ESTUDIO SOBRE LAS PERSONAS SIN HOGAR DE LA CIUDAD DE VALENCIA 2015 AUTORAS Sara Valiente Andreu (autora de contacto) Elsa Olmeda Rodríguez Silvia Villa Marzo M. del Mar Caturla Bastit M. Jesús Felipe Tío Resumen: La investigación que aquí se presenta tiene por objetivo conocer en profundidad la realidad de las personas sin hogar que viven en las calles de la ciudad de Valencia o que están alojadas en establecimientos como albergues, pisos de acogida, etc., al carecer de vivienda y de medios para subsistir por sí mismas. Se pretende además, conocer sus opiniones sobre los recursos existentes y recoger de primera mano sus propuestas de mejora de esos recursos. Esta fuente de conocimiento que son las propias personas sin hogar, se complementa con otras básicas: los y las profesionales del sector y personas expertas en el ámbito del sinhogarismo. La finalidad última del estudio es obtener herramientas para una planificación más eficaz de la intervención que se lleva a cabo con las personas que carecen de un domicilio normalizado y para las que la calle es prácticamente la última alternativa. Palabras clave: sinhogarismo, protección, bienestar social, intervención, estrategias. Agradecimientos Esta investigación fue posible gracias al Ayuntamiento de Valencia, Concejalía de Servicios Sociales y a otras organizaciones y entidades (listado en página siguiente) que trabajan en el ámbito de las personas sin hogar, en la ciudad de Valencia. Estas instituciones aportaron personal técnico y voluntario, que fue esencial para llevar este estudio a término. También se contó con profesionales del sector y se consultó a un importante grupo de personas expertas, a las que queremos hacer llegar nuestro reconocimiento. EQUIPO INVESTIGADOR Coordinación – Sección de Estudios y Planificación del Servicio de Bienestar Social e Integración, Concejalía de Servicios Sociales, Ayuntamiento de Valencia – M. Jesús Felipe Tío Colaboradores: integrantes de la Mesa de Coordinación Técnica Interinstitucional de Personas sin Hogar - CAST (Centro de Atención a Personas sin Techo) – Inmaculada Soriano Belloso y M. José Sapena Más - Cáritas Diocesana – José Antonio Manuel Navarro - Asociación Natania - Proyecto Rehoboth – Elena Matamala Zamarro - Asociación Valenciana de Caridad – Cristina Sánchez Díaz - CIDES (Ciudad de la Esperanza) – Mariola Bruixola Pechuán Equipo de diseño, trabajo de campo y análisis Voluntarias/os de las organizaciones: Cáritas Diocesana: Miguel Arnal Victoriano Ruiz Federico Maicas Llorens Francisca Chirivghelli Asociación Natania: Elsa Olmeda Rodríguez Silvia Villa Marzo Sonia Sales Belenguer Alumnas/os de Licenciatura o Grado de Sociología y de Sociología y Ciencias Políticas y de la Administración, Sección de Estudios y Planificación: Mar Caturla Bastit Sara Valiente Andreu Andrés Marco Pérez Jaume Mira Pascual Alumnas del modulo formativo de Integración Social de Asociación Valenciana de Caridad y CAST: Pilar Arrué Herrero Ángela Ibáñez Gil Lisset Michele Mayorga 2 INDICE Página 1.- Tema de estudio y premisas de partida………………………………………. 4 1.1. Marco teórico………………………………………………………… 4 1.2. Metodología utilizada…………………………………………..…… 8 1.3. Hipótesis de partida............................................................................. 10 2.- Principales resultados de la investigación……………………………………. 12 2.1. Encuesta a personas sin hogar………………………………………. 12 2.2. Consulta s profesionales del sector………………………………….. 22 2.3. Consulta a personas expertas……………………………………….. 25 3.- Conclusiones y propuestas…………………………………………………… 30 4.- Bibliografía…………………………………………………………………… 34 3 1.-TEMA DE ESTUDIO Y PREMISAS DE PARTIDA El trabajo sobre personas que aquí se presenta se llevó a cabo desde el Ayuntamiento de Valencia, concretamente desde la Concejalía de Servicios Sociales de quien depende el CAST (Centro de Atención a Personas Sin Techo) y a propuesta de la Mesa de Coordinación Técnica Interinstitucional de Personas sin Hogar, órgano de participación que está formado por representantes de las principales organizaciones dedicadas a la atención de este colectivo en la ciudad de Valencia. El interés por conocer la realidad actual de este importante grupo de personas que no tienen hogar o domicilio donde vivir, surge en esa Mesa de Coordinación por la inquietud acerca de las circunstancias que actualmente vive nuestra sociedad, inmersa en una situación de crisis económica mantenida desde el 2008, el aumento de las necesidades sociales y la necesidad de adecuar los recursos a las necesidades reales de las personas. 1.1. Marco teórico La investigación se planteó como punto de partida un marco teórico que tenía que incluir una definición de "persona sin hogar". Adoptamos la definición que la Federación Europea de Servicios para Personas Sin Hogar (FEANTSA) ha realizado en los últimos años y que se ha convertido en común para todos los países miembros de la UE. Entiende como personas sin hogar “todas aquellas personas que no pueden acceder de forma permanente a un lugar adecuado para vivir, o bien porque no pueden mantener ese alojamiento debido a dificultades económicas y otras barreras sociales, o bien porque presentan dificultades para vivir de forma autónoma y necesitan ser atendidas y apoyadas pero no institucionalizadas” (http://www.feantsa.org). Desde los años 80 se vienen realizando en muchas ciudades del mundo operaciones de recuento callejero para conocer la realidad del fenómeno que se da en todos los países. El primer estudio de este tipo realizado en el Estado español se llevó a cabo en Madrid en 2006, desde entonces se han realizado estudios de recuento nocturno en varias ciudades, como Barcelona (2008 y 2011), Vizcaya (2009), Zaragoza (2010), Bilbao (2010), Sevilla (2011) y San Sebastián (2011). 4 Los organismos estadísticos oficiales también realizan encuestas para conocer las características, número de las personas sin hogar y recursos especializados. Así, según los datos más recientes del INE en el conjunto del Estado español el número de personas atendidas en centros asistenciales de alojamiento y restauración en 2012 fue de 22.938 personas, último dato disponible. Como afirma Gorka Moreno (2013), sumando a este número las personas que no recurrieron a ningún tipo de servicio de atención la cifra rondaría las 30.000 personas en el conjunto del estado español. Santiago Bachiller (2007:2) distingue dos grandes líneas argumentales en la explicación del sinhogarismo (entendiendo por tal la situación no provisional de falta de hogar): las estructurales y las de corte psicológico. “En el primer caso, la atención ha recaído en los procesos de reconversión económica, en la transformación del mercado de trabajo, en las políticas de ajuste fiscal y recorte de los programas de ayudas sociales, o en la gentrificación urbana; el segundo tipo de explicaciones se centran en los factores discapacitantes de los sujetos, en problemas asociados a la salud física o mental que llevan a que determinadas personas sean particularmente vulnerables frente al sinhogarismo”. Las investigaciones clásicas sobre el sinhogarismo se basaron en la vertiente psicológica. Así, el énfasis recaía sobre unas personas caracterizadas por una sociabilidad defectuosa, y no en los procesos y estructuras sociales que fomentan la desigualdad extrema. Actualmente la perspectiva hegemónica entiende que las personas sin hogar sufren procesos de exclusión multicausal. El alcoholismo, el consumo de drogas, los trastornos mentales… son problemáticas que se añaden a los itinerarios personales de algunas personas sin hogar, no obstante están lejos de ser algo que afecte a todas. En algunos casos constituyen la causa que precipita el proceso de exclusión, en otros, se convierten en la consecuencia directa de encontrarse en situación de calle y, en la mayoría, son la causa de su permanencia en el sinhogarismo. 