EL DISCURSO TECNÓCRATA PARA LA SOCIEDAD RURAL. LA LÓGICA DE LAS ESTRATEGIAS DE DESARROLLO EN LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS PARA EL PERIODO DE PROGRAMACIÓN EUROPEO 20142020 A) Presentación de la cuestión y contextualización de la investigación El concepto de desarrollo es polisémico con el que se hace mención a distintas cuestiones correspondientes a distintos campos, económicos, políticos, sociales. Sin embargo todos ellos vienen a destacar los cambios que experimentan las sociedades cuando se introducen ciertos recursos, valores y principios que proporcionan una narración de las transformaciones, ya sea en lo económico, cultural, político o todo ello al mismo tiempo, de modo que suponen un proceso de cambio en el sentido de modernización. Por su parte, el medio rural se corresponde hoy en día con un territorio, cuando menos, difícil de determinar conceptualmente ¿Hay un único medio rural?, ¿cuántos podríamos identificar?, ¿dónde termina lo rural y comienza, por ejemplo, lo urbano? Quizás tan importante como lograr tales identificaciones podría ser cómo fijamos el universo rural, así ¿cuáles serían los criterios que debieran establecer la frontera de lo rural y otros medios?, a lo cual se podría contestar también con preguntas: ¿lo económico-productivo?, ¿el tamaño de las poblaciones?, ¿la relación tradición/innovación? El contexto de esta ponencia no permite contestar a tales cuestiones, pues nos llevaría más lejos de lo establecido. Sirvan estas preguntas para contextualizar y presentar el objeto de estudio de esta ponencia. El medio rural en el marco de la Unión Europea está emprendiendo un nuevo periodo de programación, inmerso, a su vez con otras líneas de programación, en el conjunto de los Fondos Estructurales y de Inversión (EIE). No en balde estos fondos cuentan con una línea específica para Agricultura, denominación en la que incluyen al medio rural, concretamente nos referimos al Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER). El importante volumen que está previsto que se destinen hasta el año 2020 nos lleva a pensar que, sea lo que sea lo rural, alguna importancia posee y no es un tema menor. El FEADER presupuestado para el Estado español es de 8.290.828.821 €, que representa el 22,17 por ciento de los fondos EIE. Además de los recursos previstos para los próximos años al medio rural, también adquiere relevancia la reglamentación elaborada por la Comisión Europea. En estas disposiciones se indica cómo deben prepararse la documentación para solicitar la ayuda del FEADER por parte de los Estados miembros, y junto con ellos las autoridades subestatales. De ambas documentaciones puede perfilarse una configuración de lo que es o “debe ser” el medio rural en el marco de la Unión Europea. La Comisión Europea, porque establece, vía disposición, lo que es y no puede ser elegible para financiar política rural; por el lado de los Estados miembros, porque establece una programación para financiar acciones en su territorio rural. Uno dice lo que debe hacer cada Estado y, éstos, fijan cómo lo van a hacer. De aquí se obtiene una narrativa de lo rural. De entre todas las posibilidades que ofrece esta narrativa, nosotros nos vamos a fijar en la estrategia que establecen los Programas de Desarrollo Rural (PDR) elaborados por las Comunidades Autónomas de España, y la lógica sobre la que se sustentan. Una conclusión que podríamos plantear es qué proceso de modernización se puede estar planteando con estas estrategias. El trabajo que se presenta en esta ponencia surge por iniciativa personal (no hay un grupo de investigación, ni una institución que financie) como consecuencia derivada de la experiencia profesional, como técnico de desarrollo local y como docente. Dado el espacio que disponemos centraremos el estudio de tres PDR correspondientes a otras tantas Comunidades Autónomas; al mismo tiempo estas tres se corresponden con los tres grupos de regiones que clasifica la Comisión Europea: regiones menos desarrolladas (en España este grupo lo compone la Comunidad Autónoma de Extremadura), regiones en transición (en España el grupo lo componen cinco Comunidades Autónomas: Andalucía, Canarias, Castilla-La Mancha y Melilla, y regiones desarrolladas (grupo compuesto por el resto de Comunidades Autónomas); para este trabajo nos hemos centrado en los programas elaborados por Extremadura, Castilla-La Mancha y Madrid, como muestra de las tres propuestas correspondientes a los tres tipos de regiones. B) Exposición de la pregunta de investigación y principales hipótesis El periodo de programación 2014-2020 para los fondos EIE está establecido en el Reglamento 1303/2013 del Parlamento y del Consejo de 17 de diciembre de 2013, en esta disposición se establecen los objetivos generales por los que se han de regir todos estos fondos. El Reglamento 1305/2013 del Parlamento Europeo y del Consejo de 17 de diciembre de 2013, donde se establecen, entre otras disposiciones, las prioridades y áreas de interés (focus área), las medidas y las líneas estratégicas que han de constar en los distintos programas de desarrollo rural que soliciten ayuda al FEADER. En este contexto