DESIGUALDADES SOCIOECONÓMICAS EN EL COMPORTAMIENTO SUICIDA EN EUSKADI: ¿ES EL GÉNERO IMPORTANTE?1 García Idoia1, 2 Martín Unai1, 3 1 Departamento de Sociología 2 – Universidad del País Vasco (UPV/EHU). 2 Programa Predoctoral de Formación de Personal Investigador no doctor del Gobierno Vasco. 3 Grupo consolidado Equidad, Salud Poblacional y Atención a la Cronicidad de Kronikgune. Centro de Investigación en Cronicidad. CONTACTO: [email protected] RESUMEN: INTRODUCCIÓN: Desde el análisis de Durkheim, el estudio de los condicionantes sociales del suicidio ha suscitado el interés, tanto en el ámbito de la Sociología de la Salud como en otras disciplinas afines a la Salud Pública. Sin embargo, gran parte de la literatura ha centrado su atención en los determinantes del suicidio medidos de forma agregada y son menos los estudios que han analizado las desigualdades sociales en el suicidio a partir de variables medidas a nivel individual. Además, aunque existe cierta evidencia sobre el impacto del nivel socioeconómico en la mortalidad por suicidio, son pocos los estudios que han analizado dichas diferencias entre hombres y mujeres, así como mediante el uso de otros indicadores, como la ideación o los intentos de suicidio. El objetivo del estudio es analizar el impacto del nivel socioeconómico en el comportamiento suicida (ideación y mortalidad) y las desigualdades entre mujeres y hombres para el caso de la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV). METODOLOGÍA: Se ha realizado un estudio transversal basado en los datos de mortalidad para el periodo 1996-2008 y la Encuesta de Salud del País Vasco del año 2007 (ESCAV´07). La variable dependiente ha sido el comportamiento suicida, medida tanto a través de la mortalidad por suicidio como de la ideación suicida, extraída a partir de la siguiente pregunta de la ESCAV´07:“En algún momento de su vida, ¿ha llegado a pensar seriamente en la posibilidad de suicidarse, de quitarse la vida?”. Como variables independientes se han utilizado el nivel de estudios y el nivel de privación del área de residencia, calculado a partir de un índice de privación que recoge y resume información sobre cinco variables socioeconómicas de la sección censal de residencia. Para la mortalidad, se han calculado tasas de mortalidad brutas y estandarizadas por edad y se han empleado también los riesgos relativos ajustados por edad. Para el caso de la ideación suicida, se han calculado odds ratios mediante modelos de regresión logística. Los análisis se han realizado de forma separada para mujeres y hombres. RESULTADOS: En el caso de la ideación suicida, el patrón social ha sido más claro en mujeres, ya que las de menor nivel de estudios y las residentes en áreas menos favorecidas han presentado un mayor riesgo. En el caso de los hombres, las diferencias no han sido significativas. La mortalidad, sin embargo, ha mostrado un claro patrón social en el caso de los hombres, en los que el riesgo de muerte por suicidio aumenta cuando disminuye el nivel de estudios o aumenta la privación del área de residencia. En el caso de las mujeres, el riesgo sólo ha sido significativamente mayor en el caso de las de sin estudios. CONCLUSIONES: Existen desigualdades sociales en el comportamiento suicida según el nivel de estudios y las características socioeconómicas del área de residencia. Además, el patrón social del comportamiento suicida mostró importantes diferencias entre hombres y mujeres. El modelo de masculinidad hegemónica y su interacción con el nivel socioeconómico puede ayudar a explicar estas diferencias. PALABRAS CLAVE: Suicidio, Género, Desigualdades socioeconómicas, Ideación, Mortalidad. 1 Esta investigación formó parte del trabajo de fin de máster en Salud Pública de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) durante el curso académico 2012-2013 de la autora principal de la comunicación. Los dos autores presentaron parte de los resultados en el IX Congreso Vasco de Sociología y Ciencia Política celebrado en Bilbao el 16 y 18 de julio de 2012. 