LAS MUJERES Y LA POLÍTICA EN ESPAÑA Y

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LAS MUJERES Y LA POLÍTICA EN ESPAÑA Y
FINLANDIA: LA PLATAFORMA DE ACCIÓN DE
BEIJING 20 AÑOS DESPUÉS
Autor: Adrián González Sahuquillo
Resumen:
En los años 50 se pensaba que el tiempo ajustaría las tasas de participación de las mujeres
en la política, pero a mediados de los años 70 la tasa promedio de escaños ocupados por
mujeres en la Unión Europea no superaba el 9%; y diez años más tarde, la media en la
Unión Europea sólo había alcanzado el 11,8%. Resultaba evidente que el tiempo no
resolvería el déficit de la falta de mujeres en los parlamentos y en el espacio público, y
que era necesario establecer mecanismos de compensación. Será el resultado de la cuarta
y última conferencia mundial sobre la mujer de la ONU el tema central de este trabajo:
La Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing de 1995, centrada en dos de los 189
países firmantes, España y Finlandia. Donde trataremos de analizar si veinte años después
ambos países han cumplido y llevado a cabo eficazmente las medidas y políticas que
firmaron.
Las diferencias en la evolución parlamentaria de las mujeres de estos dos países son
obvias, Finlandia es primer estado en conseguir en 1906 que las finlandesas fueran las
primeras mujeres de Europa con derecho a votar y las primeras en el mundo con derecho
a elegibilidad parlamentaria; pero la evolución femenina de ambos en el parlamento ha
ido aumentando paulatinamente, a pesar de que los finlandeses y finlandesas ya llevaran
mucho camino hecho respecto a España, y la mayoría de países Occidentales en general.
No obstante, no hay que obviar la rápida evolución de España que, aunque la igualdad en
términos legislativos llegara de una forma efectiva en el 2007, ha conseguido ponerse a
la altura de países tan pioneros en igualdad de género como lo es Finlandia.
A pesar de esto, los datos y la eficacia de las medidas muestran antagonismos: las políticas
de discriminación positivas, como la ley de cuotas, son cuestionadas de carecer de
objetividad y resultar hasta cierto nivel segregacionistas; la representación de las mujeres
tiene sus diferencias en parlamentos, ministerios, como cabezas de lista, en la mesa del
congreso y en comisiones parlamentarias; la permanencia en las legislaturas es fija para
ellos y rotativa para ellas; y se suma los importantes hándicaps añadidos que tienen las
mujeres, aceptados y asentados en sociedad.
Palabras clave: mujeres, paridad, política, ONU, Finlandia, España
1
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN........................................................................................................... 3
I.
LA ACCIÓN POSITIVA Y SU CUESTIONADA EFICACIA ............................... 4
II.
2.1.
Ley de Cuotas .......................................................................................................... 6
2.2.
Sistema Cremallera ................................................................................................. 6
2.3.
La Democracia Paritaria y sus entramados .......................................................... 7
III.
ANÁLISIS DE LA EVOLUCIÓN PARLAMENTARIA DE LAS MUJERES:
ESPAÑA Y FINLANDIA ....................................................................................................... 8
3.1. España: Antecedentes históricos anteriores a Beijing y aportaciones
posteriores. ........................................................................................................................... 8
3.2. Finlandia: Antecedentes históricos anteriores a Beijing y las aportaciones
posteriores .......................................................................................................................... 14
3.3.
IV.
V.
Análisis comparativo de la evolución parlamentaria en España y Finlandia .. 20
CONCLUSIÓN .......................................................................................................... 27
BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................... 28
2
I.
INTRODUCCIÓN
La Declaración Universal de Derechos Humanos establece que “toda persona tiene
derecho a participar en el gobierno de su país”. A pesar de esto, en los años 50 se
pensaba que el tiempo ajustaría las tasas de participación de las mujeres en la política,
pero a mediados de los años 70 la tasa promedio de escaños ocupados por mujeres en la
Unión Europea no superaba el 9%.
Diez años más tarde, en 1989, el porcentaje promedio de la Unión Europea sólo había
aumentado en tres puntos, alcanzando el 11,8%. Resultaba evidente que el tiempo no
resolvería el déficit de la falta de mujeres en los parlamentos y en el espacio público y
que era necesario establecer mecanismos de compensación. Las voces que evidenciaban
la falta de representación de las mujeres en el espacio público no sólo no pudieron
acallarse, sino que fueron aumentando su eco. El 3 de noviembre de 1992 se adoptó en la
primera Cumbre Europea "Mujeres en el Poder" la Declaración de Atenas en la que se
denunciaba el déficit democrático y se proclama la necesidad de conseguir un reparto
equilibrado de los poderes públicos y políticos entre hombres y mujeres. Este documento
es el punto de referencia inicial en la lucha por la paridad tanto desde las instituciones de
la Europa Comunitaria como en los países que la conforman. (Boix, 2007)
La habilitación y autonomía de las mujeres y el mejoramiento de su condición social,
económica y política son fundamentales para el logro de un gobierno y una administración
transparentes y responsables y del desarrollo sostenible en todas las esferas de la vida,
pero son las relaciones de poder las que impiden que las mujeres puedan vivir plenamente
funcionan a muchos niveles de la sociedad. El objetivo de igualdad de participación de la
mujer y el hombre en la adopción de decisión proporciona un equilibrio igualitario que
refleja la composición de una sociedad, su democracia y el correcto funcionamiento de
ella.
Tal y como muestra la Declaración de Beijing (1995): “La participación equitativa de
las mujeres en la vida política desempeña un papel crucial en el proceso general de
adelanto de estas. La participación igualitaria de la mujer en la adopción de decisiones
no sólo es una exigencia básica de justicia o democracia sino que puede considerarse
3
una condición necesaria para que se tengan en cuenta los intereses de la mujer. Sin la
participación activa de la mujer y la incorporación del punto de vista de la mujer a todos
los niveles del proceso de adopción de decisiones no se podrán conseguir los objetivos
de igualdad, desarrollo y paz”.
La ocupación por parte de las mujeres de cargos políticos, y con ellas, la adopción de
decisiones desde los gobiernos y/o los órganos legislativos, permiten reforzar iniciativas
políticas e incluirlas en los programas de los propios partidos, así como nuevos temas que
tienen que ver con el género, valores y experiencias de la mujer, y ayuda a tener muchos
más puntos de vista sobre políticas generales.
A pesar de que en la mayoría de los países existe un movimiento generalizado de
democratización, la mujer suele estar poco representada en casi todos los niveles de
gobierno, sobre todo a nivel de los ministerios y otros órganos ejecutivos, y además ha
avanzado poco en el poder político en los órganos legislativos, y es esto precisamente lo
que trataremos de analizar en este trabajo, comparando a Finlandia y España: qué medidas
han adoptado estos países a partir de Beijing, y si ha afectado a la evolución parlamentaria
de las mujeres, utilizando documentos oficiales CEDAW ONU e informes sombra de los
países en cuestión, realizados a espaldas de los gobiernos por asociaciones de mujeres.
