la categoría política en el pensamiento de jose marti

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LA CATEGORÍA POLÍTICA EN EL PENSAMIENTO DE JOSE MARTI
Lic. José R. Castillo Águila.
Profesor Auxiliar
Es propósito de este artículo brindar algunas reflexiones sobre el
concepto política en José Martí, - esencial para interpretar el Proyecto
Social Cubano-, clave en su actuar teórico y práctico emancipatorio. Por
otro lado este concepto ante las nuevas realidades resulta de extraordinario
valor para los retos que enfrenta Cuba.
Para entender la lógica del concepto política y su profundo nexo con su
proyecto de liberación nacional
en Martí resulta imprescindible, sino
determinante, iniciar el estudio por las fuentes de las cuales se nutrió y que
Lugo enriquece permitiendo que su pensamiento desborda la tradicional
copia y escale al espacio de la creación.
Lo que Martí concibe para la política, lo concibe también para la filosofía,
o sea, la necesidad de que en ella se incorpore la historia a su reflexión;
pues ve en este acto la formula de corregir el encierro de la filosofía en sí
misma al margen de su objeto social. Se trata de orientarla por una vía
práctica de beneficio social. Así dice: "¡Filosofía sin Historia examinadora
y concienzuda! ¿Cómo hemos de llegar al conocimiento de la Humanidad
futura y probable sin el conocimiento exacto de la humanidad presente y la
pasada?".1
Un rasgo que presenta el pensamiento humanista de José Martí, y que lo
eleva a concepción de la filosofía política, es la comprensión del problema
nacional en relación con el mundo y en especial con América Latina, de
aquí que su latinoamericanismo corresponda con el amor que siente por sus
1
José Martí: Cuaderno de Apuntes. O.C. t. 21, p. 75.
semejantes y la necesidad de la unidad y solidaridad de los demás pueblos
hacia la independencia de Cuba.
Martí es capaz de ver el papel de Cuba y su revolución en el
establecimiento de un equilibrio en la región, de ello se desprende el
carácter continental de la revolución de liberación nacional cubana dado
por la repercusión posible en todas las esferas de la vida en la región.
Si el latinoamericanismo como concepción humanista en Martí es de alto
valor por encerrar en sí aspiraciones de redención humana, más lo es el
antimperialismo en el sentido de que el imperialismo como régimen niega
todas las posibilidades de liberación y desarrollo de los pueblos sobre la
base de sus condiciones reales, pues implica el saqueo, la transculturización
y la explotación más brutal.
Para Martí, lo concreto en la política no está ajeno a su cosmovisión y
se enriquece en su praxis constante en la medida en que las
contradicciones políticas y sociales le exigen soluciones superiores a
cuantas han existido
Lo concreto en la política es la captación del todo como sistema. El
hecho político responde a ideales, pero la política tiene que ser “pura”, para
que no sea enfermiza, demagógica, oportunista y atente contra el progreso
humano.
La concreción de la política se realiza en aquellas acciones dirigidas
por ideales y reguladas por normas éticas y el conocimiento de los
hombres.
Martí
concibe
al
hombre
concreto
con
deberes,
comprometido con el bien, lo justo, lo bello y lo verdadero. Todo lo
cual permite llegar al hombre y penetrarlo, despertar intereses,
sensibilidades y afirmar valores superiores en la conducta real y
concreta que sólo se cultivan en acciones prácticas.
La política concebida a través de la práctica creadora y movilizadora de los
hombres, con vocación de universalidad y trascendencia, expresa la
concepción del mundo de Martí.
Las aspiraciones y necesidades concientizadas conforman el ideal político,
expresándose a través de objetivos, metas y programas; mientras que el
conocimiento político, lo constituyen las nociones y fundamentos teóricos
que posee el hombre acerca de la sociedad y su dinámica a través del
Estado, la historia y la cultura en general. Todo lo cual en su integración
conforma la cultura política.
En este caso se requiere también del reconocimiento de los factores
objetivos y subjetivos de la realización histórica, elementos a los que Martí
presta una gran atención, pues es la forma de liberarse del espontaneísmo y
el voluntarismo.
Conceptualización de la política
Para el tratamiento del concepto de política en Martí, necesariamente hay
que considerar la existencia de la tradición de pensamiento emancipador
cubano que aporta una filosofía política de la que se nutre directamente el
Apóstol.
