BOLILLA I Pto. 1: LA FAMILIA:

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BOLILLA I
Pto. 1:
LA FAMILIA:
La familia tuvo dentro de la organización romana un aspecto público y uno privado. Bajo el primer punto, se
constituyó autónomamente como una institución monárquica en la que el paterfamilias era supremo
magistrado. La familia se desenvuelve en base a leyes propias dadas por usos y costumbres y la transgresión a
las mismas era castigada mediante decisiones de tipo judicial que emanan del paterfamilias.
En el aspecto privado, la familia va experimentando una evolución progresiva que altera su rasgos originarios.
Estando organizada en torno al jefe que detenta los más amplios poderes, esta especial configuración se
transforma cuando disminuye la autoridad absoluta del pater y se reconoce personería a los parientes unidos al
jefe por un vínculo natural.
LA GENS:
La gens es una de las instituciones antiguas cuyo origen ha sido más difícil de presisar.
Autores modernos consideran que la gens romana fue un organismo autónomo y aislado que tuvo una
existencia anterior al Estado, constituyendo la única institución social de los pueblos itálicos que existiera
muchos siglos antes de nuestra era. La gens fue un organismo estrechamente vinculado al Estado.
Cicerón la define como que pertenecen a la gens las personas que teniendo nombre común han nacido de
hombres libres y ninguno de sus ascendientes han padecido servidumbre.
La primera teoría, sostiene que la gens fue una subdivisión política de la curia efectuada por el soberano. La
teoria contraria, considera a la gens como una agregación natural de familias que descienden de un tronco
común. Fundamenta su tesis en la propia etimología de la palabra gens , sinónima de genus, que deriva de
geno que quiere decir engendrar, lo que significaría que la institución estaría basada en la relación de
descendencia.
La gens mantiene su configuración durante las primeras épocas de la historia de Roma, pero su ordenamiento
comienza cuando la plebe inicia sus conquistas y el Estado va adquiriendo para sí los poderes que antes se
atribuían a la misma.
El núcleo básico de la gens fue la familia que era comunidad de personas de uno y otro sexo que descendían
por línea masculina y por legítimo matrimonio de un ascendiente común, bastando como prueba de ello la
presunción jurídica derivada del hecho de llevar el mismo nombre patronímico.
La existencia del Estado descansó sobre la familia, ya que desde la antigüedad aquel no puede ser concebido
sino como una reunión de familias. Esto explica que la familia en Roma haya sido el más restringido de los
grupos políticos de la edad primitiva.
LAS CIVITAS:
Palabra que deriva de civis y que indica ciudadanía en sus dos acepciones:
• Condición de civis: eran los satatus.
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• Conjunto de todos los cives: civitas, como concepto jurídico es un ente unitario, persona ideal distinta de
los cives.
PATRICIOS:
Eran Patricios los descendientes de los patres, o sea de los primeros miembros del senado que eran ilustres
ciudadanos, jefes de las distintas gens y únicos participantes de la soberanía nacional. En las costumbres
romanas el término patre llevaba implícito la idea de poder.
En la organización social romana al patriciado le fue concedido el goce exclusivo del ius civitatis, del
conjunto de derechos cuya titularidad y ejercicio comprendía participar en las asambleas del pueblo y a emitir
su voto. En el orden religioso, el derecho de ciudad otorgaba a los patricios el privilegio de ejercer el culto de
las civitas. En la esfera privada, los patricios tenían el disfrute de realizar toda clase de negocio jurídico (ius
commercii) o el derecho para contraer legítimo matrimonio y el derecho de hacer reconocer en justicia los
derechos emergentes de sus relaciones patrimoniales.
CLIENTES:
La clientela es una institución pre−romana de la que se carece de un conocimiento exacto y detallado. La
clientela aparece en Roma constituida por todos los individuos que integraban la clase inferior de la sociedad.
En los primeros tiempos, la plebe y clientela eran una misma cosa, pero cuando Roma extendió su poderío y
aumentó su población sucedió que los integrantes de la clase inferior no pudieran recibir la protección de la
casta dominante. Es entonces cuando se produce la segregación de la plebe, quedando unos como clientes con
sumisión y otros libres de todo lazo.
El cliente ne Roma se encontraba en una especial situación ya que no gozaba de los derechos de ciudad sino
sólo de una libertad condicionada a la protección del ciudadano jefe de la gens, ocupando un lugar intermedio
entre el esclavo y el hombre libre. Como el primero pertenecía a la servidumbre doméstica, no obstante, no
podía ser asimilado pórquele faltaba la plena libertad y porque sólo le estaba permitido gozar de las
franquicias que le otorgaba la buena voluntad del jefe de familia. Los individuos que formaban la clientela
figuraban en la sociedad romana pro la protección de sus patronos a cuya gens pertenecían y que consistía en
un conjunto de derechos y de deberes recíprocos existentes entre cliente y patrón. El cliente debía satisfacer
una serie de deberes respecto al jefe de la gens, de acompañarlo a la guerra, prestarle ayuda aconómica y
sufragarle los gastos de l culto gentilicio. Entre los deberes del patrón se cuentan como principales el de
prestarle alimentos, representarle en juicio e instruirle en el conocimiento de los preceptos legales. Cliente y
patrón no podían demandarse judicialmente ni declarar uno en contra del otro.
LOS PLEBEYOS:
A medida que la civitas fue creciendo, se desarrolló un nuevo elemento, la plebe, que habría de llegar a jugar
un papel importante en la vida de Roma. La plebe habría sido una derivación de la clientela porque al crecer la
población romana los patricios no pudieron ya proteger al gran número de personas que ahora componían la
clase más baja, lo que dio lugar al a segregación de las dos clases, los clientes protegidos y los plebeyos
desamparados.
La situación de los plebeyos en la sociedad romana era muy distinta al rango que ocupaban los patricios
porque no formaban parte de la civitas y aun cuando eran tenidos como habitantes de la urbs, estuvieron
separados de la clase dominante: el Capitolio. Los plebeyos carecían del derecho de votar en los comicios y de
ocupar las magistraturas y en lo referido al derecho privado, su ejercicio les estaba restringido porque el
comercio sólo les fue reconocido en la medida que era admitido a las colonias latinas. En materia religiosa
había diferencia entre las dos clases, ya que los plebeyos no participaban del culto de la ciudad. Como
consecuencia de esta política, tanto Tulio Hostilio como Tarquino el Antiguo dictaron medidas tendientes a
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mejorar su situación, relatando la tradición que a partir de dichos reyes se les otorgaron tierras y se les
hicieron concesiones particulares. Estas reformas parciales fueron ampliadas por Servio Tulio quien llegó a
elevar a los plebeyos a la condición de ciudadanos activos.
Pto. 2:
EL REX:
El rey estaba investido de la suprema magistratura con carácter vitalicio y ejercía poderes políticos, judiciales,
religiosos y militares, con la asistencia de un grupo de funcionarios auxiliares. Sus poderes no eran absolutos
porque estaban limitados en la práctica.
Los poderes políticos del rey le autorizan a convocar y presidir los comicios y designar los miembros del
senado, estando asistido por el prefecto de la ciudad. En el marco judicial, era el primer magistrado con
jurisdicción criminal para los delitos públicos, con facultad para juzgar los delitos de alta traición. Los poderes
religiosos del rey eran los que revestían mayor amplitud e importancia y resultaba ser el intérprete de la
voluntad de los dioses y el depositario del culto público.
El rey, como único titular del derecho de guerra y de paz, era la suprema autoridad militar que tenía el
comando de los ejércitos en tiempo de guerra , funciones que desempeñaba asistido de los tribuni militum y de
los tribuni celerum, y reemplazaban al rey en caso de ausencia. En lo que respecta a la potestad legislativa del
rey, estuvo a su cargo el ordenamiento de la civitas y de los elementos dependientes de la misma.
La monarquía romana no era hereditaria, ni tampoco los comicios tenían la facultad de elegir el rey y el
senado la autoridad para ratificar dicha elección. El rey es quien nombraba a su sucesor. La intervención del
senado sólo significaba una recepción de poderes transitorios y no implicaba una atribución de funciones
electivas, ya que los mismos se otorgaban al efecto de que entre sus miembros se eligiera al interés, quien el
organismo no tenía intervención alguna sino sólo un mero conocimiento, cuando esta era comunicada
solemnemente.
EL SENADO:
Otras de las instituciones gubernamentales fue el senado que constituía la asamblea de los patres o de los
ancianos. Primitivamente fue una asamblea de los jefes de las gentes nombrados por cien miembros cuyo
numero fue aumentado a 300.
Las atribuciones del senado eran las de ratificar las desiciones comiciales y evacuar las consultas que el rey
efectuaba cuando tuviera necesidad de adoptar decisiones para la vida del Estado. Además, cada senador
debía ejercer por turno el cargo de interés en caso de vacancia de la magistratura suprema. De esta manera el
senado paso a ser copartícipe del poder real
LOS COMICIOS:
La más antigua asamblea deliberativa fue el comicio que resultaba formado por la reunión de los miembros de
las 30 curias. Los comicios curiados se reunían en el interior de la ciudad en la parte del Foro. La reunión
comenzaba con una ceremonia religiosa y luego el rey sometía a consideración del organismo los asuntos
sobre los que debía expedirse. Las resoluciones eran adoptadas por el voto de cada curia y dentro de cada una
de sus integrantes daban el suyo para determinar el que aquéllas debían emitir en el comicio.
La competencia de los comicios constituye una de las cuestiones más oscuras del período regio. Los comicios
habrían tenido una verdadera y propia potestad legislativa que quedaría demostrado con la sanción de las leyes
regias; una función electoral; poderes judiciales y la facultad de declarar la guerra y la paz.
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Diferentes investigaciones han demostrado la inconsistencia de esto y conducen a negar la competencia de los
comicios, más aun si se tienen en cuanta que los mismos no poseían iniciativa de ninguna clase y que
solamente estaban limitados a pronunciarse afirmativa o negativamente en las propuestas formuladas por el
rey. No se admite que los comicios curiados hayan tenido el carácter de órgano legislativo porque el derecho
no escrito, del que eran depositarios los pontífices presididos por el rey, siendo éste la única autoridad que
podía dictar normas. Está demostrado que el comicio no elegía al rey en cuyo acto ni siquiera participaba, sino
que su misión era investir al soberano. Tampoco se acepta que el comicio tuviera el rol de cuerpo consultivo
porque el organismo que tenía tal carácter en el ordenamiento monárquico era el senado y todo lo atinente al
orden internacional estaba reservado al colegio de los feciales.
