Documento 1809593

Anuncio
INDICADORES PARA EL ESTUDIO DE LA FAMILIA. FAMILIARISMO, TOLERANCIA Y EQUIDAD EN CLAVE INTERNACIONAL1. Luis Ayuso Verónica de Miguel (Universidad de Málaga) Existen diversos indicadores objetivos para el conocimiento de la realidad familiar, basados principalmente en datos de carácter demográfico y económico. En este trabajo se presentan tres indicadores subjetivos construidos a partir de opiniones y actitudes relacionadas con la realidad familiar. El objetivo que se persigue es conocer de forma descriptiva y comparativa la situación de nuestro país con respecto a otros países en relación con tres ámbitos específicos como: la normatividad en el apoyo familiar, la tolerancia hacia nuevas formas familiares y la equidad en la pareja, en relación tanto a tareas domésticas y de cuidados, como en lo referido a la toma de decisiones. Estos indicadores se apoyan teóricamente en el debate actual entre familiarismo e individualismo familiar, la pluralización de formas de vida familiar y las diversas estrategias de conciliación relacionadas con los roles familiares de mujeres y hombres. Con esta finalidad se utilizan datos de la última oleada del Internacional Social Survey Program (ISSP) sobre Género y Familia (2012) en la que participan 48 países correspondientes a todos los continentes. En la parte metodológica se explica la construcción de estos indicadores y en los resultados se presenta la vinculación existente entre familiarismo y sistemas de bienestar, los altos niveles de tolerancia hacia la diversidad familiar en nuestro país, o la alta carga de trabajo doméstico que sigue recayendo sobre la mujer española en términos comparativos. Palabras clave: individualización familiar, familiarismo, pluralización familiar, conciliación familiar, ISSP 1
Los resultados de este trabajo forman parte de un proyecto más amplio titulado: Desafíos familiares a comienzos del siglo XXI. El impacto de la individualización familiar en la cultura, fecundidad y bienestar social (CSO2013-­‐46440-­‐P) financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, encargado de analizar de forma longitudinal y transversal los principales cambios en la familia a nivel internacional.
1 1. Introducción El impacto del proceso de modernización en las sociedades avanzadas ha dado lugar a una reducción en el tamaño medio de los hogares, un paulatino envejecimiento de la población y una reducción generalizada del número de hijos por mujer; este fenómeno ha sido denominado por los demógrafos como Segunda transición demográfica (Van de Kaa, 1987). Sus impactos sobre la realidad familiar han sido muy importantes, dando lugar a una mayor proliferación y sobre todo visibilidad de las llamadas “nuevas” formas familiares, pero también a una flexibilización en las normas de auto-­‐ayuda entre generaciones, así como a avances en la igualdad de género. Siguiendo los postulados de la teoría de la individualización, los efectos de esta tendencia sobre la familia abarcan tres aspectos claves: -­‐
Familiarismo versus individualismo, en relación a la articulación de la norma social que regula las ayudas sociales entre una generación y otra para el cuidado de niños y mayores. -­‐
Tolerancia hacia formas y comportamientos familiares. Como consecuencia de la democratización de la sociedad y de los procesos de privatización y flexibilización de las formas de convivencia familiar. -­‐
Tendencia hacia una mayor igualdad entre hombres y mujeres en la esfera doméstica, que si bien aún no es todo lo rápida que sería deseable, sí tiene una mayor visibilidad si se analizan las cohortes generacionales más jóvenes, así como en esferas como la implicación masculina en el cuidado de los niños, algunas tareas domésticas o la toma de decisiones en el seno de la familia. Los procesos de modernización, como los de transición demográfica e individualización tienen una tendencia a nivel global, y para el estudio de su impacto sobre la realidad familiar es necesario indicadores globales que