REPÚBLICA ARGENTINA VERSIÓN TAQUIGRÁFICA CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN REUNIÓN DE LA COMISIÓN DE SISTEMAS, MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN Salón “Eva Perón” — H. Senado de la Nación 23 de noviembre de 2010 Presidencia de la señora senadora Estenssoro 23/11/2010 Pág. 2 — En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el Salón Eva Perón del Honorable Senado de la Nación, a las 10.03 del martes 23 de noviembre de 2010: Sra. Presidenta (Estenssoro). — Vamos a dar inicio a la reunión prevista para el día de la fecha. El señor senador Marino y quien les habla, en nombre de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión, quisimos comenzar el tratamiento de los seis proyectos que se han presentado en esta Comisión no sólo a lo largo de este año, sino también en años anteriores para regular la publicidad oficial. Se trata de un tema que ha cobrado especial relevancia en los últimos siete años por el aumento bastante extraordinario que ha tenido el gasto de la publicidad oficial. Respecto de las cifras, la verdad es que es difícil evaluar cuáles son los números finales porque hay mucha asignación de partidas en este tema. Por un lado, está la información de la Jefatura de Gabinete y de la Secretaría de Medios que muestra que desde el año 2003, en ese momento, la publicidad oficial que se distribuía a través de la Secretaría de Medios era de 23 millones y en el 2011 alcanzaría 428 millones. Sería un incremento del 337 por ciento. Sin embargo, hemos ido relevando otra información a través de diarios y distintas especialistas que hacen otro seguimiento, me refiero a un análisis más fino, y muestran que la publicidad oficial en el año 2009 —son los datos oficiales de la publicidad oficial— alcanzó 829 millones de pesos. Si se le suma el Fútbol para Todos sería una erogación de 1.429 millones de pesos. Asimismo, deseo mencionar que ha habido casos con sentencia judicial. En este sentido, señalo que tanto el diario Río Negro como la Editorial Perfil han tenido sentencia judicial de la Corte Suprema de Justicia por discriminación en el otorgamiento de la publicidad oficial. La Relatoría para la Libertad de Expresión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ya ha señalado reiteradamente que el uso de la publicidad oficial también puede ser una manera de censura indirecta: se castiga a quienes son críticos a los gobiernos retaceándoles este tipo de financiamiento, que es la publicidad —porque para los medios la publicidad oficial es un medio de financiamiento— y, de alguna manera, se favorece a una prensa más obediente y sumisa. Entonces, también analizaremos ese aspecto de si la publicidad oficial en la Argentina está operando como un instrumento de censura indirecta. Hoy tendremos una jornada en dos partes. En la primera parte, le pediremos al señor Martín D’ Alessandro, a la señora Rabinovich y a la señora Pomares que hablen sobre este tema. Vamos a analizar los proyectos que se han presentado; todos giran en torno a cuatro ejes: primero, definir qué es y qué no es la publicidad oficial. Nos parece que hay como una confusión entre la publicidad oficial y la propaganda del partido de gobierno, es decir, la diferencia entre la publicidad oficial, que es información útil que debe recibir el ciudadano, y otro tipo de propaganda que, en realidad, no es un servicio real para la ciudadanía. Queremos que se realice este tipo de análisis sobre —los proyectos de ley tienen que ver con esta cuestión— qué es y qué no es la publicidad oficial. El otro tema se refiere —es el núcleo del fallo de la Corte Suprema en el caso “Perfil” — a cuáles son los criterios de asignación de la publicidad oficial. ¿Debe seguir los mismos lineamientos que para la distribución o asignación de la publicidad comercial privada o tienen que ser criterios especiales? Asimismo, encontramos la cuestión relacionada con cuáles son las restricciones de la 23/11/2010 Pág. 3 publicidad oficial, los “no”, las prohibiciones para que no sea utilizada como una herramienta de censura. Por último, existe un tema más específico de un proyecto de ley que hemos presentado con senadores de distintos partidos, casi la integridad del bloque radical me acompañó en esto. Se trata de una iniciativa para regular la publicidad oficial especialmente en períodos de campaña electoral. Va a ser un tema crítico el año que viene ya que la nueva ley electoral pone enormes restricciones para los partidos, para el acceso a medios audiovisuales que, como todos sabemos, es la publicidad que más impacto tiene durante una campaña electoral. Mientras no sea regulado de la misma manera la publicidad oficial, habría una competencia desleal. Estos son algunos de los temas de los que vamos a hablar, también de la autoridad de aplicación que es el tema fundamental, así que esperamos que nuestros expositores nos ilustren sobre estos temas. En primer lugar va a hacer uso de la palabra Martín D´Alessandro. – Se lee una breve reseña de su currículum vitae. Sra. Presidenta. – Tiene la palabra el señor senador Marino que desea realizar una breve introducción. Sr. Marino. – Buenos días. Creo que ha sido muy clara la senadora Estenssoro, ya cuando debatimos la Ley de Medios hicimos el pedido expreso de que debatamos la publicidad y la pauta oficial. El compromiso del Frente Para la Victoria fue que inmediatamente después nos pondríamos a debatir una ley que le dé un marco regulatorio al tema, pero, hasta ahora, bien gracias. Hay que hacer un gran debate sobre este tema, con diversidad de opiniones que es lo que enriquece y fortalece este tipo de leyes. Cuando hablamos justamente de leyes, que tienen mucho que ver con la libertad de expresión porque, como bien lo decía María Eugenia, la publicidad o pauta oficial genera prensa amiga o enemiga, genera compromisos y a veces genera que se termine la libertad de prensa empiece la libertad de empresa. Creo que esas son cosas que debemos modificar. Si uno mira en los últimos cinco o seis años cómo se distribuyó esa pauta oficial, se ve a las claras que hay favores y medios que funcionan de una manera por algo y otros a los que se tilda de estar en contra del gobierno. Yo no creo que sea así, simplemente creo que son medios que reflejan la realidad de lo que ocurre en el país. Esa es la verdadera libertad de prensa o la verdadera libertad de expresión o, por lo menos, la posibilidad de que haya pluralidad de voces en los canales de televisión, las radios y los diarios. También hay que hablar de los medios estatales. Ese es otro gran tema. Otro gran tema es el Futbol Para Todos que, en principio iba a ser gratis y ahora muestra lo que decíamos: que no es gratis y que el Estado ha sido ineficiente a la hora de vender publicidad porque con Futbol Para Todos solamente llevamos recaudados algo así como 3 millones y medio de pesos sobre un gasto que supera los 800. Con lo cual, con mirar un partido de futbol uno se da cuenta de cuál es la publicidad. Bienvenidos y vamos a tratar de desasnarnos con lo que nos expongan. Sra. Presidenta. – Tiene la palabra el señor D´Alessandro. Sr. D´Alessandro. – Muchas gracias. En primer lugar, gracias por la invitación. Voy a tratar de desarrollar brevemente cuatro argumentos sobre la publicidad oficial basados en la teoría de la democracia y enfocados en la cuestión de la calidad de la democracia. Un primer argumento, relativo a la relevancia de la información; el segundo argumento, relativo al control de la publicidad oficial; el tercero que plantea un problema en 23/11/2010 Pág. 4 la definición de los contenidos de la publicidad oficial y el cuarto, acerca de la cantidad y de los mecanismos de distribución de la publicidad oficial. Acerca de la relevancia democrática de la información, esto es bastante conocido. El acceso a la información plural está presente en todas o casi todas las definiciones de democracia que existen en el mundo, de la misma manera que el acceso al voto, la libertad de expresión y la posibilidad de asociarse en agrupamientos partidarios están presentes en las democracias. No solamente me parece importante el acceso a la información, sino también la calidad de esa información. En este sentido la calidad de información pública repercute directamente sobre la calidad de la democracia porque la información es un insumo fundamental para ejercer las tres ventajas que los regímenes democráticos tienen por sobre los regímenes autoritarios: una, elegir entre alternativas de política pública; dos, controlar a los gobernantes y tres, controlar colectivamente su destino. Esta visión que estoy presentando acerca de la importancia de la calidad de la información está basada en una concepción que acentúa la necesidad del respeto de la ciudadanía de los adultos iguales o capaces de tomar decisiones autónomas e informadas. Esto se diferencia de otras concepciones de la democracia que entienden a la ciudadanía –sobre todo a partir del auge de los medios de comunicación– como una masa maleable y posible de ser manipulada. En el aspecto normativo, yo entiendo que, sobre todo a la hora de legislar, hay que poner el acento en la ciudadanía como un conjunto de seres adultos capaces de tomar decisiones de manera autónoma. Si esto es así, la información pública que circula tiene dos condicionantes importantísimos. Por un lado, las condiciones de producción y emisión de la información pública y, por otro lado, las condiciones de recepción. De la segunda no nos vamos a ocupar porque depende lógicamente de que la ciudadanía logre, en su mayor parte, estándares de vida y necesidades básicas satisfechas como para poder tomar decisiones y esto responde a una serie de problemas económicos y sociales que no podemos abordar acá. Lo que podemos abordar acá es la primera pata que tiene que ver con la información y cuáles son las condiciones de producción y, sobre todo, las condiciones de emisión de la información pública. Y esto es importante porque la regulación que el estado puede hacer de esa información es la herramienta principal de las condiciones de emisión. Por lo tanto, la regulación y el control que el Estado haga de la información pública y la publicidad oficial es un tema esencial, no solamente para controlas los abusos de un gobierno, sino para tratar de mejorar la calidad democrática en términos sistémicos de un país. Esto tiene, a mi modo de ver, tres imperativos importantes que son: evitar las interferencias del gobierno en cuanto a la libre difusión de análisis, opiniones o personas que transmiten información, análisis u opiniones; en segundo lugar la necesidad de un trato respetuoso o imparcial por parte de las autoridades gubernamentales a partidos y candidatos y, en tercer lugar, menos obvio, es que la idea que el partido de gobierno tiene una gran ventaja por sobre los otros partidos y, por lo tanto habría que tratar de orientar la información pública tratando de compensar esta ventaja o privilegio que tiene el partido de gobierno. Dicho esto me paso al segundo argumento que es la cuestión que se desprende de lo anterior del control que se puede hacer no solamente del gobierno, sino de cómo se distribuye la información y la publicidad oficial más específicamente. En este punto hay básicamente dos concepciones acerca de qué es la democracia y tienen implicancia en cuanto a lo que es la publicidad. Y existen no solamente en la teoría de la democracia sino también en las 23/11/2010 Pág. 5 opiniones que hay en nuestro país acerca de qué es una democracia y pueden dificultar mucho el trámite de proyectos como los que se pretende debatir. En primer lugar, hay una concepción mayoritaria en cuanto a lo que es la democracia. Poniendo el acento en que el gobierno tiene que gobernar, desde este punto de vista no tiene mucho sentido que la minoría que perdió las elecciones tenga que controlar lo que decidió la mayoría en las urnas. ¿Por qué el gobierno debería tener algún tipo de obstrucción en la forma, en el estilo que tiene de gobernar o en la información y los modos de su distribución? Desde este punto de vista el control de la publicidad oficial no tiene mucho sentido. Pero sin embargo hay una segunda concepción acerca de la democracia que es un poco la visión más liberal, republicana, que tiene que ver con la desconfianza hacia el gobierno; no hacia este en particular, sino hacia el poder público y las posibilidades de abuso. Desde este punto de vista se establecen mecanismos de control para tratar de limitar los potenciales o eventuales abusos que pueda hacer el gobierno en un montón de áreas de su potestad. La Constitución Argentina se enmarca en esta segunda concepción de la democracia, es decir, en aquella que establece límites, a pesar de que hay tradiciones políticas de larga data en nuestro país que son más proclives a la primera. Y a partir de esto el control de la publicidad oficial resulta ser un mandato constitucional. En segundo lugar, además de esto, en Argentina el Poder Ejecutivo tiene, en términos comparados con otros países, un poder discrecional enorme. Como decía Carlos Nino, a veces a la Argentina se la etiqueta como un hiperpresidencialismo, donde el presidente tiene un excesivo poder. Evidentemente, y como consecuencia de esto, el partido de gobierno tiene muchísimas ventajas sobre las demás opciones políticas. Y a nivel provincial esto se acentúa mucho más. Si esto es así, creo que en el tema de la publicidad oficial hay que privilegiar y fortalecer las instancias de control, los contrapesos del Poder Ejecutivo. Lógicamente, por un lado, los jueces; pero más específicamente en este tema que nos convoca hoy, el Congreso, que es el típico freno del Poder Ejecutivo en el presidencialismo, y la oposición, que es el típico freno el parlamentarismo; y en tercer lugar, una opinión pública independiente y autónoma. ¿Cómo traducir esto operativamente? Como está expresado en algunos de los proyectos que hemos leído, el control de la publicidad oficial a mi modo de ver no solamente debiera estar en un organismo independiente del Poder Ejecutivo, sino preferentemente en uno que dependa del Poder Legislativo y, de ser posible, en manos de la oposición. Ahora bien, en la democracia es importante controlar a los gobernantes pero también a los que controlan a los gobernantes. Y en este sentido me parece que el siguiente paso inevitable es que la legislación contenga criterios muy claros acerca de cómo controlar al Poder Ejecutivo. Esto me lleva a mi tercer argumento que es qué dirección debieran seguir esos criterios. En términos generales, en cuanto a los contenidos y la distribución de la información política, que es aquella que tiene que ver con los asuntos del Estado, a mi criterio la visión liberal es la más adecuada. Esto quiere decir poner mucho énfasis en que el partido de gobierno no saque ventaja de su situación privilegiada. Y además, que el Estado está obligado a ser neutral en este sentido. Entonces, si el objeto de la publicidad oficial es divulgar un estado de cosas, que es algo distinto de la propaganda política que supone atraer adeptos, compradores