Una aproximación a los posible vínculos entre comunidad de indagación y pensamiento complejo (Morin/Lipman) (*) Mabel Quintela – Mario López El trabajo prioriza el estudio de los materiales resultantes del encuentro con Edgar Morin en la Universidad de la República, Montevideo 23/24 de abril de 1998. Edgar Morin y Mathew Lipman, pensadores de una misma generación, habiendo originado sus propuestas desde horizontes diferentes, proponen miradas que se encuentran en torno al papel del conocimiento, el pensamiento y la educación en la cultura del siglo XX. Su afinidad es la de un humanismo pedagógico crítico y una “apuesta” a un proyecto emancipatorio por el cual incidir sobre las prácticas del pensamiento y educación a nivel mundial. La potencia divulgadora de Lipman y Morin los ha hecho recorrer múltiples países y desplegar redes internacionales vinculadas a sus respectivos proyectos. En este trabajo nos hemos propuesto realizar el paralelismo de algunos “núcleos ideativos” desplegados por ambos pensadores. En la comparación realizada, la propuesta de M. Lipman sobre “comunidad de indagación-cuestionamiento” resulta, en nuestra interpretación, una estrategia viable para alcanzar los objetivos de una Reforma del pensamiento que se proyecte sobre el campo educativo desde el Paradigma de la Complejidad propuesto por E. Morin. En ocasión de su visita a Montevideo, Morin lo presentaba como un desafío, en los siguientes términos: “Hablaremos de la problemática de la complejidad pero esta problemática empieza por concebir la complejidad como un desafío, no como un modo de establecer, sino como un modo de obscurecer; ¿por qué? Porque cuando se habla de complejidad se dice: ¡Oh, “esta personalidad es muy compleja!”, o “esta situación es muy compleja”. Significa que es muy difícil de dar con precisión lo que ocurre, lo que es complejo es experimentar una confusión en la mente. En resumen, la palabra complejidad es una palabra al mismo tiempo demasiado llena y demasiado vacía. (…) Complejidad corresponde a confusión e incertidumbre. (…) Hoy en día, el reconocimiento general de las complejidades (situación “mundial compleja) no es una victoria del pensamiento, es una derrota del pensamiento. Se necesita una respuesta a estos desafíos del vacío de la incertidumbre, del exceso de lleno. (…) El problema es de reunir y de distender, este es el desafío. También hay que reconocer las incertidumbres; no podemos dar una visión totalmente explicativa de lo que es complejo. Entonces, hay dos desafíos contemporáneos de la complejidad. ¿Por qué? Porque el modo de conocer que nosotros tenemos en la educación es un modo especializado. Los saberes de las disciplinas son saberes separados, cerrados, compartimentados. Y este modo de pensar hace muy difícil ver los problemas globales, que al mismo tiempo son problemas fundamentales. Pero hoy en día los problemas son Página 1 cada vez más globales, más transversales, pluridisciplinares, planetarios. Hay una contradicción entre nuestras mentalidades que están muy bien hechas para separar, pero que no están preparadas para reunir, para religar. (…) Hay una aptitud natural del cerebro humano para contextualizar, para dar un sentido a su conocimiento. Pero hay un subdesarrollo de esta aptitud de contextualizar.” La idea de Comunidad de Indagación es una de las nociones fundamentales del programa de Filosofía para Niños, programa educativo, creado por Mathew Lipman y un grupo de colaboradores, en los años 60. Este programa sistemático y progresivo, está diseñado para niños y adolescentes de los 3 a los 17 años. Consta de múltiples novelas y sus manuales correspondientes para el docente, con ejercicios y planes de discusión que instrumentan la posibilidad de recrear el diálogo filosófico acerca de los problemas tradicionales de la filosofía: la verdad, el bien, la amistad, la belleza, la libertad, la justicia, etc. Se trata de un enfoque que apunta a problematizar y resignificar la experiencia y el pensar cotidiano de los niños y los jóvenes, en torno a cuestiones debatibles sobre las que a los mismos les resulta interesante e intrigante hacerlo. Esta misma idea que parte de la problematización y resignificación de la experiencia al modo propio del espíritu infantil, fue así expresada por E. Morin: “La idea fundamental de la Reforma de la Enseñanza es no partir