NUEVOS ACTIVISMOS SOCIALES EN LA ERA DIGITAL. EL CROWDFUNDING COMO HERRAMIENTA DE ANÁLISIS. Elena Gil Moreno. Abstract Salir de los códigos binarios de análisis es cada vez más necesario. Los años posteriores a la crisis reflejan un panorama complejo y lleno de fenómenos aparentemente nuevos. Se dan a la vez situaciones derivadas del paradigma de los recortes, así como oportunidades surgidas desde lo digital. Perspectiva antiglobalización y cultura digital van de la mano en muchos de estos fenómenos. Por eso hay que preguntarse: ¿qué cambios sociales ha traído el paradigma de la austeridad en el mundo digital? En esta investigación se plantea la utilización del crowdfunding como medio para ejemplificar dichos cambios sociales. Palabras clave: crowdfunding, cultura digital, globalización, movimientos sociales, ética hacker. 1 Para entender el fenómeno del crowdfunding, es necesario abordarlo desde una perspectiva global. Si bien es cierto que refleja un marco de oportunidades para el planteamiento y ejecución de una gran cantidad de iniciativas, también lo es que se trata de un fenómeno que responde a la falta de oportunidades, tanto a nivel de financiación como de desarrollo personal de quien lanza un proyecto en cualquiera de las plataformas de crowdfunding. Con este fin, se ha recurrido a literatura que abarca las perspectivas más actuales sobre los procesos vinculados a Internet. Pero también se ha acudido a aquella literatura que puede hacernos reflexionar sobre cuáles son los procesos que empujan a los usuarios a utilizar la tecnología del modo en que se utiliza en el ámbito del crowdfunding. Se ha optado por entender que el mejor modo de explicar las causas del crowdfunding, pasa por enfocar a este fenómeno desde la perspectiva de la globalización. PERSPECTIVA ESTATISTA DE LA GLOBALIZACIÓN Y RESPUESTAS A LA MISMA La literatura sobre globalización es muy amplia, sin embargo es escaso el consenso alcanzado en la aceptación de una definición que parece no abarcar la totalidad del fenómeno. Los debates centrados en la distinción de diferentes categorías de globalización: cultural, económica, tecnológica, entre otras, demuestran que nos enfrentamos a un fenómeno complejo de explicar y comprender a nivel teórico. Así mismo, la introducción de conceptos como glocalización, utilizados para diferenciar los aspectos problemáticos de la globalidad, refuerzan esta misma idea de complejidad explicativa (Robertson, 2000). El problema principal, para muchos de los autores sobre la globalización, se centra en el modo en que tenemos interiorizadas determinadas ideas. Así pues, nuestro propio lenguaje y pensamiento dificulta el abordaje del complejo fenómeno de la globalización. Wallerstein afirmaba que: ―los compartimientos estancos de análisis —lo que en las universidades se denomina disciplinas— son un obstáculo y no una ayuda en la comprensión del mundo.‖ (Wallerstein, 2005. P: 4). Wallerstein, hablaba del sistema-mundo, argumentando que éste existía desde antes de que las Ciencias Sociales se preocuparan por el concepto de globalización, concretamente desde el surgimiento de la economía-mundo capitalista en el siglo XVI. El sistema-mundo genera desigualdades, concretamente entre el centro y la periferia, situándose este autor por tanto, dentro de la teoría de la dependencia. Wallerstein se sitúa pues como uno de los primeros autores que rompe con la concepción de Estado-nación como punto de 2 partida de la explicación de la cuestión de la globalidad, argumentando que los mismos no han tenido nunca un poder real en la construcción de la realidad socio-económica. Sin embargo, son muchos los autores que sitúan al Estado-nación como eje explicativo de las consecuencias de la globalización. Así pues, existen dos visiones; aquella que plantea que la pérdida de poder de los Estados es la que está provocando la existencia de desigualdades y el aumento de la pobreza en el mundo y aquella que considera que el Estado, al estar ausente, ya está actuando de una manera clara. Alonso afirma: ―En estos momentos, por el contrario, el Estado/nación es uno de los apoyos fundamentales de remercantilización de la sociedad contemporánea y, por ello, la presentación de la globalización como un fenómeno de desaparición final de los poderes políticos, y de su subsiguiente sustitución por un gran mercado mundial autorregulado cibernético y virtual, es una pérdida de la visión institucional en la que se incrusta todo proceso económico (…) los Estados intervienen de manera diferente, pero siguen siendo fundamentales en la defensa y constitución de los mercados, incluso de los mercados mundiales‖ (Alonso, 2001. P: 23-24). El Estado es por tanto, el principal promotor del modelo de mercado que define la economía global. Ulrich Beck, por el contrario, afirma que ―globalización (…) no apunta precisamente al final de la política, sino simplemente a una salida de lo político del marco categorial del Estado nacional y del sistema de roles al uso de eso que se ha dado en llamar el quehacer político y no político‖ (Beck, 1998. P: 15). Nos podemos preguntar entonces ¿quién hace la política ahora? ―La globalización posibilita (…) que los empresarios, sobre todo los que se mueven a nivel planetario, puedan desempeñar un papel clave en la configuración no sólo de la economía, sino también de la sociedad en su conjunto" (Beck, 1998. P: 16). Para Saskia Sassen, igual que para Wallerstein, los conceptos de nación y de Estadonación son términos del pasado. Afirma que los mismos no nos sirven para explicar la realidad actual, ya que nos encontramos inmersos en procesos de desnacionalización. Respecto a los conceptos de lo nacional y lo no nacional Sassen opina que ―estos supuestos funcionan bien para muchos de los temas que estudian las ciencias sociales, pero no sirven para dar cuenta de una cantidad cada vez mayor de situaciones generadas 3 por la globalización y por la variedad de procesos transnacionales que los estudiosos de las ciencias sociales abordan hoy en día‖ (Sassen, 2007. P: 10). Para esta autora el punto de partida explicativo de los procesos de globalización debe ser no el Estado-nación, sino la ciudad. ―Cuando la producción teórica y las investigaciones se centran en la ciudad, es posible hacer un corte a través de ese estatismo y rescatar la reconfiguración de las jerarquías espaciales que se están dando en la actualidad‖ (Sassen, 2007. P: 10). Por lo tanto, aunque la visión dominante en la historia ha sido el entendimiento de que es la acción o la no acción de los Estados la que explica la globalización, existen autores que plantean otras opciones de fuerte interés. La cuestión referida al lugar desde el que situamos la explicación de la globalización es importante para poder analizar los procesos de cambio social que se están dando en la actualidad. El enfoque de Sassen es el más adecuado para este estudio, en tanto que se van a analizar alternativas surgidas desde la ciudad promovidas por colectivos sociales que en teoría no tienen ningún poder. Estamos pues, inmersos en un proceso de globalización que afecta a nuestras condiciones de vida y que permite contextualizar este estudio en un proceso de expansión de la economía financiera y de omisión de políticas públicas y sociales, labor tradicionalmente atribuida a los Estados. Esto nos permite situar al paradigma de la austeridad como consecuencia de este proceso de globalización y en lo que aquí nos atañe, la política de recortes desarrollada en la Europa de la crisis como principal causa de muchos de los fenómenos sociales que están surgiendo en nuestros países, tales como las economías colaborativas, las empresas del procomún o el crowdfunding. CAÍDA DE LOS ESTADOS DEL BIENESTAR Y POSMODERNIDAD Para Beck, el fenómeno de las deslocalizaciones afecta principalmente a los países asistenciales. Se refería a aquellos países en los que existían Estados del Bienestar, es decir, los países