RIESGOS LABORALES GUÍA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO Edita: FEDERACIÓN EMPRESARIAL METALÚRGICA VALENCIANA (FEMEVAL) Avda. Blasco Ibáñez, 127 46022 Valencia Imprime: IMPRENTA ROMEU, S.L. Santander, 3 - Valencia Tel. 96 378 54 98 Dep. Legal: V-3817-2004 PRESENTACIÓN La presente Guía de buenas prácticas para la prevención de Nuevos Riesgos Laborales con enfoque de género constituye el producto principal del proyecto “NRL Metal. Estrategias preventivas desde el enfoque de género para las PYME” presentado por la Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana y cofinanciado por la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, dentro del marco de las “subvenciones para el desarrollo y la difusión de buenas prácticas efectivas que reduzcan los riesgos para la seguridad y la salud en las PYME” (OSHA/SME/2003). En los últimos años ha crecido el interés por las cuestiones relacionadas con los Nuevos Riesgos Laborales (NRL) y, particularmente, con el acoso en sus distintas formas. Se ha ahondado en el conocimiento de la problemática, así como en su regulación normativa, para tratar de resolver algunas de sus manifestaciones. También se ha registrado un número creciente de iniciativas en este sentido. Sin embargo, es todavía escasa la documentación existente sobre los NRL. Femeval quiere contribuir al esfuerzo por mejorar la prevención de los NRL, en particular en las PYMES del metal. Por otra parte, Femeval ha promovido activamente la introducción de la perspectiva de género en su propio quehacer y, principalmente, en los ámbitos relacionados con el empleo, la formación y la gestión empresarial del sector metalúrgico en su conjunto en la Comunidad Valenciana. Como entidad representante y promotora del proyecto de la Iniciativa Comunitaria EQUAL “IO Metal” (2002-2004), ha sido pionera en la creación de las condiciones de sensibilización y formación en los distintos entornos del sector del metal necesarias para la aplicación del enfoque de género, como método de análisis y como herramienta de trabajo, en todos los niveles de actividad del sector metalúrgico. El campo de los NRL no es ajeno al género. En este texto Femeval pretende ofrecer a sus empresas y a todas las personas implicadas o interesadas en la prevención de los NRL una primera aproximación al análisis de dichos riesgos desde el enfoque de género. Con ello quiere contribuir al desarrollo y la difusión de buenas prácticas efectivas que reduzcan los riesgos para la seguridad y la salud, objetivo general del proyecto. Pero también pretende seguir trabajando en pos de una mayor igualdad de oportunidades para todas y todos, y de una mayor sensibilización del sector, de sus PYME y de la sociedad en general con relación a la importancia de analizar diferenciadamente cómo inciden las situaciones en las mujeres y en los varones, para poder promover soluciones y transferir buenas prácticas que nos conduzcan hacia una sociedad más igualitaria y próspera. José Vicente González Pérez Presidente Femeval INTRODUCCIÓN ¿DE QUÉ TRATA ESTA GUÍA? Nuestra sociedad es cada vez más consciente de que los NRL son capaces de minar la salud y la calidad de vida de las trabajadoras y los trabajadores, lo cual tiene consecuencias para las personas, para las empresas y para nuestro desarrollo. A pesar del notable camino recorrido en el conocimiento y la prevención de estas nuevas formas de riesgo en el puesto de trabajo, todavía son muchos los esfuerzos pendientes, que se nos plantean como reto en el futuro inmediato. Uno de estos esfuerzos es, a nuestro entender, la introducción de la perspectiva de género en el análisis de los NRL, en su detección y evaluación, en la forma de abordarlos y de ofrecer soluciones y en su prevención. ¿Cómo desarrollar buenas prácticas en esta compleja materia? Nuestra Guía de buenas prácticas para la prevención de Nuevos Riesgos Laborales con enfoque de género presenta por un lado el marco conceptual y teórico básico necesario para avanzar en su conocimiento y, por otro, propone ámbitos de trabajo y líneas de actuación encaminadas a experimentar buenas prácticas. Nuestra experiencia en materia tanto de NRL como de género nos ha enseñado que es indispensable partir de una base sólida en estos dos campos de conocimiento e intervención que para muchas personas todavía son muy novedosos. Por otra parte, y puesto que hablamos de prevención, nos parece interesante repasar las principales nociones al respecto. Por ello, empezamos esta Guía de buenas prácticas con un primer capítulo dedicado a ofrecer, si no exhaustivamente sí con la mayor claridad posible, una definición de los conceptos que manejaremos posteriormente y que han de dominarse para poder comprender y aplicar las buenas prácticas: empezaremos por el género, continuaremos con la prevención y terminaremos con los NRL. El segundo capítulo recoge el marco normativo y político básico referente a los NRL en España y en el ámbito comunitario. El tercer capítulo expone el marco teórico que justifica el planteamiento de la Guía: prevención de NRL con enfoque de género. En el cuarto capítulo, que inicia la parte de propuestas de la Guía, sugiere una reflexión y algunas claves para la elaboración de un código ético de relaciones laborales con enfoque de género. En el quinto capítulo se presentan ámbitos y herramientas de trabajo que conforman una propuesta metodológica para el desarrollo de buenas prácticas en materia de prevención de NRL con enfoque de género. Dos capítulos prácticos cierran esta obra: el sexto capítulo contiene una bibliografía para profundizar sobre algunos aspectos relacionados con la prevención y los NRL así como sobre teoría y análisis de género, cada uno por separado ya que la literatura y la investigación sobre prevención de NRL con enfoque de género es prácticamente inexistente. Aun a riesgo de ser reiterativa, la Guía insiste en el séptimo capítulo sobre la terminología con un glosario de términos básicos que facilite la comprensión y el repaso a quienes la lean y manejen en su práctica profesional. Obsérvese que a veces se ofrecen en el glosario definiciones distintas de las que figuran en el texto, para mayor riqueza de la lectura. En el Anexo presentamos dos ejemplos prácticos de aplicación del enfoque de género a sendas herramientas de evaluación de riesgos psicosociales. Aunque los contenidos de la presente Guía se orientan fundamentalmente a la prevención, evidentemente las lectoras y los lectores encontrarán claves que podrán orientarles en situaciones de conflicto ya existentes. La Guía va dirigida a las PYME y a su personal, a las y los profesionales de la prevención, al personal de la Administración y de las organizaciones y entidades relacionadas con el mundo del trabajo, así como a todas aquellas personas interesadas en plantear desde el enfoque de género un tema abordado hasta ahora desde otros planteamientos. La hemos elaborado con el convencimiento de que a muchas personas les podrá abrir nuevos horizontes en materia de prevención de NRL, y con la esperanza de que el enfoque de género se aplique con creciente provecho a la resolución de situaciones que tan graves perjuicios causan a nuestras organizaciones y a su personal. Alejandro Soliveres Montañés Secretario General Femeval índice 1. DEFINICIÓN DE CONCEPTOS .................................................................................... 9 2. MARCO NORMATIVO Y POLÍTICO BÁSICO ............................................................ 23 3. MARCO TEÓRICO DE LA PREVENCIÓN DE LOS NRL CON ENFOQUE DE GÉNERO .................................................................................... 29 4. DEFINICIÓN DE UN CÓDIGO ÉTICO DE RELACIONES LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO .................................................................................... 35 5. PROPUESTA METODOLÓGICA PARA LAS BUENAS PRÁCTICAS EN MATERIA DE PREVENCIÓN DE NRL CON ENFOQUE DE GÉNERO .......................... 39 6. BIBLIOGRAFÍA .......................................................................................................... 45 7. GLOSARIO ................................................................................................................ 47 ANEXO .......................................................................................................................... 51 GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 7 1. DEFINICIÓN DE CONCEPTOS 1.1. ENFOQUE DE GÉNERO Hemos elegido la definición del concepto de género de Marcela Lagarde, por considerarla, entre otras muchas definiciones igualmente válidas, la más aclaradora y exhaustiva: Género “Se trata de un complejo de determinaciones y características económicas, sociales, jurídico-políticas y psicológicas, es decir culturales, que crean lo que en cada época, sociedad y cultura, son los contenidos específicos de ser mujer o de ser hombre […] Los géneros son históricos […], producto de la relación entre biología, sociedad y cultura […]; devienen y presentan una enorme diversidad”1. En nuestro orden de pensamiento es frecuente la asimilación de sexo y género. Es preciso insistir en la diferencia existente entre ambos conceptos: Sexo y género “El sexo es un hecho biológico que en condiciones normales […] establece dos participaciones diferentes, mutuamente excluyentes y sin embargo complementarias en la reproducción. […] El sexo en sí mismo no tiene implicaciones sociales, culturales ni históricas. Únicamente define la existencia de un ser, no de una persona; de un macho o una hembra, no de un hombre o de una mujer. […] El género es más amplio que el sexo, y lo contiene. El género es un concepto integral, dinámico e histórico. El género es, en otras palabras, el conjunto de maneras aceptadas históricamente de ser mujer u hombre, en cada época, en cada sociedad y en cada cultura. Los géneros son históricos por resultar de la conjugación inextricable que en cada momento conforman lo bio-psico-socio-cultural; en cada cultura, en cada sociedad, en cada época. El género es diverso y permanentemente mutable”2. El concepto de género constituye una categoría de análisis, particularmente utilizada en las ciencias sociales. Recogemos una larga cita de Marta Lamas que, al tiempo que define dicha categoría desde la perspectiva histórica, aclara la controversia existente sobre la utilización del término género en lengua castellana: (1) Marcela Lagarde, Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas, México, UNAM, 1990, p. 165. (2) Daniel Cazés, La perspectiva de género. Guía para diseñar, poner en marcha, dar seguimiento y evaluar proyectos de investigación y acciones públicas y civiles, CONAPO, México, reimpr. 2000, pp. 91-92. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 9 Género como categoría de análisis “La categoría género es una herramienta de reciente creación y su uso no está generalizado. Sus antecedentes se encuentran en Simone de Beauvoir quien, en El segundo sexo3, desarrolla una aguda formulación sobre el género, en donde plantea que las características humanas consideradas como ‘femeninas’ son adquiridas por las mujeres mediante un complejo proceso individual y social, en vez de derivarse ‘naturalmente’ de su sexo. Así, al afirmar en 1949: ‘una no nace, sino que se hace mujer’, de Beauvoir hizo la primera declaración célebre sobre el género. Su reflexión abrió un campo nuevo para la interpretación del problema de la igualdad entre los sexos y enmarcó el campo de la investigación académica feminista posterior. Durante el auge del nuevo feminismo de los años setenta, varias académicas anglosajonas sistematizaron la intuición intelectual de de Beauvoir con la categoría género, e incorporaron en dicho término el sentido que le daba la vertiente médica de la psicología, que se interesó en el estudio de los trastornos de la identidad sexual. Así, la categoría género se convirtió rápidamente en uno de los cimientos conceptuales con que las feministas construyeron sus argumentos políticos. Hoy en día, las teorizaciones en torno al género han rebasado el marco feminista inicial, y el uso de esta categoría es moneda corriente entre los científicos sociales, especialmente entre las y los anglosajones. Este predominio anglosajón se explica por el hecho de que la acepción generalizada en inglés del término gender es unívoca: implica una clasificación relativa al sexo. Esto vuelve al término mucho más preciso en inglés que en las lenguas romances, donde tiene múltiples acepciones; estas lenguas lo utilizan para clasificar distintos tipos, clases y especies de cosas iguales entre sí. Por eso, al no tener la acepción específica sexual del término gender, género en castellano o genre en francés se prestan a confusión. ¿Se habla de una clasificación literaria (por ejemplo el género teatral) o de una tela (‘es un género que no trabajamos’) o de una taxonomía (ese género de discusión me molesta)? Además, las pocas personas que vinculan la categoría género a lo sexual piensan que es ‘lo relativo a las mujeres’. […] Creo que la comprensión del concepto de género se vuelve imprescindible, no sólo porque se propone explorar uno de los problemas intelectuales y humanos más intrigantes – ¿cuál es la verdadera diferencia entre los cuerpos sexuados y los seres socialmente construidos? –, sino también porque está en el centro de uno de los debates políticos más trascendentes: el papel de las mujeres en la sociedad. Este debate se internalizó durante la realización de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer en Pekín en septiembre de 1995, ya que la categoría (3) Para la traducción castellana, véase Simone de Beauvoir, El segundo sexo, Cátedra, Madrid, 1999, colección Feminismos, 2 vols. