Hacktivismo y ética hacker: el caso del Cryptoparty

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Hacktivismo y ética hacker: el caso del Cryptoparty
Silvia SEMENZIN
[email protected]
Master en Comunicación Social
Facultad de Ciencias de la Información
Universidad Complutense de Madrid
RESUMEN
Actualmente, el ciberespacio se comporta como una moneda. Si por una cara puede ser explotado por
parte de empresas y gobiernos, como herramienta para consolidar el poder y el control social, mirando
su anverso, puede ser utilizado como ejercicio de libertad de expresión por parte de la ciudadanía.
Los continuos escándalos concernientes los programas de vigilancia masiva perpetrados por parte de
gobiernos democráticos y empresas privadas, van tomando cada vez más centralidad dentro del
debate público sobre el futuro de Internet. En este contexto, se ha ampliado y expandido en contra
del llamado Big Data (la recogida tecnológica de datos y metadatos de los usuarios), un particular
movimiento social cuyo objetivo es la total libertad de Internet: el movimiento hacktivista. Este
movimiento se sirve de Internet para extenderse, globalizarse y promover unos determinados valores.
El articulo se propone llevar a cabo un análisis del marco de significado de la acción colectiva del
movimiento, para poder relacionarlo con el concepto de “ética hacker”, acuñado por Pekka Himanen,
en que adquieren una mayor centralidad los valores de libertad y privacidad en Internet. El análisis
del movimiento servirá para entender tanto su potencial como los retos que plantea.
Para poder hacerlo, será necesario antes todo proveer de un marco teórico sobre los conceptos de
participación política digital, participación política no convencional y de teoría de marco de
significado, para poder vincular el movimiento hacker a la lógica de la acción colectiva en Internet.
Sucesivamente, se procederá a definir el concepto de ética hacker y los valores que plantea, para
vincularlos con un caso de estudio.
Se utilizará al Cryptoparty, una iniciativa descentrada animada por algunas organizaciones y
personalidades del movimientos hackers, como caso particular de la teoría del marco para poder llevar
a cabo el análisis. Se utilizara la pagina web de la iniciativa para analizar el contenido de las
propuestas, actividades y objetivos y confrontarlos con la ética hacker y sus valores.
Palabras llaves: Ciberpolítica, Cryptoparty, ética hacker, hacktivismo, movimientos sociales.
1. INTRODUCCIÓN
La incorporación de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) a la vida cotidiana se
ha visto responsable de un cambio social irreversible en distintos aspectos de la vida humana. La
llegada de Internet ha conformado una sociedad nueva y en constante contacto con los flujos de
información, tanto que autores como Manuel Castells plantean la existencia de la Sociedad de la
Información, intentando resumir las transformaciones sociales, culturales y económicas que se
producen con la introducción de las tecnologías de la información y comunicación. La sociedad de la
información se refiere a un paradigma tecnológico nuevo, que se apoya en dos expresiones
fundamentales: Internet y la capacidad de recodificación de los códigos de la materia viva (Castells,
2000). Sobre este paradigma, nace y se fundamenta la “sociedad red”, una estructura social
conformada por redes de información, que funcionan según la lógica de inclusión/exclusión (Castells,
2000). Por ello, se afirma que Internet ha contribuido, entre otras cosas, a la extensión de la
interdependencia global, evidenciando su capacidad de crear redes transnacionales.
El informacionalismo, el nuevo paradigma tecnológico, destaca por el feedback que se genera con las
nuevas tecnologías y por la flexibilidad con la que se distribuye la información, características que le
otorgan poder (Castells, 2009). La llegada de Internet ha aumentado, además, la percepción por parte
de los ciudadanos de la plataforma digital como una oportunidad política para influir en el poder,
tanto a nivel de participación política convencional (voto, actividad política en red, etc.), cuanto a
nivel no convencional, que concierne los movimientos sociales (Robles, 2015). Estos últimos,
representantes del contrapoder, adquieren unos rasgos novedosos y se sirven de las nuevas
herramientas para extenderse, auto-comunicarse y coordinarse (Castells, 2012).
El contexto digital no sólo se ha vuelto central para los movimientos sociales, sino que también ha
dado forma a un tipo de organizaciones de movimientos sociales particularmente relevantes para la
Sociedad del Conocimiento y de la Información: las organizaciones que defienden el carácter libre y
abierto de la información, así como un uso social de las tecnologías (Robles, 2015). Se hablará
entonces en articulo del movimiento “hacktivista”. Este movimiento se sirve de las herramientas
tecnológicas tanto como otros movimientos, y además hacen del propio Internet su objetivo principal.