1 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín INTRODUCCIÓN: Cada año mueren a causa del suicidio alrededor de un millón de personas en el mundo (WHO, 2012) siendo la cuarta causa de fallecimiento entre los 15 y 44 años. Sólo en Europa, cada año mueren 58.000 ciudadanos/as por esta causa, 7.000 más que por accidentes de automóvil (WHO; Ruiz-Pérez y Olry De Labry-Lima, 2006) y según las estimaciones para el año 2020, llegará a ser el 2,4% de la carga total de enfermedad (Bertolote, 2009). Si analizamos los datos por regiones, los países de la antigua Unión Soviética y Finlandia eran, en el año 2000, los que presentaban mayores tasas de suicidio (entre 51,6 y 28,4); Grecia, en cambio, tenía una de las más bajas (4,2) (Chishti et al., 2003; Ruiz-Pérez y Olry De Labry-Lima, 2006). Tanto en el caso del estado español (INE) como en la CAPV (Departamento de Sanidad, 2010; EUSTAT), desde los años 2008 y 2006 respectivamente, el suicidio es la primera causa externa de defunción; datos que muestran la actualidad y necesidad de seguir investigando este importante problema social y de salud pública (Barés et al., 2006; Li et al., 2011; WHO, 2012). Uno de los pioneros en el estudio del suicidio fue Émile Durkheim a finales del siglo XIX. El análisis de los datos de mortalidad por suicidio en 11 países de este sociólogo mostró el carácter social del suicidio. Durkheim explicó las diferencias en las tasas de suicidio de varias poblaciones y grupos sociales, dependiendo del nivel de cohesión y regulación social que existía en ellos (Durkheim, 1995 [1982]). Desde el análisis de Durkheim, el estudio de los condicionantes sociales del suicidio ha suscitado el interés, tanto en el ámbito de la Sociología de la Salud como en otras disciplinas afines a la Salud Pública, puesto que el suicidio es un fenómeno muy complejo que puede ir desde el simple pensamiento hasta el suicidio consumado, que está presente en todas las culturas, y cuyos condicionamientos van desde biológicos y psicológicos, hasta culturales, sociales y económicos. (Ruiz-Pérez y Olry De Labry-Lima, 2006). La literatura científica ha demostrado que, tanto los factores proximales como distales intervienen en este fenómeno y, por lo tanto, ambos han de ser tenidos en cuenta a la hora de tomar medidas para su prevención (Li et al., 2011). A pesar de ello, muchos de los estudios y la mayoría de las intervenciones para prevenir el suicidio han estado 2 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín centrados en los factores próximos y no en los potenciales efectos de intervenciones más amplias relacionadas con los factores socioeconómicos (Li et al., 2011). Además, aunque existe cierta evidencia sobre el impacto del nivel socioeconómico en la mortalidad por suicidio, son menos los estudios que han utilizado otras variables del proceso, como la ideación o los intentos de suicidio. Asimismo, aunque algunos estudios han analizado las desigualdades de género en la mortalidad por suicidio, son menos los que las han analizado en un marco integral de género y nivel socioeconómico. Teniendo en cuenta esta situación, la presente comunicación tiene como objetivo analizar las desigualdades socioeconómicas y de género en el comportamiento suicida (ideación y mortalidad) en la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV). Como objetivos secundarios se pretende: Analizar las desigualdades de género en el comportamiento suicida (ideación y mortalidad). Analizar las desigualdades por nivel de estudios y nivel de privación del área de residencia en la ideación y mortalidad por suicidio y su posible variación según edad en hombres y mujeres. METODOLOGÍA: Se ha realizado un estudio transversal descriptivo por medio de una metodología cuantitativa referido a la población de la CAPV durante el periodo 1996-2008. Las dos fuentes de datos principales han sido, por un lado, la Encuesta de Salud de la Comunidad Autónoma del País Vasco (ESCAV) del año 2007 y por otro lado, la Estadística de Defunciones llevada a cabo por EUSTAT (Instituto Vasco de Estadística). La ESCAV, cuya metodología ha sido descrita en detalle (Pérez et al., 2010) recoge información sobre el estado de salud, los determinantes sociales de la salud y la valoración y el uso de los servicios sanitarios de una muestra de la población de la CAPV residente en viviendas familiares. Esta encuesta consta de dos cuestionarios, uno que se recoge para todos los miembros de la familia (n=13.555) y otro al que 3 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín corresponden únicamente dos de cada tres miembros del hogar (n=7.410). De esta forma, para el análisis de la ideación de suicidio se ha contado con la muestra de la población del cuestionario individual, ya que la