LEER PRIMERAS PÁGINAS E INTRODUCCIÓN DEL LIBRO

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C I E N C I A , T EC N O LO G Í A Y D E S A R R O L LO
DIRECTOR: HERNÁN THOMAS
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AG E N DA CT D
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DESARROLLO Y ECOPOLÍTICA
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DESARROLLO Y ECOPOLÍTICA
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LOS GRANDES DEBATES DE LA TECNOLOGÍA,
EL AMBIENTE Y LA SOCIEDAD
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Tomás Buch
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Desarrollo y ecopolítica. Los grandes debates de la tecnología,
el ambiente y la sociedad
Tomás Buch
Primera edición, julio de 2013
© Tomás Buch
© Lenguaje claro Editora
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Lenguaje claro Editora
Portugal 2951, (B1606EFA) Carapachay,
provincia de Buenos Aires, Argentina
www.lenguajeclaro.com
[email protected]
En Twitter: @lenguajeclaroed
En Facebook: /lenguajeclaroed
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Edición: Gabriela Tenner
Puesta en página: Carla Blanco
Diseño de tapa: Miur
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Buch, Tomás
Desarrollo y ecopolítica / Tomás Buch ; con prólogo de Alfredo
Salibián. - 1a ed. - Carapachay : Lenguaje claro Editora, 2013.
380 p. ; 23x15 cm.
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ISBN 978-987-28747-4-2
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1. Ecología. 2. Medio Ambiente. I. Salibián, Alfredo, prolog. II.
Título.
CDD 304.2
Se terminó de imprimir en el mes de julio de 2013 en La Imprenta Ya,
Av. Mitre 1761, (B1604AKW) Florida, provincia de Buenos Aires, Argentina.
Hecho el depósito que dispone la ley 11.723.
Impreso en Argentina. Printed in Argentina.
La reproducción total o parcial de este libro viola derechos reservados.
Los textos aquí publicados no reflejan necesariamente la opinión de los
editores.
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A nuestros bisnietos, que sufrirán las consecuencias.
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El que negocia con el Estado nacional no es un actor individual,
sino representacional, y en el contexto de una negociación
entre países, categorías individuales de comportamiento tales
como el egoísmo, la falta de consideración o la indolencia son
irrelevantes. Todo país puede actuar como un cerdo sin que esto
cambie en lo más mínimo su poder de negociación
en el entramado internacional.
En cambio, si se imagina esa estrategia de seguir-como-hastaahora trasladada a la esfera del individuo, la imagen que se
presenta de inmediato ante los ojos es la de una persona con
rasgos sociopáticos que no se hace ningún tipo de problemas
porque gana setenta veces más que el resto de las personas y
consume sus materias primas en grandes cantidades, y que, por
lo tanto, consume quince veces más energía, agua y alimentos
y que, en comparación con otras personas menos favorecidas,
devuelve al medio ambiente nueve veces más sustancias
contaminantes. Esta persona sociopática, además, demuestra un
desinterés categórico por las condiciones de vida de sus hijos y
nietos y se aviene a que, por culpa de él y de otras personas de
su misma condición, 852 millones de personas en todo el mundo
sufran hambre y más de veinte millones se vean forzadas a huir.
Según todos los criterios establecidos, de una persona con esas
características se diría que no está integrada a la sociedad;
hablando lisa y llanamente se la consideraría un parásito
peligroso cuyo accionar debería ser detenido lo antes posible.
Pero […] la amoralidad ni siquiera aparece como categoría en la
política internacional.
Harald Welzer, 2011
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ÍNDICE
Prólogo, Alfredo Salibián .................................................................. 15
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Una nota sobre la bibliografía ........................................................ 19
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Introducción | Por el camino de la destrucción ..........................
La tecnología .................................................................................
El ambiente ....................................................................................
La sociedad ...................................................................................
Sistemas complejos ......................................................................
El estado de la cuestión ...............................................................
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1 | Conceptos importantes para entender el sistema Tierra ......
La Tierra: ¿un gran sistema homeostático? ............................
Sostenibilidad .............................................................................
La convivencia de las especies .................................................
Biología y manipulación ...........................................................
Biodiversidad ..............................................................................
Ecologismo y antiecologismo ...................................................
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2 | La guerra del agua .....................................................................
El agua, bien social ....................................................................
El ciclo del agua...........................................................................
Los acuíferos ...........................................................................
Los humedales .......................................................................
Los glaciares ...........................................................................
Las cuencas fluviales ............................................................
La contaminación de los ríos .....................................................
La cuenca Matanza-Riachuelo.............................................
El río Paraná, el río Uruguay y el problema
de la empresa Botnia ...........................................................
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Contaminación del río Paraná ........................................... 95
Ecología de los grandes embalses ..................................... 96
Contaminantes emergentes ................................................ 99
La contaminación de los mares ................................................ 99
Derrames de petróleo ........................................................... 102
La sobreexplotación de la pesca ......................................... 106
El derecho del mar ............................................................... 110
Concatenaciones ....................................................................... 111
Manejo del agua dulce ............................................................. 112
Irrigación y canalización ..................................................... 112
Consumo ............................................................................... 113
Depuración de aguas servidas ........................................... 119
Potabilización del agua dulce contaminada .................... 120
Producción de agua potable a partir
de agua de mar ..................................................................... 122
La privatización del agua ........................................................ 123
El papel del Estado ................................................................... 125
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4 | Ecosistemas artificiales: crecimiento
demográfico y urbanización ...................................................
El aumento de la población humana ....................................
Urbanización ............................................................................
Crecimiento de las ciudades ...............................................
Pleamiento y gestión ambiental urbana ...........................
Las ciudades y el agua ........................................................
Contaminación del aire .......................................................
Macroingeniería, paisaje y turismo .......................................
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3 | El cambio climático ..................................................................
Resiliencia y realimentación ...................................................
Riesgo cero y la inversión de la prueba ................................
¿Cómo se deteriora el planeta? ..............................................
El Protocolo de Kyoto y su incumplimiento ........................
Las guerras climáticas ..............................................................
5 | Las Revoluciones Verdes ......................................................... 181
La primera Revolución Verde: los agroquímicos ................ 181
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6 | Industria ...................................................................................
Industria química .....................................................................
Industrias mecánicas ...............................................................
La industrialización de los alimentos ...................................
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La segunda Revolución Verde: los organismos
genéticamente modificados ....................................................
Monocultivos: economía y ecología ......................................
Movimientos agrarios de base ...............................................
Deforestación ............................................................................
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7 | La explotación minera .............................................................
Técnicas de obtención .............................................................
La minería del oro a cielo abierto ..........................................
¿Minería sostenible? ................................................................
La minería en Argentina .........................................................
Legislación minera .............................................................
Aspectos geopolíticos ........................................................
Pascua-Lama y los glaciares .............................................
Movimientos sociales ..............................................................
Minería espacial y polar .........................................................
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8 | Energía ....................................................................................... 257
Generación térmica .................................................................. 260
Obtención de hidrocarburos ................................................... 261
Pico petrolero y esquistos bituminosos ......................... 263
Permafrost e hidrato de metano ..................................... 266
Carbón ................................................................................ 267
Biocombustibles ....................................................................... 268
Energía nuclear ........................................................................ 277
La “cuestión nuclear” ...............................................................280
Energía hidroeléctrica ............................................................. 282
Energía eólica ........................................................................... 285
Energía solar ............................................................................ 287
Aprochamiento térmico ................................................... 287
Generación fotovoltaica ................................................... 288
Energía: un cuello de botella ................................................. 290
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10 | Basura .......................................................................................
