1 ACCIÓN FLUVIAL: Acerca de Modelado fluvial. Los principales factores responsables de la formación y evolución de los ríos y su modelado son la erosión, el acarreo de sedimentos y la deposición. Los ríos pueden modificar el paisaje, puesto que la energía potencial del agua se transforma, en su recorrido descendente, en energía cinética responsable de la erosión, el transporte y la deposición. La cantidad de energía potencial que dispone un río es proporcional a su altitud inicial sobre el nivel del mar. Con el fin de minimizar la conversión de energía potencial en energía térmica (o calor) como consecuencia de la fricción y, por tanto, aumentar la energía cinética, el río sigue el curso que menos resistencia presente. Incluso así, se estima que el 95% de la energía potencial de un río se usa para salvar la fricción, que tiene lugar, de forma especial, en el lecho y en los márgenes del cauce, aunque también es importante la fricción interna del agua y la resistencia del aire sobre la superficie. Artículo - Modelado fluvial 2Transporte: La corriente transporta el material erosionado río abajo, acompañado de los sedimentos arrastrados al cauce por las escorrentías — el flujo que surca la superficie, cuando el suelo ya no puede absorber más el agua de las precipitaciones—. Todo este material recibe el nombre de carga fluvial. Se puede clasificar esta carga fluvial en tres categorías, según su origen. Los productos disueltos son los sedimentos derivados de la corrosión y de la meteorización química. Las partícul as arrastradas por las escorrentías constituyen el sedimento lavado, mucho más fino que el del lecho del cauce. El último tipo de carga lo forma el material erosionado de los márgenes del cauce, de tamaño similar al sedimento del lecho. La mecánica y velocidad del desplazamiento de la totalidad de sedimentos y materiales transportados varía según el tamaño de las partículas. El movimiento de los sedimentos disueltos, transportados en suspensión, corresponde al de la corriente. Esta carga y las partículas má s finas procedentes del lecho se mezclan en el agua gracias a la serie de remolinos que se producen al chocar el agua con los márgenes del cauce. Tales remolinos transportan en suspensión, a grandes distancias, partículas de limo y de arena, por encima del fondo del río. Sin embargo, los materiales de mayor tamaño (como grava, guijarros y cantos rodados) son demasiado pesados para ser levantados por dichos remolinos, por lo que se deslizan, ruedan o dan pequeños saltos por el fondo del cauce. Los cantos más pesados sólo pueden ser arrastrados durante periodos de arroyadas. El porcentaje de sedimentos acarreados por estos diversos mecanismos varía enormemente según los ríos y puede cambiar incluso en un mismo río según las épocas. No obstante, como norma gene ral, la carga en suspensión se sitúa entre el 70% y el 85% del total de la carga Artículo - Modelado fluvial El tamaño máximo de las partículas que puede transportar un río se denomina competencia y está en relación con la velocidad y la presión de desgaste. El incremento máximo de las partículas es directamente proporcional al de la presión sobre las márgenes. No obstante, la relación entre el aumento de la velocidad de erosión y el tamaño de las partículas está regida por la llamada ley de la sexta po tencia. Según ésta, el incremento de la masa de las partículas será equivalente al de la velocidad elevada a la sexta potencia. Por ejemplo, si la velocidad se incrementa en cuatro, la masa de la partícula mayor que puede ser arrastrada, aumentará en 4 elevado a la sexta, es decir, 4.096 veces. Esta relación proporcional se emplea para determinar la competencia de un río, para cualquier velocidad crítica de erosión. Artículo - Modelado fluvial 3 Deposición: Cuando la velocidad de la corriente y la erosi ón disminuyen, el río ya no posee capacidad para seguir arrastrando su carga, por lo que comienza a depositarla. La deposición de los materiales se produce por varias causas: algunas están en relación con alteraciones del cauce; otras son resultado de específicas condiciones locales. El ensanchamiento del cauce, por lo general en su curso medio e inferior, es un ejemplo