variable sobre ideación suicida se recoge en este cuestionario. En cuanto a los datos de mortalidad, en el análisis de las desigualdades según género y nivel de privación del área de residencia se han utilizado los datos de la Estadística de Defunciones de la CAPV llevada a cabo por EUSTAT. Concretamente se han utilizado los datos del año 2004 al año 2008, es decir, un total de 95.305 defunciones, 50.048 hombres y 45.257 mujeres. En el caso de las desigualdades según nivel de privación no ha sido posible utilizar las 71 defunciones (48 en hombres y 23 en mujeres) en las que no se ha podido asignar quintil de privación, es decir, el 0,07%. Este porcentaje de defunciones no asignadas a ningún quintil de privación ha sido mayor en el caso de las defunciones por suicidio 0,9%. En el caso de las desigualdades según nivel de estudios se han tomado los datos publicados por el Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco al respecto (Departamento de Sanidad, 2005). 4 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín Respecto a las variables, como variables resultado se han utilizado la ideación suicida y la mortalidad por suicidio. La ESCAV utiliza dos preguntas para medir la ideación suicida. En la primera de ellas se pregunta sobre la ideación suicida a lo largo de la vida, de la siguiente forma:”En algún momento de su vida ¿ha llegado a pensar seriamente en la posibilidad de suicidarse, de quitarse la vida?” (Respuestas posibles: Sí ó No). La segunda de las preguntas hace referencia a los últimos 12 meses. En esta investigación se ha utilizado la primera de dichas preguntas. En el caso de la mortalidad, se ha utilizado la variable causa de muerte. Esta variable se obtiene por medio de los partes de defunción rellenados por el/la médico/a cuando se produce una muerte. La mortalidad por suicidio ha sido definida a partir de la causa “suicidio o lesiones autoinflingidas” (dentro de las causas externas de mortalidad) cuya codificación según la 10ª edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades corresponde al código X60-X84. Como variables de ajuste y/o segmentación se han utilizado varias variables. En primer lugar, el nivel de estudios que se ha categorizado en cuatro grandes grupos: Sin estudios, estudios primarios, secundarios y universitarios. En segundo lugar, el nivel de privación del área de residencia, calculado a partir de un índice de privación que recoge y resume información sobre cinco variables socioeconómicas de la sección censal de residencia. Éste índice, desarrollado por el Departamento de Sanidad y Consumo del Gobierno Vasco en el marco del proyecto MEDEA (Borrell et al., 2009; Esnaola et al., 2010), está 5 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín formado por cinco quintiles (I, II, III,VI y V) y sintetiza información sobre cinco indicadores socioeconómicos recogidos en el Censo de Población y Viviendas del año 2001, concretamente los siguientes: 1-proporción de población en desempleo, 2proporción de personas con trabajos manuales, 3-proporción de población asalariada con trabajos eventuales, 4-proporción de población con instrucción insuficiente y 5proporción de población joven con instrucción insuficiente. Por último, la edad, que ha sido introducida como variable continua a la hora de ajustar los modelos y categorizada para el análisis de la ideación y de la mortalidad. Para finalizar, en relación al análisis estadístico, en el caso del análisis de la ideación suicida, se han calculado los porcentajes estandarizados por edad de dicha variable. Asimismo, de cara a estimar la magnitud de dicha asociación y de ajustarla por la edad, se han calculado odds ratios mediante modelos de regresión logística. En el caso de la mortalidad, se han calculado las tasas brutas y tasas estandarizadas por edad para el periodo 2004-2008 por nivel de privación del área de residencia segmentado por sexo. En el caso de las desigualdades en la mortalidad por nivel de estudios, se han tomado los riesgos relativos publicados por el Departamento de Sanidad (Departamento de Sanidad, 2005). Para la estandarización por edad se ha empleado la población de la CAPV del año 2001. Se han utilizado elevadores calculados de la encuesta y en el cálculo estadístico se ha utilizado el programa SPSS Statistics 20. RESULTADOS: En el apartado de resultados, en primer lugar, se analizan las desigualdades en la ideación de suicidio, por género, nivel de estudios e índice de privación del área de residencia. En segundo lugar, se analizan las desigualdades en la mortalidad por suicidio por género, nivel de estudios e índice de privación del área de residencia. 