EL PAPEL DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN EL CAMBIO POLÍTICO EN EL PAÍS VALENCIANO Xavier Ginés Sánchez Universitat Jaume I [email protected] Rafael Xambó Olmos Universitat de València [email protected] Resumen El País Valenciano ha sido gobernado por la derecha política desde mediados de los años 90, cuando el Partido Popular se hizo con el gobierno autonómico y consolidó su poder municipal gobernando en los ayuntamientos de la mayor parte de municipios, incluyendo las principales ciudades, en alguna de la cuales, como la capital, ha gobernaba desde las elecciones de 1991. La acción de gobierno en el campo del desarrollo económico quedó patente en el despliegue de políticas públicas de fomento del sector de la construcción inmobiliaria y de infraestructuras, la transferencia de capitales a favor del sector privado gracias a la celebración de grandes eventos y a la construcción de grandes dotaciones culturales y el fuerte endeudamiento público en un periodo en el que la disponibilidad de capitales era abundante. Mientras este modelo transformaba por completo una parte del territorio, se activó un gran repertorio de acciones de resistencia social en defensa del patrimonio y de la cultura local. Una vez agotado el modelo tan agresivo de desarrollo, la acción colectiva, muy experta y armada con unos modelos de acción puestos en práctica durante casi 20 años, planteó nuevas reivindicaciones y formas de acción, que darían lugar a nuevos liderazgos. Gran parte de estos nuevos líderes se había formado en las movilizaciones en defensa del patrimonio, con los conocidos Salvem. Algunos de ellos formaban parte de organizaciones políticas de la izquierda valenciana, mientras que otros, que no militaban en organizaciones políticas, en pocos años, se organizaron políticamente en nuevas formaciones que concurrieron en las elecciones autonómicas y locales de 2015, que participaron en el cambio del panorama político valenciano de forma sustancial. Este trabajo aborda el papel decisivo de los movimientos sociales durante el periodo de hegemonía política de la derecha a la hora de producirse el cambio político en esta comunidad autónoma. Para ello, después de realizar un planteamiento teórico adecuado básico para centrar el tema desde el punto de vista epistemológico y metodológico, se realiza un breve recorrido histórico por las movilizaciones sociales durante este periodo, así como por la evolución del voto en las elecciones autonómicas con el fin de visualizar en conjunto ambas variables. Con ello se dibuja el escenario sobre el que desarrollará la parte central de apartado empírico del trabajo. El trabajo es estructura empíricamente a partir del análisis de 18 entrevistas semiestructuradas realizadas a líderes de movimientos sociales, de medios alternativos y periodistas de medios de comunicación convencionales, centrándonos en los discursos acerca de los objetivos, sujetos y identidades políticas, y se apuntan al respecto del papel que las movilizaciones sociales características del periodo pueden haber tenido en el cambio electoral. Palabras clave Acción colectiva, movimientos sociales, cambio político, comunicación social, estructura de oportunidades mediáticas La estructura de oportunidades mediáticas Los movimientos sociales se enfrentan cada día con un panorama político y comunicativo desolador. A menudo, sus luchas no encuentran el eco mediático esperado, lo que les obliga a destinar más y más recursos para hacerse visibles: Idean continuamente tácticas que puedan ser capaces de obligar a los medios de comunicación a prestarles atención y también ponen en marcha nuevas estrategias constituyendo colectivos dedicados exclusivamente a la función comunicativa. A medida que la sociedad avanza en su proceso de informacionalización se les hace más perentoria la necesidad de tener presencia pública a través de medios convencionales o propios, lo que da lugar a la aparición de toda una serie de nuevos activismos que en los últimos años han experimentado una revolución gracias a las tecnologías de la información y comunicación (TIC) que están a su alcance. Estas nuevas tecnologías no sólo han contribuido a generar nuevas formas de relacionarse con los medios de comunicación convencionales, también han posibilitado la creación de nuevas plataformas de comunicación independiente, que han supuesto cambios tanto en la comunicación interna de los movimientos como en la información que generan a través de medios propios de cara al exterior, orientadas al público en general. En el País Valenciano este fenómeno global se ha plasmado en el entramado de relaciones generadas a partir de una densa red de colectivos, especialmente activos entre 1995 y 2007; un conjunto de medios alternativos, que aunque escaso, es, y ha sido, muy diverso; y una serie de medios convencionales, tanto de tipo público como privado, que presenta al mismo tiempo, una gran diversidad de trato y también una constante de silencio. Naturalmente, el conjunto de relaciones no es estático y varía temporalmente dependiendo de la coyuntura política y del uso y evolución de las TIC, pero, a nuestro juicio, tiene unas características especiales en un país como el nuestro, con una problemática política específica de la que se deriva un contexto comunicativo muy complejo, tal como ya puso de manifiesto la primera generación de sociólogos valencianos (Xambó 1996) entre los cuales se encuentran Josep Vicent Marqués, Rafael Ninyoles o Ernest García. La mediática es la batalla. Es en este campo donde se han concentrado los esfuerzos tanto por parte del poder político y económico como por parte de los movimientos sociales. Ahora, más que nunca, para "existir" hay que ser percibido a través de los medios de comunicación social. La comunicación social es un elemento social básico que a lo largo de la historia ha merecido intentos de apropiación constantes por parte de los grupos en conflicto. Cada evolución tecnológica que haya permitido la difusión más rápida y amplia de significados ha sido objeto de luchas protagonizadas por posiciones asociadas a intereses confrontados reducibles a la dialéctica entre libertad y control. La evolución tecnológica ha ido de la mano de los cambios sociales de manera que mientras aquella iba haciendo más sencilla la comunicación cada vez más distancia, en cada vez menos tiempo, de cada vez más significados, la sociedad se ha ido expandiendo y el individuo, al que se dirigían los mensajes, se ha ido diluyendo y aislando. La mediación comunicativa ha ido adquiriendo importancia porque permite dotar de experiencia del individuo tanto en la distancia como en la proximidad. La importancia cada vez mayor del medio ha hecho que la democratización en la difusión de significados que los avances tecnológicos podían haber supuesto haya sido neutralizada constantemente. Por mucho que teóricamente se abaratan los costes de la comunicación los medios de producción