permitan analizar estas realidades en perspectiva comparada. Los índices reducen parte de la complejidad de la realidad social para facilitar su estudio, permitiendo sobre 2 todo comparar realidades muy diversas. En este trabajo, se presenta una propuesta de tres índices para medir a nivel internacional: la normatividad en la organización del apoyo familiar, la tolerancia hacia “nuevas” formas familiares y la equidad en la pareja, en relación tanto al reparto de responsabilidades y cuidados como a la toma de decisiones. Los datos proceden de la última oleada del International Social Survey Program (2012). Esta propuesta pretende poner en valor estos índices que permiten poder posicionar a cada país a nivel mundial, y reflexionar sobre las causas de las diferencias de cada uno en función de su propio contexto. 2. Propuesta teórica Para la elaboración de estos índices se han utilizado diferentes postulados teóricos contextualizados en la realidad familiar. Todos ellos parten de la teoría de la modernización que enfatiza las transformaciones del capitalismo hacia una “segunda modernidad” (Giddens, 1999), el desarrollo de los procesos de globalización, o la existencia de nuevos riesgos característicos de las sociedades avanzadas y que demandan una mayor reflexividad (Beck, 1998). En su contextualización sobre la esfera familiar debe subrayarse la confluencia de tres corrientes teóricas importantes: En primer lugar, la teoría de la individualización cuyos orígenes se encuentran en el análisis que desarrollaron sociólogos clásicos como Weber, Simmel, Parsons e incluso Habermas, y que destacaban el impacto del proceso de racionalización sobre la sociedad, la pérdida de poder de las grandes instituciones sobre el individuo, o la colonización del mundo de la vida por parte del sistema2. Todas estas corrientes destacaban los procesos de liberación del sujeto de las grandes 2 En la actualidad, Giddens, Beck y Bauman pueden considerarse los tres principales autores que han desarrollado el concepto de individualización social, subrayando cada uno de ellos aspectos diferentes; en el caso de Beck, se vincula con un proceso mucho más global que da lugar a la “segunda modernización”; Giddens observa este fenómeno de forma optimista, resaltando la capacidad reflexiva de la sociedad y por tanto su poder de construir un mundo mejor; mientras que Bauman visualiza aspectos negativos relacionados principalmente con la mayor o menor capacidad de consumo de la sociedad. En todos los casos, la teoría de la individualización recoge aportaciones de la teoría de la modernización, el interaccionismo simbólico y la teoría del conflicto (Véase: Dawson, 2012). 3 instituciones y de la tradición, la capacidad de ganar autonomía por parte del individuo y su poder de decisión; pero al mismo tiempo y de forma ambivalente, el aumento de nuevos riesgos cada vez menos controlables, la proliferación de consecuencias inesperadas de la acción, o la deshumanización y soledad de la sociedad. En definitiva, la teoría de la individualización enfatiza la capacidad del ser humano para escribir su propio futuro, desarrollar su proyecto vital sin el peso de la tradición, siendo mucho más responsable de sus actos, pero a la vez le conduce a una realidad social más flexible, líquida, y rodeada de incertidumbres. En segundo lugar, la teoría de la modernización también tiene efectos sobre el cambio de los valores, los cuales afectan a toda la sociedad y especialmente a la familia, tal y como ha señalado Ronald Inglehart (1998). En su citada teoría, este autor enfatiza el tránsito desde valores materialistas basados en la seguridad y supervivencia a otros post-­‐materialistas que señalan elementos de tipo auto-­‐