o la 23/11/2010 Pág. 6 propagación de una determinada doctrina o parcialidad, entonces parecería bastante evidente que su único motivo debería ser la transmisión de información políticamente neutral, es decir, campañas informativas o prevención ante catástrofes y epidemias, difusión de programas sociales y de cronogramas electorales, etcétera. Sin embargo, esto a mi criterio tiene un límite democrático. La visión exclusivamente liberal tiene un límite democrático que es el siguiente. Los gobernantes tienen el derecho y también la obligación de rendir cuentas de sus actos y de sus decisiones políticas frente a la ciudadanía. Una democracia de calidad y una ciudadanía adulta facilitan estos mecanismos de rendición de cuentas. Los politólogos hablamos de los mecanismos de accountability, que es una palabra en inglés que apunta a esta idea de que los representantes deban rendir cuentas ante los representados. Una democracia de calidad y una ciudadanía adulta lo que tratan de hacer es facilitar mecanismos de rendición de cuentas. Y en este sentido, acotar la publicidad oficial a información que sea políticamente neutral limita la rendición de cuentas que los ciudadanos pueden pedir o exigir a sus representantes. Esto plantea un problema para el que no tengo una respuesta, que es el típico dilema democrático: cómo hacer para dar herramientas para que un gobierno gobierne eficazmente, o en este caso particular que nos trae aquí, para que un gobierno informe eficazmente acerca de las decisiones -incluso las políticas- que toma. Porque de eso dependen la rendición de cuentas y que la ciudadanía pueda controlarlos. Pero al mismo tiempo, evitar que ese gobierno abuse de su poder o de la información que brinda, es decir, que haga propaganda en lugar de publicidad oficial, aun sobre decisiones políticas. Creo que esto es un problema. No tengo la respuesta, pero habría que tenerlo en cuenta. Siguiente argumento sobre la cantidad y distribución. Hemos hablado sobre la importancia de la información, la importancia del control, los contenidos y finalmente ahora desarrollo un argumento sobre la cantidad y la distribución. Este, obviamente, es un tema tan importante como el de la calidad de la información y el de los contenidos. Porque aquí se pone en juego la posibilidad de desbalancear la información y de afectar negativamente la calidad de la democracia. Y además, la cuestión que ha sido bien trabajada seguramente por quienes hablarán después de mí: la censura indirecta y el control indirecto de los periodistas. Acá quiero traer otro problema. El tema de la libertad de expresión como un elemento importante para la calidad de la democracia no se agota solamente en poner límites al gobierno. En esta cuestión y en la de la información pública también debiera tenerse en cuenta, a mi criterio, una visión más amplia que comprenda un acceso efectivo, democrático e igualitario a los medios por parte de la ciudadanía; es decir, esto que últimamente se conoce como “la pluralidad de voces”. El Estado debería garantizar la pluralidad de voces e intervenir para evitar la concentración de las opiniones. Ahora bien, ir en la dirección de la pluralidad de voces, por supuesto no implica, en primer lugar, cuestionar ninguna de las otras voces ni se puede, en segundo lugar, ir en la dirección de la pluralidad de voces tratando de multiplicar hasta el infinito la propia voz, mucho menos la propia voz del gobierno. En este sentido, creo que lo que debería contemplar la legislación —está presente en alguno de los proyectos— es una delimitación muy clara de los objetivos del gobierno en cuanto a la difusión de la publicidad oficial. Hay que diferenciar muy claramente lo que es publicidad oficial, es decir, poniendo énfasis en el contenido que se quiere transmitir y cómo se distribuye esta información, obviamente teniendo en cuenta parámetros técnicos de cuánta 23/11/2010 Pág. 7 llegada tienen los medios comparando su tirada, etcétera. Esto hay que diferenciarlo muy claramente de lo que son los subsidios que el gobierno puede dar a determinados medios para tratar de favorecer la publicidad de voces. Asimismo, deseo señalar que hay que diferenciarlo también de otras intervenciones estatales, como pueden ser los auspicios a determinados programas, medios o instituciones por su calidad u honestidad científica, artística o periodística. Entonces, en primer lugar, está la distribución de la publicidad oficial; en segundo lugar, los subsidios para favorecer la pluralidad de voces y, en tercer lugar, los auspicios por otros motivos. Estas tres formas diferentes de intervención del Estado en cuanto a la información que circula deberían estar muy claramente diferenciados conceptual, administrativa y presupuestariamente. Varios de los proyectos que se presentaron en esta Cámara, no conozco los proyectos de la Cámara de Diputados, contienen muchas de estas ideas y todos son muy complementarios. Creo que con poco esfuerzo podría lograrse una legislación muy adecuada y una regulación muy consistente a la publicidad oficial. Habrá que ver después si existe la responsabilidad política de respetar una regulación en tal sentido. Sra. Presidenta. — A continuación, hará uso de la palabra la señora Eleonora Rabinovich. — Se lee el correspondiente currículum. Sra. Rabinovich. — En primer lugar, deseo agradecer que me hayan invitado para discutir este tema. Los que conocen el trabajo de la Asociación por los Derechos Civiles saben que desde hace bastante tiempo venimos investigando y documentando cómo es la utilización de la publicidad oficial en Argentina, tanto a nivel nacional como local, y también en otros países de la región. Hemos venido alertando sobre la utilización excesivamente discrecional de estos fondos públicos con poca transparencia, con escaso control y en muchas oportunidades como un instrumento de premio y castigo a las líneas editoriales de los medios de comunicación y periodistas, en franca violación a la libertad de expresión e información. También desde la ADC hemos venido insistiendo desde hace muchos años en la necesidad de pensar, discutir y elaborar marcos normativos que, justamente, reduzcan esta excesiva discrecionalidad que existe hoy en el manejo de los fondos públicos a cargo de funcionarios políticos sin ningún tipo de control. Es necesario establecer un marco de regulación democrático controlado y transparente de la publicidad oficial, justamente, para evitar estos abusos. Es importante señalar que la Argentina tiene que regular la publicidad oficial, no solamente porque existe una situación a nivel nacional —en este momento lo estamos discutiendo—, sino también existe a nivel local, que es particularmente grave y nosotros hicimos mucho hincapié en eso. Hay que regular la publicidad oficial porque es necesario para mejorar un estado de cosas que tienen que ver con la circulación de la información, con relación un poco a lo que decía antes D’ Alessandro, y porque existen obligaciones normativas para regular la publicidad oficial. No sólo hay un fallo de la Corte Suprema en el caso “Río Negro” que establece como una suerte de receta para evitar esta clase de abusos —es decir que se establezcan regulaciones no discriminatorias, y hay que escuchar lo que dijo la Corte—, sino que además existen pronunciamientos de los órganos de protección de los derechos humanos. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a través de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión ya sostuvo que los marcos regulatorios inadecuados e insuficientes promueven la arbitrariedad y contrarían la libertad de expresión tal cual está garantizada en la 23/11/2010 Pág. 8 Convención Americana. Es decir que existe la obligación de los estados miembro, como la Argentina, de cumplir con las disposiciones de la Convención Americana sancionando y adecuando nuestra legislación interna para proteger la libertad de expresión tal cual allí está garantizada. Entonces, me parece que es muy importante porque muchas veces se discute si en realidad hay o no que regular la publicidad oficial y creo que no solamente por cómo es el estado de cosas, sino además por las obligaciones que se obligó a cumplir el Estado argentino ratificando determinados compromisos y participando de un sistema de protección de derechos humanos, sí hay que buscar regulaciones adecuadas de la pauta. Otro tema importante es cómo debería ser esta regulación democrática —como decimos nosotros— de la publicidad oficial. Mencionaré tres puntos que luego voy a ampliar: no debe censurar las voces críticas, no debe favorecer innecesariamente las voces afines al gobierno y no debe reproducir un esquema de concentración de estas voces, que es un tema que ampliaremos luego cuando hablemos de los criterios. Es necesario destacar que la publicidad oficial obviamente es un tema importante en sí mismo, pero también debe ser visto en un conjunto y en un sistema de otros asuntos trascendentes para la libertad y la información. Hay uno que tiene particular relevancia cuando hablamos de publicidad oficial y se relaciona con los mecanismos y funcionamientos de la actividad periodística, en particular con la precarización de la actividad de los periodistas y con sistemas de contratación como, por ejemplo, el famoso loteo de medios, del cual hemos hablado muchas veces. Se trata de un sistema por el cual se subalquilan espacios, sobre todo, en las radios o en el cable y los periodistas salen a vender sus propios anuncios como si fueran vendedores y ya no trabajadores de la comunicación. Esto genera dilemas éticos, problemas en cuanto a la independencia y una cercanía inusual en términos de lo que uno entiende por actividad periodística entre anunciantes y periodistas. Obviamente, por el impacto de la pauta oficial —del mismo modo que el impacto de la publicidad privada, lo que pasa es que el Estado tiene ciertas obligaciones que los privados no— se multiplica esta posibilidad de presión en estos escenarios de precarización de la actividad periodística y de búsqueda de los anuncios por parte de los propios periodistas. Por eso, también es necesario que participen de estas diluciones los periodistas y los dueños de medios, dando explicaciones sobre la forma de contratación de los periodistas. Creo que es un sistema que involucra muchos actores y que tan sólo una regulación de pauta no lo va a solucionar. Otros temas tienen que ver con llamar la atención sobre los defectos inhibitorios que produce la publicidad oficial, es decir, por qué hablamos de censura indirecta y de autocensura. En las investigaciones realizadas desde la Asociación por los Derechos Civiles a nivel nacional, local y regional lo que se revela es que la publicidad oficial genera un efecto que va mucho más allá del caso propio del medio o periodista, que es, quizás, presionado sin llegar a ser. Y genera niveles de comunicación que son más estrechos y el mercado de privados es menor a nivel local genera medios que se autocensuran u omiten el tratamiento de determinados temas por la posibilidad de que le suceda lo mismo que le sucedió al medio que tienen al lado. Esto se relaciona directamente con la calidad del periodismo que hoy tenemos en la Argentina y, especialmente, a nivel local la calidad periodística está muy deteriorada y de esto ha alertado el Foro de Periodismo Argentino y creo que ninguno de nosotros lo puede aseverar. Es decir, existen deficiencias en cuanto a la información que circula, la calidad del periodismo de información, qué es lo que se denuncia y esto para la democracia es muy grave. Entonces, celebramos que se dé una discusión en el Congreso de la Nación, 23/11/2010 Pág. 9 recordemos que también en la Cámara de Diputados hay dictámenes y todos esperamos que haya un tratamiento efectivo en el recinto, que se pueda discutir y mejorar los dictámenes que existen y las propuestas, hace muchos años que varios actores nos venimos encontrando y si bien no perdimos las esperanzas, falta empujar la discusión para que exista una regulación y que esta discusión se transmita al nivel local. Que provoque un derrame en las legislaturas locales. Antes de ir a los temas más concretos de cómo deberían ser, a nuestro juicio, algunos principios de regulación, me gustaría llamar la atención sobre la existencia y discusiones en otros países. Es decir, que esto no es un capricho argentino, de algunas organizaciones o algunos legisladores, sino que en otros países de la región se están dando discusiones muy intensas sobre publicidad oficial que forman parte de las discusiones de libertad de expresión con muchos temas que se mencionaron antes como las leyes de medios y etcétera. Por ejemplo, en Chile se hizo una experiencia que tuvo que ver con la Comisión Especial Investigadora sobre Avisaje Estatal que creó la Cámara de Diputados y durante más de un año investigó cómo se contrataba la pauta y cuáles eran las normas, las prácticas y emitió un informe muy extenso y rico llamando al gobierno a que mande un proyecto de ley que regule la publicidad oficial. Esto lo hizo una comisión plural. En el informe se sostuvo que no alcanza con las leyes generales de contratación de compras públicas, dado que aquellas normas no sirven para regular una materia tan específica porque tiene un impacto específico sobre la libertad e información que incluye una definición clara y precisa de publicidad oficial, criterios claros y establecidos de información, transparencia en la información, organización de estudios permanentes sobre circulación con una planificación, por lo menos, anual. También, llamó la atención la concentración que existía en Chile del avisaje estatal en pocos medios de comunicación y cómo esto estaba permitido por los medios normativos. Es decir que los marcos normativos también a veces permiten una concentración de los avisos en pocas manos de modo indebido. En Perú, hay ley de publicidad oficial pero no fue reglamentada y, en la práctica, no se aplica. En Colombia hay regulaciones locales a nivel de las alcaldías o gobernaciones, dentro del marco de una experiencia que se hace en ese país. Son pactos por la transparencia que se suscriben entre los gobernantes y, además, existe un programa presidencial de lucha contra la corrupción. Dentro de estos programas hay muchos intentos de regulación de la publicidad oficial ya que en Colombia son muy graves los abusos y, sobre todo, el impacto que tienen en los periodistas. En México también existen normativas similares. En Uruguay ha sido apoyado por varias fuerzas políticas desde la sociedad civil y el presidente Mujica se ha comprometido a enviar un borrador del gobierno. Algunos puntos que desde la Asociación por los Derechos Civiles consideramos que tienen que ser estándares de regulación son los siguientes y cualquier ley debería tomar en cuenta alguna de estas cuestiones. En primer lugar, una definición clara de policía oficial. Que estén claramente definidos los anuncios y los espacios contratados por los organismos que estén comprendidos en la normativa en cualquier medio de comunicación. Es decir, una definición