Patagonia argentina Un lugar de Sudamérica donde se esconden lagos encantados Ezquiel Fejler Especial para Vida y Estilo 27 de febrero de 2005 El sudoeste de la provincia de Neuquén ofrece una conjunción especial de lagos azules, montañas con picos nevados y bosques de tupida vegetación andino-patagónica, que hacen de la zona un lugar único en el mundo. Frente a ellos se levantan ciudades de fantasía, como San Martín de los Andes, o pequeños pueblos como Villa Traful y Villa Pehuenia, que se destacan por la belleza de sus construcciones y la calidad de sus comidas y dulces regionales. Aluminé, al norte del paraíso Aluminé, en el idioma de los indios mapuches que habitaron originalmente y siguen formando parte de la población de la zona, significa “olla brillante”, y basta acercarse al lago que lleva su nombre por la ruta a medio asfaltar para darse cuenta de lo acertado de su denominación. Enmarcado por una cadena montañosa que forma parte de los primeros atisbos de la Cordillera de los Andes se encuentra el lago Aluminé, que además de ser brillante tiene la particularidad de reflejar como en un espejo el color del cielo y las montañas que lo circundan. Este lago se encuentra a 350 kilómetros de Neuquén y es el centro turístico más cercano a la capital de la provincia. A su lado se ha levantado una villa que con los años fue ganando infraestructura. Su nombre es Villa Pehuenia, en honor de un árbol milenario que ha subsistido a los cambios climáticos y acompaña con su inconfundible forma los paisajes de la zona. El lago se encuentra habitado por una amplia variedad de especies animales, como patos que se deslizan por el agua o recorren el cielo con su vuelo irregular, o los tordos, pájaros de color negro azabache que suelen andar en bandada recorriendo los árboles. Entre los peces, lo que más se ve es la trucha arco iris, una especie típica del sur, y a su vez el objetivo más preciado de aficionados a la pesca. Yendo hacia el oeste, el lago Aluminé se une con el Moquehue, que es similar aunque algo menos habitado y pequeño. El sector donde se enlazan ambos lagos se llama La Angostura y es un paisaje hermoso para visitar, con aguas cristalinas que permiten ver el fondo de rocas desde el puente que lo cruza. Siguiendo por el camino, unos kilómetros más adelante se encuentra el volcán Batea Mahuida, que tiene una laguna formada en lo que alguna vez fue su cráter. Para poder verla, se debe seguir un camino marcado con flechas, que llega hasta cerca de la cima. Allí, el paisaje es imperdible y, aunque el viento y el frío hagan de las suyas, la vista de la laguna y el valle que se erige debajo de la montaña bien vale la excursión. Paimún y Huechulafquen, los primeros En el recorrido más habitual de los lagos de la Patagonia, el Paimún y el Huechulafquen, que se encuentran dentro del Parque Nacional Lanín, suelen ser los primeros por estar situados al norte de los Siete Lagos, los más populares y visitados. Para llegar a ellos se puede hacer pie en Junín de los Andes, la más antigua de las ciudades de la zona (fundada en 1883) o acampar directamente frente a los lagos, en campamentos que cuentan con agua caliente, proveedurías y baños acondicionados. El lago Huechulafquen es el más grande de Neuquén, y por tanto también uno de los más ventosos y profundos (supera los 500 metros en la zona más honda). Sus bordes están cubiertos por bosques de coihues, el árbol típico de la zona, que tiene la característica de adaptarse a los diferentes climas y suelos sin perder fuerza. En el lago Epulafquen, un pequeño brazo del Huechulafquen, se puede realizar un paseo en barco, que parte de Puerto Canoa, una zona de actividades náuticas y terrestres. El paseo, que incluye las explicaciones de una guía turística, permitirá conocer el origen de la vegetación, las cadenas montañosas y los lagos, y también tener un breve resumen de la historia de la zona. Partiendo de Puerto Canoa, también se podrá emprender una de las caminatas más interesantes, que es la que llega hasta la base del volcán Lanín, el más alto de la provincia con 3,776 metros, que durante todo el año muestra su pico nevado, como una marca característica del lugar. Continuando por la orilla del Huechulafquen se llega a otro lago, más pequeño y de aguas verdosas: el Paimún, que para algunos es el más bello de los lagos del sur. La razón es que, además de su color vistoso, se encuentra protegido del viento por montañas que lo bordean, y el agua, debido a su menor profundidad, resulta más cálida. La orilla del Paimún es de color negro, dado que está constituida por restos de ceniza volcánica. Estando allí se recomienda emprender una caminata de una hora y media, aproximadamente, hasta El Saltillo, una cascada en lo alto de la