expresivo y de auto-­‐realización personal. Para Inglehart, este cambio social no es lineal ni inevitable, pero describe muy bien el comportamiento y la evolución de las expectativas propias de las sociedades de la segunda modernidad o modernidad tardía. Sus aportaciones ofrecen una interpretación que justifica la existencia de valores postmodernos como la ecología, el pacifismo, el feminismo, la importancia de las emociones y la calidad de vida, o los movimientos por la igualdad de género. Todos ellos muy presentes en las sociedades avanzadas y claves para entender muchos de los rasgos característicos de la evolución de la familia actual. En tercer lugar y muy relacionado con el ámbito familiar, el desarrollo del Estado de bienestar, ha tenido una influencia crucial en la articulación de las sociedades actuales. A pesar de su diverso grado de implementación a nivel global, su expansión y desarrollo de características propias ha tenido importantes efectos sobre la esfera doméstica. Siguiendo a Esping Andersen (2000), en este proceso se deben subrayar los procesos de desfamiliarización y desmercantilización de las funciones familiares, lo cual tiene un efecto clave para entender los procesos que acontecen en las familias de la actualidad. A partir del desarrollo del estado de bienestar, muchas de las funciones que tradicionalmente se desempeñaban de forma privada por la familia o el mercado, relacionadas con los cuidados y apoyos 4 inter-­‐generacionales, pasan a ser llevadas a cabo por el Estado de forma pública y en muchos casos universal. La ampliación del sistema de pensiones, el desarrollo del sistema sanitario y educativo, la existencia de múltiples subsidios, la expansión de guarderías o centros de la tercera edad, etc., sirven para reducir la desigualdad social, pero sobre todo “libera” a las familias de estas cargas que tradicionalmente eran asumidas sobre todo por el individuo en el centro y norte de Europa, y por la red familiar en los países mediterráneos. Este hecho da lugar a la transición de la familia desde funciones estructurales/instrumentales a emocionales. Estas tres corrientes son claves para entender el proceso de individualización de la realidad familiar; la mayor autonomía como consecuencia de los procesos de modernización, el desarrollo de valores postmodernos y los avances del estado de bienestar, afectan directamente a la esfera doméstica. La individualización familiar hace referencia a como “la biografía del ser humano se desliga de los modelos y de las seguridades tradicionales, de los controles ajenos y de las leyes morales generales y, de manera abierta y como tarea, es adjudicada a la acción y a la decisión del individuo. La proporción de posibilidades de vida por principio inaccesibles a las decisiones disminuye, y las partes de la biografía abiertas a la decisión y a la autoconstrucción aumentan” (Beck y Beck-­‐Gernsheim, 2001: 19). Este es un proceso muy amplio que ha sido interpretado con diferentes matices por los sociólogos de la familia europeos; algunos autores como Beck y Beck-­‐ Gernsheim (2003 y 2012) han subrayado la importancia de la pérdida de la tradición en muchos comportamientos familiares, siendo este un aspecto clave para explicar las “nuevas” formas familiares; otros sociólogos como Giddens (2000) enfatizan el carácter reflexivo de las nuevas familias y el poder de sus miembros para construir patrones y formas de comportarse que rigen nuestra intimidad. Bauman (2005) señala la importancia de los procesos de mayor autonomía que tienen como contrapartida escenarios familiares muy flexibles y con nuevos riesgos; De Singly (2003) destaca la influencia que el proceso de individualización familiar tiene sobre la construcción de la identidad personal siendo clave en los nuevos procesos de socialización; mientras que Meil, en sus trabajos sobre el caso español (2011), señala cómo este proceso de 5 individualización apenas afecta al mantenimiento de las redes de solidaridad familiar. Descendiendo desde el punto de vista teórico a la realidad empírica, existen múltiples tendencias en la familia del siglo XXI en las que pueden observarse las características de este proceso de individualización. Uno de los rasgos que más se ha señalado ha sido la pérdida de la concepción comunitaria de familia, sobre