II.
LA ACCIÓN POSITIVA Y SU CUESTIONADA EFICACIA
Tratar de manera desigual lo que en el punto de partida tiene una situación desigual
sería la base del concepto de Acción Positiva, más conocida como “discriminación
positiva”. Mª Ángeles Berrera define a la acción positiva en términos generales como
“una serie de medidas o planes vinculados de un modo u otro al Derecho
(fundamentalmente al poder normativo de la Administración) y destinados a eliminar la
desigualdad o discriminación intergrupal”. (Barrere, 2003)
Pero en términos más específicos, esta discriminación expresa:
“[…] una acción que, a diferencia de la discriminación negativa (o simplemente
discriminación), pretende establecer políticas que dan a un determinado grupo social,
étnico, minoritario o que históricamente haya sufrido discriminación a causa de
injusticias sociales, un trato preferencial en el acceso o distribución de ciertos recursos
o servicios así como acceso a determinados bienes, con el objeto de mejorar la calidad
4
de vida de grupos desfavorecidos, y compensarlos por los perjuicios o la discriminación
de la que fueron víctimas en el pasado”. (Borge, 2012)
Este tipo de acción nace en Estados Unidos en la década de los 60 y parte del derecho
antidiscriminatorio que surge como reacción a las protestas protagonizadas por la
población afroamericana, y por otras minorías y movimientos de contestación social. Pero
este tipo de políticas de discriminación positiva se plantean en numerosos ámbitos, y no
sólo por cuestiones de sexo, sino también para tumbas las desigualdades por motivos de
raza, edad, opción sexual o discapacidades.
En este caso, centrándonos en la cuestión de género y más concretamente en el ámbito
político, a primera vista la acción positiva se muestra bastante beneficiosa, no obstante,
ha sido tachada como una medida que carece de objetividad y que hasta cierto nivel
resulta segregacionista. Siguiendo esta línea, Mª Ángeles Cabré (2014) afirma que “me
consta que discriminación positiva suena a oxímoron, es decir a juego de contrarios. En
cuestión de género, suena incluso a ofensa: ¿necesitan las mujeres que se las discrimine
aún más de lo que se les ha discriminado ya, aunque sea ahora para bien?”, esta serie
de afirmaciones ponen de debate estas medidas, incluso se pone en duda su eficacia,
sospechosas de tener un trasfondo: “esa negativa a aceptar una merecidísima ventaja, y
la cacareada controversia que la cuestión arrastra, llevan a pensar que algo esconde el
asunto más allá de la natural discrepancia”.
Trasladándolo a los razonamientos actuales de mujeres y hombres, y sobre todo en los
jóvenes, tal como recalca Cabré “las chicas jóvenes de hoy no quieren ni oír hablar de
cuotas y demás zarandajas, que les suenan al para ellas caduco feminismo: ellas jamás
han sido discriminadas, o eso creen. Curiosamente, en su pertinaz alergia también
olvidan que los varones llevan siglos administrando en su propio beneficio políticas de
discriminación positiva y que les ha ido espléndidamente” pero realmente como bien
sigue explicando esta autora “habría que explicarles a esas tiernas muchachas en flor
(…) que las políticas de discriminación positiva caminan hacia una nueva socialización,
tan necesaria, basada en la cooperación (…). Siendo la discriminación positiva tan solo
un instrumento para romper el a estas alturas abominable techo de cristal, es de necios
matar al mensajero cuando son tantos los beneficios que lo que nos trae nos puede
deparar”. (Cabré, 2014)
5
2.1.Ley de Cuotas
Algunos países han establecido en sus legislaciones un porcentaje de participación o un
número de campos designados para la intervención femenina. Promoviendo así que las
mujeres accedan más fácilmente a cargos de administración pública (tanto de menor como
de mayor jerarquía). Sin embargo, no todos los partidos políticos tienen el mismo interés
por fomentar dicha participación, sino que se preocupan únicamente por cumplir con una
cuota específica fijada por ley, tal y como analizaremos posteriormente en los casos de
nuestros dos países: Finlandia y España.Así pues, la Ley de Cuotas es una media que cabe
dentro del concepto de Acción Positiva y a través de ella se plantea el objetivo de generar
una base igualitaria entre hombres y mujeres en el acceso a los cargos de poder en
distintos ámbitos. Se establecen cuotas máximas (o mínimas) de participación por sexo
en candidaturas y porcentajes de cargos en elecciones municipales y parlamentarias.
En su origen, la primera Ley de Cuotas existentes se llevó a cabo en Argentina en 1991,
y ha dado pie a que los partidos socialistas en los diferentes países hayan abierto la brecha
para el establecimiento de las cuotas en la participación de las mujeres, como es el caso
de España y Finlandia.
2.2.Sistema Cremallera
Además de la cuota (la presencia de mujeres en las listas) es
importante que estas mujeres estén situadas en puestos con
posibilidades reales de ser elegidas, ya que son frecuentes los
casos en los que se las coloca al final de las listas para engrosar
el porcentaje con el objetivo de cumplirlo.
El mecanismo más eficaz para contrarrestar esta práctica es el
establecimiento del sistema cremallera, el cual las mujeres y
los hombres ocupan puestos alternos, los hombres ocupan los
puestos impares y las mujeres los pares, o viceversa. Esta medida permite que exista
alternancia de mujeres y hombres en las listas electorales y que la representación sea
equitativa.
6
Esta acción se puede observar en la actualidad en partidos españoles como Izquierda
Unida, PSOE o Podemos, sin ir más lejos, en las elecciones generales de España de 2015
(20-D).1
2.3. La Democracia Paritaria y sus entramados
En la Cumbre mundial de la mujer de Beijing celebrada en 1995 la Democracia
paritaria fue uno de los propósitos establecidos para el 2005 en España, por lo que
implicaba que en esa fecha se alcanzara el acceso efectivo de la mujer a los niveles de
toma de decisiones políticas en un 50%.
En el ámbito de la política la paridad planteaba sustentosos debates, en la que las
preguntas eran constantes: ¿Se puede alcanzar realmente la paridad? ¿Sólo se puede
alcanzar mediante acciones positivas y no por sí sola? ¿Está consolidada la paridad una
vez alcanzada? ¿Los varones son insustuibles y las mujeres intercambiables? ¿El
problema es solo de cifras? …
En España, por ejemplo, según ha ido aumentando las cuotas de representación femenina
ha ido disminuyendo el tiempo que las mujeres permanecen en sus cargos. El estudio
sobre “Paridad y consolidación del poder de las mujeres” realizado por Alicia Miyares
(Varela, 2004) demuestra que el 60 % de las diputadas sólo permanecen una legislatura,
y de hecho sólo tres mujeres: Ana Balletbó y Carmen del Campo Casasús, del PSOE, y
Celia Villalobos, del PP, han permanecido seis legislaturas fijas en el Congreso de
Diputados. Esta rotación hace que las mujeres no tengan verdaderamente un poder real
y que desde esta institución las mujeres se hagan oir:
“Hacer la renovación por la vía de las mujeres. Ese es el truco. Los responsables de los
partidos políticos buscan mujeres muy profesionales a las que alquilan durante una
legislatura y luego les dicen adiós. La mayoría de los independientes son mujeres.
