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Stephen Jay Gould (Nueva York, 1941)
Profesor estadounidense de Geología y uno de los teóricos evolucionistas más importantes del siglo. Famoso en
los círculos académicos por su teoría del equilibrio puntuado, ha adquirido renombre universal por sus obras de
divulgación científica, donde, entre otros temas, defiende una mirada compleja del ser humano y critica los
intentos reduccionistas por explicarlo en términos mecánicos. Siguió estudios en la Universidad de Columbia y
en la actualidad trabaja en el Museo de Zoología Comparada de la Universidad de Harvard. Entre sus muchos
libros destacan Ontogenia y Filogenia (1977), El pulgar del panda (1980), La sonrisa del flamenco (1985) y,
recientemente, Dinosaur in a Haystack (1996) y Life ‘s Grandeur (1996).
CEREBROS FEMENINOS
De todas las comparaciones entre grupos humanos que realizó Broca, la referida a las características cerebrales
de las mujeres y hombres fue la mejor documentada, probablemente por tratarse de un tipo más accesible de
datos, y no porque sintiese alguna aversión especial hacia las mujeres...
El argumento de Broca acerca de la condición biológica de las mujeres modernas se basaba en dos conjuntos de
datos: los que probaban que en las sociedades modernas el cerebro de los hombres es más grande que el de las
mujeres, y los que permitían suponer que la diferencia de tamaño entre el cerebro masculino y el femenino se
había ido ampliando a través del tiempo. Su estudio más extenso sobre el tema estaba basado en una serie de
autopsias que realizó en cuatro hospitales parisinos. Para 292 cerebros masculinos calculó un promedio de 1.325
g y para 140 cerebros femeninos un promedio de 1.144 g, o sea una diferencia de 181 g o bien de un 14% del
peso del cerebro masculino. Desde luego, Broca sabía que parte de esa diferencia debía atribuirse al mayor
tamaño de los hombres. Ya había utilizado esa corrección para salvar a los franceses de la tesis de la
superioridad alemana... En el caso que estamos considerando, en cambio, no intentó medir por separado el efecto
del tamaño corporal, y de hecho afirmó que no era necesario hacerlo...
Podríamos preguntarnos si la pequeñez del cerebro femenino no depende exclusivamente del menor tamaño de
su cuerpo. Es la explicación propuesta por Tiedemann. Pero no debemos olvidar que, en promedio, las mujeres
son un poco menos inteligentes que los hombres, diferencia que no debemos exagera, pero que, sin embargo, es
real. Por tanto, podemos suponer que la pequeñez relativa del cerebro femenino depende en parte de su
inferioridad física y en parte de su inferioridad intelectual (1861, p. 153).
Para registrar el supuesto aumento de la diferencia a través del tiempo, Broca midió la capacidad de unos
cráneos prehistóricos procedentes de la caverna de L’Homme Mort. El resultado obtenido fue de sólo 99,5 cm3
entre los cráneos masculinos y los femeninos; en cambio, en las poblaciones modernas esa diferencia oscilaba
entre 129,5 y 220,7 cm3. Topinard, el principal discípulo de Broca, explicaba esa diferencia creciente a través del
tiempo por el distinto grado de presión evolutiva que se habría ejercido sobre el grupo dominante de los hombres
y el grupo pasivo de las mujeres:
El hombre, que pelea por dos o más [individuos] en la lucha por la existencia, que tiene toda la responsabilidad
y las preocupaciones por el mañana, que nunca ceja en su combate con el entorno y los rivales de su misma
especie, necesita más cerebro que la mujer a quien debe proteger y alimentar [ser] sedentario que carece de
vocación interior cuyo papel consiste en criar los hijos, amar y vivir pasivamente (1888, p. 22).
En 1879 Gustave Le Bon, principal misógino de la escuela de Broca, utilizó esos datos para publicar lo que
habría de ser el más virulento ataque contra las mujeres de toda la literatura científica moderna (había que
esforzarse bastante por superar a Aristóteles). Le Bon no era un propagandista más del odio racial. Fue uno de
los fundadores de la psicología social y escribió un estudio sobre el comportamiento de las masas que aún se cita
con respeto (La psychologie des foules, 1895). Sus escritos también ejercieron mucha influencia en Mussolini.
He aquí la conclusión de Le Bon:
En las razas más inteligentes, como sucede entre los parisinos, hay gran cantidad de mujeres cuyo cerebro
presenta un tamaño más parecido al del gorila que al del hombre, [que está] más desarrollado. Esta
inferioridad es tan obvia que nadie puede dudar ni un momento de ella, sólo tiene sentido discutir el grado de la
misma. Todos los psicólogos que han estudiado la inteligencia de la mujer así como los poetas y novelistas,
reconocen hoy que [la mujer] representa la forma más baja de la evolución humana, y que está más cerca del
niño y del salvaje que del hombre adulto y civilizado. Se destaca por su veleidad, inconstancia, carencia de
ideas y de lógica, así como por su incapacidad para razonar Sin duda, hay algunas mujeres destacadas, muy
superiores al hombre medio, pero son tan excepcionales como la aparición de cualquier monstruosidad, como
un gorila de dos cabezas, por ejemplo; por tanto, podemos dejarlas totalmente de lado (1879, pp. 60-61).