Basura urbana .........................................................................
Las pilas ...............................................................................
Basura electrónica ..............................................................
Basura marina ........................................................................
Basura nuclear ........................................................................
Basura espacial .......................................................................
Basura informativa ................................................................
Las tres R de la basura ..........................................................
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9 | Transporte ..................................................................................
La traza ferroviaria y las rutas argentinas ............................
Trenes versus automóviles ......................................................
Otros sistemas de transporte ..................................................
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11 | ¿Qué hacer? .............................................................................
Economía sostenible e impacto ambiental ........................
Estudios de impacto ambiental ...........................................
Mecanismos para un desarrollo limpio y sostenible .......
Geoingeniería .........................................................................
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12 | Responsabilidad social empresaria .....................................
Las normas ISO 26000 ...........................................................
Las normas ISO 14000 ...........................................................
Desempeño ambiental ...........................................................
Corrupción ..............................................................................
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Despedida ........................................................................................ 346
Ilustraciones .................................................................................... 349
Referencias bibliográficas ............................................................. 365
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PRÓLOGO
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Este nuevo libro de Buch se asoma al amplio y diverso escenario
en el que transcurren las múltiples interacciones de las acciones
humanas (esto es, las de la sociedad) con el ambiente. El actual
panorama ambiental exhibe paisajes que mutan con frecuencia a
ritmo de vértigo, respondiendo a una dinámica exponencialmente
creciente en el tiempo. Se trata, sin duda, de la resultante de fenómenos múltiples y complejos de los que no es posible excluir a un
tercer actor, la tecnología.
Es que, como nunca antes, tecnología, ambiente y sociedad
están tan próximos y vinculados entre sí con interacciones e
interdependencias que han conducido a la humanidad a una nueva
era, la de la posmodernidad, caracterizada por la pretensión de
nuestra especie de erigirse como dominante global, dueña absoluta,
de lo que Buch identifica como “macroecosistema Tierra”.
Además, la “trilogía” está permeada por crecientes dosis de
ciencia, un ingrediente adicional y fundamental que es, también,
no lo olvidamos, un bien social.
Es sabido que la valoración de los modelos socioeconómicos
mediante las pendientes de rectas o curvas de crecimiento de la
producción no siempre es una medida de progreso. Buch advierte
que ese método excluye la consideración de que los servicios
y recursos de los ecosistemas de nuestro planeta a los que la
sociedad recurre no son infinitos como tampoco lo es, por ejemplo,
el espacio y su capacidad para acumular y procesar los residuos
que genera. El ser humano exhibe algunos atributos tales como el
de ser artífice de modelos que pueden convertirlo en víctima de
sus creaciones y tener el dudoso mérito de ser la única especie que
desde el interior de los ecosistemas es capaz de alterar su entorno
(el ambiente) en perjuicio propio y en el de otras que comparten
el mismo sistema. Es imperioso recordarle que el funcionamiento,
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el comportamiento y la estabilidad de los sistemas ecológicos se
basan en precisas relaciones de retroalimentación, sensibles a los
impactos de la acción humana. En otras palabras, se trata de una
intrincada red de vínculos entre los seres vivos y sus entornos
que determina, en el caso de los humanos, hasta su perfil cultural.
Al respecto, nosotros añadimos que tampoco debemos olvidar
que la intervención-interferencia de los humanos en los procesos
evolutivos de la naturaleza nos enfrenta a un tiempo de incertezas
que apenas alcanzamos a vislumbrar.
En nuestro caso, el paradigma dominante impuso la doctrina
que concibe al ambiente en su integridad –su espacio físico
y sus servicios– como una mercancía, apetecida por nuevos
intereses catalizados por tecnologías no siempre ambientalmente
amigables. “Mercancías tecnológicas” (o productos tecnológicos)
cuyo valor económico es determinado por mercados que para las
sociedades de nuestra región son, en casi todos los casos, ajenos y
lejanos. Productos cuyo costo ambiental es casi siempre altísimo:
desmonte de bosques, contaminación petrolera, degradación de
la calidad del aire, consecuencias sociales, etcétera. Un cuadro
que nos induce a preguntarnos: ¿estaremos frente a una nueva
estrategia de opresión?
El autor pone límites a su objetivo: anticipa que no pretende
abordar todas las vertientes posibles del triángulo compuesto por
la tecnología, el ambiente y la sociedad: se ocupa sólo de algunas
cuestiones, quizá las más relevantes para el ámbito restringido,
local-regional, cuidando de contextualizar en todo momento sus
análisis, descriptivos y críticos, en marcos más amplios que los
fenomenológicos o anecdóticos. Es así que desfilan delante del lector
apasionantes páginas dedicadas a presentar y analizar críticamente
–en el marco del triángulo– diversas problemáticas que afectan a
recursos que caen en la categoría de bienes y derechos sociales:
el cambio climático, la provisión y el deterioro del recurso agua
superficial y subterránea, problemas asociados a la minería en sus
diferentes modalidades, a los monocultivos, la actividad industrial,
la superpoblación urbanizada, recursos energéticos, pesca.
El texto es muy ameno, hace gala de una prosa simple, pero
sólidamente fundamentada con conocimiento y acabado uso de la
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bibliografía disponible. Es de destacar que, toda vez que resulta
factible, el autor pasa de lo general a lo particular, con referencias
a casos concretos de nuestra realidad, histórica o presente; va
generando triángulos que el lector puede acompañar en su
construcción. La lectura es accesible por igual para el lego como
para el “casi lego”, sin caer en la tentación de las simplificaciones
hasta el nivel periodístico o la divulgación; tampoco se ha cedido a
los optimismos ni a los alarmismos baratos o sin prueba, y, cuando
corresponde, no se elude la crítica.
Pensamos que es casi imposible dejar de incluir el libro de
Buch como texto base en la bibliografía de los cursos universitarios
iniciales, independientemente de la carrera por la que haya
optado el estudiante. Deseamos aconsejarlo no sólo para la
“academia”: nunca como hoy ha sido tan urgente, imperioso,
que textos como éste lleguen también a las manos (y las mentes)
de economistas, empresarios, industriales, científicos, políticos,
legisladores, ministros, líderes y referentes sociales, comunicadores,
ecologistas, y organizaciones no gubernamentales; en definitiva, a
la sociedad en su conjunto. Todos se verán beneficiados; será una
contribución para que se difunda y comprenda el valor social
de la dupla ciencia-tecnología, y también para que, desde allí, se
entienda que sus relaciones con el ambiente y la sociedad están
indisolublemente asociadas en forma balanceada, esto es que son
mutuamente interdependientes. Después de todo, eso es lo que
está en discusión (y en riesgo).
Finalmente, tenemos la certeza de que esta obra contribuirá
a descubrir y entender cabalmente que el tipo y la “salud” del
“triángulo” están al cuidado del ser humano y son determinantes,
entre otras consecuencias, de la sustentabilidad del ambiente
y, desde allí, de la sociedad. Y también que aportará valiosos
elementos para la reflexión y aun para el diseño de políticas de
desarrollo apoyadas sobre bases científicas.