5 Busquets (2007) afirma que el proceso de convertirse en una persona sin hogar afecta a la totalidad de la persona, y se trata de “un proceso de muerte lenta, que se desarrolla a lo largo de varios años y en el que se pueden atravesar diversos niveles”. Primeramente, al perder el trabajo y la vivienda, la persona constata su incapacidad de realizar sus anhelos más vitales y relacionarse del modo habitual, pues es en el hogar donde establecemos nuestra vida y nuestras referencias sociales, donde construimos nuestra identidad, donde nos relacionamos socialmente. Vivir en la calle es negar la posibilidad de desarrollar estos aspectos. El segundo nivel lo califica como “pobreza racional”, sentir que no se es nada para nadie. Finalmente aparecería el sentimiento de culpa, la persona toma conciencia de que se está convirtiendo en aquello que no quiere ser, de que está haciendo todo lo que le enseñaron que no debía hacer (llevar sopa sucia, oler mal, beber alcohol…). Este sentimiento de culpa bloquea el proceso de inclusión, pues la persona se ve incapaz de mantener pequeños compromisos que se le exigen y rechaza el reencuentro con la familia. Por ello afirma Busquets (2007) que llegados a este punto la aplicación de recursos económicos es insuficiente, el proceso de inclusión requiere también proximidad y solidaridad, creación de vínculos sociales, romper el aislamiento. Cabe añadir el factor institucional en las causas del sinhogarismo. Joan Subirats (2004) señala la necesidad de entender la exclusión social como un fenómeno político: “la exclusión social no es una cosa inevitable. Ni tampoco es algo consustancial y escrito en las nuevas formas de desarrollo económico. Es un fenómeno “politizable”, es decir, sujeto a respuestas desde las instituciones públicas y desde la capacidad de reacción de la sociedad civil”. A continuación podemos observar una figura que recoge los factores que intervienen en los diferentes sistemas de la vida de las personas, cómo estos se relacionan entre sí, y el mapa resultante que puede explicar el proceso del sinhogarismo. 6 Figura 1: Las múltiples causas del sinhogarismo. Fte. L’evolution des profils des sans-abri: Une depéndanse persistante à l’égard des services d’urgence en Europe: Qui et Pourquoi? FEANTSA. 2005. La cuestión del alojamiento está siendo discutida cada vez más a nivel europeo. Así, la perspectiva tradicional de intervención, basada en el modelo en escalera donde la vivienda estable es el objetivo final del proceso de integración y las personas sin hogar pasan por distintas etapas (centro de acogida, albergues, pisos tutelados, etc.) antes de estar preparadas para ser alojadas, está siendo discutida al argumentarse que contribuye a la exclusión de las personas sin hogar del sistema de vivienda normal, y cada vez se le está dando más atención al modelo de “housing first” (vivienda primero). Desde esta perspectiva, la vivienda se constituye como un derecho fundamental y como requisito previo para resolver otra clase de problemas. “El modelo se basa en una intervención temprana en vivienda, proporcionando viviendas asequibles y permanentes a personas que vienen directamente desde la calle o desde dispositivos de emergencia, ofreciendo un apoyo social y de salud intensivo” (EAPN Madrid 2013: 5). Numerosos países de la Unión Europea han hecho del modelo “housing first” su línea principal para la erradicación del sinhogarismo, Finlandia, Noruega, Reino Unido… no 7 obstante, esta estrategia sigue siendo prácticamente desconocida en el Estado español, salvo algunas experiencias aisladas. 1.2. Metodología utilizada Pasamos a continuación a hacer una breve mención de la metodología utilizada en esta investigación. Se optó por desarrollar una estrategia de triangulación integrada, desde la idea de que la conjunción de diferentes métodos de obtención de información en una misma investigación contribuye a solventar las limitaciones de cada método con las potencialidades de otros. Los ejes fundamentales de la investigación fueron tres: • Las personas sin hogar, características y necesidades. Cambios de perfiles en la situación de crisis en la que nos encontramos. • Los recursos de atención a las personas sin hogar: grado de capacidad que tienen de responder a las necesidades de las personas, propuestas de mejora. • La intervención con las personas sin hogar. El trabajo en red y la coordinación. El trabajo de campo se ha realizado fundamentalmente a través de: • Encuesta a las propias personas sin hogar. • Grupo de discusión de profesionales del sector. • Consulta a personas expertas en el ámbito del sinhogarismo. Estas técnicas se han complementado con una cuantificación del número de personas sin hogar existentes en la ciudad. Ésta se llevó a cabo en un día concreto (el 10 de diciembre de 2014) mediante la recopilación de datos acerca del número de las personas que pernoctaron en establecimientos de alojamiento o pisos, que fueron atendidas en centros de baja exigencia y la relación de personas que se conoce duermen en la calle con las que se estaba realizando alguna intervención. Este cálculo dio lugar al número de 365 personas. A esto se ha añadido una estimación del número de personas que se calcula no acude a ninguna organización y tampoco permite intervención alguna (entre 20 y 40). Se pretendía con ello llegar a conocer cuántas personas sin hogar había en la ciudad de Valencia, a modo de “foto fija” del fenómeno, en una fecha determinada. De esta forma, llegamos a la horquilla de entre 385 y 405 personas como la más cercana a la realidad en la ciudad. 8 La encuesta a las propias personas sin hogar, se basó en el pase del cuestionario mediante entrevistas personales, volcado de datos y explotación de resultados. El cuestionario, estructurado en doce apartados y 69 preguntas en total, se pasó a 339 personas en el periodo comprendido entre octubre y diciembre de 2014. El objetivo era llegar al máximo de las personas sin hogar existentes en la ciudad, así, la encuesta se planteaba dirigida al universo de las personas sin hogar de la ciudad de Valencia, no a una muestra. Los lugares donde se decidió abordar a estas personas fueron los establecimientos en los que se encontraban o donde acuden: servicios sociales, albergues, centros de día y programas de reinserción, dejando aparte los diversos pisos existentes por su escaso número y su dispersión en el conjunto de la ciudad. Estos espacios se completaban con las entrevistas mantenidas en las propias calles de la ciudad. Los y las voluntarias que las realizaron en la calle iban acompañados de profesionales o policías locales del servicio municipal de atención a personas sin techo (vestidos de paisano), que facilitaban el contacto, quedando luego alejados de la entrevista. El grupo de discusión de personal técnico, profesionales, de los diversos servicios y centros existentes, tuvo lugar el día 19 de enero de 2015; se celebró en el