YouTube Trends Dashboard como herramienta de investigación socio-digital (borrador, no citar) “If it is accepted that `life is digital' (as the advertisement quoted at the beginning of this chapter put it so succinctly), I would argue that sociology needs to make the study of digital technologies central to its very remit. All of the topics that sociologists now research and teach about are inevitably connected to digital technologies, whether they focus on the sociology of the family, science, health and medicine, knowledge, culture, the economy, employment, education, work, gender, risk, ageing or race and ethnicity. To study digital society is to focus on many aspects that have long been central preoccupations of sociologists: selfhood, identity, embodiment, power relations and social inequalities, social networks, social structures, social institutions and social theory.” Deborah Lupton Digital Sociology Irina Rodríguez Pablo Navarro Universitat de València 1. Introducción Desde las 100.000 computadoras en línea registradas en el año 1989, conectadas para un uso puramente científico-técnico, hemos pasado a los más de 3.000 millones de usuarios1 que en la actualidad tiene la Red, un cifra que supone un 46,1% de la población mundial. La vastedad, profundidad y capilarización del fenómeno nos enfrenta a la certeza de que estamos ante una nueva realidad social global: “new digital technologies have had a profound influence on everyday life, social relations, government, commerce, the economy and the production and dissemination of knowledge.” (Lupton, D., 2015). No es la primera vez que transformaciones tecnológicas de gran alcance modifican tanto la estructura de las sociedades como la conciencia misma del ser humano (su propia autopercepción y praxis social). El descubrimiento de la escritura supuso para el ser humano mucho más que hallar una nueva dimensión comunicativa, más poderosa que las 1Definiendo en este caso usuario de internet como individuo que puede acceder a la Red, por la vía del dispositivo móvil o de la computadora, dentro de la casa donde el individuo vive. 1 anteriores. Tal hallazgo conllevó consigo un profundo cambio en la estructura social y en las propias capacidades cognitivas del ser humano: la escritura permite en cierto modo cristalizar el pensamiento y convertir cada argumento en una cadena estable de conceptos. Esto permite emplear el utillaje de la lógica –entendida como ciencia de la inferencia-- , para diseccionar la consistencia de tales argumento, lo que permite efectuar contrastaciones y refutaciones sistemáticas. La utilización habitual de las reglas de la lógica como criterio fundamental de validez de cualquier discurso cambió los patrones cognitivos del pensamiento humano y, por consiguiente, transformó tanto la percepción que el ser humano tiene de sí mismo como la percepción que tiene de los otros, así como buena parte de sus capacidades, aptitudes y actitudes psico-sociales. Ha habido otros grandes descubrimientos en la historia de la humanidad que han tenía un impacto socio-cognitivo casi tan grande como el de la escritura: fue el caso de la invención de la imprenta por Johann Gutenberg en 1439. Con el advenimiento de la imprenta, el pensamiento humano podía ser escrito, pero sobre todo podía difundido en masa, lo que supuso la conversión efectiva de grandes masas humanas al estilo de pensamiento escritural, alcanzando con ello una nueva percepción y actitud ante el mundo, que se tradujo en acción transformadora de este. En nuestros día, un nuevo artefacto nos brida la capacidad de producir transformaciones socio estructurales y cognitivas de no menor calado, al emerger en torno a ese artefacto un nuevo entorno de interacción social. 