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 10 género se volvió un punto escandaloso de disenso en la ONU entre por un lado las democracias occidentales y, por el otro, el Vaticano y los países fundamentalistas. La categoría género resulta amenazante para el pensamiento religioso fundamentalista porque pone en cuestión la idea de ‘lo natural’ (tan vinculada con ‘lo divino’), y señala que es la simbolización cultural, y no la biología, la que establece las prescripciones relativas a lo que es ‘propio de cada sexo’”4. A partir de la categoría de género se han desarrollado otros conceptos, como teoría de género, enfoque o perspectiva de género y análisis de género, cuyas definiciones recogemos a continuación: Teoría de género “La teoría de género […] abarca los planteamientos teóricos, metodológicos, filosóficos, éticos y políticos necesarios para comprender el complejo de relaciones de poder que determina la desigualdad entre hombres y mujeres. El dominio que los primeros ejercen sobre las segundas, la condición de preponderancia paradigmática y a la vez enajenante de ellos, y la condición de subordinación, dependencia y discriminación en que viven ellas. La teoría de género permite visualizar a las sociedades y a las culturas en su conjunto, y por lo tanto a todos los sujetos que intervenimos en sus procesos, mujeres y hombres. Es también el punto de partida para ubicarse en la perspectiva de género al emprender investigaciones y acciones de cambio. Es, pues, una teoría que busca no sólo entender el mundo de las relaciones de género, sino también proceder a transformarlo. […] La teoría de género no enfoca a mujeres y a hombres como seres dados, eternos e inmutables, sino como sujetos históricos, construidos socialmente, producto de la organización de género dominante en la sociedad. Esta teoría ubica a las mujeres y a los hombres en su circunstancia histórica; por ello puede dar cuenta de las relaciones de producción y de reproducción social como espacios de construcción de género.”5 Perspectiva o enfoque de género “La perspectiva de género surge en la segunda mitad del siglo XX en el ámbito de las ciencias sociales, particularmente de la teoría de género. Responde a la necesidad de abordar de manera integral, histórica y dialéctica, la sexualidad humana y sus implicaciones económicas, políticas, psicológicas y culturales en la vida social de los géneros, y de los particulares, es decir, en la organización patriarcal de la sociedad. (4) Marta Lamas (compiladora), El género. La construcción cultural de la diferencia sexual, PUEG, México, 1996, Introducción, pp. 9-11. (5) Daniel Cazés, op. cit., pp. 21 y 79. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 11 […] La perspectiva de género, también llamada enfoque de género, se basa en la teoría de género y se inscribe en tres paradigmas: el teórico histórico-crítico, el cultural del feminismo y el del desarrollo humano. Las raíces de la perspectiva de género están en el materialismo histórico, la antropología y la historia críticas y el psicoanálisis. Su desarrollo continúa hoy en los mismos terrenos, enlazándose en su dimensión con la sociología, la semiótica y las demás disciplinas sociales y humanísticas – teóricas y aplicadas – encaminadas a la comprensión y la ampliación del desarrollo y de la democracia. […] La perspectiva de género permite enfocar, analizar y comprender las características que definen a mujeres y hombres de manera específica, así como sus semejanzas y sus diferencias. Desde esta perspectiva se analizan las posibilidades vitales de unas y otros, el sentido de sus vidas, sus expectativas y oportunidades, las complejas y diversas relaciones sociales que se dan entre ambos géneros; así como los conflictos institucionales y cotidianos que deben encarar, y las múltiples maneras en que lo hacen. Contabilizar los recursos y la capacidad de acción de mujeres y hombres para enfrentar las dificultades de la vida y realizar sus propósitos es uno de los objetivos de ubicarse en la perspectiva de género y uno de los resultados más prometedores. […] Pensar desde la perspectiva de género es rebasar la ancestral concepción del mundo fundamentada en la idea de la naturaleza y la biología como argumento absoluto para explicar la vida de los seres humanos, su desarrollo, sus relaciones y hasta su muerte […] La perspectiva de género permite entender que la vida y sus condiciones y situaciones son transformables hacia el bien vivir si se construyen la igualdad, la equidad y la justicia”6. Análisis de género “El análisis de género es la síntesis entre la teoría de género y la perspectiva de género. […] desmenuza las características y los mecanismos del orden patriarcal, y de manera explícita critica sus aspectos nocivos, destructivos, opresivos y enajenantes, debidos a la organización social estructurada por la inequidad, la injusticia y la jerarquización basadas en la diferencia sexual transformada en desigualdad genérica”7. (6) Ibid., pp. 37-39 y 79-80. (7) Ibid., pp. 39-40. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 12 1.2. PREVENCIÓN Entre las distintas acepciones que el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua da para el término prevención figura la de: “preparación o disposición que se hace anticipadamente para evitar un riesgo o ejecutar una cosa”. Prevenir ha pasado a formar parte reglada de la actividad de las empresas, en particular en relación con la actividad de las trabajadoras y los trabajadores, convirtiéndose en un elemento clave en la gestión de las mismas, entre otros motivos por la negativa incidencia de los accidentes laborales8. Los NRL son un problema tanto para la salud y el bienestar de las personas trabajadoras como para la gestión de las empresas y, por ello, la prevención, además de un requisito legal, ha de ser un pilar básico de la gestión de la empresa y de su cultura organizativa. En relación con los riesgos laborales, el Art. 4 (Definiciones) de la Ley 31/1995 de 8 de noviembre, de Prevención de riesgos laborales, publicada en el BOE nº 269 de 10 de noviembre de 1995, plantea que: “1º) Se entenderá por ‘prevención’ el conjunto de actividades o medidas adoptadas o previstas en todas las fases de actividad de la empresa, con el fin de evitar o disminuir los riesgos del trabajo. 2ª) Se entenderá como riesgo laboral la posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado del trabajo. Para calificar un riesgo desde el punto de vista de su gravedad se valorarán conjuntamente la probabilidad de que se produzca el daño y la severidad del mismo.” Según el Art. 5 (Objetivos de la política): “1º) La política en materia de prevención tendrá por objeto la promoción de la mejora de las condiciones de trabajo dirigida a elevar el nivel de protección de la seguridad y la salud de los trabajadores en el trabajo.” La propia ley define en su Art. 15, 1º como Principios de la acción preventiva: “a) Evitar los riesgos. b) Evaluar los riesgos que no se puedan evitar. c) Combatir los riesgos en su origen. (8) Sobre la prevención de accidentes, véase Éxito en la gestión de la prevención de accidentes, Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, FACTS nº 13, 2001. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 13 d) Adaptar el trabajo a la persona, en particular en lo que respecta a la concepción de los puestos de trabajo, así como a la elección de los equipos y los métodos de trabajo y de producción, con miras, en particular, a atenuar el trabajo monótono y repetitivo y a reducir los efectos del mismo en la salud. e) Tener en cuenta la evolución de la técnica. f) Sustituir lo peligroso por lo que entrañe poco o ningún peligro. g) Planificar la prevención, buscando un conjunto coherente que integre en ella la técnica, la organización del trabajo, las condiciones de trabajo, las relaciones sociales y la influencia de los factores ambientales en el trabajo. h) Adoptar medidas que antepongan la protección colectiva a la individual. i) Dar las debidas instrucciones a los trabajadores.” Así mismo, el Capítulo IV de la ley, sobre Servicios de prevención, define en sus Arts. 30 y 31 dichos servicios y sus contenidos. El Art. 31, establece que: “2º) Se entenderá como servicio de prevención el conjunto de medios humanos y materiales necesarios para realizar las actividades preventivas a fin de garantizar la adecuada protección de la seguridad y la salud de los trabajadores, asesorando y asistiendo para ello al empresario, a los trabajadores y a sus representantes y a los órganos de representación especializados. […] 3º) Los servicios de prevención deberán estar en condiciones de proporcionar a la empresa el asesoramiento y apoyo que precise en función de los tipos de riesgo en ella existentes y en lo referente a: a) El diseño, aplicación y coordinación de los planes y programas de actuación preventiva. b) La evaluación de los factores de riesgo que puedan afectar a la seguridad y a la salud de los trabajadores en los términos previstos en el Art. 16 de esta ley. c) La determinación de las prioridades en la adopción de las medidas preventivas adecuadas y la vigilancia de su eficacia. d) La información y formación de los trabajadores. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 14 e) La prestación de los primeros auxilios y planes de emergencia. f) La vigilancia de la salud de los trabajadores en relación con los riesgos derivados del trabajo. 4º) El Servicio de Prevención tendrá carácter interdisciplinario, debiendo sus medios ser apropiados para cumplir sus funciones. Para ello, la formación, especialidad, capacitación, dedicación y número de componentes de estos servicios, así como sus recursos técnicos, deberán ser suficientes y adecuados a las actividades preventivas a desarrollar en función de las siguientes circunstancias: a) Tamaño de la empresa. b) Tipos de riesgo a los que puedan encontrarse expuestos los trabajadores. C) Distribución de riesgos en la empresa.” Aplicada a los nuevos riesgos laborales, la prevención es pues el conjunto de estrategias encaminadas a evitar la incidencia de los mismos en el puesto de trabajo y requiere en particular una evaluación de dichos riesgos, la eliminación de los factores que los causan y un seguimiento a largo plazo de cada intervención que se realice en la empresa. La OIT reconoce que las medidas preventivas para mejorar el entorno laboral, la organización del trabajo y las relaciones interpersonales en el lugar de trabajo han demostrado ser particularmente eficaces, reforzando el trabajo en equipo y la implicación de las y los trabajadores en el proceso de mejora. Por otra parte, los agentes sociales están en una situación privilegiada para promover los esfuerzos de prevención, particularmente aquellos encaminados a modificar las actitudes y comportamientos de las personas facilitándoles información y formación9. 1.3. NUEVOS RIESGOS LABORALES Son múltiples las fuentes que coinciden en señalar que los cambios producidos en el mercado de trabajo, la nueva estructura, formas y organización del trabajo, los cambios que experimentan las empresas y la sociedad en su conjunto han conducido a la aparición de lo que se ha dado en llamar “nuevos riesgos laborales” o “riesgos emergentes”; todas ellas destacan la importancia de esta problemática en el ámbito laboral. (9) Así consta en el documento Draft code of practice on violence and stress at work in services: A threat to productivity and decent work, Informe para debate en la reunión de expertos para desarrollar un Código Práctico sobre violencia y estrés en el trabajo en el sector servicios: una amenaza para la productividad y un trabajo digno (8-15 de octubre de 2003), OIT, Ginebra. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 15 Sin embargo, no existe de momento una definición única ni de carácter general que enmarque aquellos riesgos que se consideran “nuevos” o “emergentes”. La Comunicación COM(2002) 118 de la Comisión, cuyo contenido se recoge en el punto referente al Marco normativo básico de esta Guía, hace referencia a los riesgos nuevos o emergentes, especialmente aquellos asociados a la interacción de agentes químicos, físicos y biológicos, así como al entorno de trabajo en su conjunto (riesgos ergonómicos, psicológicos y sociales). Por consiguiente, esta definición no exhaustiva distinguiría entre “agentes” y “entorno” relacionados con el puesto de trabajo y con la persona trabajadora. Otra clasificación general distingue dentro de lo que se engloba bajo la etiqueta de nuevos riesgos laborales: Aquellos riesgos derivados de las nuevas tecnologías y de su aplicación práctica en el entorno profesional: se incluyen riesgos de tipo tanto físico, como químico, biológico, etc., relacionados por ejemplo con la fabricación y manipulación de nuevos materiales, sustancias y equipos o las alteraciones provocadas por la aplicación de fenómenos relacionados con las nuevas tecnologías (como por ejemplo los campos electromagnéticos de las tecnologías de la comunicación). También pueden incluirse dentro de este grupo los llamados “riesgos ergonómicos”. Los riesgos psicosociales: constituyen el grupo que más amplia atención viene suscitando y el que más se ha sistematizado y analizado, por comprender algunos “riesgos” de muy amplia repercusión tanto laboral como social. Son varias las definiciones y clasificaciones que, a su vez, se manejan de los riesgos psicosociales. La OIT los define como “las interacciones entre el contenido, la organización y la gestión del trabajo y las condiciones ambientales, por un lado, y las funciones y necesidades de los trabajadores por otro. Estas interacciones podrían ejercer una influencia nociva en la salud de los trabajadores a través de sus percepciones y experiencia”. La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo propone una definición de los expertos Cox, Griffiths y Rial-González: “aquellos aspectos de la concepción, organización y gestión del trabajo, así como de su contexto social y ambiental, que tienen la potencialidad de causar daños físicos, sociales o psicológicos a los trabajadores”10. (10) T. Cox, A.J. Griffiths, E. Rial-González, Research on work-related stress, Informe dirigido a la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, 2000. