LAS POLÍTICAS EDUCATIVAS EN EL SUR DE EUROPA: LOS IMPACTOS DE LA CRISIS FINANCIERA DESDE UNA PERSPECTIVA COMPARATIVA Luís Capucha, CIES-IUL João Sebastião, CIES-IUL Susana da Cruz Martins, CIES-IUL Ana Rita Capucha, CIES-IUL Dados de contacto: [email protected] Avenida das Forças Armadas, Edifício ISCTE-IUL 1649-026 Lisboa Teléfono: 210464018 Atención: esta es una versión provisional. El texto se encuentra en revisión linguística con respecto a al rigor en la lengua (Español) Resumen En este documento se analizan los impactos de la crisis financiera en los sistemas educativos de los países del sur de Europa, especialmente si estos sistemas se han visto afectados en su capacidad para proporcionar igualdad de oportunidades educativas. Para ello se han obtenido un gran conjunto de indicadores cuantitativos de bases de datos internacionales y datos cualitativos proporcionados por parte de cada equipo nacional participante en el estudio "Retos educativos en el sur de Europa. Equidad y eficiencia en tiempos de crisis ", desarrollado en el CIES-Instituto Universitario de Lisboa. A partir de las características específicas y la evolución de los resultados y el rendimiento de sus sistemas educativos en el contexto europeo hemos intentado responder si la crisis económica / financiera ha tenido un impacto en la equidad y la calidad en los sistemas educativos en el sur de Europa y de qué forma, cuales son las tendencias de cambio y si, en consecuencia, dichos sistemas educativos se han vuelto cada vez más selectivos. El análisis de las políticas educativas y de los principales resultados educativos, durante el periodo de 2000 a 2013/ 2014, ha permitido identificar algunas tendencias específicas en este periodo: • Una clara vía de convergencia de los cuatro países hacia los niveles educativos medios europeos, aunque con diferencias significativas entre ellos; • La existencia de un conjunto limitado de medidas políticas específicamente para hacer frente a los impactos presupuestarios de la crisis; • El papel relevante de los ciclos políticos nacionales, lo que permitió la implementación de políticas educativas distintas, sin vinculación clara con la crisis; • En general la tendencia a revertir el proceso de convergencia, aunque con importantes variaciones nacionales. Al final, una de las conclusiones de más peso es la de que la posición ideológica de los gobiernos constituye un factor decisivo en la forma de considerar las medidas educativas, la mayoría no relacionadas con el esfuerzo de control presupuestario, sino más bien orientadas a la aplicación de medidas selectivas (Portugal y España), la mejora de los procesos de inclusión educativa (Italia) y con poco impacto en la situación de la educación antes de la crisis (Grecia). Palabras-clave: sur de Europa, políticas de educación, proceso de convergencia, crisis, austeridad. 2 1. Políticas nacionales de educación en el contexto europeo A lo largo de la década de 1990, un periodo positivo para la integración europea, hubo un empuje evidente hacia la profundización de la Unión en materia económica y también social y política, fuertemente impulsada por el comisario europeo Jacques Delors (Comisión de las Comunidades Europeas, 1993). La cumbre de Lisboa en el año 2000 fue el cenit de esta tendencia. En el contexto de una economía global del conocimiento y una sociedad de la información, una dimensión importante de la agenda política, tanto a nivel europeo como de los Estados miembros de la UE, fue el objetivo de la expansión de las escuelas y el aumento de las cualificaciones. Por un lado, esto supuso aumentar algún tipo de sentido de "ciudadanía europea" que aún faltaba. Por otro, era una prioridad para abordar el problema de la demanda de cualificaciones, la difusión de trabajos de alta complejidad que requieren capacidades cada vez mayores, principalmente en países donde había trazos visibles de selectividad social y mala calidad de la educación - por ejemplo, bajos niveles de educación y cualificación; niveles menores en la participación de adultos en actividades de formación permanente; las altas tasas de abandono escolar; bajos resultados en la medición internacional de las competencias de los jóvenes y el fracaso escolar extendido - como fue el caso del sur de Europa. Sin embargo ha habido una entendimiento común sobre el papel de la educación en la consolidación de las democracias y en el crecimiento económico sostenible (Barro y Lee, 2015). Este grupo de países del sur aceptó el "desafío calificaciones" y los resultados fueron, como veremos, alentadores (Sebastião et all, 2015). Para el año 2005 el impulso hacia una Europa social y hacia la convergencia de las normas sociales y educativas se había enfriado. La desaceleración del crecimiento económico y el ascenso de los partidos liberales en toda Europa dieron lugar a un desplazamiento de las preocupaciones dirigidas a las políticas sociales (empleo, inclusión social) hacia las políticas económicas y monetarias. En la revisión intermedia de la estrategia de Lisboa las dinámicas triangulares (económicas, crecimiento, cohesión social) se convirtieron en bipolares - la vinculación de empleo al crecimiento económico – y las políticas sociales abandonaron el programa básico. Pero el sur de Europa estaba aún marcando su ruta, principalmente con Portugal uniéndose a países equivalentes. 