Cuando las cambian no tienen ningún lío en el partido porque ellas no cuentan con quien
las defienda. Y además ellas quedan bien porque han renovado las listas. Perfecto”
comentaba Ana Balletbó en una entrevista (Valera, 2004)
1
Papeleta electoral de las elecciones generales del 2015 (20-D) de diputados y diputadas por Cantabria
del PSOE.
7
“Las mujeres no estamos en los círculos de confianza donde se ejerce el poder y el motivo
es básico: ellos se conocen desde hace más de muchos años... tienen un nivel de confianza
que está por encima del cargo que ocupa cada uno de manera coyuntural... hace 20 años
las mujeres no estábamos allí y jugamos en desventaja” señalaba Lourdes Muñoz
(Valera, 2004)
Durante años la lucha de una buena parte del movimiento feminista ha sido por el derecho
a estar presente, porque las mujeres tengan el mismo derecho a equivocarse que los
hombres, también el mismo derecho a la incompetencia y a la competencia de ellos.
Pero pensar sólo en cifras, advierte la filósofa Victoria Sendón (2002), implica el peligro
de que se instaure “la política del harén”, que consiste en que “cada jeque se rodea de
sus chicas y elije a las menos molestas, a las más sumisas, a las que no le van a robar
protagonismo, o como mucho, a las que le darán más votos. Si la paridad no se ejercita
desde las propias mujeres que eligen a sus representantes y las imponen a los partidos,
la cosa no tiene sentido”.
Por otro lado, tampoco las cifras pueden llevarnos a engaño: en España, de momento,
sólo se ha alcanzado la paridad en el poder legislativo: el Consejo de Ministros de José
Luís Rodríguez Zapatero fue paritario con el 50% de mujeres y 50 % de hombres, pero
en los segundos niveles de gobierno la presencia de las mujeres quedó reducida a un 24%.
“El fin de la paridad es un cambio de actitudes y valores respecto a la distribución social
de los sexos. Si al final la paridad va a consistir en que seguimos perpetuando los
estereotipos, la hemos vaciado de contenido” - confirma Alicia Miyares (Varela, 2004).
III.
ANÁLISIS DE LA EVOLUCIÓN PARLAMENTARIA DE LAS
MUJERES: ESPAÑA Y FINLANDIA
3.1.España: Antecedentes históricos anteriores a Beijing y aportaciones
posteriores.
Tal y como plantea Monserrat Boix (2005), la incorporación al espacio público por parte
de las mujeres en España no ha sido nada fácil. Las primeras mujeres que participaron en
la vida política ocuparon 13 escaños (de los 385) de las Cortes Generales en 1923 durante
8
la Dictadura de Primo de Rivera. Éstas fueron designadas a título personal porque en ese
momento las mujeres españolas no tenían derecho al voto.
Ya con II República Española se permitió la participación de las mujeres, logrando el
acceso de tres diputadas en las Cortes Constituyentes de 1931. Pero el verdadero cambio
significativo, al menos desde la legalidad, se hizo en 1933 con la aprobación de la
Constitución, la cual garantizaba el sufragio popular, y con él el derecho de las mujeres
para votar. No resultó nada fácil este hecho, ya que se consideraba que las mujeres estaban
bajo la influencia de la Iglesia Católica y la izquierda y se temía que su voto fuera
conservador y no pudiera perdurar la República.
La figura representativa que luchó y logró que las mujeres pudieran acceder al voto fue
la de Clara Campoamor, diputada del Partido Radical, que desde la Comisión
Constitucional defendió “con uñas y dientes” los derechos de las mujeres. Peleó para
establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad legal de los hijos fuera y
dentro del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal sin achantarse ni por las fuertes
presiones que recibió incluso de su propio partido, ni ante la amenaza de mantener su
posición política, cosa que, significó el final de su carrera política.
Con la llegada del franquismo, las Cortes franquistas constituidas en 1943 y tenían como
única representación femenina sólo dos mujeres -de la Sección Femenina- las cuales
fueron nombradas diputadas. Es ya, en 1968, cuando empiezan a ser elegidas algunas
alcaldesas, y en 1975 cuando fueron nombradas trece diputadas. Tanto durante la guerra
civil, como posteriormente en la etapa de la dictadura franquista, las mujeres (de la
derecha y de la izquierda) eran tremendamente activas en el espacio público, de hecho,
fue el movimiento feminista quien dos semanas después de la muerte de Franco organizó
el primer mitin político de la Transición, pero los espacios de decisión política
continuaban siendo limitados para las mujeres.
En 1977 se legalizan los partidos políticos y se celebran elecciones generales. Entre las
más de 5000 candidaturas se encontraban 753 mujeres luchando por los 350 escaños del
Congreso de Diputados. En las elecciones al Congreso de Diputados de 1979 la presencia
femenina no es superior a un 6%, cifras similares a las convocatorias electorales
posteriores desde el 82 al 89 en el que la presencia femenina oscila entre el 2,4 % y el 5,6
%. (Jimez, citado en Boix, 2005)
9
EVOLUCIÓN PARLAMENTARIA DE LAS MUJERES
EN ESPAÑA ANTES DE BEIJING (EN %)
Mujeres
94,2
94
Hombres
96,5
94,5
5,8
6
3,5
5,5
1977
1979
1982
1989
Figura 1: Evolución Parlamentaria de las mujeres en España antes de Beijing en %.
Son las mujeres del Partido Socialista de Cataluña, en 1982, las que logran incorporar el
primer compromiso de cuotas en un partido español. Se empezó por un 12 %, se siguió
con el 15% y el 20 y el 25 % siguiendo como ejemplo la dinámica de las socialistas
francesas.
En 1988 el PSOE aprueba en su congreso la cuota del 25 %, pero será nueve años más
tarde, en 1996, cuando logren adoptar una cuota de representación paritaria, entre un 40
y un 60 % para hombres y mujeres, en los órganos del partido y en las listas electorales.
Informes de la ONU (1986) ya mostraban la preocupación por la baja tasa de participación
en el Parlamento y en los departamentos ministeriales, así como por la discriminación
contra la mujer en materia de participación política en general. Expertas de la ONU
recalcaban que en España la mujer estaba mejor representada en los partidos minoritarios
marginales, y que tal y como se aprecia en la gráfica la representación de las mujeres en
las Cortes Generales había descendido. Además, destacaban los altos porcentajes de
afiliación de mujeres a partidos políticos y los bajos porcentajes de su participación a
nivel ejecutivo.
España, antes de la declaración de Beijing ya había llevado a cabo algunos planes de
igualdad y medidas en este ámbito, pero fue a partir de 1995 cuando se inician con más
eficacia y contundencia nuevas medidas y nuevos objetivos.