Le Bon tampoco se asustó de las consecuencias sociales que entrañaban sus ideas. Criticó horrorizado la
propuesta de algunos reformadores norteamericanos en el sentido de proporcionar a las mujeres el mismo tipo de
educación superior que recibían los hombres:
El deseo de brindarles la misma educación y, por tanto, de proponerles las mismas metas, es una peligrosa
quimera... El día que las mujeres, olvidando las ocupaciones inferiores que les ha asignado la naturaleza,
abandonen el hogar para participar en nuestras luchas, ese día comenzará una revolución social, y
desaparecerá todo aquello que mantiene unidos los sagrados vínculos de la familia (1879, p. 62).
He vuelto a examinar los datos de Broca, que constituyen la base de todas estas declaraciones posteriores, y
aunque los números me parezcan correctos, la interpretación dada por Broca es a mi entender, en el mejor de los
casos, ilícita. La afirmación de que la diferencia ha ido creciendo con el tiempo es fácil de desechar. Broca
extrajo esa conclusión analizando sólo la muestra procedente de la caverna de L’Homme Mort, que consistía en
siete cráneos masculinos y seis femeninos. ¡Nunca se había sacado tanto de tan poco!
En 1888 Topinard publicó datos más abundantes de Broca sobre los hospitales parisinos. Como este último
registró la estatura y la edad junto con el tamaño del cerebro, podemos utilizar técnicas estadísticas modernas
para cuestionar sus conclusiones. El peso del cerebro se reduce con la edad, y las mujeres de Broca eran, en
promedio, notablemente más viejas que los hombres en el momento de su fallecimiento. El peso del cerebro
aumenta con la estatura, su hombre medio medía casi 15 cm más que su mujer media. He utilizado la regresión
múltiple, técnica que permite valorar simultáneamente la influencia de la edad y la estatura sobre el tamaño del
cerebro. Al analizar los datos relativos a las mujeres, comprobé que con la estatura y la edad del hombre medio,
el cerebro de una mujer pesaría 1.212 g. La corrección basada en la estatura y la edad reduce la diferencia de 181
g en más de un tercio, llevándola a 113 g.
Resulta difícil valorar esta diferencia restante, porque los datos de Broca no contienen información acerca de
otros factores cuya gran influencia en el tamaño del cerebro es bien conocida. La causa de la muerte ha de
tenerse en cuenta, porque las enfermedades degenerativas suelen provocar una importante disminución del
tamaño cerebral. Eugene Schreider (1966), trabajando también con los datos de Broca, descubrió que los
hombres muertos en accidentes tenían cerebros en promedio 60 g más pesados que los que fallecían por
enfermedades infecciosas. Los mejores datos modernos que he podido encontrar (procedentes de hospitales
norteamericanos) registran unos buenos 100 g de diferencia entre los cerebros de individuos muertos por
enfermedades cardíacas degenerativas y los fallecidos por accidente o violencia. Como gran parte de los sujetos
de Broca eran mujeres mayores, podemos suponer que en su caso las enfermedades degenerativas prolongadas
eran más comunes que entre los hombres.
Aun más importante es el hecho de que los que en la actualidad estudian el tamaño del cerebro todavía no se han
puesto de acuerdo acerca de la medida adecuada para eliminar la poderosa influencia del tamaño corporal
(Jerison, 1973; Gould, 1975). La estatura no es suficiente, porque hombres y mujeres de la misma altura tienen
complexiones diferentes. El peso es aun más insuficiente que la estatura, porque la mayoría de sus variaciones
no se deben tanto al tamaño intrínseco como a la alimentación, de modo que la distinción entre gordura y flacura
ejerce una influencia muy pequeña en el cerebro. Leónce Manouvrier abordó este tema en la década de 1880 y
sostuvo que la fuerza y la musculatura podían proporcionar un criterio adecuado. Intentó medir de diferentes
maneras esa escurridiza propiedad, y descubrió una diferencia notable a favor de los hombres, incluso cuando
hombres y mujeres tenían la misma estatura. Una vez hecha la corrección basada en lo que él llamaba «masa
sexual», las mujeres resultaron tener un cerebro un poco más grande que el de los hombres.
Así, la diferencia corregida de 113 g es con toda seguridad demasiado amplia; probablemente, la cifra correcta se
aproxima a cero, y puede que favorezca tanto a las mujeres como a los hombres. Dicho sea de paso: ciento trece
gramos es exactamente la diferencia media entre el 1,63 m y el 1,93 m que registran los datos de Broca para los
individuos de sexo masculino, y no estamos dispuestos a admitir que los hombres altos tengan una inteligencia
superior. En resumen: los datos de Broca no autorizan a afirmar con fundamento que el cerebro de los hombres
sea más grande que el de las mujeres.