Entonces se puede sostener que las funciones propias de los comicios surgen de aquellas que originariamente
correspondían a las curias de donde se infiere que las asambleas del pueblo romano eran competentes para
intervenir en la celebración de determinados actos que tenían íntima relación con la comunidad. Los comicios
decidían sobre la adrogación que era el acto en virtud del cual un jefe de familia se colocaba bajo la potestad
de otro pater. También era necesaria la reunión de las curias para aprobar la cooptatio por la que una nueva
gens ingresaba a la comunidad.
LOS COLEGIOS SACEROTALES:
Los representantes del culto formaban parte de la organización política de la ciudad teniendo el carácter de
magistrados o funcionarios del Estado subordinados a la autoridad real. El supremo sacerdote fue el rey, quien
estaba auxiliado por ciudadanos patricios con dignidades sacerdotales que componían los colegios de los
pontífices, de los augures y de los feciales.
El colegio de los pontífices fue el que tuvo mayor preponderancia desde que era considerado como centro del
culto público oficial. Entre sus atribuciones se encuentran la de velar por el cumplimiento de los preceptos
religiosos, vigilar los sacra, castigar los delitos cometidos contra la religión, controlar actos de índole privada
como las adrogaciones, los matrimonios y los testamentos. También era de su competencia la confección de
los anales que eran las anotaciones que efectuaba el pontífice máximo y la formación de del calendario que
señalaba la duración de las magistraturas, la clasificación de los días de fiestas públicas y privadas, los días
fastos y los nefastos. Este colegio estuvo en un principio integrado por cinco miembros. El cuerpo estaba
presidido por uno de ellos con el nombre de pontífice máximo, el que desempeñaba sus funciones resumiendo
en su persona las atribuciones oficiales del organismo. Al mismo se anexó un colegio secundario encargado
de la preparación de las fiestas sagradas.
El colegio de los augures tenía como principal misión consultar la voluntad de los dioses mediante el exámen
de los fenómenos naturales, de los astros, etc. Sus componentes fueron tres en un principio, pero este colegio
llegó a integrarse con 15 miembros. Los augures son tan antiguos como la misma Roma considerándose que
Rómulo y Remo alcanzaron tal dignidad.
El colegio de los feciales estaba compuesto por 20 miembros pertenecientes a la más alta aristocracia. La
creación de este organismo habría respondido a la necesidad de atender la política exterior del Estado de los
que eran custodios e intérpretes , y de intervenir también en la declaración de la guerra y en la celebración de
tratados de paz y alianzas.
LA REFORMA DE SERVIO TULIO: ANÁLISIS E IMPORTANCIA:
Tulio Hostilio y Anco Marcio son los primeros soberanos que mejoran a la plebe mediante concesiones de
tierras que formaban parte del dominio real, siendo Tarquino quien realiza un fusión de elementos nuevos en
el Estado. La leyenda a tribuye a este rey la intención de asimilar las dos castas opuestas de la población, pero
fracasado su propósito debió limitar su reforma a la admisión de nuevas gentes plebeyas en las antiguas tribus
genéticas. El propio Tarquino aumentó el número de senadores con personas que formaban parte de estas
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tribus plebeyas secundarias.
Estas concesiones reales no llegaron a solucionar el problema social de la época sino ahondaron el
resentimiento de las clases más humildes porque solamente redundaron en beneficio de unos pocos. Ello
habría sido la causa de que el rey Servio Tulio llevara adelante reformas más trascendentales que vinieron a
dar un golpe decisivo a la antigua organización gentilicia basada por una división de acuerdo a las fortunas
adaptándola a la importancia y riqueza de cada ciudadano. La profunda innovación colocada al lado de la
aristocracia de raza, la aristocracia del dinero accesible a todos los individuos. De esta manera facilitó la
participación en la vida ciudadana, no sólo del plebeyado, sino también de aquellos individuos con que se
había aumentado la población de Roma.
Servio Tulio creó el censo, que consistía en un registro en el que todo jefe de familia estaba obligado a
inscribirse anotando el número de personas que componían su familia y los bienes que poseyera debidamente
justificados, incluyendo a los hijos menores de 17 años y a los esclavos. El censo debía realizarse cada 5 años
y era el instrumento que servía para conocer la población de Roma y la fortuna de los ciudadanos. Con la
confección del censo pudo llevarse a cabo una distinta distribución del pueblo en clases, concibiéndose esta
nueva organización de forma que respondiese a 3 necesidades cívicas: el pago de impuestos, el servicio
militar y el voto público.
Las clases en que Servio Tulio dividió la población fueron 5:
• ciudadanos que poseían 100.000 ases
• los que poseían 75.000 ases
• los que poseían 50.000 ases
• los que tenían 25.000 ases
• los que tenían 11.000 ases
En base a esta distribución, aplicó el tributo, eximiendo a los ciudadanos que no alcanzaran a tener la fortuna
de los de la 5° clase. Los contribuyentes tenían la obligación de pagar el impuesto y la de prestar el servicio
militar, por lo que debían incorporarse al ejército.
A los efectos del voto público, a cada clase se le asignó un número desigual de centurias, la mitad, de jóvenes
en servicio y la otra mitad, de personas mayores en situación de reserva. A la primera clase correspondían 80
centurias; a la segunda, tercera y cuarta, le correspondían 20 centurias; y a la quinta, 30 centurias.
Al mismo tiempo que se establecía la división de clases y centurias, se creó la orden de los caballeros que
estaba formada por los jóvenes de las primeras y más ricas familias romanas. Las 18 centurias de caballeros, si
bien fueron creadas para que sus integrantes sirvieran en el ejército, su rol más importante fue el político.
También modificó la vieja organización tribunal al abolir la división basada en las primitivas tribus genética,
transformando la estructura anterior fundada en los orígenes por otra que tuvo en cuenta circunscripciones
territoriales. Se distinguieron dos clases de tribus, las urbanas y las rurales. La ciudad de Roma quedó dividida
en 4 tribus urbanas llamadas Esquilina, Suburbana, Palatina y Collina. Las tribus rurales creadas en la
campaña estaban integradas por todos los habitantes que gozaran de la ciudadanía , designándose a cada una
con su nombre especial.
La reforma serviana tuvo por consecuencia crear una nueva asamblea del pueblo, los comicios centuriados.
LA tradición atribuye a estos comicios el carácter de cuerpo legislativo y pretende que también habrían tenido
jurisdicción criminal, pero tales poderes recién los habría adquirido con posterioridad a la caída de la dinastía
etrusca.
Estos comicios, que se reunían convocados por el rey en el campo, se organizaron en forma distinta a los
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comicios curiados, no sólo porque desaparición la base religiosa, sino también porque sus decisiones estaban
dadas por el voto de las centurias.
El nuevo ordenamiento atribuido a Servio Tulio tuvo por consecuencia provocar la desaparición de las tribus
originarias y también redujo la importancia institucional y política porque para ser considerado ciudadano
romano no era necesario ingresar a consorcio gentilicio alguno, quedando la gens como mera institución de
derecho privado.
Pto. 3:
ANÁLISIS ETIMOLÓGICO DEL VOCABLO IUS:
Es el equivalente latino de nuestro vocablo derecho. También aparece, según su función sintáctica, bajo las
formas iure (de acuerdo a derecho), iuris (de derecho), iuri (para el derecho).
En primer lugar ius significa el conjunto de normas que contituyen un ordenamiento jurídico. Ius designa un
derecho positivo. Los romanos no definieron al ius como ordenamiento jurídico. La definición se refiere a la
actividad de los juristas, lo que resulta justo y adecuado a las necesidades sociales de la época.
El pretor no concedía derechos, sino acciones; su edicto era un repertorio de acciones.
Ius significa también status, condición o situación jurídica; por ejemplo, siu iuris.
Otro significado de ius sería el de expresión ritual, por el pensamiento mágico religioso que atribuía a ciertas
palabras o gestos.
Ius, además, designa el encuadre jurídico de una situación o cosa.
Por último, ius se usaba para designar la etapa procesal que estaba a cargo del magistrado y el tribunal.
DIFERENCIACIÓN DEL IUS Y DEL FAS:
Ius debía coexistir en las concepciones del romano primitivo, con fas, vocablo vinculado con fari (hablar,
manifestarse); el concepto contrario, nefas (de donde proviene nefasto), equivale a tabú, lo prohibido por el
mundo mágico religioso. Con el correr del tiempo, fas persistió significando el ámbito de lo permitido por
manifestación de la divinidad, a diferencia del ius, que adquirió el valor de ordenamiento jurídico humano.
Se entiende por fas, al derecho divino revelado por los dioses, que regula las relaciones de los hombres con la
divinidad.
El fas estuvo identificado con el ius, porque ambos exigían que el mismo estuviera conforme a la voluntad de
los dioses. Con el tiempo, ius y fas significan la norma misma que prescribe la licitud o ilicitud de los actos
humanos. La estrecha vinculación se ve manifestada en diversas instituciones jurídicas que reconocen un
origen religioso, como la sponsio en los contratos y la confarreatio en el matrimonio.
LAS FUENTES DEL IUS:
MORES MAIORUM:
Las primeras normativas del Derecho Romano fueron las mores maiorum (costumbres de los antepasados),
modos de vivir de los grupos gentilicios que concurrieron a la génesis de Roma.
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Esos modos de vivir pasan a incrementarse con nuevas reglas propias de la integración de una comunidad más
amplia, diversificada y compleja: la de la civitas.
Pero esa civitas se define por aparición de órganos que coordinan y resuelven conflictos entre aquellos grupos
parentales: el rex y sus continuadores, los magistrados con imperium, etc.
Aquel complejo de antiguos modos o hábitos de conducta de los gripos precívicos constituyeron el ius
quiritum.
IUS QUIRITUM:
Significa el dercho de los quirites (de los antiguos romanos). Cuando aparece el colegio de los pontífices, ese
derecho arcaico deviene en un derecho elaborado doctrinariamente, un derecho de juristas.
En efecto, el romano empezará a buscar sus normas jurídicas observando o recordando los hábitos de sus
antepasados o sino consultando al órgano específico de la nueva comunidad.
Los pontífices serán los asesores de magistrados y particulares en cuanto a normas y ritos. Si el ius sólo
hubiera evolucionado, no habría acompañado la rápida evolución experimentada por la sociedad romana
desde la integración de la civitas.
