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REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN PLENARIA DE LAS COMISIONES DE PRESUPUESTO Y HACIENDA Y
DE ECONOMÍA NACIONAL E INVERSIÓN
Salón “Illia” — H. Senado de la Nación
21 de abril de 2010
Presidencia del señor senador Calcagno y Maillmann
21/04/2010
Reunión plenaria de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de
Economía Nacional e Inversión
–
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En el Salón Illia del H. Senado de la Nación, a las 10 y 17, del
miércoles 21 de abril de 2010.
Sr. Presidente (Calcagno y Maillmann). – Buenos días a todos. A continuación daremos inicio
a la reunión plenaria de las comisiones de Presupuesto y Hacienda, y Economía Nacional e
Inversión sobre el análisis de los expedientes S–237/10, S– 276/10, S– 422/10, S– 660/10, S– 693
/10, relacionados todos ellos con el uso de las reservas.
En ese marco contamos con una jornada intensa. A continuación contaremos con la
presencia del ministro de Economía y de su equipo. Luego, a las 14 horas, se hará presente el
doctor Pesce, vicepresidente primero del Banco Central, y a las 16 tendremos un panel de
economistas. Por lo tanto, esta será una jornada intensa, así que esperamos que sea fértil.
Asimismo, desde la presidencia de la Comisión de Presupuesto y Hacienda solicitamos
que se realicen preguntas, no discursos, éstos dejémoslos para el recinto; y, a medida que se
vaya desarrollando el día, tratemos de aclarar todas nuestras inquietudes relativas a las temáticas
que abarcan a estas leyes.
Por otro lado, agradecemos la presencia del señor ministro de Economía, licenciado
Amado Boudou, como la de su equipo.
Sr. Boudou. – Esta la mañana, utilizaremos la metodología de la exposición, es decir que el
señor ministro hablará durante aproximadamente 20 minutos para luego pasar a la lista de
preguntas. Por lo tanto, ya podemos comenzar.
Sra. Montero. – Simplemente deseo solicitarle al señor ministro si nos puede presentar a su
equipo.
Sr. Boudou. – No entra en los 20 minutos.
Sr. Montero. – No.
Sr. Presidente. – No. Señor ministro: no se preocupe.
Sr. Boudou. – Esta presente el secretario de Hacienda, señor Juan Carlos Pezoa; el secretario de
Política Económica, señor Roberto Feletti. Asimismo, se encuentran presentes los subsecretarios
de Presupuesto, de Financiamiento, de Relaciones con la Comunidad; de Programación
Económica, de Coordinación Económica. Estos son básicamente los integrantes del equipo.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor ministro de Economía, licenciado Amado Boudou.
Sr. Boudou. – Muchas gracias a los presidentes de ambas comisiones y a los señores senadores
por permitirnos llevar adelante esta exposición relativa a cinco proyectos de ley que están siendo
analizados y están vinculados a la utilización de reservas y a distintos formatos vinculados a la
deuda pública.
Por lo tanto, del análisis de los proyectos y del contexto en el cual se aplican, una primera
pregunta que surge desde nuestra óptica se refiere a cuál es el nivel de reservas óptimas de un
país. Porque si observamos bien, algunos proyectos hacen referencia a las reservas de libre
disponibilidad, incluso, uno de ellos propone cambiar los conceptos que deben incluirse para el
cálculo de las radicales de libre disponibilidad. En tal sentido, y desde el punto de vista bien
técnico, me pareció interesante analizar qué es lo que se está diciendo en el debate académico y
en la política económica internacional, ya que este tema no sólo ha surgido en la Argentina, sino
que ha generado un gran debate a partir de 2008 hasta la actualidad dado que algunos países,
como la Argentina, el Brasil y Tailandia, han incrementado sustancialmente la cantidad de
reservas que tienen en sus bancos centrales, tanto en valor absoluto como en proporción a algunas
variables, relativas, por ejemplo, al PBI o los agregados monetarios.
Sin duda esto tiene que ver con la historia económica de esos países que en muchas
oportunidades están sujetos al uso de monedas extranjeras o que poseer economías pequeñas
están muy abiertas a los shocks externos, sobre todo a los shocks financieros, como lo
demostraron las crisis que se vivieron en los 80 y en los 90. Entonces, estos países buscaron
algún formato de autoseguros dado que el Fondo Monetario Internacional como el Banco
Mundial habían demostrado no tener la capacidad suficiente para intervenir en esas situaciones de
crisis para permitir que un país o conjunto de países pudieran superarlas. Este es el contexto en el
cual se da el incremento de reservas que hemos visto y que mencioné.
Entonces, como cualquier cuestión académica, una vez que uno encuentra una solución
para un problema, empieza a ser el problema o parte de las causas que siguen al problema. En tal
sentido, en el contexto de la crisis financiera internacional, el problema que siguió tuvo que ver
con la disminución del comercio internacional, con la pérdida de crecimiento potencial, tanto de
países desarrollados como de países en vías de desarrollo. En este marco surge esta nueva
temática del nivel de reservas óptimo. Hasta ahora los dos grandes paradigmas eran la caja de
convertibilidad, con cobertura completa como fue parcialmente el sistema de convertibilidad que
eligió la Argentina – y otros países– durante los 90, que por otro lado no tenía el esquema de tipo
de cambio flotante, por el cual el nivel de reservas en el análisis puro no tiene importancia porque
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en el análisis puro lo que ajusta es el tipo de cambio ante cualquier variable de la economía real,
como pueden ser los volúmenes de comercio. Estos eran los dos paradigmas para estudiar el nivel
de reservas óptimo. Sin embargo, aparece una especie de tercera posición a partir de los sistemas
de autoseguro o de flotación de tipo de cambio administrada, que se dio en la Argentina, en el
Brasil y en Chile.
Un primer conjunto de reflexiones surgieron en la Cumbre de Londres de septiembre de
2009, de líderes. G–20. Respecto de este punto deseo señalar tres párrafos que manifiestan, en
primer lugar, que niveles de reservas excesivos pueden generar costos, tanto en los países en
forma individual como a la economía global. Esto apunta a la tasa de crecimiento de un país
como al comercio internacional.
En segundo término, para un país con stocks elevados de reservas, hay costos fiscales
asociados con los costos de operaciones de esterilización y la emisión de deuda doméstica cuando
las tasas de interés son mayores que los retornos de los activos externos en cartera de los bancos
centrales. Es decir, este es un tema que hemos ido tratando tanto aquí en el Senado como en el
debate público respecto al uso de las reservas para pagar la deuda. Hay acumulativos que
devienen en tasas de intereses muy bajas y los países tienen que endeudarse para hacer el
revolving de su deuda a tasas relativamente más altas y esto genera un problema, además del
costo fiscal asociado a la esterilización de ese incremento de reservas; porque al aumentar el
activo del Banco Central, aumenta el pasivo para mantener la paridad, entonces, después, hay que
hacer una operación en el pasivo de reversión para lograr la esterilización de esa cantidad de
dinero. Operación que también tiene un costo cuasi fiscal.
La tercera reflexión es que deben reducirse las necesidades de los países para acumular
reservas liberando así recursos para ser utilizados en la inversión productiva como fuente de
crecimiento.
Como ya lo manifesté, estas reflexiones se encuentran en el documento surgido de la
Cumbre de Londres de líderes del G–20.Asimismo, desde el punto de vista del soporte teórico
hay un conocido documento que se llama Debt Intolerance de los autores Reinhart y Rogoff –dos
autoridades en la materia de macroeconomía internacional o de economía monetaria
internacional– del cual también seleccioné tres párrafos.
Niveles de reserva excesivos pueden generar costos tanto en los países en forma
individual como en la economía global. Esto apunta tanto a la tasa de crecimiento de un país
como al comercio internacional.
Para un país con stocks elevados de reservas, hay costos fiscales asociados con los costos
de operaciones de esterilización y la emisión de deuda doméstica cuando las tasas de interés son
mayores que los retornos de los activos externos en cartera de los bancos centrales. Es decir, este
es un tema que hemos ido tratando tanto aquí, en el Senado, como en el debate público respecto
del uso de reservas para pagar la deuda. El Banco Central acumula activos, que devengan en tasas
de intereses muy bajas, y los países tienen que endeudarse para hacer el revolving de su deuda a
tasas relativamente más altas. Entonces, acá hay un problema. También el costo fiscal asociado a
la esterilización de ese incremento de reservas, porque al aumentar el activo del Banco Central,
aumenta necesariamente un pasivo para mantener la paridad; y entonces hay que hacer una
operación de reversión en el pasivo para lograr la esterilización de esa cantidad de dinero, que
también tiene un costo cuasi fiscal.
La tercera reflexión es que deben reducirse las necesidades de los países para acumular
reservas, liberando así recursos para ser utilizados en la inversión productiva como fuente de
crecimiento.
Estas tres reflexiones, repito, están en el documento de septiembre de 2001 de la Cumbre
de Líderes del G-20, que se llevó a cabo en Londres.
Desde el punto de vista del soporte teórico, hay un conocido documento que se llama
“Debt Intolerance”, de los autores Reinhart y Rogoff, que son dos autoridades de la materia de
macroeconomía internacional o de economía monetaria internacional. De este documento
también seleccioné tres párrafos, que son los siguientes.
Los países con un historial de alta inflación y repetidas cesaciones de pago,
principalmente naciones en desarrollo, soportan cada vez menos el endeudamiento.
La deuda considerada razonable es sorprendentemente menor en los países en desarrollo
que en las naciones industrializadas. La relación deuda-PBI considerada aceptable para el total
del conjunto de los países en desarrollo oscila en torno al 35 por ciento.
Ante los devastadores efectos de la dinámica de la deuda pública en un entorno recesivo,
parece claro que, además de los esfuerzos internos por generar superávit primarios persistentes,
son necesarios aportes sustantivos de otras fuentes, procurando reducir el stock de deuda o
abaratar el costo financiero.
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Parece claro de este paper que los esfuerzos de desendeudamiento, principalmente de los
países en vías de desarrollo, son considerados como valiosos para la sustentabilidad
macroeconómica y para el crecimiento de mediano y largo plazo.
Después tenemos el “Global Risk Report”, de junio de 2010, del Foro Económico
Mundial, que señala lo siguiente: en respuesta a las crisis financieras, muchos países están en
riesgo de llegar a niveles insostenibles de deuda, lo cual podría derivar en mayores tasas de
interés y en crisis de deuda soberana en varios países.
Un conjunto de párrafos del documento de otoño de 2009 del Fondo Monetario
Internacional acerca del estado de las artes señala lo siguiente: se espera para el año 2014 el
promedio del ratio deuda/PBI en las economías desarrolladas aumente desde el 78 por ciento
previo a la crisis al 118 por ciento. Hay una creciente necesidad de converger a estrategias de
salidas creíbles —hablando del conjunto de los países—. Se mantienen aún riesgo de
restricciones al financiamiento, con fuertes implicancias para la renovación de deuda y costo
creciente de fondeo. A mayores niveles de deuda, las tasas de interés de los nuevos
endeudamientos suben más que proporcionalmente. Vivir con un nivel elevado de deuda reduce
la capacidad de la política fiscal para responder a futuros shocks.
Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de New York, dice que son varios los
factores que influencian la percepción de riesgo de los inversores: la habilidad del gobierno para
financiar su deuda, los movimientos esperados en el tipo de cambio y, principalmente, la
estructura de vencimientos de su deuda.
Daniel Rodrik, profesor de la Universidad de Harvard, dice que los países emergentes han
sobreinvertido en su estrategia costosa de acumulación de reservas y han subinvertido en políticas
de administración de balanza de pagos, para reducir sensiblemente sus obligaciones de deuda en
moneda extranjera de corto plazo.
Cito a Reinhart y Rogoff nuevamente, pero ahora en un documento que se llama “Growth
in the Time of Debt”. Aquí sostienen que cuando la deuda alcanza un ratio del 60 por ciento sobre
el PBI, las tasas de crecimiento de las economías caen un 2 por ciento; para ratios superiores las
tasas de crecimiento, caen a la mitad.
Olivier Blanchard, que hoy es el economista jefe del Fondo Monetario Internacional, dice
que el ahorro precautorio de acumulación excesiva de reservas es altamente ineficiente contra
eventos poco probabilísticos; y que es mejor asegurarse a través de líneas bilaterales con otros
bancos centrales o líneas convergentes.
En definitiva, este es el marco del debate internacional técnico, del estado de la ciencia
económica y de la política económica, sobre el cual la presidenta de la Nación tomó la decisión
de diseñar una estrategia de desendeudamiento utilizando reservas excedentes del Banco Central.
Queda claro que el tema del costo de oportunidad aparece recurrentemente. El tema de la
alerta ante las acumulaciones excesivas de reservas también aparece permanentemente en este
conjunto de opiniones diversas. Y queda claro también que la Argentina acumuló reservas entre
2003 y fines de 2009, año en el cual se tomó la decisión de llevar adelante el Fondo de
Desendeudamiento. También queda claro que la Argentina, en este periodo, como se señala
inclusive en uno de los proyectos de ley que estamos tratando —el S-693, de la senadora Montero
y los senadores Morales, Sanz y otros—, acumuló estas reservas y pudo sostener un tipo de
cambio competitivo.
Ahora bien, más allá de cuál es el nivel de reservas óptimo, si bien venimos teniendo un
nivel de reservas que viene creciendo en términos de la ley vigente actualmente, tenemos reservas
de libre disponibilidad. Si se avanzara en los montos que tienen los proyectos de ley que estamos
analizando, conjuntamente con lo que ya está vigente para el pago de organismos multilaterales,
se utilizaría alrededor del 30 por ciento de las reservas de libre disponibilidad; a diferencia del
pago que hiciera al Fondo Monetario Internacional en 2010, en el cual se usó el 100 por ciento
de las reservas de libre disponibilidad.
Así que desde este punto de vista, parece que tanto el estado de las artes como lo que
señalan los proyectos, deja tranquilidad técnica para la utilización de reservas.
Uno de los proyectos —es cierto— propone cambiar esto e incluir otros pasivos del
Banco Central dentro del cálculo de reservas excedentes y, así, limitar mucho más la posibilidad
de uso de estas reservas. En el cálculo que surge de dicho proyecto, quedan limitados alrededor
de tres mil millones de dólares. Es un planteo técnico, pero parece ir a contramano de lo que se
está viendo en el debate internacional acerca del uso y de la acumulación de reservas, sobre todo
en un esquema de tipo de cambio administrado como el que tenemos. Nos parece que ese planteo
va mucho más en sentido hacia un esquema de convertibilidad. Inmerso en el análisis conceptual
de ese planteo, tal cual surge de la lectura del mismo y de las consideraciones que ha posteriori
acompañan al proyecto, claramente está pensando en un esquema casi de dolarización, donde
hace un máximo nivel de cobertura para cada peso que hay en términos de dólares. Esto no tiene
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mucho que ver con un esquema de flotación de tipo de cambio, aunque éste fuera administrado;
en el cual, es cierto, hay que acumular reservas, pero el nivel que actualmente poseemos marca
ser el adecuado. Además, marca ser el adecuado por la evolución que ha tenido la economía. Esto
no sólo tiene que ver con el debate teórico, sino con la cuestión empírica de qué es lo que ha
venido ocurriendo estos años. Tanto el que está vigente, que es el de la convertibilidad, como el
que se propone en el proyecto que señalaba antes, se parecen más a un análisis desde el punto de
vista del tipo de cambio fijo.
El Banco Central, en el año 2006, realizó un trabajo técnico. El presidente de entonces,
Martín Redrado, es uno de los firmantes de este trabajo, donde se propone una forma de cálculo
que tenga que ver más con los flujos que con los stocks. Porque cuando uno compara cantidad de
dinero –por ejemplo, M2– con reservas internacionales o con otros pasivos monetarios –como
bien se podría hacer–, está comparando flujos con flujos.
La verdad es que la dinámica de la economía –sobre todo en lo que hemos podido ver
previo a la salida de la convertibilidad– demostró que el análisis del stock, aunque parezca
contable y formalmente un análisis muy seguro, termina siendo incapaz de contener una dinámica
de alta volatilidad. Fíjense que, con un régimen de convertibilidad, el Banco Central de nuestro
país perdió 20 mil millones de dólares entre los años 2000 y 2001; de alrededor de 28 mil
millones a 8 mil millones. Quiere decir que, incluso este tipo de coberturas, puede ser un
problema cuando uno no está mirando al conjunto de la economía y sólo mira los stocks del
Banco Central.
Por eso, me parecía importante señalar este trabajo técnico que, además, para mí es
importante porque fue producido en la República Argentina. Entonces, se busca una relación de
flujos para analizar cuál es el nivel de reservas óptimas, determinando que una medida adecuada
para esto sería sumar cuatro meses de importaciones, más doce meses de los próximos pagos
correspondientes a deuda externa, más el 12,5 por ciento de la cantidad de dinero, definida ésta
como agregado monetario de M2. Quiere decir que está mirando solamente esto y dos flujos
determinantes de la balanza de pagos de un país.
Utilizando este mecanismo de medición, a fines de 2009, sorprendentemente –no
necesariamente esto puede ser así en el tiempo, ya que si creciera el endeudamiento o bajara, este
monto podría diferir–, el cálculo da apenas por encima del cálculo que se había realizado con
reservas excedentes, tal cual establece la ley vigente.
Repito las variables: cuatro meses de importaciones –es decir que el país esté preparado
para las erogaciones que tiene que hacer por las importaciones–, doce meses de los pagos
correspondientes de la deuda externa, entendiendo por tal toda la deuda denominada en dólares,
sin importar quién sea su tenedor, más 12,5 por ciento de la cantidad de dinero, definida ésta
como el agregado monetario de M2.
Quiere decir que, yendo por varios caminos, uno podría encontrar que nuestro país tiene el
nivel óptimo de reservas superado, por lo que puede establecer un instrumento como es el que la
presidenta de la Nación puso en vigencia o como proponen los proyectos de ley que estamos
analizando.
Creo que debo hacer una consideración adicional. No puede verse al sistema monetario de
un país como aislado del resto de la economía, ya que, de lo contrario, durante la convertibilidad
y durante la salida de ésta, no hubiéramos visto pérdida de reservas. Si pudiera haber estado
aislado del resto del funcionamiento de la economía, no hubiera habido que salir nunca de la
convertibilidad, si es que siempre había una cantidad de reservas para sostener la cantidad de
dinero.
Por lo menos desde nuestra óptica, consideramos que debe analizarse el conjunto de las
políticas económicas y, como una política más, la política monetaria. No coincidimos con la
visión que entroniza la política monetaria como la principal herramienta de un país. No
coincidimos teórica, conceptual ni empíricamente, porque este esquema ya se vivió, donde toda
la economía tenía que girar en torno a la herramienta que era la convertibilidad, como si ésta
fuera un fin en sí mismo, y no un instrumento de política económica. Y esto no permitió que la
dinámica del país generara empleos, reservas, un nivel de inversión privada o una balanza de
pagos positiva. Muy por el contrario, terminamos observando resultados contrarios.
En consecuencia, me parece muy importante señalar cuál es el contexto en el cual se lleva
adelante la política económica, porque las reservas del Banco Central, que entre el 25 de mayo de
2003 y hoy crecieron como nunca en la historia de la República Argentina, no se deben a que hay
solamente hay un tipo de cambio flotante administrado. Se debe a que hay otro conjunto de
políticas, algunas que hasta pueden parecer de corte netamente social, pero también tienen un
impacto económico en la creación del mercado interno, que permitieron el desarrollo de toda la
economía, el crecimiento con generación de puestos de trabajo, el sostenimiento de una balanza
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comercial que permite la acumulación de esos dólares y el sostenimiento de un tipo de cambio
competitivo.
En definitiva, nosotros pensamos que hay que ver a las reservas del Banco Central como
una de las políticas que tiene un país, pero no puede ser que las pongamos en el centro del debate
y que el conjunto de los legislativos –no ya este gobierno o los cuerpos legislativos– se disponga
a inmolar cualquier política de empleo, social, comercial o de tipo de cambio, en el altar de las
reservas del Banco Central. Porque esto, además, ya ocurrió y terminó mal.
Nos parece –creo que a estos cinco proyectos también les parece conceptualmente lo
mismo, más allá de las diferencias que puedan existir– que el uso de una herramienta económica,
como son las reservas, para apuntalar y fortalecer otros objetivos económicos, como puede ser el
desendeudamiento, el crecimiento, una balanza comercial positiva o la creación de empleo e
inclusión social, es el camino adecuado. Por eso, desde nuestra óptica, es bueno que estemos
discutiendo estos cinco proyectos, que proponen –con sus más y sus menos– la utilización de
reservas para pagar o garantizar deuda. Luego me referiré, desde nuestra óptica, a cuál es la
diferencia entre estos dos conceptos.
Un punto importante que quería compartir con ustedes era qué es lo que está pasando en
la Argentina y en el mundo, en términos teóricos y prácticos, respecto a la acumulación de
reservas y la situación actual de nuestro país en tal sentido.
El otro punto concierne a esta tipología en la que podríamos separar al conjunto de
proyectos en dos: aquellos que proponen usar reservas para garantizar el pago de la deuda y
aquellos que proponen pagar deuda con reservas.
Primero, voy a referirme a un tema de neto carácter legal. Dado el canje de 2005, dar
garantía a alguna deuda podría provocar un serio problema al conjunto de los acreedores de
bonos porque tenemos una cláusula del acreedor más favorecido. Así que si tuviésemos garantía
sobre algún segmento de la deuda, se podría estar provocando que el resto de los acreedores de la
República Argentina, tenedores de bonos del canje, vinieran a reclamar garantías sobre lo mismo
y en este caso sí que no habría reservas que alcanzaran para sostener tal garantía. Esta es la
primera consideración que me parece importante señalar desde el punto de vista estrictamente
legal.
Yendo a la cuestión conceptual que, desde mi óptica también es importante señalar porque
es la que fundamenta nuestra posición de pago respecto de la posición de garantías, tengo varios
puntos por señalar.
En primer lugar, si uno garantiza, no estaría llevando adelante un proceso de
desendeudamiento. Ya hemos conversado varias veces sobre el tema, nosotros requerimos
fuentes de financiamiento para el presupuesto. En tal sentido, la propuesta que llevó adelante el
Poder Ejecutivo como los proyectos de ley que proponen pago de deuda lo que están haciendo es
un sistema de desendeudamiento genuino, tomando un activo que renta poco aplicándolo al pago
concreto de deudas que tienen tasas de interés mayores. Es decir, es un desendeudamiento dado
que el país acumuló reservas, y con esas reservas cancela obligaciones que tenía; es decir, no hay
un revolving de estas deudas, sino que es un pago concreto de esas obligaciones. Además, es un
pago que se hace con activos que rentan menos que otras aplicaciones financieras.
Entonces, si uno avanza en el camino de garantizar, está diciendo que tiene que buscar
otras fuentes de financiamiento al mismo tiempo, porque está claro que en el presupuesto no
están dichas fuentes de financiamiento. Por lo tanto, volveríamos a realizar dos operaciones
financieras: una para adquirir esos fondos, para hacer el revolving de la deuda, y por otro lado, la
tasa de eso seguramente, aunque el riesgo país fuese cero, al menos, cuadriplicarían la tasa que
está recibiendo hoy el Banco Central y que sería la que el Tesoro le paga al Banco Central por
dichos fondos; o sea si el riesgo país fuese cero, se cuadriplicaría la tasa de interés. Entonces, no
estaríamos desendeudando ni llevando adelante una caída del costo del financiamiento de la
República Argentina.
Desde el punto de vista estricto de la política económica, tampoco estaríamos dando la
contundencia de la señal que nuestro gobierno pretende porque es bien conocido el tema de las
garantías de este tipo en el funcionamiento económico. Lamentablemente, el ejemplo que
siempre viene a la cabeza es cuando se propuso y se llevó adelante la ley de intangibilidad de los
depósitos, o sea de garantía de los depósitos que fue la antesala de la desaparición de los
depósitos. Me parece que cuando uno está dispuesto a dar una señal de este tipo tiene que ir al
fondo de la cuestión, tiene que dar la señal de pago, esto desde el punto de vista de las señales
políticas y no desde las señales técnicas que analizaba antes que tienen que ver con el verdadero
desendeudamiento y con la baja del costo del financiamiento.
En definitiva, quería dejar este planteo técnico, este planteo de política, este planteo de
política económica que surgen del análisis que estuvimos realizando de los proyectos. Por un
lado, está la opinión tanto del gobierno nacional como del estado de las artes de la teoría
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económica respecto de cual es el costo de incrementar permanentemente el nivel de reservas Por
el otro, está la diferenciación conceptual entre pago, cancelación y garantía, más allá de buscar
cualquier adjetivación, el fondo técnico que reviste atrás de cada una de ellas. Muchas gracias,
quedo a su disposición.
Sr. Presidente. –– Tiene la palabra el senador Sanz.
Sr. Sanz. –– Buen día, agradezco al ministro y a su equipo por participar de esta reunión. Haré
un ejercicio muy técnico, muy concreto, y le pediría, si es posible, que tome nota. No voy a hacer
ningún discurso, simplemente formularé preguntas y del otro lado son respuestas todas
numéricas. Por eso, a partir de lo que usted me informe tendré una reflexión final y lo hago en
representación del bloque, por lo tanto, si me extiendo un poco, comparto el tiempo con los
demás senadores del bloque.
Mi inquietud tiene que ver con algo que usted acaba de mencionar que nos parece que es
el fondo de la cuestión, habida cuenta de que ha quedado eliminado cualquier debate sobre si
estamos o no de acuerdo con el uso de las reservas. Siempre lo hemos estado, lo hemos dicho, lo
hemos expresado en nuestros proyectos, el problema es para qué se utiliza o cuál es el monto de
la utilización. Por lo tanto, me voy a referir a algo que usted acaba de mencionar que son las
fuentes financieras del presupuesto para el 2010. Me voy a referir concretamente al presupuesto
para el 2010 que es el elemento más objetivo y más concreto que tenemos como herramienta de
trabajo. Las preguntas son concretas y tienen que ver con esa falta de explicitación de las fuentes
financieras que hay en el presupuesto que usted mismo ha reconocido y que requieren una suerte
de financiamiento global.
En primer lugar, en las aplicaciones financieras del presupuesto se encuentra una
inversión de la administración nacional de casi 14.000 millones de pesos en la ANSeS. Entonces,
la pregunta es ¿qué porcentaje de esos 14.000 millones entiende usted que vuelven al Tesoro
Nacional como financiamiento, habida cuenta de una práctica que ha existido en los últimos
años?
En segundo término ¿cuál es el monto de los vencimientos de 2010 que están en manos
del ANSeS, es decir, qué monto de los vencimientos de bonos que tenemos este año tienen como
acreedor a la ANSeS?
En tercer lugar, ¿cuál es el monto de los vencimientos de 2010 que están en manos de
otros organismos del sector público, incluido el financiamiento del Banco Nación y la totalidad
de las letras en circulación? Y vuelvo a hacer lo mismo que hice al comienzo, ¿qué monto de esto
cree usted que volverá al Tesoro Nacional en concepto de financiamiento intraestatal?
Por otro lado, quisiera saber cuánto es lo que al día de hoy se ha pagado con reservas de
los vencimientos del año en virtud de los distintos decretos de necesidad y urgencia que han
tenido vigencia desde el primero al 14 de diciembre hasta la fecha, atendiendo que sea cual fuere
la suerte del DNU los efectos son válidos y por lo tanto uno tiene que computar que ya habido
una utilización de reservas para el pago de la deuda. Entonces, quisiera saber al día de hoy cuál
es el monto que se ha pagado con las reservas actuales.
En las aplicaciones financieras del presupuesto figuran recompras de deuda ––así es el
título–– por 11 000 millones. Ahora en los últimos años esa recompra no se llevó a la práctica ya
que se entendía que la misma estaba cumplida con las tenencias de los títulos públicos que
registraban los organismos del sector público. La pregunta es ¿se mantendrá este año la misma
política, es decir, hay 11 000 millones de pesos allí que en realidad, tienen una afectación
solamente contable?
Y la última pregunta, para poder hacer el conteo de las respuestas numéricas, es la
siguiente: sobre qué supuestos se realizó el cálculo de adelantos transitorios que podrán utilizarse
del Banco Central de la República Argentina. En definitiva, la pregunta apunta a saber qué
estimación del crecimiento de la recaudación y de la base monetaria tienen para hacer la
proyección de los adelantos transitorios del Banco.
En la medida en que ustedes puedan contestarme todos estos números, tengo una reflexión
global de acuerdo con los números de que dispongo.
Sr. Boudou. – Yendo al presupuesto para el 2010, tiene un cálculo de recursos totales por 273
mil millones; y gastos primarios por 249 mil millones de pesos. Esto da un superávit primario de
24.500 millones de pesos. A partir de ahí, hay intereses por 26.500 millones de pesos, lo cual da
un superávit financiero de menos 2 mil millones de pesos; y aplicaciones financieras por 155 mil
millones de pesos, lo que da una necesidad de financiamiento de 157 mil millones de pesos.
Estoy hablando de los números del presupuesto que fue aprobado.
Ahora bien, en cuanto a las fuentes financieras, algunas ya estaban presupuestadas
−identificadas− en el propio presupuesto. Disminución de la inversión financiera −básicamente,
recupero de PAF−, 6.900 millones de pesos; y anticipos del Banco Central de la República
Argentina −que es renovación del stock e incrementos−, 3,9 mil millones de pesos. Y para
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contestar a una de las preguntas del senador Sanz, el cálculo está hecho sobre la estimación de
crecimiento que figura en el presupuesto, que es de 40.500 millones de pesos.
Desembolsos de organismos internacionales −que son 6,6 mil millones de pesos del
Tesoro, 8,4 mil millones de pesos de organismos descentralizados, y provincias por 15 mil
millones de pesos−; préstamos del Banco de la Nación Argentina, 4 mil millones de pesos;
colocación de BOCON, 3.700 millones de pesos, y "otros", 28.600 millones de pesos. Dentro de
los "otros" están los 14 mil millones de la ANSeS que usted señalaba.
Sr. Sanz. – Respecto de las preguntas concretas, están los 14 mil millones de la ANSES. ¿A qué
quiero llegar? A que, con relación a esa suerte de bache de financiamiento en el presupuesto, al
no estar explicitadas las fuentes de financiamiento expresas en el presupuesto, estoy tratando de
encontrarlas. Y trato de hacerlo mediante un ejercicio conjunto con usted.
Por lo tanto, como estoy tratando de encontrarlas, quiero preguntarle si estamos en lo
cierto –por lo menos en los rubros− y que ustedes me digan los montos, para llegar a una
conclusión final en relación con las fuentes de financiamiento que tendrá el gobierno este año,
que no están en el presupuesto y que, a nuestro juicio, son una herramienta para cancelar deudas
y llevar adelante el programa.
Sr. Boudou. – Todas esas fuentes que le mencioné agrupadas, están con un mayor nivel de
desagregación en el presupuesto. Es decir que están explicitadas.
Lo que queda como bono genérico son los 58 mil millones a que hacemos alusión
permanentemente. Nosotros no hablamos de necesidad de financiamiento por 157 mil millones de
pesos, sino que siempre hacemos mención de los 58 mil millones que se conocen como "brecha a
financiar" o bono genérico. Ese es el monto en el que aplicamos el Fondo del Bicentenario o
cualquiera de las alternativas que estaremos analizando hoy, y no reemplazamos las fuentes que
ya han sido explicitadas.
Sr. Sanz – Yo le estoy hablando de otra cosa. No son fuentes "ya explicitadas". Usted me dice
que en los 157 mil millones hay fuentes que están explicitadas, lo cual es verdad. Pero no le
hablo de eso. Eso es fuente explicitada contra un gasto y, por lo tanto, no me meto en ese tema.
Vayamos a los 58 mil millones. Yo le estoy poniendo sobre la mesa las fuentes de
financiamiento que no están explicitadas. Entonces, quiero que me digan si realmente son fuentes
de financiamiento.
Sr. Boudou.- Usted mencionó la tenencia de bonos de la ANSeS.
Sr. Sanz- Ese fue un ejemplo.
Sr. Boudou.- Ahora entiendo lo que me preguntó.
Sr. Sanz.- Quisiera saber cuántos de los vencimientos de deuda de este año tienen como acreedor
a la ANSeS.
Sr. Boudou.- Son del orden de los 4 mil millones de dólares. Me refiero al conjunto de bonos que
tienen la ANSeS, el Banco Central y el Banco Nación.
Sr. Sanz.- O sea que la ANSeS, el Banco Central y el Banco Nación este año son acreedores del
Estado por 4 mil millones de dólares.
Sr. Boudou.- Por eso es que en el Fondo del Bicentenario −o el Fondo del Desendeudamiento
Argentino− siempre se hace referencia a tenedores privados, neto de las tenencias en cartera que
tienen otros organismos del Estado, que son −creo que a eso apunta su pregunta− los que pueden
hacer el "revolving" de dicha deuda a través de la colocación de otro instrumento. Reitero, me
parece que a eso apunta su pregunta.
Sr. Sanz.- Estamos en 4 mil millones de dólares.
Con relación a los pagos de la deuda hechos con reservas hasta el día de la fecha...
Sr. Boudou.- Son 1.100 millones dólares.
Sr. Morales.- ¿Me permite una interrupción?
Sr. Boudou.- Sí, como no, senador Morales.
Sr. Morales.- Quiero preguntarle acerca de las fuentes de financiamiento no previstas. Está claro
que el bono GAP es de 58 mil millones. Entonces, nuestra duda es la siguiente: ¿hay que
reformular el presupuesto e incluir fuentes de financiamiento que no estuvieron previstas y, en
consecuencia, en lugar de necesitar 58 mil millones de bono GAP, necesitaremos menos? A eso
se refiere lo que acaba de preguntar el senador Sanz en relación con la ANSeS.
Por ejemplo, el decreto 297 prevé una transferencia de fondos de 2.187 millones de
dólares, y se instrumentará una refinanciación con los organismos internacionales de crédito. En
consecuencia, habrá 8.700 millones de pesos. ¿Podemos computar eso como una fuente de
financiamiento? Asimismo, tenemos el tema de la recompra −11 mil millones−, y el de la
subestimación, por 6.400 millones de pesos.
Es decir que hay fuentes de financiamiento que entendemos que no están previstas. Para
nosotros, hay una cifra de 62.500 millones en concepto de fuentes de financiamiento no previstas
que, verdaderamente, "calzan" con los 58 mil millones del bono GAP.
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¿Es correcta nuestra interpretación sobre esa necesidad de financiamiento?
Sr. Boudou.- Entendí la pregunta.
Yo separaría la gestión de pasivos de lo que tiene que ver con el financiamiento. Por
ejemplo, respecto de la ANSeS, los números de cada uno de sus activos son cambiantes. No es un
fondo pétreo, sino que puede ir cambiando con el tiempo. Por ello, no puede tomarse como
financiamiento ex ante. Además, estamos hablando de administración de pasivos; por lo tanto, en
unos casos la ANSeS puede llegar a decir "vamos a refinanciar 'tal' o 'cual' parte" y, en otros, dirá
"no puedo por 'tal' o 'cual' motivo". Esas decisiones dependerán de la evolución del organismo y
del sistema previsional, y de las medidas de cartera que tome la ANSeS. No son decisiones que se
toman desde el Ministerio de Economía sin tener en cuenta la opinión o las decisiones de quien
tiene que llevar adelante la administración del fondo previsional. Ustedes saben que hemos
buscado en todo momento mantener la proporción tenencia del sector público-tenencia del sector
privado de la ANSeS. Es decir que no se ha ido sobre todos los fondos de la ANSeS en forma
permanente, ni sobre los flujos, ni sobre el stock. Quiere decir que esto es un esquema de
administración de pasivos. No lo podemos considerar como una fuente ex ante por su propia
evolución en el tiempo y, además, porque tenemos que ir viendo cuál es, permanente, la opinión
de quien administra el sistema provisional respecto a la mejor administración y a las mejores
colocaciones de corto, mediano y largo plazo de dichos activos. Por eso, como hemos hecho con
toda la deuda, es una cuestión de administración de pasivos y, en esos términos, lo estamos
manejando.
Respecto del tema de la recompra de bonos, se ha hecho todos y cada uno de los años en
el monto que era necesario, porque esto también es ley. En la salida del default de la Argentina
quedó establecido, respecto de los patrones de crecimiento, que cuando superaba ciertos patrones
de crecimiento tenía que pagar el 5 por ciento de este monto superior al cálculo teórico, el cuál
debía ser a través del cupón del PBI, y el 5 por ciento a través de recompra de deuda en el
esquema de desendeudamiento.
La Argentina lo ha ido haciendo todos y cada uno de los años, muchas veces lo ha hecho
intra sector público para obtener el doble beneficio de haber llevado adelante esta operación; ha
cancelado deuda con tenedores que son del sector público. Pero no es que no lo ha hecho, lo ha
hecho todos los años que han correspondido, que son los últimos cuatro.
Respecto de las erogaciones, son 1.100 millones de dólares.
Sr. Feletti. – La política, esto lo ha refrendado varias veces el ministro, respecto de todo lo que
es la gestión de pasivos bajo la línea de presupuesto, es no manejarnos en situaciones de estrés
financiero, sino ir contando con los tiempos y los plazos para poder cancelar a los organismos
públicos o no, cancelar a los organismos multilaterales o no. Por ejemplo, hoy en los organismos
multilaterales, tanto en el BID como en el Banco Mundial, se está dando una profunda discusión
sobre capacidad de préstamos y sobre capacidad de financiamiento.
La Argentina ha transferido fondos netos a ambos organismos en los últimos años. Puede
ser que en este escenario nos convenga retener esos fondos y no perder capacidad financiera que
después tal vez no recuperemos por la situación de esos organismos. Entonces, en todo el proceso
de activos y pasivos, la política es no manejarnos en una situación que nos lleve a tener que salir
urgidos a tomar fondos, pagar mayores costos o perder fuentes de financiamiento de largo plazo y
bajo costo que después no recuperamos. Por eso trabajamos con ese esquema de colchón.
Sr. Sanz. – De las preguntas concretas me quedo la recompra de deuda por 11 mil millones, que
es una política habitual en los presupuestos, que se agregarían a ese colchón de fuente de
financiamiento, y el cálculo de adelanto transitorio del Banco Central. Con un crecimiento de
recaudación y de base monetaria bastante conservador, que puede ser del 25 por ciento, tengo
6.500 millones de pesos no computados como adelanto transitorio. Quisiera saber si el nuestro es
un cálculo aproximado al de ustedes.