del primer caso. La causa de este hecho reside en que al aumentar el caudal (suponiendo que éste se mantenga constante) que entra en contac to con las márgenes, la fricción aumenta y reduce la velocidad hasta llegar al umbral de la velocidad crítica de deposición de algunas partículas. La velocidad también se reduce en los meandros, en las zonas de menor profundidad o cuando el río desemboca e n el mar o en un lago. Otras causas de las deposiciones pueden estar motivadas por un brusco desnivel de la vertiente, como cascadas, o por un repentino aumento de carga, a causa de un corrimiento de tierras. La curva de deposición de Hjulström indica la velocidad a partir de la cual las partículas de diferente tamaño empiezan a depositarse. Los materiales en hacerlo primero son los más pesados. Éstos recorren pequeñas distancias, excepto en el caso de importantes inundaciones. Ésta es la razón por la que l os cauces de arroyos montañosos están a menudo bloqueados por cantos. Los materiales más pequeños arrastrados del lecho del cauce y los sedimentos más vastos se depositan en zonas próximas y forman pequeñas barras en el fondo del cauce. Éstas son una espec ie de cordillera a pequeña escala, de mayor longitud que las rizaduras. Adoptan diversas formas y se clasifican de diversos modos. A veces se produce cierta confusión, ya que el mismo tipo recibe diversos nombres. Existen tres criterios principales para su ordenación, atendiendo a su forma, a la orientación respecto a la corriente y a su posición en el cauce. Tres ejemplos de estos tres tipos son: barras en forma de luna creciente, barras transversales y longitudinales y, por último, barras medianeras y lat erales. Uno de los tipos de barras más conocido, debido a que suele encontrarse emergida y no sumergida, es el depósito en punta de flecha, que se forma en la margen interior de un meandro. Dada su similitud con determinados modelados eólicos, las grandes formas sumergidas reciben el nombre de dunas. Los sedimentos más finos se desplazan a grandes distancias y, por lo general, se depositan en brazos estancados y en los bordes interiores del cauce donde forman ondulaciones (ripples) y estrechos rebordes (ber mas). La deposición de la carga de sedimentos fluviales se denomina aluvión. La clasificación hidráulica de las partículas en razón de su tamaño, río abajo, es posible por el hecho de que los sedimentos más finos se desplazan más lejos y con mayor rapidez que los materiales pesados. La mayor parte de los ríos muestran una separación de los materiales del lecho, según su tamaño: en el curso superior aparecen cantos rodados, en el curso medio gravilla y en el inferior se deposita arena. Un caso especial de es ta ordenación da origen a la denominada capa blindada (o capa de cantos), de superficie tosca, en fondos de grava, que se produce tras la remoción de los elementos más ligeros de un lecho de partículas de diversos tamaños. Como Hjulström demostró, la veloc idad de suspensión que se requiere para mantener a las partículas más finas (limos y arcillas), una vez en movimiento, es prácticamente nula. Así pues, para que se depositen finos limos y granos arcillosos es necesario que las partículas se compacten para formar conjuntos más grandes denominados flocs. Este proceso de agregación, llamado floculación, tiene lugar en el estuario, donde las aguas fluviales, con sus correspondientes sedimentos, se mezclan con el agua salina del mar y donde la velocidad es mínim a. Ésta es la razón que explica por qué los estuarios se caracterizan por la existencia de elevados montículos de barro y de marismas de limo y arcilla. Artículo - Modelado fluvial 4. SECCIÓN Y PERFIL LONGITUDINAL DEL RÍO : La distribución del caudal a lo largo del tiempo y del espacio define el régimen hidrográfico de un río. El régimen medio, representado por la media mensual del flujo de agua, viene determinado por variables climáticas e hidrológicas, como la cantidad y distribución de las precipitaci ones y de las temperaturas, de las tasas de evapotranspiración y de las características de la cuenca de drenaje. La estacionalidad del régimen puede ser simple, esto es, con tan sólo un periodo álgido de la corriente, o