ALFREDO SALIBIÁN
Universidad Nacional de Luján
Academia Nacional de Farmacia y Bioquímica
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UNA NOTA SOBRE LA BIBLIOGRAFÍA
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Como este libro no pretende ser un trabajo de investigación, sino
una introducción a la temática ambiental contemporánea en relación
con la sociedad humana y su principal herramienta, la tecnología,
hemos procurado dos cosas: subrayar los aspectos polémicos y que
la bibliografía refleje los debates en curso, que sólo ocasionalmente
se manifiestan en artículos científicos a los que los legos acceden
con dificultad. Por eso, he incluido, tanto en notas al pie como en las
referencias bibliográficas muchas entradas tomadas de blogs y demás
páginas de Internet, y notas de periódicos de diferentes países.
Esto no carece de riesgos, que asumo con plena conciencia:
los artículos que aparecen en Internet no siempre son fieles a la
realidad, pero los libros tampoco lo son, hay infinitas acusaciones
de fraude científico, especialmente cuando se trata de temas interesantes para las grandes empresas. Sin embargo, esta diversidad
refleja lo que grupos de personas piensan sobre un problema dado.
Hay una tendencia entre muchos científicos a desdeñar las opiniones de los legos: ése es uno de los principales obstáculos para
alcanzar una comprensión más o menos objetiva de los problemas.
En una sociedad democrática, los especialistas deben verter sus
hallazgos en un lenguaje comprensible para quienes no comparten
su especialidad ni conocimientos, claro y sincero, lo que es difícil
de lograr, porque cada cual defiende su visión de cada tema. Por
eso, en este libro, hemos tratado de ser lo más versátiles (casi
escribo “objetivos”) que ha sido posible, aunque reconozco que,
ante los graves problemas que se tratan, no se puede permanecer
neutral, porque está en juego el futuro de nuestro planeta, no ya
sólo de nuestra especie.
En muchas ocasiones, las opiniones sobre un tema dado –por
ejemplo, la minería a cielo abierto o los organismos genéticamente
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modificados– son tan absolutamente opuestas entre sí que es casi
imposible determinar quién tiene la razón. En esos casos, he tratado de presentar ambos argumentos. Pero, insisto, no soy neutral.
La bibliografía sobre la temática de este libro es evidentemente de una abundancia abrumadora. Hemos elegido, en general,
recomendar citas de calidad comprobable que se encuentran fácilmente accesibles: la mayoría de ellas, de Internet. Lo de “calidad
comprobable”, sin embargo, merece un signo de interrogación.
Generalmente, esa expresión significa “contenidos aprobados por
los pares” del autor. Eso limita las citas al “sistema” que aquí se
critica con frecuencia. También he dado un lugar a las expresiones
de los grupos “antisistema”, que denuncian el malestar social de
ciertos sectores pero no pueden ser “aprobados por pares”. Esto
forma parte de la Complejidad.
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Introducción | Por el camino
de la destrucción
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Tecnología, Ambiente y Sociedad forman los vértices de un
triángulo que determina o describe el mundo en que vivimos. Es
imposible escapar a esa figura: cada uno de nuestros actos, sin
excepción alguna, involucra objetos tecnológicos, afecta el ambiente e involucra a la sociedad. La sociedad es el medio humano en
que se desenvuelve nuestra vida; la tecnología es el modo en que
hacemos las cosas; el ambiente es el sitio en el que actuamos y lo
que nos rodea material y espiritualmente.
La ciencia estudia el mundo y está en la base de mucha de
nuestra tecnología.
Aunque el mundo es uno, lo subdividimos en campos conceptuales para poder comprenderlo y, a veces, esta subdivisión
mutila la realidad y ya no logramos entender las relaciones que
configuran una red, que definen un sistema. En este libro definimos
los jugadores de este juego y sus interacciones, y tratamos algunos
temas puntuales generados por él. La aparente resolución de estos
problemas genera otros nuevos.
La ciencia, como la conocemos hoy, no existió siempre. La tecnología elemental se confundía con las necesidades sociales y su
efecto sobre el ambiente era mínimo. Numerosas otras especies
son capaces de crear herramientas rudimentarias, y su habilidad
tecnológica es un campo activo de estudio. Pero nuestra especie es
la única capaz de producir modificaciones profundas en el mundo,
al que aprendimos a dominar antes de dominar nuestros propios
instintos, a pesar de nuestra capacidad de raciocinio (Buch, 1999).
Según algunos, en la actualidad, la tecnología configura una entidad casi autónoma unida a la ciencia, con la cual han formado una
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unidad simbiótica llamada “tecnociencia”. Nosotros no aceptamos
este punto de vista, aunque, como dice Heidegger en su singular
lenguaje, en muchos aspectos ya formamos parte de una estructura que nos domina. Este dominio no está dado por la tecnología en
sí, sino por la estructura socioeconómica que la sustenta, así como
a sus excesos (Heidegger, 1994).
Actualmente se desarrollan grandes polémicas que derivan de
nuestro abuso de la capacidad de la naturaleza de soportar nuestro
maltrato o sobre la cantidad de habitantes humanos que la Tierra
puede soportar en cualquier condición. Por fin hemos tomado
conciencia de que la Tierra –y con ella, nuestro único hogar– corre
peligro. Pero enormes fuerzas se oponen a esa toma de conciencia.
Nuestra tarea es mostrar estas fuerzas y crear conciencia sobre la
necesidad de detenerlas.
La tecnología
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Expresado en la forma más general posible, la tecnología es la
manera de hacer las cosas. En este grado de generalidad, esta
definición no es muy útil, pero separa la tecnología netamente de
la ciencia, su base teórico-práctica, por lo menos en la actualidad.1
Pero no siempre fue así. La tecnología es mucho más antigua que
la ciencia, en cualquiera de sus expresiones, aun si incluimos la
ciencia de la antigüedad, que se limitaba a la especulación filosófica y los descubrimientos de Arquímedes o Herón, y, mucho
después, el descubrimiento (o invento) del método experimental
por Galileo y otros hombres de ciencia de su época.
El ejemplo que suele usarse para mostrar la prioridad cronológica de la tecnología sobre la ciencia es la máquina de vapor,
patentada por Thomas Savery en 1698, sobre la base de inventos de Denis Papin de veinte años antes, mejorada por Thomas
Newcomen y llevada a su forma más útil por James Watt en 1769.
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Se atribuye a Theodore von Kárman la feliz expresión “La ciencia estudia lo que
existe; la tecnología crea lo que no existe”.
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Sin embargo, la ciencia que está en la base de su funcionamiento,
la termodinámica, recién fue desarrollada casi cien años más tarde,
por hombres como Sadi Carnot y Clausius.
El concepto de tecnología puede ser llevado al hombre primitivo que emplea una rama para alcanzar un objeto lejano o una
piedra para golpear una presa, resignificando el objeto natural
en un objeto tecnológico. Quiere decir que nos encontramos con
una historia continua de la tecnología desde los inicios de la
humanidad, o antes, hasta lo que actualmente algunos denominan
“tecnociencia”, que es la tecnología basada en forma inmediata e
inevitable en conocimientos científicos, y cuyo progreso ulterior
sería imposible sin los productos tecnológicos más complejos (por
ejemplo, la biotecnología y los semiconductores que están en la
base de toda la informática).
Los tiempos que median entre el descubrimiento de un fenómeno y su aplicación a un objeto tecnológico se acortan continuamente.
