El que suscribe, FRANCISCO JAVIER OBREGÓN ESPINOZA

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El que suscribe, FRANCISCO JAVIER OBREGÓN ESPINOZA, Senador de la
República de la LXI Legislatura del H. Congreso de la Unión, integrante del Grupo
Parlamentario del Partido del Trabajo, con fundamento en la fracción II del artículo 71,
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y por lo dispuesto en los
artículos 8, numeral 1, fracción I; 164, 169 y demás aplicables del Reglamento del
Senado de la República, me permito someter a la consideración de esta Honorable
Soberanía, la presente INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO QUE ADICIONA
AL ARTÍCULO 70 DE LA LEY GENERAL DE PESCA Y ACUACULTURA
SUSTENTABLES, al tenor de la siguiente:
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
A nivel mundial la producción mundial de la pesca de captura marina alcanzó el
máximo de 86.3 millones de toneladas en 1996 y desde entonces disminuyó
ligeramente hasta los 79.5 millones de toneladas en 2008, con grandes fluctuaciones
interanuales. En cuanto al estado de aprovechamiento que guardan las pesquerías del
mundo, según datos de la FAO, la proporción de poblaciones que se estiman
subexplotadas o moderadamente explotadas disminuyó de un 40% a mediados de la
década de lo 70´s hasta el 15% en 2008. A diferencia de ello, la proporción de
poblaciones sobreexplotadas, agotadas o en recuperación aumentó desde el 10 % en
1974 hasta el 32 % en 2008.
Para el caso de México la producción pesquera y acuícola nacional para el año de
1973 fue de 431 mil 370 toneladas, con incrementos en el transcurso de los años
hasta llegar al millón 519 mil toneladas en 1989. Para el periodo comprendido entre los
años de 1990 a 2009, ha fluctuado entre un millón 191 mil toneladas, obtenidas en el
año de 1993 a un millón 768 mil toneladas, que son las reportadas en el 2009, esta
última viene a ser la máxima producción en la historia del país.
En lo referente al estado de salud que guardan los recursos pesqueros, es de notarse
que en el 2002 un análisis global del estado de salud de las pesquerías mexicanas a
partir de la información de la Carta Nacional Pesquera (CNP) reveló que de las 65
Unidades Pesqueras de Manejo definidas en este documento, 12 se consideran con
potencial de desarrollo, 37 aprovechadas al máximo y 16 en estado de deterioro. Para
el 2004 la CNP de ese año mostró que las proporciones ya habían cambiado a 7, 49 y
17, respectivamente, aumentando a 73 el número total de Unidades Pesqueras de
Manejo.
En términos globales, se advierte que las tendencias de las pesquerías mexicanas
siguen el mismo patrón que las pesquerías mundiales, donde la mayor parte de los
recursos son plenamente explotados o sobreexplotados. También es de destacarse
que en el caso de México el número de las pesquerías con potencial de desarrollo
decreció del 2002 al 2004, mientras que las pesquerías plenamente desarrolladas
aumentaron en la misma proporción para el mismo periodo.
Tanto a nivel mundial como en México, esto datos nos indican que las medidas que se
están tomando para conservar las poblaciones que soportan las distintas pesquerías
no están siendo lo eficientes que quisiéramos. A raíz de esta situación, en una
aparente contradicción, es que se está volteado a ver a las zonas de no pesca como
parte indispensable de las medidas necesarias para poder acceder a una pesca
sustentable.
En la Cumbre Mundial para el Desarrollo Sustentable celebrada en el 2002, los líderes
del mundo acordaron crear redes de Áreas Marinas Protegidas. Esto fue reafirmado en
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el 2003 en el 5to Congreso Mundial de Parques y en el 2004 en la Séptima
Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB). La
recomendación por parte de CDB es que estas redes cubran al menos el 10% de los
océanos y costas del mundo, y en el Congreso Mundial de Parques se recomendó que
las mismas abarcaran entre el 20 y 30% de cada uno de los ecosistemas marinos.