10
Las acciones llevadas a cabo antes de 1995 para mejorar la situación de las mujeres en la
sociedad se establecieron más tarde en España que en otros países occidentales. El
Instituto de la Mujer (IM) se fundó en 1983, siendo en la actualidad es el mayor órgano
de defensa de la mujer a nivel nacional. Su objetivo es diseñar políticas capaces de
mejorar la situación de las mujeres en todas las esferas sociales, y también lleva a cabo
investigaciones y campañas educativas y financia las actividades de distintas
organizaciones de mujeres. (Raevaara y Taskinen, 2015)
El funcionamiento del IM dentro del aparato gubernamental ha sido tachado de ineficaz,
ya que en España es complicado establecer un organismo estatal independiente que
desarrolle e incremente las políticas dirigidas a la mujer porque sus tareas se solapan con
las de los distintos ministerios, y son éstos los que no suelen estar dispuestos a reducir su
propio poder de decisión.
Por esto mismo, y por carecer de suficiente presupuesto y de los poderes ejecutivos
necesarios, el IM no ha podido realizar sus propias políticas igualitarias, pero si lanza
campañas proyectos y campañas de investigación y de información de forma
independiente. Algunas de las campañas de información dirigidas a las mujeres han
tratado de sus derechos legales, otras de las instituciones políticas para posibilitar su
influencia en el proceso de toma de decisiones políticas, y ha tenido un papel importante
a la hora de planificar e implementar la igualdad de oportunidades políticas. A pesar de
esto, tal y como muestra el Informe del comité para la eliminación de la discriminación
contra la mujer de la Asamblea General de la ONU (1986) las acciones realizadas por el
IM no eran suficientes.
Ejemplo de esto son los dos planes de Igualdad que se llevaron a cabo antes de, e
impulsados por el IM: El I Plan para la Igualdad de Oportunidades de las Mujeres (I
PIOM) que se inspiró en el Plan para la Igualdad de la Comunidad Económica Europea,
del cual España fue miembro a partir de 1986, y su objetivo era el desarrollo de las
medidas jurídicas que aseguraban la coherencia del ordenamiento jurídico con la
Constitución en los ámbitos de protección y garantía de igualdad.
La evaluación del primer plan de Igualdad permitió la elaboración del II PIOM, que cubría
el período que iba de 1993 a 1995, en el que uno de los tres campos de especial prioridad
era el tema que estamos tratando: la promoción del pleno acceso de las mujeres a puestos
11
de responsabilidad, y que su marco de acción en este ámbito era a nivel la legislación o
la participación social y política.
Es difícil analizar todas las repercusiones que tuvieron los I y II PIOM a nivel de política
de igualdad en general, porque como bien dicen algunas autoras como Celia Valiente
(1994), los objetivos fueron trazados ya de antemano con cierta abstracción, pero aun así
destacan algunos resultados: El primer Plan creó infraestructuras de promoción de la
igualdad entre mujeres y hombres en lo que atañe a cargos administrativos. También
permitió la aplicación de los planes de igualdad en la mayoría de las comunidades
autónomas. El proceso de evaluación del segundo plan evidenció la necesidad de diseñar
medidas más eficaces para analizar los resultados de este tipo de políticas.
Es ya con el III Plan, este de 1997 al 2000, cuando el objetivo principal es impulsar una
política combinada e incorporar las cuestiones de género en todos los programas y
políticas. (ONU, 1999)
A pesar de esto, desde la ONU (1999) seguían advirtiendo que la participación de las
mujeres en el proceso de adopción de decisiones seguía siendo insuficiente: el porcentaje
de mujeres parlamentarias había aumentado del 15% al 22% entre 1989 y 1993 en el
Parlamento. Además, se observa que existe un alto nivel de descentralización y que las
competencias en materia de igualdad de oportunidades se han transferido a las
comunidades autónomas (CCAA), haciendo que no existan mecanismos de vigilancia
eficaces en el Gobierno central, es por esto que el Comité recomendó al Gobierno
nacional que supervisara las medidas que toman las CCAA, así como su coherencia y
coordinación con la política nacional en materia de igualdad.
Después de esto, desde el gobierno central y con la Declaración de Beijing en 1995, se
han llevado a cabo varias medidas e iniciativas legislativas.
En 2005 se adoptaron medidas para favorecer la igualdad entre mujeres y hombres, se
establecieron actuaciones que contribuyeran a disminuir la desigualdad en todos los
ámbitos de la vida cotidiana. Como en el empleo, la empresa o la conciliación de la vida
laboral y familiar, incluyéndose también en la vida política.
En ese mismo año, se aprobó el Plan para la Igualdad de Género en la Administración
General del Estado, el cual establece medidas para eliminar los obstáculos existentes y
12
garantizar la igualdad real de oportunidades entre hombres y mujeres en el acceso y
desempeño del servicio público, que desde entonces realmente no habían sido realmente
efectivas.
Con la Ley Orgánica 3/2007, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, se apostó
por llevar a cabo políticas activas que, de forma integral y coordinada, remuevan los
obstáculos que impidan o dificulten la igualdad de género en la sociedad española.
En cumplimiento del artículo 77 de ésta Ley establece que en todos los Ministerios se
concede a uno de sus órganos directivos el desarrollo de las funciones relacionadas con
el asunto de igualdad entre mujeres y hombres en el ámbito de las materias de su
competencia. Además, se determinaron los órganos directivos de los diferentes
departamentos ministeriales que desarrollan las funciones de las Unidades de Igualdad
en esta Ley.
En 2007 se aprobó el Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades 2008-2011. El Plan
está inspirado en dos principios: no discriminación e igualdad, y afecta a temas como el
que estamos tratando: el empoderamiento de las mujeres.
En 2012 se aprobó el I Plan de Igualdad entre mujeres y hombres en la Administración
General del Estado y en sus Organismos Autónomos, el cual establece que el Gobierno
aprobará, al inicio de cada legislatura, un Plan para la Igualdad entre mujeres y hombres
que establecerá los objetivos a alcanzar en materia de promoción de la igualdad de trato
y oportunidades en el empleo público, así como las estrategias o medidas a adoptar para
su consecución. (Ministerio de Empleo y Seguridad Social, 2015)
A pesar de estas acciones, desde el informe sombra CEDAW (2008-2013) destacan los
grandes recortes que se han hecho en las políticas de la Administración General del
Estado, así como en las CCAA. En el Estado central, según este informe CEDAW, las
políticas y organismos de igualdad se han recortado al 50%, un 49% del Presupuesto del
Estado para la igualdad y un promedio del 32% en políticas de igualdad de las CCAA.
Además, el organismos estatal para la igualdad ha bajado tres rangos: de Ministerio de
Igualdad (2008-2011) a Dirección General en 2012, estando sin Plan Estratégico de
Igualdad entre Mujeres y Hombres al que obliga el artículo 17 de la LOI y la medida 203
de la Plataforma de Acción de Beijing.