2. Mundo “pre-digital” vs Mundo “digital” Conviene subrayar, antes de pasar al análisis de la gigantesca transformación sociodigital a la que estamos asistiendo, que tal transformación no es puramente tecnológica: “el agente de cambio no es la tecnología en sí misma, sino los significados y usos que hacemos con ella” (Grint, K. Y Woolgar, S. 1997). ¿De qué va esa transformación a la vez tecnológica y social, objetiva y de la propia subjetivad de los actores involucrados, a la que damos el nombre de “revolución sociodigital”? Si la creación del “mundo real” llevó siete días, la del mundo socio-digital está tardando algo más, aunque avanza a un ritmo frenético. Se trata de un mundo que cada vez puede 2 entenderse menos en contraposición a ese “mundo real” que todavía damos por sentado. Entre el “mundo real” y el “mundo digital”, en efecto, se está dando una imbricación creciente, hasta el punto de que la dualidad conceptual “mundo real”/”mundo digital” resulta más y más confusa, cuando no desorientadora. Esta distinción, todavía habitual, parece cada vez menos oportuna, en la medida en que lo que se entiende por “mundo real” se entrevera de forma crecientemente minuciosa y causalmente recíproca, de manera que lo digital causa efectos reales tanto como lo real origina representaciones y efectos digitales. Por ello abandonaremos la distinción indicada, y a partir de ahora nos referiremos, por un lado, al “mundo pre-digital”, que es aquella realidad que existe con independencia de cualquier representación y/o procesamiento digital, y, por otro, al “mundo digital” que sería aquel que existe en algún formato digital y/o como consecuencia de algún procesamiento digital –efectuado, se entiende, por la máquina de von Neumann (el ordenador digital moderno)--. La revolución sociodigital a la que estamos asistiendo resulta de una peculiar forma de “confluencia socio-tecnológica”. Presupone nuevas tecnología extraordinariamente potentes, es cierto, perro tales tecnologías apenas tendrían sentido, ni se habrían desarrollado en la dirección en que lo han hecho, sin el impulso multiforme y omnívoro de su uso social. Se da pues, en este punto, una relación compleja de causación recíproca: la tecnología resulta impulsada y guiada en su desarrollo por demandas sociales que la asimilan en formas imprevistas; y esta asimilación, a su vez, engendra demandas tecnológicas que serán respondidas, de manera igualmente imprevisible, por el dominio tecnológico.. Conviene pues concebir lo digital no solo como un conjunto de artilugios, ni como un mero medio/modo de información y comunicación. Lo digital es un sistema –o, más bien, un complejo ecosistema—social en expansión, dentro del cual nos comunicamos, pero en el cual también actuamos, nos reconocemos y habitamos. Es el objeto fundante, pero también es el mega-sujeto colectivo (y colaborativo) de la nueva sociedad global. Los internautas que forman la sociedad digital –constitutiva del mencionado mega-sujeto—coinciden cada vez más con, desde un punto de vista extensional—con los sujetos de la “sociedad real” (o “pre-digital”. Aunque intencionalmente cada sujeto digital pueda diferir considerablemente de su correlato “real/pre-digital”. Se abre pues la posibilidad de convertir esta relación entre la “subjetividad predigital” y la “subjetividad digital” en un tema mayor de la reflexión sociológica, que abordaría cuestiones como las siguientes: ¿la existencia de este mundo sociodigital, acaso no está 3 desarrollando en los individuos una peculiar identidad digital, un yo digital? ¿En qué difiere y en qué se parece esa “personalidad (social) digital de la personalidad (social) predigital que la ha precedido? Como dice de Deborah Lupton, “To study digital society is to focus on many aspects that have long been central preoccupations of sociologists: selfhood, identity, embodiment, power relations and social inequalities, social networks, social structures, social institutions and social theory.” Pero estas cuestiones deben será ahora analizadas en el entorno digital y mediante herramientas eurísiticas también digitales. Cabe aventurar la hipótesis de que la “subjetividad digital” está adquiriendo un peso y una influencia creciente sobre la “subjetividad predigital”. Y ello en casi todos los ámbitos de la vida social: desde la (auto- y hetero-) concepción del género a la gastronomía. 3. La “Sociología Digital” como respuesta a la demanda heurística del mundo digital Para investigar esta relación cambiante y compleja entre fenómenos predigitales y fenómenos digitales, debemos hacer uso de herramientas heurísticas específicas que tendrán, a su vez, un doble carácter, predigital (digamos, la Encuesta Mundial de Valores) y digital (como el ”Dashboard” de “GoogleTrends”).De la sinergia entre la estructura de conexiones, que usualmente llamamos internet, y los instrumentos de acceso a dicha estructura de conexiones y de producción de conexiones, el embrionario mundo digital mantendrá un crecimiento exponencial que dependerá directamente del