CONCLUSIONES DEL IMPACTO DEL VEHÍCULO ELÉCTRICO EN LAS REDES DENTRO DEL PROYECTO E-VEHICLES Existen dos motivos fundamentales por los que el transporte necesita un cambio importante. El primer motivo es la energía. Cada día las necesidades energéticas del planeta son mayores y las fuentes de energía son limitadas. El segundo motivo es la protección de nuestro entorno. Los coches convencionales existentes hoy en día en el mercado, de motores de combustión interna de gasolina y gasóleo, emiten grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera cuando se produce la combustión en los mismos. La implantación del vehículo eléctrico sería una ventaja para reducir en buena parte estas emisiones, pues, en este caso, únicamente tendríamos que considerar las emisiones debidas a la producción de la electricidad, pues el coche en sí tiene cero emisiones. Dependiendo del origen de dicha electricidad, el nivel de emisiones dispondrá de un amplio rango de variación. Por tanto, lo que se pretende con la implantación del vehículo eléctrico es utilizar las fuentes renovables de energía para producir la electricidad que posteriormente sirva para hacer funcionar los coches eléctricos, consiguiendo así que éste tenga 100% cero emisiones de CO2. Otro punto importante, es la mejora del rendimiento considerando toda la cadena energética desde la obtención de la energía hasta el vehículo. Este rendimiento está en torno al 30%, mientras que el de un vehículo convencional de combustión interna puede oscilar entre un 1015%. Estas expectativas ayudan en gran medida al lanzamiento del vehículo eléctrico. Se han analizado las diferentes clases de motores eléctricos, pensando en las necesidades que se necesitan para el uso que se está estudiando. Los datos más relevantes obtenidos son: • • • • • • El tipo de motor con mayor implantación es el motor de inducción y en segundo lugar el motor brushless. Los motores de inducción son los más rentables seguidos de los motores de continua y de los de reluctancia variable. El motor brussless es el más caro. Desde el punto de vista de eficiencia, el motor brushless es el que presenta una mayor eficiencia. Los motores de continua tienen una de las tecnologías más estudiadas y se han realizado numerosas investigaciones sobre ellos a lo largo de los años. Los motores de continua son los más pesados, llegando a triplicar casi el peso de los motores brushless siendo éstos los más ligeros. Los motores de inducción y los motores de reluctancia variable son los de tecnología más fiable y requiere menor mantenimiento. Los menos fiables son los de continua. Otra de las partes fundamentales de un vehículo eléctrico es la batería. Se debe analizar cual es aquella que, sin poner en juego la seguridad humana, posee mejores cualidades a nivel de almacenamiento y tiempos de recarga. Las baterías más extendidas en la aplicación del vehículo son las baterías de ión litio debido a las mejores que actualmente ya se están llevando a cabo respecto a tamaño, peso y seguridad. Gracias a los avances tecnológicos en este campo, las capacidades de dichas baterías proporcionando al vehículo una autonomía cada vez mayor pudiendo hacer un uso del vehículo eléctrico comparable con el vehículo de combustión. La carga de las baterías es uno de los mayores impedimentos que presenta el vehículo eléctrico, pues supondrá una demanda de potencia extra a la que existe actualmente, hecho que implica la ampliación de las redes existentes, y, más adelante, la instalación de nuevas líneas, para poder suministrar los consumos demandados. Para poder llevar a cabo una recarga de las baterías de forma eficiente es necesario distinguir diferentes escenarios económicos que favorezcan o, por el contrario, supongan cierta barrera para los usuarios dependiendo de la cantidad de energía disponible con la que cuente el sistema en dicho momento. Se han analizado situaciones recreando las necesidades de energía para cubrir los consumos de los vehículos eléctricos, empleando diferentes supuestos relativos a los kWh consumidos por km, las distancias recorridas anualmente, el número de vehículos eléctricos… teniendo como conclusión que será necesario para la evolución del vehículo eléctrico instalar más generación. Por todo ello, la introducción del vehículo eléctrico supone un cambio profundo en la red; no sólo en la forma de operación sino también en la infraestructura necesaria. Otra situación analizada es la carga de vehículos en parkings, es decir, lugares en los que hay un gran número de vehículos, como por ejemplo aparcamientos de zonas comerciales. En estos casos la recarga se hará de manera continua para ahorrar costes. La recarga en la calle, que se realizará mediante postes, supondrá un gran cambio en nuestras ciudades, donde será necesario instalar miles de postes. Y finalmente, se propone como alternativa el cambio de batería de los coches para flotas de como por ejemplo taxis o vehículos de reparto, ya que este tipo de flotas necesitan realizar la carga de batería en el mínimo tiempo posible para no perder clientes y por lo tanto beneficios. En consecuencia, las redes de distribución cambiarán de las redes pasivas tradicionales a otras más activas que se adaptan dinámicamente para absorber las demandas cada vez mayores que se le impondrán a medida que se implante el VE. Esto hace a la red más eficiente energéticamente y minimiza la inversión en los sistemas de generación, transporte y distribución de electricidad. El concepto de respuesta a la demanda es lo que hace valiosas a las redes inteligentes. La inversión en estas nuevas tecnologías en las redes de distribución será viable si se adapta convenientemente el marco regulatorio en el que toman sus decisiones de inversión las empresas privadas, de tal manera que se introduzcan incentivos económicos en línea con los nuevos riesgos que se asumirán para implantar este modelo. Diciembre 2009