de las disciplinas compartimentadas, sino de las cuestiones fundamentales del tipo de aquellas que son propias de la curiosidad infantil, de la juvenil, de la curiosidad del adulto si no está totalmente conformado, normalizado, cuestiones del tipo: ¿qué es este mundo donde estamos?, ¿qué es la realidad?, ¿la Tierra?, nosotros, ¿dónde vamos?, ¿de dónde venimos?, ¿qué somos?, las grandes interrogaciones, y estas interrogaciones son las grandes interrogaciones de nuestra cultura que siempre son: ¿Qué es el mundo?, ¿Qué es la vida?, ¿qué el hombre? (…) Estos objetos deben ser el horizonte, el cuadro de la reforma de la enseñanza para la ciencia. Pero la cuestión es ver este cuadro, no como un cuadro puramente formal, sino como interrogación. Cuál es la situación humana dentro del mundo y sobre la tierra, dentro de la vida”. Profundizando el concepto de “COMMUNITY OF INQUIRY” Es un concepto que proviene de la tradición pragmatista, especialmente de C. Pierce y John Dewey para referirse a la indagación científica entre adultos. “Inquirí”, en el uso del término hecho por Dewey y Lipman, conlleva las nociones de investigación y cuestionamiento indisolublemente ligadas, de ahí que en diferentes lugares de habla hispana se haya traducido or “comunidad de indagación” o “comunidad de investigación” o también conjugando ambos sentidos como “comunidad de investigación y cuestionamiento”. Importa señalar el doble matriz del término “inquirí” en tanto que la idea de Página 2 cuestionamiento nos acerca a la actitud del preguntar que se despliega en el proceso de investigación. La comunidad de indagación tiene una estructura de “comunidad”, que evoca las nociones de cooperación, confianza, seguridad, cuidado, y de “investigación” que ligado a lo anterior supone un querer penetrar la realidad que se presenta como intrigante, problemática, fragmentaria, confusa y que de común acuerdo se desea transformar en alguna clase de totalidad que satisfaga a aquellos que están involucrados. Describimos así una práctica en la producción del conocimiento –la comunidad de investigación y cuestionamiento- que tiene el mismo perfil que en una búsqueda de cuarenta años E. Morin adjudica al pensamiento complejo. Un pensamiento que es ante todo, un pensamiento que relaciona; el más cercano significado al término “COMPLEXUS”: lo que está tejido en conjunto. Pensamiento que no se practica en las escuelas, los liceos, las universidades. Porque en la escuela, la “lección de matemática” está ajena or completo a la historia del teorema de Pitágoras que se está “enseñando”, y por supuesto, el niño no llega a sospechar que ese Pitágoras de la escuela es, al mismo tiempo el que en años futuros tendrá que identificar en la “asignatura Filosofía” como el que por vez primera usó el término griego de “filósofo”. Estamos totalmente “rutinizados” por esta enseñanza que nos hace ver el mundo a través de una retícula de “asignaturas” que presentan hechos y teorías bien acotados, expuestos todo lo analíticamente que sea posible (de acuerdo al nivel, claro!, pero siempre siguiendo la “pedagogía de lo simple”) que nos hacen pensar, obviamente, en términos de “objetos simples”: átomos, moléculas, letras, palabras, conceptos, oraciones, fechas históricas, sensaciones, proposiciones atómicas, animales, estrellas, etc. Este centramiento disciplinario conlleva el cierre del concepto de verdad que las disciplinas supones; desde la ciencia particularmente, la verdad es algo estático. Así el dinamismo de la producción de verdad es desconocido mutilando las posibilidades investigadoras que nacen con el primer ¿por qué? Infantil. La comunidad de indagación contribuiría a replantear las ideas de “Verdad Una”. Similar propósito llegó a E. Morin a concebir el método de la complejidad cuando dice: “El método de la complejidad no tiene como misión volver a encontrar la certidumbre perdida y el principio Uno de la Verdad. Por el contrario, debe constituir un pensamiento que se nutra de incertidumbre en lugar de morir de ella.” La comunidad de investigación/cuestionamiento estaría continuamente asediada por la duda. Si Descartes dudando accede a un pensamiento reduccionista/disyuntor será, tal vez, porque piensa solipsísticamente. Pero ni Lipman ni Morin, manejando la duda y la incertidumbre llegan a la concepción cartesiana. Para Lipman, las verdades