Las asociaciones de mujeres han adquirido un significativo desarrollo a... STAKEHOLDERS NO HUMANOS

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INFLUENCIA DE LOS STAKEHOLDERS NO HUMANOS EN LA GESTIÓN DE
LAS ASOCIACIONES DE MUJERES
María Soledad Rocha Esaá
[email protected]
Las asociaciones de mujeres han adquirido un significativo desarrollo a través de
la historia dentro del movimiento feminista y también participativo. Es un hecho que se
han desarrollado como ejes transformadores del entorno y que su desarrollo revela el
dinamismo de una sociedad que experimenta cambios y demanda respuestas a esos
cambios. Ahora interesa conocer cuáles son los elementos que en la sociedad actual
intervienen en la gestión de éstas organizaciones que facilitan o dificultan que continúen
siendo agentes de cambio social. A partir de una construcción social y simbólica se
analizan los stakeholders no humanos que intervenían en las asociaciones de mujeres.
Entendiendo por stakeholders no humano "cualquier entidad que ocurra naturalmente,
que afecta o es afectada por la ejecución organizacional" (Starik, 1994, p. 92). Un
enfoque que presenta un soporte epistemológico basado en dos ejes principales: Por una
parte la Teoría de los Stakeholders que forma parte del ámbito de la empresa y la Teoría
del Interaccionismo Simbólico que se trabaja desde la Sociología. Uno de los propósitos
en la presente comunicación ha sido la de detectar en primer lugar cuáles son algunos de
los stakeholders no humanos que están incidiendo en el funcionamiento de las
asociaciones de mujeres; en segundo lugar, analizar de qué manera están influyendo
estos en el desarrollo de las mismas.
Palabras claves: Asociacionismo, Mujer, Stakeholder no humano, Gestión,
Interaccionismo Simbólico.
1
INTRODUCCIÓN
Las asociaciones de mujeres en nuestra sociedad, constituyen espacios
importantes desde donde se generan cambios y propuestas significativas para entender y
crear nuevas maneras de relación. Son lugares interesantes para reconstruir el entramado
social que se pone de manifiesto en el inconsciente colectivo y que se exterioriza a
través de las creencias, valores y expectativas. Elementos necesarios para construir
social y simbólicamente los factores que intervienen en el desarrollo organizacional de
las asociaciones.
Algunos de estos factores que se rescatan de la vida interna de las asociaciones de
mujeres y que afectan a mi juicio el funcionamiento de las mismas, son los que
expondré en el desarrollo de la presente comunicación. Usando como referencia, dos
teorías que facilitaran situar conceptualmente el objeto de estudio, como la Teoría de los
Stakeholder y la Teoría del Interaccionismo Simbólico.
BREVE APROXIMACIÓN TEÓRICA CONCEPTUAL
La Teoría de los Stakeholders es una teoría que está relacionada con los
problemas éticos, tanto en las organizaciones como en los individuos y que nace de la
exigencia de la sociedad norteamericana, en las décadas de los años 50 y 60, de que las
empresas fueran más allá de la búsqueda de una buena cuenta de resultados e incluyesen
en su modo de funcionar unos beneficios no ya de tipo económico sino social
(González, 2001).
Para buscar estos beneficios de tipo social, la sociedad norteamericana ejerció
presión en las empresas a través de diferentes asociaciones y movimientos a favor de los
derechos civiles. Reclamaban y solicitaban que una vez consiguieran cierta estabilidad
en los mercados, destinaran parte de sus beneficios al resto de la sociedad. Se pedía un
cambio de actitud por parte de los empresarios para que reconocieran, además de la
obligación de obtener beneficio económico para los accionistas, su obligación o
responsabilidad de generar beneficio social para los grupos que les apoyaban o
garantizaban la existencia de sus empresas, mediante el trabajo, la compra de sus
productos, etc. (González, 2001, p. 192).