13
3.2.Finlandia: Antecedentes históricos anteriores a Beijing y las aportaciones
posteriores
La situación en Finlandia es diferente que en España, ya que las políticas de igualdad y
su asentamiento en la sociedad finlandesa es mucho más adelantada. Tal y como nos
muestran Raevaara y Taskinen (2015) y los datos de Katriinna (2000), ya en 1884 es
cuando en Finlandia se funda la primera organización de mujeres, la Asociación de
Mujeres Finlandesas (Finsk Kvinnoförening - Suomen Naisyhdisstys) y en 1892 el
Movimiento Unido para los Derechos de la Mujer (Naisasialiitto Unioni). Pero estas
nuevas organizaciones no atraían a muchas mujeres, ya que estaban más implicadas en
movimientos conjuntos, como fue el Movimiento Antialcohólico, el Movimiento del Club
de Jóvenes para la Lengua Finlandesa o el Partido Social Democrático. A pesar de esto,
las mujeres ocupaban una posición fuerte en tales asociaciones y solían ser fundadoras y
lideresas de las ramas locales. Era sobre todo el Movimiento Antialcohólico el que
constituía una vía importante de activismo social para las mujeres (superando a principios
del siglo XX el número de hombres), llegando a considerarse ésta la asociación más
importante para las mujeres del fin del siglo.
Desde organizaciones conjuntas o desde sus propias organizaciones, las mujeres
siguieron participando en la lucha por el sufragio. El movimiento de la clase trabajadora
apoyaba al movimiento feminista en su reivindicación del sufragio universal, con
argumentos de igualdad y justicia: “como ciudadanas que eran, las mujeres deberían
gozar de los mismos derechos que los hombres”. Las mujeres de la clase trabajadora
incorporaron a este debate argumentos basados en que mejor que ellas mismas, nadie
podía representar a las mujeres y madres trabajadoras.
Según indican Raevaara y Taskinen, citando a Kuusipalo (1993), el activismo cívico
destacó en la Gran Huelga de 1905, en la que las autoridades rusas se vieron obligadas a
acceder a las exigencias de reforma, obteniendo los finlandesas y las finlandeses en 1906
el sufragio en las elecciones nacionales y el derecho a presentarse como candidatas o
candidatos. Estas reformas hicieron que las finlandesas fueran las primeras mujeres de
Europa con derecho a votar y las primeras en el mundo con derecho a elegibilidad
parlamentaria.
En las primeras elecciones democráticas celebradas en 1907, 19 mujeres se encontraban
entre los 200 miembros elegidos al parlamento. La tasa femenina de diputadas en el
14
parlamento oscilaba alrededor de un 10%, porcentaje que duró hasta finales de los años
40. En las elecciones de 1930 las mujeres redujeron su representatividad obteniendo sólo
el 6% de los escaños parlamentarios. En 1945 la proporción de mujeres en el parlamento,
era algo más del 10%. Durante el período de los años 50 y 60, las mujeres tuvieron una
media del 15% y en 1970 la tasa femenina alcanzó el 22%, manteniéndose desde entonces
por encima del 20%, y alcanzando el 30% en las elecciones de 1983.
En 1991, Finlandia tenía la tasa más elevada de mujeres en parlamento con un 39%. En
las últimas elecciones de 1995 esta tasa disminuyó hasta el 33%, aunque esta proporción
todavía sitúa a Finlandia en el tercer puesto mundial de representación parlamentaria
femenina.
La Ley sobre la Eligibilidad de las mujeres en cargos estatales se aprobó en 1926 y Miina
Sillanpää fue la primera ministra en formar parte del gobierno. La segunda mujer en
formar parte del gobierno finlandés fue nombrada en 1948, y desde 1968 siempre ha
habido por lo menos una mujer en el equipo de gobierno.
EVOLUCIÓN PARLAMENTARIA DE LAS MUJERES
EN FINLANDIA ANTES DE BEIJING (EN %)
Mujeres
90
94
90
Hombres
85
80
20
1970
10
6
10
15
1907
1930
1945
1955
70
30
1983
61
67
39
33
1991
1995
Figura 2: Evolución parlamentaria de las mujeres en Finlancia antes de Beijing en %.
Fuente: Raevaara y Taskinen (2015)
En el ámbito municipal, las mujeres obtuvieron el derecho de voto en las elecciones
municipales más tarde, en 1917. La representación local de las mujeres era menor a la
15
parlamentaria, había una marcada diferencia entre el campo y la ciudad y las mujeres
formaban parte sobre todo de consejos de beneficencia, educación, vivienda y salud.
Una de las instituciones encargadas de promover este tipo de políticas es el Consejo para
la Igualdad, establecida en 1972. Se trata de un cuerpo consultivo permanente que
depende de la administración pública. Su tarea es promover los temas de igualdad a nivel
de las autoridades, las distintas instituciones nacionales y locales, los representantes de
las organizaciones pertenecientes al mercado laboral y otros grupos de interés. También
incluye, de una manera parecida al Instituto de la Mujer en España, en la coordinación de
la investigación, así como las iniciativas y la redacción de las reformas en la cooperación
con otras autoridades públicas.
Una de las responsabilidades del Consejo es asegurarse de que los aspectos de paridad se
tomen en cuenta a la hora de reformar la legislación o la administración pública. Su
objetivo es promover la igualdad en todos los campos de la organización social y también
lleva a cabo investigaciones y formaciones sobre temas de igualdad y asegura la
cooperación internacional en este sector. En 1974, los países nórdicos empezaron a
trabajar juntos en temas de lucha por la igualdad. Finlandia participa también en los
comités para la igualdad de la UE, la OCDE y Las Naciones Unidas.
A raíz de la ratificación de la Ley sobre la Igualdad entre Mujeres y Hombres (de la que
hablaremos posteriormente) se estableció el puesto de "Ombudsman para la Igualdad"
(Defensor del pueblo para la Igualdad) en el seno del Ministerio de Asuntos Sociales. Su
misión es la de asegurar la correcta aplicación de la Ley sobre la Igualdad y tiene la
autoridad para solicitar informes sobre las distintas autoridades, los responsables
laborales y particulares. También tiene la autoridad para llevar a cabo inspecciones si así
lo requiere el caso, proporcionar consejos e informes y publicar información acerca de la
situación de las mujeres y la política igualitaria en Finlandia.
Realmente el Estado Finlandés comenzó a para promover la igualdad de género a
principios de 1960 por las Naciones Unidas, donde el objetivo era encontrar medidas
para aumentar la representación de las mujeres en los comités gubernamentales, consejos
consultivos y de una manera igualitaria. Este objetivo fue iniciado por el Consejo para la
Igualdad de principios de 1970, y fue "inspirado" por década de las mujeres de la ONU y
16
la CEDAW. A raíz de esto es cuando se elaboró el primer Plan de Acción para la Igualdad
de Género del Gobierno de Finlandia (1981-1986).
En Finlandia, la Ley sobre la Igualdad entre Mujeres y Hombres entró en vigor en 1987.
