Derecho Penitenciario II

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I. La Relación JurÃ−dica Penitenciaria.
1º Consideraciones Preliminares
Las normas jurÃ−dicas crean en los sujetos a los que van dirigidas, o bien la posibilidad de obrar en un
determinado sentido o una limitación respecto a su libertad de actuar. Cuando estas situaciones jurÃ−dicas
tienen el carácter de duraderas reciben el nombre de relación jurÃ−dica; siendo “aquella que se da entre
dos sujetos de derecho, cuando la situación de poder en que se encuentra uno de ellos se corresponde con
una situación actualizada del deber de otro”.
La situación en la que se encuentra el recluso (detenido, preso, penado o sometido a una medida de
privación de libertad) con respecto a la Administración Penitenciaria se denomina relación jurÃ−dica
penitenciaria.
Entre la relación jurÃ−dica creada por las primeras normas penitenciarias (reglamentos) y la relación
jurÃ−dica existente que surge de la publicación de las modernas leyes penitenciarias, las diferencias son
considerables, llenando en cuanto a contenido la situación de los recluidos, y vaciando, al mismo tiempo, el
contenido de los derechos de la Administración.
Las razones de la evolución de la relación jurÃ−dica penitenciaria son varias:
• La concepción del Estado como un Estado de Derecho que se autolimita frente a los ciudadanos.
Aplicable también a la situación de internamiento en prisión, donde las potestades del Estado
que interna y sanciona se contraponen a una serie de derechos de los recluidos.
• La aceptación por la legislación de que el penado no se halla apartado de la sociedad, sino que
continúa formando parte de la misma durante el internamiento y asÃ− lo expresa la exposición de
motivos de la Ley General Penitenciaria.
• La evolución histórica experimentada por los fines de la pena, que va de la retribución a la
prevención general, y de la prevención general a la prevención especial (y dentro de ésta, de la
intimidación a la reforma y reinserción social).
• El proceso de valoración de los derechos del recluso es un reflejo del movimiento general en
defensa de los derechos humanos, que ha dado lugar entre otros documentos, a la Declaración
Universal de Derechos Humanos.
2º Naturaleza y contenido
La doctrina mantiene que la relación del recluido en una institución penitenciaria es una relación de la que
se deriva un status especial. Nace con el ingreso de una persona en un centro o establecimiento penitenciario y
se genera por un tÃ−tulo jurÃ−dico consistente en una resolución judicial. Esta relación jurÃ−dica
penitenciaria es una relación de especial sujeción, es decir, una relación singularizada en cuanto la
Administración Penitenciaria adopta una postura de supremacÃ−a.
El Tribunal Constitucional en sentencias 74/85 y 2/87 afirma que: “el recluso está, respecto a la
Administración Penitenciaria, en una relación de sujeción especial”.
Son notas que caracterizan esta especial sujeción:
• Que producen una acentuada situación de dependencia.
• Que producen un estado general de libertad limitada.
• El hecho de que esta situación de dependencia se explique en razón de un determinado fin
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administrativo.
• La posibilidad de la Administración de citar normas internas para la buena marcha del servicio.
• La existencia de una potestad sancionadora especial de la Administración respecto de las personas que
se encuentran sometidas a la relación de especial sujeción.
Pese a estas normas que otorgan un plus de poder para la Administración, el Derecho esta obligado a
regular la relación jurÃ−dica penitenciaria a través de:
* Reconocer plenamente la validez del principio de legalidad.
* Garantizar el respeto a los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución.
* Articular un sistema de protección jurisdiccional de los derechos de los sometidos a una relación de este
tipo.
3º Derechos del recluso
La persona recluida en una institución penitenciaria es un sujeto de Derecho, lo que conlleva el
reconocimiento de un conjunto de derechos que la Administración Penitenciaria garante tiene que tutelar y
amparar.