Y, en un sistema socioeconómico dominante basado de forma exclusiva en el crecimiento ininterrumpido en un mundo finito, la independencia de la ciencia –que es puesta al servicio de la producción
de bienes, pasa a ser privada y deja de ser pública como lo fue desde
sus inicios– está en riesgo. Incluso se pone en peligro la estabilidad
de la civilización misma, tema central de esta obra.
La tecnología no se limita a los artefactos y materiales. Abarca
también los métodos de trabajo, la organización social, la estructura de las ciudades, la disposición de las numerosas redes que
configuran las estructuras de la vida moderna (desde una red de
cloacas hasta Internet). La interacción con el ambiente es, en todos
los casos, bastante evidente.
La tecnología ha ido haciéndose más compleja con el tiempo.
De las herramientas primitivas se pasó a la domesticación de animales y plantas para su cultivo, la Revolución Neolítica, que tuvo
lugar en diversos tiempos y en diversos lugares. Para esto fueron
decisivas las especies domesticables que existían en las respectivas regiones. En el continente eurasiático fueron muchas más que
en América, lo que, según Jared Diamond (2006), explica los tres
milenios de atraso tecnológico que existieron entre los aborígenes
americanos y los invasores europeos.
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El ambiente
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Lo que digamos sobre el ambiente comienza por señalar una
concepción profundamente errónea que, sin embargo, es la piedra fundamental de la civilización occidental. Suponemos que se
puede hablar de un ambiente, o medio ambiente, que está a nuestro servicio para manipularlo según lo que aparenta ser nuestra
conveniencia, pero que, al paso que vamos, será nuestra Némesis.
Por supuesto, siempre se ha reconocido que los humanos no
estamos solos en el universo, aunque las grandes religiones occidentales han sostenido que el mundo fue creado para nosotros,
únicos seres pensantes y provistos de un algo llamado “alma” o
“espíritu”: algo diferente en su esencia de la naturaleza que nos
rodea y en cuyo seno vivimos desde el origen de los tiempos. Es
más, estas religiones han sido a tal punto etnocéntricas que, cuando la civilización occidental entró en contacto con otras culturas,
se debatió seriamente si negros africanos o indios americanos
tenían alma o no.
Desde el paleolítico en adelante y a través de todo el holoceno,
la tecnología empleada por los humanos se ha ido complicando
y perfeccionando incesantemente. En el interior de las selvas
de Brasil y de Nueva Guinea –y tal vez en algunas regiones de
África– todavía quedan algunas culturas neolíticas, que viven
sustancialmente de la caza y la recolección. Estas culturas fueron
perfectamente estables durante muchos milenios. Sin embargo, si
no caben dudas acerca del balance energético positivo (la energía
requerida para la obtención de alimento y protección versus el
trabajo expendido para las actividades productivas), está claro que
la densidad de población es baja, y la vida, corta.
Las selvas impenetrables, los hielos eternos, los océanos, los
desiertos y las estepas son invadidos por nosotros y contaminados con nuestros desperdicios en un afán demencial de apoderarnos de todo. El recorrido de nuestra especie ha transitado por
diversas etapas o modos de producción que hacen a la estructura
de nuestra historia.
Es cierto que la mayor parte de la humanidad siempre vivió en
condiciones precarias. Pero ahora hay una diferencia fundamental
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dada por el avance tecnológico: lo que antes era inaccesible e
imposible, ya no lo es. Deforestar millones de kilómetros cuadrados era una imposibilidad práctica hace menos de un siglo: ya no
lo es. Modificar artificialmente el clima de la Tierra era una idea
disparatada: ahora está ocurriendo ante nuestros ojos, aunque
en forma descontrolada. Por eso, el dominio del Hombre sobre
la Naturaleza nunca fue tan total ni tan peligroso para todas las
especies, incluida la suya misma. El ambiente del que formamos
parte es altamente artificial para una proporción creciente de los
humanos. Hasta las plantas de nuestro jardín, si es que tenemos la
suerte de tener uno, son variedades seleccionadas por la hermosura de sus flores o el sabor de sus frutos.
En 2009 se cruzó un umbral: desde algún momento de ese año, la
mitad de la población humana estaba urbanizada, es decir, vivía en
ecosistemas totalmente artificiales. Sin embargo, la inmensa mayoría de la población campesina también vive en ambientes artificiales: un campo arado y sembrado tampoco es un ecosistema natural.
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La sociedad
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El macroecosistema Tierra no nos necesita. De hecho, la existencia
de nuestra especie ha durado solamente del orden de un diezmilésimo del tiempo de existencia de vida sobre la Tierra. En este período
ínfimo, hemos causado cambios de un tipo que en otras eras se
desarrollaban a lo largo de cientos de millones de años. Imaginemos
sólo los cambios tecnológicos y sociales que ha sufrido nuestra especie en los últimos dos mil, doscientos o veinte años.
Las guerras han sido una constante en toda la historia, escrita
o no, de la especie Homo sapiens sapiens2 y han sido importantes
2
La repetición del nombre de la especie alude a una subespecie del Homo sapiens. Se
conoce otra subespecie, Homo sapiens idaltu, que vivió en Etiopía en el pleistoceno
medio, hace unos ciento sesenta mil años. Se estima que el género Homo existe
desde hace unos dos millones de años. La única otra especie conocida del género
Homo es el Homo neanderthalensis, extinto hace unos diez mil años.
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motores para el desarrollo de las tecnologías, además de causar la
destrucción de sociedades enteras. Las guerras y otras modificaciones del ambiente han adquirido, en nuestra época, un alcance
tal que la misma subsistencia de la especie se ve amenazada por
primera vez desde sus orígenes.
Si nuestra especie se extinguiera –algo que consideramos una
desgracia–, el mundo seguiría su curso, evolucionarían nuevas
especies y, tal vez –pero no forzosamente– emergería una nueva
especie inteligente en nuestro sentido simbólico.
Si bien se supone que la longitud de vida biológicamente
posible de los humanos es del orden de los cien años, la esperanza de vida al nacer fue muy baja durante la mayor parte de
la historia humana.3 En época del comienzo de la Revolución
Industrial, por ejemplo, en Londres, el 75 por ciento de los niños
moría antes de los cinco años de edad. En 1800, esta cifra se había
reducido al 32 por ciento y actualmente es del 0,5 por ciento de
los nacidos vivos. Hasta mediados del siglo veinte, la esperanza
de vida al nacer oscilaba en alrededor de los treinta años. Debido
al mejoramiento de las condiciones sanitarias y el servicio médico, incluso en los países más pobres ese parámetro se aproxima
a los cincuenta años, y se acerca a los ochenta en los países más
desarrollados.
Otro dato digno de ser tenido en cuenta al considerar la
demografía de los primeros tiempos de la humanidad es la baja
cantidad de habitantes en todas las regiones. Es cierto que en la
antigüedad hubo grandes aglomeraciones urbanas cuyas ruinas
subsisten, como Roma, Nínive o Babilonia. Pero la densidad en
3
La esperanza de vida al nacer es un parámetro que depende críticamente de
la mortalidad infantil, que con frecuencia es elevada en los países más pobres.