3 La crisis de 2007/2008 marcó el punto final del proceso. Inicialmente, las instituciones europeas decidieron poner en marcha los "estabilizadores automáticos" y la educación se vio beneficiada de ello. Sin embargo, desde 2010 la crisis de la deuda impulsó el consenso sobre la orientación presupuestaria para poner en marcha programas de austeridad de forma automática que tuvieron graves consecuencias, particularmente difíciles en el sur de Europa e Irlanda. Esto tuvo un enorme impacto en las trayectorias de los países del sur de Europa en sus logros educativos, y alimentó aún más el debate acerca de la relevancia de las políticas educativas en Europa. La forma en que cada país del sur reaccionó a la crisis y en cómo afectó a la educación con las medidas de austeridad, varió extensamente. Esto era de esperar, dado que en las últimas décadas estos países fueron capaces de fomentar y construir sistemas educativos diferentes (Garrouste, 2010, Barro y Lee, 2015). De hecho, es evidente que a nivel de los resultados de los sistemas educativos y las calificaciones de la población, el sur de Europa queda retrasado en el contexto europeo, situación evidente en el caso de Portugal; pero no se puede atribuir, al menos de una forma directa y lineal, a un modelo de estado social típico del sur de Europa, según lo propuesto por Ferrera y Hemerijck y Rhodes (2000). En su lugar, parece que las diferentes orientaciones políticas, economías e instituciones, al igual que otros autores abogan (Moreno y Marí-Klose, 2013; Capucha et all, 2014), se extienden a la modelización de los sistemas de educación y sus resultados, tales como los encontrados en estudios realizados por Andy Green (2013, 2011, 2009, 2006). Los déficits de cualificación de la población de los países del sur de Europa son atributos estructurales que están asociados a procesos históricos (Capucha et al, 2014). Esto incluye la industrialización tardía (aunque con muchas variaciones regionales), la especialización económica basada en mano de obra barata, los altos niveles de desigualdad social, la realización tardía de los sistemas de protección social universales y el aplazamiento de la construcción de los sistemas educativos con vocación universal, debido en parte a la extensión a mediados de la década de 1970 de dictaduras conservadoras, sobre la base de los estados subdesarrollados con funciones restringidas. La plena integración europea de estos países (a excepción de Italia, miembro fundador), siguiendo los procesos de ruptura con las dictaduras, constituye una declaración absoluta de su intención de acoplarse a las estructuras institucionales y políticas, así como a los niveles de vida europeos. El objetivo de la "europeización" (Featherstone y Radaelli, 2003) es central para los gobiernos nacionales hacia la convergencia en todos los ámbitos políticos, independientemente de 4 la acción de las instituciones europeas. La educación, a pesar de las limitaciones presupuestarias, fue uno de los principales ámbitos de la reforma, en todos los niveles y modalidades, tales como la formación profesional y la aplicación de la Declaración de Bolonia en 1999 y la Estrategia de Lisboa en el año 2000 (Featherstone y Kazamias, 2009). Los "esfuerzos de convergencia" eran bastante compatibles con una alta diversidad de modalidades y peculiaridades de los sistemas educativos, así como diferencias significativas en su rendimiento, ya que están fuertemente condicionados por lo que ha dado en llamarse " path dependency” (Nelson y Winter, 1982). Esta diversidad y disparidad entre los sistemas educativos europeos es particularmente relevante cuando se comparan los niveles educativos del norte, centro y sur de Europa. No buscamos discutir todos los vectores de modernización que los esfuerzos de convergencia y europeización desencadenaron en el sur de Europa. No obstante, somos conscientes de que los efectos iniciados por este proceso condujo a estímulos importantes en el campo de las orientaciones políticas, en los marcos institucionales, así como el posicionamiento de los actores con respecto a los sistemas educativos. Moreno-Fuentes y Klose (2013) informaron que los fenómenos de europeización, como un mecanismo de referencia en las sociedades periféricas sometidas a procesos de modernización, generan casi naturalmente diferentes procesos de convergencia, es decir, diferentes caminos y tasas de convergencia, debido a algunas de las características estructurales básicas (e indicadores respectivos) que ya eran distintos. Esto es más cierto cuando se analizan varios indicadores dentro de un periodo diacrónico. Los elementos relevantes de este proceso también se produjeron por la acción de los organismos internacionales que activaron los programas de promoción de la educación (UNICEF) o iniciaron pruebas de rendimiento de los sistemas educativos y su impacto en la competitividad económica (como es el caso de la OCDE y el Banco Mundial) (Lemos, 2014). Otras iniciativas, como el desarrollo de sistemas estadísticos europeos dedicados específicamente a la educación (como por ejemplo, la Red Eurydice) también pusieron de relieve la necesidad de una inversión sostenida en la reducción del retraso educativo y en su convergencia con la media europea. Esta evidencia se basó también en las teorías del capital humano (Schultz, T., 1961), en la creciente complejidad del contexto de la en la economía mundial basada en el conocimiento (Drucker, 1993; Castells, 2003; Costa, 2003). 5 Fue, por tanto, dentro de un marco complejo donde los países del sur de Europa fueron capaces de modernizar de forma eficaz y desarrollar sus sociedades y sistemas políticos mirando a de los países desarrollados de Europa. A pesar de haber empezado el proceso de convergencia en condiciones estructurales claramente más desfavorables, como consecuencia del fin de las condiciones excepcionales para el crecimiento y la justicia social experimentada por Europa en el periodo de los "gloriosos treinta" (Therborn, 1995). La senda de convergencia estaba en curso, al menos en el campo de la educación y la formación, cuando la crisis la interrumpió bruscamente. 