Las reservas marinas completamente protegidas surgen a nivel internacional como
una de las soluciones propuestas para mejorar la calidad de las pesquerías y de la
ecología de los ecosistemas marinos en general. Dichas reservas presuponen
limitaciones extremas a toda actividad extractiva en polígonos geográficos claramente
definidos.
Términos como “área marina protegida” (AMP), “reservas marinas” o zonas de refugio,
entre otros, pese a que son relativamente recientes, cada vez se encuentran con
mayor frecuencia en la bibliografía especializada sobre el manejo sustentable de los
recursos pesqueros y en la misma se mencionan estas áreas como coadyuvantes al
aumento de la producción pesquera.
El que estos términos y lo que representan sean novedosos provoca que
frecuentemente se suelan asociar de manera más directa con la conservación de la
biodiversidad que con el ordenamiento de la pesca.
Realmente estas zonas restringidas a la pesca no son nuevas, durante décadas se
han empleado diversos tipos de medidas especiales, como zonas vedadas o zonas
con restricciones relativas a ciertas artes de pesca o de otro tipo, o las llamadas
“autovedas”, como medidas tradicionales de ordenamiento en la pesca en todo el
mundo.
Este ordenamiento pesquero “convencional”, se ha basado en el manejo de los
recursos pesqueros por objetivo de captura, es decir, es el manejo que sólo ha
tomando en cuenta a la población de los recursos a extraer, hoy en día se sabe que
este enfoque no es el adecuado, ya que puede llevar al deterioro de las especies,
tanto de las que son objeto de la pesca como de otras y del ecosistema en general.
En contraparte, actualmente se reconoce que las pesquerías se deben de manejar
bajo un enfoque ecosistémico que toma en cuenta que las poblaciones de especies de
interés para la pesca son parte de un ecosistema, mantienen interrelaciones con otras
poblaciones y con el ambiente físico en el que habitan. La pesca que realmente es
sustentable no es la que sólo permite la recuperación natural de las especies objetivo,
sino que, al mismo tiempo que respeta los ciclos de reposición natural de estas
especies, es amigable con el ecosistema y con las otras especies que son parte del
mismo.
Regresando al tema de las reservas marinas, entonces se da una aparente
contradicción, se crean estas áreas con la finalidad de evitar todas las actividades
extractivas, incluyendo las pesqueras, pero al mismo tiempo se considera que la
producción pesquera se incrementará y las pesquerías serán más sanas, en una
situación donde aparentemente las categorías involucradas (conservación,
aprovechamiento) son excluyentes.
La aparente contradicción en realidad no es tal y se explica fácilmente si consideramos
que al cerrar un área marina a cualquier tipo de extracción (por ejemplo, pesca,
minería, etc.), permitiendo actividades que no impliquen la extracción o modificación
física del ecosistema, como el nado, la navegación y el buceo recreativo. Este hecho
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tiene repercusiones como el aumento del tamaño (biomasa) de los individuos que
albergan dicho lugar, los cuales a su vez producen más huevos que los individuos de
menor tamaño.
Al existir una mayor producción de juveniles se aumenta la abundancia de las
especies dentro de las reservas, y frecuentemente migran individuos (ya sea como
huevos, larvas, juveniles y/o adultos) a sitios fuera de las reservas, donde pueden
ser pescados de manera legal, de tal forma que siempre habrá una población o
semillero que permita a las especies recuperarse en forma natural.
Los beneficios que se obtienen con la protección total de una reserva marina son
mucho mayores que aquellos que se obtienen con niveles menores de protección. Por
ejemplo, estudios en Nueva Zelanda han demostrado que las langostas se
beneficiaron dentro de las reservas marinas, pero no cuando se encontraban en un
área natural protegida donde se permitía la pesca recreativa.