de información han continuado en las mismas manos que también disponen del resto de medios productivos, tanto de mercancías materiales como de capitales. Así las cosas, la hegemonía ideológica que mantiene una sociedad en crisis como la contemporánea -la cual se mantiene en relativa calma a pesar de las profundas agresiones sociales, económicas, ecológicas, culturales y políticas a los derechos de la ciudadanía-, puede suponer un muro infranqueable para que los movimientos sociales transformadores puedan movilizar a la población y activar respuestas efectivas. En otras palabras "ese control oligárquico de la agenda mediática y política actúa como un marco restrictivo de la percepción de la realidad por parte de la "opinión pública" que, sin duda, dificulta la mera información de la existencia de focos de conflicto y, con ellos, la difusión de los mensajes de los movimientos sociales críticos" (Pastor 2009). En el contexto valenciano, la comunicación y los medios que la vehiculan han tenido tradicionalmente un papel central en la construcción de un imaginario colectivo. En cuanto a los medios públicos, su escaparate principal era Radio Televisión Valenciana, constituida como una empresa "(...) pública con aspiraciones de ser fiel reflejo de la sociedad valenciana y que, sin embargo, casi siempre ha actuado como soporte mediático al servicio del poder político de turno" (Ferre 2009:151-156). En este caso destaca la manipulación consciente1 que ejerce el poder político (Verdú Cueco 2009). Los medios privados pertenecen a conglomerados privados de obediencia estatal que no dejan espacio a propuestas informativas propias en un País que efectivamente sí tiene un espacio sociocultural y político que rompe con el dualismo estatal. Este componente social propio del País Valenciano ha intentado en varias ocasiones contar con medios propios que recogen sus sensibilidades y perspectivas de la realidad y para hacerlo no han dejado de intentar alianzas entre sectores sociales no homogéneos. A la versión informativa impuesta desde la dirección política o empresarial de los medios públicos y privados, derivados del "papel central de la propiedad económica, y de las influencias que el Estado, las estructuras y la lógica del mercado ejercen sobre los medios" (Curran 1997:84), hay que añadir la perspectiva desde la que los periodistas elaboran las informaciones y que responde "al control ideológico, en particular a la internalización inconsciente por los periodistas de las ideas de la cultura dominante, así como la dependencia de las fuentes informativas constituidas por los grupos de poder y las instituciones " (Curran 1997). Sin embargo, la irrupción relativamente reciente de Internet, con todas las pseudorevoluciones que continuamente experimenta, plantea un nuevo escenario en el que todavía hay varias cuestiones por decidir. Si, como se afirma repetidamente, Internet es una tecnología radicalmente diferente a las anteriores en el sentido de que es inapropiable, incontrolable y por tanto intrínsecamente democrática, podemos estar ante un momento revolucionario. Pero, por el contrario, si consideramos Internet como una herramienta tecnológica, aunque en configuración, que se encuentra inmersa en pleno proceso de apropiación; si miramos la red de redes como el objeto y también el campo de una lucha entre intereses confrontados que se debaten entre libertad-control, podemos encontrarnos ante un escalón más en esa dinámica historia de apropiación desigual de los 1 . Recientemente se ha dado a conocer un estudio de Carla González e Isabel Olid sobre la manipulación política de Canal 9 (la televisión de RTVV) en el que afirman que "Canal 9 utiliza la lengua como elemento clave' de la 'manipulación política" avances tecnológicos. Si bien la edición de libros o de prensa, la producción de radio y de televisión están técnicamente y económicamente al alcance de una gran parte de la población, el alcance efectivo de su influencia depende de factores que sólo las grandes empresas y administraciones controlan. Estos factores van desde una legislación de control que se hace cumplir a conveniencia, como en el caso de radios y televisiones, a canales de distribución y difusión suficientemente potentes como para poner a disposición de todos el producto comunicativo. En suma, legislación y comercio, o su equivalente, poder político y poder comercial, Estado y mercado. Las organizaciones que se oponen al sistema imperante se encuentran ante el hecho de que para hacerse visibles ante la población en general necesitan recurrir a los medios que están en manos de poderes políticos y económicos contra los que combaten, mientras que si articulan respuestas propias en el ámbito de la comunicación lo hacen con el convencimiento de que su alcance será minoritario. En cualquier caso, nos encontramos ante una tensión dialéctica -relacional y dependiente- entre las estrategias de aparición en los medios convencionales, la creación de medios propios y, sobre todo, el papel que los medios realmente tienen en la configuración ideológica social. Porque, si los medios alternativos no son consumidos, puede ser porque no estén al alcance de amplias capas de la sociedad, o bien porque a pesar de estar a su alcance estas no se interesan por ellos. En muchas ocasiones los movimientos sociales se centran en el fenómeno comunicativo como pretexto de su marginalidad esperanzados en que, de poseer medios más potentes, su movimiento podría ser más popular. Pero la limitada comunicación es debido a la marginación, sí, pero también es consecuencia. La audiencia consume de acuerdo a su constitución social, a su formación, intereses y gustos, entre una oferta ciertamente limitada -en cuanto a la pluralidad de discursos- e ilimitada -en cuanto a la cantidad y redundancia de los medios hegemónicos. Internet lo ha confirmado. Libres, de momento, del control legal y de las limitaciones en la distribución, los medios alternativos siguen siendo minoritarios en este medio. Y es que la hegemonía no sólo se ejerce a través de los medios de comunicación, también el miedo, el consumo, el ocio, el trabajo, etcétera, se convierten en envoltorios que constriñen la percepción del mundo y en construyen uno en la medida de las necesidades del poder. El sistema mediático y la movilización En otros trabajos (Ginés 2010, 2011, 2015; Xambó 1996, 2010; Xambó et al. 2012) hemos podido constatar cómo afecta el entramado mediático a los movimientos sociales y cuáles son las estrategias que despliegan para compensar las enormes dificultades que encuentran para proyectarse más allá de los círculos próximos. Si la comunicación es un elemento central en la comprensión de la dinámica social, los sistema de medios es crucial para que los mensajes de los movimientos sociales llegan más allá, a las bases potenciales, y con ello consigan la adhesión de amplias capas sociales y el éxito en sus reivindicaciones. En el análisis