SPAM LSSI

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El «spam» en la LSSI
Fuente: abc.es (24 Julio 2002)
La LSSI prohíbe el «spam» «exigiéndose, en todo caso, el consentimiento previo del
destinatario para su recepción». La ley obliga a «etiquetar los mensajes promocionales
con la palabra «publicidad» de manera que sean fácilmente identificables». De acuerdo
con la ley, «los usuarios podrán revocar el consentimiento prestado a la recepción de
estos mensajes en cualquier momento y de manera sencilla y gratuita».
Esta regulación se extiende «a los mensajes publicitarios que se envíen por medios
equivalentes, como los mensajes cortos (SMS) remitidos a usuarios de teléfonos móviles.»
«La LSSI evita que las empresas españolas hagan «spam» y ayuda a combatir una parte
muy pequeña», afirma Miguel Pérez Subías, presidente de la Asociación de Usuarios de
Internet (AUI). «El problema es que alrededor del 94 por ciento de los correos basura
vienen de fuera y contra esto la ley no puede hacer mucho. Los que sí pueden y deberían
hacer algo son los proveedores de Internet o ISP que gestionan muchas cuentas de
correo. Tienen la ventaja de que pueden localizar el «spam» no por el contenido sino por
la disfución, por el número de mensajes que llegan. Deberían poner filtros u otras
herramientas y aunque tardara más en bajar el correo electrónico no afectarían en nada a
la navegación por Internet. Me consta que los ISP españoles están estudiando esta
posibilidad». La AUI cuenta con un medidor del «spam», sobre sus cuatro cuentas más
generales, que les sirve para tener una estimación de cómo está este problema. Cada
semana reciben aproximadamente 540 mensajes no solicitados. Los clasifican según la
lengua de origen. En español la mayoría vienen de Argentina, donde no es ilegal el
«spam».
Información facilitada por HELGUERO ASOCIADOS
C/ Magallanes, 24 – 1º C
28015 Madrid
Tfno. 902.440.003
www.protegemostusdatos.com
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El primer mapa del «correo basura» refleja los vínculos entre
las empresas que los envían
Autor: MARTA VILLALBA
Fuente: abc.es (24 Julio 2002)
«Spamdemic», el primer mapa de correo basura publicado en Internet, muestra
quiénes y cuántos configuran este negocio de mensajes no solicitados. Así,
desvela cómo la información pasa de mano en mano, intensificando esta
práctica tan molesta para los usuarios que ven cómo su buzón se convierte en
un vertedero.
Cuanto más se intenta controlar el envío de mensajes no solicitados o correo basura
(conocido como «spam»), más aumenta, dicen los últimos estudios. Los «e-mail» basura
invaden nuestro correo electrónico, convirtiéndose en una plaga muy difícil de extinguir.
Los «spammers», eslabones de una misma y extensa cadena responsable de esta práctica,
encuentran direcciones de correo electrónico en servidores, páginas web, weblogs, grupos
de noticias o foros de discusión. Estas direcciones corren como la pólvora entre estas
empresas, se las intercambian, como muestra «Spamdemic», el primer mapa del «spam»
publicado en Internet por la organización Clueless Mailers (www.cluelessmailers.org) cuyo
responsable es el activista anti-spam Bob West.
El minucioso e intrincado mapa desvela las relaciones entre las empresas, cómo
comparten información y cómo venden a compañías de márketing datos de direcciones y
clientes. Bob West, augura un aumento cuantioso del «spam» en los próximos años. West
comprobó cómo a su buzón de correo electrónico le llegaban mensajes no deseados
cuando él no había dado su dirección a ninguna de las empresas incluidas en el mapa. El
«Spamdemic», refleja que cuando una dirección llega a un «spammer» todos los demás
de la cadena, antes o después, la tendrán. «El único modo de solventarlo es airear el
problema a los cuatro vientos y quejarse enérgicamente del abuso», puntualiza.
Congestión del tráfico
Cuando llega un correo basura el coste es mayor para quien lo recibe que para quien lo
envía. El internauta tiene que pagar un servicio -la línea telefónica para conectarse- para
recibir el «spam», mientras que el emisor envía de una sola vez centenares de miles de
mensajes, casi sin costo. Como consecuencia, congestiona el tráfico de los proveedores de
Internet. Los ISP pierden mucho tiempo en procesar el «spam» y esto ralentiza
inexorablemente la conexión de los internautas. Una solución para solventar el problema
es el uso de filtros. Pero los ISP los descartan porque la criba retarda aún más el
procesamiento y, por tanto, la conexión. A los proveedores de Internet, ante esto, no les
quedan muchas salidas; o dejan que los usuarios tengan una conexión más lenta, o pagan
por más ancho de banda, inversión que luego pagarán los internautas con un aumento de
las tarifas.
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Pero lo que más molesta es el tiempo que se nos escapa cuando entramos en el vertedero
de nuestro buzón. A menos que el título sea obvio, el usuario siempre pierde tiempo en
abrir el correo y leer una parte de él para darse cuenta de que es un «spam», sin contar el
tiempo que también habría que perder para que den de baja de la lista su dirección de
correo electrónico. Además, muchos mensajes tienen instrucciones para que el receptor
los reenvíe a una o varias personas.
El «spam» es el máximo exponente del abuso al consumidor, se atrae al cliente con
ofertas engañosas o directamente falsas, de productos o servicios que suelen ser ficticios
tipo «hágase rico rápido», «obtenga un móvil gratis», etcétera. Suelen apuntar a personas
que, por no estar correctamente informadas de este tipo deprácticas, pueden caer en los
trucos que se les presenta.
Pero además suele ser ilegal. Juega con la disparidad de los diferentes marcos legales de
protección al consumidor que existen en los países y la dificultad para ubicar a quien los
envía, convirtiéndose así en la mejor vía para promocionar productos o servicios ilegales o
rechazables, como cadenas de dinero, acceso a pornografía, difusión de pornografía
infantil y otros. Por otra parte, las prácticas habituales de recolección y tráfico de
direcciones se basan en el engaño a los clientes y en falsas promociones para conseguir
direcciones de usuarios.
«Can Spam»
El Comité de Comercio del Senado de Estados Unidos ha aprobado una resolución,
conocida popularmente como «Can Spam» (enlatar el correo basura), que propone multar
a los «spammers» con diez dólares por cada correo ilegal y solicita que en los mensajes se
incluya la opción de borrarse de la lista de destinatarios. Pero esta iniciativa (hasta ahora
la más importante) que en breve deberá pasar por el Congreso para su aprobación,
tampoco solucionaría el problema pues los mensajes basura, como es propio de Internet,
rebasan las fronteras. «El problema es tecnológico -opina Ken Scheneider, director de
tecnología de Brightmail (empresa californiana que lucha contra el «spam»)- y, por tanto,
sólo la tecnología puede solucionarlo». Existen filtros y programas especiales para mitigar
esta lacra pero acabar con los «spammers» es, dice el vicepresidente de Gartner Joyce
Graff, «como pisotear cucarachas en la cocina. Puedes deshacerte de algunas, pero
siempre salen más».
Una primera solución: resignarse y borrar con paciencia los mensajes. A la vuelta de las
vacaciones puede encontrar un mensaje de su proveedor anunciando que su buzón está
por encima del límite de su tamaño y hasta que no lo limpie no le llegarán más correos. La
segunda: quejarse.
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