europeos. ―Son precisamente los Estados asistenciales bien acolchados los que caen en este insidioso círculo vicioso: deben pagar prestaciones codificadas a un número cada vez mayor de personas (…) al tiempo que van perdiendo el control de los impuestos, porque en la partida de póquer por su regulación local, las empresas trasnacionales han acaparado las cartas definitivamente ganadoras‖ (Beck, 1998. P: 2223). Es decir, las empresas se van de sus propios países, pagando menos impuestos y al mismo tiempo expulsan del mercado productivo a sus trabajadores, que pierden su 4 empleo debido a lo que en España conocemos como ERE (Expedientes de Regulación de Empleo) y políticas de empresa de similar calado. Esto provoca que el Estado deba pagar más subvenciones a estos desempleados, generando una situación de insostenibilidad financiera para el mismo. En los años 90’s, Beck abogaba por el apoyo a un proceso de integración política europea. Criticaba la firma del Tratado de Maastricht, en 1992, argumentando que la Unión Europea estaba potenciando exclusivamente un proceso de integración económica europea, olvidando el proceso de integración político, básico para hacer frente a la globalización. ―No existe alternativa nacional a la globalización. Quizá sí, en cambio, exista en el ámbito trasnacional (…) Habría que reformar radicalmente la Organización Mundial del Comercio. (…) Necesitamos un sistema fiscal unitario en la Unión Europea‖ (Beck, 1998. P: 216). Para Beck, el proceso de integración político europeo podría haber sido una de las claves para revertir el fenómeno de la globalización y desde luego, para no sufrir las consecuencias de la misma. Ya en 1998 afirmaba ―Si permanece ese New Deal, si el fatalismo de los postmodernos y del globalismo neoliberal se convierte en profecía autorreferida, será algo realmente fatal (…) Nosotros anunciamos –como conclusión convencional- la braseliñización de Europa. Los neoliberales han ganado. Incluso en contra de sí mismos. El Estado ha sido desahuciado. El Estado social está en ruinas. Y sin embargo no impera el desorden‖. (Beck, 1998. P: 219). Definitivamente, este es el cuadro con el que nos encontramos en la Europa de la crisis, la profecía se ha autocumplido. Desde luego, no impera el desorden, pero tampoco se puede decir que la ciudadanía no se esté organizando. Sin embargo, hay que reflexionar sobre la naturaleza de estas alternativas y plantearse qué aspectos relevantes aporta a la sociedad y qué otras cuestiones refuerzan el modelo financiero imperante. Si los ciudadanos estamos proponiendo salidas a la crisis, si son parches o si estamos reforzando el neoliberalismo y creando un modelo capitalista más agresivo y con consecuencias aún más graves a nivel de desigualdad social, pobreza y conflictos sociales. Así como otro tipo de problemáticas que afectan a la psicología social y al perfil de la cultura ciudadana. Bauman se refería a esta última cuestión, argumentando que los ciudadanos nos encontramos en una situación de precariedad laboral que nos insta a cambiar nuestra mentalidad frente a la resolución de conflictos vitales. Esto lo define como la moral del vagabundo y afirma: 5 ―el vagabundo no sabe cuánto tiempo se quedará, donde está ahora ni es él quien decide por lo general la duración de su estancia. Él elige sus objetivos según va avanzando y según éstos se le van presentando en las señales del camino o carretera. Pero ni siquiera así sabe a ciencia cierta si va a descansar en la siguiente etapa, ni cuánto tiempo. Sólo sabe que su estancia tiene pocas probabilidades de durar.‖ (Bauman, 1993. P: 17). Bauman no es el único autor que relaciona los procesos de precarización laboral con los cambios psicosociales que estamos viviendo, por ejemplo, el aporte más relevante de U. Beck es la utilización del concepto del riesgo vinculado a lo que él denomina procesos de individualización. ―La biografía normal se convierte, así, en biografía electiva, en biografía reflexiva, en biografía hágalo usted mismo (…) Para no fracasar, los individuos deben ser capaces de planificar a largo plazo, de adaptarse al cambio, de organizarse, improvisar, fijarse metas, reconocer obstáculos, aceptar las derrotas e intentar nuevas salidas. Necesitan iniciativa, tenacidad, flexibilidad y paciencia ante los fracasos‖ (Beck, 1993. P: 40-42). Aquí podemos ver que Beck utiliza el concepto Do It Yourself (DIY) no tanto como un elemento de empoderamiento ciudadano, sino como una consecuencia del proceso de globalización, una ausencia de otras alternativas a las que aferrarse. Es decir, no como algo deseable sino como algo que no queda más remedio que hacer. Byung Chul-Han tiene una visión muy interesante al respecto de esta cuestión. Este autor presenta a la sociedad como un ente enfermo y afirma que estamos ante un cambio de paradigma. Si bien antes nos encontrábamos desarrollando nuestra vida en una sociedad disciplinaria, donde la cuestión del poder era relevante, ya que primaba una visión negativa de la realidad en la que las personas se sentían constreñidas por las estructuras sociales, ahora la visión ha cambiado. Byung Chul-Han afirma que ahora nos encontramos inmersos en la sociedad del rendimiento, caracterizada por la inconsciencia de la existencia de estructuras sociales que ejercen poder. Ahora el lema yes, we can es el que rige la mentalidad de los ciudadanos, creyendo de manera errónea que pueden hacer cualquier cosa. Esta falsa sensación de libertad genera depresivos y 6 fracasados, que opinan que tienen mucha responsabilidad sobre la situación en la que se encuentran. ―El animal laborans tardomoderno no renuncia de ningún modo a su individualidad ni a su ego para consumarse trabajando en el proceso vital anónimo de la especie. La sociedad del trabajo se ha individualizado y convertido en la sociedad del rendimiento y actividad” (Chul-Han, 2012. P: 45). Para este estudio, el concepto de homo laborans del que habla Byung Chul-Han es muy relevante, ya que se trata de individuos que se autoexplotan bajo la premisa de que todo es posible si lo haces tú mismo. Es precisamente ese homo laborans el perfil más claro de promotor de proyectos en las distintas plataformas de crowdfunding. El DIY supone en realidad uno de los aspectos que más fomentan la dominación en las sociedades modernas. Disfrazado de valores positivos de empoderamiento, en realidad, esconde bajo sí mismo una fuerte dinámica de opresión. ALTERNATIVAS SURGIDAS DESDE Y CONTRA LA GLOBALIZACIÓN El DIY, por otro lado, está ayudando también al desarrollo de fenómenos sociales que surgen de los sin poder y que están afectando a las estructuras sociales tradicionales, que en cierta medida, son algo más líquidas ahora que antes. Si pensamos en el crowdfunding financiero, comprenderemos que se ha convertido en el principal competidor de la Banca tradicional. No es cierto que la Banca haya perdido su poder, pero sí que se han visto obligados a presionar a los gobiernos para la regulación del sector del crowdfunding, así como a hacer modificaciones en el modelo de gestión que han venido desarrollando hasta la actualidad. Es decir, si bien el DIY supone una forma de auto opresión, también está modificando la realidad social hacia otra distinta que debemos hacer el esfuerzo de analizar. Para Sassen, una de las consecuencias de la globalización es la hipermovilidad que podemos vincular a la moral del vagabundo de la que hablaba Bauman. El problema real es la precarización de las condiciones de trabajo, que generan informalidad en el empleo. Esto afecta, según la autora, principalmente y de manera más acusada a los inmigrantes y a las mujeres, que sitúa como colectivos sin poder. Sin embargo, para Sassen, la hipermovilidad tiene una consecuencia positiva, ligada a la vuelta al hogar y al barrio. ―Este proceso conlleva un resurgimiento del barrio y del hogar como espacios de actividad económica, lo que presenta sus propias posibilidades