2
Hacia mediados de la década de los años ochenta, el enfoque de la Teoría de los
Stakeholders gana gran popularidad tanto entre los teóricos como en las organizaciones
motivadas a la orientación de un modelo de empresa plural y dinámica. Este enfoque ha
sido utilizado para describir las relaciones de la empresa con su entorno, pero también
ha sido utilizado, en la generación de estrategias o guías de acción para las empresas,
dando respuesta a su Responsabilidad Social Empresarial (RSE) (Navarro, 2008). Es
una teoría que nace como una forma de dirigir la organización, porque busca explicar y
guiar la coordinación necesaria entre múltiples intereses de los diversos stakeholders
que la componen (Caballero, 2006).
Por su parte, la Teoría del Interaccionismo Simbólico es una teoría que confiere
una importancia fundamental a los significados que las personas asignan al mundo que
les rodea y está basado, según Blumer (1982), en tres premisas fundamentales. La
primera, relativa a que las personas orientan sus actos hacia las cosas en función de lo
que éstas significan para ellas. La segunda, que el significado de las cosas es producto
del proceso de interacción entre las personas. Y la tercera, que los significados se
manipulan y modifican mediante un proceso de interpretación desarrollado por la
persona cuando se enfrenta a las cosas que consigue en su camino (Rocha, 2016).
Blumer, identifica seis ideas básicas o imágenes radicales del interaccionismo
simbólico que aportan un constructo teórico para comprender en mayor profundidad
esta corriente teórica. Estas imágenes radicales “representan el modo en el que el
interaccionismo simbólico contempla el comportamiento y la sociedad humana”
(Blumer, 1982, p. 5), por lo que componen la estructura del estudio y el análisis. Indican
y describen la naturaleza de sociedades y grupos humanos, la interacción social, los
objetos, el ser humano como agente, los actos humanos y la interconexión de las líneas
de acción (Rocha, 2016).
La primera imagen radical, requiere considerar que las personas en el trayecto de
sus vidas efectúan actividades que les llevan a relacionarse con los demás, bien
aisladamente, colectivamente o en nombre de una organización. La segunda, la
naturaleza de la interacción social, plantea que la vida de grupo inevitablemente
presupone que hay interacción entre los miembros que lo componen. La tercera, la
naturaleza de los objetos, expone que los mundos se componen de objetos, es decir, de
todo aquello a lo que la persona puede hacer referencia, que puede ser un objeto físico,
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un objeto social o un objeto abstracto; la naturaleza del objeto reside en el significado
que este tiene para la persona que lo considera como tal. La cuarta, el ser humano
considerado como organismo agente, plantea que la persona, aparte de ser capaz de
responder a las demás personas en un nivel no simbólico, también es capaz de
interpretar, reflexionar y hacer indicaciones a otras personas porque posee un sí mismo,
que le permite ser objeto de sus propios actos.
La quinta, la naturaleza de la acción humana, simboliza que la persona, para poder
actuar, debe averiguar el significado de los actos ajenos, con el objeto de concebir y
orientar sus propias acciones de acuerdo con la interpretación que ha hecho. La sexta y
última imagen radical es la interconexión de la acción, que indica que la vida de un
grupo de personas se fundamenta y depende de que recíprocamente se adapten a las
líneas de acción de los distintos integrantes del grupo (Rocha, 2016).
Concepto de stakeholders y el interaccionismo simbólico
Diferentes autores han intentado atrapar la riqueza conceptual del término
stakeholders en una definición. Sin embargo, no ha sido tarea fácil dado que cada
intento ha sido insatisfactorio. No obstante, se puede iniciar su estudio a través de la
evolución del término, lo cual “permitirá comprender la riqueza que tiene, como un
nuevo enfoque de análisis y gestión organizacional” (González, 2001, p. 196).
Para comprender esta riqueza del concepto conviene desglosar etimológicamente
el término, que surge del idioma inglés. La palabra stake “se refiere a un interés o parte,
en una tarea o empresa. Pero también puede ser una exigencia o demanda de un derecho
legal o percibido” y holders refiere a poseedores de algo (Araque y Montero, 2006, p.
102). Por lo tanto, un stakeholder es un individuo o grupo que tiene un interés, sea del
tipo que sea, en una organización. El término stakeholder es también conocido como
grupo de interés aunque, según Caballero (2006), su traducción más correcta sería
“titular de un interés en la organización”. El término, por otra parte, se emplea para
hacer referencia tanto a un individuo como a un grupo de personas.
