirecta: es un proceso que en un tiempo prologando
produce la muerte, en el cual no existe la intención de provocar
primariamente la muerte de un enfermo terminal.
Eutanasia precoz: se presenta en un recién nacido por deformaciones
físicas o psíquicas.
Ortotanasia: consiste en dejar morir a tiempo sin emplear medios
desproporcionados y extraordinarios. Se ha sustituido en la
terminología práctica por muerte digna, para centrar el concepto en la
condición del enfermo terminal y no en la voluntad de morir. Este tipo
de eutanasia está permitida en la Ley General de Salud.
Distanasia: se denomina así al “ensañamiento terapéutico”, mediante
el cual se le aplican al enfermo todo tipo de acciones “terapéuticas”
con el fin de prolongar su vida a toda costa, llegando a la muerte en
condiciones inhumanas y antinaturales.
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El origen de la actual controversia
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El término “muerte cerebral” comenzó a utilizarse en 1968, cuando el Comité de Harvard decidió definir el concepto tras el acelerado desarrollo de los
trasplantes y a pedido expreso de eminentes médicos del Hospital General
de Massachussets. Luego, tras un breve periodo de análisis, se emitió un
informe publicado en el JAMA –una de las revistas de medicina de mayor
prestigio– en el que aconseja una nueva definición de muerte basada en la
irreversibilidad del daño cerebral producido en ciertos pacientes en coma.
El comité hizo una declaración con base en dos aspectos clave: la carga
emocional y económica que estos pacientes significan para ellos mismos,
sus seres allegados y las instituciones (las cuales constantemente demandan espacios para pacientes recuperables); y por otro lado, la controversia
médica sobre el momento en que era razonable efectuar la extirpación de
órganos para trasplantes. De este modo, el Comité –integrado por diez médicos, asistidos por un abogado, un historiador y un teólogo– decidió que a
los pacientes con muerte cerebral (que es considerada como una muerte
intervenida) habría que quitarles el respirador, apoyándose en una ley que
dijera que la muerte había ocurrido antes y no después del retiro.
Entre uno y cinco de cada
100 pacientes en fase
terminal están dispuestos
a solicitar la eutanasia.
Sin embargo, muchos de los argumentos que se han planteado con el objetivo
de legalizar la eutanasia han sido cuestionados desde diversos puntos de vista. La
discusión redunda en establecer si cada persona puede o no ejercer su libertad o
autonomía al controlar su cuerpo, su vida, e incluso, su muerte (que para muchos es
un derecho humano intrínseco); pero la controversia es aún mayor cuando, por diferentes circunstancias (coma irreversible, senilidad avanzada o daño psíquico grave)
no puede expresar su parecer al respecto, y es entonces cuando el personal médico o
los familiares tienen que afrontar la decisión.
Muchas personas se manifiestan a favor o en contra de la eutanasia o del derecho
a una buena muerte para evitar sufrimientos físicos y psíquicos.
Argumentos relacionados con la eutanasia
A favor
Todos tenemos el derecho de disponer de nuestras vidas
y reivindicar la autonomía como parte integral de la dignidad humana.
La obligación del médico, más que sanar, es proporcionar
bienestar a su paciente.
Así como se tiene derecho a vivir con dignidad, también
se debe tener derecho a morir dignamente.
Cuando una persona ya no sabe más dónde está, quién
es y no puede comunicarse, expresar sus anhelos ni exhibir sus emociones, ya no es una persona, aunque el
corazón lata y pueda respirar.
En contra
La sociedad invierte enormes cantidades de dinero en
técnicas de soporte vital para mantener con vida a una
persona sin esperanzas de recuperación, cuando hay
muchos más pacientes con enfermedades con más posibilidades de sanar.
La vida es un derecho inalienable y nadie tiene derecho a privar de la vida a nadie.
La disposición de la vida es sólo divina y el sufrimiento humano
es un proceso de purificación del alma y del cuerpo.
La labor del médico es sanar y no matar.
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La eutanasia es una salida fácil a una realidad difícil, en la cual
se priva de la vida a un ser humano.
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Hay que garantizar una muerte natural en condiciones dignas
a los enfermos en situación terminal. La ciencia médica avanza
muy pronto y pueden encontrarse curas a enfermedades que
antes eran incurables; mientras haya vida hay esperanza.
Aun con un testamento vital, la persona puede arrepentirse en
el último momento sin poder expresarlo.
La eutanasia puede enmascarar algunos homicidios.
Sólo dos países, Holanda y Bélgica, tienen una legislación que permite la eutanasia. El 28 de noviembre de 2000,
el Parlamento de Holanda aprobó una ley que permite la
eutanasia y el suicidio con asistencia médica. Dos años
después, Bélgica despenalizó la eutanasia, de modo que,
desde hace cinco años, los enfermos que están en fase terminal pueden solicitar este procedimiento.
Declaración de la Asociación Médica Mundial
sobre el suicidio con ayuda médica
Adoptada por la 44ª Asamblea Médica Mundial Marbella, España,
Septiembre de 1992 y revisada en su redacción por la 170 Sesión
del Consejo Divonne-les-Bains, Francia, mayo 2005.