dinámicas para las mujeres. La degradación económica 7 crea ―oportunidades‖ para las trabajadoras y las emprendedoras de bajos ingresos, y con ello reconfigura algunas de las jerarquías laborales y domésticas en que se encuentran inmersas dichas mujeres (Sassen, 2007. P: 20). Sassen sale de este modo de la dicotomía tradicional en el análisis de las Ciencias Sociales de analizar la realidad social desde una perspectiva optimista o pesimista. Se dan por tanto, de manera simultánea problemas asociados a la precariedad laboral y oportunidades de empoderamiento ciudadano. Se dan incluso a la vez la pérdida de poder y la reapropiación del mismo. Las ciudades se encuentran entrelazadas para la autora, en una red global, donde el papel de las nuevas tecnologías es también relevante en la potenciación de iniciativas que pueden tener un calado de transformación de la realidad social a nivel internacional. ―Las redes digitales contribuyen también a la producción de contrageografías de la globalización. (…) pueden ser utilizadas por activistas políticos para transacciones globales o no-locales, o para fortalecer las comunicaciones o las transacciones dentro de una ciudad. Captar cómo la nueva tecnología digital puede servir de apoyo a iniciativas locales y alianzas entre los barrios de una ciudad es sumamente importante en una era donde la noción de lo local suele observarse como algo cada vez más superfluo en términos de la dinámica global y de sus actores‖ (Sassen 2004. P: 36). Podríamos entender entonces, las oportunidades usadas por los sin poder en el marco de la ciudad como contrageografías de la globalización. Es decir, aquellas que tienen la potencialidad de hacer frente a la globalidad desde ella misma. Creo que podemos afirmar que el crowdfunding se está comportando como una de estas contrageografías en tanto que los sin poder utilizan las redes digitales basándose en premisas colaborativas, deliberativas o potencian la puesta en marcha de proyectos que no tendrían cabida en la sociedad tradicional y que en muchos casos, rompen con el pensamiento dominante e incluso vuelven más líquidas ciertas estructuras, como se mencionaba anteriormente con el ejemplo del crowdfunding financiero. OPORTUNIDADES NACIDAS DE LOS USOS COMPARTIDOS DE INTERNET 8 En lo que se refiere a este estudio, nos interesan, por tanto, las contrageografías de la globalización que están mediadas por las redes digitales. En concreto, nos interesa el fenómeno del crowdfunding como elemento vertebrador de alternativas socioeconómicas y a su vez, como consecuencia de la rigidez de la sociedad globalizada, tal y como se ha señalado con anterioridad. Por tanto, propongo centrarnos en el papel que juegan las comunidades virtuales en la conformación de nuevas realidades, así como en el perfil de los usuarios de dichas comunidades. Primeramente, es necesario resaltar que en este estudio, no me interesa el papel de la tecnología per se, sino el comportamiento de las comunidades virtuales en su faceta online y su confluencia con la offline. Lessig distingue entre Internet y ciberespacio, argumentando que ―Internet no es más que el medio por el que enviamos correos electrónicos y publicamos páginas web (…) el ciberespacio, sin embargo, es algo más (…) Algunos creen estar en una comunidad cuando se hallan en el ciberespacio; otros confunden su existencia allí con sus propias vidas‖ (Lessig, 2009. P: 43). Desde este punto de vista, se podría afirmar que en el universo del crowdfunding nos encontramos con múltiples ciberespacios; por ejemplo, al hablar de cada campaña específica o en los foros dedicados a la contribución de información ligada al sector. Cada campaña crea su propia comunidad virtual, que siente y padece las venturas y desventuras de quien promueve un proyecto, participando en su promoción, muchas veces haciéndolo suyo y aportando ideas o directamente participando en el diseño del producto o del proyecto. Y desde luego, vigilando el cumplimiento de las promesas que haya hecho el promotor. Se genera, por tanto, un sentimiento de contribución grupal a una idea y en sí mismo, se da la emoción de pertenecer a una comunidad. Ya que este estudio tiene un claro enfoque sociológico, interesa observar si existen comportamientos similares en estos múltiples ciberespacios a los que nos estamos refiriendo. Se ha observado que sí, que existen una especie de reglas que vertebran la participación ciudadana o en este caso, de los usuarios, en estos ciberespacios que se han mencionado. Algunos autores, al hablar de estas reglas argumentan directamente que existe una ética, una forma de comportarse en el ciberespacio. ÉTICA HACKER PARA EXPLICAR LA CULTURA DIGITAL Para hablar de esta ética, hay que remontarse a los años 60’s, donde los programadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology) comienzan a trabajar con ordenadores en un contexto en el que se dan a la vez, procesos de innovación tecnológica, el 9 movimiento hippie y la Guerra Fría. Y dentro del MIT, además, una cultura del trabajo muy específica, favorecida por el hecho de que trabajaban con software de código abierto. ―El código es la tecnología que hace que los ordenadores funcionen. Esté inscrito en el software o grabado en el hardware, es el conjunto de instrucciones, primero escritas como palabras, que dirigen la funcionalidad de las máquinas (…) la importancia de mantener libre el código (…) en el sentido de que el control, que construyen los codificadores, sea transparente para todos y en el de que cualquiera tenga derecho a tomar ese control y de modificarlo a su gusto‖ (Stallman, 2004. P: 11-12). El código es importante, Lessig hace un paralelismo entre el código y la Constitución, haciendo ver que es el que dictamina las reglas de convivencia o el funcionamiento de una sociedad (Lessig, 2009). Es precisamente esta posición frente a la idea de que el código debe estar abierto o cerrado la que influyó desde principios de los años 60’s en la existencia de una ―ética hacker‖, es decir, de una cultura de la que participaban estos primeros hackers. Y es esta ética la que parece haber influido de manera importante en las formas de participación de los usuarios actuales en Internet o de su comportamiento en el ciberespacio. Steven Levy afirmaba ya en 1994 ―If everyone could interact with computers with the same innocent, productive, creative impulse that hackers did, the Hacker Ethic might spread through society like a benevolent ripple, and computers would indeed change the world for the better" (Levy, 1994. P: 41). Es decir, existe un pensamiento a través del cual autores como Levy o Stallman comprendían la expansión de la ética hacker como una solución a muchos problemas. Para ellos, el surgimiento de Internet, si viene acompañado de esta ética hacker, podría suponer el alcance de un sueño donde cualquier futuro distópico dejaría de existir. Pero sobre todo, Levy pone de manifiesto con estas palabras algo que en este estudio sostengo que ha sucedido; la ética hacker ha sido asimilada por los internautas como código de comportamiento natural. Steven Levy define por primera vez esta ―ética hacker‖ y afirma: ―The Hacker Ethic: Access to computers and anything which might teach you something about the way the world works should be unlimited and total. Always yield to the Hands-On Imperative!