compleja, con diversos momentos cumbre. El flujo de las aguas, junto con la geología subyacente y el tamaño de las partículas de la carga de transporte, determina el tamaño, forma y longitud del cauce. Su perfil longitudinal se denomina gradiente del cauce (pendiente), cuya expresión gráfica es la distancia entre su nacimiento y el nivel de base. Éste es el punto más bajo en el que un río tiene capacidad de erosión. En términos generales, el nivel base es el nivel de mar y es el más usado en los diagramas de perfiles longitudinales. Artículo - Modelado fluvial El caudal aumenta río abajo, por lo general, porque la cuenca de drenaje también aumenta y, por tanto, el volumen de agua que llegan al cauce, a través de afluentes, arroyadas y aguas subterráneas, es también mayor. Lo mismo sucede con los sedimentos, cuyo volumen asciende, de forma más notable aún, con la ampliación de la zona de drenaje. Este aumento del caudal y de la carga de sedimentos provoca que el cauce crezca río abajo, tanto en profundidad como en anchura. Al mismo tiempo, l a pendiente y aspereza del cauce disminuye a medida que avanza. El aspecto quebrado sirve para medir el grado de fricción, que origina una pérdida de energía de la corriente. La principal causa de este aspecto es la desigualdad de las márgenes del cauce, incluido el tamaño y forma de los depósitos de sedimentos, pero existen otros factores que contribuyen, como la presencia de meandros y vegetación. A medida que desciende el río, el cauce se suaviza, ya que la erosión pule las márgenes y el lecho del río, y las partículas más finas depositadas en el curso inferior del río (consecuencia de la distribución hidráulica de los sedimentos) ofrecen menos resistencia que los cantos rodados y otros materiales rocosos depositados en el curso superior. En ese primer tramo, no sólo el canal es abrupto, sino que el caudal es menor. Como resultado, las vertientes necesitan ser más escarpadas para generar la energía necesaria para que el río siga su curso. La cantidad de energía cinética disponible está en relación no sólo a los niveles de fricción y a la velocidad de la corriente, sino también a la masa de agua. Al tiempo que desaparece el aspecto agreste del río y el caudal aumenta, esta energía es más eficaz y la vertiente se hace cada vez más suave. Las investigaciones, dirigidas por Luna B. Leopold, del US Geological Survey, establecieron, por primera vez, que se pueden predecir los cambios río abajo en las dimensiones y geometría de la sección del cauce, a través de ecuaciones que reflejan la anchura, la profundidad y l a velocidad media como resultado del caudal, de la carga fluvial y de la resistencia a la erosión del lecho y de las márgenes. Los trabajos de Leopold mostraron: por un lado, que, en la mayoría de los ríos, la disminución del relieve agreste compensa la re ducción del gradiente del cauce, de tal modo que la energía cinética es mayor; y, por otro, que la velocidad media más que descender, como se podría pensar, aumenta, muy ligeramente en realidad, entre la cabecera del río y el curso inferior. Hay, por supuesto, excepciones a estas reglas generales del régimen hidrológico y de cambios en el cauce durante su recorrido. Por ejemplo, una banda rocosa, dura y resistente a la erosión, puede actuar como nivel de base local y constituir una protuberancia o knipunt e n el cóncavo perfil longitudinal del río; un afluente que aporte sedimentos gruesos puede interrumpir, en el río principal, la ordenación hidráulica de la carga fluvial. Los ríos que surcan la superficie del desierto pueden perder, por evaporación y filtración, más agua de la que capturan a través de las escorrentías u otras fuentes, por lo que el caudal disminuye desde su cabecera y crea un característico perfil longitudinal convexo. El río Nilo es un ejemplo de ello. La acción del hombre puede producir ef ectos similares cuando extrae agua para irrigación u otros fines. Esto sucede en el río Colorado (Norteamérica) y en los ríos que desembocan en el mar de Aral (Asia central). En este último caso, la extracción para esa actividad ha hecho disminuir tanto el caudal que el volumen del Aral se ha reducido casi en un 70% y lo ha seccionado