El objetivo era el de promover la igualdad entre mujeres y hombres, impedir la
discriminación basada en el sexo y suscitar el estatuto de las mujeres, estipular que los
hombres y las mujeres debían tener igualdad de oportunidades en los comités
gubernamentales y consejos consultivos, a nivel educativo y profesional y que las
autoridades políticas y patronales tenían la obligación de promover la igualdad. Esta
legislación fue una de las condiciones de la ratificación de la CEDAW en 1986.
En 1995 una enmienda en la Ley de Igualdad de los Sexos hizo hincapié en la necesidad
de obrar por la igualdad de forma sistemática, requiriéndose que la representatividad de
los sexos sea equitativa tanto en las entidades nacionales como locales, ya que como
mostraba el informe del comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer
de la ONU (1995) la adopción de decisiones seguía siendo un ámbito dominado por
hombres, por lo que se estableció una cuota del 40% para ambos sexos en los comités
gubernamentales centrales y locales, el decir, el porcentaje mínimo de hombres y mujeres
no podía estar por debajo del 40%, sino entre un 40 y 60 % en los comités
gubernamentales, las juntas consultivas y sus correspondientes órganos como en los
cuerpos municipales. También se estableció que debía haber una proporción equitativa
de hombres y mujeres en las juntas administrativas y directivas y en otros órganos
ejecutivos o administrativos con representantes nombrados o elegidos dentro de los
organismos, instituciones o empresas municipales o estatales.
Un 70% de los comités establecidos tras la enmienda respetaron las cuotas requeridas,
con una media en 1996 (un año después) del 42% de mujeres. Además, las mujeres
también tenían una escasa representación en el comité de la UE establecido antes de la
instauración de las cuotas (2 de 15).
En el caso de Finlandia, la declaración de Beijing no afectó directamente a la hora de
llevar a cabo políticas de igualdad relacionadas con el empoderamiento de la mujer. Pues,
Finlandia en 1995 ya llevaba años de diferencia respecto a España, y Occidente en
general, de políticas de igualdad.
17
A pesar del adelanto, inmediatamente después de Beijing el Gobierno finlandés decidió
iniciar la elaboración de un programa nacional de igualdad que sirviera de orientación
para una política sistemática de igualdad. Los principios básicos del proyecto del
programa se basaron en los de la Plataforma de Acción de Beijing, y por lo tanto hacen
hincapié en la potenciación y el delante de la mujer. (ONU, 1997)
Cabe destacar que en 1996, cuando Finlandia estaba dividida en 12 regiones, 4 mujeres
eran gobernadoras. Desde septiembre de 1997, cuando el número de regiones fue
reducido a 5, 3 de esas 5 fueron gobernadoras. Pero nuevamente llama la atención la
diferencia a nivel local, en la que es más difícil encontrar a mujeres entre los altos cargos.
De los 455 municipios que tiene Finlandia, sólo 32 tienen a su cabeza administradoras
municipales. De 1988 a 1995 se duplicó el número de consejos municipales presididos
por una mujer, pero el porcentaje siguió sin sobrepasar el 15%. Entre los miembros de
estos consejos, la tasa femenina era del orden del 30% en 1996, pero sólo un 25% de
mujeres eran miembros de las juntas directivas municipales.
Posteriormente, llegó el segundo Plan de Acción para la Igualdad de Género (1997-1999),
en el cual no hubo objetivos o estrategias para promover la igualdad de género en la toma
de decisiones políticas, pero si hay, sin embargo, un objetivo modesto para aumentar la
proporción de mujeres en los consejos de administración de las empresas de la mayoría
por el Estado y el 30% y el objetivo de aumentar la participación de las mujeres en la
toma de decisiones en la agricultura y la silvicultura cuestiones.
Cabe recalcar que realmente la única medida concreta, con exclusión de la legislación en
la igualdad de género, probablemente jamás emprendido (iniciada por el Consejo para la
Igualdad) por el Gobierno finlandés para promover la igualdad de género en la toma de
decisiones políticas, fue en 1975. Se permitió que las organizaciones de mujeres
estuvieran dentro de los partidos políticos, siendo los principales actores en la promoción
de la representación de las mujeres en la política en Finlandia.
Tal y como muestra el informe de la CEDAW de 1997, las parlamentarias finlandesas
forman una red, llamada Coalición de Asociaciones de Mujeres de Finlandia para la
Acción Conjunta (NYTKIS, fundada en 1988) con el propósito de reunir a sus
compañeras de todos los partidos para debatir sobre las cuestiones que interesen
particularmente a las mujeres, así como los derechos de éstas, e incorporan un enfoque
femenino en toda labor legislativa en general. Esta red organiza además seminarios y
18
reuniones sobre temas como la igualdad y la cooperación entre las mujeres, organizada
campañas de sensibilización, e incluso las campañas electorales para respaldar las
candidaturas femeninas.
La cooperación entre el Consejo y NYTKIS dio lugar, por ejemplo, en las elecciones
parlamentarias de 1991, en una campaña llamada "Elegir a 101 mujeres a Eduskunta (el
parlamento de Finlandia)". El problema es que las organizaciones de mujeres en general,
incluida NYTKIS, no reciben apoyo financiero del Gobierno de manera regular, problema
que se destacó en el Plan de Acción para la Igualdad de Género del Gobierno finlandés
en 1997- 99 con el objetivo de establecer el apoyo financiero para las organizaciones de
mujeres que participan en la cooperación internacional en materia de igualdad de género.
Otro dato que cabe destacar y que tiene especial importancia, es que se considera que a
nivel estatal las mujeres salen beneficiadas con el sistema electoral finlandés, ya que el
hecho de que las finlandesas sean votantes activas también ha favorecido el crecimiento
del número de mujeres en el Parlamento. El voto de las mujeres superó el de los hombres
en las elecciones parlamentarias de 1991. En las elecciones de 1995 votó un 73% de
mujeres mientras que sólo un 71% de hombres lo hizo. (ONU, 1997)
En las elecciones se elaboran listas abiertas de candidatas y candidatos, por lo tanto, el
principio según el cual "las mujeres votan por las mujeres" sirve para incrementar el
número de mujeres elegidas al parlamento. Cada voto a una candidata tiene un efecto
directo sobre la tasa femenina en los cuerpos electorales. La mayoría de candidatos en las
elecciones parlamentarias de 1995 seguía siendo masculina, pero la tasa femenina era del
39% (el doble que hacía 20 años).
La CEDAW de 2001 muestra como el Gobierno de Finlandia, conforme a la Plataforma
de Acción de Beijing, está decidiendo llevar a cabo evaluaciones del impacto de género
de todas las nuevas iniciativas legislativas, puesto que está convenciendo que introducir
la perspectiva de género en la corriente principal de todas las políticas es fundamental
para el logro de la igualdad de género. Además, dada la “antigüedad” de la Ley de
Igualdad, el Gobierno Finlandés proyecta una renovación de ésta con el propósito de
corregir sus deficiencias y de adaptarla a los retos de la actualidad, ya que a pesar de los
notables avances, en Finlandia persiste el llamado “techo de cristal” tanto en el sector
19
público como en el privado. Ejemplo de esto es, que aunque un 75% de los empleados/as
en departamentos gubernamentales son mujeres, pocas de ellas ocupan los puestos de
adopción de decisiones.