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 16 De todas las definiciones se infiere que se enmarcan dentro de los riesgos psicosociales aquellos factores que interfieren con el objetivo del bienestar personal y social de las trabajadoras y los trabajadores, así como de la calidad del trabajo y del empleo, alejándose del planteamiento habitual de prevenir la ocurrencia de enfermedades profesionales y de accidentes laborales. La propia Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo diferencia 10 categorías que agrupa en dos apartados: 1. CATEGORÍAS RELACIONADAS CON EL CONTEXTO DEL TRABAJO a) Cultura de organización y gestión Pobre comunicación entre los distintos niveles de la empresa, bajos niveles de apoyo para la resolución de problemas, falta de definición de los objetivos de organización. b) Papel o rol en la organización Conflicto y ambigüedad en los roles (información inadecuada sobre las funciones y tareas del puesto o sobre la cadena de mando). Responsabilidad sobre la conducta del personal a su cargo y escasa autoridad o capacidad para tomar decisiones al respecto. c) Desarrollo de la carrera profesional Estancamiento o incertidumbre sobre la carrera profesional. Falta de reconocimiento o recompensa por un buen rendimiento laboral. Lenta o nula promoción o promoción demasiado rápida. Trabajo mal pagado. Precariedad laboral (inseguridad sobre el empleo o poca estabilidad de la posición). Bajo valor social del trabajo encomendado. d) Poderes de decisión y de control Baja participación en la planificación del trabajo y en la toma de decisiones. Falta de control sobre el trabajo o de satisfacción por el producto terminado fruto de su trabajo. No tener oportunidad de exponer las quejas. Posibilidad de que un pequeño error o una inatención momentáneos tengan consecuencias serias o incluso desastrosas. e) Relaciones interpersonales en el trabajo En el trabajo de grupo: Aislamiento social o físico. Mala compenetración o relación en los trabajos en equipo. Conflictos interpersonales: hostigamiento o acoso moral (mobbing), acoso sexual o violencia física. Falta de apoyo social. Verse expuesto a prejuicios en función de la edad, el sexo, la raza, el origen étnico o la religión. Adicción a drogas, tabaco y alcohol en el medio laboral. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 17 En la supervisión: Malas relaciones con los superiores o subordinados. Conflictos interpersonales: intimidación, hostigamiento o acoso moral (mobbing o bossing en este supuesto), acoso sexual, violencia física. Falta de apoyo social. En la relación con los clientes y usuarios: Conflictos y presiones con los usuarios o clientes del servicio. Falta de apoyo social. f) Interrelación con problemas familiares o sociales Relaciones conflictivas entre las demandas del trabajo y las del hogar familiar respecto al tiempo dedicado al trabajo y actividades de ocio. Bajo apoyo familiar. Problemas de doble carrera profesional. 2. CATEGORÍAS RELACIONADAS CON EL CONTENIDO DEL TRABAJO a) Equipos y ambiente laborales Problemas ligados a la fiabilidad, disponibilidad, adecuación y mantenimiento de los equipos e instalaciones en el lugar de trabajo dando lugar a condiciones de trabajo físico desagradables y peligrosas: iluminación y ruido (que dificultaría la comunicación y comprensión y distrae la atención y concentración), factores climáticos (excesivo calor, humedad, etc.), vibraciones (que son causa de fatiga y trastornos nerviosos), trabajo con sustancias tóxicas y peligrosas. b) Concepción de las tareas del puesto de trabajo Falta de variedad en las tareas y/o trabajo monótono. Ciclos de trabajo muy cortos. Trabajo fragmentado o inútil. Bajo uso de los conocimientos del trabajador. Alta incertidumbre sobre los resultados de las tareas del puesto. c) Carga y ritmo de trabajo Excesiva o muy reducida carga de trabajo. Falta de control o intenso control sobre el ritmo de trabajo. Altos niveles de presión sobre el tiempo de trabajo o tiempo inadecuado para completar el trabajo de modo satisfactorio para nosotros o los demás. d) Programación del trabajo Trabajo a turnos (especialmente el trabajo nocturno). Programas de trabajo inflexibles. La programación de los ciclos de trabajo y de reposo. Las interrupciones durante la jornada. Horas extraordinarias no deseadas y en exceso. Trabajo a destajo frente al salario por horas. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 18 El INSHT11 ofrece una clasificación de dichos riesgos en los siguientes bloques (a-g), que pueden agruparse en dos áreas de estudio12: 1. Riesgos centrados en la relación de la persona trabajadora con la tarea que ha de realizar en su puesto en trabajo: a. Carga mental o esfuerzo intelectual que ha de realizar la persona trabajadora para responder al conjunto de demandas de su puesto de trabajo: cronoestrés o presión del tiempo, tecnoestrés o presión ante el reto de utilizar las nuevas tecnologías, esfuerzos de atención, fatiga… b. Autonomía temporal o discreción concedida a la persona trabajadora para gestionar su secuencia de tiempo de trabajo y tiempo de descanso. c. Contenido del trabajo o variedad de contenidos de las tareas asignadas y las capacidades puestas en juego por la persona trabajadora durante el desempeño de las mismas. 2. Riesgos centrados en la relación entre la persona trabajadora y las demás personas de la organización d. Supervisión / participación o posibilidad de la persona trabajadora de dirigir su propia actividad. e. Definición del rol o información explícita e implícita que la organización facilita a la persona trabajadora sobre las características del puesto que ocupa y las tareas que desempeña. f. Interés de la organización por la persona trabajadora determinado por la inversión de recursos de formación, actualización, conciliación, dirigidos a dicha persona. g. Relaciones personales o toda interacción humana que se establece dentro del contexto de la organización. La mutua de seguros Asepeyo distingue tres categorías de riesgos psicosociales: 1. Aquellos relacionados con aspectos psicológicos: participación, motivación, liderazgo. 2. Aquellos relacionados con la organización del trabajo: ritmos, carga, autonomía. 3. Aquellos conducentes a una situación de estrés: burn-out, mobbing. (11) Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, Factores psicosociales: metodología de evaluación, Notas Técnicas de Prevención - NTP 443. (12) Sergio Climent, Apuntes técnicos en psicología relacional, cap. 5, www.higia.org GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 19 Cuatro son los grupos que se distinguen en el documento Método istas2113: 1. Exceso de exigencias psicológicas en el trabajo. 2. Falta de control sobre los contenidos y las condiciones de trabajo y sobre las posibilidades de desarrollo. 3. Falta de apoyo social, de calidad del liderazgo, de previsibilidad o de claridad del rol. 4. Escasas compensaciones del trabajo. Además, se cita la “doble presencia” como factor que también afecta a la salud, aunque ésta no se incluye dentro de los riesgos psicosociales propiamente dichos. La doble presencia es la situación que vive una persona que ha de compaginar las demandas de los ámbitos de trabajo doméstico y no doméstico, padeciéndola fundamentalmente las mujeres, por ser las que mayoritariamente asumen el trabajo doméstico a la par que están cada vez más presentes en el ámbito laboral. Las y los especialistas en maltrato psicológico coinciden en resaltar la abundancia de términos y conceptos que se manejan en este campo, y que se aplican al ámbito laboral en relación con los riesgos psicosociales, aunque no existe uniformidad ni coincidencia en su utilización. Entre los que se citan con mayor frecuencia cabe destacar: – el estrés laboral, que puede definirse como las “respuestas físicas y emocionales de la persona trabajadora cuando las exigencias del desempeño de su puesto o tarea, el entorno laboral y la organización del trabajo no se adaptan a la capacidad, los recursos y/o las necesidades de dicha persona”14; o también como “un modelo de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y de conducta a los aspectos adversos y dañinos del propio trabajo, la organización y el entorno laborales. Es un estado caracterizado por altos niveles de agitación y angustia y, a menudo, del sentimiento de no saber sobrellevarlo”15. – el mobbing en el trabajo, psicoterror laboral o acoso laboral, tipificado como “el continuo y deliberado maltrato verbal y modal que recibe una persona trabajadora por parte de otra u otras, que se comportan con ella cruelmente (13) Método ISTAS21, Cuestionario Psicosocial de Copenhague (COPsoQ), Adaptación al Estado español, Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud, 2003. (14) Traducido de Draft code of practice on violence and stress at work in services: A threat to productivity and decent work, op. cit.. Obsérvese que este mismo documento distingue entre estrés positivo (el normal y necesario para realizar el trabajo de forma satisfactoria) y estrés negativo (un estrés intenso, continuo o prolongado que puede conducir a enfermedades físicas o trastornos psicológicos). (15) Anna Diamantopoulou, Europa bajo los efectos del estrés, Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, Revistas, nº 5, 2003. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 20 con vistas a lograr su aniquilación o destrucción psicológica y a obtener su salida de la organización a través de diferentes procedimientos”16; en el ámbito laboral, alguna autoras y autores lo asimilan en aquello que corresponde al acoso psicológico o al acoso moral. El mobbing es, de los NRL, el que más literatura especializada y conocimiento ha generado, entre otras cosas porque, según los estudios de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo realizados en el año 2000, “alrededor del 9% de la población activa de la UE había sufrido intimidación o acoso en su puesto de trabajo durante los doce meses anteriores”17. – el bullying o intimidación, también llamado a veces “violencia horizontal”, consiste en el maltrato físico reiterado o persistente de la víctima por parte de una persona más fuerte, en el lugar de trabajo o en relación con éste, que hiere, humilla, ofende o intimida a la víctima. A veces también se utilizar como sinónimo de mobbing en referencia a la violencia psicológica, la intimidación y la persecución. El término se utiliza ampliamente en el ámbito escolar. – el acoso sexual o “conducta de naturaleza sexual y otros comportamientos basados en el sexo que afectan a la dignidad de la mujer y del hombre en el trabajo. Puede incluir comportamientos físicos, verbales o no verbales indeseados. […] La principal característica del acoso sexual es que es indeseado por parte de la persona objeto del mismo, y corresponde a cada individuo determinar el comportamiento que le resulta aceptable y el que le resulta ofensivo. La atención sexual se convierte en acoso sexual si continúa una vez que la persona objeto de la misma ha indicado claramente que la considera ofensiva, si bien un único incidente e acoso puede constituir acoso sexual si es lo suficientemente grave. Lo que distingue el acoso sexual del comportamiento amistoso es que el primero es indeseado y el segundo aceptado y mutuo”18. – el burn-out, “queme” o “síndrome del quemado”: tipo o variante del estrés laboral que aparece en profesiones vocacionales donde hay una amplia implicación entre el sujeto que presta el trabajo y el sujeto receptor del mismo, existiendo entre ambos una relación de ayuda o servicio, y que tiene como síntomas el agotamiento emocional, la despersonalización y la baja realización personal. (16) Adaptado de Mobbing. Cómo sobrevivir al acoso psicológico en el trabajo, Iñaki Piñuel y Zabala, Ed. Sal Terrae, Santander, 2001. (17) Informe Anual 2003, Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo, Dublín, 2004. (18) Código de conducta sobre medidas para combatir el acoso sexual, Resolución del Consejo de Ministros de 20 de mayo de 1990, relativa a la protección de la dignidad de la mujer y del hombre en el trabajo (90/C167/02). GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 21 2. MARCO NORMATIVO Y POLÍTICO BÁSICO En materia de Nuevos Riesgos Laborales, no existen referencias jurídico-normativas concretas ni explícitas de ningún tipo. El Art. 4, 7º) d) de la Ley 31/1995 de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, publicada en el BOE nº 269 de 10 de noviembre de 1995, incluye como “condición de trabajo” susceptible de tener una influencia significativa en la generación de riesgos para la seguridad y la salud del trabajador: “Todas aquellas otras características del trabajo, incluidas las relativas a su organización y ordenación, que influyan en la magnitud de los riesgos a que esté expuesto el trabajador”. Por consiguiente, el marco normativo básico de los NRL es el correspondiente a los Riesgos Laborales. Nos centraremos, en el ámbito nacional, en la Ley antes citada y en la ley del Estatuto de los Trabajadores; y en el ámbito comunitario, en la nueva Estrategia Comunitaria de Salud y Seguridad 2002-2006, recogida en la Comunicación COM(2002) 118 de la Comisión. Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL) La LPRL responde al mandato constitucional de “desarrollar una política de protección de la salud de los trabajadores mediante la prevención de los riesgos de su trabajo” (Constitución española, Art. 40.2), a la transposición al derecho español de las directivas comunitarias relativas a salud y seguridad en el trabajo y al cumplimiento de los compromisos contraídos por el Estado español con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a partir de la ratificación del Convenio 155 sobre seguridad y salud de los trabajadores y medio ambiente de trabajo. El objeto de la ley es “promover la seguridad y la salud de los trabajadores mediante la aplicación de medidas y el desarrollo de las actividades necesarias para la prevención de riesgos derivados del trabajo”, regulando para ello “las actuaciones a desarrollar por las Administraciones Públicas, así como por los empresarios, los trabajadores y sus respectivas organizaciones representativas” (Art. 2). Su ámbito de aplicación “incluye tanto a los trabajadores vinculados por una relación laboral en sentido estricto, como al personal civil con relación de carácter administrativo o estatutario al servicio de las Administraciones Públicas, así como a los socios trabajadores o de trabajo de distintos tipos de cooperativas, sin más exclusiones que las correspondientes, en el ámbito de la función pública, a determinadas actividades de policía, seguridad, resguardo aduanero, peritaje forense y protección civil…” (Exposición de motivos, 3). La ley define conceptos como “prevención”, “riesgo laboral”, “daños derivados del trabajo”, “riesgo laboral grave e inminente” y “condición de trabajo” (Art. 4), algunos de los cuales ya se han recogido en la presente guía. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 23 La política en materia de prevención de riesgos para proteger la seguridad y la salud en el trabajo queda recogida en el Capítulo II, que fija los objetivos de dicha política de promover la mejora de las condiciones de trabajo para “elevar el nivel de protección de la seguridad y la salud de los trabajadores en el trabajo” y ordena la actuación de las diversas Administraciones Públicas con competencias en esta materia, como “la participación de empresarios y trabajadores, a través de las organizaciones empresariales y sindicales más representativas, en la planificación, programación, organización y control de la gestión relacionada con la mejora de las condiciones de trabajo y la protección de la seguridad y la salud de los trabajadores en el trabajo…” (Art. 12). El Capítulo III sobre derechos y obligaciones establece el derecho de los trabajadores a una “protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo” (Art. 14.1), las obligaciones de los trabajadores en materia de prevención de riesgos (Art. 29) y las responsabilidades del empresario (Art. 14.2 modificado por la Ley 54/2003 de reforma del marco normativo de la prevención de riesgos laborales, BOE nº 288 de 13 de diciembre de 2003), que incluyen “la integración de la actividad preventiva en la empresa y la adopción de cuantas medidas sean necesarias para la protección de la seguridad y la salud de los trabajadores”. El capítulo recoge asimismo las distintas especialidades en materia de prevención de riesgos laborales, correspondientes a evaluación de riesgos (Art. 16), equipos de trabajo y medios de protección (Art. 17), información, consulta y participación de los trabajadores (Art. 18), formación de los trabajadores (Art. 19), medidas de emergencia (Art. 20), riesgo grave e inminente (Art. 21), vigilancia de la salud (Art. 22), documentación y coordinación de actividades empresariales (Arts. 23-24), protección de trabajadores especialmente sensibles a determinados riesgos (Art. 25), de la maternidad (Art. 26, modificado por la Ley 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras), de menores (Art. 27) y protección de trabajadores con relaciones de trabajo temporales, de duración determinada y empresas de trabajo temporal (Art. 28). El Capítulo IV ordena un “instrumento fundamental de la acción preventiva en la empresa” que obliga a estructurar dicha acción “a través de la actuación de uno o varios trabajadores de la empresa específicamente designados para ello, de la constitución de un Servicio de Prevención o del recurso a un Servicio de Prevención ajeno a la empresa” (Exposición de motivos, 5). El Capítulo V regula la consulta y participación de los trabajadores en materia de seguridad y salud en el trabajo y define la figura del Delegado de Prevención, “representantes de los trabajadores con funciones específicas en materia de prevención de riesgos en el trabajo” (Art. 35) y sus competencias y facultades (Art. 36), así como el Comité de Seguridad y salud, como “órgano paritario y colegiado de participación destinado a la consulta regular y periódica de las actuaciones de la empresa en materia de prevención de riesgos” (Art. 38) y sus competencias y facultades (Art. 39). GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 24 El Capítulo VI está dedicado a las obligaciones de los fabricantes, importadores y suministradores de maquinaria, equipos, productos y útiles de trabajo y el Capítulo VII regula las responsabilidades y sanciones que deben garantizar el cumplimiento de la Ley, incluida la tipificación de las infracciones y el régimen sancionador correspondiente. Por otra parte, el Reglamento de los Servicios de Prevención (RD 39/1997 de 17 de enero) desarrolla los aspectos relacionados con la planificación de la actividad preventiva (Arts. 8 y 9) y la evaluación de los riesgos laborales (Arts. 3 a 7). Cabe señalar que dicho RD, en su Exposición de motivos, señala que “En relación con las capacidades o aptitudes necesarias para el desarrollo de la actividad preventiva, la presente disposición parte de la necesaria adecuación entre la formación requerida y las funciones a desarrollar, estableciendo la formación mínima necesaria para el desempeño de las funciones propias de la actividad preventiva, que se agrupan en tres niveles: básico, intermedio y superior, en el último de los cuales se incluyen las especialidades y disciplinas preventivas de medicina del trabajo, seguridad en el trabajo, higiene industrial y ergonomía y psicosociología aplicada”. Subrayamos el interés de estas cuatro áreas de control preventivo, particularmente las de ergonomía y psicosociología aplicada (esta última entendida como el estudio de la interacción permanente y dinámica entre la persona trabajadora y sus características de personalidad, y el entorno laboral en el que desarrolla sus funciones), en relación con la prevención de los NRL. Estatuto de los Trabajadores A continuación se enumeran algunos artículos del Estatuto de los Trabajadores que contienen disposiciones relacionadas con la materia que nos ocupa: Art. 4.2.a: Derecho a la ocupación efectiva. Art. 4.2.d: Derecho de los trabajadores a su integridad física. Art. 4.2.e: Derecho al respeto a la intimidad y frente al acoso. Art. 18: Inviolabilidad de la persona del trabajador y de sus efectos personales. Art. 20.3: Dirección y control de la actividad laboral. Art. 36.5: Trabajo nocturno, trabajos a turnos y ritmos de trabajo. Art. 39.3: Movilidad funcional. Art. 41: Modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo. Art. 54.2 g) Considera causa de despido disciplinario “el acoso por razón de origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual al empresario o a las personas ue trabajan en la empresa”. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 25 Estrategia Comunitaria de Salud y Seguridad (2002-2006) La Comunicación COM(2002) 118 de 11.03.2002 de la Comisión sobre Cómo adaptarse a los cambios en la sociedad y en el mundo del trabajo: una nueva estrategia comunitaria de salud y seguridad (2002-2006) parte del reconocimiento de que “la salud y la seguridad en el trabajo constituyen hoy en día uno de los ámbitos más densos e importantes de la política social de la Unión” y define una estrategia comunitaaqueria de salud y seguridad basada en cinco puntos. (Destacamos con el símbolo llos aspectos de la estrategia que denotan una preocupación o un interés por abordar los NRL y/o las cuestiones de género). l 1. Promover un enfoque global del bienestar en el trabajo, con los siguientes objetivos: 1.1. Reducir el número de accidentes y enfermedades profesionales. 1.2. Integrar la dimensión de igualdad entre hombres y mujeres en la evaluación del riesgo, las medidas preventivas y los mecanismos de indemnización, de forma que se tengan en cuenta las particularidades de las mujeres por lo que respecta a la salud y la seguridad en el trabajo. 1.3. Prevenir los riesgos sociales (el estrés, el acoso en el trabajo, la depresión, la ansiedad y los riesgos asociados a la dependencia del alcohol, las drogas o los medicamentos). 1.4. Reforzar la prevención de las enfermedades profesionales. 1.5. Tomar en consideración la evolución demográfica y su incidencia en cuanto a riesgos, accidentes y enfermedades. 1.6. Tener en cuenta los cambios en las formas de empleo, las modalidades de organización del trabajo y la jornada laboral. 1.7. Tomar en consideración el tamaño de las empresas, beneficiándose las PYME y las microempresas, así como los trabajadores autónomos o los familiares no asalariados que ayudan en las tareas de medida específicas en los programas de información, sensibilización y prevención de riesgos. 1.8. Analizar los riesgos nuevos o emergentes, especialmente aquellos asociados a la interacción de agentes químicos, físicos y biológicos, así como al entorno de trabajo en su conjunto (riesgos ergonómicos, psicológicos y sociales). 2. Reforzar la cultura de prevención. 2.1. Educación, sensibilización, anticipación: mejorar el conocimiento de los riesgos. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 26 2.2. Una mejor aplicación de la normativa vigente (recomendando en particular que “los servicios de prevención deben ser auténticamente multidisciplinares, incluyendo los riesgos sociales y psicológicos, e integrar la dimensión de la igualdad entre hombres y mujeres). 3. Combinar instrumentos y constituir asociaciones de cooperación. 3.1. Adaptar el marco jurídico e institucional. 3.1.1.1. Adaptando permanentemente las directivas vigentes a la evolución de los conocimientos científicos, el progreso técnico y el mundo del trabajo. 3.1.1.2. Integrando los nuevos riesgos, en particular los trastornos y las enfermedades psicosociales, como las diversas formas de acoso psicológico y de violencia en el trabajo. 3.1.1.3. Racionalizando el marco jurídico. 3.1.1.4. Racionalizando las instancias comunitarias para facilitar la cooperación entre la Comisión y las administraciones de los Estados miembros. 3.2. Promover nuevas vías de progreso, a través de: 3.2.1.1.La evaluación comparativa y la identificación de ejemplos de mejores prácticas. 3.2.1.2. La conclusión de acuerdos voluntarios por parte de los interlocutores sociales (“Sería conveniente que las distintas instancias del diálogo social abordaran algunos de los nuevos riesgos, en particular el estrés, cuyo carácter multiforme – sobre todo en razón de la amplia variedad de patologías en que puede presentarse – justifica plenamente un planteamiento de estas características, que implique a los interlocutores sociales”). 3.2.1.3. La responsabilidad social de las empresas. 3.2.1.4. Los incentivos económicos en forma de primas de seguros en función de las tasas de accidentes. 3.3. Promover la integración de la salud y la seguridad en el trabajo en las demás políticas comunitarias. 4. Preparar la ampliación. 5. Intensificar la cooperación internacional. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 27 3. MARCO TEÓRICO DE LA PREVENCIÓN DE LOS NRL CON ENFOQUE DE GÉNERO “Las diferencias entre géneros en las condiciones de trabajo tienen una gran repercusión sobre las diferencias entre géneros en cuanto a salud laboral. La investigación y toda intervención deberán tener en cuenta los verdaderos trabajos que ejercen hombres y mujeres y las diferencias en la exposición y las condiciones de trabajo”. Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo Gender issues in safety and health at work – A review19 3.1. UNOS DATOS REVELADORES Los datos existentes sobre exposición a alguna de las situaciones consideradas como NRL son reveladores de la envergadura del problema, aunque la mayoría de ellos se refieren básicamente a violencia y acoso en sus distintas formas, y no existe información suficiente sobre cómo afectan de forma diferenciada a mujeres y hombres – pero sí una creciente conciencia de ello, como veremos en el punto siguiente. El Informe anual 2003 de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo confirma en gran medida las observaciones de que los abusos psicológicos en el trabajo tienden a aumentar en toda la UE, con las mujeres, los jóvenes y las personas con empleos precarios como grupos especialmente vulnerables. El informe pone de manifiesto los ingentes costes – en el plano individual, organizativo y societario – asociados a la violencia y el acoso en el trabajo y explica por qué hace falta mayor decisión en el tratamiento del problema. (19) “Las cuestiones de género en relación con la seguridad y la salud en el trabajo – Resumen de un informe de la agencia”, documento disponible en: http://agency.oscha.eu.int/publitacions/reports/209/3n/index.htm. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 29 Principales conclusiones del informe Casi un trabajador de cada diez afirma haber sufrido intimidación en su puesto de trabajo. Más del 7% de los trabajadores de la UE conocen la existencia de violencia física en su lugar de trabajo y un 2% declaran haberla sufrido en sus carnes. Las mujeres son más vulnerables a la violencia y el acoso en el trabajo que los hombres y tienden a emplearse más a menudo en sectores de «alto riesgo», como la educación, la salud, la hostelería y la restauración y los servicios sociales públicos. Algunas consecuencias negativas que tiene el acoso en el trabajo en el ámbito económico y de la productividad son el incremento del absentismo, los problemas de salud, la jubilación anticipada, una elevada rotación del personal, la subida de las cotizaciones sociales y el deterioro de imagen de la empresa. Las estimaciones de los costes financieros para las empresas como consecuencia del acoso en el trabajo son variables. Un estudio sueco señala que cada persona perseguida cuesta a su empresa del orden de 30.000 a 100.000 euros anuales. 