6 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín 1- Desigualdades en la ideación de suicidio El porcentaje de personas de la CAPV que ha pensado alguna vez en quitarse la vida es bajo. Las mujeres tienen un ligero porcentaje mayor de ideas suicidas (4,64%) que los hombres (3,89%) tras estandarizar por edad, aunque estas diferencias no son significativas (ideación suicida en mujeres ajustado por edad: OR= 1,21 IC95% 0,961.53). La ideación de suicidio disminuye a medida que aumenta la edad, mostrando un claro patrón en el caso de las mujeres (Gráfico 1). En el caso de los hombres este patrón no es claro. Entre éstos, el grupo de edad con mayor prevalencia de ideación de suicidio es el de 30-44 años, y tanto en este grupo de edad, como entre los de 65 y más años, los hombres superan en ideación a las mujeres (Gráfico 1). 7 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín Por nivel de estudios, las personas sin estudios son las que mayor prevalencia de ideas suicidas tuvieron. En el caso de los hombres se observa un patrón claro, aunque no es significativo (Tabla 3, Gráfico 2). En el caso de las mujeres el patrón no es tan claro como en los hombres, aunque las OR de las mujeres son mayores, lo que indica que el impacto del nivel de estudios en la ideación de suicidio es mayor en las mujeres. Las mujeres sin estudios tienen hasta tres veces más de ventaja que las mujeres universitarias de tener ideas de suicidio (OR= 3,56 IC95% 1,21-10,41) (Tabla 3, Gráfico 3). 8 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín Por índice de privación del área de residencia, en el caso de las mujeres no se observa un patrón claro. Las mujeres residentes en zonas con mayor privación (área de residencia número 5) tienen el doble de ventaja que las residentes en áreas más ricas de tener ideación suicida (OR=2,03 IC95% 1,09-3,80) (Tabla 4, Gráfico 5). En cuanto a los hombres, se observa un patrón contrapuesto (Tabla 4, Gráfico 4). 9 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín 2- Desigualdades en la mortalidad por suicidio En Euskadi se produjeron 839 suicidios (625 hombres y 214 mujeres) en el periodo 2004-2008, por lo que las tasas de suicidio fueron 13,34 en hombres y 4,06 en mujeres (Tasas estandarizadas por edad por cada 100.000 habitantes). 10 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín Por grupos de edad, los hombres tienen mayor mortalidad por suicidio que las mujeres en todos los grupos de edad y en el caso de éstos se observa un patrón claro. A medida que aumenta la edad, aumenta el número de suicidios en hombres (Gráfico 6). Entre las mujeres no existe un patrón claro. En cuanto a la magnitud de las diferencias, el gradiente por nivel de estudios es claro y significativo en el caso de los hombres, tanto entre los de 20 a 64 años como entre los de 65 años y más. A medida que disminuye el nivel de estudios, aumenta el riesgo de mortalidad por suicidio. Los hombres de 25 a 64 años sin estudios o con estudios primarios tienen más del doble de riesgo que los universitarios de suicidarse (estudios primarios RR= 2,22 IC95%1,55-3,20 y sin estudios RR= 2,51 IC95% 1,32-4,74) (Tabla 5, Gráfico 7). En el caso de los hombres sin estudios de 65 años o más, el riesgo de mortalidad por suicidio es hasta casi cuatro veces mayor que para los hombres universitarios de la misma edad (RR: 3,91 IC95% 3,13-7,18) (Tabla 5, Gráfico 8). 11 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín 12 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín En el caso de las mujeres se observa un patrón entre las de 65 años o más, aunque no es significativo. Entre las más jóvenes (20-64 años), en cambio, el patrón no es claro. El riesgo de mortalidad por suicidio en mujeres de 20 a 64 años sin estudios es más del doble que entre las mujeres universitarias de la misma edad (RR: 2,58 IC95% 1,10-6,01) (Tabla 5, Gráficos 9 y 10). 