Sr. Boudou. – El cálculo se hace en función a los recursos del presupuesto, que es 10 por ciento
de la recaudación, y la proyección de la base monetaria al 31/11/10, que es el 12 por ciento de la
base monetaria.
Sr. Sanz.- Vamos a la realidad.
Sr. Boudou. – En cualquiera de estos supuestos, siempre estamos guardando instrumentos para
bajar el costo del financiamiento y para desendeudarnos. Eso en nada obsta para que no
utilizáramos reservas, que también es una herramienta de desendeudamiento y de baja de costo.
Adicionalmente, en este año las reservas van a volver a crecer porque tenemos previsto un
superávit comercial superior a los 12 mil millones de de dólares.
Aquí hay una cosa que me gustaría aclarar, también usted un poco la aclaró, aquí nadie
quiere revolear las reservas, lo que se está buscando es la mejor aplicación posible de un
instrumento económico. En realidad, a veces sentimos, perdón que hable de sentimientos para
referirme a cuestiones técnicas, que se nos quiere imputar un cargo que no corresponde porque
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nos hemos preocupado por acumular reservas. Mal podemos ser nosotros quienes, en una
situación en la cual vemos crecimiento de la economía, vemos que vamos a volver a tener
superávit comercial, vamos a volver a tener posibilidad de sostener el tipo de cambio
competitivo, queremos erosionar las reservas del Banco Central. La propuesta siempre estuvo
orientada a buscar la mejor aplicación posible de un instrumento económico de los argentinos,
que lo hemos consolidado en estos últimos siete años. Me parece que eso es de lo que estamos
discutiendo.
Si como gobierno que tiene la responsabilidad de la administración, tenemos la
posibilidad de generar instrumentos que nos permitan no tener que llegar un día, de esos que la
Argentina lamentablemente conoce bien, en el cual parece que todo se derrumba y entonces hay
que manotear soluciones que no son buenas para el conjunto, es para el conjunto del
funcionamiento de la economía y, sobre todo, para que tengamos una administración que, cuando
termine su mandato, deje al país, a quien le toque gobernar después, en un estadio superior de los
recurrentes problemas que venimos teniendo en los últimos 30 años.
Me parece que el diseño de nuestras herramientas apunta a eso, no apuntan a otra cosa. Y
tenemos las herramientas.
Sr. Sanz. – Precisamente, todas las preguntas apuntan a que cuando ustedes ya no estén aquí y
los senadores tengamos que resolver sobre esos proyectos, respecto de uno de los proyectos,
particularmente me interesa el proyecto del senador Verna que apunta a utilizar reservas para el
pago de deuda, hay distintas posiciones dentro del concepto global de que las reservas se pueden
utilizar. Nosotros queremos abrir la discusión de las fuentes de financiamiento para ver, desde
nuestra óptica, cuáles otras fuentes de financiamiento pueden existir, también desde nuestra
óptica, para concluir finalmente cuál es el nivel de reserva que se podrían utilizar en un dictamen.
¿Me entiende hacia dónde apuntamos?
Sr. Boudou. – Perfectamente.
Sr. Sanz. – No está en discusión la cuestión global ni la cuestión de la economía. Como reflexión
final, me queda, inclusive porque no me han contestado alguna pregunta, de que hay algunas
fuentes de financiamiento que no están contempladas. Inclusive, fíjese la pregunta, que parece
hasta una cuestión menor de cuánto se ha pagado hasta aquí, tiene que ver también con la
redacción del proyecto final, porque si el DNU es una ley vigente que ya cumplió un efecto, no
podría haber un proyecto de ley, como el proyecto del senador Verna, que contemple la misma
plata que se necesitaba el principio cuando ya se usó una parte. Si se quiere, es una cuestión de
técnica parlamentaria.
La intención de todas las preguntas era esa. Insisto, vamos a seguir investigando o
pidiendo información sobre fuentes de financiamiento que, a nuestro juicio, hoy no han sido
contestadas.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor senador Pichetto.
Sr. Pichetto. – Señor presidente: también voy a seguir la misma línea que ha expresado el
senador Sanz. Le voy a formular algunas preguntas y luego también quiero hacer una reflexión
final.
Algunas de estas preguntas pueden parecer obvias pero son importantes para la audiencia,
para la sociedad argentina, para la gente que está mirando este debate. Nos interesa mucho la
opinión y además que esto quede también remarcado en esta discusión que se viene extendiendo
desde el mes de enero, cuando se dictó por parte del Poder Ejecutivo el primer decreto de
necesidad y urgencia, el Fondo del Bicentenario.
La primera pregunta es: ¿Qué incidencia tendría sobre el canje de deuda y la economía del
país que el Congreso autorizara por ley a pagar con reservas a los acreedores privados?
Le hago todas las preguntas, después, si quiere, me las va contestando, porque están
encadenadas.
La segunda: ¿Qué perspectivas tendría el país luego de la salida definitiva del default con
relación al ingreso del mercado de capitales y a la obtención de tasas razonables?
La Tercera: si la baja del riesgo país y la normalización definitiva de la Argentina podrían
implicar beneficios para el sector privado, y si se mejorarían las condiciones de inversión y la
apertura del crédito.
¿Cómo repercute la normalización, la salida del default, el ingreso del mercado de
capitales en las finanzas de los estados provinciales?
Estas son las cuatro preguntas.
Sr. Boudou. – Al conjunto de preguntas lo podríamos reseñar en aquellas que son previas al
canje –ya que usted lo mencionó- y en el impacto posterior al canje. Así que voy a intentar
contestar todas en un mismo marco conceptual.
El impacto que tendría sobre el canje, claramente, sería beneficioso. Ya lo hemos visto a
partir de la aplicación del fondo de desendeudamiento argentino. Podemos tomar distintas fechas
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de corte, pero si lo miramos desde julio de 2009 hasta hoy, el riesgo país ha descendido cerca de
1.200 puntos básicos y está rondando los 600, hoy. Algunos días, un poco por debajo; algunos
días, un poco por encima. Ayer fueron 619.
Creo que, además, apalancaría la operación de canje. Me parece que, claramente, esto
tendría un impacto benéfico. Es más, cuando se diseñó el fondo y se puso en funcionamiento, allá
por diciembre de 2009, rápidamente se vio que produjo un incremento en el valor de los títulos
argentinos.
Pienso que esto, sin duda, es algo que podemos señalar.
¿Qué impacto posterior tendría? Otra vez tiene que ver con lo mismo, con la posibilidad
de cerrar definitivamente un capítulo de la Argentina, la posibilidad de establecer relaciones
normales con los centros financieros. Cuando digo normales, me refiero, sobre todo, a las
condiciones que se le ponen a la Argentina, condiciones que no acepta, como algunos niveles de
tasas de interés.
Para cerrar este capítulo, es como que están encadenadas las cuestiones de la señal del
pago, la certeza de poder pagar, la baja del riesgo país, el aumento de los títulos públicos,
terminar en el mayor nivel posible con aquellos acreedores de la República que todavía no han
entrado a canjear los papeles que tienen por otros de mejores condiciones para nuestro país.
Claramente –lo venimos señalando-, el objetivo de esto tiene que ver, un poco, con el mercado
financiero.
Nosotros caracterizamos el mercado financiero como un instrumento, una herramienta. El
objetivo es el empleo y la cadena podría ser normalización, baja de tasas de interés, posibilidad
de financiamiento del sector privado, generación de empleos de alto valor agregado. Este es el
círculo que buscamos apuntalar con todas estas herramientas de las que venimos conversando. Y
me parece que esto también es percibido de esta manera por el sector privado.
Entonces, creo que esto aceleraría muchos procesos de inversión. Claramente, en un
proceso de inversión, el costo del capital no es un tema menor en el momento de invertir. Sea éste
capital propio o capital ajeno. Si es ajeno, porque es caro; si es propio, porque hay un costo de
oportunidad para invertir el otro sector. La baja de este costo, sin duda, va a tener una repercusión
y una aceleración del proceso de inversión y generación de empleo en la Argentina.
Me parece que también va a ser un punto importante para las finanzas provinciales.
Hemos visto que hay jurisdicciones que están buscando emitir deuda. Y estas deudas van a ser
emitidas a tasas más bajas cuando la tasa de referencia, que será la tasa que logremos como país
para el sector público nacional, sea aquella a la que puedan acceder también los estados
provinciales. En definitiva, me parece que este proceso de fuerte voluntad y demostración de
voluntad y capacidad de pago, de utilización de una herramienta de gran racionalidad, como es el
uso de reservas y el proceso de canje, van a tener fuertes realidades en el sector público, la
creación de empleo y las finanzas provinciales.
Sr. Pichetto. – ¿Cómo juega el tema de las tasas....
– No se alcanzan a percibir las palabras del orador por hablar fuera de
micrófono.
Sr. Boudou. – Más allá de otros medios que se están diseñando y pensando para movilizar el
crédito, hemos visto alguna respuesta de la banca privada de tasas en pesos, a tres años,
sensiblemente menores, tanto en las bancas privadas, como de capital nacional, o algunas de
capital extranjero, proceso que aspiramos se profundice, porque éste es un primer paso, sin duda.
Cuando hay bonos, como los de la Argentina, en un país cuyos fundamentos económicos
dan certeza de que va a haber cancelación de obligaciones -como fue 2009-, pero por algún
motivo los valores de esos títulos caen o son bajos –como los BODEN 2009-, producto de una
serie de factores... Todo el mundo sabía que iba a ser pagado en agosto. 2.500 millones de
dólares. Con esa relación de precios, tasas internas de retorno muy bajas, es una aspiradora de
fondos del sistema financiero. Eso provoca una pérdida de posibilidad de financiamiento del
sector privado, en una inversión que no requería ningún estudio; había certeza de la Argentina
iba a pagar. Parece que ésta es una lógica que, en conjunto, podemos romper a partir de la puesta
en funcionamiento de estas herramientas.
Sr. Pichetto. – Brevemente, quiero ratificar, por parte de nuestro bloque, más allá de las
preguntas y opiniones que formularon otros senadores, que estamos de acuerdo con el tratamiento
de este tema.
Creemos que implica una responsabilidad, por parte del Senado, avanzar y abordar esta
cuestión, ayudar a que la Argentina resuelva un tema que es producto de una crisis muy grave, la
de 2001.
Comparto algunas reflexiones del senador Sanz con respecto a los efectos del decreto, ya
cumplimentados. Esto parece muy importante desde el punto de vista jurídico. También lo
sostiene el jurista Badeni, que los DNU tienen plena vigencia hasta tanto no sean derogados por
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ambas cámaras, porque producen efectos para terceros y también para el Estado. Y los actos de
Ejecutivo en orden a los pagos realizados tienen absoluta legitimidad. Por lo tanto, me parece una
mirada y una visión correcta de este instrumento y de todo el proceso doctrinario, frente a algunas
posiciones que se han sostenido en el ámbito de la Cámara de Diputados con respecto a la idea
del rechazo por nulidad que implicaría desconocer los efectos ya cumplimentados por el DNU
mientras está en vigencia.
Nosotros vamos a acompañar la iniciativa que plantea, esencialmente, el uso de reservas.
Me parece que complementa bien esta etapa fundamental para el país. La idea de la garantía tiene
un costo financiero que usted explicó correctamente. Así que queremos avanzar en un dictamen.
Hay varios señores senadores que han presentado esta idea del pago con reservas. Estaríamos
dispuestos a buscar un dictamen unificado en esta línea y también donde se plantee el control del
Congreso. La posibilidad de reinstalar la bicameral que ya venía inserta en el DNU nos parece un
camino muy razonable.
Muchas gracias.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el senador Verna.
Sr. Verna. – En primer lugar quiero decir algo al senador Sanz con relación a su preocupación en
cuanto a la cifra del proyecto que nosotros presentamos.
Le recuerdo que en el artículo 2° se especifican los títulos que se pagan. Por lo tanto, no
es de libre disponibilidad del gobierno aunque se mantenga una cifra y ya se haya pagado una
parte.
En segundo lugar quiero hacer una reflexión con relación a lo que dijo Pichetto sobre las
provincias, a lo cual contestó el ministro.
Nosotros, que presentamos una de las iniciativas, somos de una provincia, La Pampa, que
no tiene deuda, no piensa emitirla y no está en el PAF. Al contrario, tenemos acreencias con el
gobierno nacional por 690 millones de pesos. Y hay un vencimiento de un acuerdo que firmó el
gobernador con la presidenta que se ha cumplido. El primero es por 197 millones de pesos, del 31
de marzo. Sería bueno que dijera a su secretario de Hacienda que nos gire esa plata, porque
todavía no cumplieron y el pago es exigible.
Creemos que el hecho de dar herramientas financieras a la Nación le va a permitir pagar a
los acreedores privados de la deuda y esperemos que también paguen a las provincias lo que nos
deben.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el senador Roldán.
Sr. Roldán. – Soy senador por la provincia de Corrientes. Y como tal y en virtud de la situación
muy particular de mi provincia y de todo el Norte argentino, nuestra preocupación es también que
este desendeudamiento se derrame en las provincias.
Teniendo en cuenta que las provincias en todo este tiempo vinieron haciendo esfuerzos y
financiando a la Nación para que ésta pueda justamente hacer frente a los servicios esenciales que
debe prestar, lo cierto es que hoy son las que están atravesando una situación financiera muy
complicada que compromete la viabilidad fundamentalmente de la acción del Estado en estas
jurisdicciones. Por lo tanto, tomando como base el proyecto del senador Verna, nosotros
incluimos dentro del nuestro que la Nación deba condonar el 50 por ciento de las deudas que
mantienen las provincias con el fondo fiduciario para el desarrollo provincial y que, a su vez, las
que fueran beneficiadas en esta situación también repliquen ese mecanismo con los municipios.
Señor ministro: ¿qué opina usted acerca de la posibilidad de que esto sea una realidad en
la República Argentina?
Sr. Boudou. – Como fue señalado aquí mismo por otros senadores, hay provincias que tienen
deuda y otras que no la tienen. El esquema diseñado, el PAF, permite atender ambas situaciones
en un rango de equidad. Si no, ¿qué pasaría con aquellas provincias que no tienen deuda, que son
varias?
Las condiciones y el funcionamiento del PAF va permitiendo que las provincias encaren
sus vencimientos de cada año y lo reprogramen en condiciones muy favorables y ventajosas y
que se mantenga un marco de equidad con las que no tienen deuda.
Nos parece que este es el esquema más adecuado para atender esta problemática que
existe, a la cual debemos hacer frente entre todos. Hemos encontrado esta herramienta y nos
parece que vale la pena seguir con ella.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el senador Verani.
Sr. Verani. – Hace tantos años que uno anda en esto y siempre escucha lo mismo.
Veo a Pezoa y creo que tenemos los mismos años de permanencia dentro de esta temática
a través de tantos gobiernos. Y siempre dijimos lo mismo.
Pasé por varias presidencias siendo gobernador. Y también pasé por varias emisiones de
bonos. Y no solamente provinciales.
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Usted se acuerda, Pezoa, que disimulamos un bono nacional diciendo que éramos las
provincias las que los emitíamos y lo repartía la Nación. Y esto, porque llegamos a ese estado de
necesidad.
Y ahora nos peleamos porque tenemos que interpretar la ley vigente. El Estado nacional
dice que el piso del 34 por ciento establecido en la ley 23.548 es sobre los ingresos nacionales. Y
nosotros decimos que es sobre todos los ingresos. Entonces queremos repartir sobre 353.000
millones y no sobre mucho menos, porque nos da un promedio del 24 por ciento del presupuesto
de 2010 y del de 2009.
No es que haya muchas provincias que tienen deuda y otras que no. Hay veinte o
veintiuna, algunas de las cuales estamos “hasta la manija”. Mi provincia vino, resurgió y se
hundió varias veces. Entonces sufrimos un proceso de endeudamiento, nacionalización de deuda,
actualización de nuestras deudas, cambio a 1,4 en lugar de 1 a 1, más CER, más actualización
hasta el día de hoy.
Nosotros tenemos el afán de reubicar la Argentina y me parece bárbaro. Discutiremos el
DNU, nos pelearemos, veremos de qué manera, pero lo cierto es que a la Argentina debemos
sacarla, mejorarla y llevarla a donde todos queremos. Y las provincias son parte de la Argentina.
Esto va a explotar de afuera para adentro.
No es cierto que el PAF sea la solución. Es una solución provisoria; es una refinanciación,
una asistencia financiera donde se nos presta plata que nosotros entendemos que es nuestra, nos
cobran intereses y tenemos que estar todos los días sentados con Pezoa o alguno que nos indique
para ver cómo nos peleamos, si llegan los 30, los 40, los 20, los 25 ó los 10 por mes. Y lo digo
desde una provincia que hasta Pezoa a veces se admiraba de cómo estaba subsistente todavía.
Entonces, me parece muy bien que discutamos todo esto. Me parece fantástico y sería
muy bueno que lo solucionáramos sin pelear. Pero me pregunto cuándo habrá una reunión de
estas con todas las provincias para establecer en realidad la tranquilidad del país.
Ustedes ven que hay paros de docentes en un lado o en otro. No es en una, dos o tres
provincias; es en diez, doce o quince. Somos dieciocho o diecinueve provincias endeudadas.
Debimos haber sancionado la ley de coparticipación desde el 96. ¿Por qué no lo hicimos?
No es cierto que no se pueda hacer. Basta un acuerdo entre la Nación y una provincia para
ponerla en marcha. Y como es una ley colectiva, la provincia que no acepta tiene que seguir
recibiendo el mismo índice de coparticipación. Esa es la interpretación constitucional. Y no la
queremos tratar.
El otro día vi cómo el ex presidente se reunía con gobernadores para ver cómo
empezábamos. ¿Pero cuándo vamos a hacerlo?
Yo creo que es el gobierno quien tiene la absoluta obligación de que nos sentemos a
dialogar con conciencia y luego pondremos todos los frenos necesarios, como ya se hizo en un
momento que duró hasta la liberación de la posibilidad de endeudarnos. Y esto tampoco es
liberación, ya que siempre debemos recibir una autorización que provenga del gobierno central.
Señor ministro: de todas maneras, lo cierto es que hay un reparto que no es equitativo,
reitero, no es equitativo ni histórico. Si me dicen que va más plata a la provincia…
nominalmente. Si me dicen que se hacen obras en las provincias, respondo: claro que sí pero,
señor presidente, también le puedo decir que nosotros nos hacemos cargo de todos los servicios y
que hace 25 años Río Negro –provincia piloto– tenía 10 millones de pesos cuando le traspasaron
la Educación –lo declaré el otro día en el recinto– y sigue teniendo 10 millones de pesos.
Por otro lado, también los hospitales y la seguridad están a nuestro cargo. Entonces,
entiendo que debe producirse un replanteo general y, así como veo todo este afán de reubicar a la
Argentina en el mundo, yo también tengo el afán de reubicar a la Argentina por dentro y, como
manifestó la presidenta haciendo referencia a lo que sucedía en el 94, no centralizados en los
recursos y descentralizados en los pagos.
Por ese motivo, señor ministro, las cosas no pueden ser hechas de manera incompleta.
Está muy bien que debatamos esto, que busquemos el punto, que busquemos formas y soluciones,
que incluyamos las cláusulas en las que tenemos coincidencia y que también busquemos
coincidir, no pelearnos, pero ¡para cuándo las provincias, señor ministro! Justa o injustamente,
hayan administrado bien o mal pero, en este sentido, todos hemos administrado bien o mal en los
últimos 30 o 40 años. No se salva nadie; todos metimos la pata.
Así que me parece que es hora de que nosotros también participemos.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor senador Morales.
Sr. Morales. – También deseo hacer preguntas concretas y puntuales. En primer lugar realizaré
una breve reflexión y, señor ministro, luego de sus respuestas, tal vez, presente algunos datos
sobre nuestras estimaciones, a fin de confrontar si es cierta o no la información que usted nos
proporciona.
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Sobre el tratamiento de estos proyectos, como ya ha sido manifestado, todos coinciden, en
primer lugar, en que ante determinados parámetros –y siempre a través de una ley– es posible la
utilización de reservas y, en segundo término, en cuál es el debate en torno al nivel de reservas
óptimas. Así que, me parece que allí hay una coincidencia, que puede generar distintos puntos de
corte, por lo tanto, tendremos que ver cuál es el dictamen que en definitiva surge de las
comisiones. Asimismo, esto nos llevará a discutir sobre el presupuesto y sobre la inflación; ya
que son temas que están íntimamente vinculados con este debate.
Con relación al tema del presupuesto, la gran duda que nosotros tenemos –ya que
poseemos estimaciones privadas que, con seguridad, también el Ministerio de Economía maneja
– es la siguiente: ¿cuáles son los ingresos que no están previstos en el presupuesto y que surgen
de la realidad de la ejecución presupuestaria? En este sentido, en este primer trimestre ha habido
un crecimiento del 12 por ciento y en la recaudación fue aproximadamente del 24 por ciento.
Manejamos estos datos aunque la información relativa a la ejecución presupuestaria no se
encuentra en la página del Ministerio y la existente es de difícil acceso. La pregunta concreta es
¿cuál es la estimación de los ingresos sobrantes a partir de la previsión presupuestaria para este
año? Y, computado allí, también las transferencias que operarían en el Banco Central de la
República Argentina por las utilidades de acuerdo con la forma en que ha cerrado el último
balance, aprobado el jueves de la semana pasada. Allí en transferencia de utilidades del Banco
Central estaban previstos solamente 3 mil millones en el presupuesto. Así que, en ese combo de
conceptos o en esa mezcla de conceptos deseo saber el número y la proyección del Ministerio de
Economía en la transferencia de utilidades del Banco Central y en la subestimación de la
recaudación. Eso está en línea con el crecimiento.
En segundo término, el presupuesto prevé un crecimiento del 2,5 por ciento del producto
bruto, ¿cuál es la estimación que a esta altura tiene el Ministerio de Economía? Ya que
estimaciones privadas dan cuenta de 4 puntos de crecimiento para este año y eso, lógicamente,
impacta en la recaudación.
En tercer lugar, y porque la inflación tiene que ver y está en el debate, plantearé cuál es la
corrección de la pauta inflacionaria que el Ministerio de Economía considera a partir de la
existente que es del 6,1 y que se ha quedado corta. Entonces, ¿cuál es la inflación que prevé el
ministerio de Economía?
El cuarto cuestionamiento tiene que ver con el presupuesto de divisas. Si en esa planilla –
que, si no me equivoco se encuentra en la foja 181 del presupuesto–, después del balance del
presupuesto divisas, hay un excedente de divisas de 18.535 millones de pesos. Quiere decir que el
presupuesto ya traía un excedente de divisas: 18.535 millones de pesos, es decir, 4500 millones
de dólares. Entonces, si se produce la aprobación de la ley, ya está el Decreto 297 que transfiere
2187 millones de dólares para organismos multilaterales de crédito, que no está objetado, sino
que está en línea con la normativa vigente, más los 4900 millones , en consecuencia, estamos
hablando de 6500 millones más. Por lo tanto, tenemos 4500 millones de divisas que ya le
sobraban al presupuesto más 6500 millones.
Por lo tanto, de acuerdo con la planilla 181, habrá un excedente de divisas de 11 mil
millones de dólares, que son 40 mil millones de pesos. Esto significa que habrá una emisión
monetaria de 40 mil millones de pesos para respaldar y sostener estos 11 mil millones de dólares
en dólares. Si, es así, le pido que me lo confirme y además, deseo saber cuáles serán las medidas
de esterilización que tomarían si es que la emisión prevista por este concepto fuera de 40 mil
millones de pesos. Si se produce o no esta emisión y si es correcta esta información, que surge
del presupuesto, de la realidad y de la propuesta del gobierno.
Entonces, en esa línea, la siguiente es de cuánto es la emisión monetaria que se prevé para
este año ya sea del sector privado como del público.
Señor presidente: si usted tiene otra opinión puede tenerla pero…
Sr. Presidente. – No, disculpe.
Sr. Morales. – Déjeme terminar.
Entonces deseo saber cuál número de estimación de la emisión monetaria y si esa
estimación tendrá impacto inflacionario o no. Es decir que esto que está previsto en la planilla
181 del presupuesto, además de esta decisión, ¿tiene efecto monetario neutro o no? Yo no soy
monetarista, de algunas escuelas liberales sí, pero no soy monetarista. Comparto la idea de que
hay que tener con esas viejas concepciones que le hicieron mal al país. Por eso, soy productivista
y estoy más bien en línea con esta idea de, vía demanda, generar crecimiento. Pero sí es preciso
saber cómo van a impactar todas estas medidas en la oferta monetaria.
Asimismo, le pido que me conteste cuál es la expectativa de emisión para este año como
consecuencia de la compra de excedente de dólares del sector privado; y también cuál es la
expectativa de la base monetaria como consecuencia de compromisos del sector público.
Sr. Presidente. — Son muchas preguntas, senador.
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Sr. Boudou. — Pero todas versan alrededor del mismo eje, que es el cálculo presupuestario y su
incidencia.
Por un lado, usted señaló algunos potenciales ingresos no previstos provenientes de la
modificación en la evaluación o en la estimación de algunos parámetros que son supuestos del
Presupuesto.
Primero que nada, no es difícil conseguir información del Ministerio de Economía. De
hecho, todos los meses los secretarios y yo la damos a conocer, más allá de algún otro
mecanismo.
Más allá de los ingresos no previstos, el impacto de la economía real en la recaudación, en
general —por lo menos lo que muestra la experiencia—, se presenta con un retardo de entre dos
meses y medio y tres meses y medio, tanto en el proceso de mejora como en el proceso de caída.
Es decir, nosotros vimos retardada la caída de la recaudación para algunos meses del año que
viene respecto de lo que era el funcionamiento de la economía; y ahora estamos viendo que la
recaudación no crece al ritmo que crece la economía. Esto no nos toma por sorpresa. Sabemos
que es así. Lo veníamos hablando tanto con el secretario Pezoa —que es la estrella aquí: todos lo
nombran— como con el secretario Feletti. Y se está verificando en la evolución de los recursos.
Pero también me permito recordarle —creo que va a coincidir conmigo— que hay algunas
erogaciones que no están previstas. La más significativa es la Asignación Universal por Hijo, que
fue decidida en diciembre, en la que todos estamos de acuerdo, que está funcionando y que ha
llegado a la gente.
Sr. Morales. — 11 mil millones.
Sr. Boudou. — Entonces, ahí tenemos una erogación cierta, recurrente, que no está incluida.
Usted la estima en 11 mil millones. Puede ser un poco menos, pero va a rondar un monto
significativo para el Presupuesto.
De la misma manera sucede con otras medidas que es costumbre no incluir en el
presupuesto, como puede ser la pauta de crecimiento salarial para todo el sector público, que
también puede ser un número importante y que, como es sabido, no se incluye por una cuestión
de expectativas en el resto de la negociación salarial. Esto hace a la técnica presupuestaria
estándar.
Así que para ver este tema tendríamos que ver tanto recursos como gastos. Y como yo ya
expresé en otra oportunidad, nosotros estamos convencidos de que el primer semestre no es un
buen momento para hacer una evaluación de la modificación. Tenemos que ver qué pasa con
estas tendencias, cómo se va dando. La verdad es que el Presupuesto nos ha permitido una
correcta ejecución. Nos ha otorgado un superávit para el primer trimestre que supera los tres mil
millones de pesos. Así que estamos teniendo una ejecución normal, dentro de los parámetros que
esperábamos.
Creo que a veces, cuando hablamos de tantas variables que van a ir mejor… Nos pone
contentos que esa sea la percepción también de otras fuerzas políticas. Pero nosotros —también
lo hemos charlado— preferimos ser cautelosos con esto e ir viendo la evolución.
Como le decía antes, la evolución de los primeros tres meses…
Sr. Morales. — Le da vueltas y no me contesta, ministro.
Sr. Presidente. — Déjelo contestar, senador.
Sr. Morales. — Está claro lo del gasto. ¿Los recursos?
Sr. Boudou. — Le hemos dado todos y cada uno de los meses la evolución de los recursos y de
los gastos; no sólo de los recursos. Por eso le puedo decir el nivel de superávit.
Entonces, nosotros no vamos a cambiar a esta fecha las proyecciones que tenemos en el
Presupuesto.
Sr. Morales. — Disculpe, presidente. Yo pregunté puntualmente…
Sr. Boudou. — Yo estoy contestando: no lo vamos a cambiar.
Sr. Presidente. — Déjelo contestar al ministro y después repregunta, senador.
Sr. Morales. — Yo no estoy hablando de una modificación presupuestaria formal. Lo que quiero
saber es cuál es la estimación de crecimiento de los recursos respecto de lo previsto en el
Presupuesto que tiene el Ministerio de Economía. Contésteme un número, si lo tiene. Después
está el crecimiento del producto bruto; pero puntualmente un número, una estimación.
Sr. Boudou. — Lo que le estoy diciendo es que nosotros venimos viendo la recaudación en
términos de la mejora que tiene sobre los meses del año pasado. En términos de esos números —
los cuales conocemos todos— vamos buscando una modificación, en algún momento, del
Presupuesto, de la proyección.
Lo que le quiero explicitar es que más allá de esos aumentos de la recaudación que hemos
verificado en estos meses, también tenemos incluido gastos que no estaban. Entonces, nosotros
preferimos ir viendo la evolución del superávit, que sí es una variable central de nuestro modelo
económico, que nosotros vamos a cuidar y a preservar y que es la que le estoy informando; y en
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base a eso vamos manejando las potenciales modificaciones de proyecciones. No vamos haciendo
todos los días una modificación del año. Tenemos la tasa de crecimiento que hemos tenido.
Sr. Morales. — Pero ministro, contésteme cuál es la expectativa de crecimiento. Está claro que
hay más gasto. ¿Cuál es el monto?
Sr. Pezoa. — Siguiendo lo que dice el ministro, nosotros tomamos en cuenta las realidades para
ver efectivamente cómo se da y, en algún momento, hacemos las proyecciones. Siempre es un
proceso.
Nos basamos fundamentalmente en lo que ocurre. Lo que ocurre, como ya lo dijo el
ministro, en lo que se refiere a la recaudación, es que viene con un atraso, un delay, cosa que pasa
en todos los lugares del mundo y ha pasado desde el ’30 en Argentina. Cuando se da una suerte
de crecimiento o de decrecimiento, la tasa de crecimiento económico —por lo que está
preguntando usted— está a un nivel equis; y la tasa de crecimiento de la recaudación está por
debajo.
¿Qué es lo que hemos comprobado en estos tres meses? Que la tasa de crecimiento de la
recaudación —que nosotros, como todos, quisiéramos que sea alta— está en el 3 por ciento, más
o menos, de lo que dice el Presupuesto. Estoy comparándolo con el Presupuesto, ya que esta es
una discusión sobre el tema presupuestario. Está más o menos entre el 3 y el 4 por ciento de la
recaudación de la administración nacional, para lo que es el resultado primario. Eso es lo que ha
ocurrido con respecto al Presupuesto.
Entonces, cuando uno tiene esa realidad, va analizando una serie de cosas —como dijo el
ministro— y, en un determinado momento, existe una proyección que no es suficiente con los
primeros tres meses para hacer un recálculo de todo lo que venimos haciendo. Le he dicho un
número. Ha crecido 3 y pico por ciento.
Sr. Boudou. – Respecto del presupuesto.
Sr. Morales. – Para cerrar este punto de los recursos, está claro que hay gastos y que no está
prevista la asignación universal. Cuando vino el presupuesto, nosotros dijimos que había que
incluir y hacer modificaciones en el Senado.
Nosotros tenemos una estimación, que es superior al 3 por ciento. Quiero ver si tenemos
buena información y no emitir después opiniones que no correspondan, así podemos sacar el
mejor proyecto. Por eso yo le decía que me dé todos los componentes y cuál es la expectativa de
crecimiento de los recursos para este año. No pedí sólo el crecimiento de la recaudación, que
sabemos que aumentó el doble de lo previsto –se preveía un 12 y aumentó un 24– en el primer
trimestre. Después usted me corrige ese dato de la duplicación del crecimiento.
Para nosotros hay una proyección de incremento de la recaudación piso de 16 mil
millones, más los 21 mil millones que transferirá el Banco Central, de los 24 mil millones de
ganancias que se aprobó el día jueves de la semana pasada. Ya vendrá Pesce y nos detallará el
último balance del Banco Central.
En esos 24 mil millones, hay 13.500 millones que corresponden a utilidades, que no son
líquidas ni realizadas, por la tenencia de títulos públicos. No es como la tenencia de moneda
extranjera, que es a la vista, sino de títulos que tiene el Banco Central y vencen en 7, 10 ó 15
años. Lo que hicieron en el balance del Banco Central fue sacar una fotografía y decir que los
títulos con un promedio de 30 pesos, durante el 2009, están en 35 pesos, por lo que ganaron 5
pesos. Expresan contablemente –es una maniobra contable– esa utilidad. Es la primera vez que se
estarían repartiendo 13.500 millones de pesos, de esas 24 mil millones de utilidades, ni líquidas
ni realizadas, que tendrá el gobierno. Podemos discutir o no, pero concretamente las van a
transferir.
Esto es muy importante para saber después cómo cubrimos los gastos no previstos. La
pregunta puntual es cuál es el número.
Sr. Boudou. – La tasa de crecimiento de los recursos, respecto al presupuesto, es algo superior al
3 por ciento. En cambio, el número de crecimiento que usted señala es respecto a la recaudación
del año anterior. Esto es importante, porque es probable que sea mayor la tasa de crecimiento.
Pero para poder decirlo en términos certeros, tenemos que ver la evolución de lo que va pasando.
¿Entiende?
Sr. Morales. – ¿No tienen proyección anual?
Sr. Boudou. – Mire, como esto no es una perinola, nosotros vamos haciendo las proyecciones
con los elementos que nos permiten hacerlas certeras hacia delante. Si yo me sentara acá y les
dijera que este año creceremos al 10, así que la recaudación crecerá al 14, nos sentiríamos muy
tranquilos, pero saldríamos y tendríamos un problema serio en agosto.
Nosotros tenemos que manejar esta cuestión con prudencia, como lo hemos venido
manejando. Por eso le hice referencia permanentemente al superávit y no al nivel de recursos y
gastos o a las tasas de crecimiento. Porque cuando uno tiene la responsabilidad de llevar adelante
los recursos y las erogaciones del Estado nacional, no se puede tratar alegremente el tema.
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Discúlpeme, senador. Nos gustaría hacer estos cálculos con el máximo optimismo, pero
nuestra obligación es ser prudentes. Un poco lo que emerge de las preguntas es que ustedes
consideran que nos sobra paño, por lo que no tenemos que venir a pedir todo esto. Déjeme pedirle
que nos permita manejar con prudencia el presupuesto público, porque es por el bien de todos.
Sr. Morales. – ¿Me permite una reflexión ahí?
Sr. Boudou. – Pero déjeme...
Sr. Presidente. – Esto se está convirtiendo en un diálogo.
Sr. Morales. – Es razonable este criterio que, además, lo compartimos. Lógicamente, debe haber
un criterio de prudencia. Nosotros lo compartimos. Yo quería el dato, que ya Pezoa me pasó, del
3 por ciento.
Todos coincidimos en que es posible la utilización de reservas en un determinado nivel y
con un rigor de control. Fíjese que varios proyectos tienen puesto un control de la ejecución
presupuestaria o de cómo está el presupuesto. Esto es como en la casa de uno: cobro tanto, tengo
tanto de gastos, ¿puedo pagar deuda o no? Si no me alcanza para pagar deuda, pido un préstamo
o me gasto los ahorros. En este caso, me gasto los ahorros. Es una variante posible.
Sr. Boudou. – En este caso no es “me gasto los ahorros”, sino “cancelo una deuda con los
ahorros”. Ya que dijo lo de la casa, es como una persona que tiene pesos debajo del colchón y
debe 10 mil pesos en la tarjeta de crédito. Ese es el ejemplo válido acá.
Sr. Morales. – Está bien, pero ¿no sería prudente que, a más de establecer un nivel de utilización
de reservas razonables, tenerlas en fondo de garantía y luego, en función de la ejecución y de
cómo van las variables que planteó Miguel Pichetto –mejoramiento de tasa de interés
internacional, sinceramiento en el tema del Indec–, evaluar si se necesitan 1.500 millones de
reservas y utilizarlas? En línea con ese criterio de prudencia, no es malo –lo digo para que lo
piense el gobierno– utilizar el concepto de fondo de garantía para las reservas. Es prudente eso.
Sr. Boudou. – Yo ya le di mi punto de vista, desde dos ópticas, sobre por qué es mejor la
cancelación a través de este mecanismo. Entiendo la propuesta y le hago los comentarios que yo
considero oportunos.
Sr. Morales. – Está contestada la pregunta.
Sr. Boudou. – Sobre el tema del Banco Central, se expresará Miguel Pesce esta tarde, así que me
gustaría que él sea quien trate estos puntos.
Sr. Morales. – ¿Usted vio el tema de los 13.500 millones?
Sr. Boudou. – Le quería hacer una referencia a ese tema en particular.
Sr. Morales. – Sobre el tema de los bonos.
Sr. Boudou. – Usted lo llamó “maniobra contable”.
Sr. Morales. – Bueno, contabilidad creativa.
Sr. Boudou. – No. Esto sería decir que toda la contabilidad del mundo es creativa. Las cuentas
públicas también tienen variaciones de tenencia. Ninguna institución que tenga bonos podría
realizar una ganancia por tenencia. Me refiero a bonos u otros activos; muchas veces son bienes
físicos. Esto está en la contabilidad y funciona así. No es un invento.
Sr. Sanz. – El problema en el sector público es que, cuando esto se refleja en la contabilidad y
luego esa plata se utiliza, hay que emitir. Y ahí se convierte en contabilidad creativa. En cambio,
en una empresa se siguen teniendo los bonos.
Sr. Boudou. – En una empresa también se toman decisiones...
Sr. Sanz. – Pero el problema es que en el sector público se emite, y la emisión impacta sobre el
fondo de todo nuestro debate, que es la inflación.
Sr. Boudou. – Yo pensé que hoy el fondo del debate era la cuestión de las reservas.
Sr. Morales. – No, pero tiene que ver. Si vencen de acá a diez años, vamos a distribuir utilidades
que no son líquidas ni realizadas. ¿Y si bajan los títulos de acá a diez años, los realizamos a
menor precio y terminamos distribuyendo utilidades que no eran...?
Sr. Boudou. – Son activos de liquidez que se podrían vender tranquilamente.
