“La Comprensión” COMPRENDER – ENTENDER Diciembre 1ro, 1963 De: CONVERSACIONES DOMINICALES EN COOMBE SPRINGS Mientras estaba aquí esperando, pensaba lo difícil que es decir algo que no sea malentendido. Una razón por lo que esto ocurre es que somos tan diferentes que una idea clara y fácil de entender para una persona es bastante incomprensible para otra y este tipo de situación puede llevarnos a confusión. Cuando esto ocurre, no debemos tomarlo como un indicador de que nosotros hemos fallado o que lo que se nos dijo es necesariamente confuso o equivocado. Puede que no sea nada confuso para alguien y el hecho de que no podamos entender no necesariamente es una debilidad en nosotros; puede ser que la correspondencia particular que nos permite verlo está faltando. Pero esto no es todo, sucede también que en un momento podemos ver claramente y entender justo lo que significa algo que ha sido dicho y quizás un momento más tarde, cuando tratamos de volver al asunto, ya no nos dice nada. Ustedes saben como sucede, escuchando una charla como ésta, lo que fue dicho parece muy claro, pero luego durante el día, cuando tratamos de recordarlo, o no podemos recordar nada o nos resulta muy confuso. No es sólo que una persona es muy diferente de otra, sino que todos somos sujetos de tales fluctuaciones en nuestros estados internos de tal manera que lo que entendemos en un momento nos resulta sin sentido en otra. Esto no es un desastre total. El hecho de que gente diferente entiende en maneras diferentes es la verdadera condición que permite que la comprensión misma progrese. Imaginen que sucedería si todos entendieran y estuvieran de acuerdo con algo. Llegaríamos a un punto de estancamiento. Pero hay un mundo infinito a ser comprendido no sólo porque es muy grande, sino también porque es muy profundo, y cada uno de nosotros puede captar destellos del mismo que pasan desapercibidos por otros. Y todo es tan verdadero que podemos estar agradecidos de nuestros propios cambios de estado. Supongamos que el estado de comprensión de cualquiera de nosotros sea veinte grados debido a la fortaleza de nuestra propia naturaleza, y digamos que siempre permanecerá a ese nivel. Esto inmediatamente fijará un límite a lo que podría sucedernos; nada que esté más allá de veinte grados tendrá sentido para nosotros. Pero suponiendo que esto fluctuara, que a veces nuestra comprensión esté a diez grados y a veces a cuarenta o a cincuenta grados; entonces podríamos penetrar a dominios que nuestra comprensión promedio no puede tocar, pero debido a que nuestro promedio es sólo veinte, inevitablemente lo perderemos todo otra vez. Esto realmente no importa, porque en el momento de visión profunda algo ha cambiado en nosotros, y cuando sea necesario seremos capaces de regresar ahí. Por consiguiente, estas fluctuaciones de nuestro estado son realmente una condición de nuestro progreso. Debemos aprender a usar estas fluctuaciones de nuestra comprensión de tal manera que realmente nos ayuden. Si siempre estamos esperando tocar un nivel más alto, digamos cuarenta grados, cuando nuestro promedio está sólo en veinte y pensamos que no podemos hacer nada excepto cuando estamos en ese estado especial de comprensión clara, visión clara, nos perderemos la mayoría de las oportunidades de nuestras vidas. Mucho tiene que hacerse cuando nuestra comprensión está por debajo de nuestro promedio, (2) esos momentos en que estamos obligados a avanzar en lo que nos parece oscuridad y confusión. En esos momentos de oscuridad y confusión nos inclinamos a pensar que no vale la pena hacer algo, y quizás ni se nos ocurre pensar porque nos sentimos tan infelices y desesperanzados, y simplemente esperamos que algo ocurra. La verdad es que hay mucho que hacer en esos momentos si entendemos que la cantidad de cosas a hacer no es lo importante sino la calidad de lo que hacemos. La calidad de un esfuerzo muy débil hecho en un estado de confusión y debilidad puede tener más valor… ser de mucho más valor objetivamente, que un esfuerzo aparentemente mucho más grande hecho en un estado de claridad. Al mismo tiempo, hay que aceptar que la mayor parte del tiempo estamos en algún punto cercano a nuestro promedio, o por debajo de él, y esto no es suficiente para entender y enfrentar lo que ha de ser hecho; lo que nos lleva a percatarnos de la necesidad de otras personas. Sin embargo, así como puede haber una combinación de comprensión, también puede darse un rompimiento de la comprensión. Dos o tres personas juntas pueden fácilmente caer por debajo del promedio para su nivel. Pueden hablar tonterías, por ejemplo, o actuar neciamente y luego preguntarse por qué lo hicieron, y encontrarse que a la salida de reuniones están deprimidos y débiles. Pero cuando hay una verdadera unión y la comprensión crece, los eleva a todos a un nivel más alto del que es posible a uno de ellos por sí