en dos partes. No obstante, los estudios realizados en diversos ríos del mundo apoyan la idea de que los modelados producidos por la acción fluvial se pueden clasificar en tre s grandes categorías, en relación a los cursos superior, medio e inferior de los ríos. Artículo - Modelado fluvial 5. Curso inferior: El curso inferior se caracteriza por la deposición de los sedimentos y la aparición de la llanura aluvial. Los sedimen tos se acumulan durante la traslación lateral del cauce (o cauces, en el caso de los ríos anastomosados) y durante las inundaciones. Si éstas se repiten, de forma sucesiva, se forman a lo largo del tiempo sucesivas capas de aluvión en la llanura aluvial. Este proceso se denomina acreción vertical. Durante muchos años se ha pensado que la traslación lateral era la principal causa en la génesis de la llanura aluvial. Sin embargo, estudios recientes en estratigrafías de estas llanuras sugieren que la formación reciente de la mayoría de las llanuras aluviales es una respuesta a la elevación del nivel base originada por el crecimiento del nivel del mar durante el holoceno. Si el nivel base desciende, por algún motivo, pero en especial a causa de movimientos isostáticos, tras el fin de la glaciación, el curso inferior se rejuvenecerá y comenzará a formarse de nuevo, creando una nueva llanura aluvial. Las terrazas, estructuras amesetadas que bordean las nuevas llanuras, son restos de anteriores llanuras. Parte de es tas terrazas aluviales son destruidas por la traslación lateral, por lo que, en ocasiones, no presentan continuidad. Las sucesivas alteraciones del nivel base, como las ocurridas desde y durante el pleistoceno, pueden forman una serie de terrazas abruptas. Las del valle del Támesis, en el sur de Inglaterra, son unas de las más conocidas. Hyde Park, por ejemplo, se asienta sobre la primera de sus terrazas. Los ríos en su curso inferior pueden ser anastomosados o poseer meandros, según los niveles de energía y de la carga de sedimentos. Los meandros son, en el curso inferior, más sinuosos aún que en el medio, y los cauces pueden llegar a ser tan tortuosos que, durante una inundación, el río se encauza a través del estrecho cuello de tierra que separa los extremos del meandro. Este proceso recibe el nombre de estrangulación. Como el río ha enderezado (al menos de forma temporal) su cauce, la corriente principal regresa al centro del río, mientras que el meandro se queda aislado y se rellena de sedimentos. Estos meandros abandonados presentan la característica forma de herradura de caballo y perduran en el paisaje con el nombre de lagos oxbow (collera de buey). Estos oxbow capturan agua del drenaje de la zona y también reciben agua y finos sedimentos con inundacio nes. Con el paso del tiempo se colmatan y forman zonas pantanosas en el seno de la llanura aluvial. La velocidad de la corriente desciende de forma notable cuando ésta abandona el cauce durante las inundaciones. Por esta razón, el grado de sedimentación en la llanura aluvial disminuye en periodo de inundaciones (acreción del cauce) de forma exponencial respecto a la distancia del río. A lo largo del tiempo, las zonas próximas a los bordes del cauce se elevan más rápido que las zonas interiores, dando origen a un terraplén aluvial, o levée (del francés levare, ‘alzar’). Estos terraplenes bloquean el drenaje al río desde las zonas más bajas de la llanura aluvial, que se convierten en el denominado pantano trasero. La riqueza y diversidad de ambientes y hábitats que poseen estas zonas fluviales dan origen a variados ecosistemas, desde los bosques galería, situados en los relativamente secos levée hasta zonas comunidades de tierras humedad en los pantanos traseros. Es frecuente que estas zonas desarrollen un sist ema de drenaje prácticamente independiente de la corriente principal. Los ríos de este tipo reciben el nombre de ríos yazoo, derivado del río Yazoo en el estado de Mississippi (Estados Unidos). En términos más amplios, el curso bajo del río Mississippi está considerado como uno de los mejores ejemplos en el mundo de este sistema de meandros en tierras bajas. Los ríos de tierras bajas con cargas muy grandes de sedimentos adoptan la forma de