DOCUMENTO 28 1 SOBRE LA RELACION TERAPEUTICA. TEORIZAR LO QUE SIEMPRE SE ESCAPARA. Jean Marie ROBINE Psicólogo clínico, terapeuta gestáltico formador, Instituto Francés de Terapia Gestalt, Burdeos) Esbozos E L hecho de apoyarse sobre una teoría del campo organismo/entorno nos introduce al mismo tiempo en el concepto de "contacto" para designar las operaciones de unión y de reciprocidad entre estas dos abstracciones, pero también reconoce al hombre como ser psicosocial, como ser de relación, más allá de una posible reducción a lo utilitario del mundo a la que podría llevarnos el hecho de restringirnos únicamente al fenómeno de contacto. La clínica del sujeto nos indica, pues, la vía de la clínica de lo social. Debemos considerar cada problema "en un campo en el cual interactúan al menos los factores socioculturales, animales y físicos" (PHG, II, 1,2). Si aceptamos este postulado, planteado desde las primeras páginas por Perls y Goodman, ¡cómo comprender que para enriquecer su conocimiento de los fenómenos de frontera-contacto, los terapeutas gestálticos flirteen complacidos con el psicoanálisis para abordar mejor algo del "fondo" desde el punto de vista del individuo, y olviden con demasiada frecuencia añadir competencias psicosociológicas y culturales que permitan abordar una comprensión del fondo desde el punto de vista del entorno! Yo creo que la conceptualización de la relación terapéutica tendrá que buscar sus herramientas en un punto de vista psicosociológico (teoría del campo, teoría de los sistemas u otras...) tanto o más que en uno psíquico. Esto quiere decir también, quizá con una pizca de idealismo o de utopía, que el sujeto de la intervención debería situarse tanto en el plano de lo social como en el del individuo monádico. Una pregunta debería permanecer presente en nuestras consciencias: ¿será por impotencia para actuar sobre lo social por lo que se actúa sobre el individuo? A pesar de todo, esta cuestión debe enfrentarse dialécticamente con la sugerencia de Epicteto: "Saber distinguir las cosas que dependen de nosotros de las que no dependen de nosotros", proposición que restaura nuestra postura a unos límites más modestos. ¿Qué es la teoría del campo de la Terapia Gestalt? La Terapia Gestalt cuando se refiere a la teoría del campo se atiene a un campo específico que denomina el "campo organismo/entorno". Su aparato conceptual y metodológico, por tanto, ha sido elaborado para abordar este campo específico. "Organismo/entorno" debe, pues, ser entendido como lo que designa los fenómenos (que la Terapia Gestalt llama "contacto") que se despliegan entre un organismo dado y su entorno, entre un sujeto y lo que no es él. El organismo se establece aquí como principio organizador, elemento referente, y el entorno es la otra "parte" del campo, aunque el organismo está incluido también en ese campo. DOCUMENTO 28 2 Aunque el entorno -o un elemento del entorno- de un organismo dado puede ser también un organismo, el aparato conceptual y metodológico de la Terapia Gestalt no es plenamente apropiado para abordar la relación organismo/otro organismo en la medida en que cada uno de estos organismos constituyen las experiencias de dos campos concretos de los que son principios organizadores. Un organismo, en la teoría de Terapia Gestalt, es ciertamente una "abstracción" del campo, es decir, un elemento "abstraído", extraído de un conjunto inseparable más amplio (aquí llamado el campo organismo/entorno), pero la teoría de la Terapia Gestalt es apropiada para abordar, mediante su referencia a la teoría del campo, lo que se despliega entre un organismo y lo que no es él, en una referencia a sí mismo como sujeto de la experiencia. La postura es, pues, fundamentalmente asimétrica. Se tratará de aprehender cómo interviene el organismo en y sobre su entorno por una parte, y cómo el entorno interviene en y sobre el organismo, por otra, considerando el todo en referencia al organismo constitutivo de ese campo. Los dos elementos del campo no pueden, por tanto, al menos con este aparato conceptual, ser aprehendidos como entidades separadas, aunque puedan ser separables en otros niveles lógicos. Parece necesario constatar que la teoría del campo organismo/entorno de la Terapia Gestalt, por más que tome prestados amplios elementos de la teoría general de los campos, se distingue de ella restringiéndose a los movimientos de un organismo específico frente a un entorno propio, y viceversa. No-yo Yo los el otro otro s Figura 1: esquema de la operación "contacto". El nivel de dónde se considera la experiencia está representado en blanco. No-yo Yo el otro DOCUMENTO 28 3 Figura 2: esquema de la operación "relación". El nivel de dónde se considera la experiencia está representado en blanco Al prolongar la obra de Smuts consagrada al Holismo, Arthur Koestler introdujo en sus estudios el concepto de "Holón" para designar un nivel lógico que puede ser considerado como un todo. Demuestra que el holón puede ser abordado a la vez aisladamente (Goodman hablaría de abstracción, Koestler habla de aserción), pero este holón forma también parte de un todo más amplio (tendencia integradora). Por