los Estado miembros deben elaborar el Acuerdo de Asociación que recoge las estratégicas de desarrollo recomendadas por la Comisión y que de una u otra forma se verán reflejadas en los PDR que elaboren las regiones, incluido como se decía anteriormente el programa nacional, el cual queda configurado como otro más, concebido como programa interregional. Cuando la programación debe recoger tantos requisitos, en muchos casos obligatorios, y cuando no, en modo de recomendaciones, los principales problemas a la hora de elaborar los proyectos son de carácter técnico. Una hipótesis que surge casi de forma “natural” es que los programas de desarrollo rural son instrumentos para ejecutar una política definida por órganos supra estatales, en este caso la referida al ámbito rural. De aquí que el largo trayecto que separa a los territorios rurales de dichos órganos europeos pueden hacer muy difícil la consecución de estrategias propias de estos territorios, pues los objetivos se corresponden con lógicas muy distintas. Ante esta hipótesis la pregunta que cabe hacerse es ¿qué posibilidades hay para considerar distintos tipos de ruralidad?, por un lado, dentro de una misma comunidad autónoma ¿podemos identificar distintos territorios rurales? Por ejemplo las problemáticas y los actores sociales existentes en zonas de alta montaña no son iguales que las existentes en poblaciones dispuestas en el llano y próximo a autovías, líneas de ferrocarril, etc. Por otro se prevén o no la conjugación de distintos intereses rurales, como estrategias según diferencias por el grado de desarrollo. Por ejemplo ¿se consideran diferencias estratégicas según el tipo de región, sin ir más lejos, atendiendo a los tres grupos de regiones? Ante esta situación cabe pensar que las propuestas estarán orientadas a diferenciar estrategias que consideren peculiaridades territoriales. Los objetivos generales de los PDR, desde un planteamiento como el descrito aquí y que responden a una estrategia global para la Unión Europea, cabría pensar que debieran ser lo suficientemente flexibles, moldeables, para poder adaptarse a las características de las distintas regiones. Sin embargo tras comprobar las estrategias y las lógicas sobre las que se articulan en los PDR pensamos que es muy difícil que puedan encajar en las distintas características territoriales. Por tanto, si estas estrategias no atienden la diversidad regional y ni siquiera a la intrarregional, las cuestiones que nos planteamos son: ¿qué territorios rurales serán los más beneficiarios por el FEADER?, ¿qué escenario rural se puede vislumbrar en las distintas Comunidades Autónomas para el horizonte 2020? La tercera hipótesis se hace eco de la narrativa con la que se construye la estrategia europea de desarrollo rural. En este sentido el desarrollo es un problema de carácter técnico, donde la gobernanza de los programas ha de fundamentarse en una gran burocracia, donde las instrucciones parten desde las cúpulas político-administrativas y las bases se constituyen para interpretarlas y ejecutarlas. Las cuestiones las concebimos en términos de capital social: ¿qué recursos sociales se precisan para llevar a cabo, en términos de eficacia y eficiencia, los proyectos que se propongan? C) Fuentes de datos y metodología utilizadas El objeto de estudio al tratar la estrategia de desarrollo rural se ha recurrido a los documentos que la configuran. Por un lado la Comisión Europea como entidad que establece los reglamentos y hace la propuesta presupuestaria; por otro el Estado que elabora los documentos de adhesión a los Fondos EIE y las Comunidades Autónomas que elaboran los Programas de Desarrollo Rural para su ámbito competencial y territorial. Por parte de la Unión Europea básicamente se ha trabajado dos documentos. Uno el Reglamento (UE) nº 1303/2013 del Parlamento y del Consejo de 17 de diciembre de 2013 por el que se establecen disposiciones comunes relativas al Fondo Europeo de Desarrollo Regional, al Fondo Social Europeo, al Fondo de Cohesión, al Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural y al Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca, de este documento se ha trabajado la segunda parte, específicamente los artículos siguientes: 8, sobre desarrollo sostenible; 9 objetivos temáticos; 10 y 11 el Marco Económico Comunitario; 14 y 15 Acuerdo de Asociación; 26 y 27 preparación de programas; 32 y 33 desarrollo local participativo y las estrategias; 34 grupos de acción local; 36 inversión territorial integrada. El segundo documento es el Reglamento (EU) nº 1305/2013 del Parlamento Europeo y del Consejo de 17 de diciembre de 2013 relativo a la ayuda al desarrollo rural a través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader), de este documento se ha trabajado las siguientes disposiciones: Título I Misión, objetivos y prioridades, los artículos 4 objetivos y 5 prioridades de desarrollo rural de la Unión; Título II Programación, artículo 6 Programas de desarrollo rural; Título III Ayudas al desarrollo rural, artículos 13 a 41 medidas, artículo 50 definición de zona rural; Título IV Asociación Europea de Innovación (AEI) en materia de