Las TICs, sin embargo, no se utilizan solo desde los movimientos sociales, sino también desde las
instituciones publicas y privadas para mantener el control social. Los escándalos sobre los programas
de vigilancia masiva y el Big Data, han fortalecido y dotado de mayor centralidad, en el debate
académico, al movimiento hacktivista. La lucha para el control de Internet, está actualmente encima
de la mesa, tanto de los gobiernos y empresas, cuanto de los ciudadanos. En este sentido, adquiere
relevancia el estudio de los valores que subyacen dicho movimientos, para entender los retos que
plantea y sus potencialidades en el cambio social.
Para desarrollar el análisis de la mejor manera posible, el articulo se dividirá en tres bloques.
En primer lugar, se intentará ofrecer un marco teórico sobre la participación política digital que se
relaciona a los nuevos movimientos sociales en red, y sucesivamente se considerara a la teoría de
marco de significado de los movimientos sociales, para poder definir tanto a la identidad, cuanto a
los objetivos del movimiento hacktivista. En segundo lugar, necesitaremos definir al colectivo hacker,
la ética hacker y sus valores, para poderlos relacionar con el marco de significado del movimiento
social estudiado. Finalmente, la tercera y ultima parte estará dedicada a la introducción al hacktivismo
y al análisis de un caso particular del movimiento. Se utilizará al Cryptoparty como ejemplo concreto
de movimiento hacktivista, relacionándole tanto con los valores que caracterizan a la ética hacker,
cuanto con algunas de las características transversales a los movimientos sociales en red.
2. PARTICIPACIÓN
POLÍTICA
DIGITAL
EN
LA
SOCIEDAD
DE
LA
INFORMACIÓN
La participación política es la acción social de los ciudadanos dirigida a intervenir en las designación
de sus gobernantes y/o influir en sus decisiones (Verba y Nie, 2009), que se categoriza normalmente
bajo los conceptos clásicos de las ciencias políticas: la participación política convencional (voto,
actividad de campaña, contacto y actividad cooperativa) y participación política no convencional (la
respuesta ciudadana a problemas de interés publico a través de huelgas, manifestaciones,
desobediencia civil, etc.).
Considerando al nuevo papel de la información dentro de la sociedad actual, es necesario considerar
también a las teorías que afirman que las TICs han añadido complejidad al concepto de participación
política y sus formas, utilizando entonces el concepto de ciberpolítica o participación política digital,
que hace referencia en general al uso de Internet para la participación política (Robles, 2015).
La participación política digital puede ser categorizada bajo los tradicionales conceptos de
participación política convencional y no convencional, que teorizaban Verba y Nie. La participación
política digital convencional se refiere, según Robles (2015), a esas actividades políticas vinculadas
a la acción de un gobierno de democracia representativa, mientras la participación política no
convencional se refiere a la dimensión activista y expresiva de la participación (Robles, De Marco y
Antino, 2013).
Esta teoría interesa al estudio porque se relaciona con el análisis de como Internet se incorpora a los
procesos de acción colectiva, afirmando que los movimientos sociales explotan las herramientas
comunicativas para diferentes fines, como la mejora y el abaratamiento de la coordinación y la
organización de la acción colectiva offline, o para facilitar la discusión y el tramite inmediato de
información. Internet ha servido además para globalizar los movimientos y extenderlos, e incluso
provee de unas herramientas de comunicación nuevas y más potentes, que permiten fortalecerse y
protagonizar el espacio publico digital (Robles, 2015).
Este punto ha sido también objeto de estudio por parte de Manuel Castells, dentro de su obra
“Comunicación y poder” (2009), que considera que la revolución de Internet ha hecho posible la
“autocomunicación de masas”, aumentando la posibilidad de promover el cambio político y social,
refiriéndose al uso de la red como soporte de comunicación por las redes inalámbricas (Castells,
2009). Con Internet se forman unas redes horizontales, interactivas e interconectadas, que aprovechan
tanto del espacio en red, cuanto del espacio público: los movimientos sociales en la Sociedad de la
Información unen el espacio virtual con el real, creando una sinergia que puede permitir una mayor
adhesión. La conexión en redes de Internet, es decisiva a la hora de elaborar estrategias, normativas
y organizar un movimiento en la Sociedad Red. (Castells, 2009).
La autocomunicación también permite la desintermediación comunicativa (Castells, 2012), que
se refiere al papel que toma el mediador entre la información y sus usuarios finales, en que la
búsqueda de información por un actor o consumidor no necesita que exista una tercera parte, y cuyas
ventajas principales comunicativa son la inmediatez, en la que el usuario-consumidor recibe de forma
directa la información; el acercamiento entre fuentes de información y sociedad; y el ofrecimiento a
la participación del usuario en el proceso democrático al poder sin la existencia de intermediarios,
mediante gestores de contenidos que gratuitamente permiten difundir información sin límites a
cualquier parte del mundo (Jiménez, 2001).