Sr. Morales. – La verdad que es un poco imprudente.
Sr. Boudou. – Seguramente, Miguel Pesce se explayará sobre este punto.
Sr. Morales. – Bueno.
Sr. Boudou. – Y en el tema de utilización de algún activo del Banco Central distinto de las
reservas, nosotros desde el año 2003 venimos realizando una política que permitió usar
eficientemente todos esos pasivos monetarios, pero que también han tenido una contrapartida en
exteriorización. Y no hay por qué pensar que el Banco Central de un día para el otro empezará a
hacer otras cosas con respecto a esto. Permanentemente mantenemos reuniones de coordinación y
en ningún momento me quedó la sensación de que el Banco Central haga una cuestión distinta a
esta, todo lo contrario. Nosotros somos más fáciles de entender de lo que parece, sobre todo, en
lo que respecta a la administración. A nosotros no nos van a encontrar produciendo un déficit
fiscal, no nos van a encontrar produciendo un desmanejo monetario, no nos van a encontrar
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dejando que el tipo de cambio sea cualquier cosa manejado por cuatro vivos, no nos van a
encontrar permitiendo que la balanza comercial sea deficitaria. Eso está en el ADN de la gestión
desde 2003 a la fecha, más allá de los distintos cargos que hemos ocupado los distintos
funcionarios.
Me parece que querer hacer eje en un punto que no está en nuestra convicción, en nuestra
concepción ni en nuestra idea del funcionamiento de la política económica nos lleva a
discusiones que no suman porque si no sería “¿van a hacer esto? No, no lo vamos a hacer”,
cuando está aprobado lo que vamos a hacer. No haremos cosas distintas de las que venimos
haciendo. Sí vamos a buscar la creación de herramientas que nos permitan llevar adelante estas
políticas, como fue la nacionalización del sistema previsional o como es la utilización de reservas
para el pago de la deuda; ese tipo de cosas nos van a encontrar haciendo, señor senador. Y tenga
la certeza, por la historia y por donde estamos parados hoy, de que esto va a ser así.
Sr. Morales. –– Falta que me conteste acerca del crecimiento, de la inflación y de la emisión
monetaria prevista para este año.
Sr. Presidente. –– El señor Roberto Feletti hará un comentario al respecto.
Sr. Feletti. –– Sólo haré un comentario, señor senador. En el marco en el que usted ha reflejado
cierto optimismo sobre la marcha de la economía de este año, no tenemos que atarnos a pensar
que toda emisión monetaria necesariamente tendrá un impacto sobre el nivel de precios. En ese
sentido, somos optimistas en que el crecimiento económico aumentará la demanda de pesos en la
economía. Ustedes saben que se demandan pesos para transacciones como medio de pago y se
demandan pesos como ahorro. Dentro de ese optimismo, creemos que el desarrollo del devenir de
la economía llevará a una monetización de la economía y a una mayor demanda de pesos para
transacciones. También somos optimistas en que si el canje es exitoso y si la Argentina vuelve a
los mercados, habrá gente que ahorre en pesos y habrá una mayor demanda de pesos para ahorro;
esa es la gran debilidad de la Argentina de los últimos tiempos.
Entonces, no necesariamente tendremos que esterilizar toda oferta monetaria que venga
del exterior. Al respecto, las autoridades del Banco Central se referirán más extensamente, pero
somos optimistas en que habrá mayor demanda de la moneda local tanto por el efecto del canje
para ahorro como por la buena marcha de la economía como medio de pago.
Entonces, con respecto a plantearnos que inmediatamente un programa monetario, que se
hizo por el ex presidente del Banco Central en noviembre, automáticamente va a impactar como
viene, quisiera ser moderadamente optimista porque vamos a tener, a lo mejor, menores
necesidades de esterilización puesto que hay mayor monetización de la economía. Esa es una
señal buena, es optimismo.
Sr. Sanz. –– Era la pregunta de los adelantos transitorios del Banco Central que había formulado.
Sr. Boudou. –– Es optimismo originado en los datos del primer trimestre. En eso coincidimos
con ustedes ya que esto tendrá mayor impacto en el devenir del año y, como les decía antes,
permitirá que no haya ningún desborde de ningún tipo en ninguna de las variables que señalé.
Sr. Presidente. –– Tiene la palabra el senador Morales.
Sr. Morales. –– ¿Cuál es la pauta de crecimiento estimada por encima de la prevista en el
presupuesto? Está en 2,5 por ciento, ¿cuál es su estimación?
Sr. Boudou. –– Si uno se deja llevar por lo que manifiestan los analistas privados, pareciera que
va a estar por encima del 5 por ciento.
Sr. Morales. –– ¿Usted comparte eso?
Sr. Boudou. –– Tengo que tener cuidado cuando me refiero a números. Recuerdo que cuando
estaba en la ANSES los periodistas ––no ustedes–– me preguntaban cuánto iba a ser el aumento
de los jubilados. Entonces, no me gusta jugar con los números porque hay un día para
anunciarlos, pero creo que ese número es un número razonable.
Sr. Morales. –– 5 por ciento.
¿Y la inflación?, ¿6,1 o cuánto?
Sr. Boudou. –– Como le dije antes, para hacer un cambio del pronóstico de inflación vamos a
esperar que pase mayor tiempo porque hemos visto un trimestre en el que hubo un impacto muy
fuerte en alimentos y bebidas producto de la carne, y esto no lo negamos en ningún momento. La
verdad es que ha sido un impacto muy fuerte y dado la participación que tiene en todos los
índices del país, no sólo el que elabora el INDEC, el rubro carne dentro de alimentos y bebidas y
la que tiene el rubro alimentos y bebidas dentro del índice de precios al consumidor, ha
impactado fuertemente. Estamos convencidos de que con las medidas que venimos tomando y
con el devenir del precio de la carne, podremos saber cuál es el patrón de este índice en el futuro.
No vamos a hacer proyecciones a partir del primer trimestre.
Sr. Morales. –– No puede contestar esto.
Sr. Boudou. –– Pero no puedo contestar lo que usted quiere.
Sr. Morales. –– Tiene una negación con la inflación.
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Sr. Boudou. –– Tampoco consigo que usted me pregunte lo que yo quiero.
Sr. Morales. –– Puntualmente, me interesaba el tema de la inflación pero el gobierno tiene una
negación.
Sr. Presidente. –– ¿Alguna pregunta más, senador?
Sr. Morales. –– Con respecto a el tema de la emisión monetaria que manifestó Roberto Feletti,
quisiera saber cuál es su estimación, señor ministro.
Sr. Boudou. –– Como ayer mantuvimos una larga reunión con las autoridades del Banco Central,
me gustaría que esto lo desarrolle Miguel Pesce.
Sr. Morales. –– Pero, ¿cuál es el dato? Porque nosotros compartimos, inclusive, el concepto que
trajo Marcó del Pont respecto de que las autoridades monetarias y las autoridades de Economía
tienen que diseñar conjuntamente una política.
Sr. Boudou. –– Claramente, así lo hacemos. Por eso le digo que ayer estuvimos reunidos hasta
altas horas.
Sr. Morales. –– Nosotros tenemos una estimación de 82.000 millones: 32.000 millones del sector
privado y 50.000 millones del sector público. Aquí está incluido esto que recién comentábamos
sobre el excedente de la planilla del 181; se lo dejo para su estudio.
Sr. Boudou. –– Un ejemplo de esa planilla. El secretario dice que es dinámico. Esa planilla es el
balance de moneda dentro de los recursos del sector público, no es un saldo que se pueda aplicar
a una u otra cosa, sino que es el balance entre monedas. Entonces, dependiendo del
financiamiento que vaya obteniendo el sector público, será mayormente en pesos o en dólares, y
esto tanto para el financiamiento en los mercados como intraestado. Ese balance en algún
momento puede mostrar necesidad de conseguir pesos o necesidad de conseguir dólares.
En la Argentina están pasando cosas nuevas. El año pasado en el cierre del ejercicio
teníamos más dólares que pesos en este balance al momento de tener que erogar las cuentas
públicas; fíjese que es una cosa inédita en nuestro país. Entonces, el Tesoro por primera vez en su
historia, en un mes de diciembre, tuvo que salir a colocar dólares que tenía en cartera para pagar
sus obligaciones en pesos. Esto tiene que ver con la dinámica de un país que cuida su balanza de
pagos y cuida el sector comercial.
Entonces, este número presupuestado que usted mencionaba es un balance de moneda, no
es un excedente financiero para aplicar, es la necesidad de dólares para cancelar las obligaciones
financieras. Le repito, el año pasado se dio vuelta, necesitábamos conseguir más pesos que
dólares porque los mecanismos de financiamiento que habíamos utilizado nos permitieron un
mayor número de dólares que los pesos necesarios.
En ese sentido, también este es un número dinámico y si les dijera hoy cuál es el cierre de
este balance de monedas, les repito, no es una aplicación sino que es el balance entre pesos y
dólares para las aplicaciones financieras, estaría siendo una cuestión presupuestaria tal cual es el
presupuesto. Tenemos que ver cual es la evolución y cual es la evolución de las fuentes que el
gobierno nacional va obteniendo en pesos y en dólares.
Sr. Morales. –– Por último, señor ministro, quiero referirme a una persona que respeto mucho;
me refiero al diputado Claudio Lozano. Claudio Lozano es una persona decente y creo que se ha
excedido en eso. Creo que ha sido un exceso con relación a ese diputado porque es una persona
decente. Solamente, quería decirle eso, señor ministro, no se convierta en un “D´ Elía”, siga
siendo ministro de Economía por usted nos representa.
Sr. Boudou. –– Estoy de acuerdo, el diputado cometió un exceso.
Sr. Morales. –– Usted.
Sr. Presidente. –– El senador Pichetto pide la palabra para una interrupción.
Sr. Pichetto. –– Acá no estamos haciendo una valoración del diputado Lozano, no lo estamos
poniendo en juicio. Me parece que el debate ha sido realmente muy alturado, hemos tenido un
nivel realmente importante y, además, hemos tenido un planteo de disposición plena por parte del
ministro. Con respecto al tema del Ministerio de Economía, es una cuestión policial y de
investigación judicial, creo que hay que dejarlo ahí.
Por lo tanto, se tendrá que clarificar, en el marco del proceso judicial, qué nivel de
involucramiento hay. Y no creo que sea un elemento que debamos discutir aquí.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra la señora senadora Montero.
Sra. Montero. − Verdaderamente, con el ministro siempre tenemos preocupaciones comunes. Él
ya hizo referencia a que posiblemente el direccionamiento de toda nuestra política económica es
la pobreza, y a que nuestra preocupación en particular es la pobreza.
En ese sentido, creo que debemos rever algunas cuestiones del presupuesto, que no
terminan siendo absolutamente explicadas aquí. En cuanto a la inflación no explicitada, ustedes
saben que ella es una buena socia del gobierno a la hora de la recaudación pero,
lamentablemente, una mala aliada del poder adquisitivo de la gente. Así pues, del análisis de las
estimaciones, de las negociaciones salariales, de lo que reconoció el gobierno como salario
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mínimo, vital y móvil y de lo que están reconociendo los gremios como canasta básica se advierte
que, posiblemente, los números del nivel de pobreza sean mucho más altos que los de las
estimaciones oficiales.
Entonces, quiero hacer una pregunta simple, porque no es menor que nuestros recursos
presupuestarios, más las otras posibles fuentes de que disponga el Tesoro − justamente, para tener
flexibilidad en el manejo de la deuda pública y dentro de los números presupuestarios−, estén
generando una política inflacionaria. Mi pregunta concreta −que se la quiero hacer a los
funcionarios de las áreas de Presupuesto o de Hacienda, o al secretario de Presupuesto y
Hacienda− es la siguiente: quiero saber cuáles son las estimaciones utilizadas para calcular los
recursos tributarios y los que provendrán de la previsión social, y cuál es la estimación que se
tiene de los recursos aduaneros porque, sinceramente, a mí me da mucho más de lo que los
funcionarios reconocen como tasa de crecimiento. Eso quiere decir que si ustedes reconocen un
crecimiento del PBI de determinado porcentaje, el resto sería inflación, lo cual no es un tema
menor.
En ese sentido, hay un primer trimestre que nos da recursos presupuestarios por
aproximadamente un 23 por ciento. Entonces, si ustedes me dicen, por ejemplo, que un 3 por
ciento se explica por el crecimiento del PBI, ¿cuánto es lo que explica la inflación en los recursos
tributarios? Creo que esa pregunta queda sin responder. Sin embargo, considero prudente contar
con ese dato a la hora en que nosotros debamos definir el uso de las reservas de libre
disponibilidad, que se transformarán en recursos de libre disponibilidad en un contexto de
inflación no reconocida que afecta a los sectores de menores ingresos. Por lo tanto, reitero, como
ese aspecto no quedó claro, me parece que deberían hacer un esfuerzo para aclararle al Congreso
de la Nación justamente todos estos parámetros, pues nos tienen que ser de una claridad precisa
para saber cuántos son los recursos.
Con relación a los gastos, el ministro bien me contestó la otra vez que iban a ajustarse a
la pauta del gasto. Me dijo, casi textualmente, que los gastos eran lo que eran y que no podía
hacerme una estimación de los gastos. También, me informó que no dudaban en que tenían que
hacer los gastos en la política social, por supuesto, reconociendo que hay un nivel de gente que
está viviendo bajo la línea de la pobreza y que en este momento no está teniendo poder
adquisitivo ni siquiera para comprar los bienes básicos. Es decir, hay gente que en este momento
−como bien me comentaba ayer el senador Verna− va al supermercado y compra sólo los bienes
alimentarios, y prorratea servicios...
− Varios señores senadores hablan a la vez.
Sra. Montero.- Senador Mayans, siempre mis preguntas molestan.
Estoy preguntando acerca de números concretos.
La pauta de crecimiento de gastos era del 12,5 por ciento a nivel del presupuesto. Sin
embargo, actualmente no es esa la pauta de crecimiento. En ese sentido, nosotros les dijimos que
estaban subestimando los recursos en transferencias ya que, por ejemplo, calculaban un 8 por
ciento, pero creo que están creciendo a aproximadamente un 38 por ciento y, comparándolos con
2009, quedan desfasados del presupuesto. Es decir, cuando se compara el presupuesto para el
2010 respecto de lo ejecutado en el presupuesto para el 2009, se advierte que deberían gastar
mucho menos en ítems que son importantes. Por ejemplo, en obra pública habría que gastar un 27
por ciento menos. En consecuencia, no me puedo explicar cómo instrumentarán ese ajuste, en el
caso de que lo hagan.
Asimismo, no me queda en claro cómo distribuirán las pautas de gasto que nosotros
aprobamos con el presupuesto y respecto de las cuales somos responsables. Porque reitero: si se
liberan reservas de libre disponibilidad, se tratará de recursos de libre disponibilidad liberados en
un contexto inflacionario en el que el poder adquisitivo de la gente se encuentra desmejorado por
la pauta inflacionaria. En consecuencia, repito lo que le mencioné al señor ministro en aquella
oportunidad: por favor, mándennos los estimadores, un cálculo de recursos presupuestarios
concreto, una aplicación de esos recursos presupuestarios y, también, una discriminación mucho
más precisa del destino de los "otros recursos", que no están descritos como recursos
presupuestarios y de los cuales nosotros contamos con estimaciones muy superiores.
Iré finalizando mi intervención, porque el resto de las preguntas se la haremos a los
funcionarios del Banco Central a efectos de terminar de cruzar absolutamente toda la
información.
El resto de los recursos provenientes del Banco Central o de la ANSeS ya se explicitó. Es
decir: hay un balance del Banco Central que da 23 mil millones; hay adelantos transitorios; y ya
se ha dicho que el presupuesto preveía la utilización, entre las dos cosas, de 6 mil millones. Al
respecto, tengo información de que en el primer trimestre ya se transfirieron, en concepto de
adelantos transitorios, 3.600 millones. Entonces, no sabemos si se utilizarán los aproximadamente
9 mil millones de adelantos transitorios, ni cuánto se utilizará de los 23 mil millones por
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utilidades, porque vemos que muchas utilidades no pueden ser transferidas en virtud de cómo se
asientan contablemente.
El resto de las preguntas se las formularé a las autoridades del Banco Central que
concurrirán por la tarde. Sin embargo, creo que si no sinceramos estos números estaremos
cometiendo, por lo menos desde el Congreso de la Nación, un acto de cierta irresponsabilidad,
pues se trata de recursos de libre disponibilidad que pueden tener impacto inflacionario en un
contexto que no está claro y en el que vemos que el poder adquisitivo de la población está
disminuyendo. En ese caso, habría una transferencia del sector más pobre al Tesoro nacional para
que este, a su vez, haga política asistencial. Entonces, ¿ese es el criterio de la política económica?
Estas son las dudas que tengo y, por eso, me gustaría que me aclararan los estimadores.
Sr. Boudou.- Más allá de la respuesta que le brindará el señor secretario Pezoa, reitero que se
repite un error en el que ya se incurrió muchas veces: liberar recursos.
Nosotros estamos tratando proyectos de ley que tienen que ver con un recurso financiero
nuevo para cubrir una brecha. Entonces, no vamos a liberar recursos a través de esta medida, más
allá de la preocupación, que seguramente compartimos, sobre cómo incluir el mayor número de
argentinos posibles con distintas medidas, como venimos haciendo. No podemos volver a
cometer este error analítico y conceptual, sino desvirtuamos respecto de lo que estamos
discutiendo, más allá de que sigamos hablando de todos los números que usted o cualquier
senador desee preguntarnos.
El tema concreto de la aplicación de reservas, como recursos financieros para cubrir el
bono GAP o la brecha de financiamiento, no tiene nada que ver con la liberación de recursos. Los
recursos crecieron 24 por ciento sobre los recursos del primer trimestre del año pasado y
crecieron 3 por ciento sobre la pauta presupuestaria. También con esto hay que ser cuidadosos.
Como última consideración, antes de que empiece Pezoa, tan preocupados estamos por
todas las cuestiones vinculadas a lo social que hemos logrado que los papás de más de 3.500.000
de niños accedan a un ingreso cuando no lo tenían. Entiendo que estemos preocupados por cómo
van a impactar las distintas variables económicas sobre esos ingresos, el punto es que antes de
diciembre de 2009 no lo tenían. Entonces, nadie le puede decir a la presidenta, y a su equipo de
trabajo, que no estamos preocupados por esto cuando hemos sido los responsables del diseño y
puesta en práctica de una idea.
Pido que en el marco de esta conversación le demos a cada cuestión la valoración que
debe tener, sino parece que venimos a sentarnos a que nos digan que no nos ocupamos del tema
de la gente que menos posibilidades tienen. Es inaceptable aceptar que el gobierno, que recuperó
el sistema jubilatorio, que puso la movilidad jubilatoria, que puso la asignación universal por hijo
y que obtuvo 4.500.000 puestos de trabajo nuevos, tenga que escuchar este tipo de
consideraciones sin poder contestarlas.
Sr. Pezoa. – Simplemente, voy a reiterar lo que ha dicho, con total claridad, el señor ministro,
sino aquí hay una confusión. Reitero, cuando se da ese porcentaje, eso ocurre en todos los
cálculos que se dan en el mundo, se compara con el mismo mes del año anterior y eso da
veintitanto por ciento arriba. Así es en el mundo. Fíjese, usted debe tener esos datos, que esas son
las comparaciones en el mundo. Lo otro es con lo que hemos calculado la pauta presupuestaria. Y
eso tiene una tendencia hacia arriba. Ese es el crecimiento con respecto a la pauta presupuestaria.
Ese es el dato real que tenemos. Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor senador Nikisch.
Sr. Nikisch. – Señor presidente: voy a ser muy breve con una cuestión que surgió de una de las
preguntas del presidente del bloque del oficialismo. El otro día hemos escuchado al ministro y
también a los funcionarios nacionales hablar de los últimos 6 ó 7 años de crecimiento de la
economía en la Argentina, del superávit comercial y del superávit financiero. Es decir, los hemos
escuchado hablar de una situación altamente positiva en números macro. Hoy ha manifestado
nuevamente las cuestiones de la caja de jubilación y la asignación universal por hijo, que era una
idea de todos los sectores argentinos, no solamente políticos sino también sociales.
En otras oportunidades, cuando hemos hablado sobre la problemática de las provincias, ha
manifestado que el gobierno nacional, a través de estas asignaciones, de extensiones y de resolver
el problema de los jubilados, compensaba en cierta medida la situación de déficit que tenemos en
nuestras cajas provinciales. Es decir, no desconocemos que a través de otras medidas llegan
recursos.
No obstante, existe la cuestión central de las deudas de las provincias; La Pampa es
diferente a la de Corrientes o a la del Chaco. En ese sentido, esta es la tercera oportunidad, se lo
he dicho el año pasado y el otro día, hay que resolver el problema de las deudas de las provincias.
El senador Verani ha sido claro en ese sentido. Usted ha manifestado hoy que una de la manera
en que el gobierno colabora es a través del Programa de Asistencia Financiera y que es
claramente insuficiente.
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Hace pocos días, nuestro gobernador ha manifestado públicamente, en una conferencia
sobre el Bicentenario, que estamos en una etapa histórica con siete años de superávit y siete años
de crecimiento consecutivo. Eso es cierto. En ese sentido, hemos presentado proyectos para
coparticipar los fondos del Aporte del Tesoro Nacional. Además, consideramos que hay
acreencias por parte de las provincias por no cumplir con el 34 por ciento y que hay que
reprogramar a más largo plazo y a más bajas tasas. Es decir, en esto hemos coincidido en todo.
Sin embargo, hay cuestiones que demuestran que, más allá de todas las bondades que se
manifiestan públicamente, hay situaciones que afectan a las provincias. Si me permiten, voy a
hablar específicamente de mi provincia. Aquí tengo una solicitada que ha salido publicada el
domingo en la provincia del Chaco. Este sector vinculado a la salud cada tanto saca una
solicitada, en gobiernos nuestros la ha sacado, pero nunca con un tenor de este nivel.
La solicita dice que es un reclamo efectuado por chaqueños damnificados que al parecer,
lejos de estar amparados y protegidos en su tarea de resguardar la salud en la población, se
encuentran relegados y muy lejos de la prioridad de los gobernantes de turno, quienes parecen
olvidarse de los otros chaqueños que, en miles, diariamente son atendidos y contenidos por el
sistema de salud que representamos y que hoy se ve desvastado por una situación –aquí viene lo
que me llamó la atención— que nos remite a los peores momentos que nuestro sector ha
atravesado en la historia de esta provincia.
He sido gobernador e intendente y hemos pasado muchísimos problemas en el sistema de
salud pero nunca habíamos visto que un sector específico diga esto. ¿Qué sucede? Todavía no se
les ha pagado diciembre desde el Insssep; el PAMI esta atrasado.
El segundo tema, que se lo manifesté el otro día en la provincia del Chaco, es que los
empleados públicos y los jubilados y pensionados cobran en forma escalonada. Imaginemos a los
empleados del Ministerio de Economía cobrando del 1° al 20.
El tercer tema, para demostrarle las dificultades que atraviesan las cajas de la provincia,
quien gobierna la provincia del Chaco ha sido presidente de la Comisión de Presupuesto y
Hacienda y conoce de economía, es que el gobierno de la Nación ha enviado 12 millones de
pesos, el 20 de enero de este año, para pequeños productores, que tenía que haber enviado el año
pasado. Es decir, desde el 20 de enero esos recursos están.
Ayer se han movilizado los pequeños productores de la provincia del Chaco para que el
gobierno de la provincia habilite, por lo menos, 2 millones de pesos. ¿Qué sucede? Hay un
decreto que ha creado una caja única en la provincia del Chaco y, como no alcanzan los recursos,
primero se van pagando los sueldos, después los servicios y de ahí surge la gran deuda que hay
con proveedores.
Quiero dejar una reflexión, como dijo el senador Verani, es necesario sentarnos a discutir
de qué manera resolvemos el problema de fondo. El Programa de Asistencia Financiera es una
cuestión que resuelve transitoriamente las cuestiones, y la provincia del Chaco durante los
últimos seis años –los dos de esta gestión y los cuatro anteriores– ha cumplido con la ley de
responsabilidad fiscal, dado que ha pagado la totalidad de los intereses y parte de los
vencimientos de capital. Pero las consecuencias las están sufriendo.
Sr. Presidente. – Muchas gracias, senador. Con su intervención damos por...
Sr. Boudou. – ¿Puedo decir algo?
Sr. Presidente. – Sí, señor ministro.
Sr. Boudou. – Senador: yo no necesito imaginarlo. Yo viví -como usted- en el país en el cual las
jubilaciones demoraban noventa días; en el cual la ANSeS debía doce meses de gastos
operativos; y en el cual a los empleados nos sacaron el 13 por ciento de los salarios. Así que no
necesito imaginarlo; lo conozco bien.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor senador Pichetto.
Luego cerramos, dado lo avanzado de la hora.
Sr. Pichetto. – Deseo reflexionar un poco sobre la situación de las provincias, compartiendo
algunas visiones pero también clarificando a la opinión pública en cuanto a que estamos frente a
endeudamientos que no se han dado en los últimos seis años, en términos del proceso de
endeudamiento de nuestra provincia.
El senador Verani sabe muy bien, porque cuando le tocó gobernar hizo un esfuerzo en
línea con la austeridad, que el problema de acumulación de deuda de Río Negro es estructural, y
que viene de los últimos veinticinco años.
El otro tema que me parece importante clarificar es que los estados federales,
indudablemente, deben garantizar la salud, la seguridad y la educación, que son obligaciones
inherentes al Estado provincial.
Digo esto para que ningún desprevenido se confunda. La problemática de la salud debe
ser abordada por el Estado provincial.
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Estoy de acuerdo –esto lo he dicho en varias oportunidades– que el hecho de que el Poder
Ejecutivo haya recibido a todos los gobernadores, es un dato importante. Y estoy convencido de
que el tema de la deuda ha sido puesto en el centro del debate, porque hay más de diecinueve
distritos provinciales que tienen un fuerte nivel de endeudamiento.
Entonces, creo que hay que buscar un camino concertado, razonable y responsable entre la
Nación y las provincias, que permita un abordaje integral de esta problemática.
Este año vence el pago de los BODEN, y muchos estados provinciales deben pagar el
capital. Estoy convencido, estoy seguro, que el Estado nacional no va a dejar caer en default a
ningún estado provincial y que va a hacer todo lo necesario, lo imposible, para que esas
situaciones, que ya no son de pago de intereses sino de capital, puedan ser ordenadas y resueltas,
con alguna quita o con alguna prórroga. Esto me parece que forma parte de las preocupaciones
que son del gobierno –me gustaría que el señor ministro lo ratificara– y que están en un camino
de buscar alternativas.
Por eso nosotros sostenemos la inconveniencia de tocar el tema del financiamiento de la
Administración central en relación al último impuesto que se debatió aquí en el Senado. Porque
me parece que estos temas hay que plantearlos en línea y en consenso con la Administración y
trabajar de manera responsable.
Sra. Negre de Alsonso. – ¿Me permite una interrupción, senador?
Sr. Pichetto. – Sí, cómo no.
Sr. Presidente. – Para una interrupción, tiene la palabra la señora senadora Negre de Alonso.
Sra. Negre de Alonso. – Gracias a ambos: al presidente del bloque y al presidente de la
comisión.
Me parece muy buena la reflexión del señor senador Pichetto. Creo que dentro de las
opciones, debemos tener presente que la Nación hoy se lleva el 75 por ciento de los fondos
coparticipables y que nosotros sólo recibimos el 25. Entonces, tendríamos que encontrar caminos
para que esos fondos vuelvan a un verdadero federalismo y que ordenadamente –esta es la otra
cuestión– cada provincia pueda hacer frente a las obligaciones constitucionales respectivas. Pero,
para eso, necesitamos que los fondos de las provincias vayan directamente a ellas.
Sr. Presidente. – Gracias, senadora.
Para una interrupción, tiene la palabra el señor senador Mayans.
Sr. Mayans. – Señor presidente: ¿cuál es la distribución que hace tan injusto esto que comenta la
senadora, del 75 y el 25 por ciento? Porque esto ya existe...
Sr. Presidente. – Depende de qué columna se calcule, en realidad, y de acuerdo a lo que dice la
ley...
Sr. Mayans. – Claro, e informar de esta forma al país, del 75 al 25, es manejar números sobre los
que no coincidimos, porque tendríamos que verificar el esquema de las leyes de coparticipación...
Sr. Presidente. – Lo que pasa es que entraríamos en un debate de otra naturaleza....
Sr. Mayans. – El tema de la ley del impuesto al cheque fue una ley que se hizo por emergencia...
Sra. Negre de Alonso. – Fue modificada...
Sr. Mayans. – Se ha modificado incorrectamente...
Sr. Presidente. – Por favor, no dialoguen. Hemos llegado a un nivel de debate interesante...
Sr. Mayans. – Quiero dejar sentado eso, que no es cierto....
Sr. Presidente. – Pasamos a cuarto intermedio hasta las 14 horas. Nos encontraremos aquí.
– Son las 12 y 41.
– A las 14 y 32:
Sr. Presidente. – Continuamos la reunión con la presencia de varios directores del Banco
Central: el doctor Miguel Ángel Pesce, vicepresidente; el doctor Arnaldo Bocco, la doctora
Gabriela Ciganotto y el doctor Sergio Chodos.
La metodología va a ser similar a la utilizada esta la mañana. Lo mejor es que se haga
una exposición que ronde los veinte o treinta minutos para luego pasar a las preguntas de las
señoras y los señores senadores.
Sr. Pesce. – Agradezco la invitación de las comisiones para discutir estas iniciativas. Voy a
referirme centralmente al proyecto Verna, que creo que es el primero que se presentó en el
sentido de permitir el pago de deuda o la utilización de las reservas del Banco Central como
garantía para el pago de la deuda externa, aunque entiendo que hay otros cuatro en la misma
línea.
Creo que el debate de este proyecto tiene contenido histórico. Parte de la historia
económica de nuestro país se explica por la historia de su deuda externa. Y si bien esto es cierto
para hablar de la historia económica de nuestro país de fines del Siglo XIX, también lo ha sido
fundamentalmente a partir de los años 80.
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Una de las herencias más duras que recibió la democracia del proceso militar fue un fuerte
proceso de endeudamiento externo con tasas de interés, especialmente en Estados Unidos, que
multiplicaron aceleradamente la deuda. Y esa herencia fue muy difícil de sobrellevar.
En los inicios de la democracia los intentos con los clubes de deudores fracasaron y luego
creo que prosperaron estrategias que sobre principios de esta década demostraron su debilidad,
como los intentos de capitalización de la deuda externa y de renegociación a través del Plan
Baker y del Plan Brady. Y creo que fracasaron fundamentalmente porque el enfoque que se tenía
no era de desendeudamiento, sino que se enredaban en intentos de renegociación con tasas que
siempre imponían los centros y potenciaban nuestro endeudamiento.
Creo que el último reflejo de esta situación lo constituyen los intentos de fines de la
década del 90 con el blindaje, con el apoyo de los organismos multilaterales de crédito y luego
con el megacanje. Las dos estrategias intentaron procesos de renegociación que lo que terminaron
provocando fue la potenciación de la deuda por las altas tasas de interés que ellas contenían. Y
quienes han llevado adelante especialmente el megacanje hoy tienen que afrontar, incluso,
situaciones ante la justicia penal.
Creo la crisis que tuvimos los argentinos sobre fines de la década del 90 hizo estallar el
proceso de endeudamiento externo. En ese momento había un cambio de gobierno en los Estados
Unidos. Recibimos la visita del secretario del Tesoro norteamericano, quien dijo que los
carpinteros y los plomeros estadounidenses no iban a pagar los malos negocios que había hecho
la banca financiera internacional con la República Argentina. Y a partir de ese momento nos
dejaron solos el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y nos vimos obligados a
encarar el proceso de renegociación de nuestra deuda bajo reglas de mercado.
Creo que es importante destacar que la Argentina fue el único país dejado solo en el
proceso de renegociación y es el único que la está llevando adelante exitosamente bajo reglas de
mercado.
El primer proceso de renegociación fue muy exitoso, renegociamos el 75 por ciento de
nuestra deuda con una quita extraordinaria. Y ahora con esta reapertura del canje esperemos que
esta cifra alcance o supere el 90 por ciento de los acreedores.
Tenemos dificultades porque el sistema jurídico bajo el cual estaba emitida la mayoría de
nuestra deuda, que es la ley de los Estados Unidos en los tribunales de Nueva York, no prevé
procesos de concurso para los estados nacionales.
Me tocó renegociar la deuda de la Ciudad de Buenos Aires y en ese caso, con el 80 por
ciento de la adhesión de los tenedores de títulos, la renegociación que habíamos propuesto fue
impuesta a los restantes acreedores.
En el caso de la deuda argentina esto no está previsto en los prospectos y tampoco en la
normativa, ni hay jurisprudencia en los Estados Unidos a este respecto. Y así es como hoy, con
demandas que no alcanzan los 3.000 millones de dólares en los tribunales de nueva York, se
encuentran entorpecidos nuestro circuito comercial y nuestro acceso al crédito, especialmente en
los Estados Unidos.
Entonces creo que el capítulo que se inauguró en 2001 con la necesidad de renegociar en
términos ciertos nuestra deuda y decir que solo íbamos a aceptar en la negociación a aquellos a
los que podíamos pagar ha tenido éxito.
Esta estrategia desde el Banco Central ha tenido una contracara. Como dije, nuestro país
fue el único que llevó adelante estos procesos solo, sin el apoyo de ningún organismo
internacional de crédito.
Hoy vemos cómo inmediatamente el Fondo Monetario Internacional asiste a Grecia en su
proceso de reestructuración de deuda. También lo vemos renovar las asistencias preventivas de
deuda a países como México. Nosotros tuvimos que afrontar esto en soledad. Y para ello la
Argentina debía tener un proceso consistente en su macroeconomía. Y es allí donde se planteó la
necesidad de que hubiera un proceso de acumulación prudencial de reservas que nos permitiera
afrontar solos los shocks internacionales y las obligaciones de nuestra balanza de pagos, porque
sabíamos que no íbamos a poder contar con la asistencia especialmente del Fondo Monetario
Internacional. Y así lo hemos hecho.
Esta búsqueda de acumulación preventiva de reservas ha sido exitosa. De tener niveles de
reservas que estaban por debajo de los 10.000 millones de dólares hoy nos encontramos con
niveles por encima de los 47.000 millones de dólares. Hemos podido pagar nuestra deuda con el
Fondo Monetario Internacional y afrontar una de las crisis financieras más profundas que ha
sufrido el sistema financiero internacional sin ninguna asistencia externa, solo con nuestros
recursos y esfuerzos.
La contracara de esta política de acumulación de reservas ha sido también una política
monetaria prudencial, donde hemos permitido la expansión de los agregados monetarios y hemos
utilizado instrumentos de esterilización en los casos en los cuales la expansión monetaria no
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podía ser absorbida por el crédito interno o por la demanda de dinero transaccional. Y allí
también hemos sido exitosos, logramos incrementar el crédito en nuestro país y creo que ahora se
va a abrir una nueva etapa donde el crédito productivo alcanzará un rol mucho más importante
que el que ha tenido hasta ahora con un sistema financiero que se ha consolidado, con bancos que
son solventes y tienen muy baja mora en sus créditos y que reconocen como dificultad para poder
prestar a más largo plazo los problemas de liquidez intertemporal. En el Banco Central estamos
trabajando para poder resolverlo.
En ese sentido, creo que ha sido consistente la estrategia de desendeudamiento; primero,
con los pagos que se han hecho, con los recursos corrientes de la administración y,
especialmente, con la utilización de las reservas para el pago al Fondo Monetario Internacional.
Estos proyectos que hoy ustedes están debatiendo aceptan un concepto que está en la
normativa vigente en nuestro país, que es el de reservas de libre disponibilidad. Por herencia de la
convertibilidad este concepto de reservas de libre disponibilidad se liga a la base monetaria, es un
hecho que no tiene respaldo alguno en la doctrina económica pero sí tiene respaldo en la tradición
de la convertibilidad que fue un eje fundamental de la economía de nuestro país en la década de
los años 90. Según los cálculos de esas reservas de libre disponibilidad estaría en el orden de los
17000/18000 millones de dólares. Y tienen asignación, pueden ser utilizadas por el gobierno para
pagar a organismos multilaterales de crédito.
Entonces, en estos proyectos que estamos debatiendo lo que se plantea es una ampliación
de los usos de esas reservas de libre disponibilidad para el pago de deuda, no sólo a los
organismos multilaterales de crédito sino también a otras obligaciones en moneda extranjera del
gobierno nacional. Creo que esto fue exitoso en el momento del pago al Fondo. Se pagaron 9000
millones de dólares cuando nuestras reservas no tenían los niveles que tienen ahora y, sin
embargo, luego del pago al Fondo hubo un proceso de recuperación inmediata de las reservas.
Pero no sólo eso, hubo incremento de los depósitos, incremento del crédito, crecimiento del
producto, mejora de los indicadores bursátiles de nuestro país y también del riesgo país.
Entonces, esa estrategia ha demostrado que cuando se lleva adelante tiene impacto positivo en los
mercados y tiene impacto positivo en la economía real de nuestro país.
Las diferencias que yo encuentro en los distintos proyectos es si se va a plantear el uso de
estas reservas de libre disponibilidad como una garantía para la toma del nuevo endeudamiento o
el pago directo de deuda. Considero que el mejor camino es el pago directo de deuda. Todos los
procesos que hemos tenido de intento de renegociación o apalancamiento no han sido exitosos, y
mencioné dos: el blindaje y el megacanje. Mientras en el blindaje tomábamos deuda de los
organismos internacionales de crédito, sufríamos una fuga de capitales extraordinaria y el país se
quedó con la deuda y algunos se quedaron con los dólares en el exterior.
El sistema financiero internacional tiene una extraordinaria imaginación para desarrollar
todos estos organismos de apalancamiento. Uno sentía que esto era un pecado exclusivo de la
Argentina pero hoy vemos que es un pecado generalizado porque lo que ha fallado es la lógica de
negocios de la banca internacional. Hoy vemos a Grecia involucrada en problemas. Con intentos
de utilización de instrumentos apalancados. Vemos al estado italiano con estas dificultades, a
negocios privados en los Estados Unidos que en realidad con estos instrumentos de
apalancamiento lo que ha logrado son utilidades extraordinarias para sus empresas y muchos
problemas para aquellos que intentaban utilizarlos.