En el siglo XVII y las primeras décadas del XVIII, José Agustín Caballero
y Rodríguez (1762- 1835) inicia las luchas contra la escolástica, crea las
condiciones para que se introdujeran en la Isla las anheladas ideas de la
modernidad y abre las puertas para la radicalización de los procesos
posteriores en cuanto a la relación entre la ciencia y la filosofía, la crítica
como método y cierta independencia de la filosofía como parte de la
teología. Este pensamiento es denominado como reformismo electivo.2 De
este pensador, Martí dijo:
“[...] padre de los padres de nuestra filosofía, había declarado, más por el
consejo de su mente que por el ejemplo de los enciclopedistas, campo
propio y cimiento de la ciencia del mundo el estudio de las leyes naturales
[...]” 3
Aunque en los textos martianos sólo se hacen dos referencias a este
pensador, es de importancia para nosotros, el hecho de que el Apóstol
reconoce que José Agustín Caballero es el padre de la filosofía cubana,
además, en el mismo texto deja ver cómo para Caballero la filosofía no
estaba separada de su actuación cotidiana, de sus concepciones éticas y de
los problemas de Cuba colonial.
Caballero con su Philosophia electiva (1797) incorpora a la docencia las
nuevas corrientes europeas que se enfrentan al escolasticismo.
A pesar de lo fuerte que era el control del poder colonial, unido al papel
que desempeñaba la Iglesia, se desarrolla un pensamiento filosófico libre,
acorde con el movimiento europeo de la Ilustración, donde los temas de
análisis se desplazaran de lo religioso para las cuestiones políticas y
sociales.
El estudio de pensadores franceses se convierte en requisito para estar
actualizados, así se divulgan escritos de Voltaire, Raynal, Montesquieu y
Rousseau, los cuales proponen nuevas formas de ver al hombre y la
naturaleza.
La llegada de las ideas modernistas con su matiz sensualista y empirista,
sienta las bases para modificar el estilo y método del filosofar, se abre el
Isabel Monal. “Esbozo de las ideas en América Latina hasta mediados del siglo XX”. Filosofía en
América Latina. Editorial Félix Varela, La Habana, 1998, p.12.
3
José Martí: “Antonio Bachiller y Morales”. El Avisador Hispano-americano, New York, 24 de enero de
1889, O.C., t. 5, p. 145.
2
espectro de los temas filosóficos y su repercusión en la política se hace más
notorio.
Figuras como Félix Varela (1787-1853) y José de la Luz y Caballero
(1800-1882), sientan las bases para el nacimiento de un pensamiento
emancipador. Los problemas del hombre y el progreso son los temas más
recurrentes y con ello se cultivan los ideales que llevan a múltiples
acciones redentoras que tienen su máxima expresión en la Guerra de los
Diez Años.
“Varela radicalizó el pensamiento filosófico cubano al ofrecerle una
decisiva batida a la escolástica y, simultáneamente, sembrar la idea de la
independencia política de la Isla. Con Varela la filosofía cubana se articula
de modo definitivo con el pensamiento moderno [...] se opuso de manera
resuelta al dogma de la supremacía de la fe sobre la razón”.4
En sus aspiraciones de ver a Cuba dentro de la modernidad, Varela
desarrolla una filosofía optimista en el plano de sus ideas sociales y
políticas. Defiende el derecho de todo hombre a practicar la libertad, pero
teniendo como condición un nivel de conocimiento de la realidad. Es la
relación entre justicia y verdad, pues son las condiciones de ignorancia
predominantes en la Isla, el principal freno para la independencia que
garantice la felicidad material y espiritual.
El principio de la electividad en el pensamiento filosófico de Varela lo
lleva a entender la necesidad de una filosofía cubana, por ello abandona la
escolástica e incorpora los nuevos paradigmas del pensamiento moderno
europeo dirigidos a la liberación del hombre y no a la contemplación
pasiva. Su filosofía se proyecta en el terreno de la teoría social y política.
Pablo Guadarrama: “Iluminismo e ilustración en América Latina”. Filosofía en América Latina.
Editorial Félix Varela, La Habana, 1998, p. 126.
4
Es el primero que plantea la independencia de Cuba de la metrópoli
española, así como la abolición de la esclavitud y una actitud
antianexionista ante cualquier país extranjero. De gran valor es su
concepción del patriotismo, donde la patria es una unión especial de todos
sus componentes, sin distinción de etnias y razas, unidos por el amor, que
tiene como centro el hombre y sus creaciones.
José de la Luz y Caballero continúa la defensa de la libertad de la filosofía
y su estrecho vínculo con la ética. Para él, la libertad es el cuerpo del alma
social, de aquí la necesidad de la emancipación humana como única forma
de realización social.