sencilla que haga hincapié en las características de lo pago que es la publicidad oficial. Lo remarco porque recuerdo que en la discusión en la Cámara de Diputados había algunos proyectos que tenían algunas definiciones que no eran muy claras. Definir qué 23/11/2010 Pág. 10 estamos regulando es el primer paso para controlar, evitar abusos y etcétera. El ámbito de aplicación debe ser muy amplio: el Poder Legislativo y el Poder Judicial tienen que controlar su publicidad oficial y, dentro del Poder Ejecutivo, debe ser realmente abarcativo, no solamente de la administración central, debe incluir a los organismos centralizados y descentralizados, empresas y sociedades con participación estatal y, en general, cualquier persona jurídica que se publicite con dineros del erario público. Nosotros desde de la ADC solicitamos pedidos de información sobre los gastos en el Banco Nación u otros organismos y nos los negaban diciendo que no estaban comprendidos en el decreto que regula la publicidad oficial. Una ley debe ser muy expresamente abarcativa sobre el ámbito de aplicación. El objetivo de publicidad oficial debe ser de utilidad pública. La pauta oficial es un instrumento de gestión al servicio de las audiencias y al servicio de garantizar el derecho a la información de los ciudadanos. Por eso, una ley tiene que ser muy clara en el sentido de que la publicidad solamente puede comunicar actuaciones públicas de genuina relevancia e interés social, no de interés o genuina relevancia para el gobierno. Una cosa muy importante es que la información tiene que ser clara y relevante para el público. Tiene que ser claro cuál es el servicio que se está prestando a la población con ese aviso y, además, que tienen que indicar que es un espacio pagado con fondos gubernamentales. Obviamente se deben prohibir las publicidades que contengan mensajes discriminatorios., que provoquen el descrédito de una persona física o jurídica y aquellas que contengan informaciones engañosas, siguiendo principios casi básicos de publicidad. Continuando con esto del objetivo de la publicidad, nosotros creemos que la publicidad es una herramienta de gestión, podría ser una poderosa herramienta de gestión que contribuya a la mejor gestión de los gobiernos. En ese sentido es una función ejecutiva. Es decir, corresponde que los poderes ejecutivos ejecuten los fondos públicos de publicidad oficial con controles del congreso en cuanto tiene que ver lo que la propia normativa establece pero no creemos que se pueda quitar de la órbita del Poder Ejecutivo el manejo de estos fondos, aunque sí es importante que haya personas capacitadas e idóneas en su manejo y controles parlamentarios y de la Justicia. Previsión del uso propagandístico. Martín D´Alessandro se preguntaba cómo hacerlo. El contenido tiene que ser de relevancia social y cómo contribuir a esto. A veces es difícil y hay zonas grises. Pero algunas disposiciones pueden tender a que esto se logre. Por ejemplo que se prohíba que los avisos contengan la imagen o voz de los funcionarios públicos. Esto es algo que existe en otras normativas. ¿Por qué el funcionario tiene que aparecer con su voz y su cara cuando lo que se está comunicando es una política gubernamental? No tienen que inducir a confusión con símbolos, ideas o imágenes empleadas con cualquier partido político u organización social. Y deberían identificarse como tales. Esto existe en normativas como la española y en la Ciudad de Buenos Aires el año pasado se discutió una ley de publicidad oficial que expresamente prohibía la confusión de cualquier elemento, incluyendo el color que es algo que sucede en la Ciudad de Buenos Aires y fue vetada. Creo que estos son elementos que pueden contribuir a delinear un contenido no partidario, eso es lo que estamos buscando. Después hay que ser muy específicos en las prohibiciones y algunos proyectos lo son. También debe limitarse el uso en período electoral. Habría que pensar cuál es el plazo razonable pero así como se prohíbe la inauguración de obras públicas, también podría evitarse 23/11/2010 Pág. 11 la propagación de publicidad oficial, salvo en algunos casos de extrema necesidad, emergencia, etcétera. Hay que incluir criterios que tengan que ver con la transparencia activa en la publicación de información, debe haber emisión de informes anuales, porque la ciudadanía tiene derecho a saber cómo fue utilizada esa publicidad. Qué campañas publicitarias de bien público se hicieron, cómo fue su panificación y si sirvieron o no. En general nunca vemos un análisis de resultado, que es algo que en el sector privado se hace para ver si la publicidad es efectiva. Y si pensamos en una campaña de vacunación o de educación, se supone que las publicidades tienen un sentido de ser muy importante, es decir, hay un objetivo muy concreto. En cuanto a los criterios, quizás ese es el tema más complicado. En primer lugar, coincidimos en que la publicidad no es un subsidio y que una discusión de ese tema debe atarse necesariamente a la de las políticas que el Estado debe adoptar para promover la diversidad de voces, como ser los fondos concursables y otros mecanismos de ayudas indirecta y directa que hoy existen pero de un modo discrecional y no transparente. Deberían transparentarse. Creemos que estos criterios deben tender a tres cuestiones. Por un lado, obviamente tienen que ser claros, estar preestablecidos y justificados expresamente y ser neutrales desde el punto de vista editorial. No puede tener en cuenta el contenido del medio para definir su asignación. Deben tener en cuenta la efectividad del mensaje, porque estamos hablando de pautas que deben ser útiles, que deben llegar a determinadas audiencias a las que busquen impactar. Tiene que haber una razonabilidad en el uso de los fondos públicos y también tiene que conjugarse con la obligación estatal de fomentar un sistema de medios de comunicación plural. Es decir, sin caer en un sistema de subsidios la publicidad oficial puede evitar que los avisos se concentren en pocos medios. Y nosotros en nuestros estudios, desde la Asociación por los Derechos Civiles, analizando algunos años de distribución observamos que la publicidad tiende a concentrarse en los medios que se editan en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en perjuicio de los medios locales que también tienen derecho y una razón para existir. Es decir que hay mecanismos que se pueden pensar para fomentar la diversificación de la distribución de la pauta entre múltiples medios y tipos de medios: comerciales, no comerciales, comunitarios, chiquitos, grandes, locales, nacionales, etcétera. Después podremos ampliar los puntos, pero básicamente esos son los estándares que proponemos desde la ADC. Sra. Presidenta. – Ahora vamos a dar la palabra a Julia Pomares. – Se lee el correspondiente currículum. Sra. Presidenta. – Señora Pomares: tiene la palabra. Sra. Pomares. – Muchas gracias por la invitación, senadora y miembros de la comisión. CIPPEC no tiene un programa de libertad de expresión ni de temas de medios, pero trabajamos fuertemente desde el Programa de Política y Gestión de Gobierno acerca de lo que llamamos nuestro principal objetivo, que es promover la equidad en la competencia electoral a nivel tanto nacional como provincial. Trabajamos muy fuertemente por la eliminación de algunos sistemas electorales que creemos que no promueven esta equidad en la competencia. Así fueron nuestro trabajo para apoyar la eliminación de la ley de lemas en Santa Fe y el año pasado el apoyo que intentamos dar en el debate sobre la ley de reforma política para que se implementara la boleta única o algún mecanismo que diera mayor equidad en la competencia a la hora de presentar la oferta 23/11/2010 Pág. 12 electoral. En este sentido mi aporte en esta presentación es específicamente en cuanto a lo que es la publicidad oficial en épocas electorales -dado que tenemos elecciones cada dos años, no es algo tan raro-, más que nada con los calendarios electorales provinciales que cada vez están más desdoblados. En realidad, el período electoral en la Argentina ocupa mucha parte del tiempo de una gestión de gobierno, por lo cual me voy a referir a cómo debe analizarse la publicidad oficial en el contexto del uso de los recursos públicos en temas electorales o para fines electorales. Para poner un poco en contexto, las reglas que regulan el financiamiento de las campañas electorales cambiaron drásticamente el año pasado y durante el que viene será la primera vez que se pongan en práctica. Creo que estas nuevas reglas hacen aún más imperiosa y urgente la necesidad que ya teníamos, y que Eleonora comentó, de regular la publicidad oficial. Y esto debería hacerse antes de que se inicie el calendario electoral en el mes de abril del año que viene, para que las condiciones sean realmente equitativas en la competencia. Los tres cambios más importantes que introdujo la ley que se sancionó en diciembre del año pasado son los siguientes. Aumentar el financiamiento público directo. El criterio igualitario hacia todas las listas oficializadas ahora es del 50 por ciento en el financiamiento de las campañas y antes era del 70. En general es mucho más alto que el de algunos países de la región. La equidad en el financiamiento indirecto de acceso a los medios. Como saben, a partir de la campaña que viene nadie va a poder pagar un aviso de publicidad audiovisual y estos serán distribuidos por el Poder Ejecutivo nacional a través del Ministerio del Interior, también siguiendo el mismo criterio de 50 por ciento igualitario y 50 por ciento según los votos. Por esto claramente se ha vuelto más equitativo el acceso a la publicidad oficial, si es que se implementa de esta forma. Además -quizás es más controvertido cuál será el efecto de esto-, se han prohibido las donaciones de personas jurídicas en las campañas en respuesta, tal vez, al bochornoso caso de la elección presidencial de 2007 y los informes de campaña del Frente para la Victoria. Se discute bastante en la literatura acerca de cuánto transparenta o hace más difícil vincular a alguien que tiene un contrato con el Estado, una empresa y un aportante. Pero eso está fuera de esta discusión. Es importante señalar que la regulación de la publicidad en los actos de gobierno se mantuvo exactamente igual. En esto creo que Argentina está bastante retrasada y tiene una legislación bastante laxa, como les voy a comentar. Se mantuvo la situación que durante la campaña electoral la publicidad no puede contener elementos que promuevan la captación del sufragio. Y téngase en cuenta que la duración de las campañas a partir del año que viene será mucho más corta. Y lo será, sobre todo, comparada con la de otros países de la región. En general es de 90 días y en nuestro caso será de 35. En cuanto a los actos inaugurales, se dejó la prohibición de los 15 días antes de la elección, que es muy baja en el contexto comparado, como ahora les voy a comentar. En este contexto que puede ser auspicioso, de ser bien implementada la mayor equidad en la competencia, más que nada en el uso de los recursos de publicidad audiovisual, obviamente el principal factor desequilibrante es el uso de los recursos públicos del gobierno para fines estatales. Y en este sentido creo que el rol de la publicidad estatal se vuelve aún más desequilibrante en la equidad en la competencia de lo que es antes de la elección de 23/11/2010 Pág. 13 2011. Quiero señalar tres problemas de la legislación argentina en términos del uso de recursos públicos para fines estatales y cómo esto repercute en el tema de la publicidad oficial, para terminar con algunas recomendaciones sobre el tema. En primer lugar voy a mencionar el que quizás es el problema que me parece menos importante, porque si estas reglas se llevaran adelante igualmente estaríamos en una buena situación; aunque el problema es que no se ponen en práctica. El diseño de las reglas de control del uso de los recursos públicos en la Argentina es muy laxo en comparación con la región. Por ejemplo, en Brasil la prohibición de los actos inaugurales es de toda la campaña, es decir, de 90 días en lugar de 15. Puede parecernos excesivo, pero claramente estamos muy lejos de eso. El artículo sobre prohibición de publicidad oficial hace referencia a elementos que busquen captar el sufragio, lo cual genera un ámbito de subjetividad muy amplio. En general la legislación comparada prohíbe de cuajo la publicidad oficial, salvo –obviamente- las excepciones de emergencia o de información electoral y demás, sin dejar lugar a que después un juez decida si esa publicidad intentó captar el sufragio o no. No tenemos ninguna regulación, aunque esto quizás es un problema de toda la región. Y en general se está discutiendo mucho acerca de cómo se regula el financiamiento de las campañas, lo que se llama para los publicitarios la PNT -la publicidad no tradicional-, es decir, la cantidad de veces que un candidato paga para que un canal cubra su acto por completo y no aparezca como publicidad de campaña. En el caso mexicano se controla bastante qué cantidad de exposición tiene cada candidato en los medios. Aquí ya entraríamos en la discusión sobre qué tan objetivos tienen que ser los medios, tema que va más allá de la discusión actual. Pero sí es un problema y lo hemos visto en las últimas elecciones, donde varios candidatos, especialmente del partido de gobierno, tienen sus actos de campañas mucho más cubiertos que otros candidatos. Finalmente, deseo mencionar —quizás este es un punto crucial— que no hay ninguna regulación de la transferencia de recursos de la Nación a las provincias con fines discrecionales; es decir, no planificada previamente durante el período electoral. En general, la legislación de varios países de la región, como la brasilera, se ha vuelto muy estricta y no se puede hacer ninguna transferencia de recursos por algún hecho excepcional que no estuviera pactado en el Presupuesto durante las semanas anteriores a la elección desde el Estado nacional a los estados provinciales. Además, el uso de los bienes estatales o del empleo público, también en los países de la región que tienen graves problemas de clientelismos, ha empezado a estar regulado en cuanto a su uso para fines estatales aunque, obviamente, es muy difícil de controlar. Sra. Presidenta. — Fines electorales. Sra. Pomares. — Así es. Pero creo que el segundo problema —que me parece aun más importante— es el de la implementación de las normas. Hoy en día, en Argentina, —si bien existe un proceso electoral confiable, en el que los actores en general tienen legitimidad de proceso— el financiamiento de campañas comparado con los países de la región es realmente bastante negativo —si se quiere ponerlo de forma políticamente correcta—, por no decir que está en una situación desastrosa en términos de los controles y las sanciones al financiamiento. En este sentido, para después volver a algo que planteó Eleonora acerca de los controles, más allá de quién es la autoridad de aplicación y en qué manos tiene que estar, lo 23/11/2010 Pág. 14 más importante, por lo