Resulta así, la dinámica de desarrollo del ius quiritum lo caracteriza como un derecho de juristas, resultado del
quehacer de los pontífices consistente en conservar las declaraciones o sentencias con valor de precedente, en
explicar los recitados y proscderes rituales del accionar en justicia, y las fórmulas de actos jurídicos, en estar a
disposición de los miembros de la comunidad para dar respuesta sobre ius, para precaver sobre efectos y
formas de futuros negocios jurídicos y para proporcionar reglas para accionar en justicia.
EL PROBLEMA DE LAS LEYES REGIAS. EL IUS PAPIRIANUM:
Hoy en día los romanistas no creen en que las llamadas leges regiae (leyes reales), conocidas también como
ius Papirianum, hayan sido propuestas por los reges para su aprobación por los comicios curiados. Se
considera que se trata de posteriores normas sacarles emanadas de los pontífices y recopiladas por uno de
ellos, Papirio.
Pto. 4:
EL SISTEMA DE LAS LEGIS ACTIONES:
En la expresión legis actiones, la palabra actio significa modo de actuar y alude a los gestos y declaraciones
que debían ser efectuados según prescribía la lex. De allí el nombre de acciones de la ley.
De las acciones de la ley, tres son declarativas , tienden a la elucidación de una controversia, dos son
ejecutivas, tendientes a una ejecución que sancione una relación jurídica no controvertible.
LEGIS ACTIO SACRAMENTUM:
Acción general, por ser adaptable a cualquier controversia para la que no se hubiera prescripto un diverso
modo de actuar.
En la etapa in iure, cada una de las partes hacía la afirmación solemne y constante de sus derechos.
Luego venía la provocación o desafío recíproco al sacramentum: cada parte comprometía bestias o 500 o 50
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ases para el caso de que su afirmación fuera perjura.
El magistrado nombraba al juez ante el que debía iniciarse la etapa apud iudicem.
En tiempos posteriores, el juez debía recurrir a medios racionales de prueba para dar su sentencia de cuál
sacramentum era iustum y cuál iniustum.
LEGIS ACTIO PER IUDICIS ARBITRIVE POSTULATIONEM:
Era la acción de la ley por el reclamo de un juez o un árbitro: introducida o admitida por la ley de las XII
Tablas, prescindía de la apuesta y lidiaba al nombramiento de un juez privado para pronunciarse sobre la
cuestión.
En los primeros tiempos debe de haberse utilizado sólo para controversias sobre divisiones o delimitaciones
de bienes.
LEGIS ACTIO PER CONDICTIONEM:
Nueva acción introducida para el reclamo de sumas definidas de dinero y ampliada por una lexCalpurniapara
el reclamo de cosa determinada.
Al igual que en la legis actio per iudicis arbitrive postulationem, había una directa afirmación y correlativa
denegación de una obligación y el pedido de un juicio.
LAS VÍAS DE EJECUCIÓN:
LA MANUS INIECTIO:
Hay un verdadero procedimiento ante el magistrado en el caso de la manus iniectio: en virtud de sentencia en
un juicio declarativo o por un particular tenía derecho a apoderarse de su deudor y retenerlo encadenado en su
casa. Si no cumplía con lo debido antes de los 60 días, debía ser llevado tres días consecutivos de mercado a
la plaza pública frente al magistrado y su deuda anunciada públicamente para que otros acreedores pudieran
hacer valer sus créditos. No satisfecha la deuda pasados los 60 días, el deudor podía ser vendido como esclavo
fuera de Roma ; o muerto, y su cuerpo repartido entre los acreedores.
PIGNORIS CAPIO:
De las acciones ejecutivas, la pignoris capio, en realidad, no se llevaba a cabo ante el magistrado: sólo se trata
de que e lícito para el acreedor tomar en prenda una cosa del patrimonio del deudor.
BOLILLA II,
Pto. 1
Características generales de las magistraturas:
El primer carácter de toda magistratura republicana fue la electividad. Para ser representante del pueblo y
estar investido de los poderes necesarios para su conducción, era indispensable un acto de elección que
originariamente emanó de la sola autoridad suprema y luego se efectuó con la intervención del pueblo reunido
en comicios. El principio de la electividad no está basado en la voluntad colectiva de la ciudadanía, sino que
está dado por el concepto romano que el magistrado crea al magistrado, lo que hacía que todos los
magistrados fueran instaurados por la magistratura superior.
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Otra característica fue la anualidad, ya que sólo se ejercían por un tiempo determinado, generalmente un año.
La periocidad en el cargo público tuvo la virtud de significar un gran freno al abuso del poder. Por otra parte,
la anualidad abolió la irresponsabilidad de las magistraturas vitalicias, pues el magistrado saliente era
susceptible de ser responsabilizado por los actos realizados en ejercicio de sus funciones.
Las magistraturas de esta época eran también colegiadas pues se ejercían simultáneamente por dos o más
titulares. La colegiabilidad no estaba dada por ordenamiento corporativo porque la autoridad no era atribuida a
los magistrados en conjunto, sino por un régimen en el que la soberanía correspondía a cada magistrado, quien
detentaba la suma total de los poderes. Para que una decisión del magistrado tuviera fuerza siempre era
necesario que contara con el asentimiento del colega, porque, en caso de disentimiento, prevalecía el parecer
del opositor. Esta oposición, que se manifestaba por un acto negativo, recibió el nombre de intercessio y
constituyó la nota más saliente de colegiabilidad magistratural.
Otra característica era que la magistratura era un honor. La gratuidad excluía a los ciudadanos pobres del
ejercicio de las magistraturas.
Cursus Honorum
Sistema por el cual se regla el acceso y ascenso a las distintas magistraturas. Con el tiempo se fueron
conformando diferentes normas y magistraturas:
prohibición de desempeñar dos magistraturas ordinarias a un mismo tiempo; se podía una ordinaria y otra
extraordinaria.
intervalo de 10 años para asumir nuevamente una misma magistratura; posteriormente se prohibió la
reelección para la censura y para el consulado.
lapso de 2 años como mínimo entre el ejercicio de dos magistraturas curules.
edad mínima de 27 años para aspirar a cualquier magistratura.
especie de escalafón de las magistraturas: por ejemplo, la cuestura se debía desempeñar antes que la pretura;
ésta, antes que el consulado, al que debían seguir la dictadura o la censura.
El Senado
Funcionamiento: El senado tenia amplias posibilidades para su funcionamiento: aunque debía ser convocado
por un magistrado con el ius agendi cum senatu, nada obstaba para su auto convocación. A pesar de que
tradicionalmente se reunía en un edificio llamado curia, lo podía hacer el cualquier sitio y fecha, aún en los
días nefastos. Tampoco tenía quórum, funcionaba con el numero de senadores presentes.
Atribuciones: De acuerdo con la tradición constitucional son la provisión de un interrex; la auctoritas patrum
y el consultum. Pero, en la práctica, no hubo límites para la ingerencia del Senado en la deliberación,
ejecución y administración de los intereses públicos.
Los Comicios
El comicio curiado:basado todavía en la organización gentilicia, sólo tendrá en la res publica, funciones de
control de actos vinculados con la organización familiar.
El comicio centuriado: verdadera expresión del populus en su versión timocrática, surgirá siendo el más
importante y necesario para las más trascendentes manifestaciones de la soberanía popular.
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El comicio por tribu: se había legitimado e integrado a la civitas. Cuando se llega a la equiparación de los
plebiscitos con las leges el concilio resulta el más ágil medio de legislación pública.
El comicio tribado: organizado sobre la misma base del concilio de la plebe, se lo confunde a veces con éste,
aunque se diferencia en que se integra también con los patricios.
Atribuciones: Los tres últimos tipos de asamblea popular suelen tener atribuciones legislativas, electorales y
judiciales, aunque haya especificidad o graduación en cuanto a qué magistrados elige o qué clase de juicio
penal resuelve cada asamblea.
Pto. 2:
El populus
Hay una doble evolución: la que lleva de un ordenamiento gentilicio (comicio curiado) a uno enteramente
ciudadano (comicio centuriado); la que lleva de una reunión de los ciudadanos en ramas para recibir
informaciones u órdenes a una asamblea política con poder soberano de aprobar o rechazar leyes y medidas y
de elegir a los magistrados.
La organización timocrática del comicio centuriado es debida a la influencia etrusca y está alineada a una
contemporánea tendencia, común a casi todas las ciudades estados mediterráneos. Esa organización se basa en
la división de los ciudadanos en classes según su status económico.
El ejército ciudadano organizado por centurias comenzó a ser auscultado en su sentir, la consulta se fue
institucionalizando en forma de una votación para aprobar o desechar leyes y candidaturas. Cuando el ejército
tuvo otra estructuración, subsistió el sistema centuriado para la asamblea de decisión política.
Luchas sociales entre patricios y plebeyos:
El recurso principal de la plebe fue la amenaza de secesión o la negativa de colaboración. La plebe se dio sus
jefes, los tribunos, a los que protegió con un compromiso jurado de considerar sacrílego a todo aquel que
atacara u obstaculizara a un tribuno.
}el Estado patricio fue reconociendo la legitimidad del accionar de los órganos de la plebe y fue negociando
con transacciones y retáceos los objetivos que se proponía la plebe.
La ley de las Doce Tablas
Historia: La sanción de la ley de las XII Tablas alrededor del año 462 a. de C., en tribuno Terentilio Arsa, con
el fin de substraer a los plebeyos de las arbitrariedades de los magistrados patricios, propuso que se eligiera
una magistratura extraordinaria, compuesta de cinco miembros, para que redactara un cuerpo legal destinado a
reglar los intereses de la plebe. Esta iniciativa encontró una oposición en la clase patricia. Esta resistencia fue
vencida en el año455 a. de C., cuando accedieron al nombramiento de una magistratura extraordinaria
compuesta de diez miembros, los decenviris legibus seribundis. Compusieron diez tablas de leyes que fueron
expuestas públicamente y sancionadas por los comicios centuriados en el año 451. Considerándose que las
leyes dictadas no eran completas, el colegio decenviral que ahora estaba integrado también por tres plebeyos,
amplió su labor confeccionando dos tablas más que se incorporaron al cuerpo legal ya redactado.
Contenido: El texto de la ley de las XII Tablas no ha llegado hasta nosotros en forma directa porque las leyes
que fueron expuestas al público en el Foro habrían sido destruidas en el incendio de Roma provocando por las
hordas gálicas. Sus preceptos nos han sido transmitidos por las referencias que de los mismos han hecho
gramáticos de la antigüedad.