‖ (Levy, 1994. P: 29). Levy nos habla de la obsesión que tienen los hackers por arreglar 10 cosas y como el acceso al código es en realidad, una cuestión de ingeniería. Describe la personalidad de estos primeros hackers argumentando que necesitan ver como son los objetos por dentro para entender el funcionamiento de los mismos y mejorarlo si es preciso. Para ello, las entrañas del aparato deben ser visibles y accesibles. Es decir, hacer esto es para los hackers apasionante. Esta no es una cuestión baladí, pues es uno de los valores de la ética hacker que resaltan todos los autores que han intentado definirla. Levy distingue al menos seis premisas que ha de cumplir esta ética hacker. Por empezar, toda la información ha de ser libre; se refiere en este punto al código, como se ha explicado con anterioridad. Además, invita a desconfiar de la autoridad. El modelo de Internet es más horizontal y cualquier tipo de burocracia es antónimo de libertad para Levy. Se promueve por tanto, la descentralización. Del mismo modo, afirma que los hackers deben ser juzgados por el modo en que hackean y no por criterios como títulos, edad, raza o posición social. Está en contra, por tanto, no sólo de las estructuras tradicionales de poder sino del modo en que se ejerce el poder dentro de la cultura tradicional. Esta cuestión la recupera Dahlberg en su estudio sobre ―ciberlibertariado‖ definiendo a estas estructuras como ―sistemas autoritarios paternalistas‖ (Dahlberg, 2010). Levy afirma también que puedes crear arte y belleza con un ordenador. Está haciendo referencia a la cuestión de la creatividad, el DIY. Además, los ordenadores pueden cambiar tu vida hacia algo mejor y finaliza argumentando que igual que en la lámpara de Aladino, puedes pedir tus propios deseos, es decir, el propio usuario es parte activa de la comunidad virtual (Levy, 1997). La cuestión clave del pensamiento de Levy, así como de Stallman y otros hackers de la vieja escuela es que la promoción de esta ética es en sí mismo un acto activista. La promueven porque consideran que los avances tecnológicos en el ámbito digital dejan abierta la puerta a la consecución de un sueño o de una utopía que mezcla posiciones liberales tanto a nivel político como económico. Esta cuestión es tomada muy en serio en esta investigación, ya que permite explicar de manera muy clara algunos de los rasgos más significativos que se dan en la cultura que se está desarrollando en el fenómeno del crowdfunding, que no es otra que la cultura digital. Himanem va más allá de esta cuestión, argumentando que la ética hacker está dirigiendo el espíritu de la era de la información, haciendo un paralelismo con el pensamiento de Weber en el que éste afirmaba que la ética protestante había influido de manera directa en la conformación del capitalismo. Himanem utiliza el concepto de era de la 11 información, de Castells, para afirmar que estamos ante otro modelo de sociedad, mediada por lo digital y que existe una cultura de fondo que está ayudando a conformar la forma en que dicha sociedad se da. Para Himanem, existen cambios importantes en el modo en que entendemos las nuevas formas de trabajo: TABLA I CARACTERÍSTICAS DE LA ÉTICA HACKER SEGÚN HIMANEM Ética protestante Ética hacker Dinero Ética Trabajo trabajo Optimización Ética hacker del Pasión Libertad hacker del Aporte a la comunidad dinero Libertad de expresión Flexibilidad Nética Estabilidad Privacidad Rechazo Determinación a la receptividad pasiva Creatividad Resultados La ética hacker y el espíritu de la era de la información (Himanem, 2001). Existen para este autor, tres grandes categorías en las que clasificar los valores de la ética hacker. Por un lado, las actitudes hacia el trabajo ya no son equiparables a las que se daban en la ética protestante. El objetivo final no es enriquecerse, sino que el trabajo apasione a quien lo realiza y la libertad de poder ejercerlo en todo momento o lugar. Si conjugamos estos dos valores, Himanem afirma, que en realidad convertimos el trabajo en un juego. Otra gran categoría sería la referida a las actitudes que le damos al dinero. Existe aquí una modificación importante en la concepción de la realidad, pues ya no estaríamos dándole valor a actitudes individualistas, sino que volveríamos a reivindicar el papel de la comunidad. Lo que tiene valor en la red, es por tanto, lo que aporta algo a la comunidad. Por esta razón, es tan importante para los hackers que el código sea abierto, pues es el único modo de modificarlo y que la comunidad se beneficie de ello. Además de estas dos grandes categorías, Himanem añade una tercera, a la que llama nética. Aquí se encontrarían los comportamientos ligados a la convivencia de los usuarios en el mundo digital; libertad de expresión, privacidad y rechazo a la 12 receptividad pasiva. Este último valor es sumamente importante, ya que busca la participación activa de toda la comunidad, es decir, el ideal es que exista una sociedad altamente participativa e involucrada en la mejora de su propia comunidad. Por último, destaca el papel de la creatividad y más abiertamente, la define como la actitud de superación personal. Esta cuestión está muy relacionada con la visión del ―homo laborans‖ de Byung Chul-Han que se definió con anterioridad (Himanem, 2001). ÉTICA HACKER Y ACTIVISMO La visión de estos autores es dicho de modo más específico, ciberutópica y en cierto modo, activista, como se puede comprobar en el lenguaje que utilizan, especialmente Stallman. Con un simple fragmento, podemos hacernos una idea de ello: "Algunas de mis ciudades han caído. Más tarde he descubierto otra ciudad amenazada y me he preparado para otra batalla. Con el tiempo, he aprendido a detectar las amenazas y a interponerme entre ellas y mi ciudad, haciendo un llamamiento a otros hackers para unirse a mí. (…) La visión de un regimiento de hackers manos a la obra constituye una fuente de alivio y de alegría, (…) ahora Microsoft nos tiene en su punto de mira. No podemos pensar que el futuro de la libertad está asegurado. ¡No os engañéis! Si quieres conservar tu libertad, tienes que estar preparado para defenderla" (Stallman, 2004. P: 43-44). Hacen una llamada a la comunidad para colaborar en la consecución de una utopía y ésta podríamos definirla como la búsqueda de una sociedad más democrática, que solo se alcanzará si los usuarios colaboran y cooperan entre sí. Por ejemplo, en relación a la financiación de software libre, Stallman define un modelo ideal que nos puede recordar al modelo de crowdfunding. Propone un modelo de financiación participativo y afirma ―Las consecuencias: –La comunidad de usuarios de ordenadores apoya el desarrollo del software. –Esta comunidad decide qué nivel de apoyo se necesita. –Los usuarios a quienes le importa a qué proyectos se destine su parte pueden escogerlos por sí mismos–‖ (Stallman, 2004. P: 58). En definitiva, la idea es que procedemos de sociedades autoritarias y la tecnología nos da la oportunidad de poder liberarnos. Para ello, se hace una llamada a buscar sociedades más democráticas a través de dos ideas principales; la libertad de expresión, unida al impacto viral que puede tener esto en el marco de la sociedad digital, así como el principio fundamental de compartir las ideas y 13 productos que podamos crear para beneficiar a la comunidad. Esto debe hacernos pensar en que si existe una cultura digital de la que participamos todos los usuarios o una gran parte de ellos, en realidad va a tratarse de una cultura basada en una llamada a la acción. Es decir, se trataría de una cultura activista por sí misma y esto plantea muchos interrogantes, que este estudio intentará resolver. DESVANECIMIENTO DE LAS IDEOLOGÍAS EN LA RED La cuestión de fondo está relacionada con una idea que se ha planteado con anterioridad; esta ética hacker surge de la confluencia del movimiento hippie y por la defensa de los derechos civiles con uno de innovación tecnológica, en el contexto de la Guerra Fría. Por ejemplo, John Perry Barlow, ex letrista de Grateful Dead, un importante grupo de folk surgido a mediados de los 60’s en California, escribía en su ―Declaración de Independencia del Ciberespacio‖: ―Gobiernos del mundo industrial, vosotros, cansados gigantes de carne y acero, vengo del ciberespacio, el nuevo hogar de la mente. En nombre del futuro, os pido a vosotros, que pertenecéis al pasado, que nos dejéis en paz. No sois bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía allí donde nosotros nos reunimos‖ (Barlow, 1996). La idea de que existe un enemigo, que encarna todo lo