ríos anastomosados (en forma de trenza) con barras de arena y no de grava procedente de los sistemas anastomosados de curso medio. Estos ríos trenzados de tierras bajas se caracterizan por una serie de brazos de traslación lateral y altas tasas de erosión en sus márgenes. Algunos de estos ramales no se vuelven a unir al ca uce principal. Por el contrario, se convierten en ríos difluentes que toman su propia ruta para llegar al mar. Algunas de estas barras anastomosadas permanecen en el mismo lugar durante largos periodos. El florecimiento de vegetación y, en ocasiones, su cultivo puede hacer que se conviertan en elementos semipermanentes del paisaje fluvial. Las charlands del río Brahmaputra, en Bangladesh, son, probablemente, el ejemplo más famoso. Más de 6.000 personas viven en islas (char) formadas por los diversos ramales de este río anastomosado, que supera los 17 km de anchura. No obstante, la naturaleza cambiante de estos ramales y la consiguiente destrucción de estas islas supone que los habitantes de estas charlands tienen que cambiar, como media, 20 veces de lugar de residencia a lo largo de toda su vida. La forma de un río en su desembocadura depende de la historia geológica de los levantamientos o alteraciones del nivel del mar y de los procesos geomorfológicos costeros. Los deltas aparecen en las desembocaduras de los ríos, en mares o lagos, cargados de sedimentos. Su nombre deriva de su forma triangular que recuerda a la letra griega delta. Se forman cuando los sedimentos fluviales se depositan en la desembocadura, de tal modo que se bloquea y la corriente busca una nueva salida. Cuando esta situación se repite de forma continuada el delta aumenta de tamaño. El estuario es el resultado de la acción de las mareas en la desembocadura de un río, ensanchada por el incremento del nivel del mar durante el holoceno, consec uencia del deshielo tras la época glacial del pleistoceno. 6. ECOSISTEMAS: La cantidad, variaciones y regularidad de las aguas de un río son de enorme importancia para las plantas, animales y personas que viven a lo largo de su curso. Los ríos y sus llanu ras de inundación sostienen diversos y valiosos ecosistemas, no sólo por la capacidad del agua dulce para permitir la vida sino también por las abundantes plantas e insectos que mantiene y que forman la base de las cadenas tróficas. En el cauce de los ríos, los peces se alimentan de plantas y los insectos son comidos por aves, anfibios, reptiles y mamíferos. Fuera del cauce, los humedales producidos por filtración de agua e inundación albergan entornos ricos y variados, no sólo importantes para las especies autóctonas, sino también para las aves migratorias y los animales que utilizan los humedales como lugar de paso en sus migraciones estacionales. Los ecosistemas de los ríos (fluviales) pueden considerarse entre los más importantes de la naturaleza y su ex istencia depende totalmente del régimen de los mismos. Por lo tanto, se debe tener gran cuidado para no alterar este régimen al actuar sobre el río y su cuenca, ya que una gestión poco responsable de los recursos del agua o su sobreexplotación pueden tener efectos desastrosos para el ecosistema de ribera. Artículo - Río 7. RIOS: Los ríos forman parte de la circulación general del agua o ciclo hidrológico. La presencia de grandes cantidades de agua es lo que distingue a la Tierra de los otros planetas con ocidos y lo que hace aquí posible la vida. En la Tierra hay más de 1.400 millones de km3 de agua que son continuamente reciclados y transformados a su paso por los océanos, la atmósfera, la biosfera y por los suelos y las rocas de la geosfera. Si se mide la cantidad de agua de cada uno de los componentes del ciclo hidrológico, la de los ríos sólo representa una pequeña parte del sistema. La mayor parte es agua salada, ya que los océanos contienen el 96,5% del agua terrestre. El 3,5% restante es agua dulce, concentrada principalmente en las reservas de las regiones frías (69% del total), como los casquetes polares, glaciares, y en forma de nieve; o en el subsuelo, en forma de agua subterránea (30% del total). Los lagos contienen un 0,25%, mientras que la atmósfera acumula el 0,4%. El agua de los ríos