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Dirksen realizó una restitución de las XII Tablas aprovechando la circunstancia de que años antes habían sido
descubiertas La república de Cicerón y las Instituciones de Gayo, que fueron un valioso aporte para completar
y confirmar las antiguas versiones.
Tabla I: Citación y comparecencia en juicio.
Tabla II: Disposición que permite transigir hasta sobre el robo.
Tabla III: Ejecución contra el deudor.
Tabla IV: Patria potestad
Tabla V: Disposiciones testamentarias, sucesión ab intestato; tutela y curatela.
Tabla VI: Nexum, mancipatio, usucapio, trinoctium; reivindicación.
Tabla VII: Relaciones de vecindad; servidumbres reales.
Tabla VIII: Delitos y represión; compensación.
Tabla IX: Prohibición de leyes que entrañen privilegios; apelación de las condenas capitales ante los
comicios; delitos de homicidio, concusión y alta traición.
Tabla X: Disposiciones sobre funerales y sepulcros.
Tabla XI: Prohibición de connubium entre patricios y plebeyos.
Tabla XII: Casos es que es lícita la toma de prenda; responsabilidad de los dueños por hurtos o daños
cometidos por esclavos; indemnizaciones debidas por quien ha obtenido sin raz{on la posesión de una cosa y
por quien ha consagrado al culto una cosa en litigio; el principio de que la ley posterior deroga la anterior.
Carácter: La ley de las XII Tablas se refería, pues a todo el derecho civil romano: derechos privados, reglas
procesales, derecho penal, etc.
Ius Flavianum:
El proceso tendiente a hacer accesible al pueblo romano el conocimiento de las normas de fondo se habría
iniciado siglo y medio después de la redacción de las XII Tablas, cuando apareció el liber actionum de los
pontífices que, por haber sido atribuido a Cneus Flavius, es más conocido con el nombre de ius Flavianum.
Esta primera publicación habría contenido los pormenores de los actos procesales que las partes debían
observar en el trámite de los litigios bajo pena de perder su derecho. La tradición atribuye también a Cneo
Flavio la publicación de una tabla en la que había insertado en calendario que tenía marcado con un signo los
días en que era lícito o no litigar (dies fasti y nefasti).
Ius Aelianum:
Un siglo después de la publicación del ius Flavianum, el jurisconsulto Sextus Aelius Paetus Catus, apodado el
Astuto, publicó una colección de las nuevas formas de las acciones la que, por desconocerse su nombre
original, fue denominada ius Aelianum por los antiguos, en homenaje a su autor.
La Leyenda:
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Cuando Eneas huye de Troya vencida por los griegos, trasladó a los dioses de etas ciudad al Lacio. Casado
Eneas con Lavinia, tuvieron un hijo llamado Ascanio que fundó la ciudad de Albalonga. Luego de sucesivos
reyes de la dinastía fundada por Eneas, habría correspondido el trono a Procas, quien antes de morir entregó a
sus hijos Numitor y Amulio los territorios y las riquezas. El último, celoso del poder de su hermano, lo
destronó e hizo sacerdotisa de Vesta a la princesa Rea Silvia, recluyéndola en un templo. La joven princesa se
unió secretamente con el Dios Marte y tuvo dos hijos mellizos, Rómulo y Remo quienes, por orden del
enfurecido Amulio, fueron arrojados al Tíber, salvándose milagrosamente y siendo recogidos en las
proximidades del monte Palatino. Rómulo y Remo fueron amamantados por una loba y protegidos por el
pastor Faustulo que se hizo cargo de ellos. Cuando fueron grandes destituyeron del trono de Alba a Amulio y
repusieron a su abuelo numitor quien, para recompensarles, los autorizó a fundar una ciudad sobre el Palatino.
La ceremonias de la fundación de esta ciudad, que tomo el nombre de Roma, también ha dado lugar a
numerosas versiones novelescas, como la que refiere que Rómulo fue quien personalmente las realizó por
haber resultado favorecido por la divinidad. Rómulo habría procedido a marcar con una reja de bronce los
límites de la urbs y fijar al mismo tiempo sus accesos y salidas.
DERECHO ROMANO
BOLILLA 3: EL DERECHO EN EL ALTO IMPERIO
INTRODUCCIÓN:
Con el advenimiento de Octavio al poder, luego de su triunfo en Actium sobre Marco Antonio y el logro de la
denominación de augustus y de la obtención a perpetuidad del título de imperator, se inicia en el año 29 a de
C, esta etapa dura casi 6 siglos, subsistió hasta la muerte del emperador Justiniano ocurrida en el año 565.
La instauración del nuevo régimen institucional trajo consigo la creación de un gobierno de cuño monárquico,
pero bajo la apariencia de una ordenación democrática.
Se produce también en esta época la división territorial del imperio en dos partes, Oriente y Occidente.
Teodosio I, en el año 394, adjudicó el imperio de Occidente con capital en Roma a su hijo Honorio y el de
Oriente, con capital en Constantinopla, a su hijo Arcadio.
El imperio constituye el tercer período en que se divide el estudio de la historia jurídica romana.
Pto.1:
Causas de la República e implantación del Imperio:
En la República el enorme poderío que llevaban implícitos sus reiterados triunfos guerreros sólo benefició a
una reducida clase social en desmedro del proletariado.
Como consecuencia de esta situación la clase adinerada, de donde salieron la mayoría de los magistrados
gobernantes, incurrió en abusos cayendo en el lujo, que ahondaron el desnivel existente de la población y
fueron minando células básicas de la organización social, como la familia y hasta corrompiendo las creencias
religiosas. Por otra parte, las clases proletarias y campesinas se vieron empobrecidas por el abandono
obligatorio que hicieron se sus tierras y las enormes cargas que sobre las misma pesaban.
Estas tentativas de reformas económico−sociales que fracaran por la obstinada oposición de los aristócratas y
que terminaron cruentamente, pusieron de manifiesto una pugna de intereses producto del desequilibrio
existente que separó netamente al pueblo en tres grupos sociales antagónicos, la aristocracia terrateniente, la
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acaudalada clase de los comerciantes del orden ecuestre y el proletariado constituido por la masa popular
empobrecida.
Los intentos por solucionar la crisis y salvar la república fueron vanos y es así que los últimos años en que la
misma se desenvuelve se ven ensangrentados por convulsiones internas, la guerra civil. A estas luchas se
sumaban los peligros provenientes del extranjero, trataron de reconquistar sus antiguos territorios y
ahondando así el problema institucional que aquejaba la república.
En estos momentos ocupa el consulado Cayo Mario (100 a de C), quien, se erigió en defensor de la plebe,
postura que traicionó al inclinarse por la nobleza, luego de sus victoriosas campañas contra Yugurta y contra
los cimbros y teutones.
Mario abandona el poder en el año 90 a de C. Y es reemplazado por el caudillo Lucio Cornelio Syla, patricio,
que llevó a Roma a la guerra civil por rivalidad con su antecesor al querer éste reasumir el poder
aprovechando la ausencia de Syla empeñado en la guerra contra Mitrídates, rey del Ponto. Al regresar
victorioso a Roma, habiendo fallecido ya Mario, Syla pudo ejercer libremente el poder siendo proclamado por
el senado, dictador encargado de redactar leyes y organizar la constitución.
Cuando Syla renuncia al trono, su yerno y lugarteniente, Cneo Pompeyo se convirtió en el principal personaje
político del momento, (80 a de C.), Pompeyo contó con la colaboración del general romano Licinio Craso,
ambos jefes ocuparon el consulado en el año 70 a de C.
Cayo Julio Cesar en pocos años por sus condiciones debía convertirse en je fe único de la decadente república,
fue asociado al consulado por Pompeyo y Craso como un medio de lograr las voluntades populares que eran
favorables a Cesar. De esta manera en el año 60 se constituye el primer triunvirato que lo integraban Cesar,
Pompeyo y Craso;
No tardó en hacerse sentir la preponderancia de Julio Cesar como consecuencia de sus éxitos militares y su
capacidad de gobernante, despertó celos por Pompeyo quien intentó quedar solo aprovechando su ausencia y
la muerte de Craso.
Cesar retorna a Roma, mientras que Pompeyo huía a Grecia con los que lo apoyaron (miembros del senado).
(Luego Craso muere, Julio Cesar y Pompeyo se enfrentan y gana Julio Cesar)
Cesar, solo en el poder, realiza una obra destacada: mejora a las clases obreras agrícolas con equitativas
distribuciones de tierra, al castigar el lujo y favorecer a las familias numerosas, al perfeccionar el sistema
penal, al organizar los tribunales de justicia, al regular la administración provincial y al crear nuevos
funcionarios a quienes les traspasó algunas funciones hasta entonces ejercidas por los pretores, los cuestores y
ediles.
Desde el momento que Cesar fue designado dictador adquirió sucesivamente distintos honores que vinieron a
desvirtuar la antigua arquitectura republica hasta convertirlo en un gobernante de cuño monárquico con
poderes absolutos. Se le otorga el título de Imperator.
Asesinado Julio Cesar en los idus de Marzo (año 44 a de C), se reinician las luchas civiles que van
apresurando la desintegración del ordenamiento republicano y el advenimiento del imperio, aparecen entonces
el cónsul Marco Antonio que distribuía grandes sumas de dinero entre la gente humilde y Cayo Octavio
sobrino y heredero político y social de Julio Cesar, que regresaba a Grecia. Eliminado Lépido (año 36)
renacen las antiguas rivalidades entre Octavio y Marco Antonio se había establecido en Alejandría luego de
hacerse casado con Cleopatra. Declarada la guerra por Octavio su flota venció. Al acordársele al heredero de
César poderes tanto o más amplios que los que éste detentó quedó sellada la suerte de la república.
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El año 29 a de C marca el comienzo del período imperial al serle concedido a Octavio el título de Augustus,
primer emperador romano, al que se le fueron atribuyendo poderes que lo convirtieron en un verdadero
monarca sin que ello significara un rompimiento de la constitución republicana que fue mantenida ya que sus
principales instituciones continuaron funcionando como en la época anterior.
El emperador fue concentrando en su persona todas las magistraturas, de la vieja república que llegó a
absorber por completo, adquiriendo las dignidades civiles y religiosas propias de un soberano.