Eso no significa que no haya ancianos en esas culturas. La esperanza de vida
depende de la edad y, superada la primera época de la vida, suele aumentar. Por
eso se especifica “esperanza de vida al nacer”. Existen cálculos actuariales que
estiman la esperanza de vida a una edad dada. Ver “La tabla de vida: una técnica
para resumir la mortalidad y la sobrevivencia”, en Boletín Epidemiológico, vol. 24,
n° 4, diciembre 2003. Disponible en http://www.paho.org/spanish/dd/ais/
be_v24n4-tabla_vida.htm (fecha de acceso: 29 de enero de 2013).
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las demás regiones fue muy baja hasta mediados del siglo veinte. La problemática demográfica se agrava de modo paradójico:
cuanto mejor vivimos, mayor es la presión que ejercemos sobre
el ambiente, porque, al mejorar nuestro nivel de vida exigimos
más satisfactores, los que, en nuestro sistema social, significa
más bienes.
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Sistemas complejos
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En esta obra utilizaremos muy poco los fundamentos científicos de los fenómenos que vamos a estudiar. La ciencia está
fragmentada en disciplinas, como la matemática, la física, la
química, la biología, la sociología, la psicología, la antropología,
etcétera, todos enfoques parciales de aspectos de la realidad
que diversos autores se dedicaron a desarrollar como si los
demás casi no existieran.
Esa división ya no es aplicable ante fenómenos nuevos que
exigen un enfoque epistemológico nuevo: la idea de la complejidad, que no indica solamente “complicado” (García, 2007). El
todo es algo diferente de la suma de sus partes; ni siquiera se
puede decir que es más o menos que ésta; se mueve en un espacio epistemológico distinto. Los problemas ambientales son otra
cosa que una yuxtaposición de problemas tecnológicos, de recursos y fenómenos naturales, geográficos, sociales, agronómicos,
etcétera. Van mucho más allá. Se trata, necesariamente, de una
visión política, porque la sociedad se desarrolla en un ambiente
que no es ella misma pero del que forma parte, y donde hay
sociedad, hay política –teorías y luchas de intereses–. El enfoque
que deberemos tomar para el estudio de nuestro tema es, por
lo tanto, esencialmente interdisciplinario y transdisciplinario.
Los problemas individuales no se podrían analizar teniendo en
cuenta todos estos componentes a la vez, por lo cual se definen
subsistemas y subsubsistemas, que son todos sistemas abiertos a
las interacciones recíprocas. Además, los sistemas complejos evolucionan en el tiempo, tienen una historia y un devenir. Todos los
ámbitos interactúan en una realidad única, el estado del mundo
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como un todo; pero como el tema del poder4 es central a esta realidad, cada uno de nosotros toma partido, aun cuando pretende
no tomarlo. Una pretendida neutralidad es también una toma de
partido: por el statu quo.
Lo que sigue es una descripción bastante superficial, “periodística” y no técnica, de los principales problemas que podríamos
llamar “ecopolíticos”. He elegido varios de los más notorios y
polémicos, y he tratado de agruparlos alrededor de un elemento
imprescindible para la supervivencia de nuestra especie y de todas
las demás: el agua. La múltiple problemática del agua nos servirá
de eje conceptual y material, alrededor del cual giran los demás
problemas ambientales, como el aumento de la población humana
y de su urbanización, el ya innegable cambio climático que estaríamos viviendo con consecuencias graves en el mediano plazo, la
práctica indiscriminada de actividades como la pesca, la minería y
los monocultivos, la acumulación de basura, la explotación de las
fuentes de energía y el creciente rol de los biocombustibles.
Todo esto hace necesaria la construcción de una teoría económica que reemplace a la teoría clásica del valor en el sentido de
tener en cuenta el carácter finito de los recursos de la Tierra y el
aumento desmedido de su población, junto al estrés al que estos
hechos someten a todos los sistemas terrestres.
De acuerdo con la naturaleza del trabajo, que se propone determinar las proporciones de razón que asisten a los diferentes actores, se exponen las respectivas posiciones políticas y económicas.
Pero aquí se presenta una grave dificultad: no se puede averiguar
la verdad en los temas que implican enormes intereses económicos. Las partes dan visiones tan contrapuestas e interesadas de la
realidad que se hace imposible determinar quién tiene razón o qué
parte de la razón asiste a cada parte del conflicto. En estos casos,
me he dejado llevar por mis propias preferencias –admitidamente
4
“Poder” es un concepto polisémico y complejo en sí mismo, tema que no
encararemos en este contexto más que en términos muy generales. Poder es
“poder para” imponer las propias visiones a un conjunto más amplio de la
sociedad, y hasta a la sociedad entera. Es un concepto sociológico, ético y político.
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ideológicas– que tienden más a defender la protección del medio
ambiente natural y humano que los intereses crematísticos de las
grandes empresas multinacionales que intervienen en estas explotaciones. Sin embargo, a veces se trata de opciones dolorosas; por
ejemplo, en el caso de la “gran minería”, hay un despojo al abrigo
de leyes injustas y una alteración grave e irreversible del medio
ambiente, amén de amenazas a las actividades tradicionales; pero
hay también la creación de centros de actividad económica en
regiones carentes de suficientes fuentes de trabajo. Igualmente,
la introducción de los organismos genéticamente modificados
(OGM) ha aumentado la producción de vegetales en una medida
que sería adecuada para satisfacer el hambre de todos los habitantes del globo, si no estuviese tan mal distribuida, si una parte
creciente no se dedicase a la producción de combustibles y si la
selección de especies fuese más adecuada. Además, los OGM en
sí mismos ofrecen peligros ambientales todavía poco conocidos y
podría constatarse un día que lo que más adelante llamaremos la
“segunda Revolución Verde” fue una decisión de graves consecuencias para el medio ambiente.
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El estado de la cuestión
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La historia reciente –tanto como la de los últimos tres siglos–
indica que ninguna de las promesas del liberalismo económico,
en especial la “teoría del derrame”, se ha cumplido y que el
mundo está deteriorándose rápidamente por la avidez de grandes
empresas para las cuales el bienestar de las poblaciones locales
representa un gasto inútil que tratan de evitar. La frase que se ha
popularizado en este sentido es “Privatizar las ganancias y socializar las pérdidas”.
Se ha difundido una cierta conciencia de que tal vez ya hemos
pasado el umbral más allá del cual las catástrofes climáticas se
hacen irreversibles; sin embargo, en las conferencias internacionales anuales, las potencias no suelen ponerse de acuerdo en casi
nada importante y sólo emiten declaraciones en las que denuncian
la gravedad de la situación. La reunión de los gobiernos para
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analizar la situación ambiental global, Conference of the Parties
(COP) 18, en Doha, Qatar, en noviembre de 2012, fue peor que un
fracaso, como lo había sido la COP 17 realizada en 2011 en Durban,
Sudáfrica, y el deterioro ambiental prosigue, sobre todo en detrimento de los grupos más desposeídos. En Cancún, en 2010, por lo
menos hubo un atisbo de sinceramiento, ausente en Copenhague,
en 2009. Japón ha declarado que abandonaba directamente el
Protocolo de Kyoto en nombre del “pragmatismo”, que consiste
en no hablar de temas molestos y no plantearse objetivos que no
se tiene interés ni posibilidad de alcanzar. La reunión se limitó,
pues, a debatir temas como los mercados de carbono y la deforestación, sin poder proponer otra cosa que buenas recomendaciones
y crear un fondo internacional para ayudar a los países menos
desarrollados a evitar empeorar la situación. Este fondo era, por
supuesto, totalmente insuficiente para el objetivo de lograr que la
temperatura media de la Tierra sólo aumentase entre uno y medio
y dos grados centígrados hasta 2020. De hecho, su resultado fue el
de echar una mayor carga para la remediación ambiental sobre los
países subdesarrollados y permitir a los desarrollados negociar el
derecho a la contaminación con más facilidad (Khor, 2011).