la que se levantaba el modelo de familia nuclear parsonsiana; la familia como unidad pasa a ser considerada como una suma de unidades correspondientes a cada uno de sus miembros. De esta forma, los análisis desvelan la mayor autonomía de hombres y mujeres en los nuevos emparejamientos (Domínguez, 2011), el rol de los hijos con una construcción de su individualidad a edades cada vez más tempranas (Rodríguez y Morales, 2013) y el nuevo papel de los mayores dentro de la familia, con una mayor diversidad de estilos de vida (Pérez Ortiz, 2006). Emergen múltiples modelos de familia, pero tanto en unos como otros tiende a prevalecer el principio de libres ensemble (solos acompañados) (De Singly, 2000). Otra de las tendencias más señaladas es la pérdida de la linealidad característica de los ciclos de vida familiar respecto al pasado. El proceso de individualización da lugar a una mayor pluralidad en las trayectorias vitales, con procesos de ida y vuelta (Cherlin, 2009), siendo más difícil predecir dinámicas de emancipación, emparejamiento o tenencia o no de hijos, etc. (Coleman y Ganong, 2004). A todo ello debe sumarse el importante papel emocional que mantiene la familia; siguiendo los postulados señalados por Inglehart, el carácter expresivo cada vez más importante de las relaciones familiares, en un contexto más igualitario y democrático, donde adquiere un mayor valor el compartir experiencias3, sentir la experiencia subjetiva más allá de la norma social. Este poder de lo emocional es clave en la construcción de la felicidad y la calidad de vida. La existencia de valores más igualitarios, el mayor nivel educativo sobre todo en la mujer, la reducción del tiempo dedicado a las tareas domésticas, y el impacto del estado de bienestar 3 El desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación (TIC), vienen a potenciar esta tendencia emocional, basada en el compartir intersubjetivo a través de nuevas formas de interacción; su desarrollo se produce en paralelo con las relaciones cara a cara, estando aún por indagar los efectos que puede tener sobre la esfera familiar. (Véase: Ayuso, 2015). 6 sobre la vida familiar, constituyen también elementos claves para explicar la tendencia hacia la igualdad en las relaciones familiares. El impacto de los procesos de individualización sobre la vida familiar se representa de forma múltiple, no es homogéneo en todos los contextos sociales, ni sigue una misma dirección; por ello, es necesario construir índices que permitan visualizar la presencia de este fenómeno en cada uno de los países. Los índices suponen un esfuerzo de síntesis que traen consigo una pérdida de particularidades propias de cada contexto, pero permiten comparar bajo los mismos términos realidades muy diversas, pudiendo ofrecer información a lo largo del tiempo. Este trabajo, presenta una propuesta para medir diversos aspectos del individualismo familiar relativos a la normatividad inter-­‐generacional en los cuidados, la tolerancia hacia diversas formas familiares y la equidad en la toma de decisiones e implicación en tareas domésticas y cuidado de mayores y niños. Dicha propuesta persigue unos objetivos de carácter descriptivo que permitan reflexionar sobre la posición de cada uno de los países en el contexto internacional y constituya un primer paso para posteriores análisis de carácter más explicativo. 3. Metodología El proceso de medición constituye una operación relativa, sobre todo en ciencias sociales, donde el objeto de estudio no suele estar formado por características del mundo físico sino aspectos de componente subjetivo (Del Val, 2015). En el desarrollo de este proceso es necesario en primer lugar, describir de la forma más precisa el fenómeno que se pretende estudiar, abarcando el mayor número de peculiaridades; y en segundo lugar, asignar mediante un proceso matemático propiedades medibles que permita su estandarización y comparación. En este trabajo se presentan tres índices subjetivos dirigidos a medir la individualización