solo, a pesar de que usualmente no vemos como esto ocurre porque la comprensión en la cual compartimos está por encima de nuestro propio nivel. Uno de los principios de la comprensión es que uno puede sólo entender hasta donde podemos alcanzar por nosotros mismos. Cuando una persona tiene sólo veinte grados de entendimiento disponible en un momento dado , entonces ocurre algo que pertenece a los veinticinco grados, eso luce sin sentido o no es percibido, ni visto. Las palabras son sólo palabras. Si queremos entender aquello que está más allá del grado en que estamos en un momento dado, entonces tenemos que cambiar nuestro grado (lo cual es posible) o tenemos que compartir algo con otros. Y entonces ocurre misteriosamente que nos encontramos entendiendo cosas que normalmente están más allá de nosotros y luego hasta podemos preguntarnos si lo hicimos o no. Algo debe suceder entre la gente para que este trabajo positivo de comprensión ocurra. Debe haber una correlación positiva en vez de negativa entre sus estados y su comprensión; esto es, debe haber una aceptación en vez de un rechazo. Por ejemplo, si yo miro a alguien y pongo mi atención en su incapacidad de entender, esto bajará las cosas (empobrecerá la experiencia). Si, por el contrario, yo miro a alguien y centro mi atención en lo que él es capaz de comprender, entonces hay un lago de comprensión entre nosotros del cual ambos nos nutrimos. Algo sucede (…). Extrañamente, para que esto ocurra no es ni siquiera necesario que nos comuniquemos en la forma ordinaria; esto es, no es necesario que la gente hable y discuta cosas juntos a fin de compartir comprensión. Esto suena absurdo, porque hemos crecido en la creencia de que es a través de hablar que las cosas ocurren. No es así; llega mediante aceptación. Nos es posible practicar esta aceptación de la comprensión de otras personas y esto es (3) lo que quiero proponerles hoy como un ejercicio útil cuando estamos todos juntos. Cuando mires a otra persona, o cuando las veas pasar o estás de algún modo consciente de ellas, recuérdate a ti mismo que esa persona que estás viendo tiene su propio entendimiento, el cual es seguro diferente del tuyo. En ese momento puedes aceptar; lo cual significa reconocer ante ti mismo que hay una persona quien tiene alguna experiencia no como la tuya propia, y además de esa experiencia algo ha sido destilado; esto es, su entendimiento. No trates de señalar el grado de su comprensión diciéndote a ti mismo, por ejemplo, "esta es sólo una persona de cinco grados" o algo similar. Ese no es el punto. He encontrado que justo a través de este acto de mirar a esta persona y aceptando que aquí hay una experiencia de vida con algún grado de comprensión, tu propio estado cambia; encuentras que estás conectado, no sólo con esa persona, sino que además en una manera que te libera de tu cerrazón interna lo cual viene a nosotros siempre y cuando separemos o aislemos nuestra propia comprensión de la de otra persona; y especialmente cuando negamos la comprensión de otra persona. Cuando le decimos a alguien o pensamos: "Usted no entiende", parece como si estuviéramos diciendo o pensando algo más bien inocente (no perjudicial) y quizás hasta cierto. En realidad no es correcto decir, ya que el o ella sí entiende, pero a su propia manera de entender. Si yo digo a alguien "Usted no entiende", yo realmente quiero decir "tu no me pruebas a mí que tu comprensión es la misma que la mía, la cual por supuesto es la verdadera". Si pudiésemos entrenar o desarrollar en nosotros mismos la tendencia, el mirar a las personas, el ver que cada una es un guardián de un cierto grado positivo de entendimiento y refrenarse o abstenerse de un "tu no entiendes", ya sea hacia adentro o hacia afuera, muchas cosas buenas resultarían. Este ejercicio que estoy proponiendo a ustedes hoy requiere de cierta concentración de la atención. Si usted dirige su atención hacia una persona y mira y ve la persona como alguien que tiene su propia experiencia, usted también se da cuenta que esta persona ha entendido a su propia manera. Todos los grados son bajos y ¿qué con ello? Al sugerir veinte grados, podría ser veinte de mil ¿quién sabe? No tiene importancia. Lo que es valioso para nosotros tener es una actitud positiva respecto o hacia la comprensión de los demás. Yo no he dicho nada sobre lo que la comprensión es, pero eso no importa. No te permitas preocuparte por este problema a esta altura diciendo "¿qué es el entendimiento?" La comprensión no es algo realmente para ser descrito o definido. Sólo dite a ti mismo que hay algo que llamamos comprensión que nos permite construir sobre nuestra experiencia. este tipo de experimento que estamos tratando es muy bueno. Abstenernos de dejarnos llevar por el deseo de definiciones y explicaciones. La palabra comprensión evoca algo en cada uno de nosotros que es suficiente al momento.