VII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, 23/2/2014 Levitico 19, 1-2.17-18; Salmo 102; 1 Corintios 3, 16-23; Mateo 5, 38-48. ¿Quien no ha querido ser Dios, o, como Dios? o ¿quien no ha pensado alguna vez que si fuera Dios no habria sufrimiento en el mundo, los malos serian castigados, esto no estaria asi,...? Pues en este domingo la Palabra de Dios nos invita a ser como Dios, a imitarlo, a hacer lo mismo que El. Pero ser santos como Dios es Santo, como se nos dice en la primera lectura no consiste en ser como nosotros pesamos quisiéramos que Dios sea, sino en como es realmente, y Dios, según el salmo 102 es compasivo y misericordioso. Ser compasivo es padecer con, es ser sensible a la vida y alos problemas de los demas, es ser capaces de orar y estar unidos a los que sufren en Ucrania, Venezuela, Siria, en las vallas de Ceuta y Melilla. Es solidarizarse con las dificultades de tantos que no tienen trabajo, que temen quedarse sin su casa, que no saben que comerán. Ser misericordiosos es llevar tantas miserias al corazón y responder desde el corazón, responder amando; amando al prójimo, como nos decía la primera lectura, y, amando al enemigo, como nos invita a hacer Jesús en el Evangelio y como hizo él mismo a lo largo de su vida Vivir en el amor es vivir en la santidad, y, eso es siemprse ir más allá de lo establecido, de lo regulado por las normas, de lo que se dice y de lo que siempre se ha hecho, eso es lo que hizo Jesucristo y lo que todos y cada uno de nosotros estamos llamados, desde nuestro bautismo a hacer, porque como bien nos recuerda Pablo, al final de la segunda lectura, somos de Cristo y Cristo es de Dios. Que él nos ayude a vivir como discípulos suyos. José Luis