familiar, para cuya elaboración se han tenido en cuenta los datos disponibles en la última oleada del Internacional Social Survey Program (ISSP) sobre Género y Familia (2012) 4 . Al utilizar una matriz de datos secundarios, el proceso de conceptualización de los tres fenómenos a analizar (normatividad, tolerancia y 4 Explicar las características de la encuesta en un párrafo 7 equidad) ha sido elaborado por los autores teniendo en cuenta las limitaciones propias por utilizar una fuente de datos secundaria. a) Índice de familiarismo Para la elaboración de este índice se conjugan dos preguntas del cuestionario que hacen referencia a quién cree la persona que responde que debería proporcionar el cuidado de menores de 6 años y de las personas mayores. Las posibles respuestas son: la familia, un centro público, las organizaciones sin ánimo de lucro, centros o cuidadores privados y, en el caso de los/as niños/as, además se incluye la empresa o empleadores de los padres. A través de la combinación de ambas se propone la siguiente clasificación final, bastante desagregada, pero que permite distinguir la opinión según se indague por un grupo de edad u otro: familia en ambos casos, estado en ambos casos, familia en el caso de los niños y estado en el de los mayores, sociedad civil en ambos casos, empresa en ambos casos, familia y otros (con independencia de en qué situación contesta familia), estado y otros (con independencia de en qué situación contesta estado), otras combinaciones escasamente representadas (por ejemplo, sociedad civil y empresa) y, finalmente, la categoría residual (que en análisis posteriores se relegará a valores perdidos) que agrupa los ‘no sabe’ y ’no contesta’ a ambas preguntas. Una solución más sintética es fácilmente reproducible a partir de esta. b) Índice de tolerancia a las nuevas formas familiares Con el índice de tolerancia se pretende resumir la opinión que las personas encuestadas reflejan sobre diferentes formas familiares: el matrimonio como vía a la felicidad en la pareja, el matrimonio como opción ideal para tener hijos, la cohabitación, el divorcio, la familia monoparental y la familia formada por una pareja homosexual (hombres o mujeres) con hijos/as. Las respuestas a los siete ítems se recodifican de tal manera que, cuanto mayor el resultado, mayor el nivel de tolerancia manifestado. A los que han respondido ‘no sabe’ o ‘no contesta’ en alguno de los ítems se les adjudica su valor medio en los ítems que sí han 8 contestado. Antes de proceder al cómputo del índice, como media de todas las respuestas, se estudia la consistencia de las mismas. El valor final del índice oscila entre 1 y 55. c) Índice de equidad en la pareja Abordar la medición del concepto de equidad es complejo dado el carácter multidimensional del mismo. Este índice, por tanto, es el más sofisticado de los desarrollados, y para su elaboración se procede en dos fases, en cada una de las cuales se genera un índice concreto, que posteriormente se fusionan en el índice final. Se trata, por una parte, de sintetizar el rol que cada cónyuge de la pareja (hombre-­‐mujer) adopta en el reparto de las tareas domésticas y el cuidado de familiares (niños/as menores de 6 años y personas mayores). Por otra parte, se analiza el peso de cada miembro en la toma de decisiones referidas a la vida familiar: administración de los ingresos que alguno de ellos o ambos aportan a la economía doméstica, educación de los/as hijos/as y selección de las actividades conjuntas de fin de semana. Hay que aclarar que para estos índices se han considerado parejas heterosexuales cohabitantes. Para el primero de los índices, se opta por emplear las preguntas referidas al número de horas semanales que cada uno de los cónyuges invierte en las tareas domésticas y al cuidado de algún miembro de la familia. A partir de ellas, se calcula la diferencia entre las dedicadas por el hombre y las dedicadas por la mujer, obteniendo una variable cuantitativa que se puede considerar continua. Para según qué tipo de análisis, como los mostrados en el apartado de resultados, se categoriza según la magnitud de dicha diferencia. Es interesante notar que no existen diferencias estadísticamente significativas en el índice de dedicación a las tareas domésticas y cuidado de familiares (niños/as y mayores) según responda la encuesta un hombre o una mujer. 