que estamos aprendiendo, del financiamiento de campañas es quién controla. Como quizás saben, a las puertas de una elección presidencial nuevamente, los juzgados federales con competencia electoral recién se están pronunciando ahora y después de muchas presiones de la Cámara Nacional Electoral para que aprueben o desaprueben los informes de campaña de 2007. Hace más de un año que están vencidos los plazos que establece la ley. Entre los informes de varios candidatos, está el informe del Frente para la Victoria, además con varios muertos en el expediente, como es el caso de Forza. Recién ahora se expidió el juzgado a cargo de la doctora Servini de Cubría. Y, además, se deja en suspensión, aprobación o desaprobación el informe. Por eso, en realidad, más allá de qué tan buena sea la ley, creo que lo esencial —y también apuntaría a que esto sea algo fundamental en el debate sobre publicidades oficiales— es cuáles son las sanciones en caso de que se viole la ley. Asimismo, deseo señalar una cuestión como un tercer problema, o quizás, un desafío, no quiero ponerlo como un problema. En general, lo que se está dejando de tener en cuenta en las discusiones de los temas electorales en Argentina es que nuestro país tiene un sistema electoral profundamente centralizado que no tiene ningún otro país federal del mundo. De los 25 países federales que hoy hay en el mundo, tal vez el único que se le parezca en algo es Estados Unidos, pero claramente no es el caso de ninguno de los países federales de la región, donde muchas de las competencias y las decisiones sobre temas electorales se toman, en realidad, en el nivel provincial. Por lo tanto, la dificultad de coordinación entre el nivel nacional y el nivel provincial es muy grande. Obviamente, no voy a proponer ir por encima de la potestad que tienen las provincias de dictar sus propios regímenes electorales, pero sí creo que no podemos dejar de tener en cuenta que con un sistema tan descentralizado, la necesidad de coordinación es muy importante y, quizás, deberían buscarse mecanismos creativos, nuevos y de generación de vínculos entre los dos niveles. Creo que es fundamental que no sólo se inste a las provincias a adherir a las leyes nacionales en estos temas, sino que a su vez se busque generar ámbitos de mayor relación con las legislaturas provinciales y mayores incentivos para que las legislaturas provinciales tomen medidas en este sentido. Hoy, por ejemplo, respecto de lo que mencioné sobre las nuevas reglas de financiamiento público, si a nivel nacional se logra regular que un candidato nacional no esté en una publicidad a nivel nacional, difícilmente se va a poder controlar que aparezca un candidato nacional colado en una publicidad a nivel provincial, especialmente si las elecciones son simultáneas. Entonces, respecto de esos grises que ya veníamos viendo, en general, hay muy pocas sanciones —casi ninguna, diría— sobre los temas de financiamiento de campaña en Argentina y las pocas que hay son por cuestiones más de forma o menores, pero no por haber pasado los límites de gasto o haber recibido aportes de orígenes prohibidos. Hoy por hoy, creo que es aun más importante poner, con estas nuevas reglas, el foco en cómo tratar de no dejar grises entre lo que se regula a nivel nacional y cómo se fiscaliza teniendo en cuenta la conexión con lo provincial. Pensando en la regulación de la publicidad oficial en el marco de los períodos electorales, hay proyectos presentados —especialmente el de la senadora Estenssoro— sobre estos temas. En este sentido, mis recomendaciones son: la urgencia de regular la publicidad oficial antes de que se inicie la campaña electoral y que una nueva ronda de reformas a la ley 26571 debe poner acento en cómo regular el uso de bienes y recursos estatales para los fines electorales. Quizás, debería tener un capítulo expresamente dirigido a esto y el primer paso en esta línea podría ser una sección especial, o como se quiera llamar en términos del formato, 23/11/2010 Pág. 15 pero —reitero— sí se debería poner el acento en cómo se prohíbe y se regula la publicidad oficial durante los períodos de campaña. Eleonora hizo referencia los tiempos razonables. Creo que, en realidad, lo más razonable sería que sea la duración de la campaña completa, teniendo en cuenta también la segunda vuelta. Quizás sí es más discutible si debería estar prohibida durante la elección de las internas abiertas, dado que son obligatorias y simultáneas. Tal vez, ameritaría también tener una discusión acerca de si debe estar prohibido durante los 30 días de la campaña. Existen otros dos puntos que deseo mencionar. Durante el debate de la ley de la Reforma Política se puso mucho énfasis en el rol del Ministerio del Interior y de la Dirección Nacional Electoral específicamente en la organización del proceso electoral. Considero que es cierto que hoy Argentina es casi el único país en América Latina donde la organización de las elecciones está en gran parte en manos del Poder Ejecutivo, esta cuestión es algo para discutir en otro momento. Creo que se dejó de poner el acento en la discusión de la ley de Reforma y creo que lo que viene a cuento de nuestra discusión es el tema de cuál es el control de la organización del proceso electoral. Se ha puesto mucho énfasis en la organización y creo que menos en el control. Siguiendo esa misma línea, plantearía la necesidad de pensar en organismos, es decir, en cuál es la unidad más idónea para realizar el control. Obviamente, debe tener una participación importante el Congreso y la Auditoría General de la Nación también, pero sí previendo las capacidades específicas que se deben tener para hacer este tipo de control. En la actualidad, en Argentina, el monitoreo de la inversión publicitaria lo hace en gran parte una sola empresa. Es necesario garantizar que el control o el monitoreo de la inversión publicitaria —no sólo de las asignaciones presupuestarias, sino también de cómo se ha invertido en esa pauta y cómo se ha implementado— se haga con información que sea de acceso público y que el organismo que controle esto tenga la capacidad de poder hacer ese control, que es muy complejo, que implica tener un mapeo y un seguimiento de todos los medios. En realidad, hoy en día no hay ninguna empresa que realice esta función en Argentina. Retomando el tema que planteé de lo nacional y provincial, creo que sería importante buscar las formas en que la legislación nacional pueda tener un correlato en la legislación provincial y con algunos mecanismos, como les decía, de coordinación entre ambos niveles, ya sea por medio de algún consejo federal o de algún otro mecanismo institucional que genere un trabajo más coordinado y continuo entre los dos niveles de gobierno. Eso es todo. Sra. Presidenta. – Antes de pasar al segundo segmento de esta mañana, quería saber si había preguntas. Tiene la palabra el señor senador Marino. Sr. Marino. – Más que preguntas, me gustaría hacer un comentario. Creo que coincide lo que acabamos de escuchar con lo que hemos escrito, eso nos hace pensar que no estamos equivocados, que es necesario y urgente. Más allá de que hagamos la mejor ley, después tiene que estar la intención de cumplirla. Pongo un ejemplo de lo que pasa en La Pampa con el Canal 3, el canal público que dejó de ser público para ser del partido de gobierno. Más allá de la discriminación permanente a toda la oposición, no tenemos un segundo de pantalla. En la última campaña electoral los candidatos del oficialismo tenían 17 minutos diarios y la oposición cero segundos. Tan es así que hicimos una conferencia de prensa en la puerta del canal que es donde teníamos acceso. También puedo comentar que cuando asumimos los senadores por La Pampa, para el 23/11/2010 Pág. 16 canal oficial sólo asumieron dos; los dos del Frente Para la Victoria o Partido Justicialista. Yo no. No es que me sienta discriminado nada más, se le falta el respeto a la sociedad y, fundamentalmente, a los que menos tienen que son a quienes este gobierno dice representar. Justamente el canal público llega a las personas que no pueden tener el circuito de cable o su parabólica. Eso es lo triste y duro. Quienes tenemos el cuero duro de esto no nos hace nada. De hecho en una de las exposiciones se mencionó cómo se van encadenando un sistema para hacerlo perverso. Para eso van los subsidios y transferencias de la Nación a las provincias y de las provincias a los municipios. Y también lo vivimos todos los que pertenecemos a la oposición en La Pampa. Los diarios, algunos que no son adictos al radicalismo en este caso, publicaron que se entregaba de promedio un subsidio por minuto en La Pampa. Y a eso hay que agregarle la publicidad oficial y que algunos estábamos prohibidos en el medio estatal. Así y todo, nos ganaron por 3000 votos. Por este tema hicimos una presentación en el INADI. La verdad que se trabajó mucho en esa presentación por pedido de los propios trabajadores de la emisora porque se sienten discriminados, sienten que no hay pluralidad ni se practica la democracia y se los persigue con apercibimientos y cesantías si quiere que haya otra voz en el canal. Incluso tuvimos la suerte de que el Fiscal de Estado actúe de oficio y haga una recomendación sobre que el canal no puede funcionar en esas condiciones porque el propio estatuto fundacional del canal dice todo lo contrario. ¿Cuál fue la respuesta del secretario de Medios de mi provincia? Que sí, que es cierto lo que hacen, incluso que violan lo que dice la propia ley de la publicidad de los actos de gobierno y los cortes de cintas o inauguraciones, pero que lo van a seguir haciendo. Uno dice, entonces, tanto trabajo y esfuerzo para que realmente funcione, aunque no a la perfección porque nunca se llega, pero sí adecuados o cerca de los niveles regionales, por lo menos, aunque no se llegue a los internacionales, de libertad de prensa y de expresión. Aquí se luchó muchísimo por llegar a la ley de Acceso a la Información Pública. También he sido oficialismo, fui intendente durante muchos años y creo que la mejor manera de trabajar y de poder gobernar es con control. Si alguien está en contra de que se publicite o se sepa mediante Internet, por ejemplo, cómo gasta su Presupuesto un intendente, un gobernador o un presidente, es porque algo se está haciendo mal o algo se está escondiendo. Lo digo con toda libertad y responsabilidad porque lo primero que hice fue publicitar mis actos de gobierno durante los 8 años que fui intendente y la realidad es que me retiré de la función ejecutiva en una elección en la que superé el 80 por ciento de los votos. El hecho de que se nos controle no va en contra de quienes gobernamos, al contrario, creo que favorece la gestión. Sra. Presidenta. – Tengo una pregunta respecto de esta obligación de los gobiernos de dar a publicidad los actos de gobierno. En este sentido los gobiernos tienen distintos canales para dar a publicidad sus actos de gobierno, desde el Boletín Oficial hasta el sistema de medios públicos, la agencia de noticias oficial y, además, en una democracia como la nuestra hay todo un sistema de medios privados con o sin fines sociales que propagan inmediatamente los actos de gobierno y la información oficial. Entonces, ¿qué necesidad hay de espacios de publicidad pagos? Porque hay países desarrollados en los que el gasto en publicidad oficial es muy bajo porque en realidad emiten y rinden cuentas a través de todo el sistema de medios públicos y privados y a través de 23/11/2010 Pág. 17 canales oficiales como el Boletín Oficial y las páginas web de todos los ministerios y no a través de medios pagos. Hay distintos canales, no necesariamente debe darse esta idea de que si no tengo publicidad oficial paga no puedo dar a publicidad los actos de gobierno. En nuestro país es algo que había desaparecido en democracia, pero ahora se ha vuelto a instalar, tenemos actualmente al gobierno que cada tanto utiliza la Cadena Nacional, pone todo el sistema de medios en cadena para que los actos de gobierno lleguen a quienes lo quieran escuchar, pero también a quienes no lo quieran escuchar. ¿Es necesario un abultadísimo presupuesto de publicidad paga oficial para garantizar esta rendición de cuentas de la que se habló para dar a publicidad los actos de gobierno? Sra. Rabinovich. – Señora senadora: me parece que el conjunto de elementos que menciona recién tiene distintos objetivos. Por un lado tenemos medios públicos, que deberían ser públicos y cuyo objetivo no es reproducir los actos de gobierno, sino ofrecer una programación con determinadas características. Ese debería ser el objetivo. Por otra parte, hay medios privados que hacen una selección de las noticias que difunden y el gobierno no podría imponerles la difusión de determinadas noticias. Por su propia construcción editorial cubren o no determinadas situaciones. Por otra parte la Cadena Nacional, que debería ser utilizada en puntuales y determinadas circunstancias, el Boletín Oficial donde se publican algunos actos de gobierno y los sitios web que deberían ser mejor controlados para ver qué tipo de información podrían difundir y cómo se podrían optimizar. Para responder a la pregunta, creo que la publicidad oficial tiene la función de ser una herramienta al servicio de la gestión de las políticas públicas o, por lo menos, así debería ser. Hay que hacer una ley con objetivos mínimos con la que lo posible es que disminuyan los fondos públicos que se destinan a publicidad oficial. Si el gobierno hace una campaña de salud público no puede obligar a los medios de comunicación a que difundan como notica lo que ellos consideran importante, pero sí está en su obligación generar los mecanismos para que la población que tiene que ser impactada por esa campaña se enteren de las medidas que hay que tomar y una es la publicidad paga. No pueden obligar a los medios privados a difundir determinada información. En ese sentido la publicidad es un complemento de la gestión de gobierno. La publicidad sigue teniendo un gran valor aunque disminuyan los fondos. Sr. D´Alessandro. – En la misma línea de lo que dice Eleonora, no es que los gobiernos o los gobernantes o representantes tengan la obligación de difundir sus actos, sino que tienen la obligación de rendir cuentas. Y el entramado institucional debiera favorecer eso, es decir, la rendición de cuentas desde el punto de vista de la ciudadanía. Específicamente cuáles son los mecanismos que pueden utilizarse para esto queda para una discusión un poco más en detalle. Tiendo a pensar que también los medios públicos quizá sean insuficientes, desde el punto de vista de la construcción de una ciudadanía informada, que es lo que puede permitir la rendición de cuentas. Lógicamente, cuando uno pone nombre y apellido y carne y hueso con el actual gobierno y estas cosas que se denuncian, es difícil pensar un poco más en abstracto. Pero desde el punto de vista de la ciudadanía, si un gobierno gana las elecciones diciendo que va a construir cien escuelas, por ejemplo, ¿no debería tener derecho esa ciudadanía a informarse de una manera amplia y difundida