2. Metodología Este artículo, como se ha mencionado anteriormente, es uno de los resultados del proyecto de investigación internacional "Desafíos educativos en el sur de Europa. Equidad y eficiencia en tiempos de crisis "- Proyecto de ECSE, coordinado por un equipo portugués del CIES-IUL ISCTE- y basado en la colaboración de equipos de investigación en España, Italia y Grecia. Los países del sur de Europa como referente empírico se justifica por varios factores: 1) estos países comparten un fondo económico, social y político similar, incluyendo experiencias autoritarias relativamente recientes y estados de bienestar recientes (Ferrera, 2000), así como las economías mermadas por la productividad y los problemas de competitividad (Capucha, 2014; Niemeyer, 2007) la crisis económica ha sido especialmente grave en estos países; y finalmente; 3) estos países tienen los mayores déficits educativos en el contexto europeo (Martins, 2012). El proyecto se centra en el periodo entre 2000 y 2014 con el fin de permitir un análisis diacrónico, distinguiendo el periodo anterior a la crisis (en su mayoría, informando de los logros educativos impulsados desde la Estrategia de Lisboa) y el reciente periodo dentro de un contexto de crisis, representado por diferentes recortes presupuestarios y la reestructuración de las políticas nacionales. El enfoque metodológico se beneficia, por una parte de la análisis comparativo entre estos cuatro países basado en según datos internacionales (de la OCDE, Eurostat, Red Eurydice) y, por otra parte, en una profunda investigación aprofundado de base nacional de acuerdo con un marco conceptual y metodológico para las comparaciones construido principalmente a partir de la contribución de los investigadores de los cuatro países. Una 6 de las fuentes esenciales de este trabajo está relacionado con los informes de los perfiles nacionales. Estos tienen una cuadrícula analítica común que fue montada, discutida y trabajada con todos los equipos. Con respecto a este recopilamos la información principal de los datos internacionales (UNESCO, OCDE, Eurostat, Eurydice, SEEPROS y el CEDEFOP) con el fin de garantizar la comparabilidad de los datos entre los cuatro países. Estos datos se complementaron con otras informaciones recogidas por cada equipo, especialmente en relación con las políticas nacionales de educación. Cada equipo realizó un informe nacional, partiendo de las dimensiones principales y la producción de análisis de fondo sobre ellos. Así que en este artículo, el material empírico principal está formado por algunos de los indicadores clave para las dinámicas de cualificación, la participación de segmentos específicos de la población en la educación y la formación y las cualificaciones del alumno y el análisis de las competencias; y la información sustantiva producida en estos informes de perfiles nacionales. 3 - Dinámicas de Educación del sur de Europa El análisis de la tendencia a la convergencia en los resultados de los países del sur de Europa en el campo de la educación y la calificación sigue dos vectores analíticos: (1) En primer lugar, estos países, en comparación con los países del centro, norte y este de Europa y América del Norte, tienen debilidades estructurales persistentes en su rendimiento. Esto se puede comprobar, por ejemplo, en la finalización de la escolarización obligatoria (Martins, 2012), o la proporción de la mano de obra que exhibe los niveles de formación más bajos (como aparecerá después). (2) En segundo lugar, la entrada en la Comunidad Europea influyó en los procesos de modernización de las estructuras sociales e instituciones de las economías y del estado, incluyendo las políticas de educación. La afirmación de la convergencia de los cuatro países del sur de Europa se apoya en el análisis de los cuatro indicadores relativos a la educación en los objetivos de 2020: El abandono escolar; tasa de graduación en la enseñanza superior; tasa de adultos inscritos en las acciones de educación y formación; y tasa de estudiantes matriculados en la formación profesional. Un simple examen de la estructura de cualificación de la población activa (de 25 a 64 años) en los cuatro países del sur de Europa en consideración en este documento pone de 7 manifiesto un déficit estructural evident, con el predominio de la formación académica más baja. En 1994 las titulaciones equivalentes a la enseñanza primaria eran bastante significativas, especialmente en Portugal con el porcentaje más alto (casi un 80%), seguido inmediatamente de España (un 72,5%). Grecia e Italia, que también tenían porcentajes elevados (un 58,6% y un 65,2% respectivamente), mostraban resultados más alentadores con respecto a la población con el equivalente a la educación secundaria (un 27,5% y un 27,7% respectivamente). Después de haber entrado recientemente en la CEE (a excepción de Italia), el sur de Europa aún mostraba claramente las consecuencias de un retraso histórico en el desarrollo educativo, así como en un proceso de consolidación democrática y la construcción del complejo institucional del sistema de educación. Se dio prioridad a las reformas que fomentaban el acceso y la participación universal en los niveles inferiores del sistema. En este momento las prioridades educativas del norte y centro de Europa ya habían sido reorientadas a la masificación de los niveles más altos de educación. Los esfuerzos realizados por los países del sur hasta el año 2004 les permitieron recuperar una parte importante de su retraso inicial, manifestándose en un rápido crecimiento del porcentaje de la población con el nivel de educación