Derechos como persona
Por su propia naturaleza son derechos fundamentales, inherentes a la persona, anteriores a cualquier norma,
inviolables e irrenunciables.
Estos derechos vienen reconocidos en general en el art. 25.2 de la CE, según el cual “El condenado a pena
de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los derechos fundamentales, a excepción de los
que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la Ley
Penitenciaria”.
El art. 3 de la Ley Penitenciaria establece que “La actividad penitenciaria se ejercerá respetando, en todo
caso, la personalidad humana de los recluidos y los derechos e intereses jurÃ−dicos de los mismos no
afectados por la condena”.
Siguiendo los arts. de la Constitución vamos a estudiar tales derechos en la Ley y en el Reglamento
Penitenciario.
1) Derecho a la Igualdad ante la Ley (art. 14 CE). El art. 3 de la Ley Penitenciaria establece que “la
actividad penitenciaria se ejercerá sin establecer diferencia alguna por razón de raza, opiniones polÃ−ticas,
creencias religiosas, condición social o cualesquiera otras circunstancias de análoga naturaleza”.
2) Derecho a la Vida y a la Integridad FÃ−sica y Moral (art. 15 CE). La Administración Penitenciaria
velará por la vida, integridad y salud de los internos; sin que puedan, en ningún caso, ser sometidos a
torturas, a malos tratos de palabra o de obra, ni ser objeto de un rigor innecesario en la aplicación de las
normas.
En relación con esta obligación, diversos arts. de la Ley imponen a la Administración proporcionar a los
internos una alimentación suficiente, régimen de higiene, asistencia sanitaria y descanso nocturno.
3) Derecho al Honor y a la Dignidad (art. 18 CE). Comprende el derecho a ser designado por su propio
nombre, el derecho a comunicar en su propia lengua. La dignidad de la persona constituye un lÃ−mite de
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obligado respeto a la realización de traslados, cacheos y empleo de métodos de tratamiento.
4) Derecho a la Libertad Religiosa (art. 16 CE). La libertad religiosa compromete a la Administración a
facilitar los medios para que dicha libertad pueda ejercitarse. Para ello autoriza la comunicación con
sacerdotes o ministros de su religión; y el régimen alimenticio ha de tener en cuenta, en la medida de lo
posible, las convicciones filosóficas y religiosas de los internos.
Derechos como ciudadano de un Estado
Encontramos de tres clases:
-Derechos Civiles
1) Derecho a la Propiedad (art. 33.1 CE). El derecho a la propiedad no se pierde por razón de la situación
jurÃ−dica de condenado o de preso preventivo, aunque puede estar limitado el uso dentro del establecimiento
de objetos de los internos que deberán ser “guardados en lugar seguro, previo el correspondiente resguardo”.
2) Derecho a la Protección Familiar (art. 39.1 CE). Derecho de mantener el contacto familiar que recogen
las normas sobre comunicaciones y visitas; la obligación de informar al interno del fallecimiento o
enfermedad grave de algún familiar; el derecho a comunicar a la familia el hecho de la detención o el
traslado a otro establecimiento.
También se recoge el derecho de las internas a tener en su compañÃ−a a los hijos menores de 3 años y
derecho a mantener contacto con los hijos menores de 10 años que no convivan con las madres.
-Derechos PolÃ−ticos
1) Derecho de Sufragio. La Ley hace expreso reconocimiento al ejercicio de los derechos polÃ−ticos de los
que no se excluye el derecho de sufragio, salvo que sean incompatibles con el objeto de la detención o el
cumplimiento de la condena.
-Derechos Sociales
1) Derecho a la Educación y acceso a la Cultura (arts. 27 y 44 CE). Es reconocido expresamente a los
condenados a penas de prisión.
2) Derecho-deber del Trabajo (art. 35 CE). El trabajo será considerado como un derecho y como un deber
del interno. Además ha de ser formativo, digno y adecuado a las aptitudes y cualificación profesional de los
internos.