acerca de si esas cien escuelas se construyeron o no? Lo 23/11/2010 Pág. 18 digo desde un razonamiento simple y abstracto. Insisto con mis argumentaciones acerca de la necesidad de control en manos de la oposición parlamentaria. Pero clausurar, obturar in toto, por decirlo de alguna forma, la herramienta de un gobierno para rendir cuentas -si logramos que la publicidad oficial sirva para eso y no para hacer propaganda- me parece que puede ser un tema todavía abierto a pensar. No tengo una respuesta concreta, pero insistiría con una aproximación de este tipo para pensar el problema. Sra. Presidenta. – Tengo otra pregunta referida a la publicidad oficial en tiempos de campaña electoral. Por lo que dijeron, y analizando el proyecto que hemos presentado -porque hemos sido varios los senadores que apoyamos esta iniciativa-, ¿les parece que si no hubiera una ley que realmente regule la publicidad oficial en tiempos electorales el año que viene habría inequidad en el acceso de las voces de los partidos opositores a la ciudadanía? Sra. Pomares. – Creo que potencialmente sí. En realidad, también depende de cuánto se use efectivamente la publicidad oficial en ese período. Pero de seguir las mismas condiciones actuales, podría constituirse en un factor bastante desequilibrante en la equidad. Y en ese sentido todo lo que busca esta ley, que creo que tiene aspectos muy positivos para generar condiciones más igualitarias en la competencia, más que nada en los medios de comunicación, que son la principal forma hoy de llegar a la ciudadanía, podría tener ese efecto. Sr. Charosky. – Soy de Poder Ciudadano. Disculpen la llegada tarde. Me parece que es crucial y urgente. Y a veces me preocupa la falta de pánico generalizado con relación a este tema. No tendría la menor moderación en decir que si no se regula esto rápidamente el impacto que tendrá en la campaña electoral será muy negativo. No solamente por el nivel de gasto que puede tener el Poder Ejecutivo nacional para favorecer a sus propios candidatos, sino por las represalias que pueden existir a nivel distrital para contestar y entrar en un círculo vicioso donde todo el mundo, ya sea a nivel nacional o de los Ejecutivos provinciales, se sienta habilitado para manejar con la mayor discrecionalidad para compensar las distintas distorsiones que se van a generar en la campaña. Cortar ese círculo vicioso es urgente. Si tuviera que sacrificar toda una ley o una negociación por un solo punto para que saliera algo, sería la limitación en tiempos electorales y la transparencia del gasto en tiempos electorales. No digo que esto deba ser así. Pero en el extremo, si tuviera que rescatar un solo punto para dejar todo lo demás para una discusión posterior, sin duda protegería y daría pelea por esto. No digo que sea lo óptimo. Creo que lo óptimo es ir por todo, dar la discusión de fondo. Y hay que hacer ese intento. Dentro de la gama de alternativas que pueden ocurrir a medida que este proyecto camine, si hay que generar un consenso, este tiene que ser básicamente sobre dos puntos: a nivel general, sobre la transparencia de los criterios y del gasto -y poder seguir con eficacia si se aplican criterios definidos de antemano y cuál es el gasto- y, sobre todo y ante todas las cosas, la limitación a nivel electoral para evitar las asimetrías en la competencia. Sra. Pomares. – Quizás en este sentido sea bueno pensar en algún tipo de sanción específica con distintos tiempos de lo que son las que plantea la ley. Porque cuando las sanciones en períodos electorales se dan con tiempos comunes y no dentro del de la campaña electoral, el daño mayor ya está hecho. Y en general lo que se busca también en la legislación comparada es que las sanciones por uso de recursos durante la campaña electoral, o por el mal uso de 23/11/2010 Pág. 19 recursos, tengan una respuesta inmediata del sistema para que no siga afectando al resto de la campaña electoral, más que nada teniendo en cuenta que hoy en la Argentina esta será mucho más corta. Sra. Presidenta. – Muchas gracias a los expositores de este segmento de nuestra jornada. Ahora vamos a pasar a la segunda parte, que no es muy distinta de la primera, pero donde vamos a focalizarnos en cosas más específicas de cómo regular la publicidad oficial y que la información que llega a la ciudadanía no sea utilizada como una herramienta de distorsión ni como un elemento de censura o de autocensura para los medios de comunicación. En ese sentido vamos a dar la palabra a Juan Manuel Cordon, que ha venido en representación de la editorial Perfil, la cual constituye uno de los casos que tiene sentencia judicial por discriminación en el otorgamiento de la publicidad oficial. Se lee el correspondiente currículum. Sra. Presidenta. – Nos interesa que nos cuente bien el caso para que veamos cuáles son los riesgos del mal uso de la publicidad oficial y por qué la Corte Suprema de Justicia ha establecido que el Congreso de la Nación tiene que regular este instrumento. Sr. Cordon. – Buen día a todos. Como decía la senadora, les voy a contar más específicamente de lo que se viene hablando hoy cómo se vive esta discriminación en la distribución de la pauta de la publicidad oficial en una compañía, particularmente en el caso de Perfil, que es donde estoy trabajando. Voy a hacer un pequeño racconto y a graficarles la importancia de la publicidad y de la publicidad oficial no solamente en los medios de la capital y GBA, sino también en los medios del interior, que es -creo- donde más necesidad y más importancia tiene. Por el otro lado, lo que van a ver acá no es nada que no se haya publicado. He hecho un extracto a lo que agregué alguna que otra cosita que se ha publicado principalmente en los medios de la editorial. – Se proyectan imágenes. Sr. Cordon. - Para empezar hablando de la publicidad oficial como medio de censura indirecta, les cuento qué es la editorial. Es todo este conjunto de títulos. Para los que no están familiarizados con el tema, tenemos esta cantidad de títulos de diferentes líneas editoriales como revistas de celebrities y femeninas, entre otras. Y generalmente la editorial se conoce con los títulos de la revista Noticias o del diario Perfil, que es donde generalmente estamos más expuestos a la opinión pública y al gobierno en general. En este caso, podemos ver que si hay algún tipo de discriminación o falta de publicidad oficial, principalmente se dan en Noticias, en el diario Perfil y en Perfil.com. En el gráfico de torta que se exhibe tenemos la distribución de la cantidad de ejemplares vendidos en Capital Federal y GBA, y cuál es la participación de las diferentes editoriales. Perfil tiene el 32 por ciento; Atlántida, el 24 por ciento; Publiexpress, el 15 por ciento; el grupo Clarín, el 10 por ciento; y el resto de los editores de revistas, el 6 por ciento. Esto es hablando de revistas. Ahora bien, fíjense cómo se distribuyó la publicidad oficial en revistas desde 2003 hasta 2006: el grupo Szpolski, que directamente no figura en el gráfico de torta, con las revistas Veintitrés y Siete Días, recibió la mayor tajada de la torta de distribución de la publicidad oficial, al igual que producciones Publiexpress, donde su principal exponente es la revista Pronto, y la editorial Atlántida, con la revista Gente; y la editorial Perfil se encuentra a la cola del listado. 23/11/2010 Pág. 20 Si ustedes miran esa misma torta en diarios de Capital Federal y GBA, vemos que Clarín tiene el 60 por ciento; La Nación, el 32 por ciento; Perfil, solamente el 2 por ciento; Página 12, el 5 por ciento; y Tiempo Argentino, el 1 por ciento. Si ustedes ven la distribución de la publicidad oficial de 2003 a 2006, fíjense que Página 12 lleva casi el 75 por ciento de lo que llevaba Clarín, cuando en la cantidad de ejemplares representa un 5 por ciento contra un 60 por ciento de Clarín. Esto yo no digo que esté bien o mal, pero evidentemente no hay un criterio que pareciera ser explicable del porqué este tipo de distribución. Observemos la importancia de la publicidad oficial en el modelo de negocios. Una editorial privada no deja de ser, más allá de tener una línea editorial y generar sus publicaciones, difundir sus noticias, sus pensamientos, una empresa que necesita subsistir, como cualquier otro negocio, para tratar de ser independiente. Hoy el diario Perfil vale siete pesos un domingo. De esos siete pesos, el 51,5 por ciento queda en manos de la editorial; el 29 por ciento, en manos del canillita o del kiosco; el 10,5 se lo lleva el Estado; y el 9 por ciento se lo llevan los recorridos —otro sindicato—, que reparte los ejemplares desde la editorial hasta los kioscos. Si esto lo vemos en valores, de los siete pesos, 3,60 pesos se queda la editorial; 2,03 pesos se lleva el canillita; 74 centavos corresponden al IVA; y 63 centavos se lleva el recorrido. Teniendo en cuenta esta ecuación que les mostraba, fíjense que como en todo negocio, e inclusive en las economías familiares hogareñas de cada uno, uno mira lo que entra y lo que sale. En este negocio es exactamente lo mismo: tenemos lo que entra como ingresos y lo que sale como egresos. Básicamente, el diario tiene dos tipos de ingresos: lo que paga el lector en el kiosco para comprar el diario y los anunciantes para que sean publicados sus avisos. Por el otro lado, los egresos corresponden al costo gráfico, que es el costo de imprimir los ejemplares; el costo del papel —en estos días hay otra discusión importante con el tema del papel prensa, que es otra discusión pero tiene que ver con esto—; los salarios, tanto los comerciales como los editoriales; y todo lo que tiene que ver con los fletes y acarreos. En nuestro caso en particular, la totalidad de lo que se recibe por lo que pagan los lectores alcanza para compensar el gasto de impresión y de papel. O sea que lo que compra un lector alcanza solamente para cubrir estos dos gastos: papel e impresión. Entonces, ¿por qué la publicidad? Porque se necesita para compensar todo el resto de los otros gastos, que tiene que ver con salarios, distribución y logística de los diarios. En este contexto, imagínense la importancia de la publicidad oficial, sobre todo en aquellos medios que no tienen grandes ingresos publicitarios. Habiendo pasado por esto, les haré una rápida cronología de acontecimientos de cómo se vino instalando en la agenda pública el tema de la distribución de la pauta de la publicidad oficial. Lo que he hecho es tomar algunos extractos de artículos publicados en nuestras revistas, que reflejarán claramente cuál es nuestra posición al respecto. En mayo de 2004, Noticias solicita al Poder Ejecutivo acceder a la información oficial sobre los montos y las formas en que se distribuye la publicidad oficial del Estado. A pesar de tener la obligación de hacerlo —esto de lo que se hablaba recién, de rendir cuentas—, ni el señor Albistur, quien estaba a cargo de la Secretaría de Medios, ni el señor Alberto Fernández, que era en ese momento el jefe de Gabinete, dieron información al respecto. En julio de 2004, aparece en la revista Noticias un artículo donde el diputado nacional Federico Pinedo escribe: “Un mecanismo evidente para controlar la prensa es manejar sus fuentes de ingresos. Si los medios de comunicación no pueden obtener fondos para funcionar, 23/11/2010 Pág. 21 desaparecen o se someten a quien se los provea. En consecuencia, el uso arbitrario y discriminatorio de los recursos públicos para limitar o condicionar la libertad de prensa, dando o quitando publicidad oficial, además de un atentado contra la soberanía popular, es un defalco”. Este empezar a requerir información hace que, en agosto, Alberto Fernández presente a la Cámara de Diputados un informe sobre cómo el Gobierno distribuyó publicidad oficial. En ese momento fue bastante objetado, porque ese informe tenía discriminados diferentes tipos de anunciantes con un nombre de fantasía que no permitían realmente conocer quiénes eran los verdaderos beneficiarios de esa publicidad oficial. En marzo de 2005, el señor Fontevecchia publica un artículo titulado “El presidente bardero”. Allí dice: otra actitud de Kirchner, maestro del bardo, fue “transformar la política de premios y castigos, como criterio rector para la distribución de la publicidad oficial, en una intervención estatal en defensa de las pequeñas empresas que, de lo contrario, morirían de pobreza. Los dueños de algunas de esas empresas, las más notorias y, al mismo tiempo, las que más publicidad oficial reciben, son personas riquísimas, con estilos de vida dispendiosos y consumos sofisticados. Casi se podría decir que los dueños de las empresas que el Estado más ayuda con publicidad —casualmente, por su falta de recursos— son personalmente más ricos que varios de los dueños de las empresas grandes de las que Kirchner los protege. ¿No se da cuenta Kirchner que usa la publicidad oficial esencialmente para disciplinar, censurar, castigar y otras innobles acciones? En julio de 2005 se publica un artículo que dice: ¿Por qué son tan tontos? Yo me siento más cómodo cuando los medios son financiados por sus lectores y la publicidad privada regida por la lógica comercial. Es más, a veces llego a pensar que quienes dirigen la publicidad del Estado podrían terminar haciéndole un favor a Noticias al discriminarla, porque de esa forma destacan aún más su independencia. Pero lo que beneficia o perjudica a Noticias no es lo importante, sino qué hacen y cómo piensan quiénes gobiernan. A comienzos del año pasado, me pidió una reunión urgente uno de los dueños de un canal de televisión para transmitirme una oferta de publicidad del Gobierno. Es obvio que la rechacé, dado que Noticias hace periodismo crítico de todos los gobiernos. Quien quiera comprar publicidad sin pedir nada a cambio, sabe que debe dirigirse al departamento Publicidad. Nada tengo en contra de los medios que reciben publicidad oficial; es más, creo que el Estado tiene la obligación de informar también a través de avisos, pero estoy en contra de la publicidad como subsidio porque afecta la independencia de los medios. En abril de 2006, donde la Editorial decide hacerle juicio al Estado por la discriminación en la distribución de la pauta oficial, donde dice “Hace dos años el Departamento Legales de Perfil recomendó realizar un amparo ante la Justicia por la discriminación del Poder Ejecutivo a la revista Noticias”. Los motivos eran varios: exclusión ex profeso de la pauta oficial, abuso de la discrecionalidad de los fondos públicos, como un mecanismo de censura y provisión de acceso de todos sus periodistas y fotógrafos al ámbito de la administración pública. Quizás equivocadamente siempre fui remiso a realizarle juicios al Estado, porque las sentencias terminan efectuándose cuando el gobernante que las originó ya no tiene que afrontar sus consecuencias. Distintas personalidades e instituciones me aconsejaron lo mismo hasta que comencé a preguntarme si no teníamos nosotros, que contamos con más recursos que los medios del interior, la obligación de hacerle juicio al Estado nacional, generando jurisprudencia aplicable a todo el