montaña, que tiene la particularidad de poder ser vista desde atrás debido a la forma y disposición especial de la roca desde donde salta el agua. San Martín, un cuento hecho realidad A sólo 41 kilómetros de Junín de los Andes, continuando hacia el sur, se encuentra la más importante de las ciudades turísticas de Neuquén y el Corredor de los Lagos: San Martín de los Andes. Flanqueada por montañas y al pie del lago Lácar, San Martín tiene todo lo que se le puede pedir a la naturaleza, y mucho de lo que puede hacer el hombre para embellecerla. Cada una de las casas, cabañas, hosterías, hoteles, casas de té y restaurantes, mantiene la estética de madera y pisos bajos, con techos de colores y rosas en todos los canteros. A primera vista parece un cuento llevado a la realidad, poseedor de una belleza rara vez vista. Sumado a eso, cuenta con todas las comodidades y una oferta gastronómica de primer nivel, donde no podrán dejar de probarse los platos típicos de la zona: cordero patagónico, chivo, jabalí y ahumados de todo tipo. A la hora del postre o el té, los degustadores de lo dulce estarán de parabienes. En la zona abundan las casas de chocolates regionales, y francamente será difícil pasear por el centro sin verse tentado por los chocolates de las vidrieras. Cruzando el lago Lácar se encuentra una de las playas más bonitas y mejor preparadas: Quila Quina. Allí se puede llegar en barco, mediante una excursión de media hora, o por vía terrestre haciendo un recorrido un poco más extenso. Además de contar con playas abiertas de aguas celestes, donde —impulsados por el viento— se realizan algunos deportes náuticos, Quila Quina ofrece diferentes tipos de paseos para realizar a pie. San Martín, a su vez, permite hacer base para emprender la visita al corredor de los Siete Lagos (Lácar, Meliquina, Falkner, Villarino, Escondido, Espejo y Nahuel Huapi), que se puede efectuar en un día mediante una excursión, o parando en cada uno de los lagos (salvo el Escondido, que no tiene camping) con una carpa y una mochila a cuestas. Villa Traful, entre los bosques y el lujo De los pueblos del sur, tal vez sea el que más creció en los últimos años. Basta ver las casas recién terminadas y los carteles de propiedad privada en muchos de los terrenos que bajan hasta la orilla del lago para comprobarlo. A cien kilómetros de San Martín, y dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, Villa Traful es un pueblo de no más de 400 habitantes, que ha visto multiplicar su número de visitantes en los últimos tiempos. Ya el camino, a través de las montañas, ofrece una vista como anticipo de lo que vendrá, pero habrá que esperar hasta la llegada del lago Traful para contemplar toda su belleza. Hay quienes dicen que sus colores azulado y verdoso, según la profundidad del agua, lo convierten en el más hermoso de los lagos del sur. Villa Traful cuenta con cabañas hechas de madera de tronco preparadas con todas las comodidades; parques extensos donde el verde contrasta con los tonos marrones de las montañas; y caminos, como pasadizos secretos, para subir a la cima de los cerros. Tomando uno de ellos, se puede llegar a las cascadas de Coa Co y Arroyo Blanco. Para acceder allí se debe pasar por una zona de bosques, llena de árboles y flores, donde se destaca, entre otras, la flor amancay (grande y amarilla), unas de las típicas de la zona. Caminando, en cambio, por la costa, se puede llegar a un hermoso mirador, que ofrece una vista inigualable del lago y el paisaje en general. Villa Traful también ofrece la posibilidad de realizar excursiones organizadas, como la visita al bosque subterráneo, una composición de flora similar a la que se ve alrededor del lago, pero con la característica única de encontrarse bajo el agua, con árboles de pie como si estuvieran al aire libre. Los que disfrutan de tenderse al sol y darse chapuzones cada tanto (hay que recordar que el agua es fría) tendrán que visitar La Puntilla, una zona recreativa en la entrada del pueblo. Allí, el agua es tan transparente que se puede ver el fondo de piedras hasta bien entrado el lago. En la orilla, los tonos oscilan entre el turquesa y el azul, en una composición de colores difícil de olvidar. Cómo llegar • Neuquén se encuentra al sudoeste de Buenos Aires, a casi 1,200 kilómetros de distancia. Para llegar hay que tomar un avión a Buenos Aires y de allí otro a Neuquén, o si no un autobús desde la terminal de Retiro, en la capital federal. Hay agencias de viajes que ofrecen todo el paquete organizado. Más información Visitar en internet www.neuquentur.gov.ar o www.interpatagonia.com.ar. o www.turismo.gov.ar. Una recomendación: organizar el viaje con algunos meses de anticipación, dado que la zona recibe gran cantidad afluencia de turistas.