Laboratorio Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Valencia. Al mismo asistieron diez personas, cada una representando a cada una de las entidades invitadas. La consulta a personas expertas se llevó a cabo mediante un breve cuestionario pasado por correo electrónico a una serie de personas de reconocido prestigio por sus conocimientos en el campo, teórico y práctico, del sinhogarismo. Se realizó entre los meses de febrero y marzo de 2015, dirigiéndose a docentes, investigadores, profesionales con experiencia… La consulta se dirigió a 16 personas, de las que finalmente respondieron 12. La segunda fase de la investigación estuvo centrada en el análisis de los datos: 9 • Análisis cuantitativo, en el caso de los datos referidos a los resultados de la explotación de la encuesta a personas sin hogar. • Análisis cualitativo, en el caso del análisis de los discursos tanto del grupo de discusión como de las aportaciones de las personas expertas que colaboraron. El análisis cuantitativo o de los datos de tipo numérico que se traducen en números absolutos y relativos, se ha realizado atendiendo a las siguientes variables: • Situación de albergue o tipo de recurso en el que se encontraban alojadas las personas, o situación de calle. • Sexo, diferenciando en el grupo general la idiosincrasia de las mujeres. • Nacionalidad, desagregando cuando se ha considerado significativo los datos según fueran personas extranjeras o autóctonas. En cuanto al análisis cualitativo del discurso, entendido éste como la producción social, no individual, de lenguaje referido a una materia determinada, como afirma F. Conde (2009: 35). En nuestro caso, hablamos de discurso como el conjunto de los textos que se obtuvieron al transcribir la grabación de la reunión de grupo, junto a las aportaciones de las personas que hemos dado en llamar expertas. Este análisis se desarrolló desde los siguientes ejes: • Perfiles de las personas sin hogar y principales cambios producidos en ellos por efecto de la crisis. • Análisis de los recursos existentes y propuestas de mejora. • El valor de la coordinación, el trabajo en red y la intervención integral. • Existencia de nuevas estrategias de intervención que pudieran aplicarse a nuestra realidad. 1.3. Hipótesis de partida Por el conocimiento previo que se tenía sobre el área de interés, se consideraba que: - El número de personas sin hogar que se encuentra en la ciudad no había aumentado considerablemente en los últimos años. 10 - Sí es destacable un mayor deterioro de su situación y un efecto directo en ella fruto de los recortes y desaparición de programas que se ha producido en las políticas sociales. - Las mayores críticas que las personas sin hogar realizan de los recursos existentes son las excesivas y estrictas normas que tienen (horarios rígidos, por ejemplo, de entrada y salida, no poder llevar a sus mascotas con ellos...). - Estas son las razones que muchas personas sin hogar tienen para no acudir a los recursos que se les ofrecen y que fuerzan que permanezcan y pernocten en las calles. 11 2.- RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN Pasamos a continuación a detallar los resultados más significativos del estudio realizado. En primer lugar haremos mención a algunos datos obtenidos de la encuesta a personas sin hogar. Posteriormente comentaremos el análisis cualitativo efectuado tanto del grupo de discusión como del cuestionario abierto a personas expertas. 2.1 Encuesta a personas sin hogar El total de personas sin hogar encuestadas fue de 339. Todas estas personas se encontraban en diferentes recursos de alojamiento o en situación de calle. Del total de estas personas un 90,6 % eran hombres y un 9,4 % mujeres. La distribución por sexo sigue la tónica general de una mayoría significativa de hombres. Por edad, el grupo de personas de 36 a 50 años es el más numeroso dentro del grupo de personas estudiado. También se constata que la población más joven, de 18 a 35 años, es fundamentalmente inmigrante. Como vemos en la siguiente tabla, la mitad de las personas encuestadas han nacido fuera de España. Llama la atención especialmente el casi 20 % procedente de África Subsahariana, en la que los países de nacionalidad más frecuentes son Mali, Camerún, Gambia y Senegal. Por su parte, el 16, 8 % procede del resto de la UE, siendo los países de origen mayoritarios Rumania, Bulgaria y Polonia. I.- Lugar de nacimiento España 166 49,0% Resto UE (28) 57 16,8% Resto Europa 2 0,6% África Subsahariana 66 19,5% África del Norte 29 8,6% EEUU y Canadá 0 0,0% América central y del Sur 14 4,1% Asia 5 1,5% Total 339 100,0% 12 Dentro del conjunto de personas sin hogar extranjeras, las personas que se encuentran viviendo en España entre 8 y más de 16 años, aglutinan hasta un total del 51,6 % de la población. Destaca también que más de un tercio de la población inmigrante se encuentra sin permiso de residencia. En cuanto al estado civil de las personas encuestadas, cabe señalar en primer lugar que el 57,5 % de las personas se encuentran en situación de soltería. Así mismo también merece mención el grupo de personas separadas o divorciadas, cuya agregación llega a un 27,4 %. Un 86 % del total de las personas entrevistadas actualmente no viven acompañadas de otras personas, y el bajísimo porcentaje de personas que sí lo hacen, tan solo un 9,4 %, pone de manifiesto los problemas que experimentan las personas sin hogar a la hora de establecer y conservar lazos afectivos. En cuanto a la situación laboral de las personas sin hogar, podemos ver en la siguiente tabla, como casi el 80 % manifiesta estar en situación de desempleo, frente a un 8,6 % que afirma tener trabajo. Esos trabajos son mayoritariamente de temporeros, con contratos focalizados en las campañas agrícolas, como la de la naranja en el momento del pase del cuestionario; otras personas que dicen trabajar lo hacen en empresas de inserción o talleres de los programas de personas sin hogar. II.-Situación respecto al trabajo Con trabajo 29 8,6% En paro 271 79,9% En situación de jubilación 11 3,2% En situación de invalidez 20 5,9% Otra 2 0,6% No consta 7 2,1% 339 100,0% TOTAL Del total de las personas encuestadas que están en situación de desempleo, casi el 40 % llevan más de 3 años en paro, y un 20,7 % afirma llevar entre uno y tres años. Así mismo, un 66,4 % afirma buscar trabajo frente al 25,5 % que no lo buscan. Muchas de 13 estas personas son las que están en paro más de 3 años, situación que podemos calificar de cronificada en condiciones de falta de trabajo y, por lo tanto, de ingresos. Respecto al nivel de estudios, el dato más relevante es el alto porcentaje de estudios primarios, el 36,9 % de las personas. A distancia de este dato encontramos el siguiente, estudios de Secundaria, con el 20,6 %. Los datos de personas sin estudios (ninguno o solo sabe leer y escribir) alcanzan un 12,6 %. Por otro lado, una alta proporción de las personas encuestadas dicen haber realizado cursos de tipo ocupacional ya en su edad adulta, casi el 60%. Acerca de los ingresos con los que estas personas cuentan, un tercio de ellas afirma tener ingresos, aunque la mayoría de ellas asegura que estos no son regulares. Solo un 26,6 % reciben pensiones, contributivas o no contributivas, subsidios o rentas activas. También es importante el número de personas que vive de la mendicidad, un 11,4%. III.