3.3.Análisis comparativo de la evolución parlamentaria en España y Finlandia
Trataremos de analizar en este apartado la evolución parlamentaria de las mujeres tanto
en España como en Finlandia, viendo qué importancia han tenido las medidas adoptadas
que hemos tratado a partir de 1995 por estos dos países en dicha evolución.
Cabe destacar de antemano que el parlamento de Finlandia es unicameral, a diferencia de
España que es bicameral, por lo que el análisis comparado lo haremos con el congreso de
los diputados en el caso de España. Pero antes, analizaremos la diferencia entre la
representación de las mujeres en el Congreso y en el Senado de España.
Tal y como apunta David Álvarez (2012) se puede observar que desde 1993 el porcentaje
de representación y la relevancia parlamentaria de las mujeres ha ido aumentando de una
forma paulatina hasta la última legislatura, creciendo alrededor de un 20% tanto en el
senado, como en el congreso. Es importante observar cómo el congreso de los diputados
siempre ha tenido más representación femenina que la cámara del Senado. La marcada
diferencia se equilibra a partir de la legislatura del año 2000, que es cuando se nota el
aumento de representación en el Senado, creciendo progresivamente al mismo ritmo que
el congreso de los diputados, pero no será hasta la legislatura del 2008 cuando se ponga
casi al mismo nivel.
20
REPRESENTACIÓN DE MUJERES EN
CONGRESO Y SENADO DE ESPAÑA (EN %)
1996
2000
2004
2008
35,58
35,71
32,21
35,71
25,96
Senado
36
25,96
14,42
28,29
1993
22
13,46
16,29
Congreso
2011
Figura 3: Representación de mujeres en el Congreso y Senado de España en % (1993-2011)
Fuente: El Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades. En Poder y Toma de Decisiones
Centrándonos en el Congreso de los diputados, podemos observar en la gráfica que el
salto cuantitativo se da en el período comprendido entre el año 1993 y el 2000, donde con
el inicio de la Legislatura de 1993-1996 donde casi se dobla el porcentaje de presencia,
pasando del 16% al 28%. Siete años clave donde se produce la primera gran alternancia
de poder entre la izquierda y la derecha de nuestro país. En la legislatura de 1993 a 1996
es el PSOE el que baja ligeramente y el PP aumenta un poco más, en la legislatura de
1996 a 2000, nuevamente el PSOE tiene un crecimiento importante. Es durante estos años
cuando se inició un gran debate sobre la acción positiva en la política, y cuando el PSOE
estableció cuotas para aumentar la presencia femenina en las instituciones políticas,
mientras que el PP las rechazó al considerarlas innecesarias. Otros partidos como IU
también tuvo cuotas, pero el bajo número de diputados hizo que sus resultados se vieran
afectados por variaciones coyunturales. (Astelarra, 2005)
Más tarde, seguirá aumentando el porcentaje de una forma muy paulatina, habiendo un
leve descenso respecto a la legislatura de 2004-2008, pero con las medidas de 2005 y
la Ley Orgánica 3/2007, se mantiene estancado el porcentaje entre las legislaturas de 2008
a 2011. Mientras tanto, el Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades 2008-2011 no
consiguió que el porcentaje aumentara y posteriormente analizaremos cómo será la
21
situación antes de las elecciones del 20D para el congreso de los diputados y si estas
medidas han influido en alguna medida.
Ahora trataremos de analizar la evolución parlamentaria de España y Finlandia, esta vez
con el porcentaje de ambos países, es decir, España tendrá el promedio del Senado y el
Congreso de los diputados. Vemos la evolución en la siguiente gráfica:
PROPORCIÓN DE MUJERES
PARLAMENTARIAS (EN %)
41,1
42,5
23,3
36
36,5
14,8
33
1995
España
42,5
Finlandia
2002
2012
2015
Figura 4: Proporción de mujeres parlamentarias en %.
Fuente: Datos de la OCDE: “Share of women parliamentarians and legislated gender quotas”.
Como se puede observar fácilmente, el adelanto de Finlandia respecto España es notable,
e incluso antes de la declaración de Beijing, donde la diferencia es más significativa. A
pesar de esto, la situación en 2015 se logra equilibrar.
La evolución porcentual de la representación de las mujeres en Finlandia se ve afectada
de cierta manera por las medidas adoptadas a través de Beijing, pues es a partir de la
enmienda de 1995 de la Ley sobre la Igualdad entre Mujeres y Hombres de 1987 cuando
se fijan las cuotas de entre 40% y un 60% de la representación femenina, es por esto por
lo que entre el año 1995, hasta 2015 ha aumentado prácticamente un 10%, superando la
barrera del 40%.
22
PROPORCIÓN DE MUJERES MINISTRAS (EN %)
España
2005
2012
30,8
30,8
50
50
47,1
62,5
Finlandia
2015
Figura 5: Proporción de mujeres ministras en Finlandia y España en %
Fuente: OCDE: Share of women ministers
Además de esto, cabe destacar la evolución de los cargos ministeriales de estos dos países.
España consiguió su primer gobierno paritario en la legislatura de Rodríguez Zapatero de
2000, encabezado por el 50% de ministras y el 50% de ministros, acto que al gobierno de
Finlandia no le resulta muy peculiar, porque el porcentaje de ministras en Finlandia ha
ido rondando la paridad en los últimos años.
Hemos podido ver con los anteriores datos que la presencia de diputadas en Parlamento
ha sufrido un continuo aumento. Pero, ¿realmente ese crecimiento en presencia se ha visto
acompañado de una mayor relevancia?
Para poder tratar esta cuestión es importante observar la presencia de mujeres en dos
ámbitos de trabajo del Congreso muy significativos, la Mesa del Congreso y las
Comisiones Permanentes Legislativas. Para observar esta cuestión, analizaremos el caso
de España:
23
MUJERES EN LA MESA DEL CONGRESO
EN ESPAÑA(EN %)
Mujeres
Hombres
45,46
63,64
66,67
66,67
36,36
33,33
33,33
2004
2008
2011
80
54,54
20
1996
2000
Figura 6: Mujeres en la mesa del congreso en España (1996-2011)
Fuente: Congreso. Tomado de Álvarez, D. (2012)
Como podemos observar, la evolución de presencia de mujeres en la Mesa del Congreso
ha sido desigual, siendo la legislatura del 2000 la única donde las mujeres superan en
presencia a los hombres, con la única presidenta existente (Luisa Fernanda Rudi).