antiguo y que la realidad pasada va a ser superada por la comunidad del ciberespacio, está presente continuamente en la ética hacker. Barlow, por su parte, no sólo ha sido hippie y un ferviente defensor de los derechos digitales, sino que también ha sido presidente del Partido Republicano en Sublette County (Wyoming). Este tipo de aparentes contradicciones explican que englobemos en el crowdfunding a plataformas tan opuestas como Goteo, que promueve abiertamente conceptos como el procomún, con plataformas de crowdfunding financiero, que promueven la desintermediación financiera desde un punto de vista mucho más capitalista. Conceptos como desregulación pueden ser interpretados de distinto modo según lo que se quiera regular y no significan lo mismo para un activista de izquierdas que para un accionista. Sin embargo, en la comunidad virtual conviven todas estas personas que tienen intereses tan diferentes y que sin embargo, comparten muchas de las características de esta ética hacker. Esto da lugar a muchas confusiones teóricas. Por empezar, las críticas marxistas al mundo digital olvidan continuamente esta cuestión de la ética hacker y esto da lugar a que se incida en la cuestión de que las comunidades virtuales y el modo en participamos en ellas reproduzcan el capitalismo e incluso lo refuercen. Pero la ética hacker no ha 14 tenido en ningún momento ningún componente anticapitalista. Lessig comienza su obra ―El código 2.0‖ de la siguiente manera: ―Hace casi dos décadas, en la primavera de 1989, el comunismo murió en Europa (…) Aquellos primeros momentos posteriores al colapso del comunismo rebosaban de pasión antiestatal –una oleada de furia contra el Estado y contra toda regulación proveniente del mismo. Déjennos en paz, parecía decir la gente. Dejen que el mercado y las organizaciones no gubernamentales –una nueva sociedad- reemplacen al Estado. (…) A mediados de los noventa (…) emergió en Occidente otra nueva sociedad (…) Se trataba de Internet o, como lo definiré más adelante, del ciberespacio‖ (Lessig, 2009. P: 31-32). Existe por tanto, una mezcla de la defensa del liberalismo político y el liberalismo económico, que provoca una confusión en la identidad de grupos activistas tradicionales de izquierdas cuando reproducen esta ética hacker. Esto debe hacernos concluir que los posicionamientos de izquierdas y derechas se han difuminado en el mundo digital y que a su vez, el comportamiento en el ciberespacio sigue procediendo de esta actitud de llamamiento político al cambio que se promueve desde la ética hacker. Por tanto, nos encontramos en un contexto de evolución del concepto de activismo, que ya no es sólo de izquierdas, cuestión que se abordará más adelante en este estudio. Cabría preguntarse si esta ética, este código de comportamiento en el mundo digital, es simplemente un enredo conceptual propuesto por un grupo de hackers. En este estudio se defiende que no, al contrario, se trata de la base de una cultura digital en continua evolución. Quizás una de las razones por las que estos pensamientos, en principio aislados en la mente de un grupo de hackers, han calado de manera profunda en las sociedades digitales esté relacionada con la forma en que Internet facilita que grupos tradicionalmente discriminados hayan podido en cierta medida empoderarse. Lessig afirma refiriéndose a los orígenes de Internet ―Las personas invidentes podían implementar fácilmente programas que les leyeran los textos y responder mediante teclado (…) Lo mismo ocurría con las personas sordas, que no necesitaban oír nada en la Internet original (…) Y lo mismo ocurría con las personas feas. Puesto que la apariencia no se transmitía con cada intercambio (…) podían ligar o jugar o practicar sexo virtual sin ninguna cortapisa‖ (Lessig, 2009. P: 153). Esta es otra cuestión sobre la 15 que habría que reflexionar, no sólo es que la ética hacker parta de una llamada a la acción colectiva sino que los no empoderados son los primeros que se sienten cómodos en la red. En principio, no todas las personas utilizamos Internet, de hecho, debido a la brecha digital somos muy pocas las que lo hacemos. Sin embargo, parece que Internet ha traído consigo un cambio de paradigma y un nuevo tipo de sociedad y de hecho, muchos autores han intentado definir este nuevo modelo social. En ―Comunicación y Poder‖ Castells ya no se refiere a esta nueva sociedad como sociedad informacional. Ahora nos habla de sociedad red, que es el término que vamos a utilizar en este estudio y afirma ―La sociedad red es pues una sociedad global. Ello no significa, sin embargo, que las personas de todo el mundo participen en las redes. De hecho, por ahora, la mayoría no lo hace. Pero todo el mundo se ve afectado por los procesos que tienen lugar en las redes globales de esta estructura social" (Castells, 2009. P: 51). Es decir, situémonos en el contexto del 11M, en 2004. Quizás una señora de 80 años podría no haber utilizado un teléfono móvil en ningún momento de su vida, pero el ―pásalo‖ sucedió conformándose como una de las primeras movilizaciones consecuencia de una acción viral y finalmente el gobierno cambió para las personas que utilizaron la tecnología y para esta misma señora. Quizás hubiera cambiado del mismo modo, pero desde luego el uso que le dieron los ciudadanos a esa tecnología influyó sobremanera. Lo mismo sucede con Internet. Finalmente, todos estamos conectados e influidos por el modo en que los usuarios participan en la red. El crowdfunding nos permite ejemplificar esta cultura digital, basada en principios de la ética hacker. Al analizar su discurso, es posible identificar estos rasgos con perfecta claridad. Es por tanto este fenómeno, una herramienta, en realidad, para explicar un grosso teórico muy revelador. CULTURA DIGITAL Y CROWDFUNDING Si pensamos en la influencia de la utilización de lo digital en las sociedades modernas, sin duda, debemos hacer referencia a uno de los mayores aportes de Castells a la teoría sobre sociedad red. Estaríamos hablando de su interpretación sobre el concepto de valor. Castells expone que, si bien el principal valor de la sociedad industrial era el capital o en la sociedad de masas lo era el consumo, en realidad no tenemos claro cuál es el valor de la sociedad red. "El capitalismo no ha desaparecido. En realidad está más 16 presente que nunca. Pero no es -en contra de la percepción ideológica típica- lo único que se cuece en la aldea global" (Castells, 2009. P: 57). Más bien, afirma "dada la variedad de orígenes potenciales de la dominación de las redes, la sociedad red es una estructura social multidimensional en la que redes de diferentes clases tienen distintas lógicas para crear valor" (Castells, 2009. P: 55). Queda mucho para comprender el comportamiento de la sociedad red, ya que el estructuralismo no nos permite explicar la complejidad de este fenómeno. La cuestión clave de este nuevo modelo de sociedad es precisamente como el papel de las redes se ha vuelto más importante, generando continuamente situaciones disruptivas con los modelos más tradicionales de sociedad. El valor de la sociedad red parece ser la conformación de redes en sí mismo. Esto tiene como consecuencia que los procesos de cambio se estén acelerando aún más, lo que dificulta el acercamiento teórico a los fenómenos sociales más actuales. Lo importante de la red es que fluye la comunicación y esto provoca que continuamente se estén creando nuevas formas de valor. Por ejemplo, surge un nuevo valor cuando determinados partidos políticos utilizan el crowdfunding como medio alternativo de financiación de partidos, situando el debate respecto a esta cuestión en la opinión pública. O surge un nuevo valor cuando organismos públicos, como algunas Universidades, utilizan el crowdfunding como vía de financiación, aportando su grano de arena a la modificación del modelo de intervención pública estatal tradicional en el marco del Estado de Bienestar en España. Es