Por ultimo, también es relevante para el análisis, la reflexión de Castells sobre un modelo social
denominado "individualismo en red" (Castells, 2009). Este modelo se refiere a individuos que, a
través de Internet, crean redes propias de intereses y afinidades. Si estas redes se estabilizan, pueden
dar paso a la creación de comunidades virtuales, las cuales, podrían llegar a ser tan intensas como las
comunidades reales. Dicho modelo, no es más que el reflejo en Internet de la tendencia dominante en
nuestra sociedad a un cambio en la base de las relaciones sociales del individuo, que dejan de
fundamentarse en las llamadas relaciones primarias (familiares, de comunidad, etc.), para pasar al
establecimiento de comunidades personalizadas construidas en torno a intereses concretos y en las
que la distancia no tiene por qué ser un factor determinante. Este modelo inspiraría a los movimientos
sociales, orientados por valores compartidos por individuos que se necesitan recíprocamente para
lograr sus objetivos. Los movimientos sociales en red pueden ser efímeros, pero intensos (Castells,
2012). En definitiva, la participación política no convencional adquiere con Internet nuevas formas,
mejorando a la coordinación, comunicación y a la cooperación de las redes.
Para el estudio del movimiento social a seguir, se utilizara a la teoría del marco de significado,
que pertenece a la perspectiva sociológica construccionista. Esta última proviene del interaccionismo
simbólico, una teoría que afirma que los fenómenos colectivos son una actividad que apunta a la
producción de nuevas normas y nuevas solidaridades (Della Porta y Diani, 1999). Según esta teoría,
el comportamiento colectivo está relacionado con el cambio social, y los movimientos sociales actúan
como parte integral del funcionamiento normal de la sociedad, por lo cual habrá que analizar el marco
de movilización desde sus rasgos socio-históricos.
La teoría de marco de significado se relaciona con el concepto de framing que formula Goffman
(1974). Este concepto indica un conjunto de orientaciones mentales que permiten organizar la
percepción y la interpretación de hechos sociales significativos, centrando la atención en fenómenos
delimitados por significados compartidos y por la significación que tienen los elementos en el interior
del marco. Aplicado a los movimientos sociales, el framing o marco, se refiere a la manera de producir
significados, por medio de la interacción, sobre las acciones como movimiento social. Los marcos,
pues, serian esquemas de interpretación que capacitan a los individuos y grupos para localizar,
percibir, identificar y nombrar los hechos de su propio mundo y del mundo en general (Ibarra y
Tejerina, 1998). En este sentido, los movimientos sociales son redes reflexivas, ya que según Laraña
(1999), «actúan como un espejo en el que se mira la sociedad y la hace consciente de sus problemas
y limitaciones». Las acciones colectivas no convencionales, en cuanto reflexivas, dependen entonces
de percepciones y evaluaciones individuales y colectivas sobre alternativas y posibilidades de cambio
social (Contreras, 2005).
El concepto resulta útil para analizar la construcción social de los agravios e injusticias según un
proceso de interacción social. Este proceso de “enmarcamiento” ocurre en tres momentos distintos
(Buechler, 2002): en primer lugar, se identifica y define un problema, así como sus responsables y
los blancos de la acción colectiva; a este momento se le llama “diagnostic frames”. En segundo lugar,
está el proceso de “pronostic frames”, es decir la individuación de posibles soluciones y estrategias
contra el problema identificado, que en su conjunto darían vida a una movilización consensuada. En
tercer lugar, se encuentra el proceso de motivación, necesario para llamar a la acción. El marco
motivacional proporciona un vocabulario de motivos que obligan a pasar a la acción, logrando
construir una fundamentación para convertir los sentimientos de insatisfacción en agravios definidos
y concretos, que pueden llevar a otros a sumarse al movimiento y tomar acción. Del marco de
significado, pues, proviene la participación política.
Esta teoría aporta centralidad al concepto de la identidad dentro de los movimientos sociales. Por
un lado, la teoría enfatiza la importancia de la distinción entre endogrupo y exogrupo, es decir
identificar quienes son aliados del movimientos y quienes son los potenciales enemigos, para ayudar
a mantener la cohesión y solidaridad interna del movimiento. Asimismo, se pueden identificar
también a los posibles participantes y aliados, entre los espectadores del movimiento. La identidad
colectiva es entendida como una definición compartida, producida por los participantes de los
movimientos sociales, tanto individuos como grupos, producto de la acción social. La identidad esta
formada por definiciones compartidas de la situación y es el resultado de un proceso de negociación
de los conflictos de interpretaciones, que finalmente dan lugar a una idea de “nosotros” (Melucci,
1996).
En conclusión, la teoría del marco de significado considera a los movimientos sociales como unas
agencias de significación colectiva, que difunde los significados en la sociedad a través de la acción
colectiva (Melucci, 1996). Los movimientos son reflexivos, capaces de construir a un “nosotros” y
orientados al cambio social, y crean su marco de movilización en relación al tiempo y la sociedad.