En Río de Janeiro se celebró en 2012 la Cumbre de Río+20,
a veinte años del comienzo de la toma de conciencia oficial de
la existencia de los problemas ambientales en la “Cumbre de la
Tierra” de 1992. En esta masiva ceremonia se renovó el choque de
las potencias productoras de la mayor parte del cambio climático
y el sistema socioeconómico que no puede parar sin producirlo…
Los países centrales proponen comercializar la “economía sostenible”, o “sustentable” (Cruickshank, 2012), dentro del esquema
“business as usual”, a lo que se oponen los países que sufren sus
consecuencias (Naciones Unidas, 2012). La declaración final
lamenta la pobreza y está a favor de eliminarla sin decir nada
sobre sus causas y el modo de actuar contra ella; está llena de
constataciones y reconocimientos, que, por primera vez, incluyen
el de la contaminación de los mares, pero no contiene ningún
compromiso en firme. También admite la realidad del cambio climático, pero no señala sus causas. En el exterior de las sesiones, en
la calle, estaban los verdaderos aunque impotentes luchadores por
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Crisis que, por otra parte, son de carácter ficticio y especulativo y tienen poca
relación con la economía real. En la crisis de 2008 se movieron capitales por valor
de cincuenta veces toda la producción mundial.
La soja es una excepción a esta regla. En el caso argentino, los grandes productores de
soja son mayormente locales. Los acopiadores y exportadores también son argentinos
o representantes de grandes empresas multinacionales, como es el ejemplo típico
de Cargill. Es llamativo que en la lucha contra las retenciones móviles, en 2008, la
Federación Agraria Argentina (http://www.faa.com.ar) haya evolucionado hasta
confundirse con la Sociedad Rural Argentina (http://www.sra.org.ar), su tradicional
enemiga desde el Grito de Alcorta (http://es.wikipedia.org/wiki/Grito_de_Alcorta,
fecha de acceso: 18 de mayo de 2013). Este hecho tiene que ver con la estructura
de la “sojización”, que trataremos más adelante. Los verdaderos chacareros y
pequeños campesinos carecen de organización o son marginales y perseguidos,
como el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (http://es.wikipedia.
org/wiki/Movimiento_Campesino_de_Santiago_del_Estero) o sus similares en
otras provincias, si bien están emprendiendo un proceso de federalización, incluso
internacional. También está comenzando un proceso de cooperativización de los
pequeños productores, para quitar poder a las pocas grandes exportadoras.
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la solución a través de un cambio total de los principios de nuestra
civilización, que de entrada no es sostenible.
El cambio climático está afectando a los países pobres en una
medida mucho mayor que a los desarrollados, cuyos habitantes
tienen los medios para protegerse de los efectos más graves, aunque sus ciudades se vean atacadas por inundaciones y olas de
calor antes desconocidas. Los más pobres, en especial los africanos, ven en sus países un rápido proceso de deterioro ambiental:
desertificación o abuso de agroquímicos en zonas sometidas a
monocultivos, desmonte de zonas selváticas para crear plantaciones que alterarán aún más el equilibrio del dióxido de carbono
(CO2) atmosférico, una urbanización caótica o la expatriación
masiva, la contaminación de todos los ecosistemas y la pérdida
de biodiversidad. Los más ricos, sin embargo, no escapan a una
sucesión de crisis económicas, 5 al aumento del desempleo por la
exportación de industrias a los países donde el costo laboral es
más bajo y a las consecuencias del predominio de las finanzas
sobre la producción y la vida misma.
No es un secreto el hecho de que, en los últimos años, se ha
intensificado la explotación de diversos tipos de recursos naturales latinoamericanos por parte de empresas extranjeras,6 en su
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gran mayoría de Estados Unidos, pero también de algunos países
europeos y de Canadá, patria formal de muchas de las empresas
mineras de oro más importantes.
Se trata de recursos que no son renovables o, en particular los
agrarios, cuya renovabilidad depende de los modelos de explotación. Explotados de modo no sostenible (“estilo minero”), los recursos renovables se pueden transformar en no renovables. Este hecho
es frecuentemente descartado, desconocido o ignorado; sin embargo,
los recursos hídricos (acuíferos)7 se contaminan o se agotan; los campos se agotan y son mantenidos en producción empleando cada vez
más agroquímicos o aumentando la zona de agricultura marginal
mediante desmontes que afectan la diversidad biológica8 y la vida
de los pequeños campesinos. En la Argentina podemos mencionar
como ejemplo histórico la desaparición de los bosques de quebracho
colorado que a principios del siglo veinte cubrían gran parte del
norte de las provincias de Santa Fe, Santiago del Estero y Chaco,
zonas que ahora son marginales y sufren permanentes alternancias
entre sequías e inundaciones. La muy conocida causa de ese deterioro es la explotación no sostenible de un recurso que, bien manejado,
hubiese sido renovable y que no lo fue debido a la avaricia irresponsable de la empresa La Forestal.9 Ahora, el cambio climático y el creciente uso de agroquímicos pueden provocar la extinción de muchos
insectos, entre ellos las abejas, poniendo en grave peligro la cadena
alimentaria por el trabajo de polinización que efectúan.10
En virtud del estilo de vida predominante en esta época, el
camino que está tomando el aprovechamiento de los recursos
7
8
9
10
“Un acuífero es aquel estrato o formación geológica permeable que permite la
circulación y el almacenamiento del agua subterránea por sus poros o grietas”,
http://es.wikipedia.org/wiki/Agua_subterránea#Acuífero (fecha de acceso: 18
de mayo de 2013).
Uno de los efectos de este tipo es la desaparición de muchas especies de anfibios,
los que a, su vez, se alimentaban de insectos como los mosquitos.
Ver http://www.elortiba.org/forestal.html (fecha de acceso: 2 de febrero de 2013).
En 2008, la producción de miel había disminuido en un 27 por ciento con respecto
a los valores tradicionales. Albert Einstein afirmaba que “si desaparecieran
las abejas, en cuatro años desaparecería la raza humana. Sin abejas, no hay
polinización, ni plantas, ni seres humanos”.
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Un ejemplo es el galio, elemento número 31 de la tabla periódica, que no es tan
escaso como se creía, pero se lo estudiaba poco y se lo usaba menos. En cierto
momento empezó a ser utilizado en combinación con arsénico como semiconductor
fotovoltaico de alto rendimiento (arseniuro de galio). Luego se descubrió que
también es un microelemento esencial para ciertas formas de vida. Actualmente hay
un conflicto legal por la presencia de indio, elemento de número atómico 49, en las
escorias de una antigua fundición de plomo en Río Negro. El hallazgo de usos para
elementos “raros” tiene su extremo en el tecnecio, elemento de número atómico 43,
que está ausente en la corteza terrestre porque todos sus isótopos son radiactivos,
pero que se produce artificialmente por reacciones nucleares y cuyos compuestos
son los más usados en diagnóstico médico (gammagrafía). Otros ejemplos son el
coltan, mineral de niobio y tantalio, que se usa en electrónica y que financia muchas
de las guerras africanas, ya que el Congo posee el ochenta por ciento de las reservas
mundiales, y las “tierras raras” (ver http://es.wikipedia.org/wiki/Tierras_raras),
que no son tan raras, pero para las cuales se empezaron a encontrar aplicaciones
insospechadas. Ver también “Abundance of elements in Earth’s crust”, http://
en.wikipedia.org/wiki/Abundance_of_elements_in_Earth%27s_crust (fecha de
acceso: 18 de mayo de 2013).