secundaria y un retroceso de la población con educación primaria. También hay que subrayar que estos esfuerzos nacionales estaban sucediendo a diferentes ritmos de desarrollo, con los resultados menos favorables y ritmo más lento en Portugal. En este tiempo, de cualquier forma, las tendencias ya habían señalado claramente el objetivo de alcanzar los estándares europeos (más secundaria y el nivel de educación superior). Los casos de Grecia e Italia, con una preponderancia de la población con educación secundaria (un 38,5% y un 37% respectivamente) son los que coinciden más estrechamente con los resultados de la UE (un 46,4%), mientras que en España los niveles de finalización de la educación superior estaban bastante por encima de la norma europea (un 21,9% para Europa, y un 26,7% en España). En 2014, Italia y Portugal aún experimentaban más dificultades en la consecución de los niveles medios europeos de alcanzar la educación superior, pero mostrando signos importantes de recuperación (un 16,9% y un 21,7% respectivamente, en comparación con el 29,3% de la UE). Por otra parte, Italia y Grecia son los países donde la educación secundaria es más frecuente (de un 42,4% a un 40,3% respectivamente). España es líder 8 en porcentaje de titulados superiores, ostentando el más alto porcentaje de la población dentro de este nivel educativo (un 34,7%). A su vez, Portugal presentaba una clara recuperación entre el 2004 y el 2014 en todos los niveles educativos (lo que implica menos población que se coloca en niveles por debajo de finalización de los estudios secundarios y más personas con educación secundaria y superior). Sin embargo, Portugal sigue siendo el país del sur de Europa con el peor rendimiento escolar. En resumen, podemos concluir que, aunque con deficiencias estructurales que afectan a todos los países del sur en sus cualificaciones y las diferencias que se pueden percibir entre ellos en sus estrategias y políticas adoptadas (Martins, 2014), todos ellos progresaron significativamente con el fin de recuperarse y lograron mejores resultados entre 1994 y 2014. Algunos de los objetivos educativos fueron introducidos por los objetivos Horizonte 2020, como el título de educación superior para los jóvenes (30-34 años). Se espera que para ese año, las personas de entre 30 y 34 años de edad que se hayan graduado en este nivel educativo lleguen a un 40%. De todos los países del sur, Grecia es el único que ya ha igualado e incluso superado su propio objetivo (el 37,2% en 2013; objetivo para 2020: un 32%), seguido de España, casi alcanzando el objetivo del 44%, teniendo ya un 42,2% de la población de entre 30 y 34 años con titulaciones superiores en 2013. Italia también está cerca de la meta predecible del 26%, presentando un 23,9% en 2013 y Portugal aún tiene un largo camino por recorrer para alcanzar el objetivo del 40%, como indica su reciente cifra que fue de un 31,3% en 2013 (véase Eurostat, EPA). Sin embargo, el nivel de educación superior es también representativo tanto de la convergencia como de las diferencias registradas en términos de tasas de desarrollo dentro de este proceso. Los datos indican que Portugal fue el país donde la lucha por la recuperación ha sido proporcionalmente más eficaz. Las tasas elevadas de graduados en Portugal (de 25 a 64 años) del 8,8% en 2000 al 21,7% en 2014, lo demuestran. Parece ser que, sobre todo en 2006 y 2007, el sur de Europa no se detuvo a lo largo de su trayectoria ascendente, incluso cuando comenzó la crisis. En general, hay dos conclusiones principales: (1) los países con peores resultados con presencia en la educación superior - Portugal e Italia - presentan el resultado de un esfuerzo obvio; (2) la tendencia común está por encima del crecimiento medio observado en la UE, que también muestra una trayectoria de crecimiento. 9 En términos de resultados, la evolución de los países del sur de Europa es más positiva que la observada en los países del norte y centro de Europa, la única manera de cerrar la brecha educativa entre ellos. Por otra parte, todos los países del sur de Europa muestran tasas de progreso similares o mayores que, por ejemplo, Suecia, Alemania y el Reino Unido, durante los últimos 14 años. El presentar a los países del sur de Europa a esta perspectiva comparativa nos ayuda a demostrar nuestro argumento principal. Asimismo, las políticas de formación profesional y la formación permanente han ocupado un lugar central en la agenda europea, así como en otras principales organizaciones internacionales (la OCDE, por ejemplo). Y esto también es cierto en las agendas nacionales de educación en el sur de Europa. Estas políticas han hecho referencia sistemática a herramientas estratégicas para la calidad de la sociedad, la ciudadanía y la integración social, para satisfacer las necesidades de los mercados de trabajo de una manera competitiva, en el contexto de la economía del conocimiento y de la sociedad la información. Como ocurrió con la escolarización y la progresión de cualificación en la enseñanza superior, también en estos dos dominios mencionados encontramos, en términos generales, que los países del sur de Europa presentan un patrón de convergencia aunque con diferencias relevantes entre ellas, tanto en los resultados como en la periodización de las tasas de esta convergencia. El aumento del flujo de estudiantes que ingresan en los itinerarios de formación profesional es evidente en casos específicos, tomando en consideración de 2000 a 2014 (Eurostat, EPA). España y Portugal incrementaron en 12,9 p.p. y en 20,6 p.p. respectivamente, en el número de estudiantes que optan por este segmento de la educación (España el 34,4% y Portugal el 46% en 2014). Sin