Organización Política:
Al comienzo del imperio se mantuvieron aquellos estamentos característicos del régimen republicano, pueblo,
senado y magistratura, los que paulatinamente fueron experimentando transformaciones a medida que el
príncipe adquiría mayores poderes.
Los comicios fueron cercenándoseles sus más importantes atributos, llegando a perder hasta su potestad
legislativa cuando el emperador se la atribuyó al senado, para posteriormente, ser absorbida por él. El senado,
por su parte, si bien en este período histórico alcanzó su máximo esplendor, tampoco escapó al absolutismo
imperial al serle quitadas sus más esenciales prerrogativas, hasta quedar convertido en un organismo sumiso a
la voluntad del emperador. Las magistraturas republicanas no corrieron mejor suerte que las dos anteriores
asambleas y así nos será dable comprobar que sus funciones cuando no se van desnaturalizando en la práctica,
caducan por completo o bien sus miembros son reemplazados por funcionarios imperiales que el príncipe
nombra y remueve a su arbitrio.
• Se considera que hubo una diarquía. (2 personas ejercen el poder)
El emperador (princeps). Atribuciones:
Funciones de carácter político, judicial y religioso se atribuyó para sí el emperador son exclusión de toda
participación del pueblo o del senado.
En el orden político, sus poderes derivaban de las potestas tribunicia y del imperium preconsular. El
emperador estaba investido de la sacrosanctitas que daba a su persona una inviolabilidad civil y religiosa y
también del derecho de veto que podía oponer a las decisiones de todos los magistrados y aun del senado.
Decidir sobre la paz y la guerra, a disponer sobre las tierras públicas, a fundar colonias, a conceder a ciudades
enteras o a individuos la ciudadanía romana y a introducir principios de derecho por medio de constituciones.
Facultad de mandar todos los ejércitos, estuvieran en Italia o en las provincias, así como del derecho de
gobernar las provincias que le hubieren sido asignadas. En cuanto a los territorios conquistados por Roma la
administración de los mismo se hacía también por intermedio del príncipe quien, para estos casos, delegaba
sus funciones en un prefecto o procurator. Además se le atribuyó el derecho de nombrar a los magistrados,
éstos solamente intervenían para prestar una confirmación formal del candidato elegido por el príncipe, pues
en manera alguna podían ellos modificar la propuesta.
En orden a las funciones judiciales, el emperador tenía autoridad para intervenir tanto en las contiendas
civiles como en las cuestiones penales. El procedimiento de la cognitio estraordinem el que le permitió que el
emperador pudiera influir decisivamente en la marcha del proceso. La apelación de la sentencia actuando el
príncipe como juez de segunda instancia o una comisión de funcionarios imperiales que integraban el cuestor
del palacio y el prefecto del pretorio. En las causas criminales, pudiendo decidir como tribunal de primera
instancia o como juez de apelación. Se hacía representar en el ejercicio de la represión criminal por el prefecto
urbano en la ciudad y el prefecto del pretorio en las provincias.
En materia religiosa, sagrado por designación divina, también se le otorgó amplias facultades al ser elevado
al cargo de pontífice máximo que se hizo inseparable de la dignidad imperial.
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Los emperadores no se sucedieron en el gobierno por elección popular sino que imperó el sistema de una
monarquía hereditaria acorde con el régimen auténticamente romano de que el magistrado saliente designe al
sucesor. Cabe hacer notar que aunque todo gobierno absolutista lleva implícito el ejercicio unipersonal del
poder, la función imperial en Roma supo ser ejercitada por dos o más emperadores, que solían gobernar
conjuntamente o bien que se repartían la administración.
El Comicio, el Senado y las Magistraturas:
El más típico organismo republicano que resumía la representación de la voluntad popular, el Comicio, fue
objeto de una atención especial por parte de Augusto en los primeros momentos de su gobierno porque, todos
están de acuerdo en afirmar, que el emperador habría tenido el sincero propósito de restaurar su antiguo
prestigio ya decadente a fines del período republicano, al mismo tiempo que fortalecer el ius comitiorum cuyo
principal atributo era la actividad legislativa. No es de extrañar entonces que el propio Augusto haya
impulsado a los comicios a la sanción de un gran número de leyes relativas al derecho penal, procesal y civil,
tales como la lex Iulia et Papia Popaea (9 d de C) que estableció privilegios de derecho público y privado a
favor de las personas casadas o con hijos y cargas de tributación y restricciones de derecho hereditario para
los solteros o casados sin descendencia. Esta Asamblea fue perdiendo rápidamente su importancia.
El cercenamiento de facultades de los comicios comienza cuando el príncipe les substrae los poderes
jurisdiccionales para entender en las causas criminales al crear las quaestiones perpetuae como tribunales
permanentes para entender en las mismas y al disponer que las sanciones capitales podían ser en adelante
apelables ante el príncipe. Por otra parte, los poderes electorales de que los comicios estaban investidos les
fueron notablemente disminuidos cuando el emperador tuvo suficiente fuerza para imponerles dicha
atribución le fue otorgada al senado únicamente. En materia legislativa, los comicios perdieron también esta
potestad y ya bajo Tiberio las leyes comiciales son escasas y si bien en época de Claudio aún se encuentran
algunos plebiscitos, podemos asegurar que en tiempo de Nerva la actividad de los comicios en tal sentido eran
totalmente nula. En el siglo IV de nuestra era el comicio había desaparecido por completo como órgano
regulador del Estado.
En cuanto al Senado, que tampoco escapó a la acción absorbente y absolutista del emperador durante los
primeros tiempos del imperio cobró un ponderable brillo, por habérsele trasmitido facultades inherentes a los
comicios, como las funciones electorales, sino también porque el emperador le acordó el derecho de dictar
resoluciones con fuerza de ley. Esta preponderancia que el cuerpo adquirió ha dado lugar que se considere
que, en tiempos de Augusto y de Tiberio, el poder era una diarquía, ya que el gobierno correspondía tanto al
senado como al emperador. A pesar de las prerrogativas atribuídas al mismo no tardó en hacerse sentir la
absorción de funciones por parte del emperador. Circunstancia que se vio gravada cuando, mediante la
adlectio el príncipe pudo suplir directamente la falta de capacidad de las personas por él elegidas para ingresar
a tan alto cuerpo.
El Senado como órgano del Estado, experimentó una disminución de sus facultades al extremo. Así perdió las
funciones que tenía asignadas respecto a la política exterior, al culto y a la hacienda. Las mismas quedaron a
cargo del emperador. En la esfera judicial, si bien el Senado conservó excepcionalmente el conocimiento de
las causas sobre delitos políticos y algunas de delitos comunes, en la práctica actuó por delegación del
emperador ya que la cognitio senatorial sólo podía tener lugar mediando la conformidad expresa o tácita de
aquel. La actividad legislativa del Senado fue la que perduró por más tiempo, adquiriendo justamente en esta
época su mayor relevancia, el cuerpo mediante sus senadoconsultos incorporó una nueva fuente de derecho
cuando los ciudadanos tomaron como principio normativo el contenido de las decisiones senatoriales. Sin
embargo, el poder de legislar cayó también bajo el dominio del emperador cuando el Senado dejó de dictar
senadoconsultos. El príncipe valiéndose de orationes in senatu habitae, sucumbiendo totalmente como
asamblea legislativa desde el momento en que las decisiones del emperador, dada mediante constituciones, se
erigieron como única fuente de derecho.
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La primera magistratura republicana, el consulado, es la que fue más eclipsada por el poder del emperador ya
que éste asumió la dirección de la política externa del Estado. El tribunado. La censura. La edilidad curul
pierde gran parte de sus facultades de administración y de vigilancia. Se le priva de la cura annone que fue
confiada a un praefectus annone, y en cuanto a la cura urbi no abarcaba la jurisdicción penal delicia y
reducida a simples funciones de policía, cuidado y seguridad de las vías urbanas.
La cuestura cesa y pierde sus facultades para substanciar los procesos capitales, quedando reducida a veinte
miembros en época de Augusto.
La pretura fue la única magistratura republicana que pudo conservar durante el imperio su primitiva fisonomía
ya que siguió ejerciendo en Roma y en Italia la jurisdicción civil por conducto de los pretores urbanos y
peregrinos.
Las magistraturas menores del vigintiviratus fueron mantenidas durante el imperio. Así, estaba colocada en el
primer eslabón del cursus honorum que, aunque no revestía la importancia de la época anterior porque el
emperador podía a voluntad nombrar magistrados que no hubieran seguido la carrera de los honores.
Los funcionarios imperiales:
No tenían el carácter de magistrados pues carecían de autoridad propia. Los funcionarios imperiales de mayor
rango eran los prefectos que eran funcionarios militares a cargo de la jefatura de la guardia imperial. Los
gobernadores de provincias y ejercer la jurisdicción criminal en Italia, excepto en Roma tenía a su cargo la
policía de la ciudad, la persecución de los cultos prohibidos, la vigilancia de los mercados, una jurisdicción
civil extraordinaria y la jurisdicción criminal con facultad de imponer penas hasta de deportación, era el jefe
de una guardia especial, evitar los robos e incendios, la seguridad pública, encargado de la vigilancia de
Roma, la policía de los víveres tenía la administración del tesoro y cierta jurisdicción en los negocios fiscales
y el praefectus Aegypti, que actuaba como delegado del príncipe en el gobierno de Egipto.
Tenían también un rango de importancia entre los funcionarios del principado, los procuratores que, elegidos
entre los equites, fueron encargados dela administración de la hacienda pública.
Situación social y económica del Imperio:
En la época imperial la tradicional distinción de los ciudadanos en patricios y plebeyos había desaparecido
como problema social debido de los dos órdenes en político, lo jurídico y lo económico. La nobilitas se podía
ingresar por herencia, si se era descendiente de magistrados curules, o por favor del príncipe. A las personas
de rango senatorial le fueron asignadas las supremas magistraturas, el gobierno de las provincias senatoriales
y el de algunas imperiales así como altas funciones en el ejército y en los cargos imperiales.
A la par de la nobilitas encontramos en al Roma la nobleza vitalicia de la clase adinerada formada por los
caballeros o equites. Los equites constituían la más alta aristocracia en Italia y las provincias y a ellos les eran
confiados los cargos de más responsabilidad y los que exigían una adhesión incondicional al príncipe.
Como clase social inferior encontramos en el imperio a la plebe una masa popular constituida ahora, por los
ciudadanos y sus descendientes, y también por una gran cantidad de libertos y de extranjeros de diversa
estirpe que había obtenido la ciudadanía romana.