El arsénico no es un veneno fulminante y requiere dosis bastante altas para matar.
En las cantidades en que se encuentra en las aguas subterráneas causa daños a
largo plazo. En muchas localidades del conurbano bonaerense y en gran parte del
resto de las provincias argentinas, el arsénico se encuentra en cantidades hasta
cuatro veces superiores al máximo admitido por el Código Alimentario, que es
de 0,05 miligramos por litro. En muchos países europeos y en Estados Unidos,
este límite se fija en 0,01-0,02 miligramos por litro. Por supuesto, la eliminación
del exceso de arsénico implica costosos procesos de purificación. La dosis letal
para adultos es de 1 a 4 miligramos por kilo de peso.
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naturales es destructivo e insostenible. Ya en los años de 1970 se
comenzó a vislumbrar la posibilidad del agotamiento de ciertos
recursos naturales y se hicieron hipótesis, generalmente erróneas,
de las fechas en que ocurriría tal agotamiento. El vertiginoso
desarrollo de ciertas tecnologías comenzó a dar valor a materiales
que hasta entonces eran prácticamente desconocidos, salvo para
los químicos.11 Se descubrió, también, que el arsénico, notorio
veneno usado por los asesinos en muchas novelas, se encontraba
naturalmente en muchas fuentes de agua de uso habitual como
alimento.12
Lo que no era previsible es que el agua dulce también llegara a
convertirse en un recurso crítico, sobre todo por la contaminación
de sus fuentes y reservorios, así como por la explotación de los
acuíferos a ritmos superiores a los de su reposición.
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La finitud de los recursos naturales se pone de manifiesto en
muchos aspectos. Hasta hace pocos años, por ejemplo, se tomaba tácitamente como válida la hipótesis de que la capacidad de
mares, ríos y lagos para la absorción y “digestión” de residuos
era ilimitada; es más, ni se pensaba en el tema y los desperdicios
de entonces efectivamente podían absorberse y diluirse sin causar
daños visibles. Pero uno de los parámetros que más se han desbordado en los últimos decenios es, justamente, la producción de
basura de todo tipo: basura tóxica y también basura relativamente
inofensiva, salvo por su cantidad y su permanencia indefinida. Un
ejemplo de esto son las toneladas de trocitos de plástico que flotan
en el mar y dañan a las especies marinas.
El agotamiento de los recursos naturales predicho por algunos
no se produjo, por ahora, porque a medida que se consumían
cantidades cada vez mayores de ellos se iban perfeccionando las
técnicas y los esfuerzos para encontrar nuevas reservas. Esta búsqueda ha sido notablemente exitosa.13
Allá por los años setenta también se publicaron las predicciones
del Club de Roma (Meadows, Meadows, Randers y otros, 1972):14
había que detener todo crecimiento, porque las materias primas
se estaban agotando. Esto implicaba perpetuar las desigualdades
flagrantes existentes entre ricos y pobres –personas o países– como
con alarma señalaba el mismo informe, que fue interpretado como
más cínico y/o fatalista de lo que es en realidad, porque dejaba
bien en claro que sus anuncios estaban asociados a la política del
“business as usual” y que ésa era, justamente, una actitud insostenible. En su refutación del informe del Club de Roma, la Fundación
Bariloche15 demostró, en cambio, que, si se concentraba el esfuerzo en la solución de las necesidades básicas de la humanidad
13
14
15
El carácter alarmista de muchas de las predicciones hechas por ecologistas
militantes es peligroso, porque, cuando éstas no se cumplen, suscitan dudas
respecto de aquellas que sí han de cumplirse.
Las revisiones del libro de Meadows, Meadows, Randers y otros de 1992 y 2004
no alteran las previsiones de desastre. Ver también http://www.abc.net.au/
science/slab/rome/default.htm (fecha de acceso: 2 de febrero de 2013).
Ver http://www.fundacionbariloche.org.ar.
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–alimentos, viviendas, salud y educación–, era posible tenerlas casi
todas resueltas para el año 2000, aun considerando las tasas de crecimiento demográfico previsibles en ese momento (Herrera, Scolnik,
Chichilinsky y otros, 2004 [1975]).16
Sólo que para ello había que cambiar drásticamente el estilo de
vida y los objetivos de la humanidad, cosa que, por supuesto, no se
hizo. Como resultado, hoy tenemos un mundo más violento e injusto que nunca antes. En ese mundo, en el que se gasta por año más
en armas de lo que haría falta para satisfacer las necesidades vitales
de todas las personas y donde un sexto de la población del mundo
sufre de desnutrición o directamente hambre, se vuelve a hablar del
agotamiento de los recursos y se ha comenzado a no poder ignorar
siquiera que está cambiando el clima. A pesar de ello, el despilfarro
continúa y se sigue simulando creer que los recursos son ilimitados
y que el medio ambiente tiene una capacidad infinita para absorber
los desperdicios de esta sociedad injusta. Para colmo, el derroche
es considerado casi una virtud, porque hace girar las ruedas de la
economía, sin tener en cuenta, salvo en los discursos, que al paso
que vamos, la Tierra puede transformarse en un ámbito sumamente
hostil a la humanidad. Es poca la proporción de los que siquiera
consideran que esto sea un problema para ellos.
En muchas de estas actitudes interviene el interés, la hipocresía
y la corrupción. Se sabe muy bien que hay actividades que dañan
el medio ambiente en forma irreversible, pero los culpables se niegan a asumir los costos de ese deterioro, y las autoridades ambientales son impotentes o cómplices de los que producen esos daños.17
¿Cuál es el papel de las ciencias en esta problemática primariamente social? Para verlo, debemos hacer un rodeo tocando
16
17
El trabajo original de Herrera y otros apareció en 1972; prohibido por la dictadura
militar que regía en la Argentina en ese momento, la primera publicación se
realizó en Canadá, en 1975.
Un candidato a intendente visitó a un conocido ecotoxicólogo de la universidad
de la zona para pedirle un plan para reducir la contaminación de la cuenca
hídrica local. La respuesta era obvia, porque los contaminantes principales eran
unas pocas industrias que habría que cerrar. La propuesta fue inmediatamente
rechazada porque involucraba a quienes financiaban la campaña del candidato.