de las entrevistas los principales discursos que genera la relación entre medios y movimientos giran en torno varios aspectos. El primero se centra en la poca repercusión que encuentran gran parte de los movimientos en los medios convencionales, lo que estaría provocada por una configuración estructural de los medios que obstaculizaría que los tratamiento de las informaciones para la transformación social tuvieran la misma repercusión que aquellas que mantendrían la situación de las cosas. Esta razón estructural actuaría a través de mecanismos presentes en las rutinas productivas de los periodistas y no actuarían como producto de acciones conscientes por parte de las direcciones y de los periodistas. También intervendrían en este tratamiento desigual de las informaciones elementos coyunturales, entre los que encontramos la utilización de algunos medios como herramienta de acción política por parte de sectores sociales, la dependencia de la publicidad y de los intereses que esto genera, y finalmente , la crisis del sector, que provocaría el descenso de la calidad por la precarización del trabajo de los periodistas, y la dependencia cada vez mayor de fuentes de parte. En estos casos la desinformación y la manipulación adquieren mayores niveles de conciencia entre los periodistas, tanto en el conocimiento de su existencia como en su accionamiento. Tanto las formas de movilización como los movimientos están determinadas por la limitación de recursos. Sus organizaciones no pueden disponer de gabinetes de comunicación que no sólo deberían luchar contra las versiones de los gabinetes opuestos (la delegación del gobierno, una multinacional o una constructora), sino que además deberían superar las trabas estructurales y coyunturales. Por lo tanto los movimientos del período estudiado habrían recurrido a trazar estrategias mediáticas en tres sentidos: en primer lugar habrían establecido una red de contacto y confianzas personales con periodistas de algunos medios más proclives; en segundo lugar deberían activado fórmulas de atraer la atención de los medios, a través de la espectacularización; y en terceto, deberían estimular la creación medios de comunicación propios del conjunto del movimiento en sentido amplio, del período. La movilización de recursos comunicativos Internet ha sido el paso necesario, imprescindible, para canalizar los significados de la resistencia de este nuevo mundo en el que estamos: la sociedad red. De la misma forma que el poder ha ido estructurando en base al modelo red, los movimientos sociales también lo han hecho, adelantándose incluso en el aprovechamiento de la tecnología que han adaptado rápidamente a sus necesidades. Esta reestructuración a escala mundial de la resistencia global se ha hecho patente también en lo local. De hecho, Valencia es un buen ejemplo para observar cómo los movimientos sociales que operan en la ciudad han experimentado una rapidísima evolución en este sentido. Cuando en 1995 se crea Salvem el Botànic, con él se inaugura una época de reactivación del movimiento vecinal basado en plataformas manifiestamente no politizadas, efímeras y centradas en objetivos alcanzables y de consenso popular. Esta dinámica corre paralela a otra que tiende a atomizar los colectivos sociales hasta convertirlos en pequeños núcleos de personas, corros independientes unos de otros, pero que trabajan juntos en la "salvación" de los elementos de patrimonio amenazados por el imparable avance de la especulación urbanística de entonces. La red de colectivos que se generó entre el año 95 y el 2007 tuvo traslación a nivel comunicativo con la aparición de un medio de comunicación estructurado de acuerdo con los mismos principios de pluralidad y apertura, L'Avanç o Ja en Tenim Prou. Los Salvem y los proyectos comunicativos referidos pueden entenderse como el germen de las alianzas políticas posteriores. Los nuevos movimientos sociales están formados tanto por colectivos de carácter transformador como por colectivos constituidos por élites intelectuales, produciéndose identificaciones mutuas y espacios de confluencia con un elemento como común denominador: la profundización de la democracia existente, y sobre ejes compartidos de carácter fundamental: el idioma y el territorio, identidad y derechos sociales y ciudadanos. Los movimientos Salvemos son un buen ejemplo de movimiento social mixto cuya composición describe Sorribes, con evidente desprecio, cuando escribe: En general es un melting pot bastante sencillo: la suma de un grupo de afectados y de un grupo de gente procedente de la izquierda extraparlamentaria adobada con un buen número de supuestos intelectuales críticos que tienen su sede en la Universidad o otros organismos oficiales. (Sorribes 2001) En esa "izquierda extrapalamentària" a que se refiere, sin embargo, se encuentra una mezcla de miembros de grupos que van desde la izquierda transformadora al nacionalismo cultural que pregonan algunos de esos "supuestos intelectuales". Se trata de una ampliación y, por qué no, és'una actualización de los movimientos sociales clásicos, en busca de un ser político al que se refería el mismo Rousseau (Sousa Santos 2001). En suma las nuevas estrategias que emprenden los movimientos sociales responden a los cambios en el sistema productivo que se ha vuelto disperso, no ligado a la fábrica y que fomenta la movilidad y la flexibilidad (Sampedro 2005a:290). Las estrategias de resistencia social siguen el mismo patrón y los calificados como viejos movimientos sociales ligados a los partidos y los sindicatos van perdiendo apoyo social. Pero el protagonismo de una forma u otra de movilización no implica la desaparición del resto de formatos sino su menor relevancia en el plano comunicativo y con él en la percepción social que sobre ellos se proyecta. La interrelación entre los movimientos y la esfera comunicativa es uno de los elementos más determinantes de este protagonismo, que cambiará en función del contexto social y también comunicativo. Conviviendo encontramos tres formas de movilización, cada una de ellas identificada con unos principios cada vez más amplios, y que funcionan centrándose más o menos en demandas diferentes. Esto pero entre ellos hay elementos de conexión más allá de los propios individuos que los componen. Las diferencias son varias pero todas ellas son expresables y también identificables desde el plano comunicativo. La definición de movimientos de onda larga, de onda media y los estallidos multitudinarios la encontramos desarrollada en dos trabajos anteriores (Xambó y Ginés 2012; Xambó et al. 2012). Modelo de desarrollo y hegemonía conservadora A escala global, durante la década de los 90 se consolida la nueva fase de expansión capitalista iniciada a mediados de los 80 que se sostiene sobre una intensificación global de su dimensión financiera y especulativa. La reactivación del crecimiento económico es acompañada por una nueva expansión urbano-metropolitana