aumento de internautas. Como sabemos, la continua evolución tecnológica, en unas décadas, ha producido una explosión de la funcionalidad y variedad de los instrumentos de conexión, desde el ordenador personal a los actuales Smartphones. Gracias a las capacidades y cualidades de estos instrumentos d conexión, los usuarios tienen la posibilidad de mantenerse conectados a la red las 24h al día, los 7 días de la semana. Ello posibilita que el internauta puede cubrir una gran cantidad de necesidades y apetencias (de información, de comunicación, de interacción social y de distintos tipos de acción), pudiendo por tanto desarrollar dentro del mundo digital una doble vida. Por consiguiente, lo que está teniendo lugar es un desdoblamiento y subsiguiente rearticulación de la sociedad en su conjunto. “(..) cabe pronosticar sin temor a equivocarse 4 que la entera realidad vinculada de algún modo al quehacer humano va a tener, antes de lo que podamos sospechar, su "doble" digital.” (Ariño, F., Navarro, P. 2015) Ambas sociedades (la predigital y la digital) se desarrollan en una relación reciproca de la cual deriva una frontera de tipo fractal (es decir, que la frontera entre lo digital y lo predigital se hace crecientemente intrincada, al representar una separación/conexión infinitamente minuciosa, elaborada y compleja generada por dos sistemas que en cierta forma se retroalimentan y reproducen al uno a través del otro. Cabe asumir, como hipótesis de trabajo, el postulado de que la sociedad digital, como el mundo digital en general, es en parte autónoma, productora de sus propios procesos, si bien debe nutrirse de las actividades predigitales de los usuarios que en definitiva mueven y dan vida a ese mundo digital (este mundo, a su vez, modifica el mundo predigital y por tanto el “entorno real” de los usuarios que interactúan con la esfera digital. Nos aventuramos a sugerir que, ante el formidable reto que para la investigación sociológica representa la emergencia de este universo digital, sería de lo más conveniente impulsar la creación de una nueva rama de la sociología que no solo investigue el comportamiento humano dentro del mundo digital, sino que también haga uso de los medios digitales, y de las herramientas socio-digitales existentes o en proceso de creación, para llevar a término dicha investigación. En la primera Conferencia de Digital Sociology celebrada en Nueva York en febrero de 2015 se definía la Sociología Digital como “a sub-discipline of the academic field of sociology. It focuses on understanding the use of digital media as part of everyday life and how these various technologies contribute to patterns of human behavior, social relationships and concepts of the self (…)” utilizando para dicha definición la entrada disponible en Wikipedia. A lo que podemos añadir las palabras de Debora Lupton, una de las académicas que más están impulsando el uso de la Sociología Digital como nuevo paradigma quien afirma que en este sentido, “the sub-discipline of digital sociology provides a means by which the impact, development and use of these technologies and their incorporation into social worlds, social institutions and concepts of selfhood and embodiment may be investigated, analysed and understood.” (2015) Los datos producidos en internet son claramente inabarcables a escala de procesamiento humano; por ello es necesaria la especialización de la sociología digital en nuevas técnicas de acopio y análisis de datos. Esas técnicas, básicamente, consisten en 5 procedimientos automatizados de exploración, recopilación, clasificación y análisis de los tipos de datos que Internet produce en grandes cantidades y que puedan resultar de interés teniendo en cuenta los propósitos de la investigación. Hay que subrayar que tales procedimientos tienen un carácter a su vez digital, con lo que son herramientas digitales las que deben encargarse del análisis de los datos producidos por el propio universo digital, esas herramientas son básicas para ayudarnos a construir un nuevo marco teórico. Podríamos definir los objetos socio digitales como “realidades que (...) sino genuinos artilugios de inducción, producción y procesamiento de actividad humana, y que toman cuerpo en un formato digital-computacional” (Ariño, F., Navarro, P. 2015). Por tanto, las herramientas socio-digitales serían instrumentos en formato digital-computacional que producirían, procesarían, entrelazarían y explotaría teóricamente considerables cantidades de determinados datos sociales producidos dentro de y en el curso de la actividad del mundo digital. El reto para la sociología digital es comenzar la incorporación y asimilación del uso de dichas herramientas a la rutina de la investigación social, pues dentro del mundo digital son estas únicas capaces de arrojar luz sobre ciertos reductos del Universo IP hasta ahora fuera del alcance de dicha investigación. 