2L-GCS-G002

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GESTIÓN PARA LA CONVIVENCIA Y
SEGURIDAD INTEGRAL
Código: 2L-GCS-G002
Versión: 2
Guía de Mediación Comunitaria
Vigencia desde:
22 de abril de 2013
1. INFORMACIÓN GENERAL
Propósito de la Guía:
Promover la construcción de ciudadanía que trabaje en función del bien común, para reducir los efectos
negativos de los conflictos entre grupos sociales y el incremento del bienestar relacional, por medio de
las herramientas que proporciona la mediación comunitaria.
2. Lineamientos de Operación:
1. La mediación comunitaria descrita en la presente guía, debe ser llevada a cabo mínimo por dos
profesionales.
2. La mediación comunitaria se iniciará solo a solicitud de al menos una de las partes en conflicto.
3. Se puede solicitar el acompañamiento de profesionales de otras UMC según la naturaleza del
caso, previa concertación entre los respectivos coordinadores.
Glosario:
EMPODERAMIENTO: El concepto de empoderamiento se utiliza en el contexto de la ayuda al
desarrollo económico y social para hacer referencia a la necesidad de que las personas objeto de la
acción de desarrollo se fortalezcan en su capacidad de controlar su propia vida. También puede ser
interpretado el empoderamiento como un proceso político en el que se garantizan los derechos
humanos y justicia social a un grupo marginado de la sociedad.
INSTRUMENTOS OPERATIVOS: herramientas y medios que permiten reconstruir un cuadro adecuado
de la situación, recursos y necesidades de las redes presentes y la identificación de la intensidad del
conflicto.
MEDIACIÓN COMUNITARIA: Se refiere a aquellas prácticas de intervención que buscan la
reapropiación por parte de los miembros de una comunidad de su propia capacidad de acción, para
restablecer las relaciones. La mediación comunitaria puede ser percibida, antes que nada, como un
modo de “habilitar” a la comunidad en la gestión de los conflictos sociales y de capacitar a sus
miembros para re-apropiarse de un poder sobre la propia vida “desarrollando una cohesión comunitaria
más fuerte” (Bonafé Schmitt; Charbonneau, Béliveau).
MEDIACIÓN SOCIAL: Con este término se definen las prácticas de intervención que buscan la
reconstrucción de los vínculos sociales y enfrentar aquellos fenómenos que amenazan el desarrollo
colectivo. Como afirma R. Di Rosa, la mediación social se puede concebir como “una actuación en el
interior de un sistema de relaciones y de interacciones entre los actores sociales, cada uno de los
cuales es portador de competencias y saberes diversificados”. En el ámbito de la mediación social se
consideran dos niveles de intervención: Horizontal, aplicada en aquellos conflictos manifiestos o no, de
carácter social e identitarios, y que se ocupa de su prevención o transformación. Vertical: mediación
social aplicada en las relaciones entre las instituciones, la sociedad civil y el territorio, para la
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Nota: “Si este documento se encuentra impreso, se considera “Copia no Controlada”. La versión vigente se encuentra publicada
en la intranet de la Secretaría Distrital de Gobierno”
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prevención, solución o transformación de conflictos entre los grupos de ciudadanos y de las
administraciones públicas.
VISITA DE CAMPO: son aquellas visitas que se realizan con el fin de conocer de manera detallada el
conflicto presente, el territorio donde se desarrolla este y las posiciones, percepciones de las personas
involucradas.
COMUNIDAD: Indica un conjunto de relaciones sociales caracterizadas por un cierto grado de
proximidad y de intimidad dentro de los cuales las personas involucradas sienten que comparten o
tienen en común, más allá de los intereses o de algunos intereses, elementos como valores, creencias,
costumbres, tradiciones, que constituyen la propia identidad cultural. El término “comunidad”, entonces,
remite al concepto de pertenencia a algo (a ciertas relaciones) sentido subjetivamente como factor
constitutivo de la propia identidad.
CONFLICTO: Es un “proceso interactivo” que se da en un contexto determinado. Es una construcción
social, una creación humana, diferenciada de la violencia (puede haber conflictos sin violencia, aunque
no violencia sin conflicto), que puede ser positivo o negativo según como se aborde y termine, que
afectan las actitudes y comportamientos de las partes, en el que como resultado se dan disputas, suele
ser producto de un antagonismo o una incompatibilidad (inicial, pero superable) entre dos o mas partes,
el resultado complejo de valoraciones, pulsiones instintivas, afectos, creencias, etc. Y que expresa una
insatisfacción o desacuerdo sobre cosas diversas 2 .