Entonces, en estas diferencias que hay entre los distintos proyectos creo que el mejor
camino es el del desendeudamiento directo, el del pago. Normativamente las reservas que se
están planteando utilizar son muchas menos que las que se encuentran en libre disponibilidad y
son muchas menos en proporción a las reservas que tenemos hoy a las del año 2005.
Y desde el punto de vista económico no encontramos riesgos, yo les decía que tenemos
una normativa que nos lleva a estimar las reservas de libre disponibilidad comparándolo con la
base monetaria y esto no tiene sustento económico ninguno, especialmente en un régimen de
flotación del tipo de cambio. Podría tener algún sentido en un régimen de tipo de cambio fijo
pero no en un régimen de flotación del tipo de cambio. Pero sí hay análisis económicos que
estudian los niveles óptimos de reservas y el Banco Central ha llevado adelante uno que tiene la
particularidad de haber analizado todos los desarrollos teóricos que hay en este sentido, porque
no hay un solo criterio; hay algunos que ligan las reservas de libre disponibilidad con las
obligaciones de deuda externa que tiene un país; otros que lo ligan con las obligaciones de
importaciones que tiene un país y otros que reconocen que algunos países que tienen problemas
de dolarización y de inestabilidad financiera tienen que tener cobertura relacionada también con
algún agregado monetario y lo ligan fundamentalmente con el M 2.
Lo que hemos hecho en el Banco Central de la República Argentina no es sólo analizar la
cuestión según cada uno de estos enfoques, sino que hemos adicionado todos los enfoques.
Hemos considerado qué nivel óptimo de reservas se necesitaría si tuviéramos que afrontar nuestra
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deuda externa, nuestras importaciones y un proceso de inestabilidad financiera y casualmente da
una cifra muy parecida a las reservas de libre disponibilidad calculadas con la base monetaria.
Eso quiere decir que también, por un cálculo económico, con bases en la doctrina y en la ciencia
económica contaríamos con reservas de libre disponibilidad por el orden de los 17000/ 18000
millones de dólares, con lo cual la utilización de 6500 millones de dólares no debieran afectar la
economía real de nuestro país.
Y este uso de reservas que fue algo novedoso cuando lo
aplicó Brasil en 2005 para el pago al Fondo Monetario Internacional, lo hicimos nosotros luego y
reabrimos el debate el año pasado sobre el uso de las reservas, hoy se ha extendido por todo el
mundo. Hoy vemos a la República del Uruguay debatiendo sobre el uso de su reserva para el
desarrollo de infraestructura y para el desarrollo social. Pero tenemos otros países, el propio
Brasil ha utilizado sus reservas para refinanciar la deuda de sus empresas en el exterior en el
momento de la crisis. Tenemos a China también utilizando sus reservas para fondear el
financiamiento de su desarrollo. Brasil utilizó las reservas también para financiar sus
exportaciones también al exterior en el momento de la crisis. Y podríamos mencionar también a
la India donde un porcentaje de sus reservas son aplicadas también a fondos de desarrollo
económico. Así que esta visión de la posibilidad del uso de reservas con otros fines creo que se
ha extendido y que nuestro país ha sido pionero en ese sentido.
Si económicamente reconocemos que exceden los 17 o 18 mil millones de dólares las
reservas que son indispensables para garantizar nuestro desenvolvimiento económico y
reconocemos a las reservas como parte del ahorro de todos los argentinos, creo que una
aplicación eficiente de esas reservas es el pago de sus servicios. Porque de esa manera todos los
argentinos nos vemos beneficiados con el uso de las reservas, no sólo aquellos que tienen la
capacidad de fugar capitales sino todos los argentinos que, cuando ven disminuida su deuda,
tienen que pagar menos impuestos para cubrirla.
Esta estrategia permite mejorar la solvencia de nuestros bancos, que es un tema que le
importa al Banco Central. Los bancos de la Argentina son tenedores de títulos de deuda
argentina. Y este pago va a mejorar los precios que tienen los bonos argentinos y va a mejorar la
solvencia del sistema financiero de nuestro país.
Se ha intentado introducir en el debate un concepto que desde el punto de vista de los
bancos centrales es extraño, que es revisar la exposición del balance de los bancos centrales al
sector público. La verdad es que el Banco Central de la República Argentina tiene una baja
exposición a activos del sector público, porque su política monetaria la lleva adelante con
instrumentos propios de deuda y no con instrumentos de deuda del gobierno, como pueden hacer
Estados Unidos u otros países centrales. Pero no sólo tenemos un bajo ratio de exposición al
sector público con respecto a los países que hacen política monetaria con instrumentos de deuda
de los gobiernos federales; también ese ratio es bajo si lo comparamos con países en desarrollo,
como Brasil.
Esto era fundamentalmente lo que quería transmitirles. Quedo a su disposición para las
preguntas que deseen realizar.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Morales.
Sr. Morales. — Nosotros tenemos un proyecto que no sé si lo inscribiría en estas dos opciones
que plantea el vicepresidente del Banco Central: en fondo de garantía o pago directo de deuda.
Diría que, en todo caso, constituimos un fondo de reservas para el pago.
Creo que las cinco iniciativas coinciden en la posibilidad de utilizar reservas para el pago
de la deuda, con lo cual me parece que hay un gran avance en cuanto al debate o, en todo caso,
también, al texto del dictamen que podría surgir de estas comisiones. El tema es que, en general,
lo que hacen los nuevos proyectos es vincular esta cuestión con el Presupuesto. El proyecto del
senador Cabanchik crea una comisión legislativa que debe monitorear cómo va el gasto, para ver
si las previsiones presupuestarias para atender la deuda se cumplen o no y, si es que en ese punto
hacen falta reservas, se cumplan. Tiene una buena lógica, que es la que en algún punto también
está en nuestro proyecto: el vínculo con el presupuesto. Por eso es que esta mañana con el
ministro de Economía vinculábamos mucho el debate de reservas con el Presupuesto; y también
con la inflación.
Luego está el proyecto del senador Romero, que plantea directamente el fondo de garantía
para la emisión de deuda.
Por su parte, creo que el corazón de nuestro proyecto, la disidencia con respecto al
Decreto 298, tiene que ver con una redefinición del concepto de reservas de libre disponibilidad.
Yo veo en el gobierno y en el discurso del vicepresidente una contradicción en torno a la
cuestión de la Ley de Convertibilidad. Porque en verdad la conceptualización de reservas de libre
disponibilidad del gobierno y lo que acaba de decir el vicepresidente del Banco es reafirmar el
concepto de la Ley de Convertibilidad. En verdad, no es que son 17.500 millones. Eso era en la
modificación del artículo de la Ley de Convertibilidad que producía el Decreto 2010, que en el
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artículo 1° in fine establecía que había un cambio en cuanto a la asignación de las reservas de
libre disponibilidad para atender qué tipo de obligaciones.
Ahora bien, el decreto hace un planteo parcial y directamente dice: 4.300 millones para
atender servicios de la deuda. Pero no se ha modificado este concepto que está en la Ley de
Convertibilidad en cuanto a sólo atender obligaciones con organismos internacionales de crédito.
Así que estos 17.500 millones, en todo caso, son para atender organismos internacionales de
crédito. Eso no se ha modificado. El Decreto 298 no lo modificó. Digo esto para ponernos de
acuerdo en este punto. Solamente reservas de libre disponibilidad, conceptualizadas por el
Decreto 298, para atender organismos internacionales de crédito. El Decreto 298 solamente toma
4.300 millones para atender servicios de la deuda.
Nosotros planteamos el concepto de reservas de libre disponibilidad en línea, justamente,
con informes de las distintas gerencias del Banco Central. En el expediente 71.709/09, el
subgerente general de Economía y Finanzas, Pedro Rabasa, plantea en uno de los párrafos de
este informe, que es sólido técnicamente en muchos aspectos, lo siguiente: en conclusión, la
definición de reservas de libre disponibilidad, consistente en la mera diferencia entre reservas y
base monetaria, carece de sentido económico cuando el Banco Central utiliza diversas
herramientas de esterilización monetaria. Y hace un análisis previo, no sólo considerando la
emisión monetaria sino también otros pasivos del Banco Central.
Así que la primera pregunta es si está de acuerdo con este informe técnico de esta
Subgerencia, que, justamente, conceptualiza a las reservas de libre disponibilidad consistentes en
la mera diferencia entre reservas y base monetaria, a partir de datos y de informes técnicos de la
propia línea del Banco Central.
La segunda pregunta tiene que ver con el balance: si nos podría hacer un breve informe y
caracterizar las conclusiones del balance que se aprobó, si no me equivoco, el día jueves de la
semana pasada.
También quisiera preguntarle sobre el tema de las utilidades —cuestión que también
planteamos esta mañana—. Allí hay un concepto que a nosotros nos preocupa, respecto del cual
nos gustaría tener mayor información, que tiene que ver con los 13.500 millones de pesos que se
exponen como utilidades producto de las ganancias por la tenencia de títulos del Banco Central.
Este sería un concepto nuevo, porque nunca se han distribuido. Si esto no fue así, si en el pasado
se han distribuido utilidades ni líquidas ni realizadas por este concepto, entonces corregimos la
información. Porque este año vamos a distribuir 13.500 millones por este concepto. El criterio de
precaución que hay que tener en cuanto a estimaciones también habría que tenerlo para el
tratamiento de las utilidades; y más aún para gastar utilidades que no sean ni líquidas ni
realizadas.
Entonces nosotros vemos que estos 13.500 millones corresponden al debate que nos
estamos dando desde hace varios meses de 17 mil millones de utilización de reservas de libre
disponibilidad. Es decir se trata de otro elemento, otro ítem importante, que podrá utilizar el
Tesoro una vez que conceptualice estas utilidades.
La segunda pregunta tiene que ver con el tema de las utilidades y este concepto, y cómo
impactan monetariamente. Esta mañana hicimos un análisis del balance de divisas del
presupuesto de divisas de la Administración Central y le manifestamos al ministro que hay un
excedente de 4500 millones de dólares.
En tercer lugar, deseo hacer una pregunta relacionada con la emisión de divisas: ¿Cuál es
la expectativa, la proyección de emisión que tiene prevista para este año el Banco Central y cuál
será el porcentaje posible de esterilización? Además, Deseo saber ¿en qué punto afectará la tasa
de interés y cuál es la solidez patrimonial del Banco Central a partir de tener 6500 millones de
dólares menos de reservas para afrontar una política de esterilización que impida generar
inflación a través de la base monetaria, o de la oferta monetaria?
Sobre el tema del balance del presupuesto de divisas, hay 4500 millones de dólares de
divisas excedentes. Por ese motivo, decimos que está bien tener un fondo de reserva para pagar
deuda, pero en primer lugar es necesario tener un monitoreo de cómo se va ejecutando el
presupuesto. Porque si éste, en la planilla 181, declara que hay un excedente de 4500 millones de
dólares, los hay. Entonces, si vamos a transferirle 6500 millones de dólares, habrá un excedente
de divisas de 11 mil millones, que implican 40 mil millones de pesos de emisión. Por lo tanto, en
la respuesta a la siguiente pregunta, señor vicepresidente, le pido que tenga en cuenta el
presupuesto de divisas, la transferencia y la cantidad de dinero que tendrá que emitir el Banco
Central como consecuencia de la expansión de la base monetaria por la compra de excedentes de
dólares del sector privado. ¿De cuánto es la estimación que tienen de emisión para este año por
ese concepto y de cuánto es la estimación que tienen de expansión de la base monetaria como
consecuencia del sector público para este año? Esto teniendo en cuenta: la monetización del
resultado cuasi fiscal 2009, el incremento del financiamiento vía adelanto transitorio, la
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monetización resultante del sobrante de dólares del tesoro en caso de que se autorice la
transferencia de reversas.
Reitero, ¿en cuánto impactarán estos conceptos públicos y privados? Y del monto de la
emisión monetaria que las autoridades del Banco Central nos informen será, ¿cual será el
porcentaje que estaremos en condiciones de esterilizar? ¿Estaremos en condiciones de esterilizar
el 30 o el 40 por ciento? Para nosotros, por causa de estos dos componentes que resumen todos
los conceptos, habría un incremento en la base monetaria del 60 al 68 por ciento. Por lo tanto,
queremos saber si esto es así o no, cuánto se podrá esterilizar, y de cuánto será la tasa de interés.
La siguiente pregunta está relacionada con todas estas puntas de variables que tiene que
administrar el Banco Central, si impactarán en la inflación o no y, en este sentido, si ustedes
conjuntamente en la autoridad económica podrán cumplir con el artículo 3º de la Carta Orgánica,
en cuanto se refiere a la preservación del valor de la moneda. Esto no quiere decir que me ponga
en el rol de monetarista, sin embargo, entiendo que hay que cuidar este perfil porque si
administramos mal puede generarse un impacto inflacionario a partir de la emisión monetaria.
Por lo tanto, estos serían los cuatro ejes básicos de la pregunta.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor vicepresidente primer del Banco Central de la
República Argentina, Doctor Miguel Pesce.
Sr. Morales. – Perdón.
Una última consulta. Esta mañana el señor senador Sanz preguntó cuánto se había pagado
de la deuda. Y creo que el monto fue de aproximadamente 1.100 millones de dólares, con los
decretos. ¿Cuánto de lo que queda para pagar está en manos de los bancos, como tenedores de
títulos –los BODEN que surgen por la pesificación asimétrica? Y, no para este momento, pero sí
para tener un informe por parte del Banco Central sobre cuáles han sido los movimientos de la
tenencia de títulos, no en el caso de los vencimientos de este año solamente, sino de todos los
tenedores que entrarán en el megacanje. ¿Podemos obtener esta información consultando a la
SEC o a la Comisión Nacional de Valores? Es decir si a través del Banco Central podemos saber,
en los últimos seis meses, cuáles son las transacciones de títulos y también, como fue planteado
esta mañana, tomar conocimiento de quiénes son los que eventualmente se benefician con el
canje. En este sentido, no comparto el criterio del señor senador Pichetto y del ministro. ¿Impacta
o no impacta en la reapertura del canje? Nosotros creemos que la reapertura del canje es un
proceso autónomo, sin perjuicios de que hay una coincidencia en el uso de reservas a partir de un
determinado nivel y con determinado rigor de responsabilidad del control presupuestario para
nuestro proyecto y el de varios.
Pero, en verdad, el proceso de la reapertura del canje tiene que ver con la naturaleza de la
operación. Los que compraron bonos a 30 y van a recibir a 50, 57 o 55 tendrán una ultrautilidad
del 70 por ciento.
Nosotros acompañamos al gobierno en la reapertura del canje, porque es una buena señal
y porque irá bien, porque naturalmente tiene que ir bien. Hicieron negocio los que compraron en
30 y cobrarán 50, porque ganarán un 70 por ciento. Entonces, nosotros creemos que hay una
cuestión natural propia de la dinámica de la naturaleza de los tenedores y de los negocios que han
hecho, más que con otro tipo de señales que también creo que hay que dar.
Entonces, reitero, en primer lugar, ¿cuánto de la deuda que nosotros tenemos que pagar
está en manos de los bancos? Deuda prevista en el Decreto Nº 298 o en algún proyecto de ley.
Por otro lado, si a través del Banco Central podemos hacer alguna pregunta sobre los
títulos de los bonistas.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el doctor Miguel Pesce.
Sr. Pesce. – En primer lugar, deseo realizar una aclaración con respecto al informe que está
leyendo. Ese es un forme personal del licenciado Ravassa, que no siguió el trayecto de la línea
del Banco Central. Si usted lo analiza, observa que sólo tiene la firma del licenciado y no tiene
las iniciales ni la firma de ningún otro funcionario de esa subgerencia.
Sr. Morales. – En su calidad de gerente.
Sr. Pesce. – No es la opinión de la subgerencia del Banco Central, porque para que fuera la
opinión de la subgerencia del Banco Central tendría que haber seguido la línea correspondiente y
no la siguió. Es una opinión personal de quien fue subgerente general de Economía y Finanzas
del Banco Central.
Si usted ve el expediente…
Sr. Morales. – ¿Por eso ya no lo es?
Sr. Presidente. – Deje que conteste el señor vicepresidente.
Sr. Pesce. – Yo le puedo explicar por qué no lo es, pero ese documento contiene la opinión del
señor Ravassa. Fíjese en otros informes, incluso correspondientes a las aéreas técnicas y se
encontrará con la firma del subgerente general y de toda la línea hacia abajo, porque así funciona
el Banco Central.
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Por lo tanto, reitero, esa es la opinión del señor Ravassa. Opinión que yo rebatí a través de
un expediente, que entiendo ustedes tienen, porque mi opinión es contraria a los fundamentos del
señor Ravassa, y el directorio o algunos directores han adherido a mi opinión que, reitero, es
contraria a los dichos de ese señor en ese expediente.
La estimación de reservas óptimas...
Sr. Morales. – ¿Me permite una interrupción?
Sr. Presidente. – Déjelo contestar porque, si no, estaremos permanentemente en diálogo.
Sr. Morales. – Digo que toda la línea opinaba en el sentido...
Sr. Presidente. – Por favor.
Sr. Pesce. – El trabajo que le mencioné sobre reservas óptimas es del subgerente general de
Investigaciones Económicas del Banco Central. No sé qué participación tuvo Redrado en la
elaboración teórica de ese trabajo, pero está firmado por él, que era el entonces presidente del
Banco Central, por el subgerente general de Investigaciones Económicas y por tres funcionarios
de la Subgerencia General de Investigaciones Económicas. Y ahí se hacía una estimación de
reservas óptimas para los bancos centrales.
De ninguna manera en ese trabajo se mencionan los instrumentos de esterilización
monetaria del Banco Central. Sí se hace un desarrollo teórico importante para justificar utilizar el
12,5 por ciento del M2 como un indicador apropiado para evaluar el impacto que podría tener en
las reservas la inestabilidad del sistema financiero. Entonces, sí tenemos un trabajo que siguió el
camino apropiado de la línea, firmado por el presidente del Banco Central y que de ninguna
manera menciona los instrumentos de esterilización del Banco Central.
Dentro del expediente está el informe que firmé. Creo que ustedes tienen el expediente
completo, que fue el que dejamos en la comisión de evaluación del desempeño de Redrado. Así
que allí está. Hay cantidad de ejemplos de países donde, de ninguna manera, se liga la cantidad
de dinero a sus instrumentos de esterilización monetaria.
Con respecto al balance, efectivamente, fue votado por el Directorio del Banco Central el
jueves de la semana pasada. Ya cuenta con la opinión, sin observaciones, del auditor externo y de
la Auditoría General de la Nación, por lo que lo estamos girando al Poder Ejecutivo y –no sé si a
través del Poder Ejecutivo o directamente– al Congreso de la Nación, para que ustedes cuenten
con él.
Las utilidades del año 2009 son de 23.546.209.837 pesos. El balance del Banco Central –
insisto– fue elaborado bajo las normas de contabilidad generalmente aceptadas, cuenta con
dictamen del auditor externo y de la Auditoría General de la Nación, sin observaciones. Así que
las utilidades del Banco Central son éstas que relato.
Usted decía que nunca se habían distribuido utilidades no líquidas y realizadas, pero tiene
un error de información. Las utilidades líquidas y realizadas son las devengadas. Esto no se lo
tengo que explicar a usted...
Sr. Morales. – Yo no dije eso. Le preciso la pregunta, porque parece que me entendió mal.
Después me dirá cómo es el asiento contable cuando saca 23.500 millones de utilidades, pero lo
yo le dije que es la primera vez que se distribuyen utilidades, provenientes de las tenencias de
títulos, por este concepto.
Sr. Pesce. – No es así. El año pasado se distribuyeron...
Sr. Morales. – También. No sólo por tenencia de moneda extranjera.
Sr. Presidente. – Déjelo contestar, señor senador.
Sr. Pesce. – En el año 2008 se distribuyeron utilidades por tenencia de moneda extranjera.
Sr. Morales. – ¿Y en el año 2009?
Sr. Pesce. – Todavía no hemos distribuido utilidades. Hemos aprobado el balance.
Sr. Morales. – Hasta los años 2007 y 2008. Por eso, como digo, es la primera vez que
distribuyen por tenencia de títulos.
Sr. Presidente. – Tratemos de ordenar un poco...
Sr. Pesce. – No creo que haya ninguna diferencia entre la utilidad que se genera por la tenencia
de títulos o por la devaluación de la moneda.
Sr. Morales. – Cómo que no, si son dos activos distintos: uno es a la vista y el otro no.
Sr. Pesce. – ¿Cuál es a la vista?
Sr. Morales. – La moneda extranjera. Los títulos, no, porque son naturalmente utilidades
distintas sobre instrumentos activos naturalmente distintos. Lo que yo le pregunto es si es la
primera vez que se distribuyen utilidades por tenencia de títulos.
Sr. Pesce. – Le puedo decir que el año pasado se distribuyeron utilidades por devaluación de la
moneda y que este año todavía no hemos distribuido utilidades. Las utilidades líquidas y
realizadas del Banco Central son las que le acabo de mencionar.
Sr. Morales. – Yo le pregunto si es la primera vez que distribuirán por la tenencia de título.
Sr. Pesce. – Es que todavía no hemos distribuido.
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Sr. Morales. – Ya sé, licenciado. Ya lo sé, si acaban de aprobar el balance.
− El licenciado Pesce y el senador Morales hablan a la vez.
Sr. Presidente. – Se está dialogando. Las preguntas hay que contestarlas de a una. Si se entabla
un diálogo, me parece que entramos en una cacofonía.
Sr. Pesce. – Desde la Carta Orgánica del Banco Central, lo que dice en su artículo 38 es que
todas las utilidades que no se dedican a reservas o se capitalizan, deben ser distribuidas. El Banco
Central ha superado la capacidad de realizar reservas, porque ya han superado el 50 por ciento de
su capital.
Sr. Morales. – No me quiere contestar. Es una pregunta simple.
− Varios hablan a la vez.
Sr. Presidente. – Por favor, no dialoguemos.
Sr. Morales. – Está bien. Pasemos a la otra pregunta.
Sra. Todesca. – En atención a su pregunta, y como soy contadora, quería apoyar un poco la
exposición del vicepresidente Pesce y dar una respuesta coherente de lo que está preguntando.
El balance del Banco Central se realiza con normas contables legalmente aceptadas.
Todos los componentes de sus activos y pasivos se valúan contablemente de acuerdo a esas
normas. Con lo cual, no puede preguntar por qué se distribuye la utilidad producida de la
realización, de la tenencia de moneda extranjera o de los títulos. Toda la valuación que se realiza
de los activos y pasivos, y la determinación de la utilidad contable del Banco Central, responden
a la aplicación de normas generalmente aceptadas. Después eso determina una utilidad contable.
Y la distribución de éstas al Tesoro se hace conforme a lo dispuesto por la Carta Orgánica, como
bien lo comentaba recién el doctor Pesce.
Al tomar la decisión de distribuir, no puedo dejar de escuchar lo que dice la Carta
Orgánica y, si tuviera que hacer una interpretación de devengada, líquida y realizada, no puedo
hacerlo por parcialidad de rubros. El Directorio, el año pasado –como dice la Carta Orgánica–,
luego de aplicar parte de las utilidades por ley –porque así se exige– a sus respectivas reservas,
legales o especiales, y dispuesta alguna capitalización, el remanente completo –su utilidad
completa– debe pasar al Tesoro.
¿Por qué en algún momento, en la historia de este Banco Central, se dispuso la
distribución de un concepto nuevo, no mencionado por la Carta Orgánica, que era utilidades
líquidas y realizadas, diferenciadas a las devengadas? Porque en algún momento, el ministro
Lavagna, junto con el ex presidente del Banco Central, Prat Gay, decidieron firmar un acta para
ese ejercicio –no recuerdo bien para qué año fue– que contravenía la disposición de la Carta
Orgánica, que tuviera algo que se entendía como líquido y realizado, y diferenciarlo de lo
devengado. Y nuestra Carta Orgánica, en el artículo 38, es clara: compuestas las reservas que por
ley se nos exigen y hecha la capitalización, si es que el Directorio lo dispusiese por razones equis,
el resto de las utilidades contables del balance van al Tesoro. Eso es lo que dice nuestra Carta
Orgánica.
Sr. Morales. – Pónganse de acuerdo, porque me acaban de decir que se distribuyeron...
Sr. Presidente. – Vamos a seguir escuchando la respuesta del vicepresidente.
Por favor, continúe con la respuesta a las preguntas.
Sr. Pesce. – La pregunta fue: si alguna vez se habían distribuido utilidades basadas en la
valuación de títulos públicos. Le puedo contestar con respecto al año pasado.
Sr. Morales. – No.
Sr. Pesce. – Respecto del año pasado, no. Sí con respecto a la valuación de moneda extranjera.
No sé con respecto a los ejercicios anteriores. El que tengo presente es el del año pasado. Puedo
ver si en algún otro ejercicio se distribuyeron utilidades basadas en la valuación de los títulos
públicos.
Sr. Morales. – Es un punto, presidente...
Sr. Presidente. – Repregunte después...
Sr. Morales. – ...Porque, si el año pasado no se redistribuyeron por la tenencia de títulos,
habiendo tenido títulos ya en 2008, quiere decir que es la primera vez que se distribuyen por
tenencia de títulos: 13.500 millones.
Sr. Pesce. – No. Le falla un punto y es: si los títulos dieron utilidades o no, en 2008. Si los títulos
no dan utilidades no los puedo distribuir.
Sr. Morales. – ¡No le parece que, por un criterio de precaución, hay que tener cuidado con la
distribución de estas utilidades?
Sr. Presidente. – Esa es una opinión. Continuemos con la respuesta, por favor.
Sr. Pesce. – Estamos esperando que el Mercado Único y Libre de Cambios genere acumulación
de reservas del orden de los 10 mil millones, este año.
Usted, luego, preguntaba acerca del impacto monetario de este efecto. Nosotros, como
usted sabe, el agregado monetario que utilizamos para establecer nuestras metas,...
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Sr. Morales. – Perdón, 10 mil millones de dólares, qué...?
Sr. Pesce. – Del Mercado Único y Libre de Cambios.
Sr. Presidente. – Después repregunte, senador.
Sr. Pesce. – ...que no es el saldo comercial. A parte del resultado comercial, en el Mercado Único
y libre de Cambios, se atiende otro tipo de pagos. Entre ellos, los pagos de deudas, de utilidades,
dividendos y demás cuestiones.
Entonces, luego me preguntaba qué efecto podía tener esto en el programa monetario.
Sr. Morales. – Y de cuánto sería la emisión para este año.
Sr. Pesce. – El programa monetario tiene prevista, para el 31 de diciembre, una expansión, en la
parte superior de la banda. Usted sabe que tenemos un programa que se aprueba con bandas de
expansión y una propuesta base. Pero respecto de la parte superior de la banda, se prevé que, para
fines de diciembre, el agregado de M2 total alcance una expansión de casi 19 por ciento. Si usted
toma los valores a diciembre del año pasado –así es como lo calculamos-, da una expansión del
agregado monetario del orden de los 41 mil millones de pesos.
Sigo con las preguntas que me había hecho.
Sr. Morales. – Sí. Permítame, ahí...
Sr. Presidente. – No podemos repreguntar permanentemente.
Sr. Morales. – ...Si esa es la expansión total.
Sr. Pesce. – Expansión total de M2, prevista en el programa monetario.
Si usted me pregunta si la expansión del Mercado Único Libre de Cambios o del giro de
utilidades puede generar procesos inflacionarios, o llevarnos a tener dificultades en el
cumplimiento del programa monetario, yo le digo que no.
Para el cumplimiento del programa monetario tenga presente que nosotros pagamos el
agregado monetario M2, que involucra la base monetaria más los depósitos a la vista, que da una
idea del total de medios de pago de la economía.
Si, como planteábamos cuando aprobamos este programa monetario, va a haber un
trasvasamiento de depósitos a la vista a depósitos a plazo, eso va a ayudar al cumplimiento del
programa monetario.
Después, el Banco Central tiene instrumentos de esterilización, que ha utilizado
eficazmente. Para darle un ejemplo, en 2005, la esterilización, con todos los instrumentos que
empleamos en ese año, alcanzó los 19.500 millones de pesos. Fue el año de mayor esterilización
desde 2004. Piense que en 2005 los agregados monetarios eran mucho menores que los que
tenemos ahora. Así que el Banco Central ha demostrado su pericia y su capacidad para llevar
adelante procesos de esterilización muy fuertes sin mayores dificultades.
Nosotros no creemos que este proceso de esterilización lleve a incrementos de la tasa de
interés. De hecho, el Banco Central, en las últimas semanas, viene reduciendo la tasa de interés a
razón de 5 ó 10 puntos básicos por semana. Y esto no ha afectado los niveles de esterilización
que tenemos propuestos. De hecho, como los depósitos crecen a una velocidad mayor que los
préstamos, los bancos aplican la liquidez excedente a la adquisición de nuestros instrumentos de
esterilización.
Sr. Morales. – ¿Con qué pauta inflacionaria?
Sr. Presidente. – No puede repreguntar permanentemente, senador Morales.
Sr. Pesce. – La pauta inflacionaria es la del Presupuesto.
Sr. Presidente. – No puede repreguntar permanentemente. No es un diálogo, senador Morales.
Hay otros senadores, que tienen otras preguntas. Le pido mil disculpas, pero deje que conteste.
Sr. Morales. – Tranquilo, presidente.
Sr. Presidente. – Yo quiero compartir a los invitados con el resto de los senadores. El senador
Morales tiende naturalmente al monopolio.
Sr. Morales. – Es una actitud del gobierno.
Sr. Pesce. – Con respecto al efecto inflacionario del pago con reservas de deuda, esto tiene un
efecto inflacionario sobre los agregados monetario e inflacionario neutro, porque se están
utilizando reservas para el pago de obligaciones en moneda extranjera. Entonces, esto no motiva
expansión monetaria.
Sr. Morales. – Los bancos...
Sr. Pesce. – No tengo la cifra de la tenencia de títulos...
Sr. Morales. – ¿En manos de los bancos?
Sr. Presidente. – No acose al invitado, senador.
Sr. Pesce. – Tampoco tengo acá la tenencia total de títulos de los bancos. No sabía que iba a
surgir esta pregunta. Quiero ser preciso al respecto. Pero usted no me está preguntando sólo eso.
Me está preguntando acerca de la tenencia de títulos de los bancos que son obligaciones en
moneda extranjera. Eso es lo que me está preguntando, porque son los atendibles con el decreto
298.
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Sr. Morales. – Claro. ¿No lo tiene eso?
Sr. Pesce. – No. No lo tengo
Sr. Presidente. – Le agradezco mucho, senador.
Senador Torres, por favor.
Sr. Mayans. – Quiero hacer una pregunta para entender un tema. Si el dólar, en siete años,
prácticamente estuvo estable. Subió 70 centavos desde 2003 hasta la fecha. Para tener una idea,
la persona que depositó su plata en pesos, ¿ganó ampliamente o cómo es el tema?
Sr. Pesce. – Yo creo que ha ganado, sin lugar a dudas. Porque la tasa de interés de plazo fijo...
Habría que ver con qué tasa de interés de plazo fijo quiere que saquemos la cuenta. Si con la de
30 días, si es la del año, indudablemente ha sido la más alta, ha ganado...
Sr. Mayans. – O sea que el que apostó al dólar, en estos siete años, perdió con respecto al peso.
Para tener una idea. Nada más, señor presidente.
– Varios señores senadores hablan a la vez.
Sr. Presidente. – No dialoguen, por favor.
Escuchemos al senador Torres.
Sr. Torres. –– En su introducción, usted se refirió a las situaciones de otros bancos ¿Cuál es la
realidad de estos bancos centrales, ellos distribuyen las ganancias? Tengo entendido que en Chile
la Reserva Federal distribuye utilidades y tiene un patrimonio neto negativo. Si esto es así, ¿cuál
es la situación patrimonial que enfrenta comparativamente el Banco Central con respecto a otras
instituciones?
Sr. Pesce. –– Efectivamente, los bancos centrales distribuyen utilidades. De hecho, la Reserva
Federal este año antes de aprobar su balance anual distribuyó más de 40.000 millones de dólares
en utilidades al gobierno federal.
A veces hay una tendencia de intentar comparar el balance de los bancos centrales con los
balances de los bancos comerciales y eso es un error reconocido por toda la doctrina económica.
Ese error puede llevar a pensar que el hecho de que un banco central tenga patrimonio negativo
sea una situación negativa. De hecho, en Latinoamérica hay varios bancos centrales que tienen
patrimonio negativo; de ninguna manera es el caso del Banco Central de la República Argentina,
que tiene un patrimonio muy positivo. Como les decía antes, ya hemos agotado nuestra
capacidad de acumular reservas porque ya se ha superado el 50 por ciento del capital del banco.
Sr. Presidente. –– Eso es importante.
Tiene la palabra el senador Cabanchik.
Sr. Cabanchik. –– En primer lugar, agradezco al doctor Miguel Pesce y a todos los invitados por
su exposición.
En el comienzo, usted se manifestó respecto de una presentación del senador Morales en
relación a los proyectos que estamos discutiendo para tener una ley que habilite el uso de reservas
para el pago de deudas, pero no alcancé a entender su respuesta. En todo caso la repregunto en
estos términos.
Desde el punto de vista del Banco Central, de su misión y como autoridad de dicha
institución y dado que no se tiene una certeza ––porque la exposición que dio el doctor Boudou
en el día de hoy al menos a mi no me quedó en claro–– respecto de si los recursos presupuestarios
alcanzan o no ––o hasta dónde–– para hacer frente a las obligaciones, ¿por qué no habría de ser
sensato, desde el punto de vista del Banco Central y frente a la posibilidad de que alcance,
transferir todo al Tesoro de una sola vez o, como proponen varios de los proyectos propuestos,
transferir solamente si es necesario ante cada vencimiento y, naturalmente, con la autorización,
control o supervisión del Congreso Nacional que es su natural función en este caso?
Sr. Pesce. –– Nosotros somos agentes financieros del Estado nacional. En ese sentido, cuando
hay dineros pertenecientes al gobierno nacional en las cuentas del Banco Central, actuamos según
la instrucción del mandante. Es la Secretaría de Hacienda quien evalúa la conveniencia de que
transfiramos todo o que lo hagamos en forma pausada. No puedo contestar esa pregunta desde el
punto de vista del agente financiero que lleva adelante la operación.
Creo que tanto el decreto 298 en sus fundamentos como el proyecto del senador Verna
especifican cuál es la deuda que puede ser atendida con las reservas de libre disponibilidad. Con
lo cual, esto da certeza al uso que se llegó a aplicar y restringe el uso a una autorización de gasto
que estaba prevista en el presupuesto.
Sr. Presidente. –– Tiene la palabra el senador Petcoff Naidenoff.
Sr. Verna. –– Solicito la palabra para una interrupción.
Doctor, yo no le voy a formular una pregunta, pero sí haré una reflexión. Usted dijo hoy
que no compartía el informe escrito desde una de las subgerencias del Banco y aun lo rebatió, y
posteriormente dijo que justificaba el cambio de quien lo había hecho.
Sr. Pesce. –– No, no contesté esa pregunta. No dije que lo justificaba.
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Sr. Verna. –– Pero usted creía que el cambio había sido conveniente, o sea que no tenía nada que
ver con el informe.
Sr. Pesce. –– No, no tenía nada que ver con el informe.
Sr. Verna. –– Exactamente.
En la Argentina, nosotros tenemos la experiencia que un organismo técnico de mucha
calidad, como era el INDEC, como consecuencia de un cambio de autoridades, generó un
cambio de staff, de personal, y terminó en lo que todos conocemos. Nos preocupa que el cambio
del presidente del Central ocasione cambios de la línea y traiga las mismas consecuencias. Por
eso, más allá de que comparta o no la filosofía económica de los que están en la línea, debemos
cuidar las responsabilidades porque creo que eso es lo que, en definitiva, nosotros, como
senadores, tendremos que evaluar cuando el Poder Ejecutivo remita los pliegos en septiembre de
aquellos que eventualmente postule para el Banco Central.
Sr. Pesce. –– Históricamente el Banco Central de la República Argentina tuvo muy pocas
subgerencias generales. Durante el mandato del doctor Martín Redrado el número de
subgerencias generales del Banco se multiplicó. Cuando me hice cargo del Banco Central, como
he sido ministro y secretario de Hacienda de la Ciudad de Buenos Aires, apliqué el mismo
criterio; es decir, me pareció que correspondía reducir el número de subgerencias generales
porque su número era verdaderamente exagerado. Entonces, unifiqué dos subgerencias generales:
la de Economía y Finanzas y las de Investigaciones Económicas. Dejé a cargo de la subgerencia
de Investigaciones Económicas al señor Jorge Carrera, que entró por el mismo procedimiento que
lo hizo el señor Rabasa. El señor Rabasa no es un hombre de carrera en el Banco Central, llegó a
esta institución propuesto por el doctor Martín Redrado, no pasó por ningún proceso de concurso
para ocupar el cargo que tenía y, en tal sentido, después se decidió su desplazamiento. Pero en
ningún momento en las decisiones que hemos tomado en este último tiempo ha sido removido del
Banco ninguna persona que haya ingresado por concurso o que haya progresado en el Banco
Central siguiendo la carrera prevista en nuestro banco.
Sr. Petcoff Naidenoff. –– Con relación a su respuesta realizada ante la pregunta que formuló el
senador Cabanchik, usted ha dicho en torno a todo lo que se ha gestado a partir de los decretos de
necesidad y urgencia que, en definitiva, ustedes cumplen las instrucciones del Ministerio de
Economía.
Sr. Pesce. –– No he dicho eso.
Sr. Presidente. –– Aclaremos el punto.
Sr. Petcoff Naidenoff. –– Perdón, lo que se ha entendido es que ustedes cumplen las
instrucciones del Ministerio.
Sr. Pesce. –– Entendió mal y es muy importante que este punto no genere ninguna duda. El
Banco Central de la República Argentina es agente financiero del gobierno de la Nación, del
mismo modo que lo es el Banco Nación. En el Banco Central de la República Argentina hay
cuentas del gobierno nacional y la disposición sobre las cuentas del gobierno nacional son
soberanas del gobierno nacional. El agente financiero no puede impedir que alguien que tiene un
depósito en el banco lo retire. Este es lo que dije, discúlpeme si no me expresé apropiadamente.
Sr. Presidente. –– Punto aclarado.
Sr. Petcoff Naidenoff. –– Está bien.