- Procedencia de los ingresos Su trabajo 11 6,0% Pensión, desempleo, RAI 49 26,6% Familiares 5 2,7% Amigos/as o conocidos/as 3 1,6% Gente de la calle (mendicidad) 21 11,4% Alguna ONG 1 0,5% Venta de objetos* 9 4,9% Prestación de servicios** 6 3,3% Talleres del propio centro 45 24,5% Otros 10 5,4% No consta 24 13,0% TOTAL 184 100,0% Nota: respuesta múltiple *Venta de objetos: por ejemplo, pañuelos de papel en semáforos… **Prestación de servicios: por ejemplo, aparcacoches… Los dos principales destinos de los gastos de las personas encuestadas son la alimentación y el alojamiento. Son los gastos básicos de supervivencia Un importante 14 gasto es el que corresponde al tabaco, el 16,1 % de todos los gastos. Mucho más bajos son los niveles del gasto en alcohol y en drogas, el 3 % y 1,2 % respectivamente. Una parte importante del guión del cuestionario estaba destinado a la autopercepción de sus necesidades vitales. Se les pedía identificaran sus principales necesidades, priorizadas en las tres más importantes. Llama la atención que la principal necesidad no es la vivienda como cabría esperar, sino el trabajo (para el 40 % de las personas). Sí lo es en segundo lugar como mayoritaria la falta de vivienda, y en tercer lugar la alimentación. Algunas otras necesidades que colocaban en primer lugar eran: - Tener a los suyos cerca. - Regularizar su situación de extranjería. - Salir del albergue en el que se encuentra desde hace mucho tiempo. Preguntados por la forma en la que esas necesidades repercuten en sus vidas, las respuestas son en general muy negativas. Algunas de sus manifestaciones son: “Depresión, falta de futuro, futuro incierto, sin esperanza.” “Muy mal, te ves desamparado. Cada ser humano tiene que tener un techo.” “Mal, porque si no tienes trabajo ni medios la gente rechaza y margina y eso afecta mucho emocionalmente”. En cuanto al estado de salud, es muy importante la proporción de personas sin hogar que aseguran tener enfermedades graves o crónicas, casi el 34 %. En cuanto a las enfermedades que padecen las personas encuestadas podemos distinguir cuatro grupos que tienen una frecuencia de respuesta superior al 15 %: las enfermedades del sistema circulatorio con un 19,6 %, le siguen dos categorías con una misma frecuencia de respuestas: las enfermedades infecto-contagiosas (Hepatitis, SIDA) y trastornos y enfermedades mentales con un 17,9 %. El cuarto lugar lo ocupan los traumatismos y enfermedades osteoarticulares, un 14,9 %. En lo que respecta al consumo de drogas y alcohol, más de un 40 % del total afirma consumir actualmente o haberlo hecho en el pasado, como se puede observar en la siguiente tabla. 15 IV.- Consumo drogas y/o alcohol Sí, ahora 29 8,6% Sí, en el pasado 109 32,2% No 186 54,9% No consta 15 4,4% TOTAL 339 100,0% El consumo más alto es el relacionado con el alcohol, el cual encontramos en un 44,5 % de las personas. Las sustancias como el cannabis y la cocaína le siguen en frecuencia, pero a mucha distancia del consumo alcohólico. Preguntados por si han seguido un tratamiento, observamos como dato a destacar que el 50,0 % de las personas responden que no han seguido ningún tratamiento, frente a un 22,9 % que afirma haberlo hecho en el pasado. En cuanto a como perciben su estado de salud, destacamos que casi el 60 % de las personas entrevistadas consideran que su estado de salud es bueno, frente a un 17 % que opina que es malo. La proporción de personas sin hogar con discapacidad reconocida es del 16,2 %. Sin embargo se ha constatado algunos casos en los que las personas que dicen no tenerla reconocida presentan problemas evidentes de discapacidad. Un ítem importante de la encuesta era la incidencia de problemas de tipo judicial en las personas sin hogar. Como podemos ver en la siguiente tabla, destaca el haber sido objeto de denuncias o detenciones alguna vez. Un 12,6 % afirma haber estado en prisión o en un centro de menores, de los que el 31,7 % habrían permanecido más de 5 años. Por último, un 12 % de las personas encuestadas ha sido víctima de malos tratos, físicos y/o psicológicos, sobre todo mujeres. 16 V.- Situaciones judiciales vividas Ha sido denunciado/a alguna vez 138 27,5% Ha sido detenido/a alguna vez 140 27,9% Ha estado en prisión o en un centro correccional de menores 63 12,6% Ha realizado trabajos en beneficio de la comunidad 22 4,4% Ha estado en algún CIE 19 3,8% Tiene o ha tenido orden de expulsión 10 2,0% Tiene o ha tenido orden de alejamiento 34 6,8% Ha sido víctima de malos tratos, físicos y/o psicológicos 60 12,0% Otras situaciones 15 3,0% TOTAL 501 100,00% Nota: respuesta múltiple Un aspecto importante que interesaba averiguar era cuales eran los factores que habían intervenido en el proceso que les llevó a la situación de sinhogarismo. La razón más frecuente que aducen es la falta de medios económicos, lo que suele coincidir con la falta de trabajo, aunque no siempre. Las adicciones y los conflictos familiares son los problemas que encontramos en tercer y cuarto lugar. VI.- Problemas que les llevaron a la situación de sinhogarismo Paro prolongado 174 24,5% Falta de dinero 221 31,2% Conflictos graves en el seno de la familia 51 7,2% Problemas de violencia doméstica 11 1,6% Enfermedad, incapacidad o accidente grave 31 4,4% Desalojo de la familia de su vivienda 25 3,5% Adicciones 58 8,2% 17 Por separación de su pareja 45 6,3% Por otras razones 83 11,7% No consta 10 1,4% TOTAL 709 100,0% Nota: respuesta múltiple En cuanto al tiempo sin un alojamiento propio, un 28,9 % de las personas lleva más de 5 años, mientras que un 25,7 % lleva menos de 6 meses en situación de sinhogarismo. Esta polarización es producto de que el universo de esta investigación comprende tanto los casos de perfil más tradicional de persona sin hogar, como los nuevos procedentes de la inmigración. Preguntados por cuál es la principal causa de que su situación de sinhogarismo se mantenga hasta la actualidad, la falta de trabajo es la primera razón que encontramos en las respuestas para justificar que se mantienen en esta situación (el 30,1 %). Por otro lado, las tres cuartas partes de las personas sin hogar encuestadas tienen un alojamiento residencial, solo un 23,3 % afirma dormir en la calle en el momento del pase del cuestionario. Podemos destacar el dato de que más de la mitad del total de personas sin hogar que se encuentran en la ciudad ha utilizado los albergues durante el mes anterior a la realización de la encuesta. Respecto a los que dicen dormir en la calle, los parques, los cajeros y los patios de los edificios son los principales lugares de pernoctación, pero también los parkings, un molino abandonado, una casa ocupada, o la sala de espera de los hospitales (estos últimos como lugares de fortuna). En cuanto a las experiencias de discriminación que las personas han podido tener a lo largo de sus vidas en la calle, como se ve reflejado en la siguiente tabla, más de la mitad de las personas encuestadas nunca han tenido conciencia de ser objeto de ningún tipo de discriminación, a la par que la otra mitad contesta positivamente. 18 VII.