5 En España, a diferencia del resto de países que participan en la encuesta, no se incorpora la categoría ‘ni de acuerdo, ni en desacuerdo’ en las opciones de respuesta, luego para este índice en concreto se la debe excluir de los análisis comparativos por países 9 Para la creación del segundo de los índices, las variables correspondientes a las diferentes preguntas no se ponderan igual. Se considera que el hecho de decidir sobre la educación de los/as hijos/as (3) es más relevante que el de administrar la economía (2), y este a su vez más relevante que el decidir cuáles van a ser los planes comunes de fin de semana (1). Además, como se trata de distinguir la posición dominante de él o ella en este tipo de cuestiones, tanto a las respuestas ‘algunas veces el hombre, otras la mujer’, ‘juntos’, u ‘otra persona’ (para la educación y el ocio), como ‘juntan todo el dinero y cada uno toma lo que necesita’, ‘juntan parte del dinero y mantienen separado el resto’ y ‘mantienen su dinero separado’ (para la economía doméstica) se les consigna valor 0. En definitiva, se realiza la suma ponderada de las respuestas a las tres preguntas, en las que, para simplificar la interpretación de los resultados, al hombre se le puntúa en negativo y a la mujer en positivo. La escala final del índice varía desde el -­‐6 en aquellas parejas en las que principalmente el hombre asume las decisiones en los tres ámbitos y +6, cuando se trata de la mujer. Para fusionar ambos índices existen distintas opciones. En este trabajo se presenta la que resulta de categorizar previamente los dos índices anteriores y obtener, a partir del cruce de ambos, una opción de carácter más cualitativo. China no se incluye en el conjunto de países porque no consignan el número de horas exactas en las preguntas sobre tiempo dedicado a las tareas domésticas y cuidado de familiares. En la tabla 1 se observa cómo se ha procedido a la clasificación propuesta: 10 Tabla 1. Relación entre la diferencia de horas semanales dedicadas a las tareas domésticas y cuidado de familiares y el protagonismo en la toma de decisiones en el hogar más bien el algo más el hombre hombre (-­‐6, -­‐5, -­‐4) (-­‐3, -­‐2, -­‐1) [-­‐210, -­‐1) -­‐ el El hombre decide más y dedica hombre dedica más más tiempo a las tareas y tiempo cuidados [-­‐1, +1] -­‐ más o menos mismo tiempo igual algo más la sobre todo la mujer (1, 2, 3) mujer (4, 5, 6) La mujer decide igual o más y dedica el mismo tiempo o menos a las tareas y cuidados Deciden igual El hombre decide igual o más y dedica el mismo tiempo o menos a las tareas y cuidados y dedican a tareas y cuidados más La mujer decide igual o más y dedica el mismo tiempo o menos a las tareas y cuidados o menos el mismo tiempo (1, 25] (25, 50] (50, 203] -­‐ la mujer El hombre decide igual o más y dedica el mismo La mujer decide más y dedica más tiempo o menos a las tareas y cuidados tiempo a tareas y cuidados dedica mucho más tiempo Fuente: Elaboración propia a partir de los microdatos del ISSP -­‐ 2012 11 4. Resultados a) Familiarismo versus individualismo en las normas de apoyo Gráfico 1. Índice de familiarismo por países 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100% Filipinas Argentina China Polonia México Croacia Bulgaria Venezuela Sudáfrica Suiza Letonia Taiwan India Rusia Chile Japón Rep. Checa Turquía Austria Estados Unidos España Eslovaquia Israel Irlanda Alemania-­‐oeste Gran Bretaña Lituania Canadá Corea del Sur Australia Eslovenia Francia Alemania-­‐este Noruega Finlandia Suecia Dinamarca Islandia familia+familia estado+estado familia niños+estado mayores estado niños+familia mayores sociedad civil+sociedad civil empresa+empresa