Con relación justamente a lo que prevé el artículo 3° de la Carta Orgánica del Banco
Central, que tiene que ver con la reafirmación de la autonomía, de no cumplir instrucciones del
Poder Ejecutivo, de no avanzar más allá de lo que prevé la propia Carta Orgánica con excepción
de la autorización de una ley del Congreso de la Nación, ¿con qué indicador pueden medir el
funcionamiento del Directorio con el propósito de preservar el valor de la moneda a partir de las
instrucciones que, en definitiva, cumplieron a partir del dictado del decreto de necesidad y
urgencia 2010 y los que, en definitiva, se dictaron?
Sr. Presidente. –– Me parece que esos decretos no se debaten en esta comisión.
Sr. Petcoff Naidenoff. –– Perdón, no estamos hablando del decreto pero estamos hablando del
fondo de desendeudamiento y de reservas que se utilizaron a partir del decreto de necesidad y
urgencia. Entonces, quisiera que ustedes me respondan bajo qué condiciones amerita el
cumplimiento del Directorio de lo que prevé el artículo 3° de la Carta Orgánica.
Sr. Presidente. –– Tiene la palabra el senador Fernández.
Sr. Fernández.- Parecería que esto fuera más una interpelación y, además, un retroceso. Es decir,
todos nosotros conocemos y sabemos que, por imperio constitucional, independientemente de
nuestra sintonía o no sintonía con el Poder Ejecutivo, los decretos de necesidad y urgencia son
ley en la República Argentina, salvo si son rechazados por ambas cámaras. En consecuencia, creo
que la pregunta −por eso pedí la interrupción− debería haber sido si ellos, al igual que la
Constitución, consideran que el decreto de necesidad y urgencia es ley. Hago este comentario
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porque no lo fue en algún momento para el presidente del Banco Central, y eso le costó ser
desplazado del cargo.
Pienso que eso habría que preguntarles, caso contrario, les estaríamos haciendo una
pregunta técnico-jurídica a funcionarios que vienen a responder en materia de política económica.
Es decir, reitero, si ellos consideran que el decreto de necesidad y urgencia tiene fuerza de ley
hasta tanto las cámaras lo rechacen, porque, ante ese supuesto, lo que hicieron fue apegarse al
cumplimiento de una norma.
Sr. Petcoff Naidenoff.- La interrupción obedece a que, justamente, aquí se hizo fuerte hincapié
en la defensa de la Carta Orgánica. Y cuando hablamos de ley nos referimos específicamente a
eso. Independientemente de que el DNU tenga efecto de ley, existe un agregado al artículo 3°
−justamente propuesto durante la gestión del presidente Néstor Kirchner− que dispone que el
Estado garantiza las obligaciones asumidas por el Banco, y que salvo expresas disposiciones en
contrario establecidas por ley no se aplican al Banco Central "tal y tal...". Por eso, quisiera saber
cómo evalúan la gestión del Directorio, en función del artículo 3° y de las instrucciones que, en
definitiva, avanzaron en relación con las que ordenó el Poder Ejecutivo.
Sr. Pesce.- El Directorio del Banco Central no recibió ninguna instrucción del Poder Ejecutivo
nacional. Hubo dos normas con rango de ley, a las cuales nosotros teníamos que dar
cumplimiento.
Sr. Petcoff Naidenoff.- ¿Dos decretos de necesidad y urgencia?
Sr. Pesce.- Dos normas con rango de ley. Yo no soy constitucionalista.
Sr. Presidente. – Me parece que se nos está escapando el tema.
Sr. Chodos.- Quisiera aclarar un pequeño punto, a pesar de que, tal como expresó el señor
presidente, la temática se está alejando un poco del objeto.
El Banco Central de la República Argentina es un organismo autárquico, no autónomo.
Usted hizo alusión a "autónomo" pero, en realidad, es autárquico. El Banco es autárquico, y
autónomas son las universidades nacionales. Es importante hacer esta precisión, porque si no se
genera la sensación de que el Banco Central tiene ciertas características que no posee.
El otro punto que quiero remarcar es qué son instrucciones. Como dijo el señor
vicepresidente a cargo, no hemos recibido instrucciones. Adicionalmente, el DNU es una norma,
y no una instrucción, con rango constitucional y con una ley que regula su ejercicio. El otro
punto que quiero aclarar acerca de las instrucciones es que la referencia del artículo 3° se vincula
con la elaboración del programa monetario, y que no habla, erga omnes, de toda la actividad del
Banco Central.
Quería poner el foco en esos dos puntos: a veces se habla de la autonomía del Banco
Central cuando, en realidad, es un ente autárquico; y otras se hace referencia a la independencia
del Banco Central, cuando está acotada al tema del programa monetario.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor senador Fernández.
Sr. Fernández.- Hemos redondeado durante febrero y marzo −e inclusive a la fecha− un
mecanismo de pago de la deuda con reservas acerca del cual, desde mi óptica, hubo grandes
coincidencias, inclusive con algunos integrantes de la Unión Cívica Radical.
Tanto el DNU como los proyectos de ley que estamos tratando efectivamente utilizan las
reservas, que tienen escasa rentabilidad; es un negocio chino, nos dan por las reservas tasas
insignificantes y pagamos por la deuda tasas exorbitantes. Por lo tanto, tengo dos preguntas que
hacer. Si nos desprendiéramos del Fondo del Bicentenario −de 2010−, del Fondo del
Desendeudamiento −del decreto posterior− o de los mecanismos de pago que ofrecen los diversos
proyectos de ley, entonces, el Tesoro debiera hacerse de la cantidad equivalente de recursos para
hacer el pago de la deuda, que efectivamente debemos llevar adelante. Entonces, en primer lugar,
¿qué efectos tendría esto desde el punto de vista económico para la República Argentina? En
segundo término, también se habló mucho de un informe que efectuó una persona que trabajaba
en el Banco Central. Entonces, ¿ese informe tuvo en cuenta los efectos financieros que
representaron tanto la emisión del Fondo del Bicentenario, como el segundo decreto y esta
vocación casi unívoca de afrontar el pago con reservas? Me refiero al riesgo país y a la cotización
de los bonos. Cualquier informe económico que se haga, independientemente de los aspectos
técnicos, creo que debe haber ponderado esos aspectos.
Sr.Pesce.- Yo hablé acerca de la deuda externa de nuestro país y de su efecto sobre nuestra
historia económica. Creo que hay un hecho que estamos verificando en el caso de Grecia: los
mercados financieros internacionales le prestan dinero a quien no lo necesita. Cuando los
mercados financieros internacionales perciben que hay alguna debilidad en un país, la tasa se
duplica inmediatamente. Y no hay ningún país del mundo, absolutamente ninguno, que pueda
atender con su presupuesto los vencimientos de deuda de un año. De hecho, la mayoría presenta
déficit primario. O sea que, para pagar los intereses de su deuda, al mismo tiempo tienen que
endeudarse.
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Entonces, creo que el camino del desendeudamiento, el camino de reducir la proporción
de deuda con el PBI, nos ayudará a acceder a los mercados financieros a tasas normales, y no a
las tasas que nos están ofreciendo ahora. Por lo tanto, creo que tenemos que probarles que no los
necesitamos para que normalicen las tasas a las que nos quieren prestar.
Creo que también se produciría un efecto que los economistas llamamos de streaming out,
ya que al tener el gobierno nacional que tomar endeudamiento en el exterior, esto provoca que los
privados de nuestro país tengan mayor dificultad para acceder al crédito, y que la necesidad del
gobierno de colocar títulos reste financiamiento al resto de la economía. Por lo tanto, esta
situación empuja para arriba las tasas promedio del mercado. Así pues, creo que la posibilidad de
sustituir el pago con reservas con cualquier tipo de endeudamiento traería mayores dificultades.
De hecho, si el endeudamiento fuera en el exterior, el efecto sobre el programa monetario sí sería
positivo, porque deberíamos emitir dinero para comprarle al gobierno nacional los dólares con los
cuales se endeudó en el exterior, y esto expandiría los diversos agregados monetarios.
Insisto en un punto: en cuanto a las estrategias de apalancamiento, de utilizaciones de
garantías y demás, hemos visto en el mundo −y de alguna manera en nuestro país− los efectos
que tienen. Pienso que si técnicamente está probado que hay reservas excedentes en el Banco
Central, y que si no se está pidiendo afectar todas las reservas excedentes, sino una proporción
menor de ellas, al pago de deudas, el uso más eficiente sería realizar dichos pagos ya que, de
alguna manera, eso también permitiría que en los años sucesivos, al no tener que pagarse
servicios de deuda, se incrementen las reservas y mejore la situación de nuestro balance de pagos
y de la cuenta capital de nuestro balance de pagos.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra la señora senadora Montero.
Sra. Montero.- Creo que tanto la responsabilidad del Banco como la nuestra, por manda
constitucional, es preservar el valor de la moneda, o sea, mantener el poder adquisitivo de la
gente.
Pero me surge una cuestión con lo que quedó "flotando", respecto de las utilidades del
Banco Central y de los adelantos transitorios. Es simplemente un cálculo porque no sabemos
explícitamente cuánto se va terminar transfiriendo.
En el programa monetario, como bien lo dijo el vicepresidente, hay una pauta de
crecimiento de los M2 de casi 19 por ciento a diciembre. Este año se prevén, según balance,
23.546 millones, esto representa 11,3 por ciento del M2, si a eso le sumamos los adelantos
transitorios, esto representa casi 15,7 por ciento del M2. Si se transfiriera todo al Tesoro de la
Nación, estarían cubriendo prácticamente toda la pauta de crecimiento del M2 previsto en los
programas monetarios.
Primero, ¿cuánto van a transferir? Porque presupuestariamente lo único que está
considerado son alrededor de seis mil millones. En el primer bimestre de adelantos transitorios
hay 3.600 millones.
Segundo, ¿cómo van a controlar otras fuentes de emisión? Porque, según se puede ver, lo
que se va canalizando de la demanda de dinero por motivos transaccionales o por ahorro ha ido
disminuyendo. Entonces, ¿cuánto de esto se va a transferir a los precios?
Esas serían mis preocupaciones porque no lo tenemos claro desde esta mañana. Ustedes
saben que la preocupación de la política inflacionaria es que, justamente, se ataca desde varios
puntos, desde la política monetaria, política financiera, la política de ingresos, la política de
competitividad y lo dice también el programa monetario.
La verdad es que presupuestariamente tampoco tenemos en claro cuánto van a ser los
recursos presupuestarios. Por las estimaciones hicimos esta mañana, porque no fue taxativamente
aclarado por el ministro, llegamos a que podría tener un aumento de los recursos presupuestarios,
fundamentalmente por la inflación más los recursos aduaneros, de alrededor de 60 mil millones.
Si ustedes además transfieren todas las utilidades y los adelantos transitorios al ritmo que
se viene haciendo, no sé cómo van a controlar la pauta de crecimiento del M2 para poder
ajustarla al programa monetario, que es lo que se ha dicho. Esta preocupación es la inflación y
hacer un programa racional para cumplir en preservar el valor de la monedad.
La otra preocupación, porque lo contempla nuestro proyecto de ley, tiene que ver con el
cumplimiento del artículo 33 de la Carta Orgánica que establece que los instrumentos de deuda a
recibir por el Banco Central tienen que ser de reconocida solvencia y liquidez. ¿Ustedes
consideran que las letras del Tesoro son instrumentos de reconocida solvencia y liquidez?
La cartera de títulos públicos del Banco Central viene creciendo y actualmente
representan el 53 por ciento. Habría que ver hasta que punto ustedes pueden admitir si son de
reconocida solvencia y liquidez. Me preocupa esta participación relativa de títulos públicos en lo
que son los títulos en general.
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Sr. Pesce. – Nosotros creemos –se lo contestaba al senador Morales– que, con la expansión que
podemos tener por el sector externo y la expansión que podemos tener por la distribución de
utilidades, puede ser contenida dentro del programa monetario vigente.
En esto hay dos elementos que son importante; uno es la transferencia de depósitos a la
vista a depósitos a plazo y el otro son los instrumentos de esterilización que tiene a su disposición
el Banco Central, que hasta ahora los ha usado eficazmente para dar cumplimiento a su programa
monetario. Y le daba el ejemplo de 2005 cuando teníamos un agregado monetario M2 mucho
más bajo del que tenemos ahora y emitimos instrumentos de esterilización por casi 20 mil
millones de pesos.
Creemos que, tanto la expansión que podemos tener por el sector público como la
expansión que podemos tener por el sector externo, se puede contener el programa monetario.
Nosotros hemos fijado metas de expansión de los agregados monetarios pero lo hacemos en
sintonía con los niveles de inflación que, como dije antes, eran los previstos en el presupuesto
nacional. No creemos que ninguno de estos dos hechos pudieran generar presiones inflacionarias.
No soy evasivo, todavía no hemos recibido la solicitud de utilidad por parte del gobierno
nacional y por eso no sabemos cuál es el volumen que va a solicitar que le transfiramos. Hasta
este momento lo único que esta aprobado es el balance y no la distribución de utilidades. Sin
embargo, si la demanda del gobierno nacional se aproximara a las utilidades que están en el
balance del 2009, no creemos que haya dificultades para contenerlas dentro del programa
monetario.
Sr. Bocco. – Me gustaría que no quede confusión sobre un punto. El Banco Central no ha hecho
un “adelanto transitorio” –No sé en qué sentido se expresó, senadora– pero ha hecho en un
“adelanto transitorio de utilidades” de 1.500 millones de pesos. Cuando usted se refiere a
“adelantos transitorios al Tesoro”, eso tiene un encuadre legal muy severo para el Banco Central
y para su directorio, es una ecuación entre el porcentaje de recaudación y el porcentaje de la base
monetaria.
De tal manera que nunca hemos tenido un desborde de la ecuación que determina el
marco jurídico que ordena el funcionamiento del Banco Central. Lo mismo del incumplimiento
de su Carta Orgánica en varios de sus artículos que recién se han mencionado. Esto se puede
probar con la solvencia que le ha dado el encuadre global al sistema financiero.
En un mundo de altísima inestabilidad, como el que vivimos en los últimos dos años, no
tuvimos situaciones de luz amarilla en el sistema financiero, no tuvimos corridas de depósitos,
sino que subieron los depósitos. Usted se refirió a la demanda monetaria, que es una obsesión de
los banqueros centrales. Nosotros hemos precautelado la expansión de la demanda monetaria en
los últimos seis meses. Por lo cual, el sistema bancario tiene niveles de solvencia, liquidez y
rentabilidad no conocidos por lo menos en los últimos diez años.
Sra. Montero. – Me refería a las letras que va a recibir en función de lo que dicen los proyectos
de ley.
Sr. Bocco. – Cuando el Banco Central hace operaciones de mercado abierto, esta obligado a
cumplir con lo que usted señaló anteriormente. Es decir, ninguno de los bonos que tiene el Banco
Central, que son denominados en pesos o en dólares y son emitidos por el gobierno de la Nación,
son distintos a los que tiene el sistema bancario en su conjunto. Y el sistema de evaluación de
esos bonos es el mismo que utiliza el sistema bancario y el mismo que utilizamos en el Banco
Central.
La letra, que fue dada como anticipo para el pago al Fondo Monetario, tiene un sistema de
evaluación y el Tesoro ha cumplido con el pago trimestral de los intereses en el momento de
emisión de esa letra. De tal manera que no hay ningún elemento que no sea de dominio público.
El Banco Central tiene un régimen de transparencia en su información monetaria que es diaria,
semanal, mensual, trimestral y anual, conocida por todo el público, que además es analizada por
todos los técnicos y especialistas, simpaticen o no con la política que ha seguido el Banco
Central.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor senador Sanz.
Sr. Sanz. – Pedí la palabra cuando el doctor Bocco hablaba de una política cautelar respecto a la
expansión monetaria. ¿Cómo funciona esto en la práctica? ¿Qué herramientas se utilizan?
Y la otra pregunta que formulo es si en esa suerte de precautela, se tienen en cuenta los
números del presupuesto del sector público.
Sr. Bocco. – Se toma en consideración tanto la evolución del sector público como del sector
privado, porque nosotros, como señaló el vicepresidente Pesce hace un instante, hemos sido
cuidadosos en la normativa que encuadra los préstamos al sector público. De hecho, hoy tenemos
un tercio de lo que tenía el sector público como endeudamiento global –o sea: Nación, provincias
y municipios– con relación al sistema financiera hace aproximadamente seis años. Hemos
precautelado los niveles de especulación. Hoy no hay sistema de especulación posible. Y hemos
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controlado el mercado cambiario, de tal manera que el cumplimiento de las normas cambiarias ha
sido estricto, lo cual le ha otorgado a la Argentina una espalda muy importante respecto al
proceso de acumulación de reservas que tiene hoy la Argentina, que es, en realidad, un atributo y
un activo tremendamente valioso.
Con relación a la pregunta, eso nos ha permitido tener esta situación. Aunque no se puede
comparar, como se señaló aquí, con el sector privado, hay muy pocos bancos centrales en la
región que tienen patrimonios positivos. Sin embargo, el Banco Central tiene patrimonio positivo,
a pesar de la tremenda crisis sufrida en 2001 y 2002, parecida a la que tuvo Chile en 1982,
cuando más tarde se produjo la “megadevaluación”. Sin embargo, allí el sistema bancario chileno
siguió en manos del Banco Central, hasta hace diez años. Era propietario de todo el sistema, que
luego se fue reprivatizando. Pero hoy tiene patrimonio neto negativo.
Nosotros, en 2009, terminamos de cobrar la última cuota de un banco público muy
importante de la línea de redescuentos que en su momento otorgó el Banco Central a su
comunidad, de tal manera que hoy no tenemos ni un solo banco, ni una institución del sistema
financiero –bancos, compañías financieras u otros organismos que operan bajo la regulación del
Banco Central– que tengan alguna deuda el Banco Central. En el momento más álgido de la
crisis, abrimos una ventanilla de liquidez para darle liquidez al sistema, y fue utilizado por una
pequeña entidad financiera para financiar prendas. De tal manera que, cuando se habla del
artículo 3º, se habla de un artículo importante de la Carta Orgánica, que regulan el cuerpo
normativo de la acción de dicho. Y nosotros estamos pensando en esa responsabilidad nuestra
respecto a la sociedad.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor senador Sanz.
Sr. Sanz. – Me interesa saber cuál es la suerte de monitoreo –si es correcta la palabra– o visión
que ustedes tienen respecto a la expansión monetaria por medidas del sector público. Por
ejemplo, esta mañana el ministro Boudou dijo que entre las medidas que el gobierno tiene
siempre a mano –y utiliza– está la de no cancelar deudas de organismos internacionales, en este
caso, por ejemplo, con parte de las reservas del primer decreto simple, para refinanciar, porque
son más beneficiosas las refinanciaciones que las cancelaciones, lo cual me parece una medida
acertada, o se beneficio económico. Mi pregunta consiste en saber si eso tiene el correlato de que
las reservas pueden ser utilizadas para financiar gasto público corriente. ¿Ustedes tienen
monitoreadas estas situaciones?
Sr. Bocco. – El decreto ley es muy claro. No permite financiar gasto corriente con reservas. De
hecho, nunca lo hemos hecho.
Sr. Sanz. – Y ustedes, ¿ya transfirieron todas las reservas?
Sr. Bocco. – Nosotros no hemos hecho ningún tipo de financiamiento que no esté previsto en el
encuadre del DNU...
Sr. Sanz. – Mi pregunta es: ¿transfirieron todas las reservas del decreto simple y del DNU?
Sr. Bocco. – Nosotros transferimos aquella parte de las reservas que indicaba el decreto, tal como
éste lo indicaba...
Sr. Sanz. – Por eso, si el decreto simple hablaba de dos mil y pico de millones de dólares, ¿se
transfirió todo?
Sr. Bocco. – Se abrió una cuenta...
Sr. Sanz. – Está bien. Se abrió una cuenta y transfirieron todo. Y respecto al segundo decreto, el
que está vigente hoy, el DNU de desendeudamiento, ¿también transfirieron los cuatro mil y pico
de millones de dólares a una cuenta?
Sr. Bocco. – Está en una cuenta en dólares; sí.
Sr. Sanz. – Está bien.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor senador Verna.
Sr. Verna. – Quiero formular una pregunta sobre esta cuestión.
Cuando se dictó el 20/10, se dio la instrucción a través de una resolución del Ministerio de
Economía para hacer las Letras que se le dieron al Banco Central, a cambio de la apertura de la
cuenta. Fue la resolución 419 de 2009. Pero no encontré la resolución del Ministerio de
Economía para el 298 y el 297.
¿Ustedes usaron la misma Letra o se implementó otra resolución?
Sr. Bocco. – Con relación a los movimientos que el vicepresidente –que está en el área de
Operaciones– mencionó con precisión, seguimos lo que el accionista del Banco Central
determinó y las instrucciones del titular de los activos, que en este caso es el Tesoro de la Nación.
Son nuevas instrucciones.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor Pesce.
Sr. Pesce. – Pudimos consultar con el banco respecto a una inquietud que había planteado el
senador Morales y, efectivamente, se han distribuido utilidades originadas en la tenencia de
títulos en el Banco Central. Después voy a dar una información más extendida.
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Me quedó un punto que había planteado la senadora Montero, con respecto a la
exposición del Banco Central con relación a la tenencia de títulos públicos.
Como dije en mi presentación, el impuso de analizar el balance del Banco Central en base
al balance de los bancos comerciales, a veces trae algunas distorsiones. Muchos bancos centrales
hacen operaciones de política monetaria con títulos públicos y, entonces, la exposición de esos
bancos –los activos de esos bancos con relación al sector público–, alcanza cifras cercanas al 100
por cien.
Si tomamos el caso de países emergentes similares a los nuestros, nosotros tenemos una
baja exposición al sector público. Brasil tiene un nivel de exposición del 55 por ciento; Indonesia
del 49 por ciento; y Turquía del 37 por ciento. La exposición nuestra previa a la Letra con la cual
se nos iba a compensar para el pago de deuda, era del orden del 30 por ciento, y ahora va a
alcanzar el 37 por ciento. Así que estaríamos en el nivel más bajo de los países emergentes, con
respecto a la relación de esos activos, con los activos públicos.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra la señora senadora Montero.
Sra. Montero. – Me quedo preocupada, porque en el 2007 la representación de títulos públicos
era del 2 por ciento; en el 2008 fue del 22 por ciento; y ahora en el 2010 la previsión sería del 53
por ciento. Entonces, está creciendo de manera importante en nuestro país.
Esta es la acotación que quería formular.
Sr. Pesce. – La senadora también hizo un comentario con relación a la liquidez de la Letra.
El Banco Central, para considerar parte integrante de las reservas un activo, tiene que ser
líquido. Pero las Letras con las cuales se pagaron las divisas al Fondo Monetario Internacional y
las previstas en la normativa vigente, no integran las reservas del Banco Central. Entonces, no
tienen exigencia de liquidez.
Sr. Presidente. – Tendremos una última intervención del señor senador Verna. Luego iremos
cerrando el panel.
Sr. Verna. – No quiero requerir nada a la gente del Banco Central, sino que aprovechando que se
encuentran los presidentes de las dos comisiones que tratan el plenario de este tema y habiéndose
suspendido la reunión de mañana –creo que la senadora ha levantado la reunión– creo que el
plenario de la tarde hay que correrlo para el martes, porque la senadora va a invitar a quienes
tenían previsto venir mañana.
Sr. Presidente. – Nosotros tenemos la idea desde la presidencia de la Comisión de Presupuesto y
Hacienda de seguir tal como estaba previsto...
Sr. Verna. – Sí, tiene la idea, pero no va a tener la cantidad de senadores...
Sr. Presidente. – Si me deja terminar la frase, quizás podamos llegar a entendernos. La
interrupción suele ser un acto más medido.
Tenemos otro panel ahora y veo que varios de los invitados ya están aquí. Me parece que
debiéramos seguir adelante.
Sr. Verna. – Está bien. Lo que digo es que habíamos quedado en tener un plenario de las
comisiones de Presupuesto y de Economía para emitir dictamen. Creo que si se ha corrido la
reunión de Economía debiéramos transferir la del plenario para el martes de la próxima semana.
Ese es mi planteo.
Sr. Presidente. – Voy a consultarlo y luego daré la respuesta definitiva.
Sr. Morales. – Señor presidente: apoyo la moción del senador Verna.
Sr. Presidente. – Lo tomo en cuenta, senador.
Pasamos a cuarto intermedio por diez minutos y luego continuamos con el próximo panel.
– Son las 16 y 1.
–
A las 16 y 35:
Sr. Presidente (Calcagno y Maillmann). – En este panel cada uno expone su opinión, si tenemos
opiniones diversas lo mejor es que se puedan expresar todas en su debido momento. Además, es
un tema que no hablamos entre nosotros.
Sr. Pichetto. – No es tema de este Senado discutir eso. Los tres economistas van a hablar.
Después vamos a abrir un marco de preguntas.
Estoy haciendo una reflexión positiva. Si Redrado quiere cerrar o ser primero no hay
problema alguno. Me parece una discusión ridícula porque al cierre de las tres exposiciones
vamos a hacer preguntas a los tres economistas en función de esclarecer.
Sr. Presidente. – Muy bien. Empezamos con el doctor Miguel Bein, luego el licenciado Matías
Fulkas y, por último, el doctor Martín Redrado.
Entonces, cada uno expondrá por quince o veinte minutos para después poder responder a
todas las preguntas que se realicen en el panel.
Tiene la palabra el doctor Miguel Bein.
Sr. Bein. – Buenas tardes. Gracias por la invitación que recibí para poder exponer aquí en el
Senado. No hay mucho tiempo, voy a tratar de ceñirme al tiempo acordado. No sé si puedo ser
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conciso, porque uno arranca conciso pero en estos lugares a uno se le calienta la lengua, así
que… vamos a tratar de mantener los veinte minutos.
En realidad lo que tengo previsto es tratar básicamente de llamar la atención sobre la
situación macroeconómica que vive la Argentina en el contexto de la economía mundial y aunque
parezca que no tiene mucho que ver, a poco de que yo empiece a exponer se van a dar cuenta de
que la cuestión del pago de la deuda y el eventual uso de reservas del Banco Central para pagar la
deuda pública tiene bastante que ver con la argumentación y con el tema que aquí se trata.
La utilización de reservas no es algo que se pueda plantear. Pagar sistemáticamente deuda
pública no es algo que se pueda plantear como una cuestión permanente, no es algo que
necesariamente tenga que ser por una única vez. Es algo que eventualmente se puede usar o no,
debería usarse de acuerdo al contexto en que se desenvuelve la economía de un país y en
particular su macroeconomía; incluso, hasta en la época histórica. Estamos en un país en donde
asistimos a un cambio extraordinario en sus condiciones macroeconómicas y esto no empezó
hace tres o cuatro años sino hace mucho más.
La Argentina se ha convertido en un país al que estructuralmente le sobran dólares. Pero
no es que le sobra dólares cuando uno saca la foto, cuando uno mira los proyectos y dice: estas
son de libre disponibilidad; estas, no. Hay aquí una economía en donde sobran dólares como
flujo, le sobran dólares estructurales. Y esto no es de hoy, empezó en los años 97/98, de alguna
manera, a perfilarse esta tendencia y tiene que ver con un cambio muy grande que hay en las
condiciones de la economía mundial.
Ustedes recuerdan que en la Argentina, entre 1930 y 2001 cada vez que la economía
arrancaba, uno, dos, tres, cuatro años, porque venía algún proyecto nacional dispuesto a mejorar
la distribución del ingreso, a aumentar los salarios, arrancar el consumo, ese proceso,
normalmente, a los tres, cuatro, cinco años a más tardar se terminaba por falta de reservas en el
Banco Central. Teníamos una oferta agropecuaria rígida y cuando la economía arrancaba, lo
hacían también las importaciones, sobre todo de la industria, la industria incipiente, una industria
poco integrada con un coeficiente de insumos de importación muy grandes, con la oferta
agropecuaria rígida durante décadas y todos estos movimientos terminaban en un aumento de las
importaciones, un freno de las exportaciones, porque naturalmente la industria cuando tenía más
consumo interno vendía menos saldos al exterior y a la Argentina se le desbalanceaba el sector
externo. Es lo que en la literatura muchos economistas llamaban el proceso de stop and go o de
arranque y parada de la economía argentina.
De modo que antes de que la economía llegara al pleno empleo en un proceso de
crecimiento, se le terminaban los dólares. Y si uno mira desde 1930, es muy difícil encontrar
crisis de las importantes que sean por motivos distintos a la falta de dólares. Cuando uno empieza
a mirar los años 31, 32 ó 33, el Pacto Roca-Runciman, fue el acontecimiento de política exterior
del año en la Argentina para ver si el país podía mantener la cuota para venderle carne al Reino
Unido en las mismas condiciones que las colonias. Ese mundo es el mundo que cambió. Nosotros
éramos un país bastante organizado para producir que no podíamos vender al exterior
proteccionismo agrícola, deterioro de los términos del intercambio; todos los días leíamos
noticias sobre el proteccionismo agrícola. Acá hay un mundo que cambió y también un mundo
que se abrió y donde la mitad de la población empezó a consumir proteínas animales en vez de
proteína vegetal. No voy a hablar otra vez de la China o de la India, más o menos es conocido, no
los voy a aburrir. Pero la Argentina, a partir de la revolución agrícola, por razones científicotecnológicas que se dan en los años 95/96/97, se ha convertido en un país que entre 1982 y 1995
producía 1,2 toneladas agrícolas por habitante. Ese país hoy produce 2,2 toneladas agrícolas por
habitante e independientemente del juicio de valor que nos merezca esa tonelada adicional, que es
básicamente la soja, esa soja son todos dólares; no es una agricultura de subsistencia, de consumo
interno. Entonces hoy, y hablo de la agricultura, podría hablar de la minería, de la vitivinicultura;
podría hablar, incluso, de la lechería.
La situación argentina estructural se refiere a un país que podía producir, no podía vender
y, por lo tanto, no había lo que hacer más que protestar por el proteccionismo. Pero se ha
convertido en los últimos años en un país que puede vender, aunque eventualmente tiene
dificultades para organizarse, para la producción de lo que podría vender en el mundo en
volúmenes mayores. Pero yo diría que básicamente lo que ha pasado en la Argentina es que se ha
levantado la restricción externa. Si la Argentina hoy tiene flujo positivo de dólares, no solamente
por los precios de las materias primas, uno podría decir que eso es algo circunstancial; hay una
cuestión de volúmenes, de volúmenes de presencia de las exportaciones argentinas en el mundo.
Entonces, estamos en un mundo en el cual, si hoy en la Argentina se pueden producir 700
mil autos por año, es porque tenemos los dólares para pagar las importaciones de la industria
automotriz. Es una industria automotriz que, junto con la industria de autopartes, tiene un déficit
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comercial por año de 7.500 millones de dólares. No podría ser posible ese déficit comercial sin la
nueva estructuralidad que tiene la Argentina.
Por eso digo que en la salida de la convertibilidad, con déficit comercial sistemático —a
mí me tocó estar en la silla eléctrica en esa época—, cuando uno tenía tres o cuatro puntos de
déficit externo, cualquier corrida, cualquier salida o cualquier fuga de capitales iba directamente
contra los depósitos y contra las reservas.
La nueva estructuralidad del comercio exterior, que el año pasado nos dejó 16.700
millones de dólares de superávit, en el año de la crisis mayor del capitalismo moderno…
Imagínense, los que son economistas, si 15 años atrás nos decían que esto iba a pasar en el
mundo, y nos pedían que le proyectáramos el sector externo argentino ante esta crisis mundial.
Hubiéramos dicho que nos caemos, obviamente. Se caen los commodities —que se cayeron—.
Hubiéramos dicho que íbamos a pasar de 10 o 12 mil millones de dólares de superávit a 20 mil
millones de déficit.
La balanza se autoestabilizó el año pasado porque se produjo menos. Tuvimos la peor
sequía desde 1952, junto con la crisis mundial, y la economía argentina se las arregló —fíjense
que no estoy hablando en términos políticos sino que estoy describiendo la estructura
económica— para tener 16.600 millones de dólares de superávit comercial. Porque la realidad es
que se calló la cosecha y también se calló la industria automotriz, que nos utiliza dólares y es
generadora de déficit. O sea, la economía se autoestabilizó; en el peor año, en el año en que uno
la puso a prueba.
Este año tuvimos el choque climático más grande en 30 años: pasamos de la mayor sequía
desde 1952 a la mayor lluvia en 30 años. La cosecha bajó de 96 millones de toneladas a 62
millones; y de vuelta este año alcanza los 93 o 94 millones. Este año la economía está creciendo
fuerte: la recuperación del nivel de actividad tiene que ver con el sector agropecuario, pero no
solamente con éste. Es una economía que va a crecer más del 6 por ciento este año; y, con un
aumento del 31 por ciento previsto en las importaciones, igual va a repetir —porque de vuelta
llovió y hay condiciones normales— otros 16.500 millones de superávit de comercio.
O sea, el planteo del uso de reservas en forma contingente o en forma de pago cuando uno
tiene que amortizar deuda, no es lo mismo hacerlo en un escenario en el que uno está
estructuralmente puesto en un flujo positivo de dólares que en uno en el que uno está
estructuralmente puesto en un flujo negativo de dólares o de déficit. Por eso digo que esta
discusión que se nos plantea hoy se puede plantear hoy justamente por cómo está la economía
argentina y por cómo está la economía mundial. No es algo que se podría haber planteado 10
años atrás, de ninguna manera. El sólo anuncio, 10 años atrás, de que se tocaban reservas, en un
régimen de convertibilidad, para pagar algunas amortizaciones de deuda, hubiera hecho volar el
régimen por el aire. Hoy, en un régimen de flotación, si bien administrada, sin compromisos de
mantener el tipo de cambio completamente fijo, y en una situación de flujo de fondos positivos,
uno puede plantearse claramente, para los fines del pago o de amortización de deuda, el uso de
reservas.
Cuántas reservas se pueden usar es la pregunta que se hacen los economistas. Al respecto,
nosotros hemos asistido a un debate de varios meses. Se empezó por la parte legal, o sea, por las
reservas de libre disponibilidad, que es un resabio que quedó de la Ley de Convertibilidad; y
después cada uno hizo su propia cuenta. En la cuenta que hago yo, no importa cuánto me da; lo
que se tiene que tener en cuenta —si no, no se pueden definir, creo yo, en un proyecto, reservas
de libre disponibilidad— es que no son una foto. Las reservas no son necesariamente las que
bancan, para un régimen de flotación, o sea, la base monetaria más los pasivos o más los pases…
Los flujos son muy importantes. Eventualmente, se pueden tener reservas de libre disponibilidad
en la foto. Y si se tiene un flujo negativo en el comercio exterior, no sobra nada, porque lo que
uno paga ahora no lo va a poder reponer con el comercio exterior.
Esta es la diferencia que hoy tiene la macroeconomía argentina con respecto a otras
épocas. Uno puede eventualmente —y eso ya es una cuestión más bien artesanal—, por alguna
vez, usar fondos para pagar deuda, si son parte de una estrategia para recuperar el crédito. Y si los
mercados no se mueven, como no se movieron cuando se anunció el pago, independientemente
de las distintas etapas y de las cuestiones administrativas, es porque lo que ven los mercados, lo
que vemos los economistas que analizamos la economía argentina, es que 4 o 5 mil millones de
dólares en reservas que se pueden ir para pagar deuda vuelven por el comercio exterior en 6 u 8
meses. Por eso es que uno puede plantear la utilización; con independencia de cuáles sean las
mejores formas: si vamos por un sistema legal o por otro. Lo que importa es la cuestión macro.
Cuando se anuncia que se van a usar 6 mil millones de dólares, el tipo de cambio no se movió en
la Argentina. Eso es lo que avisó que había reservas excedentes. La definición de reservas
excedentes podría haber dicho cualquier otra cosa; y si realmente la economía no es una
economía que genera dólares, el tipo de cambio se hubiera movido rápidamente hacia arriba.
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Para decir cuánto sobra, cuánto uno puede utilizar para eventualmente pagar vencimientos
de deuda, uno tiene que tener en cuenta la situación macroeconómica. Por eso es muy difícil
proponerse tener un fondo permanente que sea hecho con una definición determinada; porque no
es así. Este año se puede usar y, a lo mejor, el año que viene, si hay un cambio en las condiciones
mundiales, no se puede usar nada.
Me queda claro que este año venimos con cosechas y con un superávit externo realmente
importante, aun en el contexto de recuperación de las importaciones. Y la verdad es que, en la
medida en que el uso de reservas sea para pagar deuda, y básicamente amortización de deuda, si
sirve a una estrategia de inserción en el mercado mundial y de eventual rebaja en la tasa de
interés, es algo que perfectamente se puede hacer. A lo mejor el año que viene no se puede hacer,
porque el mundo cambió, subió la tasa de interés afuera, la situación se endureció, los
commodities bajaron de precio, etcétera. O sea, básicamente, yo quiero llamar la atención sobre
que, a mi juicio, la Argentina está estructuralmente puesta de un modo distinto en su sector
externo en el mundo. Porque hay un mundo que cambió, hay una tecnología que cambió y hay un
país que cambió. Este es un país al que le sobra dólares.
En el momento de la salida de la convertibilidad, en febrero de 2001, con el déficit
externo que había y el tipo de cambio desbalanceado, Argentina arranca con 36 mil millones de
dólares en las reservas. Y cuando la convertibilidad cae, quedaban 14 mil en las reservas. Se
habían llevado 22 mil millones de dólares, que salieron del país, de las reservas, y tiraron abajo el
esquema.
Desde mediados de 2007, en la Argentina, la salida de capitales fue, para mi gusto, bien
medida: 38 mil millones de dólares —hay economistas que dicen que fue de 43 mil millones—.
Esos 38 mil millones de dólares de salida de capitales afectaron las reservas del Banco Central en
solamente 6.500 millones de dólares.
En el medio estuvo el colchón del sector externo generando dólares. Uno puede tener una
situación de crisis de pánico mundial, en la cual salían fondos de todos los mercados emergentes.
Pero si se tiene superávit externo, uno amortigua. Si uno amortigua y tiene dólares que le entran
permanentemente, la posible utilización de reservas para mantener viva la deuda, es decir, para
mantener la deuda en condiciones de ser pagada y de recuperar el crédito, perfectamente es algo
que se puede hacer.
Esta debería ser, probablemente, mi mayor contribución a este panel.