resultan de las interrelaciones organizadas que se dan en un ámbito dialógico. Para Morin, el pensamiento ha de reconocer que está inconcluso y que negocia con la incertidumbre. Página 3 Así la comunidad de indagación no es tan sólo un ámbito pedagógico sino también epistemológico, donde “la clase” se transforma en un espacio de producción y reconstrucción social-comunitaria del conocimiento. La comunidad de indagación rompe el esquema tradicional que plantea el rol de la escuela como simple reproductora de conocimiento, mientras “la ciencia” lo produce. Alumnos y profesores, ahora, co-partícipes en una organización, construyen, desde el diálogo auto-correctivo, la “tensión creativa” que guía el compromiso con lo problemático. Esta “tensión creativa” es el emergente de las interacciones que forman una totalidad- idea hologramática-: la comunidad de indagación. La comunidad funciona como una “totalidad de búsqueda de sentido”, donde cada miembro lleva cuenta del proceso a través de la metacognición que se revierte sobre las destrezas y actitudes que la propia comunidad pone en marcha como un todo. Por otro lado, la comunidad de indagación, potencia la construcción de la identidad de cada integrante, y aunque posee una estructura formal, en cada instancia concreta adquiere una configuración particular, desde los diferentes estilos de pensamiento que entran en el “juego dialógico”. La comunidad de indagación es un todo que trasciende sus partes/participantes. Y donde las partes participantes, construyen y reconstruyen, desde perspectivas diferentes, la urdimbre comprehensiva de lo real en totalidades abiertas. Cuando la pedagogía se orienta hacia el establecimiento de “comunidades de indagación y cuestionamiento” se abre al posibilidad del pensamiento multilógico. El pensamiento monológico, característico del trabajo escolar tradicional es la clase de pensamiento que ocurre dentro de un único punto de vista o marco de referencia. Habitualmente tal pensamiento desemboca en una solución única a un problema dado, por medio de un camino o lógica claramente prescripta. Por otra parte, el pensamiento multilógico es un pensamiento que a la vez considera, razona y entra comprensivamente dentro de múltiples puntos de vista. El pensamiento multilógico implica examinar los supuestos, perspectivas y estructuras conceptuales que están debajo de la superficie de un problema o pregunta, y sobre los cuales puede haber un verdadero desacuerdo. Es justamente el tipo de pensamiento profundo y complejo apropiado para una comunidad de indagación. El pensamiento ligado con el diálogo es multilógico antes que monológico. En la comunidad de indagación se descubre que hay muchas formas diferentes de pensar un problema, y se descubre que determinar el problema como tal es ya “un problema”. En un contexto monológico es muy difícil darse cuenta que todo problema supone un “meta-problema” que lo genera. En este sentido se expresa Morin cuando dice: “La complejidad no es definible de manera simple para tomar el lugar de la simplicidad. La complejidad es una palabra-problema y no una palabrasolución” Consideramos que la estrategia pedagógica que constituye la comunidad de investigación y cuestionamiento del Programa de Filosofía para Niños de M. Página 4 Lipman se desarrolla en la práctica como un sistema de auto-ecoorganización. A diferencia de la “clase tradicional”, la comunidad que investiga a partir de problemas se desarrolla a partir de las interacciones entre todos sus participantes. Estas interacciones están “auto-reguladas” por el diálogo que surge de las intervenciones de carácter antagónico-complementario: la confrontación de los distintos significados que cada miembro trae de su experiencia en un contexto mayor, el social cultural al que pertenece. Por eso, la comunidad de investigación se presenta (a diferencia de la clase tradicional) con el carácter de “sistema abierto” –ecosistema- que realiza intercambios constantes con el ambiente. Es desde esas experiencias e ideas que se traen al ámbito de la comunidad que se abre el pensar problematizador que a su vez retro-actúa regulando el diálogo. Para investigar y cuestionar, la comunidad desarrolla en sus miembros actitudes que aparecen como “emergencias” de su carácter de auto-ecoorganización. Actitudes que no son las características del aula