embargo, Portugal es el único país que mantuvo la progresión después de la crisis. Por el contrario, en España se registró una disminución considerable a partir de 2012 (menos de 11,1 p.p. en 2014), lo que significa que España, después de la crisis, se unió a una tendencia más visible en el contexto europeo: entre 2000 y 2013 hubo una disminución en la UE de 5,8 p.p. Italia muestra una disminución de 7,5 p.p., cayendo también en línea con la cifra de la UE. En 2000, Italia, sin embargo, presenta un porcentaje por encima de este valor (Italia: un 63,6% y la UE: un 54,5%), después de haber invertido anteriormente en este segmento de la educación. Grecia se encuentra en la situación opuesta: la formación profesional ha aumentado ligeramente (1,1 p.p.), por debajo del 47,8% del porcentaje de la UE en 2013 (el 33,7% en Grecia en 2013). De hecho, en este país la inversión y el objetivo en términos de políticas educativas siempre ha sido mayor en los caminos académicos y se estima con 10 frecuencia que la formación profesional representa un punto débil que funciona casi como un sistema de absorción de los estudiantes que fracasan en los cursos académicos. A pesar de la existencia de las diferentes prioridades de la política educativa en los diferentes ciclos de tiempo, en comparación con otros estados miembros de la UE, la evolución del porcentaje de estudiantes que forman parte de las áreas de formación profesional dentro del total de estudiantes en la enseñanza secundaria (desde 1998) la tendencia general de los cuatro países del Sur es una de convergencia. A pesar de la insistencia en este ámbito político como una prioridad por parte de las instituciones europeas, hay en los últimos años, una disminución de los estudiantes de formación profesional en términos generales. De hecho, esto parece ser una tendencia europea, cómo el componente profesional sigue disminuyendo en la mayoría de los países analizados y, como se vio antes, en la UE. En Alemania, el indicador se sitúa en 16,8 p.p. (mostrando una tasa del 47,8% en 2014, mientras que el porcentaje inicial fue de casi el 65%, el más alto del grupo estudiado). La disminución es más evidente desde 2008. Suecia no disminuye, sino que permanece con tasas idénticas a las presentadas en 2000 (el 43,7% en 2012). De hecho, en 2007 este país presentó su cifra más alta (un 57,1%) disminuyendo desde entonces; y finalmente, Inglaterra perdió 13,4 p.p., con una tasa (el 42,7% en 2012) más alta que España, pero menor que la de Italia y Portugal (cabe señalar que el aumento muy rápido en este país se produjo sólo después de 2008) (Eurostat, EPA). En cuanto a la formación permanente, hay una tendencia de la convergencia a un ritmo más lento, pero más visible en algunos países. Después de haber sido también un área clave en la Agenda de Lisboa y una de las prioridades actuales de Europa, los esfuerzos para aumentar el número de adultos que participan en actividades de formación es particularmente visible en el caso de España y Portugal, mientras que en el caso de Italia y Grecia los países se muestran caracterizados por una evolución más lenta (Eurostat, EPA). Tanto España como Portugal presentan los porcentajes más altos en 2015 (el 9,7% en ambos casos) dentro de los países del sur de Europa. Sin embargo, ha habido una disminución en el caso de Portugal desde 2011, que está relacionada con una decisión política adoptada en este país desde ese año. En España el descenso se inició en 2013. 11 Italia y Grecia crecieron sólo 2,7 p.p. cada uno hasta 2015, pero también muestran una pequeña disminución desde 2014, como ocurrió de una manera más destacada con sus socios en años anteriores. Sin embargo, con tasas de participación más bajas y un aumento mucho más lento, Grecia se destaca por tener una de las tasas más bajas de la UE (el 2,9%) (Eurostat, EPA). Las diferencias en estos números también muestran las diferencias en las prioridades y las políticas adoptadas en la educación de adultos. Es bien sabido que se han aplicado medidas importantes en Portugal desde 2007, bajo el "Programa de Nuevas Oportunidades" (Carneiro, 2011). Este programa, en el que participaron más de 2.000.000 de personas en cinco años en diferentes medidas de educación para adultos, alcanzó un total de 700.000 personas certificadas en educación primaria y secundaria, siendo interrumpido en 2011 por decisión política. En España, la "ESO" (Educación Secundaria Obligatoria) también logró buenos resultados. Sin embargo, al final, las políticas de los dos países en esta área siguen siendo débiles, con la crisis que afecta gravemente a las futuras propuestas para resolver el problema de la falta de cualificación de la población adulta. Comparando el sur con los otros tres países europeos utilizados hasta ahora para complementar el análisis, se hace evidente que Suecia se destaca con la tasa de participación más alta (un 29,4% en 2015), muy por encima de la tasa media de la UE (el 10,6%). El Reino Unido, con una tasa del 15,5% (a pesar de que se redujo en 10 p.p. en el intervalo de tiempo considerado), también se comporta mejor que el sur. Alemania aparece en este panorama con valores más cercanos e incluso por debajo de las que se encuentran en el sur de Europa (manteniéndose en el 7,9% en 2015). Sin embargo, podemos afirmar que el esfuerzo del sur de Europa en este indicador no produjo resultados lejos de los observados en sus homólogos del norte. También en este caso, los países que presentan las tasas más bajas, colocándolos en desventaja, son aquellos en los que la progresión fue más significativa. Más grave parece ser la situación de aquellos que parecen estancarse o incluso disminuir después de los recientes cambios