Independientemente de eso, hay algunas cuestiones que quizás tengan que ver. He ojeado
un poquito en diagonal los proyectos y, aunque mi el rol no es el de un legislador, no soy par de
nadie y, por lo tanto, no me corresponde meterme en un debate, pero creo que aquellos proyectos
que se refieren a los fondos de garantías deben cuidar y considerar el tema desde un punto de
vista legal. La que estoy discutiendo no es una cuestión conceptual, pero en los temas de finanzas
–esto debe ser estudiado, porque no soy un súper experto– cuando uno da garantías sobre
determinados vencimientos, sobre determinados pagos que se harán en un determinado período
de tiempo, es como que está dándole un privilegio a la deuda que se está garantizando por ese año
o por esos meses. Por lo tanto, a través de este procedimiento se deja al resto de la deuda que
flote en situación de subordinación, de inferioridad de condiciones. Distinto sería si en vez de
hablar de fondo de garantía habláramos de fondo de contingencia, quizás, a través de este último,
se salvaría el problema.
Pero, yo que me dedico hace años a estos temas, llamo la atención sobre la cuestión de
afectar en garantía sobre vencimientos y bonos específicos, porque eso puede generar reclamos
por el resto de la deuda que flota, y que no tenía ninguna garantía porque era una deuda senior
del país con las únicas garantías de la República. Esto en cuanto a la cuestión macroeconómica.
Otro debate se genera, obviamente, cuando consideramos el uso de las reservas para pagar
deuda. Ese dinero vuelve y, en este sentido, si se utilizan para pagar en un 70 o en un 80 por
ciento deuda denominada en moneda extranjera, mejor. Lo ideal sería que sea para el 100 por
ciento en moneda extranjera, porque si uno tiene que monetizar tiene que monetizar la menor
cantidad posible de ese fondo. Acá hay dos fondos que se armaron, que en total corresponden a
alrededor de 6 mil millones. Además, por lo que vi, hay mil millones de dólares
aproximadamente, es decir, 970 millones de dólares que monetizan préstamos garantizados y
corresponden a la parte de pesos; el resto prácticamente pertenece a las reservas.
Si se tiene una estrategia consistente, todo lo que se pague con reservas en la deuda, al
bajar el endeudamiento, inmediatamente se puede volver a recuperar en forma de crédito. Eso es
claro.
Para finalizar, la Argentina es un país que posee posibilidades de crecimiento importantes,
porque tiene removida la restricción externa que es la que generaba las devaluaciones y, además,
volteaba regímenes políticos, gobiernos, es decir, que no sólo se acababan las reservas del Banco
Central sino que, al lunes siguiente, llegaba un señor a devaluar con alegría para arrancar de
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nuevo. Esas partes de la historia argentina han sido terribles. Y de cada una de esas crisis la
Argentina salió siempre con más desempleo y con más pobreza. Sin embargo, hoy nos
encontramos en una situación distinta, porque la Argentina en su macroeconomía es muy
sostenible y en su estrategia económica puede caminar por el centro, un poquito más por la
derecha, un poquito más por la izquierda –no prejuzgo–, con mayor o menor distribución del
ingreso. Lo que nuestro país con toda seguridad requiere, y esto lo debemos señalar los
economista, son esquemas consistentes.
Se puede tener un esquema a la brasileña, donde tienen tres o cuatro puntos de déficit
fiscal todos los años, durante los últimos quince años. En ese caso y como tiene déficit tiene que
ir sistemáticamente al mercado, portarse bien, hacer los deberes, para conseguir bonos al 4, al 5 o
al 6 por ciento. En ese tipo de estrategia no se necesita un tipo de cambio tan alto, porque se tiene
lo que se llama leverage; asimismo, se puede tener la estrategia opuesta y decidir no ir más a los
mercados, cerrar la economía a los ingresos de capital de corto plazo y proceder a pagar, pero
para realizar el pago se requiere un superávit y alto, porque si tengo déficit, evidentemente, no
puedo tener un proceso sistemático de déficit fiscal con desendeudamiento, ya que para
desendeudarse es necesario tener superávit.
Entonces, me parece que la Argentina puede elegir un sistema, como también el otro; en
el mundo no está claro cuál es el mejor. De hecho, la mayor parte de los países del mundo
trabajan con déficit y a crédito. Cuando un país viene de una convocatoria de acreedores o de una
quiebra como nos sucedió en 2001, obviamente, no puede trabajar con ese modelo, porque a una
empresa en convocatoria de acreedores nadie la financiará, porque necesita caja, y necesita
superávit. Esa es la Argentina de finales de 2002, 2003, 2004, 2005 y 2006.
Entonces, fuerte superávit fiscal y desendeudamiento sistemático, pero este esquema se
utiliza con el fin de recuperar el crédito, porque no hay países que siempre tengan cinco puntos
de superávit fiscal para desendeudarse, ya que si un país se desendeuda completamente y no
trabaja crédito se pierden dos generaciones. Uno siempre puede estar treinta años ahorrando para
comprar la casa treinta años después o puede tener crédito y comprar la casa y utilizar el crédito,
que es lo que usan las economías modernas.
En consecuencia, no hay un sólo mecanismo y se puede trabajar con una política de muy
fuerte desendeudamiento o con una política de recuperación cuando fuere necesario. Lo que sí
suponen los esquemas de políticas económicas es que tienen que ser consistentes. Si voy a tener
déficit porque hay un consenso político que me indica que necesito dos puntos de déficit, porque
puede suceder, y no hablo de las cuentas primarias, hablo después de pagar los intereses, tengo
que tener una política consistente para ir a los mercados y renovar los vencimientos de la deuda,
porque de otra manera esto no es sostenible.
Si en cambio, yo no quiero ir a los mercados y quiero pagar y pagar y decir la Argentina
nunca más se endeudará, vamos a terminar con la deuda en veinte años, pero voy a necesitar
cuatro puntos de superávit fiscal todos los años. Lo que no se puede hacer es mezclar y cruzar
ambas cosas. El año pasado, la Argentina, en medio de la crisis internacional, tuvo que tener una
política fiscal expansiva, la tenía todo el mundo, se había caído la demanda privada y tenía que
llegar el Estado y en ello estuvimos todos de acuerdo.
Este año no hay tanto acuerdo sobre eso, porque la economía arrancó y quizás el Estado, a
medida que la demanda privada está volviendo, hoy tendría que tener una política para recuperar
uno o dos puntos fiscales que perdió el año pasado,.
Este es un paneo, me corresponden 20 minutos y sólo quería llamar la atención sobre los
temas que presenté.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el licenciado Matías Kulfas.
Sr. Kulfas. – Muchas gracias al presidente de la comisión, señor Calcagno y Maillmann y a la
comisión por la invitación.
A continuación, quisiera argumentar de manera breve por qué considero que este planteo
de utilizar una parte de las reservas de libre disponibilidad para hacer frente a los pagos del
endeudamiento externo de este año me parece una idea apropiada, adecuada, consistente
técnicamente y, de los esquemas posibles, la situación económica actual es la más razonable
pensando en el crecimiento y en el empleo para la Argentina del presente año.
En este sentido, comenzaré retomando la idea que con mucha claridad planteó el
licenciado Miguel Bein, la Argentina es un país que tiene exceso de dólares, que acumula
reservas con este esquema de funcionamiento macroeconómico. Para este año tenemos una
proyección de superávit comercial importante. Hay consenso entre los economistas, si bien el
número puede diferir, estamos pensando entre 10 mil y 12 mil millones de superávit comercial,
que es en definitiva la fuente de acumulación de reservas. La Argentina acumula reservas porque
tiene un superávit comercial. Y cuando esa acumulación de reservas se reduce un poco es cuando
se producen episodios, entre ellos la salida de capitales. Para este año, la proyección que uno
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encuentra en el consenso de los economistas es la del superávit comercial: vemos cosechas con
buenos rendimientos y también se han recuperado las exportaciones industriales. Asimismo ha
habido una fuerte reducción de la salida de capitales. Por ende, pensamos que tenemos la
posibilidad de acumular reservas durante el año por un piso de unos 10 mil millones, es decir, un
monto que supera ampliamente el fondo que se está pensando para el desendeudamiento, tanto
para enfrentar a los organismos internacionales como para los bonistas privados.
Por otro lado, el elemento que me parece importante para destacar, porque este año se ha
implementado el pago a organismos internacionales con reservas, se han implementado 200
millones de dólares, un poquito más y, sin embargo, a pesar de que estos pagos se han realizado,
las reservas no han caído, sino que han subido un poco. Por lo tanto, estamos observando que
justamente se verifica esta tendencia a la que hacía referencia Miguel Bein, que es posible pagar
con reservas y que ese stock de reservas internacionales no se reduzca sino que, por el contrario,
incluso pueda continuar creciendo.
También recordemos una experiencia reciente, a fines del año 2005, cuando la Argentina
le pagó con reservas internacionales alrededor de 10 mil millones de dólares al Fondo Monetario
Internacional, y se recuperaron en seis meses. En ese tiempo la Argentina recuperó las reservas
que había erogado por los pagos al Fondo Monetario Internacional. Y hay un agregado adicional:
en ese momento, el pago que se hizo representaba un monto mucho más alto del que se habla
actualmente, tanto en términos absolutos, como en términos relativos. Es decir, en ese momento,
el pago al Fondo Monetario Internacional representó cerca del 30 por ciento de las reservas. Hoy
estamos hablando de un monto, entre los dos fondos, que se ubican en torno al 14 por ciento.
Por lo tanto, me parece que la experiencia reciente de la Argentina muestra con toda
claridad que este instrumento que se plantea como posibilidad de uso ahora, ya fue aplicado con
eficacia. En ese sentido, creo que sería bueno que el entonces presidente del Banco Central nos
explique por qué en ese momento le pareció correcto implementar esa medida, a pesar de que la
situación era distinta y era un pago que representaba muchos más recursos que en la actualidad;
por qué en este momento, teniendo una situación mucho más holgada, le parece que no es
correcto implementarlo; y por qué estaría afectando la estabilidad monetaria o los empleos de los
argentinos, cuando en realidad se verifica todo lo contrario.
También hemos escuchado que una diferencia es que la deuda con el Fondo Monetario
Internacional está en cabeza del Banco Central de la Argentina. Esto no es cierto. Está
contabilizada en el balance del Banco Central, ya que es un requisito del Fondo Monetario
Internacional, pero la deuda la paga el Tesoro Nacional. La deuda con el Fondo Monetario
Internacional la negocia el Ministerio de Economía y se abona con los recursos del Tesoro
Nacional. De modo que es una mera formalidad contable que no explica por qué en un caso
corresponde y en otro no, abonar con reservas.
Quiero también decirles que en el mundo, tomando la experiencia internacional, no
existen antecedentes donde se usen reservas para respaldar agregados monetarios. En general, las
reservas se acumulan para prevenir posibles turbulencias derivadas de shocks internacionales, de
shocks en el sector externo. Es decir, es un resguardo para posibles shocks en el sector externo.
Para dar algunos ejemplos, la relación entre reservas y agregados monetarios es del 4,7
por ciento en la zona de la Unión Europea; en Canadá, el 4,4 por ciento; en Japón, el 12 por
ciento; en México, el 20,5 por ciento; en Chile, el 27 por ciento; y, en Brasil, el 42 por ciento. Es
decir, esta idea de que los agregados monetarios tienen que estar cubiertos en un ciento por ciento
por reservas, no se verifica en ningún país del mundo.
En un esquema de tipo de cambio fijo tiene algún sentido tener alguna cobertura total de
la base monetaria con reservas, pero en un esquema de tipo de cambio flotante esta
argumentación pierde sentido, más aún, cuando uno observa que una parte de las obligaciones
que el Banco Central estaría cubriendo con reservas son heterogéneas. O sea, hay base monetaria,
pero después hay obligaciones que vencen en cuatro meses, otras en cuatro años, etcétera. Tomar
todo como si fuera un solo paquete, suena realmente poco razonable e inconsistente.
Yo quisiera recordar que en el año 2006 el Banco Central publicó un documento titulado
“La política económica de la acumulación de reservas”, firmado por el entonces presidente
Martín Redrado, Jorge Carrera y otros economistas, donde argumentan –creo que con bastante
razonabilidad– que el criterio de acumular reservas no debe ser la cobertura de pasivos y de base
monetaria, sino justamente los indicadores de solvencia vinculados al sector externo. Por
ejemplo, enumeran la cobertura de determinados meses de importaciones o de alguna porción de
pago de la deuda externa, entre otros.
Cuando hablamos de cuál es el nivel óptimo de reservas, hay una amplia literatura. No
hay una metodología única para calcularlo. Lo cierto es que, tomando la metodología que
exponían en ese momento Redrado, Carrera y los economistas, y aplicándose a la actualidad,
claramente existe un nivel de reservas de libre disponibilidad muy significativo. Por lo tanto, si
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consideramos cualquier cobertura ante posibles riesgos en el sector externo –es decir, tener la
necesidad de cubrir ante posibles shocks que nos afectaran el pago de las importaciones y los
pagos de deuda–, tenemos realmente un nivel de reservas de libre disponibilidad sumamente
importante.
Por eso, me parece importante destacar que la economía argentina cambió y el marco
macroeconómico se modificó. No podemos seguir analizando la política económica con las
herramientas del pasado. Justamente, tenemos que pensar en una economía que hoy genera
superávit comercial de manera estructural y un superávit en las cuentas públicas. De esta manera,
debemos pensar qué rol pueden jugar estas reservas que la Argentina está acumulando, que tienen
un rendimiento muy bajo y que pueden ser aplicadas, justamente, en fondos de desendeudamiento
que contribuyan a fortalecer el crecimiento económico.
Yo he visto algunos proyectos presentados donde se plantea restringir aún más la
definición de las reservas. Se dice que las reservas deben ser tomadas en consideración
computando la cobertura de la base monetaria, pero también las obligaciones de corto plazo, los
vencimientos del LEBAC, NOBAC, las operaciones de pase. Es decir, una suerte de
convertibilidad plus; una convertibilidad recargada.
Francamente, quisiera decir que me parece que esto no tiene sentido en el escenario
actual. La Argentina hoy acumula reservas porque tiene un marco macroeconómico más
consistente. Y la prueba de la consistencia está en que, cuando teníamos un régimen de
convertibilidad, donde toda la base monetaria estaba sustentada en la acumulación de reservas,
eso no nos impidió caer en una de las peores crisis de la historia. Quiero decir que la
convertibilidad no terminó con un 25 por ciento de desempleo, con 56 por ciento de pobreza y
con 29 muertos en Plaza de Mayo porque faltaran reservas, sino porque era inconsistente, siendo
un régimen macroeconómico que no cerraba y generaba sobre el endeudamiento y las cuentas
públicas estas permanentes presiones. Y cuando se hizo insostenible ese sobreendeudamiento y
esa situación fiscal, estalló la crisis por el lado de los depósitos, llevándonos a la peor crisis
económica y social de la historia argentina contemporánea.
También quisiera señalar que, hoy en día, en los foros internacionales –cito como ejemplo
a la última asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo, que se hizo hace pocas semanas, y
al G-20– este tema de qué se hace con las reservas está ampliamente en discusión. Estos países,
que tienen una fuerte acumulación de reservas y a los que le rinden el 1 por ciento y, al mismo
tiempo, tienen que hacer frente a pagos de vencimiento de deudas, necesitan fondos de desarrollo.
Esta discusión no es de la Argentina, sino que está planteada en los foros internacionales.
Tampoco es un tema que esté último en la agenda, sino que está entre los primeros lugares de la
agenda de discusión económica en diferentes foros internacionales.
Creo que esta discusión que se ha planteado en la Argentina, respecto a qué hacer con las
reservas y si es correcto aplicarlas para el pago de vencimientos de deuda, ha tenido argumentos a
favor y en contra. Me quiero referir, luego de haber planteado por qué me parece que es correcto
y bueno hacer frente a pagos de vencimiento con reservas, a los argumentos planteados en forma
negativa.
Se ha dicho que puede generar un efecto expansivo sobre la cantidad de dinero. Creo que
esto no es así –Miguel Bein lo explicó un poco recién–, ya que 2.500 millones de dólares van
directo a organismos internacionales, con lo cual ahí el efecto monetario es neutro, y del resto, el
80 por ciento son en moneda extranjera. Es decir que hay una amplia posibilidad de que esto no
tenga ningún efecto monetario.
Y digo más, en el presupuesto ya se estaba previendo un bono GAP de 14 mil millones de
dólares. O sea que estaba previsto que por algún lado iban a ingresar esos recursos. Esto significa
que, ya sea por endeudamiento o por monetizar las reservas, este supuesto problema de expansión
monetaria existiría. La diferencia es que en un caso tiene un costo cero o muy reducido, desde el
punto de vista fiscal, y en otro tiene un costo financiero importante.
Recordemos que cuando se produjo la asamblea del Fondo Monetario Internacional, en
Estambul, en septiembre pasado, el entonces presidente Martín Redrado comentaba abiertamente
que había recibido ofertas para colocar bonos a 14 por ciento. Y, realmente, si la alternativa es el
14 por ciento a tasa de interés, o el uso de las reservas para cubrir ese bono GAP, parece que está
claro cuál es la mejor alternativa para la Argentina, cuál es la más eficiente, la más inteligente y
la que puede generar los mejores efectos.
Insisto, el efecto monetario es neutro. Y si alguno tiene alguna duda, de todas maneras, ya
sea por endeudamiento o por uso de reservas, la relación es exactamente la misma.
También se ha hablado de posibles percepciones negativas de los agentes económicos, de
que esta medida podría generar presión cambiaria, al alza, suba de tasas. Y ha ocurrido lo
contrario, el riesgo país ha bajado ahora que se ha anunciado la posibilidad de utilizar reservas
para cubrir los pagos de deuda, mejoró el precio de los bonos argentinos y hoy en día tenemos
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presión cambiaria, pero al revés, hacia la baja. Hoy, justamente, tenemos un problema, pero en
sentido contrario, y es que el tipo de cambio se puede apreciar, y no que el tipo de cambio se
puede devaluar y que esto genere incertidumbre, salida de depósitos y todos esos temores que
infundadamente se plantearon a principios de años.
Fíjense que cada vez que se planteaba la posibilidad de hacer uso de este fondo para
desendeudamiento la percepción del mercado fue positiva. Cada vez que la medida sufrió algún
coletazo –la judicialización-, entonces, la percepción fue negativa. Es decir que esta medida no
sólo tiene un buen efecto desde el punto de vista económico, para poder fortalecer el crecimiento,
sino que también es bien recibida desde el punto de vista de los mercados.
También decía que se ha mencionado, en algunas oportunidades, que somos el único país
del mundo al que se le ocurre utilizar las reservas con algún fin que no sea la cobertura de
agregados monetarios o la estabilidad monetaria. Esto tampoco es cierto. Les doy algunos
ejemplos: Brasil ha utilizado 36 mil millones de dólares de reservas en el bienio 2008-2009 para
asistir a empresas con dificultades para refinanciar deudas en el exterior y también 10 millones de
dólares para financiar exportaciones. Japón utilizó 5 mil millones de dólares para financiar a
empresas que estaban en crisis y hoy está debatiendo el pago de deuda con reservas. China creo
un fondo soberano para invertir 2 mil millones de dólares de sus reservas en compañías de
distintos sectores. La India anunció que una empresa pública utilizará 5 mil millones de dólares
de reserva para financiar obras de infraestructura. Es decir que hay ejemplos de países en
desarrollo, de países desarrollados, de países cercanos –como Brasil-, que han utilizado esta
herramienta y muestran que realmente lo que estamos haciendo y pensando, en la Argentina, no
tiene nada de atípico o que deba llamar la atención a la comunidad internacional.
Más aún, creo que aquí tenemos una cuestión de fondo. Me parece que hoy estamos, en
buena medida, discutiendo las bases de la política monetaria. Por eso quiero decir una cosa. La
política monetaria que planteaba en su momento el ahora diputado Alfonso Prat Gay, cuando era
presidente del Banco Central, se denomina metas de inflación y consiste básicamente en dejar
flotar el tipo de cambio y trabajar moviendo las tasas de interés con un fin regulatorio.
Si este esquema de política monetaria se hubiera implementado –lo que no ocurrió, entre
otras cosas, porque el Directorio, en su momento, se opuso a la implementación de ese esquema-,
no hubiéramos acumulado reservas de esta manera. Es decir que la fluctuación del tipo de cambio
hubiera generado una fuerte baja del tipo de cambio nominal, que el superávit comercial se
hubiera reducido drásticamente, entre otras cosas, porque muchas industrias no hubieran podido
competir, no hubieran podido cortar, hubiéramos tenido un mayor aluvión de importaciones que
hubieran dificultado la producción local. Ni hablemos del impacto sobre el empleo, porque está
claro. Si hay industrias que no pueden producir y que cierra, el impacto sobre el empleo es
dramático. Pero el impacto monetario también es muy concreto. Estamos hablando de un
esquema donde no hay superávit comercial. En ese caso, este problema que estamos discutiendo
no existiría. Tendríamos muchas menos reservas o la manera de conseguir reservas sería el
endeudamiento, que es lo que ocurrió en los 90 con los resultados tristes que finalmente tuvimos
que observar.
Quisiera avanzar, ahora, sobre una cuestión que me parece importante, que es la cuestión
fiscal y las supuestas inconsistencias que se suelen señalar.
Voy a comenzar diciendo que, hoy, se habla en algunos ámbitos sobre un gasto fiscal, un
gasto público excesivo, una situación fiscal insostenible o incontenible. Y me gustaría señalar la
situación real de la Argentina, con un superávit primario de 1 punto porcentual del producto
interno bruto. Por supuesto, en 2007, era del 3 por ciento. Es decir que el superávit primario se
redujo en dos puntos porcentuales. Pero ¿en qué escenario pasó esto? En un escenario de crisis
internacional, y no cualquier crisis, sino de la peor crisis internacional desde 1930. Y ¿qué
ocurrió en el mundo? Permítanme por un segundo –espero no aburrirlos-, hacer un breve
racconto de cómo está el mundo en términos fiscales. Estados Unidos tiene un déficit fiscal del
11,9 por ciento del producto interno bruto; la zona del euro, del 6,9; Alemania, crisis fiscal del
3,2 por ciento; España, 14 por ciento; Francia, 3,2 por ciento; Gran Bretaña, 14,2 por ciento de
déficit; China, 3,8; Japón 7,4; India, 8 por ciento; Brasil, 3,2; México, 2,9; Chile, 3,8, y Rusia,
4,4. Y acá estamos preocupados porque el superávit primario fue de sólo un punto del producto
interno bruto, porque tenemos que ver cómo refinanciamos los vencimientos de capital.
Me parece que tenemos que tener bien presente esto. Me parece que pedirle a la
Argentina, a las familias argentinas –como plantean algunos sectores de la profesión y de la
política-, que se haga un ajuste fiscal es de una crueldad que no se ve en ningún país del mundo.
Todos los países del mundo han aplicado política monetaria y fiscal expansiva, justamente, con la
idea de afrontar la crisis internacional.
La Argentina afronta, hoy, un escenario donde se ve una recuperación económica, donde
estamos hablando de la posibilidad de tener un crecimiento con un piso de un 5 por ciento anual.
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Un ajuste fiscal implica ahogar esa posibilidad de crecimiento, esa posibilidad de recuperar el
nivel de empleo, de que puedan crecer los empleos en la Argentina y reducir la pobreza.
Además, creo que es importante tener en cuenta cuáles son las fuentes del crecimiento del
gasto público en nuestro país. Y son básicamente tres:
Una es la asignación universal por hijo, esa vieja deuda social que tiene la Argentina con
los sectores excluidos por las políticas neoliberales, es decir, poder ofrecer un piso de ingresos
para que esos argentinos que se quedaron afuera puedan volver a tener ingresos, un piso de
dignidad. Esto creo que ha tenido un consenso muy importante en todos los sectores políticos y
sociales.
El segundo elemento son las jubilaciones. Se ha implementado un sistema de
actualización de las jubilaciones dos veces por año, justamente para saldar otra deuda social
como era esa situación de atraso en los haberes de los jubilados.
En tercer lugar, la obra pública. Creo que nadie puede discutir la importancia que tiene la
obra pública en el desarrollo económico, en la posibilidad de mejorar las infraestructuras que
aumenten la competitividad de la economía, que hagan que muchas zonas postergadas del país
accedan a los servicios de energía y otros servicios esenciales para la población. La obra pública,
en los 90, cayó al 1,4 por ciento del producto interno bruto y que, hoy, se ubica en el 3,4 por
ciento del producto interno bruto. Estas son las fuentes de la situación fiscal de la Argentina.
Por eso me parece que la idea de un ajuste fiscal sería de una crueldad absolutamente
inusitada en el escenario internacional y, además –insisto-, ningún país del mundo lo está
haciendo. Tendría un efecto muy negativo sobre el crecimiento del empleo. En ese sentido, usar
reservas para cancelar pagos de deuda, para amortizar capital, me parece sumamente importante.
Por último –si me permite un minuto más-, creo que en el escenario fiscal también
tenemos que ver la película no solamente la foto. Estamos viendo la foto actual y la realidad es
que el escenario del crecimiento económico va a permitir recuperar los ingresos fiscales.
Estamos viendo, hoy, un escenario donde se dice que el gasto crece mucho y los ingresos
no tanto. Esto se va a revertir, en la medida en que la actividad económica –que, como vemos,
está reaccionando positivamente- permita incrementar la recaudación y lograr ese equilibrio
fiscal.
Por eso, para cerrar, me parece que esta alternativa es la mejor, es la que permite
continuar con las políticas activas, para favorecer la inclusión social, el crecimiento, la creación
de empleo y, por supuesto, seguir haciendo frente a los compromisos internacionales que la
Argentina tiene. Y así mostrar claramente que somos un país normal, que está adecuadamente
inserto en la comunidad mundial.
Sr. Presidente. –– Tiene la palabra el licenciado Martín Redrado.
Sr. Redrado. –– En primer lugar, agradezco a ambas comisiones por poder conversar con
ustedes y generar un debate acerca de este tema central y estratégico para la Argentina.
Creo que la pregunta que debemos hacernos es ¿qué hace un país normal para poder pagar
sus compromisos externos? Un país normal lo que hace es acceder a los mercados voluntarios de
crédito para poder refinanciar las amortizaciones de capital y pagar con el flujo de fondos, es
decir, con el superávit primario los vencimientos de intereses y de esta manera hacer que el
propio crecimiento de su producto lleve a que la relación producto contra deuda sea una relación
decreciente y, por lo tanto, marque un camino de mayor seguridad, de mayor crecimiento y, sobre
todo, de mayor confiabilidad.
Entonces, si la pregunta es si la Argentina después de dos años quiere volver a acceder a
los mercados voluntarios de crédito, y se plantea un costo de dos dígitos, y se dice porque
queremos eliminar el default, creo que aquí hay que hacer una pequeña pausa y preguntarse qué
hacen los países que son normales. Los países que son normales salen, emiten en el mercado
voluntario, aprovechan esta fantástica liquidez que hay en el mundo financiero internacional, que,
además, no va a ser in eternun. Yo plantearía que al final de 2010 nos encontraremos con la
salida de los estímulos fiscales y monetarios que se vieron en el mundo desarrollado.
Por lo tanto, la pregunta es cuando los Estados Unidos comience a subir la tasa de interés
––porque lo tendrá que hacer en algún momento del año que viene––, cuando se dejen estas
muletas fiscales que ha tenido todo el mundo desarrollado, ¿qué va a pasar con los mercados
voluntarios? ¿Vamos a tener condiciones tan favorables como las que tenemos en el día de hoy?
La gente que compra un título lo hace mirando hacia delante, no lo hace mirando hacia
atrás; nadie está mirando la Argentina de 2001. Por lo tanto, si la Argentina hoy está sometida a
tasas de dos dígitos es por los desajustes que hay en las principales variables macroeconómicas y
por la confianza que estas generan. Por eso creo que es muy importante que al discutirse la
utilización de reservas también se discuta el presupuesto, porque en la medida que se den
mayores certidumbres en términos de ingresos y gastos futuros, claramente la tasa de interés que
pagará la Argentina será menor.
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Ahora bien, la Argentina tiene que hacer frente a sus compromisos; al respecto, hay un
acuerdo total en el país. La pregunta es cómo hacerlo. Debemos entender que el Banco Central es
el prestamista de última instancia. Para ponerlo en términos muy claros, cuando se caen todas las
fichas del dominó, allí es donde tiene que estar el Banco Central, como lo estuvo en los dos
últimos años en los que no había financiamiento voluntario, en los que había distintos tipos de
restricciones tanto externas como internas. Allí estuvo el Banco Central precisamente para
mostrar que era capaz y tenía la fortaleza para parar la pelota.
Entonces, la pregunta es si se utilizan los 6.500 millones de dólares o 6.570 millones de
dólares este año, ¿qué nos queda para el año que viene? Vamos a estar discutiendo nuevamente
otro fondo de desendeudamiento.
En realidad ––digámoslo con total claridad––, no estamos hablando de desendeudamiento
porque en lugar de deberle a los tenedores de estos títulos, le vamos a deber al Banco Central. Por
lo tanto, no hay desendeudamiento; a menos que se piense que en el futuro no se le pagará al
Banco Central y eso sí que generaría un daño patrimonial sobre el Banco Central.
Pero me parece que la estrategia consistente es que el año que viene la Argentina va a
necesitar, a menos que nuevamente nos planteamos sacar de reservas los vencimientos que
tengamos en el 2011. Reitero, hay una conducta de ir comiendo los distintos ahorros que tiene el
sector público nacional, provincial y municipal. Entonces, la pregunta es ¿qué nos va a quedar
hacia el año entrante? Estoy convencido del concepto de tener un fondo contingente, Miguel, un
fondo que permita emitir títulos durante este año y volver a los mercados voluntarios de capital;
es decir, hacer lo que hace cualquier país normal. De esa manera, podremos decirles a cualquier
comprador de los títulos argentinos: “Señores, el Estado argentino es suficientemente solvente,
pero si hubiera alguna contingencia nacional o internacional, allí va a estar el Banco Central
para poder hacer frente a estos compromisos”.
Estoy convencido de que la Argentina podría estar en una tasa bastante semejante a la que
pagan países de la región, con una estructura que precisamente permita mostrar que la Argentina
en cualquier escenario, desde un escenario como el que se plantea hoy hasta un escenario con
contingencias que se pueden dar tanto en materia doméstica como internacional, va a hacer
frente a sus compromisos.
Esto me parece central en el caso de que se detraigan estos 6.570 millones. Creo que hay
que analizarlo porque esto no tiene un impacto neutro. Esto no tiene un impacto neutro, primero,
sobre la fortaleza del Banco Central que ha sido el pilar que ha permitido mantener en tiempos de
turbulencia la estabilidad, sobre todo, la estabilidad cambiaria que tanto le pega al bolsillo de los
argentinos. Por lo tanto, hay que analizar cuál es el impacto sobre el patrimonio, sobre esa solidez
que ha mostrado el Banco Central, cuál es el impacto monetario y cuál es el impacto sobre la
economía.
Aquí permítanme decir que nada se ha hablado del impacto inflacionario que puedan tener
estos decretos y tampoco se ha hablado sobre los riesgos legales. Si me permiten, con modestia,
haré una recomendación a los aquí presentes. Creo que antes de tomar una determinación como la
que tomarán el miércoles que viene, deberían convocar a los asesores legales, por lo menos, del
Banco Central o al estudio Sullivan y Cromwell para preguntarles cuales son los riesgos de
embargo que se pueden presentar si se utilizan las reservas para fines comerciales.
Aquí se ha hecho alguna referencia al Fondo Monetario Internacional. Permítanme decir
que cuando me tocó defender a la Argentina, justamente, lo hicimos sobre el concepto que tiene
cualquier banco central. Cualquier banco central hace operaciones de estabilidad monetaria, de
estabilidad cambiaria, de estabilidad financiera que hacen a la naturaleza propia del banco
central. Más aún, en 2006 me tocó negociar con Thimothy Geithner, que en ese momento
encabezaba la Reserva Federal de Nueva York y hoy es el secretario del Tesoro de los Estados
Unidos, y logramos que la Reserva Federal de los Estados Unidos saliera en respaldo de la
Argentina para que dijera que la operación que se había efectuado con el Fondo Monetario
Internacional era perfectamente legítima. Es decir, esas son operaciones normales que hace
cualquier banco central en el mundo y no aquellas de naturaleza comercial. Eso se llamó un
documento que en latín o que en idioma legal se denomina amicus curiae; es decir, la Reserva
Federal de Nueva York se presentó como “amiga” de la Argentina para respaldar y decir que esta
actividad era una actividad normal de cualquier banco central.
Como ustedes saben, mi especialidad es la Economía, no obstante he aprendido bastante
de temas legales en los últimos meses. De todas, maneras les recomiendo que antes de tomar esta
decisión analicen cuáles son los riesgos de embargo que existen porque a mi juicio no son
neutros.
Permítanme avanzar entonces. En primer lugar, ¿qué hace un país normal? Un país
normal sale a los mercados voluntarios, da claridad en materia de su presupuesto y, mientras
tanto, si tiene una brecha la puede cubrir con este fondo contingente. El concepto, Miguel, de un
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fondo contingente es que no se utiliza año a año sino que se extiende hacia al año siguiente; es
decir, se va haciendo un roll over en la medida que no se utilice, en la medida que haya
condiciones normales y que no haya ningún tipo de problema legal.
Por lo tanto, a fin de este año vamos a tener los 6.570 millones de dólares en el Banco
Central y vamos a poder haber emitido ––esto es lo que hace un país normal–– a tasas razonables
como lo hace la región sin aumentar el endeudamiento neto porque, reitero, lo que debe hacerse
es pagarse las amortizaciones de capital de manera tal que la deuda en términos nominales no
crezca y, como dije anteriormente, la relación deuda contra producto disminuye.
Permítanme entonces analizar estos tres impactos en que se van a fundamentar las
palabras a continuación.
Primero, me referiré al impacto patrimonial sobre el Banco Central. Claramente, esto
refleja un deterioro del patrimonio del Banco Central ¿Por qué digo esto? Porque el Banco
Central tiene activos que son fundamentalmente reservas internacionales y títulos públicos y
entre sus pasivos tiene, en primer lugar, los pesos que cada uno de nosotros tiene en sus bolsillos,
luego están los títulos con los que el Banco Central absorbe los excedentes de liquidez para no
generar presiones inflacionarias. Y están los depósitos en dólares que realizan las entidades
financieras en el Banco Central. Esos serían los conceptos centrales.
Si hoy uno observa el patrimonio neto del Banco Central, toma la letra 2016 y le suma la
letra 2020, estaríamos hablando de que estas dos letras −que son intransferibles y no pueden
negociarse− están a más del cien por ciento del patrimonio del Banco Central. Es decir que se
está cambiando un activo líquido que puede reaccionar frente a cualquier contingencia, o que ante
cualquier tipo de turbulencia doméstica o internacional le permitiría al Banco Central contar con
la capacidad −el poder de fuego− para hacer frente a esos compromisos. Hoy se está
inmovilizado prácticamente el cien por ciento del patrimonio del Banco Central, que actualmente
es de 47 mil millones de pesos, a lo que se suma este deterioro de la calidad de los activos. Para
ponerlo con total claridad: se está cambiando un activo líquido −que son reservas−, por un activo
que no es líquido y que, por lo tanto, tampoco puede encuadrarse dentro del artículo 33 de la
Carta Orgánica del Banco Central, que determina que las reservas tienen que ser en activos
líquidos, en activos que tengan probada liquidez y solvencia. Claramente, estas dos letras no
tienen la probada liquidez y solvencia.
Se ha hecho alguna referencia también al impacto que causó el pago al Fondo Monetario
Internacional. Al respecto, permítanme señalar tres diferencias fundamentales. En primer lugar, el
pago al Fondo Monetario Internacional tuvo efecto patrimonial neutro, es decir que no se
deterioró la calidad de su balance. ¿Por qué? Porque se fueron un pasivo y un activo que tenía el
Banco Central. Pero el patrimonio neto −el capital, las espaldas del Banco Central− quedó
intacto. Pero en este caso claramente se está deteriorando, porque se está bajando la calidad del
activo e inmovilizando la capacidad patrimonial.
En segundo término, la manera en que estaba redactado ese decreto, que terminó siendo
una ley, planteaba el pago a organismos multilalterales de crédito −que son tres: el Fondo
Monetario, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo− con efecto monetario
neutro; por lo cual, estaba muy claro que la Argentina no iba a desendeudarse. Claramente todos
entendimos que esa redacción marcaba que esa utilización era por única vez y que, por lo tanto,
no iba a haber utilizaciones reiteradas. Es decir que, sabiendo que la Argentina tiene una relación
con los bancos de desarrollo −tanto el Mundial como el Interamericano− de continuidad en los
flujos de fondos, claramente nadie pensaba que se iba a cerrar o a eliminar la deuda con esas dos
instituciones Por ello, todos percibimos que ese pago era por única vez. Y hago hincapié en
volver a ser normales a través de la emisión de deuda voluntaria, caso contrario, el gran
interrogante será qué hará la Argentina en 2011. Es decir que después de varios años deberemos
volver a ser normales, como lo hace cualquier país.
El tercer punto es que tiene efecto monetario. Y ahora analizaremos en particular la
estructura de estos dos fondos porque claramente no tienen efecto monetario neutro. ¿Por qué es
importante si tienen efecto monetario neutro o no lo tienen? Por el impacto sobre la inflación.
Aquí hemos hablado acerca de la preocupación por la inclusión social y por los niveles de
pobreza de la Argentina. Una de las preocupaciones centrales al utilizar este tipo de instrumentos
es, precisamente, el impacto inflacionario. En ese sentido, se ha dicho que parte será destinado al
pago de obligaciones en moneda extranjera. Pero en una situación normal sería el propio flujo. Es
decir que el sector público sería contractivo porque estaría aportando los recursos para hacer esos
pagos.
Aquí permítanme agregar algo que no han incluido mis colegas de panel: las utilidades del
Banco Central durante este año, ya que de esa forma puede saberse cuál será el efecto de
expansión monetaria. Ustedes saben bien que no soy un monetarista, pero está claro que cuando
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la oferta de pesos excede la demanda de pesos se producen tensiones inflacionarias. Hasta ahora
no las hemos tenido pero, en el último trimestre, se vio distribución de utilidades adelantadas.