Consideraciones preliminares
Antes de detenernos en conceptos específicos de la mediación comunitaria se hace necesario aclarar
que el concepto de comunidad que se trabaja desde el enfoque relacional simbólico permite observar,
según una perspectiva multidimensional, la dimensión estructural y de vínculo propio de las relaciones
(religo), la dimensión simbólica de atribución de significado (refero) y el cruce entre ellas, el cual
produce una generación en continua transformación (morfogénesis), que da vida a varias formas de
vida comunitaria. La comunidad entonces, puede ser entendida, a nivel teórico, como una construcción
social indispensable en la cual encuentran una ubicación adecuada los diversos sujetos sociales, las
relaciones entre ellos, los ámbitos y los significados individuales y colectivos. Esto, además, explica la
complejidad que caracteriza a la sociedad contemporánea, sin todavía ser totalmente determinado por
tal complejidad (Donati, P. 1991, citada por González I., 2007).
Además, a nivel empírico, la aplicación de la teoría relacional permite observar las dinámicas
intersubjetivas e intervenir en ellas, considerando tanto las exigencias de pertenencia individuales
(dimensión micro), como la necesidad de conectarse con la dimensión institucional de lo social (nivel
macro) y la red potencial o real de la sociedad actual (nivel medio).
Las formas de agregación intermedias son protagonistas activas de este último nivel, como los grupos
informales, las asociaciones y las redes locales que desarrollan una función de mediación entre los
individuos y la sociedad más amplia.
De acuerdo con Manuela Tomisich, considerar la complejidad del tema del conflicto en la cotidianidad
de los profesionales que trabajan en el sector social, impone la necesidad de declarar el marco de
2
.
Vicent Fisas, Cultura de paz y gestión de conflictos, Icaria, 1998, 2 Ed.2001, P.30
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referencia cultural dentro del cual se da sentido a este objeto y aclarar tal lectura de acuerdo con la
finalidad que se proponga.
El ámbito cultural, dentro del cual se pretende leer y proponer una reflexión acerca de la complejidad del
tema del “conflicto”, está representado por la asunción de una perspectiva relacional que considera la
mediación comunitaria como un recurso y una estrategia de intervención para el empoderamiento
relacional (Folgheraiter, 2000, p. 122).
Por empoderamiento relacional entendemos el asumir una perspectiva de lectura y de interpretación de
los fenómenos sociales como espacio que subraya la atribución de poder a los actores de los procesos
y de las relaciones sociales. La perspectiva de lectura de estos fenómenos y de las interacciones en la
óptica del empoderamiento, subraya en realidad la dimensión activa de los sujetos y el derecho de los
usuarios a ser ciudadanos en capacidad de participar en las decisiones colectivas y de decidir sus
propias elecciones.
El proceso de mediación comunitaria, entendido como una relación que conecta, uniendo y
relacionando a los sujetos sociales involucrados en procesos interactivos complejos, “se propone como
una relación activa, procesal y dinámica que contribuye al desarrollo y reforzamiento de los vínculos
sociales para la integración de franjas sociales problemáticas, favoreciendo la regulación desde
adentro, de los procesos de inclusión y exclusión social y contribuye de tal manera, a las acciones de
prevención y de control de la violencia. (Donatella Bramante citada por González I., 2007).
Se trata entonces de pensar en las situaciones de conflicto que se presentan en los escenarios del
vecindario, de convivencia/contigüidad, con sucesos problemáticos como las emergencias sociales (por
ejemplo, desplazados, inmigrantes, etc.), o bien las problemáticas conectadas con la gestión concreta
de problemas sociales relacionados con el tratamiento de marginalidad (por ejemplo, toxicó
dependientes, habitantes de la calle, etc.).
Desde este enfoque se trata no de eliminar el conflicto , sino de atribuirle un tratamiento en el que hay
que aprender a detallar, comprender, asumir, ejercitar métodos que nos permitan darle un manejo
adecuado, en el entendimiento de que el mismo constituye una de las fuerzas movilizadoras de la
existencia humana,. Evadir, competir, violentarse, son en esencia respuestas rutinarias a situaciones
problemáticas que pueden conjurarse con el apoyo de una pedagogía de la acción no violenta para
construir la paz como fruto de la justicia, la equidad y la democracia.
Observar el conflicto en las realidades sociales y comunitarias, significa entonces, por un lado, conocer
y utilizar los paradigmas de lectura y de comprensión de un fenómeno tan articulado y complejo y por el
otro, colocar tales conocimientos dentro de la más vasta hipótesis de intervención que a través de la
actividad de la mediación permite y persigue el empoderamiento relacional de todos los actores sociales
implicados.
Desde un punto de vista operativo el proceso de mediación comprende varias etapas que definen de
manera rigurosa y secuencial, aunque puedan tener algunos márgenes de flexibilidad; de hecho la
presencia de otro, el mediador, tiene como objetivo final permitir a las partes negociar el conflicto
llegando a una solución que pueda ser satisfactoria para todas las partes que han tomado parte en el
proceso.