en todo el planeta. En el Norte se activa una vez más el crecimiento del sistema urbano superior, en especial de las principales ciudades globales (Nueva York, Londres, Tokio, etc.), pero su crecimiento es más espacial que demográfico, ante el agotamiento progresivo de las migraciones internas campo-ciudad (si bien su incremento de población se ve ayudado por las migraciones externas), y va acompañado de fuertes reestructuraciones internas (terciarización y reforzamiento de sus centros financieros y decisionales). (Fernández Durán 2006:96) El Estado Español no ha permanecido ajeno a esta dinámica a pesar de que el arranque verdaderamente importante de su crecimiento se produce en la década de los noventa. La bajada de los tipos de interés hipotecario, que respecto al crecimiento de la inflación mantenían un saldo neto negativo, y la vocación turística que adquirió nuestro territorio, sobretodo a partir de su entrada en la Comunidad Económica Europea y, en particular, en la segunda residencia de jubilados de países del centro y norte de Europa, fueron los factores determinantes. A este Tsumani urbanizador, como lo cualifica Fernández Durán (2006), también contribuirá la entrada masiva de capital inversor proveniente de fondos de Inversión voraces, así como de dineros que necesitaba ser blanqueado. De esta forma el sector de la construcción consolida un crecimiento y genera un incremento del empleo precario cercano al pleno empleo. El desorbitado crecimiento territorial de las ciudades y áreas metroplotanas se complementó con la incorporación de la inversión pública en infraestructuras, principalmente relacionadas con el transporte privado (autovías) y también de transporte público de alto coste ambiental y económico como el tren de Alta Velocidad (AVE). Mientras las grandes ciudades se extendían por sus alrededores, en su interior experimentaban grandes transformaciones urbanas. El vaciado de la producción industrial en el interior de las ciudades y su progresiva terciarización había dejado espacios urbanos que en muchos casos estaban degradados. Siguiendo la estela de las grandes inversiones en equipamientos que supusieron los juegos olímpicos para la Barcelona de 1992, se produjo una verdadera revolución en el interior de las grandes ciudades del Estado, que sería secundada en menor medida (la que les da su medida) por otras capitales del Estado. Las grandes ciudades se lanzaron a la inversión pública en grandes equipamientos que, de acuerdo al discurso neoliberal imperante, deberían provocar la regeneración automática de las zonas urbanas contiguas, y ser polvo de atención que transformaría la ciudad en un foco de atracción de inversiones. El modelo de ciudad creativa en base a las tesis de Richard Florida2 impregnó el discurso de las élites que no dudaron en en hacer servir su argumentario para favorecer la inversión privada sobre una ciudad y su territorio periférico bien lubricado por la fuerte inversión pública ejecutada graciads a un altísimo endeudamiento público. Con ese esquema de pensamiento se actuó en muchas ciudades en zonas degradadas y también en barrios consolidados pero con problemáticas derivadas del abandono que habían sufrido en etapas precedentes y en desigualdad creciente, pero bien situados geográficamente. Las dotaciones culturales más o menos sobredimensionadas fueron un recurso frecuente que efectivamente tenía como consecuencia la mejora de barrios enteros, esto sin embargo, a costa de la sustitución de su población. Se trataba de procesos de gentrificación planificada que dieron en prácticamente todas las grandes capitales del Estado. El hecho de supeditar la planificación urbana a la venta de la ciudad hizo que en muchos casos esta quedara en papel mojado y los proyectos se impusieran sin el pertinente debate ciudadano. Eso sí, el Estado Español se encontraba en una situación económica ficticia pero con unas altísimas tasas de crecimiento y con una situación social muy estable en lo referente a la conflictividad laboral. Por una parte el sector industrial continuaba en franco declive pero su mano de obra 2 És un dels teòrics més reconeguts sobre tendències globals, economia i prosperitat des del paradigma urbanista neoliberal. Autor de "The Rise of the Creative Class" (2002) "Cities and the Creative Class" (2005) i "Who's Your City?" (2008) Richard Florida ha identificat que la "classe creativa" a tot el món està composta per més de 150 milions de treballadors, professionals creatius en els camps de la ciència, les arts i el disseny, i que les ciutats globals han de fer esforços per atreure aquest col·lectiu per ser prósperes. sobrante era rápidamente absorbida por el sector de la construcción que, no teniendo bastante, absorberá mano de obra rural i también extranjera, ambas por lo general poco cualificadas. En lo referente al País Valenciano, también en la década de los 90 comienza a experimentarse una revitalización económica fruto de las políticas de estimulación del sector de la construcción. Una política que había sido propuesta por el PSOE que era quien gobernava en la Generalitat cuando se aprueba la LRAU3, una legislación urbanística que decisiva para el desarrollo explosivo del sector de la construcción. También en 1991 el gobierno de Joan Lerma encarga a Santiago Calatrava el proyecto de construcción de la Ciutat de la Ciència, que posteriormente el gobierno popular modificará y rebautizará como Ciutat de les Arts i les Ciències. La actuación se justificó como un componente necesario de la nueva estrategia de desarrollo económico y urbano, cuyo impacto no se circunscribiría a los terrenos afectados, sino al conjunto de la ciudad (Alcalà-Santaella et al. 2011:227). 1991 supone la pérdida del Ayuntamiento de Valencia por parte del PSOE, que en 1995 también perderá el gobierno de la Generalitat, consolidándose así la pérdida de la hegemonía que mantenía hasta entonces. El PP no abandonará, sino que reproducirá aumentadamente las políticas basadas en la especulación urbanística, la construcción, el sector servicios y en especial el turismo, con fuertes inversiones en grandes proyectos urbanos y grandes eventos culturales o deportivos. Valencia fue el paradigma del modelo que se impondría a partir de la década de los 90 (Díaz Orueta et al. 2013), con el desarrollo de dos lineas estratégicas de desarrollo: las grandes actuaciones urbanas (Ciutat de les Arts i les Ciències, Pla València Litoral, PAI4 del Grau, ampliación del Port de València, Palau de Congressos, Marina Juan Carlos I, Parc Central, prolongación de la Avenida de Blasco Ibáñez por el Cabanyal...) y, por otro lado, la celebración de Megaeventos (Gran Premio de Formula I, America's Cup, Global Champions Tour de hípica o el Encuentro de las Familias con el Papa). Los impactos sobre la ciudad y sobre su entorno son muchos y variados durante esta época, en la que, por otra parte, la economía parece estar saneada y el trabajo, a