productividad y sostenibilidad agrícola, artículo 55 objetivos; anexo V Condiciones previas para el desarrollo rural; anexo VI lista indicativa de las medidas pertinentes para una o varias prioridades de desarrollo rural en la UE. Por parte de la documentación elaborada por el Estado español se ha trabajado el Acuerdo de Asociación y los programas de desarrollo rural elaborado por las Comunidades Autónomas; para los objetivos de esta presentación nos hemos referido a las Comunidades Autónomas de Extremadura (como región menos desarrollada), CastillaLa Mancha como región en transición y la Comunidad de Madrid como región más desarrollada. El Acuerdo de Asociación es el documento elaborado por cada Estado miembro de la UE, donde se exponen las estrategias y prioridades de inversión a ejecutar mediante los fondos EIE para el periodo 2014-2020. Por su parte el Estado español lo envió oficialmente a la Comisión Europea el 22 de abril de 2014. La estrategia Europa 2020 y a las misiones específicas de cada Fondo deben centrar su ayuda en un número limitado de objetivos temáticos comunes, recogidos en el mencionado Reglamento 1303/2013 de Disposiciones Comunes (el cual establece once objetivos desarrollados en el Marco Económico Comunitario –MEC-, de éstos el FEADER selecciona nueve). Los objetivos del desarrollo rural se enmarcarán en seis Prioridades, que reflejan los mencionados Objetivos Temáticos del MEC. La documentación se ha trabajado siguiendo técnicas de análisis cualitativo de discurso. El procedido a partir de los textos apuntados anteriormente considerados como referente válido para construir el discurso sobre el desarrollo rural de una parte de los territorios regionales. En este sentido destacamos las variables independientes, que las autoridades europea y española (Estado y Comunidades Autónomas) contribuyen a construir el desarrollo rural. Estas son: las prioridades con las que se abordan los objetivos temáticos establecidos por la Comisión que deben abordar todos los fondos EIE, y que en el caso del FEADER de los once se centran en nueve. Dada la limitación de espacio para desarrollar esta ponencia no abordamos las medidas, pero éstas también son una variable que delimita la estrategia del desarrollo rural. D) Principales hallazgos Al relacionar las prioridades con las necesidades planteadas por las comunidades autónomas en sus PDR podemos comprobar que no se establece estrategias diferentes atendiendo a características territoriales: las mismas prioridades con las mismas necesidades para toda la región; del mismo modo tampoco se aprecia ninguna diferencia por tratarse de una región menos desarrollada, en transición o desarrollada, todas plantean la misma lógica en la narración de las estrategias de desarrollo. Por tanto, no se puede percibir distintas ruralidades, ni por la propuesta de las autoridades europea y estatal, ni por las comunidades autónomas. La única distinción que establecen es en el ámbito funcional, referido a la atención de un producto en concreto, por ejemplo el viñedo en Castilla-La Mancha. Consecuentemente con la anterior conclusión, cabe prever que los territorios que más se van a favorecer del FEADER, en términos de efecto multiplicador, serán aquellos que posean una situación de partida más ventajosa por tratarse de poblaciones más próximas a mercados y aquellos grupos sociales con mayor capital humano: mejor formación, más recursos económicos y relaciones sociales (la experiencia social ya nos dice que estos grupos generalmente suelen ser hombres, adultos y una posición socioeconómica con cierta estabilidad). Pues estos territorios poseerán un capital social que les relacionará con más facilidad con recursos que favorezcan el desarrollo, como por ejemplo los de innovación (transferencia de tecnología al ámbito productivo), porque dispongan de recursos humanos con experiencia en acciones sectoriales en común, lo cual posibilitará proporcionar valor añadido a sus productos, etc. El escenario cara al año 2020 puede producir más diferencias entre territorios modernizados y otros con problemas estructurales para alcanzar su homologación con otros. Lo grave de esta situación es que se puede producir situaciones contradictorias. Habrá regiones que alcancen la calificación de desarrolladas en términos generales con zonas en su interior tremendamente empobrecidas. La gobernanza de los programas de desarrollo al estar establecida mediante estrategias que derivan de prioridades definidas desde contextos alejados del entorno rural donde se aplican, obliga a que la gestión del desarrollo se produzca con una complicada herramienta técnica. Con este contexto el papel del personal técnico, principalmente los agentes de desarrollo se perfila como meros administradores para tramitar, por un lado las instrucciones que se imparten desde las Consejerías competentes, que a su vez, responden a las exigencias del Ministerio y de la Comisión; por otro de recogida de documentación para facilitar las ayudas a los beneficiarios. La atención al desarrollo en el territorio rural queda mermada para hacer frente a los desafíos, que desde la Comisión animan a que se produzca.