3.2. UNA CONCIENCIA CRECIENTE DE LA “PERTINENCIA CON RESPECTO AL GÉNERO” DE LOS (NUEVOS) RIESGOS LABORALES En la medida en que los riesgos laborales afectan de forma diferenciada a hombres y mujeres, se dice que son “pertinentes con respecto al género”. Al parecer, existe una creciente conciencia, al menos en el ámbito europeo, de dicha pertinencia. Así, en el informe de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo titulado “Las cuestiones de género en relación con la seguridad y la salud en el trabajo”20, se afirma que “Existen diferencias sustanciales en la vida laboral de mujeres y hombres, lo que afecta a su seguridad y salud en el trabajo”. Aunque dicho informe no alude específicamente a los nuevos riesgos laborales, recogemos aquí las principales conclusiones del informe, puesto que se hacen extensibles a éstos. Es más, por las características de los NRL, particularmente de los riesgos psicosociales, se refuerza la relación entre las cuestiones de género y la exposición al riesgo, como veremos en el punto siguiente. (20) Véase nota 19, así como un resumen del informe en la hoja informativa Facts nº 42 de la Agencia sobre “Las cuestiones de género en relación con la seguridad y la salud en el trabajo” (http://agency.oscha.eu.int/publitacions/factsheets/). Véase igualmente la hoja informativa Facts nº 43 sobre “La inclusión de las cuestiones de género en la evaluación de riesgos”. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 30 Principales conclusiones del informe Son necesarios esfuerzos continuados para mejorar las condiciones de trabajo tanto de hombres como de mujeres. Las diferencias entre géneros en las condiciones de trabajo tienen una gran repercusión sobre las diferencias entre géneros en cuanto a salud laboral. La investigación y toda intervención deberán tener en cuenta los verdaderos trabajos que ejercen hombres y mujeres y las diferencias en la exposición y las condiciones de trabajo. Podemos mejorar la investigación y el seguimiento incluyendo sistemáticamente la dimensión del género en la recogida de datos, adaptándolo al número de horas trabajadas (las mujeres suelen trabajar menos que los hombres) y basando la evaluación de la exposición en el trabajo verdaderamente realizado. Los métodos epidemiológicos habrán de ser evaluados para tener en cuenta cualquier desviación de género. Los indicadores sobre sistemas de vigilancia, tales como informes y encuestas de alcance nacional sobre accidentes, deberán cubrir los riesgos ocupacionales para la mujer. Se han infravalorado y descuidado los riesgos laborales para la seguridad y la salud de las mujeres en comparación con la de los hombres, tanto en lo que respecta a la investigación como en la prevención. Este desequilibrio debería ser objeto de actividades de investigación, toma de conciencia y prevención. La adopción de un enfoque de géneros neutral en las estrategias y la legislación ha llevado a disminuir la atención y los recursos dirigidos a los riesgos laborales para las mujeres y su prevención. Las directivas europeas en materia de salud y seguridad no abarcan a los empleados del hogar, que son fundamentalmente mujeres. Las mujeres que ejercen una ocupación informal, por ejemplo viudas o mujeres de empresarios agrícolas, no siempre están contempladas por la legislación. Las evaluaciones de la repercusión sobre los géneros deberán efectuarse a partir de las directivas, normalización y acuerdos de compensación existentes y futuros en materia de salud y seguridad en el trabajo. Basándose en el conocimiento actual sobre la prevención y la integración del género en la SST, las directivas existentes podrían ponerse en práctica de una forma más sensible al género, pese a la necesidad de evaluaciones del impacto sobre los géneros y de atención a los déficit de conocimiento. Las intervenciones sensibles al género deberán adoptar un enfoque participativo, en el que tomen parte los trabajadores afectados y basado en un examen de las situaciones reales de trabajo. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 31 La mejora de la seguridad y la salud en el trabajo de las mujeres no puede contemplarse separadamente de aspectos más amplios relativos a la discriminación en el trabajo y en la sociedad. Las medidas en pro de la igualdad en el empleo deberían incluir la SST. Las actividades destinadas a integrar la seguridad y salud laborales en otros ámbitos estratégicos, como son la salud pública o las iniciativas de responsabilidad social de la empresa, deberían tener en cuenta el género. Las mujeres no están lo bastante representadas en la toma de decisiones relativas a la seguridad y salud en el trabajo en todos los niveles. Deberían involucrarse más directamente, y las opiniones, experiencias, conocimientos y capacidades de las mujeres deberían reflejarse a la hora de formular y poner en práctica las estrategias de SST. Hay ejemplos concluidos con éxito en los que se ha incluido o seleccionado como objetivo el género en los enfoques de investigaciones, intervenciones, consulta y toma de decisiones, instrumentos y medidas. Deberán compartirse las experiencias y recursos existentes. Mientras que las tendencias generales en las condiciones de trabajo y la situación de las mujeres son similares en todos los Estados miembros y países candidatos, también existen diferencias por países dentro de estas tendencias generales. Cada país tendrá que examinar sus circunstancias particulares con respecto al género y la SST a fin de adoptar las medidas apropiadas. Si se adoptase un enfoque holístico ante la SST, incluido el interfaz de relación entre el trabajo y la vida y aspectos más amplios de la organización del trabajo y el empleo, mejorarían la prevención de riesgos laborales, lo que beneficiaría tanto a las mujeres como a los hombres. Las mujeres no constituyen un grupo homogéneo y no todas ellas trabajan en empleos tradicionalmente “femeninos”. Lo mismo se aplica a los hombres. Un enfoque holístico ha de tener en cuenta la diversidad. Las medidas destinadas a mejorar el equilibrio entre el trabajo y la vida privada deben tener en cuenta los horarios de trabajo de las mujeres y los hombres, y estar diseñados para resultar atractivos a ambos. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 32 3.3. AHONDANDO EN LA APLICACIÓN DEL ENFOQUE DE GÉNERO A LA PREVENCIÓN DE LOS NRL El desarrollo de la sociedad y de las ciencias en todos sus campos ha producido nuevas realidades que requieren ser vistas y analizadas desde nuevos enfoques y planteamientos y con nuevas herramientas. Plantear la prevención de los nuevos riesgos laborales desde la perspectiva de género constituye, como hemos visto, una vía escasamente explorada que abre paso a nuevas formas de abordar una problemática creciente y una actividad necesaria en las empresas. Comprobada la pertinencia de los NRL con respecto al género, veamos ahora por qué consideramos que su prevención debe plantearse desde el enfoque de género. En los NRL, y particularmente en los riesgos psicosociales, intervienen entre otros – como el entorno, la organización, el espacio, el tiempo, etc. – tres componentes fundamentales que, analizados desde la perspectiva de género, dan lugar a un planteamiento distinto: la subjetividad, la identidad y las relaciones humanas. En la lógica patriarcal, subjetividad, identidad y relaciones humanas están definidas por su naturalización, lo que las hace inamovibles. Dado que las tres intervienen en las dinámicas y en las relaciones laborales, resulta difícil aplicar con éxito soluciones que tal vez remedien o prevengan las manifestaciones de una determinada situación de riesgo, pero no la resuelven, puesto que la abordan desde sus síntomas pero no acuden a sus orígenes ni a sus causas, que son estructurales. El análisis de género desmenuza las características y los contenidos de la subjetividad, cómo ésta se expresa y se concreta en cada mujer y en cada hombre. Estudia cómo cada quien incorpora, asimila y reproduce su cosmovisión del mundo; cómo se integran los valores, las normas, los símbolos, los mandatos y las expectativas sociales; qué oportunidades y posibilidades se adjudican a cada género y cuál es el “deber ser” de cada persona individualmente y vinculada a su identidad genérica. Además, describe claramente qué conflictos se producen entre el ser, el deber ser, el querer ser y el poder ser, y qué alternativas pueden plantearse. Por otra parte, desentraña las características y los contenidos de la identidad de género patriarcal, permitiendo visualizar y evidenciar los roles y estereotipos asignados a cada uno de los sexos, y cómo éstos son aprendidos e interiorizados por mujeres y hombres y cómo se reproducen, transforman, legitiman y perpetúan, siempre con el objetivo de mantener un orden disimétrico, desigual, inequitativo e injusto que otorga privilegios a una parte en detrimento y discriminación de otra. Finalmente, el análisis de género evidencia que las relaciones humanas son, todas ellas, relaciones de poder, en un sistema donde el poder es poder-dominación; por ello, todas las relaciones están atravesadas por esta premisa del poder-dominación. En GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 33 el orden patriarcal sólo existen dos posiciones: arriba o abajo, para todo tipo de relaciones, desde las más íntimas a las más públicas; y esta distribución del lugar y la posición está claramente asignada de antemano. Una parte de la humanidad, los varones, por su condición de género, están en posición de superioridad, frente a la otra parte de la humanidad, las mujeres, que por su condición de género están en posición de subordinación. Esta forma del poder-dominación no se da sólo respecto a los géneros, sino también en otras categorías de diferenciación de los seres humanos – como la raza, la etnia, la edad, la clase social, etc. – donde siempre hay una parte que es dominante y otra que es dominada. Hasta la modernidad, esta premisa fue asumida como “natural” por todas las partes, generando múltiples conflictos y cuestionamientos que han llevado a transformaciones formales pero no estructurales, a través de las diferentes revoluciones sociales e individuales que se han producido en el transcurso de la historia. Pero el gran reto de la humanidad es romper con esta lógica que sólo beneficia a una parte y que tiene muchas repercusiones negativas a todos los niveles y para todas las partes. Esto no es ajeno a las relaciones laborales, donde la jerarquía forma parte de la norma. Por todo ello, cambiando la subjetividad, la identidad y las relaciones de poderdominación establecidas en el orden patriarcal por unas nuevas subjetividades e identidades y el desarrollo de poderes (entendidos como posibilidad, capacidad, etc.) individuales, colectivos y sociales, se entraría en otras dinámicas en las que no caben ni las agresiones, ni el acoso, ni el hostigamiento, ni la violencia: todas estas manifestaciones quedarían erradicadas. Llegar a este umbral es un objetivo complejo y lejano. No obstante, son muchas las medidas que se pueden tomar para ir avanzando hacia él y así evitar o disminuir las situaciones de riesgo en el trabajo. En los dos capítulos siguientes se ofrecen algunas claves para iniciar este proceso en el ámbito de las empresas, especialmente de las PYMES. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 34 4. DEFINICIÓN DE UN CÓDIGO ÉTICO DE RELACIONES LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO En toda empresa, cualquiera que sea su tamaño, y en toda relación laboral, es necesario establecer principios o valores, reglas o normas, que permitan a cada quien saber cuáles son los objetivos, las premisas y los métodos que se consideran adecuados y que quedan establecidos para conocimiento y uso de todo el mundo. El código ético de una empresa es un conjunto de principios y reglas de conducta para regular las relaciones humanas y los actos de las personas dentro de la misma, y cumple precisamente esta función. Dicho código se basa en una determinada ética. Según Juan Cruz Cruz: “La ética en general estudia los actos humanos (voluntarios, libres, advertidos) que, dirigidos a fines o valores, siguen determinadas normas. La ética se pregunta qué tipo de fines o valores se proponen los hombres y qué reglas generales utilizan para ello.”21 Podemos partir de esta o de otras muchas definiciones generales del concepto de ética. La mayoría de ellas, esta incluida, carecen de enfoque de género. Veamos en qué basamos esta afirmación: de entrada, el uso del lenguaje con términos genéricos universales (humanos, hombres) oculta e invisibiliza, conscientemente o no, a una parte de la humanidad a la que no nombra, las mujeres; la mayoría de las veces dichos términos, en lugar de ser incluyentes por definición, son totalmente excluyentes en su práctica y resultado. Pero sobre todo, desde la lógica patriarcal, los valores no son iguales para las mujeres y para los hombres, como tampoco lo son los derechos, obligaciones, mandatos sociales, etc. Mujeres y hombres hemos sido socializados de forma segregada, jerárquica y excluyente las unas de los otros. Por ello, es preciso que se tenga en cuenta la situación diferencial de partida de mujeres y hombres a la hora de establecer un código ético y que se revisen las normas y los valores contenidos en los códigos existentes de manera que contemplen todas las especificidades y sean incluyentes: no sirve cualquier código ni cualquier enfoque. Según el enfoque del que se parta, los procedimientos y los resultados serán diferentes. Desde el enfoque de género, no sirve ninguna ética o norma que de partida no sea incluyente. Además es necesario que la ética integre valores como la igualdad, la equidad, la equivalencia, la justicia, la democracia, el respeto, la diversidad, el desarrollo y la reciprocidad. Pero el análisis no puede detenerse en la mera formulación del valor o afir- (21) Juan Cruz Cruz, Valores éticos de la empresa, Cuadernos Empresa y Humanismo, nº 50, pp. 43-44. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 35 mación de la necesidad de respetarlo. Así por ejemplo, en el caso de la igualdad, no se trata de igualitarismo y de homogeneidad (“todos somos iguales…”), sino del respeto y del reconocimiento de todas las personas, de sus capacidades, potencialidades, conocimientos, destrezas, y también de sus ineficiencias como paso previo para resolverlas. Se trata pues de plantear unas reglas del juego que puedan ser asumidas por todas las partes, para que todo el mundo las respete. Tampoco deben plantearse códigos éticos cerrados, indefinidos e inamovibles, puesto que la realidad, las personas, las relaciones y la vida son cambiantes. Los valores, principios y reglas también tienen que ser temporales, flexibles, abiertos, recogiendo en cada momento los objetivos, las necesidades, los recursos y las posibilidades de las empresas y de las relaciones laborales. Frente a la problemática de los nuevos riesgos laborales es particularmente importante que las empresas cuenten con un código ético que plasme los principios y valores que rigen la actividad profesional y empresarial; se trata de un ejercicio que permitirá definir en qué se basa aquello que se quiere hacer y sobre qué premisas y pilares se sustenta. En la búsqueda de soluciones a la misma y de prevención de su grave incidencia, el enfoque de género constituye una valiosa herramienta de análisis y de intervención, que es importante tener en cuenta a la hora de definir los contenidos del código ético. La ausencia de reglas del juego, la no delimitación de reglas y normas, la falta o indefinición de objetivos y principios, el desconocimiento de los mismos por parte de todas las personas que participan en cualquier tipo de relación, especialmente las laborales, las profesionales, las empresariales, en cualquiera de sus múltiples variedades y formas, todo ello acarrea consecuencias negativas y desfavorables para las personas concretas, mujeres y hombres, para las empresas, para los (múltiples y variados) grupos humanos y, en definitiva, para la sociedad. La ausencia de un enfoque de género en el mismo, más allá de la exclusión e invisibilización que supone el uso de un lenguaje sexista, priva de una mirada más integradora, incluyente y amplia, capaz de eliminar las discriminaciones existentes desde la raíz. Por desgracia, en general no se suele pensar a priori que puedan llegar a producirse estas consecuencias negativas, y por ello no se previenen los riesgos y las personas no se preparan para poder abordar las situaciones que acarrean (también hay veces que no se quiere intervenir, con toda conciencia). Se presupone que todo el mundo lo sabe y lo conoce todo – a las otras personas y sus reacciones, las dinámicas de las organizaciones y empresas, las leyes y las normas sociales de funcionamiento, etc. – como en el mundo todo estuviera preestablecido (nada fuera cambiante ni dinámico): las personas, mujeres y hombres, homogéneas, uniformes, invariables; las relaciones, predefinidas y cosificadas… La realidad es muy otra: las personas, las relaciones y los elementos (las normas, los principios, los tiempos, los espacios, los valores, las reglas, los comportamientos…) están (estamos) en constante movimiento y cambio. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 36 Si este planteamiento lo aplicamos al mercado de trabajo y a las relaciones laborales y empresariales, la cuestión se agrava, produciéndose situaciones de abuso, de excesos, de tensión, de sobre-exigencia, de maltrato, de acoso, etc., de las que deriva un clima negativo, estrés laboral, enfermedades de origen psicosocial, absentismo laboral, descenso del rendimiento y la productividad, manifestaciones distintas de los nuevos riesgos laborales. Por ello consideramos importante que las relaciones laborales y profesionales sean desde un principio claras, explícitas, específicas y conocidas por todas y todos, para evitar problemas, pérdidas de todo tipo y elevados costes personales, económicos y sociales. Somos conscientes de que esta tarea puede parecer de cierta dificultad para las PYMES, pero quizás es importante hacer el esfuerzo de acometerla. Tiene diferentes utilidades, por ejemplo como ejercicio de definición de los valores y principios de cada empresa, permitiendo, un mayor conocimiento de ésta por parte de su propio personal (aunque no sea muy numeroso), de otras empresas, de sus clientes, de las administraciones e instituciones etc. Que la empresa disponga de un código ético, si lo difunde adecuadamente y es conocido por todas las personas implicadas, a buen seguro permitirá prevenir situaciones vinculadas a los NRL, así como contribuir a resolver las que se pudieran originar en este sentido. El enfoque de género – como mirada amplia y compleja de la realidad que “analiza las características que definen a mujeres y hombres […], sus posibilidades […], expectativas […], sus relaciones […]”, todo ello con la posibilidad de modificarlas para lograr el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las personas, limitadas y preestablecidas por el orden patriarcal – contempla como valores básicos la igualdad, la equidad y la justicia (la definición se recoge en el apartado de conceptos de género de esta guía). Proponemos un listado de valores que, partiendo de la inclusión, la equivalencia, el reconocimiento y la reciprocidad (entre otros muchos) permitan a las empresas y a las personas que las integran definir sus principios, objetivos, modos de hacer y relaciones. No es la intención ni está al alcance de la presente Guía ofrecer fórmulas concretas y cerradas; más bien pretendemos impulsar buenas prácticas proponiendo ideas y elementos para que cada empresa los organice y ajuste a sus necesidades y realidad. Para desarrollar el código ético, consideramos que seria conveniente plasmar los valores seleccionados a través de normas y reglas concretas, aplicables a los diferentes ámbitos de trabajo, relaciones y niveles de la organización; todo ello encaminado a prevenir situaciones problemáticas y tendentes a exponer a las personas a los NRL. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 37 ¿DE QUÉ VALORES HABLAMOS? Igualdad Equidad Respeto Paridad Reciprocidad Responsabilidad Reconocimiento Calidad Pactos Simetría Eficacia Eficiencia Consenso Esfuerzo Diferencia Responsabilidad Cuidado Diversidad Justicia Equivalencia Desarrollo Democracia Compromiso Autonomía Libertad… PROPUESTA PARA DESARROLLAR Y MATERIALIZAR LOS VALORES Se trata de consensuar normas que regulen: – La distribución de tareas y responsabilidades, atendiendo a las especificidades de las trabajadoras y los trabajadores, a las necesidades y objetivos de la empresa y de las empresarias y los empresarios. – La distribución de espacios y tiempos que tengan en cuenta las condiciones físicas mínimas y unos horarios que no produzcan daños en la salud de las personas trabajadoras, contando para ello con la participación de éstas. – Formas de resolución de conflictos vinculadas a la negociación y al pacto, como vía de solución beneficiosa y satisfactoria para todas las partes. – Las conductas y los comportamientos que se consideran adecuados y que todas las partes asumen, fomentando el sentido de pertenencia, la motivación y el bienestar en el trabajo. – Los derechos y deberes de todas las partes como base para que todas y todos conozcan los límites y las posibilidades y como forma de anticiparse a conflictos y situaciones desagradables que pueden acarrear consecuencias de mayor envergadura. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 38 5. PROPUESTA METODOLÓGICA PARA LAS BUENAS PRÁCTICAS EN MATERIA DE PREVENCIÓN DE NRL CON ENFOQUE DE GÉNERO En este capítulo pretendemos plantear una propuesta metodológica, en forma de claves para la intervención, que permita a las empresas – pequeñas, medianas y grandes – revisar o plantear, desde el enfoque de género, buenas prácticas en materia de prevención de aquellos NRL que puedan darse en su entorno. En el caso de las PYMES, cabe sugerir que, a través de sus asociaciones y federaciones empresariales o de la agrupación de varias de ellas, busquen fórmulas para aplicar y desarrollar conjuntamente tanto la normativa como otras actuaciones para la prevención de los NRL y, particularmente, para garantizar la aplicación del enfoque de género en todas sus intervenciones en esta materia. Dado que es difícil encontrar documentación sobre buenas prácticas experimentadas en materia de prevención de NRL, y mucho menos con enfoque de género, no ha sido posible ilustrar este apartado con ejemplos concretos que sirvan de orientación a quienes busquen referentes para abordar las problemáticas a las que puedan tener que enfrentarse. Por lo tanto, empezaremos apuntando en qué áreas se puede intervenir y con qué herramientas e instrumentos hacerlo desde el enfoque de género. A continuación plantearemos quiénes son los agentes implicados en la prevención de NRL con enfoque de género. Aunque los contenidos de la presente guía se orientan fundamentalmente a la prevención, evidentemente las lectoras y los lectores encontrarán claves que podrán orientarles en situaciones de conflicto ya existentes. CONOCER Identificación de los NRL – Conocer la terminología y la conceptualización de los NRL y de la teoría y el análisis de género. – Mantenerse informadas e informados sobre el desarrollo del conocimiento en estas materias a través de fuentes bibliográficas, jurídicas, judiciales, administrativas, empresariales, sindicales, de las mutuas, etc. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 39 Evaluación de los NRL – Cumplir la normativa (LPRL 31/1995, Art. 16 y Reglamento de Servicios de Prevención RD 39/1997) sobre evaluación de riesgos, “para estimar la magnitud de aquellos riesgos que no hayan podido evitarse, obteniendo la información necesaria para que el empresario esté en condiciones de tomar una decisión apropiada sobre la necesidad de adoptar medidas preventivas y, en tal caso, sobre el tipo de medidas que deben adoptarse”. – Atender especialmente al ámbito de control preventivo de la Psicosociología Aplicada, para evaluar la calidad de las relaciones interpersonales y detectar situaciones de riesgos psicosociales. – En particular: · · · · Identificar situaciones laborales y puestos de trabajo más susceptibles de estar expuestos a alguno de los NRL, atendiendo a las especificidades de trabajadoras y trabajadores. Tener en cuenta los factores de riesgo que pueden existir para mujeres y hombres, grupos, lugares de trabajo, empresas y entidades. Atender a señales y síntomas que indiquen exposición a alguno de los NRL. Registrar todas las situaciones de exposición a NRL segregando la información por sexos, es decir identificando el sexo de las personas que intervienen en la situación. CÓMO IDENTIFICAR Y EVALUAR Datos desagregados por sexo Si ya es escaso el conocimiento de las estadísticas sobre NRL en la realidad de las empresas, lo es mucho más en lo que se refiere a cómo las situaciones afectan a mujeres y hombres de forma diferenciada, lo cual dificulta la planificación y la intervención para corregir y eliminar dichas situaciones. Por ello, es preciso exigir a las administraciones y entidades dedicadas a generar información que produzcan datos desagregados por sexo en todos los niveles, así como producir y facilitar información con este nivel de desagregación. Cuestionarios y protocolos diseñados con enfoque de género En relación con algunos de los NRL, particularmente de los riesgos psicosociales y del mobbing, se han desarrollado diferentes cuestionarios y protocolos para la (auto)evaluación de los mismos. La mayoría de ellos están diseñados sin preocupación por no utilizar un lenguaje sexista y sin contemplar las especificidades de género vinculadas a estas situaciones de riesgo. En el Anexo I, incluimos: GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 40 · · Un ejemplo de cuestionario de evaluación en el que se ha hecho el esfuerzo de incorporar algunos elementos de género. Un ejemplo de cómo adaptar un protocolo para la prevención anti-mobbing incorporándole la perspectiva de género. Bibliografía y documentación, investigación y análisis Cabe sugerir que las empresas recaben material bibliográfico sobre esta temática, lo pongan a disposición de su personal y promuevan directamente o a través de sus asociaciones o agrupaciones la producción de un mayor corpus de investigación sobre los NRL y la incorporación de la perspectiva de género. FUNDAMENTAR LA ACCIÓN Filosofía de la empresa: código ético con enfoque de género Como hemos dicho en el capítulo anterior, el código ético constituye un elemento fundamental de la estrategia de prevención de la empresa. Plantearlo o revisarlo desde el enfoque de género garantiza que aquellos elementos del mismo que incidan en la prevención de NRL lo hagan desde la perspectiva de género. CÓMO DESARROLLAR EL CÓDIGO ÉTICO Reglamento de funcionamiento de la empresa Conviene dotar a la empresa de un documento que desarrolle el código ético, plasmando sus valores en las relaciones, comportamientos y actitudes en relación con las tareas y funciones que han de desempeñarse, teniendo en cuenta las especificidades de mujeres y hombres y los aprendizajes de cada cual. ACTUAR El enfoque de género en la política de prevención y gestión de NRL de la empresa Tanto las empresarias y los empresarios como el personal de las empresas y sus representantes sindicales deben velar por que existan unas políticas y estrategias adecuadas para prevenir y gestionar los NRL en la empresa. Desde el planteamiento de esta guía, conviene que dicha política se diseñe, planifique y desarrolle con y desde el enfoque de género. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 41 CÓMO INTRODUCIR EL ENFOQUE DE GÉNERO A través de planes y programas concretos de prevención de NRL con enfoque de género que tengan en cuenta los contenidos, áreas de intervención y herramientas comentadas en esta guía. Aplicación de la normativa existente Crear o recurrir a servicios e instrumentos adaptados las características de cada empresa para aplicar la normativa. Revisión de la organización de la empresa y del trabajo · · · · · · · Planificación de los horarios, teniendo en cuenta además del rendimiento y la productividad, otros factores personales y familiares tendientes a la flexibilidad. Planificación, definición y reparto de tareas y responsabilidades. Adaptación de las tareas a las características y habilidades de las personas y a sus situaciones de partida, en particular en relación con la doble presencia. Mejora de la comunicación horizontal y vertical en la empresa. Incorporación de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en todos los niveles de la organización. Diseño de organigramas que fomenten la participación del personal y que promuevan el sentido de pertenencia. Propuesta de modelos de liderazgo y dirección democráticos y equitativos, que contemplen la diversidad. Mejora del entorno laboral · · Mejorar el entorno físico: ruido, iluminación, temperatura, humedad, ventilación, etc. Fomentar las relaciones entre el personal de la empresa fuera del ámbito laboral. Formación en NRL con enfoque de género · · · Formación en género e Igualdad de Oportunidades para empresarias/os y toda la plantilla, especialmente el personal de RRHH y responsables de prevención, así como para profesionales de servicios de prevención externos y mutuas. Formación en prevención de NRL con enfoque de genero, para empresarias/os, trabajadoras/es y personal de RRHH. Formación en liderazgo y dirección con enfoque de genero, para empresarias y empresarios. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 42 CÓMO DESARROLLAR LA FORMACIÓN A través de cursos, seminarios, charlas y talleres, impartidos con metodología activo-participativa como mecanismo de aprendizaje práctico que permite no sólo la asimilación de contenidos y conocimientos sino la experiencia y la vivencia de los mismos. Entrenamiento en habilidades sociales y autoestima de todo el personal El desarrollo equilibrado de habilidades y el fomento de la autoestima en todas las personas que constituyen los equipos humanos de las empresas es parte del capital individual de dichas personas y del capital humano de la empresa. Frente a los NRL, eliminan muchas posibilidades de exposición a los mismos porque ayudan a anticipar, manejar, resolver y superar los conflictos y las situaciones que los generan. El entrenamiento, refuerzo y fomento de dichas habilidades debe hacerse con especialistas que trabajen desde la perspectiva de género. · · · · · · · · Entrenamiento y refuerzo de habilidades de comunicación interpersonal y grupal. Entrenamiento y refuerzo de la asertividad. Entrenamiento y refuerzo de habilidades para la resolución de conflictos y la toma de decisiones. Entrenamiento y refuerzo habilidades y técnicas de negociación. Entrenamiento y refuerzo del liderazgo personal. Fomento de la autoestima. Fomento de la autonomía e independencia personal. Manejo de la tensión y el estrés. CÓMO ORGANIZAR EL ENTRENAMIENTO A través de talleres y grupos de autoayuda o mediante el apoyo de profesionales expertos en habilidades sociales, autoestima y género que, en cada caso, vinculen el aprendizaje a la realidad de la empresa y diseñen actuaciones individuales o colectivas que garanticen el desarrollo de las habilidades en el marco de la empresa con vistas a la prevención de los NRL. Promoción y refuerzo del empoderamiento Las personas con mayor grado de empoderamiento tienen más facilidad para posicionarse en las relaciones con los demás de forma sana, equilibrada, autónoma, equitativa y equivalente, reconociendo sus propios valores y los de los demás. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 43 Ello actúa como barrera ante potenciales situaciones de abuso por ambas partes y, por lo tanto, refuerza la prevención de NRL al reducir el riesgo personal de exposición a los mismos. CÓMO EMPODERARSE Mediante talleres de empoderamiento que permitan identificar qué recursos y poderes personales necesita desarrollar e incorporar cada persona. Seguimiento del enfoque de género en la prevención de NRL Como parte de la política de prevención, conviene que en la empresa se realice un seguimiento de la aplicación del enfoque de género en la misma. Para una política de prevención diseñada desde la perspectiva de género, el seguimiento de ésta es un encadenamiento lógico que permite generar información cuantitativa y cualitativa, así como modelos y procesos de intervención que constituyan buenas prácticas generalizables. CÓMO HACER SEGUIMIENTO · · · · · Para garantizar que en la política de prevención de NRL de la empresa se tiene en cuenta y aplica el enfoque de género, convendrá que la empresa cuente con una o varias personas especializadas o debidamente formadas en género e igualdad de oportunidades, internas o externas. En caso de utilizar la empresa un Servicio de Prevención externo, podrá requerir que las personas encargadas del mismo tengan formación y experiencia en género y apliquen esta perspectiva a la prevención de NRL. En caso de asumirse las funciones del servicio de prevención dentro de la propia empresa, la persona adscrita a esta función, ya sea la empresaria o el empresario, o la delegada o el delegado de personal asumiendo las funciones de prevención, deberá tener formación en género para poder realizar dicho seguimiento. En las empresas de más de 50 trabajadoras/es, se incluirá este perfil en el “Comité de Seguridad y Salud” previsto por la LPRL. En todos los casos, se podrá contemplar la figura de Agente de Igualdad como perfil profesional especializado en la aplicación y seguimiento del enfoque de género. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 44 6. BIBLIOGRAFÍA SOBRE GÉNERO de Beauvoir, Simone, El segundo sexo, Cátedra, Madrid, 1999, colección Feminismos, 2 vols. Cazés, Daniel, La perspectiva de género. Guía para diseñar, poner en marcha, dar seguimiento y evaluar proyectos de investigación y acciones públicas y civiles, CONAPO, México, reimpr. 2000, pp. 91-92. Lagarde, Marcela, Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas, México, UNAM, 1990, p. 165. Lagarde, Marcela, Género y feminismo. Desarrollo humano y democracia, Ed. Horas y horas, Madrid, 1996. Lamas, Marta, (compiladora), El género. La construcción cultural de la diferencia sexual, PUEG, México, 1996, Introducción, pp. 9-11. Simón, María Elena, Democracia vital, Narcea, Madrid, 2002. SOBRE PREVENCIÓN Boix, P, Hernández, F., Terol, J., Gómez, E., García, A.M., Un modelo para la gestión de la prevención de riesgos laborales en las empresas, Unión de Mutuas, Castellón, 2003. Bajo Albarracín, J.C., Gestión de la prevención de los riesgos laborales. Una visión empresarial, CEF, Madrid, 2001. Cuenca, R., et al., Introducción a la prevención de riesgos laborales de orden psicosocial, INSHT, Madrid, 2000. SOBRE NRL OIT, Draft code of practice on violence and stress at work in services: A threat to productivity and decent work, Informe para debate en la reunión de expertos para desarrollar un Código Práctico sobre violencia y estrés en el trabajo en el sector servicios: una amenaza para la productividad y un trabajo digno (8-15 de octubre de 2003), Ginebra. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 45 SOBRE MOBBING Y MALTRATO PSICOLÓGICO Fuertes Rocañín, José Carlos, ¡Mobbing! Acoso laboral… Psicoterrorismo en el trabajo, Arán Eds., Madrid, 2004. González de Rivera, José Luis, El maltrato psicológico. Cómo defenderse del mobbing y otras formas de acoso, Espasa Calpe, 2ª ed., 2003. Hirigoyen, Marie-France, El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana. Paidós, Barcelona, 1999. Hirigoyen, Marie-France, El acoso moral en el trabajo. Distinguir lo verdadero de lo falso. Paidós, Barcelona, 2001. López Cabarcos, Mª A., Vázquez Rodríguez, P., Mobbing. Cómo prevenir, identificar y solucionar el acoso psicológico en el trabajo, Pirámide, Madrid, 2003. Martos Rubio, Ana, ¡No puedo más! Las mil caras del maltrato psicológico, McGraw Hill, Madrid, 2004. Piñuel y Zabala, Iñaki, Mobbing. Cómo sobrevivir al acoso psicológico en el trabajo, Ed. Sal Terrae, Santander, 2001. Piñuel y Zabala, Iñaki, Mobbing. Manual de autoayuda. Claves para reconocer y superar el acoso psicológico en el trabajo, Santillana E.G. (Aguilar), Madrid, 2003. Rodríguez, Nora, Mobbing. Vencer el acoso moral, Ed. Planeta, Barcelona, 2003. VARIOS Brewer, Kristine C., Que no estalle la olla. Saque provecho del estrés, Fundación Confemetal Ed., Madrid, 2004. Flores Galaz, Mirta Margarita, Díaz-Loving, Rolando, Asertividad: una alternativa para el óptimo manejo de las relaciones interpersonales, Universidad Autónoma de Yucatán, México, 2002. Shelton, Nelda, Burton, Sharon, Haga oír su voz sin gritar. Asertividad, Fundación Confemetal Ed., Madrid, 2004. Witkin, Georgia, Manual de supervivencia para mujeres con estrés, Amat Ed., Barcelona, 2004. Witkin, Georgia, Manual de supervivencia para hombres con estrés, Amat Ed., Barcelona, 2004. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 46 7. GLOSARIO ABUSO Comportamiento que, partiendo de una conducta razonable, implica la utilización perversa de la fuerza física o psicológica, distinguiéndose: – Abuso verbal, incluidos los insultos y descalificaciones. – Lenguaje corporal agresivo que indique intimidación o desprecio. – Acoso, incluido el mobbing y el bullying, así como el acoso racial y sexual. ACCIÓN POSITIVA Actuaciones dirigidas a: – eliminar la discriminación socio-estructural, promoviendo la presencia o participación de los grupos discriminados. – favorecer el acceso de miembros de ciertas categorías de personas (mujeres) a los derechos que se les ha garantizado, en la misma medida que los miembros de otras categorías (hombres). ACOSO Cualquier acto, conducta, palabras o insinuaciones en el lugar de trabajo o en relación con el trabajo, indeseados para la víctima y que pueden considerarse discriminatorios, ofensivos, humillantes, intimidatorios o violentos, o invadir la privacidad de ésta. ACOSO MORAL M.F. Hirigoyen: “Procedimientos abusivos, palabras o sobreentendidos, gestos y miradas que, por su frecuencia y sistematización, afectan a la integridad psíquica o física de una persona”. ACOSO SEXUAL Conducta de naturaleza sexual y otros comportamientos basados en el sexo que afectan a la dignidad de la mujer y del hombre en el trabajo. Puede incluir comportamientos físicos, verbales o no verbales indeseados. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 47 BULLYING Maltrato físico reiterado o persistente de la víctima por parte de una persona más fuerte, en el lugar de trabajo o en relación con éste, que hiere, humilla, ofende o intimida a la víctima. A veces también se utilizar como sinónimo de mobbing en referencia a la violencia psicológica, la intimidación y la persecución. DISCRIMINACIÓN Cualquier distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en determinados criterios como la raza, el color, el sexo, la religión, la opinión política, la nacionalidad, el origen social u otros criterios que tenga por efecto anular o reducir la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo u ocupación. DOBLE PRESENCIA Situación que viven las personas que, asumiendo mayoritariamente el rol tradicional de cuidadoras en su entorno familiar, han de compaginarlo con su jornada laboral fuera del ámbito doméstico, respondiendo con ello a las demandas de los ámbitos de trabajo doméstico y no doméstico. Puede considerarse como uno de los principales riesgos específicos de género, dado que son las mujeres fundamentalmente las que asumen dicho rol y realizan el trabajo doméstico. La doble presencia afecta a la salud y al bienestar de las trabajadoras en la medida en que incrementa su carga de trabajo (doble o múltiple jornada) a la vez que dificulta su capacidad para responder adecuadamente a las exigencias de estos trabajos. ESTRÉS Presión, tensión o demanda ejercida sobre la capacidad de adaptación del cuerpo o de la mente. ESTRÉS LABORAL A. Diamantopouou: “Modelo de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y de conducta a los aspectos adversos y dañinos del propio trabajo, la organización y el entorno laborales. Es un estado caracterizado por altos niveles de agitación y angustia y, a menudo, del sentimiento de no saber sobrellevarlo”. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 48 GÉNERO M.E. Simón: Designación de lo que se considera propio de mujeres (femenino) o propio de varones (masculino). Se atribuye socioculturalmente como predesignación a unas y otros. No suele coincidir en el tiempo ni en las culturas y varía continuamente, pues se deriva del constructo ideológico, las costumbres y las condiciones económicas de cada sociedad. Las características que conforman el género se aprenden y, por tanto, se pueden educar, pues son mandatos sociales y no inscritos en la naturaleza. MOBBING INSHT: “Ejercicio de violencia psicológica externa que se realiza en el ámbito laboral por una o más personas sobre otra, respecto de la que existe una relación asimétrica de poder”. M.F. Hirigoyen: “Cualquier manifestación de una conducta abusiva y, especialmente, los comportamientos, palabras, gestos, actos y escritos que pueden atentar contra la personalidad, la dignidad o la integridad psíquica o física de un individuo, o que pueden poner en peligro su empleo o degradar el clima de trabajo”. NUEVOS RIESGOS LABORALES Riesgos laborales que han aparecido a consecuencia los cambios producidos en el mercado de trabajo, la nueva estructura, formas y organización del trabajo, los cambios que experimentan las empresas y la sociedad en su conjunto, especialmente aquellos asociados a la interacción de agentes químicos, físicos y biológicos, así como al entorno de trabajo en su conjunto (riesgos ergonómicos, psicológicos y sociales. PATRIARCADO M.E. Simón: Sistema de dominación violenta que presupone la hegemonía a los varones – que poseen el poder económico, político, religioso, ideológico y cultural – a costa de la opresión y relegación de las mujeres, y genera androcentrismo, sexismo y discriminación. PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES Conjunto de actividades o medidas adoptadas o previstas en todas las fases de actividad de la empresa, con el fin de evitar o disminuir los riesgos del trabajo. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 49 SEXO M.E. Simón: Conjunto de características y elementos que constituyen las diferencias entre machos y hembras. En la especie humana, diferencias biológicas entre varones y mujeres, que hacen posible la reproducción de la especie. Son universales y, por tanto, coinciden en todo tiempo y cultura. Las características que conforman el sexo no se aprenden ni se pueden educar, pues se nace con ellas. Actualmente se pueden transformar mediante operaciones y sustancias. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 50 ANEXO 1. MÉTODO ISTAS21 El documento citado en el capítulo 1 de esta Guía, Método istas21 constituye la versión corta del método istas21 para pequeñas empresas y autoevaluación personal del cuestionario de evaluación de riesgos psicosociales en el trabajo, adaptación al Estado español del Cuestionario Psicosocial de Copenhague (CoPsoQ) desarrollado en el año 2000 en Dinamarca. Según consta en el propio documento, su adaptación al castellano corrió a cargo de un grupo de trabajo constituido por el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) en el que participaron representantes de distintas entidades. Toda vez que el documento es de fácil acceso público y dada su extensión, a pesar de su interés nos retenemos de reproducirlo aquí en su integridad, si bien invitamos a las lectoras y los lectores a que, en caso de no conocerlo, acudan al mismo (disponible en www.istas.ccoo.es). El cuestionario incluye seis apartados (1. Exigencias psicológicas, 2. Trabajo activo y posibilidades de desarrollo, 3. Inseguridad, 4. Apoyo social y calidad de liderazgo, 5. Doble presencia, 6. Estima). Nos limitaremos en este anexo a comentar algunos aspectos que, desde el enfoque con que hemos planteado este trabajo, nos parecen de sumo interés: a) Uso de un lenguaje no sexista. Hay que insistir una y otra vez, por mucha importancia que algunos y algunas le quieran restar: el lenguaje que utilizamos es reflejo de nuestra visión del mundo, de nuestros valores, de nuestro pensamiento, en una palabra, de nuestra cultura. Por eso, de partida es sexista, androcéntrico, excluyente, discriminador y disimétrico. Es preciso realizar un esfuerzo para corregir las formas y términos del lenguaje de modo que promovamos en todos los niveles un uso no sexista del mismo, como una forma más de promover la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres y romper con los estereotipos tradicionales. Es de agradecer que, en este tipo de documentos, se hable sistemáticamente de “trabajadores y trabajadoras”, de “empresarios y empresarias”. También es modelo a seguir la formulación de preguntas con la doble forma del masculino/femenino (¿estás preocupado/a…?, “compañeros/as…”, “si vives solo o sola”, etc.). En algunos casos se omite esta preocupación (¿Tus actuales jefes inmediatos…?), porque el modelo está sólidamente interiorizado. Por ello, recomendamos estar permanentemente atentas y atentos al uso que hacemos del lenguaje, teniendo presente esta argumentación. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 51 b) Apartado dedicado a la doble presencia. Como ya comentamos anteriormente, en este cuestionario se dedica un apartado específico al problema de la doble presencia como factor de exposición a NRL. Las preguntas van encaminadas a reflexionar sobre la parte del trabajo familiar y doméstico que hace la persona encuestada y las dificultades para compaginar éste con el trabajo en la empresa. Cabría recomendar que se investigara para diseñar cuestionarios de esta naturaleza que permitieran que las propias trabajadoras y trabajadores adquirieran conciencia de que las cuestiones de género afectan a su grado de exposición a los NRL. 2. CÓMO ADAPTAR UNA HERRAMIENTA PARA QUE INCORPORE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Son muchas las herramientas que se han venido desarrollando, particularmente en el caso del estrés y del mobbing, para investigar sobre estas situaciones de riesgo o (auto)evaluarlas en la empresa y dotar a ésta de instrumentos adecuados para la prevención de las mismas. Desde el Inventario de Acoso Laboral de Leyman (LIPT) y sus sucesivas versiones adaptadas hasta el Cuestionario Cisneros del profesor Iñaki Piñuel de la Universidad de Alcalá, todos ellos son instrumentos de medida con mayor o menor grado de complejidad22. Pero ninguno de ellos se ha elaborado con la idea de realizar un análisis de género de la problemática. Sería conveniente seguir invirtiendo recursos para desarrollar instrumentos como éstos que contemplen de partida el enfoque de género. Por otra parte, algunas herramientas seguramente pueden adaptarse para introducir elementos que nos den información sobre cómo afecta cada situación analizada de forma diferenciada a hombres y mujeres, o para sugerir cómo prevenir con perspectiva de género. Tomaremos para este ejercicio el Protocolo de prevención anti-mobbing en las organizaciones diseñado por el profesor Piñuel e incluido en su libro Mobbing (op. cit. nota 16, pp. 290-291). Evidentemente, se trata de dar al protocolo otro enfoque, y en ningún caso de cuestionar la calidad o adecuación del mismo. En la tabla siguiente, ofrecemos el texto original del protocolo en la columna de la izquierda y su adaptación con enfoque de género en la columna de la derecha. (22) Véase José Luis González de Rivera, El maltrato psicológico. Cómo defenderse del mobbing y otras formas de acoso, Espasa Calpe, 2ª ed., 2003, pp. 43-49. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 52 Protocolo de prevención anti-mobbing en las organizaciones Adaptación con enfoque de género del Protocolo de prevención anti-mobbing en las organizaciones 1. Declarar las intenciones de la organización acerca de sus objetivos empresariales y de su visión y actitud general hacia las personas, y cómo éstas son valoradas por la organización… 1. Declarar los principios y valores de la organización acerca de sus objetivos empresariales y de su visión y actitud general hacia mujeres y hombres, cada cual con sus especificidades, así como del valor y la posición que éstas y estos tienen en la organización. 2. Desarrollar procedimientos para garantizar un entorno laboral libre de los riesgos laborales procedentes de la violencia psicológica o mobbing. 2. Desarrollar relaciones equitativas y equivalentes de respeto y reconocimiento mutuo para garantizar un entorno laboral libre de los riesgos laborales procedentes de la violencia psicológica o mobbing. 3. Aplicación proactiva de políticas para prevenir el enrarecimiento del clima laboral e incentivar la colaboración, la cooperación y la confianza en las relaciones interpersonales. Los empleadores y el management deben ser los primeros en dar ejemplo. 3. Aplicación proactiva de políticas para prevenir el enrarecimiento del clima laboral e incentivar la colaboración, la cooperación, la confianza en las relaciones interpersonales, la negociación y el empoderamiento del personal. Las empleadoras, los empleadores y el management deben ser las primeras personas en dar ejemplo. 4. Formación de los directivos y mandos intermedios en liderazgo, dirección de personas, resolución de conflictos, comunicación, habilidades sociales, desarrollo de recursos humanos, prevención de estrés. 4. Formación de las directivas y directivos y de los mandos intermedios en liderazgo, dirección de personas, resolución de conflictos, comunicación, habilidades sociales, desarrollo de recursos humanos y prevención de estrés con enfoque de género, para saber atender las especificidades y la posición de unos y otras. 5. Reducir la precarización e inseguridad laboral como forma de evitar síndromes de supervivencia organizacionales. 5. Reducir la precarización e inseguridad laboral, especialmente las de los colectivos más vulnerables. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 53 6. Proporcionar a los trabajadores información relevante, clara y específica de las actividades que deben desarrollar, los objetivos que deben alcanzar y los medios de que disponen para ello. Dar prioridad a la negociación sobre la imposición de los objetivos. 6. Proporcionar a las trabajadoras y a los trabajadores información relevante, clara y específica de las actividades que deben desarrollar, los objetivos que deben alcanzar y los medios de que disponen para ello. Dar prioridad a la negociación sobre la imposición de los objetivos. 7. Proporcionar un feed-back objetivo y constructivo sobre el desempeño mediante sistemas objetivables y de carácter previo, en cuyo diseño los propios empleados participen de manera activa. 7. Proporcionar un feed-back objetivo y constructivo sobre el desempeño mediante sistemas objetivables y de carácter previo, en cuyo diseño las propias empleadas y empleados participen de manera activa. 8. Formar a los empleados en la prevención de riesgos laborales, y en especial en la dinámica y el desarrollo del mobbing en las organizaciones, y sus estrategias de afrontamiento. 8. Formar a las empleadas y a los empleados en la prevención de riesgos laborales con enfoque de género, y en especial en la dinámica y el desarrollo del mobbing en las organizaciones, y sus estrategias de afrontamiento. 9. Intentar optimizar las capacidades de cada empleado mediante una asignación racional de recursos humanos, dando prioridad al enriquecimiento del trabajo mediante tareas significativas. 9. Intentar optimizar las capacidades de cada empleada y empleado mediante una asignación racional de recursos humanos, dando prioridad al enriquecimiento del trabajo mediante tareas significativas y potenciando en cada trabajador y trabajadora sus habilidades y destrezas. 10. Proporcionar sistemas de promoción no perversos, basados en el mérito y no en la política, el amiguismo, el nepotismo o el favoritismo. Diseñar sistemas de sucesión y desarrollo de carreras a largo plazo. 10. Proporcionar sistemas de promoción basados en la igualdad de oportunidades, la equidad y la paridad, garantizando el desarrollo de la carrera profesional. Diseñar y aplicar acciones positivas tendentes a eliminar las discriminaciones de género. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 54 11. Desarrollar la comunicación interna como forma de constituir en la empresa comunidades de aprendizaje basadas en la creación y la transferencia del conocimiento, en lugar de la retención de la información. Incentivar de manera preactiva el compartir y el conocimiento. 11. Desarrollar una comunicación sana basada en la cooperación, la solidaridad y el sentido de pertenencia. Reconvertir la rivalidad y la competencia desleal en reconocimiento y respeto mutuo. 12. Incentivar y acompañar el esfuerzo de los trabajadores por adquirir competencias y empleabilidad mediante la formación, la rotación interna, la participación y la contribución internas. 12. Incentivar y acompañar el esfuerzo de los trabajadores y las trabajadoras por adquirir competencias y empleabilidad mediante la formación, la rotación interna, la participación y la contribución internas. Diseñar y aplicar acciones positivas para reducir y eliminar las discriminaciones de género en este ámbito. 13. Determinarse a rechazar de raíz el hostigamiento, sin atender a quién sea la víctima o el ofensor, ni cuál sea su rango jerárquico. 13. Asignar recursos y dotarse de estructuras que impidan el desarrollo del acoso y el hostigamiento. 14. Desterrar la Dirección Por Amenazas (DPA) y la gestión mediante el miedo, como formas perversas y éticamente rechazables de management. Sancionar a los mandos que la utilicen de manera recurrente. 14. Promover formas de liderazgo y dirección democráticas planteadas desde el enfoque de género, buscando la participación de los trabajadores y las trabajadoras en la planificación y la gestión de las tareas. 15. Incentivar el diálogo a todos los niveles de la organización como forma principal y prioritaria de gestión empresarial. Desplegar una política activa de formación de mandos y directivos en actitudes y técnicas para el diálogo. 15. Incentivar el diálogo, la negociación y el pacto a todos los niveles de la organización como forma principal y prioritaria de gestión empresarial. Desplegar una política activa de formación de empresarias/os, directivas/os y mandos en igualdad de oportunidades, negociación, mediación y empoderamiento. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 55 16. Desarrollar la confianza como base de todas las relaciones interpersonales en la organización. Eliminar los sistemas de control basados en la presunción de la animadversión o malevolencia de los empleados. Permitir a la organización mostrar vulnerabilidad frente a sus empleados. 16. Desarrollar la confianza y la reciprocidad como base de todas las relaciones interpersonales en la organización. Establecer sistemas de seguimiento que contemplen el reconocimiento de las capacidades, el conocimiento y la autoridad de las trabajadoras y los trabajadores. 17. Predicar con el ejemplo mediante prácticas éticas, no manipulativas y humanizadotas por parte de la Dirección de la empresa. 17. Disponer de un código ético que establezca los principios y valores de la empresa, y de un reglamento de funcionamiento que desarrolle el código ético, plasmando sus valores en las relaciones, comportamientos y actitudes en relación con las tareas y funciones que han de desempeñarse, teniendo en cuenta las especificidades de mujeres y hombres y los aprendizajes de cada cual. 18. Desarrollar programas de acogida e integración de los nuevos empleados, con la explicación de las normas formales e informales de la organización. 18. Desarrollar programas de acogida e integración de las nuevas empleadas y los nuevos empleados, con la explicación de las normas formales y no formales de la organización. GUIA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE NUEVOS RIESGOS LABORALES CON ENFOQUE DE GÉNERO 56 F E M E V A L Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana Edificio FEMEVAL, Avenida Blasco Ibáñez, 127 • Tel. 34-96 371 97 61 • Fax 34-96 371 97 13 • 46022 Valencia www.femeval.es • e-mail: [email protected]