sólo suma un reducido 0,006% del agua dulce de la Tierra, pero tiene una relevancia que compensa su escaso volumen. Ello se debe a que el agua de los ríos, al fluir debido a la gravedad, erosiona y modela el paisa je, al transportar y depositar rocas y sedimentos. Otra razón es que el agua constituye un recurso natural renovable, tanto para los humanos como para los animales y las plantas. Artículo - Río Es fácil reconocer la corriente de agua de un río, pero no siempre se aprecia que esta corriente está compuesta por sedimentos además de por agua. La carga de sedimentos arrastrados por la corriente tiene una gran importancia, ya que proporciona al agua la capacidad de erosionar, transportar y depositar materiales, lo cual constituye el papel principal de los ríos en el modelado de las formas del relieve. Cada año, los ríos transportan hasta los océanos 20.000 millones de toneladas de sedimentos. Esto sería suficiente como para reducir la altura de los continentes 3 cm cada 1.000 años, lo que deja pequeña la capacidad erosiva de otros agentes como el viento o el hielo. Los ríos actúan sobre el modelado del relieve de tres maneras en los diferentes tramos de su curso: la acción erosiva predomina cerca del nacimiento, en la cabecera del río; en su curso medio se realiza el transporte de los materiales arrancados aguas arriba; y en su curso bajo deposita estos sedimentos y gana nuevas tierras. Los ríos en su cabecera labran valles escalonados en forma de ‘V’ y socavan l as laderas de las montañas que los rodean, lo que provoca corrimientos de tierra y desprendimientos, que aportan al cauce detritos sin pulir. La turbulenta corriente de los ríos de montaña arrastra y hace chocar entre sí a los guijarros y cantos rodados de los lechos. Cuando el río encuentra capas de roca particularmente resistentes se forman rápidos y cascadas, pero su acción erosiva no disminuye y estas formas de paisaje sólo son temporales. Las capas de rocas duras acaban por ser quebradas por la acción del río, que profundiza la erosión de su lecho y nivela las tierras altas al llevar sedimentos en bruto a su cuenca media. Si la erosión es muy intensa, una enorme cantidad de sedimentos, a los que se llama aluvión, se depositan al pie de las montañas, dando lugar a una forma cónica de relieve, denominada cono de deyección. Los procesos de formación de paisajes predominantes en la cuenca media de los ríos son el transporte y la criba de los sedimentos. Cuando el río deja las tierras altas, su pendiente (gradiente) disminuye y ya no es capaz de arrastrar guijarros o cantos, aunque sí grava, arena o limo. En esta fase la actividad erosiva es fundamentalmente horizontal y el río ensancha su valle a costa de las colinas cercanas. Los meandros del río construyen y modifican la llanura de inundación de los ríos a lo largo de los valles, depositando guijarros y cantos rodados recogidos aguas arriba y arrastrando grava fina, arenas y limo arrancados a las colinas circundantes y a las propias orillas del río. Las curvas del río se van ampliando, debido a la erosión de los bancos de su orilla externa compensada por el avance (por agregación de materiales) de los de su orilla interna. A veces, el curso del río se vuelve muy tortuoso y la corriente acaba por hacer desaparecer las estrechas barras de tierra que separan los brazos del meandro. El cauce del meandro aislado queda como un lago con forma de herradura, llamado meandro abandonado, en mitad de la llanura de inundación. Los meandros abandonados acaban por ser colmatados de finos sedimentos cuando el río se desborda en su llanura de inundación, pero mientras existen estos lagos añaden diversidad a los entornos ecológicos de la llanura aluvial. En el curso bajo el gradiente disminuye aún mas y el proceso de modelado de l paisaje que domina es la sedimentación. Durante algún tiempo se pensó que esto se debía a que los ríos en su curso bajo circulaban más despacio que en su nacimiento y cuenca media, pero las mediciones indicaron que no era cierto. En las tierras bajas la velocidad de los ríos suele ser mayor que la de los cursos de agua de montaña, pese a ser menor su pendiente. Esto se debe a que la fricción de los finos