Derechos como interno
Encontramos de dos clases:
-Derechos relacionados con el Régimen del Establecimiento
1) Derecho a recibir información sobre sus derechos, deberes y las normas disciplinarias y los medios para
formular peticiones, quejas y recursos. Derecho a que el horario y el programa de actividades del
establecimiento no impidan el descanso nocturno de 8 horas y el descanso semanal. Derecho a las
comunicaciones orales, escritas y telefónicas con sus familiares, amigos, abogados… Derecho a participar
en las actividades de orden educativo, recreativo, religioso, laboral, cultural o deportivo.
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-Derechos en relación con el Tratamiento Penitenciario
1) Se configura el tratamiento como un derecho del interno, señalando el Reglamento que “el interno
podrá rechazar libremente o no colaborar en la realización de cualquier técnica de estudio de su
personalidad, sin que ello tenga consecuencias disciplinarias, regimentales ni de regreso de grado”. Derecho a
ser destinado al establecimiento que por su clasificación le corresponda. Derecho a las progresiones de
grado y reconsideraciones periódicas de la anterior clasificación. Derecho a los beneficios
penitenciarios.
4º LÃ−mites
La misma Norma suprema (art. 25.2) al sentar el principio de reconocimiento de los derechos
fundamentales del condenado, sienta al mismo tiempo el principio de limitación de alguno de ellos, al
establecer que “a excepción de los que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo
condenatorio, el sentido de la pena y la ley penitenciaria”.
El Tribunal Constitucional ha venido a declarar que precisamente en atención al estado de reclusión en
que se encuentran las personas privadas de libertad los derechos fundamentales de los que las mismas son
titulares pueden ser “objeto de limitaciones que no son de aplicación a los ciudadanos comunes”. Estos son:
• La Peligrosidad o Agresividad del sujeto.
• La Seguridad y Orden del establecimiento.
• Las Posibilidades Reales de la administración penitenciaria.
5º Régimen de garantÃ−as de estos derechos
El art. 9.3 de la CE establece que “La Constitución garantiza el principio de legalidad, la jerarquÃ−a
normativa, la publicidad de las normas, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o
restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurÃ−dica, la responsabilidad y la interdicción de la
arbitrariedad de los poderes públicos”.
• GARANTà A PENAL. El art. 1 del CP establece que “No será castigada ninguna acción ni
omisión que no esté prevista como delito o falta por la Ley anterior a su perpetración”.
• GARANTà A JURISDICCIONAL. El art. 3.1 del CP dice que “No podrá ejecutarse pena ni
medida de seguridad sino en virtud de sentencia firme dictada por el Juez o Tribunal competente, de
acuerdo con las leyes procesales”.
• GARANTà A DE EJECUCIà N. El art. 3.2 del CP expresa que “Tampoco podrá ejecutarse
pena ni medida de seguridad en otra forma que la prescrita por la Ley y Reglamentos que la
desarrollan, ni con otras circunstancias o accidente que los expresados en su texto”.
6º Sistema de protección
El ordenamiento jurÃ−dico contiene un complejo sistema de protección de los derechos de los internos a
distintos niveles.
• Peticiones y Quejas ante el Director del Centro. Derecho a formular peticiones y quejas relativas a
su tratamiento o al régimen del Establecimiento ante el Director o persona que lo represente, o ante
las propias Autoridades Penitenciarias.
• Quejas y Recursos ante el Juez de Vigilancia Penitenciaria. La Ley Penitenciaria atribuye a un
órgano jurisdiccional (Juez de Vigilancia) la salvaguardia de los derechos de los internos y corregir
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los abusos y desviaciones que en el cumplimiento de los preceptos del régimen penitenciario
puedan producirse.
Para la defensa de los derechos y libertades fundamentales y para la defensa de los derechos penitenciarios, se
prevé el recurso, la petición o la queja ante el Juez de Vigilancia, previamente, en el caso de los derechos
fundamentales, al recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.