Esta concepción de la libertad es el fundamento de sus ideas sobre la patria,
que sólo encontrará el camino del progreso a través de la emancipación
nacional. Comprendió que las revoluciones constituyen procesos necesarios
y objetivos, aunque son los hombres los que las llevan a cabo.
El profundo contenido ético que caracteriza todo su pensamiento filosófico,
hace que sus ideales humanistas se conviertan en un elemento decisivo en
la preparación ideológica de la generación que iniciará la guerra
independentista.
En esos tiempos la producción intelectual no asume un carácter popular, es
elitista, tanto de la clase económicamente dominante como de los sectores
intelectuales por el clero. Pensadores como Tomás Romay, Francisco de
Arango y Parreño y José Antonio Saco, entre otros, realizan importantes
aportes a la cultura cubana, como expresión de un nuevo pensamiento
desalienador, aunque en su génesis sólo los guiaran ideas autonomistas o
reformistas.
Dentro de esta lucha política, económica y social, los pensadores cubanos
aportan a la conciencia nacional cuestiones tan importantes para la época
como:
- Todos los hombres tienen igualdad de condiciones para pensar, trabajar
y vivir decorosamente.
- La colonia ha impuesto a Cuba relaciones injustas que limitan su
desarrollo en todos los aspectos.
- Para el progreso no sólo es suficiente eliminar las leyes impuestas por la
metrópoli, sino incorporar las mejores experiencias de la ciencia de la
época.
- La vida espiritual desempeña un importante papel en el progreso social
siempre que esté basada en los más altos valores éticos.
- En Cuba existe una diferenciación cultural con respecto a España y el
resto de América, todo lo cual hay que defender y desarrollar.
- Los
cubanos
cuentan
con
las
condiciones
necesarias
para
autogobernarse.
- El colonialismo español lejos de estimular el progreso nacional
constituye un freno por el dominio de gobernantes y un clero
ideológicamente obsoletos.
- La economía colonial cubana se fundamenta en formas atrasadas de
monoproducción y la esclavitud frena su desarrollo al imposibilitar la
introducción de nuevas técnicas.
La filosofía de estos pensadores es una reflexión viva que brotó de la
misma realidad cubana y por eso se convierte en doctrina que alimenta las
ansias de libertad, de justicia y de solidaridad de las generaciones sucesivas
de cubanos.
Estas grandes figuras demostraron la utilidad de estrechar los vínculos
entre filosofía y política ante las necesidades de liberar a la nación cubana.
El pensamiento político de todo hombre es la resultante de la aprehensión
de las circunstancias, donde su espiritualidad, moldeada por concepciones
filosóficas, éticas, estéticas, religiosas o científicas, conforman un modo de
actuación concreto. En José Martí esta exigencia tiene la particularidad de
que él es un revolucionario, y manifiesta la necesidad de llevar a efecto una
política que parta del conocimiento de las potencialidades del hombre y la
realidad social en que se funda y desea cambiar.
Para el estudio, partimos de que la política es una forma de relación social
donde intervienen los individuos a través de la acción de las clases sociales
alrededor del poder político. Como forma de la conciencia social, es el
reflejo de los diferentes tipos de vínculos entre los individuos, las clases y
el gobierno, que a través de ideas, concepciones e intereses reproducen
relaciones sociales (relaciones entre naciones, gobiernos, grupos sociales,
etnias, etc.) y las contradicciones socioeconómicas de un momento
histórico concreto.
La filosofía política es un modo de aprehensión de la realidad que sobre
principios teóricos generales acerca del hombre y la dinámica social que
establecen las clases sociales y las instituciones políticas, propugna un
modo concreto de interpretar el desarrollo de la sociedad y de la política en
especial, sobre la base de lo deseable o el deber ser, a través de conceptos
tales como justicia, democracia, virtud, ciudadanía, etcétera.
El pensamiento filosófico martiano fundamenta su concepción sobre la
política, en la explicación de la esencia del hombre y de sus relaciones con
la patria, que, como comunidad humana, requiere de una interpretación
acertada del problema nacional.
En Martí la marcha de los acontecimientos históricos de su época y las
circunstancias por las que tuvo que transitar le aportan una serie de
vivencias que necesariamente se van a reflejar en el curso que toma su vida
y en las formas específicas en que él va a interpretar la realidad política. 5
Dentro estos hechos los más significativos son la Guerra de los Diez Años,
el Presidio Político, la deportación a España en momentos de importantes
contradicciones políticas en la metrópoli; la residencia en varias de las
jóvenes repúblicas latinoamericanas y en los Estados Unidos de Norte
América, así como su papel en la organización e inicio de la Guerra del 95.6
Esta sociedad colonial en la segunda mitad de siglo se encuentra sumida en
el atraso científico técnico, derivado de las restricciones impuestas por la
metrópoli. El régimen se hace cada vez más intransigente y los hacendados
criollos se limitan a pedir reformas, mientras que en los campos orientales
se combate por la independencia.