decir, tendríamos aquí dos posibles visiones teóricas. Podríamos considerar que la sociedad red genera muchos tipos de valor y por esta razón, es complicado identificarlos todos o incluso podríamos estar ante un absoluto cambio de paradigma, donde no fuera necesario identificar el valor de la sociedad actual. Pero podemos interpretar que en realidad, el valor de la sociedad red es la red en sí misma y que estas redes están capacitadas para poder hacer aportes relevantes a la sociedad. Este estudio defiende la segunda interpretación, argumentando que las redes como valor, están generando usos compartidos y que esto se ejemplifica con el fenómeno del crowdfunding. Amparo Lasén, refiriéndose a los usos del teléfono móvil argumenta que ―los distintos usos del móvil resultan de una agencia compartida entre gente y objetos, de una formación y transformación mutuas. Esta agencia se constituye en prácticas situadas, en particulares espacios y tiempos, donde otros actantes —grupos, individuos, objetos— están implicados. Los usos del móvil por lo tanto son distribuciones de competencias y 17 acciones entre gente y objetos. Potencia performativa y competencias se distribuyen entre móviles y usuarios‖ (Lasén, 2006). Lasén utiliza el ejemplo de los teléfonos móviles para explicar aquí varios conceptos. Por un lado, afirma que a los móviles se les da distintos usos, algo que podemos extender a la tecnología en general. Es decir, los usuarios utilizamos por ejemplo Internet, de distintas formas y con objetivos diferentes. El crowdfunding en sí, podríamos considerarlo como un uso específico de Internet, ya que busca la obtención de financiación vía online y eso es en sí mismo, un uso compartido. Estos usos, afirma la autora, resultan de procesos en los que están involucradas las tecnologías y la propia gente. Es decir, la tecnología en sí misma no genera esos usos y la gente por sí sola tampoco. Es la confluencia entre lo que la tecnología permite hacer y las acciones de las personas la que genera estos usos. Esto no es más que la definición del concepto utilizado por Lasén y procedente de la teoría del actor-red, agencia compartida. Además añade, ―son prácticas situadas en particulares espacios y tiempos‖ donde existen otros actantes. Es decir, estos usos resultantes de la agencia compartida, se dan dentro del marco de una red. Recuperemos la teoría de Castells aquí para entender como esas redes generan usos compartidos. Por último, la cuestión de lo performativo, presente en toda la obra de Lasén, recuerda a la propuesta del interaccionismo simbólico propuesta por Goffman. Y es que al analizar lo digital, nos encontramos continuamente con la aparente contradicción de utilizar un acercamiento hacia la realidad social desde un punto de visto microsociológico y macrosociológico a la vez. ¿ES EL CROWDFUNDING UNA NUEVA FORMA DE ACTIVISMO? El contexto en el que nos encontramos, por tanto, está marcado por la agencia compartida, por la identificación de nuevos usos compartidos que crean los ciudadanos en el marco de la sociedad red o mismamente por el entendimiento de que la red es el propio valor de la de la sociedad actual, como se ha explicado con anterioridad. Observar estos usos compartidos en el marco de diferentes fenómenos sociales que se dan en la actualidad, tales como las economías colaborativas, los espacios de coworking o movimientos sociales de calado similar al 15M, induce a cuestionarse la utilidad de los marcos de referencia teóricos que servían hasta ahora. Por ejemplo, al observar el discurso que subyace al fenómeno del crowdfunding, se puede concluir que éste ayuda a generar usos compartidos que tienen mucho de político. No es solo que se comporte como un semillero de usos compartidos activistas, como podrían ser las nuevas formas 18 de financiación de partidos o proyectos que utilizan lo digital para ejercer el activismo, como por ejemplo ―15M para Rato‖, sino que el propio discurso que suena de fondo es en sí activista. Para entender esta afirmación es necesario reflexionar sobre el estado de la cuestión en la literatura sobre movimientos sociales y activismo. Parece que movimientos como #Yosoy132, el 15M, Occupy Wall Street o la Primavera Árabe, generan ciertos problemas de definición a la hora de abordarlos desde un punto de vista teórico tradicional. Sancho se refiere a esta cuestión analizando el movimiento #Yosoy132: ―¿Hasta qué punto tiene poder explicativo para fenómenos de acción colectiva que irrumpen a gran velocidad y que tienen una dimensión híbrida, tanto en las calles como en el ciberespacio, y que no generan procesos de identidad propios de otras experiencias de movilización, sino formas de agregación en primera persona: «Yo Soy…»?‖ (Sancho, 2014. P: 56). Estas nuevas formas de movimientos sociales están cuestionando muchos de los rasgos que caracterizaban a sus predecesores. Se diluye la importancia de aspectos como la identidad grupal, los objetivos, la continuidad en el tiempo o la racionalidad en la definición de estrategias activistas. Sin embargo, repensar esta cuestión implicar llegar mucho más lejos. Rheingold acuñó el concepto multitudes inteligentes para referirse a las movilizaciones ciudadanas mediadas por las nuevas tecnologías, como las flash mobs (Rheingold, 2002). Es evidente que una flash mob nada tiene que ver con activismos tradicionales. Sin embargo, esto no significa que no tengan una capacidad importante de generar impacto social. Lasén y Martínez argumentan que las mobidas ponen en estado de shock a los estudiosos de los movimientos sociales, ya que en ellas no existe ninguna relación entre la acción en sí y la propia comunicación de la misma. Son acciones porque sí y esto no significa que no estén construyendo identidades sociales, que no estén comunicando o que no se estén apropiando de un espacio social atribuido generalmente a espacios institucionales. Es decir, estas mobidas son claramente políticas, aunque no sigan la lógica de la acción social tradicional. Los autores reivindican el reconocimiento de cierto componente activista en las mobidas y eso es precisamente lo que aquí se defiende que debería hacerse con un fenómeno como el crowdfunding (Lasén, A., Martínez, I., 2008). ¿CÓMO ABORDAR EL RETO EXPLICATIVO DE ESTAS MOVILIZACIONES MEDIADAS POR LO DIGITAL? Calvo y Álvarez, al analizar el 15M resaltan que ―el problema para el movimiento 15-M no ha radicado nunca en la existencia o no de objetivos políticos, sino precisamente en 19 la manera de perseguirlos‖ (Calvo, K., Álvarez, I., 2015. P: 117). Es decir, lo importante no es el qué sino el cómo y esto tiene mucho que ver, por ejemplo, en el caso del crowdfunding, con el discurso de fondo y el modo en que se crean comunidades virtuales que se comportan de determinada manera, siguiendo los patrones de la cultura digital. Esta perspectiva es la misma que defiende Melucci cuando habla de socialidad: ―hoy asistimos a un proceso de separación creciente entre socialidad y sociedad: la sociedad como realidad ontológica objetivada cede el puesto a la socialidad como conjunto de relaciones y procesos‖ (Melucci, 2001. P: 34-35). Melucci, con este término, propone una visión interaccionista de analizar la realidad social. Sin embargo, a diferencia de las propias teorías interaccionistas, la socialidad comprende que existe el conflicto y de hecho, lo tiene en el punto de mira con el objetivo de revertir las prácticas del poder tradicional. Este es el enfoque que se utilizará para el análisis del fenómeno del crowdfunding en esta investigación. Esta socialidad es la que fomenta la creación de usos compartidos que poseen rasgos similares entre sí. Calvo y Álvarez se refieren a esta cuestión argumentando que Podemos recogió en su discurso varias de las características del 15M, tales como la participación masiva como motor de la construcción del partido, una emocionalidad proactiva y de mentalidad positiva, la horizontalidad