país; aunque el amparo termine llegando a la Corte Suprema dentro de tres o cuatro años, o en su defecto entre los tribunales 23/11/2010 Pág. 22 internacionales, que obligan a la Argentina por el Pacto de Costa Rica, vale la pena la lucha para que futuros gobiernos no cuenten con la discrecionalidad del que dispone este. Es un pequeño paso, pero quizás dentro de algunos años pueda generar mayor libertad en el periodismo. Esto fue publicado en abril de 2006. Resulta que en abril de 2006, cuando se hace pública esta decisión de iniciarle juicio al Estado, comienzan en mayo las amenazas. Algo que nunca se había visto —creo— en la historia democrática argentina al resto de los anunciantes privados. Amenazas sobre que si publicaban en Perfil, iban a sufrir consecuencias. Donde dice acá, textualmente: “Tomaremos represalias contra ustedes si siguen publicando avisos en el diario Perfil”. Esto me consta. Yo desde el lado de la parte financiera claramente he recibido a algunos anunciantes donde me dijeron “¿Necesitás pautas?”, “Yo en Perfil no puedo publicar ni en Noticias, ni en el diario; si querés te pongo un aviso en la revista Caras, que pasa más desapercibido”, y así lo hicimos. Evidentemente, la presión estaba y, de hecho, se sufría. En junio se presenta el amparo. En agosto del año 2006, dice: lo que paga un lector — que era lo que veíamos antes— por el diario cubre bastante menos el costo de fabricación de cada ejemplar, además faltaron los demás costos: editoriales, transporte, etcétera. Lo que veíamos: el 70 por ciento de los ingresos de un periódico viene de la publicidad. El Gobierno lo sabe y decidió librar la batalla en su terreno preferido: la billetera. No sólo excluyó de la publicidad oficial a Perfil, sino que comenzó a boicotear la publicidad privada. Hasta que anunciamos que realizaríamos una demanda de amparo contra el Gobierno, nuestras ventas de publicidad privada aumentaron sostenidamente. Desde entonces, a pesar de que el número de lectores sigue creciendo, la publicidad privada fue bajando. No pasa una semana sin que recibamos un informe de algún nuevo anunciante que ha sido presionado por funcionarios del Gobierno para que deje de comprar avisos en Perfil. Todo esto fue publicado en su momento. En la siguiente diapositiva, pueden observar un gráfico de cómo fue evolucionando la venta de ejemplares, el tirado y venta, desde el nacimiento del diario Perfil. Llegamos a 67 mil o 68 mil ejemplares de venta. En este otro cuadro, figura cómo era la curva del crecimiento de la publicidad privada. Fíjense que en enero estaba en el orden de los 300 mil, había llegado en abril a los 800 mil, que fue justamente cuando entre abril y mayo se anunció que se iba a hacer el juicio al Estado por discriminación, cómo caen los anunciantes. Luego, retoman estacionalmente octubre, noviembre y diciembre ya con un crecimiento producto de la estacionalidad típica. Ahora bien, claramente esta curva hubiera sido el doble de no haber habido la presión que hubo sobre nuestra editorial. Una de las cosas que fuimos obligados a hacer fue a crear un fideicomiso. Esto producto de los propios lectores, que al ver los artículos que publicábamos, donde estábamos denunciando que nos estaban ahogando financieramente, uno de los lectores empezó a proponernos por qué no implementábamos un fideicomiso, donde aquel que quisiera aportar dinero, lo hiciera, como para solventar los gastos que el Estado nos estaba acotando. En este sentido, lo que se hizo fue realizar un fideicomiso contra la discriminación, contra la publicidad oficial, que también fue claramente difundido. Ahí cualquiera que quisiera tenía números de teléfono, una cuenta bancaria en el Banco Nación para cubrir lo que quisiera aportar y este dinero era destinado para publicitar justamente publicidad a aquellas ONG o entidades de bien público que no tuvieran el suficiente dinero para hacerlo. Entonces, tanto fue así que después de un año, todos estos fueron avisos publicados con dinero que aportaron gente desinteresada. Se nombró para administrar este fideicomiso un grupo de notables, de científicos, entre los cuales había médicos, inclusive estaba también Juan Carr. En definitiva, 23/11/2010 Pág. 23 se logró y sirvió para terminar de instalar esto dentro de lo que era la agenda pública. Yo les puedo contar una anécdota particular. Yo empecé a trabajar en Perfil en el año 2006, con un diario lanzado a fines de 2005. Me encontraba con todo el espíritu y todas las ganas de empezar una nueva actividad. A los cuatro o cinco meses, cuando empieza todo este apriete del Estado, como responsable financiero me veo en la obligación de decretar o de tomar la medida de que los sueldos no se iban a poder pagar en tiempo y en forma, sino que los iba a tener que pagar diferidos en el tiempo. Imagínense cuando yo llegué a casa y le explicaba a mi señora que no había cobrado el sueldo, y no le podía echar la culpa a nadie porque yo había tomado la decisión. Entonces, me miraba como diciendo “¿Pero dónde te metiste?”, “Vos empezaste a trabajar hace seis meses y ya no podés pagarte el sueldo”. Yo había entrado con un proyecto de un diario en crecimiento, con una expectativa y estos avatares hicieron que pasáramos por una situación financiera complicada, a tal punto que nos vimos obligados a hacer este fideicomiso. Para ir terminado, quería mostrarles un poco este cuadro del mes de octubre de 2007, cómo es la distribución de la pauta. El beneficiado sigue siendo Página 12. Este otro cuadro demuestra cómo se incrementó el dinero destinado a la publicidad oficial en los medios. Fíjense que en el año 2003 estábamos por debajo de los 50 millones y fíjense dónde estamos en 2008. En algún momento, algunos funcionarios estuvieron diciendo “Por qué nos preocupábamos por la pauta, que en realidad representaba menos del 2 por ciento del total de la torta publicitaria”. Esto es erróneo, porque en realidad hoy está representando por arriba del 12 por ciento. Entonces, realmente se hace importante y empieza a ser un jugador de peso — digamos— dentro del mercado publicitario. Para mostrar también cómo evolucionó la inversión en la publicidad oficial la variación del año 2008 contra 2006, fíjense esto que hablábamos del grupo Szpolski o el grupo 23, 680 por ciento más, cuando a nivel de ejemplares no es representativo. Otro tema, que no es menor, es esto de ver cuánto representa la publicidad oficial dentro del total de la publicidad. Para Página 12 representa el 80 por ciento, lo cual hace que la publicidad oficial cambie la balanza entre existir o no. Respecto del fallo, en febrero de 2009, la Sala IV en lo Contencioso Administrativo ordenó al Poder Ejecutivo que incluya a Editorial Perfil en el reparto de la publicidad oficial por considerar que la actual situación supone una grave herida al sistema democrático. Básicamente, los lineamientos del fallo están en estas líneas: “El Estado no puede asignar los recursos de manera arbitraria ni en base a criterios irrazonables, el gobierno no sólo debe evitar medidas orientadas directamente a limitar la libertad de prensa, sino también aquellas que producen el mismo resultado de manera indirecta. Lo económico tiene una fuerte influencia en la prensa y la distribución de publicidad no debe ser utilizada para afectar la libertad de expresión y es deber de los tribunales proteger a los medios para que exista un debate plural sobre asuntos públicos.” En cuanto a los proyectos de ley que me hicieron llegar, por deformación profesional, tenía una sola cuestión como para poner en debate, que es que todos los proyectos están hablando de cómo distribuir la pauta en la publicidad oficial. Pero hay un esquema que es maquiavélico y es cuándo se paga esa pauta, que en alguna medida debería estar reflejado. De lo contrario, es peor el remedio que la enfermedad. Si dan pauta y después el gobierno no la paga, tiene más todavía de rehenes a los medios que sin repartirles la pauta. Como ya expresé, tomando como ejemplo la economía casera, si uno sabe que va a cobrar diez, en realidad, hace previsiones para gastar en torno a los diez o nueve y ahorrar 23/11/2010 Pág. 24 uno, etcétera. Ahora bien, si se promete que se va a pagar diez y después esos diez no se cobran, en realidad, la situación se torna muy compleja. Esto es lo que en alguna medida está haciendo hoy el Estado. Particularmente a nosotros, nos está dando algo de publicidad oficial a cuenta gota a partir de este fallo, pero no la está pagando. Entonces, en este contexto nos sentimos peor que antes porque antes ya sabíamos que no la teníamos, entonces, de alguna manera, buscábamos los mecanismos para paliar esta situación. Ahora tenemos la publicidad y son reticentes a pagarla. De alguna manera, debería —no me pregunten cómo— estar estipulado dentro de los proyectos cómo deberían reservarse esos recursos para hacer frente a estos pagos, porque, si no, entraríamos en un esquema muy difícil. Sra. Presidenta. — ¿Ustedes esperan que haya otra instancia judicial? Sr. Cordon. — Ahora estamos esperando porque el gobierno apeló la resolución de la Cámara. Entendemos que el expediente ya pasó por la mano de todos los jueces de la Corte Suprema y que en los próximos días debería haber un fallo. Desconocemos si será favorable, ratificando lo que dijo la Cámara, o no; pero —reitero— entendemos que ya debería haber un fallo. Sra. Presidenta. — Tiene la palabra el señor senador Marino. Sr. Marino. — Más allá de la justicia del reclamo, nosotros también tenemos esos números. Ya es habitual manejar esa información, pero hay algo importante, que es sentar la jurisprudencia. Piense que está hablando de Perfil, que si bien de acuerdo a la tirada no es Clarín ni La Nación, y trasládelo al interior del país, cuando uno se encuentra con una FM de un pueblo de 3000 ó 4000 habitantes, que el intendente, más allá de no darle publicidad si es crítico, llama a los poquitos proveedores que pueda llegar a tener y le dice que no publicite en esa radio. Normalmente, terminan siendo oficialistas porque quiebran, esta es la realidad. Hay otra cosa que no se ha dicho dentro de cómo manejan la información los gobiernos respecto de la obra pública. En las licitaciones de obras públicas, normalmente, hay un porcentaje importante del monto a pagar que debe estar destinado a la publicidad de la obra. Esos son los famosos pagos encubiertos que reciben algunos medios de comunicación para hablar bien del presidente, gobernador, intendente o de quien fuera. La verdad es que no hay forma de ir en contra de eso porque son publicidades encubiertas: yo, dueño del medio, hablo bien de vos porque la empresa que ganó la licitación me hace un tipo de publicidad que no tiene nada para criticar porque es la publicidad de una obra, pero es tendenciosa, por supuesto. Sra. Presidenta. — A continuación, hará uso de la palabra el señor Víctor Tabuada. — Se lee el correspondiente currículum. Sr. Tabuada. — Les voy a pedir que, aunque sea difícil, se puedan abstraer de todo lo que vinimos hablando hasta ahora respecto de lo ético, filosófico y político, aunque —reitero— es muy difícil, para poder entrar en un aporte que tiene más que ver con lo que es el mercado publicitario, el desarrollo de una campaña de publicidad en términos normales y cómo el Estado puede o debería vincularse con un mercado determinado. Creo que es lo que mejor puedo aportar, el resto se expresó en abundancia y coincido con todo lo que se dijo, principalmente, con el Poder Ciudadano respecto de intentar el tema de la campaña electoral como algo posible. En cuanto al tema de qué se debe comunicar, hay un gran nivel de acuerdo. Ya se habló en parte del cómo se debe comunicar. Ahora bien, creo que respecto del tema de cómo se debe comunicar, estaría bueno que se vinculen con la Cámara de Anunciantes y con la Asociación de Agencias de Publicidad, ya que en realidad el mercado publicitario en ese 23/11/2010 Pág. 25 sentido es tomado desde la política según la conveniencia y, según esa conveniencia, algunas agencias trabajan o no de un modo determinado. Estaría bueno consensuar con el mercado cuál es la metodología en la cual se trabaje la creatividad y la producción de cualquier mensaje de un gobierno. En segundo lugar, respecto del tema de dónde se comunica un mensaje de gobierno, lo primero que debemos tener en cuenta es que la República Argentina tiene un fuerte arraigo unitario en cuanto a los criterios de desarrollo cotidiano a los grandes temas y la publicidad no está exenta de esto. Por ejemplo, en la actualidad, todos escuchan qué rating tuvo un programa determinado. Automáticamente, se transfiere a ese puntaje de rating como si fuera el rating de toda la República Argentina. En realidad, en primer lugar, existe un monopolio en el manejo de la información del rating televisivo y radial, cosa que está mal. En segundo lugar, ese monopolio es limitado. Por ende, solamente mide los principales medios en la Capital y el Gran Buenos Aires y en el interior realmente las mediciones para algo serio no sirven demasiado porque se hacen cada determinado tiempo y en algunas provincias, como si el país fuese otro. La explicación que hay en el mercado es que no se puede medir porque el mercado publicitario no tiene un presupuesto para que estas empresas generen esa información. Digo esto habiendo leído todos los proyectos de ley que hay al respecto. Debemos tratar de generar una ley que a quien le corresponda aplicarla, pueda hacerlo. Es una ley que tiene un sesgo bastante severo, como corresponde, respecto de cómo se asigna la publicidad, basada en qué tipo de determinación y si la persona que tiene que determinar sigue siendo discrecional a su criterio, pero es muy complejo para esa persona, sea quien sea, desarrollar ese trabajo. O sea, se le pide que explique por qué asigna lo que asigna y no existen las herramientas a nivel nacional —pueden existir aquí, para los medios de Buenos Aires—, pero hay que ver con un sentido federal el tema de la asignación de recursos de la comunicación del Estado. En gráfica puede ser más sencillo porque existe el IVC, donde algunos medios están inscriptos y empezamos a transitar por un lugar sombrío donde algunos dicen que no van al IVC porque es parcial o beneficia algunas empresas. La realidad, en un país serio, podrían existir elementos para el mercado y para el Estado que permitiesen mensurar correctamente y entregar las herramientas para poder determinar si una inversión en publicidad que es totalmente medible porque existe el costo por contrato es sencillo y fácil. No es ninguna ciencia rara para la política o para el mercado privado. Me parece que un punto a tener en cuenta es poder ver de qué manera y hasta donde yo tengo entendido respecto a la medición de rating en algún lugar del gobierno se estaba tratando de iniciar el desarrollo de una competencia de la empresa IBOPE, creo que tampoco es bueno que el gobierno maneje una empresa de mediciones, pero sí que, en todo caso, el Estado contribuya en un mercado para el que, siendo uno de los principales anunciantes, peso específico por