ejemplo, el corazón es un órgano que puede ser estudiado aisladamente y como tal puede ser designado por el concepto de holón, pero forma también parte del sistema circulatorio que puede, a su vez, convertirse en el holón a considerar, puesto que forma parte del organismo, holón a su vez, y así sucesivamente. Si aceptamos la definición goodmaniana según la cual el contacto designaría esencialmente la operación que articula el organismo con lo que no es él, podemos admitir que esta operación se desarrolla en la articulación con el nivel lógico superior. Por el contrario, podríamos plantear que la operación "relación" se desarrolla a partir de ese nivel lógico superior considerado como sistema de referencia y designa el tejido que se crea entre yo y los otros situados en la misma horizontalidad lógica. Por supuesto, tal esquematización no puede ser más que reductora. Sólo pretende contribuir a clarificar los niveles lógicos de organización de la experiencia (y por tanto de vocabulario y de conceptos) e intentar salir de la confusión crónica entre "contacto" y "relación". Al mismo tiempo, es evidente que de humano a humano no hay relación sin contacto (mientras que puede haber contacto, por ejemplo visual, sin relación). Nota sobre el método contextual Perls y Goodman definieron la Terapia Gestalt como método contextual. ¿Qué entienden por esto? Subrayan así la importancia capital de la experiencia del interviniente, "de las condiciones en las que el problema es percibido, el medio social y las defensas personales del interviniente", que participan en la estructuración de la relación figura/fondo. Lo que Perls y Goodman llaman "contexto" designa, pues, esencialmente la parte propia de cada uno de los participantes en la relación, parte constitutiva del fondo y, por eso mismo, generadora o cogeneradora de la figura que va a emerger de él. Se podría decir también que el contexto designa la metabolización de los diferentes campos en los que cada uno ha podido vivir, metabolización que se ha constituido en fondo (o función-personalidad), enriqueciendo o enraizando la experiencia presente. Me parece que Gary Yontef, en el capítulo que dedica a la teoría del campo en su reciente libro, confunde campo y contexto cuando escribe: "En Terapia Gestalt estudiamos a las personas en sus campos organismo/entorno. El entorno de sus campos organismo/entorno puede ser la escuela, el trabajo, la familia, la pareja, el grupo de formación, el individuo en su espacio vital" (Awareness..., p.296). El campo organismo/ entorno, y el método que se deriva de él ha de limitarse al campo constituido por la sala de terapia, incluso si se convocan a ella a través de lo imaginario múltiples figurantes y fantasmas. Toda clínica del sujeto está saturada de imaginario social: cuando un paciente se queja a su terapeuta de tal o cual relación familiar, ¿cómo saber si habla de esta relación, si disfraza con ella la experiencia vivida con su terapeuta, o si mata dos pájaros de un tiro?. Es una cuestión tan vieja como la psicoterapia. ¡Las respuestas escogidas por DOCUMENTO 28 4 los terapeutas no son necesariamente siempre tan claras! Ciertamente, nuestro conocimiento de la teoría del campo puede ayudarnos a hacer más claros los riesgos externos que llegan a nuestro conocimiento; ciertamente, la elaboración de modalidades nuevas de relación con el terapeuta puede llevar al paciente a reexaminar sus relaciones sociales y a reestructurarlas con otros parámetros (ésta es la función metafórica de la terapia), pero es importante no confundir el campo, tal como se constituye en la relación terapéutica, con los campos múltiples a los que cada uno pertenece. En torno a "contacto y relacion". Si me parece cada vez más fundamental tomar opciones significativas en cuanto a las definiciones técnicas que podemos atribuir a estos dos términos, es indudablemente porque constato que la utilización de uno por el otro genera confusiones de pesadas consecuencias. El concepto de relación nos remite a una relación que enlaza, tanto si el lazo está hecho de dependencia como de interdependencia o de influencia recíproca. El concepto de contacto designa la consciencia sensorial y/o el comportamiento motor, y así en la literatura que se le ha dedicado, podemos encontrar diferentes operaciones consideradas como contactos paradigmáticos. Siguiendo la Escuela Húngara de Psicoanálisis, Szondi habla de cuatro operaciones fundamentales: aferrarse, adherirse, buscar, romper; Jacques Schotte las matizará diciendo: "hacer venir, venir, ir, hacer ir"; Henri Maldiney cita "tocar, rozar, palpar, esperar, encontrar, estar colgado de". Perls y Goodman ilustran algunos ejemplos: apetito y disgusto, aproximación y huida, sentir, tener sentimientos, manipular, hacer una valoración, comunicar, luchar, etc. Todos estos ejemplos muestran un sujeto operando -emisor o receptor- con su entorno, sin hacer ninguna suposición sobre lo que pasa en o para este entorno. Si el contacto es una de las operaciones contenidas en el acto de relación, la relación puede ser abordada, por una parte, como el resultado de contactar y de su recíproco (contactar a otro