Del estudio a más de 124 reservas marinas diseminadas en el mundo se ha concluido
que:
ð En promedio la biomasa de animales y plantas, se incrementa en 446%;
ð La densidad, o numero de plantas o animales en un área determinada se incrementó
en 166%;
ð El tamaño de los animales se incremento en 28%;
ð La diversidad, o numero de especies se incrementó en 21%;
ð Las especies severamente explotadas tendieron a mostrar los incrementos más
significativos y en algunos casos estos fueron de de más del 1,000% en biomasa o
densidad.
En cuanto al enfoque ecosistémico en la pesca, otro efecto dentro de las reservas
completamente protegidas es que se aumenta la diversidad de especies, comenzando
a registrarse especies que se pensaban, en algunos casos, ya desaparecidas en el
ecosistema que se está conservando. Al recuperarse las especies, se promueve la
rehabilitación de las funciones que éstas desempeñaban antes de los efectos de la
sobreexplotación o alteración del ecosistema. Así mismo, se recuperan los servicios
que proveía el ecosistema afectado.
Además de lo anterior, en una Reserva Marina se crea un escenario que atre a los
investigadores y a los turistas aficionados a las actividades marino recreativas, por lo
mismo se abren nuevas oportunidades de empleo que pueden propiciar un desarrollo
regional sustentable.
En el orden jurídico mexicano, las reservas marinas ya se encuentran contempladas
en la LGPAS bajo el nombre de Zonas de Refugio y son definidas en la fracción LI
del Artículo 4, de la siguiente manera:
Zona de Refugio: Las áreas delimitadas en las aguas de jurisdicción federal, con la
finalidad primordial de conservar y contribuir, natural o artificialmente, al desarrollo de
los recursos pesqueros con motivo de su reproducción, crecimiento o reclutamiento,
así como preservar y proteger el ambiente que lo rodea.
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Además la fracción XII del Artículo 8o.- de la misma Ley faculta a la SAGARPA para
crear estas zonas, bajo el siguiente texto:
XII. Fijar los métodos y medidas para la conservación de los recursos pesqueros y la
repoblación de las áreas de pesca en coordinación con la autoridad competente, así
como regular las zonas de refugio para proteger las especies acuáticas que así lo
requieran, y establecerá las épocas y zonas de veda;
Aunque la LGPAS incorpora la figura de la reserva marina bajo la denominación de
Zonas de Refugio, queda poco claro en este cuerpo jurídico el cómo la autoridad va a
implementar en la práctica el establecimiento de dichas Zonas de Refugio, por lo cual
ha quedado a la discrecionalidad de la SAGARPA todo lo relacionado con tales zonas.
La discrecionalidad en exceso conlleva al desorden, la inseguridad jurídica, la carencia
de herramientas para resolver problemas concretos y, sobre todo, limita la creatividad
social.
Una Zona de Refugio cuando menos debe contar con los siguientes elementos:
ð Crearse en un lugar idóneo para la recuperación de las especies;
ð Especificar que son zonas donde las actividades extractivas están prohibidas;
ð Contemplar la evaluación y seguimiento de la recuperación de las especies y del
ecosistema;
Por ello al crearse, su decreto debe de corresponder a un estudio concienzudo del
INAPESCA, con el apoyo de las instituciones científicas y académicas con presencia
en la región y acreditadas en la Red Nacional de Información e Investigación en Pesca
y Acuacultura, y sobretodo debe de incluir en su diseño y manejo a los directamente
afectados por la medida a la vez que contemplar alternativas de empleo.
Si bien alrededor del mundo están documentados los buenos resultados obtenidos en
más de 100 reservas marinas, también se tienen casos en los cuales los objetivos han
estado lejos de lograrse, generalmente debido a que el sitio seleccionado no fue el
adecuado y en la mayoría de estos casos porque la vigilancia fue deficiente y la pesca
ilegal frustró el proyecto.