- Autopercepción de ser víctima de discriminación Nunca 185 54,6% Algunas veces 77 22,7% Muchas veces 43 12,7% Constantemente 26 7,7% No consta 8 2,4% 339 100,0% TOTAL Algunas manifestaciones literales de las personas que dicen haber sufrido algún tipo de discriminación o percibir el rechazo social: “Ir por la calle, preguntar la hora y mirarte mal, apartarse, no te miran, te ignoran.” “La sociedad a la gente que está en la calle no nos aguanta. Se ríen de ti, se burlan, vas a vas a pedir algo a un bar y te mandan a la mierda.” “Es difícil, el estar durmiendo en la calle, en un banco…que te tiren piedras, te peguen, prendan fuego a tu manta…” “Miradas” "Miradas. La gente siente miedo.” “Sensación de ser invisible, (ser colilla de un cigarrillo).” Algunas personas han comentado que la discriminación en forma de insulto o rechazo les ha llegado desde otras personas que se encontraban en su misma situación, compañeros o compañeras de albergue u otras personas sin techo. “Aquí mismo (en el albergue) por mis compañeros. Uno me dijo "blanco de mierda". “…por culpa de esta gentuza no podemos trabajar nosotros”. Uno de los objetivos de la encuesta era conocer el grado de utilización de los diferentes recursos de la ciudad y los Servicios Sociales municipales, así como sus opiniones y 19 propuestas de mejora. A continuación aportamos algunos de los resultados a este respecto. Un importante número de personas en situación de sinhogarismo, el 95,3 %, han acudido a algún centro especializado. Este resultado permite concluir que la gran mayoría de estas personas, se encuentren durmiendo en la calle o alojadas en algún albergue, conoce la red de recursos y acude a ella cuando quiere. Como podemos ver en la siguiente tabla, el recurso más utilizado es, lógicamente, el de los albergues. Concretamente el 62,1 % ha acudido a ellos. No obstante, este recurso es complementado con otros a mucha distancia del nivel de uso. Así, el segundo más utilizado es el de los comedores, por un 15,2 %. Los centros de baja exigencia, siendo uno de los recursos más importantes, son solo utilizados por el 10,7 %. Lo mismo ocurre con los pisos tutelados en los que se encuentra una minoría, menos del 5 %. VIII.- Centros a los que han acudido Albergues 307 62,1% Centros de Baja Exigencia 53 10,7% Piso tutelado 24 4,9% Comedores 75 15,2% Programas de reinserción 22 4,5% Otros 13 2,6% TOTAL 494 100,0% Nota: respuesta múltiple De las opiniones que las personas han formulado acerca de los recursos que han utilizado destaca la general buena opinión que se tiene de los albergues. El 71 % de las personas que los han utilizado tiene una buena opinión de este recurso. En las opiniones negativas destacamos dos factores que parecen centrar las quejas: la falta de libertad que experimentan en los albergues y los problemas de convivencia que se producen en los mismos. En cuanto a los centros de baja exigencia, aunque son utilizados con relativa frecuencia, las personas valoran muy positivamente los servicios que prestan, pero también la atención y el apoyo que prestan, por encima de otro tipo de recurso. 20 En la opción de pisos tutelados las personas tienen incluso una mejor opinión que en los anteriores recursos; el 87,5 % de las personas han opinado positivamente sobre ellos, lo que tiene relación con el tipo de recurso del que se trata, muy cercano a la autonomía personal. También son valorados positivamente los comedores sociales y los programas de reinserción, por encima del 70 % Interesaba especialmente saber por qué algunas personas no habían acudido nunca a ningún recurso. El principal motivo que aducen es el desconocimiento sobre su existencia, el 23,1 % así lo afirma, aunque le siguen por frecuencia razones personales como el hecho de que los horarios y sean muy estrictos y sus normas muy rígidas. Prefieren estar en la calle y no perder la sensación de libertad. Respecto a los servicios sociales municipales, asunto muy interesante para el propio Ayuntamiento de Valencia por las posibilidades de mejora que conlleva, observamos que la mayoría de las personas encuestadas los conocían y han acudido a ellos, concretamente el 82,6 %. Como podemos ver en la siguiente tabla, un alto número de las personas dicen haber sido ayudadas efectivamente por los servicios sociales. De hecho, las opciones bastante y mucho agregadas suponen casi el 70 % del total. Sin embargo, no hay que olvidar que casi la cuarta parte de ellas asegura haber sido poco o nada ayudadas. IX. Los servicios sociales les han ayudado Nada 20 7,1% Poco 47 16,8% Bastante 106 37,9% Mucho 89 31,8% Otros 1 0,4% No consta 17 6,1% TOTAL 280 100,0% 21 Las principales ayudas que las personas dicen haber recibido de los servicios sociales son alojamiento, alimentación y ropa. Complementaria a estas encontramos la de información y orientación y otras como ayudas para desplazamientos, farmacia… Las sugerencias que estas personas realizaron para contribuir a la mejora de los recursos sociales se recogen en el último capítulo, haciéndolas coincidir con las efectuadas por el grupo de profesionales y con las personas expertas consultadas. 2.2. Consulta a profesionales del sector Esta consulta se llevó a cabo mediante un grupo de discusión con profesionales representantes de diversos centros y servicios de la ciudad de Valencia relacionados con las personas sin hogar; recursos muy heterogéneos entre sí (albergues, centros de día, programas de intervención y reinserción, o servicios públicos municipales). Al grupo asistieron representantes de las siguientes entidades: - Asociación Natania – Proyecto Rehoboth - Cáritas Española - Casa Caridad (Asociación Valenciana de Caridad) - CIDES (Ciudad de la Esperanza) - Albergue Parroquia San Juan de la Ribera - Albergue San Juan de Dios - Asociación Médicos del Mundo - Asociación Calor y Café - Fundación Salud y Comunidad - CAST (Centro de Atención a Personas Sin Techo) – Servicio de Bienestar Social e Integración – Ayuntamiento de Valencia Los principales resultados acerca de quiénes, cuántas y cómo son las personas sin hogar, nos informan del aumento relativo de personas jóvenes, sobre todo de nacionalidad extranjera o provenientes de instituciones de menores. Aunque no suponen un mayor número salvo en lo que respecta a las personas inmigrantes, sí son significativas por la complejidad que contienen, debido a la falta de regularización administrativa que en general presentan las personas sin hogar extranjeras, así como por el estado actual del mercado laboral, caracterizado por la precariedad y la escasez de ofertas de trabajo. 22 La mayor parte de las personas sin hogar inmigrantes son jóvenes, cuyo objetivo en su proceso migratorio es el laboral. El origen de las personas extranjeras ha cambiado, siendo ahora mayoritarios de los países del Este, como Rumania, Bulgaria o Polonia, lo que viene motivado por la inclusión de pleno derecho de estos países en la propia Unión Europea. Por otro lado, se coincide en que las mujeres que se encuentran en situación de sinhogarismo son menos en número, pero su problemática más acusada y su grado de vulnerabilidad mayor. Cabe destacar que el mismo concepto de persona sin techo resulta restrictivo desde una perspectiva de género, puesto que al concentrar la atención en la gente que se encuentra viviendo en la calle, se ignoran las estrategias propias de las mujeres a la hora de adaptarse a situaciones de extrema pobreza, invisibilizando con ello la pobreza femenina y sus diferentes manifestaciones. Así, desde el grupo se reclamaron recursos especializados y específicos para las mujeres, como pueden ser viviendas para mujeres, recursos para mujeres en segunda estancia, mujeres drogodependientes o para casos de violencia de género, entre otros. Las personas mayores sin hogar, cuyo número ha aumentado, presentan en sus