materiales que componen su lecho es menor y no hace perder velocidad a la corriente. En las tierras ba jas la llanura de inundación es mayor debido a la acreción lateral de arenas y limos a los bancos del río y a la acreción vertical de limos y arcillas durante las crecidas, momento en el que se deposita mayor cantidad de sedimentos por la pérdida de velocidad del agua cuando abandona el cauce del río. Como consecuencia de ello aparecen unos muretes naturales en ambas orillas del río que reciben el nombre de bancales. Los ríos en su curso bajo suelen trazar meandros, pero si transportan un gran volumen de se dimentos su cauce se desdobla en varios canales entrelazados dando lugar a un río extendido y trenzado que cambia continuamente de forma y posición. Cuando los ríos llegan a su desembocadura en el mar, un lago u otro río mayor cargados de arenas las depositan en el punto de confluencia, formando un delta. Se trata de una forma de relieve triangular que recuerda a la letra griega del mismo nombre. Aparecen cuando el cauce del río se abre en un abanico de numerosos canales secundarios, debido a que la desembo cadura se encuentra bloqueada por los sedimentos acumulados. La mayoría de los ríos no transporta suficiente arena como para formar un delta; en vez de esto, se internan en el mar a través de estuarios. Se trata de zonas de transición en las que el agua dulce del río se mezcla con el agua salada del mar debido a las mareas. La mezcla del agua y la sal produce la floculación de limos y arcillas que al depositarse forman planicies lodosas y marismas. En los estuarios se asientan hábitats muy variados y ricos en especies marinas y fluviales. También proporcionan lugares protegidos para puertos y ensenadas. La presión del desarrollo pone en peligro estos hábitats debido a la expansión industrial, que amenaza con contaminar la vida silvestre. Artículo - Medidas de control de inundaciones 8. CONTROL DE INUNDACIONES: Las escorrentías alcanzan cerca de un 30% del volumen de precipitación, y esta cantidad puede aumentar al fundirse las masas de nieve. Las cuencas de muchos ríos se inundan periódicamente de manera natural, formando lo que se conoce como llanura de inundación. Las inundaciones fluviales son por lo general consecuencia de una lluvia intensa, a la que en ocasiones se suma la nieve del deshielo, con lo que los ríos se desbordan. Se dan también inundaciones relámpago en las que el nivel del agua sube y baja con rapidez. Suelen obedecer a una lluvia torrencial sobre un área relativamente pequeña; son una consecuencia de lo que se denomina gota fría. Otra forma de prevenir el efecto de las inundaciones, mu chas veces olvidada por las implicaciones restrictivas de uso del suelo que implica, no es más que la propia limitación de usos. Ríos y torrentes regulados por obras de ingeniería pueden resultar incontrolables en determinadas condiciones de excepción, originando diversas catástrofes. Esto lleva a considerar la necesidad de planificar una gestión hidráulica respetuosa con el propio medio que pretende regular, de modo que se abaraten los costes de las obras de infraestructura de regulación o contención. Es i mportante, por ejemplo, alejar las viviendas y otras construcciones humanas sensibles, de las zonas de inundación probable en inundaciones extraordinarias, ya que esas inundaciones suceden de modo recurrente en la historia de un lugar, aunque puedan estar muy espaciadas en el tiempo y la memoria de la gente que vive en la zona las haya olvidado. Por otro lado, no permitir la inundación natural de las llanuras adyacentes a un curso fluvial puede alterar gravemente la dinámica de nutrientes del suelo y empobr ecer el mismo, con lo que aumenta la necesidad de aplicar enmiendas nutritivas al suelo en forma de abonos químicos que contribuyen, a largo plazo, a la contaminación de suelos y aguas. Además, con frecuencia no se tienen en cuenta los efectos de las obras y actuaciones sobre otras partes del curso fluvial, que al ser afectado en su dinámica de energía y su equilibrio de carga sedimentaria, puede producir cambios importantes en tales aspectos en puntos alejados del de la actuación. _____ Bibliografía Biblioteca Encarta