presupuesto, se junte con los principales anunciantes de este mercado y vean de qué manera se financian los elementos para poder medir en Formosa o Catamarca. Respecto de la racionalidad y la no discrecionalidad, porque en política la discrecionalidad es discrecionalidad, porque nadie está un poquito embarazado. Todos tenemos que asumir que, hasta ahora, no hubo en la historia un elemento racional y técnico que permita asignar los recursos sin un sesgo político mayor o menor porque estos son elementos indispensables donde las cámaras de cada sector deberían reunirse y expresar qué creen ellos que representan dentro del universo publicitario de la República Argentina y, con todos esos elementos, discutidos entre las cámaras también puedan traer un escenario que permitan generar una ley 23/11/2010 Pág. 26 con porcentajes de distribución independientes. Esto lo digo porque la publicidad es algo dinámico. Es decir, no vamos a comprar caños de acero que cuestan lo que cuestan y miden lo que miden. En la publicidad un programa hoy vale 2000 pesos y dentro de tres meses, bajó el rating, y vale 300. Esto motivó la preocupación lógica al confeccionar los proyectos de ley y se expresó que el Estado no podía pagar más que el precio que estuviera pagando un anunciante del mercado privado. La realidad es que en el mercado privado un mismo programa puede tener muchos precios distintos de acuerdo a lo que se invierta, a la cantidad de presencia que voy a tener en el medio y a la rotación que va a tener mi pauta. Con lo cual, lo que el Estado tiene que buscar es analizar su plan de inversiones en cada medio porque en definitiva es un anunciante como cualquiera e invierte como cualquiera y va a tener beneficios y descuentos igual que cualquier otro anunciante como Coca Cola o Prompter. Desde esta lógica uno puede buscar el precio más bajo del mercado, pero el Estado como se maneja hoy –como lo explicaba la gente de Perfil– te compra publicidad pero no te la paga. Este no es un problema de Perfil, es un viejo mal del Estado. Todo el mundo hace publicidad porque lo necesita y quiere y después la paga el que viene, el que puede, si es amigo o no. Esto genera en el mercado publicitario que exista una tarifa para el Estado. Y el argumento de los medios para decir que hay una tarifa para el Estado es que, como no se sabe cuándo se va a cobrar no hay por qué reconocer condiciones que se le reconocen a un anunciante del mercado privado que baja la tarifa, pero me paga cuando me tiene que pagar. Hay demasiados elementos que tienen que ver con un criterio profesional de mercado y no con política. Donde aparece el ingrediente político la discreción cambia. En pos de poder avanzar en el desarrollo de la ley creo que habría una herramienta primaria que es el censo que se realizó el 27 de octubre. Ojalá que arroje datos creíbles porque podría permitir decir que el Presupuesto General del gobierno nacional debe ser distribuido como mínimo de acuerdo a la densidad poblacional de cada territorio. Con lo cual uno no puede excluir provincias enteras porque total hay 100 mil o 50 mil votos, sino que cada habitante de la República Argentina debería tener acceso a esta inversión y a la comunicación del gobierno. Este es otro punto importante. Parece que en la medida en que está bien que se plantee que exista un presupuesto, cosa que en el 80 por ciento de los temas no se puede presupuestar. También hay que entender que estos temas que se pueden presupuestar pueden cambiar, con lo cual el sesgo de si la modificación es un acto terrible de corrupción o no, debería ser también ver cómo se escribe porque quien lo tenga que realizar no se sienta continuamente jaqueado respecto de si tiene que cambiar o no algo que está presupuestado. Y, por otro lado, cuando hablamos de los elementos de control está perfecto que se rinda cuentas en el Congreso y que el propio Ejecutivo tenga su propio sistema de control e intervengan la SIGEN y la IGJ intervengan, pero respecto de la inversión publicitaria la Cámara de Centrales de Medios puede ser un aporte de auditoría no vinculante, pero muy valioso desde lo técnico porque uno cuando llega la pauta del Estado un año y dice en marcos generales cómo la han invertido y cómo se gastó la Cámara de Centrales de Medios rápidamente tiene un criterio válido o formado de cómo invirtieron la plata en el mercado privado anunciantes de consumo masivo en toda la República Argentina. Habría que entrar en contacto con el mercado y ver cuáles son las formulas que nos 23/11/2010 Pág. 27 llevan a que el Estado se comporte como un anunciante más respecto del vínculo con cualquier tipo de medios y cumpla como lo hace cualquier otro miedo o tenga los problemas que tiene cualquier anunciante si no cumple con eso. Y buscar como objetivo, si es un anunciante de peso tener el mejor precio del mercado, cosa que en algunos medios lo va a tener por peso y donde se invierta poco habrá que pagar igual que los anunciantes que invierten poco. Por otro lado en el presupuesto de publicidad se debe observar como una única unidad todo lo que se invierte en lo que son las estructuras periodísticas de medios del Estado. Porque de alguna manera todo lo que estamos hablando tiende a difundir los actor de gobiernos en forma de publicidad o de información. Entonces, hoy tenemos una buena estructura de periodistas en TELAM, otra en Radio Nacional y otra en Canal 7. El presupuesto de comunicación no debería diversificarse. En todo caso este sería un único número ponderable contra un porcentaje del presupuesto, como cualquier empresa y, aparte, empezar a desgranar cómo un gobierno invierte, en general, información para el derecho de información que tiene todo ciudadano y qué porcentaje lo dedica a la comunicación. Otro tema que me preocupa son algunas preasignaciones que tienen un buen sentido político que no favorecen a la racionalidad de cómo se invierte. Me parece que no sirve el tema del registro para la distribución del presupuesto, por eso planteo que, como existen en la Argentina una inmensa cantidad de medios, muchos ilegales y tampoco se habla de esto. Que un medio se pueda inscribir en un organismo de aplicación porque tiene más de un año o tiene una frecuencia en el aire, pero no sabemos en qué términos de legalidad está emitiendo. Eso es muy grave y tiene que ver con esto. La asignación a las radios de baja frecuencia a todo el interior del país, a los periódicos, semanarios y revistas tiene que ver con que nadie está solo en el mundo de la publicidad, todos se nuclean y creo que cada uno tiene que venir a defender su espacio en términos de porcentaje de inversión y a la gente que representa. Por lo menos hasta que eso pueda ser medido. Si no, vamos a ser tan discrecionales como cualquiera, con más sentido común o con menos profundidad; pero la construcción de la base de una ley importante y no urgente es lo que nos va a diferenciar y va a construir otro tipo de país. Vivimos tratando de legislar para contener una situación, y eso no es un buen remedio. Todos los que se han expresado y lo que han dicho es totalmente razonable, pero me parece que en los fundamentos de la ley y los fundamentos de una ley de distribución de publicidad oficial, en un país federal donde la multiplicidad de medios es algo impresionante, merece tener elementos de control. Aquí hay una sola compañía de control reconocida, aunque hay varias que hacen pequeños trabajos, pero debería haber más. Esto lo digo porque hace 39 años que trabajo en publicidad, y cuando comencé cualquier medio que enviaba una certificación de publicidad y la firmaba, era algo honorable y creíble. Esto se fue perdiendo en el tiempo: hoy, si un elemento de certificación de publicidad será un papel que firme un propietario o director comercial de un medio que no tenga mucho que arriesgar, no nos sirve, porque el día de mañana irán todos en este criterio. Así sucedió con las radios de baja frecuencia y los canales que están en el aire, que no están legislados ni reconocidos. Me parece que esto es muy profundo y que el mercado publicitario hace muchísimos años quiere vincularse con el Estado —no con la política— de una manera orgánica, y puede aportarle muchísimo. Por otro lado, esto puede servir a transparentar las tarifas de los medios. Se debe tener en cuenta que la televisión argentina puede manejar un 65 o 70 por ciento de 23/11/2010 Pág. 28 descuento, de acuerdo al nivel de inversión, pero la tarifa nominal —cuando uno habla de cuánto pago—, según la vieja ley, esa tarifa es legal y comprar ese valor también. Entonces, si no nos vinculamos y transparentamos todo, estamos como el perro que se corre la cola y no cambiaremos nada porque, en definitiva, estas prácticas seguirán. Entiendo el espíritu y la necesidad de llegar a esta ley, pero si no se vincula con el mercado y se llega a un planteo técnico y profesional, no se podrá despolitizar el manejo de la comunicación del Gobierno. Sra. Presidenta. — En este sentido, me parece que la presentación trae al debate en el Senado la parte más técnica, que la publicidad es parte de un mercado económico, comercial, de publicidad. Los expositores anteriores han hablado más desde la ciencia política, salvo el representante de la editorial Perfil, que cuenta cómo le impacta un uso indebido de la publicidad oficial en la financia de un medio, y por eso es una herramienta de censura a la libertad de prensa. Incorporar a los proyectos de ley la visión del mercado parece un sacrilegio en la política. Creo que tenemos que introducir en qué cosas es similar la planificación de una campaña, la decisión de en qué medios se debe publicitar para que el mensaje llegue al público al que se quiere llegar; si es muy distinto para promover una campaña de vacunación, que para vender un shampoo o para vender a un candidato. Aunque parece un sacrilegio hablar de planificación con herramientas profesionales medibles de la publicidad comercial para los actos de gobierno, en realidad, en las campañas electorales los partidos utilizan esos criterios bastante precisos de cómo llegar a los públicos que uno quiere y cómo medir el impacto utilizando las herramientas del mercado publicitario. Entonces, me parece que es positivo conocer cuáles serían esas herramientas que se pueden utilizar y si son tan diferentes para el sector comercial o el sector estatal. Sr. Tabuada. — Hay que saber entender —no creo que parezca un frase poco feliz— que técnicamente la campaña de sarampión o de una empresa masiva, arranca de un brief, de un target, y de una necesidad de comunicación a un público objetivo. A partir de ahí, y sabiendo cómo comunicarán y cuáles son las piezas de la campaña, uno delineará lo que se denomina una pauta óptima, si se trabaja en términos profesionales. El Estado no tiene porqué no trabajar en términos profesionales. En todo caso, la visión y decisión política está en cómo se comunicará, cuál es la pieza, el tiempo y la carga presupuestaria que debe tener el tema. Sra. Presidenta. — ¿Y a quién le otorgo la publicidad? Sr. Tabuada. — Eso es técnico y no tiene porqué tener un sesgo político. Otra de las palabras que aparece mucho en los proyectos de ley que me preocupa desde la parte técnica es “grupo”. Obviamente, aparece porque está lleno de grupos. Me parece que uno tiene que entender, duela o no, que la inversión para llegar a la gente se realizará en el medio que genere el menor costo por contacto, sin importar de quién es. Si todos los medios son de un grupo o de otro, en la medida que el rating y la tirada es la que tiene que ser, no se puede discutir. La realidad es que tampoco puedo sojuzgar si la gente quiere leer Noticias o Veintitrés, sino mirar cómo hago para invertir la plata del Estado en el mejor canal que tengo. Sra. Presidenta. — En el que llegue a las mayores audiencias o a aquellas que elegí previamente. Sr. Tabuada. — Mi evaluación es cuál es el menor costo por contacto que tengo. Hay programas que tienen mucho rating, pero son muy caros. A veces conviene comprar programas de menos rating, que son mucho más baratos, que el canal los negocia mejor y 23/11/2010 Pág. 29 tengo la misma cobertura, una cobertura menor, mayor tasa de repetición, etcétera. O sea, existen elementos técnicos ponderables en el mercado. Uno lo que hace es una pre y post evaluación de pauta, y el Estado no tiene porqué no hacerlo. Existe un pre y post testeo de campaña, y el Estado no tiene la omnipotencia de no equivocarse. En todo caso, está bueno ver si algo fue eficiente o no para no volver a hacerlo. No hay que matar a nadie porque un mensaje tenga una mala devolución, sino aprender de eso y no volver a hacerlo. Los publicistas aciertan y se equivocan todos los días con cualquier marca. Me parece que hay que desdramatizar el manejo técnico de una campaña, porque si el objetivo se cumple de buena manera y con el menor presupuesto posible, es lo que el Estado o el presidente pretenderá. Nadie pretende otra cosa. Si no, entraremos en un esquema donde la falta de profesionales del mercado, dentro de la estructura de la generación, de la planificación y la compra de medios en el Estado, nos lleva a este tipo de situaciones donde vemos que nos dicen cómo tenemos que manejar la pauta. Sr. Charosky. — Entiendo el criterio técnico —pasé también por el mercado publicitario— y cuál es el objetivo de leer el mercado publicitario de la manera en que lo hacías, y es uno de los criterios con los cuales uno puede aceptar simplemente una política pública de comunicación. Seguramente, cuando uno habla desde el punto de vista del Estado, hay otros criterios que acompañan, que no son necesariamente estos. Lo que sí es interesante de esta discusión es que se observa la complejidad, por lo que cualquier proyecto que salga no puede pretender anticiparse y regular una realidad tan compleja. Por eso insisto en ser minimalistas y pensar con criterios minimalistas. Muchas veces se aspira a tratar —con buena intención, de transparencia, justicia y equidad en el gasto— de tener todos los supuestos posibles de regulación dentro de un proyecto de ley. Eso no es posible, porque dentro de una administración del gasto de publicidad oficial entran tanto criterios técnicos, con la complejidad que tienen, como de políticas públicas y otros que tienen que convivir. No creo que ninguna ley pueda tener la capacidad eficiente de regular todos estos criterios. Sí creo que puede tener la capacidad de otorgar los mecanismos de transparencia y de previsibilidad de ese acto, por lo menos en cuanto a la transparencia de los criterios y al seguimiento de las erogaciones. Por eso insistí en que el espíritu tiene que tratar de ser minimalista, pero al mismo tiempo muy efectivo en dos o tres campos, porque si se excede en su pretensión de regulación, posiblemente no va a tener ninguna eficacia en esa regulación. Sra. Kabinovich. — Primero, superinteresante la exposición. En la Cámara de Diputados no vimos que haya un debate con las personas involucradas del mercado que puedan aportar justamente la materia de la que se está regulando. Quería decir que