(Diez, Laraña, 2012). Para este estudio, la teoría de marco permitirá acercarnos a un análisis del
marco de significado de la acción colectiva del movimiento hacktivista, situándolo en una época
histórica determinada y considerando a su reflexividad, facilitando en consecuencia la búsqueda de
la definición de su identidad, sus objetivos, sus enemigos y su acción colectiva.
3. HACKERS Y ÉTICA HACKER
En la sociedad del conocimiento, la creación cultural, tecnológica, científica y también empresarial,
en su aspecto no económico, se convierte en fuerza productiva directa por la nueva relación
tecnológica entre conocimiento y producción de bienes y servicios. Dentro de esta sociedad, destacan
sujetos creativos y con conocimientos técnicos informáticos avanzados, cuyo valor supremo es
precisamente la innovación: este colectivo es el foco de la creación tecnológica informática, y se
conoce con el nombre de “hackers”. Al igual que otros autores, (Castells, 2002; Himanen, 2002), se
adoptará para este articulo la distinción entre hacker y cracker, indicando el segundo un término
preciso para llamar a los criminales informáticos, que se dedican a romper sistemas y piratear.
El término nace por unos apasionados programadores del MIT, que empezaron a llamarse entre ellos
“hackers” a principio de la década de los años ‘60. El término “hack” indicaba, en el contexto del
MIT según Steven Levy, un proyecto en fase de desarrollo o realizado con finalidades constructiva,
refiriéndose a un fuerte placer dado por el proyecto mismo. Levy fue el primero en hablar de la “ética
hacker” como un “nuevo estilo de vita, una filosofía, un sueño”, que se relacionaba a la creencia en
la horizontalidad y libertad de la información (Levy, 1984).
La ética hacker, tal y como la ejemplificó Levy en los años ‘80, se basa en los principios de la libertad
de información, el conocimiento libre, la no discriminación y la valorización del merito. En particular,
se mira a garantizar el libre, completo e ilimitado acceso a los ordenadores, “y a todo lo que podría
enseñar como funciona el mundo”. Es gracias a la convicción de los hackers que la puesta en común
de informaciones sea un bien de eficacia formidable para el desarrollo y el conocimiento científico
(Benkler, 2005; Lessig, 2005; Raymond, 1996; Torwalds, 2011), que empezaron a crearse los
software libres y gratuitos, como GNU/Linux.
Pekka Himanen es el autor que desarrolla y amplia el concepto de ética hacker, en su obra “La ética
hacker y el espíritu de la era de la información” (2002). Según el filosofo, el hacker es cualquier
persona trabaje con pasión y entusiasmo en lo que hace, relacionando su propia definición con el
origen del termino hacker. Desde esta perspectiva, el concepto puede y debe ser aplicado a otros
ámbitos, como, por ejemplo, el científico: “un hacker es un experto o entusiasta de cualquier tipo,
que puede o no dedicarse a la informática” (Himanen, 2002).
La original análisis de Himanen contrapone la ética hacker con la ética protestante, descripta hace
más de un siglo por Max Weber, que fundaba sus raíces en la laboriosidad diligente, la aceptación de
la rutina, el valor del dinero y la preocupación por el resultado (Weber, 1998). Frente a la moral
protestante, que según Weber condujo en un segundo momento al espíritu del capitalismo, la ética
hacker se funda en valores nuevos y distintos del llamado “espíritu del informacionalismo”, todavía
basado en el espíritu del capitalismo weberiano. La ética hacker se forma sobre todo a partir de la
creencia que la puesta en común de la información constituye un bien extraordinario, y por tanto
facilitar el acceso a la información y a las tecnologías se vuelve un deber ético. (Himanen, 2002)
La nueva ética se puede distinguir en: ética hacker del trabajo; del dinero; y de la red. El valor
fundante de la ética hacker del trabajo es la creatividad y consta en combinar la pasión en el trabajo
con la libertad: para los hackers el trabajo es un fin en si, es decir que se realiza de la mejor manera
debido a una relación apasionada con él. En este sentido, la libertad se refiere a la flexibilidad y autoorganización del tiempo libre, ya que la premura del tiempo y el estrés imposibilitarían la creatividad.
Consagrarse a un proyecto puede llevar un hacker a trabajar durante días y noches enteras, pero
siempre según su libre elección en la organización de los ritmos del trabajo.
Dentro de esta perspectiva, el dinero deja de ser el valor supremo, como era en el caso del espíritu
del capitalismo (Weber, 1901), por lo que en la ética hacker del dinero, el beneficio se mide por los
resultados del esfuerzo apasionado y su valor social, que se refiere a la creación de algo que tenga un
reconocimiento por parte de la comunidad hacker (el “reconocimiento entre iguales”), y que pueda
ser accesible y abierto a la comunidad.