Otro elemento de la sociedad romana durante el imperio estuvo constituido por los extranjeros que en gran
número habían afluido. Estos no ciudadanos estaban excluidos del ejercicio de los derechos políticos y de
gran parte de los derechos privados, trataron de ser atraídos por los emperadores mediante el otorgamiento del
derecho de ciudadanía con el objeto de contar con un mayor número de personas para la formación de las
legiones así como conseguir más contribuyentes que acrecentaran el erario público.
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Con la expansión política y territorial lograda por Roma en los tiempos del imperio su economía se vio
rápidamente acrecentada, produciéndose la apertura de grandes centros mercantiles que unieron a la gran
metrópoli con los principales mercados del mundo, como los de China, India, Arabia y Etiopía en donde
existían importantes industrias que fueron aprovechadas por Roma que siempre se caracterizó por ser una
nación consumidora más que productora. Si a esto se le agrega los considerables e incontrolados gastos
públicos provocados por el mantenimiento de los ejércitos y de la pesada burocracia, así como por los altos
costos de las grandes obras públicas, no es de extrañar entonces que a poco de andar el imperio, en el siglo II
se haya producido una aguda crisis a la que contribuyeron a agravarla la competencia de las provincias a la
producción agrícola italiana que vio así disminuída su olivicultura y viticultura.
La crisis repercutió sobre las actividades comerciales, industriales y agrícolas que vieron desaparecer los
productos esenciales subieron aumentando el costo de la vida que condujo a la población a la licencia y al
vicio.
En el siglo III el imperio que no se había aún recuperado de la grave crisis por la que atravesara de indudable
repercusión en el campo económico, se sumió nuevamente en la anarquía y el desquiciamiento hasta el
extremo de que los soldados pusieron el trono en venta después de la muerte de Pertinax. Esta caótica
situación, que se prolongó hasta la llegada al trono del emperador Diocleciano quiso ser remediada, en el
orden económico, mediante un intervensionismo estatal destinado a regular en forma minuciosa y restrictiva
las actividades comerciales e industriales del imperio, pero esta intervención del Estado, lejos de significar un
dique de contención para la crisis, contribuyó a aumentar el desconcierto de la población
Nueva Organización imperial con Diocleciano y Constantino:
Constantino restableció a Roma como capital de la parte occidental del imperio y buscó una nueva metrópoli
para la parte oriental, por motivos económicos y estratégicos en el año 324 levantó a orillas del Bósforo una
ciudad que fue llamada Constantinopla a la que trató de elevar a un rango superior a la misma Roma.
Los 3 elementos sobre los que se asentaban la organización política romana desaparecieron, hasta el senado
dejó de participar del poder y ser aquel cuerpo tradicional que tanta importancia política había tenido. La
administración pública estaba bajo control directo del emperador. El sistema burocrático estaba organizado en
forma jerárquica. Los funcionarios imperiales se desempeñaban por un año, cuando se tratan de cargos
superiores, en tanto que debían seguir una carrera dentro de la administración, cuando fueran empleados
subalternos. La Corte imperial publicaba una lista de los funcionarios que durante el año debían actuar como
colaboradores del emperador, comenzando con lo de más alta categoría honorífica que eran los ilustres para
seguir con los spectabiles, luego con los calrissimi, después con los perfectissimi y concluir con los egregii.
Pertenecían a la clase de los ilustres los más altos dignatarios del Estado entre los que figuraban algunos
funcionarios del Alto imperio como el praefectus praetorio que en esta época habían perdido sus funciones
militares para convertirse en jefe de la administración civil de las distintas prefecturas con facultad para
conocer en grado de apelación de las sentencias dictadas por los gobernadores de provincias; los praefectus
urbi, uno en Roma y otro en Constantinopla con poderes jurisdiccionales en sus respectivas ciudades y los
magíster militum que tenían el mando de las milicias y el ejercicio de la jurisdicción civil y criminal sobre sus
subalternos. Figuraban dentro de la misma otros funcionarios que integraban los órganos centrales del Estado.
Estas cuatro altas dignidades de la Corte estaban desempeñadas por el magíster officiorum que actuaba como
un canciller o secretario general y era el jefe de las oficinas o scrinia o memoria, ab epistolis, a libellis, el
quaestor sacri palatii que era el consejero supremo del soberano en materia legislativa, pues tenía la facultad
de relatar leyes y las ordenanzas imperiales ajustándose a la voluntad del príncipe; el comes sacrarum
largitiorum que era el encargado del manejo de las finanzas y el comes rerum privatarum que administraba el
patrimonio de la corona.
En la clase de los spectabiles estaban incluidos los jefes de las dependencias de la chancillería imperial.
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A la clase de los clarissimi pertenecían los consulares, los rectores de las provincias, los correctores, los
praesides y los senadores.
El consejo de Estado y la cancillería imperial. El primero formado por altos dignatarios del palacio bajo la
presidencia del quaestor sacri palatti, tenía la misión de preparar las constituciones imperiales, de asesorar al
emperador en las cuestiones internacionales y de aconsejar sobre las distintas medidas de gobierno. En cuanto
a la chancillería integrada por las tres scrinia, sus funciones consistían en intervenir en las peticiones que los
particulares dirigieran al príncipe, organizando la recepción y el trámite administrativo que a las mismas debía
dárseles para hacer conocer luego las resoluciones definitivas que sobre las mismas recayeron.
La complicidad y onerosa burocracia, los ingentes gastos y epidemias, la corrupción administrativa y los
pesados tributos que el gobierno se vio precisado a imponer, provocaron el debilitamiento de las economías
privadas y perturbaron las principales fuentes de producción, es decir, la agricultura, el comercio y la
industria.
La formación de grandes latifundios fue con un obstáculo para el desarrollo de la actividad agrícola ya que las
más importantes propiedades rurales fueron entregadas a los allegadas al emperador. El productor agrícola vio
entorpecida su labor, además del arriendo que debía abonar al propietario de la actividad rural y como dichos
tributos cada vez iban en aumento y se exigió su pago en especie. Con el fin de evitar el grave problema que
creaba el éxodo de la población campesina, el emperador Constantino hizo ley de la vieja práctica de unir el
hombre a la tierra. Dio forma orgánica a la institución del colonato que adscribía a los colonos y sus familiares
a la tierra que cultivaba. Esta reforma si bien solucionó el problema de escasez de mano de obra, vino a
significar un golpe para los principios de libertad individual, porque el colono quedó desde entonces ligado a
la tierra, como arrendatario perpetuo y hereditario, que podía ser reivindicado como un bien cualquiera y
enajenado junto con el fundo al que estaba adscripto.
La actividad mercantil e industrial aparece en la época del dominatus ejercitada por el hombre libre que como
estas actividades estaban resentidas a consecuencia de la depresión económica general, los emperadores se
vieron en la necesidad de aplicar la misma política que habían seguido para incrementar la producción agraria
decidiendo unir al hombre a su gremio.
Los intentos de una recuperación de la economía imperial en los que Diocleciano y Constantino y sus
sucesores pusieron grandes alfanes, a la postre resultaron vanos porque el imperio romano, especialmente el
de Occidente, estaban llegando a su ocaso por haber ido perdiendo su antigua unidad. Se preparaba asi el
advenimiento del sistema feudal que caracterizó a la Edad Media.
Las reformas de Diocleciano en el campo tributario fueron de gran trascendencia. Comenzó por la
reorganización del impuesto territorial que era el que más ingresos producía a la caja del Estado entre los
impuestos directos, estableciéndolo sin excepción para todo el imperio, inclusive Italia. El gravamento se
fijaba anualmente sobre unidades fiscales empadronadas en el catastro que se actualizaba cada cinco años
mediante la confección de un censo. También subsistió, como impuesto directo y accesorio del territorial, el
impuesto personal, incidía sobre los comerciantes e industriales, no eran propietarios de inmuebles. Los
impuestos indirectos se mantuvieron respecto a las ventas de esclavos y a las realizadas en pública subasta,
fueron abolidos aquellos que establecidos sobre las manumisiones y las herencias.
En materia religiosa, Diocleciano fue el último exponente del paganismo, idolátrico y politeísta enraizada en
el Estado romano. Al asumir el poder Constantino dio un vuelco al panorama espiritual del imperio al dictar,
en el año 313, el famoso edicto de Milán por el que se reconoció al cristianismo iguales derechos que el culto
pagano. Constantino, adoptó el cristianismo como culto oficial y se tornó en perseguidor de los herejes y
paganos.
Pto. 2
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Definicón de Celso:
Ius es el arte de lo bueno y equitativo. La definición de Celso ha sido criticada, no sólo porque considera al
derecho como un arte cuando en realidad se trata de una ciencia, sino también porque no ha sabido deslindar
el campo de la moral y de lo jurídico al incluir la práctica del bien, de lo bueno, como un elemento del
derecho.
Nos muestra en su extraordinaria concisión, que para los romanos el derecho era el arte o ciencia práctica
tendiente a que las reglas abstractas fueran de aplicación a los casos particulares que se presentaren a los
individuos, esto es, el conjunto de reglas y principios que sirven para realizar en la vida lo que la ciencia ha
demostrado que es bueno y justo o equitativo.
Derecho público y derecho privado:
Los romanos distinguieron, dentro del ius, el derecho público (ius publicum) que es el que contempla al
estado de la cosa romana y el derecho privado (ius privatum) que es el que pertenece a la utilidad de cada
cual.
Al derecho público pertenece el gobierno del pueblo romano cayendo dentro las cosas sagradas, las de los
sacerdotes y las de los magistrados. Entraban también las ceremonias de la religión, al nombramiento y
poderes de los pontífices a la organización de los comicios y del senado y a la jurisdicción de los tribunos,
ediles y pretores.
El derecho privado se refiere a los intereses de los particulares fijando las condiciones y límites de la actividad
individual. Regulaba las relaciones mutuas entre los ciudadanos.
Para encontrar la diferenciación entre ambos derechos es necesario precisar la esfera de aplicación de uno y
otro. El derecho público regula fundamentalmente la constitución y actividad del Estado, las relaciones que el
mismo tiene con los individuos que integran la comunidad y las que pueden surgir con otros Estados, mientras
que el derecho privado está destinado exclusivamente a regir las relaciones entre los particulares que forman
una misma sociedad jurídica.
De lo expuesto se infiere que las normas del derecho público son inalterables porque los particulares en
manera alguna pueden disminuir sus efectos y menos derogarlas. Los principios de derecho privado, por el
contrario, pueden ser modificados y aun derogados por la voluntad individual, siempre que no esté en juego
un interés social.