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las ciencias mismas. Con nuevas herramientas tecnológicas para
estudiar la constitución de las moléculas, especialmente de las
orgánicas, se desarrollaron métodos para producir compuestos
hasta ahora desconocidos y que resultaron de gran importancia
práctica, como medicamentos y materiales (plásticos, semiconductores, aleaciones) que permitieron construir objetos cada vez
más eficientes, esenciales para la electrónica, las comunicaciones
y la vida diaria. El último ámbito en el que se trabaja activamente
es el nanomundo, la zona de los objetos cuyas dimensiones son
nanometros, y cuyas propiedades son, a veces, intermedias entre
el comportamiento clásico y el cuántico. La física cuántica, junto
con las nuevas computadoras, interactuó con la química de modos
insospechables que permitieron predecir las propiedades de
moléculas y métodos para producirlas, crear sustancias enteramente nuevas y hacer modelos matemáticos de sistemas tan complejos como la atmósfera.18 En el ámbito biológico se han hecho
avances increíbles, que se corresponden con métodos impensables
para analizar sus resultados (“lab on a chip”).19
Por otra parte, las aplicaciones prácticas de estas innovaciones
cambiaron vertiginosamente los conocimientos biológicos. Antes
de esta revolución científica se conocía poco más que la existencia
de ácidos nucleicos, proteínas, lípidos, hidratos de carbono y combinaciones entre varios de estos elementos. En la actualidad, existe
la capacidad de estudiar en todo detalle las sutiles interacciones
entre iones y membranas, entre antígenos y anticuerpos, entre la
estructura del ácido desoxirribonucleico (ADN) o el ácido ribonucleico (ARN), y los detalles de la síntesis de las proteínas y de los
demás compuestos que son indispensables para la vida. También
se comienza a entender al nivel molecular los procesos que hacen
que, a partir de un huevo, se formen decenas diferentes de células.
18
19
En los años setenta, por la insuficiente potencia de las computadoras, duraba más
calcular el estado futuro de la atmósfera para predecir el tiempo que el tiempo
real (R. García, comunicación personal).
Ver “Lab on a chip”, http://es.wikipedia.org/wiki/Lab_on_a_chip (fecha de
acceso: 3 de febrero de 2013).
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Del conocimiento a la modificación deliberada sólo había
un paso, que se dio rápidamente: nacieron la biotecnología y la
“ingeniería genética”, capaz ésta de dotar de propiedades nuevas
a los seres vivos mediante la inserción y la activación de genes,
y creando los seres “transgénicos” u organismos genéticamente
modificados.
Lamentablemente, uno de los campos que más han “avanzado” es el de las armas, el principal objeto de comercio internacional (legal e ilegal). Como siempre, la guerra ha sido un gran
impulsor de la tecnología.
La mayoría de las religiones occidentales predica la idea de que
el mundo existe para nosotros, y la ha puesto en práctica hasta el
punto de no vacilar en destruir ecosistemas enteros en función
de lo que entiende que son sus propios intereses. Francis Bacon,
uno de los filósofos que más temprano plantearon explícitamente
que la especie humana podía y hasta debía hacer uso de todas
las demás, creyó que la especie sería lo suficientemente “sapiens”
como para saber hasta dónde eso era tolerable para el sistema
global (Bacon, 1984 [1626]).. La historia ha demostrado que estaba
equivocado: la soberbia y la codicia de ciertos grupos humanos no
vacilan ante nada para obtener un objeto que, para colmo, es de
valor meramente simbólico: el dinero.
¿Podrá el humano destruir la Tierra o hacerla inhabitable para
sí mismo? La respuesta a esa pregunta central depende de qué se
entiende por “destruir”. Sin duda está destruyendo gran parte de
la estructura de la biota, a través de la extinción de miles de especies, al manipular ciegamente sus cadenas tróficas, al modificar
sus ambientes naturales o al cazarlos hasta el extremo de hacer
insuficiente sus números para asegurar que no se extingan en un
futuro próximo.20 Pero en el pasado hubo otras grandes oleadas
de extinciones (Broswimmer, 2005) debidas a causas naturales:
la más conocida es la del final del período cretácico, donde se
20
Es el caso de los pingüinos en la costa patagónica, amenazados por los albatros,
que se alimentan de millones de merluzas muertas, descartadas en la pesca de
los calamares.
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extinguieron todos los grandes dinosaurios, haciendo lugar para
la evolución de los mamíferos.21 Es decir, podemos destruir los
ecosistemas actuales y todo lo que consideramos bello, generando
un nuevo ecosistema global, con muchos más desiertos, muchas
menos especies vivas, muchos menos humanos, menor variedad
de especies de todos los reinos, mucha menos belleza tal como la
entendemos en la actualidad. El clima podrá ser caluroso o gélido,
pero la vida se adaptará a la nueva realidad salvo condiciones
muy extremas, como una explosión del sol, que no tiene las características astrofísicas requeridas para que eso suceda.
Nuestra cultura es a la vez antropocéntrica y utilitaria: por
razones que se pierden en los albores de la prehistoria, aceptamos
como un hecho que la Tierra existe por y para la especie humana.
Muchas tradiciones y mitos religiosos lo dicen explícitamente.22
Esta concepción se hace más manifiesta a partir del Renacimiento,
cuando comienza a aumentar dramáticamente el poder de los
occidentales sobre la naturaleza y sobre sus congéneres de otras
culturas. Occidente todavía no ha salido de este sueño narcisista
y Oriente se está contagiando. Éste es el mayor peligro que acecha a la humanidad en particular y a los ecosistemas en general:
imaginemos un mundo en el cual entre seis y diez mil millones
de humanos pretendan vivir como lo hacen actualmente los estadounidenses. Esto ya no es malthusianismo: sería una catástrofe
verdadera, aunque los recursos naturales no se agotasen. Sería un
mundo en el que las guerras ya ni siquiera tendrían por objetivo
el agua, sino el aire.
Sea ello como fuere, la ciencia está aprendiendo cada vez más
hechos nuevos acerca de la naturaleza. Ahora conocemos detalles sobre el funcionamiento de los seres vivos que nos ponen
21
22
Ver también “Extinción masiva”, http://es.wikipedia.org/wiki/Extinción_
masiva, y “Extinción masiva del Holoceno”, http://es.wikipedia.org/wiki/
Extinción_masiva_del_Holoceno (fecha de acceso: 2 de febrero de 2013).
“Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza; y señoree en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en las
bestias, y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra”
(Génesis, 1:26; el énfasis es nuestro).
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en el umbral de ser capaces de crear vida artificial a partir de
los componentes esenciales: ADN, proteínas, azúcares, lípidos
y sus combinaciones formadas del carbono, hidrógeno, oxígeno,
nitrógeno, fósforo y algunos más; se pueden trasplantar órganos y reemplazar otros por herramientas artificiales guiadas por
impulsos nerviosos del propio cíborg;23 se conocen muchos de los
mecanismos más íntimos del metabolismo de los organismos. No
es imposible, entonces, que en pocos años más se llegue a fabricar
una bacteria a partir de componentes químicos. De hecho, recientemente se anunció que se había logrado cambiar el ADN de una
bacteria por una combinación sintética de nucleótidos, logrando
una forma nueva de vida “sintética” capaz de reproducirse.24 Este
logro ha despertado una serie de cuestionamientos, tanto científicos como éticos (Ho, 2010). En especial, el hecho de que haya sido
obtenido por una empresa privada de inmediato suscita el problema de su patentabilidad…
23
24
Neologismo –ya aceptado por la Real Academia Española– formado por fusión
de las palabras en inglés cyber y organism, designa seres vivos con partes
mecánicas provistas de sistemas informáticos. Es decir, una prótesis normal
no hace de un paciente un cíborg; sí lo hace un miembro artificial robotizado o
movido mediante impulsos nerviosos.
Ver Clarín, 21 de mayo de 2010, “La ‘vida artificial’ un poco más cerca: crearon la
primera célula artificial”, http://www.clarin.com/diario/2010/05/21/sociedad/s-02198125.htm (fecha de acceso: 2 de febrero de 2013).
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