Inicio del proceso
Una vez el coordinador conoce el conflicto, analiza de manera directa o en compañía con su equipo de
trabajo si el caso es o no susceptible de mediación, si la situación no es susceptible de mediación se
brinda información suficiente sobre otras instancias que puedan ayudar en la solución de esta
problemática y posteriormente se explica en el registro las razones por las que se considera que no
debe ser intervenido el caso en mediación y se archiva junto con la solicitud escrita del servicio (si la
hubiera)
Los mediadores podrán realizar entrevistas/ coloquios individuales o de grupo con el fin de reconstruir
un cuadro adecuado de la situación y de las redes presentes, la identificación de la intensidad del
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conflicto.
El paso siguiente es promover en los subgrupos la posibilidad de escoger voceros que los representen
en la mediación y acordar puntos esenciales de negociación, para tal efecto se debe explicar de manera
amplia y suficiente el propósito y los alcances de la mediación comunitaria, así como el papel que
representan los voceros y los mediadores. Si las partes aceptan se expide una invitación para la
mediación en donde se especifique los nombres de las personas invitadas, el lugar, la fecha y la hora
de dicha reunión.
Si los voceros no asisten a la primera reunión se extenderá una segunda invitación, si una de las partes
o ambas no asisten a la siguiente reunión y no se explica la inasistencia, se suspenderá la mediación y
se archivará un registro escrito de esta situación.
Si los voceros acuden a la invitación de mediación se contextualiza el conflicto, el proceso de mediación
y se define la agenda de negociación y se desarrolla cada punto de la agenda (este proceso puede
durar una o varias sesiones de acuerdo a la complejidad).
Con relación a la mediación es importante expresar a las partes lo siguiente:
• Naturaleza de la mediación. Debe informarse que éste es un procedimiento gratuito y voluntario;
en virtud de esto último, las personas inician la mediación de manera voluntaria y tendrán la
libertad de dar por terminado el proceso en cualquier momento. De igual manera, se les debe
enterar acerca de los efectos y las limitaciones de la mediación, así como de su posible
duración.
• Responsabilidades del mediador. El mediador guía el desarrollo del proceso de manera
imparcial, poniendo a disposición de los participantes su capacidad profesional y los recursos
técnicos que considere apropiados, absolviendo dudas y estableciendo qué asuntos son
susceptibles de mediación. Debe hacer explícito que no declarará en ningún proceso judicial en
relación con los temas tratados y con los participantes en la mediación.
• Responsabilidad de los participantes. Los participantes son responsables de asistir a las
sesiones programadas, suministrar la información que el proceso requiera, tener disposición
para participar activamente y tomar conjuntamente las decisiones que encuentren apropiadas
frente a la situación que llevan a la mediación.
• Reglas. Las principales reglas que regirán el proceso de mediación son la confidencialidad, la
puntualidad, el respeto por el uso de la palabra y el respeto mutuo, expresado en
comportamientos como evitar agresiones, gritos y ofensas.
• Consentimiento informado. Debe solicitarse a los participantes su autorización escrita para que
el mediador grabe en audio o en video las sesiones de mediación y la Unidad utilice esos
materiales, así como material escrito y gráfico, únicamente con el fin de retroalimentar la misma
mediación. El consentimiento se firmará en el formato correspondiente. Si alguno de los
participantes no acepta, se omitirá grabar y de todas maneras se continuará con el proceso de
mediación.
• Otras opciones. En la medida en que constituyen otros recursos a los cuales podrían acudir las
personas en caso de ser necesario, se les debe informar sobre las competencias de dichas
instancias.
En esta fase se hace necesario profundizar en:
La negociación pensada
Es evidente que el fin principal de la acción del mediador es la introducción de una mayor competencia
relacional que permita a las partes que están en conflicto enfrentarse a las situaciones conflictivas y
buscar formas de negociación de las mismas. Negociar el conflicto significa activar un proceso de
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interacción entre dos o más partes en las que se intenta establecer qué es lo que cada una tendría que
dar y recibir en una relación que tenga como fin llegar a un acuerdo que sea mutuamente satisfactorio
en situaciones donde los respectivos intereses son parcialmente en contraste. Una vez logrados los
acuerdos se redacta el acta y se firma.
La redacción de los acuerdos:
Los acuerdos que se suscriben al final del proceso de mediación constituyen una nueva forma de
normatividad de tipo relacional, porque no se imponen, sino que las dos partes que han superado el
conflicto los elaboran juntas.
No obstante la importancia del contenido del documento y de sus posibles efectos legales o
administrativos, su valor esencial radica en que los compromisos se hagan visibles por fuera del
contexto de la mediación. Lo realmente valioso del trabajo de mediación es la posibilidad que logran las
personas de experimentar nuevamente la confianza en el vínculo que las une, el poder confiar en el otro
a pesar de las rupturas y de los desacuerdos.
Finalmente se realiza una evaluación del proceso.
La evaluación:
Representa un recurso estratégico en el proceso de mediación, como en todo tipo de proceso de
intervención; de hecho, el saber evaluativo se puede definir como la comprensión del valor del objeto, o,
más precisamente, de sus aspecto de utilidad social (Beauvois, 1990)
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