políticos. Los resultados de la educación de adultos y formación - que cubre sólo las acciones de educación formal - en España y Portugal merecen una mirada más profunda a estos dos países. Ambos tenían tasas más expresivas en la formación permanente (LLL) en el sur 12 de Europa entre 2000 y 2014, y presentan patrones específicos: (1) si bien en España el indicador de LLL ha disminuido a lo largo de estos últimos años, la asistencia a la población adulta en la parte baja y la educación secundaria superior, en particular para las edades más avanzadas, sigue aumentando. La "ESO" se observa en este contexto como una oportunidad para los desempleados de mejorar sus propias cualificaciones. (2) Por el contrario, Portugal experimentó su mayor crecimiento masivo durante 2008 y 2009, ya en un contexto de crisis, pero también un escenario de una prioridad política eficaz dada a la educación de adultos. El Programa de Nuevas Oportunidades fue creado en 2006 con el objetivo de capacitar y facilitar el acceso de los adultos a la educación con el fin de resolver el déficit de cualificación de la población portuguesa, y de hecho ha producido un impacto extremamente positivo. Tanto en la educación secundaria inferior como en la superior, hemos observado un aumento de la asistencia en particular entre los grupos mayores y, a continuación, una rápida descendiente después de 2011: 129.113 alumnos menos en la educación secundaria inferior y superior, de más de 30 años, entre 2009 y 2014. Esta disminución fue el resultado de opciones políticas nacionales que llevaron al fin del "Programa de Nuevas Oportunidades" sin haber tomado ningún tipo de medida equivalente en sustitución. Portugal se quedó sin la educación de adultos durante unos 4 años y con graves consecuencias en su problema de cualificación. Recientemente, los informes de la OCDE (EAG, 2013) afirman que los países del sur de Europa han mostrado un progreso muy significativo en este indicador, que ha ido mejorando a lo largo de Europa, sin embargo, todavía está por debajo de los objetivos fijados para 2020 (un 10% de abandono escolar). Analizando la cifra 9, se puede observar una tendencia general a la baja, más pronunciada en España, Portugal e Italia, países que aún tienen tasas más altas de abandono escolar en 2015 (un 20,3%, un 14,4% y un 14,6% respectivamente), pero no muy lejos de la media europea o de los resultados mostrados por los países del norte de Europa. Sin embargo, es importante destacar la recuperación portuguesa, al pasar de un 43,6% en 2000 a solo el 14,4%, incluso más bajo que el de Italia, cercano a la tasa europea (11%) y la del Reino Unido (11%). Grecia está en la mejor posición, con una tasa del 8,3%, siendo parte del grupo formado por todos los demás países representados aquí, donde Grecia y Suecia (el único país que empeoró entre 2000 y 2012, del 7,3% al 7,5%, y presentando un 6,6% en 2015) se encuentran por debajo del objetivo europeo para 2020. La recuperación en términos de 13 convergencia de Portugal, España, Italia y Grecia, correspondientes al abandono escolar es, por tanto, inequívoca. Una vez más nos encontramos con un desarrollo positivo al considerar los resultados de PISA, lo que permite el análisis de la calidad del aprendizaje y el rendimiento en la educación en los cuatro países. PISA corresponde a una prueba realizada por la OCDE con alumnos de 15 años que probaron sus habilidades y destrezas en lectura y en matemáticas. En estos dos ámbitos de competencia, nos encontramos con un desarrollo positivo en los países del sur de Europa, que, después de algunas fluctuaciones, se estabilizó en torno a los resultados que indican mejoras. Grecia se mantiene en ambos ejemplos en términos de resultados como el país del sur con una inconsistencia general más evidente. Al considerar las habilidades de lectura, los países del sur de Europa han mejorado gradualmente después de un periodo de oscilación, acercándose a la media de la OCDE de 498. Por el contrario, otros países que son tradicionalmente conocidos por los buenos resultados de sus sistemas educativos, vieron disminuir sus resultados PISA, como fue el caso de Suecia (estas cifras sitúan ahora este país por debajo las puntuaciones de Portugal, Italia y España). Esta situación está probablemente relacionada con los cambios radicales en la educación que se han implementado en este país desde principios de 1990 (OCDE, 2012). En cuanto a las matemáticas, los resultados son en general más homogéneos en los cuatro países. El sur de Europa sigue las tendencias de la OCDE. En particular, Portugal e Italia demuestran un progreso significativo (Portugal sube 33 puntos, con una puntuación de 487, e Italia sube 28 puntos, con una puntuación de 485), acercándose a la media de la OCDE de 494. El sur de Europa (con excepción de Grecia) está en la "tendencia cíclica". No siguen la tendencia general a la baja en los resultados, a la que sólo escapa Alemania. En resumen, podemos identificar caminos convergentes del sur de Europa hacia sus socios europeos, reflejados por un claro patrón de movimiento hacia el promedio de desempeño educativo de la Unión Europea y la OCDE. La convergencia de los resultados analizados aquí viene principalmente de sus esfuerzos políticos nacionales, impulsadas 14 en parte por la influencia europea y el efecto político de las comparaciones internacionales. En este contexto de diversidad, pero de demostrada convergencia, es importante comprender la magnitud de los impactos del contexto de crisis y la consiguiente repercusión de las políticas de austeridad en el sur de Europa en el sector de la educación. Algunas áreas, como la educación de adultos, son más reveladoras de esta dirección. Las dos cuestiones principales a las que responder son las siguientes: (1) ¿influyó la crisis en las políticas educativas y sus resultados? (2) ¿fueron los impactos resultado de las limitaciones financieras, o la ideología y la consecuente opción política jugaron el papel principal? 