Al llegar Martí a España a raíz de su primera deportación, se desarrollan las
corrientes positivistas, dominadas por las ideas de Augusto Comte y
Herbert Spencer. Es el krausismo7 uno de los pensamientos más
importantes. En la filosofía de Krause, lo positivo que observa Martí es que
pone al sujeto y al objeto en relación. Al respecto platea:
Cintio Vitier: “Martí asimilará ingredientes sustantivos del cristianismo, el estoicismo, el hinduismo, el
platonismo, el krausismo, el positivismo, el romanticismo y el tras-cedentalismo emersoniano; incluso
propondrá en varias ocasiones una síntesis superadora de la contradicción entre el materialismo y el
espiritualismo; pero todos esos ingredientes o polarizaciones no serán los datos de una tesis conciliadora
sino que encarnarán en la univocidad de su espíritu, arrastrados por el impulso ascensional de su acción
revolucionaria [...] Porque el factor decisivo de su pensamiento no le viene de los pensadores: le viene de
los héroes y los mártires.” Ese sol del mundo moral. Editorial Ediciones UNIÓN, Ciudad de La Habana,
1995, pp. 78-79.
6
Cada uno de estos hechos ha sido suficientemente estudiado por varios investigadores, pero por nuestros
objetivos sólo debemos detenernos en expresar nuestra coincidencia en cuanto a que el pensamiento
revolucionario y humanista martiano se deja ver desde sus primeros escritos y que aunque va
evolucionando en la medida en que cada una de estas experiencias le presenta nuevas contradicciones. Es
a partir de la segunda mitad de la década del ochenta del siglo XIX en que su pensamiento alcanza mayor
nivel de radicalización. Isabel Monal en “José Martí del liberalismo al democratismo antimperialista” al
presentarnos una periodización de la radicalización del pensamiento martiano ubica el año 1886 como el
año del salto en la comprensión de los problemas sociales, de la sociedad norteamericana y en la
definición de las direcciones de la lucha política para alcanzar la unidad de los revolucionarios cubanos.
Revista Casa de las Américas, (76), 1973.
7
Movimiento filosófico de los seguidores de Karl C. F. Krause (1781-1832), alemán de nacimiento y que
tuvo varios simpatizantes en España a medidos del siglo XIX.
5
“Hegel, el grande, los pone en relación y Krause, más grande, los estudia
en el Sujeto, en el Objeto, y en la manera subjetiva individual a que la
Relación lleva el sujeto que examina al objeto examinado. –Yo tuve gran
placer cuando hallé en Krause esa filosofía intermedia, secreto de los dos
extremos, que yo había pensado en llamar Filosofía de relación.”8
Ignorando los errores de Martí en cuanto a la grandeza de Krause con
respecto a Hegel, lo más importante es deducir que para él, la filosofía de
relación es aquella que resuelve el problema de la relación sujeto-objeto
como acción recíproca, que a través de la práctica el hombre llega a
conocer y transformar al yo y al no yo.
Como concepción presupone ver los objetos, fenómenos y procesos del
mundo material y espiritual en analogía y armonía. La conservación de este
estado de cosas es para Martí lo que distingue el equilibrio como
existencia.
La filosofía martiana tiene el valor de reconocer el papel de la práctica y de
los conocimientos en el desarrollo de la propia interacción entre lo objetivo
y los subjetivo. Es una concepción dialéctica de esta relación, en que el
hombre como sujeto del devenir social es capaz de subvertir la realidad en
función de sus necesidades e intereses.
El intercambio constante con la realidad objetiva es lo que permite la
naturalización del sujeto y la humanización de la naturaleza.
Su filosofía política, por ser parte de su filosofía general y concepción
unitaria del mundo, en tanto filosofía de relación, se expresa en la
comprensión de la política como actividad humana que ha de conllevar a la
armonía y el equilibrio entre los hombres a través de la participación
consciente que sobre bases éticas, hacen de la vida virtuosa.
8
José Martí: “Juicios”. O.C., t. 19, p. 367.