13 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín Por último, en cuanto al nivel de privación del área de residencia, en el caso de los hombres, existe un gradiente para el periodo de años estudiado (2004-2008). A medida que aumenta el nivel de privación del área de residencia, aumenta también la tasa de mortalidad por suicidio (Tabla 6, Gráfico 11). En el caso de las mujeres, no se aprecia ninguna tendencia en la mortalidad por índice de privación de la zona residencial. Aunque lo más destacable es la diferencia en las tasas de mortalidad entre hombres y mujeres (Tabla 6, Gráfico 11). 14 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín 15 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN: En la CAPV existen desigualdades de género en el comportamiento suicida. Se encontraron patrones diferentes para hombres y mujeres por nivel de estudios y nivel de privación del área de residencia, tanto en la ideación como en la mortalidad por suicidio. La ideación suicida fue ligeramente mayor en el caso de las mujeres que entre los hombres, especialmente entre las más jóvenes (de 16 a 29 años), aunque no de forma significativa. Además, el patrón social fue más claro en mujeres, ya que las de menor nivel de estudios y las residentes en áreas menos favorecidas presentaron una mayor ventaja, mientras que en el caso de los hombres, aunque se encontró un claro gradiente, tanto para el nivel de estudios como para el nivel de privación del área de residencia, las diferencias no fueron significativas. La mortalidad mostró un patrón contrapuesto al observado en la ideación de suicidio, ya que las tasas de mortalidad por suicidio de los hombres eran mayores que las de las mujeres. Se observó un claro patrón social entre los hombres, en los que el riesgo de muerte por suicidio aumentaba cuando disminuía el nivel de estudios o aumentaba la privación del área de residencia. En el caso de las mujeres, el riesgo sólo fue significativamente mayor en el caso de las de sin estudios. Si relacionamos los resultados encontrados en esta investigación con otros estudios podemos ver que los valores estimados para el número de personas que ha pensado alguna vez en la vida en el suicidio para Europa y a escala mundial son del 7,8% y del 9,2% respectivamente (Gabilondo et al., 2007). También se ha descrito en la bibliografía que en los últimos años las tasas de suicidio en el estado español han experimentado uno de los incrementos mundiales más importantes (Chishti et al., 2003; Gabilondo et al., 2007) Como hemos visto, en el caso de la edad existe un patrón contrapuesto. La ideación de suicidio es mayor entre las personas jóvenes, y especialmente entre las mujeres, y en cambio, la mortalidad se da más entre las personas de mayor edad, concretamente en los hombres. Además, estos dos patrones en la ideación y mortalidad con respecto a la edad, no afectan solamente a las personas de edades extremas, es decir, a los jóvenes y a los 16 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín mayores, sino que siguen un gradiente. A medida que disminuye la edad, aumenta el porcentaje de mujeres con ideación suicida, y a medida que aumenta la edad, aumenta el número de hombres fallecidos por suicidio. En la bibliografía consultada ya se ha descrito la edad como una de las variables socio-demográficas más importantes en el estudio del suicidio (Granizo et al., 1996; Morant et al., 2001). Los individuos más jóvenes son los que mayor riesgo tienen de elaborar ideas o planes de suicidio. Las investigaciones hechas con adolescentes muestran que las mujeres presentan ideas, planes e intentos de suicidio antes que los adolescentes varones de la misma edad, aumentando más rápidamente el riesgo de padecer trastornos psiquiátricos o sintomatología depresiva para las chicas en la adolescencia temprana que para los chicos (Boeninger et al., 2010). Asimismo ha sido probada la asociación entre las relaciones entre compañeros/as y la presencia de ideación y/o intentos de suicidio. Factores como el sentimiento de soledad, la falta de amigos/as o ser víctimas de intimidación estarían relacionados con la aparición de comportamientos suicidas (Cui et al., 2010). En cuanto a la mayor mortalidad en edades avanzadas, es un hecho que ya ha sido descrito para el estado español (Abellán, 2005) y supone un riesgo mayor en diferentes países europeos (WHO, 2012). Junto con la edad, el sexo es uno de los factores predictores más importantes en la conducta suicida. Una de las principales conclusiones de la investigación es que existen diferentes patrones en el comportamiento suicida entre hombres y mujeres. El riesgo de ideación o plan