5- Las limitaciones financieras y la ideología educativa: ¿qué cambió en la educación en el sur de Europa durante la crisis? El proceso de convergencia del sur de Europa se basa en los resultados visibles que podemos resumir en al menos dos ideas fundamentales: la mejora de los niveles de cualificación y el mejor rendimiento de los sistemas educativos - una evolución positiva de la mayoría de los indicadores utilizados aquí para demostrar la ruta de convergencia. Este proceso se interrumpió, al menos en algunas áreas - la disminución observada por ejemplo en la asistencia de la formación profesional, y, de forma más clara, en el ámbito de la formación permanente, particularmente en Portugal. Esta disminución no puede explicarse por factores financieros, ya que los diferentes países han sido objeto de un estrés similar de austeridad, pero los gobiernos tomaron diferentes opciones relacionadas directamente con las tendencias decrecientes. En términos generales, la convergencia positiva ocurrió a pesar de los recortes presupuestarios pronunciadas derivados de la política de austeridad implementada en los países del sur de Europa. Sin embargo, las políticas de austeridad en la educación en estos países dieron lugar a varios hechos negativos que podemos resumir en una serie de medidas generales: despido de profesores; menos profesores en algunas áreas (por ejemplo, en la educación especial en Portugal); cierre de escuelas; interrupción de los programas educativos. El "Programa de Nuevas Oportunidades" en Portugal es un ejemplo en este sentido. La austeridad produjo desinversión en la educación, en conformidad con las llamadas políticas de ajuste estructural, sobre todo teniendo en cuenta la deuda del estado, que se encuentran opuestas, de hecho, a las proclamas 15 oficiales, dentro de Horizonte 2020, de la promoción de las cualificaciones y la inversión en capital humano como objetivos centrales para el futuro. Pero las verdaderas intenciones no estaban en conformidad con este tipo de proclamas, tanto en el sur de Europa como en otras áreas de gran alcance. Merecen ser tenidas en cuenta las declaraciones de la canciller alemana, Angela Merkel, quien dijo a la agencia financiera Bloomberg en noviembre de 2014, que Portugal y España tenían demasiados graduados y por lo tanto debería alejarse la obtención de este grado como una prioridad, centrándose más bien en el nivel de formación profesional (Público, prensa portuguesa, 11/04/2014). Como si los países del sur de Europa fuesen a aceptar un perfil acumulado de baja capacitación - y en consecuencia los rendimientos del trabajo inferiores - en comparación con sus socios del norte y centro de Europa. El gasto se había mantenido estable en la Unión Europea desde 1995. El sur de Europa informó de una menor inversión - a excepción de Portugal - pero se aproxima progresivamente a la media europea y ya registra los niveles similares a países como Alemania y el Reino Unido, mientras que Suecia siempre se ha mantenido a una cierta distancia, incluso después de un ligero descenso en 2009. Con la llegada de la crisis económica y financiera de 2007/8, había dos tendencias contradictorias. En primer lugar, se llevó a cabo un aumento global de la inversión hasta 2010, siguiendo las orientaciones del Consejo Europeo de lanzar "estabilizadores automáticos" para hacer frente a los impactos de la crisis financiera. En segundo lugar, una inversión general de esta tendencia a partir de 2011 en adelante, con todos los países que registraron una reducción general de los gastos en educación, con la excepción de Suecia y Grecia. El redireccionamiento de las orientaciones se decidió en el Consejo Europeo del 17 de junio de 2010, que marcó el giro hacia la austeridad como la respuesta política única para las políticas de crisis, estableciéndose la necesidad de "dar prioridad a las estrategias de consolidación fiscal favorables al crecimiento y centradas principalmente en el gasto moderado" (Consejo Europeo, 2010: 2). Las políticas se centraron entonces en el fortalecimiento del papel del Pacto de Estabilidad y Crecimiento en la definición de los objetivos, las medidas y los presupuestos nacionales. Cabe señalar que este consejo viene a enmarcar la asistencia externa para Portugal y Grecia por el FMI, BCE y la Comisión Europea, así como la implementación de paquetes de medidas de austeridad en España e Italia. 16 Sin embargo, como hemos visto anteriormente, el impacto en los resultados no es claramente visible. Como se ha señalado Barro y Lee (2015), los efectos de los cambios en las políticas educativas son únicamente visibles dentro de un determinado plazo. Este es el caso de Suecia, donde solo en los últimos años han sido visibles todos los impactos de la reforma de 1990; o la mejora de los resultados alemanes de PISA que no pueden ser desconectados de la decisión política de crear un mejor equilibrio entre el sistema dual y otros tipos alternativos de educación (PISA, 2012). Por tanto, es probable que el impacto de los recortes presupuestarios observados en los últimos tiempos solo se refleje en su totalidad en los indicadores de rendimiento de la educación dentro de unos años. Esta es una cuestión relevante para el seguimiento en un futuro próximo. De hecho, los hallazgos del proyecto de investigación "Desafíos educativos en el sur de Europa. Equidad y eficiencia en tiempos de crisis" apuntan a la