El valor de la libertad en la ética hacker del dinero se vincula al valor supremo de la libertad de
información, necesaria al desarrollo de la investigación científica: la ética hacker es muy cercana a la
ética de la Academia de Platón, basada en un modelo de conocimiento abierto y horizontal. La
Academia de los hackers prevé un debate continuado y critico para lograr una evolución constante y
participada de la información, donde adquiere centralidad el método didáctico horizontal: Internet,
pues, es visto como una oportunidad para ayudar y ser ayudados en el conocimiento autoalimentado.
Los ordenadores adquieren un papel central, aumentando la libertad de expresión y la capacidad
generativa de contenidos en la red de los individuos, tal como describe Yochai Benkler en “La riqueza
de las redes” (2005).
Dada esta potencialidad de Internet como herramienta de empoderamiento comunicativo, la ética
hacker entiende la censura como un fallo del sistema y busca una vía alternativa para transmitir la
información (Castells en Himanen, 2002). Himanen dedica, en la ultima parte del libro, sus
observaciones a la “ética hacker de la red”, termino que se refiere a la protección de los derechos
fundamentales del ciberespacio: la libertad de expresión, la privacidad y el acceso libre a la red.
Traducidos en valores, estos derechos se corresponden con la actividad, es decir la acción para la
completa libertad de expresión de cada uno para imponerse como sujeto activo dentro de la
comunidad, y a la preocupación responsable hacia los demás, que se concretiza en acciones para que
todo el mundo tenga la posibilidad de acceder a la red, en oposición a la pasividad, y al principio de
exclusión que caracteriza el funcionamiento de nuestra sociedad red.
4.
HACKTIVISMO
Para entender al movimiento hacktivista, que se fundamenta en la ética hacker, cabe mencionar al
debate mundial, sobre el escandalo sobre la violación de la privacidad de los ciudadanos por parte de
los gobiernos, que explota globalmente tras las revelaciones que el ex colaborador de la NSA, Edward
Snowden, saca a la luz en 2013. Los documentos secretos, publicados en el Guardian por el periodista
Glenn Greenwald, revelaban el programa de vigilancia masivo (PRISM) operado por la NSA de
acuerdo con el gobierno estadunidense y el británico en detrimento de sus ciudadanos, así como de
los ciudadanos de la Unión Europea y América Latina (Greenwald, 2014). Según Snowden, en la
NSA y en sus homólogas agencias en otras naciones, cualquier analista puede, en cualquier momento,
decidir de controlar a cualquiera.
Al lado de los sistemas de control e interceptación más o menos globales, y a menudo gestionados
por la inteligencia de los estados, se acompañan distintos controles efectuados por sujetos privados.
Es noto, en efectos, que la persona digital es cada vez más trazable y controlada por parte de empresas
que, con fines de lucro, acumulan una enorme cantidad de datos personales. Gran parte de las
aplicaciones, redes sociales y servicios digitales utilizan a los datos de las identidades digitales, que
se relacionan a las actividades que los usuarios tienen en la red y se construyen a través de la
información que voluntariamente los individuos cuelgan. También, es noto como las políticas de
privacidad de estas aplicaciones normalmente prevén compartir la información privada con otras
corporaciones o con los mismos gobiernos (Fundación Telefónica, 2013).
Estos asuntos fortalecen la idea que distintos gobiernos y empresas estén fomentando la investigación
y creación de tecnologías dirigidas al control de la red: los gobiernos como forma de control social,
y las empresas porque necesitan controlar la red para hacer negocios en ella. En definitiva, se extraen
constantemente todas las informaciones posibles para construir perfiles e identidades, nexos y
relaciones, funcionales a finalidades económicas y nuevas formas de control, sin posibilidad de
reciprocidad (Rodotà, 2006).
Dentro del actual contexto socio-político, surgen los movimientos sociales que miran a una sociedad
más transparente para todos, con posibilidades de controles difusos en los poderes. Estos
movimientos son los que apuntan a la libertad de internet, entendida como la capacidad de usar la red
sin restricciones institucionales o corporativas, y sin control social o estatal. (Greenwald, 2013).
A partir de las certezas sobre las actividades de control del ciberespacio, el colectivo hacker ha
empezado a reclamar la conservación de la privacidad como un derecho fundamental en la era
electrónica, exigiendo por ella una protección mucho más decidida que en cualquier otra época.
Muchas comunidades hacker persiguen finalidades de critica política frente a las degeneraciones o
eventos que golpean a sus intereses, sobre todo en relación a cuestiones como la propiedad intelectual
y la privacidad. Debido a los miembros que han conformado a las actividades, al movimiento se le
llama “hacktivismo”, refiriéndose a un uso de las tecnologías digitales para lograr objetivos políticos
(Castells, 2002), aunque ser hackers no es una prerrogativa indispensable para ser hacktivistas
(Himanen, 2002).