4. Las herramientas socio-digitales y su potencial en la investigación sociológica Si bien es cierto que las herramientas socio-digitales se han desarrollado (y continúan desarrollándose) con una finalidad determinada, aparentemente distante de la investigación sociológica (es el caso de Gmail, Linkedin, etc.), no es menos cierto que esas herramientas producen un flujo continuo de datos sociológicamente significativos. Los información que se desprende del uso que generan tales herramientas, digamos, de “primer nivel”, pueden someterse a un ulterior procesamiento por otras herramientas de nivel superior. Por ejemplo, los datos que produce el correo electrónico pueden ser tratados por un programa (elaborado, digamos, por la CIA o cualquier otra agencia similar) que alerte de ciertas expresiones sospechosas previamente señaladas por el programa. Este procedimiento de elaborar herramientas de nivel superior que procesen los datos de otras herramientas de nivel inferior es, probablemente, la técnica más general y característica de la “sociología digital”. Herramientas de este clase están siendo creadas a buen ritmo con propósitos concretos sobre todo muy vinculados al mundo del márketing. 6 Estas herramientas de investigación socio-digital tienen aparentemente un gran potencial por explotar, ya que pueden proporcionarnos acceso, ciertamente limitado (por la inaccesibilidad real, legal y moral de los datos de base) a datos sociológicamente interesantes, sobre todo cuando se ponen en conexión con otros datos aparentemente heterogéneos. El uso de estas herramientas puede restringirse en principio, a una determinada sociedad de nuestra elección, a un grupo social en concreto, etcétera. Y ese uso requiere un considerable esfuerzo, tanto teórico como epistemológico, además de propiamente técnico, para adaptar la sociología, y nuestro propio quehacer investigador, a la nueva sociedad digital. “Cada vez más, estudiar Internet va a ser estudiar la sociedad, y estudiar la sociedad solo va a ser posible investigando Internet.” (Ariño, F., Navarro, P. 2015) También es cierto, que a la par, la perspectiva sociológica, aplicada a este asunto, podrá mejorar dichas herramientas para incrementar su utilidad en la investigación sociodigital. El hecho es que lo digital, y todo lo que presupone (la nueva modernidad, el cambio de época que entraña, etc.), entran en una relación sinérgica. En esa relación se articulan ingentes procesos que se retroalimentan y que, en el caso de que no sufran una regresión siempre posible, pueden producir nuevo conocimiento sociológico en la medida en que sepamos aprovechar los instrumentos ya disponibles en la red para alcanzarlo. Para ejemplificar lo anteriormente señalado, fijaremos nuestra atención en el caso concreto de YouTube. Dicha plataforma cuenta con un total de 1.000 millones de usuarios en todo el mundo, que de acuerdo con el dato anteriormente señalado, suponen un tercio de los usuarios totales de internet. Tal y como señalan desde la plataforma, la población estadounidense que se encuentra dentro del las cohortes entre 18 y 34 años edad, prefiere ver YouTube antes que usar su tiempo de ocio viendo la TV. En el año 2014 las horas de visionado al mes de vídeos de YouTube sumaban un total de 300 millones, cifra que para este año 2016 se calcula que alcanzará los 1.000 millones de horas al mes. Solo con esta pincelada de datos podemos hacernos una idea del flujo continuo de información que moviliza YouTube. Lo positivo a este respecto es que el acceso al menos a alguna de esta información no es difícil. De hecho, la propia plataforma ofrece diferentes herramientas con este propósito, disponibles de forma gratuita. Una de esas herramientas es YouTube Trends Dashborad, ideada sin intención sociológica pero que nos ofrece una nada despreciable cantidad de información de resonancias sociológicas, de uso muy sencillo. 