Durante su estancia en la metrópoli, Martí se percata de que América
Latina y España son dos realidades diferentes y que nunca la metrópoli le
dará la independencia a Cuba, sino que tendrá que conquistarla, tal como
lo hizo el resto de los países de América.
Valora el movimiento político alrededor de la República española y en su
artículo “La república española ante la revolución cubana”, Martí se
percata de que los republicanos al oponerse a la monarquía no conciben la
solución del problema colonial, sobre todo con respecto a la situación de
Cuba. El texto es una denuncia al abuso de poder, menosprecio de los
ideales populares y a la continuación del colonialismo en Cuba.
Martí a la vez toma conciencia de la necesidad de que los pueblos
latinoamericanos y caribeños lograsen alcanzar su desarrollo por vías
propias, en correspondencia con sus realidades sociales, políticas y
económicas, sin imitar ni copiar fórmulas ajenas y evitando el camino
históricamente recorrido por la sociedad estadounidense– que llevó al
Apóstol a afirmar, en su primera deportación a España, y en fecha tan
temprana como diciembre de 1870: “Las leyes americanas han dado al
Norte alto grado de prosperidad, y lo han elevado también al más alto
grado de corrupción. Lo han metalificado para hacerlo próspero. ¡Maldita
sea la prosperidad a tanta costa!”9
En México, Guatemala, Cuba y Venezuela, lugares donde reside desde
1875 a 1881, el pensamiento positivista se ha ido constituyendo en
expresión ideológica de la naciente burguesía industrial, que significa un
paso de avance en relación con las concepciones escolásticas y una vía para
salir del atraso.
Es en este momento cuando aparecen en Martí los conceptos de
latinoamericanismo,
9
hispanoamericanismo,
José Martí: Cuaderno de apuntes. O.C., t. 21, p.16.
americanismo
y
nuestra
América, y se inserta profundamente en la vida social, cultural, política y
artística de los pueblos latinoamericanos.
En su producción intelectual participa en debates filosóficos y políticos
donde critica el positivismo, pragmatismo, dogmatismo y la permanencia
de los hábitos españoles en la vida latinoamericana, como son el
caudillismo, las tiranías y el abandono de las amplias masas, entre ellas el
problema del indio que en esos momentos constituía la mayoría de la
población y la más discriminada.
De gran valor para la maduración del pensamiento político del Apóstol es
el contacto que llega a tener con el proletariado mexicano que en esos
momentos realiza importantes acciones. En las diferentes crónicas que
realiza deja constancia de una concientización de los problemas del
capitalismo y sus particularidades en América Latina.10
El mérito del Apóstol consiste en que a diferencia del liberalismo político
de su época11 -como los autonomistas, en el caso concreto de Cuba, que
desechaban la fórmula popular y cualquier vía de desarrollo a partir de
nuestra propia realidad y fuerzas-, plantea tener en cuenta en todo proyecto
el papel de las masas y los pobres como ejecutores principales de los
procesos sociales y merecedores del bien común.
El pensamiento ético-político de José Martí se fundamenta sobre la base de
la libertad y la justicia que adopta como norma imperativa el cumplimiento
del deber moral y el ejercicio de los derechos naturales del hombre, que
han de propiciar una participación consciente y creadora en la sociedad.
La construcción del concepto de política en Martí, aparece con
referencias fragmentarias y dispersas en sus textos, pero lleva en sí
10
Paul Estrade en José Martí, militante y estratega, realiza un estudio detallado de esta etapa. Editorial de
Ciencias sociales, La Habana, 1983.
11
Pedro Pablo Rodríguez en “La ideología de la liberación nacional en Martí”, realiza un análisis al
respecto y hace énfasis en una ruptura teórica con el liberalismo. Anuario Martiano. Biblioteca Nacional
José Martí, La Habana, 1972.
elementos constantes, entre ellos prevalece lo ético, junto al conocimiento
de la realidad política.
En Martí la política es un conocimiento esencial para la vida colectiva,
por lo que el hombre debe consagrarse a construir la historia en la búsqueda
de la armonía y el equilibrio entre sus semejantes.
Antes de 1880, no encontramos en Martí definiciones sobre el concepto
de política con la profundidad que alcanza posteriormente. Su
acercamiento al concepto está relacionado con aspectos como la libertad, el
antiesclavismo, la felicidad, la independencia, la lucha entre los partidos
políticos, el caudillismo y la justicia, tratados en correspondencia con las
tareas de esos momentos, en que todavía sus ideales de redención no han
tenido las experiencias que alcanzará posteriormente que le permiten una
visón más integral de los procesos políticos.
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