El hacktivismo nace de la toma de consciencia que la tutela del derecho a la privacidad, la protección
de la libertad, y la transparencia y accesibilidad de la información se pueden lograr gracias a las
competencias tecnológicas de los hackers. Esto se traduce en elecciones individuales o en la creación
de sujetos colectivos, grupos de personas sin nombre que, como Anonymous, eluden los obstáculos
impuestos y abren caminos a la efectividad de los derechos en red (Rodotà, 2006).
El marco de movilización apunta a la libertad de Internet y en Internet, rodando en torno a los valores
de la ética hacker; la red se configura como una verdadera posibilidad de democratización,
transparencia institucional y oportunidades sociales, por lo cual nacen movimientos que apuntan a la
lucha para mantener a Internet como espacio libre.
Un ejemplo conocido de hacktivismo es Wikileaks, organización del movimiento hacker que defiende
al uso abierto de la información a través de la revelación de documentos secretos para sacar a la luz
los comportamientos no éticos de gobiernos y empresas, tal como se explicita en su página web.
Algunas de las actividades como las de Wikileaks, o las del mismo Snowden, clonan y difunden
infinitamente las informaciones digitales pertenecientes a poderes gubernamentales, para limitarles,
apuntando a la transparencia de la información, relacionándose en particular con la ética hacker de la
red.
También existen casos de hacktivismo individual parecido al de Snowden, como el de Aaron Swartz,
fundador del Open Access Movement, que se hizo famoso por robar millones de artículos científicos
de la base de datos JSTOR para garantizar su uso público, en contra de la privatización corporativa
de la información. Esto se relaciona con el carácter no lucrativo de la información, explicitado en la
ética hacker del dinero.
A partir de las revelaciones de Snowden, también se han hecho fuertes organizaciones sin animo de
lucro ya existentes, como por ejemplo Electronic Frontier Foundation (EFF), líder de la lucha para la
privacidad en la red, o la ONG británica Open Rights Group (OPR).
El espíritu de compartir el conocimientos y hacer algo valioso, que se relaciona con la ética hacker
del dinero, está a la base de muchas las comunidades hacktivistas, por lo que empiezan a tomar pie
las iniciativas de “procomún” (Benkler, 2005), como el software libre y los códigos abiertos. En
muchos casos, pues, se verifican numerosas y proficuas experiencias de colaboración entre hackers,
a pesar de sus actitudes individualistas. El fenómeno se remite, en este sentido, al modelo de
individualismo en red descrito por Manuel Castells, mencionado arriba, ya que las comunidades y
organizaciones del movimiento nacen de intereses individuales y acaban creando a una red. Algunos
hackers se encuentran entonces luchando para tutelar el propio derecho individual a utilizar un recurso
inmaterial limitado por parte de los poderes, tutelando de esta forma la libertad y privacidad
informática de la entera colectividad. Las comunidades se auto-organizan de manera informal, se
conectan en red y como otros movimientos, pueden estar formadas por redes de redes (Castells, 2012).
Por tanto, el movimiento hacktivista se relaciona sobre todo con la ética hacker de la red, que como
dicho subraya a importancia de la acción para la libertad, accesibilidad y privacidad en Internet, así
como la preocupación responsable para los demás. A continuación utilizaremos un ejemplo concreto
del hacktivismo, para evidenciar los rasgos más característicos que se relacionan con la ética hacker:
analizaremos al Cryptoparty, una iniciativa hacktivista original en sus objetivos y formas de
organización.
5.
CRYPTOPARTY COMO CASO DE HACKTIVISMO
Cryptoparty es una red que nació en 2012, en Australia, y que se fortaleció después del escandalo de
las revelaciones de Snowden apuntando a protección individual y la seguridad en Internet. El caso
del Cryptoparty, a parte, se empezó a difundir y conocer entre parte de la ciudadanía interesada en la
protección de los derechos digitales, cuando el mismo Snowden participó en un evento del
Cryptoparty en Honolulu, en 2012 (Forbes, 2014).
La iniciativa se define en su propia pagina como descentralizada, publica y apolítica, que tiene el
objetivo de introducir en la sociedad las herramientas básicas necesarias para la protección de la
privacidad, el anonimato y la seguridad en Internet (véase la Cryptoparty Web).
El Cryptoparty se define a si mismo como un movimiento descentralizado, por lo que no tiene una
institución central que hace que toda acción social se organice y coordine a través de la pagina web,
de las redes sociales y correos electrónicos de manera horizontal. En este sentido, el Cryptoparty
responde al concepto de desintermediación comunicativa (Castells, 2012) propia de los movimientos
en red, ya que utiliza Internet para autocomunicarse y organizarse horizontalmente: en efectos, no
existen portavoces ni fundadores de la red, con lo cual, una consecuencia de esta desintermediación
es que todo el mundo puede ser iniciador del hacktivismo, sin formar necesariamente parte de la
comunidad hacker.