organizativa, así como el uso creativo de las nuevas tecnologías (Kerman, C. y Álvarez, I, 2015. P: 118-119). Todas ellas son características que se asemejan mucho a algunos de los valores de la ética hacker, que se han descrito con anterioridad. Estos autores también resaltan la importancia que se le dio en el 15M al rechazo a todo lo que tuviera que ver con la institucionalización, no solo en forma de canalización del movimiento hacia la política tradicional de partidos, sino incluso a los movimientos sociales institucionalizados. Ejemplifican esta cuestión con el debate generado al inicio del movimiento en ―Acampada Sol‖, cuando los activistas comenzaron a retirar pancartas con consignas feministas. ―La indignación no está en contra de las mujeres, pero sí lo está en contra de la articulación institucional del feminismo liberal‖ (Kerman, C. y Álvarez, I, 2015. P: 119). Desde luego, este es otro de los rasgos que se han descrito con la ética hacker y su vinculación con la cultura digital. Ese rechazo a los poderes tradicionales y todo aquello que tenga rasgos de institucionalización o un mínimo de verticalidad. Esto se puede observar en el discurso del crowdfunding, en el que participan por ejemplo, 20 emprendedores culturales, no así industrias culturales ni mucho menos organizaciones tipo SGAE. HACKTIVISMO A pesar de ser mucha la literatura que hace referencia al activismo digital, diferenciando principalmente entre el activismo a golpe de click y movimientos activistas mediados por Internet, como pudieron ser el EZLN o la contracumbre en Seattle, lo cierto es que aquí no se va a entrar en dicho debate. Sin embargo, propongo centrarnos en el hacktivismo, que ha generado una gran cantidad de literatura, tanto desde la academia como desde los propios hackers, que han reflexionado sobre su papel activista y así lo han plasmado en documentos que podemos encontrar a lo largo y ancho de Internet. Lizama afirma que el hacktivismo ―busca impulsar la libertad de la información en la Internet utilizando las habilidades tecnológicas de los old school hackers y los internet hackers‖ (Lizama, 2012. P: 134). Siendo los primeros los pioneros y en algunos casos, aquellos que se integran en el movimiento por la defensa del software libre, como por ejemplo, Stallman, mientras que los internet hackers ―se enfocan a aspectos relacionados con las condiciones de seguridad en la Internet, escenarios como el intrusismo informático, la evaluación de la seguridad de una red o la detección de software intrusivo‖ (Lizama, 2012. P: 133). Lo relevante de esta definición es la información que está implícita en ella; el hacktivismo no es un fenómeno nuevo. Tiene antecedentes claros en los primeros phreakers que actúan contra la compañía telefónica Bell Telephone ya en los años 50’s. El phreaker tiene amplios conocimientos de telefonía y es capaz de llevar a cabo actividades no autorizadas con ellos. Lo que se defiende en este estudio, entre otras cosas, es que los hackers siempre han sido activistas. Por lo tanto, lo que es nuevo en el hacktivismo es que éste se ha expandido, de manera que usuarios sin grandes conocimientos de informática pueden participar en esta forma de activismo online. A su vez, a lo largo de los años se han ido matizando y ampliando los horizontes hacktivistas, planteándose cuáles son los límites de este tipo de activismo o si existen dichos límites. Lizama distingue entre dos tipos de hacktivismo: el hacktivismo digitalmente correcto y el hacktivismo digitalmente incorrecto (Lizama, 2012). El primero de ellos hace referencia al tipo de activismo que defiende el colectivo ―hacktivismo‖, conformado por una red de hackers que actúan a nivel global desde diversos puntos del planeta. Oxblood 21 Ruffin, destacado miembro del colectivo hacker ―cult of the dead cow‖, define el concepto hacktivismo de la siguiente manera: ―using technology to improve human rights across electronic media‖ (Ruffin, 2004. P: 2). Ruffin está utilizando la definición de hacktivismo que fue consensuada entre una gran cantidad de organizaciones hackers y que dio lugar a la ―Declaración del Hacktivismo‖. Dicha declaración fue elaborada de manera conjunta entre un equipo de América, Europa, Rusia, Irán, India, Australia, Taiwan y China. La intención de la misma era definir cuál era la misión de un hacktivista. Después de diez meses trabajando, en junio de 2000 se publicó en código abierto para que se pudieran introducir cambios. Finalmente, el cuatro de julio de 2001 se colgó en la red la versión definitiva de esta declaración, que fue traducida a diez lenguas. Entre las bases de esta declaración, el colectivo ―hacktivismo‖ defiende que las actividades del hacking deben estar fundamentadas en dos declaraciones; por un lado, la ―Declaración de los Derechos Humanos (UNDHR)‖ así como en la ―Declaración de los Derechos Civiles y Políticos (ICCPR)‖ estadounidense. Otro avance de esta ―Declaración del Hacktivismo‖ consiste en diferenciar qué es hacktivismo y que no lo es. Ruffin afirma ―if someone wanted to call his or her actions digital disobedience, or cyber sit-ins, or anything else, that was fine with me. But invoking the term hacktivism was not ok‖ (Ruffin, 2004. P: 4). Distingue, por tanto, distintas prácticas de hacking, tales como la desobediencia civil o los ataques de denegación de servicio y entiende que esto no debe ser practicado por los hacktivistas. Existe, entonces, una manera ética de practicar el activismo a través del hacking y una manera incorrecta, en la que parece que todo vale. Es precisamente este punto al que se refiere Lizama cuando habla de hacktivismo digitalmente correcto. El tipo de hacktivismo que se estudia en la literatura sobre movimientos sociales tiene más que ver con el hacktivismo digitalmente incorrecto, a excepción de Anonymous. Lizama afirma: ―se trata de impulsar el nivel semántico como una nueva forma de protesta social y espacio para la comunicación alternativa; una estrategia que en parte responde al nivel de apropiación tecnológica de sus integrantes, quienes lejos de pertenecer a la élite hacker, están mayoritariamente integrados a los movimientos sociales de protesta‖ (Lizama, 2012. P: 217). 22 En este tipo de hacktivismo englobamos colectivos como electrohippies pero también colectivos que fomentan la comunicación alternativa, como Nodo50 o SinDominio. ANONYMOUS El que suscita mayor interés, es el del colectivo Anonymous. Llama la atención porque no se sitúa en ninguna de estas dos categorizaciones. En primer lugar, no cualquiera puede formar parte de Anonymous, ya que se requiere de un conocimiento informático específico que no todos los usuarios poseen. Desde este punto de vista, situaríamos a Anonymous en la categoría de hacktivismo digitalmente correcto. Sin embargo, el tipo de acciones que han llevado a cabo desde su origen han sido de distinta índole e incluyen prácticas del hacktivismo digitalmente incorrecto, así como en los últimos años del movimiento prácticas dirigidas a facilitar la defensa de los derechos civiles y de los derechos humanos, como se ha podido observar por ejemplo, en la respuesta del colectivo a los atentados de París. Gabriela Coleman, principal estudiosa del movimiento, describe perfectamente la evolución de Anonymous. Señala varios hitos fundamentales en la conformación y desarrollo del movimiento, de los que podemos extraer cuatro etapas fundamentales. La primera estaría ligada a la creación de la comunidad vinculada a acciones de troleo. Anonymous nace en el espacio virtual del imageboard 4chan.org. En principio, son una comunidad virtual que tiene comportamientos basados en el humor, compartiendo y creando memes, por ejemplo. Para señalar esta cuestión tan importante, Coleman afirma ―Trolling was coordinated on the Internet, often on the image board 4chan.org, for the sake of the lulz, that is, the laughs‖ (Coleman, 2013. P: 3). Las risas son importantes en el lenguaje de