pesar de las condiciones cada vez más precarias, abunda. La acción colectiva En cuanto a la acción colectiva, a nivel estatal, durante los años 90 comienzan a desarrollarse nuevas relaciones entre asociaciones de diverso índole, tanto existentes como de nueva creación, y se desarrollan plataformas unitarias en muchas ciudades. En este resurgimiento de los movimientos tendrán un papel importante las nuevas tecnologías de comunicación o el abaratamiento de otros de 3 4 Llei Reguladora de l'Activitat Urbanística, publicada el dia 29 de novembre de 1994. Pla d'Acció Integrada. carácter clásico. Así, elementos como las radios libres y comunitarias y, a finales de la década, el correo electrónico, posibilitarán la coordinación de actividades, la edición de revistas y material diverso. Precisamente, la popularización de Internet y del correo electrónico a la que nos hemos referido posibilitará la emergencia de nuevas movilizaciones globales a las que la acción colectiva que se organiza en el Estado no será ajena. La irrupción en el panorama estatal de movimientos con vocación global, fue acompañada por otros de muy diverso carácter, convirtiéndose estos en unos años de alto desarrollo de la acción colectiva. Movimientos por los derechos humanos, comprometidos con la defensa del medio ambiente, que trabajaban para modelos de desarrollo alternativos, movilizados contra la guerra o altermundialistas, hallaban en el exterior sus referentes gracias a la progresión de los medios de comunicación y a las nuevas tecnologías basadas en Internet. Algunos de estos movimientos fueron las plataformas por el 0,7% (1993 y 1994) o el movimiento anti Maastricht. Gran parte de las movilizaciones que se produjeron en este periodo implicaban a decenas de organizaciones agrupadas en forma de plataformas de tal suerte que de la atomización propia de los años 80, se va construyendo un ideario común en torno a cuestiones básicas que podríamos resumir en las siguientes: – Intencionalidad transformadora de las organizaciones de acuerdo a principios coma la solidaridad, la igualdad y la justicia social. – Independencia formal de cualquier organización política, económica o religiosa. – Apuesta por la democracia participativa como objetivo de la acción como en su propio funcionamiento interno. – Encuadradas en el ámbito de la economía social contraria a la acumulación especulativa del capital.5 Como afirma Alberich (2007b:82), se produce una reideologización apartidista basada en el conjunto de propuestas comunes que acabamos de mencionar. Algunos autores (Pradel, Duarte, y Carbó 2004) afirman que se puede observar un nuevo ciclo de movilizaciones que iría de 2002 a 2004 y que estaría relacionado con factores de cambio económico y formas más autoritarias de gobierno ejercidas por la derecha en el poder. Los inicios de la década de 2000 se comenzó a manifestar un cierto parón en el nivel de crecimiento que el país había experimentado en la década precedente. Por su parte, el gobierno del Partido Popular, en mayoría absoluta desde 2000, había prescindido de las alianzas que había tejido la legislatura anterior y había pasado a gobernar de manera unilateral poniendo en marcha reformas en el ámbito 5 Adaptat del Document de presentació de la Xarxa CIMS en 1993, citat en (Alberich 2007a:82) . universitario, la planificación hidrológica y también en la protección por desempleo que habían generado mucho malestar en amplios sectores de la población. A ello se sumó, por un lado la evidente incapacidad demostrada para hacer frente a catástrofes como la del Prestige y, por otro, la falta de una oposición real a nivel político. Al margen del clima de protesta, la gestión de la misma por parte del gobierno del Estado no hizo más que reavivarla, puesto que en vez de intentar desactivarla trató de criminalizar a los colectivos y deslegitimar la oposición, creando un clima político muy propicio para el crecimiento del tono de la protesta (Pradel et al. 2004). En el País Valenciano y en especial a su capital, los movimientos sociales experimentan la misma transformación que ocurre a nivel del Estado, en términos generales. Las movilizaciones contra la guerra de Irak de 2003, por ejemplo, alcanzan un amplio seguimiento. Esta es considerada como la primera movilización organizada a nivel mundial y Valencia no permaneció ajena. En el caso de las movilizaciones en torno a la política hidrológica con la aprobación del Plan Hidrológico Nacional fueron por zonas: mientras en el norte del País hubo una cierta movilización en contra de éste, en la capital se produjeron movilizaciones populares dirigidas por el gobierno autonómico y por el propio Partido Popular a favor del trasvase. De hecho, el gobierno hizo bandera populista, con la colaboración de los medios afines, de este tema. También se producen encuentros de carácter mundial como el de Foro Mundial por la Reforma Agraria que se celebró en Valencia en 2004 y reunió a representantes mundiales para una agricultura alternativa. Gran parte de la movilización de este periodo se produce en clave global gracias a diferentes factores que habían contribuido a la profundización de los vínculos globales entre las organizaciones y también entre la ciudadanía. De hecho, en el discurso oficial, Valencia era una ciudad que aspiraba a ser global, a situarse en el mapa. Sin duda, paradógicamente, las movilizaciones a las que nos hemos referido respondieron a una escala identitaria global basada en marcos de interpretación compartidos por todo el mundo. Y eran bastante menos costosas para las arcas públicas. El 11 de marzo de 2004 se producen en Madrid los atentados más sanguinarios de la historia reciente en Europa. Los días posteriores, a pocas horas de que se celebraran elecciones generales, el Gobierno sostuvo que la autoría de la matanza había sido la organización terrorista vasca, ETA. Algunos pocos medios extranjeros y ciudadanos pusieron en duda desde un primer momento la versión oficial del gobierno al que acusaban de ocultar la realidad por miedo a las consecuencias electorales que podía suponer asumir que los atentados eran una respuesta del extremismo islámico a la intervención de España en la guerra de Irak. La movilización espontánea fue instantánea y masiva en muchas ciudades del Estado, y en Valencia fue especialmente clamorosa. La extensión del uso y tenencia de los teléfonos móviles en aquellos años era ya prácticamente absoluta y los mensajes cortos (SMS) se extendieron muy rápidamente llamando a la movilización a la ciudadanía que respondió no sólo movilizándose masivamente, sino haciendo un verdadero acto de desobediencia civil (Sampedro 2005b) masivo: la gran manifestación del día 13 de marzo, día de reflexión cuando están prohibidas las manifestaciones, como dejó claro el gobierno en reiteradas ocasiones. El día 14, las elecciones generales resultaron con un cambio de gobierno. En cualquier caso Internet ya estaba plenamente implantado