un poco coincido con lo que plantea Hernán Charosky. Me parece que es cierto que una ley no tiene que ser sobreabundante o sobre-regulatoria en algunos aspectos que no se pueden. Creo que es peligroso tratar de quedarnos solamente con dos aspectos: con el de la transparencia, que es fundamental, sobre todo teniendo en cuenta la falta de transparencia que hay a nivel nacional y provincial con los datos y la poca credibilidad que las cifras tienen —como vimos últimamente— y el tema electoral que también es crucial. Pero no nos olvidemos que la publicidad oficial es utilizada también para intentar condicionar al discurso de los medios de comunicación, como herramienta de premio y castigo. Hay toda una parte del uso de publicidad oficial que es tan peligroso como su uso electoral y que está justamente alimentado por la falta de transparencia y la falta de controles. Entonces, quizás en una ley la base o el marco base de los criterios de regulación, que 23/11/2010 Pág. 30 combine los criterios que utiliza el mercado con los criterios que debe utilizar el Estado por otras obligaciones que tiene sea algo posible de lograr. No necesariamente va a ser fácil o exitoso —como sucede con todas las leyes— debe acompañarse con un cambio de cultura, con un cambio de práctica, con cambios en otras áreas de la comunicación del Gobierno; pero sí creo que es importante discutir y apostar a una ley que tenga una serie de cuestiones. No sé si eso es minimalista, pero que por lo menos nos ayude a acotar esto que todos vemos que es una excesiva discrecionalidad; aunque va a seguir existiendo y está bien, porque la pauta es manejada por seres humanos que se manejan con criterios subjetivos en algunos casos. No es que uno quiere quitarle toda la discrecionalidad al funcionario, pero sí tratar de acotarla y de controlarla. Sr. Tabuada. — Perdón. Para que quede claro, quiero agregar que no solamente el campo político no va a colaborar con esto, sino que también es importante que se entienda que no todos los medios van a colaborar con esto. Porque si no, parece que lo bueno está de un lado y lo malo del otro. Como todo mercado y todo interés, cuando hay plata en juego, la realidad es que no todo el mundo se va a ver feliz; aunque nos apoyen y nos pongan la mano en el hombro, jugando a favor de que esto se termine regulando. Sra. Presidenta. — Creo que ha sido una cuota de realismo traer a profesionales del mercado publicitario para hablar de esto en términos, ya no solamente conceptuales, sino de intereses económicos que, tanto para el Estado como para nosotros, como legisladores, tenemos que cuidar los intereses económicos, que son los fondos de todos. A continuación, le damos la palabra a Hernán Charosky —que ya hizo algunas intervenciones—, que es el director ejecutivo de Poder Ciudadano. Es licenciado en sociología de la UBA, becario Fulbright y magister en políticas públicas por la George Washington University, Estados Unidos. Antes de ingresar a Poder Ciudadano, se desempeñó como consejero de políticas públicas en la Oficina de Integridad del Banco Interamericano de Desarrollo. Fue investigador analista de la oficina anticorrupción y consultor en proyectos aprobados por el Open Society Institute, el PNUD y USAID. Sr. Charosky. — En realidad, ya dije buena parte de lo que tenía para decir. Aprovecho para continuar un poco la conversación que teníamos con Eleonora. Me parece muy claro y creo que esto es un trabajo muy importante que ha tenido la Asociación por los Derechos Civiles durante mucho tiempo, en relación al tema de censura encubierta. Creo que un proyecto de ley no debe dejar de tener en cuenta ese riesgo y tiene que estar incluido. Por otra parte, me parece que la discusión va a tener que ver con el umbral en el cual uno puede ser eficaz en prevenir eso o deja de ser eficaz en prevenir eso y ya no puede no puede no sólo regular, sino obtener un consenso. Creo que la discusión en cuanto a la complejidad que tiene esto va a ser la construcción de consensos. Es por eso que cuando hablo de “minimalismo” me refiero a algunos criterios que permitan no solamente darle transparencia al gasto, sino también accountability a la decisión política. Creo que la parte de prevenir la cuestión de la publicidad encubierta, hasta cierto punto quizás se pueda regular con cuestiones de criterios y a partir de cierto punto la transparencia puede funcionar como una exposición y una accountability que va a tener que tener la autoridad pública si es que está usando la herramienta de ese modo. Me parece que estos son algunos de los parámetros para la discusión. No es una conclusión, sino un punto de partida. Por eso el criterio de transparencia no va solamente a la cuestión de la transparencia y la erogación del gasto. Cuando hablo de una ley o un proyecto minimalista a lo que me refiero es a que pueda ser eficaz en lo que se propone, y en esa 23/11/2010 Pág. 31 eficacia incluyo la cuestión de la censura encubierta. Transparencia es transparencia del gasto, es transparencia de la decisión del gasto, pero también es transparencia del criterio; lo cual le da accountability a la autoridad frente a sus propias decisiones. Digamos, la autoridad va a tener que explicar por qué Perfil recibe lo que recibe y en todo caso ser responsable frente a la ciudadanía por eso. Quizás en alguna medida eso también se pueda orientar con criterios. El punto es que la discusión de criterios, por un lado, permite a los consensos. Esta es una de las cosas que me preocupa, es decir que políticamente dentro del Congreso un tema tan técnico y con tanta pluralidad se pueda llegar a un consenso en cuanto a los contenidos y a los criterios; y después que ciertas cosas que tienen urgencia este año, como la cuestión de la campaña electoral, se puedan regular. Incluso pensar si tiene que ser todo en una sola ley o quizás se pueda ir por otros caminos que no sean necesariamente el de publicidad oficial para limitar la cuestión electoral. Dejaría abierta esa cuestión, sobre todo por la urgencia, porque quizás la discusión de publicidad oficial requiera un tiempo y la cuestión de la campaña electoral requiera otro. La cantidad de ejemplos internacionales —que seguramente algunos se deben haber mencionado antes de que yo llegara— muestra que esto es posible. Como dijeron antes, seguramente entre las cosas importantes esté las sanciones, ya sea en general o en particular en períodos electorales, sean efectivas y estén en un tiempo en el cual puedan detener o morigerar el daño, sobre todo en las campañas electorales. Por ejemplo, si uno seguía la campaña brasilera, veía permanentemente notas de los diarios brasileros que mostraban, tanto como a nivel nacional como a nivel del Estado de San Pablo, los dos interesados y los dos inversores, en ambos casos se pasaban permanentemente de los topes impuestos por ley para el período electoral, sin que eso significara ningún problema, ni hubiera un incentivo a que eso dejara de ocurrir. Entonces, es muy importante tener en cuenta eso. También poner sobre la mesa los ejemplos más radicalizados en términos de cuarentenas y prohibiciones en términos electorales, que existen. Los países no se caen ni dejan de funcionar porque durante cuarenta o sesenta días directamente no haya publicidad oficial durante la campaña o esté reducida a una mínima expresión. Tenemos casos en Canadá o en Australia donde eso es claro. Con respecto a la claridad de los criterios, a la anticipación de los criterios y a la transparencia de los criterios, creo que es importante que la ley prevea la formulación de esos criterios, los fundamentos de esos criterios y que la autoridad pública a cargo del gasto sea responsable por los criterios que elije y por ajustarse a esos criterios a lo largo de la ejecución. Cuando hablo de una agenda minimalista para la ley, estos serían los puntos de mínima que incluiría, a partir de los cuales me parece que hay una discusión amplísima; no digo que se termine ahí, sino lo que uno puede dejar de estar. Sra. Presidenta. — Les quiero agradecer a todos los presentes por estar aquí. No somos muchos porque estamos en un momento especial del año, mañana tendremos nuestra última sesión. Como señalé anteriormente, hay seis proyectos en total. Leeré los nombres de los señores senadores que los han presentado para que quede registrado en la versión taquigráfica y también para quienes están cubriendo este acto, como una forma de rendición de cuentas a los medios. Los proyectos son los siguientes: expediente S. 3723/10 de la señora senadora Negre de Alonso, expediente S. 3147/10 de mi autoría, senadora Estenssoro, para la regulación de la publicidad oficial en períodos electorales; expediente S. 2963/10 también de 23/11/2010 Pág. 32 mi autoría para la regulación de la publicidad oficial; en el mismo sentido, el expediente S. 2428/10 del señor senador Sanz y otros señores senadores; el expediente S. 1000/10 de los señores senadores Petcoff Naidenoff y Marino y el expediente S. 22/10 del señor senador Cabanchik con el mismo objetivo de regular la publicidad oficial. Creo que este primer debate ha sido muy interesante. Quiero aclarar una cuestión: pregunté si era necesaria la publicidad oficial dado que el gasto en publicidad oficial de muchas democracias desarrolladas es muy mínimo, porque no sienten que la publicidad paga sea un instrumento ineludible para que los gobiernos o el Estado comuniquen sus actos. De ninguna manera, mis proyectos así lo refieren, creo que haya que limitar el uso de la publicidad oficial. Considero que el Estado nacional tiene un rol muy importante como comunicador y que la publicidad oficial es un instrumento válido, lo que sí pienso también es que debe ser utilizado y lo puede hacer de una manera que hoy no se hace, por ejemplo, en campañas de prevención y de formación de ciudadanía. El típico caso es el de vacunación. Asimismo, podría mencionar que, en términos de salud reproductiva, sería interesante no sólo decir que se sancionó la ley de salud reproductiva, sino también informar dónde se consiguen los anticonceptivos, cómo prevenir los embarazos adolescentes, en qué horario atienden los hospitales en este tipo de cuestiones, etcétera. Si hablamos de temas educativos, que no sea cuántas netbooks vamos a repartir, sino adónde se tienen que dirigir las escuelas para estar incluidos en este programa, cuáles son las provincias donde se comienza o cuáles son las escuelas donde ya se está implementando ese programa. Esa información referida a cuáles son las escuelas que ya están recibiendo computadores y cuáles son los criterios utilizados, la he pedido como senadora de la Nación y no es de fácil acceso. Respecto de la asignación universal por hijo —que se hace mucha publicidad—se le podría decir a las madres que no están documentadas, cuyos hijos tampoco están documentados, lo que tienen que hacer para poder acceder a este programa, etcétera. Entonces, sería interesante que la publicidad sea un servicio realmente útil —como se expresó aquí— para la ciudadanía. Hay muchos usos importantes en un país que tiene la formación de ciudadanos y la prevención en temas de salud y sociales. Existen muchas instancias de comunicación del Estado, pero me parece que nuestra ley tiene que dejar muy clara la diferencia —como dije antes— con la propaganda política. En este caso, para que no parezca que esto es solamente para empezar a regular al gobierno nacional, en la Ciudad de Buenos Aires, desde la Coalición Cívica contribuimos a la sanción de una ley de publicidad oficial que el gobierno de Macri vetó, justamente vetó los artículos que limitan la publicidad oficial en momentos de campaña electoral, donde el artículo —como se expresó con anterioridad— exige que no se confundan los símbolos y los colores del partido de gobierno con los colores institucionales del Poder Ejecutivo. Respecto de la publicidad oficial en la Ciudad de Buenos Aires, deseo señalar que desde el año 2008 creció el gasto un ciento y pico por ciento, o sea que es como una especie de jubileo de publicidad oficial, donde además aparecen los funcionarios, que es otra de las restricciones. Con la publicidad lo que se pretende es levantar la imagen, la visibilidad del funcionario, que ya por ser funcionario tiene mucha visibilidad, y no los resultados de su gestión. Es decir, este tema es muy importante. Si es importante a nivel nacional y de la Ciudad de Buenos Aires — que tiene una multiplicidad de medios—, es mucho más importante a nivel local, donde hay menos medios y sus ingresos generalmente dependen de manera altísima de la publicidad oficial. Entonces, la publicidad oficial condiciona —esto no debería ser así— el contenido 23/11/2010 Pág. 33 editorial de los medios de comunicación. El otro tema importante que hay que saber se refiere a que hoy en día no hay información fidedigna que nos permita saber si la publicidad oficial del Poder Ejecutivo aumentó de 43 millones en el año 2003 a 500 en el 2010 o a 800, como calculan otros —hay una diferencia bastante grande entre 500 y 800—; sumado esto al Fútbol para Todos —donde tiene no sé si cada uno o cinco minutos publicidad oficial con muchos slogans afines al partido de gobierno—, ya estaríamos hablando de 1.400 millones. Entonces, tenemos que poder especificar. Vamos a tomar nota del comentario realizado por el señor Tabuada de que tal vez habría que incluir todo el gasto comunicacional del gobierno, que también incluye el dispositivo de medios estatales. O sea que ya hay un gasto enorme y hoy el gobierno nacional, que es básicamente el Poder Ejecutivo, es uno de los principales anunciantes del mercado publicitario. En este sentido, también es importante regular su participación en este mercado porque los medios se financian principalmente de la publicidad, ya sea estatal o privada, y si la estatal se otorga con criterios políticos e ideológicos y no con el criterio de cómo llegar a los ciudadanos con servicios e información útil, evidentemente empieza a haber una distorsión muy grande en el sistema de medios y la libertad de expresión en el país. Les agradezco por su presencia. Tomaremos nota de todo lo que aquí se ha expresado. Es importante el hecho de que hayan resaltado la urgencia de que si bien este es un tema muy importante, lo más urgente es que este Senado pueda sancionar una ley regulando la publicidad oficial en épocas electorales, porque la nueva ley de reforma política puede desequilibrar de una manera muy grande el acceso igualitario de todos los partidos de la oposición al ciudadano con su mensaje. Sr. Tabuada. — A eso le agregaría la difusión de encuestas. Sra. Presidenta. — Es muy interesante la acotación de la difusión de encuestas. Creo que es un elemento importantísimo porque evidentemente influye mucho en cómo el ciudadano votará si piensa que alguien está por ganar, lo lleva a favorecer a ese candidato y, evidentemente, se puede manipular a la opinión pública con la difusión de encuestas que no son veraces. No habiendo más temas para tratar, damos por finalizada la reunión del día de la fecha. — Es la hora 12.39.