7 Dicha herramienta socio-digital ofrece datos específicos referentes al visionado de videos de YouTube, ya que computa los videos que están siendo tendencia, y los que son tendencia a nivel nacional o, más específicamente, dentro de EEUU en ciudades como Nueva York, San Diego, Los Ángeles o Albany (entre un total 78). Los videos contabilizados deben haber sido subidos a la plataforma en los últimos 28 días (después ya no se contabilizan). Aquí podemos apreciar que YouTube Trends Dashboard fue concebida como herramienta desde otra perspectiva no sociológica ya que desecha los videos que son “antiguos” por muchos millones de reproducciones que tengan, o por muy populares que sean en muchos países simultáneamente. Para poder realizar esto (la clasificación de los videos que están siendo los más populares y por ello ocuparan un lugar en la lista trends), YouTube emplea un algoritmo para la clasificación individualizada de los videos. Dicha operación se realizada de forma previa, teniendo en cuenta palabras clave del título del video y la descripción del mismo. A partir de esos datos se asigna los correspondientes y necesarios metadatos. Por otro lado, solo se computan los videos más vistos en las últimas 24h. De nuevo vemos que la norma la marca la inmediatez y la actualidad, ambos principios que marcan de manera inexorable la dinámica mundo digital. La información a la que tenemos acceso está desagregada por países, diferenciada por sexo y clasificada por rangos de edad. El usuario de dicha herramienta socio-digital puede seleccionar la obtención de información de un solo país, o la comparación entre tres países, de un total de 89 presentes en una lista predeterminada por la propia herramienta. En dicho listado desplegable, ordenado alfabéticamente, encontraremos en primer lugar la selección preestablecida de EEUU, y a continuación la de 78 ciudades importantes repartidas por todo el territorios estadounidense. A continuación, aparece la disposición del resto de países que siguen la misma ordenación, con algunas excepciones como Afganistán, Bahamas, Cuba o Ciudad del Vaticano. En la siguiente pestaña inferior encontramos una lista en la que se selecciona la edad de la muestra de la cual queremos obtener información. Las cohortes de edad son 13-17 y, sumando cuatro años hasta la cohorte, más de 65 años, existiendo la opción de seleccionar, “todas las edades”. La Red nos concede la posibilidad de observar el comportamiento agregado de los usuarios del país que elijamos. Tenemos por tanto a las acceso de tales reacciones, aunque de forma limitada y ciertamente sesgada, en relación con hechos ocurridos en el 8 mundo pre-digital pero recogidos gracias a YouTube. Si, como se indica anteriormente, la población estadounidense de entre 18 y 34 años de edad prefiere ver YouTube a la televisión, podemos colegir que en buena medida utilizan dicha plataforma para mantenerse informados. ¿Cómo reaccionan los internautas frente a un acontecimiento impactante y de gran repercusión social? ¿utilizan la red para informarse? Y sí es así, ¿qué es lo que ven? Nuevamente, la herramienta nos permite seleccionar entre dos opciones: podemos, o bien obtener información sobre qué videos son los más vistos por los usuarios de un país, (seleccionado con anterioridad), o bien obtener información acerca de cuales han sido los videos más compartidos en el país en seleccionado. Por “compartidos” nos referimos a aquellos videos, que el internauta ha decidido, después de verlos, publicar en sus redes sociales, (Facebook y/o Twitter). En relación con este punto, podemos apreciar la llamativa diferencia que existe entre los videos que los usuarios de YouTube ven de forma privada y los que comparten en sus redes sociales (Facebook y/o Twitter). Aparentemente aquí nos encontramos con una dicotomía entre el yo-privado, que consume cierto tipo de videos, y el yo público, que comparte otro tipo de videos. ¿Estaríamos hablando de un yo-público-digital y de un yoprivado-digital?