familia+otros estado+otros otros ns/nc Fuente: Elaboración propia a partir de los microdatos del ISSP -­‐ 2012 12 1,0 Dinamarca Islandia Suecia Alemania Noruega Francia Irlanda Finlandia Austria Suiza Chile Gran Argentina Australia Canadá Eslovenia México Estados Venezuela Taiwán Croacia Rep. Checa Japón Israel Polonia Filipinas Sudáfrica India Bulgaria Letonia Lituania Eslovaquia Rusia Corea del China Turquía b) Tolerancia hacia la diversidad familiar Gráfico 2. Media del índice de tolerancia ante las nuevas formas familiares, por países 5,0 4,5 4,0 3,5 3,0 media: 3,0 2,5 2,0 1,5 Fuente: Elaboración propia a partir de los microdatos del ISSP -­‐ 2012 13 C) Equidad en la toma de decisiones e implicación en tareas domésticas Gráfico 5. Índice de equidad por países 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100% Dinamarca Suecia Noruega Finlandia Gran Bretaña Canadá Islandia Francia Estados Unidos Argentina Alemania Letonia Croacia Irlanda Eslovenia Sudáfrica Israel Lituania España Venezuela Rep. Checa Taiwan Suiza Australia Bulgaria Rusia Eslovaquia Filipinas Polonia Chile Austria México India Turquía Japón El hombre decide igual o más y dedica el mismo tiempo o menos a las tareas y cuidados El hombre decide más y dedica más tiempo a las tareas y cuidados Deciden igual y dedican a tareas y cuidados más o menos el mismo tiempo La mujer decide más y dedica más tiempo a tareas y cuidados La mujer decide igual o más y dedica el mismo tiempo o menos a las tareas y cuidados Fuente: Elaboración propia a partir de los microdatos del ISSP -­‐ 2012 14 6. Bibliografía AYUSO, L. 2015. “El impacto de las TIC en el cambio familiar en España, RES, 23, pp. 73-­‐93. BAUMAN, Z. 2005. Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, Madrid, Fondo de Cultura Económica. BECK, U. 1998. La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad, Barcelona, Paidós. BECK, U., y BECK-­‐GERNSHEIM, E. 2001. El normal caos del amor. Las nuevas formas de relación amorosa, Barcelona, Paidós. BECK, U., y BECK-­‐GERNSHEIM, E. 2012. Amor a distancia. Nuevas formas de vida en la era global, Barcelona, Paidós. BECK-­‐GERNSHEIM, E. 2003. La reinvención de la familia. En busca de nuevas formas de convivencia, Barcelona, Paidós. COLEMAN, M., y GANONG, L. (Ed.) 2004. Handbook of Contemporary Families. Considering the Past, Contemplating the Future, London, SAGE. CHERLIN, A. 2009. The marriage go-­‐round. The state of marriage and the family in America today, New York: Knopf. DAWSON, M. 2012. “Reviewing the critique of individualization: The disembedded and embedded theses”. Acta Sociológica 55 (4), 305-­‐319. DE SINGLY, F. 2000. Libres ensemble. L’individualisme dans la vie commune, París, Nathan. DE SINGLY, F. 2003. Les uns avec les autres. Quand l`idividualisme crée du lien, Paris, Armand Colin. DOMINGUEZ, M. 2011. 1995-­‐2006. Diez años de cambios en las parejas españolas, Madrid, CIS. ESPING-­‐ANDERSEN, G. (2000). Fundamentos sociales de las economías postindustriales. Barcelona: Ariel. GIDDENS, A. 1999. Consecuencias de la modernidad, Madrid, Alianza. GIDDENS, A. 2000. La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas, Madrid, Cátedra. INGLEHART, R. 1998. Modernización y postmodernización. El cambio cultural, económico y político en 43 sociedades, Madrid, CIS. KAA, D. VAN de. 1987. “Europe´s second demographic transition”. Population 42:2-­‐
57. 15 MEIL, G. 2011. Individualismo y solidaridad familiar, Barcelona, La Caixa. PEREZ ORTIZ, L. 2006. La estructura social de la vejez en España. Nuevas y viejas formas de envejecer, Madrid, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. RODRÍGUEZ, I., Y MORALES, E. 2013. “¿Cuántas veces dejamos de ser niños? Un análisis de la representación social de la autonomía infantil” REIS, 143, pp. 75-­‐92. VAL, del, C. 2015. “La medición: validez y fiabilidad” en García Ferrando, et al. (Comps) El análisis de la realidad social. Métodos y técnicas de investigación social, Madrid, Alianza. Pp (202-­‐236). 16 
Descargar