De manera tal que si toman todas las fuentes de expansión monetaria, permítanme repasar
−por supuesto, traje una presentación escrita para compartir con ustedes− los siguientes
conceptos. Ustedes tienen una expansión monetaria de 23.500 millones de pesos, producto de las
utilidades que se produjeron en el Banco Central −y dicho sea de paso, 13.500 millones de esas
utilidades provienen de la diferencia de valuación de los títulos públicos; los títulos públicos
mejoraron y, por lo tanto, hay una ganancia de capital, que no está percibida pues el Banco
Central nunca repartió utilidades sobre ganancias no percibidas de títulos; ese es otro concepto al
que hay que ponerle atención−; y aproximadamente 26.700 millones de oferta potencial de pesos.
Y permítanme decirles que el pago a organismos multilaterales de crédito generará un efecto
expansivo. ¿Por qué? Porque el Banco Central pagará esas deudas −tal como lo hizo en los
últimos meses−, pero recibirá fondos de los bancos Interamericano y Mundial. Y esos fondos,
que vendrán en dólares, se transformarán en pesos. Por lo tanto, esos 2.200 millones que forman
parte del decreto 297, generarán una expansión de 8 mil millones de pesos. O sea que vendrán 2
mil millones de dólares del exterior; se convertirán en pesos, y generarán una oferta adicional de
pesos.
Entonces, si tomamos 25 mil millones de pesos de expansión por los dos fondos; 23.500
millones de pesos por las utilidades del Banco Central; casi 12 mil millones de pesos que el
Banco Central está en condiciones de dar por adelantos transitorios; más un sector externo que es
superavitario −cuando se mira la salida de capitales que tenemos, mi cálculo es que tendremos un
excedente de 8.500 millones de pesos−, estos cuatro conceptos significan una expansión de 96
mil millones de pesos para este año. Para ponerlo en dimensión y no aburrirlos con cifras: hoy, la
base monetaria −es decir, el circulante más los depósitos de los bancos en el Banco Central− es
de 122 mil millones. Entonces, estaríamos hablando de que en un año tendríamos la posibilidad
de expandir casi todo el dinero en circulación que tienen los argentinos; es decir, 90 mil sobre
120 mil. No se necesita ser economista para tener una idea de la magnitud de eso. Además, no
tenemos la capacidad instalada ociosa que se tuvo en 2002 o 2003. En ese momento podía haber
una expansión de la cantidad de dinero porque, precisamente, existía una capacidad ociosa que no
generaba tensiones inflacionarias. Actualmente, la capacidad ociosa prácticamente no existe
según el sector que se observe.
El programa monetario del Banco Central había calculado para este año una demanda de
aproximadamente 34 mil millones de pesos. Es decir que tenemos 96 mil millones de expansión,
y una demanda por 34 mil millones. Por lo tanto, estamos hablando de un excedente de 55 mil
millones que le estamos pidiendo al Banco Central que de alguna manera absorba, para que esto
no tenga un impacto monetario o inflacionario sobre el resto de la economía. Para darles una
idea: el año en que más títulos de esterilización emitió el Banco Central fue 2005, cuando creció
el stock en 10 mil millones de pesos. La mayor emisión de letras y de notas del Banco Central fue
10 mil millones de pesos. Hoy le estamos pidiendo al Banco Central que emita por cinco veces
ese tipo de títulos para poder absorber los excedentes que puede generar.
Por lo tanto, tengamos cuidado con las distorsiones de una economía que presenta signos
de persistencia en materia de inflación. Hasta ahora no ha tenido una inflación de origen
monetario pero corre un serio riesgo. Si se están emitiendo pesos por encima de la demanda en
estas magnitudes, hay que poner claramente atención.
Más aún, si ustedes miran los vencimientos de títulos que tiene el Banco Nación en los
próximos tres meses, en el segundo trimestre vencen 24.120 millones de LEBAC. Es decir, al
margen del esfuerzo de tener que renovar estos 24.120 millones de pesos, si uno hace este cálculo
anualizado que acabo de hacer, el esfuerzo de esterilización, de absorción del excedente de pesos,
para este tercer trimestre sería de 12 mil millones de pesos. Por lo tanto, el esfuerzo que se le está
pidiendo al Banco Central en este segundo trimestre es claramente dentro de un contexto
inflacionario donde ya no hay capacidad ociosa.
Permítanme señalar que si uno mira la evolución del financiamiento del sector público, si
uno mira el 2008, el programa financiero plantea una brecha de financiamiento de 55 mil
millones de pesos y el Banco Central sólo financió el 23 por ciento, y lo estábamos haciendo en
una etapa de crisis. Coincido en que fuimos anti-cíclicos porque para eso está la política de haber
guardado en las épocas de vacas gordas para poder gastar en las épocas de vacas flacas.
Déjenme decir también que no estamos en un año de vacas flacas, este es un año en donde
ya hay una expansión del mundo, donde hay una expansión de la propia capacidad instalada. Y
este año se está planteando la utilización de recursos del Banco Central para financiar al Tesoro
por el 47 por ciento del programa financiero del 2010. Es decir, del 23 por ciento que se estaba
tomando en años de crisis, donde claramente no había otra fuente de financiamiento, estamos
pasando a más del doble en términos de utilización de recursos.
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Por eso es muy útil que se plante esta discusión combinada de presupuesto, necesidades
de fondo, cuáles van a ser las variables de recursos que va a tener con certidumbre el sector
público nacional, cuáles van a ser las variables de gasto que van a tener hacia delante, cuál es la
brecha de financiamiento y cómo se va a financiar.
Si queremos volver a ser un país normal, como todos aquí lo queremos, y tenemos hasta
ese ordenamiento entre el Congreso y el Poder Ejecutivo, entre cuánto se va a gastar, cuánto se va
a recaudar y cuánto es la brecha real de recaudamiento, estoy convencido que un fondo de
contingencia que permita salir a los mercados voluntarios, como lo hace cualquier país, y no
gastar ni dilapidar 6.570 millones, que probablemente el año que viene los vamos a necesitar,
precisamente es lo que va a genera seguridad, confiabilidad y garantías de que la Argentina va a
insertarse en los mercados voluntarios de créditos, como lo hace cualquier país que tiene estas
características y que busca tener inclusión social, eliminar la pobreza y no retraer recursos que,
reitero, hoy el mundo plantea un escenario quizás demasiado fácil. Hoy el mundo se esta
moviendo con muletas y mi pregunta es qué sucederá cuando se saquen esas muletas.
Por lo tanto, si hoy tenemos un buen año, dejemos que el Banco Central se quede como el
prestamista de última instancia, que sea las espaldas que permitan garantizarle los ahorros y el
bolsillo de los argentinos, como lo hizo en estos últimos dos años de crisis, para que eso genere
confiabilidad y mayor inversión. Es muy importante tener una economía que esté fuertemente
sesgada hacia el consumo pero la Argentina necesita inversión para expandir su capacidad
instalada y, por lo tanto, para poder bajar las presiones inflacionarias.
Sr. Presidente. – Prácticamente los tres hablaron el mismo tiempo, lo cuál demuestra que bien
habíamos planificado este panel.
Tiene la palabra el señor senador Pichetto.
Sr. Pichetto. – La primera pregunta se la quiero formular al doctor Bein. En el marco de algunas
reflexiones que también acaba de hacer el licenciado Redrado, la pregunta es por qué hay que ir
al mercado de deuda a pagar hoy, con la realidad que tiene la Argentina, con tasas elevadas
cuando podemos hacer uso de las reservas. ¿Usted considera conveniente pagar con reservar y ser
un soporte muy importante para el canje que después nos permita el acceso a un mercado de
capitales más razonable?
La otra pregunta es para el licenciado Redrado. ¿Podría definirme qué es lo que usted
considera como país normal? Usted ha sido funcionario durante casi cinco años de este gobierno
y del ex presidente Néstor Kirchner. Me gustaría tener alguna precisión sobre esta calificación de
país normal, porque me parece que anormal era cuando estábamos en el abismo, cuando salíamos
de un proceso de crisis terminal y hubo que instrumentar un proceso de recuperación de la
economía, de la salida del default y de la pérdida de la confiabilidad. Eso me parece que era un
país anormal. Me gustaría escuchar su reflexión.
La otra apreciación, ya en términos de reflexión, es que habrá que responderle al Banco
Central respecto de lo que se use en materia de pago de reservas. Esa mirada de creer que el
Banco Central es el de Dinamarca y no de la Argentina, me parece que, con todo respeto a sus
conocimientos en economía, habría que revisarla. Porque el director de la Reserva Federal, Ben
Bernanke, y el Congreso norteamericano está poniendo en discusión el tema de la rigidez en
términos de utilizar reservas. Los norteamericanos han demostrado que, cuando se trata de
procesos de crisis, disponen de los dólares necesarios para sostener el proceso económico sin
ningún tipo de limitación.
Sr. Bein. – Respecto de la pregunta puntual, soy un economista que cuando piensa en términos
de patrimonio neto lo hace en términos del país. O sea, tengo que entrar en la polémica, no tengo
más remedio. Cuando vos paga con reservas, bajas el patrimonio neto del Banco Central y
automáticamente te sube el patrimonio neto del Tesoro, porque lo que haces es pagar deuda del
Tesoro. Entonces, cuando consolidas los balances, el patrimonio neto del país no cambió porque
distintos institutos se balancearon.
Me parece que eso es clarísimo para cualquiera que siga un concepto de partida doble;
saco reservas del Banco Central y pago deuda del Tesoro, del patrimonio neto de la República.
Ojo que hablo de la República en un contexto más político, no en su concepto de emisión de
deuda. Eso está claro. Ahí se juegan los conceptos de autonomía y es una discusión muy grande;
banco central que emite no puede depender del que gasta. Está claro que no puede ser porque no
puede suceder en ninguna empresa, ni tampoco en el país. O sea, forma parte de la Argentina.
En ese sentido, el uso de una porción que para mi es razonable, visto el encuadre
macroeconómico, no sería razonable usar 14 mil millones de dólares. Esto lo digo claramente.
Esto rápidamente movería el tipo de cambio de equilibrio y generaría un desplazamiento del tipo
de cambio para volver a los desequilibrios monetarios. Usar hoy 6 mil millones de dólares, para
la ecuación del Banco Central, a mí francamente me parece que es algo que se puede hacer,
insisto, si forma parte del proceso. O sea, si forma parte del proceso –yo no hablaría de país
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normal o no normal– de salida de la convocatoria de acreedores, y para terminar de salir de
default y volver a tener un roll over de la deuda a tasas de interés más bajas. Está claro que en
ninguna compañía del mundo, en ninguna empresa, puede haber un tesorero colocando la plata al
0,5 por ciento y en la puerta de al lado otro tomando la plata al 8 o al 12 por ciento. Entonces,
cuando uno mira el concepto del país, me parece que esta es una cuestión de sentido común.
Ahora, después se plantean otros debates, porque a todo hay que ponerle un número.
Entonces, si se pueden usar las reservas, hay que determinar cuántas, en qué contexto, en qué
plan y en qué programa. Yo lo dije cuando esto se inició, en el mes de diciembre. Levanté la
mano y fui el primero en decir que estaba de acuerdo, porque si forma parte de un proceso para
bajar a alta velocidad la tasa de interés y aprovechar la liquidez internacional, es positivo.
También dije –y lo voy a decir aquí, porque es una posición menos simpática– que si las reservas
se hubieran planteado para utilizar en planes de desarrollo no vinculados a la obtención de
dólares en la economía, yo hubiera estado en contra. Si eran para hacer rutas, yo no estaba de
acuerdo, porque si bien éstas generas dólares a treinta años, no generan dólares de corto plazo y
esto hubiera movido el tipo de cambio de equilibrio para arriba.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el licenciado Redrado.
Sr. Redrado. – Senador: país normal significa hacer lo que hace cualquier país vecino. Es decir,
ante cada vencimiento de deuda, lo que se hace es pagar el capital con nueva emisión. Y con el
flujo de fondos se pagan los intereses. Por lo tanto, el camino no es sacarle recursos al
prestamista de última instancia.
No estamos en una circunstancia donde se están cayendo todas las fichas. Al contrario. Lo
que estamos diciendo es que no utilicemos 6.500 millones si, realmente, no vamos a salir al
mercado voluntario, porque el año que viene nos vamos a poder encontrar con la misma
situación.
Y realmente, no es cierto que podamos comparar aquí a la Reserva Federal de los Estados
Unidos, porque su credibilidad no es la misma que la de un país que, lamentablemente, en los
últimos treinta años ha tenido una crisis financiera internacional cada siete años.
Y acá no se está planteando que estemos ante el Banco Central de Dinamarca, porque
hemos demostrado con la acción que el Banco Central, en los últimos dos años, ha sido
anticíclico. Si usted mira, senador, el derrotero 2004 – 2007, claramente fue un derrotero de
acumulación para pode utilizarlo, justamente, cuando a la Argentina le faltaran recursos, dado
que hubo una crisis internacional de magnitud. Pero, por suerte, esta no es la circunstancia ahora.
Sin embargo, puede volver a darse en 2011. O sea, que al sacar los estímulos monetarios y
fiscales que han habido en las economías desarrolladas, podríamos volver a tener una caída en el
crecimiento, con falta de financiamiento y demás. Por lo tanto, mi visión es la siguiente: hemos
demostrado con los hechos, y además siempre yo he promulgado y practicado, la coordinación de
las políticas. Lo hemos dicho en todos los informes del Banco Central. Es decir, que es necesaria
la coordinación de la política fiscal, salarial, de ingresos y de competencia, con la política
monetaria. Por ende, claramente lo que estamos diciendo es que dejemos al Banco Central para
cuando se caigan todas las fichas. Y hoy, señor senador, no se están cayendo todas las fichas.
Entonces, aprovechemos este buen momento y hagamos lo que hacen Uruguay, Brasil y
Colombia. Ninguno de nuestros vecinos está utilizando reservas.
Cuando se mencionó el caso de Brasil, realmente observé una falta de detalle al respecto,
porque lo que hizo Brasil en un año de crisis, como fue el año pasado, donde las empresas
brasileñas no podían refinanciarse, no fue utilizar las reservas. Simplemente, le dijo a esas
empresas que vayan y busquen financiamiento de bancos privados, y que si era necesario, el
Banco Central de Brasil colocaría las reservas en lugar de en un banco, en ese mismo banco, para
garantizar la liquidez. O sea, que las reservas se utilizaron para garantizar. No se utilizaron las
reservas del Banco Central de Brasil para pagar la deuda de las empresas privadas. Por lo tanto,
tengamos cuidado de no meter todo en la misma bolsa.
En segundo o tercer lugar, estimo que el canje va por un andarivel totalmente distinto. El
canje plantea un cambio de papeles, que es un buen negocio para quienes los compraron en el
mercado secundario de títulos, dado que quienes compraron esos papeles en el mercado en el
último año y medio han pagado 25 centavos y hoy, el valor de mercado de lo que van a recibir
esos inversores, es de 50 centavos. Por lo tanto, no tiene nada que ver.
Obviamente, la Argentina tiene que dar una respuesta con relación a su programa
financiero. Pero el canje va a ir bien porque –lo digo por experiencia– a quien está sentado en
Nueva York, en Londres o en Frankfurt, no le importa quién es el presidente del Banco Central o
quién es el ministro de Economía, sino precisamente hacer buenos negocios de corto plazo. Por lo
tanto, como no hay crisis, como hay una liquidez muy importante y como la Argentina va a
necesitar seguir accediendo a los mercados voluntarios, me parece que lo mejor es, en este
momento, utilizar esto como un fondo de contingencia y hacer lo que hace cualquier país normal.
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Y –reitero– quiero dejar hoy dos mensajes, por todo lo que se ha escuchado hoy. Cuando
analicen esto, señores senadores, deben analizar los impactos monetarios y legales. Porque esto
tiene, definitivamente, un impacto sobre la cantidad de dinero por encima de la demanda. Y,
entonces, nos podemos encontrar en octubre, noviembre o diciembre, con que se nos fue la
emisión monetaria y estamos creando, por primera vez después de la salida de la crisis, inflación
monetaria. Entonces, debemos prever esa consecuencia.
Sr. Presidente. – ¿Quería repreguntar, señor senador Pichetto?
Sr. Pichetto. – Señor presidente: muy brevemente quiero dejar constancia que no comparto lo
que ha dicho el licenciado Redrado con relación a los Estados Unidos.
Dicho país ha sufrido una crisis económica y financiera que ha provocado una caída en los
grandes sectores de inversión y en los bancos, pero el Estado ha hecho, a través de las políticas
que tomó el propio presidente Obama, procesos de inversión y de sostenimiento de empresas
automotores, como General Motors, que era un gigante al que se lo sostuvo desde la Reserva
Federal. O sea, que esto demuestra que cuando hay que aplicar políticas heterodoxas para
sostener la economía, lo hacen, sin ningún tipo de prurito y sin ningún tipo de rigor técnico, como
el que nos piden muchas veces a los países emergentes.
También quiero manifestar que no comparto la visión de endeudarnos y de pagar tasas
altas, cuando podemos disponer de recursos propios. Sinceramente, quiero dejar mi opinión.
Cuando podemos usar reservas que son del Estado argentino y del proceso económico que ha
construido nuestro gobierno, del cual el licenciado Redrado formó parte, esto es viable. Este
gobierno construyó un proceso de acumulación de reservas durante todos estos años muy
importante, que no fue producto de un año, dado que hemos sido cuidadosos de la economía, del
superávit y de todo el esquema de buena administración durante muchos estos años, durante los
que acumulamos estas reservas. Por eso, creo que se pueden disponer razonablemente. Aunque
comparto lo que se dijo aquí: me parece que hay una utilización responsable y criteriosa de una
parte de esas reservas, mínima diría, que no va a incidir en ninguno de los procesos que Redrado
mencionó.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el licenciado Redrado, para una interrupción. Le pido que sea
muy breve...
Sr. Redrado. – Seré muy breve, porque no quiero entrar en polémicas, sin duda por el respeto de
conocimiento de tantos años que tengo por el senador Pichetto.
En primer lugar, lamentablemente la Argentina emite pesos, no dólares. La Argentina no
tiene una moneda de reserva en el mundo. Por lo tanto, los grados de libertad que tiene la
autoridad monetaria en los Estados Unidos son diferentes a los que tiene la Argentina. Y ello no
es producto de este gobierno, sino de nuestra historia. Cada siete años de los últimos treinta,
hemos tenido una crisis monetaria, cambiaria y financiera.
Justamente, 2009 era el año en el que todos decían que íbamos a tener una crisis. Y fue
precisamente por las políticas anticíclicas que se pusieron en juego, que tuvimos una situación
distinta.
Lo que estoy diciendo, con respecto a salir a los mercados voluntarios, implica salir a las
tasas que lo hace cualquiera de los países de la región. Estamos hablando de tasas de un dígito,
con garantías de un fondo contingente...
– El señor senador Pichetto formula manifestaciones fuera del alcance del
micrófono.
Sr. Redrado. – Senador, si me permite, yo estoy sopesando un fondo contingente versus la
utilización...
– El señor senador Pichetto formula manifestaciones fuera del alcance del
micrófono.
Sr. Redrado. – No, senador. Si usted estructura un fondo contingente para la emisión de deuda
de este año, le aseguro que usted paga un dígito. Y un dígito bajo, como el que están pagando
Brasil, Colombia y otros países de la región.
Por lo tanto, la pregunta es qué va a hacer la Argentina....
– El señor senador Pichetto formula manifestaciones fuera del alcance del
micrófono.
Sr. Redrado. – Disculpe, senador, le digo algo por mi experiencia profesional: la gente cuando
compra un título no lo hace con los ojos en la nuca, sino mirando hacia el futuro. Va a mirar los
ingresos y los gastos que tiene la Argentina, cómo serán las variables macroeconómicas, si son
consistentes o no. Por eso subrayo que la discusión de un presupuesto realista que dé
confiabilidad y seguridad a la pauta de ingresos y gastos que tiene la Argentina va a ser mucho
más efectiva para seguir bajando la tasa de interés.
Y dicho sea de paso, cuando ha bajado el riesgo país en los últimos meses lo ha hecho en
consonancia con lo que ha pasado en el resto de los países emergentes. No es que se haya
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anunciado el fondo de desendeudamiento y hubiera habido buena reacción de los mercados.
Fíjense que la Argentina no es una isla. Todos los mercados emergentes han reaccionado en esa
dirección.
Sr. Presidente. – Ha habido una correlación bastante fuerte entre los anuncios de
desendeudamiento y las buenas cifras de la baja del riesgo país.
Tiene la palabra el senador Morales.
Sr. Morales. – Señor presidente: quiero aprovechar la presencia del licenciado Redrado para
consultar algunos temas que preguntamos al vicepresidente del Banco Central, licenciado Pesce,
que tienen que ver con utilidades e inflación.
Primero preguntaré sobre lo que tiene relación con el tema de inflación.
Pregunté cuál era la pauta de inflación que había utilizado la autoridad del Banco Central
para el programa monetario y se me contestó que era la del presupuesto, que es el 6,1 por ciento
anual. Lógicamente, nada que ver con la realidad, porque ni siquiera Moyano, de la CGT, está de
acuerdo con esto, está pidiendo incrementos salariales del 25 por ciento. La medida real de la
pérdida del poder adquisitivo está marcada por el reclamo de los trabajadores.
Pero tengo otra información.
¿Ustedes en la definición del programa monetario y de las políticas del Banco Central
utilizaban los datos del INDEC u oros indicadores?
Este es el primer punto que le quiero preguntar respecto de la inflación.
Con relación a las utilidades, también le pregunté sobre el tema de los 13.500 millones de
pesos de utilidades que figuran en el balance que se aprobó el jueves, que forman parte de los
23.500 millones que transferirá el Banco Central al gobierno, es decir, todo un paquete, un monto
de recursos importante.
Venimos desde hace cuatro meses discutiendo sobre el tema de 6.500 millones de dólares
de reservas y estamos hablando de otro concepto casi igual.
Sobre ese tema pregunté al vicepresidente del Banco Central si esta era la primera vez que
se estaban distribuyendo utilidades producto de la tenencia de títulos. Y el cuestionamiento que le
hacía tenía que ver con que utilidades provenientes de la tenencia de títulos no son ni líquidas ni
realizadas de títulos que tienen vencimientos en cinco, diez o quince años. En consecuencia, si
hay que tener un criterio de cautela, como dijo el ministro de Economía, no está bien distribuir
utilidades que no son ciertas.
Primero no me supo contestar. Luego pidió la información en el Banco Central y me dijo
que en años anteriores se habían distribuido utilidades por este concepto, producto de que los
títulos estaban en Archivo y por su sobrecotización determinamos una utilidad, emitimos los
pesos y se los dimos al Poder Ejecutivo.
Entonces le quiero preguntar si esto es así, si es verdad. Porque me dijo que me iba a dejar
la información y no lo ha hecho.
La tercera pregunta tiene que ver con que el vicepresidente del Banco Central nos dijo que
la emisión de este año, el aumento de la base monetaria, podía estar en el orden de los 41.000
millones sobre los 122.000 millones de pesos que circulan y están en manos de la gente en el
país.
Nosotros teníamos el dato de que este año iban a aumentarse 82.000 millones y, en
consecuencia, la base monetaria iba a aumentar a 200.000 millones.
Le pregunto cuál es el punto de las medidas de esterilización que iba a tomar el Banco
Central para poner en circulación pero luego sacar con el objeto de evitar inflación.
Usted da el dato de 96.000 millones, cercano al que tenemos, y que en el programa
monetario lo que no generaría inflación sería que a los 122.000 millones en poder de la gente
pudiéramos aumentar solo 34.000 millones este año. Entonces, el Banco Central no puede
esterilizar 50.000 millones.
¿Esto va a impactar en la inflación? ¿Esto es lo que afirma el concepto de que no tiene
efecto monetario neutro la situación en todos los ítems de dólares? ¿Se puede estimar en cuántos
puntos puede aumentar la inflación el hecho de no poder esterilizar o tomar estos 50.000
millones? Porque cada punto de inflación más son 70.000 pobres nuevos.
El tema de la inflación es importante.
Finalmente, quiero decir que para mí un país normal es uno que da certezas al mundo. Y
si manipulamos los datos de la inflación, dejamos de ser creíbles, estamos cuatro meses
peleándonos por el tema de las reservas -y desde afuera ven que solamente peleamos-, me parece
que eso nos quita normalidad. Esto, entre otras cosas.
Se ha ido Pichetto, pero eso es para mí un país normal.
Sr. Redrado. – Yo plantaría, senador, la pauta de expansión monetaria que ha tenido el Banco
Central durante este año. Me parece que el debate de los índices y demás da para otro ámbito de
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discusión. Pero la pauta de crecimiento de la cantidad de dinero para este año es del 19 por
ciento.
Lo que calcula el Banco Central es la demanda de dinero que se genera por el crecimiento
propio del producto bruto. Y nosotros habíamos visto en el último trimestre del año una reversión
del proceso de salida de capitales. Habíamos tenido, como se dijo, aproximadamente 40.000
millones de dólares que habían salido hasta agosto del año 2009.
En el último trimestre tuvimos una reversión por haber ganado la pulseada, por haber
mostrado precisamente que teníamos la espalda suficientemente ancha en momentos de presión
cambiaria, y hubo cuatro en los últimos dos años. Para eso están los recursos del Banco Central.
Cuando se caen todas las fichas del dominó, allí está el Banco Central.
Dentro de esta pauta del 19 por ciento estaba precisamente lo que los economistas
llamamos “remonetización” de la economía. Es decir que se terminara la salida de capitales, que
hubiera precisamente una mayor demanda de pesos, que la gente quisiera tener más pesos en el
bolsillo. Y eso indudablemente es otra fuerza de demanda.
Lamentablemente, durante los primeros tres meses del año esto no fue así, ahora está
disminuyendo un poco lo que se llama técnicamente la formación de activos externos, es decir,
cuánto es la compra de dólares que hace el público producto de distintas circunstancias. Eso está
aproximadamente en un nivel de 700 millones; había llegado a los 1.200 millones en los primeros
meses del año.
Por lo tanto, con la pauta de crecimiento de la cantidad de dinero había que ser prudente
para no generar presiones inflacionarias. Y por lo tanto, había una pauta de lo que era el
crecimiento del producto bruto nominal más lo que era el crecimiento natural de la demanda de
pesos y eso nos daba el 19 por ciento en el techo superior.
Lo que estamos diciendo es que a partir de tomar estos conceptos -el de utilidades, el de
los dos fondos, el de adelantos transitorios y el de los excedentes de dólares que se transforman
en pesos- tenemos un excedente de 50.000 millones de pesos que deben ser esterilizados.
Voy al punto de las utilidades.
Durante los últimos cinco años no ha habido distribución de utilidades sobre la variación
de precios de los títulos que tiene el Banco Central. Sí, obviamente, la hubo sobre los intereses
recibidos.
Como usted sabe, por cada título se reciben intereses contantes y sonantes y, obviamente,
esas son utilidades contantes y sonantes. Pero no ha habido una distribución, si un título valía
cincuenta y a fin de año valía setenta, sobre esos veinte o sobre alguno de esos cambios hubo
algún tipo de distribución. Además, dicho sea de paso, fíjese la volatilidad, los cambios de
precios. Si usted toma la tenencia de títulos públicos al 31 de diciembre, la caída que tuvo en
enero y febrero, usted estaría distribuyendo sobre valores que son inferiores a los que tenía al 31
de diciembre. Ahora se han recuperado un poco, nada obsta para que después vuelvan a caer. Por
lo tanto, usted sabe que está en la naturaleza de los mercados financieros locales la incertidumbre,
los cambios de precios y las sorpresas. Eso genera, precisamente, una fuente de que hoy se puede
estar distribuyendo sobre algo que no exista mañana.
¿Cuánto puede ser el impacto sobre precios? Es difícil medirlo porque es difícil saber
cuánto va a esterilizar el Banco Central y, además, si puede crecer o no la demanda del miedo.
Parecería difícil pero hay que hacer una hipótesis, pensar si va a crecer más la demanda de pesos
de lo que tenemos hasta hoy, pero indudablemente usted tiene un cambio de expectativas.
Cuando usted miraba expectativas de distintas fuentes hasta fin del año pasado, usted estaba con
una inflación del 13 por ciento; hoy está mirando al doble de expectativas. Entonces, la
preocupación allí es la espiralización de las expectativas y cómo esto va a tener un impacto.
Indudablemente la economía no es una ciencia exacta, tiene que ver con los comportamientos
humanos, cómo reacciona la gente desde el punto de vista de las distintas señales de política, de
confiabilidad, de inversión, de lo que hace con sus ahorros. Por lo tanto, no puede haber un
cálculo matemático, tanta expansión de la cantidad de dinero va a generar tanta inflación porque
va a depender de la conducta de todos los argentinos.
Indudablemente, lo que se puede decir desde el punto de vista conceptual es que pone una
presión adicional a un contexto como el que tenemos en la actualidad.
Sr. Morales. – ¿Qué indicadores se utilizaban?
Sr. Redrado. – Se utilizaba una canasta de indicadores.
Sr. Morales. – No la del INDEC.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor senador Romero.
Sr. Romero. – Señor presidente: quiero pensar que el oficialismo –a través de sus invitados–
trató de dar una cuota de optimismo y levantarnos el ánimo. Se dijeron cosas que ojalá fueran
verdad, que en la Argentina estamos muy bien, que este es un éxito del modelo fantástico, que
sobran dólares, que el país es una maravilla. Creo que la gente no verifica eso, el 70 por ciento de
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los argentinos no verifican ese éxito. Tampoco se dijo que el gobierno se apropia de ese
excedente de divisas tomando los pesos a través de las retenciones, que éstas no se coparticipan,
se gastan. No se hacen fondos anticíclicos en el país, no achicamos la deuda por más que se diga,
se otorgan subsidios a mano suelta, hay obras públicas cuyas prioridades ni siquiera se discuten
con las provincias, hay inflación que no se controla, cada vez tenemos más pobres. Además, nos
embarcamos en discusiones políticas como esta desde el mes de diciembre y esto se convierte en
una pasión argentina por no resolver los problemas y no hacerlos más grandes; y hoy, tal vez,
tenemos mucho de cuestiones personales, si va a ser un DNU, si va a ser una ley. Creo que el
Senado va a tratar de tener un dictamen y hacer una ley. No estamos en el capricho de que el
gobierno no tenga la oportunidad de financiar. Lo que estamos discutiendo es cuál de los
mecanismos puede ser más beneficioso o menos dañino. Creemos que es mejor un fondo de
garantía o un fondo que asegure el pago de ese título y otros creerán que es hacer como el viejo
de fondo de julio de la década del 50, tirar papelitos al Banco Central. Ya en la historia argentina
hemos llenado de papelitos al Banco Central.
La pregunta al licenciado Redrado es si persiste la idea de ir tomando las reservas ¿cuál
sería el grado de compromiso que tendría el nuevo gobierno si volvemos a vernos en la necesidad
de repetir nuevamente la jugada? Total muchos estamos confiados en que el gobierno al estar en
el último año de gestión va a intentar poner en práctica el mismo mecanismo. Esto no sólo es una
expresión de deseos sino un dato de la realidad.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el licenciado Redrado.
Sr. Redrado. – Indudablemente esta pauta de no acceder a los mercados voluntarios lo que
marca es el interrogante sobre el año que viene y la posibilidad, nuevamente, de utilizar recursos
del Banco Central, que dicho sea de paso, no son gratis, porque los dólares que obtiene el Banco
Central los compra con pesos y hay que tener en cuenta cuál va a ser la demanda de pesos como
para poder satisfacerla y no generar presiones inflacionarias adicionales. Por lo tanto, no es gratis
tomar reservas.
Además, sin duda generaría un impacto de incertidumbre sobre la tasa de interés. Si la
Argentina sigue comiéndose las distintas cajas que tiene, después ¿qué le va a quedar en 2012 al
que llega? No va a tener ni el flujo de financiamiento, porque no va poder acceder, como
cualquier país normal, a los mercados voluntarios ni va a tener el inventario, las espaldas, como
para poder acceder y tener que enfrentar situaciones de mucha mayor escasez que la que enfrenta
el gobierno actual.
Considero que usted lo ha planteado en el correcto escenario. Acá no se está diciendo que
hay que desfinanciar al sector público, sino cuál es la manera más eficiente, la mejor manera, la
más sustentable en el tiempo de financiar al sector público. Si rapiñar al Banco Central, y tener
un impacto sobre la cantidad de dinero que se emite o si se va directamente a los mercados
voluntarios.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el senador Nicolás Fernández.
Sr. Fernández. – Antes de hacer una pregunta quiero compartir una reflexión. Si nosotros que
estamos acá debatiendo el tema desde hace bastante tiempo –porque esto nos lleva enero,
febrero– tenemos algún grado de confusión respecto de cómo volatilizan los conceptos y cambian
brutalmente en la Argentina, me imagino al señor que está viendo por televisión ¡qué grado de
confusión tiene a esta altura del partido!
Voy a hacer dos preguntas: una, a Matías Fulkas y, otra, al licenciado Bein.
Mi pregunta al licenciado Fulkas tiene que ver con alguna afirmación que hizo al
licenciado Redrado que contradice lo que usted afirmó.
Cualquier proyección de acumulación de reservas que se estimen para el año,
concretamente usted repitió, parecería ser que hacen que las reservas que se utilicen para el pago
de servicio de la deuda, estaría no sólo recuperada sino que habría mayor cantidad de reservas.
¿Esto es correcto? Porque nosotros ya hemos gastado reservas en algún momento y entonces
quisiera que me ratificara o rectificara el concepto.
La segunda pregunta, que también tiene que ver con esto, a todos los que estamos acá nos
preocupa, obviamente, el tema legal. Algunos de los escenarios internacionales hoy se revirtieron
pero si en lugar de pagar creamos un fondo de garantía, esto tiene que ver con lo que afirmaron
visitantes anteriores. Entonces, generamos una deuda privilegiada y otra no. Esto, desde su
óptica, no generaría una brecha difícil de entender, porque ahora nosotros estaríamos
garantizando y dándole un grado de garantía y anteriormente no le dimos el mismo tratamiento.
Esta es una pregunta concreta.
Para el licenciado Bein tengo dos preguntas. En primer lugar, quisiera saber cómo
visualiza usted los distintos mensajes que han sido emitidos por la República Argentina, o sea, los
decretos 2010, 298 y sucesivos, respecto de cómo ha sido receptado esto en el mundo —riesgo
país y demás—. ¿Esto beneficia o no el canje de la República Argentina?
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La segunda pregunta, que también está vinculada con esto, es la siguiente: si nosotros
entendimos bien, el acceso al mercado voluntario de capitales nos coloca a nosotros frente a una
toma de crédito que no necesariamente accederemos por el solo hecho de crear un fondo de
garantía. ¿Usted visualiza, a partir de la creación de un fondo de garantía o de contingencias, un
mejor tratamiento de la República Argentina a la hora de salir a tomar créditos?
A modo de reflexión final, los fondos más el superávit comercial, esto es más los 23 mil
millones de utilidades, según dijo el licenciado Redrado, darían una expansión monetaria de 90
mil millones de pesos. Los fondos de los decretos 297 y 298 de pago en dólares no tienen efecto
monetario expansivo; su efecto es neutro. Esto yo lo escuché. La parte del 298 que podría tener
efecto expansivo es la parte acreedores probados en pesos, no más de 970 millones de dólares,
por lo que su efecto es apenas del 1,78 por ciento de los agregados monetarios. ¿La política del
Banco Central es actualmente la de esterilización, de acuerdo con lo que se llevaba adelante de
2003 a la fecha, o se ha modificado sustancialmente respecto de este tema?
Sr. Kulfas. — En primer lugar, quisiera ratificar lo que mencioné en la exposición anterior.
Ciertamente, estamos en un escenario donde tenemos un superávit comercial proyectado
importante, en un piso de 10 mil millones de dólares. Efectivamente, el piso que estamos
pensando para una posible acumulación de reservas —esto es un consenso en la profesión—
claramente supera los montos que se han planteado para este Fondo de Desendeudamiento. Es
decir, me parece que la evidencia del pasado reciente, como fue la del pago al Fondo Monetario
Internacional, más las proyecciones para este año, marcan claramente que el efecto sobre el nivel
final de las reservas no va a ser negativo; por el contrario, es probable que terminemos el año no
sólo recuperando los montos de este Fondo de Desendeudamiento sino, incluso, con un nivel
superior.
A mí me llamó la atención la exposición del señor redrado, porque no respondió a la
cuestión de fondo. Él, en el año 2005, estuvo de acuerdo en implementar un pago al Fondo
Monetario con reservas, que en ese momento implicaba un compromiso mucho más fuerte que el
actual: 30 por ciento de las reservas contra el 14 por ciento en la actualidad; 10 mil millones
contra 6.500 millones en la actualidad. Sin embargo, lo autorizó; y en 6 meses se recuperaron. El
doctor Redrado no respondió esto, claramente, porque no tiene respuesta, porque no hay otra
explicación de por qué se aparta de esta concepción que se implementó del Banco Central más
que por una cuestión política. No se puede atribuir a otro aspecto que a un intento de alejamiento
del gobierno.
Hoy en el mundo hay cada vez menos gente que piensa que los problemas inflacionarios
tienen como raíz única y excluyente los factores monetarios. Una de esas pocas personas que
quedan es Martín Redrado, que, si bien ha señalado que no es monetarista, toda su argumentación
se basa pura y exclusivamente en factores de expansión por el lado de la cantidad de dinero que
se crea en la economía. Está bastante mostrado que el posible efecto monetario de este Fondo de
Desendeudamiento es muy reducido: 900 millones es algo perfectamente atendible desde el punto
de vista del programa monetario.
Se hace hincapié, cuando se menciona la necesidad de ser un país normal, desde la
concepción del señor Redrado, en la vuelta a los mercados internacionales. Recuerdo que él, en la
asamblea del Fondo Monetario, hizo hincapié en que conseguía fondos al 14 por ciento. Es decir,
14 por ciento contra un costo mucho más reducido usando las reservas. La pregunta es: ¿a quién
beneficia esto: al país o a los bancos? ¿Para quién estamos trabajando? Esa es la cuestión que
tenemos que analizar. ¿Queremos tener un programa monetario que acompañe las necesidades de
crecimiento de la Argentina y que el negocio de los bancos quede subordinado a esas
necesidades; o, al revés, que subordinemos el programa económico de la Argentina a las
necesidades de los bancos, como planteaba recientemente el señor Redrado? Más aún cuando
caracteriza una política de financiamiento que él utilizó como presidente del Banco Central en
2005, como es tomar parte de las reservas; o como puede ser el financiamiento dentro del Estado,
como rapiñar, absorber las cajas. Realmente, me parecen concepciones que poco tienen que ver
con la realidad. Me parece que en un país normal lo que hacen los funcionarios es aplicar las
leyes; no, como hizo el señor Redrado, negarse a implementar un decreto de necesidad y
urgencia. Por eso agradezco a este Congreso que haya propuesto su remoción como presidente
del Banco Central.