Respecto a la relevancia por puestos ocupados en las Comisiones Permanentes
Legislativas, es antes de la Legislatura de 1996 cuando hay un evolución muy desigual,
con ascensos y descensos, pero es a partir de esta Legislatura de cuando se inicia un
ascenso paulatino y considerable, llegando al máximo de representatividad con un
38,12%, para descender en la actual hasta un 35,31%. (Álvarez, 2012)
24
MUJERES EN COMISIONES PARLAMENTARIAS
EN ESPAÑA(EN %)
Mujeres
80
76,57
20
23,43
1996
2000
Hombres
66
61,88
64,61
34
38,12
35,31
2004
2008
2011
Figura 7: Mujeres en comisiones parlamentarias en España en % (1996-2011)
Fuente: Congreso. Tomado de Álvarez, D. (2012)
Por lo tanto, si tenemos en cuenta la Mesa y las Comisiones, vemos que el porcentaje de
presencia relevante de las mujeres es de un 24,89%, mientras que la media de presencia
en el Congreso es de un 20,33%. El crecimiento y mejora de la presencia de mujeres en
el Congreso se ve acompañado, incluso superándolo, por el aumento en la presencia de
cargos relevantes dentro de la cámara. Sin duda alguna, y aunque deberían seguir
aumentando estos niveles, la cara positiva es que se crece no sólo en presencia, que es el
objetivo marcado especialmente por las barreras de las cuotas, sino también en relevancia.
Sin embargo, en la legislatura de 2011 se ha roto esa tendencia positiva y, tanto en
presencia como en relevancia, se ha iniciado un ligero descenso. El porcentaje femenino
de la nueva constitución de cortes es incierto a día de hoy (04/05/2016) por la
convocatoria a nuevas elecciones, pero la realidad es que, aunque las encuestas alertaban
de un desastre paritario en el Congreso, tras el 20D las mujeres consiguieron más
representación que nunca: 140, de los 350 puestos del Congreso de los Diputados, fueron
ocupados por mujeres en la legislatura más corta de la historia de la democracia, el
número más alto conseguido en la historia, ya que hasta ahora nunca había habido una
cifra similar de diputadas; sin embargo, aún no se alcanza la paridad. A pesar de haber
dado un paso en favor de la igualdad entre sexos, los hombres siguen siendo mayoría, con
210 representantes masculinos.
25
Las cifras de las anteriores legislaturas fueron inferiores, en las elecciones del 2011
consiguieron 125, y en las anteriores a estas 126.
El partido más paritario fue Podemos, con un 48% de mujeres en Congreso, de sus 69
escaños. Les siguieron los socialistas muy de cerca, con el 46% de sus 90 escaños. El PP,
que está en el 36,5%.
En la formación de Ciudadanos se ha conseguido un 20%, 8 de sus 40 escaños, se sitúa
como la tasa más baja entre las principales formaciones que compondrán el Hemiciclo.
Unidad Popular-IU, que contará con dos escaños, tiene una diputada por su lista
cremallera. (Diario ElMundo, 2015)
RESULTADOS ELECTORALES DE LAS ELECCIONES
GENERALES DEL 20 DE DICIEMBRE POR PARTIDOS
(EN %)
Hombres
60
20
40
50
50
52
48
46
36,5
54
63,5
80
Mujeres
PARTIDO
POPULAR
PARTIDO
SOCIALISTA
PODEMOS
UNIDAD
POPULAR - IU
CIUDADANOS
MEDIA
Figura 8: Resultados electorales de las elecciones generales del 20 de diciembre por
partidos en %.
Fuente: Diario el Mundo (2015)
A todo esto, y tal y como comentábamos anteriormente sobre la Mesa del Congreso, la
Mesa de la “legislatura exprés” tras el acuerdo entre partidos, tuvo por primera vez
mayoría de mujeres: seis de nueve, destacando que la mesa del Congreso no tenía paridad
desde la legislatura de 2000 al 2004. (Gadea, 2016)
El Congreso tiene un futuro incierto, cosa que plantea una gran variedad de incógnitas en
el tema que nos atañe: ¿se conseguirá mejorar los resultados “paritarios” de las anteriores
26
elecciones en el 26J? ¿Se mantendrá la igualdad de género en la Mesa del Congreso? ¿Se
envestirá por fin a una presidenta del gobierno?
Ante tantas incógnitas abiertas, lo que se puede afirmar de una forma segura es que
España ha alcanzado la cifra más alta de mujeres electas en Democracia y es la primera
vez que tras unas elecciones se tiene o roza la paridad en la Cámara Baja.
IV.
CONCLUSIÓN
La igualdad de oportunidades, en los países que se han desarrollado, ha sido muy
importante para la incorporación de las mujeres al mundo público. En este sentido, en
términos del sistema de género, lo que busca cambiar es el hecho de que las mujeres
hubieran sido recluidas en el ámbito privado, impidiendo su participación en el mundo
público. La ocupación por parte de las mujeres de cargos políticos y con ellos, la adopción
de decisiones desde los gobiernos y/o los órganos legislativos, han permitido reforzar
iniciativas políticas, llevarlas a cabo, y lograr aumentar progresivamente el porcentaje de
representación parlamentaria de las mujeres.
La evolución femenina en la vida pública tanto de España, como de Finlandia, ha ido
aumentando paulatinamente. Cabe destacar que Finlandia ya llevaba mucho camino
hecho respecto a España, y la mayoría de países Occidentales en general. A pesar de esto,
no hay que caer en el error de dejar pasar la evolución a pasos de gigante que ha tenido
España, que aunque la igualdad en términos legislativos llegara de una forma efectiva en
el 2007, ha conseguido ponerse a la altura de países tan pioneros en igualdad de género
como lo es Finlandia. A pesar de esto, la sociedad finlandesa tiene más asentadas las
políticas de igualdad en sociedad dado que han convivido con ellas durante más años, y
por lo tanto están más interiorizadas que en la sociedad española.
No cabe ninguna duda que el final del siglo XX y los comienzos del XXI han sido
importantes y positivos para las mujeres. Se ha logrado la visibilización de los problemas,
y aunque las sociedades se resistan, a nadie se le escapa que la presencia de las mujeres
en el espacio público es imposible de frenar. Pero a pesar de todo esto, debemos reconocer
también que incluso en las condiciones más propicias para las mujeres, son los hombres
quienes continúan decidiendo cuales son las mujeres que están y en que puestos de
responsabilidad, siguen controlando de manera casi absoluta el poder de decisión.
27
Y es por esto, que es necesario concienciar de una manera directa a la población sobre
esta temática y de qué manera les afecta, pues tal y como afirma Monserrat Boix(2003),
“es todavía muy frecuente escuchar en boca de mujeres que han logrado situarse en una
posición profesional destacada, el haberlo alcanzado ‘por su esfuerzo personal y por su
valía personal, no por ser mujeres’, pero olvidan así alegremente la historia: el derecho
de las mujeres a ocupar puestos de responsabilidad, a tener estudios y poder ejercer
libremente una profesión o simplemente a tener derecho al voto se ha logrado gracias a
la lucha del movimiento feminista; para que a nivel individual las mujeres puedan actuar
en libertad es necesario el reconocimiento de los derechos colectivos, de los derechos de
todas las mujeres, y no nos engañemos, pues aunque los datos sean favorables, aún queda
mucho por hacer”.
V.
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