El término stakeholders surge en 1963, un memorándum interno del Stanford
Research Institute (SRI) (Kujala, 2001) en el que se planteaba que los stakeholders eran
“grupos sin cuyo apoyo una organización podría dejar de existir” (Navarro, 2008, p.
73). Ahora no es hasta 1984 cuando el concepto comienza a tener relevancia cuando
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Freeman, (1984, p. 46) propone la definición de stakeholders como “cualquier grupo o
individuo que puede afectar o es afectado por el logro de los objetivos de la
organización”. Esta definición se considera más balanceada y más amplia que la
original del Instituto de Investigación de Stanford en el hecho de que especifica tanto a
individuos como a grupos (Friedman y Miles, 2006).
Ahora bien, para efectos de esta comunicación nos centraremos en la definición de
Starik (1994) en tanto que es mucho más amplia que la de Freeman. Debido a que él
sugiere que stakeholders, puede ser “cualquier entidad que ocurra naturalmente, que
afecta o es afectada por la ejecución organizacional” (Starik 1994, p. 92). De este modo,
Starik, incluye entidades vivientes tales como animales y plantas e incluye formas no
vivientes como rocas y agua, e incluso el sistema Sol-Tierra y el cosmos (Friedman y
Miles, 2006). Propone otras entidades no vivientes que pueden considerarse como
stakeholders, como las personas que han muerto o aún no han nacido o los fundadores
de un negocio que muchas veces son descritos como si han dejado sus espíritus o
legados (Starik, 1994; Friedman y Miles, 2006). Así como entidades que no tengan
forma física, como las imágenes mentales o arquetipos que pueden afectar y ser
afectados por nuestras percepciones del mundo. Él sugiere que aquellos conceptos como
amor, honestidad, y comunidad pueden ser considerados como stakeholders ya que
pueden afectar a las organizaciones y personas a través de las construcciones mentalesemocionales (Starik, 1994). Como las ideas de éxito y fracaso que afectan la moral y el
comportamiento organizacional (Friedman y Miles, 2006; Rocha, 2016). Esta
clasificación de Stakeholders de Starik (1994) y Wheeler y Sillanpää (1998) es la que
se define como Stakeholders no humanos.
Este enfoque del concepto de stakeholder de Starik, a mi juicio desde un punto de
vista analítico se entrelaza con la Teoría del Interaccionismo Simbólico de Blumer
(1982). Ya que Starik plantea el estudio de un fenómeno desde lo abstracto (imágenes
mentales como éxito, fracaso, entre otras) es decir, stakeholders sin forma física. Y
Blumer plantea la posibilidad en la tercera imagen radical “la naturaleza de los objetos”
estudiar a la sociedad como un “objeto abstracto” (principios morales, compromiso,
responsabilidad, entre otros) y plantea que esta naturaleza reside en el significado que
este tiene para la persona que lo considera como tal.
5
Conceptualización de asociación de mujer
Una labor esencial al estudiar cualquier aspecto de la realidad social, es encontrar
una definición precisa del hecho que queremos estudiar. Sin embargo, no es una tarea
sencilla, pues consiste en destacar aquellas singularidades específicas del objeto de
estudio y los límites que lo diferencian y particularizan. De modo que en su elaboración
se debe elegir un conjunto de elementos que reúnan las propiedades que compondrán el
concepto, corriendo el riesgo por un lado, de reducir el fenómeno en demasía o por el
contrario construir una definición excesivamente amplia en la que se dé lugar a una gran
ambigüedad y a una extrema flexibilización, disolviendo sus características esenciales
(Ayusto, 2005, p. 70).
Ahora bien, construir un concepto de asociaciones de mujeres pasa por tratar de
abarcar al complejo fenómeno asociativo que se estructura alrededor de la mujer, siendo
una tarea complicada por las particularidades que subyacen en ellas. Sin embargo, uno
de los elementos básicos es que son asociaciones, aquellas que trabajan por y para la
mujer, es decir que buscan prioritariamente el bien o beneficio de la mujer.