¿Existe algún tipo de reparo que frene al sujeto-usuario a la hora de compartir cierta información con su red social digital? Y, si este fuera el caso, esos reparos, ¿se dan única o mayormente por posibles repercusiones en el mundo pre-digital, o también podría existir algún tipo de respuesta socio-digital de carácter punitivo frente al usuario? Debemos tener en cuenta que lo digital aproxima a los usuarios entre sí, por lo tanto, si aceptamos como cierta la suposición de que el usuario siente reparo frente a una posible respuesta socio-digital de carácter punitivo, no es de extrañar que existan variaciones de comportamiento entre el yo-publico-digital y el yo-privado-digital. Hemos de intentar imaginar la Red como centro nervioso que se ramifica a través de múltiples sistemas nerviosos que se extienden a su vez por millones de nodos interconectados. Desde cada uno de estos nodos, se generan nuevas conexiones y se pone en circulación más información notablemente lejana, desde un punto de vista espacio-tiempo físico. La cuestión estriba en que el mundo digital hace que colapsen las características del espacio tiempo-físico real: el espacio-tiempo digital tiene sus propias reglas al construir un 9 espacio-tiempo “colapsado” en el cual la distancia física prácticamente deja de existir y consiguientemente el tiempo se contrae hasta extremos igualmente puntuales. Una de las capacidades por explotar de la Red de redes, desde la perspectiva sociológica, sería ese visión colapsada que se asemejaría en cierta forma a la versión moderna de Panopticon (1780) ideado por Jeremy Bentham. De la misma forma que los dispositivos de conexión permiten al usuario ver dentro del mundo digital, mediante herramientas SD la investigación sociológica tiene acceso desde el mundo digital al espacio públicoprivado del usuario. Como ya hemos indicado con anterioridad (YouTube Trends Dashboard) las herramientas SD, serian ese ojo panóptico capaz de acceder a cierta información sociológica digital implícita en la Red. Por otro lado, se podría presuponer, como hipótesis, que los usuarios ven justamente aquellos videos que están interesados en ver: asumiremos que el sujeto se halla emplazado en un espacio lúdico-privado estrictamente individual. Cuando ese sujeto se abre a la sociedad digital de la que participa, debe hacerlo adoptando ciertas precauciones. A modo de conjetura, nos aventuramos a afirmar que el usuario solo comparte ciertos videos aceptables sin riesgo de respuestas punitivas de la aludida sociedad digital. Según cual sea esa sociedad digital asumida como trasfondo de su interacción por el internauta, así serán los videos que visione solo de forma privada y aquellos que comparta con tal sociedad. En este sentido YouTube Trends Dashboard, como lo pueden ser otras muchas herramientas SD, podría tal vez ser un instrumento complementario de grandes e incuestionables recursos sociológicos “pre-digitales” y ya clásicos, como lo es la World Values Survey. Como hemos tratado de apuntar, el valor intrínseco de las herramientas socio-digitales, más allá del procesamiento de información que posibilitan, procede del hecho de que permiten un cierto acceso al espacio privado del sujeto (al núcleo de su subjetividad). Como sabemos, en muchas sociedades el acceso hasta esa subjetividad de los individuos que son objeto de investigaciones sociológicas, es tremendamente difícil por restricciones culturales, sobre todo cuando se trata de ciertos temas tabú. Las herramientas SD, como es el caso de YouTube Trends, proporcionan una pequeña colaboración a la pesquisa sociológica, ofreciendo información, aunque sea de manera relativamente desestructura, sobre ese yo-privado-digital que también constituye un aspecto fundamental de la identidad global de un yo moderno cada vez más globalizado. 10 Como señalábamos anteriormente, tal vez si dichas herramientas se hubieran creado desde un inicio teniendo en cuenta las demandas de la investigación sociológica, y se hubiera trabajado en la dirección de conjugar información digital e información sociológica tal y como demanda el enfoque de la Sociología Digital, el resultado final habría sido mucho mas productivo desde un punto de vista sociológico. En este punto es necesario que aclaremos que al hablar de “usuario” lo hacemos de forma abstracta, ya que dichas herramientas no nos proporcionan información concreta de los sujetos que manejan YouTube sino solo ciertos datos socio-demográficos. Pero por otro lado, los datos que manejamos representan grandes agregados y en este aspecto YouTube Trends Dashboard ofrece interesantes posibilidades de explotación desde una perspectiva sociológica, mediante el cruce de información, entre tres “campos” que pueden rellenarse con los tipos de sujetos cuya elección