y ser contactado por él), y por otra parte, como una especie de sedimentación progresiva de los acontecimientos del contacto, implicando así la temporalidad. Dado que en estado de vigilia todo sujeto está comprometido en algún tipo de contacto cuyo objeto y cuya forma pueden variar de momento a momento, el contacto hace referencia a Kairós, el tiempo-instante, mientras que la relación nos remite a Cronos, el tiempo-duración. La relación terapéutica Cuando un psicoterapeuta habla de uno de sus clientes en la mayoría de los casos describe cómo este cliente le contacta, pero al hacer esto difícilmente puede hablar de otra cosa que de la forma en que él mismo vive ese contacto, es decir, que habla de cómo él contacta y cómo se vive contactado. El conjunto de estos fenómenos se desarrolla, por lo demás, en el marco de una relación que puede contarse como si el que la describe ocupase una posición exterior (una posición denominada "meta"). El contacto es un fenómeno observable. Recuerdo aquí una parte de la definición del fenómeno propuesta por Tellenbach: "Lo que puede ponerse de manifiesto mediante determinadas modalidades de enfoque, o lo que, más raramente, está ya puesto de manifiesto". ¿Se puede decir lo mismo de la relación? Por el momento, dejaré la cuestión abierta. DOCUMENTO 28 5 Pero en el marco de una relación terapéutica, existe una particularidad que algunos consideran como ineludible: la transferencia. La clasificaré firmemente en el registro de la relación y no en el del contacto, pues no existe transferencia sin contratransferencia; por otra parte, aclaro que rechazo las extensiones contemporáneas de este concepto que llegan a designar por transferencia todo lo que pasa en la relación terapéutica. Creo que sólo es pertinente hablar de transferencia en la medida en que existe un dispositivo para trabajar sobre ella y analizarla. Centrar la cura sobre la cuestión de la transferencia nos hace correr el riesgo de rebajar la dinámica a la repetición, en detrimento del contacto con la novedad, de la misma forma que la exploración del inconsciente crea un centramiento diferente al del awareness (conocimiento inmediato implícito) y al de la toma de consciencia. No se trata aquí, de ninguna manera, de oponer, y todavía menos de jerarquizar, sino sencillamente de subrayar una diferencia en la constitución de las relaciones figura/fondo en la atención del psicoterapeuta. Se dice que el dispositivo teórico-clínico de la Terapia Gestalt se organiza sobre el proceso de contacto o, por decirlo de otro modo, sobre la "gestaltung" (la formación de una figura destacándose del fondo). Esto quiere decir que los conceptos gestálticos encuentran su pertinencia en este nivel y que si se amplían para hablar de la relación (y por lo tanto de la transferencia), su aproximación al fenómeno estudiado se limitará a una modalidad del contactar. Poder hablar de la relación, terapéutica o no, hará necesaria para la Terapia Gestalt una ampliación epistemológica cuyas premisas está elaborando nuestro grupo de investigación. Relación metafórica - contacto metonímico La metáfora se apoya sobre un desplazamiento desde un contexto a otro diferente, por analogía. La " tarde" de la frase "la tarde de su vida" remite al contexto del día, mientras que la vida representa otra temporalidad. Es una relación de términos basada en el "como". La metonimia, particularmente en la forma denominada sinécdoque, designa el todo mediante una parte: "¡Una vela en el horizonte!". La vela no es "como" el barco, pero a partir de la vela se puede "ver" el barco. La vela es parte, designa lo que probablemente es lo más inmediatamente observable; el barco es el todo, quizá más difícil de captar. Si la situación terapéutica se ha definido prioritariamente en el registro de la metáfora, la relación terapeuta/paciente será experimentada en el orden del "como" de otras relaciones, en particular las relaciones infantiles. El análisis y el tratamiento de la relación aquí y ahora tenderán a introducirse y a repetirse en la vida social, tal como las relaciones sociales han podido previamente introducirse y repetirse en la relación terapéutica. Si la relación terapéutica se ha definido prioritariamente en el registro de la metonimia y el contacto es metonimia, pues puede designar la relación no siendo más que la "vela"-, lo que se vive en la relación terapéutica facilitará el camino para marcar el resto de la experiencia. Modelos tales como la resonancia, la transducción, la cristalización, la contaminación, la extensión, serán mucho más operativos entonces para dar cuenta del contacto con la novedad y de la ampliación del campo de la experiencia. Pero para elaborar esta poética de la relación terapéutica a la que tendemos, ¿no convendría orientarse, por alejarse de la feliz expresión de Rosolato, hacia una "oscilación metáforo-metonímica"? DOCUMENTO 28 Este artículo ha sido traducido por María Cruz García de Enterría en el Centro de Terapia y Psicología de Madrid en 1996, del original “Théoriser ce qui toujours échappera” publicado en la revista Gestalt (Revue de la Société Française de Gestalt), núm. 8, 1995, pp. 9-15 6