Otro de los elementos que considero que involucra la aproximación conceptual de
asociaciones de mujeres, es tener en cuenta que son organizaciones estables y
formalmente constituidas, compuestas por mujeres que se asocian, con el fin de llevar a
cabo acciones que les benefician a ellas mismas en particular, o a toda la realidad social
que involucra a la mujer.
De modo que, a juicio de la autora, una conceptualización de asociación de mujer
sería la siguiente: un conjunto de mujeres organizadas, constituidas formal,
democrática y voluntariamente, de manera estable y duradera, que persigue alcanzar
un objetivo común, lícito entre sus integrantes, movido por una naturaleza ideológica
definida y especializada por objetivos que repercuten en la mujer de forma directa y
explícita, independientes y sin ánimo de lucro (Rocha, 2016).
6
Este breve abordaje teórico conceptual proporciona a efectos de esta
comunicación los elementos necesarios para poder situar teóricamente los stakeholders
no humanos de las asociaciones de mujeres1.
STAKEHOLDRES NO HUMANOS EN LAS ASOCIACIONES DE
MUJERES
En esta ocasión se presentan nueve stakeholders no humanos que intervienen y
afectan en el funcionamiento de las asociaciones de mujeres, divididos en dos grupos.
Un primer grupo de stakeholders que tienen en común que dependen de las propias
asociaciones, y de los cambios internos que generen internamente para evolucionar y
generar nuevas dinámicas dentro de la organización conformado por la implicación, el
compromiso, la responsabilidad, la participación, el conformismo y la reivindicación.
El segundo grupo lo forman la infravaloración social, el tiempo y el cambio. Para
modificar algo en este segundo grupo de stakeholders se requiere la implementación de
medidas sociales referidas a la igualdad de género. Se trata de un ámbito de actuación,
por lo tanto, que trasciende las asociaciones e incide en la necesidad de cambios en la
sociedad. A lo expuesto, hay que tener en consideración que la realidad de las
asociaciones puede ir variando y con ella cambiar los stakeholders que intervienen en
ellas.
Primer grupo de stakeholders no humanos
El primer stakeholder no humano que detecto es la “implicación”. Es un
stakeholders que en una asociación se concibe como una forma de vinculación
establecida por una stakeholder, basada en el grado de relevancia personal, el
sentimiento de pertenencia, los valores y los intereses relativos a la asociación. En este
sentido, en las asociaciones de mujeres existe desconocimiento sobre la presencia de
distintos tipos y niveles de implicación, lo que genera que no se valore el aporte que
puedan estar brindando las stakeholders a la asociación. Ya que independientemente del
nivel de implicación de una socia en la asociación, es importante y necesaria para la
organización. La implicación, es un stakeholders no humano que se ve influenciado por
la carencia de una cultura organizacional que quebranta directamente la implicación de
1
Para una mayor profundización teórica se puede consultar la Tesis Doctoral, Rocha, M. (2016).
Construcción social y simbólica de los stakeholders que intervienen en las asociaciones de mujeres de la
ciudad de Zaragoza. Universidad de Zaragoza.
7
las socias. Por otra parte, es un stakeholders no humano que se ve afectado cuando se
alteran los objetivos fundacionales de la asociación. Debido a que esta situación genera
incoherencia y conduce a que las socias no se identifiquen con la asociación y no se
genere sentimiento de pertenencia.
El segundo stakeholder no humano es el “compromiso”. Es un stakeholders
referido a la vinculación afectiva de una stakeholder hacia los valores y metas de la
asociación que la lleva a esforzarse en beneficio de la asociación y a desear
permanecer como miembro en ella. La falta de compromiso en una asociación impide
que se generen acciones conjuntas y con equilibrio de responsabilidad, y dificulta el
paso de una simple pertenencia a una vinculación más activa en la asociación. Por otra
parte, el stakeholder compromiso está asociado a las necesidades que requieren ser
satisfecha por una persona, y dependiendo del tipo de necesidad que necesite saciar la
stakeholder ejercerá un compromiso más cercano o más alejado de las necesidades de la
asociación.