y también la telefonía móvil. El interés por la autoría de los atentados primero, y luego la indignación que cundió entre la ciudadanía por la evidente manipulación informativa del Gobierno y de gran parte de los medios de información comerciales, hizo que se recurriera al SMS para movilizar y contagiar la indignación entre la ciudadanía, y a Internet como fuente fidedigna de una información que en un primer momento los grandes medios no dieron. En cualquier caso durante los 4 días que duró el estado de indignación por los propios atentados, de necesidad de información inmediata, de confusión sobre la autoría y de indignación, otra vez, por la evidente manipulación informativa que estaba realizando el Gobierno por motivos electorales, la telefonía móvil e Internet llegaron a colapsar en diferentes momentos (EDemocracia.com 2004). Más allá de estos movimientos que se compartían con el resto del Estado y que, en algún caso, además, pueden calificarse como estallidos multitudinarios (Xambó et al. 2012), el País Valenciano fraguaba una forma inédita de movilización que, en Valencia capital, se reprodujo de manera muy amplia y prolongada. A partir de 1995, aparece la fórmula de los Salvem, con Salvem el Botànic como el movimiento más estudiado (Adell 2000; Albert Rodrigo y Hernàndez i Martí 2011; Ginés 2010; González Collantes 2005; Miralles 2001; Rausell y Martínez Tormo 2005; Santamarina 2008; Sorribes 2001; Torres 2004; Xambó et al. 2012) y vinculado a la etapa más agresiva del desarrollismo neoliberal puesto en práctica por el gobierno conservador (Díaz Orueta 2010) que acede al poder ese mismo año. El movimiento ha sido observado desde diversos enfoques de tal forma que, aunque de manera relativamente superficial y descriptiva, contamos con una radiografía bastante completa de la su composición social, la fórmula organizativa, el repertorio discursivo y de acción, las redes que utilizan y también las estrategias comunicativas utilizadas para hacer visibles sus mensajes. Sin embargo, se echan en falta estudios más profundos que conecten estos “nuevos movimientos” sociales con los “viejos” movimientos y con otras fórmulas de acción política de carácter más institucional y también los aspectos relativos a las motivaciones de sus miembros para la acción. Pereciera que tratar la intencionalidad política institucional de las acciones de los Salvem fuera anatema en el análisis de ellos en cuanto que su presencia estratégica pudiera ser un elemento deslegitimador. Desde nuestro ponto de vista no sólo no es así sino que teóricamente encontramos soporte a esta interpretación. Para ello se debe profundizar en la interpretación de este tipo de movilización en el contexto de la acción política organizada de acuerdo a perspectivas como la movilización de recursos, la estructura de oportunidades políticas y los nuevos movimientos sociales. Se necesita mucha más empiria todavía para entender qué ha hecho del País Valenciano un escenario tan singular para el desarrollo de esta fórmula de acción política con un éxito tan notable. Entendemos en este sentido que el éxito no solo puede evaluarse con el seguimiento y la influencia de las acciones y reivindicaciones, sino también con los resultados electorales obtenidos en las elecciones autonómicas de 2015, que han supuesto un cambio en el gobierno. En el ámbito temporal y temático de este trabajo todavía quedaría una cuestión fundamental por analizar: ¿el cambio en el gobierno autonómico puede ser considerado como un éxito de la movilización social de los años precedentes por el simple hecho de producirse (y expulsar a los gobernantes contra cuyas políticas se producían formalmente las movilizaciones)? ¿O se trataría más bien de las nuevas políticas en el hipotético caso de que realmente se estén llevando a cabo? En otras palabras, está pendiente el estudio de la correspondencia entre reivindicaciones y políticas, una vez, como creemos, e intentaremos demostrar en este artículo, se puede acreditar que el cambio de gobierno sí tiene mucho que ver con la ola de reivindicaciones que aconteció durante las dos décadas precedentes. Un década de indiscutible protagonismo de los Salvem Los Salvem tuvieron un protagonismo indiscutible hasta, aproximadamente, el año 2007 en el que la mayor de las 4 manifestaciones unitarias que se hicieron recorría las calles de Valencia con gente venida de todo el País Valenciano bajo el lema 'Compromiso por el Territorio'. Esta manifestación fue previa a las elecciones autonómicas que supusieron un incremento de la hegemonía política de la derecha en el gobierno y por lo tanto un aval a sus políticas con un crecimiento de diputados del PP en las Cortes, correspondiente a un incremento de más de un 5% de votos. Fue un desencanto anímico para los simpatizantes y militantes de los Salvem que, junto a algunas dramáticas derrotas locales, contrajeron su actividad. Pero, lejos de desactivarse, una parte de los componentes (colectivos e individuales) de los Salvem comenzaron a cambiar de estrategia de acción. La crisis que se estaba incubando ya en 2007 y que estalló en 2008 paralizó la expansión urbana y también las amenazas al patrimonio. No debemos olvidar que la fórmula de acción política de los Salvem no era nueva ya que el País Valenciano existía cierta tradición al respecto de esta fórmula de movilización. De hecho es el escenario de las primeras reivindicaciones ambientalistas del Estado (González Collantes 2005; Mateu y Domínguez 2011) cuando en los años 70 dos reivindicaciones, una de ellas en defensa de la dehesa del Saler y otra en torno al uso del antiguo lecho del río Turia pusieron en práctica fórmulas de acción muy semblantes a las que caracterizan a los Salvem. Estas pueden caracterizarse como: 1. Una conjunción de grupos organizados e individuos entre los cuales destacan profesionales bien preparados (Sorribes 2001). 2. Con objetivos muy concretos y relacionados con la defensa del patrimonio cultural o natural (Albert Rodrigo y Hernàndez i Martí 2011). 