Internet, ya que aunque en principio, no reflejen nada político, en realidad ayudan a conformar grupos identitarios que participan en su comunidad virtual de manera horizontal y esto es un caldo de cultivo enorme para el surgimiento de prácticas activistas. Esto mismo sucede en el caso del crowdfunding continuamente, por ejemplo sucedió en la campaña ―Greek bailout fund‖, que obtuvo casi dos millones de dólares para liberar a Grecia de su deuda, cuando en origen era simplemente una broma de un chico inglés que se aburría con el telediario. En el caso de Anonymous, la práctica del troleo se extiende durante el periodo marcado por el primer hito del movimiento, el enfrentamiento con la Iglesia de la Cienciología en 2008. Este primer hito marca el proceso de Anonymous de pasar al mundo offline, definir su identidad y comenzar a 23 practicar el hacktivismo con el objetivo de la defensa de la libre circulación de la información y la libertad de expresión, es decir, es el momento en el que se vuelven activistas (Coleman, 2013. P: 5). Existiría una segunda etapa, en 2011, en la que Anonymous se alía con WikiLeaks y realizan su primera acción política de gran calado con su participación en los procesos de democratización de la Primavera Árabe, concretamente se habla de la acción sobre Túnez. Es precisamente en este momento cuando empiezan las detenciones de algunos hacktivistas de Anonymous. El movimiento descubre que tienen infiltrados y durante un momento reina el caos. En su etapa de reorganización, comienzan a realizar acciones en contra de la ley SOPA ―Stop Online Piracy Act‖ en 2012, así como acciones en contra de la ley ACTA ―Anti-Counterfeiting Trade Agreement‖. Hasta aquí, Coleman asevera continuamente que la característica principal de Anonymous es su imprevisibilidad, característica que se refleja igualmente en el crowdfunding. Se muestra preocupada al respecto, aunque afirma: ―Due to its lack of transparency, labyrinthine sociology and bountiful secrecy, Anonymous may not be the best model for democracy; in a few instances, operations creep uncomfortably close to vigilantism. It has, however, also revealed current impasses and limits to democracy, the sort of critique offered by Anonymous is an essential feature of the democratic process‖ (Coleman, 2013. P: 19). Es decir, Anonymous puede cruzar la frontera fácilmente de la defensa de las libertades a la vigilancia y la violación de la privacidad de los usuarios. No obstante, hasta ahora, sus acciones se han dirigido hacia la defensa de la libertad de expresión y de la libre circulación de la información. Tras los atentados de París, es posible que nos encontremos ante una nueva etapa del movimiento, donde imprevisiblemente de nuevo, los límites de las acciones hacktivistas se han expandido, preservando en este caso la defensa de los derechos civiles y más específicamente de los derechos humanos, lo cual liga perfectamente con la definición de hacktivismo propuesta por Ruffin. El por qué surge esta nueva etapa de Anonymous tras los atentados de París y no tras el atentado en la Universidad de Garissa, en Kenia, es ya otro debate que pasaría por plantearse si el hacktivismo surge de Occidente, promueve valores hegemónicos, es etnocentrista o está libre de estos adjetivos. 24 CONCLUSIONES La literatura sobre cultura digital deja muchas veces olvidado el elemento hacker. Sin embargo, a través de la observación del comportamiento del movimiento hacker y la ética que subyace al mismo, se pueden extrapolar una gran cantidad de rasgos coincidentes con la cultura digital. El crowdfunding es simplemente para este estudio una herramienta que permite identificar esos rasgos a través del análisis del discurso de promotores de proyectos, mecenas, inversores y plataformas, en general de las comunidades virtuales que se crean en torno a este fenómeno. Se defiende que estos rasgos coinciden con una forma de comportamiento del crowd en Internet y más específicamente, con los principios hackers que se manifiestan en el movimiento hacker. Se reivindica, por tanto, utilizar de referencia esta cuestión para explicar los fenómenos mediados por Internet y en lo que aquí atañe, en concreto, el crowdfunding. Por otro lado, en el debate sobre las nuevas movilizaciones sociales mediadas por lo digital, desde las menos tradicionalmente activistas, como las flash mobs, hasta las más coincidentes con la visión clásica de los movimientos sociales, como el 15M, se identifican rasgos similares en las nuevas formas de activismo. El rechazo a lo institucional, los procesos de horizontalidad en la toma de decisiones, la importancia de la forma en detrimento de la búsqueda de objetivos claros, entre otra buena cantidad de adjetivos, no son más que un reflejo de esta ética hacker. Así mismo, muchas de estas características se dan en el discurso subyacente al crowdfunding y por esta razón, porque el crowdfunding refleja aquellos rasgos que se están identificando en la literatura más actual sobre movimientos sociales, defiendo que el crowdfunding es activismo en sí. Desde luego, no es el activismo que refleja una movilización como el 15M y tampoco, el que refleja una flash mob. Sería más bien un activismo a medio camino entre estos dos conceptos. 25 BIBLIOGRAFÍA Alonso, L.E. (2000). Trabajo y posmodernidad: el empleo débil. Madrid: Fundamentos. Barlow, J.P. (1996). Declaración de independencia del ciberespacio (en línea). http://www.uhu.es/ramon.correa/nn_tt_edusocial/documentos/docs/declaracion_ independencia.pdf, acceso el 29 de Abril de 2016. Beck, U. (2003). La individualización. El individualismo institucionalizado y sus consecuencias sociales y políticas. Barcelona: Paidós. o Ibíd. (1998). ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo. Respuestas a la globalización. Barcelona: Paidós. Calvo, K., Álvarez, I. (2015). Limitaciones y exclusiones en la institucionalización de la indignación: del 15M a Podemos. Revista Española de Sociología, 24, 115-122. Castells, M. (2009). Comunicación y poder. Barcelona: Alianza Editorial. o Ibíd. (2012). Redes de indignación y esperanza: los movimientos sociales en la era de Internet. Barcelona: Alianza Editorial. Han, B. C., (2012). La sociedad del cansancio. Barcelona: Herder. Coleman, G. (2013). Anonymous in context: The politics and the power behind the mask. Internet Governance Papers, 3. Dahlberg, L. (2010). Ciber-Libertarianism 2.0: A discourse theory/critical political examination. Cultural Politics, 6 (3), 331-356. Himanem, P. (2002). La ética hacker y el espíritu de la era de la información. Barcelona: DestinoLibro. Lasén, A. (2006). Lo social como movilidad: usos y presencia del teléfono móvil. Política y Sociedad, 43 (2), 153-167. Lasén, A., Martínez de Albeniz, I. (2008). Movimientos, mobidas y móviles: un análisis de las masas mediatizadas. En Sádaba, I, Gordo, A. (eds.), Cultura digital y movimientos sociales. (pp.). Madrid: Los Libros de la Catarata. Lessig, L. (2009). El código 2.0. Madrid: Traficantes de Sueños. Lizama, J.A. (2012). Hackers: software libre y hacktivismo en la era de la información. Saarbrucken: Editorial Académica Española. Rheingold, H. (2002). Smart mobs: the next social revolution. Cambridge: Perseus Publishing. 26 Rheingold. Smart mobs: the next social revolution. 2002 Robertson, R. (2000). Glocalización: tiempo-espacio y homogeneidadheterogeneidad. Zona Abierta, 92-93, 213-249. Ruffin, O. (2001). Hacktivism: from here to there (en línea). http://www.arifyildirim.com/ilt510/oxblood.ruffin.pdf, acceso 2 de Abril de 2016. Sassen, S. (2004). Contrageografías de la globalización. Género y ciudadanía en los circuitos transfronterizos. Madrid: Traficantes de Sueños. o Ibíd. (2007). Una sociología de la globalización. Buenos Aires: Katz. Stallman, R. (2004). Software Libre para una sociedad libre. Madrid: Traficantes de Sueños. Wallerstein, I. (2005). Análisis de sistemas-mundo. Una introducción. México DF: Siglo XXI. 27