El Cryptoparty funciona de ejemplo de nuevo activismo en red también porque, no solo aprovecha
de los espacios de la red para extenderse y difundirse, sino que conoce la importancia del utilizo de
los espacios públicos para darse a conocer en la sociedad. De hecho, la iniciativa consta en la
organización de eventos públicos y gratuitos, en que se trata de acercar el usuario común de Internet
a las herramientas fundamentales para la seguridad y privacidad informática. El uso del espacio
publico off-line contribuye a la creación de un espacio político no solo virtual, ampliando el
compañerismo entre los participantes y reforzando la identidad del movimiento (Castells, 2012). Cabe
mencionar que, a pesar de no tener una institución física, Cryptoparty ha recibido apoyo e incitación
por las demás organizaciones y grupos hacktivistas, sobre todo Wikileaks, EFF, OPR, etc.
En la pagina web principal destaca la frase: “Party like it’s December 31st 1983!”, con referencia a
la obra distópica “1984” de George Orwell, y apuntando de manera clara a la lucha en contra de la
vigilancia masiva operada a nivel transnacional, tanto por los gobiernos cuanto por las empresas.
Efectivamente, la idea del Cryptoparty nace en respuesta al proyecto de ley australiano de 2011, el
Cybercrime Legislation Amendment Bill, que preveía alinearse al Convenio del Consejo de Europa
sobre ciberdelincuencia, el primer tratado internacional que buscó hacer frente a los delitos
informáticos y los delitos en Internet mediante la armonización de leyes nacionales, la mejora de las
técnicas de investigación y el aumento de la cooperación entre las naciones. Esta ley fue sujeta a
criticas hackers, por la criminalización de actividades consideradas de piraterías, entre que se
encuentran las herramientas de hacking y encriptación, volviéndolas sujetas a sanciones penales,
hasta incluso diez años de encarcelamiento. A parte, la legislación puede potencialmente autorizar la
interferencia arbitraria con la correspondencia privada y la privacidad en general, considerados por
los hackers una amenaza a libertad personal.
El movimiento quiere entonces frustrar la ley a través de la encriptación de las conversaciones y el
uso de herramientas que no permiten ser trazados, bajo la idea que compartir el conocimiento
tecnológico es la mejor manera para que cualquiera pueda proteger su información. Así pues, el
hacktivismo del Cryptoparty se concretiza en la realización de eventos en que unos hackers, no
necesariamente expertos, enseñan al mayor numero de personas posible como utilizar distintos
instrumentos para la seguridad informática. Estos últimos van desde la criptografía para los correos
electrónico (PGP), a instrumentos para navegar en Internet de forma anónima (TOR), así como
buscadores como TrackMeNot y DuckDuckGo, diseñados para ofuscar la actividad en red y para
evitar ser trazados por los cookies para la recogida de datos. También se enseña a utilizar a los
software libres, como GNU/Linux, que son menos expuestos a fallos de seguridad por la amplia
comunidad de desarrolladores que comprueban constantemente el código fuente libre. En este
sentido, también se promueven las herramientas basadas en el procomún relacionadas con el valor
del conocimiento libre.
La dimensión didáctica del Cryptoparty se relaciona con algo importante dentro de la ética hacker,
y es que todo el mundo puede y debería ser hacker: se remite entonces al modelo abierto de la
Academia y a la forma de enseñamiento horizontal, donde al saber más sobre un tema, se presenta la
necesidad de enseñárselo a los demás.
Considerados además algunos de los problemas a que se enfrenta el hacktivismo, como
la brecha digital o desigualdad que todavía existe en el acceso a Internet, existe una dimensión
didáctica que mira a la difusión del enseñamiento de técnicas hackers básicas, con objetivo de
expandir la protección de los datos online de los ciudadanos. Esta dimensión también se remite al
valor de la preocupación responsable para los demás y a la actividad de la ética hacker de la red,
necesarias para la libertad de expresión, el acceso libre y la privacidad en Internet.
El nacimiento de proyectos como el Cryptoparty sugiere que existe un componente social
significativo en el aprendizaje del uso de dichas herramientas de encriptación. Asimismo, se explica
el entusiasmo que guía al colectivo en volverlas accesibles a quienes estén fuera de la comunidad
hacker y expandir la ética entre la ciudadanía.
El hacktivismo del Cryptoparty tiene que ver, a su vez, con el individualismo en red: se entremezcla
con la búsqueda de intereses individuales y la necesidad e importancia reciproca para crear redes y
comunidades que ayuden a lograr los objetivos. El resultado es entonces la formación de una red
global y transnacional, a partir de un tipo de participación digital individual.
La extensión y globalización, esas dimensiones de la participación política digital no convencional
que han permitido el refuerzo los movimientos sociales, se vuelven el propio objetivo principal del
activismo del Cryptoparty, el llamado “objetivo global” (“global scope”, Cryptoparty Web),
enfatizando la importancia que el movimiento alcance al mayor numero de personas posibles y las
introduzca a los valores que fundamentan la ética hacker. En este sentido, el objetivo principal de la
actividad es la difusión de las herramientas de encriptación y seguridad, para sensibilizar la sociedad
a la importancia del derecho a la privacidad en Internet, en contra de la vigilancia del ciberespacio.