3. Cuyas fórmulas de lucha se centran en la promoción de una opinión pública favorable a través de los medios de comunicación (González Collantes 2005). De hecho, la cobertura mediática que sus movilizaciones generan, y que generaron ya sus antecedentes en los años 70, es, en parte, la explicación de sus éxitos. Esta presencia mediática, sin embargo, se mantenía en base a acciones dramatizadas que perseguían el objetivo de despertar la sensibilidad de las bases potenciales. Si bien las primeras acciones de los Salvem iniciales obtuvieron respuesta mediática, la multiplicación de las acciones que se produjo por la progresión de los Salvem que se iban generando a medida que se iba extendiendo la mancha urbana, supuso una menor cobertura de las acciones y una mayor capacidad criminalizadora por parte de la prensa conservadora que tenía más «oferta» informativa entre la que elegir los aspectos más negativos, que siempre se pueden producir en cualquier movilización. De alguna forma se ponía de relieve un cierto desajuste entre la capacidad movilizadora y el elevado dinamismo de la sociedad civil valenciana y la poca repercusión mediática y social de sus planteamientos. De rebote además, en estos movimientos destacados se evidencia otra de las características de los movimientos sociales valencianos, su clara identificación con el Catalán como lengua vehicular y también reivindicada. El Catalán en Valencia es una lengua minorizada con la que la mayor parte de movimientos sociales se identifica, pero también "es simbólicamente y instrumentalmente la clave de intervención social más lógica y eficaz para hacerse un espacio comunicativo dentro del espacio contemporáneo" (Dolç y Gómez 1998). En este contexto nace el periódico L'Avanç, Informació Lliure. Un proyecto comunicativo al que nos hemos referido en páginas precedentes y que se fundamentaba en la intención de cubrir las informaciones que generaba esta nueva dinámica de movilizaciones haciendo uso del valenciano. Sin duda la apuesta era grande sobre todo teniendo en cuenta que se trataba de un medio en papel que no contaba con financiación externa. Su primera sede estuvo en un centro social ya desaparecido en el barrio valenciano de Ruzafa y no contó con trabajadores asalariados ni con sede propia hasta su sexto año de vida. Las ventas se estabilizaron en números rojos y el proyecto cerró a finales de 2008. El proyecto afloró y decayó con pocos años de retraso respecto el ciclo de protesta que hubo en el área metropolitana con los movimientos llamados "Salvem" - Ruzafa, la Huerta, Campanar, Benimaclet, el Botánico, la Punta, Cabanyal-Canyamelar ...-. El primero de ellos, Salvem el Botànic, nació en 1995 (Albert 2005) mientras que las primeras reuniones del núcleo fundacional del periódico se produjeron en 1998. El último movimiento con empuje fue Salvemos la Huerta, presente aunque sin la repercusión que tuvo en sus inicios hasta la victoria de la izquierda momento en el que la huerta ha cobrado protagonismo y la entidad se ha convertido en un referente del gobierno actual. Por su parte Salvem el Botànic relajó su trabajo y presencia social reduciendo sus actividades a la respuesta jurídica y a la convocatoria de pequeñas concentraciones. En la actualidad el jardín botánico de Valencia no corre peligro peligro, la cual cosa es un indudable logro conseguido gracias en gran parte a la presión social que forzó al gobierno popular a replantear el proyecto. Salvem El Cabanyal-Canyamelar, una de las plataformas más activas e irreductibles, reavivó su actividad durante el gobierno progresista en el Estado que planteó conflicto a la Generalitat y al Ayuntamiento, protegiendo la trama histórica del barrio. Con todo, se puede afirmar que en 20036 estos movimientos inician el ciclo de decaimiento después de la derrota de las movilizaciones en defensa de la Punta hasta que en 2007, con la nueva victoria de PP en las elecciones autonómicas, el desánimo terminó con buena parte de estas organizaciones, exceptuando los casos mencionados y por los motivos expuestos. Para acabar de entender el periodo en lo que a la movilización social se refiere no se puede obviar el componente nacionalista político y especialmente el de carácter cultural. En este plano, a partir del año 1995 la organización cultural Acció Cultural del País Valencià, tradicional convocante de la mayor parte de los actos de reivindicación social de la cultura y la lengua catalana en Valencia, inicia un nuevo proyecto que da cuenta de su potencia y envergadura. Impulsa una plataforma conocida como Bloc de Progrés Jaume I (Català i Oltra 2012) que recibió numerosísimas adhesiones por parte de la sociedad civil y fue capaz de crear una red de núcleos a los largo y ancho del País Valenciano. La repercusión de la crisis en las reivindicaciones y en las formas de movilización El desarrollo de la crisis económica que se haría plenamente manifiesta en 2008, provocó la paralización prácticamente total de la actividad urbanística. Con la crisis del modelo de crecimiento basado en el sector de la construcción, también entró en crisis el modelo de venta de la ciudad, que se demostró como equivocado ya que había estado absorbiendo inversión pública sin límite, de acuerdo con el planteamiento ideológico de que las fuertes tasas de crecimiento de la economía serían capaces de proveer de fondos las arcas públicas para financiar estas inversiones. Al paralizarse el crecimiento y con él los ingresos crecientes, la deuda pública se disparó, y las 6 Val a dir que el 2003 s’enderroca la darrera casa de la Punta però en 2001 la Iniciativa Legislativa Popular per la protecció de l’Horta, convocada per l’entitat Per un Cinturó d’Horta, aconsegueix 117.000 (120.000 segons altres fonts) signatures de les 50.000 necessàries per accedir a les Corts (Gómez Ferri 2008). La Mesa de les Corts, però, no la va considerar i això representa també un sotrac al moviment ciutadà. políticas de contención del déficit se priorizaron de acuerdo a un modelo ultraliberal basado en la profundización del desmantelamiento de lo quedaba del Estado de Bienestar. Este nuevo panorama provocó que la continua aparición de núcleos de conflicto en todo el territorio que había caracterizado el período anterior desapareciera. En primer lugar porque la paralización de proyecto urbanísticos tanto en ejecución como en proyecto, y la inexistencia de proyectos nuevos, ponía en salvaguarda los elementos naturales y de patrimonio cultural que eran susceptible de sucumbir al crecimiento urbano. Por otra parte, como ya hemos dicho, el movimiento en defensa del territorio había sufrido un bache en las elecciones de 2007 en las que muchas personas habían depositado grandes esperanzas de cambio. La desmoralización y la desmovilización era patente, porque también la mayor parte de las batallas se habían perdido. Tan sólo quedarían tres organizaciones relativamente estables: Salvem el Cabanyal, Salvem el Botànic y Per l'Horta. Una parte del capital humano que había formado parte de los Salvem se reorganizó en torno nuevas plataformas de barrio en las que se trabaja desde una perspectiva menos reivindicativa o reactiva: la crisis del Estado y la continuidad en el gobierno autonómico de un partido con actitudes de sobrada acreditación autoritaria, parecían no hacer esperable la utilidad de la reivindicación. Estas plataformas adquirirán formas de trabajo autónomas, al margen del Estado, y se dedicarán a resolver problemas reales de las personas del barrio. Así, en Valencia, nos encontramos con plataformas de parados, afectados por las hipotecas, o aquellas que hemos cualificado en trabajos anteriores como «Vivas» (Xambó y Ginés 2012): con el ejemplo paradigmático de Benimaclet Viu. Un tercer factor actuaría desplazando el protagonismo de los movimientos de defensa del territorio hacia planteamientos más relacionados