Por lo anteriormente expuesto, someto a consideración de esta Honorable Asamblea,
la siguiente:
INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE ADICIONA AL
ARTÍCULO 70 DE LA LEY GENERAL DE PESCA Y ACUACULTURA
SUSTENTABLES.
ARTÍCULO 70.- La Secretaría, con base en el dictamen emitido por el INAPESCA y
acorde a los planes de manejo pesquero sancionados, establecerá las épocas, zonas
y tallas mínimas de pesca, el número máximo de ejemplares susceptibles de captura
por pescador deportivo y por día, así como las características particulares de las artes
y métodos de pesca permitidos, en las disposiciones reglamentarias que deriven de
esta Ley. Lo anterior considerando, entre otros aspectos, las condiciones del recurso
de que se trate y las características del lugar donde se pretenda desarrollar dicha
actividad.
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Las Zonas de Refugio se crearán previo estudio justificativo realizado por el
INAPESCA, con la participación en su caso de las instituciones pertenecientes a
la Red Nacional de Información e Investigación en Pesca y Acuacultura
asentadas en la región, de los productores que desarrollen sus actividades
pesqueras en la zona y de las autoridades estatales y municipales, en su caso.
La Secretaría podrá pedir la opinión de las dependencias de la administración
pública federal que considere pertinentes.
La creación de la Zona de Refugio se hará mediante decreto expedido por la
Secretaría, que será publicado en el Diario Oficial de la Federación, debiendo
contener cuando menos:
I. Nombre de la zona propuesta;
II.
Entidades federativas y municipios en donde se localiza la zona;
III.
Coordenadas zoográficas del polígono que forma la Zona de Refugio;
IV.
Mapa con la descripción limítrofe de la Zona;
V.
Nombre de las instituciones, organismos gubernamentales, personas
físicas o morales, participantes en la elaboración del estudio justificativo;
VI.
Evaluación de los recursos pesqueros y su hábitat;
VII. La forma en que se dará la evaluación y seguimiento de recuperación de
las especies y del ecosistema;
VIII. El plan de inspección y vigilancia para la Zona, que podrá incluir la
participación de los interesados en los términos de la presente Ley;
IX.
Descripción de las especies y ecosistemas que se pretenden proteger;
X.
Propuestas de alternativas de actividades económicas para los
productores que pescan en la Zona.
En las Zonas de Refugio quedan prohibidas las actividades extractivas,
incluyendo las pesqueras.
La Secretaría junto con el Decreto de creación emitirá un programa de manejo
que como mínimo incluirá las medidas necesarias para la recuperación de las
especies que motivaron la creación de la Zona, además de las acciones de
reconversión pesquera dirigido a los productores de la Zona que deseen
cambiar o diversificar sus actividades productivas, dicho programa de
reconversión pesquera incluirá asesoramiento, capacitación y financiamiento,
además de el plan de inspección y vigilancia para la Zona, que podrá incluir la
participación de los interesados, en los términos de la presente Ley.
Como parte de las acciones, la Secretaría se coordinará con las dependencias
competentes para asesorar y capacitar a los productores que lo soliciten como
prestadores de servicios turísticos para las actividades deportivas y recreativas
en los términos de la legislación aplicable.
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La acuacultura podrá llevarse a cabo en estás zonas o en litoral adyacente si así
lo determina el estudio justificativo de creación, teniendo prelación para la
obtención de los permisos o concesiones los productores que suelan pescar en
la Zona.
TRANSITORIOS
ARTÍCULO PRIMERO.- El presente Decreto entrará en vigor a partir del día siguiente
al de su publicación en el Diario Oficial de la Federación.
ARTÍCULO SEGUNDO.- Se derogan todas las disposiciones que contravengan al
presente Decreto.
Atentamente
SENADOR FRANCISCO JAVIER OBREGÓN ESPINOZA
Dado en el Salón de Sesiones de la Cámara de Senadores del H. Congreso de la
Unión, a los dieciséis días del mes de febrero de dos mil doce.
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