existencia de tres niveles de impacto. En primer lugar, en el periodo posterior a 2011 de la crisis hubo severos recortes a nivel financiero en la educación, visto en recesión el gasto público, reducción de salarios (profesores y personal educativo), la contención de recursos humanos (menos maestros; despido de docentes, menos profesores en temas específicos). Estos recortes no se acordaron formalmente en el marco de los "paquetes de austeridad" impuestos por las instituciones europeas, sino que se inspiraron en ellos. En segundo lugar, los cuatro países cambiaron políticamente con gobiernos más conservadores (con la excepción tardía de Italia, donde fue a la inversa). Este cambio tuvo un impacto en los programas de educación, que se perciben más orientados a la promoción de la selectividad y la neoliberalización de los sistemas educativos. Y, por último, un tercer nivel de los impactos de naturaleza más simbólica: la propaganda atribuyendo la responsabilidad de la crisis al "gasto excesivo del Estado" y a las personas "que viven por encima de sus posibilidades", abriendo el paso a los recortes públicos, incluso en ámbitos considerados como prioritarios por los objetivos oficiales definidos por la Unión Europea. En términos generales, la educación era permeable a los contextos políticos y las decisiones políticas regresivas. De la marca "ideológico" - como la mayoría de los países del sur tuvo partidos de derecha durante el advenimiento de la crisis - y el contexto de crisis, podemos destacar: - Una suerte de desmantelamiento de las escuelas del estado, con el ascenso de los niveles de gasto en las escuelas privadas; 17 - Se compromete la senda de convergencia, que ya era evidente en países como Portugal, con una clara interrupción en las políticas y medidas de educación sobre segmentos específicos – lo que significa comprometer los niveles de equidad; - El aumento de la selectividad dirigiendo a alumnos con entornos sociales desfavorecidos a cursos de formación profesional y tecnológica a edades tempranas en países como Italia, Portugal y Grecia. La selectividad también se incrementó con una importante presencia de algunos grupos sociales étnicos y otros "estigmatizados" en algunos países (Italia y Portugal). En Italia, Portugal y Grecia el origen social influyó tanto en las trayectorias escolares (de seguimiento temprano) como en los resultados escolares. Estas formas de "selección oculta" (a veces reforzada por la introducción de exámenes en todos los niveles de educación, también están en el centro de las dificultades para acceder a la educación superior. - Portugal es el país donde los niveles de equidad en la educación fueron más comprometidos, con la reducción tanto de la educación de adultos y educación especial, así como un cambio de los planes de estudio hacia los contenidos disciplinarios en lugar de habilidades. En términos generales, Portugal representa un caso particularmente interesante de la marca "ideológico" impreso en el nombre de la austeridad después de 2011. Entre todos los países del Sur, Portugal se convirtió en el mejor ejemplo para mostrar las relaciones entre las opciones ideológicas, la crisis y la educación; - La educación de Italia fue un caso de tendencia cíclica, siendo un país que a pesar de los grandes niveles de impactos de la crisis - sobre todo teniendo en cuenta que los niveles de desigualdades habían crecido - empezó a invertir en las agendas más equitativas, promoviendo cambios y avances en la educación de adultos y en una agenda de educación integradora. Una vez más, la ideología, y no la restricción financiera, fue el conductor de las opciones políticas. 4. Conclusiones Tres conclusiones principales fueron extraídas de los análisis contenidos en este documento. En primer lugar, varios indicadores clave sobre educación en los países del sur de Europa muestran una clara tendencia a acercarse a las normas europeas en las últimas décadas. En segundo lugar, esta tendencia se corresponde en gran medida a la dinámica de la europeización y captura el proceso de convergencia. En tercer lugar, la crisis afectó a este proceso, pero no está claro que las restricciones financieras hayan 18 jugado un papel determinante. Las diferentes orientaciones ideológicas y políticas fueron los factores clave de los cambios que se produjeron. De cualquier manera, esta tendencia de una convergencia consolidada en las últimas décadas está en riesgo debido a la imposición de medidas de austeridad, lo que nos lleva al corazón de una tendencia europea más pronunciada de etiquetar a las personas del sur como perezosas y, de alguna manera, resistentes a la cualificación. Este estereotipo se ejecuta contra el evidente esfuerzo educativo de convergencia, que obliga a la búsqueda de otros factores, probablemente asociados al sistema financiero, el perfil de especialización económica y la persistente discriminación en los mercados (Ref), la explicación para la intensidad con la que se vieron afectados estos países por la crisis y las medidas de austeridad. Aun así, al menos por ahora, los impactos negativos derivados de la crisis de la deuda y los programas de austeridad están empezando a ser visibles en los resultados de los sistemas educativos y en los indicadores de su desempeño. Bibliografía Ball, S. (1998). Big policies/small world: an introduction to international perspectives in education policy. Comparative Education, 34 (2), pp. 119-130. Ball, S. (2008). The Education Debate. The Policy Press. Bristol. Barro, J.R., Lee, J-W. (2015), Education Matters global - School gains from the 19 th to the 21 st century, Oxford university press. Blyth, M. 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