considerada en su sentido magistral-expositivo que se comporta como un “sistema cerrado” que debe ser regulado externamente. Así el Programa de Filosofar con niños plantea y propone como actitudes a desarrollar ante todo, la actitud de la interrogación y la aptitud para el preguntar, ayudando a elaborar preguntas cada vez más pertinentes y profundas. Propone el establecimiento de criterios para discutir las preguntas más valiosas, desarrollando la argumentación (presentado y pidiendo “razones”) y dando lugar a las autocorrecciones que reafirmen al grupo en la idea de falibilidad propia de una visión epistemológica que no hace del conocimiento un simple producto, sino un proceso vivo y colectivo. La alternancia intervención-escucha a partir de las reflexiones que suscita el problema es clave en el accionar de la comunidad de investigación. Alternancia que es una consecuencia de los “constreñimientos” (al integrarse al “todo” cada uno de los miembros inhibe ciertos estados y hace aparecer otros) y las “emergencias”, que constituyen las novedades propias al todo de la comunidad y la “creación”, que surge de la interacción entre los actores y el tema de discusión o la tarea en construcción. La comunidad de investigación y cuestionamiento, no es solamente un ámbito para el despliegue del pensamiento crítico y creativo, sino un ámbito de cuidado afectivo. Las relaciones empáticas que se van generando entre sus miembros –a partir de la lectura y consideración de narraciones plenas de significado- hace que se perciban las diferencias personales desde el lugar de la emoción y el afecto de forma tal que en lugar de separar ellas invitan a la construcción en común del conocimiento y la personalidad. El sujeto con todo su mundo personal ingresa a la comunidad con plenos derechos. En ella se practica una “epistemología con sujeto”, sobre la que E. Morin realizó extensa consideración en su visita a Montevideo, de la que importa destacar –para el caso- su concepción de sujeto: Página 5 “Yo hice, digamos, una definición biológica del sujeto, porque lo propio de toda vida, es el principio auto-exo-referencial. ¿Qué es el sujeto? Es un acto auto-afirmativo de ponerse al centro de su mundo para considerarlo y vivir en su mundo. Es la auto-referencialidad, es el auto-privilegio. Hay en la idea de sujeto un principio de exclusión. Excluyo toda otra persona de la posibilidad de ocupar mi puesto. Es la ocupación de un sitio único, de autoreferencialidad, que se puede decir, egocéntrico. El EGO como centro de todo, pero, esta es la dualidad maravillosa, la complejidad maravillosa. Porque al centro del sujeto de este principio de exclusión, hay al mismo tiempo un principio de inclusión que nos permite ser incluido en una comunidad de “nosotros”; que puede ser la comunidad, la familia, la patria. De inclusión de “nosotros”, y de inclusión de “ellos” en nosotros”. Relevancia de la poesía y la narración en la formación educativa “Está el polo científico y el polo de la cultura de las humanidades, no debemos fortalecer un polo a pesar del otro, los dos como una fuerza ligada. ¿Y por qué? Es muy importante la cultura de las Humanidades. Debemos considerar la literatura, las artes, el cine, no únicamente como lujos, sino como escuelas de vida. El adolescente, en la novela (como yo lo hice cuando era adolescente) él descubre sus propias verdades, descubre a través de los personajes de las novelas o del film que le fascina sus relaciones, descubre qué significa la amistad, el amor, el odio, todo. Descubre a las personas emergiendo de una historia. (…) Hay una posibilidad de comprensión, son escuelas de comprensión humana. Además de eso, la poesía como iniciación a la cualidad poética de la vida. La vida es una alternancia de prosa y de poesía, la prosa son las cosas utilitarias, prácticas, que nosotros debemos hacer para sobrevivir, debemos sobrevivir para vivir. Es decir, vivir en condiciones poéticas”. (E. Morin, Conferencia de Montevideo) M. Lipman trabaja en un género literario específico: la novela filosófica. En oposición a los manuales de texto tradicionales, la novela filosófica no se propone transmitir un contenido, sino constituirse en una fuente de inspiración para la práctica filosófica que tiene lugar en la clase. Recrean diálogos cuyos interlocutores tienen la edad de sus lectores y son