El tercer stakeholder no humano que diviso es la “responsabilidad”. Es un
stakeholders que defino como el fruto del compromiso que ha asumido libremente una
stakeholder en el desempeño de una actividad determinada ante la asociación o ante
otras stakeholders, en el que ha habido un acuerdo expreso o tácito. La
responsabilidad, por lo tanto, guarda relación con el hecho de asumir las consecuencias
de todos aquellos actos que realizamos de forma consciente e intencionada. La ausencia
de responsabilidad afecta el desempeño asociativo porque dificulta que se generen
espacios socialmente comprometidos. Así mismo es un stakeholder vinculado a
elementos asociados a la modernidad y posmodernidad en tanto que requiere el
despertar de las stakeholders en contra de la indiferencia ante los asuntos de la
asociación y valores sociales.
El cuarto stakeholder no humano que percibo es la “participación”. Hace
referencia al proceso mediante el cual la stakeholder toma parte activa en los asuntos
que afectan a la asociación y a sus integrantes, interviniendo, responsabilizándose y
siendo copartícipe necesariamente de las soluciones y decisiones que se llevan a efecto.
Es un stakeholder que con frecuencia se pone de manifiesto en las asociaciones. Las
razones más frecuentes a la ausencia de participación son: Falta de tiempo, escaso
interés, conformismo, comodidad, escasos valores reivindicativos y falta de
8
compromiso de las socias. Por lo tanto, la carencia de este stakeholders no humano
afecta en que las socias se involucren en la dinámica asociativa, dificulte la interacción
social, la reflexión y la acción con las demás stakeholders con las que se comparten
opiniones e ideas. La participación es un stakeholders que influye en la asociación
porque busca la anticipación, visualización y el cambio en la organización, es decir,
persigue alcanzar los intereses de la asociación.
El quinto stakeholder no humano que identifiqué es el “conformismo”. Concibo
el “conformismo” en las asociaciones como la actitud de una stakeholder que acepta
con pasividad cualquier decisión establecida por quienes habitualmente toman las
decisiones en la asociación, bien sea en detrimento o en provecho de la misma. Esta
pasividad puede darse por comodidad, indiferencia o falta de interés ante las
circunstancias que requieren de su implicación. Se trata de otra construcción social que
actúa debilitando la implicación y participación activa en las asociaciones de mujeres.
Es un stakeholder que reclama romper con el orden social establecido de pasividad o
indiferencia de las socias ante el funcionamiento de la asociación, a partir de un cambio
de gestión asociativa para favorecer una participación activa y acciones reivindicativas.
El sexto stakeholder no humano es la escasa “reivindicación”. Lo defino como las
acciones emprendidas por una stakeholder de una asociación o por el conjunto de ellas
con la intención de mostrar desacuerdo, reclamar, proponer y defender, ante la
sociedad, propuestas de cambio a las que considera que tiene derecho. Es un
stakeholders que en la que su escases favorece el descenso de la participación activa y
que debería ponerse en valor en las asociaciones. Es un stakeholder que demanda en las
socias y representa simbólicamente en las asociaciones un tupido velo que impide que
perciban que existen motivos aún muy presentes en la sociedad que requieren de su
atención. Por lo tanto, es un stakeholders no humano que si se activara en las
asociaciones repercutiría en que las socias detecten en la sociedad española que aun
hay situaciones requieren de sus reivindicaciones para alcanzar la igualdad de salarios,
luchar contra la violencia de género, la discriminación laboral (por motivos de
maternidad o cuidados de los hijos o, simplemente, por la creencia de que se
producirán) entre otros.
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Segundo grupo de stakeholders no humanos
El séptimo stakeholder no humano es el denominado “infravaloración”. En mi
opinión se refiere a todos aquellos atributos que la sociedad otorga a las asociaciones
de mujeres y que les restan valor. Es un stakeholders que incide en las asociaciones de
mujeres concretamente en el modelo de participación. Esta definición se sustenta en un
sistema de valores que supone que la participación de las stakeholders en las
asociaciones de mujeres socialmente es calificada como “poco seria”. La participación
de la mujer en las asociaciones tiene escaso reconocimiento social a pesar que
frecuentemente está encaminada a mejorar las condiciones de vida de otros, como por
ejemplo atendiendo casos de violencia de género, casos de integración social de
colectivos victimas de exclusión social o casos de apoyo ante la muerte de un ser
querido, entre otras situaciones. Es decir, es un stakeholders que influye a través de la
escasa credibilidad y valoración que se tiene de las formas de participación de la mujer
en el escenario social. Por ello, se trata de un stakeholder complejo de analizar
únicamente desde las asociaciones, en tanto que forma parte de una realidad intangible
oculta en el imaginario colectivo de la sociedad. Considero que es un stakeholder que
solicita poner en valor a la mujer. Para ello desde las asociaciones se deben realizar
acciones que posibiliten visibilizar el rol que desempeñan las stakeholders en las
asociaciones para propiciar cambios perceptibles en la sociedad.