diversas circunstancias una relación directa entre edad, cronicidad y deterioro físico. El hecho de encontrarse en situación de sinhogarismo, puede generar dinámicas de desafiliación y alienación; si a esto le sumamos las dificultades que acarrea la edad, nos encontramos con una combinación de circunstancias que promueve el estancamiento y dificulta los procesos de reinserción, potenciando con ello las dinámicas de cronificación. Esto se relaciona con el acceso a recursos adecuados, no siempre posible cuando se trata de personas que todavía no tienen la edad o cuando su estado físico o psíquico está muy deteriorado, lo que conlleva que no se encuentren vías para poder ser ingresadas en residencias, viéndose obligadas a permanecer en albergues durante más tiempo del conveniente. Asimismo, la falta de recursos imposibilita la diferenciación de perfiles, forzando a alojar a estas personas conjuntamente y sin un criterio consistente. Los principales rasgos que se destacaron como característicos de las personas sin hogar son el de la cronicidad y la existencia de procesos cíclicos de recuperación y recaída en el sinhogarismo. A esto contribuyen las propias dinámicas de ciertas drogas, especialmente el alcohol, que generan un gran número de recaídas, así como el que la permanencia excesiva en albergues no facilitan los procesos de recuperación. La mezcla 23 de personas adictas con otras que tratan de dejarlo, dinamita las aspiraciones de estas últimas a la hora de superar la adicción. Se observa en estos procesos una tendencia al estancamiento y la decadencia, presentando un perfil marcado por altos grados de pasividad, problemas de salud física o mental, o consumo de drogas. El deterioro que sufren las personas que permanecen en las calles se observa especialmente en ámbitos como la salud mental, la pérdida de autonomía, la incidencia de las adicciones y la disminución de su capacidad de autodiagnóstico. A esto se añade la posible dificultad para muchas personas que se produce cuando coinciden las adicciones y los trastornos mentales, lo que profesionalmente se conoce como patología dual. En general, se produce en ellas un importante acúmulo de necesidades físicas, psíquicas y sociales que les impide el acceso a recursos económicos de supervivencia. Se comentaron diversas posibilidades para paliar estas situaciones, como una renta mínima adaptada a sus condiciones, o una prestación económica periódica. La alternativa a una renta para muchas personas sin hogar con alto deterioro físico y/o psíquico sería una pensión no contributiva. La ventaja de ésta es que responde más a un determinado perfil de las personas que estamos estudiando, sobre todo cuando no hay posibilidad de inserción laboral. En general, asegurar un ingreso mínimo se considera imprescindible e incluso una cuestión de derecho; otro problema es cómo repercutiría en la vida de las personas: proporciona estabilidad, provoca resignación, apatía... Sobre los recursos que existen para la atención de estas personas, y más concretamente sobre uno de ellos, los albergues, el grupo de profesionales los considera como un recurso provisional, imprescindible pero excepcional. No es el lugar idóneo para iniciar procesos de integración por su condición de provisionalidad, normas de funcionamiento, mezcolanza de graves situaciones que se producen en ellos… El dar estabilidad en sus estancias pasa muchas veces por la prolongación de éstas, a veces durante meses. Esta circunstancia puede tener consecuencias negativas para las personas, llevándoles a cronificarse aún más en sus situaciones de origen. Una alternativa complementaria a ellos lo constituyen los centros de baja exigencia o los centros de día, con horarios y normas más flexibles que permitieran abordar los diferentes procesos con mayor individualidad. Sus menores exigencias podrían favorecer el que las personas admitieran una intervención profesional en su situación. Se suscitó el planteamiento de nuevas estrategias. Entre ellas surgió el modelo housing 24 first, que supone un replanteamiento del modelo de intervención. Este es un tema que también por parte de las personas expertas ha sido ampliamente tratado. Acerca de los Servicios Sociales, se valoró positivamente el modelo del/la profesional de referencia y en general de la coordinación en la intervención técnica. La coordinación es entendida en el discurso como trabajo en conjunto, dentro de lo que se denomina en general intervención integral. Asimismo, se destaca la necesidad de coordinación con todas las entidades; método que debe estar sistematizado, planificado, continuado y evaluado. Por otro lado, se abordó el tema de un grupo de asociaciones diversas que han proliferado en los últimos años, con quienes no se tiene contacto y cuya actuación llega a definirse por parte del grupo como intrusismo. Son iniciativas de tipo asistencialistas con las que es difícil compartir objetivos. En principio, la relación con estas entidades e iniciativas surgidas en los últimos años, se encuentra en proceso de definición; muchas de ellas desaparecerán, y otras habrá que tenerlas en cuenta de la forma más conveniente posible. Las principales propuestas del grupo se centran en plantear una mejora de los recursos existentes, sobre todo para los casos pluriproblemáticos y los de las mujeres sin hogar. Complementariamente a la coordinación se percibía necesaria la creación de instrumentos que la apoyara, dando como ejemplo las bases de datos compartidas. Se recalcó que los servicios y recursos deben estar adaptados a las personas y no al contrario. En esta línea es en la que la estrategia del housing first podría ser una poderosa alternativa. 2.3. Consulta a personas expertas Con el fin de que personas con conocimiento, experiencia y visión global, pudiesen contribuir en este estudio, se consultó mediante un cuestionario online a un grupo de personas investigadoras - docentes, estudiosas y/o con experiencia en el ámbito de las personas sin hogar, profesionales de entidades locales y representantes de redes u organizaciones sin ánimo de lucro. A todas queremos agradecer su colaboración. Analizamos a continuación sus principales aportaciones. 25 No es posible asegurar y, es más, parece que no es así, que las personas sin hogar hayan aumentado en número, en contra de lo que los medios de comunicación han querido transmitir muchas veces. La contabilidad sobre estos hechos sociales siempre depende de la definición y del criterio que se utilice. En todo caso, la causa del fenómeno del sinhogarismo es múltiple y el perfil de las personas sin hogar se caracteriza por la diversidad: hombres jóvenes y mayores, mujeres en diversas situaciones, personas inmigrantes y autóctonas…, todas ellas con experiencias de vida estresantes y traumáticas. Es opinión general que las personas inmigrantes están claramente en una situación de mayor vulnerabilidad. Los riesgos de verse excluidas y en la calle son mayores, suelen ser jóvenes con carencias económicas, con habilidades sociales y personales normalizadas y que se encuentran bloqueadas en su proceso migratorio. Se detectan cada vez más casos de familias (pareja y uno o varios hijos) pero sobre todo mujeres solas con algún hijo, sin apoyos y con un pronóstico muy difícil. En el mundo de la pobreza y de las personas sin hogar, la incidencia de la irregularidad administrativa es seis veces superior. En cuanto a las