presentados como modelos de niños intelectualmente inquietos, preocupados por conocer y fundamentalmente interesados en involucrarse en un intercambio constructivo en los problemas que les importan. El escenario predominante de las tramas de las novelas es una escuela “sui generis”: funciona en comunidad de indagación y cuestionamiento. “En contra del puritanismo actual, la literatura podría situarnos en otras realidades y otras posibilidades. Sugerirnos otras formas de vida y de pensamiento en el mundo que habitamos, que seguramente chocarían con la convencionalidad y el sentido común. La literatura nos aporta modelos de pensamiento, de acción y de afectividad” (…) Página 6 Para desarrollar el pensamiento complejo necesitamos textos que incorporen y por ello modelen tanto la racionalidad como la creatividad. La racionalidad permite el auto-conocimiento en la voz de la tercera persona; pero lo que hace emerger al sujeto en la primera persona es la creatividad. Y agregaré que la creatividad se compromete con lo que existe. (…) El pensamiento complejo implica una dinámica imparable, un constante diálogo entre la racionalidad y la creatividad. La racionalidad y la creatividad se entretejen en la textura del “pensamiento complejo”. (Citas tomadas de M. Lipman: “Pensamiento complejo y Educación”) E. Morin en Montevideo sostuvo el papel fundamental de la literatura y del cine como escuelas de la comprensión humana. “Los films de los gangters –como en los reyes de Shakespeare- muestran personajes muy complejos, hacen cosas horribles al mismo tiempo que son capaces de amar a una mujer, de amar a sus niños, como “El Padrino”. El Padrino es casi shakesperiano. El cine es una escuela de la comprensión. Quiere decir que el proceso de empatía que produce el cine, como produce la literatura, produce la comprensión.” Es claro que para ambos autores el texto literario resulta ser un vehículo imprescindible para su humanismo crítico. Ambos lo consideran un aspecto insoslayable en la formación educativa que tiende puentes entre las “dos culturas”. La vida, como el arte es la armoniosa relación entre las “partes y el todo”, y la literatura es capaz de reproducir esa dinámica de la vida. El joven se identifica con la literatura no sólo porque sea bella sino porque narra su vida, porque es para él escuela de la vida. El rol de la Filosofía: Morin-Lipman “La filosofía, hoy en día es una disciplina cerrada sobre sí misma. La filosofía, en la tradición, era más abierta a las adquisiciones de la ciencia. Aún hasta fines del siglo XIX. Hoy en día, debemos abrir la filosofía a los requisitos de la ciencia, del mundo. Pero también abrir la ciencia a la reflexión filosófica, porque la calidad de la filosofía es el poder de interrogación, de reflexión (…) Quiero decir que la Filosofía no puede ser considerada como disciplina, es una “anti-disciplina”, en cierto sentido. Es la estimulación de la interrogación y de la reflexión. En el proyecto de la Jornadas Temáticas que yo organicé en París, con la perspectiva de la Reforma del Pensamiento, no había “una jornada” sobre la Filosofía. Yo explico las cosas de este modo: yo quiero que los filósofos vengan a las jornadas sobre el mundo, sobre la vida, sobre la humanidad, sobre la Tierra. Y que los filósofos traigan la reflexividad e intensifiquen las interrogaciones implicadas y por otro lado, que ellos tomen, de las adquisiciones científicas alimentos para esta interrogación y reflexión.” Página 7 En el primer Seminario Sudamericano de Filosofía para Niños, M. Lipman sostuvo: “Si las materias del currículum son los ladrillos, la filosofía es el cemento que los une”. Y en “Pensamiento Complejo y Educación” de 1991 dice: “Si proponemos la incorporación como eje transversal al currículum, los efectos no serán en absoluto la desmembración del resto de áreas disciplinarias, sino que veremos como la filosofía se torna una materia moldeable que amalgama y enriquece a las otras.” (*) Mabel Quintela: Profesora de Filosofía de Enseñanza Secundaria. Docente en el Proyecto de Formación Didáctica de Docentes Universitarios del Área Social, Universidad de la República, Uruguay Mario López: Profesor de Filosofía de Enseñanza Secundaria. Profesor de Didáctica en el Instituto “Artigas” de Formación Docente y de Historia de las Ideas en la Facultad de Psicología (UDELAR) Página 8