suicida entre la población de la CAPV es ligeramente mayor entre las mujeres que entre los varones. En este hecho podría influir que los problemas de salud mental afectan más a las mujeres que a los hombres, lo que está relacionado con diferentes cuestiones: la responsabilidad del cuidado de las personas, la violencia de género, la carga familiar, las restricciones en la vida social y familiar, la situación laboral... lo que hace que en el estado español las mujeres tengan 2,8 veces más probabilidad que los hombres de tener trastornos del estado de ánimo (Ministerio de Sanidad y Consumo, 2007). Sin embargo, si observamos las muertes por suicido, las tasas de los hombres fueron mucho mayores que las de las mujeres. Igual que sucede en el estado español, donde ocho de cada diez personas que se suicidaron fueron hombres, en la CAPV también existe una acentuada sobremortalidad masculina (INE). Esta mayor intención suicida en las mujeres pero su menor materialización respecto a los hombres ya ha sido descrito en otros estudios (Hawton, 2000; Canetto, 2008; Martín et 17 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín al., 2010) y ha sido relacionado con diversas causas: los factores relacionados con el rol tradicional masculino (Houle et al., 2008), la menor probabilidad de que los hombres acudan a la ayuda profesional ante un problema de salud mental, la diferente influencia de los factores socioeconómicos, el consumo diferenciado de alcohol y otras sustancias entre hombres y mujeres, la mayor letalidad de los métodos utilizados o las diferencias en la red social de apoyo (Hawton, 2000; Möller-Leimkühler, 2003; Gabilondo et al., 2007; Martín et al., 2010). En el caso de las mujeres, las tasas de mortalidad aumentan muy poco con la edad, incluso en los años finales de la vida, lo que ha sido relacionado con la importancia de los diferentes papeles sociales y laborales que desempeñan tanto los hombres como las mujeres a lo largo de la vida. Las tareas reproductivas, de cuidado de hijos/as y del hogar podrían haber permitido a las mujeres mantener más relaciones sociales de amistad y de vecindad (Abellán, 2005), que serían factores protectores frente al estrés agudo y crónico, y por lo tanto, ello conllevaría un menor riesgo de conducta suicida (Abellán, 2005). A nivel nacional e internacional, también se han descrito diferencias por sexo en los métodos de suicidio utilizados (Morant et al., 2001; Baumert et al., 2008; Fageda et al., 2009) lo que podría ayudar a entender el diferente patrón de hombres y mujeres en torno al comportamiento suicida, ya que los varones utilizan medios más violentos que las mujeres (Abellán, 2005). Es posible que el procedimiento diferente entre sexos empleado en el acto suicida esté relacionado con el mayor número de tentativas de suicidio fracasadas para las mujeres. Por cada suicidio en grado de tentativa en España hay 23 suicidios consumados en hombres y seis entre mujeres (Abellán, 2005). Todo esto muestra la importancia del género como factor importante de desigualdades en el comportamiento suicida. En cuanto al nivel de estudios, también está relacionado con el riesgo de suicidio. Como hemos visto, existe un claro gradiente en el caso de la mortalidad para los hombres. A medida que disminuye el nivel de educación, aumenta el riesgo de mortalidad por suicidio tanto entre los de 20-64 años como entre los hombres de 65 y más años. También destaca el alto porcentaje, tanto de ideación como de mortalidad, entre las mujeres sin estudios. Tener un nivel educativo alto podría reducir el riesgo de suicidio al proveer de un mayor sentido de auto-control, acceso y contacto con otros grupos sociales, empleo y mejora del capital social [Denney et al., 2009]. 