características estructurales del sinhogarismo, existe una relación directa entre la crisis económica (que ha afectado de manera especial al mercado inmobiliario y por consiguiente, al acceso a la vivienda) y el fenómeno del sinhogarismo. Uno de los informantes apunta una serie de características personales que encontramos ahora entre las personas sin hogar: tienen intereses más amplios, son más conscientes de sus derechos, tienen un sentimiento de grupo y se ha dado un incremento del movimiento okupa. La crisis económica que padecemos desde 2008 ha tenido un efecto de cronificación, más que de aumento. Se observan más recaídas entre las personas que habían iniciado un proceso de inserción. Estos son ahora más largos; cuesta más encontrar un empleo, por lo que las estancias en los albergues se prolongan a la vez que las prestaciones económicas se agotan y el desánimo y la incertidumbre terminan produciendo estrés en las personas, sobre todo en las más vulnerables. Los problemas de pérdida de vivienda han afectado a personas más normalizadas que antes. Se observa un mayor número de enfermedades mentales y trastornos psicológicos entre las personas sin hogar. 26 La crisis ha producido aumento del desempleo, desahucios de viviendas, deterioro de las relaciones personales y familiares, agotamiento de las prestaciones económicas públicas y la incertidumbre, la desesperanza y el estrés que, a veces, desemboca en las adicciones. Se detecta una pérdida o empeoramiento de la garantía de derechos sociales, relacionados con el mercado laboral, pero también con los de sanidad, justicia o prestaciones sociales. Esto afecta también a la frustración de los y las profesionales del sector, burn out, o deterioro de las relaciones profesional-persona usuaria. En cuando a la adecuación de los recursos a las necesidades de las personas sin hogar se manifiestan referencias geográficas para establecer el análisis y la comparación: en Madrid, han crecido los programas en alojamiento normalizado como el acompañamiento y se están poniendo en marcha algunos proyectos para probar la filosofía del housing first; en Barcelona, se ha priorizado crecer en pisos de inclusión, y se han incrementado plazas en recursos residenciales que dispongan de pocas plazas y estas sean individuales para poder ofrecer una atención más personalizada; desde las entidades sociales y las plataformas territoriales, nacionales y europeas, se apuesta por proyectos, acciones e intervenciones participativas relacionadas con el llamado “Housing led aproaches”, que sitúan el acceso al disfrute de un hogar. y su relación con el acceso al resto de derechos humanos, como elemento central y esencial en esa intervención, acompañamiento, proyecto o acción. Se reconoce el avance y adecuación que han experimentado los recursos para personas sin hogar, orientados a establecer itinerarios de inserción y el trabajo en red. Pero también se realizan importantes críticas. Estas se centran en el mantenimiento y creación de recursos tradicionales como grandes albergues, que responden a un modelo asilar, institucionalizado y que no responden a las necesidades de las personas sin hogar, y que potencian el círculo vicioso de la exclusión social; así como al diseño de los programas para personas sin hogar que existen, respecto a los que debemos tener un amplio abanico de posibilidades. Las propuestas que se realizan llaman la atención sobre la necesidad de revisar los recursos existentes por agotamiento del actual modelo de actuación. Es necesario romper con prejuicios y estereotipos y tender a recursos más especializados y profesionalizados, revisar las intervenciones asistencialistas, incorporar mejoras en los servicios y recursos y crear centros de baja exigencia o para convalecientes. 27 La adecuación de los recursos a las situaciones de las personas lleva a tratar el modelo housing first, como una apuesta clara y alternativa al modelo de intervención tradicional. Éste, centrado en la construcción de grandes establecimientos de alojamiento provisional, es puesto en evidencia ya que tienden a cronificar las situaciones de origen. Esa nueva estrategia, basada en el principio de la intervención desde el alojamiento normalizado para ir luego abordando otros problemas, se está aplicando ya en otros países, en los que se ha abandonado por completo el modelo imperante todavía en nuestro entorno, el de escalera ascendente. Este último supone llegar a la vivienda normalizada después de haber superado diferentes etapas abordando las carencias de salud, adicciones, falta de hábitos…, el final de las mismas es la vivienda independiente. En general, se considera que es el momento de reflexionar, de cuestionar qué se ha hecho hasta ahora. En este sentido, es fundamental la prevención del sinhogarismo como línea de intervención para abordar de manera integral este fenómeno, en lo que son importantes los instrumentos de detección tanto en el ámbito de las personas sin hogar cronificadas como aquellas situaciones producto de desahucios, desalojos o situaciones sobrevenidas. El cambio de perspectiva se fundamenta en la idea de que tener un techo es un derecho, al margen de otras consideraciones, algunas tan importantes como el coste, porque incluso se comenta que esta vía puede resultar a la larga menos gravosa que la actual. Se llega a abogar por la desinstitucionalización de este colectivo igual que se hizo con otros, como menores, mayores o enfermos mentales, de instituciones residenciales cerradas. La intervención y la coordinación se perciben dentro de la atención integral de las personas, complementado con la necesaria participación de éstas en sus proyectos individuales. Es necesario crecer en la necesaria cooperación entre sistemas (servicios sociales, empleo, sanidad, vivienda, justicia…), para evitar el riesgo de volver a prácticas asistencialistas. El trabajo en red debe estar basado en la coordinación y en la clara 28 delimitación de competencias; la responsabilidad pública en este ámbito es incuestionable así como las posibles exigencias que desde la perspectiva de esa competencia se pueden hacer valer acerca de los objetivos a perseguir y las formas de llegar a ellos. En cualquier caso, el trabajo en red siempre dará frutos porque acaba produciendo sinergias entre los diferentes actores sociales. 29 3.