En definitiva, la ética hacker que guía al Cryptoparty, trasciende los conocimientos tecnológicos y
mira a la difusión de los valores de privacidad y libertad entre los usuarios principiantes de Internet,
constituyendo el marco de movilización del movimiento y el intento de difusión de los significados
en la sociedad a través de su particular acción colectiva.
6. CONCLUSIONES
El movimiento hacktivista, al igual que otros movimientos nacidos con Internet, se organiza en el
plan transnacional, explotando las herramientas digitales para la comunicación, coordinación y
expansión del movimiento, además de presentar características nuevas de los movimientos sociales
en red, como la desintermediación comunicativa.
El hacktivismo es un movimiento social particular de nuestra época, ya que se pone en el medio de
dos cuestiones que nacen con la Sociedad de la Información: la idea de la defensa del carácter libre
de la información de los hackers, y la tendencia a la vigilancia masiva por parte de sujetos públicos
y privados. A pesar de que en la sociedad exista la percepción de que Internet sirva de herramienta
para el empoderamiento político ciudadano (Benkler, 2005), los gobiernos no parecen tener la
intención de momento de que esto se concretice; al revés, intentan explotar, a su vez, la posibilidad
de crear redes trasnacionales para fortalecer el control sobre los ciudadanos a través de los medios de
comunicación. Así mismo, las empresas privadas insisten en recolectar cuantas más informaciones
posibles, tanto para controlar a sus trabajadores como para conocer a las habitudes de los
consumidores (Rodotà, 2006).
El hacktivismo es consciente de que los metadatos, aparentemente inocentes, son necesarios para
recolectar datos sobre los ciudadanos, fortaleciendo la vigilancia masiva y el control del ciberespacio.
La pregunta inicial de investigación se planteaba una posible relación entre el marco de significado
de movimiento hacktivista y la ética hacker de que hablan varios autores, y en particular Pekka
Himanen, y se ha visto como la libertad de Internet y en Internet son los valores que fundamentan
toda acción hacktivista.
El caso del Cryptoparty ha servido para vincular definitivamente los valores del movimiento a los
pertenecientes al concepto de ética hacker: el Cryptoparty representa a un tipo de hacktivismo global,
que se desarrolla a partir de la inclusión de Internet en la sociedad civil, que mira a lograr
sensibilizarle sobre la importancia de los derechos digitales, en particular la seguridad y privacidad
en Internet, asimismo como el conocimiento libre y horizontal. Dichos valores están estrictamente
relacionados con los valores de la ética hacker, que considera al libre acceso al conocimiento, la
libertad de expresión y a la conservación de la privacidad del individuo, como unos principios
básicos. El hacktivismo construye entonces, en gran medida, su marco de movilización en torno a los
valores derivados de esta nueva ética desafiante, y se porta como una agencia de significación
colectiva con el objetivo de difundir los significados, que se han construido para su identidad, dentro
de la sociedad, a través de la acción colectiva.
La movilización hacktivista sirve, en definitiva, de escudo y contrapoder al control del ciberespacio;
particularmente relevante es el modelo didáctico horizontal que el hacktivismo del Cryptoparty utiliza
para ampliar la red global de protección de datos, creando nuevas redes para defender unos derechos
individuales y colectivos dentro de la sociedad red. Este asunto subraya la importancia de la
educación y formación individual para el cambio social; el lema del Cryptoparty “arm yourself with
knowledge, create discourse, encrypt liberty”- literalmente “ármate con el conocimiento, crea
discursos, encripta la libertad”- pone énfasis sobre dicha necesidad que se relaciona con el
individualismo en red, planteado por Castells. En definitiva, el movimiento hacktivista cree
firmemente en el modelo de la Academia de Platón, que prevé un tipo de conocimiento horizontal y
compartido y también perteneciente a la ética hacker, aspirando a una sociedad donde la información
sea más libre, transparente y compartida.
El futuro de Internet es muy incierto, por lo que habrá que seguir investigando sobre el papel efectivo
de los movimientos sociales que no quieren cambiar la libertad y privacidad, por el creciente control
del ciberespacio, así como los efectos que el hacktivismo puede tener en la sociedad civil y los demás
movimientos sociales. Queda claro, sin embargo, que frente a tecnologías cada vez mas sofisticadas
e invasivas, la ética hacker y el hacktivismo pueden ser fundamental para garantizar al subsistencia
de espacios de libertad (informáticos y no informáticos), además de contribuir a mantener vivo el
espíritu critico del hombre de la nueva era digital, e intentar reducir la constante tendencia al dominio
del hombre sobre el hombre.
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