”El suicidio con ayuda médica, como la eutanasia, es contrario a la ética y debe ser condenado por la profesión
médica. Cuando el médico ayuda intencional y deliberadamente a la persona a poner fin a su vida, entonces el
médico actúa contra la ética. Sin embargo, el derecho de
rechazar tratamiento médico es un derecho básico del paciente y el médico actúa éticamente, incluso si al respetar
ese deseo el paciente muere.”
Manifiesto de la Federación
Mundial de Asociaciones Pro
Derecho a Morir Dignamente
Tokio 2004/Toronto 2006.
La Federación Mundial de Asociaciones Pro Derecho a Morir
Dignamente (una organización internacional no gubernamental) es consciente de la preocupación creciente de muchos
individuos sobre su derecho de morir con dignidad. Creyendo
en los derechos y la libertad de todas las personas, afirmamos este derecho de morir con dignidad, es decir, en paz y
sin sufrimiento.
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Lo expresado voluntariamente por los individuos (una vez
que ellos han sido totalmente informados de su diagnóstico,
pronóstico y medios disponibles de alivio) debería ser respetado por toda persona afectada como una expresión de los
derechos humanos intrínsecos.
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Todos los adultos competentes –independientemente
de su nacionalidad, profesión, creencia religiosa, y punto
de vista ético y político– quienes sufren insoportablemente
enfermedades incurables, deberían tener la posibilidad de
varias opciones al final de su vida. La vida es invaluable.
Nosotros creemos fuertemente que la forma y el momento de
morir deberían ser decisión del individuo quien, asumiendo
tales demandas, no causa daño a la sociedad, más que la
tristeza asociada con su muerte.
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La eutanasia en México
En México, el artículo 127 del Nuevo Código Penal para el
Distrito Federal (publicado en la Gaceta Oficial del Distrito
Federal hace cinco años) dice que “Al que prive de la vida a
otro, por la petición expresa, libre, reiterada, seria e inequívoca de éste, siempre que medien razones humanitarias
y la víctima padeciere una enfermedad incurable en fase
terminal, se le impondrá prisión de dos a cinco años.”
Aunque, desde el punto de vista jurídico, la eutanasia y
el asesinato son homicidios (pues truncan la existencia de
un ser humano), en el asesinato se priva a alguien de la
vida de manera dolosa, pese a que tiene el deseo de seguir
viviendo; mientras que en la eutanasia, esa privación se da
con el consentimiento expreso o tácito del enfermo, y quien
ejecuta el homicidio lo hace para causar un alivio o evitar sufrimiento.
permiten el “testamento vital” (cuando una persona deja
un testamento en el que indica que, en caso de gravedad,
no se alargue su existencia con paliativos o vida artificial),
que es algo que no se ha contemplado en varias de las
iniciativas propuestas en México.
Es así como la petición de la eutanasia sigue siendo
un desafío, no sólo humano y ético, sino también médico
y legal. En todo caso, antes de adoptar una postura, es
necesario entender cuál es el problema, pero sobre todo
escuchar al paciente (cuando esto sea posible) para poder
comprender qué es lo que lo empuja a pedir morir, para así
ayudarlo y atenderlo.
Una muerte digna encuentra respuesta, independientemente de las
leyes que se decreten, en el desarrollo y en la difusión de cuidados
paliativos, tratando de eliminar el
sufrimiento, compartiendo los temores e incertidumbres del paciente y
su familia, y fundamentalmente respetando el derecho a la dignidad
del ser humano. En la actualidad, los avances tecnológicos
han traído consigo, además de innumerables beneficios,
grandes modificaciones en las vidas de las personas, al
punto de mantener con vida a muchas que, de otra manera,
estarían muertas. Sin duda, existe un trasfondo filosófico
en la discusión de la eutanasia y que tiene que ver con la
dignidad humana. Es quizá que muchas personas no terminan de creer que alguien en verdad desee morir y, ante
la duda, censuran el hecho; es tal vez que nuestro temor
al sufrimiento nos orilla a buscar alternativas demasiado
radicales. ¿Será que todavía no estamos preparados para
respetar el libre albedrío ajeno?
La propuesta discutida en la
ALDF pretende acabar con
la agonía de los pacientes
terminales por medio de la
eutanasia pasiva.
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A mediados del mes de septiembre
pasado, inició el periodo ordinario de
sesiones de la Asamblea Legislativa
del Distrito Federal (ALDF), en el cual
se ha planeado reformar la legislación
de la eutanasia. La propuesta pretende
abrir la posibilidad de acabar con la agonía de un paciente
terminal al suspender el tratamiento médico, sobre todo
en pacientes que ya no pueden decidir sobre su futuro. En
este sentido, cabe recordar que en México no hay ley que
imponga un tratamiento médico, por lo que es el paciente
quien decide optar por recibir o no atención médica.
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En diversos países de Europa ya se maneja el concepto de
“consentimiento presunto” en casos críticos, en los cuales
el paciente no está en condiciones de dar su aprobación,
pero la familia sí, porque saben cuál era el deseo del
paciente. Más allá de eso, muchos países (como España)
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