con los derechos sociales que se estaban viendo muy deteriorados por las políticas de contención del déficit que actuaban sobre todo contra el gasto público en sanidad, educación y servicios sociales. Durante cierto tiempo la movilización social se estuvo incubando en las redes sociales que comenzaban a adquirir un gran protagonismo con la penetración de los móviles con conexión a Internet. Internet profundizaba su papel y empezaba a generar organizaciones propias más allá de aquellas de carácter contrainformativo como Indymedia. Es el caso de Anonymous (Negri 2011). En la calle aparecieron nuevas organizaciones centradas en la problemática social que se generaba a raíz de la manifestación de la crisis en el empleo y los problemas de vivienda que se derivaban del desempleo: La Plataforma de Afectados por la Hipoteca en Barcelona y V de Vivienda en Madrid. El 15 de mayo de 2011 la organización Democracia Real Ya convocó una marcha por Madrid y también por otras ciudades del Estado, como Valencia, para reclamar un cambio de actitud en el gobierno. Algunos de los manifestantes decidieron quedarse en la Puerta del Sol y en otras plazas dotadas de un especial simbolismo. La masiva atención mediática que recibieron, y el propio uso de redes sociales, especialmente Twitter, convirtieron las llamadas «acampadas» en fenómenos masivos de protesta colectiva absolutamente espontánea, horizontal y sin consignas unitarias. En estos estallidos multitudinarios, los llamados “indignados” (Hessel 2011) por los medios de comunicación (Negri 2011) eran multitud con lemas diversos que inventaban continuamente los propios manifestantes, un grupo absolutamente heterogéneo que hacía inviables las consignas y pancartas centrales, organizaciones destacadas, lemas generales ni líderes. En cuanto a los medios de comunicación, en Valencia no se contaba en esos momentos con medios alternativos que pudieran dar cobertura completa a las movilizaciones, más allá del papel como narrador de Radio Klara, que, aunque con una reacción un poco demorada, realizó coberturas en directo de las acampadas asumiendo así un cierto papel. Indudablemente los medios de comunicación de las acampadas eran las propias redes sociales y el resto de medios, tanto de carácter convencional como alternativo, quedaron supeditados a la primacía de la red de Internet. Todo ello, con el destacado del papel que tuvieron los medios de comunicación convencionales, que atendieron de manera muy detallada y amplia las movilizaciones. En cierta forma se puede intuir, y alguno de los entrevistados lo destacará como podremos ver en el análisis de las entrevistas posterior, que mientras los medios identificados con la izquierda podían mostrar ciertas simpatías con un movimiento sin proclamas determinadas, los medios masivos de la derecha podrían estar buscando un cierto desgaste al gobierno del socialista Zapatero. En las elecciones de noviembre del mismo año el PSOE, efectivamente, perderá las elecciones. En 2015 el País Valenciano experimentó un cambio político de gobierno con el acuerdo de tres formaciones de izquierdas en cuyas candidaturas se presentaba un buen número de militantes de movimientos sociales muy activos, sobretodo, en los Salvem. Las identidades comunicativas Aceptando que hay ciertas diferencias y semejanzas entre los diversos tipos de Movimientos Sociales, tal y como afirma Boaventura de Sousa Santos (2001) tendremos necesariamente que asumir que los movimientos que se están dando en la primera parte de la década de 2000 y finales de la anterior, contienen planteamientos identificables con los viejos movimientos sociales. Son subjetivistas, sí, pero reivindican el derecho a la ciudadanía plena tanto de inmigrantes como de las que tienen estatuto de ciudadano en tanto que éste se considera meramente formal y mantienen y defienden posiciones más o menos "autonomistas" que se derivan de su defensa de la cultura propia. Son asamblearias, pero mantienen ciertas estructuras organizativas con división de tareas y especialización funcional. Son generadas como respuesta a situaciones concretas, pero los sus miembros normalmente forman parte de otros colectivos, sindicatos, partidos o de otros nuevos movimientos, que plantean alternativas generales al sistema imperante. Son independientes pero participan de ciertas estrategias electorales de partidos afines y no esconden ser un mecanismo de presión al gobierno y a los partidos. En suma las nuevas estrategias que emprenden los movimientos sociales responden a los cambios en el sistema productivo que se ha vuelto disperso, no ligado a la fábrica y que fomenta la movilidad y la flexibilidad (Sampedro 2005b:290). Las estrategias de resistencia social siguen el mismo patrón y los calificados como viejos movimientos sociales ligados al partido y al sindicato pierden filiaciones. Sin embargo, si consideramos los movimientos sociales valencianos no podemos estar de acuerdo con algunos de los planteamientos del propio Sampedro, pero tampoco con los de Ingleheart. De ninguno de estos movimientos se podría decir que se "centra en exigir un mayor control del individuo sobre su trabajo e identidad, en tejer círculos afectivos y garantizar las máximas posibilidades de desarrollo profesional y personal" ni que en general "Ya no se reivindican los derechos colectivos de las clases populares (...) " (Sampedro 2005b:291). Ingleheart teoriza la afirmación de Sampedro con anterioridad afirmando que las nuevas reivindicaciones responden a la superación de las necesidades sociales relacionadas con el trabajo y los derechos sociales, acogiendo reivindicaciones de tipo "posmateriales". En nuestro caso más bien parece que los Salvem son manifestaciones adaptadas al contexto de oportunidades mediáticas, de a cuerdoa a los recursos comunicativos disponibles, en torno a identidades comunicativas de amplio espectro ideológico, pero con objetivos equivalentes a los de las formaciones políticas de la izquierda. Todo ello en un contexto de oportunidades políticas muy cerradas, de recursos muy limitados i de identidades ideológicas muy debilitadas. En otras palabras, los Salvem han sido formas de la acción política por vías no institucionales. Adell, Ramón. 2000. «Movimientos sociales en los años noventa: volumen, actores y temas de la movilización». Pp. 27-54 en Una mirada sobre la red. Anuario de movimientos sociales, editado por E. Grau y P. Ibarra. Barcelona: Icaria. Alberich, Tomás. 2007a. «Asociaciones y Movimientos Sociales en España: Cuatro Décadas de Cambios». Revista de estudios de juventud (76):71-89. Alberich, Tomás. 2007b. «Contradicciones y evolución de movimientos sociales en España». Documentación social (145):183-210. Albert Rodrigo, Maria y Gil-Manuel Hernàndez i Martí. 2011. «La identidad en lucha. Iniciativas civiles culturales ante el conflicto identitario valenciano.» Papeles del CEIC 66(66):1-41. 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