la herramienta permite. Nuestro grado de libertad consiste en la variación que podemos introducir en las combinaciones de características de esos sujetos. Los sujetos en cuestión pueden estar representador por países/ciudades (un máximo de 3), pertenecientes a los listados anteriormente señalados, y a los que podremos atribuir unas cohortes de edad especificas, también podemos proceder a como diferenciarlos como hombre/mujer, agregando también esa información. Una vez hecha la selección, observamos cómo automáticamente se nos proporciona un listado compuesto por diez videos debajo de cada uno de las sujetos, además veremos la imagen (fija) inicial del video, su título, que aparecerá en el idioma original, el nombre del usuario que lo ha colgado, y las veces que ha sido visionado. Además, la herramienta también nos permite saber cuántos videos tienen compartidos entre si los sujetos, y cuantos son individuales. Esta opción ha proporcionado en algunos casos evidencias relativamente sorprendentes, al mostrar el alto grado de porcentaje de similitudes en el visionado que comparten los usuarios de determinados países cuando se establecen comparaciones posibilitadas por la lista que ofrece YouTube Trends Dashboard. La explicación a este comportamiento similar exigiría una investigación extensa y probablemente un ejercicio de triangulación con los datos del WVS. 11 5. Conclusión Uno de los propósitos de esta investigación, además de la presntación de una herramienta socio-digital como YouTube Trends Dashboard, que consideramos útil para la investigación social, es apostar en general por el estudio del Universo digital desde un punto de vista sociológico, incluyendo en ese estudio todas las dinámicas sociales que en ese Universo se producen. Como hemos señalado con anterioridad, estamos frente a un formidable reto que va a marcar el quehacer sociológico en el futuro previsible. El Universo IP sigue en continua expansión, por lo que necesitamos la ciencia, en este caso la ciencia social, para adentrarnos en él y producir conocimiento acerca de las innovaciones radicales que su existencia implica. Es evidente que no es posible aproximarse a esta nueva realidad sin el instrumental adecuado, que debe proporcionarnos el desarrollo de todo un abanico de herramientas digitales que solo ahora comienzan a estar disponibles. 6. Bibliografía Ariño Villarroya, A. (2008) El movimiento Open. Valencia, PUV. Castells, M., (2013) “Comunication Power” Oxford University Press, New York. Dans, E. (2010): Todo va a cambiar. Tecnología y evolución: adaptarse o desaparecer. Barcelona: Deusto. Díaz, R. (2009): “El vídeo en el ciberespacio: usos y lenguaje”, Comunicar: Revista científica iberoamericana de comunicación y educación, 33, Huelva, pp. 63–71. Dourish, P. And Bell G., (2011) “Divining a Digital Future” The MIT Press, 12 Lupton, D., (2015) “Digital Sociology” Routledge, Abingdon, UK. Orton-Johnson, K, and Prior, N., (2013) “Digital Sociology: Critical Perspectives” Palgrave Macmillan, New York. Navarro, P. Y Ariño Villarroya, A (2015) “La investigación social ante su segunda revolución digital” en Manuel García Ferrando y cía (coords) El análisis de la realidad social. Métodos y técnicas de investigación. Alianza. Madrid. (2015) pp 110-142 Navarro, P. (2002): «Información, comunicación, conocimiento y agencia en la era de la socialidad artificial», en J. M. García Blanco y P. Navarro (eds.), ¿Más allá de la modernidad? Las dimensiones de la información, la comunicación y sus nuevas tecnologías, Madrid, CIS, pp. 105-133. Navarro, P. (2016) “Los Nuevos Objetos-Mundo sociales (NOMS) como vectores de la globalización“, Revista Española de Sociología Vol. 25. (Enero 2016) Pérez de Silva, J. (2000): La televisión ha muerto. La nueva producción audiovisual en la era de Internet. La tercera revolución industrial. Barcelona: Gedisa. Pippa Norris. 2001 Digital Divide? Civic Engagement, Information Poverty and the Internet Worldwide. Cambridge: Cambridge University Press Renó, D. (2007): “YouTube, el mediador de la cultura popular en el ciberespacio”, en Revista Latina de Comunicación Social, 62, La Laguna (Tenerife), http://www.revistalatinacs.org/200717Denis_Reno.htm Ronald Inglehart and Pippa Norris. 2003. Rising Tide: Gender Equality & Cultural Change around the World. Coauthored with Ronald Inglehart. New York: Cambridge University Press. 13