El octavo stakeholder no humano es el designado “tiempo”. Lo defino como una
categoría social que se hace notar y se vive en el curso de las experiencias directas de la
stakeholder y que la hace consciente de las numerosas actividades que realiza durante
un periodo. Se instaura como un stakeholder inmerso en la dinámica vital de las socias y
conformado por los distintos tiempos sociales en los que se encuentra involucrada la
mujer. Es un stakeholder aparentemente intangible pero que se hace presente en la
dinámica de las stakeholders de las asociaciones y que afecta el ritmo y la dedicación
que la socia le brinda a la asociación. Existe la percepción que el tiempo presente que
vive la mujer está en crisis, ya que debe conjugar simultáneamente, el tiempo personal
con las actividades de trabajo remunerado, el trabajo no remunerado y el cuidado de
personas dependientes.
El noveno stakeholder no humano es el “cambio". Lo designo como un constructo
que manifiesta un proceso de transformación de una situación existente en la
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asociación, que requiere la adaptación de las stakeholders en beneficio de su gestión.
Concretamente en las asociaciones de mujeres esta relacionado con las nuevas
tecnologías. Sigue existiendo mucha resistencia y desconocimiento en las asociaciones
de las potencialidades que ofrecen las redes sociales. Por otra parte, el stakeholder no
humano “cambio tecnológico” está relacionado a la edad de las usuarias, el miedo a lo
desconocido y la resistencia al cambio se presentan como las posibles causas que les
impide acercarse las nuevas tecnologías.
CONCLUSIONES
En la presente comunicación, se ha pretendido reflejar nueve de los stakeholders
no humanos, que influyen en el desarrollo de las asociaciones de mujeres. Para ello, se
ha introducido brevemente la Teoría de los Stakeholders, revisando en la literatura
algunos aspectos destacados con el propósito de vislumbrar las posibilidades que nos
ofrecía la misma para tal propósito. Del mismo modo, se ha abordado la Teoría del
Interaccionismo Simbólico, en virtud de que es una teoría que confiere una importancia
fundamental a los significados que las personas asignan al mundo que les rodea. Se ha
brindado una conceptualización de asociaciones de mujeres con el propósito de darle
una identidad al constructo que ha sido abordado en la presente comunicación.
En lo que respecta al primer grupo de stakeholder no humano, se puede concluir
que para solventar la problemática que atañe a este grupo de stakeholders, considero
primeramente necesario: a) Revisar el modelo de gestión de la asociación en cuestión
para poder implementar medidas acorde con su realidad, que contribuyan a generar en
las socias mayor implicación, más compromiso, ampliar la responsabilidad, aumentar la
participación, disminuir el conformismo e incrementar la reivindicación, b) Desarrollar
una cultura organizacional acorde con los valores de la asociación, con el fin de crear
sentimiento de pertenencia hacia la organización y forjar disposición en las stakeholders
de esforzarse en beneficio de la misma. Y c) por último, formar en gestión y liderazgo,
con la idea de desarrollar líneas estratégicas en consonancia con los valores de la
asociación.
En lo que concierne al segundo grupo de stakeholders no humano,
infravaloración, tiempo y cambio se requiere la implementación de medidas que
11
supongan abordar o reforzar políticas referidas a la igualdad de género. Medidas que
necesariamente deben hacerse llegar transversalmente a los centros educativos, centros
de trabajo, centros cívicos y asociaciones. De esta forma, sería posible poner en valor en
el imaginario colectivo el papel de la mujer en esta sociedad y por ende la labor que se
gestiona desde las asociaciones de mujeres.
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