Las resoluciones de los Jueces de Vigilancia pueden ser impugnadas en apelación y queja ante el Tribunal
competente (Tribunal sentenciador o Audiencia Provincial con jurisdicción en el lugar donde se encuentre el
establecimiento penitenciario).
• Ã rganos Judiciales Competentes. Para ejercitar las acciones judiciales que convengan en defensa
de los restantes derechos, los internos pueden acudir a los à rganos Judiciales Competentes.
• Defensor del Pueblo. Los internos pueden solicitar la intervención del Defensor del Pueblo para la
defensa de los derechos comprendidos dentro del TÃ−tulo I de la CE.
• Comisión Europea de Derechos Humanos. Finalmente, los internos pueden acudir, una vez
agotados los recursos regulados en el ordenamiento jurÃ−dico, a la Comisión Europea de Derechos
Humanos, para la Protección de los Derechos y de las Libertades Fundamentales.
7º Protección de Datos de carácter personal de los ficheros penitenciarios
Las autoridades penitenciarias responsables de los ficheros informáticos penitenciarios adoptarán las
medidas de Ã−ndole técnica y organizativa necesarias para garantizar la seguridad de los datos de carácter
personal.
Su regulación viene reflejada en el Reglamento Penitenciario en los arts. 4 al 9.
El consentimiento del interno afectado, en cuanto a recogida y cesión de datos de carácter personal para
el ejercicio de las funciones propias de la Administración Penitenciaria o para su cesión a otras
Administraciones Públicas a efectos de reclutamiento para la prestación del servicio militar, servicios
sociales, Seguridad Social, custodia de menores u otras análogas, no será preciso, salvo en los relativos a
su ideologÃ−a, religión o creencias. También se podrán ceder datos sin consentimiento al Defensor del
Pueblo o institución análoga de las Comunidades Autónomas que ejerzan competencias ejecutivas en
materia penitenciaria, al Ministerio Fiscal o a los Jueces o Tribunales.
Las transferencias internacionales de datos de carácter personal se efectuarán en los supuestos de auxilio
judicial internacional, de acuerdo con lo establecido en los Tratados o Convenios en los que sea parte
España.
En lo referente a datos penitenciarios especialmente protegidos (tales como opiniones polÃ−ticas,
convicciones religiosas o filosóficas, racial o étnico, a la salud o la vida sexual…) no podrán ser
cedidos o difundidos a otras personas sin el consentimiento expreso y por escrito del recluso afectado.
Los reclusos podrán solicitar la rectificación de los datos de carácter personal contenidos en los ficheros
informáticos que resulten inexactos o incompletos. Por razones de interés público, seguridad y de
protección de los derechos y libertades de terceros, los datos no podrán ser cancelados cuando posean
valor intrÃ−nseco de carácter histórico y estadÃ−stico a efectos de investigación.
8º Deberes del recluso
Vienen regulados en el art. 4 de la LOGP y son los siguientes:
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• Deber de permanecer en el establecimiento.
• Deber de cumplir las normas.
• Deber de cumplir las sanciones.
• Deber de mantener una actitud de respeto a los funcionarios.
• Deber de observar una conducta correcta con los compañeros de internamiento.
• Deber de trabajo para los penados.
El art. 5 del Reglamento Penitenciario añade:
• Deber de utilizar adecuadamente los medios materiales que se pongan a su disposición y las
instalaciones del establecimiento.
• Deber de observar una adecuada higiene y aseo personal, corrección en el vestir y acatar las medidas
higiénicas y sanitarias establecidas a estos efectos.
• Deber de realizar las prestaciones personales obligatorias impuestas por la Administración
Penitenciaria para el buen orden y limpieza del establecimiento.
• Deber de participar en las actividades formativas, educativas y labores definidas en función de sus
carencias para la preparación de la vida en libertad.
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LECCIà N 2ª: I. La Relación JurÃ−dica Penitenciaria.
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