– El señor senador Romero realiza manifestaciones fuera del micrófono.
Sr. Presidente. — Por favor, está en uso de la palabra el señor Kulfas.
Sr. Kulfas. — Creo, como discutíamos al principio, que esta medida tiene, desde el punto de
vista de las reservas, como ya ha quedado demostrado en 2005 y también, en principio, en estas
semanas, donde ha habido cancelación de pago de deuda, que esto no tiene un efecto negativo
sobre las reservas; todo lo contrario. Realmente, es una medida casi de sentido común: teniendo
una gran abundancia de dólares, en un año muy positivo desde el punto de vista del sector
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externo, se puede implementar una porción pequeña —estamos hablando de un 14 por ciento—
en cubrir los pagos de las obligaciones externas. De esa manera, no se ponen palos en la rueda del
crecimiento económico de este año, que —insisto— tiene un piso del 5 por ciento, que va a
permitir crear nuevos puestos de trabajo y seguir mejorando la situación sociolaboral de los
argentinos.
Sr. Presidente. — Corresponde el uso de la palabra al señor Miguel Bein, para que conteste las
preguntas del senador Fernández; pero el señor senador Mayans está solicitando una interrupción.
Sr. Mayans. — Nosotros estamos en una ronda de consultas y, por supuesto, las opiniones de
todos son respetables. A mí me parece muy importante el aporte que haga cada uno, siempre y
cuando lo haga de buena fe, para el país. Yo pienso que son todas expresiones en ese sentido.
El tema es que la conducción política es la que tiene que tomar la decisión respecto del
rumbo que se toma.
Cuando uno hace una consulta legal, siempre decimos que el 50 por ciento de la biblioteca
está a favor y el otro 50 por ciento está en contra. Pasó eso, por ejemplo, con el tema del
impuesto al cheque: un número importante de constitucionalistas dice que esto es una aberración,
que es inconstitucional, que no se puede hacer lo que se hizo porque modificar el esquema de
recursos, modificar el Presupuesto Nacional, por simple mayoría no se puede hacer.
– Murmullos en el salón.
Sr. Presidente. — El senador Mayans tiene el uso de la palabra. Por favor.
Sr. Mayans. — Hay otro esquema que dice todo lo contrario, o sea, que es constitucional. Por
eso, las cuestiones se van resolviendo y, como decía Perón, la conducción se mide por el
resultado. En ese sentido, nosotros también tuvimos este tipo de problemas cuando, en 2005,
trabajamos con el tema de las reservas y el licenciado Martín Redrado era presidente del Banco
Central. Entonces teníamos 28 mil millones de reservas e íbamos a gastar 10 mil millones. Por
supuesto, quienes estaban en contra salieron a decir que detrás de esa decisión venía el fin del
mundo. Y entre los que realizaron esas manifestaciones se encontraba la diputada Elisa Carrió,
además de todo un equipo que siempre anuncia que vendrá el fin del mundo.
Lógicamente, la decisión política del gobierno de turno tiene que decidir hacer caso omiso
a esas manifestaciones o ir al frente con el programa de gobierno. Y, a través del resultado
obtenido, acá se produjo la recuperación de un país que estaba diezmado, porque de ese modo lo
recibimos en 2001.
El gobierno de la Alianza recibió un país con 34 mil millones de dólares de reserva y yo
me pregunto ¿qué causó la pérdida de 20 mil millones de dólares de reserva? Sin que se haya
presentado previamente un decreto de necesidad y urgencia, sin que haya habido un proyecto de
ley, reitero, ¿qué causó esa pérdida? Las decisiones políticas, la caída de la economía.
– Señores senadores realizan manifestaciones fuera del alcance del
micrófono.
Sr. Mayans. – Porque las reservas se van acumulando de la mano del crecimiento que tiene la
economía. Entonces, si la economía crece debido a decisiones políticas, las reservas crecen. Una
mala administración del país y las malas decisiones políticas causan caídas estrepitosas, como
sucedió con el gobierno le Alianza, cuando perdimos 20 mil millones dólares y nos quedamos
con sólo14 mil millones.
Este tema nosotros lo discutimos suficientemente con Duhalde en Olivos cuando se iban a
“calzar” los bancos, con 4 mil millones de dólares, por eso nos quedamos con 9 mil millones de
dólares de reserva, y después, como es lógico, llegó el crecimiento del país.
Por lo tanto, nos confrontamos con un dato importante, tanto el gobierno de Kirchner
como el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, además del gobierno de Perón son los
gobiernos que no han endeudado al país. Por ese motivo entendemos que es fundamental liberar
al país de la deuda a fin de que nosotros podamos tener soberanía política y alguna vez alcanzar
la justicia social. Si no tenemos independencia económica, no tendremos soberanía política y
tampoco alcanzaremos la justicia social.
El camino para seguir es el de liberarnos de esa deuda que no generó la democracia, sino
la dictadura. Por ese motivo tenemos que tener un objetivo común porque este tema hackeó de
manera permanente y sucesiva a los gobiernos democráticos y tumbó al gobierno de Alfonsín,
porque su gobierno no tenía reservas, sin embargo, cuando se fue dejó 100 millones. Por otro
lado, el gobierno de la Alianza encontró reservas y las destruyó. ¿Por qué destruyó las reservas?
Porque hubo una mala conducción. Si hubiese estado usted en el Banco Central en el gobierno de
De la Rúa…
– Se dirige al licenciado Martín Redrado.
Sr. Redrado. – No hubiese estado.
Sr. Mayans. – Estoy planteando una suposición, si usted que es una persona capaz hubiese
estado como presidente del Banco Central de todas maneras no hubiese podido atajar la caída de
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la economía, porque el problema no reside en el presidente o en el directorio de turno del Banco
Central; el problema reside en la conducción política del país. Es la conducción política la que
determina si el país va en un sentido bueno o en un sentido malo.
La conducción actual fue la que permitió que el país creciera, que aumente el empleo, que
baje la pobreza, que baje la indigencia, que aumente la inversión pública, que nos salvó de una
crisis terminal. En nuestro país no se conoce una crisis del capitalismo como la que afectó en la
década del 30 a los Estados Unidos, cuando comienza la política del New Deal.
Entonces, vuelvo al tema, en aquel momento, cuando hablábamos de los 10 mil millones,
yo me acuerdo que había tantas opiniones en contra, y además escuchábamos que esto iba a
terminar en un caos y en un desastre. Además, veo que en muchas oportunidades el equipo
técnico, de acuerdo a quien quiere acompañar o al programa que desea acompañar, vierte su
opinión.
Obviamente de buena fe, si el técnico tiene expectativas en que el país mejore y el rumbo
es acertado, va acompañando con su decisión ahora, con sinceridad, yo noto un cambio
relacionado con lo que usted manifestó en 2005 a la fecha. En aquel momento nosotros
acompañábamos esta decisión de desendeudamiento, de pagar con reservas, con una situación
altamente distinta, porque hablábamos de 28 mil millones de dólares de reserva, y nosotros
votamos por 10 mil millones de dólares, por consiguiente, nos quedábamos con 10 mil millones.
Mire cuánto recuperamos: 30 mil millones de dólares recuperados. En la actualidad tenemos 48
mil millones de dólares de reserva y la cifra que necesitamos es absolutamente menor. Entonces
como estamos en una ronda de consulta, a fin de escuchar opiniones de personas que saben del
tema, yo que soy una de las personas que tiene que firmar el despacho…
Sr. Montero. – Señor senador Mayans quedan preguntas pendientes.
Sr. Mayans. – Me alegra que usted me diga eso, porque es una de las personas que utiliza el
micrófono para hacer sus discursos. Entonces, ahora que nosotros estamos explicando el tema no
le gusta.
Sr. Montero. – No, sólo estoy diciendo que tenemos a otros expositores.
Sr. Presidente. – Señor senador Mayans…
Sr. Mayans. – Señor presidente: la decisión política que ha tomado la presidenta, que es la que
está a cargo de la conducción económica del país, es pagar esta deuda con reservas. En este
sentido, hay un muy buen proyecto del señor senador Verna, que ha tenido un gesto a fin de
encontrar una salida a esta discusión absurda, reitero, una discusión absurda que estamos
teniendo donde cada uno quiere pontificar sobre el tema.
Señor presidente: yo firmaría hoy el proyecto del señor senador Verna.
Sr. Presidente. – Me parece una excelente idea, pero tengo dos preguntas pendientes para el
doctor Bein.
Sr. Mayans. – Además, no les creo una palabra a los que dicen que nos va a ir mal, es decir, a
quienes anuncian otro Apocalipsis. Por el contrario, creo en quienes dicen que este país se
recuperará y que la economía argentina está creciendo, porque hay que pensar en positivo.
Si hubiésemos pensado así cuando teníamos 28 mil millo dólares de reservas, no
hubiésemos hecho lo que hicimos.
Entonces, señor presidente, sugiero que hagamos firmar el despacho, más allá de estos
asesoramientos, que no digo que vengan mal pero algunos traen un consejo distinto al que
nosotros creemos que le hará bien al país.
Sr. Presidente. – De todas maneras, la idea de las consultas y la idea de considerar diferentes
aspectos de la misma cuestión sirve para enriquecer nuestras reflexiones y nuestra decisión.
Sr. Montero. – Señor presidente…
Sr. Presidente. – Señora Montero, a continuación,en la lista de preguntas se encuentran las
señoras senadoras Blanca Osuna, Negre de Alonso y Parrilli.
Tiene la palabra el doctor Bein.
Sr. Bein. – Bueno yo he recibido preguntas, pero las puedo obviar, ya que simplemente vine aquí
a dar mi opinión, así que contestaré las últimas dos preguntas y no entraré en polémica con
personas con las que yo no soy un par y, por lo tanto, no me corresponde entrar en una discusión
o en un debate sobre cuestiones más amplias que hacen a la política del país, ni con el senador
Romero ni con nadie.
En esta situación donde he sido nada más que invitado y hasta ahora muy bien tratado
sólo he dado una opinión respecto de las reversas y no mucho más.
Con la historia que tiene la Argentina, desde mi punto de vista, es mejor un fondo para
pagar que un fondo contingente porque la Argentina tiene mucha ida y vuelta en el manejo de su
deuda y en su relación, primero, cuando no había deuda, con los bancos internacionales y con
sucesivos default y, después, con los mercados. La Argentina es un país que en los temas que
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tienen que ver con el endeudamiento, con el sistema financiero y con los bancos ha dictado leyes,
ha dictado decretos y ha dado seguridades, pero tiene una historia atrás.
De modo que para mi gusto, además de las cuestiones probablemente legales que tengan
que ver con que un fondo de garantía pueda poner algunas deudas subordinadas con respecto a
otra y esto pueda generar un problema, es esto es usado en su medida. Está claro que es mejor
decir que se usa y usarlo.
En segundo lugar, eso es lo que ha generado que esto sirviera como rueda de auxilio a un
proceso de recuperación de acceso a los mercados. Con respecto al canje, a la salida final del
default y a esta utilización de reservas en una proporción pequeña, considero que conforman una
rueda de auxilio. Es decir, las veo como un instrumento para bajar la tasa de interés y empezar a
acceder a los mercados en pos de no tener que seguir poniendo a la economía argentina en una
situación en la que tiene que amortizar todos los años deudas por tres o cuatro puntos del
producto. Porque más allá del debate sobre qué es normal y qué no es normal, las posibilidades
de crecimiento de un país que tiene que dedicar todos los años tres o cuatro puntos del producto a
amortizar deuda, claramente disminuye su capacidad de progreso.
Sr. Presidente. –– Tengo anotados a las senadoras Blanca Osuna, Liliana Negre de Alonso y
Nanci Parrilli y un pedido de toma de palabra del señor Redrado también.
Le damos la palabra a la senadora Blanca Osuna.
Sra. Osuna. –– Tengo tres preguntas para desarrollar. Las dos primeras están dirigidas a los
señores Bein y Kulfas y la última inquietud está dirigida al señor Redrado.
Con respecto a las primeras cuestiones, como no sé si quedó claro o si no se termina de
comprender o nos cruzamos con opiniones realizadas desde distintas perspectivas, posiblemente
reitere algo que haya sido expresado, pero es importante que esta cuestión quede suficientemente
despejada.
En primer lugar, quisiera que me den una breve explicación respecto de tomar un crédito a
base de una letra para pagar deuda con una tasa muy conveniente comparativamente con lo que
implicaría pagar deudas con endeudamiento. Es decir, quisiera saber si eso efectivamente en
términos financieros es conveniente o no a los intereses de la Nación Argentina, de cada uno de
los argentinos.
En segundo término, en esta reunión se ha hecho referencia a la inflación en términos de
los datos o aproximaciones actuales y en lo que efectivamente se previó cuando se elaboró el
presupuesto. Del mismo modo, también se podría comparar lo que en su momento, cuando se
debatió, se discutió y se aprobó el presupuesto, se estimaba en cuanto al crecimiento de la
economía con lo que, en definitiva, hoy se está dando como indicador real del comportamiento de
la economía argentina. Es decir, son dos cuestiones que comparadas entre sí nos demuestran que
una cosa es lo que puede prever en su momento y otra es lo que la realidad y el comportamiento
actual nos indica.
También aquí se expresó que en términos de la realidad económica actual, los datos
inflacionarios tienen que ver con el crecimiento efectivo de la economía. Quiero saber si esto es
cierto o no.
Por último, me gustaría saber si efectivamente la base de lo que nosotros llamamos el
modelo o esquema económico, sobre el que va transitando este gobierno y sobre el que va
llevando adelante su política, ha tenido que ver con un tipo de cambio regulado, con la
activación del consumo, con la reactivación de la producción y con la activación del trabajo
registrado.
En ese marco, la asignación por hijo colocó en lo que es la economía doméstica
aproximadamente 8 millones de pesos y los precios de la canasta básica han comenzado a
activarse. Entonces, quisiera saber si ese juego de capturar ––no sé si es rapiñar–– ese circulante
que está en manos de los más pobres por parte de algunos sectores no va de la mano con
solicitudes que estos días hemos escuchado de apreciación del dólar, por ejemplo, o con mensajes
que preanuncian posiciones con respecto a difusiones en mesas de paritarias salariales.
En definitiva, si uno revisa y tiene una mirada global sobre algunos comportamientos,
honestamente la plata en mano de los que menos tienen comprando insumos para la canasta
básica, la acción de quienes tienen concentrada la oferta de los productos de la canasta básica, el
pedido del incremento del dólar por parte de los sectores vinculados con las exportaciones más
los preanuncios y alertas sobre la inconveniencia del incremento salarial se tiene que preguntar si
esto no compone una situación que mucho tiene que ver con el enfriamiento de la economía para
desactivar este crecimiento. Estas inquietudes son para los invitados.
Sr. Presidente. –– Si no entendí mal, las primeras dos preguntas estaban dirigidas a los señores
Bein y Kulfas y la última de ellas era para el señor Redrado.
Sra. Osuna. –– Así es.
Sr. Presidente. –– Entonces, le damos la palabra al doctor Bein.
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Sr. Bein. –– Voy a contestar algunas partes porque hay cuestiones que tienen más que ver con la
acción del gobierno, del que yo obviamente no soy parte y nada tengo que ver.
Con respecto al tema del endeudamiento de la emisión de la letra del Tesoro al Banco
Central, hay cuestiones interesantes porque Martín Redrado en algún momento mencionó en su
exposición que no hay desendeudamiento, sino que hay un reemplazo de una deuda por otra, y yo
ahí tengo una posición distinta. Es obvio que si uno desde el Tesoro emite una letra hacia el
Banco Central o emite un pagaré o un bono hacia el mercado internacional de capitales, desde el
punto de vista contable, la situación es la misma. Desde ese punto de vista, uno podría decir que
no hay desendeudamiento. Pero cuando uno está en un camino de salir del default y de volver a
los mercados de crédito, lo relevante no es tanto la deuda que tenga el Tesoro en sí, sino la
capacidad que hay para defaultear o no esa deuda. Si uno tiene deuda, más allá de que uno le va a
pagar al Banco Central, éste no va a declarar a la República en default. En el caso de que no estén
los fondos en el Tesoro, se emitirá otra letra para pagarle al Banco Central. Esto es así. Porque no
es lo que yo pienso que se va a hacer, sino es lo que va a suceder; esté en el Gobierno quien esté.
Por eso cuando se dice que la Argentina tiene un 45 por ciento de deuda pública a PBI,
pero tiene un tercio que está adentro de los propios institutos del Estado, en el ANSeS, el PAMI,
la AFIP, Banco Nación o lo que sea, si bien eso es deuda de la Nación, claramente la posición de
esa deuda en manos de institutos del propio Estado, le quita la peligrosidad de tener que enfrentar
situaciones de insolvencia o falencia. Desde ese punto de vista patrimonial, no hay un
desendeudamiento. Pero la calidad desde el punto de vista de la posibilidad que tiene la
República de hacer frente a la deuda o enfrentar situaciones en los mercados, es muy distinta
cuando uno logra tener eventualmente alguna proporción de esa deuda en manos de acreedores
sobre los cuales uno no va a defaultear. Porque no le van a exigir el default, sino donde la
capacidad de rolar esa deuda, o por lo menos parcialmente las amortizaciones, es mucho mayor.
Esa es una diferencia que me parece que no es menor, y esto con independencia de la tasa de
interés que tenga la letra.
Con respecto al tema de si es verdad o no el crecimiento económico, creo que está claro.
Así como el año pasado la economía cayó el 2,5 por ciento para mí, para otras consultoras más y
para otras menos, este año es un año de recuperación fuerte. Esto no quiere decir que estemos en
el país de Walt Disney ni nada. Probablemente, este año la economía crezca el 6,5 por ciento.
Entre dos y tres puntos por la recuperación de la agricultura, que tiene que ver con la salida de la
sequía, que generará otros efectos de economías externas en el transporte. Es una economía que
va a crecer fuerte este año. Está creciendo el primer trimestre al ritmo del 5,8 por ciento, el
segundo trimestre va a crecer —se van a sorprender de lo que yo digo ahora— 7,5 al 7,8 por
ciento, el mes de mayo va a crecer más del 8, porque ahí se contabiliza la cosecha del lado de la
oferta en las cuentas nacionales. O sea, es un año de crecimiento y de recuperación económica
fuerte.
Sr. Kulfas. — Dos cosas.
En primer lugar, me ha quedado pendiente la segunda pregunta del senador Fernández.
Creo que esta idea de que una parte de la nueva deuda que se emita tenga un Fondo de Garantías
constituido en base a reservas, creo que corre cierto riesgo de ser considerado discriminatorio.
Que parte de la deuda tenga una garantía y la otra no, habría que estudiarlo legalmente —Miguel
Bein también lo ha sugerido— porque puede tener algún efecto. Por ejemplo, entiendo que hay
algunos bonos que se emiten con esta cláusula de no discriminación. Es posible que si se emiten
bonos con esta garantía de las reservas, el resto de las emisiones también deban estar
obligatoriamente garantizadas por este mismo fondo y, en ese sentido, creo que el efecto final de
este Fondo de Garantías sería neutro o mucho peor del que se inicia. Habría que estudiarlo
legalmente. Por eso me parece pertinente la pregunta y también el comentario que hacía Miguel
Bein.
Respecto al punto que planteaba la senadora, me parece que hay varios aspectos benéficos
que se plantean entre esta disyuntiva de tomar deuda en el mercado internacional o usar una
porción de las reservas. El efecto financiero es el más evidente. En un caso, estamos usando un
activo que sólo rinde 1,2 por ciento para dar deuda y, en otro, estaríamos endeudándonos a tasas
por lo menos más elevadas. El año pasado se hablaba del 14; probablemente, esa tasa se reduzca,
pero claramente jamás lograríamos colocar bonos al 1,2 por ciento o algo parecido.
Así que, por el lado financiero, creo que está claro el efecto benéfico. Cambiar deuda en
moneda extranjera colocada a deudores externos y endeudarse dentro del Estado argentino,
también creo que tiene un efecto benéfico. Recién lo explicaba bien Miguel Bein, creo que
claramente hay una ganancia de grados de libertad.
Por otra parte, también quiero mencionar que en el año 2005 —como mencionábamos
antes— se utilizó esta metodología. El Tesoro le colocó al Banco Central una letra a cambio de
las reservas que se usaron para pagar al Fondo Monetario. Esa deuda ya ha tenido ocho
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vencimientos y se han pagado todos. Digo esto por esta idea de “Ah, bueno, se le está dando una
suerte de paga Dios”, “quién sabe si este endeudamiento que toma el Tesoro es en realidad para
no pagar”. La experiencia ha mostrado lo contrario: la letra que se tomó para el vencimiento del
Fondo Monetario Internacional se canceló en forma normal; ya hubo ocho vencimientos entre
capital e intereses y está perfectamente al día. Por eso digo que me parecen que son estrategias
totalmente lógicas. Sobre todo, considerando el escenario de una salida de crisis internacional.
No podemos tampoco tomar los parámetros actuales como si esto fuera el año 2006 o 2007,
porque realmente ha habido un escenario internacional diferente.
Entonces, me parece que en este momento generar los mecanismos para que el
crecimiento se fortalezca, para que esto genera más empleo, la posibilidad de mayor inclusión
social, es una posibilidad cierta. Si en lugar de eso, hiciéramos un ajuste fiscal, ahogaríamos una
posibilidad de crecimiento; o, si en lugar de eso, recurriéramos a endeudamiento externo a tasas
muy altas, volveríamos nuevamente a la vieja rueda de endeudamiento externo que realmente nos
ha llevado a un camino muy equivocado.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Osuna.
Voy a pedir que, dado lo avanzado de la hora y los intervinientes que nos quedan, seamos
los más sintéticos posibles.
Sra. Osuna. — Ha sido reconocido por usted la política de acumulación de reservas como uno de
los puntales del proceso económico de los últimos años. Y aprovecho esta oportunidad, porque en
su momento yo le giré una nota requiriéndole de esto —y lo vuelvo a hacer—, en virtud
justamente de la temática que hoy nos convoca, que tiene que ver con el pago de deuda con
reservas. La pregunta es: ¿cuál es el rol del Banco Central con respecto a la fuga de capitales y si
ésta, señaladas en informes recibidos, oportunamente concretadas entre 2007, 2008 y 2009 a su
juicio han tenido impacto en la acumulación de reservas?; y, por último, ¿qué hizo o qué dejó de
hacer en su función en el Banco Central?
Sr. Redrado. — Se dijo —y realmente creo que hay que ser muy precisos en las afirmaciones
que se hacen en términos de números— que yo en la asamblea de Estambul aprobé o veía de
buena gracia una oferta que había de títulos al 13,5. Yo los invito a todos ustedes a que tomen los
reportes periodísticos que se hicieron, en donde precisamente decía que esta era una tasa
inaceptable para la Argentina y que había que seguir trabajando para llegar a un dígito. Por lo
tanto, sería bueno que fuéramos estrictos.
Respecto de los temas monetarios, uno habla desde su acción. Y nuestra acción fue
claramente heterodoxa en los últimos cinco años, y no fuimos para nada monetaristas en términos
del tratamiento de la inflación. Lo que sí está claro −y esto es de puro sentido común− es que si
uno emite más allá de la demanda de pesos, tendrá problemas con el precio de ese peso. Por
ejemplo, si la demanda por estos vasos es de 50 unidades y yo estoy produciendo 100,
evidentemente el precio va a caer. Y lo mismo ocurre con los pesos, que también son un bien. Por
lo tanto, la pregunta que hay que hacerse no es si existe un abismo o no existe, sino cuál es el
costo de cada una de las alternativas que se están evaluando. Y el costo en particular que traigo
para su consideración es el de emitir -en una instancia inflacionaria− más allá de la demanda de
pesos que hoy tiene la economía y la gente en la República Argentina.
En cuanto a las menciones que se hicieron acerca del pago al Fondo Monetario
Internacional, era absolutamente distinto el punto en ese momento. En primer lugar, porque la
manera en que estaba redactada la norma hacía que fuera un pago por única vez; mientras que por
la forma en que están redactados los proyectos que ustedes considerarán se da la posibilidad de
reiteración en los años subsiguientes. Asimismo, una cosa es tener un Banco Central con una letra
por 9.500 millones de dólares más 6.500 millones de dólares −o sea, el total del patrimonio del
Banco−, y otra distinta es la percepción de que esto puede continuar. Por lo tanto, un aspecto muy
importante fue la redacción, primero del decreto y después de la ley, ya que encapsulaba en uno
solo el pago al Fondo Monetario Internacional. Y a eso hay que sumarle el efecto patrimonial
neutro y el efecto monetario neutro.
En consecuencia, cuando se habla del efecto monetario de los dos decretos me permito
hacer la siguiente aclaración. Por ejemplo, tomemos el pago a los organismos multilaterales de
crédito: se le está pidiendo al Banco Central que se haga cargo de 2.200 millones de dólares de
deuda que, por cierto, volverán, porque los bancos Interamericano y Mundial todos los años
prestan la misma cantidad que lo que se paga. Esto quiere decir que el Banco Central pagará
2.200 millones de dólares; que el Tesoro recibirá 2.200 millones dólares, y que esos dólares se
monetizarán y transformarán en 8.800 millones de pesos. Por lo tanto, hay que tener absoluta
precisión acerca de qué tiene efecto monetario y qué no lo tiene.
Además, la necesidad de absorción es claramente importante. En ese sentido, dejaría dos
mensajes: hay que sopesar −porque son totalmente distintos− cuáles son los costos en materia de
inflación y cuáles son los costos en materia legal. En relación con el pago al Fondo Monetario
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Internacional, no hubo costos en materia de inflación porque el efecto monetario era neutro; y no
hubo costos legales porque eso estaba dentro de las operaciones normales. Al respecto, reitero
que nos tocó negociar, para defender las reservas de los argentinos, una posición en favor de la
Reserva Federal de Nueva York, precisamente, para poder mostrar frente a las cortes de los
Estados Unidos que se trataba de una operación natural del Banco Central. En consecuencia,
espero que haya quedado bien claro que son dos temas bien distintos.
Respecto del tema de la fuga de capitales, haría referencia a un economista heterodoxo al
que todos los economistas respetamos, Roberto Frenkel, quien a mediados de 2009 publicó un
trabajo en su centro de investigación en el que se habla del proceso de fuga capitales. En eso no
tuvo nada que ver el Banco Central. Por el contrario, diría que se inicia con el proceso de
dispersión de enero de 2007 y que, además, tiene que ver con otros hechos que ocurrieron a nivel
local e internacional. Reitero, creo que el Banco Central fue el que tuvo las espaldas suficientes y
el que instrumentó políticas anticíclicas. En ese sentido, para eso sirve la acumulación de
reservas. Hay que acumular fondos en las épocas en que se puede para utilizarlos cuando sea
necesario. Y eso fue lo que se hizo en 2008 y 2009: utilizarlos cuando el mundo se caía. Hoy, por
suerte, el mundo no se cae. Entonces, mi recomendación es que accedamos a los mercados
voluntarios, sin sobreendeudamientos y sin pagar la sobretasa que debería abonar la Argentina, a
través de este fondo contingente.
Para finalizar, voy al punto legal. Si se redacta la norma vinculada con el fondo
contingente de manera tal de que lo que no se utilice pueda seguir en los años subsiguientes; es
decir, si no se utilizan los fondos del Banco Central en 2010 −si Dios quiere−, y siguen en el
2011 y luego en 2012 a efectos de continuar garantizando deuda −o sea que se encara un proceso
sucesivo en el que no se gastan las reservas del Banco Central−, esto aseguraría que un
determinado título no tenga un estatus legal distinto al de otro.
− No se alcanzan a percibir las palabras de un senador.
Sr. Redrado.- Lo que usted plantea es que no lo utiliza solamente en 2010, sino que lo utiliza
como un roll over hacia adelante.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra la señora senadora Negre de Alonso.
Sra. Negre de Alonso.- En realidad, quiero dejar en claro que el doctor Redrado había explicado
las diferencias con la ley que votamos para pagar al Fondo, la situación y sus efectos. Entonces,
como lo acaba de aclarar por segunda vez, desistiré de mi pregunta.
Lo que no puedo dejar pasar es que este Cuerpo es uno de los poderes del Estado. En
consecuencia, el subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa, licenciado Kulfas, tendría que
contestar nuestras preguntas, porque para eso lo hemos propuesto, y no debatir con los miembros
del panel. Este es el Senado de la Nación, y desde aquí estamos tratando de conseguir la mejor
ley y de trabajar para el bien del país. Por lo tanto, es a nosotros a quienes tienen que contestar.
Sr. Presidente. – Concuerdo con lo que dice. Lo que sucede es que las discusiones −se da mucho
en estos ámbitos− entre los miembros del panel pueden ser extremadamente fértiles. Lo que saco
como conclusión hoy es la existencia de una clara diferencia de paradigmas que, quizás, haya que
evaluar en términos de costos, de patrimonio neto y, también, de interés nacional. Cada uno de
nosotros persigue el interés nacional; lo que sucede es que cada uno lo hace por diversos medios
y a través de diferentes valores.
Por último, le aclaro que el licenciado Kulfas es director del Banco Nación.
Sra. Negre de Alonso.- Entonces, estaba mal la información en Internet; le pido disculpas al
licenciado.
Yo lo felicité a usted, y lo vivo valorando por el gran trabajo que hizo como presidente
respecto de la situación de Aerolíneas Argentinas.
Sr. Presidente. – Le agradezco.
Sra. Negre de Alonso.- Por lo tanto, de mi parte usted no está sometido a ningún
cuestionamiento.
Lo que sí no puedo admitir es que el señor director del Banco Nación venga a decir aquí:
me parece muy bien que este Senado haya recomendado echarlo al señor Redrado.
¿Por qué digo esto? Porque de esa comisión sólo participó el señor presidente del Senado.
Nosotros, los senadores de la Nación, no teníamos nuestras comisiones. Entonces, considero que
ese tipo de valoraciones no podemos dejar pasarlas ni admitirlas. Y reitero que valoro mucho
todo lo que hizo en Aerolíneas Argentinas, que era un tema muy difícil.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra la señora senadora Parrilli.
Sra. Parrilli.- Hablar sin hacer valoraciones es bastante difícil, porque cada uno tiene su
formación y, además, la gente que nos visita no es apolítica.
Quería preguntarle al doctor Redrado por qué había apoyado en 2005 el pago de la deuda
y por qué no lo apoyó ahora. En realidad lo explicó, pero no lo extendí. A mí no me quedó claro.
¿Por qué? Porque tenemos diferentes concepciones políticas. Quizás no me queda claro porque
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no estoy de acuerdo con lo que él plantea. Y esto viene a cuento porque usted empieza su
exposición diciendo: “¿Qué hace un país normal?” La verdad es que lo normal no siempre está
ligado a lo correcto. En un país normal el vicepresidente apoya al presidente de la Nación. En un
país normal un funcionario, al cual un superior le pide la renuncia, renuncia y no se mantiene en
el cargo.
Me parece que se hace tan difícil, por lo menos para mí, entender por qué negoció la
deuda en 2005 de una manera y ahora de otra. Creo que eso tiene que ver con diferentes
concepciones políticas. En nuestro país durante muchos años las decisiones políticas han pasado
por el Ministerio de Economía y desde el 2003 pasan por la Casa Rosada.
Usted decía recién: “Porque estuvo mal redactado.” “Tiene que ver con la forma y no con
el fondo”, dijo con respecto al DNU. Le pido si puede, lo más simplemente posible, como para
que lo entienda toda la gente que no maneja el lenguaje económico, decir porqué en el 2005 actuó
de una manera, negociando la deuda cuando había mucho menos reservas que ahora, y ahora no
la apoyada.
En todo caso, si no la apoyaba, ¿por qué no renunció inmediatamente y dejaba al poder
político que resolviera estas cuestiones? Quizás hubiéramos ahorrado tiempo todos los argentinos
y argentinas y no hubiéramos estado cinco meses discutiendo el mismo tema.
Sr. Redrado. – En realidad, no tuve oportunidad de expresarme en términos del propio Decreto
2010. Hubo tanto apuro que ni siquiera se pudo cumplimentar y eso quedó demostrado en sede
judicial. Usted sabe que he sido sobreseído de una denuncia penal por incumplimiento de los
deberes de funcionario público. Por lo tanto, que quedó demostrado en esa causa que se dieron
todos los pasos que plantea el artículo 7 de la Ley de Procedimientos Administrativos, que todos
los cuerpos técnicos del Banco Central se expidan antes de que el directorio tome una decisión.
También hubiera sido útil para el país que el directorio hubiese votado como en el caso
del Fondo Monetario Internacional. Es decir, luego de que el Congreso lo aprobó el 22 de
diciembre de 2005, 3 de enero se hizo la transferencia para el pago al Fondo Monetario
Internacional. Entonces, el tratamiento fue claramente distinto. Usted ve como la transferencia se
hizo. Hubiera sido útil haber tenido un debate en el directorio pero lamentablemente el apuro no
lo permitió.
Usted sabe también que por el artículo 75 hay una competencia directa del Banco Central
con respecto al Congreso. Por lo tanto también ahí hay un punto. Lo sano de todo esto es que se
debatan las ideas, nadie tiene la verdad revelada. Lo importante es que se puedan debatir ideas y
que la contribución, modesta o no, que hagamos hecho esta tarde pueda servirles para la toma de
decisiones la semana que viene.
En términos de cómo procedí, ha sido evaluado por la Justicia y he sido sobreseído. No
tuve oportunidad de oponerme porque ni siquiera pude opinar al 7 de enero. Respecto del pago
del Fondo Monetario Internacional, queda claro que antes se debatió en el Congreso, hubo
presentaciones en ambas Cámaras, que se aprobó una ley y que el directorio del Banco Central
pagó tras este debate.
¿Qué significa “efecto monetario neutro”? Significa que no inundamos de pesos, porque si
usted emite más cantidad de pesos de los que la gente quiere tener en sus bolsillos o en sus
ahorros, esos pesos van a comprar dólares o la cantidad de productos que hay en la Argentina y
genera presiones inflacionarias. En el caso del Fondo Monetario Internacional no hubo presión
porque hubo un efecto monetario neutro. Es decir, se iba a un pasivo del Banco Central y estaba
la deuda. Aquí no aparece ni el pago del Bonar ni del Bodem en el balance del Banco Central.
Precisamente ha sido la fortaleza del Banco Central lo que ha permitido garantizar que
durante el 2008 y 2009 hayamos podido responder a los ahorros de los argentinos por primera
vez en 30 años. Por eso, mi concepto del Banco Central es que es el prestamista de última
instancia; cuando se caen todas las fichas del dominó, ahí tiene que estar el Banco Central.
Tampoco estamos planteando que éste sea un banco central diferente del gobierno. Al contrario,
hemos demostrado que cuando se necesitó en los momentos de crisis, el Banco Central estuvo allí
para poder dar lo que había acumulado del 2004 al 2007. Por lo tanto, no hubo una emisión sobre
la demanda; siempre fue una política muy prudente la que tuvo el Banco Central. Aquí se pueden
pagar una cantidad de cosas que generan presiones monetarias sobre una inflación que ya tiene
otras vertientes estructurales.
Además, no es una cuestión de forma, sino de fondo. La manera en que estaba redactado
planteaba que era el pago a organismos multilarerales, que son tres. Por lo tanto, dije que no se
iba a pensar en pagarle la deuda al Banco Mundial y al Banco Interamericano de Desarrollo. Esto
fue explicado y entendido como un pago de única vez. Al ser un pago de única vez, está
encapsulado.
La manera que considero menos costosa, que genera más inclusión social y que le da más
posibilidades de crecimiento a la Argentina, es volver a los mercados voluntarios con la garantía
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del Banco Central, con un costo mucho más bajo para la Argentina, pero seguir manteniendo los
6.570 millones de dólares en el Banco Central. Porque nadie nos asegura que el 2011 usted va a
tener la expansión que tienen los mercados internacionales.
Entonces, el Banco Central o cualquier organismo público esta para generar políticas
anticíclicas, que están ahí para expandir cuando se lo necesita. Entonces, cuando se necesite al
Banco Central en 2011, quizás no esté.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor senador Fernández.
Sr. Fernández. – Quiero hacer dos aclaraciones muy cortitas. No tengo formación en economía
pero entiendo que el Banco Central es prestamista de última instancia del sistema financiero. O
sea, no estamos en la operación de aplicación de políticas públicas del gobierno para
desendeudarnos. Me parece que tomar parte del stock de reservas es otro concepto.
La segunda aclaración, esto debe tener mucho que ver con su formación económica y su
no formación jurídica, cuando se emitió el decreto y fue necesaria una ley era porque en la
República Argentina, pese a la Constitución de 1994, no estaba la Comisión Bicameral
Permanente de Trámite Legislativo. Efectivamente, reglamentada en el gobierno que usted fue
parte, el decreto de necesidad y urgencia tiene otro tratamiento. El decreto de necesidad y
urgencia viene directamente al Parlamento, lo que no sucedía con los decretos. Esa es la
diferencia sustancial entre porqué fue necesaria una ley en aquel momento y porqué un DNU
remplazaba la ley, en este momento, por imperio constitucional y no por caprichos interpretativo
ni de los senadores ni de los que opinaban sobre el particular.
Quiero hacer esa aclaración porque la he escuchado infinidad de veces. La diferencia
entre su estadía por el Banco Central, que hubo un decreto y una ley, era porque en ese momento,
además están todos los senadores en absoluta sintonía con esto, no había Comisión Bicameral
Permanente de Trámite Legislativo, pese a la manda constitucional incumplida desde 1994. Con
posterioridad, el DNU está reglado en la Constitución y es ley desde su promulgación.
Sr. Presidente. – Muchas gracias, con esto terminamos la jornada. Me quedo con las palabras del
senador Mayans sobre la primacía de la conducción política.
Sra. Montero. – Señor presidente: no voy a hacer ninguna pregunta. Creo que el debate ha sido
bastante rico. Simplemente quiero agradecer a los presentes. Creo que todo lo que han expuesto
aquí va a servir para enriquecer, después, el debate posterior que vamos a tener entre pares los
senadores, a los fines de optimizar un proyecto de ley que pueda resultar beneficioso para el país.
Muchas gracias a todos.
Sr. Presidente. – Muchas gracias, senadora.
Damos por finalizada la reunión.
– Son las 19 y 25.
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