María Montessori no se limitó a reformar el sistema educativo para los niños pequeños. Durante varios años
enseñó antropología en la Universidad de Roma y escribió un libro de vasta repercusión titulado Antropología
pedagógica (la versión inglesa es de 1913). Lo menos que puede decirse es que no era igualitarista. Apoyó casi
todas las tesis de Broca, así como la teoría de la criminalidad innata propuesta por su compatriota Cesare
Lombroso. Midió la circunferencia de la cabeza de los niños que concurrían a sus escuelas, e infirió que los que
más prometían tenían cerebros más grandes. Pero no podía tolerar las conclusiones de Broca acerca de las
mujeres. Analizó cuidadosamente la obra de Manouvrier y aprovechó la afirmación de este último en el sentido
de que, una vez realizadas las correcciones pertinentes, el cerebro de las mujeres resultaba un poco mayor que el
de los hombres. Las mujeres, concluyó María Montessori, eran intelectualmente superiores a los hombres, pero
éstos habían prevalecido hasta entonces gracias a su fuerza física. Puesto que la tecnología había abolido la
fuerza como instrumento de poder, la era de las mujeres no tardaría en llegar: «En esa época habrá seres
humanos realmente superiores, hombres realmente fuertes desde el punto de vista moral y sentimental. Quizás
así advenga el reinado de la mujer, durante el cual será descifrado el enigma de su superioridad antropológica.
La mujer siempre ha sido la guardiana del sentimiento, la moralidad y el honor humanos» (1913, p. 259).
El argumento de Montessori representa un antídoto posible contra las afirmaciones «científicas» sobre la
inferioridad constitutiva de determinados grupos. Cabe sostener que existen distinciones biológicas, pero que los
datos han sido mal interpretados por hombres cuyos prejuicios determinaron de entrada una visión parcial sobre
el tema; de modo que, en realidad, los superiores son los grupos desfavorecidos. Es la estrategia adoptada en
estos últimos años por Elaine Morgan, en su libro Descent of Woman (El origen de la mujer), reconstrucción
especulativa de la prehistoria humana desde el punto de vista de la mujer, tan absurda como los más famosos
cuentos extravagantes inventados por y para los hombres.
Este libro está consagrado a exponer una posición diferente. Montessori y Morgan aplican el método de Broca
para llegar a una conclusión más acorde con sus propios deseos. Por mi parte, en cambio, calificaría la empresa
misma de asignar valores biológicos a los diferentes grupos humanos por lo que realmente es: irrelevante,
intelectualmente errónea, y sumamente ofensiva.
Stephen Jay Gould (1988), La falsa medida del hombre, Buenos Aires: Orbis
Antes de la lectura
• ¿Sabes quiénes fueron Paul Broca y María Montessori? Escribe una breve biografía de cada uno de ellos.
Durante la lectura
• ¿Qué pretendía demostrar Broca con su estudio en los cuatro hospitales parisinos?, ¿a qué conclusión llegó?
• ¿Cómo explica Broca la diferencia de tamaño entre los cerebros femeninos y masculinos?
• ¿Qué pretendía demostrar Broca por medio de su estudio con los cráneos prehistóricos de la caverna de
L’Homme Mort?, ¿a qué conclusión llegó?
• ¿Quién es Topinard?, ¿cómo explica él los resultados de los estudios de Broca con los cráneos prehistóricos?
• ¿Quién es Gustave Le Bon?, ¿qué afirmaciones hace sobre la mujer a partir de los datos de Broca?
• ¿Qué opina el autor de la interpretación de los datos llevada a cabo por Broca?
• ¿Cómo contraargumenta el autor las conclusiones de Broca respecto al aumento de las diferencias de tamaño
entre los cerebros femeninos y masculinos a través del tiempo?
• ¿Cómo contraargumenta el autor las conclusiones de Broca respecto de las diferencias de tamaño - entre los
cerebros femeninos y masculinos de los hospitales parisinos?
• ¿Por qué son importantes, según el autor, los datos de edad y estatura de las mujeres y hombres de /os
hospitales parisinos?
• ¿Qué otros factores debió haber considerado Broca en sus análisis? ¿Por qué eran tan fundamentales?
• ¿En qué medida Montessori estaba de acuerdo con Broca y en qué medida discrepaba de él?
• Basándose en los datos de Leónce Manouvrier, ¿qué afirmaciones hace Montessori sobre la mujer?
• ¿En qué se parecen, según el autor, Broca, Montessori y Elaine Morgan?
Después de la lectura
• ¿Cuál es la tesis del autor?
• Basándote en los contenidos sobre argumentación dialéctica, haz el esquema de este texto.
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