18 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín Por último, se han observado desigualdades en el nivel de privación. A pesar de los numerosos estudios que se han realizado sobre el suicidio teniendo en cuenta las desigualdades sociales, son pocos los que han utilizado una variable ecológica, como son el área de residencia, las secciones censales o los distritos de las ciudades. A pesar de ello, los estudios, tanto internacionales (Burrows y Laflamme, 2006; Cohen et al., 2010) como nacionales (Borrell et al., 2002; Nolasco et al., 2004; Esnaola et al., 2010), han identificado factores asociados con las tasas de suicidio en diferentes áreas geográficas como son la fragmentación social (anomia) y desintegración, niveles de religiosidad, indicadores de posición socioeconómica de los residentes, niveles de desempleo y áreas de privación (Agerbo et al., 2007). Existen dos principales explicaciones para la asociación encontrada en estos estudios ecológicos: a) En primer lugar, pueden ser el resultado de las altas concentraciones de individuos a riesgo en ciertas áreas en particular. Por ejemplo, la asociación con la fragmentación social puede ser debida a que las personas en situación de mayor riesgo de suicidio (más vulnerables) se acumulen es estas áreas debido a la disponibilidad de viviendas de bajo coste o el anonimato que ofrecen estos lugares. b) Por otro lado, también podría deberse al efecto real que pudiera tener el lugar de residencia en el riesgo de suicidio (efecto contextual). Por lo tanto, la generación de riesgo puede deberse tanto al efecto directo que tiene el lugar de residencia en la probabilidad de la conducta suicida, como a las características y condiciones de estas áreas menos propicias para la prestación de servicios de apoyo para el individuo en riesgo. Estas dos vías aumentarían el riesgo de suicidio (Agerbo et al., 2007). Como hemos visto, son muchos los factores que influyen en las tasas de suicidio: factores contextuales, colectivos, el acceso a tratamiento psiquiátrico, actitudes públicas hacia el suicidio, disponibilidad de la fuerza letal… y todos ellos van a influir en la aparición y el aumento del número de suicidios. 19 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? Idoia García, Unai Martín En cuanto a las limitaciones del presente estudio, una de las más importantes se encuentra en la obtención o recogida de datos, tanto en el caso de la ideación suicida, como en el de la mortalidad por suicidio. En cuanto a la dificultad de estimar las cifras reales de la ideación de suicidio, hay que tener en cuenta que la información disponible para el análisis de las desigualdades sociales en salud en la CAPV está basada en las Encuestas de Salud. El suicidio, igual que las enfermedades mentales, a día de hoy, siguen estando estigmatizadas y penadas socialmente, lo que ocasiona a quienes las padecen estigma social y castigo, lo que podría influenciar en su notificación. En esta línea, hay que mencionar también la poca validez de la pregunta sobre ideación de suicidio. En cuanto a la mortalidad, nos podemos encontrar con dos tipos de limitaciones. Por una parte, la mala tipificación en el caso de las muertes por suicidio (sobreestimación de otras causas o subestimación del suicidio); y por otra, la poca exhaustividad de los datos socioeconómicos recogidos mediante los Registros de Mortalidad. Otra limitación podría ser la influencia en el análisis de la inestabilidad de los datos, debido, por un lado, a que la tasa de mortalidad por suicidio en alguno de los subgrupos es demasiado pequeña; y por otro lado, a que el porcentaje de respuestas afirmativas en torno a la pregunta acerca de la ideación suicida en las Encuestas de Salud es muy bajo. A pesar de las limitaciones, el presente estudio también tiene puntos fuertes. Uno de ellos se encuentra en el análisis combinado del suicidio; es decir, el estudio no sólo de las muertes, sino también de la ideación o pensamientos en torno a este tema, además de la utilización de variables tanto socioeconómicas como individuales. Por otro lado, para poder implementar estrategias de prevención es necesario conocer con detalle la distribución social, temporal y espacial de la mortalidad del suicidio, así como el impacto de algunos de los factores más relacionados, como son la edad y el género, aspectos que se han tenido en cuenta en el presente estudio. Como ya se ha indicado anteriormente, los factores de riesgo del suicidio son numerosos y diversos, y pueden estar interrelacionados entre ellos. El conocimiento de estos determinantes y el estudio de su influencia son necesarios para el diseño de las intervenciones para prevenir el suicidio. Además, pueden contribuir a la elaboración de un perfil de riesgo sobre el que aplicar estrategias de prevención de la conducta suicida. Los resultados de esta investigación, por tanto, pueden tener implicaciones 20 Desigualdades socioeconómicas en el comportamiento suicida en Euskadi: ¿es el género importante? 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