Derecho Natural, Derecho de Gentes y Derecho Civil:
Las Institutas de Justiniano nos dicen que el derecho natural es aquel que la naturaleza enseñó a todos los
animales. Este derecho no es privativo del género humano sino de todos los animales que nacen en el cielo, en
la tierra y en el mar, de donde proviene la unión del macho y de la hembra que llamamos matrimonio, de la
procreación que es su finalidad y la educación de los hijos que es un deber impuesto a los progenitores.
El concepto de las Institutas, extraído de Ulpiano, que considera al derecho natural como una fuente del
derecho privado de una misma categoría que el derecho de gentes y el civil, ha sido criticado al sostenerse que
ningún otro jurisconsulto tuvo semejante idea del derecho natural.
Así, la defensa propia la unión de los sexos, la crianza y alimentación de los hijos, el ejercicio de la libertad,
etc. referidos a los animales no constituyen manifestaciones de derecho natural porque éstos no pueden ser
sujetos de derecho, pero los mismos actos realizados por el hombre caen dentro de la esfera del derecho
natural, porque éste tiene por finalidad la regulación de los actos que la naturaleza impulsa un obrar del ser
19
humano.
La noción de la independencia del derecho natural con el derecho de gentes y el civil habría sido introducida
en Roma por Cicerón cuyo pensamiento estuvo inspirado por la filosofía de los estoicos que, por sobre el
derecho de los distintos pueblos, sostenía la existencia de una norma superior, la ley de la recta razón.
Las fuentes romanas nos dan también el concepto del ius gentium al expresar que es el derecho observado por
todos los pueblos y establecido por la razón natural entre todos los hombres, queriendo significar que es el
conjunto de normas usadas por todas las naciones.
El ius civile es el derecho de los ciudadanos que procede de la voluntad del pueblo, el que lo ha establecido
especialmente para sus individuos, es decir, era el derecho propio de cada ciudad.
Según Ulpiano:
El derecho es tripartito, se divide en: Ius Civile, Ius Gentium y Ius Naturale.
Según Gayo:
El derecho es bipartito se divide en: Ius Gentium y Ius Naturale.
La iustitia y jurisprudentia :
Del Ius deriva las voces iustitia y jurisprudentia. Los tesxtos expresan que djusticia es la constante y perpetua
voluntad de dar a cada uno lo su derecho (Iustitia est constant et perpetua voluntas ius suum cuique tribuens).
Para el Derecho Romano la justicia es una virtud que tiene su expresión en la voluntad de observar las leyes y
de dar a cada uno lo suyo; el fin del derecho no actúa en el mundo de los valores ideales, sino que debe
aplicarse a la realidad viva del quehacer humano tendiente a la consecución del bien común, estableciendo
una cierta igualdad entre los hombres.
El concepto romano de justicia exige una voluntad y no un hecho. El acto lo que determina es si lo realizado
es justo o injusto. Esta voluntad deber ser constante, resuelta y no vacilante, pues no obraría con justicia quien
otorgara a uno su derecho y se lo volviera a quitar y también perpetua, porque la justicia debe consistir en la
intención firme, no limitada por tiempo determinado, de dar a cada uno lo que le corresponde.
La jurisprudencia es el conocimiento de las cosas divinas y humanas, la ciencia de lo justo y de lo injusto.
(Iurisprudentia est divinarum atque humanarum rerum notitia iusti atque iniusti scientia).
Los romanos incluyeron dentro de la definición de jurisprudencia el conocimiento de las cosas divinas, pues
desde la más remota antigüedad y durante mucho tiempo, las reglas relativas al culto tuvieron un carácter
legal y ejercieron gran influencia en los derechos de los ciudadanos, formando con el nombre de derecho
sagrado, divino o pontificial (ius divinum) una de las ramas del derecho político.
Preceptos fundamentales de Ulpiano:
Consiste en una norma de conducta para hacer bien alguna cosa, se aplica para el derecho o para cualquier
ámbito de la vida.
Son:
• Vivir honestamente: se resguarda la honestidad y la moral.
• No dañar a otro: protege la integridad física y moral.
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• Darle a cada uno lo suyo: protege la propiedad.
Pto.3:
Las constituciones Imperiales:
En la época imperial aparece una nueva fuente del derecho producto de la voluntad del soberano, las
constituciones imperiales. Bajo el dominatus a partir de Diocleciano, transformado el emperador en el
gobernante absoluto las constitutiones principium quedan como la única fuente del derecho. Las decisiones
imperiales dadas podían asumir la forma de edicta, de decreta, de mandata y de rescripta. Los emperadores
gozaban del ius edicendi lo que le permitía publicar edictos con fuerza obligatoria para todo el imperio. Los
edicta (edictos) en cuyo encabezamiento figuraba el nombre del emperador, no eran dados para fijar un
programa de actividad anual como lo hacía el pretor, sino para establecer reglas y normas permanentes que los
magistrados, funcionarios y súbditos del imperio, debían obedecer. Los edictos del príncipe que tuvieron por
principal finalidad regular el derecho público en sus ramas administrativa, penal y procesal podían ser
particulares y generales.
En virtud de aquel poder jurisdiccional que el príncipe se atribuyó estaba autorizada para dictar decretos
(decretum) es decir pronunciar sentencia en todos los juicios que le eran sometidos a su decisión, y que podía
juzgar como tribunal de primera y única instancia o de apelación obrando en este supuesto como juez de
última instancia por recursos interpuestos por las partes intervinientes o por los magistrados. La importancia
de los decreta imperiales radica, no tanto en la aplicación del derecho vigente para la solución de los litigios
entre particulares, sino en la creación de principios normativos que el emperador efectuaba con el
asesoramiento de su concilium ante los casos de oscuridad o ausencia de una norma fija que contemplar la
causa sometida a su cognitio. Mandatos que eran instrucciones dadas a los funcionarios imperiales y a los
gobernadores de provincia, con el fin de regular la actuación de estos. Los mandata (mandatum) llegaron a
tener validez, no solo para el funcionario a quien estaban dirigidos, sino que también se extendieron a los
sucesores del mismo. El soberano daba rescriptos (prescritum) que eran las respuestas que el mismo emitía
por escrito sobre temas jurídicos controvertidos, bien a petición de los particulares, bien de los funcionarios
imperiales abocados a la resolución de un asunto. Los rescripta tenían diversas denominaciones según cual
fuera la persona u organismo que hubiera efectuado la consulta cuando provenía de las partes en litigio o
particulares los rescriptos eran llamados suscriptiones o adnotationes , y cuando la consulta era efectuada por
un funcionario, por corporaciones o los municipios, se los designaba con el nombre de epistolae porque el
emperador contestaba las consultas en forma de carta. Las distintas formas de actuar del emperador han hecho
cuatro tipos de constituciones imperiales.
Con el advenimiento del dominatus perdieron su importancia los decreta, sea porque los mismos se
identificaron con los rescriptos o porque en muy contadas ocasiones el emperador pudo resolver
personalmente las contiendas entre particulares, los mandata también dejaron de tener el carácter de fuentes
del derecho porque en este periodo las instrucciones que el jefe de la administración impartía a los
funcionarios imperiales se efectuaban por medio de resoluciones generales. En lo que respecta a los recripta
fueron desapareciendo porque los emperadores ya no actuaban en toda contienda judicial por haberse
transformado el procedimiento del tribunal imperial, sino que lo hacían solo en última instancia o a petición
del juez inferior o bien cuando la sentencia de éste fuera legalmente impugnada. Queda entonces las leges
edictales o generales (edictos) que el príncipe redactaba en forma de epístola dirigiéndola a la población en
general, a cierta parte de ella, al senado y a la masa de altos funcionarios del imperio, conteniendo la expresa
orden de darlas a publicidad junto a las leges generales los emperadores continuaron dictando resoluciones
especiales como las llamadas sanctio pragmática que, contenían disposiciones de carácter temporal que
interesaban a provincias o a determinados grupos de personas emitidas por razones de urgencia y a pedido de
autoridades o entidades públicas. Estas constituciones redactadas por una secretaría especial de la chancillería
podían ser de 3 clases: aquellas de decidían una controversia, las que concedían privilegios a particulares o a
corporaciones para eximirlas de ciertas cargas y, por último, aquellas que contenían un reglamento particular
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que las pragmáticas que trataban de la organización de las provincias de África o se referían a Italia.
Los Senado−consultos:
El Senado a medida que el emperador le fue atribuyendo funciones propias de los comicios, dicho organismo
se transformó en una real asamblea legislativa y sus decisiones adquieren el carácter de fuente del derecho
siendo asimiladas a las leges. Para su identificación los senadoconsultos recibían el nombre del emperador que
lo había propuesto o del cónsul que presidía la asamblea, pero dichas nominaciones se efectuaban añadiendo
una terminación al nomen o cognomen del autor. Otros senadoconsultos han tomado su nombre del objeto a
que se refieren. Tal es el caso del senatusconsultum Macedonianun que se dictó para castigar los préstamos
usurarios hechos a los hijos de familia y que se llamó así porque tomó su nombre de Macedo que asesinó para
poder heredarlo y pagar sus deudas.
El Senado en sus funciones legislativas actuaba sea por propia iniciativa sea por iniciativa del emperador
concretada mediante las orationes in senatu habitae. Oratio, los senadoconsultos, solamente podían tener
sanción cuando hubieran sido propuestos por el emperador. Más adelante, cuando se impuso que el príncipe
tenía el derecho de legislar sin intervención del senado. Los senadoconsultos de la época imperial,
desaparecieron como fuente del derecho en época de Caracalla, cuando la actividad legislativa del senado es
absorbida por la omnipotencia autocrática del soberano.
El Edicto de los Magistrados. Edicto perpetuo de Salvio Juliano :
El edicto de los magistrados perduró durante el primer tiempo de la época imperial con la alta jerarquía y
riqueza que había alcanzado en la república. El emperador al ir substrayendo las funciones del pretor, para
alcanzar todo el poder, dicho magistrado perdió su especial espíritu creador haciendo que su misión quedara
reducida a la reproducción mecánica en su edicto de normas provenientes de otras fuentes del derecho, a las
que simplemente invocaba o adicionaba.