- CONCLUSIONES Y PROPUESTAS La primera conclusión a la que queremos hacer referencia es a la envergadura del fenómeno estudiado. Podemos decir, en base a la recopilación de datos que se efectuó al efecto, que en la ciudad de Valencia había entre 385 y 405 personas sin hogar el día 1012-2014. No es posible dar un número concreto y cerrado ya que a las 365 personas efectivamente contabilizadas, como se ha comentado y por respeto a la veracidad de los datos, se ha añadido un número estimado de entre 20 y 40 personas que constituyen aproximadamente el grupo de personas que se conoce, por parte de las y los profesionales, no acuden a ningún tipo de recurso ni permiten ninguna intervención. Podríamos realizar una comparación relativa acerca del volumen de personas sin hogar para valorar en qué situación nos encontramos. El cálculo efectuado nos permite establecer una tasa para la ciudad de Valencia del 0,05 %. Esta es la misma que para el conjunto del Estado español con datos de 2012, los últimos disponibles. Otras tasas son en Madrid 0,02 %, en Barcelona 0,05 % o en el País Vasco el 0,1 %. Todas muy cercanas a la que presenta nuestra ciudad. Respecto a otros países, encontramos más variaciones, pero éstas son producto de la diferencia en el criterio de personas sin hogar utilizado. Algunas tasas son: Finlandia el 0,15 % con datos de 2013, Francia en 2012 el 0,24 %, y Alemania en 2013 es de 0,35 %. El número de personas sin hogar que nos facilita la recopilación de datos efectuada en diciembre de 2014, entre 385 - 405 en total, así como la apreciación del grupo de profesionales y personas expertas consultadas, nos hace llegar a la conclusión que no se puede afirmar que se haya producido un aumento considerable como efecto de la crisis económica que padecemos desde 2008, respecto a periodos anteriores. Esta es una hipótesis que ha circulado sobre todo entre los medios de comunicación en los últimos años, pero no se confirma con los datos objetivos ni con la totalidad de la práctica diaria profesional. Sí es cierto que las personas sin hogar se han visto afectadas por la situación económica actual, más incluso de lo que ha afectado a otros grupos de población, especialmente por los recortes habidos en programas sociales, ayudas, asistencia sanitaria…, y esto supone que estas personas tienen más dificultades que antes para superar sus problemas. Pero, sin embargo, esto no ha supuesto un aumento significativo del número de personas en la calle; tengamos en cuenta que la clase media y la clase trabajadora que ha perdido sus trabajos e incluso sus viviendas, tiene otros 30 recursos, apoyos familiares y de otro tipo, que permite a estas familias encontrar una alternativa a sus viviendas habituales y no terminar en situación de sinhogarismo, excepto algunos casos aislados y por poco espacio de tiempo. A continuación, relacionamos las principales propuestas y sugerencias recogidas a lo largo de la investigación a partir de las tres fuentes utilizadas: las propias personas sin hogar, el grupo de profesionales y las personas expertas. Como primera propuesta queremos destacar el modelo alternativo, housing first, que consiste en empezar la intervención por facilitar vivienda. Este nuevo planteamiento respondería a la falta de flexibilidad de las normas de los diferentes recursos, y facilitaría el acercamiento a las personas que ahora no están motivadas a la intervención, pero cuyas situaciones son graves. Respecto a los recursos existentes, las principales propuestas formuladas por las propias personas sin hogar en las entrevistas mantenidas son las siguientes: Sobre los albergues y centros de día: • Horarios y normas más flexibles • Poder salir y entrar del edificio durante el día • Tener habitaciones individuales o de pareja • Poder llevar animales consigo • Permanecer en la institución cuando se está convaleciente • Realizar actividades de formación y de búsqueda de empleo • Acceso a Internet Sobre los pisos tutelados: • Menor tiempo y requisitos para ingresar • Acceso a Internet • Flexibilización de las normas internas Sobre los comedores: • Mejorar la calidad de los menús 31 • Horarios más flexibles • Mejorar la cantidad de la comida • Más plazas para las personas que las necesitan • Poder llevar animales consigo Sobre los servicios sociales: • Ser atendido/a por el o la misma profesional • Que sus demandas sean aceptadas • Poder acudir sin cita previa • Más horario para solicitar plazas de alojamiento Un tema recurrente en la valoración de los recursos ha sido el de los problemas derivados de la convivencia con otras personas y que condiciona de forma importante la vida diaria de las personas. Respecto a la atención de las personas sin hogar, se han recogido algunas propuestas de mejora del trato que se recibe, y que el estado anímico de las personas sin hogar debe ser abordado. El perfil de persona sin hogar es muy heterogéneo, por lo que debería de haber una mayor variedad de recursos. Serían necesarios recursos de alojamiento más pequeños y especializados, donde abordar las necesidades de forma más individualizada, evitando así los problemas de convivencia. Una de las profesionales consultadas señalaba “Cada persona es diferente y a cada persona le vendría bien una cosa”. Las y los profesionales destacaron la necesidad de ampliar la gama de recursos previos a la entrada en los albergues, para motivar a las personas a acceder a la red de recursos. También se planteó la necesidad de recursos de largo plazo para personas que son rechazadas por el actual mercado laboral y van a necesitar alojamiento por tiempo prolongado. Una de las necesidades más expresadas por las personas encuestadas es la del trabajo, por lo que se necesitaría aumentar los servicios de tipo ocupacional, o talleres prelaborales. Por parte de las personas extranjeras, la necesidad de poder regularizar su situación es prioritaria. Acerca de la situación de las mujeres sin hogar, se reclama una 32 atención específica a sus necesidades, la perspectiva de género en la intervención que se realiza y la creación o ampliación de recursos específicos a sus características. La intervención técnica con las personas sin hogar debe abordar todas las dimensiones de la vida de cada persona. Su complemento y/o instrumento son las ayudas que pueden solicitarse según los casos. Los recursos para las personas sin hogar deben estar especializados y profesionalizados. Debemos conseguir que la propia persona tenga voz y participe en su proceso de intervención y recuperación. La coordinación debe estar sistematizada, planificada y evaluada para que se lleve a cabo una intervención coherente. Complementaria a esta se ha de tener en cuenta la cooperación entre el resto de sistemas relacionados con el de servicios sociales (sistema sanitario, de vivienda, judicial, etc.), para asegura una intervención más integral. Es necesario establecer cauces especiales de acceso a los servicios públicos, para el acceso de los derechos. Establecer una estrecha coordinación con el resto de sistemas sería imprescindible para mejorar la atención a este colectivo. La prevención debe entenderse como un área de intervención más. En un tipo de prevención primaria hay que evitar que las personas víctimas de desahucios o desalojos terminen en una situación de sinhogarismo. En un nivel de prevención secundaria, es necesario prevenir situaciones de más gravedad para las personas que ya se encuentran sin hogar. Finalmente y ante la constatación de que muchas de las personas sin hogar sufren conductas discriminatorias por su situación de sinhogarismo, se hace necesario desarrollar acciones de sensibilización social, campañas o talleres, que tiendan a eliminar prejuicios y estereotipos hacia estas personas. Todas estas propuestas se han hecho llegar a las instancias responsables de las políticas sociales municipales quienes ya han incorporado alguna de ellas en su planificación y presupuesto del año 2016. Además, se ha previsto repetir esta investigación dentro de un tiempo, con la misma metodología o de forma longitudinal para poder analizar la evolución de las medidas propuestas y de la situación de las personas sin hogar en la ciudad de Valencia, 33 BIBLIOGRAFÍA: • Avramov, D. (1995). Homelessness in the European Union: Social and Legal Context of Housing Exclusion in the 1990s. Fourth Research Report of the European Observatory on Homelessness. Bruselas: FEANTSA. • Bachiller, S. (2007). 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