El emperador Adriano, en el año 131 de nuestra era, considerando que la actividad productora del pretor había
terminado su ciclo en forma definitiva y los edicta para evitar la existencia de principios incoherentes y hasta
contradictorios, cuando no caidos en desuso, encargó a Salvio Juliano, el más eminente jurista de la época, la
tarea de llevar a cabo la recopilación de los edictos de los magistrados edicentes. Este trabajo, al que Adriano
llamó Edicto Perpetuo, fue ratificado por un senadoconsulto sancionado a propuesta del emperador y en cuya
oratio el soberano se reservó el derecho de completar el edicto haciéndolo adiciones si él lo consideraba
necesario. La reserva que Adriano se arrogó respecto al Edicto Perpetuo vino a significar el golpe de gracia a
la labor edictal, porque en adelante los pretores estuvieron obligados a reproducirlo en vez de publicar
anualmente su propio edicto.
Salvio Juliano redactó su edicto sin ajustarse a un sistema especial de ordenamiento pues se limitó a insertar
los edictos siguiendo el orden cronológico de su aparición, abarcando no solamente los edicta de los pretores
urbanos y de los ediles curules sino también los dictados por los pretores peregrinos y los gobernadores de
provincia. La obra fue dividida por Juliano en títulos, probablemente numerados, y cada título a su vez
comprendía edictos y fórmulas que estaban agrupadas bajo rúbricas especiales.
La reconstrucción del texto del Edicto Perpetuo, ha sido posible por los comentarios al edictum efectuados por
Paulo y Ulpiano y los de Gayo al edictum provinciale y que fueron vertidos al Digesto de Justiniano formando
una parte esencial del mismo. También contribuyó en mucho a su conocimiento los Digesta del propio Juliano
quien en sus cincuenta y ocho primeros libros sigue el plan de la recopilación ordenada por Adriano.
Se ha podido dividir al Edicto Perpetuo en cuatro partes principales y dos últimas que son apéndices del
mismo. La primera parte que es introductiva tiene por finalidad organizar y garantizar el proceso hasta la
regulación del iudicio, es decir, hasta la entrega de la fórmula; la segunda es la que comprende los medios
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jurídicos ordinarios, esto es, la mayoría de las acciones mediante las cuales se protegían los derechos
subjetivos privados; la tercera en la que se estatuye sobre los medios acordados para hacer efectivo los
procedimientos más sumarios, en particular, los juicios recuperatorios y la cuarta parte destinada a fijar las
normas sobre las vías de ejecución y los recursos contra las sentencias. Sigue luego un apéndice que contiene
normas relativas a los interdictos, las excepciones y a las estipulaciones pretorias y en último lugar se
encuentra el edicto de los ediles curules.
Las escuelas de los Sabinianos y Proculeyanos:
La aparición de las controversias jurídicas vinieron a separar a los prudentes romanos en dos grandes sectas o
escuelas, la de los sabinianos o casianos y la de los proculeyanos o pegasianos. La división de los
jurisconsultos clásicos en dos corrientes opuestas, habría tenido lugar durante la república, en donde se
muestra ya un enfrentamiento entre dos de los más grandes maestros del derecho. Quinto Mucio Scaevola y
Servio Sulpicio Rufo, quines en sus producciones jurídicas, así como en las de sus numerosos discípulos,
pusieron en evidencia métodos y criterios disímiles para la interpretación del derecho.
La escuela sabiniana habría estado representada por el elemento conservador que se inclinó por un método de
interpretación material, mientras que la proculeyana, que contaba con el elemento progresista, prefirió seguir
un método fundamentado en un criterio económico − social. Esta distinta ubicación que se atribuye a las
escuelas carece de precisión porque es difícil colocarse siempre en una postura invariable cuando se trata de
resolver problemas jurídicos sobre los que generalmente, juegan factores cambiantes que gravitan
fundamentalmente sobre ellos. El carácter político que una u otra secta habría tenido, se ha asignado a los
sabinianos una actitud oficialista al mostrárselos como partidarios del absolutismo gubernamental, en tanto
que se ha querido ver en los proculeyanos una adhesión a la tendencia liberal que los hacía opositores al
gobierno imperial. Este criterio se considera que entre los principales representantes de ambas escuelas se
cuentas adeptos y adversarios del soberano. Invocando también las distintas fuentes, en que sustentaban sus
opiniones los miembros de las dos escuelas, se ha pretendido que los sabinianos tenían como fundamento
jurídico la aequitas, o sea, principios normativos que los magistrados edicentes recogieron del derecho de
gentes para incorporarlos al ius honorarium ; y los proculeyanos el ius strictum , los preceptos que provenían
del derecho civil romano.
Se ha sostenido que los sabinianos recibieron la tónica de la filosofía estoica fundada por Zenon de Citio, para
que la virtud consistía en vivir según la naturaleza, es decir, según la razón porque ésta obra naturalmente,
mientras que los proculeyanos habrían recibido la influencia del epicureismo fundado por Aristipo de Cirene,
cuya doctrina sienta el principio de la que la dicha radica en el goce de todos los placeres sensibles.
En efecto, mientras los sabinianos buscaban avalar sus teorías con los precedentes extraídos de la experiencia,
de la jurisprudencia de los autores y de las decisiones de los tribunales, los proculeyanos, evidenciando un
espíritu de interpretación más independiente, y hasta cierto punto de vista atrevido, aplicaban una lógica
rigurosa y extraían, por deducción, las conclusiones particulares que resultaban de los principios generales.
La tradición asigna su paternidad a Antistius Labeo, de la de los proculeyanos, y a Ateius Capito, de la de los
sabinianos, no tardó en diluirse porque en tiempo de Marco Aurelio, ya no se encuentran vestigios que nos
indiquen que los juristas estuvierna embanderados en una u otra secta.
La respuesta de los Jurisconsultos:
El príncipe optó por regular la libre actividad de los prudentes de forma que, como otras fuentes de derecho,
quedara bajo su exclusivo control. En efecto, por conducto del emperador Augusto, determinados
jurisconsultos fueron investidos del derecho de emitir públicamente respuesta con fuerza de ley (ius publice
respondendi ex auctoritate principis) de modo tal que las mismas eran obligatorias para los jueces.
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La principal actividad de los prudentes consistió en responder a las consultas que les dirigían los particulares
con motivo de alguna controversia judicial en que se estuvieran empeñados. Los mismos debían evacuarla por
escrito y remitirla firmada y sellada a la parte que la requería o a su procurador (responsa signata).
Además los prudentes acostumbraron efectuar las publicaciones de sus propias opiniones (responsa) o bien
reunir las doctrinas derivadas de sus decisiones vinculándolas a supuestos ficticios (quaestiones) para
ilustración de los discípulos que generalmente formaban los juriconsultos o, por fin, a recopilar en amplias
colecciones o Digesta las distintas responsa o quaestiones que comprendieran las partes principales del
sistema jurídico.
En el campo de aplicación de la responsa prudentium habría sido en un principio limitado al caso particular
sometido a examen del jurisconsulto, no pudiendo ser extendido a los supuestos análogos en que el mismo
jurista no hubiera intervenido, por más que existiera coincidencia en el planteamiento, pero cuando acreció la
autoridad del príncipe parece indudable que se adoptó la costumbre de acatar la respuesta de los prudentes aún
en aquellos casos donde no hubiera emitido opinión. Las responsa de los juriconsultos , al tener una aplicación
general fue elaborando una jurisprudencia que llegó a tener un incalculable valor porque a través de la misma
fueron cimentándose nuevas instituciones jurídicas o modificándose las viejas normas del ius civile.
Los juriconsultos que carecieron del ius respondendi no quedaron ajenos a la labor jurisprudencial porque en
realidad nunca se les impidió que tuvieran la facultad de dar respuesta en ocasión de los procesos y sus
dictámenes, a pesar de no contar el crédito imperial, eran muy apreciados por los jueces según la autoridad de
quien los emitiera.
Para dilucidar esta cuestión el emperador Adriano dictó una constitución regulando la materia por la que
declaraba que las sentencias y opiniones de los juriconsultos patentados, cuando fueran uniformes, tenían el
valor de ley, debiendo los jueces someterse a ellas como si fuera una forma obligatoria.
La serie de juriconsultos de la primera mitad del siglo II del imperio comienza con Marco Antistius Labeo,
fundador de la secta proculeyana, además de estudioso del derecho se dedicó a la gramática, dialéctica y
literatura, todo lo que le dio un justo renombre que ha sido reconocido por sus discípulos y sucesores.
Sus obras son numerosísimas, cuatrocientos libros, aprox. Entre los mismos se destacan quince libros que
tratan del derecho pontificio, dos libros que contienen un comentario de las XII Tablas, un comentario sobre
el edicto del pretor urbano, otros treinta libros sobre el edicto del pretor peregrino, cartas, y quince libros de
respuestas. También Labeón ha llegado una obra llamada Pithana, extracto de Paulo, que contenía numerosas
sentencias y decisiones casuísticas agregadas al hecho que la motivaban y cuarenta libros póstumos, llamados
Posteriores que es una colección de respuestas que sigue el método del ius civile de Sabino, jurisconsulto de
la secta opositora y cuyo resumen efectuado por Javoleno ha sido inserto en el Digesto por Justiniano.
Ateius Capito, fundador de la escuela sabiniana se desarrolló durante los reinados de Augusto y de Tiberio. Se
le atribuye una obra en nueve libros titulada Coniectanea, otra en siete libros conocida con el nombre de De
pontificio iure y un libro denominado De officio senatorio. De la época de Labeón y Capitón habrían sido los
juriconsultos Vitelio y Favius Mela.
Otro de los grandes juristas del primer siglo del imperio y fundador de la escuela sabiniana fue Masurio
Sabino. Su obra fundamental, que constituye todo un tratado sobre derecho civil, fue el Libri III iuris civile
que sirvió de base a los comentarios de Pomponio y de Paulo que han sido denominados ex Sabino o ad
Sabinumi . Escribió además un comentario de cinco libros al edicto del pretor urbano y dos libros más de
responsa, un liber de furtis, los libri ad Vitellium y los libros adsessorium. Caio Longino, ciudadano de gran
reputación por los cargos que llegó a desempeñar y que por causas políticas fue deportado a Cerdeña por
orden de Nerón. Fue autor de una obra sobre el ius civile en diez libros, habiendo compuesto además notas
sobre la obra de Sabino ad Vitellium. Alcanza también a destacarse en esta época M. Cocceio Nerva, llamado
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el antiguo, sus opiniones se citan frecuentemente por los juriconsultos que le sucedieron y Nerva (hijo).
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